Los Origenes de La Forma
Los Origenes de La Forma
Los Origenes de La Forma
Christopher Williams
Editorial Gustavo Gilli, S. A.
Introducción
"No parece dotado para Es posible que la vida haya comenzado en este planeta en un charco salado y cálido, a las
ori-llas de un océano que se enfriaba, y en algún momento de hace dos o tres billones de años.
ninguna forma de vida", dijo Pudo ocurrir que en esa ordinaria grieta con agua se hayan hecho presentes las cantidades
mo-lecularmente correctas de carbón, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno, y que esos elementos se
el tercer hombre sabio... "No hayan yuxtapuesto correctamente bajo una descarga eléctrica durante 1una arcaica tormenta.
Los elementos se unieron y así quedó formado un aminoácido. Esta situación pudo haberse
es rápido de piernas, no puede repetido en innumerables ocasiones, a lo largo de vastos períodos y en muchos medios físicos
distintos, con fracasos y con éxitos que a su vez llevaron a nuevos fracasos. Posteriormente,
subir a los árboles, no puede algunos aminoácidos formaron proteínas que hicieron surgir algas, que fueron probablemente
las primeras plantas. Las algas se convirtieron en alimento para protozoarios unicelulares, los
cavar pozos en la tierra. No primeros auténticos animales.
Las modificaciones y las limitaciones alteraron formas y estructuras con el paso de millones de
tiene medio de sustento para años; algunas especies se ramificaron y dividieron, mientras un cambio se superponía a otro. La
pirámide descendió desde su vértice, hasta que finalmente el único rasgo común que quedó fue
su vida ni forma de escapar de la esencia de la vida y el vínculo de la herencia, que retrocedía hasta aquella existencia primaria.
Lo primero hace surgir lo segundo, que a su vez hace surgir lo tercero; de lo simple se pasa
sus enemigos." a lo complejo. Cada animal debe su vida y su propio aspecto a su predecesor, pero después
de recibir la herencia, y antes de pasarla, se produce un ligerísimo cambio, con lo que familias
"Si se trata de un animal vivo completamente nuevas inician su ruta.
Las familias y especies así multiplicadas se ayudaron entre sí, pero también compitieron entre sí.
- dijo el maestro -, deberemos Las de mayor éxito descubrieron sitios especializados que podían ocupar y descubrieron métodos
que podían aplicar en sus vidas. La especialización se convirtió en el modo de la supervivencia.
reconocer que a veces la Algunas formas de vida encontraron una forma de vivir en la profundidad del mar, o una forma
de migrar plegándose a otros organismos anfitriones, o formas de nadar rápido, de cavar hondo,
Naturaleza se equivoca." de existir en un desierto, de hinchar sus cuerpos para escapar de un enemigo.
Sólo en las etapas más recientes de la historia biológica comenzó a tomar forma el linaje del ser
..."Sí... es un monstruo de humano; en el comienzo, era muy diferente.
Antes de llegar a fabricar sus instrumentos, los humanoides pudieron poseer muy poco que
la Naturaleza", dijeron todos, les diferenciara de sus antepasados, pero los cambios se estaban produciendo en su interior.
El sistema nervioso central se desarrollaba con mayor excelencia, la capacidad del cerebro se
saliendo de la habitación. amplió, los ojos se hicieron capaces de quedar enfocados hacia un punto fijo durante períodos
prolongados, y los primeros seres humanos desarrollaron la capacidad psicológica de dispensar
El intento de identificar al una prolongada atención visual. La postura más erguida llevó la cabeza hacia atrás, como factor
de equilibrio, dando a los ojos un amplio campo de visión, que se hizo necesario cuando el
diminuto Gulliver, hombre emergió de la selva hacia la llanura abierta, donde la vida era más peligrosa.
Esta nueva criatura no podía correr con mucha rapidez ni tampoco sobresalía en saltar, nadar
en “Los viajes de Gulliver”, o cavar pozos. No podía colgarse de los árboles con demasiada seguridad. Sus dientes estaban
poco desarrollados para cortar o triturar; no tenía mucho aliento ni era terriblemente fuerte.
de Jonathan Swift No era un buen cazador ni tampoco un buen recolectar de frutas. Pero era el único animal
que podía hacer todas esas cosas, aunque sólo fuera a un nivel moderado. Ese animal no tenía
especialización ni poseía un ambiente especial. Había nacido el primer animal generalista.
Ni siquiera es especializada la mano humana, con su pulgar en posición opuesta a los otros
dedos. Kenneth Oakiey escribe: Si se la considera anatómicamente, la mano aprehensora de
los monos menos especializados sería capaz de fabricar instrumentos si fuera dirigida por un
cerebro adecuado; en muchos sentidos, nuestras manos son más primitivas que las de los
simios antropoides, nuestros parientes vivos más próximos. De hecho, la mano humana de
cinco dedos es tan generalizada que habría que buscar entre los primeros mamíferos, o
incluso retroceder a los reptiles de donde esos mamíferos surgieron, para encontrar una
simplicidad tan primitiva,
Nuestras manos son los instrumentos de un animal generalista, y no son buenas para levantar
pulgas ni para quebrar caparazones ni prenderse de las ramas ni transportar agua ni construir
una casa ni un reloj. Sin embargo, y tal como ocurre con nuestros cuerpos, las manos pueden
hacer todas esas cosas, aunque sólo a un nivel adecuado. Aun siendo toscas, esas manos
de cinco dedos son dirigidas por un sistema nervioso central de aguda sensibilidad y por un
cerebro creativo y dedicado, con lo que pueden confeccionar instrumentos. Los instrumentos
que ellas fabrican son los que obtienen la especialización que la mano misma no posee, y los que
consiguen que los seres humanos sean expertos y especialistas en prácticamente todo.
Volamos más alto, cavamos más hondo, nos movemos más rápido, construimos en mayor
tamaño que ningún otro ser que haya habitado la Tierra durante unos tres billones de años. Los
seres humanos pueden hacerlo, y asimismo los seres humanos deben hacerlo. Casi toda otra
criatura de la Tierra posee su sitio y su actividad especiales, sin lo cual no podría sobrevivir. La
Humanidad no posee tal cosa, y por lo tanto debe construir, formar y diseñar, para cambiar
su ambiente y hacerlo habitable.
Aunque sean ajenas a muchos aspectos de la red biológica, las cosas que la gente construye, la
forma de esas cosas, los materiales empleados, las leyes que controlan tamaños y estructuras,
no son muy diferentes a las que operan en todo el mundo natural. Las cosas que construimos
tienen una apariencia singularmente humana, y así debe ser, pero la metodología que está
tras la forma es planetaria.
Este libro es un llamamiento -a quien conozca su ambiente físico, y especialmente a quienes
diseñan y construyen, ahora o en el futuro- para apartarse de las suposiciones y de la
indiferencia respecto a las formas que se han creado en nuestro ambiente humano. Hay mejores
caminos para hacer las cosas: mejores formas, mejores sistemas. ¿Cómo podemos encontrar
esos caminos? Las páginas siguientes procuran alentar al lector para que se mantenga alerta:
mirando, viendo cómo llegó a ser aquello que tenemos, comprendiendo claramente lo que
puede ser y lo que no puede ser, hasta qué punto algo deberá ser grande o pequeño, de
qué materia será hecho, cómo se relacionan sus partes entre sí, qué efecto han ejercido sus
predecesores, cómo funciona, cómo será modificado por el uso, qué leyes influyeron en su
desarrollo, cómo se podría hacer de otra manera.
Las nociones y los hechos de estas páginas derivan de una variedad de fuentes: la mecánica, la
estructura, los materiales, la geología, la biología, la antropología, la paleología, la morfología
y otras. Los hechos que aquí se presentan son los habituales en tales especializaciones, pero
también son esenciales para la comprensión por el diseñador y para una comprensión de
la forma.
