Raymundo Mier - Devenir Música

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Cultura y semiosis.

Tpicos del Seminario, 10. Julio-diciembre 2003, pp. 99-123.

Devenir msica: la sonoridad y mcto musical, los diagramas de la afeccin. j Notas acerca de la semiosis sonora y experiencia corporal del tiempo
Raymundo Mier Universidad Autnoma Metropolitana scuela Nacional de Antropologa e Historia
Forme this musicalphrase is a gesture. It insinuates itself into my life. I adopt it as my own Life 'S injnite variations are essentzal to our lfe. And so too even to the habrtual character of life. What we regard as expression consists in incalculabilrty. Ludwig Wittgenstein

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ha ofrecido siempre a la reflexin las facetas irreducun enigma. Emerge en la reflexin filosfica, en la ia, en la semitica, en las reflexiones sobre la signiomo una referencia contingente, como una va de resconcertante, como una experiencia que finca su idenpropia evidencia irreductible, como una estrategia amiento de los recursos de la racionalidad, en los o en los territorios extraos a la fuerza abarcadora de ertura de su libro La musique et 1 'inefable, Jankltiza en sus propios trminos la condicin contradicafiante, de la experiencia musical:

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La msica es a la vez expresiva e inexpresiva, seria y fr\ profunda y superficial; tiene sentido y carece de 61.1 No obstante, la tentativa filosfica de Janklvitch no sefi una va particularmente inusitada para transitar hacia la co prensin de la msica. Cuando no se ha elegido puntos de vi muy restringidos en la tentativa de comprender la significac musical -aproximaciones formalistas, tcnicas, "especiali dasw-, los intentos de aprehender la experiencia de la m han coincidido en subrayar privilegiadamente la calidad a va de las sonoridades, su resonancia corporal, su condicin rifrica y heterognea respecto de las pautas estmcturadas, S tcticas, histricas de la significacin. Han insistido en po de relieve la falta de relevancia de las teoras cannicas y categoras de significacin, de cdigos, han puesto el ace sobre el fracaso de las analogas inmediatas con el lenguaje. hace patente la ambigedad -si no es la casi ininterpretabili o lo inefable de la experiencia- de la casi ineludible ince dumbre de sus significados. La significacin de la msica ha sido el mbito privilegia de las metforas referidas al cuerpo y a las sensaciones, a 1 procesos anmicos, a las fantasas y a las reminiscencias, memoria involuntaria, a los carnavales, las danzas y los ju corporales. Es el objeto privilegiado ante el cual surgen in santes traslaciones interpretativas, el vrtigo de la proyecc especular, o bien, en el otro extremo, es un objeto que se pr al anlisis de correspondencias y equilibrios formales, al rec nocimiento de los esquematismos y el clculo, a las figuracion de una lgica propia derivada de los anlisis tcnicos sobre 1 operaciones de composicin. Oscilando entre ambos polos, reflexin musical ha pasado de las reflexiones sobre la cin formal con las sonoridades, a la identificacin de de las reflexiones sobre la innovacin tcnica a la reconst
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evolucin expresiva de las tentativas estticas, de la de las secuelas de las revoluciones armnicas y toa identificacin de las condiciones sociales y polticas rcan el proceso esttico. in sobre la msica ha convocado tambin tentatirecimiento heterodoxas en los puntos de intersecla semitica, la filosofa, la antropologa o el anlisis Algunas surgidas de la reflexin de los propios creaicales sobre su propia experiencia de creacin. Otras S han surgido en los mrgenes mismos de todo domiplinario, engendradas por la profunda capacidad de 1n de la experiencia musical, su incidencia en las cos,en los dominios de la tica, en la exigencia del placer, liegues e impulsos de la pasin. La msica, concebida ente como va hacia la fusin con lo sagrado o recurso a las purificaciones y el xtasis mstico, o bien como enante del extravo y la ruptura de los marcos cannientidad. La msica aparece como un rgimen dotado pacidad intrnseca de violentar y desbordar las capacilenguaje para provocar emociones o engendrar signiconocibles ms all de todo hbito o toda convencin, al de la divinidad, como referencia a la conmocin a de los mitos del origen, de la creacin cultural o las rituales que apuntalan la eficacia ritual y su efecto code redencin y purificacin. Esa fuerza de afeccin es la sugerido la variacin de las aproximaciones a la msica del marco de la experiencia esttica. esar de todas esas tentativas, reticente a toda definicin, a parece adquirir rostros inconmensurables en distintas S de la cultura, en las diversas facetas histricas de la cin. Despus de una larga consideracin analtica socompatibilidad de las designaciones de lo musical en tas culturas, designaciones a veces meramente metafritangenciales, Jean Jacques Nattiez afirma, no sin cierto

