Revista Maldoror
Revista Maldoror
Revista Maldoror
MALDOROR
REVISTA DE LA CIUDAD
DE MONTEVIDEO
~
~
MALDOROR
23
OCTUBRE 1992
SUMARIO
5 CARLOS PELLEGRINO
Restituciones
8 RUBEN DARlO
El conde de Lautramont
Secretario de Redaccin:
Miguel Angel Campodnico
Diseo Grfico:
Fernando Alvarez Cozzi
Composicin y Armado:
Jorge Echenique Febrero
31 ALDO PELLEGRINI
A un siglo de la muerte de Lautramont
34 EMIR RODRIGUEZ MONEGAL Y LEYLA PERRONE-MOISES
lsidore Ducasse y la retrica espaola
36 LAVALLEJA BARTLEBY (Mario Levrero)
En tomo a los corasanes
38 LEYLA PERRONE-MOISES
Conclusao
42 PABLO NERUDA
Lautramont reconquistado
46 ENRIQUE MOLINA
A la hora del bao
3
47 JUAN GELMAN
Sudamericanos
RESTITUCIONES
49 AMANDA BERENGUER
Encuentro extramuros 1 , Encuentro extramuros 2
50 JULES SUPERVIELLE
A Lautramont
52 ENRIQUE FIERRO
Fragmento de Nacido Neftal
53 CARLOS PELLEGRINO
Para lsidore Ducasse
55 HORACIO SALAS
Prometeo en la ciudad
56 ROBERTO PIVA
Visin de San Pablo a la noche Poema antropfago bajo narcticos
Carlos Pellegrino
EXHUMACION PROYECTADA
EL CONDE DE LAUTREAMONT
Ruben Daro
el
el hallazgo."
El poema de Lautramont se public hace
diecisiete aos en Blgica. De la vida de su
autor nada se sabe. Los "modernos" grandes
a
Extrado de Los Raros. Barcelona- Espaa. (41 ed.)
1905.
11
MALDOROR MONTEVIDEO
DUCASSE LAUTREAMONT
15
14
11
Isidoro Luciano Ducasse naci en
Montevideo en 1846. En el Montevideo sitiado
por Oribe. En la Tebas esquiliana de Neira,
de Garibaldi, de Pacheco y Obes, de Surez
y Thiebaut.
Hijo de Fran9ois Ducasse, Canciller de
Francia en nuestro pas y figura familiar y
estrepitosa de Montevideo, Isidoro Luciano
hizo su primera cultura aliado del padre, que
era un hombre de variado y opulento saber,
dueo de la Biblioteca ms audaz de aquellos
tiempos y muy pagado de las cosas del
espritu.
Un da lleg a Montevideo el gran Botnico
francs Gibert, emigrado de la Francia del
Segundo Imperio. Un republicano arriesgado
y romancesco que tuvo, al fin, que escapar
de la persecucin trgica de Napolen el
chico.
Este hombre sapientsimo y cordial,
sorprendi al nio Ducasse en tal manera,
que la vida de Isidoro Luciano estuvo puesta
slo en dos cosas desde que lo vi y oy: en
el maestro estremecido y desiinado y en la
biblioteca mgica.
(No s porqu me acuerdo yo ahora del
soneto cabalstico a la Biblioteca de Rollinat).
De ah sali preparado para el politcnico
de Pars aquel joven "hermoso, retrado y
barullento" a quin conoci don Prudencio
Montagne de 17 aos de edad, y a quin
parece que tema raramente hasta el mismo
padre.
Alvaro acaba de conseguir de manos de
una ta de Isidoro el nico retrato que hoy se
conoce del gran poeta. Demuestra tener all
18 o 20 aos, y es tan parecido con nuestros
jvenes de esa edad; tiene el aire adolescente
de Montevideo tan visible, que, verlo,
desconcierta de sencillez circundante, casi
casera.
Es alto y jovial, de una salud provocativa.
Esa amargura legendaria de que lo envuelven,
no anda all.
All est el joven Isidoro luciano Ducasse,
sabio y efluviante, que haba de ocupar en el
Instituto Politcnico de Pars el Silln
prestigioso y arcano de Augusto Comte, en
la asignatura de Matemticas.
