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Seminario Grupo de Estudios Peirceanos 18 de marzo del 2010 (Texto oral)

EL PRAGMATISMO DE F.C.S. SCHILLER (Y POR QU ES TIL LEERLE HOY) Julio Seoane Pinilla

Dos son los intereses que, de la mano de Ferdinand Canning Scott Schiller, van a guiar esta exposicin. El primero es el intento de recuperacin de un Pragmatismo europeo que no fue mero comentario del Pragmatismo que en los Estados Unidos se gestaba; estoy convencido de que al mismo tiempo que James, Peirce o Dewey proponan su particular visin del mundo, en Europa haba propuestas o modos de planteamiento filosfico que tenan cierto parecido de familia con el Pragmatismo clsico. Que andaban por caminos similares si bien, es verdad, no con idnticos pasos; que tambin presentaban o trataban de presentar nuevos odres para tradicionales cuestiones filosficas. Schiller en su doble condicin de pragmatista fundador y de europeo puede servirnos para ampliar un poco las miras de lo que se puede entender como Pragmatismo. Ello para qu? El segundo inters que conduce este trabajo es quizs algo ms especializado, pero creo que slo en primera instancia. Robert B. Talisse lleva ya algn tiempo presentando una particular recuperacin de Peirce con el objetivo sencillo de hacer que el Pragmatismo clsico sea capaz de decir algo de inters acerca del mundo que hoy nos rodea. Su trabajo parte de una incomodidad: El Neopragmatismo, vinculado sobre todo a la figura del R. Rorty, es la nica manera en que la voz pragmatista se ha levantado para dar cuenta de nuestro presente. Ello ha dejado a quienes se ocupaban de los pragmatistas clsicos reducidos a un hbitat en el que la discusin filosfica es ms bien una discusin de exgesis sobre planteamientos que, quermoslo o no, no dejan de ser bastante decimonnicos en la mayora de los casos. Talisse desea vincularse con el Pragmatismo clsico y al tiempo desea intervenir en los debates tico-polticos contemporneos; y desea hacerlo convencido de que la voz de Rorty ni es la ms adecuada, ni la que mejor refleja el verdadero sentir de la

actitud pragmatista. Para ello presenta una original recuperacin de Peirce (que toma de Ch. Misak) con la que pretende intervenir de mejor y ms til manera que el neopragmatismo sobre nuestro presente. Deseo mostrar que su camino no es muy acertado y que quizs el mejor modo de hacer hablar al Pragmatismo clsico de un modo interesante y deseoso de intervenir en nuestros debates presentes sea por medio de ampliar un poco ms nuestra visin de tal Pragmatismo clsico. Ampliarla con Schiller que, adems, nos permite considerar el Pragmatismo con una voz europea. Y aqu europeo es adjetivo que tan slo quiere cualificar una toma de consideracin de un mundo que excede al que manejan Peirce, James o Dewey. Es el mundo del pragmatismo en sentido amplio que, segn discutieron y concluyeron Peirce y James, corresponde a F.C.S. Schiller1. Coment que este segundo inters era algo ms especializado slo en primera instancia porque aunque comienza con una discusin muy al hilo de una discusin de escuela, su objetivo es presentar diferentes herramientas, conceptos y metforas para poder dar cuenta de nuestra realidad de un modo ms til. Para llevar a cabo estos dos objetivos mi modo de proceder ser el siguiente: En primer lugar voy a tratar de hacer una breve exposicin de F.C.S. Schiller. No me detendr mucho en ella pues no es mi objetivo aqu presentar una ponencia exegtica sobre la obra de Schiller; tan slo expondr los pasos ms importantes de su propuesta a fin de recalcar que su Pragmatismo es un mtodo que se aplica a la Teora del Conocimiento que, una vez ello hecho, se convierte en Humanismo (el cual no es sino una metafsica con bases pragmatistas) y que tal Humanismo es muy similar en actitud a diferentes modos de filosofa que por la misma poca estaban apareciendo (mi primer inters) y nos podra proporcionar un modo de intervencin en nuestro presente que quizs nos sera ms til que las tradicionales perspectivas al uso (mi segundo inters). 1: El primer paso: la apuesta por la Lgica. Schiller comienza su andadura con la publicacin de modo annimo de Los enigmas de la esfinge2, libro que fue un autntico best-seller y bien pronto recibi una segunda edicin esta vez ya bajo su nombre propio y algo ms tarde una tercera. En este libro Schiller se plantea llevar a la Teora del Conocimimento la teora de la evolucin que con Darwin comenzaba a surcar por aquel entonces el mundo intelectual;
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Esa es la tesis de F.J. Down Scott, Peirce and Schiller and Their Correspondence en Journal of the History of Philosophy, 11, 3, Julio de 1973 (363-386). 2 Riddles of the Sphinx: A Study in the Philosophy of Evolution, by a Troglodyte, Londres, Swan, Sonnenschein, and Co., 1891

enfrentndose a los idealistas que campaban a sus anchas en Oxford y tal enfrentamiento constituy uno de los principales motivos de su obra Schiller afirmaba que el conocimiento es un mecanismo ms de adaptacin al medio y que su objetivo no es descubrir ningn Absoluto sino sencillamente permitirnos alcanzar una adaptacin ptima al medio. Es, en definitiva, una herramienta ms dentro de nuestro equipamiento natural a fin de no perecer enseguida y obtener cierto bienestar en nuestra vida. Con este convencimiento su segunda intervencin renombrable en el mundo del pensamiento fue un extenso artculo que public en un libro colectivo editado por H. Sturt bajo el ttulo Idealismo personalista3. El artculo se titulaba Axiomas como postulados y creo que tal ttulo dice todo lo que nos podemos encontrar en l: puesto que el conocimimento es un mero til adaptativo, todo lo que maneja este conocimiento son mecanismos a fin de lograr tal adaptacin los cuales, por ende, se verifican en funcin de tal utilidad; los mismos axiomas de la lgica no son sino postulados que se proponen con el fin de lograr un mejor conocimiento una mejor adaptacin no se olvide y que si tienen xito se confirman como buenos y, por ende, verdaderos y si no lo tienen se abandonan como perniciosos o falsos. Este es el primer paso de Schiller, proponer una idea voluntarista de la lgica que la entiende como una estructura empapada por un inters primero por aparnoslas en el mundo en el que estamos. Los axiomas sern postulados, los juicios tendrn un valor biolgico y ambas cosas supondrn que ser til o satisfactorio para la subsistencia del mejor modo posible4 es condicin necesaria de lo verdadero.
Aquello que caracteriza al Humanismo es una teora voluntarista del conocimiento que supone que el conocimiento se desarrolla desde las necesidades humanas, por ello es intencional y selectivo, se verifica mediante su aplicacin y es relativo a la personalidad humana5; desde este convencimiento el primer objeto de crtica es la nocin formal de la lgica que abstrae el significado personal. El significado, para Schiller, debe tomarse como un fenmeno psicolgico que depende de cmo alguien en particular hace un juicio en un contexto dado y con unos intereses y deseos precisos. Es por ello que no se puede divorciar la psicologa de la lgica ni hay nada as como pensamiento puro, por el contrario, todos los trminos incluidos en las reglas bsicas de nuestro razonamiento estn vinculados al deseo, o al inters, o a la comodidad; a lo que Schiller llama cuestiones psicolgicas. Esta es la crtica que se desarrolla en Formal Logic y a
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Henry C. Sturt, Personal Idealism: Philosophical Essays by Eight Members of the University of Oxford , Londres & mueva York, MacMillan, 1902. 4 A partir de aqu no hace falta ms que dar un pequeo paso para llegar a su afirmacin de que las concepciones de la lgica ms fundamentales no se pueden comprender sino psicolgicamente: el estudio del conocimiento no puede escindirse entre las ciencias de la Lgica y de la Psicologa de tal modo que una parte del conocimiento, a saber, el proceso por el cual aprehendemos, caiga sobre una y la otra parte, a saber, el objeto aprehendido, caiga sobre la otra. Cordialmente estoy de acuerdo en que el estudio en su totalidad es uno, se llame Lgica o Psicologa [F.C.S. Schiller, Logic or Psychology? en Mind, vol 18, n 71, Julio de 1909 (400-406), p. 400]. 5 Cfr. H.L. Searles, cit., p. 20

partir de la que en Logic for Use se intenta dar una nueva lgica voluntarista. Desde esta perspectiva su obra es un contiuo proceso de reconstruccin (de desconstruccin diramos hoy) para mostrar que conceptos como el de certeza o el de identidad, o trminos como los de igual, mayor o individual (aquellos que alguna vez us Platn para demostrar que debe haber alguna serie de conceptos que permanecen inalterables y por medio de los cuales damos sentido siquiera a nuestra percepcin de la realidad) no son sino el producto de un proceso por el que intentamos responder a nuestro entorno7.

