Este documento presenta la introducción de un libro sobre los conflictos laborales rurales en la región pampeana de Argentina entre 1900 y 1937. Explica que la historia rural argentina se ha centrado en los grandes terratenientes y ha ignorado los conflictos de clases entre patrones y trabajadores agrícolas. Describe varios ejemplos de huelgas y protestas de trabajadores rurales durante este período que merecen un estudio más detallado. El objetivo del libro es realizar un primer análisis de estos conflictos obreros rurales en las prov
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Este documento presenta la introducción de un libro sobre los conflictos laborales rurales en la región pampeana de Argentina entre 1900 y 1937. Explica que la historia rural argentina se ha centrado en los grandes terratenientes y ha ignorado los conflictos de clases entre patrones y trabajadores agrícolas. Describe varios ejemplos de huelgas y protestas de trabajadores rurales durante este período que merecen un estudio más detallado. El objetivo del libro es realizar un primer análisis de estos conflictos obreros rurales en las prov
Este documento presenta la introducción de un libro sobre los conflictos laborales rurales en la región pampeana de Argentina entre 1900 y 1937. Explica que la historia rural argentina se ha centrado en los grandes terratenientes y ha ignorado los conflictos de clases entre patrones y trabajadores agrícolas. Describe varios ejemplos de huelgas y protestas de trabajadores rurales durante este período que merecen un estudio más detallado. El objetivo del libro es realizar un primer análisis de estos conflictos obreros rurales en las prov
Este documento presenta la introducción de un libro sobre los conflictos laborales rurales en la región pampeana de Argentina entre 1900 y 1937. Explica que la historia rural argentina se ha centrado en los grandes terratenientes y ha ignorado los conflictos de clases entre patrones y trabajadores agrícolas. Describe varios ejemplos de huelgas y protestas de trabajadores rurales durante este período que merecen un estudio más detallado. El objetivo del libro es realizar un primer análisis de estos conflictos obreros rurales en las prov
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COSECHA ROJA.
LA CONFLICTIVIDAD OBRERA RURAL EN LA
REGIN PAMPEANA, 1900-1937 (1)
WALDO ANSALDI (2)
A Francisco Delich, quien hace ya mucho tiempo despert mi entusiasmo por los estudios rurales. Y por un montn de cosas..., ms all de ulteriores diferencias.
...la tarea principal de la sociologa es descubrir -detrs de las costumbres, reglas y rituales- orientaciones culturales y movimientos sociales en conflicto, de los cuales deriva directa o indirectamente la mayora de las prcticas sociales. Alain Touraine, El regreso del actor.
I. INTRODUCCIN Si, como se ha dicho alguna vez, la memoria colectiva es la historia del poder, es harto evidente que una parte sustancial de la historia de las clases subalternas ha sufrido una verdadera amputacin. Ciertamente, la operacin ha sido exitosa. Lo ha sido mucho ms en el fundamental espacio rural de la sociedad Argentina. En efecto, paradjicamente, siendo un pas estructuralmente agrario, Argentina no cuenta an con una historia rural global slida, cientficamente elaborada, si bien existen excelentes trabajos sobre temas parciales (ganadera, colonizacin, por ejemplo). Es cierto que ahora est disponible la destacable visin de conjunto sobre la regin pampeana realizada por el gegrafo francs Romn Gaignard, obra en la cual, significativamente, est excluida la dimensin conflictiva, excepto el breve tratamiento del Grito de Alcorta. (3)
Frente a ese panorama tenemos, en cambio, la consagracin de una historia -oficial o revisionista, para el caso poco importa la diferencia ideolgica- de uso y consumo general e incluso popular, presentada como argentina, como nacional o como del conjunto de la sociedad, que se limita a una dimensin espacial urbana, por aadidura casi exclusivamente desplegada en el locus restringido de 200 km 2 de su capital, la ciudad de Buenos Aires (el 0.005 % de la superficie total del pas), y de la que slo participan grandes hombres solos. Es una historia de quienes aparecen detentando el poder poltico, lo cual no significa que la apariencia sea efectivamente la realidad. Adicionalmente, los historiadores de las clases subalternas -sean stas los obreros industriales y de servicios, sean esos equvocos sectores populares (una manera cmoda de eludir y dejar sin respuestas los desafos de construir, o al menos de reflexionar sobre, una teora de las clases sociales en y de la sociedad argentina)- se han dedicado casi exclusivamente a colectivos sociales urbanos. Por cierto, han producido una significativa cantidad de trabajos -algunos excelentes- que han renovado y ampliado el campo de conocimiento histrico. Pero tambin es cierto que el grueso de ese
Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 2 conocimiento prcticamente es patrimonio de, circula entre, especialistas, no ha logrado an desplazar, tal vez ni siquiera erosionar, las versiones consagradas por el poder. Existen, como se sabe, varios y muy buenos estudios agrarios -econmicos, histricos, sociolgicos, los hay menos antropolgicos- sobre cuestiones preferentemente estructurales. Se cuentan muy pocos trabajos sobre acciones y conflictos en el campo. Ausentes del "territorio" de los historiadores y de los socilogos, caso de amnesia o, mejor, amputacin de la memoria colectiva, los movimientos sociales agrarios -igual que otros temas y otros sujetos de la historia de la sociedad, como los indgenas- merecen y necesitan ocupar su lugar en uno y otra. Fuera de la protesta chacarera de 1912 (el Grito de Alcorta), de los conflictos obreros patagnicos de 1920-1021 y, en menor medida, de las movilizaciones de los colonos santafesinos en 1891-1993 (bien estudiados por Ezequiel Gallo), pareciera que durante el siglo 20 el campo argentino hubiese sido un espacio exento de antagonismos sociales y de conflictos. En rigor, la misma impresin se tiene respecto del siglo 19, pues ni siquiera las montoneras, fenmeno rural por excelencia, han sido objeto de estudios e investigaciones cientficas. Ms an: la ausencia de reflexin es tal, que se ha aceptado acrticamente la visin cristalizada y cristalizada de la historia oficial, al punto de ni siquiera plantearse que la ausencia de conflicto visible tambin es una pregunta, un problema a resolver. Sin embargo, los conflictos rurales no slo han existido e impiden mantener una imagen paradisaca del campo, sino que en varios casos han alcanzado altos niveles de violencia. Limitndonos slo a la decisiva regin pampeana, pueden citarse, por ejemplo, las huelgas de estibadores de Pun, de carreros de Pergamino, de peones de trilladoras de Baradero, San Pedro y Coronel Surez, en 1901; de trilladores, braceros, estibadores de Junn, Tres Arroyos, otra vez Pergamino, Coronel Surez y Baradero, en 1904; las movilizaciones de chacareros de Macachn y Colonias Trenel, en 1910; las huelgas de carreros de Quem- Quem, en 1911, de Corral de Bustos y de Santa Rosa, en 1914, y de Chivilcoy, en 1916; la sucesin de conflictos chacareros que se producen tras el Grito de Alcorta, extendidos por Buenos Aires, Santa Fe, Crdoba y La Pampa, entre 1913 y 1919; las huelgas de obreros rurales bonaerenses, santafesinos, cordobeses y entrerrianos en la virulenta coyuntura 1918- 1922. Despus de la dcada de 1910, la de ms alta conflictividad agraria, encontramos la huelga de trabajadores rurales de Jacinto Aruz, en 1921 -estudiada por Osvaldo Bayer-, de Santa Fe, Crdoba y Buenos Aires, en 1927-1928; de Crdoba, en 1935-1936; de estibadores entrerrianos, en 1934; la huelga de recolectores de maz en el sur santafesino, en 1935; la huelga chacarera de Las Rosas, en 1933... Parte de un esfuerzo muy amplio en procura de recuperar estas luchas para las ciencias sociales y para la memoria colectiva, este libro pretende un primer operativo de rescate, limitado espacial y temporalmente. Su objeto es la conflictividad obrera rural en las provincias de Buenos Aires, santa Fe, Crdoba y Entre Ros entre 1900 y 1937. En ese sentido, adelanta resultados parciales alcanzados dentro de un amplio plan de investigacin en curso.
Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 3 II. CMO ESTUDIAR LOS CONFLICTOS OBREROS RURALES PAMPEANOS? (4)
El estudio de los conflictos protagonizados por los proletarios rurales de la regin pampeana plantea varios problemas al investigador que procura su conocimiento. Es necesario, entonces, en primer lugar, tener en claro cules son ellos, para luego enfrentar su resolucin. Esos problemas son de teora, de mtodo y de fuentes, lo que por cierto no es una cuestin privativa de estos conflictos. S la es, en cambio, en algunos aspectos especficos, como se ver. El anlisis histrico-sociolgico procura identificar los actores o los sujetos sociales (5) que actan en determinados espacios y tiempos y realizan determinadas acciones y, una vez constatadas stas (hechos), explicar por qu -o bajo qu condiciones sociales, econmicas, polticas, ideolgicas, en suma, histricas- actan de esa manera y no de otra. La respuesta a la pregunta por qu? implica una cuestin terica, y a menudo varias. En la construccin de la respuesta, el nfasis debe ponerse en las relaciones sociales que establecen los actores o sujetos, mucho ms que en stos. Aqu, en consecuencia, se nos plantea inicialmente identificar a los obreros rurales. Qu y quines son? Cmo se constituyen como clase? Cmo se organizan y cmo actan? Con y contra quines actan? Ms an: se trata de avanzar en el "anlisis de los mecanismos de autoproduccin de la vida social" -y sta no es otra cosa que el conflicto-, de manera tal que "nuestro rol no consiste en explicar conductas por situaciones sino, al contrario, situaciones por acciones", para plantearlo en trminos touraineanos. (6)
La historia del movimiento obrero o sindical argentino es bastante bien conocida, aunque todava faltan muchas respuestas; en cambio, la historia de la clase obrera es prcticamente un misterio (en el mejor de los casos apenas relevado) y las viejas y simplificadas referencias a una clase que aparece casi por arte de magia mediante la importacin o el injerto de obreros de origen europeo llegados con la gran oleada inmigratoria de la Argentina moderna, no slo son parciales y validas apenas para contribuir a explicar una parte del problema, sino que soslayan el anlisis de las transformaciones internas de la sociedad argentina, que hacen posible tanto la incorporacin de obreros ultramarinos cuanto la conversin de sujetos sociales nativos en proletarios industriales y agrcolas, diferentes stos de los peones de las estancias decimonnicas. En el caso de los obreros rurales el desconocimiento es an mayor. Los trabajadores rurales de la regin pampeana comienzan a ser significativos cuando la agricultura requiere una magnitud de fuerza de trabajo que no puede satisfacerse con los niveles mnimos histricos de la ganadera o de la economa campesina. El chacarero pampeano -que no es un campesino- puede trabajar su unidad de produccin, la chacra, con fuerza de trabajo familiar durante buena parte del ao agrcola, mas cuando llega la crucial poca de la cosecha necesita imprescindiblemente -por lo menos en las chacras por encima de las 10 hectreas- recurrir a la compra de fuerza de trabajo temporaria, extrafamiliar y asalariada. Ese perodo es breve si se considera cada chacra aislada, unitariamente; pero si, en cambio, consideramos la economa chacarera en su conjunto, globalmente, la compra- venta de fuerza de trabajo no familiar y asalariada se extiende a lo largo de cinco o seis Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 4 meses, lo que representa la mitad, o casi, del ao agrcola. La duracin de las tareas de las distintas cosechas (trigo, lino, maz) implica un desplazamiento de trabajadores en el tiempo (de noviembre a marzo/abril) y en el espacio (del pueblo a las chacras, de una localidad a otra, de un partido o departamento a otro, de una provincia a la vecina). Se trata de una clase obrera itinerante, desplazndose por la geografa pampeana a lo largo de medio ao. Esta circunstancia es clave para comprender las posibilidades y los lmites del proceso de organizacin de una clase (o fraccin) obrera rural. La palabra organizacin est utilizada en una doble acepcin: como constitucin de la clase y de sus asociaciones de inters o sindicatos. El carcter estacional, temporario de la demanda de fuerza de trabajo rural sugiere una clase obrera intermitente, casi una clase obrera fantasma. En este caso, es legtimo hablar de clase, en sentido estricto? O es que hay una clase obrera fragmentada, algunos de cuyos integrantes desarrollan durante cierto tiempo del ao la funcin de trabajadores rurales? O es que, como sugiere Eduardo Sartelli, "existe el obrero rural pero no la clase obrera rural? Es una situacin en la que es posible reiterar la ya clsica pregunta thompsoniana, lucha de clases sin clases? Cualquier respuesta a estos interrogantes no puede soslayar la particularidad de la fuerza de trabajo agrcola pampeana, en considerable medida constituida por "golondrinas", migrantes internos e inmigrantes europeos que se desplazan hasta la regin pampeana y retornan a sus respectivos lugares de origen. Por otra parte, una clase social siempre existe en relacin a otra(s). Los obreros rurales venden su fuerza de trabajo a: 1) los chacareros, 2) los comerciantes cerealistas, 3) los propietarios de maquinaria agrcola (contratistas), 4) los propietarios de carros (transportistas), 5) los ganaderos (estancieros, cabaeros). Excluyendo este ltimo caso - que requiere un tratamiento separado, por su carcter permanente ms que transitorio (excepto para algunas tareas estacionales) y por una mayor desconcentracin, en razn del nmero de trabajadores por establecimiento y de la virtual situacin de aislamiento o desconexin entre quienes trabajan en las a menudo extensas estancias-, el anlisis de las caractersticas de la compra-venta de fuerza de trabajo en cada uno de los casos sealados, muestra que con frecuencia los obreros residen cotidianamente, e incluso desarrollan su actividad, en un espacio que es urbano o semiurbano (ms por sus funciones que por su magnitud demogrfica), mejor definido como pueblo rural: tal es el caso de las estibadores (prescindiendo del ms obvio caso de estibadores portuarios) y de los carreros. stos, a su vez, deben distinguirse entre los propietarios de carros y sus asalariados; entre los primeros, adems -al menos desde la ptica de los sindicatos-, ser dueo de uno o dos carros es sinnimo de obrero, mientras serlo de tres o ms lo es de patrn o burgus. Ahora bien: sucede que los mayores niveles de organizacin y los principales conflictos de trabajadores son protagonizados, precisamente, por estibadores y por carreros, es decir, los menos rurales de los proletarios rurales, y su mbito de accin es ms el pueblo que la chacra. Entonces, cun rurales son, estrictamente, los conflictos obreros rurales? He aqu otro problema: la definicin de la geografa de los conflictos y de la ubicacin espacial de los actores involucrados. Porque resulta que, por ejemplo, muy a menudo tambin los contrincantes de los obreros rurales residen fuera del campo: tales los casos de los terratenientes absentistas, de los empresarios colonizadores, de los comerciantes o acopiadores cerealistas, de los transportistas y hasta de los contratistas de maquinaria. Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 5 Adicionalmente, la organizacin de los trabajadores rurales recibe el estmulo y la cooperacin directa de los sindicatos y de las organizadores sindicales urbanos. Ms an: la remuneracin de la fuerza de trabajo presenta disparidades significativas, no slo por diferencias de categoras, sino por reas de cultivos, provincias, departamentos y/o partidos, contribuyendo a definir un mercado de fuerza de trabajo fragmentado o, en el mejor de los casos, nada homogneo. A todo ello debe agregarse que, como en el plano obrero urbano, las diferencias ideolgicas y polticas -anarquistas, socialistas, sindicalistas, comunistas- acentan la multiplicidad de la accin obrera. En consecuencia, una cabal comprensin de los conflictos obreros en el campo pampeano remite necesariamente a una intrincada red de relaciones entre diferentes sujetos y espacios, e incluso entre sujetos iguales diferenciados (a heterogeneidad de los trabajadores del agro). Si analticamente es posible y necesario un primer paso de estudio de los conflictos obreros rurales de un modo aislado de los otros planos de conflictividad social (el de los chacareros, el de terratenientes e incluso el de trabajadores urbanos) -y sa es la estrategia de exposicin de resultados que se sigue en este artculo-, una operacin de sntesis ser imprescindible en una inmediata etapa siguiente, a efectos de una acabada explicacin y comprensin. Esta tarea es necesaria porque el conflicto es, para decirlo una vez ms, el medio por el cual una sociedad se autorreproduce. La cuestin de los niveles o planos de conflictividad tambin debe ser objeto de atencin: los conflictos que protagonizan chacareros, obreros y/o terratenientes a veces se suceden temporariamente y otras se superponen. O, si se prefiere, algunos son diacrnicos y otros sincrnicos. En la fase ms alta de la conflictividad agraria argentina, la coyuntura 1910- 1922, es posible distinguir momentos diferenciados de conflictividad chacarera (1910- 1921), obrera (1917-1922) y terrateniente (1921-1923), y uno (1917-1921) en que los dos planos ms significativos se entrecruzan, a menudo incluso espacialmente. La conflictividad chacarera enfrenta a los chacareros con los terratenientes, los empresarios colonizadores, los comerciantes cerealistas, los propietarios de carros. En la conflictividad obrera confrontan los trabajadores con los chacareros, los comerciantes cerealistas, los propietarios de carros y los contratistas de maquinaria agrcola; no aparecen (no los hay o no los hemos encontrado?) conflictos de trabajadores en la ganadera (estancias, cabaas, tambos), por lo menos durante el perodo hasta ahora estudiado. La conflictividad terrateniente es bsicamente un choque entre los grandes dueos de la tierra (ms especficamente, los ganaderos) y el Estado. En el desarrollo de estas conflictividades -planteadas esquemticamente- se aprecia cmo chacareros y obreros confrontan, casi siempre por separado, con los mismos sujetos, aunque en un momento ambos se interceptan enfrentndose entre s. La intensidad de la lucha obrera, en 1917-1922, provoca un verdadero viraje de la direccin de los conflictos, un desplazamiento de los contrincantes y de su ubicacin en el espacio social de la conflictividad; lleva a los chacareros a poner en un plano ms relevante la oposicin con los trabajadores ms que con los terratenientes, cerealistas, etc., aunque ese desplazamiento sea temporario e intermitente y no anule los enfrentamientos "clsicos" de los chacareros. El estudio de los conflictos impone analizar el comportamiento de otro importante actor, el Estado, y las formas de su intervencin, que en nuestro caso tiende a privilegiar el uso de la Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 6 coaccin o violencia fsica por sobre los mecanismos de negociacin o conciliacin. El ejercicio de la represin conlleva la aparicin y accionar de los grupos parapoliciales de origen patronal e ideologa derechista, la Liga Patritica Argentina, creada en 1919, de hecho tolerados por los gobiernos nacional y provinciales, pese a afectar el monopolio de la violencia detentado por el Estado. Por cierto, este conjunto de problemas -y otros ms- nos pone frente a otra cuestin de mayor envergadura: la de constitucin del capitalismo agrario en la regin pampeana, caracterizado entre otras cosas por la presencia de clases sociales asimtricas, de donde la existencia de pirmides y acciones conflictivas de clase especficas del capitalismo agrario argentino, no observables en el modo de produccin capitalista "clsico". As, la burguesa terrateniente no tiene su correlato en la presencia y la accin de un proletariado rural extenso y consolidado, lo que puede explicarse por las caractersticas de la relacin entre ganadera dominante y agricultura subordinada. Como se sabe, la ganadera pampeana requiere mucho menos fuerza de trabajo que la agricultura, la cual, por lo dems, tiene como actor principal al chacarero, un sujeto social muy particular, que combina fuerza de trabajo familiar y extrafamiliar asalariada; y aunque sta es, en la economa chacarera, ms importante de lo habitualmente supuesto, no menos cierto es que tal economa tiende a desarrollarse reemplazando a los asalariados por tecnologa ahorradora de fuerza de trabajo, en primer lugar como medio eficaz de abaratar los costos de produccin, sta es, obviamente, una cuestin clave, que enfatiza el peso del anlisis de la estructura social agraria en el trabajo rural (chacareros, estibadores, carreros, braceros, maquinistas agrcolas, etc.). (7)