Ultimamente se han hallado en la Biblioteca
de Mr. Gibert dos ejemplares de "Las flores
del mal" de Baudelaire, cuya dedicatoria est
firmada por Isidoro Ducasse, en una poca
que coincide con su adolescencia.
Mr. Dubreuill, en una interesantsima
pgina que acaba de publicar en "La Cruz del
Sur", hace muy serias sugerencias sobre el
dato de una expedicin de Mr. Gibert a
Tacuaremb, con fines de observacin
geolgica, a cuya embajada tcnica haba
ido Isidoro Luciano con sus compaeros de
estudio. Llama, asimismo, nuestra atencin
sobre la coincidencia de opiniones entre el
111
A los 30 aos de muerto Isidoro, Remy de
Gourmont, el suntuoso y vivaz humanista, lo
descubre, desconcertado. No atina a
explicrselo. Lo hace danzar, siniestramente,
en la Psiquiatra. Su sentido y su experiencia
de crtico no alcanzan hasta l. "Genio
enfermo", "genio loco", dice "de una
originalidad furiosa e inesperada". Despus
teoriza, como estaba de moda por aquellas
kalendas lombrosianas en que se catalogaba
tranquilamente a Leopardi y a Byron.
Ya antes de Remy, Len Bloy, haba
salido a tallar. Pero qu haba de acertar
aqul catlico feudal, de una obsecuencia
gruente al Sylabus? -Lautramont era el
smbolo enemigo de su Dios y de sus ideas.
El mirfico y desventurado Daro lo pone
entre los "Raros, y le anda cerca a Bloy en
teologas y resquemores de sacristn. Por
suerte. Daro se pudo agarrar a Poe y a las
Matemticas. De no, deja solo a Lautramont
en manos del Bajsmo. Que dios se lo
perdone, pero no se poda esperar otra cosa
de Daro, el hombre de espritu ms cobarde
17
IV
La clave de los cantos de Maldoror" est
en el poema a las Matemticas.
Por all se adMna la idea del Bin esencial,
18
desfachatados.
Qu de cosas, en verdad, ferales,
maldororeanas, le toc ver, oir y sentir, en la
percepcin ineludible de su Montevideo natal,
hasta el momento de su ida definitiva para
Pars!
Terminado el Sitio Grande, tres ejrcitos
unidos van a abatir la tirana de Rosas, el
hereje Caudillo Pampa. Cado Rosas, el
Uruguay pareci vivir un gran momento
amoroso de reconciliacin patritica, cuando
un buen da, un Presidente viejo y blanducn
huye despavorido a pedir amparo a una nave
de guerra extranjera. Un Triunvirato absurdo
acaba en grescas principstas y en asaltos al
Fuerte de Gobierno, hasta que aparece de
Presidente de la Repblica don Gabriel Antonio
Pereira, el lastimero Sobreviviente de la
Independencia. Y entonces se vi que la
reconciliacin de blancos y colorados era
oscuramente imposible. Y vino la deportacin
de Juan Carlos Gmez y de los asamblestas
del San Felipe, el federalazo al Parlamento y
la alucinacin goyesca de Quinteros. Y vino
la revolucin de Flores con las hazaas de
nuestra pica criolla de Caas Veras,
Coquimbo y Paysand, culminada con esa
barullenta entrada del ejrcito florista en
Montevideo. Y vino, por ltimo, la Guerra de
la Triple Alianza que apag sus fortalezas y
descargas con la muerte cerrante de Solano
Lpez, fiera bimorfa de Rosas y Napolen.
El pobre Isidoro pierde los pulsos, y se
vuelve de un esticismo pattico. (Y esto no
es el fastidiante aporte taineano de la influencia
ambiente, sino una comprobacin fatal del
poder de la vida (por dentro y por fuera), pues
somos seres de proyeccin y de satinacin
biolgicas, y nos es posible eludimos de la
penetracin poderosa del lugar en que
vivimos).
Ducasse, pues, ve el Mal (Dios y los
hombres), entre la sangre y el infierno que lo
anegan. En la zona ideal del mal maldororeano
por aquellos tiempos.
19
vida.
Pero este nio espantoso se lo lleva en
desaprensin csmica, en vastedad esencial
de asuntos, en desgarro apotegmtico y
fondal.
