1) Sanchez Abelenda C. Ed La Urraca. CSJN. 1-12-88

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DERECHOS PERSONALISIMOS. JERARQUIA DE NORMAS. Libertad de prensa. Derecho a informar. Intimidad.

Honor. Derecho de rplica o respuesta. Operatividad de los tratados internacionales.



Snchez, Abelenda R. c. Ediciones de La Urraca, S. A. y otro
Corte Suprema de Justicia de la Nacin (01/12/1988)
LA LEY 1989-B, 551

HECHOS:
En las instancias ordinaria se desestim la accin judicial tendiente a que se reconociera a una persona fsica el
derecho de rplica en los trminos del Art. 14.1 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos. Denegado el
recurso extraordinario, la parte actora ocurri por queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, que rechaz la
presentacin directa.

SUMARIOS:
1.- La denominada interpretacin dinmica de los textos constitucionales no debe ser entendida como la
posibilidad de dar cualquier contenido a ellos, ms all del marco que aporten las ideas bsicas que los
inspiran, pues de lo contrario interpretarlos equivaldra a adjudicarles todos los alcances que, a juicio del
rgano encargado de tan delicada funcin, pudiesen parecer meramente convenientes o deseables, con lo cual
quedara seriamente lesionado el principio de la soberana del pueblo -justamente mentado en el art. 33 de la
Constitucin Nacional- segn el cual no son los tribunales los titulares del poder constituyente. (Del voto del
doctor Petracchi).
2.- El art. 33 de la Carta Magna reconoce como idea inspiradora, que tanto el individuo como la sociedad son
titulares de ciertos derechos de carcter tan esencial que su no enumeracin no implica desconocimiento o
mengua, porque la condicin que ostentan los ponen ms all de vicisitudes de la legislacin. (Del voto del
doctor Petracchi).
3.- Si bien es cierto que el art. 14.1 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, aprobado por la
ley 23.054 -Pacto de San Jos de Costa Rica (Adla, XLI V-B, 1250), - establece que "Toda persona afectada por
informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio a travs de medios de difusin legalmente
reglamentada y que se dirijan al pblico en general, tiene derecho a efectuar por el mismo rgano de difusin
su rectificacin o respuesta en las condiciones que establezca de ley", la ausencia de reglamentacin legal
impide tenerlo como derecho positivo interno.
4.- Denegar la vigencia del derecho a rplica para nada prejuzga en lo concerniente a la compatibilidad con
la Constitucin Nacional de las normas legales que eventualmente se dictaran en cumplimiento del art. 14.1 del
Pacto de San Jos de Costa Rica (Adla, XLIV-B, 1250).
5.- Un derecho de caractersticas tan especficas como el de rplica o respuesta -que permita al afectado el
acceso gratuito al medio de comunicacin que proporcion la noticia para dar su propia versin de los hechos-
no puede ser encuadrado en el art. 33 de la Ley Fundamental. (Del voto del doctor Petracchi).
6.- Toda restriccin a la libertad de prensa debe estar prevista expresamente en una norma jurdica
sancionada por el rgano legislativo.
7.- Reconocer un derecho a rplica en favor de una persona, basado en el art. 33 de la Constitucin Nacional,
significara limitar sensiblemente los derechos expresamente reconocidos a los medios de prensa por la Ley
Fundamental, dejando as en manos de los jueces la facultad de definir por s mismos los alcances de un
supuesto derecho de amplios e indefinidos contornos, sin que ninguna ley autorice expresamente dicha
intervencin.
8.- Al encontrarse en discusin el alcance que cabe asignar a normas de derecho federal -como por
definicin son las constitucionales-, la Corte Suprema no se encuentra limitada en su decisin por los
argumentos de las partes o del a quo, sino que le incumbe realizar una declaratoria sobre el punto disputado.
9.- El ordenamiento jurdico nacional permite que el honor afectado encuentre una proteccin adicional -
independiente del derecho a obtener el resarcimiento de los daos sufridos- en el art. 1071 bis del Cd. Civil
que autoriza como forma de reparacin no excluyente la publicacin de la sentencia. (Del voto del doctor
Petracchi).

TEXTO COMPLETO:
Opinin del Procurador Fiscal
I. El actor inici la presente demanda contra la empresa Ediciones de La Urraca, S. A., editora de la revista "El
Periodista de Buenos Aires", y su director. La accin tuvo por objeto obtener la publicacin de la rectificacin de la
informacin suministrada en el nm. 62 de la revista mencionada, cuya falsedad qued oportunamente demostrada. En
esa publicacin se atribua al actor haber estado involucrado en el complot que el Poder Ejecutivo denunciara en los
considerandos del dec. 2049/85. Segn certificado adjunto, la justicia federal hizo constar que el accionante se
encontraba "totalmente desvinculado de la causa".
A criterio de la accionante la no rectificacin de la noticia falsa lesiona, con arbitrariedad manifiesta, la obligacin de
los medios de prensa de ser veraces y transgrede derechos del afectado por esas noticias.