Vladimir Jank6lvitch, La musique et 1 'inefable, Paris, Seuil, 1983, p

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Segn todas las tentativas de esclarecimiento, concepto universal, nico e intercultural, capaz de defi que pudiera ser la msica.2 La derrota de la visin universalista ante las concepci diferenciales que las culturas forjan al e la creacin, reproduccin y escucha de las sonori milacin a la experiencia del cuerpo - e n el c en la respuesta emotiva, en la respuesta corpor rtmica- es perturbadora. No obstante, la musicalidad e la mera respuesta corporal para inscribirse plen bit0 del sentido, es un acontecimiento propio de la experie incide sobre la fisonoma del mundo, de los vnculos, d afectos. Seala un dominio de la significacin que revela al mo tiempo la plena participacin de la musica ficacin y la diferencia que la separa de todos los otros proc de semiosis. Es la experiencia radical de lo h tiempo, es aquella que parece arraigada en la respuesta pu 10 corporal, al margen de los hbitos propio de las significaciones. As, la experiencia de manece, en mltiples contextos culturales, 1 nes rituales, festivas o ldicas, acenta 1 el desplazamiento de la palabra a los linde pura, aparece en fusin con las figuras visibles y tangibles danza, el canto o el rgimen potico, se conjuga con las fo del culto para engendrar las visiones extticas o la exacerbaci sensorial, suscita las formas extremas del v alianza comunitaria o revela las vas iniciticas extremas h la efusin mstica en las proximidades de lo sagrado. El solo recuento de este repertorio de e musical se conjuga con la experiencia o los momentos de fusin que conducen
Jean-Jacques Nattiez, Discourse and music. Towards a Semiology of M u ~ Princeton, Princeton University Press, 1990, p. 55. (El tnfasis es de Nattiez)

entonc sin dt midad, relaci hetero; en su 1 sonoric de la ii msicl apertui extra~ comun de la e ble de pulsan puede SOnori, Po, pe autnc
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identidad, revela ya la discordancia de las categoosicin ntima de las visiones interiores y extee interpretativas de que es objeto la experiencia conjugan en estas visiones un incesante desplazaun movimiento reflexivo, ntimo, de la significadiciones de inteligibilidad colectiva de lo musical. ulacin ntida entre estos dos dominios, vertientes encia cuya diferencia es irreductible: por una parte, olla otra, sus inevitables e las disposiciones sonoras, stela de los lenguajes cifrados. cia de la afeccin ntima no puede eludir el efecto ociones como condiciolo colectivo. La experiencia de lo musical no puede ciones reflexivas -la aprehensobre lo propio, sobre la intior lenguaje- surgidas de la o materia pura y como seal de la interpelacin de los otros. La msica conlleva condicin formal, en la propia modelacin de sus iculado, el acontecimiento erso de la significacin. La la aprehensin de s como irrupcin perturbadora de 10 lo extrnseco, reconocible como una incitacin a una ntima, a una participacin a un mbito compartido iencia, pero sealada siempre por lo inconmensuraopias afecciones y de la condicin inerte, aunque la sonoridad articulada. La sensacin musical no referirse a lo otro, a una regulacin exterior de las S, ajenas a la familiaridad opaca, autnoma del cuerfusin propia, una respuesta oral de lo musical emerge en concia con la conformacin intencional de las somida-

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des, es decir, las sonoridades musicales como forjadas reg damente desde la experiencia de otras afecciones, la m como una realizacin material de la figuracin afecciones heterogneas, que engendra una disposicin din ca de los sonidos, articulados en una trama formal de las so ridades capaces de suscitar afecciones heterog impulso original. No es posible borrar de las afecciones su tadas por la msica su calidad indicial -la msica como ac tecimiento sonoro aparece en una relacin de pero tambin de extraeza, con el acontecimiento de la e riencia afectiva de otro- y su relacin metafrica con esa dencia del otro y de lo otro. La msica irrumpe de la propia corporalidad y la propia experi de los linderos de s mismo, desde el rgimen ca. La experiencia de lo musical aparece como la sntesis mera de una constelacin de diferencias irreductibles. A la ferencia entre el carcter indicial -existencia mater relaciona1 y temporal- de la msica y la realizacin argum tativa de su figura metafrica, se aade la diferencia entre afecciones propias, experimentadas en la escucha, y la co cin material, inerte, de la sonoridad, que se p riencia a partir de las correspondencias relacionales de sus tidades. La afeccin no puede aparecer sino como un mome radical de la significacin, como respuesta a a la condicin articulada (la multiplicidad tem ridad. Esta mltiple composicin de diferencias revela la mica diagramtica3 de la experiencia musica la calidad esencialmente temporal de esta experiencia y las dalidades de semiosis que surgen del devenir diagrama de
Peirce define diagrama como un hipocono que desi ridad propio. El diagrama no representa identidades simples o tidad, sino relaciones entre partes de una cosa, por relacione sus propias partes. Cfr.Charles S. Peirce, CollectedPape and Weiss, Bristol, Thoemmes Press, 1998 (a partir d Logical Papers, p. 157.

