Generación Replicante: Androides Con Ovejas Eléctricas?), en La Que Ridley Scott Inspiraría en 1982 Su
Generación Replicante: Androides Con Ovejas Eléctricas?), en La Que Ridley Scott Inspiraría en 1982 Su
Generación Replicante: Androides Con Ovejas Eléctricas?), en La Que Ridley Scott Inspiraría en 1982 Su
En 1968 -cuando la juventud buscaba la playa bajo los adoquines- Philip K. Dick
publicó una novela de ciencia-ficción con un título inquietante (¿Sueñan los
androides con ovejas eléctricas?), en la que Ridley Scott inspiraría en 1982 su
película Blade Runner. El relato gira en torno a un grupo de androides,
virtualmente idénticos al ser humano, a los que llamó replicantes, superiores en
fuerza e iguales en inteligencia a los ingenieros genéticos que los habían creado,
pero utilizados como esclavos en la peligrosa colonización de otros planetas. Tras
un motín en Marte, los replicantes buscan refugio en la Tierra, donde son
declarados ilegales y perseguidos por patrullas policiales especiales, las unidades
blade runner. La descripción que la novela hace del líder de la revuelta es
sintomática: Roy "tiene un aire agresivo y decidido", "indujo al grupo a intentar la
fuga", "robó diversos psicofármacos y experimentó con ellos", y busca "una
experiencia de grupo".
Si cambiamos Marte por el espacio escolar, la Tierra por el espacio público, los
psicofármacos por combinados etílicos, los replicantes por jóvenes al borde de la
mayoría de edad, y los blade runners por adultos al borde de un ataque de nervios,
quizá podamos encontrar alguna analogía con el moderno botellón.
La palabra "diversión" tiene una doble filiación latina: la más conocida viene de
distractione, que significa fiesta y pasatiempo, pero también remonta a diversione,
que significa divergencia y contestación. Ambos significados confluyen en los
sucesos de Pozuelo de Alarcón, en los que el botellón, más que como la causa (de
todos los males de la juventud actual) o la consecuencia (de todos los pecados de
la sociedad adulta), aparece como un síntoma, como una metáfora de la
generación que entra ahora en la universidad. Pues, como ya intuyese Walter
Benjamin en su tiempo, los estudiantes suelen reproducir en miniatura -en forma
de comedia o de tragedia- las esperanzas y los miedos de cada momento
presente.
Así como los sueños de la razón producen monstruos, el súbito despertar de una
juventud aparentemente dormida suele invocar nuestros propios fantasmas
familiares. Adolescentes acomodados rebelándose por el derecho a consumir
alcohol en el espacio público, universitarios protestando contra Bolonia, mileuristas
hiperformados condenados a la precariedad laboral, bandas urbanas provocando
pánicos morales: son las múltiples caras de una generación inquieta, que suscita,
sin términos medios, compasión o condena, ya sea en forma de prédica parental o
de carta al director. Pero si queremos ir más allá del botellón, quizá debiéramos
preguntarnos si lo que está cambiando no es el propio concepto de juventud como
fase más o menos prolongada de transición a la vida adulta. Me explicaré con un
símil literario, que alude a tres modelos distintos de juventud: Tarzán, Peter Pan y
Blade Runner.
Tarzán, Peter Pan y Blade Runner no constituyen modelos excluyentes, sino más
bien variantes de la experiencia juvenil que pueden convivir en el momento
presente. Hoy siguen existiendo instituciones en las que predomina el modelo de
transición a la vida adulta simbolizado por Tarzán, otras en las que persiste el
modelo de resistencia a hacerse adulto caracterizado por Peter Pan, y otras en las
que emerge el modelo yo-yo representado por la figura del replicante. Si la
juventud ha dejado de ser un rito de paso para convertirse en una ritualización del
impasse (un sueño del que cuesta despertar), el botellón aparece como una
especie de limbo, un espacio liminar entre el infierno mileurista y el paraíso yuppy.
Entre la represión indiscriminada del botellón y la promoción del vinum et
circenses a cargo de las administraciones públicas, quizá exista una tercera vía
que trate a los jóvenes, no como replicantes, sino como ciudadanos capaces de
inventarse como actores sociales.
2) Busca puntos en los que estás de acuerdo con las ideas defendidas por
el autor y puntos en los que estás en desacuerdo. ( Recuerda siempre
fundamentar tus puntos de vista, decir por qué estás de acuerdo y por
qué no lo estás).