DABAT-Historia de La Ed
DABAT-Historia de La Ed
DABAT-Historia de La Ed
La presente Unidad cubre -cronolgicamente- un lapso de 30 aos (194575) y coincide con la cima del desarrollo industrial occidental, perodo en que
se obtuvieron los mayores resultados en cuanto a produccin, inversiones en
capital y trabajo y comercio internacional. Al mismo tiempo, aunque con desniveles, la industria moderna se instala en todo el planeta. No se trata de una casualidad ni una divisin caprichosa, sino que pone en evidencia la estrecha relacin entre Latinoamrica y el mundo industrializado. El perodo abarca el fin de
la Segunda Guerra Mundial, la crisis del petrleo y la guerra fra.
Aunque perifricos, los pases de la regin ligan inevitablemente sus destinos
a los del industrialismo, y ste opera las crisis y fracturas de las sociedades tradicionales latinoamericanas. Precisamente su resistencia a desaparecer o a modernizarse est en la raz de los conflictos sociales y polticos que asolaron la
regin, algunos con graves derivaciones. Los relativos equilibrios de poder internos en los diferentes pases prolongaron una mutacin necesaria y dieron lugar
a numerosas experiencias polticas de distinto signo, tanto promovidas por las
aristocracias, los ejrcitos, las masas o los poderes internacionales, o una combinacin de sectores de todos ellos.
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En las distintas expresiones de la crisis latinoamericana, la educacin ocup un rol central, y en ella se depositaron expectativas que -en algunos casosno era dable esperar de los sistemas institucionalizados. La ilusin de que desde la educacin se obtendran todas las transformaciones superaba lo posible.
Simplemente, porque la educacin no es la nica variable presente en procesos
sociales de magnitud general y, a su vez, es una variable dependiente de otras
constitutivas de la estructura social.
En este perodo, se desarrollaron procesos significativos en la historia latinoamericana y no hubo pas que escapara a dictaduras, golpes de estado, intentos revolucionarios, salidas institucionales o procesos populares de variada inspiracin.
Nosotros atenderemos sintticamente a dos procesos: uno -aunque con expresiones similares en otros pases- netamente argentino: el peronismo; y otro,
de carcter ms general: el desarrollismo.
4.1.1. La dcada peronista
Hoy es el Da del Trabajo
unidos por el amor de Dios;
al pie de la Bandera Sacrosanta
juremos defenderla con Honor!
Himno al Trabajo
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vas que la nueva situacin haba generado en la poblacin civil, pronto se fueron frustrando y el descreimiento cubri otra vez el escenario poltico.
Gracias a estos vaivenes, Pern -incorporado al gobierno el 27 de Octubre
de 1943- rpidamente inici su ascenso no slo en la estructura poltica, sino
tambin en la consideracin pblica y en sus relaciones con la dirigencia. Con la
colaboracin del espaol Jos Miguel Francisco Luis Figuerola y Tresols (vinculado al franquismo) convirti el Departamento en Secretara de Trabajo y Previsin desde donde se propuls a la Vicepresidencia y a la Presidencia Constitucional de la Nacin el 4 de Junio de 1946 (cargo que ocup hasta su derrocamiento el 16 de Septiembre de 1955).
Desde su aparicin en los niveles pblicos del gobierno, Pern desarroll
una intensa tarea poltica ascencional que se apoy -en primera instancia- en el
mundo del trabajo y las cuestiones sociales. Figuerola le hizo conocer la realidad -era Director del Departamento de Estadstica- y con l dise sus planes
de accin social, que fueron prefigurando su doctrina de Justicia Social, eje desde el que estructurara toda su accin posterior. Pern cont en aquel perodo
con una favorable condicin: la ausencia de congreso, lo que le permita legislar
con audacia aprovechando incluso las debilidades generales del gobierno. Ejemplo de ello fue la promulgacin del Estatuto del Pen de Campo, que quebr una
inveterada tradicin de explotacin y desprecio, que redundara en slidos rditos polticos.
Obviamente Pern -que ya vislumbraba la posibilidad real de acceder al poder por va constitucional- no se limit a la accin burocrtica oficial, sino que
se dio a la tarea de construir bases polticas en que sustentar sus aspiraciones.
