Personajes Adviento
Personajes Adviento
Personajes Adviento
El Adviento celebra la manifestacin del Seor. Esta manifestacin salvadora de Dios exige una
actitud, una postura de parte del hombre creyente. Los textos bblicos que nos ofrecen las
Misas del Adviento, como tambin las de la Liturgia de las Horas, son autnticos e ideales
modelos de respuesta y de sensibilizacin ante las manifestaciones salvadoras del Seor.
Sealamos los principales personajes bblicos del Adviento: Isaas, Juan Bautista, Mara, San
Jos.
ISAAS, el hombre de la esperanza
* Su nombre hebreo sera Iesaya, que traducido significa Yav es ayuda, se siente llamado al
profetismo ms o menos a los 25 aos de su edad y profetizar al Pueblo de Dios durante
cuarenta aos. Su misin fue difcil: deba anunciar a sus compatriotas la huida de Israel y de
Jud, en castigo de las infidelidades e idolatras de su pueblo.
* Recibi en el Templo de Jerusaln su vocacin de profeta, Is 6, 1-13, y esa manifestacin de
Dios, muy calcada en el gnero literario de otras vocaciones bblicas, lo marc profundamente.
Por una parte, Dios le muestra su grandeza y su trascendencia, la inmensidad de lo que l es,
el Santo de Israel, Yav de los Ejrcitos; y esta manifestacin pone muy en claro la poquedad
del elegido y la desproporcin de sus potencialidades para desempear la difcil misin que le
encomienda Yaveh. Estas dos realidades antagnicas, la trascendencia de Dios y su propia
limitacin e indignidad de su persona, marcarn a fuego todo el aporte y el servicio proftico de
Isaas y su lucha constante por lograr la pureza del Yavismo en Israel y la fidelidad a la Alianza.
* El ambiente poltico que le toc vivir fue muy tenso y difcil por la amenaza constante y
creciente de Asiria: La superioridad del enemigo es muy clara y, de nuevo, esa claridad ahonda
aun ms y pone de relieve la pobreza y la limitacin del profeta y del pueblo.
* Frente a esta situacin de incertidumbre se producen dos reacciones entre los judos
creyentes: una, la de los reyes y dirigentes del pueblo que buscan hacer alianzas y pactos con
otros pueblos oprimidos para ver la manera de liberarse del invasor; la otra es la de Isaas y un
nmero reducido de fieles que, partiendo del reconocimiento de su pobreza, ponen su
confianza y su fe solamente en el Seor, en la certeza que ser l el nico y el autntico
liberador.
* Isaas interpreta el peligro y la amenaza extranjera desde su punto de vista proftico, y no
como lo habra hecho un observador poltico: Es Dios el que habla y frente a este Dios que se
manifiesta, hay que tomar algunas actitudes concretas para purificar nuestra relacin con l y
para asumir el camino que el mismo Seor nuestra a su Pueblo.
Subrayamos algunas lneas de su enseanza proftica:
I - Frente al culto de Yaveh, amenazado por el formalismo ritual y la idolatra, Isaas
proclama la trascendencia de Dios. Pero esa trascendencia que, por definicin supone
lejana, superioridad, altura, en el Dios de Israel es cercana, amistad, misericordia,
proteccin: Dios est cerca de Israel, lo cuida, lo sana, lo dirige, renueva alianza con
l! Las dificultades de la esclavitud no deben oscurecer la certeza de que Yaveh es el
que salva;
II - Frente a las injusticias y la opresin que los poderosos ejercan sobre los dbiles del
pueblo, Isaas proclamar un mensaje religioso y ser la voz de Dios que llama y
denuncia a los esclavizadores de sus hermanos, denuncia que buscar siempre la
conversin del pecador y del injusto;
III - Para lograr esto Isaas predica la cercana del Dios de la Alianza e invita a una
confianza ilimitada en Yaveh, ms bien en el amor providente de Yaveh. El Dios que ha
estado escondido, aparecer para calmar los dolores de su pueblo y para sanar sus
heridas. Pero esto no se realizar sin la entrega confiada e incondicional del creyente:
aunque la salvacin viene de la bondad de Dios, la confianza de sus fieles ser
garanta y certeza de salvacin.
