Sapir, Edward - El Lenguaje - Caps 1 y 10 PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 21

El lenguaje

Traduccin
de
MARGIT

Y ANTONIO

ALATORRE

Introduccin al estudio del habla

por EDW ARD

S~pm __

FONDO DE CULTURA ECONMICA

Mxico

PREFACIO

minos tcnicos y de todos los smbolos tcnicos de la


erudicin lingstica; No hay en este libro un solo signo diacrtico. Siempre que ha sido posible, la exposicin se ha basado en ejemplos ingleses. Sin embargo, el
esquema del presente estudio, que comprende un examen de las formas infinitamente cambiantes en que se
ha expresado el pensamiento humano, exiga citar algunos ejemplos exticos. No me parece necesario justificarme por ellos. Debido a limitaciones de espacio, he
tenido que dejar a un lado muchas ideas o principios
que me hubiera gustado tocar. Y en cuanto a otros
puntos, tuve que limitarme a insinuarlos apenas en una
frase pasajera. Creo, no obstante, haber reunido elementos suficientes para estimular un estudio ms a fondo de un terreno tan descuidado como el del lenguaje.
Deseo expresar mi ms cordial agradecimiento por
sus amistosos consejos y tiles sugerencias a varios amigos ~os que leyeron el manuscrito de esta obra, y ~n
especlal a los prqfesores A. L. Kroeber y R. H. LowJe,
de la Universidad de California, al profesor W. D.
Wallis, de Reed College, y al profesor J. Zeitlin, de
la Universidad de Illinois.
EDW ARD SAPIR

Ottawa, 8 de abril de 1921.

ADVERTENCIA DE LOS TRDUCTORES


Hemos preferido conservar siempre los eiemplos ingleses,
an en los casos en que hubiera sido fcil cambiarlos por
ejemplos espaJioles. Pero aadimos de vez en cuando (entre
corchetes) alguna referencia al espaol, alguna aclaracin, alguna nota al pie de la pgina, as como las traducciones de
los ejemplos ingleses.

1
INTRODUCCION: DEFINICION
DEL LENGUAJE
EL HABLA es un hecho tan familiar de la vida de todos
los das, que raras veces nos preocupamos por definirla. El hombre la juzga tan natural como la facultad de
caminar, y casi tan I'Iatural como la respiracin. Pero
slo hace falta un instante de reflexin para convencernos de que esta "naturalidad" del habla es una impresin ilusoria. El proceso de adquisicin del habla
es, en realidad, algo totalmente distinto del proceso de
aprender a caminar. En este ltimo caso, la cultura
-o, en otras palabras, el conjunto tradicional de hbitos sociales- no entra propiamente en juego. Cada
nio est preparado, por el complejo conjunto de factores que llamamos herencia biolgica, para realizar todas las adaptaciones musculares y nerviosas que producen el acto de caminar. Puede decirse, de hecho, que
la misma conformacin de los mlsculos y de las partes
pertinentes del sistema nervioso est adaptada desde
un principio a los movimientos que se hacen al caminar y al llevar a cabo actividades anlogas. En sentido muy concreto, podemos decir que el ser humano
normal est predestinado a caminar, no porque sus mayores lo ayudarn a aprender este arte, sino porque su
organismo est preparado, desde el nacimiento, y aun
desde el momento de la concepcin, para realizar todos
esos desgastes de energa nerviosa y todas esas adaptaciones musculares que dan origen al acto de caminar.
Dicho sucintamente, el caminar es una funcin biolgica inherente al hombre.
No as el lenguaje. Es claro, desde luego, que en
cierto sentido el individuo est predestinado a hablar,
pero esto se d~be a la circunstancia de que ha nacido
no slo en medio de la naturaleza, sino tambin en el
seno de una sociedad que est segura -y con toda
razn- de hacerle adoptar sus tradiciones. Elimine9

10
DEFINICIN DEL LENGUAJE
mas la sociedad, y habr todas las razones para creer
que aprender a caminar, dando por supuesto que logre sobrevivir. Pero igualmente seguro ~s que n,unca
aprender a hablar, esto es, a ~omumcar ld~as segun e~
sistema tradicional de una socIedad deterrnmada. 0, SI
no, separemos al individuo recin nacido del ambie.nte
social a que ha llegado y transplantmoslo a nn ambiente totalmente distinto. Desarrollar el arte de cammar.
en su nuevo medio ms o menos como 10 hubiera
desarrollado en el a~tiguo. Pero su habla ser absolutamente diversa del habla de su ambiente primitivo.
As pues la facultad de caminar es una actividad huma;la ge~eral que no vara sino dentro de I.m~tes muy
circunscritos, segn los individuos. Su vanablhdad es
involuntaria y sin finalidad alguna. El habla es una
actividad humana que vara sin lmites preciso~ en los
distintos grupos sociales, porque es una heren~la. puramente histrica del grupo, producto de un habIto. social mantenido durante largo tiempo. Vara del mismo
modo que vara todo esfuerzo creador, quiz no de
manera tan consciente, pero en todo caso de modo tan
verdadero como las religiones, las creencias, las cost~m
bres y las artes de los diferentes p~ebl?s .. El. cammar
es una funcin orgnica, una funclOn mstmhva (aunque no, por supuesto, un inst!nto en s ~i,smo); ~l
habla es una funcin no instintIVa, una funclOn adqUIrida, "cltural".
. ,
Existe un hecho que muy a menudo h.a contr~bUldo
a impedir que se reconozca en el lenguaJe un sIstema
puramente convencional de s.mbolos sonoros, un hecho
que ha engaado a la mentalIdad pop~lar ~a~ta el punto de hacer atribuir al habla una base mstmhva que en
realidad no posee. Nos referimos a la c~~ocida obs~rva
cin de que, bajo el impulso de la emOClOn -por ~Je~
plo, de un dolor agudo y repentino o ~e una al~gna SI11
freno- emitimos involuntariamente cIertos somdos que
quien l~s escucha interpreta como indica.dores .de la
emocin misma. Pero hay una.. enorme dIferenCIa entre esta expresin involuntaria del sentimiento y aquel
tipo normal de comunicacin de ideas que es el ha-

DEFINICIN DEL LENGUAJE


11
bla. La primera de esas expresiones es ciertamente instintiva, pero no simblica; en otras palabras, el sonido
emitido al sentir dolor o alegra no indica, en cuanto
tal sonido, la emocin; no se pone a cierta distancia
-digmoslo as- para anunciar que estamos sintiendo
tal o cual emocin. Lo que hace es servir de expansin ms o menos automtica de la energa emocional;
en cierto sentido, el sonido emitido entonces es parte
integrante de la emocin misma. Ms an, esas exclamaciones instintivas no constituyen una comunicacin
en el sentido estricto de la palabra. No se dirigen a
nadie; apenas se entreoyen -si acaso se oyen- como
el ladrido de un perro, el ruido de pasos que se acercan
o el silbido del viento. Si transmiten ciertas ideas al
oyente, esto es slo en el sentido muy general en que
decimos que cualquier sonido, y aun cualquier fenmeno ocurrido a nuestro alrededor, transmite una idea a la
mente que lo percibe. Si el involuntario grito de dolor que convencionalmente se representa con" I ay!" se .
considera como un verdadero smbolo del habla, equivalente a una idea ms o mcnos como sta: 'siento un
fuerte dolor', entonces ser igualmente lcito interpretar la aparicin de nubes como un smbolo equivalente,
portador del mensaje concreto 'es probable que llueva'.
Sin embarao, una definicin del lenguaje tan amplia
que abarql~e cualquier modo de deduccin pierde todo
sentido.
No hay que cometer el error de identificar nuestras
interjecciones convencionales (nuestro" oh!" y "ah!",
nuestro "chist!") con los gritos instintivos en s mismos. Esas interjecciones no son ms que fijaciones convencionales de sonidos naturales. De ah que difieran '
muchsimo en los diversos idiomas, de acuerdo con el
genio fon tico peculiar de cada uno de ellos. En cuanto tales, se las puede considerar como parte integrante
del habla, en el sentido propiamente cultural de este
trmino, pucsto que no se identifican con los gritos
instintivos en s, tal como cuckoo y killdeer 1 no se iden1

[El cuckoo es el cuco o cnclillo ; el killdeer es un ave norte

12

DEFINICIN DEL LENGUAJE

DEFINICIN DEL LENGUAJE

tifican con el grito de los pjaros que esas voces designan, y tal como la msica con que Rossini representa
una tempestad en la obertura de Guillermo Tell no es
en realidad una tempestad. En otras palabras, las interjecciones y palabras imitativas de sonidos del habla
normal se relacionan con sus prQtotipos naturales del
mismo modo como el arte, producto puramente social
o cultural, se relaciona con la naturaleza. Podr objetarse que, aunque las interjecciones difieren en cierta
medida de una lengua a otra, presentan, sin embargo,
semejanzas asombrosas y que, por lo tanto, se las puede considerar como emanadas de una base instintiva
comn. Pero el caso de las interjecciones no difiere en
naua, pongamos por ejemplo, de las diversas formas nacionales de representacin pictrica. Un cuadro japer
ns que represente una colina difiere de un cuadro
moderno europeo que represente una colina muy semejante, y al mismo tiempo se le parece. Uno y otro se
han inspirado en el mismo tipo de paisaje, y uno y otro
lo "imitan". Ni el uno ni el otro son exactamente la
misma cosa que el paisaje, ni son, en sentido estricto,
una continuacin directa del paisaje natural. Si las dos
formas de representacin no son idnticas es porque
proceden de diferentes tradiciones histricas y se han
ejecutado con distintas tcnicas pictricas. Del mismo
modo, las interjecciones del idioma japons y del idier
ma ingls proceden de un prototipo natural comn, los
gritos instintivos, y por 10 tanto, de manera inevitable,
se sugieren el uno al otro. Difieren a veces mucho, a
veces poco, porque se han construdo con materiales
o tcnicas histricamente diferentes: las tradiciones lingsticas respectivas, los sistemas fonticos y los hbitos
de lenguaje de cada uno de los dos pueblos. Sin embargo, los gritos instintivos, en cuanto tales, son prcticamente idnticos en toda la humanidad, del mismo
modo como el esqueleto humano o el sistema nervioso
son, desde cualquier punto de vista, un rasgo "fijo" del