Aproximadamente en la poca en que acaba de terminar Axiomas como postulados conoce a James y al pragmatismo. Con el primero abraza una amistad que durara toda su vida; en el segundo reconoce paralelos y coincidencias con su propio pensamiento. Qu ve Schiller en el mundo del Pragmatismo? Algo bien cercano a su propia doctrina que el comenzaba a llamar Humanismo, a saber, la idea de que la nocin de utilidad debe formar parte integrante de nuestras verdades que, adems, deben contrastarse con la realidad a fin de ver si funcionan o consiguen los objetivos para los que son propuestas. Que la verdad tiene un propsito y que por ello tiene una fuerte carga intencional (de deseos de hacer cosas con ella) es el modo en como, acertadamente o no, Schiler va a leer siempre al Pragmatismo y el punto de vista desde el que va a discutir continuamente tanto con James como con Peirce8
Si bien hay que ser justos y reconocer que no le dolieron prendas al renunciar a su propio nombre y tomar el del Pragmatismo; hay que decir tambin que continuamente trat de marcar distancias y deplor que el movimiento en el que tanto l como James se incluan tuviera un nombre que tan confundente le pareca9. Siempre se sinti un pragmatista, pero es bien cierto que no dej de porfiar por que se le reconociera algn pedazo de gloria en la invencin de aquel nuevo modo de pensar que pareca reducirse a lo que James y Dewey proponan. El hecho de que continuamente buscara un nombre ms apropiado que el de Pragmatismo ora Humanismo, ora Voluntarismo, ora Personalismo algo debe querer decir sobre su conviccin interna de que su camino era ms meritorio que el de James o Dewey. De cualquier manera, creo que esto es una discusin que aunque curiosa no nos lleva a ningn lado; el mismo Schiller acept ser un
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Formal Logic: A Scientific and Social Problem . London: Macmillan, 1912. Logic for Use: An Introduction to the Voluntarist Theory of Knowledge, Londres, G. Bell and Sons, 1929 7 La estructura general de la mente y los principios fundamentales que la soportan tambin debe ser concebida en crecimiento, como el resto de nuestros poderes y actividades, esto es, como un proceso de experimentacin diseado para hacer el mundo ms conforme a nuestros deseos [F.C.S. Schiller, Axioms as Postulates incluido en Henry Sturt (ed.), Personal Idealism, Londres y Nueva York, Macmillan, 1902 (47-133), p. 64]. 8 No son un mero recuerdo exegtico el recuerdo de estas dos amistades; y no lo son porque entre ambos padres fundadores del Pragmatismo encontrar su sitio Schiller y no lo son porque es importante el modo en como los primeros pragmatistas discutieron entre s para limar lo que entendan por Pragmatismo que, en no pocos casos, era algo bastante diferente sostenido slo por un parecido de familia (para el cual era bsico que hubiera un hermano que se hiciera de intermedio entre dos parecidos bien distantes). 9 Es habitual incorporar en la exposicin de la obra de Schiller la discusin de si propuso su Humanismo antes de conocer el Pragmatismo o no. Lo cierto es que adopta de modo explcito la denominacin de Humanismo en 1903, cuando publica su Humanism, pero el ncleo de su pensamiento ya estaba en Riddles of Sphinx que se public en 1891, antes de que tuviera noticias del sistema de James (ley y reseo la Voluntad de Creer de James en 1897). Concretamente, adopt el nombre de humanismo como su etiqueta filosfica porque remita al dictum de Protgoras de que el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son y no porque tuviera nada que ver ni con el humanismo renacentista, ni con el humanismo religioso de los unitaristas ni con el humanismo naturalista de C. Lamont).

pragmatista y ello puede valer. Y lo acepto en sus dos primeros libros como pensador reputado, en Humanism (1903) y Studies in Humanism (1907) pues en ambos encontramos artculos en los que identifica Humanismo y Pragmatismo y en ambos encontramos sus conviccin de que se debiera tener en cuenta que su Humanismo toma para s algunas tareas (las propiamente metafsicas) que al Pragmatismo no le interesan 10.

2: De la construccin de la verdad a la construccin de la realidad Borrar la diferencia entre valor y verdad es el primer paso11; el segundo es que toda verdad aparece como construida en la medida que es verdad aquello que hemos hecho para constituir una mejor adaptacin biolgica; el tercer paso es el que dice que puesto que tocamos la realidad a travs de nuestro conocimiento del mundo y este es construido, hecho, resulta que los hechos tambin estn hechos, que no hay ms realidad que la que somos capaces de comprender y conocer (esto es, de constituir). Que fabricamos la verdad, que fabricamos, por ende, la realidad y que ello puede llevar a asunciones metafsicas es el camino que Schiller repite en toda su obra, de un modo algo machacn, tras haber presentado las identidades entre su Humanismo y el Pragmatismo y tras haber demostrado, a base de un estilo tan vivo como tremendamente destructivo, que no hay sino el Pragmatismo para dar cuenta de nuestro presente 2.1: La construccin de la verdad: Desde una lgica voluntarista, la verdad se presenta como es algo cambiante y abierta a constante revisin. No es incorregible y se liga a los intereses del hombre (y no a un mundo externo independiente) con lo cual se forma a travs de una lgica para el uso. Schiller piensa que no se puede abstraer el juicio de las circunstancias en que se concibe y forma y por ello no se le debe degradar a una proposicin. Puesto que no es posible concebir pensamiento ni teora ninguna sin su realizacin prctica (de lo contrario, se nos dice una y otra vez, la misma naturaleza acabara con nuestra reflexin), una vez que nos damos cuenta de que el significado y definicin de los trminos que usamos en una discusin estn siempre en un contexto, debemos reconocer que es intil discutir el valor de una
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Realmente si al pensamiento de Schiller hubiera que adscribirle alguna denominacin, tal sera la de humanismo pragmatista [Pragmatic Humanism]. Tal denominacin, que a bu en seguro sera aceptada por Schiller, se la debera a R. Abel quien tiene en su haber el nico estudio de la obra completa de Schiller [R. Abel, Humanistic Pragmatism: The Philosophy of F.C.S. Schiller, Nueva York, Free Press, 1966] y, adems, realiz la nica antologa de Schiller que haba disponible hasta el ao pasado tal y como anteriormente se ha comentado [R. Abel (ed.), The Pragmatic Humanism of F.C.S. Schiller, Nueva York, Kings Crown Press, 1955]. 11 Ahora bien, teniendo en cuenta que el asunto no se plantea nunca en los trminos psicologistas de James (no se trata de reclamar un derecho a creer) sino que hablamos del campo de la lgica y del modo en como se establece el conocimiento humano (y decimos que Lgica y Psicologa van de la mano).

proposicin sin contar con las circunstancias en las que se origin y las consecuencias a las que realmente nos ha llevado o, en una sola frase, aparte de su uso en un contexto. Sin ello su significado no puede ser determinado y no sabemos de qu estamos hablando"12. El camino de la verdad, entonces, es un constante proceso de elaboracin de la misma que adapta lo afirmado a su uso; por decirlo con palabras del mismo Schiller, el humanismo contempla la verdad como algo que: (a) no debe ser meramente formal sino que (b) debe estar vinculada a la verdad tal y como la podemos conseguir y no nos debe dejar fuera a fuerza de criterios que son tan inaplicables como ideales. (c) Por ello trminos como independiente, trascendente y otros de ese tipo deben ser comprendidos en su relacin con el hombre mismo y lo que para l le es valioso. (d) Adems no debemos tomar nada como incuestionable y todo debe estar sujeto a revisin e investigacin. (e) Por ltimo, no debemos olvidar el propsito natural del proceso de conocer13.
Si todo ello es as, lo verdadero y lo falso son definibles no tanto en funcin de si funcionan o no, sino de los propsitos de la investigacin. Lo que no trabaja para tales propsitos es falso y lo que si lo hace es verdadero14. Llegados al punto donde lo verdadero es verdadero para hacer algo, Schiller siempre se apresta a afirmar que al enarbolar la bandera bajo la cual se defiende que "la verdad es lo til" no se est proponiendo "lo til es verdad"; pues hay cosas que siendo tiles no son verdad. La verdad no es equivalente a utilidad ni a lo que funciona: "debe ser admitido e incluso enfatizado, que decir que toda verdad debe funcionar y ser til no es, de un modo estricto, definir absolutamente nada. Es insistir en un requisito muy importante y vital que, desafortunadamente, ha sido soslayado; pero no tiene la forma de una definicin"15. Aqu, apunta R. Abel, se hace evidente que la verdad no se puede definir como lo que funciona, ni como lo que nicamente es til (aun cuando lo verdadero funciona y resulta til), pero qu, entiende exactamente Schiller cuando dice que las verdades funcionan? O mejor: tiene claro qu entiende por verdad? Este es un problema que nunca fue capaz de resolver satisfactoriamente"16. Realmente Schiller de un modo muy honesto confesaba sus dificultades para dar buena cuenta del concepto de "utilidad" o de "la verdad que funciona", y ello ha llevado a suponer que su personalismo debilitaba su concepto de significado al no dar juego al problema de la comunicacin de significados17. Como se mostrar, no es tan clara esta conclusin

