El documento resume los principales aspectos de la cultura de masas en América Latina desde la década de 1930. En particular, destaca tres puntos clave: 1) El desarrollo desigual de los estados nacionales y las economías debido a la dependencia del mercado internacional, lo que resultó en una modernización discontinua; 2) El papel de las burguesías nacionales emergentes en la industrialización basada en la sustitución de importaciones y la formación de mercados internos; 3) La irrupción de las masas populares urbanas en las
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El documento resume los principales aspectos de la cultura de masas en América Latina desde la década de 1930. En particular, destaca tres puntos clave: 1) El desarrollo desigual de los estados nacionales y las economías debido a la dependencia del mercado internacional, lo que resultó en una modernización discontinua; 2) El papel de las burguesías nacionales emergentes en la industrialización basada en la sustitución de importaciones y la formación de mercados internos; 3) La irrupción de las masas populares urbanas en las
Título original
cultura de masas en América Latina (Martin-Barbero)
El documento resume los principales aspectos de la cultura de masas en América Latina desde la década de 1930. En particular, destaca tres puntos clave: 1) El desarrollo desigual de los estados nacionales y las economías debido a la dependencia del mercado internacional, lo que resultó en una modernización discontinua; 2) El papel de las burguesías nacionales emergentes en la industrialización basada en la sustitución de importaciones y la formación de mercados internos; 3) La irrupción de las masas populares urbanas en las
El documento resume los principales aspectos de la cultura de masas en América Latina desde la década de 1930. En particular, destaca tres puntos clave: 1) El desarrollo desigual de los estados nacionales y las economías debido a la dependencia del mercado internacional, lo que resultó en una modernización discontinua; 2) El papel de las burguesías nacionales emergentes en la industrialización basada en la sustitución de importaciones y la formación de mercados internos; 3) La irrupción de las masas populares urbanas en las
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Cultura de masas en Amrica Latina
Jess Martn Barbero
La posibilidad de hablar de Amrica Latina reside y se apoya sobre esa otra "unificacin visible" de que habla J.L. Romero al estudiar el proceso de incorporacin de los pases de la regin a la modernidad industrializada y al mercado internacional. De las luchas por la independencia hasta la reorganizacin del imperialismo en los comienzos del siglo XX, la dinmica bsica fue la de la fragmentacin y la dispersin: un estallido casi permanente de las precarias formaciones nacionales a partir de conflictos internos o de las estratagemas de divisin promovidas desde las nuevas metrpolis. Y si es verdad que las diferentes formaciones nacionales toman rumbos y ritmos diferentes, tambin lo es que esa diversidad va a sufrir desde los aos treinta una readecuacin fundamental y de conjunto. La posibilidad de "hacerse naciones" en el sentido moderno pasar por el establecimiento de mercados nacionales, y ellos a su vez sern posibles en funcin de su ajuste a las necesidades y exigencias del mercado internacional. Pero ese modo dependiente de acceso a la modernidad va hacer visible no slo el desarrollo desigual, la desigualdad en que se apoya el desarrollo del capitalismo, sino la discontinuidad simultnea desde la que Amrica Latina vive y lleva a cabo su modernizacin. Discontinuidad sobre tres planos: en el destiempo entre Estado y Nacinalgunos estados se hacen naciones mucho despus y algunas naciones tardarn en consolidarse como estados, en el modo desviado como las clases populares se incorporan al sistema poltico y al proceso de formacin de los estados nacionales, y en el papel poltico y no slo ideolgico que los medios de comunicacin desempean en la nacionalizacin de las masas populares.