Para ello, apunt a dos sectores: uno tradicional y otro nuevo. El tradicional, fue
la clase poltica. Pern no descart el dilogo con ningn sector, incluidos los
conservadores, comunistas, socialistas y radicales. Su intencin era doble: conocer las claves del manejo poltico de la dirigencia, y construir alianzas diversas
trascendiendo las organizaciones, dirigindose a las personas. No tuvo xito con
los altos dirigentes (el caudillo radical cordobs Sabattini rechaz toda posibilidad de alianza), pero s con los ms combativos de segunda lnea que compartan elementos comunes con su nacionalismo antiimperialista.As, logr la adhesin tanto de los radicales Arturo Jauretche y Hortensio Quijano (su primer Vicepresidente), como del socialista Borlenghi, el conservador Remorino y el laborista Reyes. Pern quera romper la estructura tradicional de los partidos, a
los que despreciaba por su burocratismo, alejamiento de la realidad, clientelismo y desgaste en luchas intestinas que eran las ms de las veces personales.
Pero el sector nuevo en la gran poltica y que le dara los mayores dividendos, fue el sindical. Pern no invent el sindicalismo en la Argentina (el que, por
otro lado, llevaba una historia de al menos 70 aos de organizacin y luchas, desde las primeras instituciones de socialistas y anarquistas inmigrantes, protagonistas de mltiples huelgas y proyectos cuasi insurreccionales, como los que originaron los hechos de la semana trgica o de la Patagonia), sino que busc darle un rol protagnico en la poltica y sustentarse en l, al tiempo que lo convirti en una organizacin paraestatal y lo dirigi. Su estrategia fue la misma que
en el caso de los polticos: interminables reuniones en la Secretara de Trabajo
y Previsin que lo llevaron a un conocimiento ntimo del mundo del trabajo, de
las necesidades de la clase, de las posibilidades de acciones desde el Estado, tareas a travs de las cuales construy una compleja red de relaciones y lealtades
que mostraron una inusitada eficacia a la hora de ponerlas en juego. Su respuesta: las acciones jurdicas y administrativas reclamadas por la dirigencia.
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sindical
dirigencia
poltica
difunde
ejecuta
masa
inspira
recibe
sostiene
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DESTINATARIOS
de la accin poltica
EJES
de la accin poltica
ACCIONES
polticas
NIEZ
Derechos...........................legislacin-doctrina
Salud.................................prevencin-vacunacinnutricin
Educacin.........................edificacin-tilesasistencia
Recreacin.......................turismo-coloniascampeonatos-juguetes
MUJER
Derechos...........................legislacin-organizacinvoto
Salud.................................prevencin-asistencia
Formacin.........................domstica-trabajo
Trabajo..............................igualdad-proteccin
ANCIANOS
Derechos ..........................legislacin-previsin
Salud.................................proteccin
Recreacin........................turismo
TRABAJADORES
Derechos...........................legislacin-organismos
Formacin.........................capacitacin-universidad
Participacin....................sindicalismo-poltica
FAMILIA
Proteccin.........................seguridad social
Bienestar...........................vivienda-consumoturismo
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tionada Universidad Obrera (germen de la actual Universidad Tecnolgica Nacional). Sobre este ltimo punto, recomendamos el estudio del captulo de Pablo
Pineau en Cucuzza, Op. Cit. La consecuencia efectiva fue una notable expansin
de la matrcula y de la penetracin del sistema formal hacia todas las reas geogrficas y sectores sociales.
La accin escolar fue apuntalada a su vez por una fuerte tarea asistencialista, en un doble juego en que la escuela era tomada como el ncleo o centro de
concentracin de la poblacin infantil (boca de expendio de la poltica asistencial) pero donde la escuela tambin asuma la asistencia como funcin pedaggica propia (y tambin, vehculo de adoctrinamiento). La asistencia estuvo centralizada en la atencin primaria del nio y la madre (a manera del centro de salud): higiene, prevencin, vacunacin, revisiones peridicas, nutricin, distribucin de medicamentos, leche, ropa, juguetes, pelotas, muecas, bicicletas. La actividad recreativa satisfaca tanto las demandas de asistencia como las de salud
y formacin fsica. En este marco, se incluyen las excursiones, colonias de vacaciones y turismo escolar, intensamente desarrolladas.
Y en ltimo lugar, central en la concepcin poltica educativa, el adoctrinamiento: en el marco de la poltica general descripta al principio, la resocializacin
era ms eficaz y duradera encarada desde la niez; y ella se estructuraba sobre
tres ejes: los contenidos de la doctrina; la obra de gobierno; y las figuras protagnicas y protectoras de Pern y Evita. Los textos escolares (particularmente los
libros de lectura) de la poca son una acabada muestra de esta intencionalidad.