organismo humano, es decir, un rasgo que no vara sino


de manera muy leve o "accidental".
Las interjecciones se cuentan entre los elementos
menos importantes del lenguaje. Su examen es provechoso principalmente porque se :uede demostra.r que
aun esos sonidos, que todos convIenen en conSIderar
como los ms cercanos a la expresin instintiva, slo
tienen naturaleza instintiva en un sentido superficia1.
As, pues, aunque fuera posible demostrar qu~ el le.nguaje todo se remonta, en sus fun~ame?to~ pnmordmles, histricos y psicolgicos, a.las mterecclO.n~, n~ se
seguira de ello que el leugua~ sea una actlVldad mstintiva. De hecho, todos Jos mtentos de explIcar de
esa manera el origen del lcngu~ie ha~ si?o, i~fruc~uer
sos. No existe una prueua tangible, m hlstonca ~I de
ninguna otra especie, que demuestre que. el. conJu~to
de los elementos del habla y de los procedimientos lmgsticos ha surgido de las jn.terjeccione~. stas co~s
tituyen una parte muy redUCida y funCIOnalmente msigrificante del voca~ulario de l~s ~ive.rso~, idiomas; en
ninguna poca y en mnguna provmcla hngmstica ~e que
tengamos noticia pod.emo~ ol~servar una t~ndenc:a. ~o
table a convertir las mteqecclOnes en urdimbre mclal
dellengllaje. En el mejor de los casos, !la pasa~ de ser
la orla decorativa de un amplio y complicado teJIdo.
Si esto puede decirse de las interjecciones, co~ .mayor razn cabe decirlo de las palabras onomatopeylcas.
Palabras como whippoorwill,Zto mew ['maunar'], to caw
['graznar'] no son de ninguna manera sonidos naturales
que el hombre haya reproducid~ .instintiva y automticamente. Son creaciones del espmtu humano, vuelos de
la fantasa, en el mismo sentido en que lo es cualquie~
otro elemento del1enguaje. No brotan directamente de
la natuf<llcza; son sugeridos por ella y juegan con eHa.
As, pues, la teora onomatopyica del odgen del lenguaje, la teora que explica to~o len~u~je ~omo gradu~l ever
lucin de sonidos de caracter ImItativo, nos deJa tan

americana llamada as por "onomatopeya"; en el mismo caso estn


el tldo, pajarillo mexicano, y el benteveo, pajarillo argentino.]

13

2 [Especie de chotacabras norteamericano, cuyo nombre se debe


onomatopeya.]

14

DEFINICIN DEL LENGUAJE

lejos del plano instintivo como el lenguaje en su fonna


actual. En cuanto a la teora misma no es ms digna
de fe que la teora paralela del origen 'interjeccional. De
~uchas palabras que ahora no. nos parecen onomatopyIca;; se .puede demostrar, es Cierto, que en otro tiempo
h~n. temdo un~ f.or~a fontica en que se ve que fueron
ongmalmente lmltaclOnes de sonidos naturales. Talocu.
rre con la pa~abra !nglesa to laugb ['rer']. Sin embargo,
~s ~el todo Imposible demostrar -y ni siquiera parece
mtrmsecamente razonable suponerlo- que el aparato
for~al d~l lenguaje se derive de una fuente onomatoppca; SI algo pro~ie~.~ ~e sta, ser ,una parte nfima
de los element?s .h~gUlstJcos .. Por mas dispuestos que
e~temos, en pnnclplO, a consIderar Corno de importanCIa fu~da.me~,talen las. lenguas de los pueblos primitivos la ImltaclOn de somdos naturales, la realidad es que
estas lenguas no. n!ue~tran t;Ina preferencia particular
p~r .Ias palabras n:l~atlvas. ,Entre los pueblos ms pri- I
mIhvo~ de la Am 7nca abongen, las tribus athabaskas,
en el no Macken~le, hablan lenguas en que apenas hay
palabras ~e ese tIpo, o en ':lue faltan por completo; y
en cambIO, lenguas tan refmadas corno el ingls o el
a!emn emplean a manos llenas las onomatopeyas. Este
~le~p~o revela qu ~scasa importancia tiene la simple
ImItaCIn de los somdos para la naturaleza esencial del
habla.
Con. e?t? ha quedado allanado el camino para dar
una defInICIn ad~cuada del lenguaje. El lenguaje es _.
un mto~o e~eluslvameI?te humano, y no instintivo,
d.e comumca~ Ideas, emoclOn~s y deseos por medio de un
sIstema, de slmbolos produCIdos de manera deliberada.
Estos slmbolos son ante todo auditivos, y son producidos por los llamados "rganos del habla". No hay
en el habla humana, en cuanto tal una base instintiva
apreciable, si b.ien es cierto que la~ expresiones instintIvas y el ambIente natural pueden servir de estmulo
para el desarrollo de tales o cuales elementos del habla, y que la~ tendencias instintivas, sean motoras o
de otra espeCIe, pueden dar a la expresin lingstica
una extensin o un molde predetenninados. La comu-

DEFINICIN DEL LENGUAJE

15

nicacin, humana o animal (si acaso se puede llamar


"comunicacin"), producida por gritos involuntarios
instintivos, nada tiene de lenguaje en el sentido en
que nosotros lo entendernos.
Acabo de hablar de los "rganos del habla", y podra parecer, a primera vista, que esto equivale a admitir que el habla misma constituye una actividad instintiva, biolgicamente predetenninada. Pero nQ debernos
dejarnos extraviar por esa simple expresin; no existen,
en sentido estricto, rganos del habla; lo que hay, son
slo rganos que, de manera incidental, pueden servir
para la produccin de los sonidos del habla. Los pulmones, la laringe, el paladar, la nariz, la lengua, los
dientes y los labios se emplean para ese objeto, pero
no se les debe considerar corno organos primarios del
h'abla, del mismo modo que los dedos no pueden con
-siderarse como rganos esencialmente hechos para tocar
el piano, ni las rodillas corno rganos de la oracin. El
habla no es una actividad simple, realizada por uno
o ms rganos biolgicamente adaptados para ese objeto. Es una red muy compleja y siempre cambiante
de adaptaciones diversas --en el cerebro, en el sistema
nervioso y en los rganos articulatorios y auditivosque tiende a la deseada meta de la comunicacin de
ideas. Podernos decir que los pulmones se desarronaron para llevar a cabo la funcin biolgica indispensable
que se conoce con el nombre de respiracin; la nariz
corno rgano del olfato; los dientes como rganos tiles para triturar los alimentos y dejarlos listos para la
digestin. As, pues, si estos y otros rganos se .empIean constantemente en. el habla, es slo porque CUJ1quier rgano, desde el momento en que existe, y en la
medida en que puede ser gobernado por la voluntad,
es susceptible de una utilizacin para finalidades secundarias. Desde el punto de vista fisiolgico, el habla
es una funcin adyacente, o, para decirlo con mayor
exactitud, un grupo de funciones adyacentes. Aprovecha todos los servicios que puede de ciertos rganos y
funciones, nerviosos y musculares, los cuales deben su

16
DEFINIC IN DEL LENGUA JE
origen y su existencia a finalidades muy distintas de
las lingsticas.
Es cierto que los psico-fisilogos hablan de la localizacin de la palabra en el cerebro. Esto no puede
significar otra cosa sino que los sonidos del habla estn
localizados en el centro auditivo del cerebro, o en una
parte circunscrita de este centro, tal como estn localizadas all otras clases de sonidos; y que los procesos
motores que intervienen en el habla (como son los movimientos de las cuerdas vocales en la laringe, los movimientos de la lengua necesarios para la pronunciacin
de las vocales, los movimientos de los labios necesarios
para articular ciertas consonantes, y muchos otros) se
encuentran localizados en los centros motores, exactamente como los dems impulsos de que dependen actividades motoras especiales. De la misma manera, en el
centro visual del cerebro radica el comando de todos
los procesos de reconocimiento visual que entran en
juego en la lectura. Natural mente, los puntos e grupos de puntos particulares de localizacin que se encuentran en los diversos centros y que se refieren a
un elemento cualquiera del lenguaje, estn' conectados
en el cerebro por ramajes de asociacin, de tal manera
que el aspecto exterior o psico-fsico del lenguaje consiste en una vasta red de localizaciones asociadas en el
cerebro y en los centros nerviosos secundarios; y, desde
luego, las localizaciones auditivas son las ms importantes de todas en lo que se refiere al lenguaje. Sin
embargo, un sonido del habla localizado en el cerebro,
aun cuando est asociado con los movimientos particulares de los "rganos del ha bIa" necesarios para producirlo, dista mucho todava de constituir un elemento
del lenguaje; es preciso, adems, que se asocie con algn elemento o con algn grupo de elementos de la
experiencia, por ejemplo con una imagen visual o una
clase de imgenes visuales, o bien con una sensacin
de relacin, antes de que adquiera un significado lingstico, por rudimentario que sea. Este "eleme nto"
de la experiencia es el conteni do o "significado" de la
unidad lil1gstica; los procesos cerebrales asociados con

17

DEFINIC IN DEL LENGUA JE

l, sean auditivos, motores o de otra naturaleza, y. que


sirven de respaldo inmediato al a~to de pronuncIa; y
al acto de escuchar el habla son Simplemente, un slmbolo complejo de es~s. "s,i&nifica~os", o un Signo que
los expresa. De los SIgnIfIcados v~lvere~os a hablar
ms adelante. As, pues, 10 que vemos mmedla tamente es
que el lenguaje, en ~u~nto ~al, no se encuentra localizado de manera defImda, m puede e~tarlo, I?t;les c?nsiste en una relacin simblica pecu}~r -fiSIOlgIcamente arbitra ria- entre todos los posibles. elementos
de la consciencia por una parte, y por otra ciertos otros
elementos particulares, locali~a.dos en los centros cerebrales y nerviosos, sean audlt~vos, motores o, de otra
naturaleza. Si se puede considerar el lenguaje como
"localizado" de manera definida en el cerebro, es s610
en ese sentido general y sin mucho inters en que se
puede decir qu~ est~n "en e~ cer~bro" todos los aspectos de la consClencla, todo mteres humano y toda a;tividad humana. Por consiguiente, no tenemos mas
remedio que aceptar el lenguaje como un siste~a f~n
cional plenamente formado dentro de la constitucin
psquica o "espiritua~" del homb.re. No podemos .definirlo como una entIdad en trmmos puramente pSlCOfsicos, por ms que la bas~ p~i~o-fsica sea esencial para
su funcionamiento en el mdIvlduo.
.
..
Por supuesto que, desde el pU,nto de vIsta del fl~I'
lago o del psiclogo, estamos haCIendo una abstra,cc16n
injustificable cuando as nos proponemos e~tl!dlar el
tema del lenguaje sin una constante y exphcIta .referencia a la base psico-fsica. No obs.tante~ semejante
abstraccin es justificable. Podemos dlscurru con. bue,n
provecho acerca de la intencin, la forma y la hlstO~1a
del habla, de la misma manera, exactamen~, como diScurrimos acerca de la naturaleza de cu~lq~ler otra .fase
de la cultura humana --el arte o la rehglOn, por elemplo-, esto es, como una entidad. instituci~n~l c1:1It~
ral, dejando a un lado los ,mecar:ls~os orgamcos y PSicolgicos por ser cosas .obvIas y sm mters para nuestro
objeto. En consecuenCia, debe quedar clar~; de una vez
por todas, que esta introduccin al estudIO del habla