En relacin al espacio geogrfico-econmico, los conflictos pueden producirse en chacras, estaciones ferroviarias y/o centro acopiador de cereales, es decir, de unidades de produccin o de comercializacin y distribucin. El conflicto con los acopiadores es siempre muy focalizado, en uno o muy pocos centros de trabajo (son pocas, cuando no nicas, las casas cerealistas en cada pueblo rural o ciudad pampeana), mientras los que tienen por escenario a la chacra tienden a producirse en varias unidades productivas, pues son raros los conflictos de importancia con un nico chacarero o, en todo caso, las fuentes no los registran regularmente). A su vez, los conflictos pueden tener lugar a escala local (el pueblo rural y/o las chacras circunvecinas), departamental (afectando a un cierto nmero de localidades y chacras del departamento o partido), provincial (en un nmero significativo de departamentos o partidos) o regional (es decir, en un espacio considerable de la regin pampeana, superando los lmites administrativos de una provincia). Debe prestarse atencin al tiempo de los conflictos: 1) el momento del ao agrcola; los de trabajadores se dan mayoritariamente en meses de cosecha (noviembre a marzo/abril); 2) el carcter simultneo, sucesivo o discontinuo, conectados o inconexos entre s; 2) sincrnicos o diacrnicos, articulados o desarticulados con los conflictos urbanos, particularmente con los de proletarios industriales y/o de servicios. En lo atinente a objetivos y/o motivaciones, los conflictos obreros rurales pueden producirse por demandas en pro de: 1) mejoras en las condiciones de trabajo, 2) aumento o recomposicin de salarios, 3) duracin (disminucin) de la jornada de trabajo, 4) reconocimiento de la organizacin sindical, 5) no empleo de trabajadores no federados, es decir, no sindicalizados, 6) limitacin a los chacareros para emplear carros propios en el transporte de la cosecha, 7) solidaridad. Hay otras motivaciones, menos frecuentes. Una Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 7 cuestin muy relevante es la demanda de prohibicin total o parcial de hijos de chacareros en las cosechas, en calidad de asalariados, que constituye uno de los aspectos ms significativos de los conflictos entre chacareros y proletarios en la dcada de 1940 -en buena medida, efecto de los cambios introducidos en el trabajo agrcola por el Estatuto del Pen-, pero en el perodo 1900-1937 no parece haber estar entre las peticiones ms importantes contenidas en los pliegos de condiciones. Manuel Tun de Lara advierte sobre la conveniencia de "desechar, por insuficiente, la vulgar [clasificacin] de [los conflictos en] 'polticos' y 'econmicos', que carece de toda precisin. (...) Insensiblemente se pasa de la motivacin 5econmicoprofesional a la sociopoltica". De igual modo, "hay que distinguir perfectamente entre reivindicaciones o mviles de una huelga o de un conflicto X, y las causas de la misma". (8)
Los problemas que plantean el anlisis y la explicacin de la formacin y desarrollo de la clase y del movimiento obreros en el campo deben considerarse en una perspectiva de larga duracin que pueda dar cuenta de la estructura, de las diferentes coyunturas y de las relaciones entre stas y aqulla; dicho de modo gramsciano, distinguiendo entre los movimientos o fenmenos orgnicos o estructurales y los ocasionales o coyunturales. El nfasis en los conflictos deriva de la proposicin que ellos son los constitutivos de los sujetos sociales. En consecuencia, un primer asunto es elaborar un modelo capaz de explicar tanto los conflictos como su ausencia, real o aparente. Se trata de construir un modelo heurstico y explicativo, apto para el abordaje y la resolucin de cuestiones tales como las relaciones entre crecimiento econmico y conflictos obreros, conflictos manifiestos y latentes -para decirlo con la consagrada distincin funcionalista, sin que la adopcin de las expresiones implique adscripcin terica-, y la construccin de una tipologa de los conflictos, como las respuestas a las preguntas que aparecen durante la investigacin emprica. (9)
Es obvio -mas no trivial- recordar que los conflictos tienen un anclaje en la situacin objetiva de los proletarios -pero tambin de los otros sujetos sociales con los que interactan: chacareros, cerealistas, terratenientes, contratistas de maquinaria, comerciantes ramero-generales- en los modos de produccin-distribucin y de dominacin. Justamente, como dice Jos Mara Maravall: "El conflicto obrero es intento de recuperacin o de adquisicin de un cierto dominio sobre un aspecto de la realidad que se escapa a los individuos y cuya conquista o control se presenta fundamentalmente a travs del conflicto. O, si se prefiere, puede irse ms lejos y ponerlo en los trminos de Alain Touraine, quien asocia y acenta los conceptos sujeto e historicidad, entendida sta como "el conjunto de modelos culturales, cognoscitivos, econmicos y ticos con los cuales una colectividad construye sus relaciones con el medio (...), o sea una cultura". Poner el acento en ambos conceptos significa reconocer el papel central de los conflictos entre clases sociales, entendidas stas como colectivos "opuestos uno contra otro en un conflicto central para la apropiacin de una historicidad hacia la cual ambos se orientan, y que pone en juego sus antagonismos". El conflicto es el mecanismo "a travs del cual un campo de historicidad y un conjunto de modelos culturales se transforman en un sistema de relaciones sociales, las cuales son siempre desiguales pues son relaciones de poder". (10)
Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 8 La gama de la conflictividad obrera rural es amplia: va desde la peticin legal hasta la huelga, pacfica o violenta, e incluso hasta formas de accin directa (bombas y sabotajes: quema de parvas, corte de alambrados, envenenamiento de bebederos) y de autodefensa y enfrentamiento armado con policas o brigadistas parapoliciales; entre uno y otro extremo, manifestaciones, concentraciones, quita de colaboracin, boicot, tensiones diversas y otros comportamientos. En cuanto a los obreros involucrados, los conflictos pueden ser generales -en un doble plano: el de la participacin de a) el conjunto de la clase obrera, urbana y rural, y b) el subconjunto de los proletarios rurales- o bien, ms frecuentemente, por oficio o categora. La naturaleza de los conflictos vara segn los casos de: 1) entablarse slo entre patrones y obreros, sin participacin del poder poltico, 2) producirse la intervencin del Estado (provincial y/o nacional), 3) la presencia, a partir de 1919, de las brigadas parapoliciales de la Liga Patritica, o 4) el predominio de una u otra de las corrientes ideolgicas en pugna dentro del movimiento obrero (anarquistas, sindicalistas, socialistas, comunistas). Tambin se constatan diferencias entre conflictos que enfrentan a obreros sindicalizados y patrones (chacareros, cerealistas, contratistas) agrupados en su respectiva asociacin de inters, y conflictos donde uno o ambos actores no cuentan con una organizacin gremial o, existiendo sta, no apelan a ella. Los primeros de estos conflictos suelen ser ms extensos y sobre todo ms violentos, privilegiando dos acciones obreras que implican un significativo nivel de conciencia de clase: la que procura obtener el reconocimiento del sindicato y el ejercicio de sus derechos, y la huelga por solidaridad. Frente a cada conflicto, el investigador debe procurar precisar las actitudes y las acciones de los protagonistas: niveles o grados de adhesin, tcticas de lucha y modos de definicin y realizacin de las adoptadas, argumentos que fundan las demandas, aspiraciones mnimas y mximas, coincidencias o desfases entre direccin y base, contraargumentos a las demandas o posiciones de la otra parte, grados de transigencia o intransigencia, disposicin o ausencia de disposicin para el enfrentamiento o para la negociacin o la bsqueda de soluciones acordadas conjuntamente, carcter de esa gestin (con quin s, con quin no, cundo, y sus lmites); apelacin o no a la fuerza, que en el caso patronal es la represiva, sea la legtima del Estado, sea la parapolicial, sean ambas. Por otra parte, los patrones tienden a ser ms flexibles frente a algunas demandas y ms inflexibles ante otras, siendo particularmente reacios al reconocimiento del derecho de sindicalizacin. La flexibilidad/inflexibilidad patronal tambin vara frente a las diferentes corrientes y posiciones de los sindicatos; en este caso, tienden a acordar ms fcilmente con socialistas y sindicalistas y a mostrarse intransigentes con anarquistas y comunistas. Estas relaciones pueden expresarse de otro modo: la estrategia de sindicatos o movimientos orientados por socialistas o sindicalistas privilegia la conciliacin o, apelando a la confrontacin, modera el alcance e intensidad del conflicto y/o procura su rpida solucin; la de anarquistas y comunistas, en cambio, es ms intransigente y recurre ms asiduamente a la confrontacin y la violencia. Como es obvio, el conflicto pone a otros sujetos en la situacin de definir alguna posicin o accin. En primer lugar, las autoridades locales (a nivel de pueblo y departamento o partido), las provinciales y las nacionales, cuya reaccin frente a la conflictividad obrera Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 9 puede variar no slo segn la orientacin poltica de tales autoridades; en este sentido, en general (aunque con varias y significativas excepciones) los radicales prefieren la moderacin y la conciliacin y los conservadores la inflexibilidad y la represin. Importa igualmente conocer la posicin de los partidos polticos, algunos de los cuales (Socialista y Socialista Internacional, luego Comunista) cuestionan en mayor o menor medida el conjunto del sistema y tienen vinculaciones ms o menos orgnicas o, al menos, afinidades con el movimiento obrero, mientras otros (como el Demcrata Progresista) son opositores a los gobiernos provinciales y/o nacionales, sin que ello implique solidarizarse con los trabajadores, o bien (como en el caso de la Unin Cvica Radical) adecuan sus reacciones segn operen en funcin opositora u oficialista o, incluso, segn la lnea interna dirigente. La actitud de la llamada opinin pblica tambin debe procurar ser precisada: en algunos casos, como en Crdoba y en Rosario, ella tiene una fuerte o al menos significativa incidencia. En este plano, el anlisis de la prensa (qu, cmo y cunto informa del conflicto, posicin que adopta frente a l) resulta a menudo muy esclarecedor. Es igualmente de inters conocer la reaccin de la Iglesia, sea a nivel de prroco o cura de pueblo (un personaje clave en la lucha por la hegemona cultural en el mbito rural y semirrural) o de carcter ms institucional (de la propia Iglesia y/o de organizaciones paraeclesisticas). Por supuesto, no pueden dejarse sin analizar las posiciones de las grandes centrales a las que pertenecen o estn relacionados los protagonistas de los conflictos (Federacin Obrera Local, Provincial, Federacin Obrera Regional Argentina del V y del IX Congresos, Unin de Trabajadores Agrcolas, Federacin Agraria Argentina, Sociedad Rural, Cmara de Cereales, Bolsa de Comercio, entre otras). En Crdoba, por ejemplo, el papel de la Federacin Universitaria es importante en varios aspectos, incluyendo la disponibilidad de abogados para la defensa de los trabajadores presos. Un cabal conocimiento del desarrollo de la conflictividad se obtiene mediante una fina percepcin de elementos muy dinmicos, algunos ocasionales, episdicos o coyunturales, otros orgnicos o estructurales. Saber identificar y diferenciar unos y otros es esencial. As, la pregunta acerca de los fines y las limitaciones de los sujetos en conflicto no es una, sino una batera de preguntas. Entre stas, las que no pueden soslayarse son: Cul es la situacin precedente al conflicto? ste tiene o no conexin con algn conflicto previo en el mismo o en otro lugar? Hay presentacin de pliego de condiciones? Cules son sus demandas? Qu nivel de adhesin encuentra entre sus propias filas y en otros grupos del lugar? Quin es la oposicin? Cuntos obreros participan? Cul es el grado de organizacin de las partes? Qu grado de vinculacin tiene el conflicto con otros igualmente producidos simultneamente en lugares ms o menos prximos? (aqu debe prestarse atencin a la ubicacin de los pueblos de los conflictos respecto de las lneas frreas y en consecuencia la facilidad o dificultad de vinculacin directa y rpida). Qu incidencia tiene el momento en que se plantea el conflicto y cmo afecta la capacidad de reaccin patronal? (no olvidar, en este sentido, que no es igual la de los cerealistas, ms fuertes y con mayor capacidad de resistencia, que la de los chacareros, ms urgidos por concluir rpidamente la cosecha y su acarreo). Cules son la formas de lucha adoptadas y, por ende, el carcter del desarrollo del conflicto (pacfico, violento o combinado)? Hay negociaciones u otras formas de compromiso para alcanzar una solucin? Intervienen el Estado provincial o el nacional o algn otro rbitro aceptado por ambas partes? Cmo Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 10 concluye y con qu resultados? Deja secuelas que reaparecen en otro momento, conflictivo o no, o en otro lugar? Las respuestas a esas (y a otras) preguntas permiten definir con ms precisin el alcance del movimiento obrero rural pampeano, concibindolo como un proceso en el cual, segn propone el socilogo italiano Francesco Alberoni, "se forma un campo de solidaridad antagnico a ciertas instituciones existentes". (11)
El estudio de los conflictos proletarios agrarios requiere de dos momentos analticos: 1) en s mismos, como si fuesen la totalidad; 2) en relacin con el contexto econmico, social y poltico de la provincia, la regin y el pas. El primer ejercicio es necesario para disponer de una completa, o lo ms precisa posible, radiografa de la conflictividad obrera rural. El segundo permite encontrar los nexos causales con los ciclos econmicos, las fluctuaciones estacionales y la estrategia de los distintos sujetos sociales y polticos. Este artculo expone slo algunos resultados generales alcanzados en el primero de esos dos momentos. En el caso pampeano es importante establecer la vinculacin entre ellos y la coyuntura de la guerra y la posguerra mundial de 1914-1918 (que incluye la revolucin sovitica y su impacto en el mundo), de tantos efectos en la estructura social agraria. No debe olvidarse tampoco que, en la larga duracin, el predominio de la ausencia de conflicto visible (conflictividad latente) sobre su presencia (conflictividad manifiesta) es tambin un dato a explicar. La pregunta -obvia- es por qu la estructura social agraria pampeana -el ncleo duro de la economa y la sociedad argentinas- tiende ms a la estabilidad que a la disrupcin? Cmo y por qu la ciudad se constituye en el principal espacio estructural disruptivo de una sociedad agraria? Hasta aqu, un esquema de modelo de anlisis de los conflictos obreros rurales con el que hemos estado y estamos trabajando. Por cierto, no slo puede, sino que es indispensable, elaborarse mejor. Pese a sus limitaciones, parece suficiente para avanzar en la exploracin y reconocimiento de la conflictividad obrera rural.