Quedan aspectos que aunque parciales no son menos relevantes del desarrollo de la educacin durante el peronismo, tales como la enseanza religiosa
(restaurada por Pern y eliminada en 1954 en medio de un conflicto mayor); la
corporacin docente y sus conflictos con el peronismo; la relacin con la universidad.
Pero hay un punto particular al que debemos una referencia: el mtodo. El
peronismo trat el tema como si este fuese de exclusividad de maestros y pedagogos, y no se pueden identificar mutaciones metodolgico-didcticas que
puedan definirse como peronistas. Como si los aspectos tcnicos de la prctica
escolar fuesen independientes de su direccin poltica.
masculino
confederaciones
partidos
femenino
escuela
sindicatos
unidades bsicas
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Obviamente es impensable alcanzar una mirada de objetividad histrica sobre el desarrollo peronista en educacin. Sealemos que as como Pern fue
acusado de conservador, falangista, fascista, contrarevolucionario, pro-nazi; tambin fue excomulgado, su nombre prohibido, la legislacin social derogada y sus
seguidores perseguidos. El asistencialismo que Pern encuadraba en su doctrina de Justicia Social para unos era reparacin y para otros demagogia. Para unos,
posibilidad de realizacin del pueblo; para otros, simple manipulacin. El adoctrinamiento que hemos destacado se practicaba a travs del aparato escolar, no es
ajeno -como hemos visto a lo largo de este curso- a todas las experiencias estatales en materia educativa. Pero indudablemente, no responda a los preceptos tradicionales. Muestras de afinado adoctrinamiento en funcin de una determinada poltica del Estado, han dado tanto el rgimen fascista orientado por
Giovanni Gentile y Lomabardo Radice, como el actual sistema cubano o el socialista orientado por Antn Makarenko o el definido encuadre patritico de Simn Rodrguez. Defecto de pedagogos y vicio de maestros ha sido negar, ocultar o disimular la estrechsima relacin entre educacin y poltica, y la dependencia de aqulla con respecto a sta cuando se trata de sistemas pblicos -oficiales o privados- regidos por el Estado.
Formacin
Instruccin
Escuela
previa
Disciplinamiento
Religin
Capacitacin
Formacin
Instruccin
Escuela
peronista
Adoctrinamiento
Asistencia
Recreacin
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Actividad
1. No es difcil conseguir libros de lectura o cuadernos de clase de la poca del
primer peronismo (1945-55).A partir de ellos, analice los siguientes conceptos que se presentan:
Trabajo/trabajador
Mujer/esposa
Ciudadano/poltica
2. Analice la funcin pedaggica de la Unidad Bsica.
Bibliografa Obligatoria
Cucuzza, Hctor Rubn (Director). Estudios de Historia de la Educacin durante
el primer peronismo, Ed. Los Libros del Riel, Buenos Aires, 1997.
Bibliografa Recomendada
Ciarniello, Nicols. Julio Csar Avanza, Baha Blanca, Ed. Fundacin Senda, 1992.
Colotta, Pablo: "Las regulaciones del currculum durante el primer gobierno
peronista: el caso del libro Florecer", ponencia presentada al IV Congreso
Iberoamericano de Historia de la Educacin Latinoamericana", Santiago de
Chile, Mayo 1998.
Gvirtz, Silvina. Nuevas y viejas tendencias en la docencia (1945-1955), Buenos
Aires, Centro Editor de Amrica Latina, 1991.
Somoza Rodrguez, J. Miguel. "Interpretaciones sobre el proyecto educativo del
primer peronismo. De agencia de adoctrinamiento de instancia procesadora de
demandas", Anuario de Historia de la Educacin N 1 1996-97, Ed. por la
Universidad nacional de San Juan.
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Indochina (Laos,Vietnam, Camboya); balcanizacin del ex Virreinato de la India (India, Pakistn, Bengala, Cachemira); guerra de Corea; de Biafra; de Angola;
apartheid sudafricano; revolucin cubana; guerra greco-chipriota; los latentes
enfrentamientos chino-taiwans y entre China-Hong Kong; y ms recientemente (desde 1970), conflictos con Libia, Irn, Irak, Argelia, Sahara, Afganistn, Sri
Lanka, etc.
La disolucin del rgimen comunista sovitico en 1991 y la previa cada del
muro de Berln en 1989, parecieron poner fin a la etapa abierta en 1945. (Aunque el an vigente conflicto serbo-kosovar hace mantener algunas dudas).
