Antologia Mio Cid

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 16

Antologa de literatura medieval

POEMA DE MIO CID


(annimo)
Mediados siglo XII principios del XIII

Cantar I (del destierro)


1
El Cid sale de Vivar para el destierro
De los sus ojos tan
fuertemente llorando,
Tornaba la cabeza
y estbalos catando.
Vio puertas abiertas y postigos sin candados,
Alcndaras vacas, sin pieles y sin mantos,
Y sin halcones y sin azores mudados.
Suspir mo Cid pues tena muy grandes cuidados.
Habl mo Cid, bien y tan mesurado:
-Gracias a ti, seor padre, que ests en alto!
-Esto me han vuelto mis enemigos malos!
2
El Cid ve ageros en la salida
All piensan aguijar, all sueltan las riendas.
A la salida de Vivar, tuvieron la corneja diestra,
Y, entrando en Burgos,
tuvironla siniestra.
Meci mo Cid los hombros
y movi la cabeza:
-Albricias, lvar Fez,
que echados somos de
tierra!
3
Entrada desoladora en Burgos
Mo Cid Ruy Daz por Burgos entraba,
En su compaa, sesenta pendones llevaba.
Salanlo a ver mujeres y varones,2
Burgueses y burguesas por las ventanas son,
Llorando de los ojos, tanto sentan el dolor!
De las sus bocas, todos decan una razn:
Dios, qu buen vasallo, si tuviese buen seor!

4
Nadie da hospedaje al Cid por temor al Rey. Slo
una nia de nueve aos pide al Cid que se vaya. El
Cid acampa en la glera del ro Arlanzn
Le convidaran de grado, mas ninguno no osaba;
El rey don Alfonso tena tan gran saa;
Antes de la noche, en Burgos de l entr su carta,
Con gran recaudo y fuertemente sellada:
Que a mo Cid Ruy Daz, que nadie le diese posada,
Y aquel que se la diese supiese veraz palabra,
Que perdera los haberes y adems los ojos de la cara,
Y an ms
los cuerpos y las almas.
Gran duelo tenan las gentes cristianas;
Escndense de mo Cid, que no le osan decir nada,
El Campeador adeli a su posada.
As como lleg a la puerta, hallola bien cerrada;
Por miedo del rey Alfonso que as lo concertaran:
Que si no la quebrantase por fuerza, que no se la
abriesen por nada.
Los de mo Cid a altas voces llaman;
Los de dentro no les queran tornar palabra.
Aguij mo Cid, a la puerta se llegaba;
Sac el pie de la estribera, un fuerte golpe le daba;
No se abre la puerta, que estaba bien cerrada.
Una nia de nueve aos a ojo se paraba:
-Ya, Campeador, en buena hora ceisteis espada!
El Rey lo ha vedado, anoche de l entr su carta
Con gran recaudo y fuertemente sellada.
No os osaramos abrir ni acoger por nada;
Si no, perderamos los haberes y las casas,
Y, adems, los ojos de las caras.
Cid, en el nuestro mal vos no ganis nada;
7

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Con lumbres y con candelas al corral dieron salto;


Con tan gran gozo reciben
al Campeador contado.
-Agradzcolo a Dios, mo Cid, dijo el abad don
Sancho;
-Pues que aqu os veo, prended de m hospedado.
Dijo el Cid: Gracias, don abad,
y soy vuestro
pagado!
Yo adobar conducho
para m y para mis vasallos;
Mas, porque me voy de tierra, os doy cincuenta
marcos;
Si yo algo viviere, os sern doblados;
No quiero hacer en el monasterio un dinero de dao.
He aqu para doa Jimena
os doy cien marcos;
A ella y a sus hijas y a sus dueas servidlas este ao.
Dos hijas dejo nias, prendedlas en los brazos;
Aquellas os encomiendo a vos,
abad don Sancho;
De ellas y de mi mujer tengis todo recaudo.
Si esa despensa os falleciere u os menguare algo,
Abastecedlas bien, yo as os lo mando;
Por un marco que gastis, al monasterio dar yo
cuatro.
Otorgado se lo haba el abad de grado.
Heos a doa Jimena
con sus hijas do va llegando;
Sendas dueas las traen y las van acercando.
Ante el Campeador,
doa Jimena hinc los hinojos
ambos,
Lloraba de los ojos, qusole besar las manos:
-Merced, Campeador, pues nacisteis con buen hado!;
Por malos mestureros, de tierra sois echado.

Mas el Criador os valga con todas sus virtudes


santas.
Esto la nia dijo y tornose para su casa.
Ya lo ve el Cid que del Rey no tena gracia.
Partiose de la puerta, por Burgos aguijaba;
Lleg a Santa Mara, luego descabalga;
Hinc los hinojos, de corazn rogaba.
La oracin hecha, luego cabalgaba;
Sali por la puerta y el Arlanzn pasaba;
Cabo esa villa, en la glera posaba;
Hincaba la tienda y luego descabalgaba.
Mo Cid Ruy Daz, el que en buena hora ci espada,
Pos en la glera, cuando no le acoge nadie en casa;
Alrededor de l, una buena compaa.
As pos mo Cid, como si fuese en montaa.
Vedado le han la compra, dentro en Burgos la casa,
De todas cosas cuantas son de vianda;
No le osaran vender ni la menor dinerada.
5
Martn Antolnez socorre al Cid
Martn Antolnez, el burgals cumplido,
A mo Cid y a los suyos abastceles de pan y de vino.
No lo compra que l se lo haba consigo;
De todo conducho, bien los hubo abastecido.
Pagose mo Cid el Campeador y todos los otros que
van a su servicio.
Habl Martn Antolnez, oiris lo que ha dicho:
-Ya, Campeador, en buena hora fuisteis nacido!
Esta noche yazgamos
y vayamos al matino,
Que acusado ser de lo que os he servido;
En ira del rey Alfonso yo ser metido.
Si con vos escapo sano o vivo;
An cerca o tarde el Rey me querr por amigo;
Si no, cuanto dejo no lo precio un higo.

16
El Cid da nimos a doa Jimena
Merced, oh Cid, barba tan cumplida!
Heme ante vos,
yo y vuestras hijas,
Infantes son y de das chicas,
Con estas mis dueas de quien soy servida.
Yo lo veo que estis vos en ida
Y nos de vos nos hemos de partir en vida.
Dadnos consejo,
por amor de santa Mara!
Inclin las manos
en la su barba bellida;
A las sus hijas
en brazos las prenda;
Llegolas al corazn,
que mucho las quera.
Llora de los ojos, tan fuertemente suspira:
-Ay, doa Jimena, la mi mujer tan cumplida,
Como a la mi alma, yo tanto os quera!
Ya lo veis que partir nos hemos en vida;
Yo ir y vos quedaris retenida.
Plega a Dios
y a santa Mara,
Que aun con mis manos case estas mis hijas,5
O que d ventura y algunos das vida
Y vos, mujer honrada,
de m seis servida!

[]
14
El Cid va a San Pedro de Cardea
Con estos caballeros que le sirven a su sabor.
Aprisa cantan los gallos y quieren quebrar albores.
Cuando lleg a San Pedro, el buen Campeador,
El abad don Sancho, cristiano del Criador,
Rezaba los maitines, a vuelta de los albores.
All estaba doa Jimena con cinco dueas de pro,
Rogando a San Pedro y al Criador:
-T que a todos guas, vale a mo Cid el Campeador.
15
Llegada del Cid a San Pedro de Cardea
Llamaban a la puerta, all supieron el mandado.
Dios, qu alegre fue el abad don Sancho!

[]
8

Antologa de literatura medieval

19
El ngel Gabriel se aparece en sueos al Cid

Firmes estn los moros,


an no se van del campo.
Cabalg Minaya,
la espada en la mano,
Por estas fuerzas
firmemente lidiando;
A los que alcanza,
valos matando.
Mo Cid Ruy Daz,
el Campeador contado,
Al rey Friz,
tres golpes le haba dado;
Los dos le fallan
y el uno le ha alcanzado;
Por la loriga abajo,
la sangre destellando;
Volvi las riendas
por rsele del campo.
Por aquel golpe
el ejrcito es derrotado.

All se echaba mo Cid,


despus que cen;
Cogi un dulce sueo,
tan bien se durmi.
El ngel Gabriel
en sueo se apareci:
-Cabalgad, Cid,
el buen Campeador,
Que nunca en tan buen punto
cabalg varn;
Mientras que viviereis
bien saldr todo a vos.
Cuando despert el Cid,
la cara se santigu;
Se signaba la cara,
a Dios se encomend;
Estaba muy contento
del sueo que so.

39
Martn Antolnez lucha contra Galve. Huida de los
moros

[]
36
Descripcin de la batalla de Alcocer

Martn Antolnez
un golpe dio a Galve;
Los rubes del yelmo
echselos aparte;
Cortole el yelmo,
que lleg a la carne.
Sabed, el otro
no se atrevi a esperarle.
Derrotado es
el rey Friz y Galve.
Tan buen da
para la cristiandad
Pues huyen los moros
de una y otra parte!
Los de mo Cid
hiriendo en alcance;
El rey Friz
en Terrer se fue a entrar,
Y, a Galve,
no le acogieron all;
Para Calatayud,
cuanto puede se va.
El Campeador
balo en alcance;
Hasta Calatayud
dur el acosar.