Hemos comenzado como generalistas, y durante dos millones de años las actividades humanas
se han hecho más amplias y más generalizadas. Pero a medida que la sociedad se ha vuelto
más generalizada, los seres humanos se hicieron más especializados, principalmente en los
años recientes. Para comprender y guiar la actividad humana, hace falta quien aporte una
visión general, y ahora más que antes. El diseñador debe ser uno de esos generalistas,
comprensivo de muchas cosas, capaz de asimilar la enorme cantidad de conocimiento que
los especialistas han generado.
1 Forma y materia
automóvil hasta el recinto turbulento del motor en un auto veloz. Con un empuje de viento, el
átomo es llevado hasta el aire campestre, a un costado de la autopista. El átomo ha quedado
liberado de un compuesto de ácido clorhídrico en la batería del coche, lo cual ha constituido
una breve vinculación de sólo dos años, contados desde su último estado de libertad. El coche
desaparece prontamente y una última ráfaga de viento eleva al átomo sobre la hierba, donde se
desplaza hacia el Oeste, a seis metros de altura. En pocos segundos otros dos átomos circundan
simultáneamente al átomo de hidrógeno e instantáneamente forman con él una molécula. El
estado libre de aquel primer átomo ha cesado rápidamente. Uno de los nuevos acompañantes
es otro átomo de hidrógeno, y el segundo es un átomo de oxígeno. La nueva unidad formada
es una molécula de agua. Esa flamante f molécula se eleva en zigzag dentro de una corriente
térmica, al finalizar la tarde.
La atmósfera es seca y el aire contiene pocas partículas y moléculas de agua. Pero a pesar de
su relativo aislamiento, otras moléculas de agua se unen en esta flotación hacia arriba; cuando
pasan a corta distancia unas de otras, se reúnen de inmediato. Unas moléculas se juntan con
otras y ese nuevo grupo se convierte en una perceptible partícula de agua, que se desplaza
serenamente a varios centenares de metros sobre un campo de alfalfa. El sol se oculta, el aire se
enfría, la humedad se concentra y la partícula de agua crece tanto con las nuevas adiciones que
ya no puede permanecer en la altura: se cae.
Al amanecer del día siguiente, una esfera de rocío, en la que está contenido aquel átomo de
hidrógeno, cae sobre una hoja de alfalfa. A ella se unen otras partículas de agua, y la gota cae
sobre la tierra. El día se calienta y la mayor parte de la humedad, cercana a la superficie de la
hierba, se convierte en vapor de agua y nuevamente se eleva. Nuestro átomo de hidrógeno,
sin embargo, forma parte de una molécula que cae sobre el suelo. Allí queda durante tres días,
hasta que una raicilla de alfalfa, procedente de una cercana planta de alfalfa, empuja entre
los canales de aire existentes en el suelo. La punta de esa raíz construye una célula tras otra,
en impulsos lineales; cada célula acerca ese extremo a una diezmilésima de pulgada. La raicilla
establece contacto con la tierra húmeda y rápidamente absorbe a la molécula.
Durante las cinco horas siguientes el átomo de hidrógeno es llevado dentro y fuera de
combinaciones complejas o simples y desplazado a lo largo de dos metros y medio de tubos
de conducción de savia. Finalmente, queda dentro de una molécula junto a seis átomos de
1-1 Todos los materiales existen en uno
carbono, seis átomos de oxígeno y otros once átomos de hidrógeno, es un compuesto líquido
u otro de los tres estados en que se
y viscoso denominado glucosa. Nuestro átomo ocupa parte de una molécula en el extremo
puede hallar la materia. La temperatura
y la presión regulan su disposición a
uno u otro, en un momento dado.
Muchas sustancias pueden pasar del
estado gaseoso al líquido y al sólido,
con un cambio de pocos grados
en la temperatura. Con presiones
atmosféricas normales, el agua es
gaseosa (vapor de agua) a partir de
los 100' centígrados, es líquida entre
0 y 1000, y es sólida por debajo del
cero. No son muchas las sustancias que
cambien de manera tan marcada con
tan escasa variación en la temperatura. 1 -1
Otros materiales llegan a la combustión
con la temperatura ambiente, como
el fósforo. Ciertas sustancias que
consideramos líquidas, como el
mercurio, son de hecho un metal
derretido, que llega a su estado sólido a
los 38' bajo cero.
posterior de la tercera hoja, contada desde el extremo superior, en una planta de alfalfa, grande
pero poco saludable, cerca del extremo sur del campo.
De julio se pasa a agosto y de éste a septiembre. La alfalfa es cosechada, secada, embalada y
luego depositada en un recinto del granero. En febrero, la alfalfa es comida por una vaca. En
las horas siguientes, el átomo de hidrógeno es liberado y luego reabsorbido en un revuelo de
procesos químicos y de movimientos que se llaman digestión, absorción, circulación, distribución
y utilización. Hacia la medianoche, el átomo queda firmemente alojado dentro de un compuesto
que integra la pared de un folículo piloso nuevo, en el interior del cuero que cubre los costados
de la vaca. Ese pelo crece durante el invierno y luego cae sobre el lodo junto a la hierba
primaveral. El sol, el calor, la humedad y las bacterias descomponen nuevamente al pelo y una
ráfaga de viento eleva al átomo de hidrógeno, ahora liberado, sobre el corral.
Estos interludios son cortos dentro de la prisa de la vida orgánica. La piedra, en cambio, puede
atrapar a un átomo durante billones de años. El viaje del átomo sólo se produce entonces tras
las condiciones cambiantes de la superficie terrestre. La posibilidad de que ese otro átomo pueda
elevarse a centenares de metros sobre la tierra se hace así muy escasa.
Los átomos son la agrupación de menor tamaño en la definición de una sustancia material.
Dentro de la composición del átomo quedan determinadas las características de los materiales.
El átomo es el bloque con que se construyen los elementos. Los átomos son muy sólidos como
unidades, y pueden quedar intactos ante casi cualquier ataque de las fuerzas que encuentren:
El calor, la reacción química, la descarga eléctrica. En casi todos los casos, los átomos son lo
bastante estables como para perdurar a través de una cantidad indefinida de años. Parte de
su tiempo transcurre en soledad, como átomos independientes y no asociados, que van a la
deriva por el espacio. Algunos átomos quedan independientes durante más tiempo que
otros, porque tienen menos asociados que les sean compatibles: otros átomos con los que
puedan unirse prontamente. Algunos de ingreso más rápido, como los del carbono y del
oxígeno, pueden atravesar una procesión casi indefinida de materiales, en un ciclo continuo
de crecimiento, caída y nuevo crecimiento. Se forman materiales, que prosiguen su limitada
existencia hasta la posterior dispersión y destrucción, y así los átomos dan una vuelta tras
otra. (1)
La definición de la materia se detiene en el átomo, pero la materia puede ser analizada hasta
elementos componentes más pequeños. Si se prosigue hasta su espacio interior, continúan
hallándose partículas subatómicas de materia (electrones, protones y una cantidad de otras
recientemente descubiertas), que son divididas y subdivididas dentro de lo que puede ser un
proceso infinito de disminución. Puede ocurrir que sea imposible indentificar la materia a partir
de cierto punto de origen. Puede no existir una partícula coherente en la que se apoye todo lo
que conocemos como sustancia. El espacio entre esa materia en desaparición es, sin embargo,
totalmente coherente, en un continium que va desde lo infinitamente pequeño, dentro de
un flujo consistente, hasta más allá del universo. En definitiva, el espacio puede ser más una
realidad que la materia, y ésta ser negativa: acumulaciones de huecos que van a la deriva y que
están en suspensión dentro de la solidez del espacio.
Sin embargo, debemos operar dentro de nuestra gama de aceptación. Sabemos que la materia
se divide en tres estados y que dentro de nuestro tiempo propio, nuestras percepciones son una
realidad. Las tres grandes divisiones de la materia son: líquidos, sólidos y gases. Quizá la mejor
forma de percibir los tres estados sea como una combinación entre ellos, viendo la materia
desde dentro y considerándola en términos de tiempo y de espacio.