Ambos bloques se ofrecan al mundo -y a los hombres- como futuros parasos de bienestar y desarrollo material, en igualdad y libertad. No slo por efectos de las guerras previas, sino por los lmites de la industrializacin y la persistencia de sociedades tradicionalistas y agrarias (cuasi feudales) en tres continentes -Amrica Latina, Asia y frica- grandes masas de poblacin estaban sometidas al hambre, la mortalidad infantil y maternal, la desocupacin, el analfabetismo
y la miseria ms absoluta.Y sos eran precisamente los territorios a conquistar
y las poblaciones a incorporar -y por ello all se sucedieron la infinidad de grandes y pequeas guerras que ms arriba enumeramos-. El objetivo estaba planteado no slo en los trminos ideolgico-polticos de dominar el mundo y hacer
que un sistema -tenido por esencialmente bueno- rigiera y contuviera el destino de los hombres, sino que tal dominio era necesario en trminos econmicos: la incorporacin de millones de hombres (1.500 millones hacia 1950) como
productores-consumidores al gran negocio de la economa mundial.
Pero para que esta ltima posibilidad se viabilice, era necesario proveer a la
transformacin interna de esas sociedades. Ambos bloques -cada uno en su
rea de influencia y con estrategias particulares distintas- apuntaron al mismo
objetivo.
Y lo que nos interesa en particular, es cmo se dio ese proceso en Amrica
Latina y Argentina, y qu tuvo que ver la educacin en ello.
Desde EE.UU. -ms que desde Europa, involucrada en su propia reconstruccin- y los organismos internacionales por l hegemonizados (U.N., F.A.O.,
O.I.T., UNESCO, UNICEF, O.E.A, O.M.S., y aun la CEPAL -Comisin Econmica
para Amrica Latina- y la ALALC -Asociacin Latino Americana de Libre Comercio) se gest la idea de que el desarrollo econmico -industrializacin, urbanizacin, tecnificacin agraria- traeran como respuesta inmediata el desarrollo
social y que desde l se podran construir no slo una sociedad moderna sino
regmenes e instituciones democrticas. Este programa -que no se puede considerar una ideologa- se bautiz desarrollismo.
El mismo requera: radicacin de industrias; inversiones de capital (transferencia de las ganancias agrarias a la industria) e inversiones extranjeras (y repatriacin de las ganancias); transferencia tecnolgica; baja imposicin arancelaria;
infraestructura fsica (energa, combustibles, transporte, comunicaciones); y recursos humanos.
El motor del programa desarrollista deba ser el Estado: un Estado emprendedor y empresario, director y promotor, regulador y distribuidor.Y fundamentalmente: planificador.
No evaluaremos aqu los resultados de una experiencia de 25 aos: la crisis
de la deuda externa de los aos 80, el estado actual de las naciones latinoamericanas y su desarrollo alcanzado en relacin al llamado primer mundo, son lneas
desde las que se puede afrontar el anlisis. (Hay bibliografa abundante -Kossakof, Lpez, Nochteff,Azpiazu, Bisang, Porta, Lugones- muy actualizada y de rele-
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Sobre este ltimo aspecto es el que se puso el mayor esfuerzo, y que arroj los mayores resultados en la educacin tcnica. El desarrollo industrial no
puede sustentarse sin personal de alta calificacin tcnica, y ello debe provenir
desde la educacin sistemtica a cargo del Estado (porque es una obligacin del
mismo, y porque las empresas -estatales o privadas- no podran absorber los
costos de formacin, que deberan transferir al precio final del producto, perdiendo competitividad por precio).
La educacin tcnica no es nueva en Argentina. Se pueden rastrear sus orgenes en la antiguas escuelas de artes y oficios y aun en la formacin artesanal de
la Casa de Nios Expsitos, la Escuela Agraria de Puerto Yeru (Entre Ros), la Escuela Agraria de Santa Catalina, la Escuela de Aprendices del Ferrocarril del
Oeste o el venerable Colegio Industrial Otto Krause de fines del Siglo XIX.
En esa lnea histrica se ubican tambin las Escuelas Fbricas y la cuestionada Universidad Obrera del primer peronismo.
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Se disolvi en 1993,
a partir de la Ley Federal de Educacin como
consecuencia del proceso de
transferencia de establecimientos nacionales a las
Provincias.
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conoce otras razones, entre las cuales no se halla un dficit del aparato educacional.
Sealemos finalmente, que una de las acusaciones en su poca a las escuelas tcnicas, se basaba en el relegamiento de la formacin humanstica (contenidas ampliamente en el currculum) en beneficio del taller (notablemente instalados en un principio), para formar carne de fbrica.