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F.C.S. Schiller, Logic for Use, cit. p. 211. Esto es lo que, acertadamente o no, Schiller consideraba que era el ncleo de la psicologa de James. 13 Cfr. Ibid., pp. 145-6. Es as como la lgica humanista [...] desafa a todas las lgicas antiguas y la s acusa de un intelectualismo falso y loco que ha ignorado y se ha abstraido de todas las operaciones caractersticas del pensamiento real y las ha sustituido por un sistema completo de ficticias nociones de abstraccin. [...] De este modo la lgica se ha convertido en un juego de palabras [...] que no tiene relacin con cualquier cosa que sea adquirir y asegurar el conocimiento, ni ninguna importancia para el progreso de las ciencias [F.C.S. Schiller, Our Human Truths, cit., p. 283] 14 Cfr. Logic for Use, cit., p. 147 15 F.C.S. Schiller, Logic for Use, cit., p. 157 16 R. Abel, Humanistic Pragmatism, cit., p. 101 17 Cfr. R. Abel, Ibid., p. 107-108. A poco que leamos con detenimiento los comentarios de Peirce sobre Schiller, advertiremos que es desde este punto desde donde parte su convencimiento de que Schiller no haba entendido bien la naturaleza del Pragmatismo.

2.2: La construccin de la realidad: Puesto que el proceso mediante el cual se proponen aquellos mtodos y soluciones que resultan adoptados como verdaderos, es un proceso enteramente voluntarista, resulta que nuestra verdad es construida, hecha y no encontrada. No es algo a lo que se llega porque est all, sino que es algo que se propone y se somete a prueba por nuestros propios intereses. Bien, es la realidad la que nos dice el s o el no (y aqu, de nuevo, como a continuacin se dir, creo que habra que tomar esta realidad con cierta prevencin), pero somos nosotros quienes proponemos, sometemos a prueba y nos complacemos o dolemos con la respuesta de la realidad (y por ende tomamos como verdadero o bueno o como falso o malo aquello que hemos propuesto y sometido a prueba). De la asuncin de que nuestras verdades resultan hechas se debe concluir la construccin de la realidad puesto que nuestras verdades van cercenando, delimitando, definiendo lo mbitos de la realidad en los cuales vamos a vivir, a imaginar nuevas verdades y someterlas a prueba. Efectivamente, a Schiller le resultaba bien claro y distinto que apostar por una determinada verdad es apostar por una determinada realidad. Puesto que con el conocimiento tocamos la realidad i.e.: nos relacionamos con la realidad, es obvio que las verdades que constituyen nuestro conocimiento rehacen de alguna manera lo que sea la realidad. Si recordamos que la verdad comenzaba su andadura con un primer paso psicolgico aquel que nos ligaba a las intenciones, propsitos y deseos, veremos que, en ltimo trmino, la Metafsica y la Psicologa quedan reunidas en la conformacin de la realidad. Tal reunin nos indica que la realidad ni es absoluta, ni formal, ni tampoco queda reducida a lo puramente psicolgico (entendiendo aqu por ello el proceso de experimentacin de la realidad), sino que es el resultado de un presentarse del hombre ante el mundo pragmticamente: la realidad es aquello que evaluamos como importante18. La misma creencia en la realidad del mundo externo no es un dato de la experiencia original, sino que es el resultado de un tipo de seleccin por el que reducimos el caos al orden y que nos lleva, de la mano de Schiller, a recoger la nocin aristotlica de hyl para comprender qu

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Cfr. F.C.S. Schiller, Humanism, Londres, MacMillan, 1903, cap. XI.

pudiera ser realmente la realidad: un magma al que otorgamos significados y utilidades. Para vivir19.
Lo que hace el pragmatismo humanista de Schiller no es negar que tengamos percepciones de un mundo allende nosotros, sino afirmar que es la fase volicional de tales percepciones la que hace realmente que aquello que est ms all de nosotros se convierta en nuestro mundo. Esto ltimo lo que constituye, ciertamente, una de las particularidades principales de Schiller. Pues si la realidad no deja de ser una construccin que realizamos desde nuestro modo de habitar pragmticamente el mundo y, al mismo tiempo, tambin es el sustrato en el que se apoyarn nuestras verdades y axiomas (que, al cabo, no dejan de ser experimentos que tratan de configurar una manera determinada de relacionarse con tal realidad), al final la realidad no es nada sino una ficcin. Ahora bien, siendo ficcin, es la trama en la que se entreteje toda nuestra vida. En este punto, por parafrasear aquello que una y otra vez se nos repite a lo largo de la extenssima obra schilleriana, debiramos decir que si el Pragmatismo es un Mtodo que se debe aplicar al campo de la Teora del Conocimiento, el Humanismo es un paso ms (que no es obligado dar, por supuesto, porque con el Pragmatismo nos sobra y basta para dar cuenta de nuestra vida cotidiana) que trata de exponer las consecuencias metafsicas, ticas y antropolgicas que de tal mtodo se derivaran.

3: Las fundamentos ticos de la metafsica Llegados aqu tenemos la siguiente situacin. Por un lado el hecho es hecho mediante nuestra seleccin de datos y nuestro inters en tomar como relevantes unas situaciones y no otras. A tal eleccin personalista del hecho sigue una comprobacin que le otorgar un valor de verdad (verdadero o falso) segn que sea bueno o malo para quien lo ha seleccionado y experimentado20. Tal comprobacin proviene de la reaccin de la realidad ante nuestras propuestas de verdad. Cuando Peirce ley el ensayo de Schiller titulado El fundamento tico de la metafsica21 dictamin que aquello no dejaba de ser un galimatas pues se hablaba mucho de realidad sin decir qu se entendiera por tal realidad. Tena cierta razn Peirce La idea principal de Schiller es que puesto que hemos borrado la distincin entre valor y
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La observacin de nuestro procedimiento cognitivo de hecho muestra claramente que no puede haber ni cosas ni personas, ni efectos ni causas, hasta que el flujo catico de los sucesos haya sido puesto en orden mediante discriminaciones exitosas [F.C.S. Schiller, Are Secondary Qualities Independent of Perception? en Proceedings of the Aristotelian Society, Vol. X, 1910 (218-231), p. 226] 20 No me voy a entretener con ello mucho ahora, pero s debe decirse que si bien es cierto que las descripciones que da Schiller de la construccin de la verdad y de la construccin de la realidad siempre manejan un experimentador, un individuo que propone y comprueba; ello no impide su convencimiento de que es en plural donde se da el experimento y la adquisicin de significados y valores (lo cual, dice l, es el primer convencimiento del Pragmatismo: la verdad es un proceso que se crea en comunidad). Schiller nunca dej de afirmar que el proceso de consolidacin del significado y de la verdad es un proceso de negociacin social (o, cuando menos, de co -participacin): para conseguir un significado objetivo [quien piensa] debe pasar de su significado a el significado, y de el significado al significado para los dems, a fin de que pueda saber si ellos tambin comprenden el significado. Adems, el camino entre estos tres pasos debe ser constantemente reformulado si su significado ha de permanecer objetivo. Porque evidentemente si su significado no es compartido por los dems, no es inteligible ni comn; se convierte en una peculariedad subjetiva de s mismo [F.C.S. Schiller, Logic or Psychology?, cit., p. 401]. 21 Este artculo es el primer captulo de su Humanism y es originalmente del ao 1903.