u potencial conjugacin de formas, sustancias soes y afecciones que desencadena. n las encrucijadas de la e de la msica es que hace patente, a travs de reflexiva, la naturaleza temporal y la gnesis de las afecciones. No obstante, est rgidamente inscrimarco de estructuracin simblico, sometido a reglas rminado en su manifestacin, inscrito en tiemlimitados, referido estrictamente a modalidasensacin e interpretacin. As, la msica ernidad como una experiencia de escucha resda como un ritual autnomo y segmentado de corporales, delimitada en tiempos y espacios, pectro de sus sensibilidades, enmarcada en cer y de sentido ceidas a criterios de gnero, os, a la prescripcin plenamente admitida de momento de irrupcin visible de la idad, como una experiencia plenamente instituida, ubiita a patrones de sensibilidad, + de vida, delimitacin de espacios y tiempos que dan su S n sino a la experiencia de la se sustenta en una radical e incesante e la experiencia del tiempo y de las a sometida a las secuelas de esa diita de la temporalidad. Los distintos onyentos de la semiosis musical: la enunciacin y la escucha, capfiguracin diagramtica de las relaciones sonoras, todo fre la incesante exigencia de la reformulacin a partir de la ande a los imperativos de una nueva kis de vnculos, de sentidos y de identidades. As, losjuegos semiosis conllevan la exigencia de una metamorfosis a las

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modulaciones sonoras. La msica se enclava en un mbito trastoca profundamente la experiencia de los cuerpos, los pacios, el reposo, el movimiento y la gestualidad de los c pos, los horizontes del disfrute, la relacin de la afeccin la consolidacin de los vnculos colectivos. Una progresi segmentacin opera sobre la modulacin integral de los d gramas de la experiencia musical: as, sta se revela como territorio segmentado, delimitado en la progresiva fragm tacin de tiempos y espacios, la delimitacin excluyente de territorios, la insularidad de los marcos simblicos, y la ope cin eficaz de estrategias conceptuales. A todas estas metam fosis, las acompafia tambin una radical transformacin de intimidad: surgen historias cambiantes de la percepci consagra tambin la metamorfosis de las reglas de sensibili las significaciones y los simbolismos del cuerpo, las mor gas disciplinarias, patrones de control de las respuestas em vas, el peso de la afectividad en las regulaciones de la acci los desenlaces de los impulsos en el dominio de los vncu sociales y polticos. El saber sobre la msica responde a estas figuras en ple metamorfosis. La reflexin sobre la msica, desde mediados siglo XIX, ha reconocido dos orientaciones y dos dominios ticulares, en consonancia con las mutaciones drsticas d recursos para la composicin instaurados cannicamente con romanticismo y sus secuelas a partir de la tradicin. Por parte, a partir de las formas cannicas instauradas en el si XVIII, el anlisis de los procesos formales de organizacin nora, sus mecanismos, sus regularidades, las reglas internas rigen la articulacin entre los distintos componentes sonoros, papel estructurante del ritmo y el tiempo, las calidades relac nales del timbre, las capacidades tcnicas para la orquestacl o la ampliacin de las posibilidades de ejecucin; los lmi impuestos a la msica por el principio de tonalidad fueron dan forma y relevancia a un conjunto de categoras, de operacio analticas, y a la construccin de patrones formales, de tabler

os, de definiciones operacionales para hacer inteligiancia de los estilos de composicin. No obstante, as reflexiones ampliaron y diversificaron las tendenxploracin de las sonoridades y en las innovaciones una infatigable vanguardia que ha preservado intacidad. Por la otra, la doble exigencia de comprender el musical en virtud de su fuerza expresiva, su condigica en relacin con la figura pasional inherente a la sonora, y de su dilogo con gneros histricos y con ticas y procesos rituales complejos -capaces de ina, canto, escenificacin, narracin, o incluso ensaecir, con estrategias de inteligibilidad fechadas, con establecidos, con manifestaciones crepusculares de la .esttica, con tramas conceptuales extrnsecas a la pro-derivadas de zonas tan aparentemente distantes iologa, las matemticas, la poltica, la filosofa, la incluso la tica- oblig a ampliar de manera indetercampo de lo propiamente musical. Esa doble vertiente lisis no es del todo ajena a una presin disyuntiva se experiment de manera creciente en todos los ios de la esttica y la significacin, particularmente iplinas acerca del lenguaje: la confrontacin entre os de muy diversa ndole, basados en una visin inde los procesos de construccin relacional, y visiones Sta restriccin que inscriben la msica en un dominio te reconstruccin a partir de una incorporacin y 1s de sus conceptos, sus criterios de relevancia, sus ateriales, provocados por la confrontacin de los entricos cambiantes, de las incesantes mutaciones de es y los marcos de la experiencia de los sujetos, y de singulares de la relacin entre significacin e identistante, en ambas vertientes del anlisis ocurre una reon de los conceptos propios de la composicin musical, onerles ms tarde un desplazamiento o someterlos a

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desdoblamientos anaIgicos, a inscripciones mimticas en trabajo terico. As, la interpretacin y la significacin musical se enfrentan al vrtigo de una lectura mtica, de transformarse en una cmara de especular aunque incesantemente enrareci o la irrupcin de otras visiones disciplin y concepciones u otros dominios de validez y de r difcilmente el anlisis de la significacin podr renunciar a 1 conceptos de armona, de meloda o de contrapunto, a los c ceptos de ritmo, de tempo, de tonalidad, de escala, modulaci o de intervalo, designaciones de segmentos caractersticos como la cadencia o la coda- gneros y formas, establecidos un enclave histrico particular y ofrecidos como modelos a guir o a desmantelar como la sonata o la fuga. No obstante, exigencias de una teora musical con fr fundamentos mismos de estos conceptos y enge de convergencia entre las exigencias de explica sin de la experiencia musical, las pautas formales y susta les de la expresin y las condiciones histricas que han forma a los distintos universos conceptuales y tcnicos que conformado su perfil caracterstico a la composicin, la cin y la escucha en momentos histricos y mbitos cult determinados. Pero fue quizs el gesto definitivo del derrumbe de la lidad como rgimen estructural y dominante e e inteligibilidad del acto musical el que rev regularidad de gnero y la figura singular del estilo m bajo el velo esttico y filosfico, tejido por minante hasta el post-romanticismo, de la e maca emocional de la msica, ajenas po y los recursos de inteligibilidad que invol cin de lo musical de manera inherente.