III. CONDICIONES SOCIALES QUE POSIBILITAN EL CONFLICTO Los conflictos reconocen causas estructurales y causas coyunturales. Aqu se presta atencin a las segundas, con algunas referencias a las primeras, coherentemente con la estrategia de exposicin parcial de resultados de la investigacin adoptada para este artculo. En ambos casos, considerar a la regin pampeana como un conjunto relativamente homogneo, bien entendido que cada provincia -e incluso reas dentro de ellas- presenta singularidades y diferencias en su estructura agraria, las que inciden en la organizacin y accin de los sujetos sociales. Tambin privilegiar la coyuntura conflictiva de 1917-1922, dejando para otro trabajo el tratamiento de las precedentes y las posteriores. En trminos de movimientos econmicos es posible distinguir, durante el perodo analizado en la primera fase de nuestra investigacin (1900-1937), varios ciclos. As, por ejemplo, segn Guido Di Tella y Manuel Zymelman, pueden diferenciarse, sucesivamente, los de Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 11 1902-1908, 1908-1914, 1914-1917, 1917-1922, 1922-1928, 1928-1933, 1933-1938. Como se ha sealado, en este artculo el nfasis est puesto en los aos de mayor intensidad de la conflictividad obrera, que coincide exactamente con uno de esos ciclos econmicos, si bien se incluye una referencia al perodo previo, dominado por la conflictividad chacarera iniciada en 1910. En 1912, un hecho coyuntural, la brusca cada del precio del maz, opera como detonante de la protesta chacarera, rpidamente extendida por toda la regin pampeana. Dos aos despus, el estallido de la primera guerra mundial acenta los lmites de un sistema fuertemente dependiente del mercado externo: se ven afectadas la produccin agrcola, las construcciones urbanas y las industrias conexas, aumenta la desocupacin (116.000 parados en 1912, 445.870 en 1917, 254.870 en 1918; el pico de 1917 representa el 19.4 %). La agitacin social se extiende por ciudades y campos, movilizndose chacareros, obreros rurales, fabriles y de servicios, estudiantes universitarios (clase media urbana). Estas movilizaciones no tienen el mismo tiempo, no son simultneas, excepto en 1917-1922, ni ocupan toda la dcada, salvo en el caso de las de chacareros. La violencia -la "de arriba" y la "de abajo"- se convierte en un elemento de presencia destacada en la sociedad argentina. En el plano poltico, un cambio decisivo en el rgimen electoral (la ley Senz Pea) permite a la Unin Cvica Radical ganar, entre 1912 y 1916, el gobierno nacional y los provinciales de Santa Fe, Entre Ros y Crdoba. En 1914, cuando comienza la guerra mundial, la expansin agrcola pampeana, de tipo horizontal (incorporacin de nuevas tierras), est alcanzando sus lmites. A partir de entonces, el crecimiento de la produccin de granos y cereales slo es posible si se apela a mtodos intensivos, cuya adopcin representa un incremento en los costos reales de produccin. No recurriendo a la estrategia de su incremento por rendimientos crecientes, la nica opcin es expandir la agricultura a costa de la ganadera (y viceversa). En el mismo ao 1914, el receso de 1913, originado en la interrupcin del flujo de capitales, deriva en depresin. A juicio de Di Tella y Zymelman, la no recuperacin de la economa argentina, en ese entonces, es un resultado derivado, en lo inmediato, ms del desajuste estructural generado por la interrupcin del comercio, que del final de la expansin de la agricultura. La guerra provoca en la agricultura pampeana dos efectos contradictorios: por un lado, se favorece con el alza de los precios (por malas cosechas a escala mundial en 1916-1917, retiro de Rusia del mercado mundial); por el otro, el aumento de los costos del transporte martimo le pone en desventaja respecto de Estados Unidos y Canad, convertidos en principales proveedores de Europa. El efecto decisivo es el segundo, afectando ms al maz que a los cereales. En cambio, la ganadera se beneficia por la misma razn que se perjudica la agricultura: en este caso, el alto costo del flete martimo favorece a las carnes argentinas en detrimento de las australianas. (12)
A partir de esta situacin se producen cambios en la demanda de productos argentinos, favoreciendo a la ganadera. Ello se traduce en el comportamiento diferencial de los precios y en la reasignacin del uso de la tierra, disminuyendo los precios y las reas agrcolas y aumentando los precios y la superficie ganaderos. Lgicamente, estos cambios tambin producen modificaciones en el requerimiento de fuerza de trabajo, pues la ganadera requiere mucho menos que la agricultura. Por otra parte, la interrupcin del flujo Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 12 ultramarino de los trabajadores "golondrinas" atena la gravedad del problema de la desocupacin urbana, cuyas cifras, como se ha visto, se incrementan notablemente. En la agricultura, que puede absorber a obreros urbanos no calificados, en reemplazo de los "golondrinas europeos, la demanda de fuerza de trabajo se reduce como consecuencia de la reorientacin del uso de tierras hacia la ganadera y, algunos aos, por las malas cosechas. Los terratenientes presionan sobre los chacareros, reduciendo el plazo de los contratos de arrendamiento, procurando un pasaje ms rpido a la ampliacin de la superficie de las praderas permanentes (alfalfado), al tiempo que aceleran la mestizacin de vacunos y relocalizan la produccin ganadera mediante la diferenciacin espacial de las zonas dedicadas a cra y a invernada y terminacin. Adicionalmente, el cultivo del trigo se desplaza hacia reas marginales. Se asiste a una coincidencia entre reas de alfalfado y de invernada (tierras ms frtiles), en las que tambin se cultiva maz, una combinacin eficaz. (13)
La alfalfa es un verdadero motor de la expansin agrcola pampeana y es claro indicador del papel desempeado por la ganadera en tal expansin. Su cultivo pasa de 700.000 has. en 1895, a 1.500.000 en 1900, y a 8.500.000 en 1920; o, si se prefiere, ocupa el 20 % de la superficie cultivada del pas, en 1900, el 36 % en 1920 y alcanza su nivel ms alto, el 40 %, en 1922, comenzando a caer de inmediato (al concluir esa dcada cubre el 22 %). Al extenderse, la alfalfa arrastra tras de s al lino y al trigo, originando la rotacin lino-trigo- lino-alfalfa. El cultivo de lino oleaginoso pasa de 607.352 has. en el ao agrcola 1900- 1901 a 1.487.779 en 1903-1904, alcanzando durante la dcada de 1910 un promedio anual de 1.600.000 has., que en la de 1920 es de 2.400.000, con un mximo de 2.949.500 has. en 1926-1927. El trigo es sembrado en una superficie promedio anual de 3.920.000 has. en el quinquenio 1900-1905, de 6.721.000 durante la dcada de 1910 y de 8.289.000 en el quinquenio 1925-1930, con un mximo de 9.219.000 has. en el ao agrcola 1928-1929. La combinacin agricultura-ganadera se efecta de diferentes maneras en la regin pampeana: en el norte, el oeste y el centro de la provincia de Buenos Aires es donde mejor se manifiesta la integracin entre ambas ramas rurales. En el sureste bonaerense, "las vacas destinadas a la cra se contentan con la pradera natural inundable", mientras en el suroeste "el cultivo de riego por colonos permanentes desplaza a la ganadera hacia las grandes estancias. Las regiones meridionales de Crdoba y Santa Fe, en cambio, se consagran a una ganadera sobre alfalfares precedidos por los dos aos de lino y de trigo. El maz, por su parte, alcanza desde el norte de Buenos Aires las colonias agrcolas del centro de Santa Fe y Crdoba (en rotacin con el lino y cereales de invierno). Ampla tambin su espacio como cultivo forrajero de verano en las estancias". El ovino, a su vez, en los aos 1910, est afirmando su desplazamiento hacia la nueva regin de especializacin, la Patagonia. (14)
Diferentes estructuras agrarias y distintas formas de generacin y apropiacin de renta producen conflictos, e incluso formas de organizacin, diferentes. En el caso de los obreros rurales, esta proposicin permite sugerir que tales diferencias estructurales -aun tratndose de variaciones dentro de una misma dimensin macro- generan sindicatos y accin obrera distintos. La rpida generalizacin precedente sobre las variaciones producidas en la situacin pampeana sugiere una fuerte correlacin positiva entre cambios en las condiciones de Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 13 produccin rural y conflictos. En el caso de los chacareros, desde Macachn y Colonias Trenel, en 1910, y sobre todo desde el Grito de Alcorta, en 1912, su movilizacin, agitacin y lucha constituye una constante en la dcada del Centenario, reiterndose en 1913, 1914, 1916, 1918, 1919, es decir, siete aos sobre diez. La protesta ana el agravamiento de las condiciones de produccin chacarera -amenaza y ejecucin de embargos y desalojos, dificultades financieras o, como en los aos agrcolas 1913-1914 y 1916-1917, sequas o exceso de lluvias- y la irresolucin de las demandas en pro de las libertades capitalistas (de arrendamiento, de trilla, de venta de la cosecha, de seguro, etc.). Las movilizaciones de los agricultores sufren a menudo las acciones represivas de las policas provinciales, e incluso de fuerzas nacionales. El pico ms alto de la protesta se alcanza en 1919, con un coletazo en 1921 (la marcha sobre Buenos Aires en pos de obtener la sancin de la ley de arrendamientos), tras el cual sucede un perodo de reflujo, coincidente con una fuerte recuperacin de la agricultura. (15)
Respecto de la fuerza de trabajo, se han indicado arriba algunas modificaciones producidas, por efecto de la guerra, en el mercado de compra-venta de la misma. En la recomposicin operada en este mercado deben sealarse, adems, la cada de los salarios reales en el quinquenio 1915-1919 y las dificultades en la distribucin de la mano de obra estacional. La desocupacin alcanza estos porcentajes: 13.7 en 1914, 14.5 en 1915, 17.7 en 1916, 19.4 en agosto de 1917. El costo de vida total pasa de ndice 100 en 1910, a 108 en 1914, 117 en 1915, 125 en 1916 y 146 en 1917; discriminado por rubros, el costo de vida presenta variaciones significativas: alimentacin sube a un ndice 110 en 1914 y a 138 en 1917, mientras vestido asciende a 111 y 198, y vivienda disminuye de 101 a 90, en ambos casos para los mismos aos y sobre la base 1910 = 100. El salario monetario mensual del obrero industrial porteo se mantiene, nominalmente, casi sin variacin: m$n 67 en 1914 y 65 durante los tres aos siguientes. Los ndices del salario real, a su vez, son 61, 57, 49 y 42, para cada uno de los aos 1914 a 1917 y sobre una base 1929 = 100. (Datos tomados de Di Tella y Zymelman). Desocupacin, descenso de los ingresos reales y desorden en el mercado de trabajo son parte de la dura realidad que los asalariados rurales afrontan durante el ciclo 1914-1917, sin olvidar las difciles condiciones de trabajo (extensin de la jornada laboral, indefensin frente a los empleadores, etc.). En Crdoba, por ejemplo, la prensa se hace eco de los problemas planteados por la mala distribucin de la fuerza de trabajo y reclama reiteradamente al gobierno nacional la solucin del transporte de braceros desde las zonas del norte hasta las cerealeras del sur y este. La mala informacin sobre el mercado provoca movimientos de protesta espontneos, de singular violencia, incluyendo asaltos a trenes y a comercios de ramos generales, que son reprimidos severamente por la polica. Tales acciones se intensifican y extienden en los aos de malas cosechas. As, en noviembre de 1914, en San Francisco (capital del departamento cordobs San Justo), ms de mil obreros desocupados producen grandes desrdenes al asaltar los trenes para trasladarse hacia los lugares que demandan brazos para la cosecha. En diciembre del mismo ao, un informe de la Oficina de Trabajo de la provincia de Crdoba seala: Se nota un exceso de brazos en todos lados por la aglomeracin de los procedentes de las provincias colindantes al sur; esto es beneficioso para Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 14 los colonos, ya que no se present falta de brazos y los jornales son estacionarios, con tendencia a bajar. (16)
