Divertinventos
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Divertinventos
(Primera parte*)
Abdn Ubidia
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De nubes y dirigibles
Diez aos antes de la primera guerra mundial, el porvenir de los aviones pareca incierto. Armatostes con
facha de insectos disparatados, frgiles cometas a
cuestas con una hlice enorme y pesada ms una
carga que un impulsor, esas caricaturas vacilantes
que se destrozaban contra la tierra luego de un salto
torpe, parecan simbolizar el fracaso total de toda
creatura humana que quisiera andar por el aire sin ser
ms liviana que l.
El aire fluye, se desliza, vuela y se escapa; la burda
y brusca geometra de lo terrestre jams podr con el
aire, decan los escpticos de la poca.
A diferencia de los aviones, los dirigibles establecan
un pacto tcito entre los elementos. Eran, ellos enteros, una concesin, un gesto amigable. Grandes burbujas de gas en el seno de otro gas, se desplazaban
silenciosos sin contradecir los caprichos del viento.
Elegantes, pausados, su forma acomodada a los
flujos que los soportaban y admitan sin resistencia,
devendran pronto muy por encima del vuelo de los
pjaros los nuevos habitantes de las alturas: seran
los grandes peces de otro ocano. El aire, la tierra, el
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