Despus de Ducasse, el misterio precoz
de Rimbaud queda explicado y menos
misterioso.
Ducasse, el gran uruguayo, "el
montevideano", como a s mismo se llamaba
con orgullo extico y precioso, queda desde
hoy para siempre como uno de los poetas de
primera cumbre en el mundo, y como un
poeta uruguayo, inconcuos, documentado, y
hasta justificable, por su desaprensin
suramericana, su macabrismo rioplatense, y
sobre todo, por imposicin del Destino que
ha querido hacer del Uruguay el primer pueblo
de la America Nueva.
Montevideo, Enero de 1926.
LE IIFANTOME" DE LAUTREAMONT
20
21
22
JI
Hay otra caracterstica externa de esta
narracin que sirve para subrayar la unidad
textual. Cada una de las dos secciones en
que se divide el cuento se abre con un
epgrafe en francs. El primero dice:
Ces yeux t'appartiennent pas ... oii les a tu
pris?
.................. ,IV, 5
El segundo es un poco ms largo:
Oii sont-ils passs les becs de gaz? Que sontelles devenues les vendeuses d'amour?
.................. ,VI, I
Aunque Cortzar muy explcitamente evita
toda otra identificacin de ambos epgrafes
que esas cifras al pi de cada uno, en el texto
del relato ofrece algunas indicaciones que
sugieren la fuente literaria: Les Chants de
Maldoror, largo poema narrativo que publica
en Pars (precisamente en 1868), lsidore
Ducasse bajo el seudnimo de Conde de
Lautramont. (2)
Una consulta al original permite advertir
que en el primero de los dos epgrafes, el
protagonista, Maldoror, enfrenta a un fantasma
23
111
El tema del doble puede ser encarado
desde otros ngulos en la lectura de "El otro
cielo". Porque hay otros dobles. Cuando el
"yo recorre las galeras en busca de Josiane,
la prostituta de la que est enamorado, el
barrio vive bajo el terror de un asesino de
mujeres. Aunque menos minuciosamente
sdico que Jack the Ripper, ese asesino
(Laurent) no es menos eficaz: con sus grandes
manos desnudas suele estrangular mujeres.
Los encuentros del "yo" con Josiane se realizan
sobre un fondo de terror y con el espasmo del
miedo al asesino invisible pero omnipresente,
como incentivo perverso para esos episodios
en el laberinto de las galeras. No es, sin
embargo, Laurent el nico individuo que
acecha a las prostitutas. Hay tambin un
"sudamericano, muy alto y joven, delgado,
silencioso, que el narrador contempla desde
lejos, sin atreverse a abordar, aunque se
siente tentado a hacerlo aunque ms no sea
por ser l tambin sudamericano. Aquel
solitario tiene gustos perversos hasta el punto
que una de las compaeras de Josiane, La
Rousse, se niega a satisfacerlos a pesar de
la notoria amplitud de miras de las prostitutas
francesas en esta materia. (No se dice cul
sea la perversin; tiene algo que ver con una
forma de voyeurismo, vinculada tal vez a la
coprofilia, segn se insina en la p. 181.) Por
algn tiempo, las prostitutas sospechan que
el sudamericano" sea Laurent. Luego el
verdadero Laurent es encontrado junto al
cadver de su ltima vctima: era un marsells
y no tena nada que ver con el "sudamericano".
Pero la verdadera identidad de ste ltimo
es insinuada en el texto por medio de
24
IV
La simultaneidad de las muertes de Laurent
y el sudamericano" tambin contribuyen a
llamar la atencin, en forma indirecta, sobre
una cierta comunidad en el mal que vncula
a esos dos personajes, y que se transfiere
naturalmente tambin al modelo, Lautramont.
Aunque es obvio que Maldoror/Lautramontl
Ducasse nunca cometieron ningn crimen
"real", la creacin de Les Chants de Maldoror,
ese libro deliberadamente blasfemo y hasta
26
V
La pareja Lautramont-Laurent implcita
en la del "sudamericano" con Laurent, tambin
arroja alguna luz sobre la pareja formada por
el "yo" de Buenos Aires y el de Pars. La
misma oposicin sexual que se crea entre el
voyeur y el asesino (el impotente que mira, el
que acta) se encuentra entre las dos
imgenes del narrador. El ritual que ejecuta
el adolescente en la Galera Gemes de
1928, su bsqueda voyeurstica de alguna
satisfaccin vicaria para sus frustrados deseos,
contrasta en forma reiterada con el ritual que
ejecuta el jven en el barrio parisino de las
galeras. Este entra en el laberinto, elige a
Josiane, sube con ella a la buhardilla, la
posee, se siente sexualmente liberado.