La competencia por la ocupacin y el carcter de migrantes estacionales conspiran contra la solidaridad y agremiacin obreras, resintiendo las posibilidades de luchas reivindicativas. Una vez finalizada la cosecha, gran parte de la masa de peones ambulantes retorna a las ciudades y pueblos procurando un nuevo empleo, fijo o temporario, dejando vaco el espacio de la organizacin y de la continuidad de las acciones. La economa argentina comienza a recuperarse en el ltimo trimestre de 1917, especialmente por la mejora en los precios de los productos agrcolas y pecuarios, prolongndose el movimiento ascendente hasta el tercer trimestre de 1920 -y despus de superar los efectos de las fluctuaciones de precios (cada) en el mercado mundial, que afectan particularmente a la ganadera (crisis de 1921)- afirmarse durante el ciclo 1922- 1926. La produccin rural pampeana muestra dos momentos dentro del nuevo ciclo: hasta 1920, la ganadera constituye la avanzada de la economa, tanto de la agraria cuanto de la argentina en su conjunto; en 1918, las carnes alcanzan valores sin precedentes, con lo cual se afirma el desplazamiento del uso de tierras del cereal al ganado vacuno. En 1920 la tendencia se revierte, la ganadera se deprime -y con ella traba la recuperacin econmica general-, al punto tal que en 1921 la situacin es grave, de "extrema angustia" la califican Di Tella y Zymelman, obligando a una decisiva intervencin estatal de salvataje, culminacin de la brevsima coyuntura de conflictividad terrateniente (1921-1923). En 1917 y 1918, el precio de la libra de carne es de m$n 0.21 a 0.32 en Buenos Aires y de 11 chelines en Smithfield; en 1922, de m$n 0.15/0.16 y de 3.50 chelines, respectivamente. En la agricultura se aprecia especialmente el incremento de la superficie sembrada de lino (1.298.000 has. en 1917, 1.309.000 en 1918, 1.884.000 en 1919, 1.425.000 en 1920, 1.409.000 en 1921, 1.575.000 en 1922), mientras el trigo y el maz descienden: de 6.511.000 y 3.629.000 has. en 1917, a 5.636.000 y 2.972.000 has. en 1922, respectivamente. No obstante, en valores de produccin, los indicadores revelan un aumento en los tres casos (lino, trigo y maz), mientras los precios fluctan y al concluir el ciclo el mercado de granos presenta precios bajos estabilizados. En cuanto al mercado de trabajo, los datos indican descenso de la desocupacin y aumento de los salarios. La desocupacin pasa del 19.4 % en agosto a 13.0 % en diciembre de 1917, a 10.8 por ciento en marzo y a 12.0 en agosto de 1918, a 7.9 en agosto de 1919 y a 7.2 % en agosto de 1920. Los salarios nominales de obreros industriales de Buenos Aires suben de m$n 65 en 1917, a 71 en 1918, a 90 en 1919, a 120 en 1921 y a m$n 116 en 1922. Sin embargo, el costo de vida no disminuye: los ndices (1910 = 100) son: 146 (1917), 173 (1918), 186 (1919), 171 (1919), 153 (1921) y 150 (1922); los datos desagregados muestran un mayor incremento en vestimenta (el ndice 198 en 1917, trepa a 294 en 1918 y baja a 215 en 1922) y en vivienda (90 en 1917, 151 en 122), mientras alimentacin flucta de 138 en 1917 al pico de 160 en 1919, y a la cada a 128 en 1921 y 118 en 1922 (en todos los casos, base 1910 = 100). (17)
Los nuevos cambios operados en la produccin agrcola pampeana correlacionan, otra vez, los mismos con los conflictos chacareros, a los cuales se suman ahora los de obreros. As, en 1919-1921 culminan la fase de movilizacin y protesta y la coyuntura de intensa Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 15 conflictividad de los agricultores, cuya conclusin coincide con la convergencia de recuperacin de la economa cerealera y satisfaccin parcial de las reivindicaciones de los chacareros. A partir de entonces tienden a manifestarse en un nivel muy bajo, irregularmente. Comienza a perfilarse entonces una fase que tiende crecientemente a privilegiar formas institucionalizadas de solucin de los conflictos. Esta fase acenta notablemente la prctica de la negociacin-conciliacin sobre la de movilizacin- confrontacin, particularmente despus del fracaso de la protesta de los chacareros en el verano de 1933. No es del caso analizar aqu los mltiples conflictos urbanos y rurales que ocurren en 1919, un ao de importancia crucial en la historia de la sociedad argentina. La conflictividad chacarera cubre una extensa rea de la regin pampeana y se extiende durante casi todo el primer semestre del ao. Las motivaciones combinan algunas "clsicas" (elevados cnones de arrendamiento, demanda de libertades capitalistas, problemas de comercializacin granera) y otras que son efectos de la guerra mundial (dificultades en el abastecimiento de insumos importados, en particular combustibles y bolsas) o bien de la posguerra (variaciones operadas en el mercado mundial de granos y carnes, donde durante el primer trimestre de 1919 se producen bajas). Adicionalmente, una huelga de obreros portuarios dificulta la exportacin de granos, mientras lluvias intensas arruinan la cosecha 1918-1919. La respuesta gubernamental a las demandas chacareras es una secuencia de desatencin- fuerte represin, que se suma a la intransigencia terrateniente. No obstante, en 1921, la ley 11.170 -que establece el rgimen legal de los arrendamientos agrcolas- da satisfaccin a buena parte de las reivindicaciones chacareras. La resolucin de la conflictividad chacarera en 1919-1921 no es ajena a la recomposicin de fuerzas sociales que produce el ciclo de recuperacin agrcola sealado. Los chacareros, al obtener ms seguridad y mayores ingresos, tienden a dejar de actuar como activadores de conflictos y sus diferencias con los terratenientes y los acopiadores de cereales se diluyen y/o buscan resolverse por vas que institucionalizan la negociacin y la conciliacin. En el momento en que la coyuntura de posguerra disuelve la conflictividad chacarera, los agricultores se convierten, como los comerciantes cerealistas y los contratistas de maquinaria, en demandados del otro postergado sujeto social, el proletariado rural, cuyas aspiraciones son incrementar su participacin en la distribucin de los ingresos, legalizar formas de asociacin y mejorar las condiciones de trabajo. La recuperacin del sector agrcola incide favorablemente en los niveles de ocupacin, condicin sumamente beneficiosa en momentos en que las migraciones internacionales vuelven paulatinamente a tener saldos positivos, aunque menores que los anteriores a 1914. El bienio 1917-1918 es, todava, de saldos migratorios negativos, lo que implica una disminucin de la oferta de fuerza de trabajo y/o su recomposicin. Por otra parte, el incremento de la mecanizacin agrcola reduce la demanda de fuerza de trabajo asalariada, al tiempo que la existencia de empresas contratistas de maquinaria permite a los chacareros sortear los inconvenientes del empleo de trabajadores extrafamiliares. Si el alto nivel de ocupacin favorece un aumento de las posibilidades de organizacin y luchas reivindicativas de la clase obrera, es comprensible que este perodo se caracterice por una gran agitacin y movilizacin de los peones rurales. (18)
Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 16 No debe olvidarse que 1917-1921 es una fase de alza de la combatividad proletaria urbana. Del mismo modo, no hay que descartar una movilidad obrera horizontal, en la que se trasvasan recprocamente las fuerzas de trabajo urbana y rural. Los conflictos obreros son de carcter reivindicativo, en procura de satisfacer tres grandes demandas: aumento de salarios para hacer frente al alza de costo de vida, jornada de ocho horas y reconocimiento de los sindicatos. Las dos primeras suelen ser satisfechas, pero la tercera genera las ms fuertes resistencias de los empleadores, incluyendo a los chacareros. El perodo de mayor intensidad de la agitacin obrera rural comprende los meses de noviembre a marzo o abril, el tiempo de la cosecha de granos y cereales, aunque sntomas de malestar se aprecian en otros meses, relacionados con actividades conexas. La condicin obrera rural es dura, muy dura. En 1904, Juan Bialet Mass recorre el pas en procura de informacin directa sobre el estado de la clase obrera, tarea que le es encargada por el ministro del Interior del presidente Julio A. Roca, el doctor Joaqun V. Gonzlez. Fruto de la excepcional actividad de ese admirable cataln argentinizado es el clebre informe de 1904, en su momento base del frustrado proyecto de Ley Nacional del Trabajo y posteriormente fuente esencial para el estudio de la clase obrera y del mundo del trabajo en la Argentina del Novecientos. El testimonio de Bialet Mass mantiene vigencia ms all de 1904 y bien puede servir para ilustrar las condiciones de trabajo en el rea agrcola santafesino-cordobesa al concluir la segunda dcada del siglo: ...la condicin del trabajador es lo ms inestable y (...) nadie (...) cuida de l sino en el momento en que se le necesita y para sacar de l los rendimientos mayores posibles, no considerndolo sino como un medio, menos importante que la mquina y la bestia, porque stas tienen un precio de compra, son un capital que es preciso conservar, mientras que si un hombre se pierde, se repone con otro, que no cuesta dinero. Raramente se hacen contratos escritos y se notan los abusos de una y otra parte que se originan del contrato verbal, y que pone en juego todas las malas maas de la mala fe (...). Una multitud de intermediarios, agentes de conchavo, con casa fija o ambulante, viven de engaar miserablemente a los pobres trabajadores; estipulan condiciones de trabajo que luego no reconocen los patrones, tanto sobre el jornal, como sobre las horas de trabajo, la cantidad y calidad de la comida, los pasajes y dems detalles del contrato (...). Todos los trabajos son duros, tanto por las altas temperaturas en que se operan cuanto por lo excesivo de la jornada, y aunque se dice que se hacen de sol a sol, es falso, porque se aprovecha la luna, el alba, o despus de puesto el sol, para alargar la jornada. He visto con mis propios ojos salir al trabajo a las 4 a.m. como regla general, y no pocas veces a las 3.30, y dejar el trabajo a las 7.30 y hasta las 8 p.m., dando descansos a la maana del tiempo indispensable para tomar el mate, al medio da una hora o cuando ms dos, de tal modo que la jornada mnima til es de 13 a 14 horas y el tiempo ocupado por el pen, teniendo en cuenta el que necesita para despertarse y vestirse, despus de la jornada, no baja de 15 a 17 horas y no le queda el necesario para descansar, volviendo al trabajo sobrefatigado y al concluir la temporada es un hombre agotado Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 17 completamente, sobre todo el que ha trabajado en descarga o estiba de bolsas (...). ...los obreros se tienden un rato, buscando la sombra de las parvas, o en las pajas mismas, en las que le toman de plano, y estn impacientes por volver al trabajo porque se queman, y buscan en la distraccin y el movimiento un solaz que los alivia. La mitad de los dolores de cabeza, de las indigestiones que sufren, deben atribuirse a estas causas. (19)