El derecho a rplica aparece reconocido implcitamente por la Constitucin Nacional y, de modo expreso por la
Convencin Americana sobre Derechos Humanos en su art. 14 que al quedar ratificada por la ley 23.054 es ley
nacional.
II. Al contestar la demanda la accionada puso de manifiesto que se refiri en su publicacin nm. 64 al planteo del
actor, llegando a reproducir ntegramente la certificacin judicial acompaada. Aclar, sin embargo, que la actitud
asumida obedeci a pautas de conducta adoptadas por la empresa editora, basadas en el respeto por la verdad. Ello no
implica reconocer la existencia de una norma legal que imponga el deber de publicar la rplica. La demandada agreg
que no hubo tiempo de acceder a la rectificacin, en el siguiente nmero, como le fuera solicitado. Agreg la empresa
editorial que en la publicacin aclaratoria se agreg una comunicacin del Ministerio del Interior de la cual surga que el
actor haba sido citado a prestar declaracin informativa conforme al art. 236, 2 par. del Cd. de Proced. en Materia
Penal.
Sin perjuicio de la actitud asumida, la demandada neg que el derecho de rplica tuviere en nuestro pas soporte
legal y menos an, base constitucional.
La demandada sostuvo tambin que la pretensin de que la publicacin de un texto determinado en la portada - que
deba aparecer como producto de la espontnea decisin de la propia editoriales abusiva. De accederse a esa peticin
se estara coartando la libertad de prensa.
Sobre la base de la argumentacin esbozada, y de las pruebas arrimadas a la causa, surge que la revista agot la
posibilidad de admitir cualquier posible reclamo legtimo. Se habra reproducido la informacin contenida en el
comunicado del Ministerio del Interior.
De la forma expuesta, hacer lugar a la demanda sera violatoria del art. 19 de la Constitucin Nacional, al crear
obligaciones que no nacen de la ley por un lado. Por el otro, una sentencia semejante, impondra una injustificada
restriccin a la prensa, violando necesariamente la garanta de la propiedad (arts. 14, 17 y 32, Constitucin Nacional).
III. El juez de primera instancia rechaz el argumento de la inexistencia de normas positivas que dieran fundamento
a la obligacin reclamada en la demanda. Desde que se ratificara por ley 23.054 el Pacto de la Convencin Americana
sobre Derechos Humanos, conocida como "Pacto de San Jos de Costa Rica", el deber en cuestin tiene sancin
legislativa. El art. 14 de la Convencin impone la obligacin de rectificar afirmaciones inexactas de la prensa cuando
stas perjudiquen a terceras personas.
IV. El tribunal a quo reput que el art. 14 del Pacto de San Jos de Costa Rica carece de operatividad, dado que el
tratado remite a la ley interna para posibilitar el ejercicio del derecho en cuestin. Este no era el caso en nuestro pas,
en donde las normas internas no han tenido sancin.
No obstante, existen normas positivas que dan sustento al derecho. Estas surgen de las facultades implcitas a que
hace referencia el art. 33 de la Constitucin Nacional.
Desde el punto de vista de la valoracin de los hechos, el juez de primera instancia juzg correctamente a la noticia
como un abuso del medio informativo que obtuvo la noticia de un documento reservado e insusceptible de ser dado a
publicidad por los canales ordinarios.
V. El representante de las accionadas interpuso recurso extraordinario contra el pronunciamiento de segunda
instancia. Al ser denegado este ltimo dedujo la presente queja.
La parte apelante sostiene que el derecho a rplica no puede ser considerado entre aqullos implcitos a que alude
el art. 33 de la Constitucin Nacional. Estos ltimos, seala, son aquellos sobre los que media un consenso
generalizado. Estos derechos estaran as vinculados estrechamente a la vigencia de un sistema republicano y
representativo. A diferencia del derecho a rplica, los derechos implcitos son directamente operativos, vale decir, no
necesitaban de reglamentacin alguna. El derecho que aqu se invoca -dice la accionada- cumple una funcin
"meramente instrumental" que no se diferencia en nada de la publicacin reparadora prescripta por los arts. 114 del
Cd. Penal, y 1071 bis del Cd. Civil.
El derecho de rplica -concluye- no slo no es susceptible de ser considerado un derecho implcito, sino que es
considerado inconstitucional por autores de prestigio. Su aplicacin sera violatoria de los arts. 14, 17, 19 y 32 de la
Constitucin Nacional.
VI. Corresponde hacer lugar a la queja y abrir el recurso extraordinario denegado. Esto se apoya en que el
fundamento del fallo yace en normas constitucionales y la interpretacin que de ellas hace el juzgador contradice
aqulla en que la parte apelante funda su derecho.
Para considerar el fondo del asunto resulta importante destacar que la propia recurrente reconoce la existencia del
derecho de rplica toda vez que ste en nada difiere (son sus palabras) "de las figuras contenidas en los arts. 114 del
Cd. Penal y 1071 bis del Cd. Civil.
Este reconocimiento tiene un peso decisivo en el "sub judice". Ello implica aceptar una forma de reglamentacin o
parmetro de aplicacin de aquel derecho que nuestro ordenamiento positivo incorpor al ratificar el Pacto de San Jos
de Costa Rica.