la experiencia y la

las conferencias ofrecidas durante el ao 1939-1940 en sky defini de manera aparenteical. Sin embargo, esta definicin ra no slo de la radical metamorconcepciones musicales a partir de su refundacin ino de la experiencia musical en todas las diS del proceso de significacin: e la msica no es otra cosa que un fenmeno de ulacin. No hay nada en esta expresin que deba atemoa ustedes. Simplemente presupone que la base de la cin musical es el sentimiento preliminar de un impulso, voluntad que se mueve primero en un dominio abstracto el objeto de dar forma a algo concreto. Los elementos a los esta especulacin apunta necesariamente son sonido y DO. La msica es inconcebible sin estos elementos.4 gura de la especulacin seala ya no slo una condicin sical en la modernidad, sino una sica, revelada en su posibilidad de existnoma, al margen de todo entrelazamiento con otras cias comunitarias, intelectuales o de culto, reclama a a las condiciones de su naturaleza siga y a la calidad singular del acto de enunciacin inheal destinada a una escucha. Una reflexin ta desde una reflexin sobre s, sobre la corporalidad, estrategias de inteligibilidad, sobre los andamiajes eacin sonora, hasta los rasgos singulade ese acto de conformacin, de modeuya calidad material (Peirce) conjuga facetas
Stravinsky, Poetics ofMusic in the Form of Six Lessons, 3a. ed, Camarvard University Press, 1970, p. 27.

de la experiencia tan radicalmente inconmensurables entre como sonoridad y tiempo, La condicin radicalmente inquietante de la entidad acst en proceso de devenir significativa es la densidad de los tie pos, de las relaciones potenciales, de la capacidad de afecci de esas relaciones; la sntesis diferencial de las calidades ma riales en un movimiento de devenir potencial y disyuntivo esas tensiones emotivas mltiples y en movimiento. La ms no involucra un tiempo, sino la multiplicidad de diagramas males de afeccin de la temporalidad, suscita esas afeccione inmediatas que se despliegan en la aprehensin de la fuerza p zante o difusa de las sonoridades, en el tiempo pasado y fut involucrado en su reiteracin o su silencio, de las series rela nales que hacen perceptible un dominio exterior, una alu velada o incluso prohibida a un cierto dominio de sonorida Cada trayecto meldico, cada patrn rtmico que da forma a 1 serie sonora de las voces y los timbres, y cada atmsfera nica se da sobre el teln de fondo adivinado de la potenci irrupcin de los virajes sonoros, de los deslizamientos de la m dulacin, de las tensiones que revelan la presencia de las son ridades discordantes que transita de la mera alusin, de la insi nuacin, de los contornos tcitos de una tonalidad siempr invocada, a las formas drsticas y tajantes de sonoridades equ vocas. No obstante, quizs no sea intil advertir que esta reflexi autnoma surge a partir de la interferencia en la creacin y e la interpretacin musical que, muy tempranamente, ocurri e la composicin musical con la introduccin de la notacin mu sical. La escritura introduce una tensin irresoluble en el deve nir significado de la msica. Introduce un dualismo suplernen tario en el movimiento del devenir significado de la msic obra y ejecucin dan lugar a trayectorias disyuntivas para semiosis, pero tambin crean un territorio difuso de resonancias incalculables y borran toda posibilidad de identidad prescriptible de la obra musical. La escritura bosqueja un horizonte tcit

amente conjeturable del devenir diagramtico de strato al mismo tiempo evanescente y determipotencial, una forma pura, virtual, que acomintangible a la sonoridad y que se somete a su e confunde con ella. La obra es solamente en su es sonoridad patente, tangible, es una forma en el ante de su gnesis. Es la sonoridad material tal y de la ejecucin y, sin embargo, la obra como dia1, como obra escrita, determina otra dimensin serniosis musical. La escritura musical, asimismo, de la notacin, introdujo una mltiple transformado de la composicin musical: la hizo repetible, defini su autonoma sonora, la cercen de los mbitos rituales, borr las huellas de al, proyect sobre las formas sonoras autor, la someti al juicio de originalidad y a la lo genuino, introdujo en !a ejecucin musical las rentes al principio de fidelidad. Pero tambin, la ateria de la memoria, La notacin musical someicin sonora a la preservacin de s como escritura sonoridad, Introduce en la doble naturaleza de la el juego diferencial, la tensin absolutamente irreescritura que, entonces, se proyecta como una fiquebrantada, postergada en su sentido, sobre la ente del devenir musical de la sonoridad. As, la al hace posible su preservacin pero introduce le y radicalmente suplementario a la sonoriiferencial que modifica la duracin y la idennificaciones. Trastoca la incidencia de los signos a determinacin de los signos contemporneos y ibe como una filigrana secreta, en la msica, otras el tiempo: inocula en los diagramas de la sonoriitacin de otro diagrama ordenador capaz de trastoin temporal de los signos musicales. As, la msica undo moderno interferida por un conjunto de ope-