verdad, aquello que resulta bueno es lo que es verdadero. Entendemos lo bueno como una apuesta tica y por ello es la tica la que fundamenta toda nuestra realidad que de este modo se entiende como una construccin simblica se podra decir. Ser la realidad la que compruebe, la que someta a test, a nuestra realidad construida, siendo esta vlida si aquella no la desaprueba. El galimatas que entenda Peirce (a saber, cmo si no hay realidad, puede haber una realidad que compruebe la realidad siempre fabricada) no lo entenda as Schiller quien funcionaba siempre bajo un convencimiento kantiano: es bien cierto que fabricamos la realidad en la que vivimos, pero tambin lo debe de ser (no lo debe ser) que pudiera haber una realidad por debajo de aquella que construimos y a la que tratamos de adaptarnos con nuestra realidad fabricada. De cmo sea tal realidad ltima dar cuenta la apuesta metafsica que siempre se considera que ser personal y propia de la vida caracterstica de cada quien que la desee concebir; es algo que debe estar abierto al pensamiento, que debe tambin someterse a prueba en la vida cotidiana, pero que, en todo caso, no puede sostener una respuesta ltima y definitiva. Slo tenemos la realidad fabricada y con ella creamos nuestra realidad que, adems, ha de establecerse en una realidad a la que no tenemos acceso al menos no de una manera sencilla. La cuestin no tiene por qu se muy complicada de entender hoy y, a poco que se piense, repite un convencimiento general hasta poco despus de la primera mitad del siglo XX segn el cual hay algo as como un magma de realidad en s al que slo accedemos cuando accedemos a ella convirtindola en para s (con lo que, por ello, nos resulta por un lado imposible de imaginar y, por otro, imposible de obviar)22.
Creamos la realidad en la medida en que nuestros intereses, deseos y aspiraciones, son los que llevan el pensamiento y la accin con la que moldeamos nuestro mundo. Pero este es el primer paso de la creacin de la realidad; el segundo es el que dice que nuestros intereses, deseos y aspiraciones, no obran desde la nada, sino desde una comprensin de la realidad y una reaccin ante la misma que, a la vez, es creada por tales intereses, deseos y aspiraciones. No hay un modo de poner el punto inicial en todo este proceso pues ya slo podemos imaginar nuestra vida en una realidad construida como respuesta a una realidad construida. No hay que tener miedo a identificar esta construccin de la realidad como una ficcin. Y no lo hay porque sea o no una ficcin, as es nuestra realidad. Nuestras afirmaciones, nuestras pretensiones de verdad, nuestras palabras, se originan en nuestros deseos e intereses; la voluntad de creer y decir cambia la realidad, puesto que creemos y
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La propuesta de Schiller es sencilla: afirmar que de esa realidad en s cada quien puede alzar su propia visin; y afirmar que alzar la propia visin supone al tiempo someterla a prueba en nuestra vida cotidiana con los dems. Quizs sea la metafsica el lugar en el que se pueden forjar nuestras esperanzas; desde luego es el lugar desde el cual Schiller puede plantear la pluralidad de mundos o la posibilidad de vida ms all de esta que vivimos y donde lo hace, no se debe olvidar, con inters personal y con propsito de estudiar tales propuestas de modo cientfico [Cfr. Must Philosophers Disagree?; Londres & Nueva York, MacMillan, 1934, p. 286]

actuamos, y al actuar transformamos la realidad de acuerdo con nuestra creencia; pero tal transformacin, a su vez, est originada en el deseo de transformar el mundo donde vivimos que es el que forja nuestra voluntad de creer. Es en este punto donde Schiller en no pocas ocasiones muestra su distancia con la propuesta de James (Schiller dir que a este respecto l es ms claramente pragmatista que James): no es que la fe modifique nuestra actitud hacia las cosas, pero no las cosas mismas, por el contrario la voluntad de creer modifica la realidad porque se origina en una actitud hacia tal realidad que desea llevarse a cabo (y para ello ha de reformar la realidad). A Schiller le resulta evidente que nuestra vida no es un compendio de individuos creando realidades a su antojo, sino, ms bien, el lugar en el que tales individuos acuerdan vivir; pero ello no le lleva a olvidar que aquello que se muestra como nuestra vida corriente, bien pudiera ampliarse a otro mundo que cada quien puede soar esperanzadamente. Es obvio que tales esperanzas debern redundar en la vida real y para que ello sea as se deber pasar por el acuerdo social, por la negociacin, por las trabas de la vida pragmticamente entendida. Que entre los escasos estudiosos de Schiller siempre se pase por alto su convencimiento de que la verdad y la realidad son construcciones tan individuales como colectivas, es algo que merecera un estudio detallado.

Pero qu es realmente lo que Schiller tiene en la cabeza cuando habla de Metafsica? La respuesta es sencilla, una cosmovisin que parte del compendio del conocimiento que la ciencia proporciona. El conocimiento cientfico es parcelado y especializado, la Metafsica sera la encargada de recoger todos esos saberes especializados y proporcionar una cosmovisin que al tiempo que los reuniera pudiera decir algo ms desde ellos. Por parecidas fechas Scheler afirmar un similar cometido para la Antropologa filosfica: recoger todos los saberes que sobre el hombre hablan y recopilarlos no como un popurr de saberes, como una mera yuxtaposicin de conocimientos, sino integrndolos en un saber diferente. Este es el mundo de Schiller. (a) Por un lado esta dependencia del conocimiento cientfico siempre en formacin afirma la nocin de una verdad inconclusa, en permanente elaboracin, experimental; (b) por otro lado se asegura autonoma al conocimiento cientfico pues la Metafsica no es guardiana ni fiscalizadora de tal saber, sino simplemente un compendio que se establece allende la fsica; (c) ello, en tercer lugar, afirma el carcter voluntario tanto como voluntarista de la Metafsica: no es obligado llegar a ella, por el contrario tenemos el derecho a quedarnos en el mundo de ms ac de la fsica (derecho que, dgase de paso, se ve afirmado cuando cotidianamente comprobamos que con tal mundo podemos dar cuenta y de la mejor manera de nuestros asuntos). Queda la Metafsica como un asunto para espritus aventureros que por propia iniciativa y gusto deciden caminar por la montaa y escalar hasta alguna cumbre. (d) En cuarto lugar esta concepcin de la Metafsica subraya la idea pragmatista que debe regir toda la actividad humana: sea lo que sea que imaginemos ello debe comprobarse en el mundo de la prctica humana y, de este modo, no slo avanzamos desde lo ya comprobado, el
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conocimiento cientfico, sino que todas nuestras conclusiones vuelven a esas primeras bases y se someten a prueba a fin de poder validarse. Estas dos ltimas caractersticas creo que deben retenerse. O al menos retenerse lo que con ellas se est diciendo. Schiller afirma repetidamente que de nuestras salidas a la montaa y del esfuerzo que realizamos atravesando cumbres y sealando con nuestra mirada las perspectivas desconocidas que desde las alturas se divisan, obtenemos un tnico formidable que vigoriza cualquier deseo de aprestarse a dar cuenta de la realidad. Es decir: la Metafsica tiene algn efecto sobre la actividad prctica. Tal efecto, deber someterse a prueba si desea afirmar algo, por supuesto, pero en tal sometimiento a prueba influye y mucho el mismo coraje de afirmar lo que fuere. No es un mero compendio lo que se ofrece como Metafsica; no es un mero entretenimiento; siendo ambas cosas una cosmovisin ya supone cuando menos un determinado modo de mirar, de concebir la realidad. Teniendo en cuenta que nuestro conocimiento parte de una primera seleccin de lo real, de un primer modo de atender, afectarse y componer lo real, resultar que la Metafsica no es de facto nunca un paseo ocioso. Aun siendo siempre, de iure, tan slo una apuesta que no es obligado realizar. El Mtodo Pragmatismo regula el Derecho; la Metafsica, de fundamento tico y voluntarista, cuida de los hechos y nos anima a hacerlos, a construirlos. A crearlos. 4: El perfeccionismo humanista Lo que en Los fundamentos ticos de la Metafsica se intenta exponer si bien es cierto que al final, tal y como Peirce afirm, lo que tenemos es un pequeo galimatas sobre la realidad es algo en principio bastante simple: si es nuestro propsito e inters el que gua la validez de nuestros juicios haciendo que sean verdaderos aquellos que nos resultan buenos, es la tica, al cabo, la que llevar la conformacin de la realidad. Y, adems, ser ella la que lleve la imaginacin de aquella realidad ltima que actuara como la metafsica que se pudiera derivar de nuestro conocimiento. De qu tica se habla aqu? Creo que es ms bien una actitud tica que se configura desde la no distincin entre hecho y valor. No es una tica egosta por ms que en Schiller leamos una y otra vez que depende del propsito inters de cada quien; y no lo es porque en todo momento somos conscientes de que estamos con los dems y porque la misma nocin de significado, de la validez que estamos dispuestos a otorgar a una proposicin, se construye desde el uso que tal proposicin tiene dentro de una comunidad. Tampoco es una tica meramente utilitarista porque cuando se habla de utilidad, de que algo es
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verdadero cuando sirve a nuestros propsitos, al mismo tiempo se nos dice que si bien el conocimiento es algo que entra dentro de nuestro equipamiento biolgico para perdurar en la vida, tal perduracin es algo ms complejo que la comida y el bienestar y por ello el conocimiento se puede hacer ms extenso23. Hablar de tica en la obra de Schiller es simplemente afirmar que nuestra verdad tanto como nuestra realidad vienen mediadas por nuestro inters efectivo por estar de la mejor manera en el mundo. Ello supone un cierto utilitarismo en la medida en que se considera que todo tiene un propsito, que es para un uso; pero es un utilitarismo interpretado de manera biolgica o evolucionista que tambin dira Schiller. Es el reconocimiento de que no pensamos en el vacio, que estamos en un mundo natural y en una trama social y en ambos queremos vivir con una cierta tranquilidad y bienestar. Es una tica, pues, que no tiene valores absolutos, sino que pide que sea lo que sea aquello que afirmemos, seamos capaces de someterlo a prueba, de comprobarlo, argumentarlo y discutirlo abandonndolo cuando se nos muestre que es falso, ahondando en nuestro convencimiento cuando comprobemos su utilidad y, siempre, sospechando que ese proceso de reformulacin de nuestras verdades va de la mano del proceso de discusin y avance de la investigacin. Es una tica que por ser interesada, sin por ello ser egosta, tie nuestra metafsica y nuestro conocimiento y que, de este modo, presenta, contra Peirce, la idea de que no hay divisin definitiva entre la ciencia y la metafsica: la primera se empapa de la visin de la segunda y esta desarrolla su posicin desde los conocimientos de aqulla. 5: La voluntad de construir realidad El valor del significado de la realidad es la voluntad del individuo de llevar a cabo sus intereses, deseos, querencias, etc. Y as es como siempre termina la Metafsica de
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Aunque los ejemplos de Schiller son, ciertamente, bastante simplones en este punto. Valga el siguiente como muestra: Un ejemplo simple debera elucidar el beneficio de la accin pensada y las mejoras llevadas a cabo por su control del impulso. Supongamos un hombre que camina por un campo seco en un da caluroso. Cuando llegue donde hay agua naturalmente se sentir impulsado a beber y si fuera una criatura sin pensamiento indudablemente bebera. Pero si es capaz de reflexin se detendr a pensar sobre su (particular) situacin antes de saciar su sed. Podra ocurrirle entonces que el agua le pareciera algo contaminada y que hubiera un buen manantial una milla ms all. De este modo se controlar y actuar razonablemente refrenndose de beber. Sin embargo, si supiera que no haba ms agua en las siguientes diez millas podra ser ms razonable correr el riesgo de beber el agua sospechosa antes que morir de sed. Ambos casos ejemplificaran el valor biolgico del pensamiento y la adaptacin mejorada que nos posibilita realizar: el acto reflexivo est ms claramente ajustado de un modo cercano a las circunstancias reales de la situacin particular (cfr. 5) que la incitacin del impulso orgnico que establece simplemente una conexin general entre agua y beber sin considerar las circunstancias especiales del caso. El hecho de que nos capacite para considerarlas es la justificacin real de la razn, del pensar y del juicio[F.C.S. Schiller, Lo biolgico del Juicio]