A una temperatura superior a los 3000 grados centígrados, el hierro se convierte en vapor. Las
moléculas de hierro quedan tan cargadas de energía térmica que se precipitan por el espacio y
se disiparán si no se las contiene. En tal estado gaseoso, el hierro contiene tanto espacio que
se hace difícil si no imposible verlo. Pesa sólo miligramos en cada pie cúbico, no tiene otra
forma que la de su recipiente y su volumen es de determinación imposible, porque el material
se expande infinitamente. Si se enfría por debajo de los 3000 grados centígrados, el vapor de
hierro se precipita y condensa, reduciéndose el espacio entre sus moléculas, a medida que éstas
se hacen menos activas y se acercan unas a otras. Desde los 3000 a los 1500 grados, el hierro
queda en estado líquido. El volumen queda considerablemente reducido, con relación a una
cantidad dada de materia, y esa actividad molecular más moderada deriva en una masa líquida
y coherente. Alrededor de los 1500 grados, el hierro comienza a cristalizarse. La actividad
molecular sigue disminuyendo, y prosigue la reducción del espacio entre las moléculas; se forma
una retícula cristalina y se dice así que el material es un sólido. Las moléculas, aunque son
mantenidas con cierta firmeza dentro de sus relativas posiciones geométricas, vibran aún con
corte arranca una viruta de acero que se pliega hacia atrás, como la onda de tierra que se forma
junto al filo del arado o la de agua junto al remo del bote que se desplaza. Si no se toma el
tiempo en consideración, se podría ver que los materiales de la superficie terrestre parecerían
caer en cascadas, fluir, encogerse, dispersarse, desde una posición de resistencia a la gravedad
hasta otra de aceptación ante ella. La velocidad de su movimiento queda determinada por su
resistencia a la atracción de la gravedad o por su solidez relativa.
El resultado de todas las vastas fuerzas geológicas activas es el movimiento de los materiales de
la corteza terrestre, sea hacia arriba o hacia abajo. El movimiento hacia arriba es habitualmente
violento y enorme. Capas de tierra, de un grosor de centenares o millares de metros, se pliegan
o arrugan en alturas de montañas, como un campo de hielo que se desplaza y se quiebra.
Algunos depósitos de piedra licuada estallan y luego se endurecen, formando volcanes cónicos
o islas. La acción termina rápidamente y sus resultados son impresionantes. El movimiento hacia
abajo y el proceso de nivelación es siempre, sin embargo, la expresión final. Rara vez son
excitantes, y a menudo no se los puede casi advertir, por su lentitud. Un agua turbia por su
arcilla suspendida se desplaza, escurriéndose en las corrientes de los grandes ríos, hasta sitios
que pueden estar a cientos de millas, para depositar allí los fragmentos y las partículas de
esos despojos, que quedan a un nivel apenas inferior al de sus puntos de origen. La arena, los
guijarros, los cantos rodados se desplazan por los lechos de los ríos o se deslizan a los costados
de los valles. Una áspera pared de un cañón, recubierto por la arena, la arcilla y las piedras de
cualquier tamaño, desplaza ese material cuesta abajo, imperceptiblemente, quizás a un ritmo
de unos veinte centímetros por año. Un bloque monolítico de piedra, procedente de la edad
glacial, que tras el retiro de los hielos haya quedado en un pequeño plano inferior, se hunde a
una velocidad cercana a los dos centímetros en unos tres mil años.
Si los movimientos internos de la Tierra se aquietaran y si las montañas dejaran de formarse, el
viento y la lluvia, el hielo y el sol, las plantas y los animales, limarían lenta pero continuamente
todas las alturas, las mesetas y las praderas elevadas, llevándolas a los sitios bajos: a las
profundidades oceánicas, al lecho de los mares, a los valles de los ríos. Posteriormente dejarían
de existir un arriba y un abajo: todo quedaría igualado y nivelado. (3)
Estos procesos - la separación y la disminución, la construcción y la reunión- ayudan a motivar
la evolución de la forma en sus amplias variaciones. La primera división de un control de la
forma, derivada de los materiales, procede de esas influencias de la adición y la sustracción.
Una segunda categoría se debe a la diferencia entre lo orgánico y lo químico; cada uno de
esos procesos atraviesa sus etapas de aumento y declinación, lo que afecta a la forma por
caminos separados y diferentes.
La forma orgánica de expansión es habitualmente una superficie suave y redondeada; es hueca,
y un borde se comprime contra el borde vecino. La forma orgánica aparece desarrollada desde
dentro, como un globo que se infla con aire comprimido. El agregado de nuevo material se
produce dentro del organismo: dentro de la corteza del árbol, de la superficie de una hoja, de
la piel humana. La superficie orgánica es empujada hacia afuera, en un intento por contener a
la sustancia en expansión que empuja desde dentro. Una habichuela fresca y verde, que emerge
de su vaina, muestra una tirante transparencia en su pulida superficie. El crecimiento comprime
al material orgánico en su recipiente, como plumas que rellenan una almohada. La parte interior
queda en estado de compresión, pero la parte exterior está en tensión, y es este estiramiento de
la superficie el que da la clave a las formas de origen orgánico.
Para reconstruir la lógica dentro del proceso de construcción en la forma orgánica, es necesario
apartarse provisoriamente para explicar un fenómeno llamado tensión superficial. Un insecto se
deslizará sobre la superficie de un lago quieto, con patas, alas y antenas que producen huecos
en la superficie, y sin embargo no se mojará, porque existe una "piel" invisible entre el insecto
y el agua que está debajo. Esa misma piel hace posible que el insecto patine y corra sobre la
superficie del agua. Por ese mismo mecanismo, las gotas de rocío se mantienen sobre las hojas
de hierba y las gotas de lluvia sobre la chapa de un automóvil recién lustrado. El extremo exterior
de todo líquido se encuentra en un estado constante de transferencia de energía. Las moléculas
de la superficie quedan atraídas por las inferiores y contiguas, y así intentan continuamente
trasladarse de la parte exterior a la interior.
La superficie aparentemente plácida de una burbuja de jabón está de hecho en una actividad
frenética, dado que las moléculas se agitan enloquecidamente entre las tres capas que integran
el grosor de la burbuja: la superficie interior, el centro y la superficie exterior. Las dos superficies
están en tensión superficial. El movimiento de la exterior provoca un encogimiento continuo
de la superficie, y de hecho estira a la piel en derredor del líquido. Si este líquido es una gota
de lluvia, la tensión superficial intenta convertir a esa gota es tan esférica como sea posible, a
medida que la parte externa se comprime.
En un gran volumen de agua, la tensión superficial ejerce un efecto insignificante, porque la
gravedad supera a esa acción molecular. Cuando disminuye el volumen del líquido, aumenta
proporcionalmente la fuerza de la tensión superficial. Aunque las cosas pequeñas puedan ser
sostenidas por la tensión superficial sobre una gran masa de agua, las de mayor masa no
son contenidas por ella. Las pequeñas gotas de lluvia son más esféricas que las grandes, y las
gotas de rocío son todavía más redondas. La fuerza de la tensión superficial aumenta de modo
considerable en los tamaños diminutos y se constituye en igual a la de muchas atmósferas de
presión, cuando los tamaños son poco mayores que las moléculas mismas.
Hay una relación inmediata y directa entre esta acción molecular y la forma orgánica. La materia
orgánica se compone de agua en un porcentaje muy alto de su volumen. Cuando se forman las
paredes de las células, su estado es líquido y viscoso. La célula orgánica es pequeña y la pared
de la célula es todavía más pequeña. Debido a esos tamaños diminutos, la formación de células
queda sumamente influida por la tensión superficial. Ésta tendría un efecto sólo insignificante
sobre una forma grande, como la de un ser humano o una vaca, pero tiene un efecto
poderoso sobre sus células, lo que a su vez influye en la forma de todo el organismo, y así
las formas de animales y de plantas quedan controladas por la tensión superficial existente
entre sus células.