Debe ponerse de relieve que los jueces de la causa consideraron injuriosa la publicacin que da origen a estos
autos, esto es, la condicin para la aplicacin del art. 114 del Cd. Penal. No puede perderse de vista que, a diferencia
del punto de vista del apelante, el precepto no limita el deber a la sola publicacin de la sentencia, pues admite la
insercin de aquello que satisfaga al agraviado, o le de a este ltimo "satisfaccin".
Aquella cuestin, ajena, en principio, a la instancia excepcional del art. 14 de la ley 48 no ha sido, por lo dems
controvertida al interponerse el recurso extraordinario.
En las condiciones apuntadas, los pretendidos agravios federales invocados por la recurrente para impugnar lo
resuelto por el a quo en punto a si el derecho a rplica est o no implcitamente consagrado en la Constitucin Nacional,
no resultan aqu oportunos para el reconocimiento aludido y las omisiones en que incurri la accionada.
No resulta tampoco oportuno dilucidar aqu por no ser tema de autos, si el art. 14 del Pacto de San Jos tiene slo
carcter programtico.
Por tanto, sin verme obligado en autos a dilucidar el controvertido tema de los alcances del derecho a rplica, opino
que corresponde desestimar el recurso extraordinario interpuesto y confirmar la sentencia apelada en lo que fuera
materia de este recurso. - Diciembre 4 de 1987. - Jaime Malamud Goti.
Buenos Aires, diciembre 1 de 1988.
Considerando: 1) Que a fs. 7/14 el actor promovi demanda de amparo contra Ediciones de La Urraca, S. A. -editora
de la revista "El Periodista de Buenos Aires"-) y contra el director de ese semanario, para que se los condenara a
publicar en ste la rectificacin, cuya ubicacin y texto el demandante indic, de una noticia publicada en el nm. 62,
correspondiente a la semana del 15 al 21 de noviembre de 1985. En la tapa, bajo el ttulo "El complot paso a paso,
nombre a nombre" se incluy al "cura Snchez Abelenda" en una lista de personas citadas a declarar, informacin que
fue nuevamente consignada en la pg. 3. El actor afirm que nada tuvo que ver con el complot denunciado en el dec.
2049/85 y agreg constancias de las que surga que no haba sido citado a prestar declaracin de ninguna clase ante el
juzgado donde aqul se investigaba. Sobre esa base -y fundado en que, a su entender, el derecho de rplica es una
garanta constitucional implcita a cuya vigencia no obsta su falta de reglamentacin legislativa- pidi la insercin en la
tapa de la mencionada revista de frases, cuyo tenor explicit, que indicaran que haba estado totalmente desvinculado
del aludido complot. Tambin solicit que en la seccin "poltica nacional" se publicaran las constancias emitidas por la
justicia federal que respaldan sus asertos. Todo ello con caracteres tipogrficos similares a los utilizados en el citado
nm. 62 de "El Periodista de Buenos Aires".
2) Que a fs. 22/28 los demandados contestaron la demanda, cuyo rechazo solicitaron. En cuanto a los hechos
alegados por el actor sealaron que, despus de un pedido efectuado por ste a la revista, en el nm. 64 se transcribi
la certificacin judicial obtenida por el demandante y tambin el texto de una comunicacin del Ministerio del Interior
segn la cual resultaba requerida la declaracin informativa del presbtero Snchez Abelenda, en los trminos del art.
236, 2 par. del Cd. de Proced. en lo Penal. Con relacin al aspecto jurdico de la cuestin hicieron presente que el
denominado derecho de rplica no se encuentra reconocido ni expresa ni implcitamente por la Constitucin Nacional y
que -hasta el presente- tampoco ha sido incorporado al derecho positivo vigente. A mayor abundamiento sealaron que
-aun en la hiptesis de que el referido derecho de rplica existiese- la pretensin del actor resultaba totalmente
improcedente, por cuanto supona exigir a la revista que publicara como propio un texto brindado por aqul.
3) Que el juez de primera instancia dict sentencia en la cual reconoci el derecho del actor y conden a los
demandados a publicar en la tapa del semanario una leyenda similar a la solicitada por Snchez Abelenda. Adems, se
los oblig a transcribir, en el interior de la revista un certificado judicial del que resulta que el demandante est
totalmente desvinculado de la causa caratulada "Ministerio de Educacin y Justicia de la Nacin s/den. pres. inf. art. 210
bis del Cd. Penal", as como tambin la constancia del desistimiento fiscal -en cumplimiento de instrucciones, recibidas
del Secretario de Justicia- del pedido de declaracin informativa del actor en su momento solicitada. La sentencia
destac la falsedad de las noticias que motivaron la demanda y que tal circunstancia caus un indudable menoscabo en
la honra e intimidad del reclamante. Por otra parte, seal -en tomo al derecho de rplica- que "a partir de la sancin de
la ley 23.054, que ha ratificado la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, denominada 'Pacto de San Jos de
Costa Rica', tal garanta ha quedado consagrada normativamente, por imperio de lo establecido por el art. 14 de dicha
Convencin, que consagra el 'derecho de rectificacin o respuesta'.