Verais tantas lanzas


bajar y alzar;
Tanta adarga horadar y traspasar;
Tanta loriga romper y desmallar;
Tantos pendones blancos
salir bermejos de sangre;
Tantos buenos caballos sin sus dueos andar!
Los moros llaman: Mahoma! Y los cristianos: Santi
Yague!
Caan en un poco de lugar
moros muertos mil y
trescientos ya.
37
Mencin de los caballeros que luchan con el Cid

40
lvar Fez cumple su voto. Fin de la batalla.
Reparto del botn. El Cid enva el primer donativo
al rey

Qu bien lidia
sobre dorado arzn
Mo Cid Ruy Daz,
el buen lidiador!
Minaya lvar Fez,
que Zorita mand;
Martn Antolnez,
el burgals de pro;
Muo Gustioz,
que su criado fue;
Martn Muoz,
el que mand a Montemayor;
lvar lvarez
y lvar Salvadrez;
Galn Garca,
el bueno de Aragn;
Flez Muoz,
sobrino del Campeador.
Desde all adelante
cuantos all son,
Socorren la ensea
y a mo Cid el Campeador.

A Minaya lvar Fez,


bien le anda el caballo;
De estos moros,
mat a treinta y cuatro;
Espada tajadora,
sangriento trae el brazo,
Por el codo abajo,
la sangre destellando.
Dice Minaya:
-Ahora soy pagado
Que a Castilla
irn buenos mandados,
Que mo Cid Ruy Daz
lid campal ha ganado.
Tantos moros yacen muertos
que pocos vivos han
dejado,
Que en alcance
sin duda les fueron dando.
Ya se tornan
los del Campeador contado.
Andaba mo Cid
sobre su buen caballo;
La cofia fruncida,
Dios, cmo es bien barbado!
El almfar a cuestas,
la espada en la mano,
Vio a los suyos
cmo van llegando.
-Gracias a Dios,
aquel que est en alto,
Cuando tal batalla
hemos ganado!
Este campamento, los de mo Cid luego lo han robado
De escudos y de armas
y de otros haberes largos;
De los moriscos,
cuando son llegados,
Hallaron
quinientos diez caballos.

38
El Cid socorre a lvar Fez y lucha contra Friz
A Minaya lvar Fez,
matronle el caballo;
Bien le socorren
mesnadas de cristianos;
La lanza ha quebrado,
a la espada meti mano;
Aunque de pie,
buenos golpes va dando.
Violo mo Cid,
Ruy Daz el castellano,
Arrimose a un alguacil,
que tena buen caballo,
Diole tal golpe de espada
con el su diestro brazo,
Cortole por la cintura,
el medio ech en el campo;
A Minaya lvar Fez,
bale a dar el caballo:
-Cabalgad, Minaya,
vos sois el mi diestro brazo!
Hoy en este da,
de vos habr gran amparo.
9

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Grande alegra hay


entre esos cristianos;
Ms de quince de los suyos
de menos no hallaron.
Traen oro y plata,
que no saben cunto;
Con esta ganancia, rehechos son todos esos cristianos.
A sus castillos, a los moros
dentro los han tornado;
Mand mo Cid
an que les diesen algo.
Gran gozo ha mo Cid
con todos sus vasallos.
Dio a partir estos dineros
y estos haberes largos;
En la su quinta,
al Cid caen cien caballos.
Dios, qu bien pag a todos sus vasallos,
A los peones
y a los encabalgados!
Bien lo dispone
el Campeador contado,
Cuantos l trae,
todos son pagados.
-Od, Minaya,
sois mi diestro brazo!
De esta riqueza,
que el Criador nos ha dado,
A vuestra guisa
tomad con vuestra mano.
Enviaros quiero
a Castilla con mandado
De esta batalla
que hemos ganado.
Al rey Alfonso,
que me ha airado,
Quirele enviar en don treinta caballos;
Todos con sillas
y muy bien enfrenados;
Sendas espadas
de los arzones colgando.
Dijo Minaya lvar Fez: -Esto har yo de grado.

An me place de mo Cid
que hizo en tal ganancia.
Adems de todo esto,
a vos libro, Minaya,
Honores y tierras
tenedlas condonadas;
Id y venid,
desde aqu os doy mi gracia;
Mas, del Cid Campeador,
yo no os digo nada.
Adems de todo esto,
deciros quiero, Minaya:
48
El Rey autoriza a los guerreros a ir con el Cid
- De todo mi reino,
los que quisieren marchar,
Buenos y valientes,
para mo Cid ayudar,
Sultoles los cuerpos
y lbroles las heredades.
Besole las manos
Minaya lvar Fez.
-Gracias, Rey,
como a seor natural;
Esto haces ahora
ms haris adelante.
[]
55
El conde de Barcelona se entera de que el Cid le
corra la tierra amparada bajo su proteccin
Llegaron las nuevas
al conde de Barcelona:
Que mo Cid Ruy Daz
que le corra la tierra toda.
Tuvo gran pesar
y tvoselo a gran deshonra.

41
El Cid quiere cumplir el voto a Santa Mara

56
Bravatas y desafo del conde cataln y respuesta del
Cid

He aqu
oro y plata,
Una bota llena,
que nada no le menguaba.
En Santa Mara de Burgos,
pagad mil misas;
Lo que sobrare
dadlo a mi mujer y a mis hijas,
Que rueguen por m
las noches y los das;
Si yo les viere,
sern dueas ricas.

El conde es muy folln


y dijo una vanidad:
Grandes tuertos me hace
mo Cid el de Vivar;
-Dentro en mi corte
me hizo ofensa grande:
Hiriome el sobrino y no lo enmend ms;
Ahora me corre las tierras que en mi proteccin estn.
No lo desafi,
ni le torn enemistad;
Mas, cuando l me lo busca, se lo ir yo a demandar.
Grandes son las fuerzas
y aprisa se van llegando;
Muchas gentes se le allegan
entre moros y
cristianos;
Adelian tras mo Cid, el bueno de Vivar;
Tres das y dos noches, piensan en andar.
Alcanzaron a mo Cid
en Tvar y el pinar;
As viene esforzado el conde
que a manos le pens
tomar.
Mo Cid don Rodrigo
trae ganancia grande;
Baja de una sierra
y llegaba a un valle.
Del conde don Remn
le ha venido mensaje.
Mo Cid, cuando lo oy,
envi para all:
-Decid al conde
no lo tenga a mal;
De lo suyo no llevo nada,
djeme ir en paz.
Repuso el conde: -Esto no ser verdad!
Lo de antes y de ahora
todo me lo pechar.
Sabr el salido
a quin vino a deshonrar!
Tornose el mandadero
cuanto pudo ms;

[]
47
Embajada de Minaya. El Rey acepta los regalos y
perdona a Minaya, mas no al Cid
Mo Cid Ruy Daz,
de Dios haya su gracia!
Ido es a Castilla
lvar Fez Minaya,
Treinta caballos
al Rey los presentaba;
Violos el Rey,
hermoso se alegraba:
-Quin me los dio estos? As os valga Dios, Minaya!
-Mo Cid Ruy Daz,
que en buena hora ci espada,
Venci dos reyes de moros
en esta batalla;
Sobejana es seor, la su ganancia.
A vos, rey honrado,
este presente manda;
Bsaos los pies
y las manos ambas;
Que le hagis merced,
as el Criador os valga!
Dijo el Rey:
-Mucho es maana,
Hombre airado,
que de seor no ha gracia,
Para acogerlo
al cabo de tres semanas!
Mas, ya que de moros fue,
tomo esta manda;
10

Antologa de literatura medieval

Ellos repartiendo
estas ganancias grandes,
No le pueden hacer comer
un bocado de pan.