El tipo de control ejercido por la tensión superficial sobre la formación de células es el siguiente.
Si se observa al agua dentro de un recipiente de vidrio, se advertirá que el perímetro de la
superficie se eleva en los bordes, al entrar en contacto con el vidrio, o que cuando dos burbujas
se encuentran, sus puntos de intersección se confunden entre sí. La tensión superficial es una
energía que siempre busca una igualación. Intenta juntar entre sí las formas y distribuir la energía
tan parejamente como sea posible: nunca se encuentra un ángulo agudo en la formación de
líquidos. Cuando las células se forman, estas quedan combinadas entre sí; cada intersección
queda redondeada en sus esquinas, cuando las fuerzas de tensión superficial en cada pared
se equilibran entre sí, con lo que afectan a la forma de esa pared, y a su vez afectan a la
célula y al tejido orgánico. Otras derivaciones de la tensión superficial serán examinadas en el
capítulo séptimo, titulado "Teleología".
En contraste con ello, las formas del crecimiento mineral son angulares, con caras lisas y
bordes marcados. El crecimiento del mineral se hace por el lado exterior. Como un operario de
mampostería, que coloca un ladrillo sobre otro, la pared mineral es levantada en capas chatas
y esquinas marcadas. Toda la actividad es exterior, y nada ocurre en el interior después que la
sustancia ha sido colocada en su sitio. Este tipo de crecimiento angular puede ser advertido en
los cristales más pequeños, con pocos milímetros de lado, y en los escarpados picos de granito
en una gran montaña. Sin embargo, la forma angular sólo caracteriza al proceso inicial de
construcción. Pueden encontrarse piedras que sean tan pulidas y redondeadas como patatas.
Pero tales formas redondeadas surgen del desgaste y de la acción atmosférica, del cambio y
del retiro en la forma mineral. Las piedras semejantes a patatas pueden ser rotas y revelarán
en su interior la estructura angular.
Tal como la tensión superficial colabora en la forma de la célula orgánica, e influye así sobre
la configuración de plantas y animales, la cristalización influye de manera similar sobre las
formaciones minerales.
Si un puñado de sal es examinado bajo un vidrio de aumento, aparecen separados los granos
individuales. Cada uno de ellos es un cristal: traslúcido, aproximadamente cúbico, variables entre
sí en tamaño y en regularidad. Los cristales parecen ligeramente golpeados, debido a que han
sido sacudidos, y muestran rayas opacas y blancas en sus bordes y sus esquinas. Se asemejan
a minúsculos cubos de hielo. Si cae sobre ellos una partícula de agua, se aclaran de forma
instantánea, ya que las irregularidades se disuelven y dejan sólo una superficie suave, de la
misma manera que los cubos de hielo se hacen diáfanos al ser sumergidos. Los bordes y
rincones duros desaparecen cuando la sal entra en solución. El cubo geométrico se convierte
rápidamente en cubo redondeado y luego en una forma amorfa. A medida que disminuye en
tamaño, el cristal se hace cada vez más esférico. El resto final del cristal salino es una partícula
casi perfectamente redonda, que va desapareciendo.
La pequeña solución acuosa de sal, colocada bajo el calor de la luz del microscopio, comienza
pronto a calentarse y evaporarse. La sal no puede evaporarse como el agua, y cuando ésta se
hace más escasa, queda también sobresaturada; la sal emerge nuevamente de la solución y
1 -7A
comienzan a formarse otra vez los cristales. A partir de impurezas diminutas, los cristales crecen
en cuatro direcciones, formando pirámides de cuatro lados, construidas con una capa sobre
otra, apoyadas en las bases; cada capa es un cuadrado perfecto, ligeramente inferior en tamaño
a la que le ha precedido. Los nuevos cristales son totalmente cuadrados en sus ángulos y son
lisos en sus caras, porque sólo expresan la formación mineral; no han sido sometidos todavía
al desgaste que suaviza su forma. (4)
La piedra de granito está formada por cristales individuales, similares a los cristales de la sal y
unidos entre sí. El hierro, cuando se enfría y pasa de un estado líquido a un estado sólido, queda
formado en cristales, pero éstos quedan combinados entre sí, en un esquema que se denomina
retícula. Existe muy poco espacio entre un cristal y otro, ya que igual que en un panal, los
costados de una celdilla se aprietan contra los costados de la contigua. Los cristales de granito,
aunque muy fuertes en su interior, operan con independencia en su proceso de formación y
así se reúnen dejando baches y agujeros, como en un mal trabajo de embalaje. La forma y el
ajuste entre las partes constitutivas de un material determinado ayudan a fijar las características
de éste: aquellos que posean un ajuste relativamente más firme serán las sustancias más fuertes
y los de embalaje flojo serán más débiles. Cuando se produce una fractura en una sustancia
cristalina, la línea de división tiende a seguir una senda angulosa entre los cristales. En todos
los casos la separación seguirá el curso de la menor resistencia: el curso de lo que está más
dispuesto a quedar separado. La forma resultante es así lisa y angulosa.
Después que las formas orgánicas y minerales han quedado establecidas, comienza su
declinación, con la muerte, la deshidratación, la putrefacción y el filtro que producen el sol y el
viento. Vemos la transformación de algo en sus etapas de surgimiento, expansión y crecimiento,
hasta llegar a una situación estática, para finalmente ceder el material ganado y desarrollado.
Estas fuerzas de la declinación ejercen tanta influencia sobre la forma como las fuerzas del
crecimiento. Desde el momento en que se inicia el proceso de crecimiento, y antes de que
termine, comienza también el deterioro, porque se produce un envejecimiento y una declinación
incluso en la juventud. Los vientos elevan granos de arena, quitan partículas a la piedra, marcan
la madera, resecan las resinas y los aceites, dejando agostada y agrietada a la sustancia orgánica,
o marcada y redondeada a la inorgánica. Con un empuje suave e insistente, los océanos y los
ríos desgastan al granito y oxidan al hierro. Las lluvias disuelven y cortan con igual eficiencia en
los costados de la montaña o en las hojas del dm. El sol, los insectos, otros animales, el fuego,
la putrefacción y el hielo trabajan para disminuir aquello que han reunido la química, el calor, la
presión, el tiempo y la vida. Las cosas frágiles deben ser sostenidas, o de lo contrario quedarán
libradas a sus cortas vidas; las cosas más grandes durarán más pero revelarán superficies y
formas que señalan su lenta muerte. Estas formas de disminución pueden ser separadas en
categorías con tanta nitidez como las formas del crecimiento.
La deshidratación de una forma orgánica, en toda su masa, se produce según pautas conocidas.
La piel ha quedado estirada, cubriendo las cosas en nuevo crecimiento, cuando éstas rellenan
al máximo sus recipientes, pero esa suave superficie orgánica y convexa exige la imposibilidad
de una expansión continua para configurar su forma simple. Desaparece la apetencia por el
crecimiento y, al igual que un balón con una ligera pérdida de aire, la piel se retrae cuando no
presiona ya el empuje de un mayor crecimiento.
Las habichuelas secas y la carne desarrollan la compleja textura de algo que ha empujado su
parte exterior hasta los límites, pero que ahora se contrae desde dentro, dejando marcada con
arrugas la superficie antes estirada. La superficie se expande con el crecimiento, pero se contrae
en pliegues, y no en una disminución de su área, cuando el interior se hace más pequeño. La
superficie queda floja y ya no está asociada a la masa que contiene. En una ciruela, la piel leve
y delicada muestra, cuando está fresca, un notable lustre en su estirada membrana exterior. Al
producirse la deshidratación, esa piel muestra ligeras arrugas y comienza a flotar en la parte
exterior de la ciruela. Al continuar el secado, la piel se afloja más y se retrae sobre sí misma,
hasta adquirir finalmente las formas gruesas, duras y complejas de la pasa en que se convierte
la ciruela. Este proceso es similar en todas las frutas y verduras desecadas, en el envejecimiento
y la muerte del animal, y hasta en la película que se forma sobre la superficie de un charco que
se reduce. Es el proceso de la deshidratación desde el interior; la humedad pasa de la masa
interior al espacio exterior a través de la piel.