4) Que apelada la resolucin por los demandados, la sala D de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Civil la
confirm a fs. 94/96. En lo que hace a lo fctico, consider justa la apreciacin hecha por el tribunal inferior en cuanto a
que la noticia dada era inexacta y, por lo tanto, constituy una "demasa informativa", al para que un ataque a la honra e
intimidad del actor. Tambin estim insuficiente la declaracin efectuada en el nm. 64 de "El Periodista de Buenos
Aires" a la luz de lo que debe entenderse como "derecho de rplica". Con relacin a este ltimo -y ya en el plano de las
normas vigentes- estim que el art. 14 del Pacto de San Jos de Costa Rica forma parte de nuestro derecho interno,
aunque su carcter es slo programtico, lo que conduce a descartar que tenga condicin de operativo o autoejecutorio.
Esta conclusin no llev al a quo a rechazar la demanda, porque consider que el derecho de rplica se encuentra
implcito en el art. 33 de la Constitucin Nacional, "pues ste protege derechos de la personalidad e integra un aspecto
fundamental del derecho a la informacin, que a su vez se apoya en la libertad de expresin" (doc. citada).
5) Que a fs. 99/102 los demandados interpusieron recurso extraordinario contra la sentencia reseada
precedentemente. Previo traslado al actor, el a quo resolvi a fs. 121 no conceder el remedio federal intentado, lo que
motiv que los apelantes dedujeran el recurso de hecho que aqu se considera. En este punto cabe declarar que existe
una cuestin federal que habilita la instancia extraordinaria del tribunal, puesto que ha sido cuestionada la inteligencia
de clusulas de la Constitucin Nacional y la decisin impugnada resulta contraria al derecho que los recurrentes
pretenden sustentar en aqullas (art. 14, inc. 3, ley 48).
6) Que, por otra parte, resulta conveniente recordar que al encontrarse en discusin el alcance que cabe asignar a
normas de derecho federal -como por definicin son las constitucionales la Corte Suprema no se encuentra limitada en
su decisin por los argumentos de las partes o del a quo, sino que le incumbe realizar una declaratoria sobre el punto
disputado (sentencia de fecha 29 de abril de 1986, "in re", "Municipalidad de Laprida c. Universidad de Buenos Aires -
Facultad de Ingeniera y Medicina s/ejecucin fiscal", M. 376. XX. consid. 5 y su cita -Rev. LA LEY, t. 1987-A, p. 160-;
sentencia de fecha 10 de diciembre de 1987, "in re", "Senoc, Oikos y Fades s/resolucin I. G. J.", S. 385. XXI., consid.
6).
7) Que si bien es cierto que el art. 14.1 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, aprobado por la ley
23.054 -Pacto de San Jos de Costa Rica- establece que "Toda persona afectada por informaciones inexactas o
agraviantes emitidas en su perjuicio a travs de medios de difusin legalmente reglamentados y que se dirijan al pblico
en general, tiene derecho a efectuar por el mismo rgano de difusin su rectificacin o respuesta en las condiciones que
establezca la ley", esta Corte ya se ha pronunciado respecto de que la ausencia de reglamentacin legal impide tenerlo
como derecho positivo interno (sentencia de fecha 12 de marzo de 1987 dictada en la causa "Costa, Hctor R. c.
Municipalidad de Buenos Aires y otros", C. 752. XIX. y C. 753. XIX., consid. 16 del voto de la mayora y consid. II del
voto del doctor Caballero -Rev. LA LEY, t. 1987-B, p. 269-).
8) Que, sentado lo expuesto, la sustancia del "sub lite" consiste en determinar si - como lo sostiene el a quo y
cuestionan los apelantes- el derecho de rectificacin, respuesta o rplica, puede ser considerado uno de aqullos
"derechos y garantas no enumerados, pero que nacen del principio de la soberana del pueblo y de las formas
republicanas de gobierno" (art. 33, Constitucin Nacional).
9) Que la respuesta a la cuestin planteada en el considerando anterior no podr ser hallada sin una referencia a la
jurisprudencia elaborada por el tribunal respecto de los alcances de la libertad de prensa, garantizada por los arts. 14 y
32 de la Constitucin Nacional.
As, en Fallos, t. 248, p. 291, esta Corte tuvo oportunidad de sealar que: "...entre las libertades que la Constitucin
Nacional consagra, la de prensa es una de las que poseen mayor entidad, al extremo de que sin su debido resguardo
existira tan slo una democracia desmedrada o puramente nominal, incluso no sera aventurado afirmar que, aun
cuando el art. 14 enuncie derechos meramente individuales, est claro que la Constitucin, al legislar sobre la libertad
de prensa, protege fundamentalmente su propia esencia democrtica contra toda posible desviacin tirnica..." (consid.