18
DEFINICIN DEL LEN!.. _
'<:
no se ocupa de esos aspectos de la fisiologa y de la
psicologa fisiolgica que estn en los cimientos del
lenguaje. No vamos a hacer el estudio de la gnesis
y el modo de obrar de un mecanismo concreto, sino
una investigacin acerca de la funcin y la forma de
esos sistemas arbitrarios de simbolismo que conocemos
con el nombre de idiomas.
Ya he indicado que la esencia del1enguaje consiste
en el hecho de tomar sonidos convencionales, articulados de manera vluntaria, o sus equivalentes, como representantes de los diversos elementos de la experiencia. La palabra house ['casa'] no es un hecho lingstico
si por l se entiende simplemente el efecto acstico
que sobre el odo producen las consonantes y vocales que constituyen dicha palabra, pronunciadas en determinado orden; tampoco es un hecho lingstico a
cansa de los procesos motores y de las sensaciones tctiles que intervienen en la articulacin de la palabra;
ni a causa de la percepcin visual por parte de quien
escucha esa articulacin; ni a causa de la percepcin
visual de la palabra house en una pgina manuscrita o
impresa: ni a causa de los procesos motores v sensaciones tctiles que entran en juego para escribir la palabra; ni, finalmente, a causa de la memoria de alguna
de estas experiencias o de todas ellas. La palabra house
slo es un hecho lingstico cuando todas estas exoerit'ncias combinadas, y tal vez otras que no hemos mencionado, se asoci~n automticamente con la imagen de
una casa: entonces comienzan a adquirir la naturaleza
de un smbolo, de una palabra, de un elemento del
lenguaie. Pero no es snficiente todava el simple hecho
de semejante asociacin. Puede ser que alguna vez
oigamos una palabra cualquiera, proferida en una casa
determiuada en circunstancias tan impresionan tes, que
nunca, desde ese momento, vuelva a nuestra consciencia la imagen de la casa sin que al mismo tiempo se
haga presente aquella palabra,- v viceversa. Este tino
de asociaci6n no constituye el lenguaje. La asociacin
a que nos referimos debe ser puramente simblica: dicho de otra manera, la palabra debe denotar la imagen,

DEFINICIN DEL LENGUAJE

19

debe rotularla, y no debe tener otra funcin que la de


un paralelo suyo en otro plano, y a ese paralelo podemos acudir cada vez que sea necesario o conveniente.'
Semejante asociacin, que es voluntaria y en un sentido arbitraria, exige UIl notable ejercicio de atencin
consciente, por lo menos en el comienzo, ya que el
hbito no tarda en hacer esta asociacin tan automtica como muchas otras, y ms rpida.
Pero quiz hemos avanzado con demasiada velocidad. Si el smbolo ha use -sea UIla experiencia o imagen auditiva, motora o visual- no se refiriera ms que
a la sola imagen de una casa determinada, vista en
una sola ocasin, una crtica indulgente podra quiz
darle el nombre de elemento del lenguaje; sin embargo,
es evidente desde el principio que un lenguaje constituido en esa forma tendra un valor muy escaso, o nulo,
para las finalidades de la comunicacin. El mundo de
nuestras cxperiencias necesita ser simplificado y gClleralizado enormemente para que sea posible llevar a cabo
un invcntario simblico de todas nuestras experiencias
de cosas y relaciones; y ese inventario es indispensable si
queremos comunicar ideas. Los elementos del lenguaje, los smbolos rotuladores de nuestras experiencias tienen que asociarse, pues, con grupos enteros, con clases
bien definidas de experiencia, y no propiamente con
las experiencias aisladas en s mismas. Slo de esa manera es posible la comunicacin~ pues la experiencia
aislada no radica ms que en una consciencia individual y, hablando en trmi~os estrictos~ es inc?municable. Para que sea comul1lcada, m:cesIta relaCIOnarse
con una categora que la comunidad acepte tcitamente como una identidad. As, la impresin particular
que ha dejado en m una casa determinada nccesita
identificarse con todas mis dems impresiones acerca de
ella. y adems, mi memoria generalizada, o sea mi "nocin" de esa casa debe fundirse con las nociones que
se han formado acerca de la casa todos los individuos
que la han visto. La experiencia particular que nos ha
servido de punto de arranque se ha ensanchado ahora
de tal manera, que puede abarcar todas las impresiones

20

DEFINIC IN DEL LENGUA JE

O imgenes posibles que acerca de la casa en


cuestin
'" se han formado o pueden formarse seres sensibles.;; Esta
primera simplificacin de la experiencia se encuentra
en la base de gran nmero de elemento del habla,
los llamados nombres propios, o palabras que designan
individuos u objetos individuales. Es, en lo esencial,
el mismo tipo de simplificacin que constituye el fundamento o el material bruto de la historia y del arte.
Pero no podemos contentarnos con este procedimiento
de reduccin de algo que, como la experiencia, es infinito. Debemos llegar hasta la mdula de las cosas, debemos poner en un solo montn, de manera ms o menos arbitraria, masas enteras de experiencia, viendo en
ellas un nmero bastante de semejanzas para que nos
autoricen a considerarlas idnticas (10 cual es errneo,
pero til para nuestro objeto) . Esta casa y aquella otra
casa v miles de otros fenmenos de carcter anlogo se
aceptan as en cuanto tienen un nmero suficiente de
rasgos comunes, a pesar de la~ ,grandes. y palp~bles
diferencias de detalle, y se claSIfIcan baJO un nllsmo
rtulo. En otras palabras, el elemento lingstico 110use
es primordial V fundamentalmente, no el smbolo de
u~a percepcin' aislada, ni siquiera de la nocin de un
objeto particu lar, sino de un "conce pto", o, di?ho
en otra forma de una cmoda envoltura de pensamIentos en la cu;l estn encerradas miles de experiencias
distintas y que es capaz de contener muchos otros mi
les. Si los elementos significantes aislados del habIa
son los smbolos de conceptos, el caudal efectivo del
habla puede interpretarse como un registro de la fijacin de estos conceptos en sus relaciones mutuas.
Muchas veces se ha planteado la cuestin de si seria posible el pensamiento sin el habla y tambin la
cuestin de si el habla y el pensamiento no sern otra
cosa que dos facetas de un mismo proceso psquico.
'..,La cuestin es tanto ms difcil cuanto que se la ha
'rodeado de un seto espinoso de equvocos. En primer
lugar, conviene observar que, independientemente de si
el pensamiento exige o no ~xige el simboli~mo (es. decir, el habla), el caudal mIsmo del lenguaje no SlCm-

DEFINIC IN DEL LENGUA JE


21
pre es un indicador de pensamiento. Hemos visto que
el elemento lingstico tpico sirve de rtulo a un concepto. De ello no se sigue que los usos a que se destina
el lenguaje sean siempre conceptuales, ni que lo sean
de manera predominante. En la vida ordinaria no nos
interesamos tanto por los conceptos en cuanto tales,
sino ms bien por particularidades concretas y relaciones determinadas. Por ejemplo, cuando digo 1 had a
good breakfast this momin g ['me desayun muy bien
esta maana'], es evidente que no estoy sintiendo las
congojas de un pensamiento laborioso, y que 10 que
tengo que comunicar a quien me escucha no pasa de
ser un recuerdo placent ero, traduci do simblicamente siguiendo los carriles de una expresin habitual. Cada
uno de los elementos de mi frase define un concepto
separado, o una relacin conceptual separada, o las dos
cosas juntas, pero la frase en s misma no tiene la menor significacin conceptual. Es ms o menos como si
un dinamo capaz de generar una corriente elctrica suficiente para mover un ascensor fuera utilizado casi exclusivamente para alimentar el timbre de una puerta.
y el paralelo es ms sugestivo de 10 que podra parecer
a primera vista. Se puede considerar el lenguaje como,
un instrumento capaz dc responder a una enorme serie
de empleos psquicos. Su corriente no slo va fluyendo
paralela a la de los contenidos internos, de la ~on,scien.
cia, sino que fluye paralela a ella en mveles dlstm tos,
que abarcan desde el estado mental en que dominan
imgenes particulares hasta el estado en que los conceptos abstractos y sus relaciones mutuas son los nicos
en que se enfoca la atencin,.lo cual suele .Ilamarse razonamiento. As, pues, lo nico constante que hay en el
lenguaje es su forma externa; su significado interior,
su valor o intensidad psquicos varan en gran medida
de acuerdo con la atencin o con el inters selectivo del
espritu, v asimismo -ocios o es decirlo---- de acuerdo
con el dsarrollo general de la inteligencia. Desde el,
punto de vista del lenguaje, el pensamiento se puede
definir como el ms elevado de los contenidos latentes
o potenciales del habla, el cOI1tenido a que podemos

22

DEFINICIN DEL LENGUAJE

llegar cuando nos esforzamos por adscribir a cada uno


de los elementos del caudal lingstico su pleno y absoluto valor conceptual. De aqu se sigue inmediatamente que el lenguaje y el pensamiento, en sentido
estricto, no son coexistentes. A lo sumo, el lenguaje
puede ser slo la faceta exterior del pensamiento en el
nivel ms elevado, ms generalizado, de la expresin
simblica . Para exponer nuestro punto de vista de
manera algo distinta, el lenguaje es, por su origen,
una funcin pre-racional. Se esfuerza humildemente por
elevarse hasta el pensami~nto que est latente en sus
clasificaciones y en sus formas y que en algunas ocasiones puede distinguirse en ellas; pero no es, como suele
afirmarse con tanta ingenuidad, el rtulo final que se
coloca sobre el pensamiento ya elaborado, 1
La mayor parte de las personas, cuando se les pregunta si pueden pensar sin necesidad de palabras, contestarn probablemente: "S, pero no me resulta fcil
hacerlo. De todos modos, s que es algo posible." I De
manera que el lenguaje vendra a ser simple, ropaje!
Pero y si el lenguaje no fuera ese ropaje, sino ms
bien una ruta, un carril preparado? Es muy probable,
en realidad, que el lenguaje sea un instrumento destinado originalmente a empleos inferiores al plano conceptual, y que el pensamiento no haya surgido sino ms
tarde, como una interpretacin refinada de su contenido. En otras palabras, el producto va creciendo al mismo tiempo que el instrumento, y quiz, en su gnesis
y en su prctica cotidiana, el pensamiento no sea concebible sin el lenguaje, de la misma manera que el razonamiento matemtico no es practicable sin la palanca
de un simbolismo matemtico adecuado. Ciertamente
nadie va a creer que hasta la ms ardua proposicin
matemtica depende estrechamente de un conjunto arbitrario de smbolos; pero es imposible suponer que la
inteligencia humana sera capaz de concebir o de resolver semejante proposicin sin la ayuda del simbolismo. Por lo que a l toca, el autor de este libro. rechaza
decididamente, como algo ilusorio, esa sensacin que
tantas personas creen experimentar, de que pueden