Si por un lado la forma orgánica crece desde el interior, empujando delante suyo a la piel, y se
retira también desde el interior, la forma inorgánica ofrece un completo contraste, porque crece
desde fuera y disminuye también desde fuera. Las formas resultantes son muy diferentes. Casi
todos los agentes de la erosión (el viento, el agua, la nieve y el hielo) son habitualmente menos
duros que las sustancias sobre las que operan, como la piedra, el acero y la tierra.
La remoción de material sólo se hace efectiva, a menudo, con una porción cada vez, porque
tales agentes sólo pueden sustraer las más pequeñas partículas. En el Vaticano, en Roma, se
yergue una estatua de San Pedro en bronce. Los fieles han besado a la figura de San Pedro
durante siete siglos. El pie derecho de la estatua ha llegado a tener un hueco suave y profundo,
sólo con el roce de labios y de manos. Cada persona, en una larga procesión de creyentes,
ha llevado consigo desde la estatua algunas mínimas partículas de metal, adheridas a su boca
reverente o a sus dedos. Y eso es lo que también ocurre cuando los vientos y el agua se
baten contra los acantilados de dura piedra, llevando consigo sólo aquellas pequeñas partículas
que pueden transportar.
Ese minucioso proceso de remoción produce una superficie muy suave cuando el material
expuesto es homogéneo en todo su conjunto, como es el caso antes citado de los cristales de
sal en el agua. El mismo proceso se mantiene en una escala mayor: en las rocas suavizadas
por el golpeteo de las olas, o en la modelación de viejas montañas por el viento y el agua.
1-8 Un mapa de la costa nordeste
Una costa uniforme de arena, enfrentada al viento, formará en línea recta sus orillas ante
de Estados Unidos de América muestra
la erosión. Una capa de hielo que se derrite sobre un charco liberará su agua sobre una
los efectos de una consistencia
superficie suave y continua.
heterogénea en la tierra, así como el
Si es irregular la superficie del material sometido a la erosión, la forma resultante será despareja.
efecto de erosión que provoca el mar.
Una costa sometida gradualmente a la erosión y compuesta de granito y de arcilla blanda,
La masa de tierra en la superficie está
produce un complejo de orillas y de bahías, de penínsulas y de islas. Las penínsulas y las islas
integrada por diversas arcillas, arenas,
corresponden a los materiales más duros, mientras las bahías y las caletas se forman por las
guijarros, granito descompuesto,
materiales orgánicos, mientras el
material consistente es la piedra sólida.
En esta zona particular, la fuerza
prevaleciente para las tormentas es la
que procede del sudeste. Las bahías
de la parte trasera quedan casi
enteramente cubiertas por materiales
blancos, carecen de granito y están
en una situación de erosión
moderadamente rápida. Las tierras
delanteras y las islas salientes son sólidas
monolitos de granito, recubiertos sólo
por una delgada capa adherida a los
costados. La configuración general de
esta costa es la típica de una erosión en
un material heterogéneo frente a una
fuerza constante, con independencia de 1 -8
su tamaño y extensión. Una aleación
heterogénea de metales, frente a la
corrosión o a la oxidación, presentará
un tipo similar de superficie, si se
examina ésta bajo una lente de
aumento.
sustancias de más fácil remoción. Un banco de ripio, ante la erosión de la lluvia, presenta
una superficie cincelada de crestas, espiras y profundos huecos. Algunas rocas compuestas
quedan marcadas con pozos curvados y nudos, ya que los elementos blandos y duros ceden a
velocidades distintas. Las rocas cristalinas de granito se hacen muy ásperas ante la erosión del
viento, dado que cede primeramente el material de unión entre los cristales, dejando a éstos en
relieves desparejos. Después de la muerte, los materiales orgánicos más duraderos son a menudo
sometidos al mismo proceso de erosión: la madera y el hueso sometidos a la intemperie, a lo
largo de años, revelan con rizos y vueltas sus vetas duras y blandas.
El desgaste es una consecuencia de la fricción entre una sustancia y otra. Cada sustancia que
esté en contacto y en movimiento libera cierta cantidad de su volumen ante la acción y desgaste
de la otra. Si el viento se mueve contra la piedra, queda detenido ante una capa de aire
que posee la exacta configuración de la piedra y que queda libre del resto del viento. Pero
al detenerse el movimiento del viento, quedan libres las minúsculas partículas que forman la
superficie de esa piedra, contra la que choca el aire.
En este sentido, todo desgaste es una transacción; ambas sustancias transan en el punto de
contacto. Las variables que controlan la rapidez de la erosión o el desgaste son las cantidades
proporcionales de materiales que se enfrentan, así como sus velocidades, presiones y durezas.
Las brisas suaves pueden reducir a masas de roca cristalina sólo mediante grandes períodos
temporales y grandes cantidades de aire. El agua exige menos tiempo para limar la piedra,
y asimismo el roce de una piedra contra otra, debido a los movimientos terrestres, quita
material a ambas.
La dirección del movimiento de contacto es otro factor importante para determinar estas formas
del desgaste. Una acción de barrido, en la que dos sustancias se frotan entre sí en dirección
paralela a sus superficies, tiende a que éstas se suavicen. Las manos que se deslizan sobre una
baranda de madera, los esquíes que patinan sobre la nieve reciente, la cadena de ancla que
sube y baja sobre el tojino en una embarcación, restan cantidades microscópicas de material en
los puntos más elevados y los depositan en las grietas, o quizás arrastran todo el material, con lo
que dan un solo nivel a toda la superficie. El resultado final es el pulido.
Cuando la acción de desgaste se produce en las cosas hechas por el hombre, se trata
habitualmente de materiales que se deslizan: la media que se desgasta en el talón, entre el pie y
el zapato; las suelas del zapato que se deslizan junto al suelo; los cojinetes con partes rotatorias
dentro de una máquina; la superficie de una mesa bien lustrada. (5)
El desgaste es inevitable en el movimiento entre superficies que se tocan. La elección a hacer es
la de la superficie que debe perder su material en grado mayor. Para ello es esencial considerar
la compatibilidad entre dos materiales disímiles. Los cojinetes de una máquina podrán ser
deliberadamente fabricados con plomo blando o con una aleación de bronce, a fin de ayudar a
la lubricación y quedar luego desgastados, porque es más fácil reemplazar los cojinetes que el
eje junto al que giran. La máquina ideal prescindiría de la fricción y por tanto de todo desgaste.
El objetivo es contener a la parte móvil, de tal forma que su recorrido sea uniforme, pero
impidiéndole tocar cualquier otra superficie. (6)
Una hoja de vidrio entre nuestros dedos puede parecer muy pareja y resbaladiza, pero tal
suavidad es relativa. Una mosca puede ascender por una ventana de vidrio, apoyando sus
patas en una superficie mínimamente rugosa. Todo material examinado debidamente en el
microscopio demuestra una superficie tosca y rugosa. Es esa tosquedad la que acelera el
desgaste.
Cuando dos superficies entran en contacto, las irregularidades de una se enlazan con las de
la otra, como dedos que se aprietan entre sí; cuanto mayor sea la presión que las empuja,
mayores serán las zonas de contacto, ya que las "salientes", de una se introducirán más en
las "entrantes" de la otra. Por este motivo la presión es un factor de extrema importancia
en el desgaste.