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raciones de registro que implica ya una mutacin drstica rgimen temporal de la msica, de la identidad de sus eleme formales - e s un rgimen de segmentacin e identificaci los distintos planos y facetas reproducibles de la dimensin s nora continua y efmera- de su forma de preservacin, de implantacin en la memoria, de su capacidad de afectacin y sus resonancias en la experiencia del sujeto. La interferencia de la escritura es entonces la inscripcin la sonoridad misma de un rgimen temporal que le es ajeno, q transforma radicalmente las condiciones de su gnesis y morfologa intrnseca, pero tambin introduce la tensin, i rente a la autonoma de la materia sonora, entre acto musica interpretacin, de repeticin y creacin, hace surgir otra tens suplementaria en la dinmica del diagrama musical, en el de nir sentido de la msica, al proyectarla sobre una memoria bre un rgimen estable, al remitirlo a un origen y a despleg sobre otro rgimen de valor. La escritura multiplica as la co telacin de suplementos de la significacin que diversifica su vez las alternativas del devenir msica de la sonorid devenir significado de la materia musical se enfrenta a u tido que lo antecede: la sonoridad estructurada como obra difica la capacidad de afeccin y las estrategias de su relev colectiva, engendra, con la autonoma de la sonoridad y d escucha, una vasta gama de calidades potenciales de la e riencia esttica. Ms an, la escritura impone a la msica no una repetibilidad, sino un clculo, introduce en la escucha expectativa y acaso un mltiple deseo de identidad, identi de la obra, identidad de la ejecucin, identidad de la escu Hace de la escucha una anticipacin de lo admitido, una esp controlada de la variacin o una expresin de la reminiscen la obra como memoria o una expectacin, una restauraci una postergacin que separa el tiempo de la memoria de la 0 , y su propia resonancia perentoria, introduce un sentido en sonoridad que proviene de su devenir obra, es decir una ridad no menos frgil y en disolvencia, pero ajena a su extin

n inminente en el olvido. La figura de la msica una promesa, en una potencia de restaurar incee el estremecimiento, la pulsacin resonante de los nvolucra tambin otra escritura en los esquemas senel cuerpo: invoca una voluntad de memoria corporal, una impronta simblica de la sonoridad en las afec1 cuerpo, que no es otra cosa que una huella de afecpermanente disipacin, destinada a no ser sino una ncia residual en los confines de la experiencia ritual. os de la escritura musical hacen patente una tentacin sauciada de reconocimiento, de certeza. La escritura compromete slo una memoria de la tradicin, de , de las sensibilidades, sino tambin y de manera nte, una estrategia singular de olvido - e l olvido de ir significado en el acto de ejecucin, en la realizacin r diagrama de las sonoridades. onsiguiente, la escritura induce una mutacin de los una perturbacin del devenir diagramas de la sonorisomete as a la experiencia musical a la fuerza modelos hbitos, proyecta la significacin de stos sobre la fusiva de la experiencia musical y trastoca su signifiPero al mismo tiempo, engendra una extraeza inconle en la gnesis misma de la sonoridad: lo escrito como ordenador de la realizacin sonora. Slo que este diaicamente puede devenir obra en la realizacin sonora ue la desmiente y la desborda. Si bien la msica, con entacin y autonoma de la memoria, apela a la posibiarchivo e historia como raz determinante de su autonora, "depura" a travs de la tradicin, amortigua o ancela la calidad singular de la escucha, la allana, la su efusividad intempestiva al encuadrar en la fragua de es de la interpretacin habitual y los cauces inveteraescucha, introduce tambin la incertidumbre temporal icin, siempre incierta en sus linderos, en sus estrateersistencia, en su conformacin, en su estructura. El

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tiempo engendrado por la escritura introduce una fractura e desarrollo de la semiosis musical. La sonoridad musical n sino una calidad reconocible como potencia, rasgo atribui una sustancia acstica delimitada, y referida al rgimen co de las afecciones puras. Esa transfiguracin de la experiencia musical compro as una heterogeneidad de facetas de la significacin: recrea cesantemente la historia de las sonoridades y su escucha, es reinvencin de la memoria sonora en la sociedad y en los c pos, es tambin la modificacin de la relacin de la msica las afecciones y los actos, una permanente postergacin y d vacin de las afecciones y la estructuracin incesante de las noridades, un devenir persistente de las configuraciones d mticas de sonidos y cuerpos, de expectativas de musical1 afecciones, de escritura y lenguaje. Pero es tambin la intr cin de un juego de determinaciones y de estrategias de pe nencia en el seno de los vnculos comunitarios.

mo un tiempo, una diferencia, una memoria actuante, ferencia unvoca y sin fundamento: tcnicas de ejeicas en la creacin de instrumentos sonoros, tcnicas ,tcnicas de clculo sonoro en los recintos, tcnicas de in, tcnicas de reproduccin y de amplificacin soicas de registro y de repeticin, tcnicas de archivo y ,tcnicas y disciplinas de la escucha. Esta multipliistorias", memorias, potencias, calidades y tiempos n desplazan permanentemente el devenir significaonoridad, el diagramatismo musical. As, la dimensin n no es una faceta nica sino que es, asimismo una in diagramtica de la concurrencia de potencias sig-