25). Por otra parte, el tribunal ha dicho que la libertad constitucional de prensa tiene sentido ms amplio que la mera
exclusin de la censura previa y que, por tanto, la proteccin constitucional debe imponer un manejo especialmente
cuidadoso de las normas y circunstancias relevantes para impedir la obstruccin o entorpecimiento de la prensa libre y
sus funciones esenciales (Fallos, t. 257, p. 308, consids. 8 y 10 -Rev. LA LEY, t. 15, p. 350-).
10) Que la enunciacin de los principios reseados, en el sentido de la importancia fundamental de la libertad de
prensa para nuestro sistema de gobierno, lleva sin dificultad a concluir que toda restriccin de aqulla debe estar
prevista expresamente en una norma jurdica sancionada por el rgano legislativo.
Ello, adems, se vincula estrechamente con la garanta del art. 19 de la Constitucin Nacional, del cual surge que
"...Toda nuestra organizacin poltica y civil reposa en la ley. Los derechos y obligaciones de los habitantes as como las
penas de cualquier clase que sean, slo existen en virtud de sanciones legislativas y el Poder Ejecutivo no puede
crearlas ni el Poder Judicial aplicarlas si falta la ley que las establezca..." (Fallos, t. 178, ps. 355, 359 y 360).
11) Que, en consecuencia, reconocer un derecho a rplica en favor del actor, basado en el art. 33 de la Constitucin
Nacional, significara limitar sensiblemente los derechos expresamente reconocidos a la demandada por la Ley
Fundamental, dejando, as, en manos de los jueces la facultad de definir por s mismos los alcances de un supuesto
derecho de amplios e indefinidos contornos, sin que ninguna ley autorice expresamente dicha intervencin.
En tal sentido conviene recordar que el ingente papel que en la elaboracin del derecho incumbe a los jueces no
incluye, obviamente, la facultad de instituir la ley misma, siendo entonces la misin ms delicada de la justicia la de
saberse mantener dentro del mbito de su jurisdiccin, sin menoscabar las funciones que incumben a los otros poderes
(conf. el fallo dictado "in re" "Roln Zappa, Vctor F. s/jubilacin", R. 401. XX., del 30 de setiembre de 1986, consids. 5 y
6 -Rev. LA LEY, t. 1986-E, p. 151-).
Por las razones expuestas el tribunal entiende que un derecho de caractersticas tan especiales como el de rplica o
respuesta no puede ser encuadrado en el art. 33 de la Ley Fundamental.
12) Que en el "sub examine" no se trata de juzgar si el derecho de rplica es o no compatible con la Constitucin
Nacional, sino de un problema distinto, cual es el de apreciar si aqul est comprendido en las garantas no
enumeradas a que alude el art. 33. La conclusin negativa para nada prejuzga lo concerniente a la compatibilidad con la
Constitucin de las normas legales que eventualmente se dictaran en cumplimiento del art. 14.1. del Pacto de San Jos
de Costa Rica.
13) Que, atento a que la resolucin apelada fue fundada por el a quo -en forma exclusiva y excluyente- en el
supuesto carcter de garanta constitucional implcita que tendra el denominado derecho de rplica, lo desarrollado en
los considerandos precedentes conduce a declarar la revocacin de la sentencia.
Por ello, habiendo dictaminado el Procurador Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso
extraordinario y se deja sin efecto el pronunciamiento apelado. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que dicte
nueva sentencia con arreglo al presente. - Augusto C. Belluscio. - Enrique S. Petracchi (segn su voto) - Jorge A.
Bacqu. Voto del doctor Petracchi:
1) Que a fs. 7/14 el actor promovi demanda de amparo contra Ediciones de La Urraca, S. A. - editora de la revista
"El Periodista de Buenos Aires"- y contra el director de ese semanario, para que se los condenara a publicar en ste la
rectificacin, cuya ubicacin y texto el demandante indic, de una noticia publicada en el nm. 62, correspondiente a la
semana del 15 al 21 de noviembre de 1985. En la tapa, bajo el ttulo "El complot paso a paso, nombre a nombre" se
incluy al "cura Snchez Abelenda" en una lista de personas citadas a declarar, informacin que fue nuevamente
consignada en la pg. 3. El actor afirm que nada tuvo que ver con el complot denunciado en el dec. 2049/85 y agreg
constancias de las que surga que no haba sido citado a prestar declaracin de ninguna clase ante el juzgado donde
aqul se investigaba. Sobre esa base -y fundado en que, a su entender, el derecho de rplica es una garanta
constitucional implcita a cuya vigencia no obsta su falta de reglamentacin legislativa - pidi la insercin en la tapa de la
mencionada revista de frases, cuyo tenor explicit, que indicaran que haba estado totalmente desvinculado del aludido
complot. Tambin solicit que en la seccin "poltica nacional" se publicaran las constancias emitidas por la justicia
federal que respaldan sus asertos. Todo ello con caracteres tipogrficos similares a los utilizados en el citado nm. 62
de "El Periodista de Buenos Aires".
2) Que a fs. 22/28 los demandados contestaron la demanda, cuyo rechazo solicitaron. En cuanto a los hechos
alegados por el actor sealaron que, despus de un pedido efectuado por ste a la revista, en el nm. 64 se transcribi
la certificacin judicial obtenida por el demandante y tambin el texto de una comunicacin del Ministerio del Interior
segn la cual resultaba requerida la declaracin informativa del presbtero Snchez Abelenda, en los trminos del art.