DEFINICIN DEL LENGUAJE

23

pensar, y hasta razonar, sin necesidad de palabras. La


)USI~ se debe seguramente a una serie de factores.
El mas sl,mple de ellos es la incapacidad de distinguir
entre la Imagen y el pensamiento. En realidad, tan
pronto como ~os esforzamos por poner una imagen en
relacin consciente Con otra, vemos que, sin darnos
cuenta, estamos ~ormando un silencioso fluir de palabras . El pensanlJento podr ser un dominio natural
separado del dOI?inio artificial del habla, pero en tod~
caso el habla viene a ser el nico camino conocido
para llegar hasta el pensamiento. La ilusoria sensacin
d~ que e.l hombre puede prescindir del lenguaje cuando
piensa tIen,e. otr~ fuente todava ms fecunda, que es
la f:ecuentlslma J.ncapacidad de comprender que el lenguaJe no es la misma cosa que su simbolismo auditivo.
E.l simbolismo ~uditi~o puede ser sustitudo, pieza tras
p~eza, por un. SimbolIsmo motor o por un simbolismo
Visual (por ejemplo, mu~has personas pueden leer en
un sentido puramente Visual, esto es sin el vnculo
intermediario de un flujo interno de imgenesauditiva~ que corr.espondan a las palabras impresas o manus'
cntas), o bIen por algn otro tipo de comunicacin
ms sutil y huidizo y menos fcil de definir. As, pues;
la pretensIn de que se puede pensar sin necesidad de
palabras, simplemente porque uno no se da cuenta
de la coexistencia de imgenes auditivas dista mucho ele ser vlida. Podemos ir todava ms' lejos, y sospechar que,. en al~unos casos, la expresin simblica
del pensa111lento sigue su ruta fuera de los lmites de
la inteligencia consciente, de manera que la sensacin
?e ~~ flujo ~e pensamiento libre y extra-lingstico se
J~stIflca , relabva!nen~e (~ero slo relativamente) para
cierto hpo de mtehgenCla. Desde el punto de vista
p~i~o-fsico, esto viene a significar que los centros a~
dItI~o? del ce.rebro o los. centros visuales o ,motores
equI~al~ntes, Junto con los apropiados conductos de
aSOCiaCin, que son los equivalentes cerebrales del habla, son afectados de manera tan imperceptible durante el proceso del pensamiento. que no alcanzan a subir
al plano de la consciencia. Este sera un caso excep-

24

DEFINICIN DEL LENGUAJE

cianal: el pensamiento cabalgando ligeramente sobre


las crestas sumergidas del habla, en vez de trotar tranquilamente con ella, lado a lado. La psicologa moderna nos ha mostrado la tremenda actividad que el
simbolismo realiza en el espritu 'inconsciente. Por lo
tanto, ahora es ms fcil de comprender que hace veinte aos 3 cmo el pensamiento ms intangible puede
ser tan slo la correspondencia conscien te de un sim, bolismo lingstico inconsciente.
Digamos todava dos palabras acerca de la relacin
entre lenguaje y pensamiento. El punto de vista que hemos venido desarrollando no excluye de ningn modo
la posibilidad de que el desenvolvimiento del habla dependa en muy alto grado del desarrollo del pensamiento. Podemos dar por sentado que el lenguaje ha surgido pre-racionalmente -de qu manera concreta y en
qu nivel preciso de actividad mental es algo que no
sabemos-, pero no debemos imaginar que un sistema
bien desarrollado de smbolos lingsticos haya podido
elaborarse con anterioridad a la gnesis de conceptos
claramente definidos y a la utilizacin de los conceptos, o sea el pensamiento. Lb que debemos imaginar
es ms bien que los procesos del pensamiento entraron
en juego, como una especie de afloramien'to psquico,
casi en los comienzos de la expresin lingstica, y que
el concepto, una vez definido, influy necesariamente en
la vida de su smbolo lingstico, estimulando as el
desarrollo del1enguaje. Este complejo proceso de la interaccin entre el lenguaje y el pensamiento no es imaginario: seguimos viendo positivamente c6mo se efecta
ante nuestros ojos mismos. Si el instrumento hace
posible el producto, el producto, a su vez, refina al instrumento. Al nacimiento de un concepto nuevo precede, invariablemente, un empleo ms o menos restringido o extenso del viejo material lingstico; el concepto
no adquiere vida individual e independiente sino cuando ha encontrado una envoltura lingstica. En la mayor parte de los casos, el nuevo smbolo no es ms que
s [La primera edicin de este libro es de 1921.]

DEFINICIN DEL LENGUAJE

25

un objeto forjado a base de material lingstico ya existente, segn procedimientos elaborados por precedentes
extraordinariamente despticos. Tan pronto como la
palabra queda lista, sentimos de manera instintiva, con
una especie de suspiro de alivio, que tambin el concepto est listo para que 10 manejemos. Mientras no
poseamos el smbolo, no podremos sentir que tenemos
en las manos la nave capaz de abrir el conocimiento o
la comprensin inmediata del concepto. Acaso estaramos tan prontos a morir por la "libertad", a luchar
por nuestros "ideales", si las palabras mismas no estuvieran resonando dentro de nosotros? Y la palabra, como sabemos, no es slo una llave; puede ser tambin
una traba.
El lenguaje es, primordialmente, un sistema auditivo -~
de smbolos. En cuanto es articulado, es tambin un
sistema motor, pero el aspecto motor del habla es, con
toda evidencia, algo secundario en relacin con el aspecto auditivo. En los individuos normales, el impulso
a hablar toma forma, primero, en la esfera de las imgenes auditivas, y de ah se transmite a los nervios motores por los cuales se gobiernan los rganos del habla.
Sin embargo, los procesos motores y las sensaciones
motoras que los acompaan no son la culminacin, el
punto final de descanso. Son tan slo un instruniento,
una palanca mediante la cual se provoca la percepcin
auditiva, tanto en el hablante como en el oyente. Lacomunicacin, o sea el objeto mismo del leguaje, no
se lleva a cabo satisfactoriamente sino cuando las percepciones auditivas del oyente se traducen a una adecuada e intencional serie de imgenes o de pensamientos, o de las dos cosas combinadas. Por consiguiente,
el ciclo del lenguaje, en la medida en que se le puede
considerar como un instrumento puramente externo,
comienza y acaba en el terreno de los sonidos. La concordancia entre las imgenes auditivas iniciales y las
percepciones auditivas finales es como la sancin o la
garanta social del satisfactorio resultado del proceso.
Como ya hemos visto, el desarrollo tpico de este proceso puede sufrir innumerables modificaciones o trans-

26

DEFINICIN DEL LENGUAJE

ferencias a sistemas equivalentes, sin perder por ello sus


caractersticas formales esenciales.
La ms importante de estas modificaciones es la
abreviacin que supone el proceso lingstico durante
el acto de pensar. Esta abreviacin puede realizarse
indudablemente, en muchas formas, de acuerdo con la~
peculiaridades estructurales o funcionales de cada inteligencia. La forma menos modificada es esa que se
l!ama "hablar consigo mismo" o "pensar en alta voz".
El hablante y el oyente se confunden entonces en una
sola persona, la cu'al, por as decirlo, se comunica consigo misma. De mflyor importancia es la forma todava ms abreviada, en que los sonidos del habla' no se
a:ticuJ:m en absoluto. A ella pertenecen todas las varIedades de lenguaje silencioso y de pensamiento normal. As, los nicos que a veces reciben una excitacin
son los centros auditivos; o bien, el impulso hacia la
expresin lingstica puede comunicarse igualmente a
los nenias motores que estn en conexin con los r
ganas de la palabra, pero queda inhibido, ya sea en
los msculos de estos organos, ya en algn punto de los
mismos nervios motores; o, si no, los centros auditivos
pueden quiz ser afectados de modo muy ligero, si acaso llegan a serlo, y entonces el proceso del habla se
manifiesta directamente en la esfera motora. Adems
de stos existen sin duda otros tipos de abreviacin. La
excitacin de los nervios motores es muy frecuente en
el habla silenciosa, de la cual no resulta ninguna articulacin audible o visible; ese hecho se demuestra por
la conocida experiencia de la fatiga de los rganos del
habla, sobre todo de la laringe, despus de una lectura
particularmente estimulante, o tras una intensa meditacin.
Todas las modificaciones consideradas hasta aqu
estn absolutamente confonnes al proceso tpico del
habla normflL De gran inters y de suma importancia
es la posibilidad de transferir el sistema todo de simbolismo del habla a trminos distintos de 105 que supone el proceso tpico. Este proceso, como hemos visto,
es una cuesti6n de sonidos y de movimientos cuya

DEFINICIN DEL LENGUAJE

27

finalidad es la producci6n de sonidos. El sentido de


la vista 110 entra en juego. Pero supongamos que no
slo se oigan los sonidos articulados, sino que .se vean
las artictnaciones mismas a medIda que las va elecutando el hablante. Es evidcnte entonces que, si uno puede
adquirir un grado su~ic!ente de destr;za en la percepcin de tales movImIentos de los organos del habla, queda abierto el camino para un nuevo tipo de
simbolismo en que el sonido es reemplazado por la
imagen visual de las.articulaciones que corres~onden al
sonido. Este nuevo sistema no ofrece gran !il[ers para
la mayor parte de nosotros, porque. ~a estamos como
encerrados dentro del sistema audItivo-motor; en el
mejor de los casos, aqul sera simplemente una traduccin imperfecta de ste, puesto qu~ no .todas las
articulaciones son perceptibles para el oJo. Sm embargo es muy bien conocido el excelente empleo que los
so;domudos pueden hacer de 1a "lectura de los labios",
que resulta as un medio subsidiari? de ~aptar el.h~?l~.
El ms importante de todos los Sllnbohsmos lmgmshcos visuales es, por supuesto, el de la palab:a manuscrita o impresa, al cual, desde el punto de :VIsta de la.s
funciones motoras, corresponde toda la sene de movImientos exquisitamente coordinados, cuyo resultado .es
la accin de escribir, a mano o a maquma, o cualqmer
otro mtodo grfico de representar el habla. En es~os
nuevos tipos de simbolismo, el rasgo .qu.e es e~encIal
mente importante para nuestro reconocImIento, S!il c~n
tar el hecho de que ya no son productos secundan?s
del habla normal en s misma, es que dentro del SIStema cada uno de los elementos (letra o palabra escrita) corresponde a un elemento determinado (sonido
o grupo de sonidos o palabra l?ronu~ciada) .del sistema
primario. As, pues, el lenguaje escnto eqUIvale, punto
por punto, a ese modo inicial ~ue es el lenguaje' hablado. Las formas escritas son 51mbolos secundanos de
las habladas -smbolos de smbolos-; y es tan estrecha ]a correspondencia, que no s610 en teora, sino tambin en la prctica de ciertas personas aco~tumb~das
a la lectura puramente visual, y tal vez en cIertos tipos