Actividad
Defina la idea desarrollista. Por qu se acenta la formacin de recursos humanos como fin de la educacin?
Bibliografa Recomendada
Cepal. El desarrollo de Amrica Latina en la post-guerra, Buenos Aires, Edit. SolarHachette, 1962.
Di Tella, Torcuato y otros: Argentina sociedad de masas, Buenos Aires, Eudeba,
1964.
Germani, Gino. Poltica y sociedad en una poca en transicin, Buenos Aires, Ed.
Paids, 1962. Cap. 3 a 6.
Hobsbawm, Eric J. Historia del Siglo XX, Barcelona, Ed. Crtica, 1993.
Jaguaribe, Helio. Desarrollo econmico y desarrollo poltico, Buenos Aires, Eudeba,
1968. Cap. I a VII.
Johnson, John. Las transformaciones polticas en Amrica Latina, Buenos Aires, Ed.
Solar-Hachette, 1960.
Medina Echavarra, Jos. Consideraciones sociolgicas sobre el desarrollo econmico
de Amrica Latina. Buenos Aires, Ed. Solar-Hachette, 1964.
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En 1968 el Ejrcito Peruano destituye al Presidente Belande Terry y designa como jefe del gobierno revolucionario al General Juan Velazco Alvarado. Dicho militar -tnicamente mestizo, un cholo- se asume como representante de los
desposedos del Per y desarrolla un discurso enrgico de corte nacionalista,
antinorteamericano y popular (o populista, segn la acepcin ideolgica que se
le quiera asignar al concepto). El gobierno se propone un programa de transformacin revolucionaria del sistema productivo que tiene sus ejes principales en la
nacionalizacin del petrleo, la minera, de la banca, del comercio exterior, la
afirmacin de la soberana martima en 200 millas -lo que implica la nacionalizacin del atn- y la reforma agraria. Este es el proceso en el que se depositan las
mayores expectativas para la transformacin de la sociedad civil y poltica peruana, porque implica tanto la distribucin de tierra, la tecnificacin agraria como el rescate protagnico de ciertas formas de organizacin social-productiva
tradicionales -el ayllu- y desde ellos una ampliacin real de la participacin poltica, apuntando a desterrar el clientelismo, distintas formas de fraude que llevaban a la eternizacin en el poder con la tradicional indiferencia de los sectores sometidos. La operacin se diriga bsicamente a una extensa geografa -la
regin andina, desde las primeras estribaciones cordilleranas hasta los lindes de
la amazonia- y tena como destinatarios al 80% de la poblacin integrada por indgenas, mestizos, cholos, negros, mulatos, etc.
En el programa revolucionario, se le asign un papel capital a la educacin:
en su funcin social como instrumento destinado a la superacin de la marginacin; en su funcin econmica, bsicamente ligada a la reforma agraria (no slo dada por la incorporacin de tecnologa, sino por nuevas formas autogestionadas de comercializacin y distribucin); y en su funcin poltica, en la construccin de un nuevo actor, hasta ese momento marginado de la vida cvica (indios, mulatos, cholos, etc,.).
En educacin, el programa era ambicioso y muy amplio. Se inspiraba en las lneas pedaggicas desarrolladas por Paulo Freire. Entre sus distintas originalidades, cabe destacar una: el propio estado central, hegemnico, propona el desarrollo de formas alternativas a la organizacin escolar tradicional.Y entre ellos
se seala el impulso otorgado a la educacin no formal. Parte de estas actividades, eran la alfabetizacin, la educacin de adultos, la educacin para el trabajo,
la organizacin comunitaria y la participacin como docentes de no profesionales, es decir, una amplia red de voluntarios de las mismas comunidades que asu-
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man un rol pedaggico que podemos definir como promotores o animadores culturales, y aun como trabajadores sociales, pero no ajenos a la comunidad, para evitar que otros sectores y niveles sociales introdujeran una cultura extraa con
afn civilizador, que de alguna manera tendieran a colonizar desde otras perspectivas culturales.
Considerado el Per por los dirigentes de la revolucin como atrasado, desintegrado y sin salida, se acentu en la educacin la expectativa superadora.
Estas preocupaciones se plasmaron en la Reforma Educativa, que privilegi la educacin bsica, extendi su cobertura, revaloriz las lenguas
indgenas utilizndolas en la primera etapa de la formacin escolar, asign un importante papel a la iniciacin cientfica, otorg prioridad a la
atencin de la poblacin rural y propici la incorporacin de los grupos
sociales de base al proceso de toma de decisiones en el plano educativo, intentando integrar el Estado y la comunidad a travs del nexo educacional.
