Poseída Por Los Reptilianos
Poseída Por Los Reptilianos
Poseída Por Los Reptilianos
1
El Capitn Marduk la aferr con fuerza contra s,
empotrando el rostro de Kendra contra la pared. Ya era la
cuarta vez que la posea. No haba dejado ningn rincn de su
cuerpo, ninguna oquedad, sin explorar. Ninguna. Ahora estaba
exhausta y dolorida, pero la pasin la embriag y, al sentirse
sometida, sin posibilidad de escape ante el fuerte abrazo, se
abandon y se dej hacer. Afront los fuertes embates con
gemidos cansados, tenues, pero llenos perverso deleite.
Haca un ao, su vida era radicalmente opuesta. Sola, con
el corazn roto por un desengao, haba querido reducirse a la
nada, desaparecer de la existencia sin dejar rastro.
El detonante de esta situacin fue el hecho de encontrar al
hombre que durante aos fuera su amante, retozando en su
propia cama con una compaera de trabajo. Semejante acto de
traicin la impuls a dar un cambio radical a su vida.
La posibilidad de un viaje a un planeta desconocido, en su
calidad de xenobiloga, le haba proporcionado esa oportunidad.
Era posible que nunca ms volviera a la tierra, incluso poda ser
que encontrara la muerte en aquella alocada aventura, pero le
daba igual, la vida haba perdido el sentido para ella.
Nunca supuso que encontrara el amor en los brazos del
hombre que ahora estrujaba sus turgentes senos, redondos y
abultados, con tanta fuerza que hacan que placer y dolor se
mezclaran en una corriente que manaba en forma lquida de su
entrepierna y chorreaba por sus muslos, aumentando la
excitacin de l.
Al principio haba sido consciente de la miradas furtivas
que l le dedicaba en el comedor o cuando se cruzaban por los
aspticos pasillos del carguero estelar.
Por eso no se sorprendi el da que, al ir a entregar un
informe, l sell la salida del despacho, y se le acerc sin
palabras, con la mirada ardiendo de deseo, despojndola de sus
ropas sin que pudiera ofrecer ms resistencia que una leve
exclamacin de fingida sorpresa.
Los cuatro meses de viaje que tardaron en rebasar Orin
haban transcurrido en un trrido romance que tena lugar en
los resquicios de la vida cotidiana en la nave que quedaban
ocultos a los dems, en los servicios, en el despacho, en el muelle
de carga, cualquier lugar solitario era escenario ideal para
aquellos encuentros ardientes que hacan que su cuerpo se
estremeciera con la mera evocacin del recuerdo.
Poco a poco esa pasin silenciosa, oculta, haba ido forjando
un amor arrebatador que actu de blsamo para las heridas de
Kendra.
Todas las noches atravesaba los pasillos vacos y blancos de
la nave para ir al encuentro de Marduk de manera furtiva.
2
A la maana siguiente le fue difcil disimular durante el
desayuno. Todos hablaban de temas intrascendentes, de forma
relajada, aunque la expectacin flotaba oculta entre el rumor de
las conversaciones. Hoy llegaran al planeta Xenin. Era un
evento trascendente en la historia de la humanidad: el primer
planeta habitable ms all de Orin. Kendra formaba parte de
una expedicin escogida entre los mejores cientficos, y Marduk,
rudo y viril, con su cuerpo atltico y su mentn cuadrado
poblado de hirsuta barba de pocos das, no poda formar parte
sino del equipo tctico de militares que se encargaran de su
proteccin.
Ms all de su fro y disciplinado aspecto, nadie poda
sospechar que, bajo el pecho de aquel hombre, herva un volcn
de tormentosa pasin que se liberaba todas las noches cuando
despojaba a Kendra de su ajustado uniforme y repasaba con su
lengua las hendiduras ms ntimas de esta. Nadie poda
sospechar como perda el control de sus impulsos cuando la
someta, cuando, tras haberla expuesto prcticamente a una
violacin por todas las vas que permitan la anatoma de
Kendra, la obligaba, aferrando su cabeza fuertemente por la
nuca, a lamer el culmen de su pasin, la amarga miel de perlas
que se esparca en manchas irregulares por el suelo.