Antes de abordar por separado el anlisis de cada uno de los tres planos, es necesario que elucidemos el sentido de la idea de discontinuidad, de modernidad no contempornea, para liberarla de los malentendidos que la cercan y desfiguran frecuentemente. La no- contemporaneidad de que hablamos debe ser claramente deslindada de la idea de atraso constitutivo, esto es, del atraso convertido en clave explicatoria de la diferencia cultural. Es una idea que se manifiesta en dos versiones. Una, pensando que la originalidad de los pases latinoamericanos, y de Amrica Latina en su conjunto, se halla constituida por factores que escapan a la lgica del desarrollo capitalista. Y otra, pensando la modernizacin como recuperacin del tiempo perdido, y por tanto identificando el desarrollo con el definitivo dejar de ser lo que fuimos para al fin ser modernos. La discontinuidad que intentamos pensar se sita en otra clave, que nos permite romper tanto con un modelo ahistrico y culturalista como con el paradigma de la racionalidad acumulativa en su pretensin de unificar y subsumir en un solo tiempo las diferentes temporalidades sociohistricas. Slo desde esa tensin es pensable una modernidad que no se reduzca a imitacin y una diferencia que no se agote en el atraso.
El destiempo entre Estado y Nacin Desde los aos veinte la mayora de los pases de Amrica Latina inician un proceso de reorganizacin de sus economas y de redefinicin de sus estructuras polticas. La industrializacin se lleva a cabo en base a la sustitucin de importaciones, a la conformacin de un mercado interno y a un empleo creciente de mano de obra en el que es decisiva la intervencin del Estado y sus inversiones en obras de infraestructura para transporte y comunicaciones. De manera que aun cuando los procesos de industrializacin responden a condiciones de funcionamiento del mercado internacional, hay diferencias de metas y de ritmo que responden al grado de desarrollo del "proyecto nacional" que desde la segunda mitad del siglo XIX forjan las burguesas en cada pas.
Hay un largo debate en torno a la posibilidad misma de hablar de burguesas nacionales en la Amrica Latina de esos aos, y a su contradictoria relacin en la conformacin de los estados nacionales. Pero, cmo pudo haber economa y poltica nacional, sin articulacin de intereses de clase a nivel nacional? Cierto que hay diferencias en la capacidad de maniobra de las burguesas en pases como, por ejemplo, Brasil y Ecuador, pero no difieren tanto en la concepcin darwinista, que orienta el proceso de modernizacin y desarrollo nacional, como en el tamao de los efectos; pero comparten el hecho de la explosin urbana y la separacin de la sociedad tradicional. Una explosin producida por la conjuncin del crecimiento demogrfico con la emigracin del campo a la ciudad a la que en pases como Argentina se aadir una enorme emigracin proveniente de Europa, y la conformacin de una sociedad que empieza a ser "de masas" y que entra en colisin con la sociedad en su segregacin de clases y de grupos sociales. Pueda o no llamarse propiamente "burguesa nacional", lo cierto es la aparicin de unas burguesas nuevas que controlan al mismo tiempo el mundo de los negocios y el de la poltica, promoviendo cambios que slo pueden efectuarse con la combinacin de ambos. Y lo que permiti esa imbricacin no fue nicamente la coyuntura econmica, sino la asuncin por las burguesas latinoamericanas de la necesidad de incorporar estos pases a los modos de vida de las "naciones modernas", pues se pensaba que slo una trasformacin poda sacar a estos pases definitivamente del estancamiento y el atraso. Claro que la transformacin tena marcado de antemano el rumbo: caminar hacia "el mundo urbano europeizado." De ah que fuera lcito as lo declaraban filsofos y hombres de ciencia marginar o instrumentalizar a los sectores marginados, a todo lo que constituyera obstculo. De lo contrario lo que estaba en peligro era la existencia misma de la nacin.
Surge as un nacionalismo nuevo, basado en la idea de una cultura nacional, que sera la sntesis de la particularidad cultural, de la que las diferentes culturales tnicas o regionales seran expresiones. La nacin incorpora al pueblo transformando la multiplicidad de deseos de las diversas culturas en un nico deseo: el de participar del sentimiento nacional. En esa forma la diversidad legitima la irremplazable unidad de la Nacin. Trabajar por la Nacin es ante todo hacerla una, superar las fragmentaciones que originaron las luchas regionales o federales en el siglo XIX, haciendo posible la comunicacin carreteras, ferrocarril, telgrafo, telfono y radio entre regiones, pero sobre todo de las regiones con el centro, con la capital.