(Germn W. Rama, en: Parra y otros, Op. Cit., pg. 47)
La Reforma concibi la creacin de numerosos y diversos organismos pedaggicos no escolares, tales como el PRONOEI (Programas no escolarizados
de educacin inicial); el SECIGRA (Servicio civil de Graduados: Ttulo XXXIII,Artculos 332 a 338, Ley General de Educacin, Decreto-Ley 19.326/72, , Lima, Ed. Ministerio de Educacin, 1972. pg.78); el PEBAL (Programas no escolarizados de educacin bsica laboral); los UI (Unidades de instruccin); el ALFIN (Programa de alfabetizacin integral); los CONSECOM (Consejos Educativos comunales); PRODICYT (Proyecto de divulgacin de ciencia y tecnologa);TC
(Talleres de comunicacin), y La casa de cartn (programa televisivo educativo).
Pero en el que ms esperanzas y expectativas se depositaron fue en los NEC
(Ncleos educativos comunales), que reunan y organizaban toda la experiencia
educativa sistemtica y no formal- desde la propia comunidad y bajo su propia direccin. En esta experiencia se trasuntaban ms netamente los conceptos freyrianos y desde ella se intent quebrar la concepcin del docente
como depositario del saber y a su vez, la del alumno como simple receptor de un saber ajeno.
Artculo 313.-La Educacin, como funcin social de responsabilidad comunitaria, implica la obligacin y el derecho de la comunidad a participar, directa o indirectamente, a ttulo individual o institucional, en el proceso educativo que afecta permanentemente a todos y a cada uno de sus miembros.
Artculo 314.-La participacin de la comunidad en la educacin se realizar en todos los niveles y modalidades del Sistema Educativo, especialmente a travs de la nuclearizacin. Para intensificar
las acciones educativas de la comunidad se fomentarn los procedimientos no escolarizados
(Idem, Pg. 75)
La organizacin de los NEC (y de los consecuentes CONSECOM) provoc
una amplia movilizacin de actores tradicionalmente ajenos o marginados del
proceso educativo como protagonistas o beneficiarios- incorporando a la labor
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docente distintos tipos de sujetos (tanto el cura como el varayoc, padres, campesinos, los propios estudiantes, militantes religiosos o polticos) alentados por
la posibilidad de realizar una transformacin real de la sociedad peruana y sostenidos por ideales ideolgico-polticos de contenido moral y nacionalista.
Varayoc es un trmino de origen incaico, que designa al jefe comunal, -equivalente a un alcalde- elegido por la propia
comunidad (Ayllu).
Esta seleccin estuvo facilitada por dos hechos: por un lado, exista una
clara decisin poltica con caracteres inditos y con lineamientos radicales de gobierno; y por otro, una disposicin favorable a ella en muchos
profesionales que encontraban esta vez incentivos de tipo poltico, ideolgico y moral suficientes para realizar un trabajo creativo al que se daba una nueva valoracin.
(J. Rivero Herrera, Op. Cit., pg. 110).
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El Gobierno Revolucionario no altera tradicionales esquemas poltico-acadmicos de la universidad, prescribiendo la vigencia de su autonoma poltica, normativa, acadmica, econmica y administrativa (Artculos 170 y siguientes), pero le reasigna funciones actualizadas y dependientes de necesidades nacionales
y sociales (Artculo 195).
La Ley crea -a travs de los Artculos 171 y siguientes- el Consejo Representativo del Sistema Universitario Nacional con funciones -Artculo 194- de
evaluacin y autorizacin de las nuevas universidades (pblicas o privadas) tras
un funcionamiento provisorio de 5 aos, semejante a lo que nuestra Ley de Educacin Superior estableciera en Argentina 21 aos despus (CONEAU).
Es preciso poner de relieve, en primer lugar, la inspiracin profundamente humanista y la vocacin genuinamente democrtica
de la nueva educacin. El valor fundamental que ella reconoce es la
dignidad de los hombres sea cual fuere su origen, sus ideas o su situacin social, pero en el entendido de que esa dignidad esencial solo se realiza si la igualdad y la solidaridad prevalecen en todos los mbitos y en
todas las manifestaciones de la vida colectiva, y que solo pueden sustentarse y preservarse mediante el reconocimiento de la autonoma de la
persona, de la capacidad soberana de decidir su vida y orientar su propio destino, as como de crear el ambiente fsico y social apropiado para lograr su plena realizacin.