28
DEFINICIN DEL LENGUAJE
de pensamiento, las fonnas escritas pueden sustituir
del todo a las formas habladas. Sin embargo, es probable que las asociaciones auditivo-motoras e~tn siempre cuando menos latentes, esto es, que entren en
juego de manera inconsciente. Aun aquellos que leen
o piensan sin el ms ligero empleo de imgenes sonoms, dependen, en ltima instancia, de esas imgenes.
Estn manejando simplemente el medio circulante, la
moneda de los smbolos visuales, como un cmodo
sustituto de las mercancas y servicios de los smbolos
auditivos fundamentales.
Las posibilidades de transferencia lingstica son ilimitadas. Un ejemplo de todos conocido es el alfabeto
Morse empleado en el telgrafo, en el cual las let~as
del lenguaje escrito estn representadas por una sene,
convencionalmente establecida, de golpes ms o menos
largos. AqU la transferencia se lleva a cabo a partir
de la palabra escrita y no directamente a partir de los
sonidos del lenguaje hablado. En otras palabras, la
letra del cdigo telegrfico es el smbolo del smbolo
de un smbolo. Por supuesto que de ello no se sigue,
en modo alguno, que, para llegar a comprender un
mensaje telegrfico, el operador. experimentado te~ga
necesidad de transponer una sene dada de golpe~!os
a una imagen visual a fin de captar su imagcn audItIva
normal. El mtodo preciso de descrifrar el lenguaje
transmitido por va telegrfica vara muchsimo, como
es natural, de acuerdo, con los individuos. Hasta es
concebible, aunque no muy probable, que c}ertc?s telegrafistas puedan llegar a t,al gra.do de expenencIa, <:lue
aprendan a pensar, sin mas, baJO la fonna de un Simbolismo auditivo de golJ?Cteo; esto no repugna, por lo
menos en lo que se refiere a la 'parte estri~tamente consciente del proceso de pensamIento; o bIen, e~ el c~so
de telearafistas dotados de una fuerte tendenCIa al Slmbolism~ motor, es posible que piensen bajo la form~
del simbolismo tctil que se desarrolla en la transmIsin de mensajes telegrficos.
Hay todava otro interesante grupo de transferencias: el de los diferentes lenguajes de seas, desarrolla-

29

DEFINICIN DEL LENGUAJE

dos para uso de los sordomudos, o de los monjes trapenses que han hecho voto de perpetuo silencio, o
que suelen emplear las personas que pueden verse mutuamente, pero que estn demasiado I~jos entre para
poder escucharse. Algunos de estos SIstemas eqmvalen .
punto por punto al sistema norma] del habla; otros,
como el simbolismo de ademanes empleado por los
militares o el lenguaje de seas qu~ utilizan lo~ indios
de las llanuras en los Estados Umdos (lenguaje comprendido por tribus que hablan idioma~ n:uy distintos),
son transferencias imperfectas, que se lImitan a expresar
aquellos elementos rudiment~rio~ del leng~aje que s?n
un mnimo indispensable baJO CHcunstanclas excepcIOnales. Se puede ale~ar que en est~s lti.mos simboli~
mas --como tambien en otros SimbolIsmos todavla
ms imperfectos, por ejemplo los empleados en el mar
o en los bosques- el lenguaje ya no desempea pr~
pamente ningn papel, sino que las idea.s se, ~ransml
ten de manera directa por un proceso sllnbohco que
nada tiene que ver con l, o por J?edio .de un mi~e
tismo cuasi-instintivo. Pero semejante mterpretaclOn
sera errnea. La inteligibilidad de estos vagos si~J:>0lismos no puede deberse sino a su trasla~o aut~mahco
y silencioso a los trminos de un lenguaje mejor conformado.
De lo anterior tendremos que concluir que toda
comunicacin voluntaria de ideas, prescindiendo del habla normal, es una transferencia, directa o indirecta,
del simbolismo tpico del lenguaje hablado u odo, o
que, cuando men.os, supon~ l~, i?tervenci,n de un
simbolismo autnticamente lmgmshco. Es este un hecho de suma importancia~ Las imgenes au~i~ivas y las
imgenes motoras (relacionadas con .las audItivas) que
determinan la articulacin de los somdos, son la fuente
histrica de todo lenguaje y de todo pensamiento; IX:
drn ser muy apartados los atajos por los cuales Sigamos este proceso; pero la. conc1usi~n ser la misn;a.
y he aqu otro punto, de ImportanCIa mayor todavla.
La facilidad con que el simbolismo lingstic? ~uede
transferirse de un sentido a otro, de una tecmca a

s!

30

DEFINICIN DEL LENGUAJE

otra, nos est ' indicando por s sola que los sonidos
del habla, en cuanto tales, no son el hecho esencial del
lenguaje, sino que ste consiste ms propiamente en
la clasificacin, en la fijacin de formas y en el esta, blecimiento de relaciones entre los conceptos. Repitmoslo una vez ms: el lenguaje, en cuanto estrutura,
constituye en su cara interior el molde del pensamiento. Este lenguaje abstracto, y no propiamente los hechos fsicos del habla, es lo que va a ocuparnos en
nuestro estudio.
Entre los hechos generales relativos al lenguaje, no
hay uno que nos impresione tanto como su universalic
dad. Podr haber discusiones en cuanto a si las actividades que se realizan en una tribu determinada son
merecedoras del nombre de religin o de arte, pero no
tenemos noticias de un solo pueblo que carezca de
lenguaje bien desarrollado. El ms atrasado de los bosquimanos de Sudfrica se expresa en las formas de un
rico sistema simblico que, en lo esencial, se puede
comparar perfectamente con el habla de un francs
culto. No hay para qu decir que los conceptos ms
abstractos no se hallan representados tan abundantemente, ni con mucho, en la lengua del salvaje; y sta
carece asimisI)lo de esa riqueza de vocabulario y de esa
exquisita matizacin de conceptos que caracterizan a las
culturas ms elevadas. Sin embargo, esta especie de
desenvolvimiento lingstico que va corriendo paralelamente al desarrollo histrico de la cultura, y que en
sus etapas ms avanzadas asociamos con la literatura,
no pasa de ser algo superficial. La armazn bsica del
le~~ , la constitucin-'de, un sistema fontico bien
definido," Ja: asociacin concreta de los elementos lingsticos con los conceptos y la capacidad de atender
co'n eficacia ala expresin formal de cualquier elase
de relaciones, todas estas cosas las encontramos perfeccionadas y sistematizadas rgidamente en cada uno
de los idionias que conocemos. Muchas lenguas primitivaS 'poseen una riqueza de formas, una latente exuberancia de expresin que eclipsan cuantos recursos poseen los idiomas de la civilizacin moderna. Hasta en

DEFINICIN DEL LENGUAJE

31

el simple terreno del inventario lxico de una lengua, el


profano tiene que estar preparado para las ms extraas sorpresas, Las opiniones que suele tener la gente
en cuanto a la extrema pobreza de expresin a que
estn condenadas las lenguas primitivas son puras fbulas. La increble diversidad del habla es un hecho
casi tan impresionante como su universalidad. Quienes
hemos estudiado francs O alemn, o, mejor an, latn
o griego, sabemos en qu formas tan variadas puede
expresarse un pensamiento. No obstante, las divergencias formales entre el plano ingls y el plano latino
son relativamente desdeables en comparacin de lo
que sabemos de moldes lingsticos ms exticos. La
universalidad y la diversidad del habla nos llevan a una
deduccin muy importante. Sin entrar en la cuestin
de si todas las formas de habla se desprenden histricamente o no de una sola forma prstina, debemos convenir en que el lenguaje es una herencia antiqusima I
del gnero humano. Es dudoso que alguna otra posesin cultural del hombre, sea el arte de hacer brotar el
fuego o el de tallar la piedra, pueda ufanrse de mayor
antigedad. Yo me inclino a creer que el lenguaje es
anterior aun a las manifestaciones ms rudimentarias
de la cultura material, y que en realidad estas manifestaciones no se hicieron posibles, hablando estrictamente. sino cuando el lenguaje, instrumento de la expre- I
sin y de la significacin, hubo tomado alguna forma . '

f
231

LA .'IlUTUA INFLUENCIA VE LAS LENGUAS

importancia, a saber, que casi siempre se trata de adiciones superficiales, que no llegan al nclco morfolgico de la lengua. Mientras los testimonios histricos
directos con que contamos no nos ofrezcan ejemplos
realmente convincentes de una profunda influencia
morfolgica dcbida a la diseminacin dc rasgos cstructurales, haremos bien en no confiar demasiado en las
teoras de la difusin.
En trminos generales diremos, pues, que las principales coincidencias y divergencias de las formas lingsticas -sistema fontico y morfologa- son producto de la corriente autnoma de transformacin del
lenguaje, no de rasgos aislados y diseminados que se
agrupan al acaso en un lugar o en otro. El lenguaje
es quiz el fenmeno social que ms se resiste a inf1ucncias extraas, el que ms se basta a s mismo. Es
ms fcil suprimir del todo una lengua que desintegrar su fonm individual.

X
LENGUAJE. RAZA y CULTURA

en el alto chinook, debida evidentemente a la influencia de las


vecinas lenguas sahaptin. Otro caso es el del takelma, que emplea
prefijos instrumentales por influencia de las Icgm.~ hokan (shasta
y karok) que se hablan en las inmediaciones.