Masificacin, movimientos sociales y populismo Si los aos treinta son claves para Amrica Latina, tanto o ms que por los procesos de industrializacin y modernizacin de las estructuras econmicas, lo son en lo poltico por la irrupcin de las masas en la ciudad. Al tiempo que las ciudades se llenan de una masa de gente que, al crecimiento demogrfico, suma el xodo rural, una crisis de hegemona producida por la ausencia de una clase que asuma la direccin de la sociedad, llevar a muchos Estados a buscar en las masas populares su legitimacin nacional. El mantenimiento del poder era imposible sin asumir de alguna manera los intereses de las masas urbanas. El populismo ser entonces la forma de un Estado que dice fundar su legitimidad en la asuncin de las aspiraciones populares y que es una organizacin del poder que da forma al compromiso entre masas y Estado. La ambigedad de ese compromiso viene tanto del vaco de poder que debe llenar el Estado con el autoritarismo paternalista que ello producecomo del reformismo poltico que representan las masas. Para no atribuir al populismo una eficacia que no tuvo, ni a reducir a las masas a una pasividad manipulada, que tampoco responde a lo que sucedi, debemos elucidar lo que implic la presencia social de las masas.
La emigracin y las nuevas fuentes y modos de trabajo producen la hibridacin de las clases populares, una nueva forma de hacerse presentes en la ciudad. La crisis de los treinta desencadena una ofensiva del campo sobre la ciudad y una recomposicin de los grupos sociales; una modificacin cuantitativa y cualitativa de las clases populares por la aparicin de una masa que no es definible desde la estructura social tradicional y que desarticula las formas tradicionales de participacin y representacin. La presencia de esa masa va a afectar al conjunto de la sociedad urbana, a sus formas de vida y pensamiento, y pronto incluso a la fisionoma misma de la ciudad.
Con la formacin de las masas urbanas se produce no slo un aumento del conjunto de las clases populares, sino la aparicin de un nuevo modo de existencia de lo popular: la desarticulacin del mundo popular como espacio de lo Otro, de las fuerzas de negacin del modo de produccin capitalista. Y esa insercin de las clases populares en las condiciones de existencia de una "sociedad de masas" llevar al movimiento popular a una nueva estrategia de alianzas. Como si la nueva experiencia social tendiera a formar una nueva visin, una concepcin menos cuestionadora frontalmente: La de una sociedad que puede ser reformada poco a poco, la de una sociedad que podra llegar a ser ms justa.
La masa fue durante un tiempo marginal. Era lo heterogneo y lo mestizo frente a la sociedad normalizada. A la gente venida del campo, que tuvieron que aprender a tomar un bus, a conocer las calles, a gestionar un documento de identidad, responder la vieja sociedad con el desprecio en que se oculta el miedo. La masa, ms que un ataque, era la imposibilidad de seguir manteniendo la rgida organizacin de diferencias y jerarquas que armaban a la sociedad. Por eso la agresividad de las masas apareca ms peligrosa: no era el levantamiento de una clase sino la liberacin de una energa incontrolable. Era una clase que no encontraba su lugar poltico ni en los partidos ni en las organizaciones tradicionales de la clase obrera, pero cuyas expresiones de violencia dejaban ver la fuerza de que era capaz.