Entonces lo conoce
mo Cid el de Vivar
Que a menos de batalla no se pueden de all escapar.
[]

62
Al fin, come el conde y el Cid le da la libertad

58
El Cid vence al conde de Barcelona y gana la espada
Colada

Dijo Mo Cid: -Comed, conde, algo,


Que, si no comis,
no veris cristianos;
Y, si vos comiereis
como yo sea agradado,
A vos
y a dos hijosdalgo,
Os librar los cuerpos
y os dar de mano.
Cuando esto oy el conde,
ya se iba alegrando.
-Si lo hiciereis, Cid,
lo que habis hablado.
Tanto cuanto yo viva,
ser de ello maravillado.
-Pues, comed, conde,
y cuando hubiereis yantado,
A vos y a otros dos
os dar de mano.
Mas, cuanto habis perdido
y yo gan en el campo,
Sabed, no os dar a vos
un dinero malo;
Mas cuanto habis perdido,
no os ser dado,
Pues lo necesito
para stos mis vasallos,
Que conmigo andan lacerados;
y no os ser dado.
Tomando de vos y de otros
nos iremos reparando;
Tendremos esta vida
mientras pluguiere al Padre
Santo,
Como quien ira tiene de rey y de tierra es echado.
Alegre est el conde
y pidi agua para las manos,
Y pnenselo delante y dironselo apresurados.
Con los caballeros
que el Cid le haba dado,
Comiendo va el conde,
Dios, qu de buen grado!
Cerca de l estaba
el Campeador contado:
-Si bien no comis, conde, hasta ser de mi agrado,
Aqu haremos la morada, no nos partiremos ambos.
Entonces dijo el conde: -De voluntad y de grado!
Con estos dos caballeros
aprisa va yantando;
Contento est mo Cid,
que lo est mirando,
Porque el conde don Remn tan bien mova las manos.
-Si os agradare, mo Cid, para ir estamos preparados;
Mandad darnos las bestias y cabalgaremos privado;
Desde el da que fui conde,
no yant tan de buen
grado;
El placer que de ello tengo
no ser olvidado.
Danle tres palafrenes
muy bien ensillados
Y buenas vestiduras
de pellizones y de mantos.
El conde don Remn
entre los dos ha entrado;
Hasta el fin de la albergada, los escolt el castellano:
-Ya os vais, conde,
a guisa de muy franco;
En gracia os lo tengo lo que me habis dejado.
Si os viniere en mente
que quisiereis vengarlo,
Si me viniereis a buscar, hallarme podris,
y, si no, mandadme buscar: o de lo vuestro me dejaris
O de lo mo
llevaris algo.
-Holgad ya, mo Cid, estis en vuestro salvo;
Pagado os he
por todo este ao;
De veniros a buscar, ni an ser pensado.

Todos estn preparados,

cuando mo Cid esto hubo


hablado;
Haban tomado las armas y estaban sobre los caballos.
Vieron cuesta abajo
la fuerza de los francos;
Al pie de la cuesta,
cerca est del llano,
Mandolos herir mo Cid,
el Campeador contado.
Esto hacen los suyos
de voluntad y de grado;
Los pendones y las lanzas tan bien los van empleando;
A los unos hiriendo
y a los otros derrocando.
Ha vencido esta batalla
el Campeador contado;
Al conde don Remn
a prisin le han tomado.
All gan a Colada, que vale ms de mil marcos.
59
El conde cae prisionero y empieza una huelga de
hambre
All venci esta batalla
por lo que honr su barba.
Apresolo al conde,
para su tienda lo llevaba;
A sus servidores,
guardarlo mandaba.
Afuera de la tienda,
un salto daba;
De todas partes,
los suyos se juntaban;
Plugo a mo Cid,
pues grandes son las ganancias.
A mo Cid don Rodrigo,
gran comida le adobaban;
El conde don Remn
no se lo precia nada;
Llvanle los manjares,
delante se los presentaban;
l no lo quiere comer,
a todos los rechazaba:
-No comer un bocado
por cuanto hay en toda
Espaa;
Antes perder el cuerpo
y dejar el alma,
Pues que tales malcalzados me vencieron en batalla.
60
El Cid exhorta al conde a que coma
Mo Cid Ruy Daz
oiris lo que dijo:
-Comed, conde, de este pan y bebed de este vino;
Si lo que digo hiciereis,
saldris de cautivo;
Si no, en todos vuestros das,
no veris cristianismo.
61
El conde sigue la huelga de hambre
Dijo el conde don Remn:

-Comed, don Rodrigo, y


pensad en holgar,
Que yo me dejar morir,
que no quiero yantar.
Hasta el tercer da,
no le pueden acordar;
11

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Cantar II (Las bodas de las hijas del Cid)


64
El Cid se dirige hacia las costas levantinas
Aqu se comienza la gesta
de mo Cid el de Vivar
Tan ricos son los suyos
que no saben lo que han.
Poblado ha mo Cid
el puerto de Alucat;
Dejando a Zaragoza
y a las tierras de ac,
Y dejando a Huesca
y tierras de Montalbn,
Contra la mar salada,
empez a guerrear.
A oriente sale el sol
y tornose a esa parte.
Mo Cid gan a Jrica
y Onda y Almenar;
Tierras de Burriana
todas conquistado las ha.
65
Toma de Murviedro
Ayudole el Criador,
el Seor que est en el cielo;
l con todo esto
tom a Murviedro;
Ya vea mo Cid
que Dios le iba valiendo.
Dentro en Valencia,
no es poco el miedo.
71
Campaa de tres aos por los alrededores de
Valencia
En tierra de moros,
robando y ganando,
Y durmiendo los das
y las noches trasnochando,
En ganar aquellas villas,
mo Cid tard tres aos.
72
Asedio de Valencia. El Cid enva pregones por los
reinos cristianos
A los de Valencia,
escarmentado los han;
No osan salir fuera,
ni con l luchar;
Talbales las huertas
y les haca gran mal;
En cada uno de estos aos, mo Cid les quit el pan.
Mal se aquejan los de Valencia
que no saben cmo
obrar;
De ninguna parte que sea,
no les vena el pan;
Ni da consejo padre a hijo,
ni hijo a padre,
Ni amigo a amigo,
no se pueden consolar.
Mala cuita es, seores,
tener mengua de pan;
Hijos y mujeres
verlos morir de hambre!
Delante vean su duelo,
no se pueden ayudar;
Al rey de Marruecos,
tuvieron que avisar;
Con el de los Montes Claros, tena guerra tan grande;
No les dio consejo,
ni los vino a ayudar.
Spolo mo Cid,
de corazn le place;
Sali de Murviedro
una noche sin parar;
Amaneci a mo Cid
en tierras de Monreal.
Por Aragn y Navarra,
pregn mand echar;

A tierras de Castilla,
envi sus mensajes:
Quien quiera olvidar cuita
y riqueza ganar,
Viniese a mo Cid
que tiene ganas de cabalgar;
Cercar quiere a Valencia
para a cristianos la dar.
73
Pregn de los heraldos del Cid
-Quien quiera ir conmigo
a cercar a Valencia,
Todos vengan de grado,
ninguno a la fuerza;
Tres das le esperar
en el canal de Celfa.
74
Muchos guerreros acuden en ayuda del Cid. Cerco y
rendicin de Valencia
Esto dijo mo Cid,
el Campeador contado.
Tornbase a Murviedro,
que l se la ha ganado.
Llegaron los pregones, sabed, a todas partes.
Al sabor de la ganancia, no lo quieren retardar;
Muchas gentes se le acogen
de la buena cristiandad.
Creciendo va en riqueza
mo Cid el de Vivar;
Cuando vio las gentes juntadas, se empez a alegrar.
Mo Cid don Rodrigo
no lo quiso retardar;
Se march para Valencia y sobre ella se va a echar.
Bien la cerca mo Cid, que no haba falsedad;
Vdales salir
y vdales entrar.
Sonando van sus nuevas
todas a todas partes;
Ms le vienen a mo Cid,
sabed, que no se van.
Metiola en plazo
por si les viniesen a ayudar;
Nueve meses cumplidos,
sabed, sobre ella yace;
Cuando vino el dcimo,
se la tuvieron que dar.
Grandes son los gozos
que van por ese lugar,
Cuando mo Cid gan a Valencia y entr en la ciudad.
Los que fueron de a pie
caballeros se hacen;
El oro y la plata,
quin os lo podra contar?
Todos eran ricos
cuantos all hay.
Mo Cid don Rodrigo
la quinta mand tomar;
En el haber monedado,
treinta mil marcos le caen;
Y los otros haberes,
quin los podra contar?
Alegre estaba el Campeador con todos los que ha.
[]
77
El Cid pasa lista de los suyos y enva a Minaya con
presentes al Rey, pidiendo que deje salir a la mujer
y a las hijas del Cid
Mandolos venir a la corte
y a todos ellos juntar.
Cuando les hall,
por lista los hizo nombrar:
Tres mil seiscientos tena
mo Cid el de Vivar.
12

Antologa de literatura medieval

Algrasele el corazn y tornose a alegrar:


-Gracias a Dios, Minaya, y a santa Mara Madre!
Con muchos menos salimos
de la casa de Vivar;
Ahora tenemos riqueza,
ms tendremos adelante.
Si a vos pluguiere, Minaya, y no os cayere en pesar,
Enviaros quiero a Castilla, donde tenemos heredad,
Al rey Alfonso, mi seor natural;
De estas mis ganancias, que hemos hecho ac,
Darle quiero cien caballos
y vos dselos a llevar.
Despus, por m besadle la mano y firme se lo rogad
Por mi mujer y mis hijas,
que me las deje sacar.
Enviar por ellas y vos sabed el mensaje:
La mujer de mo Cid y sus hijas las infantes
De tal guisa irn por ellas
que con gran honra
vendrn
A esta tierras extraas
que nos pudimos ganar.
Entonces dijo Minaya:
-De buena voluntad.
Despus que esto han hablado, se empiezan a preparar.
Cien hombres le dio mo Cid a Minaya lvar Fez,
Para servirle en la carrera,
a toda su voluntad.
Y mand mil marcos de plata a San Pedro llevar,
Y que los diese
a don Sancho el abad.