EL LENGUAJE tiene su escenario. Las l?ersonas que hablan una lengua pertenecen a determma.d.a raza (o a
diversas razas), es decir, a un grupo que ~Iflere d~ ~tros
por ciertas caractersticas fsicas. Ademas, las dlstmtas
lcnguas no se dan independientemcnte de la ~ultura,
esto cs, del conjunto de costumbrcs y cre~ncas que
constituye una herencia social y que determma la contextura de nuestra vida. Los antroplogos suelen estudiar al hombre bajo tres -aspectos: raza, lengua y cultura. Cuando se cnfrentan a una zona natural como
el Africa o como las islas de los mares del Sur, comienzan por dividirla de acuerdo con est~s t.res puntos
de vista. Sus estudios rcsponden a las sigUIentes preguntas: 1) Cules son las principales especies en <;luc
sc divide el animal humano desde el punto de vista
biolgico (por ejemp~o, el neg~o del Congo, el .bla~co
de Egipto; el australiano de pl~l oscura, el polmesl?)
y dnde se encuentran? 2) Cuales son los grupos 1mgsticos, las "familias li~gstica~" ~u~ a~arcal1 mayor
cantidad de lenguas, y como esta dlstnbUlda ~a.da una
de esas familias (por ejemplo, las lenguas camlhcas del
Norte de Africa las bant del Sur; las lenguas malayopolinesias de h;donesia, Melanesia, Micronesia y Polinesia)? 3) Cmo pueden c1a~ifjcarse, desde el punto
dc vista de la cultura, los habitantes de la zona estudiada? Es decir, cules son las principales "zonas culturales" y qu ideas prcdominan en ea~a una de el1a.s
(cultura mahometana al Norte de Afnca cultura pr~
mitiva no agrcola, sino de cazadores, entre los bosqUImanos de Sudfrica; cultura fsicamente pobre, pero
rica en ceremonias rituales, entre los indgenas australianos; cultura ms adelantada y ms especializada en
Polinesia, etc.)?
. .
El hombre de la calle no se detIenc a meditar en la
235

LENGUAJE, RAZA Y CULTURA

236

LENGUAJE, RAZA y

CULTURA

posicin que ocupa dentro del esquema general de


la humanidad. Se da cuenta de que representa una
parte vigorosamente integrada del gnero humano
--conccbido unas veces como "nacionalidad" y otras
como "raza"-, y que todo lo que le pertenece a (1,
en cnanto representante tpico de ese grupo, forma en
eicrto modo un conjunto bien integrado. Si se tratol
de un ingls, se considerar miembro de ia raza "al1glosajona", de la cual es expresin la lengua inglesa.
La ciencia, cn cambio, es ms fra: lo que trata de saber
es si esos tres tipos de clasificacin -racial, lingstica
y cultnral- son cohcrentes, si su asociacin cs inherente y forzosa o slo un asunto de historia extcrna. La
respuesta a tales interrogaciones IJO favorece mucho a
los quc tienen una preferencia scntimental por la "raza". Los historiadores y los antroplogos han llegado
a la conclusin de que las razas, las lenguas y las cnltm;s no cstn distribudas en forma paralela, que las
zonas de distribucin de los tres aspectos 'se cntrecruz:m de la manera ms desconcertantc, y que la historia
de cada uno de ellos cs muy distinta de la de los dems. Las razas tienden a mezclarse en fornla muy diferente de como se mezclan las lenguas; stas, por su
parte, suelen traspasar sus fronteras primitivas e invadir el territorio de otras razas V de otras esferas culturales. Hasta puede ocurrir que una lengua desaparezca del lugar quc le di origcn y sobreviva en pueblos
violentamente hostiles contra los individuos a quienes
perteneca csa lengua como patrimonio original. Por
otra parte, los accidentes de la historia cstn rcajustando
de manera continua las fronteras de las zonas culturales, sin que por eso desaparezcan forzosamente las. divisiones lingsticas. Debemos convencernos, de una
vez por todas, de que las razas, en su nico sentido
coherente, que es el biolgico, son soberanamente indiferentes a la historia de las lenguas y de las culturas,
de que para dar una explicacin de stas es tan intil
la raza como las leyes de la fsica y de la qumica. Slo
as llegaremos a tener una perspectiva que, si bien

237

concede cierta atencin a los conceptos msticos de "genio eslavo", "mentalidad anglosajona", "teutonismo",
"alma latina", etc., se niega rotundamente a caer en la
trampa de alguno de ellos. No hay mejor manera de
desinflar esos prejuicios sentimentales que ponerse a
estudiar de cerca la distribucin de las lenguas y la historia de esa distribucin.
Es f:kil demostrar que un grupo de lenguas no corresponde necesariamente a un grupo racial ni a una
zona cultural. Ms an: podemos haccr ver que una soJa lengua se habla entre distintas razas y distintas
eultnras. No cs una raza nica la que habla la lengua
inglesa. En los Est3dos Unidos hay varios millones
de negros que no conocen .otro idioma; el ingls es su
lengua materna, la vestidura de sus scntimicntos y
pensamientos ms ntimos, es tan "de cllos", les pertenece tanto como al mismsimo rcy dc Inglaterra. Y,
por su parte, los hombres blancos de habla inglesa que
viven en los Estados Unidos no constituyen tampoco
una raza nica v bien definida, a no ser que se pueda
decir eso por ontraste con la raza negra. Segn la
antropologa fsica, hay en Europa tres razas blancas
principales, que son la bltica o del Norte dc Europa,
la alpilla y la mediterrnea: pucs bien, cada una de
estas razas tiene cn los Estados Unidos gran nmero
de representantes, los cuales, por supuesto, son de habla
inglesa. Sin embargo, r.o eabra decir que el ncleo
histrico de los pueblos que hablan ingls, que esos
hombres relativamente "no mezclados" que an resiclcn en Inglaterra y en sus colonias representan una
raza nica y pura? No hay, que yo sepa, prueba alguna en apoyo de semcjante hiptesis. Los ingleses
consti t!,!yen una amalgama de mUchos grupos raciales
diferentes. Adems del antiguo clemento "anglosajn".
esto es, germnico del Norte, considerado por lo comn como grupo bsico de la poblacin, la sangre inglesa incluye elementos franco-normandos,1 cscandina1 Que a su vez son una amalgama de elementos del Norte de
Francia con elementos escandinavos,

238
LENGUA JE, RAZA Y CULTUR A
VOS, "clticos"2 y pre-clticos. Si entre Jos "ingleses"
inelumos tambin a los escoceses y a los irlandeses,3
estamos aplicando el trmino "celta" a dos elementos
raciales muy diversos, si es que no a ms: el tipo gals,
de baja estatura y piel morena, y el tipo de los HighJands y de varias partes de Inglaterra, que es ms aho,
ms rubio y a menudo pelirrojo. Aun limitndonos
al elemen to sajn, que, ' por supuesto, nunca se da en
forma "pura", nos topamos con dificultades. Hablan do
sin ningn aflJ de precisin, podemos identificarlo
con el tipo racial que hoy predomina en la parte meridional de Dinama rca y en las regiones adyacentes de
la Alemania septentrional. Si esta identificacin es
acertada, tendremos que resignarnos a admitir que, de
las trcs lenguas histricamente emparentadas con el
ingls, la menos cercana es el escandinavo (la ms
prxima es el frisn, y le siguen los dems dialectos
germnicos occidentales: el bajo sajn o Plattdeutsch,
el holands, el alto alemn ), y que el tipo racial especficamente "sajn" que invadi a Inglaterra en los
siglos v y VI coincida a grandes rasgos con el tipo representado en nuestros das por los daneses, que hablan
una lengua escandinava; la poblacin de la Alemania
2 La sangre "cltica" de los hombres que viven
en lo que
ahora es Inglaterra y Gales no se encuentra nicament.e en las
regiones de habla cltica (Pa(s de Gales y, hasta hace poco, Cornualles). Todo parece mostrar que las tribus germnicas invasoras
(anglos, sajones, jutos) no exterminaron a los celtas "britnicos"
de Inglaterra ni los forzaron a emigrar a Gales y Cornuallcs en ~u
totalidad (los manuales ele historia se empean siempre en des
terrar a los pueblos vencidos a los reductos de las montaas y
a
los rincones ms apartados), sino que se mezclaron con ellos
r
se limitaron a imponerles su lengua y su gobierno.
s De hecho, no hay manera de separar del todo a ingleses,
escoceses e irlandeses. Estos trminos tienen un valor ms sentimental que propiamente r.lcia1. Ha habido mezcla coutinua durante siglos, y slo en las regiones apartadas encontramos tipos
relativamente puros, como los escoceses de los Highlands en las
Hbridas. En los Estados Unidos los elementos ingleses, escoceses
e irlandeses se han mezclado de manera inextricable.

LENGUA JE, RAZA Y CULTUR A

1
1

239

central y meridion~l que habla. e~ alto alemn t tiene,


en cambio, un caracter muy distinto.
.
Ahora bien, qu ocurre si hacemos ~aso omiso de
tan sutiles distinciones y damos por avenguado que la
distribucin del tipo racial "teutn ico" o bltico o europeo septentrional coincidi co~ la de las lenguas ger;
mnicas? Acaso no estamos pisando terreno seguro.
No: la situacin se nos complica ahora ms que nunca.
Por principio de cuentas, la m~yor parte de la. ~obla.
cin de habla alemana (Alemama central y mendiOnal,
la Suiza Alemana, la Austri.a alemana) no pertene c; ~ la
raza "teutn ica", alta, rubia y de cabeza .alarg?da, smo
a la raza alpina, de menor estatura, de piel mas mor~na
y de crneo ms bien redondo,6 repre~entada tam~ln
por los habitantes del centro de FranCia, por los SUlZO.S
de habla francesa y por muchos grupos eslavos ?el OCCIdente y del Norte (~~r ejemplo, los b.ohem~~s y lo,~
polacos). La distribucwn de esas pob!ac!On~,s alp,l,nas
corresponde en parte a la de los ant~guos celtas del
contine nte europeo, cuya lengua cedi en todas. parte~
a la presin itlica, germnica y eslava. Lo meJor sera
no emplear para nada la expresin "~aza cl.ti~a", pe~o,
si se nos forzara a darle un contemdo, qUlza debenamas aplicarla en trminos generales ~ los. p,:eblos alpinos del Occidente y no a los dos hpo~ Islenos a~te.s
mencionados aunque estos ltimos, es Cierto, se aSimilaron a los ~eltas en lengua y tam?in, p~rcialmente:
en sangre, del mismo modo como .slglos .~as ta~de ca~!
toda Inglaterra y parte de ESCOCia se . teutomzaron
por influen~ia d~ l?~ a.nglos y}e los"salones. Desde el
punto de vista IIngUlstIco, los celtas de hoy (los galicos irlandeses, los galeses, los bretone s) son celtas, y
la mayor parte de los alemanes de hoy son germanos,
( El alto alemn que se habla hoy en el Norte de Ale~a~ia
no es muy antiguo; es producto de la difusin d~1 alemn oftclal,
basado en un dialecto alto alemn (el alto saJn), a expensas
del Plattdeutsch.
~ "Dolicocfala".
e "Braquicfala".