Cumple el acto sexual ("la petite morte", en
que metaforizan los franceses el orgasmo)
como Laurent cumple el acto criminal. Al
usar sus enormes manos desnudas para
estrangular a sus vctimas, Laurent alcanza
el orgasmo. Para l, el asesinato es una
experiencia ertica. l realiza la "petite morte"
en forma que no es enteramente metafrica.
El paralelo entre Laurent y el"yo" parisino se
hace visible por medio de ese doble orgasmo
y esta doble muerte.
27
dueo.
La configuracin edpica de todo el cuento
se revela en esta doble pareja del padrastro
y el"maquereau. Lo que esta pareja sugiere
es que el yo parisino no est tan liberado
como el cree. An en el otro cielo de las
galeras l debe aceptar la presencia, invisible
pero dominante del Otro, el verdadero dueo.
Por eso, lo que el yo realmente alcanza en
Pars es slo un simulacro de liberacin: la
limitada libertad sexual de un hombre que
alquila una mujer por unas horas. Su amor
por Josiane tambin tiene la configuracin
de un sueo masturbatorio.
Ello sabe. En un momento privilegiado de
la narracin cuando est a punto de hablar
con el sudamericano, y tiene cortedad y no
lo hace, siente que hizo mal al no hablar, que
"estuvo al borde de un acto que hubiera
podido salvarme" (p. 181 ). Cul es la salvacin,
es lo que no dice. Pero puede conjeturarse
que no es la salvacin por el amor homosexual,
aunque las implicaciones homosexuales de
la figura LautramonVMaldoror/Ducasse son
conocidas. Es posible adelantar otra
explicacin.
Si lo que realmente libera a Laurent no es
el sexo sino el asesinato, entonces lo que
libera al"sudamericano" no es el sexo tampoco
(que le est vedado, en la forma perversa
que l quiere practicarlo), sino la escritura.
Esos "muchos papeles borroneados" que ve
un da en su cuarto la prostituta Kik (p.181 ),
esa "consQia atestada de libros y papeles"
que se describe al hablar de su muerte (p.
195), atestiguan su profesin de escritor. En
ambos casos, la liberacin llega a travs de
la transgresin final del crimen o la escritura.
La configuracin doblemente sdica que
implica esta identificacin entre el asesinato
y la literatura -no hay que olvidar que el
marqus de Sade escriba, sus crmenes,
como subraya Bataille- facilita la respuesta
adecuada a ese problema de la salvacin a
que alude el yo" de Pars. El tambin como
28
VI
Hay otros importantes elementos en la
29
(1)
"Todos los fuegos el fuego fue publicado
originariamente por Sudamericana (Buenos Aires.
1966). Cito por la presente edicin. "El otro cielo* est en
las pp. 167-967.
(2)
Cito por la edicin de oeuvres Completes,
publicada por GLM, en Pars, 1938. *Les Chants de
Maldoror" est en las pp. 1-294.
(3)
Alejandra Pizarnik ha escrito un fino artculo
sobre este mismo artculo. All examina algunas
relaciones entre el texto de Lautramont y el de Cortzar
pero llega a conclusiones diferentes a las de este trabajo.
Su artculo est recogido en el volumen colectivo. *La
vuelta a Cortzar en nueve ensayos (Buenos Aires:
30
(4)
*Escritos sobre un cuerpo (Buemos Aires:
Sudamericana, 1969), pp. 9-30.
(5)
*Les Larmes d'Eros ha sido publicada por Jean
Jeaques Pauvert (Parfs,1961 ). *Rayuela*, por
Sudamericana (Buenos Aires, 1963), el captulo 14 est
en las pp.70-72. En su ltima novela, *Cobra (Buenos
Aires: Sudamericana, 1972), Severo Sarduy tambin
alude al Leng Tch'e. Vase, especialmente, las pp. 114115. Hay un artculo mo sobre esta novela, severo
Sarduy: Las metamorfosis del texto (pblicado en
Plural, Mxico, 1973), en que se analizan estas estas
relaciones entre Bataille, Cortzar y Sarduy.