* Volver al Seor, es el centro iterado y repetido de su predicacin: Y la vuelta supone una
renovacin comprometida de la Alianza pactada en tiempos antiguos y que fue pisoteada por
los infieles judos, un volver de los dolos a la intimidad con el Seor.
* Tal vez el mensaje y el modelo de Isaas podramos resumirlo en estos puntos:
a) sustituir los criterios y las seguridades humanas por los ideales propuestos por Dios;
confiar ms en el Seor que en las ayudas de salvacin que nos puedan venir de los
hombres, de las instituciones, de los pactos con los poderosos;
b) redescubrir el verdadero rostro del Yaveh, despojarnos del concepto negativo que se
tiene de Dios y descubrirlo como el Dios clemente, compasivo, misericordioso, siempre
dispuesto a perdonar y comprender;
c) aceptar nuestra indigencia, nuestra falta de mritos, nuestra pobreza, como punto de
partida en la vuelta a Dios; jams uno que no se sienta indigente, saldr de s para
pedir ayuda o perdn;
d) condiciones para lograr el reencuentro con Dios: La fe incondicional en el Seor; la
confianza absoluta en su bondad y en sus promesas de salvacin que, aunque hayan
estado limitadas por el castigo, este castigo era el correctivo necesario para el pueblo
lograra comprender la bondad salvadora de Yaveh.
* Textos bblicos: Vocacin de Isaas Is 6, 1-12;
La promesa de salvacin, Is 32, 15 al 33, 6;
Dios se manifiesta salvando, Is 61, 1-3.
JUAN BAUTISTA, el predicador de la conversin.
* Es otro de los modelos bblicos clsicos del Adviento. Es santificado por Cristo en el seno de
su madre Santa Isabel aun antes de nacer. Lleva una vida austera y de profunda comunicacin
con Dios en el desierto. Adquiere conciencia clara de su rol de profeta y no de cualquier
profeta, sino el que ha de sealar con su dedo al Mesas. Y eso lo hace descubrir, igual que
Isaas, la trascendencia de Dios y la poquedad de su persona. Y toda esta experiencia la
comparte con los israelitas en una predicacin fuerte y valiente que lo lleva a desenmascarar la
mentira y el vicio y a anunciar con entereza la conversin, la verdad y el bien hasta el supremo
sacrificio.
* Por esta conciencia de la trascendencia de Dios y de su propia poquedad es que se declara
indigno hasta de desatar la correa de las sandalias de Jess. Es necesario que el Mesas
crezca y Juan mengue ante l. No quiere bautizar a Cristo.
* Hombre de profunda fe y de valiente compromiso en el seguimiento de su vocacin. Hasta dar
su vida por los valores y por la verdad que predica.
* Pero su fe sufre la prueba: Mt 11, 1-6. Se siente desconcertado [defraudado?] por la pobreza
de Jess, por sus medios demasiado simples o rutinarios: Cristo asume como discpulos a
hombres de poco cultura; predica a los sencillos y se pelea con los dirigentes del pueblo judo;
su lenguaje es demasiado simple. Y esto desconcierta al Bautista, hombre profundamente
anclado en las categoras religiosas israelitas y para quien era tan clara la trascendencia, la
infinitud y la grandeza de Dios. En su concepto, el enviado de Yaveh no poda rebajarse tanto.
* Y en esa situacin Juan Bautista acude a Cristo mismo: Eres t... o debemos seguir
esperando?... Y la respuesta de Jess fue el testimonio bblico de las caractersticas del
Mesas: hace or a los sordos, hablar a los mudos, evangeliza a los pobres... Y Jess aade
una respuesta especfica a Juan, al escandalizado Juan: Dichoso el que no tomare de m
ocasin de tropiezo...!