4. La msica como techny la multiplicidad afectiva de la semiosis musical


No hay sonoridad musical sin esa voluntad especulativa a ia se refera Stravinsky, pero esta voluntad se expresa esenc mente en una accin tcnica, es decir, en un acto de creac El "objeto" musical, a travs de la techn, se revela no c una mera calidad material sino como el desenlace de un proc inherentemente humano, que conlleva la huella de una inte cin negativa, diferencial, extraa al cuerpo y a la exigenc docilidad de los hbitos. Ese juego es la marca inusitada techn sonora, a la vez ntimamente humana y a la vez de extraeza en colindancia con lo monstruoso, que se plasma tera y ejemplarmente, de manera casi pura en la sonoridad sical. Aparece, intrnsecamente, en el devenir significado d sonoridad la interferencia de otra temporalidad suplementari otra tensin diferenciadora de la experiencia musical. La tec

1 diagramatismo heterogneo de la tchn musical es ue se expresa de manera ms sutil, ms elusiva, tamsilenciosa, marginal, en la creacin de la escucha de los hbitos de significacin. La techn trastoca nte y de manera determinante la temporalidad de la in musical: los tiempos, ritmos, extraamientos, tenengendra la intervencin de la techn, inscribe en el iagrama de la sonoridad sus propias duraciones, la in dilatada y heterognea de los procesos de realizaora. Incita una arborescencia y un entrelazamiento side las significaciones y sus genealogas, dinmicas, ciones y determinaciones heterogneas. Un diagrama ensiones diferenciadas de la techn opera singularda momento de la semiosis: en la ghesis de la sola lectura de la escritura, en la ejecucin, en la esla gnesis de la trama afectiva sobre los cuerpos, en cin de la trama afectiva sobre los hbitos narrativos tativos del lenguaje. Cada intervencin de las facetas n suscita una bifurcacin de la semiosis y un juego
n musical, como una vertiente suplementaria de la in musical, se desdobla en dos regmenes: las tcni-

cas cuyo objeto aparente es la sonoridad pura, y las fac ciplinarias, tcnicas de modelacin de si, de la ejecuci composicin, de la escritura y d e la escucha, que son, en mos dominios de mutua interferencia. Se ha insistido e sencia de una '"paricula" ostensiva en la msica, en la tencia de una referencia pronominal, de un "yo", de un o de un "aqu" en la significacibn musical. Los planos d ferencia de techn sonora y la techn disciplinaria en los tos momentos de la semiosis musical no slo introduc "deixis" musical, sino que la disgregan en tiempos, S espacios mltiples que se articulan en el devenir msi sonoridad. As, la atribucin de musicalidad a un sonido i el reconocimiento, en Ia calidad material del sonido, pulso ostensivo, que involucra e l inacabarniento "ges la msica, que seilala la intervencin significativa del crea la temporalidad propia de la realizacin sonora y se singularidad expresa de la enuncfaci6n musical. En la dis de los cuerpos, en el devenir '%escucha" de la realizacin S mediante la interferencia de las estrategias diferenciale techra, se engendra una orientaoin de la aprehensin cepcin al entorno de signos que circundan al acto must a los que lo determinan en precedencia y a los que l de como desarrollo potencial, a los hdbitos que lo hacen int y a las formas de la identidad ~orporal le dan reso que propia, sentido. El devenir musicalidad de la sonoridad enteramente determinado por l a figura de ese acto m el que se conjugan 1areaIizacinafkctiva y la realizacin en su transposicin sobre el unvea0 de la significacin hbitos semiticos. Los tiempos del devenir msica, devenir significaci realizacin sonora es una composicin lgica cuya fis se engendra en el tiempo, en una sucesin serial en pe disipacin. Es la articulacin I6&a entre temporalid tintas, realizaciones y actos diferenciados pero que co dinmicamente articulaciones cambiantes: las duracione

de la afeccin, compuestas en un devenir msica ria y como expectacin, como remiica y acstica y como tensin temporal irresuelta la repeticin y el juego analgico entre los tiemduraciones que se conjugan en el devenir msica ergencia de mltiples diagramas: el meldico, ico que dan lugar a una tensin inherente a ical: el acto musical que se reitera a la vez la nocin de interpretacin de la obra musical-la idea de ejecucin. El acto musical es la conoluble de interpretacin, ejecucin, escucha y aractos distintos e irreductibles entre s que tramas afectivas dispares y pautas de enunciacin comprometen dos sujetos diferenciados de la accin ia surge de la calidad de afeccin de los ncurrentes en e1 acto singular que nir msica de la sonoridad. Cada momentos: la interpretacin, la ejecucin, la escugumentacin operan sobre calidades distintas de la . La visin de Stravinsky revela toda su el sonido musical no puede darse sin esta expefeccin temporal, abstracta, de la materia sonora, afeccin, de un deseo, de una voluntad , revela una singular disposicin geoS acsticos que se conjugan para conssica misma, como un devenir sin-

