Christian Ferrer
Christian Ferrer
Christian Ferrer
puede perdurar meses, aos y hasta una vida. No es, como podra suponerse, un pedagogo en el sentido tradicional: un maestro que imparte una serie de clases que tienen, al final, alguna enseanza o moraleja. Ferrer es, ms bien, una voz inquietante e incisiva que sugiere caminos por donde pensar lo contemporneo el cuerpo lacerado y exigido hasta en lo ms ntimo, la ciudad como un organismo viviente, la matriz tcnica que atraviesa a ambos; caminos donde no hay garantas porque la metodologa Ferrer no es algo que pueda ensearse y aprenderse; es, ms bien, una actitud: aquella que, por ejemplo, lo llev a conocer casi todos los das de la vida de Ezequiel Martnez Estrada, protagonista de su tesis doctoral me gusta de l hasta lo que no me gusta, reconoci durante su defensa, o a visitar los lugares emblemticos en la vida del escritor bon vivant Ral Barn Biza, a quien dedic una puntillosa y sorprendente biografa. Ferrer recupera del olvido, y de archivos subterrneos de antiguos diarios, revistas, libreras de viejo, bibliotecas personales, memorias manuscritas--, datos que pueden parecen anecdticos pero que a veces definen la forma mentis de una nacin. Por ejemplo, el discurso con que en 1899, el entonces presidente Julio Argentino Roca inaugur el ramal de ferrocarril Baha Blanca-Neuqun. Porque si bien no es difcil recordar que aquel tren que llevaba a Roca tuvo que detener su marcha por una inundacin antes de llegar a destino, pocos repararon en la claridad con que se encabalgaban en aquel discurso improvisado los avances tcnicos representados por el ferrocarril con la agresividad genocida hacia la poblacin nativa. All, lee Ferrer el prembulo ideolgico de la imaginacin tcnica argentina. Una especie de Sherlock Holmes a contrapelo, que busca en los detalles del crimen cometido el signo de una violencia constitutiva. Vale aclarar que aquello que podramos llamar el archivo Ferrer no es un catlogo de temas y preocupaciones ms o menos homogneas, sino que la pila se va abultando a partir de una gua sentimental, que nunca est desvinculada de su adscripcin a las ideas y el modo de vida anarquistas. Sobre qu significa para l el anarquismo, pero sobre todo, para saborear el tono cautivante de su voz, el video que acompaa esta nota puede ser til. En El entramado. El apuntalamiento tcnico del mundo, una coleccin de ensayos compilada por Ediciones Godot, Ferrer se convierte en un cirujano dispuesto a diseccionar la subjetividad del hombre moderno, para mostrar que hasta las formas en que hoy se experimentan el placer y el dolor son susceptibles de ser rastreadas en sus historicidades y ledas a la luz
de la matriz tcnica del mundo. Los temas que pone bajo la lupa pueden ser los habituales la donacin de rganos, el consumo de pastillas o de pornografa como sucedneos espirituales, la conformacin de una imagen del mundo acorde con las necesidades de la globalizacin o el advenimiento del libro electrnico pero la forma de ponerlos en serie, aquello que suele llamarse perspectiva, es siempre completamente singular y reveladora. "Es, en ese sentido, un autor universal: como sucede al leer a Susan Sontag o a John Berger, su razonamiento se abre paso a travs de imgenes poderossimas y, un poco por detrs, camina la argumentacin, al mismo tiempo ensaystica y potica". En el ensayo El sufrimiento sin sentido y la tecnologa, Ferrer rastrea la causa del temperamento adictivo que caracteriza a la personalidad contempornea en el desmantelamiento de toda una serie de herramientas espirituales que servan para hacer frente a los desmanes existenciales. Nos recuerda que en la poca en que la industria farmacutica estaba todava en paales, cuando an no se haba descubierto la anestesia, y las operaciones quirrgicas eran poco menos que batallas campales entre cirujano y paciente, el hombre dispona sin embargo de una serie de tecnologas de la subjetividad destinadas a fortalecer el alma con el fin de pertrecharla para el inevitable encuentro con el dolor. La disciplina de los guerreros y la asctica religiosa o la concientizacin del militante aprestaban a la personalidad para que no se desorientara en caso de que el combatiente, creyente o revolucionario quedaran atrapados en territorio enemigo. En El entramado puede escucharse aquella misma respiracin que se oye en las aulas de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA, slo interrumpida por el viejo chirrido de las paletas del ventilador. Ferrer