Crecimiento Economico
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de la economa mexicana. Siguiendo las tesis de Benjamin Friedman, expone cmo la anomia productiva daa al nimo de nuestra sociedad, la vuelve temerosa y conservadora, sus agentes econmicos dejan de ahorrar y de invertir. En cambio, las experiencias de crecimiento sostenido demuestran que ste influye en el carcter de las sociedades de una forma positiva, dando pie a ciudadanos ms abiertos y ms tolerantes. La realidad es eso que, cuando lo dejas de creer, no desaparece. Philip K. Dick Este ensayo quiere demostrar los efectos materiales que ms de dos dcadas de estancamiento econmico han causado a la mayora de los mexicanos. Deliberadamente se presenta una larga sucesin de cifras y no de tesis, juicios o afirmaciones: cifras. Tengo la impresin que en materia econmica el ejercicio es necesario porque los datos, las simples evidencias, son el mejor antdoto contra la ideologa de cualquier signo y contradicen muchos mensajes que hemos aceptado como vlidos, mensajes que son inexactos o simplemente falsos, pero que se han instalado en la categora de sentido comn y hasta de ciencia en el gobierno, los partidos, la opinin pblica y la academia. Quizs por eso y ahora que toda una generacin de mexicanos ha vivido bajo el menesteroso manto del nuevo modelo econmico convenga insistir en los datos, simples datos oficiales, elocuentes y demostrativos de que buena parte de la discusin econmica mexicana se ha estado moviendo sobre estereotipos, conjeturas y sospechas que no tienen mucho que ver con la realidad pero que subrepticiamente se erigen como punto de partida de las alternativas polticas (donde las hay). Antes de exponer esa sucesin de cifras debo anticipar las dos ideas que se ventilan aqu. En primer lugar, Mxico escenifica una brusca escisin social desde hace varios lustros que ha coagulado en una forma exacerbada de desigualdad; muchos de sus sntomas aparecen en la discusin pblica pero casi siempre de un modo aislado, nunca el retrato aproximado de una polarizacin a tal punto grave, que se erige como una causa eficiente del estancamiento econmico, para una generacin; y en segundo lugar, no estamos ya ante una discusin terica sino ante las consecuencias mensurables de un cuarto de siglo dedicado a introducir polticas de mercado, liberalizadoras, que han cambiado muchas cosas en la economa real pero que comparten la peculiaridad de no haber tocado ni alterado las condiciones de distribucin de la riqueza en Mxico. Un desfile de reformas estructurales, ninguna de las cuales ha sido pensada para la redistribucin. La excesiva concentracin de la riqueza, la movilidad social, la igualdad, dejaron de ser tema y abandonaron la realidad; la poltica econmica mexicana dej de creer en la redistribucin y la expuls al territorio de lo moral; pero resulta que la desigualdad sigue ah, multiplicada, bloqueando y evitando el crecimiento. Las consecuencias de ese desliz pueden medirse en las cifras que siguen. La inseguridad econmica crnica La generacin que hoy empieza a tener hijos y que toc la puerta del mercado laboral al final del siglo XX, ha crecido toda su vida en un ambiente de enormes dificultades econmicas (crisis financiera generalizada en 1982; macrodevaluacin de 1985; choques petroleros y cruentos planes de estabilizacin, 1986-1987; el desplome de las cuentas externas y del sistema bancario de 1994- 1995; la recesin ms larga de la historia moderna 38 meses, entre agosto del 2000 hasta septiembre del 2003) y en los espordicos tiempos de recuperacin, un crecimiento ms bien mediocre con excepciones breves (como en el primer semestre del ao 2000). Es un pas econmicamente enfermo que crece fugazmente, exige electroshock y luego reclama de una convalecencia larga. Basta revisar las cifras (en periodos cortos o al largo plazo) y los resultados son decepcionantes (incluso con las buenas noticias de fin de sexenio, pues el ao 2006 termin con un crecimiento que ara el 4.8%, el mayor en seis aos). Haciendo cuentas, significa que el ritmo promedio de la economa en el ltimo sexenio habr sido para Mxico de slo el 2.4%. As las cosas, se debe afirmar que el crecimiento del primer sexenio de la democracia en Mxico ser el ms bajo de los ltimos 18 aos (Carlos Salinas tuvo como promedio 3.9%, y Ernesto Zedillo 3.5%).1 Las cosas mejoran un poco si recortamos la perspectiva a la dcada de 1995-2005 (el crecimiento anual promedio rondara el 3.6%). Pero si la perspectiva es de mayor plazo y reconocemos lo que ha sucedido en el ltimo cuarto de siglo, entonces el promedio del crecimiento mexicano es de 2.6%.