devenir afeccin y significacin de la sonoridad le admitir, de acuerdo con Peirce, que el carcter diagrama establece su condicin como mera potenficacin, sustentada sobre la posibilidad de toda traal de devenir signo, es decir, fuerza de afeccin y,

en consecuencia, rgimen de inteligibilidad. La condicin cional del diagrama musical es la posibilidad de articular, S regmenes diferenciados de identidad potencial, no slo dades materiales, sino otros regmenes relacio concurrencia realizada de entidades materiales, relaci lgicas involucra la articulacin modulada de todas las cias: surgimiento de matices en la sonoridad, el tiempo, el t y el ritmo, inflexiones en la composicin serial afecciones y juegos lgicos y patrones de inteli turales intempestivos. El devenir real, tempor sicin diagramtica de las sonoridades es sie miento de significacin, un momento de creacin absol creacin de una calidad particular de sign fondo de los hbitos de interpretacin, per ellos. Patrones de aparicin simultnea de i se conjugan con patrones rtmicos, y stos a su vez, con t nes meldicas en desarrollo, que se despliegan en estru de duracin sonora y concurrencia de voces y timbres que trastan o se apuntalan entre s. Cada uno de estos diagram realiza en condiciones temporales partic series especficas. Unos inciden sobre otros y subsidiarias: ritmos y armonas se interfieren, se yuxtap se fusionan para producir afecciones sonoras suplemen que se conjugan con los patrones primarios en los desarro temporales de la serie. No obstante, la constitucin de los diversos diagramas pios de la composicin musical, como sign es ajena a la experiencia de la creacin y de la escucha mu en la medida en que stas derivan su signi otras calidades icnicas de los procesos m vinculan la calidad sonora y su desempeo temporal, co afeccin sonora, y stas a su vez con la afeccin emotiva las respuestas anmicas pasionales. El devenir significado msica implica as un encadenamiento secuencia1de afecci temporales: apela a la memoria y los hbitos de significac

acin de la experiencia anmica del tiempo. En snncia musical deriva enteramente de la posibilir realizacin temporal de un despliegue de potenles, materiales y convencionales, sustentado en la rica de la calidad sonora y sus articulaciones sta anmica pasional y emotiva conformadas en la artir de la perspectiva diagramtica, la msica enlizacin material de estructuras sonoras, pain, encabalgamiento y fusin de sonoridades os, surge expresamente de la conjugacin os sonoros diferenciales y sus respectivas cae derivacin afectiva. Sin embargo, no existe entre planos un vnculo causal: se trata de una conentica singular que deriva de la situacin temporal cin sonora, es decir, del momento en que escucha ora entran en dilogo. El dominio de la afeca posicin de escucha se rige por un impulso, e le es propio y que no deriva fatalmente de la cona msica, sino que responde a l en la trayecropio impulso. La afeccin es una respuesta singulegrica, a la conformacin diagramtica universo verbal diagramtico que se conjuga osicin de los diagramas sonoros. mos la alegora como un diagrama metafrico de sos de significacin. Aparece entonces como un diaarticula y realiza narrativamente complejos y series La inteligibilidad del vnculo entre diagramas sonoas afectivos y pasionales se hace inteligible privie mediante la construccin de otros diagramas: alese expresan narrativa o argumentativamente. As, las oyectan sobre el espacio cifrado del lenguaje y trautas simblicas argumentativas las experiencias pactivas y corporales que constituyen el momento inte de la experiencia musical.

Raymundo M

Es posible comprender as la relacin compleja que guard los diagramas alegricos con la condicin de inteligibilidad la afeccin musical. Tanto la faceta diagramtica de la msic como su condicin alegrica, suscitan su propia respuesta afe tiva; cada una de ellas est marcada por su propia singularida ni la realizacin sonora y su complejo de afecciones exist como potencia pura, su existencia como significacin radica e teramente en su materialidad y su temporalidad. La materialid de la msica, sin embargo, es duracin, contorno, calidad de sonoridad, pero tambin espectro de relaciones potenciales, ticulacin secuencial, rtmica, rapidez o lentitud, disipacin la transicin abrupta entre sonoridades o apreciacin patente la transicin entre una calidad sonora y otra. Todas estas ca dades son modos de aprehensin del tiempo musical. La cap cidad de significacin de la materia musical est entonces d terminada por su potencia relacional que se expresa enteramen en articulaciones temporales con otros elementos sonoros, i cluyendo el silencio y el ruido. Sin embargo, es preciso poner un acento particular en el h cho de que, en el caso de la msica, hablaremos ms bien I devenir diagrama de las entidades sonoras, que es lo que ha posible, a su vez, pensar en el devenir msica de los diagram sonoros. Que la experiencia musical no presupone entidad constituidas de significacin ni dotadas de sentido ms all 1 su realizacin serial, en la medida en que la calidad materiar relacional, temporal y signrficativa de la sonoridad musical i volucra las distintas modalidades ontolgicas de la experienc del tiempo: duracin, ritmo, metro y tempo. Pero no slo la materia sonora, en proceso de devenir msi~ est determinada por su realizacin temporal. La experienc temporal de la msica no puede sino sustentarse sobre las ca dades acsticas de las entidades musicales. El tiempo es perce tible en la aprehensin simultnea o sucesiva de las calidades cantidades de atributos sonoros realizados y concatenados rialmente. Es de este correlato entre regmenes de temporalid