* La trascendencia de Dios que tan clara era para el judo Juan lo llev a no poder aceptar las
formas de salvacin encarnadas en Jess. Y por haber acudido a Cristo en su duda e
incertidumbre, recibi del Seor la confirmacin de la fe. Y esta maduracin y confirmacin se
logr cuando supo despojarse de su criterio religioso y humano; cuando acept el plan de
manifestacin simple y sencillo que Dios haca a travs de su Hijo; cuando se dio cuenta que
Dios estaba cerca, muy cerca de quien lo busca.
* As Juan Bautista, frente a la manifestacin de Dios en Jesucristo, nos entrega varias
lecciones:
a) Aceptar y apreciar la grandeza trascendente de Dios y nuestra poquedad, miseria y
limitacin. Nos ensea a ubicarnos delante de Dios, a asumir nuestro lugar y rol en la
salvacin que Dios quiere protagonizar en nosotros a travs de su Hijo: Conviene que
l crezca...;
b) Tener sensibilidad ante el paso del Seor; saber descubrir su cercana. Y cuando no
logremos descubrirla, acudir al Seor para que sea l quien ilumine el camino de
nuestra fe y de nuestra experiencia con l;
c) Tener una flexible capacidad de conversin, de acomodamiento a los planes de
salvacin que el Seor tiene para salvarnos, planes que no siempre coinciden con
nuestros criterios y categoras. O ms bien, que son siempre distintos y lejanos a los
nuestros,
* Juan Bautista nos ensea, por una parte, que es necesario aceptar la humildad de la
manifestacin divina: Dichoso el que no se escandalizare en m! Y resulta tambin un
admirable ejemplo de pobreza y limitacin: Conviene que l crezca y yo disminuya. Para llegar
a Dios, Juan Bautista asumi dos actitudes de humildad: acept la pobreza de los medios de
manifestacin de Jess y experiment la cercana de la Salvacin, no slo en forma pasiva en
el seno de su madre, sino sobre todo en la aceptacin dificultosa de los planes de Dios en su
Hijo Jesucristo.
MARA, la mujer que oy, medit y vivi la Palabra
* El que logr realmente ser pobre del Seor pudo percibir la manifestacin y la presencia
salvadora de Dios en su vida. El Evangelio nos presenta a Mara, la Madre de Jess, como
una mujer dichosa por haber credo, por haber descubierto a Dios y por haberse sabido fiar de
l.
* El Evangelio nos la muestra en un proceso de esa aceptacin y de este acercamiento al Dios
que se le manifestaba. La Virgen escuch medit y vivi el contenido de la Palabra o
manifestacin de Dios a travs de su Hijo.
* Mara escucha la Palabra. Y por esa razn fue dichosa. Tuvo estrecho contacto con su Hijo
en el hogar de Nazaret, en donde Cristo viva los contenidos que despus, en los das de su
vida pblica, palabriz; oy atnita el mensaje del ngel el da de la Anunciacin; escuch la
profeca que Simen le haca.
* Pero en la aceptacin de la Palabra y en su proceso de fe, Mara tambin sigui el caminar
corriente de todos los creyentes. Como no comprenda el sentido y la proyeccin de lo que
escuchaba como manifestacin del querer y de los planes de Dios, la Virgen meditaba y
reflexionaba, guardaba en su corazn el mensaje de Dios.
de la gloria del Mesas como de los sufrimientos del siervo de YHWH, que traern la
salvacin al pueblo. En Adviento, de l se toman la mayora de las primeras lecturas
de la misa (tanto ferial como dominical) y del Oficio de Lectura. Estos textos son un
anuncio de esperanza para los hombres de todos los tiempos, independientemente de
las circunstancias concretas que les toque vivir. Todos ansiamos un tiempo en el que
las vctimas del egosmo encuentren justicia, en que las armas se transformen en
instrumentos de trabajo y los pueblos vivan unidos.