Y qu ocurri con la demografa en ese mismo lapso? Segn los resultados del Conteo de Poblacin dados a conocer en 2006, la poblacin total en el pas lleg ese ao a los 103 millones 263 mil 388 personas.2 Hace 25 aos ramos 67 millones. La tasa media de crecimiento poblacional en el ltimo cuarto de siglo resulta entonces de 1.7%. Por lo tanto, el crecimiento del PIB per cpita de 1980 al 2005 habr sido de 0.9% al ao. La conclusin que se desprende es dramtica: la generacin de mexicanos que naci en la era del trnsito hacia un nuevo modelo econmico quienes empiezan a ser padres a sus 25 o 30 aos han vivido en una era de virtual estancamiento de la economa.3 Eso no es lo peor. La memoria social recuerda que slo una generacin atrs, todava en periodo del antiguo rgimen (entre 1955 y 1980), el ritmo medio de crecimiento de la economa fue de 6.5%, mientras que el crecimiento poblacional fue de 3.2% en promedio. Esto significa que para aquella generacin el PIB per cpita creci a un ritmo de 3.3% al ao, casi cuatro veces ms rpido que en nuestros das. Pero lleg el estancamiento. De 1983 a 2004 hubo un aumento de 16% en la riqueza promedio generada por cada persona; no obstante, en el cuarto de siglo anterior ese aumento fue de 120%, casi 10 veces mayor! Todo esto quiere decir que la generacin inmediatamente previa tuvo unas condiciones materiales, expectativas, puertas de acceso a un mejor nivel de vida muchsimo ms amplias y seguras que la generacin actual. No es difcil imaginar el impacto que este cascarn econmico ha provocado sobre el humor nacional desde hace varios lustros, para volverlo irritable y desconfiado. Este sentimiento generalizado fue retratado muy bien en una encuesta latinoamericana publicada en el ao 2000.4 A la pregunta usted cree que sus hijos tendrn una vida mejor que la suya?, el promedio de los latinoamericanos (54%) contest que s; pero el 70% de los pesimistas mexicanos respondi que no. As las cosas, la falta de crecimiento no slo ha causado un dao material al pas; quizs su principal consecuencia haya sido el dao moral: estancamiento que genera un nimo sombro; nimo que no permite creer ni generar expectativas; lo que cierra el crculo vicioso y vuelve a inhibir el crecimiento y los valores asociados a l. Benjamin Friedman, investigador de la mejor tradicin de la economa poltica, public hace un ao un libro que explica muy bien esta concatenacin entre economa y moral social, a menudo ignorada por nuestras discusiones. El autor nos advierte: Nuestras convenciones y creencias acerca del crecimiento econmico no reflejan la amplitud de lo que el crecimiento o su ausencia significan para una sociedad El crecimiento es valioso no slo por nuestra mejora material sino tambin por la manera en que afecta nuestras actitudes sociales y nuestras instituciones polticas, en otras palabras, por lo que afecta al carcter moral de nuestras sociedades.5 El crecimiento sostenido, el que llega a muchos al mismo tiempo, cambia masivamente el carcter de las sociedades de una forma positiva. Friedman nos muestra ejemplos en la China contempornea, en Corea del Sur o en Irlanda, pases en los cuales el crecimiento ha hecho a sus ciudadanos ms abiertos, ms tolerantes y, muy sintomticamente, ms honestos. Por el contrario: el estancamiento desplaza a sociedades enteras hacia el pesimismo, la huida del pas, la represin y el fanatismo (Uganda, la Rusia postsovitica, Corea del Norte). En Estados Unidos las tendencias proteccionistas se intensifican en la medida que el desempleo crece y el crecimiento disminuye. Lo mismo ocurre en el terreno de la migracin: cuando llega el estancamiento, se radicalizan los prejuicios y el rechazo psicolgico hacia los inmigrantes.6 Las conclusiones fundamentales de Friedman son fcilmente trasladables a nuestro pas. Las personas que fracasan, que viven permanentemente en el lmite de la subsistencia, comparan el bienestar del vecino con su propia mala situacin y se larva as una atmsfera corrosiva proclive a la anomia, la delincuencia, la falta de respeto a las reglas de convivencia.... En una sociedad estanc ada, las