A UN SIGLO DE LA MUERTE DE
LAUTREAMONT
Aldo Pellegrini
32
deslumbrantes la podredumbre y la
degradacin humana, nos ofrece el testimonio
ms puro de amor por el hombre.
33
ISIDORE DUCASSE
Y LA RETORICA ESPAOLA
Conclusiones
La inscripcin, de puo y letra de lsidore
Ducasse, en el ejemplar descabalado de la
llada, permite comprobar que el autor no
slo usaba el espaol como lengua domstica
sino que lo utilizaba como lengua de cultura.
Por esa anotacin se sabe: 1) que haba
ledo a Homero en espaol: 2) que haba
estudiado retrica en espaol; 3) que haba
tenido acceso a la poesa espaola del Siglo
de Oro, del Barroco y del Neoclasicismo, as
como de la escuela sentimental (preromntica), a travs de las abundantes
muestras citadas en el Arte de hablar. Estas
comprobaciones permiten inaugurar una
nueva rea de estudio de la retrica de
Lautramont: el rea espaola. Modifican
sustancialmente un repertorio que se haba
confinado hasta ahora al campo francs y a
las literaturas ya asimiladas por la francesa.
La apertura hacia la cultura espaola da
acceso a un muestrario potico y a fuentes
retricas a la vez diferentes y muy ricas. Esta
diferencia del repertorio espaol debe ser
subrayada enfticamente.
Pero no se trata slo de una retrica y de
un muestrario potico. Tanto en el Arte de
hablar, de Hermosilla, como en su traduccin
de Homero, Isidoro Ducasse pudo encontrar
un modelo de discurso didctico y una prctica
de la poesa que marcaron fuertemente su
34
(1)
Se sabe que Ducasse naci en Montevideo y
que muri en Pars a los veiticuatro aos; no existe, sin
embargo, constancia del viaje.
(2)
Lautramont o "L' autre mont", es decir "el
otro en
monte", o sea Montevideo; Atchik, al
37
CONCLUSAO
Leyla Perrone - Moiss
poeticidade?
Ainda urna vez, preciso lembrar o
estudo famoso de Reman Jakobson. Em
ce lingstica e potica", define-se a tungoo
pot1ca com relagao as outras funges da
linguagem, como O enfoque da mensagem
enquanto tal, a nfase dada a mensagem por
ela prpria .. (1 ).
Se aceitamos a definigao de Jakobson,
podaremos afirmar que vrias crticas
examinadas nas pginas precedentes
estavam condenadas ao malogro em
conseqncia de um engano sobre seu
objeto. Se a fungao potica se enco.~ra
centrada na rnensagem, semente a cntlca
que incide sobre a prpria rnensagem pode
chegar a poeticidade. So mente a crtica que
encare a mensagem em sua materialidade
ser capaz de v-la como mensagem potica.
Ora, a maior parte das metodologas
por ns analisadas estavam centradas sobre
outros elementos do processo da
comunicagao, deixando assim escapar o
verdadeiro objeto da crtica.
As crtiCas bioQrfica, mitificadora,
psicolgica e psicanalltica estao centradas
no receptor. A mesma crtica tica (enquanto
reflexao filosfica sobre o Bem e o Mal) a
crtica ocultista e a crtica marxista partidria
esto centradas sobre o referente. A crtica
sociolgica determinista est centrada nas
condiges em que ocorre a comunicagao. A
crtica das fontes, de gnero e de estilo estao
centradas no cdigo.