Recibo estos caballos


que me enva de don.
Aunque plugo al Rey, mucho pes a Garca Ordez:
-Parece que en tierra de moros no hay vivo hombre,
Cuando as hace a su guisa
el Cid Campeador!
Dijo el Rey al conde: -Dejad esa razn,
Que en todas guisas
mejor me sirve que vos.
Hablaba Minaya all
a guisa de varn:
-Merced os pide el Cid, si os cayese en sabor,
Por su mujer doa Jimena y sus hijas ambas a dos:
Saldran del monasterio, donde l las dej,
E iran para Valencia al buen Campeador.
Entonces dijo el Rey: -Plceme de corazn.
Yo les mandar dar conducho mientras que por mi
tierra fueren;
De afrenta de mal
cuidarlas y de deshonor.
Cuando en cabo de mi tierra
estas dueas fueren,
Catad cmo las sirvis vos y el Campeador.
Odme, mesnadas,
y toda la mi corte:
No quiero que nada
pierda el Campeador;
A todas las mesnadas,
que a l dicen seor,
Porque los deshered, todo se lo suelto yo;
Srvanles sus heredades do fuere el Campeador;
Protjoles los cuerpos de mal y de sinrazn;
Por tal hago esto
que sirvan a su seor.
Minaya lvar Fez las manos le bes.
Sonriose el Rey,
tan bellido habl:
-Los que quisieren ir
a servir al Campeador
De m sean libres y vayan con la gracia del Criador;
Ms ganaremos en esto que en otro deshonor.
Aqu entraron en habla los infantes de Carrin:
-Mucho crecen las nuevas de mo Cid el Campeador;
Bien casaramos con sus hijas por menester de pro.
No la osaramos acometer
nos esta razn;
Mo Cid es de Vivar y nos de los condes de Carrin.
No lo dicen a nadie y ces esta razn.
Minaya lvar Fez del buen Rey se despidi.
Ya os vais, Minaya? Id con la gracia del Criador!
Llevad un portero creo que os ser de pro.
Si llevarais las dueas, srvanlas a su sabor.
Hasta dentro en Medina, denles cuanto menester les
fuere;
Desde all adelante,
cuide de ellas el Campeador.
Despidiose Minaya
y vase de la corte.

[]
82
Embajada de Minaya al Rey. Irritacin de Garca
Ordez. El Rey perdona al Cid y a su familia, y da
autorizacin a los que quieran ir con el Cid. Los
infantes de Carrin planean el matrimonio con las
hijas del Cid
-Merced, seor Alfonso,
por amor del Criador!
Besbaos las manos
mo Cid lidiador,
Los pies y las manos,
como a tan buen seor,
Que le hayis merced, as os valga el Criador!
Le echasteis de tierra,
no tiene el vuestro amor;
Aunque en tierra ajena, l bien lo suyo cumpli;
Ha ganado a Jrica
y a Onda por nombre;
Tom a Almenar
y a Murviedro que es mejor;
As hizo con Cebolla y despus con Castelln,
Y Pea Cadiella,
que es una pea fuerte;
Con estas todas,
de Valencia es seor
Obispo hizo de su mano
el buen Campeador;
E hizo cinco lides campales
y todas las gan
Grandes son las ganancias
que le dio el Criador.
He aqu las seales, verdad os digo yo:
Cien caballos
fuertes y corredores,
De sillas y de frenos,
todos guarnecidos son;
Bsaos las manos
y que los tomis vos;
Tinese por vuestro vasallo y a vos tiene por seor.
Alz la mano diestra,
el Rey se santigu:
-De tan grandes ganancias, como hizo el Campeador,
As me valga san Isidro!, plceme de corazn,
Y plceme de las nuevas que hace el Campeador;

86
Recibimiento del Cid a Jimena. El Cid corre a
Babieca en un alarde de gozo. Encuentro con doa
Jimena y sus hijas
Salan a recibir a las dueas
y al bueno de Minaya.
El que en buena hora naci
no lo retardaba:
Ensllanle a Babieca,
coberturas le echaban;
Mo Cid sali sobre l y armas de fuste tomaba;
Vistiose el sobremanto,
luenga trae la barba;
Dio una corrida,
sta fue tan extraa;
13

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

89
Las tropas de Marruecos acampan frente a Valencia

Por nombre Babieca,


el caballo cabalga;
Cuando hubo corrido, todos se maravillaban:
Desde ese da se preci Babieca en cuan grande fue
Espaa.
Al cabo de la corrida,
mo Cid descabalgaba;
Se dirigi a su mujer
y a sus hijas ambas.
Cuando lo vio doa Jimena,
aprisa se le echaba:
-Merced, Campeador,
en buena hora ceisteis
espada!
Sacado me habis
de muchas vergenzas malas.
Heme aqu, seor,
yo y vuestras hijas ambas;
Con Dios y con vos
buenas estn y criadas.
A la madre y a las hijas
bien las abrazaba;
Del gozo que tenan
de los sus ojos lloraban.
Todas las sus mesnadas
en gran deleite estaban;
Armas teniendo
y tablados quebrantando.
Od lo que dijo
el Campeador contado:
-Vos, querida y honrada mujer
y mis hijas ambas,
Mi corazn
y mi alma,
Entrad conmigo
en Valencia la casa,
En esta heredad
que os tengo ganada.
Madre e hijas
las manos le besaban;
Con tan gran honra, ellas en Valencia entraban.
Se dirigi mo Cid
con ellas al alczar.

Llegaron a Valencia, la que mo Cid ganado haba;


Hincaron las tiendas
y posan las gentes descredas.
Estas nuevas
a mo Cid eran venidas.
[]
96
Tras derrotar a Yusuf, el Cid manda nuevos
presentes al Rey
Alegres estn en Valencia
las gentes cristianas;
Tantos haberes tenan
de caballos y de armas!
Alegre est doa Jimena
y sus hijas ambas,
Y todas las otras dueas
que tienen por casadas.
El bueno de mo Cid
no lo tard por nada:
-Dnde estis, caboso?
Venid ac, Minaya.
De lo que a vos cay, vos no agradezcis nada.
De esta mi quinta,
os digo sin falla,
Prended lo que quisiereis,
lo otro me basta;
Y maana por la maana
os iris sin falla
Con caballos de esta quinta, que yo tengo ganada,
Con sillas y con frenos
y con sendas espadas,
Por amor de mi mujer
y de mis hijas ambas;
Porque as las envi
donde ellas son pagadas,
Estos doscientos caballos
irn en manda,
Que no diga mal el rey Alfonso
del que Valencia
manda.
Mand a Pero Bermdez
que fuese con Minaya.
Otro da de maana,
aprisa cabalgan
Y doscientos hombres
llevan en su compaa
Con saludos del Cid
que las manos le besaba:
De esta lid que ha ganado
doscientos caballos en
presente le enviaba.
Y lo servir siempre
mientras que tuviese el alma.

87
Suben las damas al alczar y contemplan la ciudad y
sus alrededores
All las suba,
al ms alto lugar.
Ojos bellidos
catan a todas partes;
Miran a Valencia, cmo yace la ciudad;
Y, de la otra parte, a ojo tienen el mar;
Miran la huerta,
frondosa es y grande;
Alzan las manos
para a Dios rogar
Por esta ganancia
cmo es buena y grande
Mo Cid y sus compaas
con tan gran sabor estn.
El invierno es ido
que marzo quiere entrar;
Deciros quiero nuevas
de la otra parte del mar,
De aquel rey Yusuf, que en Marruecos est.

[]
99
El Rey recibe con benevolencia la embajada. Garca
Ordez no puede reprimir la envidia

88
El rey de Marruecos viene a conquistar Valencia

El rey don Alfonso


estbase santiguando.
Minaya y Pero Bermdez
adelante han llegado;
Echronse a tierra
bajaron de los caballos;
Ante el rey Alfonso,
los hinojos hincados,
Besan la tierra
y los pies ambos:
-Merced, rey Alfonso,
sois tan honrado!
Por mo Cid el Campeador
todo esto os besamos;
A vos llama por seor
y tinese por vuestro vasallo;
Mucho aprecia el Cid
la honra que le habis dado.
Pocos das hace, Rey,
que una lid ha ganado
A aquel rey de Marruecos,
Yusuf por nombrado,
Con cincuenta mil,
arrancolos del campo.

Pesole al rey de Marruecos de mo Cid don Rodrigo:


-Que en mis heredades fuertemente se ha metido
Y l no se lo agradece
sino a Jesucristo.
Aquel rey de Marruecos juntaba sus efectivos;
Con cincuenta mil de armas todos fueron cumplidos;
Entraron sobre mar,
en las barcas son metidos;
Van a buscar a Valencia a mo Cid don Rodrigo;
Arribado han las naves, afuera eran salidos.