236, 2 par. del Cd- de Proced. en lo Penal. Con relacin al aspecto jurdico de la cuestin hicieron presente que el
denominado derecho de rplica no se encuentra reconocido ni expresa ni implcitamente por la Constitucin Nacional y
que -hasta el presente- tampoco ha sido incorporado al derecho positivo vigente. A mayor abundamiento sealaron que
-aun en la hiptesis de que el referido derecho de rplica existiese- la pretensin del actor resultaba totalmente
improcedente, por cuanto supona exigir a la revista que publicara como propio un texto brindado por aqul.
3) Que el juez de primera instancia dict sentencia en la cual reconoci el derecho del actor y conden a los
demandados a publicar en la tapa del semanario una leyenda similar a la solicitada por Snchez Abelenda. Adems, se
los oblig a transcribir, en el interior de la revista, un certificado judicial del que resulta que el demandante est
totalmente desvinculado de la causa caratulada "Ministerio de Educacin y Justicia de la Nacin s/den. pres. inf. art. 210
bis del Cd. Penal", as como tambin la constancia del desistimiento fiscal -en cumplimiento de instrucciones recibidas
del Secretario de Justicia- del pedido de declaracin informativa del actor en su momento solicitada. La sentencia
destac la falsedad de las noticias que motivaron la demanda y que tal circunstancia caus un indudable menoscabo en
la honra e intimidad del reclamante. Por otra parte, seal -en torno al derecho de rplica- que "a partir de la sancin de
la ley 23.054, que ha ratificado la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, denominada "Pacto de San Jos
de Costa Rica", tal garanta ha quedado consagrada normativamente, por imperio de lo establecido en el art. 14 de
dicha Convencin, que consagra el 'derecho de rectificacin o respuesta'.
4) Que apelada la resolucin por los demandados, la sala D de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Civil la
confirm a fs. 94/96. En lo que hace a lo fctico, consider justa la apreciacin hecha por el tribunal inferior en cuanto a
que la noticia dada era inexacta y, por lo tanto, constituy una "demasa informativa", al para que un ataque a la honra e
intimidad del actor. tambin estim insuficiente la declaracin efectuada en el nm. 64 de "El Periodista de Buenos
Aires" a la luz de lo que debe entenderse como "derecho de rplica". Con relacin a este ltimo -y ya en el plano de las
normas vigentes- estim que el art. 14 del Pacto de San Jos de Costa Rica forma parte de nuestro derecho interno,
aunque su carcter es slo programtico, lo que conduce a descartar que tenga condicin de operativo o autoejecutorio.
Esta conclusin no llev al a quo a rechazar la demanda, porque consider que el derecho de rplica se encuentra
implcito en el art. 33 de la Constitucin Nacional, "pues ste protege derechos de la personalidad e integra un aspecto
fundamental del derecho a la informacin, que a su vez se apoya en la libertad de expresin" (loc. citada).
5) Que a fs. 99/102 los demandados interpusieron recurso extraordinario contra la sentencia reseada
precedentemente. Previo traslado al actor, el a quo resolvi a fs. 121 no conceder el remedio federal intentado, lo que
motiv que los apelantes dedujeran el recurso de hecho que aqu se considera. En este punto cabe declarar que existe
una cuestin federal que habilita la instancia extraordinaria del tribunal, puesto que ha sido cuestionada la inteligencia
de clusulas de la Constitucin Nacional y la decisin impugnada resulta contraria al derecho que los recurrentes
pretenden sustentar en aqullas (art. 14, inc. 3, ley 48).
6) Que, por otra parte, resulta conveniente recordar que al encontrarse en discusin el alcance que cabe asignar a
normas de derecho federal -como por definicin son las constitucionales la Corte Suprema no se encuentra limitada en
su decisin por los argumentos de las partes o del a quo, sino que le incumbe realizar una declaratoria sobre el punto
disputado (sentencia de fecha 29 de abril de 1986, "in re", "Municipalidad de Laprida c. Universidad de Buenos Aires -
Facultad de Ingeniera y Medicina s/ejecucin fiscal", M. 376. XX., consid. 5 y su cita; sentencia de fecha 10 de
diciembre de 1987, "in re" "Senoc, Oikos y Fades s/resolucin I. G. J.", S. 385. XXI., consid. 6).
7) Que si bien es cierto que el art. 14.1 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, aprobado por la ley
23.054 - Pacto de San Jos de Costa Rica- establece que "Toda persona afectada por informaciones inexactas o
agraviantes emitidas en su perjuicio a travs de medios de difusin legalmente reglamentados y que se dirijan al pblico
en general, tiene derecho a efectuar por el mismo rgano de difusin su rectificacin o respuesta en las condiciones que
establezca la ley", esta Corte ya se ha pronunciado respecto de que la ausencia de reglamentacin legal impide tenerlo
como derecho positivo interno (sentencia de fecha 12 de marzo de 1987 dictada en la causa "Costa, Hctor R. c.