No queremos afirmar aqu que os
estudos voltados para os elementos que
cercam a mensagem sejam desprovidos de
interesse. Como diz o prprio Jakobson: ceA
tun9o potica nao a nica tungo da arte
da hnguagem, condi9es de transmissao da
mensagem, o ponto de onde ela emitida, o
receptor a que se destina, o contexto em que
se situa essa comunicago (e que lhe serve
de prtexto), os diferentes cdigos utilizados
pelo emissor na constituigo de seu prprio
cdigo, todos esses elementos sao
extremamente importantes na medida em
que eles interferem na configuragao da
mensagem. Como diz Antonio Gandido:
"Nada impede que cada crtico ressalte o
elemento de sua preferncia, desde que o
utilize como componente da estruturagao da
obra, (3). Ou, comodiz Umberto Eco, nao se
trata de ccusar o texto para compreender o
contexto, mas de reencontrar o contexto
39
40
41
LAUTREAMONT RECONQUISTADO
Pablo Neruda
11
LO CONOC en el Uruguay cuando era tan pequeo
que se extraviaba en las guitarras del mes de julio,
aquellos das fueron de guerra y de humo,
se desbocaron los ros, crecieron sin medida las aguas.
No haba tiempo para que naciera.
Debi volver muchas veces, remontar el deseo,
42
111
AMERICANO! Pequeo potro plido
de las praderas! Hijo
de la luna uruguaya!
Escribiste a caballo, galopando
entre la dura hierba y el olor a camino,
a soledad, a noche y herraduras!
Cada uno
de tus cantos fu un lazo,
y Maldoror sentado sobre las calaveras
de las vacas
escribe con su lazo,
es tarde, es una pieza de hotel, la muerte ronda.
escribe con su lazo,
escribe que te escribe su larga carta roja.
La vidalita de Maldoror, hacia el Oeste,
las guitarras sin rumbo, cerca del Paran,
terrenos bajos, el misterioso crepsculo cay
como una paletada de sangre sobre la tierra,
las grandes aves carnvoras se despliegan,
sube del Uruguay la noche con sus uvas.
Era tarde, un temblor unnime de ranas,
los insectos metlicos atormentan el cielo,
mientras la inmensa luna se desnuda en la pampa
extendiendo en el fro su sbana amarilla.
IV
EL FALSO cruel de noche prueba sus uas falsas,
de sus cndidos ojos hace dos agujeros,
con terciopelo negro su razn enmascara,
con un aullido apaga su inclinacin celeste.
43
V!
ENTONCES la muerte, la muerte de Pars cay como
una tela,
como horrendo vampiro, como alas de paraguas,
y el hroe desangrado la rechaz creyendo
que era su propia imagen, su anterior criatura,
la imagen espantosa de sus primeros sueos.
"No estoy aqu, me fu, Maldoror ya no existe."
"Soy la alegra de la futura primavera",
dijo, y no era la sombra que sus manos crearon,
no era el silbido del folletn en la niebla,
ni la araa nutrida por su oscura grandeza,
era slo la muerte de Pars que llegaba
a preguntar por el indmito uruguayo,
por el nio feroz que quera volver,
que quera sonrer hacia Montevideo,
era slo la muerte que vena a buscarlo.
V
DEL NIO misterioso recojamos
cuanto dej, sus cantos triturados,
las alas tenebrosas de la nave enlutada,
su negra direccin que ahora entendemos.
Ha sido revelada su palabra.
Detrs de cada sombra suya el trigo.
En cada ojo sin luz una pupila.
La rosa en el espacio del honor.
La esperanza que sube del suplicio.
El amor desbordando de su copa.
El deber hijo puro de la madera.
El roco que corre saludando a las hojas.
La bondad con ms ojos que una estrella.
44
45
SUDAMERICANOS
Enrique Molina
Juan Gelman
Este ~e.xto ~e publi~ en el libro ~urtramont cien aos. Homenaje a lsidore Ducasse, organizado por Aldo
Pellegnm Y Vtcente Ztto-Lema, Galena de Arte Gradiva, Archibrazo, Buenos Aires, 1970
46
Este texto se public en el libro Laurtramont cien aos. Homenaje a lsidore Ducasse, organizado por Aldo
Pellegrini y Vicente Zito-Lema, Galera de Arte Gradiva, Archibrazo. Buenos Aires. 1970
47
ENCUENTROSEXRAMUROS1
Con Isidoro Ducasse
Amanda Berenguer
Encontrarnos a orillas del mar
sobre un peasco de la costa 1 fue la cita 1
el 1 evanescente pez metafsico
perverso y gil 1
tocndome apenas 1 la punta de los dedos
con sus aletas 1 su vientre de piel azul
con un ojo de sangre 1 su mirada
de medusa escarlata 1
me dijo: no vuelvas la cabeza que morirs 1
qudate alga o musgo en el hueco
de la roca 1
te protegern guijarros 1 pezuas del dolor 1
ENCUENTROS EXTRAMUROS 2
Con Isidoro Ducasse
Amanda Berenguer
Ou s'en vont-ils, de ce galop insens?