14

Antologa de literatura medieval

Y, haciendo yo a l mal
y l a m gran pro,
Del casamiento
no s si tendr sabor;
Mas, pues vos lo queris,
entremos en la razn.
A Minaya lvar Fez
y a Pero Bermdez,
El rey don Alfonso
entonces los llam;
A una cuadra,
l los apart:
-Odme, Minaya,
y Pero Bermdez, vos:
Srveme mo Cid, el Campeador,
l lo merece y de m tendr perdn;
Viniseme a vistas si de ello hubiese sabor.
Otros mandados hay
en esta mi corte:
Diego y Fernando,
los infantes de Carrin,
Sabor han de casar
con sus hijas ambas a dos;
Sed buenos mensajeros
y rugooslo yo
Que se lo digis
al buen Campeador:
Habr con ello honra
y crecer en honor
Por consagrar
con los infantes de Carrin.
Habl Minaya
y plugo a Pero Bermdez:
-Se lo rogaremos
lo que decs vos;
Despus, haga el Cid
lo que hubiere sabor.
-Decid a Ruy Daz,
el Campeador contado,
Que le ir a vistas
donde fuere aguisado;
Donde l dijere,
all sea el mojn.
Favorecerle quiero
a mo Cid en toda pro.
Despedanse del Rey;
con esto, tornados son.
Van para Valencia
todos cuantos ellos son.
Cuando lo supo
el buen Campeador,
Aprisa cabalga,
a recibirlos sali;
Sonriose mo Cid
y bien los abraz:
-Vens, Minaya,
y Pero Bermdez, vos!
En pocas tierras
hay tales dos varones.
Cmo son las nuevas
de Alfonso mi seor,
Si est contento
o recibi el don?
Dijo Minaya:
-De alma y de corazn.;
Est contento
y os da su amor.
Dijo mo Cid:
-Gracias al Criador!
Esto diciendo,
exponen la razn:
Lo que le rogaba
Alfonso el de Len
De dar sus hijas
a los infantes de Carrin;
Que le reportara ello honra
y crecera en honor;
Que se lo aconsejaba
de alma y de corazn.
Cuando lo oy mo Cid,
el buen Campeador,
Una gran hora
pens y medit:
-Esto agradezco
a Cristo mi seor.
Echado fui de tierra
y perdido el honor;
Con gran afn gan
lo que tengo yo;
A Dios lo agradezco
que del Rey tengo su amor
Y me piden mis hijas
para los infantes de Carrin.
Ellos son muy orgullosos
y tienen parte en la corte;
De este casamiento
no tendra sabor;
Mas, pues lo aconseja
el que ms vale que nos,
Hablemos de ello
y en la puridad estemos nos.
A fe Dios del cielo
nos acuerde en lo mejor!
[]

Los haberes que hizo son muy sobejanos;


Ricos han venido
todos los sus vasallos;
Y os enva doscientos caballos
y os besa las manos.
Dijo el rey don Alfonso: -Recbolos de grado.
Agradzcolo a mo Cid
que tal don me ha enviado.
An vea la hora
que de m sea pagado.
Esto plugo a muchos
y besronle las manos.
Pes al conde don Garca
y estaba muy airado;
Con diez de sus parientes,
aparte daban salto:
-Maravilla es del Cid
que su honra crece tanto!
Con la honra que l tiene
nos seremos afrentados;
Por vencer tan fcilmente
a los reyes en el campo,
Como si los hallase muertos,
ganarse los caballos.
Por esto que l hace,
nos tendremos menoscabo.
100
El Rey honra a los mensajeros del Cid
Habl el rey don Alfonso
y dijo esta razn:
-Agradezco al Criador y al seor san Isidro de Len:
Estos doscientos caballos
que me enva mo Cid.
Mi reino en adelante
mejor me podr servir.
A vos, Minaya lvar Fez
y a Pero Bermdez aqu,
Mndoos los cuerpos
honradamente servir y vestir,
Y guarneceros de todas armas
como vos quisiereis
aqu;
Que bien parezcis
ante Ruy Daz mo Cid;
Os doy tres caballos
y prendedlos aqu.
As como semeja
y la voluntad me lo dice,
Todas esta nuevas
para bien habrn de venir.
101
Los infantes de Carrin piden las manos de las hijas
del Cid
Besronle las manos
y entraron a posar;
Bien los mand servir
de cuanto menester han.
De los infantes de Carrin
yo os quiero contar,
Hablando en consejo
con todo secreto estn:
-Las nuevas de mo Cid
muy adelante van;
Demandemos sus hijas para con ellas casar;
Creceremos en nuestra honra
e iremos adelante.
Venan al rey Alfonso
con esta puridad:
102
Los infantes de Carrin proponen al Rey la solicitud
de matrimonio con las hijas del Cid. El Rey trata el
asunto con Minaya y Pero Bermdez, y pide vistas
con el Cid, que comunica por escrito la respuesta al
Rey
-Merced os pedimos,
como a Rey y a seor natural;
Con vuestro consejo
lo queremos hacer nos,
Que nos demandis
las hijas del Campeador;
Casar queremos con ellas a su honra y a nuestra pro.
Una gran hora
el Rey pens y medit:
-Yo ech de tierra
al buen Campeador,
15

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Recibiolos mo Cid
con todos sus vasallos;
A l y a su mujer,
delante se le humillaron,
E iban a posar
en un precioso escao.
Todos los de mo Cid
tan bien se han acordado,
Al que en buena hora naci, mientes estn prestando.
El Campeador
en pie se ha levantado:
-Pues que lo hemos de hacer,
por qu lo vamos
tardando?
Venid ac, lvar Fez, el que yo quiero y amo!
He aqu ambas mis hijas, pngolas en vuestra mano;
Sabis que al Rey
as se lo he mandado;
No lo quiero fallar por nada de cuanto hay acordado;
A los infantes de Carrin,
dadlas con vuestra mano
Y reciban las bendiciones
y vayamos acabando.
Entonces dijo Minaya:
-Esto har yo de grado.
Levntanse derechas
y metiselas en mano;
A los infantes de Carrin,
Minaya va hablando:
-Heos ante Minaya, ambos sois hermanos;
Por mano del rey Alfonso, que a m lo hubo mandado,
Os doy estas dueas, ambas son hijasdalgo,
Que las tomis por mujeres a honra y por contrato.
Ambos las reciben
con amor y con agrado;
A mo Cid y a su mujer
van a besar las manos.
Cuando hubieron hecho esto,
salieron del palacio,
Para Santa Mara, aprisa adeliando.
El obispo don Jernimo
revistiose apresurado,
A la puerta de la iglesia,
estbalos esperando;
Dioles las bendiciones,
la misa ha cantado.
()
Ricos tornan a Castilla los que a las bodas llegaron.
Ya se iban partiendo
estos hospedados,
Despidindose de Ruy Daz, el Campeador contado,
Y de todas las dueas y de los hijosdalgo;
Por pagados se parten de mo Cid y de sus vasallos.
Muy bien hablan de ellos,
como era aguisado.
Muy alegres estaban
Diego y Fernando;
Estos fueron hijos
del conde don Gonzalo.
Venidos son a Castilla
estos hospedados;
El Cid y sus yernos
en Valencia se han quedado;
All moran los infantes
bien cerca de dos aos;
Los amores que les hacen
eran muy sobejanos.
Alegre estaba el Cid
y todos sus vasallos.
Plega a santa Mara
y al Padre santo
Que se pague de ese casamiento
mo Cid o el que lo
hubo en algo!
Las coplas de este cantar
aqu se van acabando,
El Criador os valga
con todos los sus santos.

108
El Cid anuncia el casamiento a su mujer y a sus
hijas
Todos esa noche
fueron a sus posadas;
Mo Cid el Campeador
al alczar entraba;
Recibiolo doa Jimena
y sus hijas ambas:
-Vens, Campeador? En buenahora ceisteis espada!
Muchos das os veamos con los ojos de las caras!
-Gracias al Criador,
vengo, mujer honrada.
Yernos os traigo
con que tendremos ganancia;
Agradecdmelo, mis hijas, que bien os tengo casadas.
109
Doa Jimena acepta lo pactado por el Cid
Besronle las manos,
la mujer y las hijas,
Y todas las dueas
que las servan:
-Gracias al Criador
y a vos, Cid, barba vellida!
Todo lo que vos hacis es de buena guisa.
No sern menguadas
en todos vuestros das!
-Cuando vos nos casarais, padre, bien seremos ricas.
110
Recelo y justificacin del Cid sobre los matrimonios
-Mujer doa Jimena,
gracias al Criador!
A vos digo, mis hijas, doa Elvira y doa Sol:
Con este vuestro casamiento, creceremos en honor;
Mas, sabed bien la verdad,
que no lo levant yo;
Os ha pedido y rogado
Alfonso mi seor,
Tan firmemente
y de todo corazn
Que yo a ninguna cosa
no le supe decir no.
Os met en sus manos,
hijas, ambas a dos;
Bien me lo creis
que l os casa, que no yo.
111
Preparativos en Valencia. Recibimiento de los
infantes. Ceremonia civil y religiosa de los
esponsales. Regocijo de las bodas. Despedida de los
invitados
Pensaron en preparar
entonces el palacio,
Por el suelo y por arriba, tan bien encortinado;
Tanta prpura y tanta seda
y tanto pao preciado;
Sabor tendras de estar y de comer en el palacio.
Todos sus caballeros
aprisa se han juntado.
Por los infantes de Carrin,
entonces enviaron;
Cabalgan los infantes, adelante se dirigan al palacio
Con buenas vestiduras y ricamente ataviados;
De pie y a gusto,
Dios, qu quedos entraron!