Cuando dos superficies firmemente pegadas entre sí se mueven en sentidos opuestos, o frotan,
la rebaba de cada una queda removida y deja expuesta a su vez a otra, con lo que el proceso
se repite. Las superficies más suaves penetran recíprocamente en menor grado. En teoría, dos
superficies infinitamente suaves, que entren en contacto entre sí, no sufrirán desgaste alguno,
porque no se interpenetrarán, sino que quedarán separadas, paralelas y sin fricción. (7)
En la práctica, una superficie muy tosca se desgastará más velozmente que otra pulida.Un
neumático de automóvil, llevado a una detención súbita por el freno, conseguirá detenerse
antes sobre una carretera de macadam rugoso que sobre un asfalto liso, dado que habrá una
mayor fricción, pero también se desgastará más rápido, ya que un pavimento rugoso quitará
más caucho al neumático. La lluvia caída sobre una carretera de cemento llena los huecos y alisa
la superficie; de hecho, el agua transforma a una superficie tosca en otra lustrada. Un neumático
que se desplaza rápidamente sobre un pavimento húmedo se aparta del asfalto y sólo hace
contacto con el agua y con los puntos más elevados de ese asfalto. La compenetración entre
goma y agua produce poca fricción, porque el agua queda fácilmente apartada, lo cual es una
condición muy indeseable para la seguridad del conductor. Sin embargo, si la única preocupación
fuera la del desgaste en el neumático, el agua sería beneficiosa, porque al agregarse una tercera
sustancia entre neumático y carretera, se habrían conseguido las ventajas de la lubricación, que
es lo que mejor impide que se produzcan la fricción y el desgaste.
Los lubricantes penetran en los huecos de las superficies mínimamente toscas y forman un
1-9 Perspectiva, sumamente aumentada,
cojín entre un material y otro. Tal cojín no sólo hace muy suaves a las superficies en contacto,
de la intersección entre dos piezas de
nivelando salientes y entrantes, sino que reduce el movimiento de ambos lados. (8)
acero, cuando son comprimidas entre
La mayor parte del desgaste vinculado a las acciones humanas y a sus dispositivos procede de
sí, y carentes de toda lubricación.
ese movimiento paralelo de superficies. Pero existen otros dos tipos menos comunes de desgaste
Los bloques de forma irregular son
y de erosión, que se encuentran en la Naturaleza y en la obra del hombre. El primer tipo es el
moléculas. El acero es una sustancia
realizado en dirección perpendicular a la superficie; el segundo es multidireccional. Un martillo
sumamente heterogéneo, con zonas
que golpea contra el yunque de acero, la lluvia que cae recta sobre la roca cuando no hay
duras y blandas, gránulos, impurezas,
viento, una tormenta de viento que lance granos de arena contra el parabrisas de un automóvil,
una matriz de grafitos, ferritos y carbón,
son ejemplos de una situación de desgaste perpendicular. A diferencia del movimiento en
y varias otras partículas, según su
paralelo, este tipo de acción surca y marca la superficie. El metal se separa en estrías al ser
combinación y pureza. La composición
golpeado; la lluvia puede, con el paso del tiempo, dejar marcas como cicatrices en la piedra,
mixta tiene como consecuencia la
produciendo leves pozos; una ráfaga de arena puede producir surcos con mucha rapidez en
amplia gama de propiedades del hierro
cualquier superficie dura. Un resultado muy similar puede obtenerse mediante agua y productos
y del acero. En el dibujo, la superficie de
químicos que se disuelvan perpendicularmente sobre superficies minerales, dejando esculpidos
dos partes en contacto deberá pulirse
para su empleo en la máquina. La zona
neta de contacto entre ambas piezas
es muy pequeña, con lo cual cada
protuberancia debe soportar una fuerza
enorme, incluso si la carga es moderada. 1 -9
A menudo tales pequeños puntos de
contacto se funden, entre sí, ante la
presión y el calor que provoca la
fricción. Si ambas superficies fueran
movidas en direcciones opuestas, se
produciría una enorme acción de
desgaste, quitando de su sitio a
moléculas y gránulos, deslizándolos
entre las superficies móviles y causando
así un desgaste todavía mayor. La
fricción aumenta la temperatura, lo
cual se suma al deterioro sobre la
superficie. Esas son las condiciones
de un desgaste entre dos superficies
cuando no hay lubricación.
ciertos puntos toscos, pero también los insectos y el fuego consiguen el mismo resultado, al
remover material de manera despareja cuando entran directamente en la sustancia. El desgaste
perpendicular puede advertirse también en algunos ejemplos de mayor escala.
Los agentes de la erosión no son siempre uniformes en la dirección de su movimiento sobre los
materiales. A menudo proceden de cualquier dirección, como en el desgaste multidireccional.
Una saliente de piedra, en una costa expuesta, verá condicionada su forma mineral a la acción
de las olas y adoptar así suaves formas escultóricas, sean cóncavas o convexas, según el batido
multidireccional de las olas. Los pies que se encaminan en un sentido u otro, deslizándose,
rayando o golpeando contra un bordillo muy frecuentado en una acera, o las manos que se
apoyan en molinetes, mostradores, bandas o pestillos de sitios públicos, expresan también la
acción azarosa de un desgaste multidireccional. Las máquinas rara vez muestran ese desgaste,
porque muy poco queda librado al azar en el movimiento mecánico.
1 -10A
1 -1 1 A y B El propósito de Todos los materiales poseen sus características idiomáticas. El idioma de ese material es una
la lubricación es reducir el contacto exigencia formulada a su usuario, para que comprenda su identidad personal y su significado,
entre superficies de partes móviles, sus fuerzas y sus debilidades, su estructura, sus formas más cómodas, su mejor uso.
interveniendo una capa para que no Un operario que posea una vinculación prolongada y estrecha con un material podrá a menudo
sea fácilmente penetrable, con escasa comprender el idioma de ese material con más plenitud que el físico, el químico o el ingeniero
fuerza de cizallamiento y viscosa en de materiales. Los especialistas pueden ser versados en propiedades y en composición, pero no
diversos grados.[...] El fallo en los estar capacitados de sentir en la mano cuál es la cantidad exacta de torsión que necesita un
lubricantes es motivado por la fuerza tornillo de acero, de un cuarto de pulgada, para que quede ajustado sin pasarse de rosca. Un
de dos superficies que se juntan. Tal material puede ser catalogado y definido, sus propiedades pueden ser analizadas y su estructura
fuerza es variable de un punto al otro. puede ser reconocida, pero tales determinaciones no reemplazan al conocimiento empírico de
La temperatura muy alta y la velocidad una mano experimentada que haya trabajado durante años en una relación directa con
de deslizamiento provocan también la ese material. La mente y la mano saben exactamente cuándo y cómo utilizar mejor un
rotura de la capa intermedia. Hay tres fragmento de madera o de hierro. La resistencia, el peso y la estructura se determinan así
tipos comunes de lubricación: la lindera, con precisión empírica, aunque el operario no sea capaz de verbalizar en términos técnicos
la película delgada y la hidro-dinámica. lo que ha construido.
La ilustración muestra a dos de ellas: Hace ciento cincuenta años, la madera y el hierro forjado echaron las bases de la época
lindera e hidrodinámica, mientras la industrializada inmediata. Eran entonces el rey y la reina, con cierta cualidad hogareña, porque
película delgada es una combinación gobernaban en el dominio del herrero local, del constructor de carretas, del tonelero, del
de ambas. La lubricación lindera (dibujo fabricante de embarcaciones, del granjero y de muchos otros que construían y reparaban con
A) depende de cantidades minúsculas implementos de esos materiales; muchos de ellos llegaron a conocerlos bien. En incontables
de lubricante, que recubren las partes
móviles; se utiliza para maquinarias de
movimiento rápido, como los motores
de automóvil. Se trata habitualmente
de un aceite liviano. La hidrodinámica
(dibujo B) forma un volumen de fluido
que separa físicamente a las partes 1 -11A
móviles bajo presión. La lubricación
hidronámica es utilizada en partes de
movimiento más lento, como el volante
y la suspensión de un automóvil, o
como la maquinaria rural. El lubricante
a utilizar es una grasa espesa, que
permanecerá en su sitio. Ambos tipos
de lubricante hacen más fácil el
movimiento, nivelando las
imperfecciones y consiguiendo una
superficie más suave. Si dos superficies
microscópicamente perfectas se 1 -11B
pusieran en contacto entre sí, no
sería necesaria la lubricación, dado que
ambas se deslizarían sin fricción y con
suavidad. Los lubricantes secos, como
el grafito y el talco, son esencialmente
iguales a los de la lubricación lindera.
