Reconocimiento A La Filosofia en Tiempos Adversos
Reconocimiento A La Filosofia en Tiempos Adversos
Reconocimiento A La Filosofia en Tiempos Adversos
en tiempos adversos *
Adolfo Snchez Vzquez
EAN estas primeras palabras para expresar mi ms profundo y emocionado agradecimiento al Consejo Universitario de la Universidad de Guadalajara por haberme
otorgado la alta distincin de doctor honoris causa, que tanto
me honra y con la cual siento reverdecer los estmulos, los
afectos y las consideraciones que hace ya largos aos recib a
mi paso por las aulas de la Facultad de Filosofa y Letras de
esta universidad. Mi efusivo agradecimiento lo extiendo al
rector del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades, doctor
Durn Jurez, y al rector general, licenciado Trinidad Padilla,
por las clidas palabras con las que tan lcida y generosamente
han enaltecido una vida consagrada a la docencia y a la investigacin en el campo de la filosofa.
Pero este reconocimiento que tanto aprecio y agradezco tiene
tambin para m un significado que rebasa el estrictamente
personal, pues lo interpreto como el reconocimiento de una
actividad, de un quehacer, de un modo de encararse racionalmente con la realidad y con las ideas, con el mundo existente y
con un mundo ideal o deseado; con lo que es y con lo que
*
Discurso pronunciado en la Universidad de Guadalajara al ser investido con el grado de doctor honoris causa. Guadalajara, Jalisco, 10 de
junio de 2004
encuestas con preguntas orientadas a obtener la respuesta deseada: que la filosofa no sirve de nada.
No podemos ignorar que esta percepcin negativa de la filosofa se da, sobre todo, en los amplios sectores sociales que se
alimentan ideolgicamente de los medios audiovisuales de
comunicacin. Pero hemos de reconocer que esta actitud, que
se extiende tambin a las ciencias sociales y a las humanidades
en general, no es nueva, pues en verdad la idea de la inutilidad
de la filosofa es tan vieja como la filosofa misma. En efecto,
ya en el siglo VII antes de nuestra era aparece esta idea asociada a uno de los primeros filsofos griegos, Tales de Mileto.
Se cuenta que su empleada domstica no pudo contener la risa
cuando el patrn absorto en sus reflexiones cay a un pozo.
Esta ancdota legendaria ejemplifica la percepcin comn y
corriente que, desde un punto de vista prctico-utilitario,
egosta, se tiene de la filosofa. Desde l, ciertamente, no se
ven las ventajas que pueda tener la reflexin filosfica. Como
no poda verla tampoco la madre de Carlos Marx al decirle a
su hijo que ms le valdra hacerse de un capitalito, en lugar de
escribir El Capital. En la actitud que se revela en estos dos
casos, lo prctico, lo ventajoso, se entiende como aquello que
conviene al inters personal, en su sentido ms estrecho. Y,
claro est, en este sentido la filosofa es intil y el filsofo es el
hombre ms imprctico del mundo.
Sin embargo, habra que reconocer que ese mismo hombre o
mujer comn y corriente que as juzga a la filosofa tiene cierta
idea sobre el sentido de la vida y la muerte, sobre la finitud o la
inmortalidad de la existencia, sobre lo justo y lo injusto, lo
bueno y lo malo, lo bello y lo feo, lo digno y lo indigno, etctera. Y tiene estas ideas aunque no haya llegado a ellas por la
va de la reflexin, sino aspirndolas en el medio social e ideolgico en que vive como el aire que respira. As, pues, ese
mismo y sencillo ser humano que rechaza por intil la filosofa
personal en ella, y otra, la del capitalista o sus voceros que niegan su utilidad econmico-social por no ser rentable en el
mercado.
Ahora bien, a esta doble percepcin negativa de la filosofa y
al descrdito correspondiente de ella contribuyen tambin
ciertos filsofos que se llaman a s mismos posmodernos o
del pensamiento dbil. Estos filsofos la descalifican por
proponer, en la actualidad, lo que la filosofa, desde Platn a
John Rawls, ha propuesto ms de una vez: una sociedad justa
o una vida humana buena. Los posmodernos interpretan el
incumplimiento del proyecto emancipatorio de la modernidad
o el fracaso histrico del socialismo real, que realmente
nunca fue socialismo, como el fin de las causas emancipatorias
o de los grandes relatos, segn su terminologa, que la filosofa de la ilustracin y el marxismo han propuesto. Despejan
as el camino al desencanto, a la decepcin y a la desconfianza
en la filosofa, con el agregado de que, con ello, pierde sentido
todo compromiso con los valores, ideales o causas que muchos filsofos, desde Scrates, han asumido.
A estas percepciones de la filosofa hay que contraponer la
reivindicacin de su importancia, necesidad y funcin social. Y
no slo en el sentido terico-prctico, de contribuir con sus
reflexiones a elevar y dignificar al hombre, sino tambin en el
prctico de influir en sus actos, contribuyendo as a dignificarlo, a humanizarlo en la realidad.
As pues, si bien la filosofa es intil juzgada con un estrecho
criterio, egosta e individual, y si es improductiva, no rentable,
al aplicarle el criterio productivista, mercantilista, s es, por el
contrario, productiva, prctica, rentable, en un sentido verdaderamente humano y vital, como la atestiguan momentos clave
de su historia: al forjar la moral y la poltica del ciudadano de la
polis ateniense; al impulsar en el Renacimiento y en la modernidad la liberacin del individuo de los grilletes del despotismo
rio de los fanticos polticos o religiosos o de la siembra corrosiva de los renegados, la filosofa nos ofrece con su crtica y
argumentacin racional y sus diseos meditados de una vida
ms humana la va ms confiable para navegar hacia un buen
puerto, aunque no seguro.
Se hace, pues, necesario, en tiempos de confusin e incertidumbre, reivindicar la filosofa justamente por su importancia
y utilidad humana, prctica, vital.
Y, de acuerdo con esta necesidad, acepto sumamente complacido el grado de doctor honoris causa que me concede la Universidad de Guadalajara, porque si bien esta alta distincin
mucho me honra personal y acadmicamente, honra an ms,
humana y socialmente, a la filosofa.