16

Antologa de literatura medieval

Cantar III (de la afrenta de Corpes)


112
Episodio del len en la corte de Valencia. Miedo de
los infantes y serenidad del Cid
En Valencia estaba mo Cid con todos sus vasallos;
Con l ambos sus yernos, los infantes de Carrin.
Yaca en un escao,
dorma el Campeador;
Mal sobresalto,
sabed, que les pas:
Saliose de la red
y desatose el len.
En gran miedo se vieron
en medio de la corte;
Embrazan los mantos
los del Campeador
Y cercan el escao
y se ponen sobre su seor.
Fernn Gonzlez no vio donde se escondiese,
ni
cmara abierta ni torre;
Metiose bajo el escao,
tuvo tanto pavor!
Diego Gonzlez
por la puerta sali,
Diciendo por la boca:
No ver a Carrin!
Tras una viga lagar,
metiose con gran pavor;
El manto y el brial
todo sucio lo sac.
En esto despert
el que en buena hora naci;
Vio cercado el escao
de sus buenos varones.
Qu es esto, mesnadas,
o qu queris vos?
Ah, seor honrado!,
alarma nos dio el len.
Mo Cid apoy el codo,
en pie se levant;
El manto trae al cuello
y adeli para el len.
El len, cuando lo vio,
mucho se amedrent;
Ante mo Cid,
la cabeza humill y la boca baj.
Mo Cid don Rodrigo
del cuello lo tom
Y llvalo de diestro
y en la red le meti.
A maravilla lo tienen
cuantos all son;
Y tornronse al palacio
para la corte.
Mo Cid por sus yernos
demand y no los hall;
Aunque los estn llamando,
ninguno respondi.
Cuando los hallaron,
vinieron tan sin color.
No visteis tal burla
como iba por la corte!
Mandolo prohibir
mo Cid el Campeador.
Se sintieron muy ofendidos
los infantes de Carrin;
Gran cosa les pesa
de esto que les pas.
113
Bcar, rey de Marruecos, viene a poner sitio a
Valencia
Estando ellos en esto,
de lo que tenan gran pesar,
Fuerzas de Marruecos
a Valencia vienen a cercar;
Cincuenta mil tiendas plantadas hay de las caudales;
Este era el rey Bcar, si le osteis nombrar.
114
Miedo de los infantes antes de la batalla. El Cid se
muestra indulgente con ellos
Alegrbase el Cid
y todos sus varones

Pues les crece la ganancia,


gracias al Criador;
Mas, sabed, de corazn les pesa
a los infantes de
Carrin
Que vean tantas tiendas de moros
de que no tenan
sabor.
Ambos hermanos
aparte salidos son:
-Miramos la ganancia
y la prdida no;
Ya, en esta batalla,
tendremos que entrarnos.
Esto es aguisado
para no ver Carrin;
Viudas quedarn
las hijas del Campeador.
Oy la puridad
aquel Muo Gustioz;
Vino con estas nuevas
a mo Cid Ruy Daz el
Campeador:
-Ved qu pavor tienen vuestros yernos, tan osados
son!:
Por entrar en batalla desean Carrin.
Idlos a confortar, as os valga el Criador!;
Que estn en paz
y no hayan all racin.
Nosotros con vos venceremos y nos valdr el Criador.
Mo Cid don Rodrigo
sonriendo sali:
-Dios os salve, yernos, infantes de Carrin!
En brazos tenis mis hijas,
tan blancas como el sol;
Yo deseo lides
y vos a Carrin;
En Valencia holgad
a todo vuestro sabor,
Que de aquellos moros yo soy sabedor;
A vencerlos me atrevo con la merced el Criador.
[]
120
Satisfaccin del Cid por las supuestas proezas de sus
yernos
Grande fue el da en la corte del Campeador
Despus que esta batalla vencieron
y al rey Bcar
mat.
Alz la mano,
la barba se tom:
Gracias a Cristo
que del mundo es seor,
Cuando veo
lo que haba sabor:
Que lidiaron conmigo en el campo
mis yernos
ambos a dos;
Mandados buenos irn
de ellos a Carrin,
Cmo son honrados
y os tendrn gran pro.
[]
123
Resentido sonrojo de los infantes. Burlas de los
caballeros del Cid. Los infantes traman la venganza
A estas palabras,
habl don Fernando:
-Gracias al Criador
y a vos, Cid honrado;
17

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Y muchas vestiduras
de paos y de ciclatones.
Os dar dos espadas, a Colada y a Tizn;
Bien lo sabis vos
que las gan a guisa de varn;
Mis hijos sois ambos
cuando mis hijas os doy;
All me llevis
las telas del corazn.
Que lo sepan en Galicia
y en Castilla y en Len
Con qu riqueza envo mis yernos ambos a dos.
A mis hijas sirvis, que vuestras mujeres son;
Si bien las servs,
yo os dar buen galardn.
Otorgado lo han esto los infantes de Carrin;
Aqu reciben
las hijas del Campeador;
Comienzan a recibir
lo que el Cid mand.

Tantos haberes tenemos que no son contados.


Por vos tenemos honra
y hemos lidiado;
Pensad en lo otro que lo nuestro tenmoslo en salvo.
Los vasallos de mo Cid
estbanse solazando:
Quin lidiara mejor
o quin fuera a alcanzarlos;
Mas, no hallaban all
a Diego ni a Fernando.
Por estas burlas
que iban levantando,
Y las noches y los das tan mal escarmentndolos,
Tan mal se aconsejaron estos infantes ambos.
Ambos salieron aparte,
verdaderamente son
hermanos;
-De esto que ellos hablaron nos parte no tengamos:
Vayamos para Carrin,
aqu mucho retardamos;
Los haberes que tenemos
grandes son y sobejanos;
Mientras que viviremos,
no podremos gastarlos.

[]
126
El Cid manda a Flez Muoz que acompae a sus
hijas. ltimo adis.
-Do ests, mi sobrino, t, Flez Muoz?
Primo eres de mis hijas ambas de alma y de corazn!
Mndote que vayas con ellas hasta dentro en Carrin;
Vers las heredades que a mis hijas dadas son;
Con estas nuevas,
vendrs al Campeador.
Dijo Flez Muoz:
-Plceme de alma y de corazn.
Minaya lvar Fez
ante mo Cid se par:
-Tornmonos, Cid,
a Valencia la mayor;
Que, si a Dios pluguiere y al Padre Criador,
Las iremos a ver
a tierras de Carrin.
A Dios os encomendamos, doa Elvira y doa Sol;
Tales cosas haced
que nos den placer a nos.
Respondan los yernos:
-As lo mande Dios!
Grandes fueron los duelos
en la separacin;
El padre con las hijas
lloran de corazn;
As hacan
los caballeros del Campeador.
-Oye, sobrino,
, Flez Muoz!
Por Molina iris, all posaris una noche;
Saludad a mi amigo, el moro Abengalbn:
Reciba a mis yernos como l pudiere mejor.
Dile que envo a mis hijas
a tierras de Carrin;
De lo que necesitaren, srvalas a su sabor;
Desde all las acompae hasta Medina por mi amor;
Por cuanto l hiciere,
yo le dar por ello buen
galardn.
Como la ua de la carne,
ellos partidos son.
Ya se torn para Valencia el que en buena hora naci.
Pinsanse en ir
los infantes de Carrin.

124
Los infantes de Carrin traman vengarse en las
hijas del Cid que desconoce las intenciones de los
infantes. El Cid les entrega a sus hijas. Despedida de
Valencia
-Pidamos nuestras mujeres
al Cid Campeador;
Digamos que las llevaremos
a tierras de Carrin;
Las ensearemos do las heredades son;
Las sacaremos de Valencia de poder del Campeador;
Despus, en la carrera,
haremos nuestro sabor,
Antes que nos retraigan lo que aconteci con el len.
Nos de linaje somos de los condes de Carrin!
Haberes llevaremos grandes
que tienen gran valor;
Escarneceremos las hijas del Campeador.
Con estos haberes, siempre seremos ricos hombres;
Podremos casar con hijas de reyes o emperadores,
Que de linaje somos
de condes de Carrin.
As las escarneceremos a las hijas del Campeador,
Antes que nos retraigan
lo que fue con el len.
Con este consejo
ambos tornados son.
Habl Fernn Gonzlez
e hizo callar a la corte:
-As os valga el Criador,
Cid Campeador!
Que plazca a doa Jimena
y primero a vos,
Y a Minaya lvar Fez y a cuantos aqu son:
Dadnos nuestras mujeres,
que tenemos a bendicin;
Las llevaremos
a nuestras tierras de Carrin.
Las meteremos en las villas
que les dimos por arras
y por honores;
Vern vuestras hijas lo que tenemos nos;
Los hijos que hubiremos
en qu habrn particin.
Dijo el Campeador:
-Daros he mis hijas
y de lo mo algn don.
El Cid no se cuidaba de tan grande deshonor!
-Vos les disteis villas por arras en tierras de Carrin;
Yo les quiero dar en ajuar
tres mil marcos de valor;
Os dar mulas y palafrenes
lucidos de condicin;
Caballos para en diestro,
fuertes y corredores,

[]

18

Antologa de literatura medieval

Ensayndose ambos
cul dar mejores golpes.
Ya no pueden hablar doa Elvira y doa Sol;
Por muertas las dejaron
en el Robledo de Corpes.