comparaciones interpersonales del xito se constituyen en un factor que determina las conductas; los mexicanos contrastan la experiencia de generaciones pasadas por un lado, y comparan la experiencia de los que viven a su alrededor y el resultado es moralmente destructivo y venenoso; a diferencia de Espaa o de Chile cuyas inauguraciones democrticas compartieron un periodo de crecimiento, en Mxico la democratizacin estuvo contaminada (y lo sigue estando) por la moral del estancamiento econmico. Los costos de no crecer ni repartir Un cuadro ms o menos completo de los efectos sociales es el siguiente: persistencia de la pobreza, polarizacin del ingreso y de las clases, cada salarial, migracin masiva, desperdicio del bono
demogrfico y, correlativamente, envejecimiento en la miseria, multiplicacin de la informalidad, cancelacin de la movilidad social y nueva coagulacin de la desigualdad. En una sociedad as muy pocos pueden extraer confianza, mientras que el resto queda sujeto a eso que Dani Rodrik ha llamado inseguridad econmica crnica.7 Una mirada de conjunto da cuenta de nuestra moderna cuestin social, veamos. Migracin. Cada da de los ltimos seis aos (entre 2000 y 2006) salieron del pas mil 575 mexicanos (casi todos a Estados Unidos). De acuerdo con las cifras actualizadas,8 de 2001 a diciembre de 2005 emigraron de Mxico tres millones 450 mil personas, lo que es equivalente al 3.3% de nuestra actual poblacin. El propio Conteo de Poblacin muestra que la salida de mexicanos es todava ms amplia de lo que estimaban las fuentes oficiales, pues slo en el ao 2006 la salida neta de emigrantes rond las 583 mil personas, la ms elevada de toda la historia. La mirada hacia atrs tambin es elocuente: en los ltimos 16 aos (desde 1990) han partido del pas 8.6 millones de mexicanos. Dicho de otro modo: el flujo migratorio fue una autntica vlvula de escape que impidi una implosin social y poltica, pues sin ese vaciado demogrfico Mxico estara habitado hoy por 114 millones de personas, casi un 8% ms, cuyo desempleo neto alcanzara una tasa superior al 20% de la poblacin econmicamente activa. Informalidad. No se puede entender lo ocurrido en las ltimas dcadas sin tomar en cuenta la otra vlvula de escape, la magnitud que adquiri la economa informal. Hasta el tercer semestre de 2006, el 27.2% de la poblacin ocupada se inclua en el sector informal de la economa.9 En el comienzo del ao 2007, de los 42.3 millones de personas con una ocupacin en Mxico, 14.3 millones (el 34%) tena un paquete de derechos y prestaciones completo en las instituciones de seguridad social. Otros 3.15 millones tenan prestaciones incompletas y otros 25 millones, el 59%, no tenan ninguna prestacin.10 En ese gran grupo se encuentran tanto trabajadores que estn en la completa informalidad como quienes estn en la semiinformalidad aun laborando en grandes empresas.11 Qu quieren decir estas cifras? Que unos 13 millones de mexicanos operan en actividades econmicas frecuentemente desplegadas al margen de la ley. Es un caldo de cultivo en ebullicin permanente que milita no slo ni principalmente en contra del cobro de impuestos o de la productividad del trabajo, sino de la legalidad misma y el Estado de derecho, pues la informalidad reproduce la sensacin muy real de contacto permanente con la ilegalidad, la impunidad y la criminalidad. Las lneas que la separan del contrabando, la piratera, el robo, el narcotrfico y en general la delincuencia organizada, son muy delgadas. En un entorno como se que involucra a 13 millones de mexicanos y a millones de familias el paso a la ilegalidad es un vaivn permanente, un puente casi natural. Desempleo y empleo precario. Cuando el presidente Fox asumi la presidencia, la economa mexicana entr en una larga recesin. No hubo crecimiento econmico y como consecuencia del estancamiento se perdieron alrededor de 700 mil empleos en los dos primeros aos de su mandato. En el bienio siguiente el empleo qued prcticamente paralizado y no fue sino hasta septiembre de 2005 que se logr recuperar los empleos perdidos. En junio de 2006 pudimos afirmar que Mxico cre 