idad de afeccin de la materia sonora como se produce cacin "suplementaria" propia de la msica, que se fundir con lo "inefable" -y que, propiamente, es todo o. Lo que se califica como "inefable" en la msica sino la capacidad de afeccin indeterminada de las y la indeterminacin suplementaria de su traslacin a patrones narrativos y a estructuras argumentativas. sica no es una estructura de entidades sonoras, sino in, en la materia sonora, de una mltiple articulacin e expresiones de temporalidad heterognea: un primer de devenir diagrama de la sonoridad -la transformaa sonoridad pura en la sonoridad potencialmente musisegundo momento lgico, es el del devenir material posicin diagramtica, es el momento en que se exn un despliegue serial la concurrencia de distintos diauntalados en materias sonoras diferenciadas - e l moque los intervalos, las secuencias meldicas, los rtmicos, las voces, los timbres, se conjugan para dar n espectro de relaciones sonoras dotadas de una capasuscitar respuestas afectivas y pasionales. Un momento S la realizacin afectiva de esas potencias relacionales gramas sonoros que se transfiguran en la experiencia icalidad. Esta experiencia no es otra que la aparicin de un diagrama afectivo y pasional que responde y se n los diagramas realizados de la sonoridad musical. ento, propiamente hablando, sera el de la emergencia eriencia de la musicalidad. Esta experiencia, sin emes sino un momento de la semiosis musical. La expee la musicalidad, proyectada sobre la memoria y sobre ntacin con los hbitos colectivos da lugar a su propia n alegrica, la composicin ulterior de los diagraS en diagramas narrativos y argumentativos. Es en acin de la experiencia de E musicalidad con la a cin alegrica donde se produce la "inteligibilidad" usical y la posibilidad de su transformacin en un domi-

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nio propio del universo tico y en un rgimen cultural des a ser objeto de regulacin. Pero es preciso distinguir, adems, dos momentos del nir diagrama de la sonoridad en su materializacin tempor la medida en que el diagramatismo de la msica se expre piamente como trama de relaciones temporales y dotadas calidad significativa a partir de la conjugacin de tiempo ( diversas formas semiticas: ritmos, duracin, lempo) y m sonora, la semiosis musical se despliega en dos planos te rales: el instante y la duracin. Revela dos calidades diagr ticas distintas aunque articuladas suplementariamente: los gramas simultneos -armnicos, de volumen, de timb conjugan con los que existen solo en su despliegue sec tempo y ritmo articulados en tramas relacionales dinmic br que distinguir entonces diagramas secuenciales y mas simultneos que establecen entre s una relacin de lacin recproca. Sera posible denominar serie sonora a conjugacin heterognea de sonoridades temporales, y re cerla como el elemento propio de la semiosis musical: la posicin de determinaciones heterogneas que conjugan 1 versos diagramas, las calidades alegricas de la significa musical y el conjunto de potencias afectivas que surgen momento de la aprehensin del sentido esttico de las so dades. Por su parte, el momento en que surge la experiencia musicalidad, referido al modo existencia1 (el momento del pliegue material de las sonoridades y sus derivaciones re1 nales a otros objetos, sensaciones, afecciones, imgenes), rece como un momento lgico en la conformacin de es musical: el momento en que la realizacin de la multip de los diagramas sonoros -simultneos y seriales- se art con los diagramas afectivos, pasionales y alegricos. Es e eje temporal del aqu y ahora en que se produce la sonori como signo y como rgimen de inteligibilidad -no slo d sonoridad misma, sino de la instancia de la escucha y de la i

festaci constri gibilid momei que da y las p; como I conjui como dispos norida la mus de la i, histori

lgica de la semiosis musical. As, el sentido de lo siempre referido al momento de la enunciacin tendido como el aqu y ahora en que se articula y heterogeneidad diagramtica; es ese el momento e tambin su despliegue semitico en la fuerza de ciada a una materia sonora. ante, los momentos lgicos de la semiosis musical ir diagrama de la sonoridad, el devenir musicalidad idad, es decir, la transformacin del proceso sonoro ia significativa, el devenir diagrama afectivo y patransfiguracin alegrica de las afecciones- estn P una experiencia suplementaria: la modelacin de la y el control de s. La msica aparece entonces como ntima, intransferible, singular de la emocin y mardad del sujeto. Pero tambin como memoria, maniistoricidad, huella y edad de vnculos colectivos, e universos compartidos de afeccin y de inteliva privilegiada para los vnculos comunitarios. Un lterior de la semiosis es esta propagacin de la lgica m a a las vertientes afectiva y alegrica a los hbitos as de inteligibilidad colectivas. Lo que comprendemos uesta pasional involucra de manera privilegiada esta n tensa, irresuelta, incompleta, entre la emocin esta singular, como un acontecimiento puro, y la n formal, regular, colectivamente inteligible de las SOmusicales. La experiencia y la traslacin alegrica de son tambin vas semiticas para la aprehensin de s, del vnculo pasional con los otros, y de la ad misma de ese vnculo.

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