240

LENGUAJE, RAZA y

CULTURA

exactamente del mismo modo como los negros nortea~ericanos, los judos americanizados, los suecos de
J\Jmnesota y los germano-americanos son "ingleses".
A todo esto hay que aadir que la raza bltica no
sc compone ahora ni se ha compuesto nunca exclusivamente de gentes de habla germnica. Los "celtas" de
las regiones ms septentrionales, como los escoceses
de los Highlands, son con toda probabilidad una rama
particular de esa raza. Nadie sabe qu idiomas hablaban . esos pueblos an tes de asimilarse a los celtas, pero
no hay testimonio alguno que nos incline a pensar que
. su lengua fuera gcrmnica; puede haber diferido tanto
dc todas las lenguas indoeuropeas conocidas como difieren actualmente de ellas el vascuence y el turco. Por
otra parte, al Este dc la zona habitada por los escandinavos hay pueblos no gennnicos de raza bltica, los
fin Iandeses y otros pueblos afines, cuyos idiomas, a lo
que se sabe, no parccen tener relacin alguna con el
indoeuropeo.
y no es esto todo. La situacin geogrfica de las
lenguas gcmnicas 7 hace pensar que, con mucha probabilidad, proceden de un dialecto indoeuropeo (quiz
de un prototipo celta-itlico) que en poca muy remota
fu trasplan tado a un pueblo bltico cuyo idioma o
grupo de idiomas no estaba emparentado con el indoeuropeo. s Esto equivale a decir que el ingls no slo es
1 Si sacamos conclusiones retrospectivas de los datos que tenelllOs a la mano, . resultar que probablemcnte esas lenguas se
limitaban en un pnnelplO a tina zona ms O lI1enos reducida del
Norte de Alemania y de Escandinavia. Es evidente que esa regin
gueda . al margen de la zona total ocupada por los pueblos de
habla mdocuropea. Parece que hacia el ao 1000 antes de nuestra
era su centro de gravedad se situaba al Sur de Rusia.
8 Es cierto que esto no pasa de ser una teora, pero los ';estI~,onios t~cnicos que la apoyan son ms vigorosos de lo qUe poana suponerse. Es asombrosa la cantidad de palabras germnicas
comunes y caractersticas que no pueden asociarse con ningn elelI1ento radical' indoeuropeo conocido; es posible que se trate de
vestig ios de la hipottica lengua pre-germnica. Entre esas palabras se cuentan, por ejemplo, las inglesas house ['casa'], stone

LENGUAJE, RAZA y

CULTURA

241

hoy patrimonio de diversas razas, sino que parece probable que su prototipo haya sido en un principio una
lengua extraa a la raza con la .cual se asocia preponderantemente. No nos hagamos ilusiones: el ingls, lo
mismo que el grupo de lenguas a que pertenece, no es
en modo alguno ~xpresin de la raza; no encarna cualidades que reflejen el temperamento -el "genio"de un tipo especial de seres humanos.
An podramos aducir, si tuviramos espacio para
ello, muchos otros ejemplos, todava ms notables, de
esa faIta de correspondencia entre la raza y la lengua.
Bstenos citar un c~so ms. Las lenguas maJayo-polinesias constituyen un grupo bien definido, localizado
en el extremo meridional de la Pennsula Malaya y en
el vastsimo archipilago que se extiende hacia el Sur
y el Oriente (con excepcin de Australia y de la mayor parte de la Nueva Guinea). En esta enorme zona
encontramos nada menos que tres razas diferentes: los
papes, raza negroide que habita la Nueva Guinea y
la Melanesia, la raza malaya de Indonesia y la raza
polinesia de las islas perifricas. Los polinesios y los
malayos hablan lenguas del grupo malayo-polinesio, y
las lenguas de los papes pertenecen en parte a ese
mismo grupo (idioma melanesio) y en parte a las lenguas -no emparentadas con l- de la Nueva Guinea
(lenguas "papes").9 A pesar de que las razas que ms
difieren una de otra en esta regin son la pap y la polinesia, la principal divisin lingStica est entre el malayo, por una parte, y el melanesio y el polinesio, por
la otra.
Con la cultura ocurre 10 mismo que con la raza.
En un nivel d<,; vida primitiva, en el cual no interviene
el poder unificador de ideal "nacional", 10 que es el que
['piedra'], sea ['mar'], wife ['mujer' ] y sus correspondientes alemaues Haus, Stein, See y \Vcib.
9 Slo en la zona ms oriental de esta isla hay papes ue
habla melanesia.
10 Una "nacionalidad" constituye un gran grupo sentimentalmente unificado. Los factores histricos que producen el ' sen ti-

242

243

LENGUAJE, RAZA Y GULTUUA

LENGUAJE, RAZA Y CULTURA

suele trastornar el curso de 10 que podramos llamar


las distribuciones naturales, es particularmente fcil demostrar que la lengua y la cultura no se encuentran
ligadas por una asociaci6n forzosa. En una misma culo
tura entran a menudo lenguas dismiles, y otras veces
ocurre que lenguas muy emparentadas -o mm una sola
lengua- pertenezcan a esferas culturales distintas. Los
pueblos aborgenes de la Amrica de! Norte nos ofrecen
muchos y excelentes ejemplos. As, las lenguas atha.
baskas constituyen uno de los grupos m<s llllifoffiles,
de estructura ms peculiar de que tengamos noticia. 1l
Los pueblos que se sirven de estas lenguas pertenecen
a cuatro zonas culturales distintas: en el Oeste del
Canad y en e! interior de Alaska (indios Iouchellx V
chipewyanos) predomina una cultura simple, de cazdores; en las Llanuras (indios de raza sarcce), los habitantes se dedican a la cra del bfalo; en el Sudoeste
(indios navajos) hay una cul tura de marcado ritualismo, y en el Noroeste de California (indios de raza
hupa), una cultura peculiarmente especializada. La
capacidad de adaptaci6n cultural de los pueblos de
habla athabaska contrasta de mancra curiosa con su
renuencia a aceptar influjos extrafos en su lengua. 12
Los indios hupas son tpicos representantes de la zona
cultural a que pertenecen. Los indios yurok y los in-

dios karok, que habitan en las cercanas, tienen la misma cultura que los hupas; hay entre las trcs tribus un
intenso intcrcambio, a tal gm.do que cuando cn una
de ellas se celebra una ceremonia religiosa asisten las
otras dos. Es difcil decir qu elemcntos de su cultura
comn proceden de una tribu o de otra, pues han
llegado a una identificaci6n total de sus scntimientos,
de su modo de pensar y de su accin comun;J1. Y, sin
embargo, sus lenguas no slo no tienen parentesco a 1guno entre s, sino que cada cual pertenece a un grupo
lingstico distinto, entre los tres principales que existen en la Amrica del Norte, y que se extienden por
vastas zonas del continente. El hupa, como ya hemos
visto, pertenece a las lenguas athabaskas, y en cuanto
tal se relaciona tambin, remotamente, con el ha ida
(islas de la Reina Carlota) y con el tlingit (Alaska
mcridional). Por su parte, el yurok es una de las dos
lenguas californianas aislad;Js de ]a familia de idiomas
algonquines, cuyo centro de gravedad se localiza C11
la regin dc los Grandes Lages. El karok, finalmente,
es la lengua ms septentrional del grupo hokan, que se
extiende muy hacia el Sur, ms aIU de los lmites del
Estado de C;:lifornia, y que es pariente lejana de algunas lenguas de las costas del Golfo de Mxico.
Volviendo al ingls, creo que casi todos los norteamericanos estaran dispuestos a reconocer que si entre
la Gran Bretafa y los Estados Unidos hay comunidad lingstica, hay tambin una comunidad cultural. Se suele elecir, en efecto, que ambos pases tic
neu en comn una herencia cultural "anglosajona"; y
sin embargo, no hay acaso una serie de importantes
diferencias en el modo de vivir y de sentir, que no se
tienen lo bastante en cuent justamellte por esa tendencia de los hombres "cultos" a partir del supuesto
de la herencia comn? Si los Estados Unidos siguen
siendo "ingleses", lo son slo por la huella o los vestigios de la poca colonial. Su cultura tiende ante todo
a una evolucin autnoma y particular, y, por otra parte, se orienta hacia una fusin con la cultura europea

miento de unidad nacional son de ndole muy diversa: faclores


polticos, cuaurales, 'lingsticos, geogdfieos, y en algunos casos
religiosos. \ veces entran tambin en juego factores raciales, aun.
(IUC el accnto que se carga sobre la "raza" tiene por lo comn un
valor ms bien psicolgico que estrictamente biolgico. En las
regiones nominadas por el sentimiento nacional, la lengua y la
cultura ticnden a uniformarse y a particularizarse: ,le ah que
cuando mcnos las fronteras lingsticas y cultura!cs suelen coincidir. Pero mm en el mejor de los' casos la tmificacin lingstica
nunca llcga a ser absohlta, y. por su parte, la unidad cultural es
muchas veces superficial, de carcter ms bien poltico, no pro-

fundo ni significativo.
11 Ni siquiera las lenguas semticas, por pcculiares que sean,
nos ofrecen scHales ms caractersticas que las que encontramos
en este grupo.
12 Vase supra, p. 223.

244

LENGUAJE, RAZA Y CULTURA

genera.l, de la cual la cultura de Inglaterra no constItuye SIDO un solo aspecto. No hemos de negar que el
hech~ . de te?er una lengua comn sigue facilitando
y facl.htar aun durante mucho tiempo la mutua comprensin. cultural entre Inglaterra y los Estados Unidos,
~ero es l~poslble no ve~ q~e existen otros factores (y
algun.os de ellos se multiplIcan con gran rapidez) que
~rabaJan. con todas sus fuerzas por contrarrestar esa
mfluencla uniformadora. Ninguna lengua comn es
capaz de garantizar para siempre una cultura comn
cuando los factores geogrficos, polticos y econmicos
de esa cultura dejan de ser iguales en toda la zona
abarcada por ella.
No existe necesariamente una correlacin entre la
lengua, la raza y la cultura. Esto no quiere decir que
no la haya ,nunca. De. hecho, l~s divisiones raciales y
culturales. tIenden en CIerta medIda a coincidir con las
demar~a:lOn~s lingsticas, a~nque. puede ocurrir que
estas ultimas no tengan la misma Importancia- que las
otras dos. As, hay una frontera bastante clara entre
las lenguas, la raza y la cultura polinesias, por una parte,
y las lenguas, la raza y la cultura de los melanesios
p'0r la. otra, y esto a pesar de toda UDa serie de coin:
cldencIasY. Pero la divisin racial y la cultural -.sobre
todo la pr~~~ra--:- SO? de gran importancia, mientras
que la dlV1SlOl1 lmg~lsti~a tiene escaso alcance, puesto qu.e .I~s leng.ua~ polmesIas no constituyen ms que una
sub~hvlSln dIalectal del grupo mixto melanesio-polineslO.
Pueden encontrarse coincidencias an ms claras.
La lengua, la raza y ~a cultura de los esquimales difieren en muy gran medida de las de los pueblos vecinos,14
13 .Los habitantes de Fij,. por ejemplo, son de raza pap
(negrOIde), pero por sus afinIdades culturales y lingsticas son
ms polmeslOs que melanesios.
Aunque tambin en este aspecto hay importantes coinci.
denclas: los esqulmales que habitan al Sur de Alaska adoptaron
la ~ultura de sus vecinos t1ingit. A su vez, en el Noreste de Si.
berIa. no hay una frontera cultural claramente delineada entre los
esqmrri'ales y Jos chukchi.