Lo amaba como no haba amado a otro hombre, porque
saba que en sus manifestaciones de pasin no haba ambages ni
segundas intenciones. Tan solo quera poseerla y estar con ella,
hacer que se plegara a todos sus deseos sin remisin aunque, a
cambio, saba, pues se lo haba prometido l, un hombre de
voluntad inquebrantable y mentalidad temeraria, que estaba
dispuesto a dar la vida por ella, y ella saba que su juramento
era cierto como cierta era la locura y pasin que lo invadan
cada vez que vea su cuerpo femenino desnudo recortado contra
la superficie del lecho de la limitada cpsula de descanso, en los
barracones de los mandos.
Cada noche retozaban hasta que el sueo los sorprenda
desnudos en el estrecho cubculo.
Lo que no conoca era cun cierto era el juramento como,
por desgracia, tendra oportunidad de comprobar en breve.
Cada noche Kendra tena que despertarse antes de que la
vida volviera a ocupar pasillos y estancias para regresar a sus
aposentos, asearse y personarse en su puesto. Aunque ambos
estaban agotados por semejante ritmo, la pasin estimulaba sus
corazones como el ms potente de los combustibles, haciendo que
el cansancio se disipara ante la ansiedad de la llegada del
momento en que podran estar a solas sintiendo piel contra piel,
aliento con aliento.
Era lo que haca que los meses de claustrofbica reclusin
en esa instalacin gigantesca, impersonal y fra, pasaran como
3
A continuacin se desat el caos, la nave comenz a girar
sobre su eje, y Kendra se golpe en la cabeza.
Los sistemas de navegacin se haban visto afectados, Los
blindajes energticos descendieron drsticamente, algunos
sistemas colapsaron, y el ncleo del propulsor entr en estado
crtico, amenazando con explotar si no se restablecan los
circuitos refrigerantes que proporcionaban homeostasis al flujo
de neutrones que alimentaba los motores de propulsin.
Inconsciente como estaba, no pudo ver como un maltrecho
titn abri la puerta de su estancia, ensangrentado, sacando
fuerzas tan solo de los sentimientos que le unan a aquella
mujer, para, en un ltimo esfuerzo, levantarla en brazos y
llevarla hasta una de las cpsulas de escape, la nica que no
haba quedado daada por las explosiones que se haban
generado al entrar la bandada de animales en los propulsores.
A su paso fue consciente de que, aunque alguien haba
logrado estabilizar la nave, el estado de los sistemas era
irrecuperable. Las explosiones haban causado muchas bajas,
algunas de la cuales se contaban entre personal imprescindible
para el manejo de la mole de acero que ahora gema como un
animal malherido.
Los cadveres yacan esparcidos por los pasillos, los heridos
pululaban desorientados. Algunos haban sido lanzados al vaco
por la diferencia de presin a travs e los huecos que se haban
abierto en el casco.
Una lgrima descendi por el rostro de Marduk, paralela al
reguero de sangre que manaba de su frente, cuando, tras darle
un ltimo beso, la introdujo en el mdulo de escape con el mismo
cuidado con el que un nio deposita su tesoro ms preciado en
una caja de zapatos. En un ltimo estertor program la
expulsin. La explosin que seg su vida a punto estuvo de
reventar la cpsula de escape, que vibr por la onda expansiva
antes de caer entre las frondas del infierno esmeralda que
tapizaba la superficie del planeta.
4
Kendra despert con el cuerpo agitado. Fuera de la cpsula,
la recibieron los ruidos susurrantes de la jungla, y el miedo de
saberse presa en un ecosistema hostil le hizo vomitar todo lo que
no haba vomitado ya en la nave.