740 mil empleos en todo el sexenio, un incremento de menos de 140 mil por ao, muy por debajo de los 900 mil que exige el crecimiento anual de la Poblacin Econmicamente Activa (PEA).12 Las ltimas cifras de 2006 nos trajeron buenas noticias: la administracin de Vicente Fox ofreca en su ltimo ao el mayor ritmo de creacin de empleos del sexenio, cercano al 7% (alrededor de 900 mil nuevos puestos de trabajo registrados en el IMSS). Lo malo es que se trata de empleos precarios. En los primeros ocho meses de ese ao, seis de cada 10 nuevos empleos fueron de carcter temporal y slo cuatro tuvieron contrato definitivo. Un fuerte contraste con lo ocurrido en el 2000, cuando slo dos de cada 10 nuevos puestos de trabajo eran temporales. El resultado habla por s mismo: en los ltimos seis aos, Mxico gener el 34% del empleo que exiga su sociedad (el crecimiento de la PEA). La sociedad mexicana escenifica pues un punto de inflexin: los nuevos empleos adscritos al IMSS son, por primera vez, mayoritariamente eventuales, con efectos a la baja en el nivel salario y en la temporalidad del contrato. As las cosas, dos terceras partes de la poblacin buscaron empleo en el primer lustro del siglo XXI sin lograrlo; el resto ha tenido que marcharse, engrosar el sector informal, entregarse a la anomia y/o, a la criminalidad.
El precipicio del salario. En 1977 las remuneraciones a los asalariados llegaron a su pico histrico y representaron el 42% del PIB; en 1993 haban descendido al 34.7%; para el 2004 ltimo dato disponible haban cado al 30% del PIB, casi la tercera parte: ese es el tamao de la cada salarial en la ecuacin macroeconmica y en el ingreso total. En 1977 el salario mnimo era equivalente a 148 pesos diarios (precios de hoy); en 30 aos creci 634 veces, pero los precios en general se multiplicaron por mil 869, lo cual quiere decir, llanamente, que el salario mnimo en Mxico vivi una cada cercana al 67% en trminos reales. No obstante, las cifras del PIB por habitante reflejan un crecimiento en los niveles de ingreso durante los mismos 30 aos, por qu? En buena medida por la salida, en el mismo lapso, de ocho millones de personas y la consecuente y creciente llegada de millones de dlares como remesas (casi 25 mil en 2006, segn Banxico). Como quiera que sea, el retroceso de las remuneraciones de una generacin a otra es inocultable: los jvenes que entraron al mercado laboral durante los ltimos 25 aos comienzan ganando, en promedio, el 60% de lo que gan la generacin de sus padres. Envejecimiento en la pobreza. El estancamiento est poniendo seriamente en riesgo la nica oportunidad estructural de la que Mxico dispone para salir de la pobreza: el bono demogrfico. Si el pas hubiese crecido en los ltimos 10 aos a tasas suficientes como para generar los empleos necesarios (a tasas del 8%), millones de hogares hubieran transformado ya su posicin econmica, pues por primera vez la poblacin en edad de trabajar es mayor que la poblacin infantil o jubilada. Pero no fue as: la mayora de hogares siguen confinados en la configuracin tpica de la pobreza (un solo ingreso o un salario sostiene a tres personas o ms), y para cambiar la dinmica no tenemos todo el tiempo del mundo. De acuerdo a Conapo,13 en los prximos 25 aos habr 22.2 millones de viejos en todo el territorio nacional, el 17.5% de la poblacin en el ao 2030. Cuando llegue ese momento, dependern 25 personas por cada 100 que estarn en activo, es decir, la carga del envejecimiento crecer a ms del doble en el prximo cuarto de siglo: la vejez se convertir en un fenmeno de masas. El crecimiento promedio de la poblacin mexicana en los ltimos 30 aos fue de 1.7% anual. En contraste, el de la poblacin mayor de 65 aos fue de 2.6%, y si en el ao 2006 slo el 5.3% de la poblacin tiene ms de 65 aos, a la vuelta del ao 2025 su nmero llegar a los 11 millones. Pero hay algo todava ms inquietante: slo un cuarto de la poblacin mayor de 65 aos recibe ingresos mediante pensin, y si las condiciones estructurales de la economa permanecen como hasta la ltima generacin, llegaremos a ser entonces un pas que nunca creci, nunca dej de ser pobre para convertirse, simplemente, en un pas viejo. Finalmente, la desigualdad. La ltima fotografa del nivel de ingreso, pobreza y desigualdad de Mxico14 arroja nuevas malas noticias que mueven a una discusin radical acerca de nuestra sociedad. Veamos los contornos ms gruesos. 