La intervencin del proletariado rural en la explotacin chacarera ofrece magnitudes diferentes, segn se trate de un momento u otro del proceso de produccin agrcola. As, esquemticamente, pueden sealarse: (20)
Cultivo de la tierra: comprende los trabajos de arado, siembra, aporcado, etc. En las chacras pequeas es tarea de los mismos chacareros, bsicamente fuerza de trabajo familiar. En las medianas, sta se combina con trabajo asalariado (mensuales y jornaleros). En las grandes, en cambio, la totalidad del cultivo es realizada por obreros asalariados. Tngase en cuenta que la chacra media pampeana mide de 200 a 250 hectreas. El trabajador de arado y siembra es casi siempre del lugar y tiene una relacin muy estrecha con el chacarero pequeo, e incluso con el mediano, con quien "hace una vida casi comn", como dice Bialet Mass. En las explotaciones grandes, donde la relacin empleador/trabajador est mediada por los capataces -en particular en los casos de contratistas-, la situacin es normalmente desfavorable para el obrero (mala comida, jornadas de trabajo ms duras y extensas, mayor explotacin, etc.). Cosecha y trilla de trigo, lino y avena: en unidades de produccin muy pequeas, de hasta 10 has., estos trabajos son realizados mediante el empleo de fuerza de trabajo familiar, a menudo a travs de la ayuda mutua entre chacareros vecinos. Por encima de esa superficie, la compra de fuerza de trabajo asalariada es indispensable, variando su magnitud segn la extensin de los sembrados y la maquinaria utilizada. En caso de emplearse cosechadoras simples (trilladoras) -las que requieren tres operaciones: segar, emparvar y trillar-, la necesidad de asalariados es alta (no menos de 22 por unidad; la incorporacin de las cosechadoras-trilladoras -una mquina que recolecta, trilla y embolsa el cereal en una sola operacin- permite una sustancial reduccin de trabajadores (a 6 o 7). La trilla del cereal emparvado es efectuada por empresarios o contratistas de maquinaria, quienes trabajan para los chacareros que arriendan sus servicios, o bien para las casas cerealistas que frecuentemente se hacen responsables de esa tarea. La trilla es un trabajo realizado exclusivamente por obreros asalariados. Segn el testimonio de Nicols Repetto, en 1917: Para segar ciento cincuenta hectreas de trigo se requiere una espigadora, tres carros con sus jaulas respectivas y seis hombres. El trabajo de estos ltimos se distribuye en esta forma: uno dirige la espigadora, tres guan los carros, uno emparva el trigo cortado, y el ltimo, llamado "pistn", pasa sucesivamente de un carro a otro para acomodar y apretar en la jaula las espigas que vuelca la espigadora. Todos estos hombres trabajan de sol Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 18 a sol, son alimentados y alojados por el chacarero y perciben, cada uno, un peso por cada cuadra de trigo cortado. Si trabajan en armona y andan bien las cosas, la cuadrilla puede hacer ocho, nueve , a lo sumo, diez cuadras por da. (21)
En los marcos de este artculo no es posible desarrollar la cuestin de la mecanizacin del campo pampeano, un tema muy mal conocido, pese a su importancia, mayor de la usualmente atribuida. El crecimiento del empleo de mquinas es particularmente acentuado en 1920-1925. La versin tradicionalmente aceptada explica la temprana mecanizacin agrcola por la necesidad de reducir el empleo de trabajo asalariado, pero los resultados de las investigaciones de Hctor Eduardo Sartelli relativizan tal razn, la que es considerada slo una ms (y quizs no la ms importante), parte de un contexto ms amplio y complejo. (22)
Lo que s quiero resaltar es la decisiva consecuencia que en la conflictividad obrera tiene la extensin del uso de mquinas en la agricultura: provoca un desplazamiento de la confrontacin con los chacareros al antagonismo con los contratistas. La recoleccin del maz es la actividad agrcola consumidora de fuerza de trabajo por excelencia. Segn el dirigente chacarero Jos Boglich, quien escribe en la dcada de 1930, puede estimarse un empleo anual de 15 a 18 jornales, de 10 a 12 horas diarias de trabajo. Conforme con l, asimismo, la economa maicera chacarera utiliza un 20 % de trabajo familiar y un 80 % de trabajo asalariado de braceros. De la recoleccin manual del maz participan grupos familiares de obreros: hombres y mujeres adultos y nios. El desgrane del maz es una actividad que toman a su cargo las casas cerealistas y/o pequeos empresarios de maquinaria agrcola. Emplea exclusivamente obreros asalariados. El acarreo de las bolsas con granos y cereales es durante mucho tiempo tarea de los carreros, encargados de trasladarlas desde las chacras hasta las casas cerealistas y las estaciones ferroviarias. Los carreros constituyen un interesante caso de adaptacin de poblacin criolla desplazada por la agricultura y la ganadera, inicialmente dedicada a actividades econmicas tradicionales y convertida en parte de una fase esencial del proceso de produccin agrcola. Hay carreros que son dueos de sus instrumentos de trabajo, el carro y los caballos; su remuneracin es por tanto transportado y por distancia recorrida. Otros, en cambio, son trabajadores empleados por tales propietarios. Ya se ha sealado que, desde la perspectiva sindical, los carreros dueos de uno o dos carros son considerados obreros (cuantapropistas, diramos hoy), mientras los que tienen tres o ms son calificados como patrones. En los conflictos protagonizados por carreros debe procurarse, consecuentemente, distinguir de cules carreros se trata. A partir de la dcada de 1920, y sobre todo de la de los treinta, son desalojados por la competencia irrefrenable del transporte automotor (camiones) que, aunado a los efectos de la crisis, provoca una sustancial disminucin de los costos de acarreo: as, en 1925, la tarifa media de acarreo desde la chacra hasta la estacin del ferrocarril (unas 3 leguas, en promedio) es de $ 0.45/quintal, mientras que en 1934 es un 50 % menor, $ 0.22/quintal (datos de Boglich). Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 19 Otro momento de la produccin agrcola es el manipuleo del cereal, expresin que designa un conjunto de tareas: carga, descarga, seca, limpieza y clasificacin de los granos, amn de otras accesorias, todas ellas realizadas en galpones y depsitos. Tambin aqu se producir un desplazamiento de trabajadores, a partir de la difusin de los elevadores de granos, aunque durante un buen tiempo coexisten los sistemas manual y mecnico. La fuerza de trabajo asalariada que requiere la economa chacarera durante los meses de cosecha (noviembre a marzo/ abril) proviene de: a) los pueblos rurales o ciudades prximos a las chacras; b) la inmigracin golondrina ultramarina; c) migrantes internos provenientes de otras provincias (en el caso de Crdoba, incluso de los propios departamentos del norte de ella), migrantes que pueden haberse convertido en residentes pampeanos permanentes o bien ser temporarios; d) braceros o jornaleros transitorios, cuyo trabajo durante el resto del ao es urbano. Los trabajadores que se desplazan por la regin pampeana -a menudo furtivamente en los trenes de carga- son conocidos con los nombres de lingheras o linyeras y, despus de 1920, crotos. Cuando se definen ideolgicamente, suelen hacerlo por el anarquismo. El movimiento estacional de fuerza de trabajo durante las cosechas pampeanas es cuantitativamente importante: segn el censo agropecuario de 1908 es del orden del medio milln de personas. Esta cifra puede considerarse como un buen indicador promedio, cuyas variaciones dependen de la superficie sembrada, el estados de los sembrados en el momento de la cosecha y la utilizacin de maquinaria. La cosecha de maz moviliza no menos de 200.000 trabajadores, el 15 % de los cuales son mujeres y nios. Se ha sealado ms arriba que los conflictos obreros rurales se producen en demanda de mejores salarios y condiciones de trabajo y de reconocimiento del derecho de organizacin sindical. Permtaseme una larga cita testimonial del dirigente obrero urbano cordobs Miguel Contreras, ilustrativa y elocuente, en la que aparece la reivindicacin, considerada fundamental, de la bolsa de trabajo: En las zonas agrarias las reivindicaciones eran: mejorar la jornada de trabajo (que era de sol a sol), la comida, muy mala (...). En todos los pliegos de condiciones que presentbamos a los patrones, a los cerealistas, acaparadores de cereal que robaban a los campesinos, se peda, ante todo, las ocho horas, despus la bolsa de trabajo. En el pliego figuraban cuntos hombres iban en las mquinas; despus vinieron las corta y trilla, pero entonces en cada mquina iban 7, 8 o 10 de cada sindicato. Se peda buena comida y en algunos pliegos se peda buen vino, no porque tomaran mucho, porque el movimiento sindical comenz aqu a luchar contra el sistema bestial de trabajo y por humanizar la alimentacin, ya que los obreros rurales, y sobre todo en los galpones, cuando iban a cargar "hamburgos" -que eran unos vagones muy grandes-, era costumbre de los cerealistas llevar una damajuana de agua con caa porque era la nica manera que el obrero aguantara un trabajo tan brutal. Era la poca en que se trabajaba con bolsas de 70 kilos, haba que ser muy fornido. Y como no haba horario se empezaba a la maana y se dejaba a la noche, el obrero coma como poda y se mantena artificialmente con el alcohol. Una de las reivindicaciones ms fuerte fue eliminar la damajuana de caa, que se hiciera el descanso correspondiente. Tambin se peda que se llevara los enfermos al pueblo. Porque uno se enfermaba y ah no ms quedaba. Y claro, un mejor salario, ya que entonces no pagaban nada en la juntada de Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 20 trigo, de maz, de girasol. Sostenamos que lo esencial era la bolsa de trabajo, porque as se evitaba la arbitrariedad del comisario: cada patrn tena su gente, la cambiaba, haca lo que se le daba la gana. Poda decirse que la reivindicacin fundamental era sa, el derecho que tenan todos los obreros rurales de trabajar por igual segn el turno. Y los patrones no queran eso porque siempre buscaban a los menos conscientes y ms atrasados. (23)
Los estibadores y los carreros son los primeros que se movilizan procurando organizar sindicatos. Son tambin los ms combativos y los menos rurales de los obreros del campo, como dije antes. En su mayora son argentinos y de residencia permanente en las localidades donde trabajan. Los estibadores tienen dos ventajas importantes: 1) forman parte de una organizacin ampliamente extendida, con particular desarrollo en ciudades portuarias como Buenos Aires, Baha Blanca, San Nicols, Zrate, Rosario, Gualeguaych, Concepcin del Uruguay, etc.; 2) suelen disponer de buena informacin gremial y de las condiciones del mercado de trabajo, en razn de su estrecho contacto con los trabajadores ferroviarios. Las demandas obreras rurales se expresan inicialmente, como las urbanas, en la presentacin del pliego de condiciones. Si ste no es aceptado por la patronal, el paso siguiente ms probable es el desencadenamiento del conflicto, por lo general bajo la forma de declaracin de huelga, que a veces va acompaada de formas de accin violenta intimidatorias, tales como incendio de parvas, cortes de alambrado, etc. La recurrencia al uso de armas de fuego, especialmente en casos de enfrentamiento con policas y brigadas de choque, no es rara, si bien ella es ms una prctica de autodefensa que una insurreccional o sistemtica de la violencia armada.