Sac el kit de supervivencia que inclua la cpsula. Se ci
a la cabeza la diadema teleptica, comprob el estado de las
cargas del can de plasma y se dispuso a buscar refugio, pues
en mitad del bosque era presa fcil para los megalticos
predadores que haba contemplado desde el cielo.
El miedo la espole arrebatando cualquier instante para
caer presa de nostalgia, sentimentalismos o autocompasin. Su
cerebro profundo tom el mando de la situacin, convirtindola
en un animal, disponindola para la lucha por la pervivencia.
En un principio decidi que tena que salir de la selva a
campo abierto para tratar de orientarse. Localizara un pico alto
y despejado y trepara a l para instalar el emisor de seales de
emergencia. Tendra que construirse un refugio, buscar una
fuente de agua potable y encontrar comida.
En su deambular oy un ruido entre la maleza. Se gir
aterrada, con el tiempo justo para saltar a un lado. Una enorme
serpiente, con la cabeza del tamao de un transporte terrestre
motorizado, pas a escasos centmetros de su costado
chasqueando las mandbulas. La mujer cay al suelo y el can
de plasma se le escurri de las manos. La bestia gir el cuerpo,
mirndola; no haba terminado de pasar en toda su extensin,
que Kendra estim que sera superior a los treinta metros.
Cuando las fauces se abrieron para descargar la mortal
mordedura que la reunira con Marduk, el animal solt un
potente silbido de dolor y se gir hacia atrs.
En ese momento la humana contempl a un ser que deba
estar emparentado con un tiranosaurio. Morda con ferocidad a
la enorme serpiente. Otro de aquellos enormes monstruos aferr
a la gigantesca culebra cerca de la mandbula.
Entonces, Kendra los vio.
Las enormes bestias no eran sino monturas de unos
humanoides reptilianos de cuerpos estilizados, que portaban
robustas lanzas con las que hirieron de muerte a la serpiente.
La exploradora aprovech la confusin del combate para
huir, pero los dinosaurios tenan una mayor zancada. La
alcanzaran en unos instantes, no caba duda. Se gir con
rapidez, afianz los pies en el suelo y efectu un disparo sobre la
ms cercana de las criaturas, que se desplom con un boquete en
el pecho. Las otras dos la rodearon y, antes de que pudiera
reaccionar, uno de sus jinetes le haba arrebatado el arma con
un gil golpe del asta de su lanza. El jinete del dinosaurio muerto
se acerc hacia ella. Sus rasgos reptilianos eran inexpresivos,
5
A pesar de su brillo escamoso, el pene de Jurdak era sedoso
y suave como un susurro. Aquel apndice fro y serpenteante la
sorprendi, hacindola estremecer por la sensacin trmica.
Pareca tener entidad propia, al estar dotado de la misma
musculatura que el cuerpo de una serpiente, y, al igual que un
ofidio, comenz a introducirse, gruesa, perversa, enorme, en su
vagina, contonendose, ondulando hacia los lados, hacindola
sentir plena, a punto de reventar de placer. La polla de la prfida
criatura pareca expandirse llenndola de sensaciones, haciendo
que descubriera rincones de s misma que nunca haba conocido
y que la llevaron a una locura de xtasis.
Envuelta por oleadas de placer, apenas pudo dar crdito a
sus percepciones cuando not como, con lentos y serpentinos
movimientos, la enorme trompa se doblaba sobre s misma sin
perder un pice de dureza, lo que ocasion que su sexo casi
estallara en el proceso.
Tras una breve punzada, not como la punta de la enorme
y escamosa verga sala, sin dejar de llenarla con su nico
pliegue, y se introduca por su culo, que se hallaba dilatado por
el placer. El apndice maligno y verdoso exudaba un lquido
sedoso, que tal y como ya haba comprobado, posea propiedades
que amplificaban el placer, generando una sobrecarga de
endorfinas que eliminaban el dolor que un miembro de
semejante grosor y dimensiones le hubiera ocasionado al
introducirse en su trasero de forma tan sbita.