128
Los infantes y sus mujeres se desvan de la comitiva.
La afrenta del Robledal de Corpes
Entrados son los infantes
al Robledo de Corpes;
Los montes son altos, las ramas pujan con las nubes;
Y las bestias fieras
que andan alrededor.
Hallaron un vergel
con una limpia fuente;
Mandan hincar la tienda
los infantes de Carrin;
Con cuantos ellos traen,
all yacen esa noche;
Con sus mujeres en brazos
demustranles amor.
Mal se lo cumplieron
cuando sala el sol!
Mandaron cargar las acmilas
con haberes de valor;
Han recogido la tienda donde albergaron de noche;
Adelante eran idos
los de criazn;
As lo mandaron
los infantes de Carrin:
Que no quedase all ninguno,
mujer ni varn,
Sino ambas sus mujeres,
doa Elvira y doa Sol:
Solazarse quieren con ellas
a todo su sabor.
Todos eran idos,
ellos cuatro solos son.
Tanto mal urdieron
los infantes de Carrin:
-Creedlo bien,
doa Elvira y doa Sol,
Aqu seris escarnecidas
en estos fieros montes.
Hoy nos partiremos
y dejadas seris de nos;
No tendris parte
en tierras de Carrin.
Irn estos mandados
al Cid Campeador;
Nos vengaremos en sta
por la del len.
All les quitan los mantos
y los pellizones;
Djanlas en cuerpo
y en camisas y en ciclatones.
Espuelas tienen calzadas
los malos traidores!
En mano prenden las cinchas resistentes y fuertes.
Cuando esto vieron las dueas,
hablaba doa Sol:
-Por Dios os rogamos,
don Diego y don Fernando,
nos!
Dos espadas tenis
tajadoras y fuertes;
A la una dicen Colada
y a la otra Tizn;
Cortadnos las cabezas, mrtires seremos nos.
Moros y cristianos
hablarn de esta razn;
Que, por lo que nos merecemos, no lo recibimos nos;
Tan malos ejemplos
no hagis sobre nos.
Si nos furemos majadas,
os deshonraris vos;
Os lo retraern
en vistas o en cortes.
Lo que ruegan las dueas
no les ha ningn pro.
Ya les empiezan a dar
los infantes de Carrin;
Con las cinchas corredizas, mjanlas tan sin sabor;
Con las espuelas agudas, donde ellas han mal sabor,
Rompan las camisas y las carnes a ellas ambas a dos;
Limpia sala la sangre
sobre los ciclatones.
Ya lo sienten ellas
en los sus corazones.
Cul ventura sera sta,
si pluguiese al Criador
Que asomase ahora
el Cid Campeador!
Tanto las majaron
que sin aliento son;
Sangrientas en las camisas
y todos los ciclatones.
Cansados son de herir
ellos ambos a dos,

129
Los infantes dejan abandonadas a las hijas del Cid
Llevronles los mantos
Mas djanlas apenadas
Y a las aves del monte
Por muertas las dejaron,

y las pieles armias,


en briales y en camisas,
y a las bestias de fiera guisa.
sabed, que no por vivas.

130
Los infantes se alaban por la afrenta
Cul ventura sera,

si asomase ahora el Cid


Campeador!
Los infantes de Carrin, en el Robledo de Corpes,
A las hijas del Cid
por muertas las dejaron
Que la una a la otra
no le torna recado.
Por los montes do iban, ellos se iban alabando:
-De nuestros casamientos,
ahora somos vengados;
No las debamos tomar por barraganas
si no
fusemos rogados,
Pues nuestras parejas no eran para en brazos.
La deshonra del len
as se ir vengando.
131
Sospecha de Flez Muoz que va en busca de sus
primas. Las encuentra, las reanima y las traslada a
San Esteban. La noticia de la afrenta llega al Rey y
al Cid. lvar Fez va a recogerlas a San Esteban
Alabndose iban
los infantes de Carrin.
Mas, yo os dir
de aquel Flez Muoz,
Sobrino era del Cid Campeador:
Mandronle ir adelante
mas de su grado no fue.
En la carrera do iba,
doliole el corazn;
De todos los otros,
aparte se sali;
En un monte espeso, Flez Muoz se meti
Hasta que viese venir sus primas ambas a dos
O qu han hecho
los infantes de Carrin.
Violos venir
y oy una razn.
Ellos no le vean
ni de ello tenan razn.
Sabed bien, si ellos le viesen, no escapara de muerte.
Vanse los infantes,
aguijan a espoln.
Por el rastro,
tornose Flez Muoz.
Hall a sus primas
amortecidas ambas a dos.
Llamando: Primas! Primas!, luego descabalgo.
At el caballo,
a ellas se dirigi:
-Ea, primas, las mis primas, doa Elvira y doa Sol!
Mal se ensayaron
los infantes de Carrin!
A Dios plega y santa Mara
que por ello prendan
mal galardn!
19

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Las va tornando en s a ellas ambas a dos.


No pueden decir nada, tanto de traspuestas son.
Partironsele las telas
de dentro del corazn.
Llamando: -Primas, primas, doa Elvira y doa Sol!
Despertad, primas,
por amor del Criador,
Mientras es de da, antes que entre la noche;
Que las bestias fieras no nos coman en este monte!
Van recobrando
doa Elvira y doa Sol;
Abrieron los ojos
y vieron a Flez Muoz.
-Esforzaos, primas, por amor del Criador!
Cuando no me hallaren
los infantes de Carrin,
Con gran prisa
ser buscado yo;
Si Dios no nos vale
aqu moriremos nos.
Con tan gran duelo hablaba doa Sol:
-As os lo pague, mi primo,
nuestro padre el
Campeador!
Dadnos del agua
as os valga el Criador!
Con un sombrero,
que tiene Flez Muoz,
Nuevo era y fresco,
que de Valencia sac,
Cogi del agua en l
y a sus primas dio;
Muy laceradas estn
y a ambas las hart.
Tanto las rog
hasta que las incorpor.
Las va confortando
y alentando el corazn
Hasta que esfuerzan,
y a ambas las tom;
Y, enseguida,
en el caballo las cabalg;
Con el su manto,
a ambas las cubri;
El caballo tom por la rienda y luego de all las sac.
()
Van estos mandados
a Valencia la mayor.
Cuando se lo dicen
a mo Cid el Campeador,
Un gran rato
pens y medit.
Alz la su mano,
la barba se tom:
-Gracias a Cristo,
que del mundo es seor,
Cuando tal honra me han dado
los infantes de
Carrin!
Por esta barba,
que nadie mes,
No la lograrn
los infantes de Carrin,
Que a mis hijas
bien las casar yo!
Pes a mo Cid
y a toda su corte,
Y a lvar Fez
de alma y de corazn.
Cabalg Minaya
con Pero Bermdez
Y Martn Antolnez,
el burgals de pro,
Con doscientos caballeros, los que mo Cid mand;
Djoles firmemente que anduviesen de da y de noche,
Que trajesen a sus hijas
a Valencia la mayor.

En buena hora te cri a ti en la mi corte!


Lleva el mandado a Castilla,
al rey Alfonso:
Por m bsale la mano,
de alma y de corazn,
Cmo yo soy su vasallo y l es mi seor
De esta deshonra que me han hecho
los infantes de
Carrin,
Que le pese al buen Rey de alma y de corazn.
l cas a mis hijas,
que no se las di yo;
Cuando las han dejado
con gran deshonor,
Si deshonra ah cabe
alguna contra nos,
La poca o la grande
toda es de mi seor.
Mis haberes se me han llevado, que sobejanos son;
Eso me puede pesar
con el otro deshonor.
Trigamelos a vistas o a juntas o a cortes,
Como haya derecho de los infantes de Carrin,
Que tan grande es el rencor
dentro en mi corazn.
Muo Gustioz
aprisa cabalg;
Con l dos caballeros,
que le sirvan a su sabor,
Y con l escuderos
que son de criazn.
Salan de Valencia
y andan cuanto pueden;
No se dan reposo
los das y las noches.
[.]
134
El rey don Alfonso convoca cortes en Toledo
-Decidle al Campeador,
que naci con buen hado,
Que en estas siete semanas
se prepare con sus
vasallos;
Vngame a Toledo,
esto le doy de plazo;
Por amor de mo Cid,
esta corte yo hago.
Saluddmelos a todos
entre ellos haya espacio;
De esto que les sucedi
an sern bien honrados.
Despidiose Muo Gustioz,
a mo Cid ha tornado.
As como lo dijo,
suyo era el cuidado:
No lo detiene por nada Alfonso el castellano;
Enva sus cartas
para Len y a Santiago;
A los portugueses
y a los gallegos van mandados,
Y a los de Carrin
y a varones castellanos:
Que corte haca en Toledo
aquel Rey honrado,
Al cabo de siete semanas,
que all fuesen juntados;
Quien no viniese a la corte no se tuviese por vasallo.
Por todas sus tierras,
as lo iban pensando,
Que no fallasen
a lo que el Rey haba mandado.
[]

[]

138
En las cortes, tras conseguir la devolucin de sus
regalos, el Cid sigue pidiendo justicia por la mayor
deshonra
Estos pagos en especie
mo Cid tomados los ha.