IV. CONCLUSIONES PARCIALES Y PROVISORIAS La intensa conflictividad obrera rural en la coyuntura 1917-1922 contrasta notablemente con la abrupta desaparicin del conflicto visible durante los aos siguientes. A este cambio parecen contribuir varios motivos, estructurales unos, coyunturales otros. En una primera lectura, stos parecen dominantes, en especial el afianzamiento de las condiciones econmicas favorables durante el ciclo 1922-1926, superando as las tensiones del ciclo anterior. En ste, 1921-1922, el aumento de la demanda europea de cereales en la posguerra y los precios favorables reactivan las produccin agrcola. La coyuntura permite a los chacareros estabilizar su participacin en el ingreso agrcola -y quizs incluso aumentarla, al menos para el estrato ms rico- y pone prcticamente fin al ciclo de enfrentamientos con los terratenientes iniciado en 1910, al tiempo que prepara las condiciones para el pasaje de un estrato de chacareros arrendatarios a la condicin de chacareros propietarios. Adems, la coyuntura se caracteriza por un aumento de la demanda de fuerza de trabajo asalariada, en coincidencia con saldos migratorios todava negativos, lo que produce un nivel elevado de ocupacin, el que crea, a su vez, una base slida para las reivindicaciones de los proletarios rurales por incrementar su participacin en la distribucin del ingreso, mejorar las condiciones de trabajo y bregar por su organizacin en sindicatos reconocidos. Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 21 En ese contexto se produce una variacin significativa en la posicin de las clases enfrentadas: los chacareros, hasta entonces en conflicto con terratenientes y cerealistas, se ubican ahora al lado, o ms cerca, de stos frente a la demanda obreras. El desplazamiento de los chacareros en la ubicacin espacial social en los conflictos no significa necesariamente que se alen con su antiguos antagonistas. Es posible que las modificaciones que se producen en el interior de los chacareros como colectivo social, que se percibirn mejor a partir de 1922, contribuyan a explicar los cambios en la conflictividad chacarera. En ese sentido, la aparicin de un estrato de chacareros propietarios -ms prximo, como tipo social agrario, al farmer norteamericano- parece vincularse a, o dar una pista para, el viraje estratgico en la orientacin de las luchas de los chacareros en su conjunto, particularmente visible en el comportamiento de su entidad representativa, la Federacin Agraria Argentina, que comienza a definir un perfil negociador-conciliador que se consolida en 1933 y convierte a la FAA en una organizacin cuya accin social privilegia la lgica corporativa. Tal vez pueda decirse que, a partir de 1922, la conflictividad chacarera est ms cerca de expresarse en trminos de conflicto de inters, que bajo la forma de lucha de clases, a diferencia del perodo precedente, 1910-1921, donde la situacin tiende a manifestarse en sentido inverso. En tal sentido, entonces, la coyuntura conflictiva 1917-1922 constituye un verdadero viraje estratgico, decisivo para entender el proceso constitutivo de los chacareros como clase social. (24)
Los trabajadores, a su vez, no slo colisionan con los chacareros. Ms an: aunque todava no pueda afirmarlo de modo categrico, varios indicadores sugieren que los chacareros no constituyen -a escala regional, pues en algunas reas s lo son- el principal antagonista de los trabajadores rurales. stos tambin se enfrentan con los comerciantes cerealistas locales -casi siempre eslabones ms dbiles de esa slida y extensa red de traficantes de granos, para decirlo con la feliz expresin de Dan Morgan-, lo que no provoca necesariamente un alineamiento con los chacareros. Un tercer antagonista, y de peso, es el contratista de maquinaria agrcola, cuya importancia en la conflictividad obrera es muy alta, mayor de los tradicionalmente supuesto; significativamente, los trabajadores de mquinas son los de mayor nivel de calificacin. El cuarto contradictor de los proletarios del campo es el propietario de "empresas" de transporte de granos (carreros patrones). Y, por supuesto, no debe olvidarse al Estado, tanto el provincial como el nacional. En la relacin chacareros-obreros debe tenerse en cuenta un dato fundamental: la orientacin ideolgica de los sindicatos. As, la frontal oposicin de los anarquistas quintistas (FORA V Congreso) -que se traduce, en el lmite, en la consigna que levanta el delegado de la Unin de Trabajadores Agrcolas (UTA) en el sur santafesino, en diciembre de 1919: "guerra a muerte al chacarero hasta el exterminio por considerarlo un burgus y parsito de los trabajadores verdaderos del campo"-, contrasta con la actitud moderada de los sindicalistas y socialistas de la FORA del IX Congreso, organizacin que el 12 de junio de 1920 firma, en San Pedro (Buenos Aires), un pacto de solidaridad y reciprocidad con la FAA. El documento reconoce que ambas federaciones tienen, "por su naturaleza, un radio distinto de accin", el cual no impide marchar "de un modo paralelo en su finalidad, que es libertar la tierra y todas las fuentes de produccin y de cambio, anulando la arbitraria apropiacin capitalista y de los terratenientes, para ponerla a disposicin de los trabajadores". Por lo dems, "si los propsitos inmediatos de agricultores y obreros agrcolas asalariados no son idnticos, deben hacerse los esfuerzos necesarios en el sentido, Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 22 no slo de que no choquen sino de lograr su concordancia". El pacto de San Pedro establece que ambas organizaciones se reconocen mutuamente como "nica identidad" representativa de chacareros y obreros (art. 1), clusula que, como seala Eduardo Sartelli, implica el desconocimiento de la UTA anarquista. En caso de conflicto, ambas partes designarn sus respectivos delegados "para intervenir en forma de rbitros, a los efectos de su solucin equitativa y justiciera" (art. 5). En trminos de acciones conjuntas, el segundo artculo del pacto establece tres compromisos: "a) Facilitar recprocamente los elementos necesarios para el desarrollo de las respectivas organizaciones, procurando por todos los medios a su alcance hacer desaparecer las dificultades que se opusieran a tal fin. b) Procurar que las secciones adherentes a cada una de las entidades signatarias orienten su accin en idnticos propsitos. c) Apoyarse recprocamente cuando cada una de las organizaciones firmantes se propongan realizar acciones o movimientos cuya finalidad es de evidente inters comn en los casos que sufrieran un ataque del cual resultara en peligro la existencia misma de la organizacin". El documento de San Pedro es firmado, ad-referndum, por Esteban Piacenza y Jos Boglich, por la FAA, Juan Pallias y Sebastin Marotta, por la FORA. Ratificado por ambas Federaciones, su mayor (si no nico) logro es la marcha agraria a Buenos Aires (27 de agosto de 1921), decisiva para concretar la sancin parlamentaria de la ley de arrendamientos. El fin de la coyuntura conflictiva 1917-1922 abre una nueva etapa en la historia de los sujetos sociales agrarios pampeanos, etapa en la cual las relaciones entre ellos se reformulan a corto y mediano plazo, apuntando a la afirmacin de la conciliacin. Tambin en la pampa, como en las ciudades, el viraje estratgico del movimiento obrero conduce a un espacio social hegemonizado por el reformismo. La cosecha roja es pobre y no alcanzar, siquiera, una recuperacin en la ms modesta fase conflictiva de 1927-1937. Lo cual no significa que la pampa sea el paraso.
Si usted hace uso de este texto, al citarlo, por favor, seale correctamente la referencia bibliogrfica: Waldo Ansaldi, "Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937", en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/; ao 2000, publicado originariamente en Revista Paraguaya de Sociologa, Ao 27, N 79, Asuncin, setiembre- diciembre de 1990, pp 47-72, y en Waldo Ansaldi, compilador, Conflictos obrero-rurales pampeanos/1 (1900-1937), Biblioteca Poltica Argentina, vol. 402, Buenos Aires, 1993, tomo 1, pp. 11-48. Muchas gracias.
Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 23
Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 24 NOTAS 1. Este trabajo es el captulo 1, introductorio, de un libro colectivo: Waldo Ansaldi (Director), Conflictos obreros rurales pampeanos, 1900-1937, en trmite de publicacin, en el cual se exponen resultados parciales de una investigacin realizada entre agosto de 1988 y julio de 1989 por un equipo interdisciplinario que trabaj bajo mi direccin. Participaron de ella: Graciela Colombo, Clara Craviotti (socilogas), Laura Frniz (antroploga), Rosana Pagani, Elena Prego, Eduardo Sartelli (historiadores). Contamos tambin con la valiossima colaboracin de Adrin Ascolani (historiador) de la Universidad Nacional de Rosario. Igualmente, el por entonces estudiante de historia Guillermo Colombo tuvo una importante participacin en la fase final del trabajo con fuentes. Para la realizacin del proyecto se cont con financiamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (CONICET), mediante un subsidio PIA. Parte de un esfuerzo ms amplio en procura de recuperar las luchas agrarias para las ciencias sociales y para la memoria colectiva, ese primer libro pretende un inicial operativo de rescate, limitado espacial y temporalmente. Su objeto es la conflictividad obrera rural en las provincias de Buenos Aires, Crdoba, Entre Ros y Santa Fe durante el perodo 1900-1937. El captulo que aqu se reproduce fue escrito en diciembre de 1990, especialmente preparado para el libro sealado. Su ttulo, obviamente, es un homenaje a Dashiell Hammett. [Fue publicado en soporte papel en Revista Paraguaya de Sociologa, Ao 27, N 79, Asuncin, setiembre-diciembre de 1990, pp. 47-72, y en Waldo Ansaldi, compilador, Conflictos obrero-rurales pampeanos/1 (1900-1937), Biblioteca Poltica Argentina, vol. 402, Buenos Aires, 1993, tomo 1, pp. 11-48 (ISSN: 950-25-2396-2)]. 2. Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (CONICET) en el Instituto de Investigaciones (Area Sociologa Histrica) de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Profesor Titular de Historia Social Latinoamericana en la misma Facultad. 3. Romain Gaignard, La pampa argentina. Ocupacin - Poblamiento - Explotacin. De la conquista a la crisis mundial (1550-1930), Ediciones Solar, Buenos Aires, 1990. Los conflictos son tratados en pginas 397 y 400-403, esto es, 5 en 400 (cifra sta que excluye el prlogo y la extensa bibliografa anotada). El libro de Gaignard, lamentablemente publicado recin diez aos despus de haber sido escrito, es uno de los grandes estudios rurales aparecidos durante la dcada de 1980. 4. Este punto reproduce, con modificaciones y aadidos, la primera parte de mi artculo de igual ttulo, incluido en Carlos Zubillaga (comp.), Trabajadores y sindicatos en Amrica Latina. Reflexiones sobre su historia, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y Centro Latinoamericano de Economa Humana (CLAEH), Montevideo, 1989, pp. 21-30. El libro recoge las ponencias presentadas en el Seminario sobre "Historia del movimiento sindical en Amrica Latina", realizado en Montevideo por la Comisin de Movimientos Laborales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 17-19 de agosto de 1986. 5. Las denominaciones actores y sujetos sociales se usarn aqu como sinnimas, en una posicin prxima a la de Alain Touraine: "el sujeto es el nombre del actor cuando se sita a nivel de la historicidad y la produccin de las grandes orientaciones normativas de la vida social. (...) Lo esencial es sin duda la necesidad de definir nuevamente al sujeto, no tanto ya por su capacidad de dominar y transformar el mundo, sino por la distancia que toma en relacin con esa capacidad y con los aparatos y discursos que la establecen. El sujeto se percibe, ms all de sus obras y contra ellas, como silencio, como extravo al mundo llamado social y tambin como deseo de encuentro con otro, reconocido como sujeto" (Touraine, 1984: 19). Sin embargo, debe tenerse en cuenta la observacin de Francisco de Oliveira, quien rechaza la reduccin de los sujetos a actores: "la vieja leccin gramatical ensea que, en la oracin, el sujeto es quien realiza la accin o el que la dirige, en tanto que los 'actores' representan un script previamente ensayado en la tradicin clsica; en la moderna, la asimilacin o la elevacin del 'actor' a un concepto-categora analtica corre los riesgos del teatro moderno o del cine: los actores cambian de papel, improvisan dentro del script o lo elaboran en la misma representacin". (Francisco de Oliveira, "Innovaciones en polticas econmico-sociales: el caso de Brasil", en Varios autores, Hacia un nuevo orden estatal en Amrica Latina?, volumen 4, Los actores socio- Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 25 econmicos del ajuste estructural, Biblioteca de Ciencias Sociales/30, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, Buenos Aires, 1989, p. 117. 6. Alain Touraine, El regreso del actor, p. 70. 7. He planteado esta cuestin en un texto original de 1983, cuya versin modificada aparecer, con el titulo, "Hiptesis sobre los conflictos agrarios pampeanos", en la revista Ruralia, n 2, FLACSO, Buenos Aires, mayo 1991. 8. Manuel Tun de Lara, Metodologa de la historia social de Espaa, Siglo Veintiuno Editores, Madrid, 1973, pp. 94-95 y 100; las bastardillas son del autor. 9. He utilizado como punto de partida para la construccin de tal modelo provisorio la propuesta de Jos Mara Maravall, contenida en la primera parte de su libro El desarrollo econmico y la clase obrera, Ariel, Caracas-Barcelona, 1970. Tambin me han resultado muy tiles los trabajos citados de Tun de Lara y Touraine. 10. Maravall, El desarrollo econmico..., p. 50, y Touraine, El regreso..., pp. 67-68. 11. Francesco Alberoni, "Movimientos y revoluciones", en Varios autores, Los lmites de la democracia, Biblioteca de Ciencias Sociales/16, CLACSO, Buenos Aires, 1985, volumen 1, p. 124. 12. Vanse Guido Di Tella y Manuel Zymelman, Las etapas del crecimiento econmico argentino, EUDEBA, Buenos Aires, 1967, pp. 300-309 y Anbal Arcondo, "Cien aos de agricultura y ganadera en Crdoba", en Revista de Economa, Banco de la Provincia de Crdoba, Crdoba, 1973/74, pgs. 33 y 37-38. 13. Cfr. Arcondo, loc. Cit., pp. 33-35. 14. R. Gaignard, La pampa..., op. Cit., pp. 347-350; la cita, en pp. 349-350. Las cifras de produccin, en Junta Nacional de Granos (1975): Estadsticas de rea cultivada, rendimiento, produccin y exportacin de granos. Totales del pas. Perodo 1900 a 1975, Publicacin N 72, Buenos Aires, 1975, pgs. 5 y 8. 15. Sobre las acciones chacareras vanse mis artculos "Revueltas agrarias pampeanas", en La vida de nuestro pueblo, Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, tomo 3, cap. 26 (reproducido en Fernando Aroz, Nidia Areces, Waldo Ansaldi, Los trabajadores de la pampa, Cuadernos de Historia Popular Argentina/7, Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1986) e "Hiptesis...", loc. cit. 16. Ambas noticias en La Voz del Interior, Crdoba, 18 de noviembre y 24 de diciembre de 1914. 17. Vase Di Tella y Zymelman, ob. cit., pp. 324-355 (ciclo 19171-1922) y 356-379 (ciclo 1922-1926). 18. Ofelia Pianetto, Mercado de trabajo y accin sindical. Crdoba 1880-1930, Informe de Investigacin presentado al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 1977, mecanografiado, pp. 23-24. 19. Juan Bialet Mass, Informe sobre el estado de la clase obrera, reedicin Hyspamrica, Buenos Aires, 1985, vol. I, pginas 143, 150, 155, 157-158. 20. Esta visin esquemtica del trabajo agrcola se funda en Jos Boglich, La cuestin agraria, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1937, pp. 237-240. 21. Nicols Repetto, "Preparando la siega", en La Vanguardia, Buenos Aires, 30 de octubre de 1917. Reeditado en su libro Mi paso por la agricultura, Santiago Rueda editor, Buenos Aires, 1959, pp. 128-133. Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 26 22. Hctor Eduardo Sartelli, El movimiento obrero rural en la regin pampeana, 1900-1947, Primer Informe Beca de Iniciacin CONICET, Buenos Aires, 1990, policopiado. La investigacin de Eduardo Sartelli se realiza, bajo mi direccin, en el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Sus resultados llevarn a modificar ms de un supuesto y de una visin estereotipada del trabajo agrcola en la regin pampeana. 23. Miguel Contreras, Memorias, Ediciones Testimonios, Buenos Aires, 1978, pp. 36-37. Miguel Contreras nace en Crdoba en 1898; en 1913 ingresa al Partido Socialista y en 1918 se cuenta entre los disidentes que fundan el Partido Socialista Internacional, que en 1920 se convierte en Comunista. Participa de las Federaciones Obreras Local y Provincial de Crdoba, llegando a ser Secretario de Actas y Secretario General de la primera. En 1929 integra la delegacin obrera argentina al Primer Gran Congreso Sindical Continental, reunido en Montevideo en mayo de ese ao, que crea la Confederacin Sindical Latinoamericana, de la que es nombrado Secretario General. 24. Sobre este punto, Waldo Ansaldi, "La pampa es ancha y ajena. La lucha por las libertades capitalistas y la construccin de los chacareros como clase", ponencia preparada para el Congreso Internacional de Historia Econmica de Amrica Latina, organizado por la Universidad de Lujn, la Asociacin Argentina de Historia Econmica y la Comisin de Historia Econmica del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Lujn, Argentina, 27-30 de junio de 1990. [Una versin ampliada fue publicada, posteriormente, en Marta Bonaudo y Alfredo R. Pucciarelli, compiladores, La problemtica agraria. Nuevas aproximaciones, Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1993, tomo II, pp. 71-101].
Waldo Ansaldi. Cosecha roja. La conflictividad obrera rural en la regin pampeana, 1900-1937. Publicacin electrnica en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal 27 Fuentes y bibliografa citadas
Alberoni, Francesco: "Movimientos y revoluciones", en Varios autores, Los lmites de la democracia, Biblioteca de Ciencias Sociales/16, CLACSO, Buenos Aires, 1985, volumen 1, pp. 123-131. Ansaldi, Waldo: "Revueltas agrarias pampeanas", en La vida de nuestro pueblo, Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1982, tomo 3, cap. 26. [Reproducido en Fernando Aroz, Nidia Areces, Waldo Ansaldi, Los trabajadores de la pampa, Cuadernos de Historia Popular Argentina/7, Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1986]. Ansaldi, Waldo: "Cmo estudiar los conflictos obreros rurales pampeanos?", en Carlos Zubillaga (Compilador), Trabajadores y sindicatos en Amrica Latina. Reflexiones sobre su historia, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y Centro Latinoamericano de Economa Humana (CLAEH), Montevideo, 1989, pp. 21-34. Ansaldi, Waldo: "Hiptesis sobre los conflictos agrarios pampeanos", en Ruralia. Revista Argentina de Estudios Agrarios, N 2, FLACSO, Buenos Aires, mayo de 1991, pp. 7-27. Arcondo, Anbal: "Cien aos de agricultura y ganadera en Crdoba", en Revista de Economa, Banco de la Provincia de Crdoba, Crdoba, 1973/74, pp. 73-145. Bialet Mass, Juan: Informe sobre el estado de la clase obrera, reedicin Hyspamrica, Buenos Aires, 1985, 2 vols. (La primera edicin es de 1904). Boglich, Jos: La cuestin agraria, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1937. Contreras, Miguel: Memorias, Ediciones Testimonios, Buenos Aires, 1978. Di Tella, Guido y Zymelman, Manuel: Las etapas del crecimiento econmico argentino, EUDEBA, Buenos Aires, 1967. Gaignard, Romain: La pampa argentina. Ocupacin - Poblamiento - Explotacin. De la conquista a la crisis mundial (1550-1930), Ediciones Solar, Buenos Aires, 1990. Junta Nacional de Granos: Estadsticas de rea cultivada, rendimiento, produccin y exportacin de granos. Totales del pas. Perodo 1900 a 1975, Publicacin N 72, Buenos Aires, 1975. Maravall, Jos Mara: El desarrollo econmico y la clase obrera, Ariel, Caracas-Barcelona, 1970. Pianetto, Ofelia: Mercado de trabajo y accin sindical. Crdoba 1880-1930, Informe de Investigacin presentado al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 1977, mecanografiado. Repetto, Nicols: Mi paso por la agricultura, Santiago Rueda editor, Buenos Aires, 1959. Sartelli, Hctor Eduardo: El movimiento obrero rural en la regin pampeana, 1900-1947, Primer Informe Beca de Iniciacin CONICET, Buenos Aires, 1990, policopiado. Touraine, Alain: El regreso del actor, EUDEBA, Buenos Aires, 1984. Tun de Lara, Manuel: Metodologa de la historia social de Espaa, Siglo Veintiuno Editores, Madrid, 1973.