En la ciudad la presencia de las masas fue adquiriendo poco a poco rasgos ms marcados. La cantidad de gente comenz a significar un enorme dficit de vivienda y transporte, y un nuevo modo de habitar la ciudad, de marchar por las calles, de comportarse. En la periferia aparecieron los barrios de invasin y en el centro la ruptura de las formas de urbanidad. La ciudad comenzaba a perder su centro. A la dispersin que implican las invasiones de la periferia por los pobres favela, villas miseria, etc. respondan los ricos alejndose hacia otra periferia. Y la masa sigui invadiendo todo. Porque en medio de su ignorancia de las normas, y del desafo que su sola presencia entraaba, su deseo ms secreto era acceder a los bienes que representaba la ciudad. Las masas queran trabajo, salud, educacin y diversin. Pero no podan reclamar su derecho a esos bienes sin masificarlo todo. La masificacin pona al descubierto su paradoja: era en la integracin donde resida la subversin. La masificacin era a la vez, y con la misma fuerza, la integracin de las clases populares a "la sociedad" y la aceptacin por parte de sta del derecho de las masas, es decir, de todos, a los bienes y servicios que hasta entonces slo haban sido privilegio de unos pocos. Y eso la sociedad no poda aceptarlo sin transformarse al mismo tiempo profundamente.
La masificacin afect a todos, pero no todos la percibieron y ni la resintieron del mismo modo. Las clases altas aprendieron muy pronto a separar la demanda de las masas con su carga de peligrosidad poltica y su potencial tambin de estimulacin econmica de la oferta masiva en bienes materiales y culturales "sin estilo", por los que no podan sentir ms que desprecio. Para las clases medias, aquellas que por ms que lo queran no podan distanciarse, la masificacin fue especialmente dolorosa, porque atacaba ese deseo de interioridad que caracterizaba a sus miembros, celosos de su individualidad y de su condicin de personas diferenciadas. Para las clases populares, en cambio, aunque eran las ms indefensas frente a las nuevas condiciones y situaciones, la masificacin entra ms ganancias que prdidas. No slo en ella estaba su posibilidad de supervivencia fsica, sino su posibilidad de acceso y ascenso cultural. La nueva cultura, la cultura de masa, empez siendo una cultura no slo dirigida a las masas, sino en la que las masas encontraron expresadas, desde la msica hasta los relatos en la radio y el cine, algunas de sus formas bsicas de ver el mundo, de sentirlo y de expresarlo.
Le debemos a Jos Luis Romero no slo la nominacin ms original en castellano de la cultura de masa "folklore aluvial", sino la primera caracterizacin sociolgica y fenomenolgica no maniquea de esa cultura desde Amrica Latina. Romero mira esa cultura para entender la experiencia que all accede a la expresin y no desde la perspectiva de la manipulacin. Y lo que desde all aparece como significativo es la hibridacin y la reelaboracin, la destruccin en ella del mito de la pureza cultural y la asuncin, a propsito del uso de instrumentos modernos en la msica autctona o su difusin radiofnica, del paso del folklore a lo popular. Lo masivo es hibridacin de lo nacional y lo extranjero, del patetismo popular y la preocupacin burguesa por el ascenso, y de dos tipos bsicos: los que sin ser ricos lo aparentan, y su ms opuesto, los tipos del suburbio y el hampa [crime]. Una cultura, en fin, esencialmente urbana, que "corrige" su marcado materialismo lo que importa, lo que tiene valor es lo econmico y lo que significa ascenso social con el desborde de lo sentimental y lo pasional.
En Amrica Latina el proceso de modernizacin estuvo ligado en sus comienzos a las transformaciones econmico-polticas, pero desde los aos '60 la transferencia tecnolgica va a condensar el cambio de sentido de la modernizacin. En los aos '30 modernizacin significaba la adecuacin de las economas de los pases latinoamericanos a las exigencias del mercado mundial, adecuacin que a su vez se produca mediante la sustitucin de importaciones slo posible en base a la organizacin de mercados nacionales. En la organizacin del mercado van a jugar un rol fundamental las tecnologas de comunicacin: las carreteras y los ferrocarriles, el telgrafo, la radio y el telfono. Pues hacer un pas es algo ms que posibilitar que lo que se produce en una regin llegue a otras, o que lo producido en cada regin llegue a los puertos para ser exportadoes tambin un proyecto poltico y cultural.