Las moléculas de tales lubricantes
poseen un grano muy fino. Se esparcen
entre las dos partes móviles y ayudan
a impedir las microfusiones al recubrir
a ambas. Algunos tipos de metal, como
el hierro gris, contienen el suficiente
grafito para proporcionar al metal una
resistencia inherente al desgaste.
bancos de trabajo, bajo el alero vecino al establo, podían encontrarse herramientas de hierro
forjado o de madera, para la reparación o la construcción: un gancho de cadena recién forjado,
un mango de pala de madera que se quebró en el nudo, una silla de cocina con patas de
nogal y asiento de madera de olmo, llevaba al banco de trabajo para reforzarla y ajustarla tras
varias temporadas. Una pieza de madera para un arado ha sido llevada a ese banco para la
construcción: el tirante central y curvado ha sido cortado de una larga rama de roble, incluyendo
otra rama menor que fue cortada intacta para servir como fuerte unión en "Y" entre dos
partes estructurales del arado. Estas formas han correspondido a las necesidades más críticas
y a las ventajas de los materiales. Ambos, el hierro y la madera, han estado vinculados entre
sí de muchas maneras.
Su similitud más significativa es que ambos poseen una veta que surge en su desarrollo y les da
firmeza para sus usos por parte de los seres humanos. La veta del hierro forjado se corresponde
con una determinada figura forjada y la fibra de la madera con la de su crecimiento dentro
de la pauta dendrítica del árbol.
1 -15A
Los materiales modernos están todavía más necesitados de comprensión, porque los errores
no se limitan ya a un solo objeto, sino que quedan multiplicados por la producción en masa.
Los materiales son a menudo más complejos y los métodos para trabajarlos son masivos y
sofisticados. El hierro forjado es ya utilizado rara vez, pero el oficio del herrero ha perdurado
mediante una traducción. El hierro se ha convertido en acero, los productos son cuerpos de
automóvil y no barras de trineo, los golpes proceden de un martillo pilón, pero el metal
todavía fluye; esa capacidad de flujo que tiene el acero es lo que ha hecho posible la Edad
del Hierro.
Un martillo pilón de veinte mil toneladas alcanza una velocidad de 135 kilómetros por hora
cuando desciende para unir entre sí a dos matrices entre las que se ha colocado una hoja lisa de
acero. En esa caída de una fracción de segundo la curva saliente de la matriz golpea al material
y la hoja de acero se arruga, deformándose en un hueco, mientras las arrugas se extienden
por la superficie. Las ondas se hacen más pequeñas y se multiplican. Las dos matrices tocan los
extremos superiores e inferiores de las ondas, los achatan, los empujan y lanzan nuevamente
la marea del metal hacia su flujo molecular, redistribuyendo el volumen en un espesor suave y
contorneado; el metal frío fluye. Las matrices se separan y una nueva carrocería de automóvil
1-17 La estructura animal y su materia queda pronta para ser pintada. Un lingote de acero al rojo vivo, con un grosor de más de
son a menudo de composición más un metro y una longitud cercana a los tres, es llevado hacia adelante y hacia atrás, entre los
refinada que sus similares hechos por el cilindros de una prensa, hasta que surge convertido en una chapa de tres milímetros de espesor
ser humano. La estructura del hueso es y cientos de metros de longitud.
una armonía de absorción de fuerzas. Entre todos los materiales modernos, los plásticos siguen siendo un enigma. Lamentablemente,
Las fibras (trabéculas) que integran las el rasgo más destacado que los diseñadores y fabricantes han elegido y utilizado con mayor
secciones duras del hueso se alinean abundancia es la capacidad de los plásticos para imitar a otros materiales tradicionales y
frente al esfuerzo. La forma de los más caros.
huesos largos es tubular, forma que Los siguientes dos párrafos describen situaciones idénticas. El primero se refiere a la concepción
ofrece una alta proporción de que se ha intentado; el segundo, a la realidad:
resistencia con relación al peso. Por El cliente se sienta en el bar para almorzar. El asiento es un taburete forrado de un cuero negro
debajo de la cubierta ósea dura, la oscuro. Los codos se apoyan sobre un mostrador de madera de cerezo. Sus dedos buscan los
sustancia pasa desde ser dura y rígida cacahuetes depositados en un pequeño recipiente de roble, donde hay una banda circular de
en la zona central (o diáfisis), hasta ser bronce, y luego elevan una copa de cristal para probar un sorbo. Detrás del cliente se extiende un
muy blanda en los extremos, con lo parquet de complicados dibujos en madera, que cubre todo el piso hasta las ventanas de vidrios
que aporta la rigidez necesaria en el coloreados; por encima, las vigas de roble, terminadas a mano, atraviesan techos blanqueados.
tramo central y la absorción necesaria
de golpe y de esfuerzo en los extremos.
Esa graduación aparece en el dibujo de
un cubito humano, que es típico de los
huesos largos en los esqueletos de los
vertebrados. La graduación de lo blando
a lo duro se expresa con sus materiales.
En el punto de encaje el movimiento
queda lubricado por el líquido sinovial,
un medio viscoso que al tiempo que
lubrica absorbe el choque. El hueco de
encaje está marcado por cartílago, que 1 -17
central. Una rápida mirada a la estructura de los huesos revela una maravillosa combinación
en la que la flexibilidad se va convirtiendo en rigidez. La teoría que respalda a ese hecho tiene
una analogía en la materia inorgánica. Una vara de vidrio sólido es muy rígida, y se quebrará
fácilmente si se quiere doblarla, pero la misma cantidad de vidrio, colocada como finos hilos, se
convierte en una cuerda con la fuerza de tensión de la vara original, más la flexibilidad, y así
puede ser atada en un nudo sin que se quiebre. De tal manera el sistema de trabéculas óseas,
cerca de los extremos del hueso, aporta un apoyo mecánico combinado con una flexibilidad;
hacia el centro del hueso la flexibilidad va dejando paso gradual a la rigidez.
La forma en que los materiales de la Tierra se reúnen, para resistir mejor las fuerzas de su medio
ambiente, es lo que determina la estructura. Y a su vez, la estructura es el factor determinante
más inmediato para la forma.
NOTAS
1. Forma y materia
1. Existen dos clases básicas en las que pueden dividirse todas las sustancias: elementos simples y elementos
compuestos. Los primeros designan a la materia en su forma más sencilla. Difieren entre sí según rasgos tales
como punto de ebullición, punto de fusión, densidad, dureza, ductilidad, compresibilidad. Los elementos simples
no pueden ser divididos o más simplificados por medios químicos comunes. El hierro, el aluminio y el calcio
figuran entre los elementos simples. Los compuestos se integran con dos o más elementos simples, unidos
en determinadas proporciones de pesos. Cuando se unen elementos simples para formar un compuesto, debe
producirse una reacción química. La sal es un ejemplo de elemento compuesto, ya que está integrada por el
sodio y por el cloro. Una mezcla difiere de una combinación en que se trata de una reunión azarosa de dos o más
elementos, simples o compuestos, sin ninguna proporción en particular y sin una estructura química determinada.
No es necesaria ninguna reacción química para que las mezclas se produzcan o dejen de existir.
Kenneth Oakley en Charles Singer / E. J. Holmyard / A. R. Hall, A History of Technology, vol. 1, Oxford University
Press, Londres, 1956, pp. 10 y 11.