Municipalidad de Buenos Aires y otros", C. 752. XIX. y C. 753. XIX., consid. 16 del voto de la mayora y consid. II del
voto del juez que preside el tribunal).
8) Que, sentado lo expuesto, la sustancia del "sub lite" consiste en determinar si -como lo sostiene el a quo y
cuestionan los apelantes- el derecho de rectificacin, respuesta o rplica, puede ser considerado uno de aquellos
"derechos y garantas no enumerados, pero que nacen del principio de la soberana del pueblo y de las formas
republicanas de gobierno" (art. 33, Constitucin Nacional).
9) Que resulta oportuno tener presente que la citada norma constitucional -que no aparece en el texto de 1853-
reconoce sus orgenes en la Convencin del Estado de Buenos Aires encargada del examen de la Constitucin Federal,
asamblea que en su primera sesin ordinaria del 6 de febrero de 1860 design una Comisin que a ese electo deba
elaborar un informe (Ravignani, Emilio, "Asambleas constituyentes argentinas", t. IV, ps. 739/748, Buenos Aires 1937).
Este fue presentado a la Convencin, tiene fecha 3 de abril de 1860 y aparece suscripto por Bartolom Mitre, Dalmacio
Vlez Sarsfield, Jos Mrmol, Antonio Cruz Obligado y Domingo F. Sarmiento. Al dar razn de los artculos que en esta
parte se proyectaba agregar -y que son nuestros actuales arts. 32 y 33 de la Ley Fundamental- se destacaba que "Los
derechos de los hombres que nacen de su propia naturaleza, como los derechos de los pueblos que conservando su
independencia se federan con otros, no pueden ser enumerados de una manera precisa. No obstante esa deficiencia de
la letra de la ley, ellos forman el derecho natural de los individuos y de las sociedades, porque fluyen de la razn del
gnero humano, del objeto mismo de la reunin de los hombres en una comunin poltica, y del fin que cada individuo
tiene derecho a alcanzar". Ms adelante se agregaba que "Una declaracin de los derechos intransmisibles de los
pueblos y de los hombres, en un gobierno que consiste en determinados poderes limitados por su naturaleza, no poda
ni deba ser una perfecta enumeracin de los poderes y derechos reservados. Bastaba en todas cosas algn ejemplo, la
enumeracin de determinados derechos reservados, sin que por esto, todos los derechos de los hombres y de los
pueblos, quedasen menos asegurados que si estuviesen terminantemente designados en la Constitucin: tarea
imposible de llenarse por los variados actos que pueden hacer aparecer derechos naturales, as en los individuos como
en la comunidad". Lneas ms abajo se sintetizaba el pensamiento de la Comisin al expresarse que los nuevos textos
sugeridos lo eran "para mayor claridad, para evitar todo avance de los poderes pblicos sobre los derechos individuales"
(op. cit., p. 772).
Al tratarse el punto en la sesin del 1 de mayo de 1860, el convencional Esteves Sagu consider superfluos los
proyectados arts. 32 y 33 porque, segn manifest "para nosotros esa repeticin no es necesaria; y que tanto para la
libertad de imprenta. como para la libertad civil del hombre en otros respectos, los arts. 14 y el 19 de la Constitucin han
consultado perfectamente todos los derechos del ciudadano" (op. cit., p. 842). Despus de una intervencin de Mitre y
de otra del propio Esteves Sagu, Vlez Sarsfield habl en ltimo trmino, refutando la objecin con estos conceptos:
"Se cree suplirlo por el artculo que dice: 'Nadie ser obligado a no hacer lo que la ley no prohbe'. Entre tanto, el artculo
en discusin dice otra cosa muy distinta, refirindose los derechos individuales. Esos derechos son superiores toda
Constitucin, superiores toda ley y todo C. L. y tan extensos que no pueden estar escritos en la Constitucin y para
determinarlos de una manera general el artculo de la reforma dice: -no solamente esos derechos, sino todos los
derechos naturales, de los hombres de los pueblos aunque no estn enumerados en la Constitucin se juzgan
reservados, como que no se pueden enumerar todos los derechos que nacen de la naturaleza del hombre y del fin y
objeto de la Sociedad y de la soberana del pueblo. El diputado que acaba de hablar dice: nadie est obligado a hacer lo
que la ley no manda; pero la reforma de la Comisin dice mas, que los hombres no solo tienen los derechos que
determina la Constitucin, sino todos los derechos naturales aunque no se hallen consignados en la Constitucin" (op.
cit., ps. 843/844).
Despus de esta intervencin se vot afirmativamente el proyecto de artculo, que fue incorporado al texto de la
Carta Magna por la Convencin nacional "ad hoc" reunida en Santa Fe en 1860, para examinar las reformas propuestas
por Buenos Aires a la Constitucin de 1853 (op. cit., ps. 1051/1056).