La extensin de Jurdak comenz a vibrar como un ro de
gozo que hizo enloquecer a Kendra, que comenz a gritar de
placer. En ese momento, el calor de las entraas de la mujer se
hizo intenso, debido a la excitacin, haciendo que el jefe
experimentara una sensacin nueva por completo en aquel
planeta.
Tras unas horas de imparable desenfreno sexual, ambos
cayeron agotados. El jefe se ci al cuerpo de Kendra. Su calor le
resultaba adictivo, tranquilizador, haca que quisiera estar cerca
de ella, lo cual era extrao, pues, entre los hombres reptil, lo
habitual era, que tras un apareamiento salvaje, macho y
hembra se separaran sin ms, de forma fra, insensible.
Mientras, en su cabaa, Jaakan aoraba la tibieza que
durante tres das haba disfrutado. La hembra reptiliana que
yaca ahora en posicin de cpula junto a l no le atraa lo ms
mnimo. Se hallaba cegado por el ansia del calor, del olor, del
sabor de la piel humana.
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Jurdak se despert bruscamente. Aletargado por el
cansancio de tantas horas de cpula, no haba sentido a Jaakan
y sus secuaces penetrar en sus aposentos. Ahora l y Kendra
estaban inmovilizados.
Vamos a morir, se dijo la humana. Jaakan se acerc a
ella con premeditada lentitud. En su mano derecha portaba un
afilado cuchillo de obsidiana, cuyas negras y afiladas aristas
brillaron bajo el resplandor de un haz de luz que entraba por la
ventana, como un presagio de violencia, dolor y muerte. Sin
embargo Jaakan separ sus muslos lentamente, y comenz a
penetrarla con fuerza delante de Jurdak, para dejar clara su
prevalencia como macho alfa.
El cautivo grit, enloquecido por la ira, al ver el rostro de
Kendra embargado por un inevitable placer, inducido por las
feromonas reptilianas que se introducan ms y ms en su
torrente sanguneo con cada penetracin. Pero los secuaces del
villano reptil lo tenan bien aferrado. Una vez Jaakan
experiment un orgasmo, decidieron llevar a la pareja al centro
del pueblo, al lugar de reuniones.
All, Jaakan aniquilara al jefe, tomara el mando, y Kendra
sera su esclava para siempre.
La exploradora trat de pensar con rapidez. En el centro del
pueblo se congregaba una multitud escamosa, expectante,
ansiosa de noticias.
El gua espiritual sali al paso de la comitiva. Reprendi
con dureza al usurpador. Si mataba a traicin a un jefe electo, la
maldicin caera sobre la tribu, se secaran los pozos, la caza
abandonara sus bosques, y la desolacin se cernira sobre el
clan.
Mantuvieron una acalorada discusin, pero, finalmente
Jaakan decidi saldarla ensartando al opositor con su lanza.
Todo el pueblo contuvo un silbido de estupefaccin.
Jaakan se volvi amenazando a los presentes con su lanza.
La mujer sera suya, y de nadie ms, y desde ese momento l
sera el lder indiscutible de la aldea, y quien se negara a cumplir
sus rdenes acabara como el viejo.
Viendo a Jurdak, el ms poderoso de los hombres lagarto,
sometido, ninguno de sus aliados os pronunciarse.
El destino estaba fijado.
Kendra trat de localizar a las monturas de la patrulla que
la haba apresado. Quizs hubiera una posibilidad de salvarse y
no ser esclava de un ser violento y cruel que no dudara en
devorarla cuando se cansara de sus encantos humanos.
Los aliados de Jaakan comenzaron un baile ritual, para
oficializar el sacrificio que iba a ser llevado a cabo.
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La presente nota informa que sobre la obra y/o prestacin
titulada "Poseida por los reptilianos", registrada el 13-nov-2013
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