1:

LENGUAJE, RAZA y CULTURA

245

Y en el Sur de Africa la lengua, la raza y la cultura de

los bosquimanos contrastan an ms con las de sus vecinos de raza bant. Tales coincidencias . tienen, por
supuesto, enorme importancia, pero no porque haya
una relacin psicolgica inherente entre los tres factores, entre raza, lengua y cultura. Cuando llegan a coincidir las divisiones, es porque ha habido una asociacin
histrica fcilmente discernible. Si los africanos de
raza bant difieren tanto de los bosquimanos desde todos los puntos de vista, esto se debe al simple hecho
de que los primeros llegaron hace relativamente poco
al Sur de Africa. Los dos pueblos se desarrollaron en
total aislamiento uno del otro; su actual vecindad es
demasiado reciente para que haya podido actuar poderosamente en el siempre lento proceso de asimilacin
cultural y racial. Es de suponer que durante muchsimo tiempo haba extensos territorios habitados por
poblaciones relativamente reducidas, y que el contacto
con otras masas de poblacin no era tan intenso y
prolongado como lleg a serlo ms tarde. El aislamiento geogrfico e histrico que produjo las diferenciaciones raciales favoreci tambin, claro est, la aparicin
de importantes variaciones en la lengua y en la cultura.
El hecho mismo de que, con el tiempo, las razas y las
culturas que negan a tener contacto histrico tiendan
a asimilarse unas a otras, mientras que las lenguas de
una misma zona geogrfica slo se asimilan una a otra
d~ modo casual y en aspectos puramente superficiales,15
viene a demostrar que no existe una relacin causal profunda entre el desarrollo del lenguaje y el desarrollo
especfico de la raza y de la cultura.
El lector avisado nos objetar que debe de haber
alguna relacin entre el lenguaje y la cultura y entre
el lenguaje y, por lo menos, ese aspecto intangible de
la raza que se suele llamar "temperamento". No es
acaso inconcebible que las cualidades colectivas del espritu que han forjado una cultura no sean exactamente
u Cuando una lengua suplanta a otra no se trata propiamente
de un caso de asimilacin lingUistica.

246
LENGUA]!!:, RAZA y CULTURA
las mismas que han dado lugar al desarrollo de una
morfologa lingstica particular? Esta pregunta nos
lleva a la mdula de los problemas ms difciles de la
psicologa social. Es poco probable que nadie haya
llegado hasta ahora a aclarar lo bastante la naturaleza
del proceso histrico y de los fac.tores psicolgicos fund.amentales que han dcterminadp las corrientes lingsticas y culturales para poder responder de manera inteligente a esa prcgunta. Por mi parte, no podr sino
e~poner. bre~emente mis propios puntos de vista, o ms
bIen mI actItud general. Sera muy difCii probar quc
el "temperamento", la disposicin afectiva general de
un l?ueblo,lG sea la causa determinante del curso y de la
comente de una cultura, por ms que se manifieste
en el tratamiento que cada individuo da a los elementos
de esa ~ultura. Pe~o aun suponiendo que el temperamcnto mfluya en cIerta medida en la configuracin de
la cult~ra (aunque es difcil precisar de qu manera).
no se sIgue de ello que influya del mismo .modo en la
configuracin de. I~ lengua. Es imposible mostrar quc
la forma de un IdIOma tenga la menor relacin con el
temperamento nacional. El curso de sus variaciones la
corriente de su transformacin, fluye inexorableme~te
por el cauce creado por sus antecedentes histricos' es
tan independiente de los sentimientos y emocines' dc
sm ha bla~tes como}o es el curso de un ro con respecto
a la camblapt; .atmosfera del paisaje. Estoy convencido
de que es mubl buscar en la estructura lingstica di1& La palabra "temperamento" no ayuda a aclarar las COS;!s.
l\'luchas de Ia~. manifestaciones que se atribuyen, en form a tan
IInpreCJsa, al temperamento" nacional no son en realidad sino
actos hab}tuales" electo de los ideales de conducta recibidos por
la tradJcJOII. ASJ, en un? cultur~ que no vea con buenos ojos la
c\presJn de los sentllllJ cntos per$Onales, la tcndencia natural a
dar salida a las emociones se refrena ms que en otras piutes.
Sera errneo deducir que est inhibicin normal de lJs cmocioncs.
que no constituye sino un hecho cultural, es un rasgo temperamental del pu~blo. Por lo comn s610 podem os cOllSiderar la conducta humana a travs de sus ,mod ificacion es culturales. El telllpc,
ram~nto, en cuanto tal, es sllmanwnte difcil de captar.

LENGUAJE, RAZA y CULTUJI..\


247
ferencias lll1C correspondan a las variaciones tcmperamentales que, s'egllll se dice, son inherentes :J la raza.
A este propsito conviene recordar qu::! el aspecto emotivo de nuestra vida psquica influye Illuy poco cn la
configuracin del lcnguajeY
El lenguaje est ntimamcnte ligado con nllestros
hbitos de pensamiento; en cicrto sentido, ambas cosas
no son ~ino una sola. COIllO nada nos indica que existan profundas difcrencias raciales en la conformacin
primordial del pensamicnto. la inagotablc riqueza de
la forma lingsticl, o sea la infinita variabilidad del
verdadero proceso del pensamiento, no pucde decirnos
nada acerca de tales difcrencias raciales profundas. Esto
parece una paradoja, pero slo lo es a primera "ista.
El contenido latente de todos los idiomas es siemprc el
mismo : la ciencia intnitiva dc la expresin. Es una forma externa que nunca se rcpite cxactamente del mismo
modo; pues eS,l forma que llamamos morfologa lingstica no es ni ms ni menos que un arte colectivo dd
. pensamiento, un ,Irte librc de todas las incongruencias
del scntimiento indi\'idual. En ltimo anlisis, el 1enguajc 110 pucde, pues, brotar de la raza, tal C01110 no
puede brotar dc ella el soncto.
y no creo tampoco quc exista una verdadera rdaci6n causal entre la cultura y el lenguaje. La cultura
puede definirse como aqueIlo que una sociedad hace ~.
piensa. El lenguaje, ('n cambio. es un cmo peculiar
clel pensamiento. Es difcil comprender qu rc1acionc~
causales concretas pueden existir entre el selecto caudal
dc cxperiencias (cultura: seleccin significativa hcell<l
por la sociedad) y el modo caracterstico C01110 la saciedad expresa todas lascxpericndas. El curso de la
cultura, o sca .la historia, sc componc de una seric eom
pleja de cambios clcntro del selecto patrimonio de la
sociedad : adiciones, prdidas, cambios de nfasis y de
rclacin. Por su parte, la corriente del lenguaje nada
tiene que vcr con los cambios de contenido: slo con
los cambios de la expresin formal. En teora, es posible

3'3'5'
.. .

..

'., ~ :.~

..

248
LENCUAJ.E, RAZA y CULTURA
alterar todos los sonidos, vocablos y conceptos concretos
de una lengua SilI que por eso se modifique en lo ms
mnimo ~u realidad interna: dentro de un molde determinado puede verterse agua, yeso u oro derretido. Si
se pudiera Ilegar-a demostrar que la cultura tiene una
forma innata, una serie de rasgos absolutamente independientes del contenido de cualquier descripcin, contaramos con un trmino de comparacin entre la cultura y el lenguaje, y quiz con una manera de relacionar
las dos cosas. Pero mientras no se descubran y expongan tales esquemas puramente formales de la cultura,
lo mejor que podemos hacer es mantener separadas la,
corriente del lenguaje y la de la cultura, como procesos
dismiles y no susceptibles de comparacin. Es decir
que son del todo intiles los intentos de relacionar ciertos tipos -:le morfologa lingstica con determinadas
etap:=ts paralelas de desarrollo cultural. Bien visto, esos
paralelismos no existen. Basta una ojeada para confirmar nuestro argumento. En todos los grados de desarrollo cultural se encuentran infinitos tipos de lenguas,
simples y complejas. Por lo que taca a la forma lingstica, Platn camina mano a mano con el ltimo porquerizo de Macedonia, y Confucio con el salvaje cazader de cabezas de Assam.
No hace falta decir que el contenido mismo del
len&uaje est ntimamente relacionado con la cultura.
Una sociedad que no conozca la teosofa no necesita
tener un nombre p;:ra designarla; los aborgenes que
nunca haban visto un caballo ni lo haban odo mencionar se vieron forzados a inventar una palabra o a
adoptar nna extraa para referirse a ese animal cuando
lo vieron con sus propios ojos. Es muy cierto que la
historia del lenguaje y la historia de la cultura fluyen
por cauces paralelos, en ~1 sentido de que el vaca.bulario de una lengua refleJa con mayor o menor fIdelidad la cultura a cuyo servicio se encuentra. Pero esta
forma superficial y externa de paralelismo tiene escaso
inters para el lingista, excepto en la medida en que
el desarrollo o el prstamo de nuevas palabras ayuda a

LENGUAJE, RAZA y

CULTURA

249

aclarar de paso las tendencias formales de la lengua.


El lingista no debe cometer el error de identificar
una lengua con su diccionario.
Los argumentos expuestos en el presente captulo
y en el que le precede han sido, en su mayor parte,
de orden negativo, pero creo que esas negaciones son
saludables. Quiz no haya mejor manera de conacer
la naturaleza esencial del habla que ver lo que no es
y lo que 'no hace. Las relaciones superficiales del lenguaje con otros procesos histricos son tan estrechas,
que es necesario liberarlo de ellas si queremos examinar
el lenguaje por lo que es en s mismo. Todas las verdades que hemos ido descubriendo acerca del lenguaje
nos revelan que se trata de la obra ms importante y
ms monumental que ha llegado a crear el espritu humano: es nada menos que la forma acabada con que se
expresan todas las experiencias susceptibles de comunicacin. Esta forma puede sufrir infinitas variaciones
en cada individuo, sin que por eso pierda sus contornos
caractersticos. Como todo arte, el lenguaje se est
remodelando incesantemente. El lenguaje es el arte
de mayor amplitud y solidez que conocemos, es la obra
gigantesca y annima de inco'1tables generaciones.

También podría gustarte