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Schiller: por un lado conocimiento e inters estn ntimamente ligados en nuestra concepcin del mundo (de la naturaleza y de los dems); por otra parte, puesto que hemos comenzado con una concepcin personalista o voluntarista del conocimiento, es de cada individuo de quien parte una voluntad de creer que acaba siendo de poder24. Poder que configura la realidad y al individuo mismo que trata de aparselas dentro de ella: poder que crea. Es aqu donde podemos construir el puente de unin con lo que me gustara entender como el pragmatismo europeo. Nuestro oficio es crear realidad25. Papini a partir de aqu supuso que el objetivo final del Pragmatismo es un hombre similar a Dios puesto que no dejamos de crear realidad a partir de nuestra querencia de conocer-actuar y esto fue algo que llam poderosamente la atencin de James hasta el punto de comentrselo a Schiller y ser el nervio de un pequeo artculo sobre el pragmatismo italiano26. Era como si James se diera cuenta de algo que estaba in nuce en su filosofa; era como si se lo confiara a quien en principio podemos imaginar que haba provocado aquello que le llamaba la atencin27. Es, desde aqu, que considero que Schiller puede sernos relevante para recuperar un pragmatismo europeo. A esta cuestin, al convencimiento schilleriano de que nuestro oficio es crear realidad, dedica varias pginas Durkheim cuando al final de su vida consider de importancia

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No se debe olvidar que para Schiller la experiencia es la de un particular y en esta medida el individuo que conoce es el determinante del conocimiento. Fue aqu donde comenz su trabajo desde la oposicin al idealismo absoluto que personific en Bradley y al naturalismo que conoca desde Spencer. El primero, al separar lo real del mundo ordinario, elimina la participacin directa del hombre tanto en lo real como en la verdad; el segundo sigue una extensin del mtodo del empirismo tradicional donde el hombre no es activo en el conocimiento de la realidad. La objetividad que se logra en ambos es a cargo de olvidar el inters humano por conocer, y por considerar tal conocimiento como un mecanismo ajeno a la actividad del hombre. 25 Ya coment que la lgica schilleriana era voluntarista; recurdese ahora que tal voluntad es de un individuo que trabaja con los dems; el personalismo de Schiller se debe matizar, o por lo menos debe de ir siempre de consuno con el recuerdo de que no hay modo de utilizar un significado (y para eso estn los significados) si no es en una comunidad a la que hay que drselo y atender el resultado que tiene tanto en la entrega como en la posterior recepcin y utilizacin. Somos dioses, si se quiere seguir a Papini, pero, eso s, sin olvidar que somos unos dioses que trabajan en comunidad, que tienen intereses, deseos, voluntad de una cosa u otra; y que tienen claro que no son omniscientes sino que dependen de que aquello que proponen como verdad, como realidad, realmente sea til para construir su vida, su realidad 26 Papini es una joya confiesa en una carta antes de escribir su G. Papini and the Pragmatist Movement in Italy [Journal of Philosophy, Psychology and Scientific Methods , 3, 1906, (337-341)] en el que aunque no se encuentra muy a gusto con el concepto de hombre-Dios, lo cierto es que no deja de fascinarle. Una referencia exhaustiva a esta cuestin se puede encontrar en E. Paul Colella, Philosophy en the Piazza: Giovanni Papinis Pragmatism and Italian Politics, en The Journal of Speculative Philosophy, vol XI, n 2, 1997 (124-142) especialmente p. 126 y p, 133. 27 La idea de hombre-Dios es de Prezzolini que escribi Luomo -Dio en Leonardo en Marzo de 1903 antes de que Papini escribiera el Dalluomo a Dio que fue el ge rmen de aquello que tanto le llam la atencin a James. Pues bien, Prezzolini era un declarado seguidor de Schiller. Tanto al menos como Papini aseguraba preferir a James.

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reflexionar sobre el Pragmatismo28 y marcar distancias con el mismo al igual que le result necesario hacerlo a Bergson pues, en ambos casos, se vean muy cercanos y similares los planteamientos propios y los que se encontraban en el Pragmatismo (ledo siempre con la obra de Schiller como pieza constitutiva). Es aquel convencimiento pragmatista y humanista lo que podemos aunar con la nocin de creencia de Unamuno, DOrs o Ganivet29. No es que Europa recibiera as el Pragmatismo, es que as era su Pragmatismo. Pensar que se estaba dialogando con un modo de concebir la filosofa que naca allende el Atlntico es, ciertamente, correcto, pero creo que nada perderamos si imaginramos que realmente se estaba descubriendo un hermano en las bsquedas filosficas; que en el Pragmatismo se encontraba un intento similar al que ya de hecho se estaba haciendo dentro de la tradiciones filosficas propias de cada pas. Nada ms fuera de lugar que elaborar ahora un panegrico de autores olvidados o de firmar una reclamacin de justicia potica con autores perdidos; pero nada ms ajustado a nuestras necesidades de reconocernos en el pasado que alguna vez tuvimos que considerar la posibilidad de un pragmatismo europeo. El Pragmatismo son odres nuevos en la medida en que todo pensamiento novedoso se proclama como radicalmente diferente; pero las discusiones vienen de antao, las tradiciones de pensamiento no se olvidan, el vino aejo se sigue haciendo de las mismas uvas aun cuando, es inevitable, los sabores que busquemos sean diferentes y los procedimientos de fermentacin y embotellado cambien sustancialmente. 6: La recuperacin del Pragmatismo clsico hablando en el mundo del Neopragmatismo Robert B. Talisse es autor que en los ltimos diez aos ha propuesto una recuperacin de Peirce con un objetivo cuando menos estimable. Su idea es que el Pragmatismo que remite a los padres fundadores ha quedado hundido en discusiones de expertos y que desde los aos 80 del pasado siglo su voz ha sido sustituida por la del Neoprgmatismo liderado, principalmente, por R. Rorty. Talisse considera que con tal sustitucin se ha hecho un flaco favor tanto al Pragmatismo (pues el Neopragmatismo no es actualizacin sino equivocacin del Pragmatismo clsico) y a nuestros problemas contemporneos que no han tenido la voz mesurada y capaz de lidiar con la pluralidad
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E. Durkheim, Pragmatisme et Sociologie, Pars, Vrin, 1955. Aunque aqu habra que ir con pies de plomo. Al respecto se puede ver: Carlos Ortiz, Las fuentes hispanas de la nocin de creencia a travs de DOrs, Ortega, Unamuno y GTanivet en Anuario Filosfico, XL/2, 2007 (451-469).