1) Un hogar mexicano tpico recibe en promedio 10 mil 244 pesos al mes (931 dlares). Cuando el presidente Fox tom posesin, esa cifra era menor (rondaba los nueve mil 845 pesos); esto quiere decir que durante seis aos el ingreso nacional creci 0.8% al ao (4% en cinco aos). 2) Los hogares ms pobres obtienen un ingreso mensual de apenas mil 681 pesos, o sea, seis veces menos que el promedio nacional, por no hablar de la distancia entre el 10% ms pobre y el 10% ms rico, que es de 22 veces.15 3) Lo peor es la tendencia que se impuso entre 2004 y 2005. Las percepciones de los ms pobres disminuyeron: el ingreso mensual de los indigentes extremos fue de 441 pesos, 17 menos por mes en relacin al ao anterior (una disminucin del 3.8%). En contraste, los ingresos del sector ms rico aumentaron en 373 pesos, para llegar a 13 mil 463 pesos por persona. 4) La mitad de la poblacin ms pobre de Mxico tiene un ingreso diario por persona de 33 pesos; y aunque ha sentido el beneficio de los programas sociales o las remesas en el ltimo lustro (viendo incrementar su ingreso a una tasa anual de 2.1%), el ascenso absoluto es de 3.2 pesos en cinco aos. 5) El anlisis que el Consejo Nacional de Evaluacin de la Poltica Social (2006) ha hecho de esa encuesta resulta tambin pesimista: luego de una consistente reduccin de la pobreza en los aos que
van de 1996 a 2004, la tendencia se fren. Algo pas: o las polticas de combate a la pobreza se agotaron o las catstrofes naturales nos empobrecieron an ms o la medicin se hizo ms precisa. La evidencia, sin embargo, es: 23 mil hogares cayeron en la rbita de la pobreza entre 2004 y 2005, para totalizar a 10 millones 178 mil hogares el ao pasado. 6) En el mismo lapso la pobreza extrema, o llamada pobreza alimentaria, afect a otras 79 mil familias, para alcanzar a 3.6 millones de hogares; ni siquiera en los aos de la recesin y bajo crecimiento de ese mismo sexenio, tuvimos un escenario tan regresivo, especialmente en el campo (la pobreza rural aument en 5.2% durante 2005). El dato oficial es: la pobreza extrema alcanza hoy al 18.2% de la poblacin, o sea a ms de 19 millones de mexicanos, cuyos ingresos rasguan los 790 pesos mensuales en las ciudades y 441 pesos en el campo. 7) Podemos, incluso, abrir el foco del anlisis y mirar las cifras desde el primer gran programa contra la pobreza de Carlos Salinas, Solidaridad; luego Progresa del presidente Zedillo y Oportunidades de Vicente Fox: en 12 aos (desde 1992 hasta 2004) la proporcin de pobres extremos baj apenas en 4.2% de la poblacin. La conclusin es evidente: los grandes programas sociales, focales, concebidos en los ltimos tres sexenios son una solucin tmida para el carcter grantico de la pobreza en el pas; lo que es peor, sus efectos positivos se frenaron en 2005 y la lenta tendencia a disminuir la miseria se invirti. 8) Pero el estancamiento s ha tenido ganadores. Aunque la realidad de los muy ricos de Mxico es estadsticamente esquiva, el Banco Mundial16 calcula que la riqueza de los que poseen activos por ms de mil millones de dlares pas de un nivel equivalente al 4% del PIB en el 2000, a ms de 6% en ese ao, es decir, en un sexenio los billonarios vieron crecer sus fortunas en 50%. Y no slo eso: en 2004 sus ingresos implcitos fueron 400 veces ms altos que las 100 mil personas de ms altos ingresos, o bien, equivalentes a 14 mil veces los ingresos promedio del pas. Sera buena noticia si hubiese crecido el nmero de ricos, pero lo que aqu ocurri, ante todo, es que el ingreso particular de unos pocos multimillonarios se abult. Creci la concentracin mucho ms que la riqueza; se trata pues de la exasperacin, de una forma ms profunda de desigualdad. La ansiedad por la desigualdad Quizs deba disculparme con el lector por esta retahla de cifras, pero creo que resulta indispensable