(Ley General de Educacin, Decreto-Ley 19.326,
Lima, Ed. Ministerio de Educacin, Marzo de 1972, pg. 8).
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La experiencia de la Revolucin Peruana y sus propuestas y acciones educativas, es una clara evidencia de la estrecha relacin entre educacin y poltica
(negada por los docentes de cualquier latitud y an por los pedagogos, amparados en la profesionalizacin de su prctica y en su carcter de tcnicos ideolgicamente aspticos), aun cuando se apunte a una mutacin de los sujetos pedaggicos. Como Sarmiento, como los cientficos en Mxico, como Makarenko
en la Unin Sovitica o Giovanni Gentile en la Italia mussoliniana, la educacin
es un proyecto poltico, se dirija a la sumisin o a la liberacin de los sectores
populares.
4.3.2.La propuesta pedaggica de Paulo Freire
S que no puedo continuar siendo
humano si hago desaparecer la esperanza y la lucha por ella. La esperanza no es un don. Es parte de m como el aire que respiro. Si no hay aire
yo desaparecer. Si no hay esperanza
no hay razn para que la historia
contine.
Paulo Freire
Sealamos al inicio del pargrafo anterior que la pedagoga del brasileo Paulo Freire subyaca en los fundamentos y prcticas del programa de reforma peruana. Ese sustento dado por la corriente freiriana es parcial, ms bien una fuente inspiradora. En realidad, Freire no pensaba en trminos del sistema educativo,
sino ms bien de un contrasistema, en tanto haba concluido que ninguna reforma parcial o maquillaje desde dentro poda finalmente favorecer a las clases
oprimidas, en tanto los explotadores fueran los que seguan dirigiendo el sistema, pautndolo, definiendo sus contenidos, itinerarios y destino final.
Incluso a su pesar, Freire es un continuador del optimismo pedaggico de los
pioneros (movimiento escolanovista brasileo de los aos 20 y 30, que constituy el sistema educativo moderno con un sesgo definidamente poltico, nacionalista y progresista), en tanto parte de considerar la educacin en sus posibilidades liberadoras. Pero hay una diferencia central: para Freire la educacin
-en esa funcin- no puede ser un proceso vertical y desde afuera del sujeto.As,
se convierte en enajenante, es decir, desposee al sujeto de s, le impide ver y verse y por lo tanto lo aleja de la percepcin de su situacin vital, experiencial, biogrfica e histricamente comunitaria. Para Freire, el fin y posibilidad de la educacin es un proceso de concientizacin, a travs del cual el sujeto (persona, no individuo) desde s se reconoce a s mismo, reconoce su naturaleza y la naturaleza y
a los otros, los otros suyos y los otros explotadores. Por esa razn, la educacin se
construye en el dilogo, donde educador y educando cumplen ambos, ambas funciones: los dos se educan y son educados. Es una relacin dialctica en que ninguna de las partes ocupa una posicin de preeminencia, superior o de sabio, en
la que se parte del protagonismo del sujeto y -particularmente- de su situacin
existencial inmediata. Es en este marco que alcanza comprensin su oposicin
a la educacin bancaria (forma de depsitos peridicos -saber- en una caja -el
alumno-) y la apelacin a los saberes propios del sujeto: idioma o dialecto local,
formas culturales propias, normas comunitarias, experiencia de vida, biografa y
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-significativamente- las condiciones de explotacin que el sujeto debe reconocer en su situacin de esclavo (esclavizado por un discurso que ha introyectado,
el de la legitimidad del derecho del patrn a esclavizarlo).Y porque es sta la
funcin de la escuela institucionalizada, del sistema de explotacin, se opone a
ella.Y le opone la contraescuela: la propia comunidad, la educacin informal. Porque la cultura escolar, es cultura burguesa, y por lo tanto opera para sostener y
perfeccionar la explotacin humana.
En el esquema freiriano, la funcin liberadora de la educacin es doble, como doble es la funcin propia de la educacin: no slo educando-educador se
educan, sino que mutuamente se liberan. De qu se liberan? De la explotacin
material. Particularmente, de la ideologa de explotacin. Porque finalmente, la liberacin material es funcin de la poltica. De la educacin es funcin la liberacin mental-cultural de los sujetos, que constituyen su conciencia, y desde donde dirigirn su vida y harn sus opciones polticas y materializarn sus acciones.
Se puede entender que Freire no ideologizaba la educacin, sino que descubra su ideologismo implcito, y apuntaba a cambiar su signo.