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sin caer en el relativismo30 que les hubiera proporcionado el Pragmatismo clsico. En suma, traer el Pragmatismo clsico a la luz de los debates contemporneos (que son en su mayora debates sobre la filosofa moral y poltica) y proponerlo como la mejor solucin a nuestras confusiones tico-polticas, es el cometido de Talisse (cometido que lleva a cabo con una lectura de Peirce que creo se puede calificar de light). 6.1. El problema: Las democracias occidentales, desde hace ya aos se encuentran con un problema de fundamentacin. Las versiones liberales de la democracia, como en su da anotaron las crticas comunitaristas, han terminado constituyendo una visin de la vida poltica en la que los individuos actuamos como tomos sin posibilidad ni necesidad de interactuar con los dems ms all de tenerles como el limite de nuestra libertad, de nuestra actuacin. No voy a dar muchas vueltas al tema en este momento, tan slo recordar que con las crticas comunitaristas y con las desavenencias multiculturalistas aprendimos que un modelo social que no tenga en cuenta que debemos hacer comunidad de alguna manera, que debemos vivir con los dems y vincularnos a tal vida con los dems, es un modelo social de cualquier cosa menos de una democracia que, al cabo, es la participacin de todos en el mundo comn de la ciudad. Pobre ciudad democrtica resultara aquella donde no hay un deseo de construirla, de hacerla, de edificarla, donde no hay algn tipo de compromiso con la vida con los dems. Las propuestas a este problema han sido tan diversas como lo que han dado de s los ltimos veinte aos. Desgraciadamente para Talisse las propuestas son solamente las que se han escrito en ingls en los ltimos diez aos y es difcil ver en sus textos una discusin con el primer comunitarismo de MacIntyre (e incluso las referencias a Sandel no son de gran calado) o una comprensin de lo que signific Ch. Taylor en su momento y las discusiones que gener en Europa (con Habermas en primer lugar, pero tambin con el recuerdo de Foucault o con el republicanismo italiano o alemn); con todo creo que si bien con notables ausencias, resume con precisin los debates entre republicanismo y liberalismo de los ltimos quince aos y plantea una solucin que puede ser til contraponerla a la lectura que vengo haciendo de Schiller. 6.2. La solucin: El debate tico-poltico contemporneo tiende a subrayar la necesidad que tenemos de algn tipo de virtudes cvicas que den cuerpo a las
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Aunque aqu debirese cualificar la nocin de pluralidad pues como el mismo Talisse ha mostrado, el Pragmatismo no tiene por qu llevarse bien con tal concepto, Cfr. Robert B. Talisse & Scout F. Aikin, Why Pragmatists Cannot be Pluralist en Transactions of the Charles S. Peirce Society, vol, XLI, n 1, Invierno de 2005 (101-118).

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democracias que habitamos. Por las razones que fueren, lo cierto es que los dos contendientes que juegan el partido de la reflexin filosfica prctica, los que se agrupan bajo los colores del liberalismo y aquellos que defienden los del republicanismo, llegan de forma inevitable al convencimiento de que son precisas algn tipo de virtudes ciudadanas. Se podr asistir a la discusin sobre su aplicacin y su extensin, pero quienes hoy reflexionan sobre nuestro universo tico y poltico son en su totalidad conscientes de que el pilar bsico de nuestra democracia pasa por reconocer cunto debemos a las virtudes cvicas. Puesta la partida en estos trminos, Talisse resume la situacin como sigue: o bien tales virtudes son virtudes morales y polticas y por ello necesitamos de un Estado fuerte que eduque a los ciudadanos para ser buenos ciudadanos (es el mundo que Talisse ejemplifica con Dewey) o bien rechazamos tales virtudes con lo que nos veramos en la situacin de los liberales que por no desear un Estado que pudiera interferir en las cuestiones privadas, que pudiera imponer una visin comprensiva de la realidad, terminan con una visin tremendamente formalista de la realidad o tremendamente ineficaz cuando se han de dar cuenta de cuestiones como la diversidad o la respuesta que merecen aquellos que no desean participar en nuestras democracias (pero que son cobijados y alimentados por ellas). Ante ello, una lectura de Peirce, afirma Talisse, nos puede recordar que existen virtudes epistmicas que, por no ser morales, no afirman ninguna cosmovisin del mundo y son neutrales moral y polticamente (no interfieren con nuestras doctrinas del bien) sin dejar de normar el modo en como argumentamos y deliberamos sobre nuestra realidad social. Virtudes epistmicos, o de la investigacin, que afirman que debemos cuidarnos de or a los dems, de reconocer que uno no siempre est acertado y ha de seguir investigando y no detenerse nunca pues la verdad es algo que se adquiere en un largo proceso en comunidad31. Estas virtudes no son trascendentales, son simplemente virtudes del mtodo: no podemos deliberar si en el mismo momento de comenzar a reflexionar no admitimos ya un mundo que viene siendo el que Peirce dibuj cuando tuvo que presentar cmo caminaba la investigacin cientfica. As, pues, en la medida en que no son trascendentales son perfectamente asumibles por cualquiera (no hacen referencia a
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Las virtudes epistmicas que Talisse, recogindolas de Misak, propone como virtudes de la deliberacin, como virtudes cvicas en suma, son las siguientes: Honestidad en la deliberacin y propsito de seguir la evidencia y sopesar diferentes factores, Modestia que viene de admitir que nunca sabremos como funcionar exactamente nuestra propuesta, Caridad para considerar que nuestros oponentes no son estpidos y bien pueden estar acertados, e Integridad para aceptar caminar en un camino que a veces no es el que ms le conviene personalmente (Cfr. R. B. Talisse, Pragmatism and Deliberative Politics, Nueva York & Londres, Routledge, 2005, p. 112-3)

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un mundo que vaya ms all de la prctica habitual de cualquier tipo de deliberacin) y en la medida en que no son morales, que son simplemente epistmicas (como si fueran una pragmtica universal de la deliberacin) no habr motivos para que nadie reniegue de ellas por no coincidir con sus convicciones privadas. Lo que Talisse ofrece son virtudes cvicas talla nica, asequibles y adaptadas a todos los gustos. Quin no las afirme? Estar afirmando un mundo que no es el de aquellos que consideramos que debemos sentarnos y tratar de dar con el mejor argumento para dar cuenta de nuestros problemas. Lo cual, afirma Talisse, es algo connatural al ser humano. No podemos rechazar, afirma, que cuando tratamos de dirimir nuestros conflictos damos razones y argumentamos nuestras propuestas porque consideramos que aquello que indican tales propuestas es lo verdadero y, por ende, deseable por todos y a lo que todos acabaran llegando tras un proceso deliberativo siempre y cuando tal proceso deliberativo fuera realmente deliberativo y racional, esto es, forjado desde las virtudes epistmicas que son el fundamento del modo de argumentacin humano (y racional)32. 6.3. La esencia de la solucin: Talisse una y otra vez refiere a la recuperacin que Ch. Misak ha hecho de Peirce para mostrar que estas virtudes epstmicas pueden retrotraerse al mismo proyecto de investigacin peirceano. Porque efectivamente hay una verdad y eso es lo que da una tercera ventaja a las virtudes cvicas epistmicas sobre las morales: si no la hubiera nadie se dedicara a deliberar y cuando se adopta una solucin esta se tiene como la solucin que a todos conviene por ser la verdadera. No es que sea la solucin que como consenso adviene, sino la que aparece tras una investigacin cuidadosa. Mientras que las virtudes que dependen de ideas comprensivas del bien, las morales, siempre necesitan de un golpe de mano moral que al final es el que impone una cosmovisin u otra, las virtudes epistmicas se van conformando en el di-logo, en la sincera preocupacin por llegar a una verdad que a todos nos una aun sabiendo que tal verdad suele quedarnos bastante lejos33. En algn momento se le objeta que Peirce es mucho ms que un compendio de recetas para razonar bien (una serie de virtudes de la investigacin cientfica dicho de modo ms ajustado), y Talisse responder que el Peirce que necesitamos para dar algn tipo de solucin a nuestros
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Estoy tratando de exponer muy brevemente su Democracy after Liberalism (cit.). Esta es la razn por la que Talisse argumenta que el Pragmatismo que con Peirce se recoge no se aviene bien con la pluralidad: hay una verdad aunque bien es cierto que puesto que es lejana, debemos conformarnos con una cierta pluralidad que, en modo alguno, supone que haya muchas respuestas, sino simplemente afirma que por el momento no tenemos una respuesta nica