habla como escribe, por eso sus tericos suelen deslumbrar incluso a los desprevenidos, que propagan la noticia y hacen de lo que podra haber sido una clase ntima otra multitudinaria. Fue y sigue siendo difusor de autores como Georges Bataille, Gilles Deleuze y Martin Heidegger. Su prlogo a La sociedad del espectculoes fundamental, por otra parte, para profundizar las ideas de Guy Debord. Pero, tambin, Ferrer escribe como habla, por eso en El entramado, un artefacto cultural sofisticado y preciso, es posible encontrar una especie de voz compaera (la relacin de amistad es una de los pilares del anarquismo) con la que meditar sobre aquello que nos pasa ante las diversas e insospechadas manifestaciones de la tcnica en el corazn de nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestras relaciones sociales ms primarias. El sntoma de la actualidad se revela en la necesidad de huir del dolor, que se
corresponde con el temperamento adictivo de esta poca, dice con algunas formas expresivas que pueden parecer muchas veces extemporneas. Como si el lenguaje de uso corriente no le alcanzara al socilogo para plasmar sus ideas sobre los cruces entre tcnica y sociedad, esa amalgama que hoy impregna casi por completo la cultura, y necesitara recuperar los sentidos primigenios de las palabras o, al menos, rastrear sus transformaciones. Por ejemplo, la forma en que la palabra confortacin consolar y amparar a una persona devastada por la tragedia o acongojada por un revs de la fortuna se licu en la palabra confort: una serie de juguetes tecnolgicos que sirven de colchn al sufrimiento del hombre ante las inclemencias de la vida industrial. Medios y espectculo ofrecen refugio y paliativo a infinidad de vidas daadas, aunque la consecuencia de acostumbrarse a ellos es fomentar el hbito de ocuparse de las cosas no ocupndose de lo que es importante, es decir llevando adelante vidas que quiz se preferira no repetir en una eventual reencarnacin. Encontrar virtud en la adquisicin de confort y el consumo de espectculos es lo propio de una subjetividad asediada y adictiva, para la cual el domicilio funciona a modo de estuche protector, reproduce con tino la contratapa de esta compilacin de artculos cuyo origen y sentido revela en pocas palabras el propio autor. -De qu manera y segn qu criterios fueron reunidos estos ensayos? -El libro es el fruto de reflexiones especficas sobre las novedades tecnolgicas de los ltimos tiempos, contempladas con extraeza y sin entusiasmos rpidos ni acrticos. Quizs lo escrib sorprendido de que susciten tanta excitacin y ocupen un tiempo que se le resta a realidades existenciales ntimas y relacionales que requieren de intervencin afectiva e intelectual constante y que se vuelven tanto ms acicateantes cuando no se les presta atencin. En otras palabras: se gasta ms energa social en la consecucin y gestin de tecnologas de todo tipo de lo que se lo hace con invenciones afectivas y espirituales que son, al final de cuentas, las nicas perdurables. Muchos de esos artculos, algunos inditos, derivaron de la observacin de tecnologas especficas, particularmente las comunicacionales, pero en verdad todas ellas son slo engranajes de una mquina mucho ms global, un entramado en el cual psiquis, afecto y tcnica son ramas de un mismo rbol de ruedas. -Es difcil captar en sus artculos en qu momento pasa de la sociedad a la cultura, de sta a la tcnica o a la poltica, cmo piensa la relacin entre estas esferas? -No hay diferencia sustancial. Tcnica, poltica y cultura coadyuvan al sostenimiento y gestin del actual sistema de cosas. La insistencia en
considerar a la poltica o a la cultura como actividades moralmente superiores, an teniendo en cuenta sus "perversiones" y sus pauprrimos significados, para no hablar de su posible potencia emancipadora, es un sntoma de detencin de la imaginacin de la poca. Esta misma termina desgastada entre arabescos e ilusiones. -He visto algunos datos muy curiosos en este libro y en otros anteriores, cmo se constituyen sus archivos? -Mi archivo es caprichoso y sintomal. Dira que mi archivo es miniaturista. En un pormenor se puede encontrar la zona urea de una poca. El entramado puede ser ledo como material de inspiracin para comenzar una tesis, pero tambin en el colectivo, antes de dormir o con el desayuno. No se encontrar all consuelo, pero s una explicacin para nuestros males de poca, que no pocas veces coinciden con nuestro malestar existencial, (mal) percibido como ntimo.