Al mismo tiempo, Isaas invita a no permanecer con los brazos cruzados, a preparar
activamente el camino del Seor, a hacer posible su venida al mundo: Preparad el
camino al Seor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles
se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo
escabroso se iguale (Is 40,3-4). Estas palabras sern el corazn del anuncio de san
Juan Bautista. La Iglesia las repite en las oraciones de Adviento. El Seor viene, pero
quiere que le preparemos el camino abajando los montes del orgullo y rellenando los
valles de la indiferencia, enderezando los comportamientos que se han desviado,
igualando los derechos de todos. La salvacin ser un don de Dios en Cristo, pero l
quiere que nos dispongamos convenientemente y, de alguna manera, la adelantemos
con nuestras buenas obras.
Juan Bautista. Es el segundo personaje de Adviento, cuya historia se lee los domingos
segundo (en sus tres ciclos) y tercero (ciclos a y b) y los das feriales (desde el
sbado de la segunda semana hasta el viernes de la tercera). Las lecturas patrsticas
del segundo y tercer domingo, tomadas de Eusebio de Cesarea y de san Agustn,
reflexionan sobre su mensaje. Su ayuno, su ascetismo y su oracin en la soledad del
desierto son un estmulo para los que quieren acoger al Cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo (Jn 1,29). Bien encarna, por lo tanto, el espritu de Adviento.
Juan es el punto de unin entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre las promesas
y su cumplimiento. Es el ltimo de los profetas de Israel (Anuncia, como ellos, la
llegada del Mesas, invitando a la conversin) y el primero de los evangelistas (Da
testimonio de que el Mesas ya ha venido, sealndolo entre los hombres). Despus
de varios aos de retiro y soledad, comenz su tarea de predicacin. Muchos lo
escucharon y se acercaron al ro para participar en el rito penitencial que l propona.
Insista en que la urgencia de la conversin estaba motivada por la llegada inminente
del reino de Dios, tantas veces anunciado por los profetas. Supo reconocer al Mesas
y dar testimonio de l.
Quizs su testimonio ms significativo sea el que da poco antes de morir, cuando
manda mensajeros a preguntar a Jess: Eres t el que tena que venir o
esperamos a otro? (Lc 7,19). La franqueza de la pregunta es la garanta de su
seriedad. Juan se encuentra al final de su existencia, caracterizada por las
privaciones. Vivir de saltamontes y miel silvestre en el desierto no tiene nada que ver
con las excursiones tursticas a los lugares santos o con las idealizaciones de las
personas devotas. l lo ha hecho sostenido por el convencimiento de una misin
divina. Ahora todo parece hundirse, ya que Jess no responda a las expectativas de
Juan.
La respuesta de Cristo sirve para confirmarle en la fe y para ponerle un nuevo reto:
Contad a Juan Bautista lo que habis visto y odo: los ciegos ven, los cojos andan,
los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia el Evangelio, y
dichosos los que no se escandalicen de m! (Lc 7,22-23). Efectivamente, se han
cumplido las palabras de Isaas, que indicaban las seales de los das ltimos. Si el
bien vence sobre el mal y la buena noticia se anuncia a los anawin, al resto humilde
de Israel que confiaba en las promesas de Dios y esperaba su realizacin, es porque
han llegado los das de la salvacin.
Cuando los embajadores de Juan se retiran, Jess dice que ste no era una caa
batida por el viento, es decir: un hombre sin races ni convicciones, sino un profeta,
e incluso ms que un profeta. Juan conoca las obras de Jess, pero en cierto
momento duda de que l se ajustara a la figura de Mesas que sus contemporneos
esperaban, por lo que corre el riesgo de escandalizarse. Efectivamente, con Jess
irrumpe en el mundo la novedad de Dios, que cumple las promesas del Antiguo
Testamento superndolas, que va ms all de nuestras expectativas, que rompe
nuestros esquemas, que nos obliga a hacernos pequeos para ver, ms all de las
apariencias, los signos que muestran que Jess es el que vino, el que vendr, el que
est viniendo.