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debates tico-polticos es simplemente el que hace dos modestas afirmaciones acerca de la investigacin. La primera es semntica: el modo de comprender nuestras ideas es examinar como funcionan en la prctica y ello supone discernir qu podra hablar a favor y en contra de ellas. Esta afirmacin se liga con una afirmacin epistemolgica: cuando creemos que p consideramos que p es verdad; y cuando consideramos que p es verdad consideramos que las consideraciones relevantes (evidencia, argumento, razones, etc.) hablarn a favor de, y no en contra de, p34 No necesita de un Peirce ms complejo. 7: Desde el recuerdo de Schiller: El primer uso para el que me sirvi Schiller fue para proponer una manera europea de reflexionar pragmatistamente. A buen seguro que tal manera tena mucho de imaginada, pero, en cualquier caso, no deja ello de ser un proyecto de investigacin, una clave eurstica con la cual me parece podramos recuperar buena parte de nuestro pasado de un modo fructfero e interesante (como se ve estoy aplicando la nocin de verdad que se construye y de realidad construida desde nuestra investigacin e inters del mismo Schiller). El segundo uso para el que quiero proponerle es para dirimir el caso Talisse. Lo cual no est muy apartado del primer uso. Y no lo est porque si Schiller propone un Humanismo que es un Pragmatismo con mayor incardinacin en las cuestiones ms continentales o europeas, me da la impresin de que son estas cuestiones las que pondran algo ms de luz en la bsqueda de Talisse a veces demasiado limitada a aquello que ilumine su particular linterna (que, siendo bien potente, no deja de crear un bastante escaso surco de luz). Lo que con Schiller se argumentara contra Talisse es que el mismo fundamento de nuestro modo de conocer es tico, o cuando menos voluntarista, o interesado en un lenguaje ms contemporneo. La lgica tiene una base biolgica, un inters por mejorar nuestra adaptacin al mundo y proporcionarnos bienestar. No hay virtudes, pues, espistmicas, sino que toda virtud es moral, es una apuesta por un mundo que consideramos ms cercano al que queremos vivir (o al que nos merecemos vivir). El conocimiento sirve para encontrar alimentos, sexo, acuerdos por recordar a Rorty, y todos esos intereses modifican nuestro mismo acercamiento a la realidad. Pero aun cuando as no fuera leamos con detenimiento a Talisse: las virtudes epistmicas son
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Robert B. Talisse, Responses to my Critics en transactions of the Charles S. Peirce Society , vo. 45, n 1, 2009, p. 100

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algo en lo que hay que educar a la poblacin a fin de mejorar su nivel deliberativo y conseguir, con ello, una verdadera democracia plural; pero cmo educar sin proponer una visin de la realidad, una metafsica? En este punto el denostado por Talisse Rorty tiene razn (y la tiene en lo que repite a Schiller): la educacin siempre parte de una apuesta, de una visin, de una, al cabo, ficcin. Imaginar que la lgica que regula nuestros procesos deliberativos, que el amor al cuidado argumentativo, que la atencin a los argumentos ajenos, que el estar dispuesto a abandonar una opcin cuando se muestre que no es al caso (que es falsa), es una lgica que se apoya en virtudes epistmicas, es apostar por una lgica formal que era aquello que Schiller siempre rechazo de Peirce35. No, esas virtudes son morales o, si se prefiere, dependientes de una visin comprehensiva del mundo y, por ende, tremendamente controvertibles. Y la controversia no viene por el hecho de que an no hemos alcanzado el punto deliberativo en el que todos lleguemos a estar convencidos de algo, sino que adviene por la evidencia de que las mismas bases de ese proceso deliberativo son interesadas, tienen que ver con nuestra personal percepcin del mundo en el que deseamos vivir y por el que queremos apostar, son etnocntricas en palabras de Rorty (que traducidas por Schiller tan slo indicaran que son ticas). Realmente con Schiller debemos afirmar que nuestro valores son ticoepistemolgicos que regulan la experiencia; esto le diferencia del resto de los pragmatistas pues la experiencia al ser fabricada no es la ltima piedra de toque de nada36. S que la cuestin, de nuevo y con Peirce, est en cmo pueden nuestras afirmaciones ser sometidas a prueba en una experiencia que queda regulada por tales afirmaciones, pero con todo lo que ha sido el final del siglo XX esto no es algo que nos suene muy lejano y quizs, tan slo, sea cuestin de cambiar el problema de la verdad por el problema del poder de la verdad. En todo caso, lo cierto es que considerar que existen valores epistmicos ajenos al mundo en como cotidianamente nos establecemos, nos educamos y estamos interesados en vivir, no deja de ser algo bastante alejado de la realidad. Nada que ver, obviamente, con el Humanismo que es una proclama voluntarista para que cada quien sea seor del mundo, donde la libertad es mejor atendida como la libre voluntad de creer y sentir, donde la existencia fctica marca todo lo que decir de nuestro carcter y persona, de nuestros derechos y expectativas que, de
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Continuamente Schiller echa en cara a Peirce el no haber sacado consecuencias de su afirmacin primera pragmatista por estar preso del mito de la exactitud y del formalismo. 36 Cfr. Hugh P. Mcdonald, First Philosophy in the Pragmatic Humanism of F.C.S. Schiller , p. 515 y 518.

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tal modo, son tan plsticos e impredecibles que nada se puede decir fundamentalmente de ellos. Somos siempre, como afirmar Rorty mucho despus, en la apuesta por el mundo en el cual queremos ser. Este es el mundo de Schiller; y me da la impresin de que es tambin nuestro mundo.
G. Gullace, hablando del pragmatismo en Italia, recoge la idea de Giovanni Vailati segn la cual, aun estando en el mismo campo de batalla, realmente haba, en la Italia de principios del siglo XX, dos modelos de pragmatismo; uno mgico y otro lgico. Al primero pertenecen los nombres ms conocidos de G. Pappini y G. Prezzolini. Al segundo los ms olvidados de G. Vailati y M. Calderoni37. Estos ltimos lean en Peirce un pragmatismo que daba cuenta de problemas clsicos de la teora del conocimiento, de la verdad y del mtodo cientfico. Los primeros, como ocurri tambin con Unamuno, con DOrs o con insignes representantes del pragmatismo francs, consideraban que puesto que todo dependa del modo en que era conocido, al cabo el conocimiento tena el poder de crear la realidad y ese poder haca que nuestra vida fuera continua actividad de creacin del mundo (muy cercano al ideal del genio romntico, muy cercano tambin a la figura del Dios creador)38. La contraposicin entre el pragmatismo mgico y el lgico nos ayudara a caracterizar el pensamiento de Schiller pues subrayara su inters por aplicar un mtodo a la teora del conocimiento del cual se pudiera generar un nuevo tipo de vida. Desde aqu sus repetidas argumentaciones contra el idealismo y en defensa del mtodo pragmtico se pueden valorar por lo que tericamente ofrecen, pero tambin, y en mayor medida, por la esperanza que abren a una nueva vida. Vista as, la posicin de Schiller se puede desvelar en clave rortyana: el valor de la esperanza que nos proporciona lo afirmado es su valor de verdad. El test pragmtico se debe aplicar a todo lo que afirmamos y reclamamos como verdad, pero tal aplicacin es un mtodo de nuestro modo correcto de conocer que supone, antes que nada, un desbrozo de aquello que nos afecta, una eleccin de hacia donde dirigir la mirada y de qu percepciones vamos a tomar como ms relevantes. Parte del test pragmtico es decidir si tal eleccin y desbrozo nos procura la precisa esperanza para sostenernos en el mundo.