Las condiciones histricas de la poca (1955-1980) posibilitaron una amplia
difusin del pensamiento de Freire en Amrica Latina. Tengamos en cuenta el
contexto de la guerra fra, la polarizacin de posiciones ideolgico-polticas entre aristocracias-oligarquas versus masas urbano-campesinas (lo que no implica
homogeneidad de pensamientos y polticas) y el combate cada vez ms violento entre conservadores-liberales e izquierdistas de toda orientacin (incluidos sectores de la Iglesia Catlica, como Sacerdotes del Tercer Mundo, Comunidades
Cristianas de Base, Pastoral Social, Conferencia Episcopal para Amrcica Latina,
Concilio Vaticano II y la apertura realizada por Juan XXIII). Son los aos tanto
de la guerra de Vietnam, la catstrofe de Biafra, como la independizacin de los
pases africanos del colonialismo, la Revolucin Cultural China, la impactante
Revolucin Cubana en Amrica Latina, la Revolucin Peruana, y el establecimiento del Gobierno de la Unidad Popular en Chile; como las dictaduras diversas en
Centroamrica, los Cuerpos de Paz, la Alianza para el Progreso, etc. Es decir, los
aos de mayor esplendor del capitalismo occidental tambin son los de mayor oposicin al sistema. Porque son los aos en que ms se evidencian sus desigualdades y se manifiesta la frustracin de millones de seres humanos que van quedando marginados de sus beneficios (el fin de la ilusin distributiva), pero que
alientan la esperanza de revertir la situacin.
As, se declaraba que se haba llegado al fin de una poca: la del equilibrio relativo de las clases. Principio de otra: la de la guerra total de clases, que excluye las soluciones de compromiso y los repartos del poder.
(Germn W. Rama, en Parra y otros, Op. Cit., pg. 51)
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Y el segundo sector que enfrent a Freire -al que podemos llamar oficialse integraba con los representantes de los sectores polticos tradicionales (conservadores, liberales, catlicos de derecha) quienes lo acusaban de comunista
o por lo menos filomarxista; y los propios de la educacin, que no podan
comprender una escuela sin sistema ni la subversin del orden pedaggico.
Rama -al analizar crticamente la perspectiva freiriana- seala contradicciones entre la teora y su verificacin en la realidad:
En el pensamiento de Freire, esta dialctica (se refiere a la omnipresencia de los sectores dominantes en el proceso de ideologizacin desde la
escuela) parecera ser intrnseca al acto de educar en toda sociedad en
la que existieran opresores y oprimidos, de tal forma que regira sea cual
fuere la posicin de clase de educadores y educandos; sera vlida para
todas las situaciones educativas -desde la alfabetizacin hasta la ms alta calificacin acdmica- y los educadores y el sistema estaran en condiciones de lograr la ideologizacin de los educandos fuera cual fuese el
mensaje ideolgico y el grado de homogeneidad o enfrentamiento registrado por la sociedad en trminos de valores.
La nocin de aparato ideolgico integrado, explcita o subyacente segn
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los textos, es el fundamento de esta conceptualizacin. El Estado, homogneo a pesar de ser la expresin de una sociedad dividida (en opresores y oprimidos o amos y esclavos), tendra la capacidad de escoger (o
incluso crear?) la totalidad de los valores y reproducirlos sin contradicciones a travs del sistema educativo. Dicha capacidad implica la posibilidad de existencia de un control orgnico de toda la sociedad, es decir,
de los sistemas econmico, poltico y cultural, todos ellos actuando en torno del objetivo de la creacin de una sociedad sin historia, porque se reproducira a s misma en forma permanente, salvo las modificaciones
que decidiera introducir lo que esta mecnica obliga a definir como un
rgano central de diseo.
(Op. Cit., pg. 58).
Actividad
Elabore una resea crtica -no ms de tres carillas- del libro de Paulo Freire,
La educacin como prctica de libertad.
Bibliografa Obligatoria
Freire, Paulo. La educacin como prctica de libertad, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI,
1972.
Bibliografa Recomendada
Freire, Paulo. Pedagoga del oprimido, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI, 1972.
Parra, Rodrigo y otros. La educacin popular en Amrica Latina, Buenos Aires, Ed.
Kapelusz, 1986.
Per, Ministerio de Educacin: Decreto-Ley 19.326, Lima 1972.
Revista de Ciencias de la Educacin, N 10, dedicado al anlisis de las Posturas desescolarizantes. Incluye entrevista a Freire. Director: Juan Carlos Tedesco. Buenos Aires, 1973.
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