Jess invita a creer no solo cuando Dios se adapta a nuestras ideas sino,
especialmente, cuando las rompe. Precisamente Juan Bautista, que dar el testimonio
supremo al derramar su sangre, se convierte en figura de Jess, que nos salva por
medio del anonadamiento y del don total de s. El Adviento de Dios sigue
aconteciendo en la humildad. l viene a los corazones de aquellos que no se dejan
escandalizar por el hecho de que Dios no se presente como ellos deseaban. Viene a
los corazones de los que estn abiertos a la perenne novedad de Dios, que nunca se
encierra en los pensamientos y deseos de los hombres, por muy nobles que sean.
Mara. El Vaticano II recuerda que en Mara confluyen las esperanzas mesinicas del
Antiguo Testamento: Con ella, excelsa Hija de Sin, tras larga espera de la promesa,
se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva Economa, cuando el Hijo
de Dios asumi de ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado
mediante los misterios de su carne (LG 55). Mara es modelo excelso de las
actitudes propias del Adviento: la confianza en la Palabra de Dios, que cumple sus
promesas, y la disponibilidad para acoger al Seor que viene. Por eso, Benedicto XVI
la llama Mujer del Adviento (ngelus 28-11-2010) y la propone como modelo para
este tiempo litrgico. Pablo VI, en su encclica sobre el culto mariano, indica la
profunda relacin existente entre el Adviento y Mara: La liturgia de Adviento, uniendo
la espera mesinica y la espera del glorioso retorno de Cristo al admirable recuerdo
de la Madre, presenta un feliz equilibrio cultual que puede ser tomado como norma
para impedir toda tendencia a separar el culto a la Virgen de su necesario punto de
referencia: Cristo. Resulta as que este periodo, como han observado los especialistas
en liturgia, debe ser considerado como un tiempo particularmente apto para el culto
de la Madre del Seor (Marialis Cultus, 3-4).
De hecho, en las misas de Adviento, Mara est presente en los textos bblicos y en
las oraciones, subrayando el paralelismo Adn-Cristo y Eva-Mara, muy comn en los
Santos Padres. Los textos de la liturgia de las horas tambin la citan e invocan desde
el principio. Ya al final del Adviento, la figura de Mara se une de una manera
indisoluble con el cumplimiento de las promesas y la llegada del tiempo esperado. En
el Oficio de Lectura se proponen dos importantes textos de san Ireneo (sobre Eva
como antitipo de Mara) y del beato Isaac de Stella (sobre Mara como tipo de la
Iglesia).
Las actitudes de Mara se convierten en el modelo que los cristianos deben seguir
para vivir el Adviento: su fe, su silencio, su oracin, su alabanza agradecida al Padre,
su disponibilidad a la voluntad de Dios y al servicio. Las fiestas de la Inmaculada, de
Nuestra Seora de Guadalupe y de Nuestra Seora de la Esperanza, celebradas en el
corazn de este tiempo litrgico, subrayan an ms la relacin de Mara con el
Adviento, tal como recuerda la Congregacin para el Culto Divino: La Concepcin
pursima y sin mancha de Mara, en cuanto preparacin fontal al nacimiento de Jess,
se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga
espera mesinica y recuerda profecas y smbolos del Antiguo Testamento, empleados
tambin en la liturgia del Adviento [] La fiesta de Nuestra Seora de Guadalupe (12
de diciembre) acrecienta en buena medida la disposicin para recibir al Salvador
(Directorio, 102).