Relativismo, pues?Imposibilidad de llegar a acuerdos universales o cuando menos acuerdos amplios basados no es la imposicin de nociones comprensivas del bien sino en acuerdos alcanzados deliberativamente? Estas son las incomodidades que impulsaron a Misak y a Talisse a releer a Peirce de un modo contemporneo, a hacerle hablar en los debates que nos acucian. Convencidos como estaban de que la voz pragmatista que sala de Dewey (y de un modo ms marginal de James) se expresaba en un idioma que sola llevar al mundo de Rorty, y convencidos tambin de que el Pragmatismo no deba llevar en ningn caso al pluralismo (que en ltimo trmino suele ser relativista), si bien saba avenirse con tal pluralismo (saba reconocer otras voces sin
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No deja de ser relevante que quien expusiera en su da tal idea fuera compaero de viaje tanto de los mgicos como de los lgicos, mostrando aquello de que el Pragmatismo es un mtodo que cobija parecidos de familia. Cfr. Giovanni Gullace, cit., p. 97. 38 Gullace resume el pragmatismo mgico de Papini con estas frases: La verdadera filosofa debe hacer capaz al hombre de transformar o dirigir la realidad. Los sistemas de filosofas tradicionales, tal y como son, ms ocupados con los principios que con las necesidades del hombre, no son capaces de dar tal poder. Slo el pragmatismo puede espolear al hombre a la accin. El resultado de la accin es el poder; y a travs del poder el hombre llega a ser similar a Dios [G. Gullace, cit., p. 93].

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caer en la renuncia a la verdad), recogieron en Peirce un plan que les pareci genial: existen virtudes que a modo de una pragmtica universal de la deliberacin uniforman nuestro razonamiento en el momento en que tal es elaborado. No debemos preocuparnos por su universalidad: toda deliberacin lo es en tanto utiliza tales virtudes. Llegamos a un lugar que en algn momento ya fue propuesto por Habermas aunque aqu, se supone, que estamos exentos de su trascendentalismo pues los trascendentales habermasianos (si es que realmente al cabo de su camino an pudieramos imaginarlos) pueden en este momento ser nicamente los mecanismos habituales del proceso de investigacin. Mecanismos a los que vamos a llamar virtudes y a calificar de epistmicos para diferenciarlos de las virtudes comunitaristas y de los difusos nosotros que supone la educacin sentimental rortyana. A esas incomodidades no sabra responder con Schiller. l es consciente, la mayor parte de las veces, de que nuestro mundo es como el que Peirce pintaba, que la ciencia va reuniendo a los hombres al converger en una verdad. Y cree tambin, frente a James, que este proceso de convergencia no es un proceso que comience en nuestra psicologa, sino que de un modo objetivo se reconstruye con el avance de la humanidad, del conocimiento de los seres humanos. La verdad sera esa mejor adaptacin, ese mayor bienestar que de hecho, para Schiller, constituye ya nuestra vida39. La situacin de Schiller aqu puede ser algo ingenua, pero, en cualquier caso, no discute nunca los trminos del relativismo pues es bien cierto que hay una verdad; cambiante, actualizada continuamente, no definitiva, pero siempre nica (y guiada por el progreso cientfico). Ante las incomodidades que desagradaban a Misak y Talisse, la respuesta no se da en los trminos de si est o no con el pluralismo (recuerdo que el mundo de Schiller no es del siglo XXI, sino el de comienzos del XX que no imaginaba lo que el pluralismo poda suponer para las democracias occidentales), sino en trminos de educacin, de subrayar el lugar donde hacemos el uso de nuestros significados. En ltimo trmino tan slo sabra aqu recordar el hincapi que Schiller hace de modo continuo en el hecho de que no debemos temer al error. El error es vitoreado ms que evitado, pues es la garanta del proceso continuo del avance cientfico y el mejor seguro, si le perdemos el miedo y le incorporamos como primer elemento a tomar en
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Precisamente este es el origen de su apuesta por la eugenesia: no deja de ser el ltimo paso que la ciencia nos presenta en un proceso evolutivo donde conocimiento y mejor adaptacin convergen (recuerdo la verdad es aquello que resulta aprobado por nuestro inters biolgico). Un paso donde la ciencia gobierna no tanto la reproduccin, cuanto la asignacin de individuos a diferentes puestos

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consideracin de nuestra Lgica, de nuestra propia autonoma. Realmente lo que caracteriza al mtodo cientfico no es que sea objetivo y haga abstraccin del individuo que investiga, sino que este juega con sus deseos e intereses y aprende cuales son malos y cuales ha de usar con prudencia. Es, as, un mtodo de aprendizaje en el que se incluye, se ensea, la vida entera40. Esta es la esencia de la Lgica voluntarista, ensear prudencia, no evitar riesgos: vivimos en la contingencia y plasticidad y as ha de ser el esquema de nuestro pensamiento, a saber, no formal y siempre adecuado y adaptado a la realidad que se desea vivir (adaptado al deseo y sus problemas para hacerse efectivo). Posiblemente lo que tengamos sea ficticio, pero lo tenemos porque estamos interesados en tenerlo y tal inters no es espreo o malvado, ni siquiera indiferente, sino el mismo modo en como nos recomponemos y configuramos: tenemos desde lo que queremos ser. Este acto de voluntad primero (que es el que subyace a mi intento de recuperar un Pragmatismo europeo) no obvia que somos sen un lugar pre-dado y en culturas que nos preceden, pero dice que podemos reconfigurarnos a travs del cuidado que tomemos de nosotros mismos (del cuidado de s que se inserta en las culturas donde se dibujan identidades). El inters que gua nuestra verdad y el mundo que construimos es un inters humano. No universalmente humano, sino humano en el sentido en como entendemos la humanidad y cmo nos entendemos en la humanidad. Este humano es optado, querido y supone, ya lo coment, un cierto perfeccionismo. Entre otras cosas supone que no necesariamente nos debemos quedar en el mundo que el progreso de la investigacin cientfica nos muestra a todos por igual y quizs no nos hiciera mal imaginar un mundo desde una Metafsica personal. S es una apuesta ironista, pero me da la impresin que mejor presentada que la de Rorty. O por lo menos que lleva de mejor manera a la solidaridad que, en Schiller, vendra dada simplemente porque no podemos usar significados si no los usamos con los dems, en la trama de competicin, lucha, discusin y retrica que tal vida con los dems supone41. Pero ese

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La lgica formal, dice Schiller, quiere evitar riesgos, pero nuestro mundo contingente y frgil es el de los riegos. Por eso el observador-conocedor debe admitir que est inmerso en lo que conoce y tiene que saber jugar a incluirse l mismo en el conocimiento. Cfr., Must Philosophers Disagree? (cit.), p. 288. 41 Y la cuestin, como apunt hace tiempo, Mailloux, es de Retrica, no slo de investigacin o deliberacin, sino de convencimiento, de interrelacin donde se trata de convencer. Con la verdad? No, no somos Cicern, no se convence del mejor modo con la verdad, sino que convencemos y aquello a lo que llegamos y acordamos, damos en llamar verdad. Y esta ya supone un determinado poder, instituye ciertas procesos de hegemona. el carcter pragmtico de la verdad [de Schiller], su valor o utilidad, emerge desde y es completado con la poltica retrica de la sociedad, sus coerciones y engaos, sus amenazas y persuasiones [Steven Mailloux en Sophistry and Rhetorical Pragmatism incluido en Steven Mailloux (ed.), Rhetoric, Sophistry, Pragmatism, Cambridge University Press, 1995, p. 11]. Es

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inters, en sociedades avanzadas, es tambin un inters por vivir a la humana manera, por poder seleccionar desde nuestra propia, personal e ironista, metafsica del mundo42: creamos lo real, pero no como algo ltimo, sino como un sistema que conocemos-vivimos43, que intercambiamos con los dems (y que modificamos en tal intercambio) y que, en ltimo trmino, se constituye en el relato de nuestra propia vida. Por terminar: y ello es una obligacin moral. O ms en palabras de Schiller: es una obligacin moral buscar una esperanza, poder proponer una apuesta para nuestro mundo. En promover tal esperanza se puede especificar el trasunto moral de la obra de Schiller; en promoverla y saber que tal promocin parte de la educacin, de la adquisicin de un mundo y de virtudes epistmicas, por supuesto, que tienen un marcado origen tico44.

esta la lnea que me da la impresin que nos permitira leer el Neopragmatismo de una manera europea y quizs hacerle menos epatante y ms discreto y efectivo 42 Si ello no es posible Schiller dice que el saber no es valido sino una gran apisonadora 43 Cfr. La construccin de la verdad 3 final 44 Que adems, con Foucault, suponen determinadas tramas de poder en la medida en que configuran la realidad que tenemos y el modo en como nos configuramos. Si bien queda siempre, en Schiller, una irrenunciable apuesta personalista por el cuidado de s que, lejos de ser un mero recurso del ironista, termina, en el intercambio de usos significativos, construyendo realidades.

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