El concepto de modernizacin que sostiene el proyecto de construccin de naciones modernas en los aos '30 articula un movimiento econmico entrada de las economas nacionales a formar parte del mercado internacionala un proyecto claramente poltico: constituirlas en naciones mediante la creacin de una cultura y un sentimiento nacional. El sentido cultural de las tecnologas de comunicacin se relaciona entonces a la aparicin en la escena social de las masas urbanas, ya que esas masas son el contenido del nuevo sujeto de lo social que es lo nacional. La visibilidad de las masas urbanas reside en la presin de sus demandas: lo que ha sido privilegio de unas minoras en el plano del hbitat o de la educacin, de la salud o la diversin, es ahora reclamado como derecho de las mayoras, de todos. Y no es posible hacer efectivo ese derecho al trabajo, a la salud o a la educacin sin masificarlos, esto es, sin hacer estallar la vieja configuracin de clases de la sociedad y del Estado. Masificar es en ese momento darle acceso social a las masas, responder a sus demandas. Y es justamente en la formulacin de esas nuevas demandas sociales que van a jugar un papel clave las nuevas tecnologas de comunicacin de ese momento: la radio en todos los pases, y en algunos el cine. Ellas van a hacer posible la emergencia de un nuevo lenguaje y de un nuevo discurso social, el discurso popular-masivo.
El proyecto nacional, como superacin de la fragmentacin regional, va a estar mediado primordialmente por aquel discurso que hacen posible la escuela y los medios de comunicacin. La radio posibilitar el paso de las culturas rurales, que eran an las de las mayoras, a la nueva cultura urbana sin abandonar por completo ciertos rasgos de su cultura oral. Lo nacional fue en ese tiempo una experiencia peculiar: la de descubrirse habitantes de un pas ms ancho y grande que se comparte con otras regiones. Fue eso, aunque tambin el inicio de la destruccin de esa pluralidad. Por su parte el cine hace nacin al teatralizarla, haciendo que lo que durante mucho tiempo haba sido sinnimo de lo vulgar, apareciera como elemento configurador de la "idiosincrasia nacional".
La idea que le da forma a la segunda etapa es la de desarrollo. Qu cambios introduce? Si la idea de modernizacin sustentaba un proyecto eminentemente poltico, la de desarrollo plasmar sobre todo un proyecto econmico: la de un crecimiento econmico a cuyo servicio estarn las reformas del Estado y de la sociedad. A finales de los aos '50 el proyecto populista ha hecho crisis: la radicalidad de las demandas sociales exiga su transformacin en uno revolucionario y al no poder seguir vivo sin radicalizarse el populismo agota su propuesta. En su reemplazo aparece otra, la desarrollista, aquella segn la cual si estos pases son pobres no es por falta de justicia social sino porque no producen. Para poder repartir justicia hay primero que producir, lo que coloca a la democracia poltica en situacin secundaria en relacin al crecimiento econmico. El desarrollismo nos dice que ya est bien de reformas sociales y de poltica, que lo que necesitamos es una concepcin tcnica de los problemas. De la transferencia de tecnologa avanzada se espera la solucin a los problemas del subdesarrollo.