Cabe aadir, por fin, que la Comisin que present el informe antes mencionado a la Convencin del Estado de
Buenos Aires, subray que los que luego seran arts. 32 y 33 de la Constitucin Nacional eran tomados de Enmiendas
de la Constitucin de los Estados Unidos (op. cit., p. 772). En el caso de la segunda de esas normas su antecedente es
la IX. Enmienda de aqulla, que establece que la enumeracin en la Constitucin de determinados derechos no debe
ser entendida como una negacin o restriccin de otros retenidos por el pueblo.
10) Que de lo hasta aqu expuesto resulta que el art. 33 de la Carta Magna reconoce como idea inspiradora que
tanto el individuo como la sociedad son titulares de ciertos derechos de carcter tan esencial que su no enumeracin no
implica desconocimiento o mengua, porque la condicin que ostentan los ponen ms all de las vicisitudes de la
legislacin. Ello, adems, est en consonancia con la ndole del gobierno que -al decir de la Comisin- "consiste en
determinados poderes limitados por su naturaleza", lo que asegura la incolumidad de aquel mbito de "derechos
reservados" (op. cit. y loc. citados).
11) Que si bien es cierto que el tribunal tiene decidido que no es acertada una interpretacin esttica de la
Constitucin Nacional porque ella dificulta la ordenada marcha y el adecuado progreso de la comunidad nacional que
debe acompaar y promover la Ley Fundamental (Fallos, t. 264, p. 416, consid. 6 del voto de mayora y sus citas -Rev.
LA LEY, t. 124, p. 685-), no lo es menos que sera falsear la tarea interpretativa desarraigar a las normas de aquellas
ideas rectoras a cuya luz nacieron y que, aunque no impiden enriquecer progresivamente sus contenidos, siguen siendo
fuentes nutricias de stos (conf. comp. 36. XXII. "Castro, Ramn A. c. Provincia de Salta s/accin de amparo", sentencia
del 25 de octubre de 1988, consid. 4).
12) Que la denominada interpretacin dinmica de los textos constitucionales (conf. Fallos, t. 264, p. 416 ya citado),
no debe ser entendida como la posibilidad de dar cualquier contenido a aqullos, ms all del marco que aportan las
ideas bsicas que los inspiran, pues de lo contrario interpretarlos equivaldra a adjudicarles todos los alcances que,
ajuicio del rgano encargado de tan delicada funcin, pudiesen parecer meramente convenientes o deseables, con lo
cual quedara seriamente lesionado el principio de la soberana del pueblo -justamente mentado en el art. 33- segn el
cual no son los tribunales los titulares del poder constituyente.
13) Que, como corolario de lo hasta aqu sealado, el tribunal entiende que un derecho de caractersticas tan
especficas como el de rplica o respuesta -que permite al afectado el acceso gratuito al medio de comunicacin que
proporcion la noticia para dar su propia versin de los hechos- no puede ser encuadrado en el art. 33 de la Ley
Fundamental. En efecto, no puede postularse que nazca de la soberana del pueblo y de las formas republicanas de
gobierno, a no ser que se diera a estos principios una latitud tal que -aparte de desnaturalizarlos- no se compadecera
con las pautas hermenuticas recordadas precedentemente. Por otra parte, sera forzado considerarlo comprendido en
aquel grupo de derechos naturales o reservados a que se referan los redactores de la norma, que -como qued dicho-
aludan a derechos y prerrogativas esenciales e intransferibles del hombre y de la sociedad. Lo expuesto se ve
reforzado por la circunstancia de que el afectado por un hecho de las caractersticas apuntadas, tiene en la Repblica
diversas vas expeditas para obtener satisfaccin, puesto que, como esta Corte lo ha resuelto (ver sentencia dictada en
la causa "Costa, Hctor R. c. Municipalidad de Buenos Aires y otros", C. 752. XIX. y C. 753. XIX., consid. 16 del voto de
la mayora), nuestro ordenamiento permite que el honor afectado encuentre una proteccin adicional -
independientemente del derecho a obtener el resarcimiento de los daos sufridos- en el art. 1071 bis del Cd. Civil que
autoriza como forma de reparacin no excluyente la publicacin de la sentencia.
14) Que en el "sub examine" no se trata de juzgar si el derecho de rplica es o no compatible con la Constitucin
Nacional, sino de un problema distinto, cual es el de apreciar si aqul est comprendido en las garantas no
enumeradas a que alude el art. 33. La conclusin negativa para nada prejuzga lo concerniente a la compatibilidad con la
Constitucin de las normas legales que eventualmente se dictaran en cumplimiento del art 14.1 del Pacto de San Jos
de Costa Rica.
15) Que, atento a que la resolucin apelada fue fundada por el a quo -en forma exclusiva y excluyente- en el
supuesto carcter de garanta constitucional implcita que tendra el denominado derecho de rplica, lo desarrollado en
los considerandos precedentes conduce a declarar la revocacin de la sentencia.
Por ello, habiendo dictaminado el Procurador Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso
extraordinario de fs. 99/102 vta. y se deja sin efecto el pronunciamiento apelado. Con costas. Vuelvan los autos al
tribunal de origen para que dicte nueva sentencia con arreglo al presente. - Enrique S. Petracchi.

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