111. 1.
48
49
A LAUTREAMONT
Jules Supervielle
50
51
Enrique Fierro
Carlos Pellegrino
52
ocano de cristal
o desde el cristal del texto sexos vacantes pendulares salvajes
mano
abisal que vocea a braza escrita
la traza de los Cantos de Maldoror
o ha comenzado a hablar
una silaba del borde se ha comenzado a decir
plt au ciel
esta obra
plazca al cielo obra incandescente que se escucha
amarga prrafo cscara a prrafo
retumbando
del amor amando
una materia vertiginosa
devuelta a la antimateria
o de la voz que asee: un inmenso azul aplicado sobre el cuerpo de la tierra
lector, puede ser el odio lo que t quieres que invoque
al comenzar esta obra?
antes que te hubiera llamado
hipcrita lector, mi semejante, mi hermano
ya haba bebido tu sangre con temor y avidez con envidia y furia canbal
pero dice
el primero de Oriente
morrueco que conduce el ao
Isidoro a quien Ptolomeo adorna con nueve estrellas
en el bar Maldoror en la Rue Vivienne hermoso en la silla gongorina
Isidoro
que se escucha retumbando
ncares y
con aguja de navegar cultos
una fragante ropera de soles y silencios polimorfos
dice
paso a quien acaricia una nube roja el pulpo
el vampiro
o una exhalacin en la boca
y tiende la mano con la cual el parricida degella a su hermana
es un hombre o una piedra o un rbol lo que comenzara el canto
quien acaricia una nube roja escribe con furia
por oscursimos quemaderos y andenes estupefactos
53
es el proyecto
no es an su comentario.
Publicado en el libro Zarpa. Ed. Ultimo Reino /XYZ, Buenos Aires 1988.
SE ESCUCHA
PROMETED EN LA CIUDAD
Horacio Salas
54
Este texto se public en el libro Laurtramont cien aos. Homenaje a lsidore Ducasse, organizado por Aldo
Pellegrini y Vicente Zito-Lema, Galera de Arte Gradiva, Archibrazo, Buenos Aires, 1970
55
Roberto Piva
y el Estruendo
56
57
LAUTREAMONT
Alvaro y Gervasio Guillot Muoz
58
Vicaire
1924.
''L'an mil-huit-cent quarante-six, et le quatre
avril al'heure de midi: Par devant nous, Grant
du Consulat de France aMontvido, a comparu
le Sieur Franr;:ois Ducasse, Chancelier dlgue
de ce Consulat, ag de 36 ans; lequel nous a
dclar la naissance d'un enfant qu'il nous a
prsent et que nous avons reconnu etre du sexe
masculin, n a Montvido, aujourd'hui, a neuf
heures du matin, de lui dclarant et de Dame
Clestine J acquette Davezac, son pouse, age
24 ans, et auquel enfant il a dclar vouloir
donner les prnoms de Isidore Lucien. Les
dclarations et prsentations nous ont t faites
par lu en prsence des Sieurs Eugene Baudry,
59
EL CONDE DE LAUTREAMONT
'
POETA INFERNAL, HA EXISTIDO
Edmundo Montagne
60
62
63
Elas Uriarte
67
Y ms adelante:
una
htst~na
?tr??
~ombre-pelcano
leng~ajemod:
69
lD
LAUTREAMONT
POTENCIAL REVOLUCIONARIO
Fernando Loustaunau
72
(6).
73
CANTOS DE MALDOROR
Enrique Pichon-Rivire
74
75
Francisco Madariaga
Marguerite Duprey
76
77
LECTURA DE LAUTREAMONT
Mario Satz
78
Este texto se public en el libro Laurtramont cien aos. Homenaje a lsidore Ducasse, organizado por Aldo
Pellegrini y Vicente Zito-Lema, Galera de Arte Gradiva, Archibrazo, Buenos Aires, 1970
79