2. Parecería manifestar lo obvio el definir qué son gases, líquidos y sólidos. Sin embargo, hay algunos materiales
que parecen ser lo que no son y otros que, en determinadas condiciones, parecen situarse entre dos de esos
estados. El vidrio, por ejemplo, se mueve tan gradualmente del estado líquido al estado sólido que es imposible
decir, en un punto dado, a cuál corresponde. Las siguientes son algunas guías básicas para la definición.
Sólidos. Tienen forma y volumen definido, resisten ante una fuerza de compresión, ante una fuerza de tensión
y ante una fuerza de cizallamiento (por las definiciones de estos términos, véase el capítulo 2). Sin embargo, los
sólidos cederán ante las tres fuerzas con el tiempo y/o si se ejerce una fuerza suficiente. Los sólidos se asemejan
a los líquidos en que ambos poseen un volumen definido. Pero los sólidos no necesitan de un apoyo lateral
para mantener su forma; en otras palabras, no necesitan un recipiente. Los sólidos difieren por igual de líquidos
y de gases en que su forma es definida.
Líquidos. Se asemejan a los sólidos en el rasgo de tener un volumen, pero adoptarán la forma del recipiente
que los contiene, en muy poco tiempo y con muy escasa fuerza. Los líquidos a escasa velocidad no resistirán a la
fuerza de cizallamiento; cuanto mayor sea su viscosidad, será menor su tendencia a fluir, y cuanto mayor sea la
velocidad de la fuerza, mayor será la resistencia al cizallamiento. Los líquidos contenidos en un recipiente residen
a la compresión pero no resisten a la tensión.
Gases. No tienen un volumen ni una forma definida; fluirán hasta llenar cualquier forma y cualquier tamaño de
recipiente; son infinitamente expansibles y se hacen cada vez menos densos al expandirse. Todos los gases se
condensan hasta formar líquidos o sólidos cuando son enfriados y comprimidos hasta el grado suficiente. Cuando
aumenta la temperatura aumenta también el volumen. Los gases resisten a la compresión, si son contenidos,
pero no a la tensión. No resisten al cizallamiento a una velocidad lenta, pero muestran una resistencia creciente
cuando se los expone a una fuerza de cizallamiento y a una velocidad en aceleración. Tanto los líquidos como
los gases son definidos como fluidos.
3. La lección de la geología es universal. Todas las energías y sustancias se mueven hacia un punto de transacción:
lo alto con lo bajo, lo numeroso con lo escaso, lo vivo con lo muerto, lo húmedo con lo seco, el calor con la
ausencia de calor. Esta es una ley de evolución y del mundo: el principio de la entropía. Cuando todas estas
energías -o energías potenciales- son agotadas, o se las agota, aumenta la entropía. Un aumento neto en la
entropía es una predestinación de un universo que envejece. La entropía es aquel proceso igualador por el que el
universo atraviesa un estado de caos y de desorden, hasta un final en el que todo tenga una misma temperatura,
dejen de existir la energía y el trabajo, todo sea inerte y uniforme, con lo que el universo está muerto.
En términos de definición simple, la entropía es la medida de capacidad que posee un sistema para sobrellevar
un cambio espontáneo de calor. El estudio del calor, la termodinámica, se vincula directamente a todo el proceso
de envejecimiento del universo. La termodinámica es probablemente la rama más básica de la ciencia, dado que
trata de la materia, la energía y el tiempo. Se basa en tres leyes:
a. El calor puede ser convertido en energía y la energía en calor. La suma de la energía es siempre igual a la
cantidad de calor. El calor puede ser expresado en términos de energía. b. Cuando se realiza un intercambio libre
de calor entre dos cuerpos, como proceso autónomo y continuo, el calor siempre queda transferido del cuerpo
más caliente al más frío. c. Toda la sustancia posee una entropía definida (una consecución de energía para su
funcionamiento) que se aproxima a cero cuando su temperatura se aproxima al cero absoluto.
Es posible moverse en el espacio, hacia adelante o hacia atrás, pero sólo cabe una dirección del viaje en el
tiempo, debido a la Segunda Ley de la Termodinámica. El calor se mueve de lo más caliente a lo más frío, y lo
inverso no es posible. Si se lanza un balón desde una ventana, cuando llega a golpear en el suelo ha disipado
en esa acción una pequeña cantidad de calor. Si el tiempo fuera invertido, el balón rebotaría en su punto
de impacto, reabsorbería el calor cedido y volaría nuevamente a la ventana de la que partió. Por la Segunda
Ley, el calor no puede ser reabsorbido ni la acción puede ser revertida, con lo que el tiempo y el universo
se mueven en sólo una dirección.
4. Debe señalarse que hay ciertos tipos de materia que carecen de una estructura organizada y son totalmente
informes. Cuando los minerales carecen de una estructura cristalina se les denomina amorfos. Puede tratarse de
elementos sólidos, como la arcilla, la piedra caliza o el vidrio. El material cristalino puede ser roto, sea mecánica
o químicamente, con lo que los cristales ya no existirán y se convierten en un sólido amorfo. Si una sustancia está
hecha de partículas no cristalinas mayores que las moléculas, habitualmente en un estado líquido, semilíquido
o gaseoso, se la llama un coloide. La leche, la mayonesa y el humo son coloides. El tejido orgánico se halla
a menudo en una masa coloidal, pero tal masa está habitualmente contenida dentro de un muro celular
más estructurado.
5. La fricción es definida como la resistencia ofrecida ante el deslizamiento o el rodamiento de una superficie
sobre otra. En su utilización humana, puede ser a la vez necesaria y molesta. Sin fricción, los neumáticos de un
automóvil no moverían a éste ni podrían detenerlo; las manos del conductor no podrían controlar el volante,
y además el conductor tendría dificultades en mantenerse sobre su sitio en el asiento. Sin embargo, el motor
del automóvil prácticamente no se desgastaría si no fuera por la fricción. La calidad de la superficie y la presión
ejercida son los dos factores de mayor importancia que controlan la fricción. Cuando la presión es excesiva y/o
cuando la superficie es rugosa, se produce mucha fricción y se genera calor sin movimiento.
6. Se hace necesario considerar la intersección entre diferentes tipos de materiales y cómo se afectan
recíprocamente entre sí. Se utilizan abrazaderas entre partes contiguas de una maquinaria, a fin de compensar las
pequeñas imperfecciones de la superficie, permitiendo una unión sólida. Los revestimientos, la pintura, el forro
duro, el blindado, son medidas que ayudan a que un material sea más adecuado a su lugar de utilización.
Algunos materiales se oxidan y controlan así sus propios cambios de superficie, con lo que de hecho se
convierten en más resistentes al desgaste y a la acción química de su uso; esa oxidación ayuda a reducir la
oxidación adicional.
7. Según el tipo de material y el tipo de desgaste, la sustancia retirada de una superficie que se desgasta pasa
a veces a ser depositada en los huecos. Esto suaviza toda la superficie, dándole un pulimento o un lustre. A
veces el material removido llega a derivar sobre la superficie sin echar anclas en lugar alguno; el efecto será un
incremento que acelere el desgaste de la superficie.
8. Comúnmente los lubricantes son líquidos; los muy finos penetran mejor en la superficie, constituyendo una
superficie de lubricación tan diminuta como una molécula. Los lubricantes livianos son útiles para movimientos
de alta velocidad; los más grasosos son utilizados para partes de movimiento lento, para cargas pesadas y para
piezas de movimiento recíproco. La primera es la lubricación de película fina y la segunda de película fluida.
Ambas reemplazan a la fricción en seco. La condición resbaladiza de aceites y grasas proviene de su composición
molecular y de su viscosidad, o sea, su resistencia a dispersarse. En el otro extremo de la escala se sitúan fluidos
como el alcohol o el éter, que casi no poseen cualidades de lubricación. La condición resbaladiza de los lubricantes
secos, como el grafito o el talco, proviene de las formas de sus partículas.