ofrecerlas, agregadas, para evaluar sin camuflajes el dao econmico y moral padecido por una generacin. En mi opinin, la rotundidad de esas cifras debera constituir el punto de partida de cualquier decisin, deliberacin o alternativa econmica pero no lo es. El costo del estancamiento no ha consistido slo ni principalmente en dejar de crear ms bienes materiales; al apagarse continuamente los motores del crecimiento, la productividad global y las decisiones de inversin se erosionan, lo que vuelve a lesionar las capacidades para el crecimiento futuro. Segn B. Friedman, el estancamiento daa, por sobre cualquier otra cosa, el nimo de una sociedad; la vuelve temerosa y conservadora; los agentes econmicos dejan de ahorrar porque no pueden hacerlo o porque no hay a la vista ninguna necesidad de invertir en proyecto alguno. Permtaseme un ltimo dato: desde la crisis de 1994 la inversin bruta creci apenas a tasas del 2.2% anual,17 debilidad que a su vez impact a casi todos los sectores; en su conjunto, la productividad mexicana ha crecido apenas 0.5% anual durante ms de dos sexenios, eso quiere decir que la capacidad para generar ingreso por persona en nuestro pas (salvo en la industria manufacturera y en otras reas bien circunscritas) tuvo un deterioro neto. Estos procesos tpicos del estancamiento constituyeron una masa mayoritaria de personas que mira al futuro con temor, no con ilusin, y un clima social corrosivo pues los pobres, al volverse cada vez ms urbanos y metropolitanos, se hallan en cercana y en contraste permanente ya no slo con sus solas carencias sino con lo que no poseen ni pueden poseer;18 por el contrario, las clases pudientes se acicatean permanentemente para establecer su diferencia, s u distancia social y asumen la mentalidad del gueto, la cultura del wasp establishment; 19 ambos vectores dan paso a una tensin permanente y masiva, a una suerte de ansiedad por la desigualdad. Creo que ha llegado la hora de ese reconocimiento: luego de 25 aos nuestra economa de mercado no puede con el tamao de las necesidades sociales: es muy vulnerable, inestable, sujeta a la volatilidad global, crece poco y produce mucho menos empleos de los que se necesitan. Quizs no sea cierto que el
problema se vaya a resolver slo con ms reformas en el mismo sentido y es factible que lo correcto sea precisamente lo contrario. El economista Dani Rodrik lo expone as: Es posible establecer un parangn entre la Gran Depresin de 1929 y la crisis latinoamericana de los aos ochenta y noventa, pero hay una gran diferencia: en los Estados Unidos, al mismo tiempo que se realizaba un ajuste en el mercado, se oper un conjunto de programas que ampliaron sobremanera el papel del gobierno, establecieron redes de seguridad social y brindaron seguro social.20 Ah est la diferencia radical: en Mxico el resultado final del nuevo modelo ha sido el debilitamiento de las condiciones de vida, una mayor precariedad del Estado y de las formas en que ste proporciona seguridad. Si pudiera abrirse una discusin franca sobre los lmites de una economa como la nuestra demostrados a costa de toda una generacin quiz podramos propiciar el desempate terico y poltico de nuestro debate econmico, pues si bien es imposible e indeseable echar atrs la rueda de la historia y dinamitar las reformas liberales que insertaron a Mxico en la globalizacin, tambin es imposible seguir la misma ruta, sin redistribucin efectiva, en medio de la ansiedad generalizada, la polarizacin y la recriminacin reverberante que bloquea todo lo dems. Quizs necesitemos una versin nativa del Estado de bienestar para sostener nuestro viaje en la economa internacional, para lograr apoyo poltico a las reformas estructurales y, sobre todo, para que la economa crezca. Necesitamos una reforma estructural para redistribucin. Porque ninguna democracia, ningn modelo econmico, ninguna sociedad puede tener xito si sigue sembrando y multiplicando tal incertidumbre y tanta inseguridad. n Este escrito se benefici de las frecuentes lecturas y discusiones que el autor ha podido sostener con Rolando Cordera y Enrique Quintana.