133
El Cid manda a Muo Gustioz para que pida
justicia al Rey. El Rey promete reparacin
-Do ests, Muo Gustioz,

mi vasallo de pro?
20

Antologa de literatura medieval

141
Fernn Gonzlez rechaza despectivamente la
acusacin del Cid
Fernn Gonzlez
en pie se levant;
Con altas voces,
oiris lo que habl:
-Dejaos vos, Cid, de esta razn;
De vuestros haberes
de todos pagado sois.
No acrecentis la contienda
entre nos y vos.
De linaje somos
de los condes de Carrin:
Debamos casar con hijas
de reyes o emperadores,
Que no pertenecan
hijas de infanzones.
Porque las dejamos
derecho hicimos nos;
Ms nos apreciamos, sabed, que menos no.

Sus hombres los tienen


y de ellos se ocuparn;
Mas, cuando esto hubo acabado,
pensaron luego en
algo ms:
-Merced, ay, Rey seor,
por amor de caridad!
El rencor mayor
no se me puede olvidar.
Odme toda la corte
y os pese de mi mal:
A los infantes de Carrin,
que me deshonraron tan
mal,
A menos de retos,
no los puedo dejar.
139
El Cid acusa solemnemente a los infantes
-Decid en qu os ofend,
infantes de Carrin,
En burlas o en veras
o en alguna razn?
Aqu lo reparar
a juicio de la corte.
Por qu me desgarrasteis
las telas del corazn?
A la salida de Valencia,
mis hijas os di yo,
Con muchos haberes
y con muy grande honor;
Si no las querais,
ya, perros traidores,
Por qu las sacabais
de Valencia sus honores?
Por qu las heristeis
con cinchas y espolones?
Solas las dejasteis
en el Robledo de Corpes
A las bestias fieras
y a las aves del monte;
Por cuanto les hicisteis,
menos valis vos.
Si no recurrs,
valo esta corte.

[]
149
El Rey sanciona los retos para resolver la demanda.
Vienen mensajeros de Navarra y de Aragn para
pedir las manos de las hijas del Cid
Dijo el rey Alfonso:
-Calle ya esta razn.
Los que han retado
lidiarn, as me salve Dios!
As como acaban
esta razn,
He aqu dos caballeros entraron por la corte;
Al uno llaman Ojarra y al otro igo Ximenoz;
El uno es del infante de Navarra y el otro del infante
de Aragn.
Besan las manos
al rey don Alfonso;
Piden sus hijas
a mo Cid el Campeador
Para ser reinas
de Navarra y de Aragn;
Y que se las diesen
a honra y a bendicin.
A esto callaron
y escuch toda la corte.
Levantose en pie
mo Cid el Campeador:
-Merced, rey Alfonso,
vos sois mi seor!
Esto agradezco
yo al Criador,
Cuando me las demandan
de Navarra y de Aragn.
Vos las casasteis antes,
que yo no;
He aqu mis hijas,
en vuestras manos son;
Sin vuestro mandato,
nada har yo.
Levantose el Rey,
hizo callar a la corte:
-Rugoos, Cid,
caboso Campeador,
Que plega a vos
y lo otorgar yo;
Este casamiento hoy se otorgue en esta corte,
Que os crece en ello honra
y tierra y honor.
Levantose mo Cid,
al Rey las manos le bes:
-Cuando a vos place,
otrgolo yo, seor.
Entonces dijo el Rey: -Dios os d por ello buen
galardn!
A vos, Ojarra,
y a vos, igo Ximenoz,
Este casamiento
os lo otorgo yo
De las hijas del Cid, doa Elvira y doa Sol,
Para los infantes
de Navarra y de Aragn,
Que os las d
a honra y a bendicin.

140
Confrontacin entre Garca Ordez y el Cid
El conde don Garca en pie se levantaba:
-Merced, oh Rey,
el mejor de toda Espaa!
Enviciose mo Cid
a las cortes pregonadas;
Dejola crecer
y luenga trae la barba;
Los unos le tienen miedo y a los otros espanta.
Los de Carrin
son de estirpe tan alta
Que no las deban querer a sus hijas por barraganas;
Y quin se las diera por iguales o por veladas?
En derecho obraron porque han sido dejadas
Cuanto l dice,
no se lo apreciamos nada.
Entonces el Campeador
cogiose la barba:
-Gracias a Dios
que cielo y tierra manda!
Por eso es luenga
que con regalo fue cuidada.
Qu tenis vos, conde, para reprochar mi barba?
Que desde que naci
con regalo fue cuidada,
Que no me cogi de ella hijo de persona humana;
Ni me la mes
hijo de moro ni de cristiana,
Como yo a vos, conde, en el castillo de Cabra.
Cuando tom a Cabra
y a vos por la barba,
No hubo all rapaz
que no mes su pulgarada;
La que yo mes,
an no es igualada.

21

Departamento de Lengua Castellana y Literatura

Grandes son los pesares


por tierras de Carrin.
El Rey a los de mo Cid
de noche los envi,
Que no les diesen salto
ni tuviesen pavor.
A guisa de prudentes
andan das y noches;
Helos en Valencia
con mo Cid el Campeador;
Por malos los dejaron
a los infantes de Carrin;
Cumplido han la deuda
que les mand su seor;
Alegre fue con esto
mo Cid el Campeador.
Grande es la deshonra
de los infantes de Carrin:
Quien a buena duea escarnece
y la deja despus,
Tal le acontezca
o siquiera peor!
Dejmonos de pleitos
de los infantes de Carrin;
De lo que han recibido, tienen muy mal sabor;
Hablemos de ste
que en buena hora naci.
Grandes son los gozos
en Valencia la mayor,
Porque tan honrados fueron
los del Campeador
Tomose la barba
Ruy Daz su seor:
-Gracias al Rey del cielo,
mis hijas vengadas son!
Ahora las tengan libres las heredades de Carrin!
Sin vergenza las casar
pese a quien pese o a
quien no.
Anduvieron en pleitos los de Navarra y de Aragn;
Tuvieron su consulta con Alfonso el de Len;
Hicieron sus casamientos
con doa Elvira y con
doa Sol.
Los primeros fueron grandes
mas estos son mejores;
Con mayor honra las casa
que lo que primero fue:
Ved cual honra crece
al que en buena hora naci,
Cuando seoras son sus hijas
de Navarra y Aragn.
Hoy los reyes de Espaa
sus parientes son;
A todos alcanza honra por el que en buena hora naci.
Dejado ha este siglo el da de quincuagsima.
De
Cristo haya perdn!
As hagamos nos todos
justos y pecadores!
Estas son las nuevas
de mo Cid el Campeador;
En este lugar,
se acaba esta razn.

Levantose en pie
Ojarra e igo Ximenoz;
Besaron las manos del rey don Alfonso;
Y, despus,
de mo Cid el Campeador.
Hicieron las fes
y los homenajes dados son:
Que, como es dicho,
as sea o mejor.
A muchos place
de toda esta corte,
Mas no place
a los infantes de Carrin.
[]

152
Los caballeros del Cid vencen los desafos. Regreso a
Valencia. Alegra del Cid. Segundos matrimonios de
las hijas del Cid. Muerte del Cid. Fin del Cantar
Los dos han vencido;
os dir de Muo Gustioz,
Con Asur Gonzlez
cmo se comport.
Dbanse en los escudos
unos tan grandes golpes;
Asur Gonzlez,
forzudo y de valor,
Dio en el escudo
a don Muo Gustioz;
Tras el escudo,
pasole la guarnicin;
En vaco dio la lanza,
que en carne no le entr.
Este golpe recibido,
otro dio Muo Gustioz,
Tras el escudo,
pasole la guarnicin,
Por medio de la bloca
el escudo le quebrant;
No le pudo guardar,
pasole la guarnicin,
Aparte le cogi,
que no cabe el corazn;
Metiole por la carne adentro
la lanza con el pendn;
Por la otra parte,
una braza se la sac;
Con l dio un giro,
de la silla lo movi;
Al tirar de la lanza,
en tierra lo ech;
Bermejo sali el astil y la lanza y el pendn.
Todos piensan
que herido es de muerte.
La lanza recobr
y sobre l se par.
Dijo Gonzalo Ansrez: -No le hiris, por Dios!
Vencido es el campo,
cuando esto se acab!
Dijeron los fieles:
-Esto afirmamos nos.
Mand despejar el campo el buen rey don Alfonso;
Las armas que all quedaron
l se las tom.
Por honrados se parten
los del buen Campeador;
Vencieron esta lid,
gracias al Criador.

Quien escribi este libro


dele Dios paraso, amn!
Per Abbat le escribi
en el mes de mayo,
En era de Mill e CC (e) XLV aos.

22

También podría gustarte