Cul es el papel que van a cumplir ah las tecnologas de comunicacin y en especial la ms nueva de ellas, la televisin? Para responder a esa pregunta hay que situarla en relacin con los cambios que el desarrollismo introduce en la mediacin ejercida hasta entonces por el Estado. En la etapa populista el Estado era la encarnacin visible del pacto social. Ahora ya no: ahora el Estado debe ser una instancia tcnico neutral que ejecute los imperativos del desarrollo. Conservando la retrica del "servicio social" los medios de comunicacin son puestos en manos de la empresa privada. Cambian las funciones del Estado y cambia tambin el sentido de lo masivo. Pues mientras en la etapa populista lo masivo aluda a la presencia social de las masas, a la presencia de las masas llenando las calles, dejando pequeos los hospitales y las escuelas, ahora lo masivo se hallar nicamente referido al mundo de los medios. Es el mensaje de la Organizacin de los Estados Americanos: el mejor ndice de desarrollo de los pueblos latinoamericanos es el desarrollo de sus medios de comunicacin. La comunicacin se vuelve medida del desarrollo: "sin comunicacin no hay desarrollo"una comunicacin medida en nmero de ejemplares de peridicos, de receptores de radio y de televisin. Si la radio y el cine fueron, en el proceso de gestacin de una cultura nacional, receptivos a la diversidad cultural de estos pases, con la llegada de la televisin asistimos a la puesta en funcin de otro modelo regido por la tendencia a la constitucin de un solo pblico. Un modelo que tiende a la unificacin de la demanda mediante un imaginario de consumo que ya no es nacional sino explcita y abiertamente transnacional. Lo cual supone proponer un solo modelo de desarrollo para todos los pases y para todo el pasun modelo para el que las diferencias se tornan en obstculo. Y un segundo mecanismo fundamental organiza el modelo que rige la televisin: la tendencia a confundir la realidad con la actualidad. Se trata de un efecto contemporanizacin, de sumisin de las diversas temporalidades de que est hecha Amrica Latina a un solo tiempo: el de la actualidad, en cuanto tiempo nico de medida de la productividad. Y frente a las anacronas, los destiempos, que atraviesan la realidad cultural de estos pases, la televisin nos moldear, eliminando la memoria y unificando las hablas y los gestos como condicin bsica de desarrollo.
Lo que de nuevo traen las "ltimas" tecnologas de comunicacin hay que estudiarlo en relacin al movimiento de lo social y no slo al de la innovacin tecnolgica. Lo verdaderamente nuevo es la etapa en que entramos, en la que las tecnologas informtica, parablica, videodisco, TV-cable, fibra ptica operan activamente sobre una realidad socioeconmica que las demanda y disea secretamente.
Quiz el ms evidente de los impactos sea el que se ha denominado "la nueva conciencia planetaria": el surgimiento de un nuevo tipo de conciencia que supera/trasciende las culturas particulares, las tradiciones e identidades nacionales. Pienso que la contradiccin se sita en primer lugar a nivel de lo que significa ese superar. Pues es cierto que los hombres parecen estar en camino de vencer las barreras que requiere la postulacin de una identidad excluyente, que ha servido innumerables veces para tapar con retrica la ineficacia y la mediocridad, el repliegue para no enfrentar los retos. Bienvenida sea una nueva conciencia que pone en crisis aquel nacionalismo retrico e incapaz de reflejar la diversidad, la pluralidad de que estn hechas nuestras sociedades nacionales. Pero, en qu medida esa superacin no forma parte de una nueva racionalizacin, justificacin de una transnacionalizacin con derecho a destruir la riqueza cultural de este planeta en la misma forma en que est destruyendo su riqueza ecolgica? Y entonces la nueva conciencia podra estarse convirtiendo en la forma ms "avanzada" de suicidio cultural.
De otro lado, las nuevas tecnologas de comunicacin estn trastornando la economa del tiempo. Durante siglos los cambios fueron lentos, muy lentos, de manera que una generacin tena "tiempo" de contrselos a la siguiente. Nosotros estamos viviendo la entrada en otro rgimen de tiempo que forma parte de esa conciencia planetaria tambin contradictoriamente. La aceleracin de los cambios es parte del movimiento de la comunicacin la instantaneidad de la informacin posibilita una nueva rentabilidad y una transformacin de las relaciones posibles, multiplicndolaspero tambin nos conduce a una actualidad histrica que desvaloriza cualquier otro tiempo. La informacin noticiosa destruye la historia, induciendo la desaparicin misma del tiempo como contexto vivo de los hechos, y tambin el tiempo de las culturas, sus ritmos, sus temporalidades diferentes: el tiempo de las culturas indgenas, de las culturas negras, de las culturas occidentales y el tiempo de sus mestizajes.