Jos. Terminemos esta reflexin recordando a san Jos, especialmente presente en
los evangelios de los das anteriores a la fiesta de Navidad. Ciertamente, Jos y Mara
vivieron de una manera nica el tiempo de la espera y del nacimiento de Jess. Como
subraya Benedicto XVI, dos aspectos hacen de san Jos uno de los personajes
importantes del Adviento y de toda la historia de la salvacin: su descendencia
davdica (que l transmite a Jess) y su condicin de justo.
Respecto al primer punto, recuerda que Jos pertenece a la estirpe de David (cf. Mt
1,20). En cuanto que Jess es legalmente el hijo de Jos (Lc 4,22), puede reclamar
para s el ttulo mesinico de hijo de David (cf. Mt 22,41-46), dando cumplimiento en
su persona a las promesas hechas a su antepasado: Mantendr el linaje salido de ti
y consolidar tu reino (2Sm 7,12ss). El Pontfice afirma que, a travs de l, el Nio
resultaba legalmente insertado en la descendencia davdica y as daba cumplimiento
a las Escrituras, en las que el Mesas haba sido profetizado como hijo de David
(ngelus, 18-12-2005). Jos es el anillo que une a Jess con la historia de Israel,
desde Abrahn en adelante, segn la genealoga de Mateo (1,1-16), y con las
esperanzas de toda la humanidad, desde Adn, segn la genealoga de Lucas (3,2338).
Respecto al segundo punto, cuando la Escritura llama justo a Jos quiere decir,
ante todo, que es un hombre de fe, que ha acogido en su vida la Palabra de Dios y su
proyecto sobre l. Como Abrahn, ha renunciado a sus seguridades y se ha puesto en
camino sin saber adnde iba, findose de Dios. En este sentido, el Papa recuerda que
Jos es modelo del hombre justo (Mt 1,19) que, en perfecta sintona con su
esposa, acoge al Hijo de Dios hecho hombre y vela por su crecimiento humano
(ngelus, 18-12-2005). De esta manera, vive las verdaderas actitudes del Adviento: la
fe inquebrantable en la bondad de Dios, la acogida solcita de su Palabra y la
obediencia incondicional a su voluntad. Por eso, aade el Papa, en l se anuncia el
hombre nuevo que mira con fe y fortaleza al futuro, no sigue su propio proyecto sino
que se confa a la infinita misericordia de Aquel que cumple las profecas y abre el
tiempo de la salvacin (Idem).
Hablando de la relacin entre san Jos y el Adviento, Benedicto XVI reflexiona sobre
el silencio del santo Patriarca, manifestacin de su actitud contemplativa, del asombro
ante el misterio de Dios. Siguiendo su ejemplo, nos invita a vivir este tiempo en actitud
de recogimiento interior, para meditar la Palabra de Dios y acogerle cuando viene a
nuestra vida: El silencio de san Jos no manifiesta un vaco interior, sino la plenitud
de fe que lleva en su corazn y que gua todos sus pensamientos y todos sus actos.
Un silencio gracias al cual san Jos, al unsono con Mara, guarda la palabra de Dios,
conocida a travs de las sagradas Escrituras, confrontndola continuamente con los
acontecimientos de la vida de Jess; un silencio entretejido de oracin constante,
oracin de bendicin del Seor, de adoracin de su santsima voluntad y de confianza
sin reservas en su providencia (ngelus, 18-12-2005).
Navidad es un misterio de fe: el misterio del nacimiento del Nio Dios, del dulce
Seor Jess.
Dentro de poco tiempo estaremos celebrando una fiesta que ciertamente tiene un
significado especial para todos nosotros: la Navidad. Aunque la importancia del
nacimiento del Nio Dios para todos los cristianos es algo patente, no pocas veces
el mundo en que vivimos ha trivializado el verdadero sentido y significado de la
celebracin de la Navidad. Por ello cobra una especial importancia, aunque ya lo
hayamos hecho en otras ocasiones, meditar y profundizar en este magno
QU ES LA NAVIDAD?
Navidad es Jess.
Navidad es un misterio de fe: el misterio del nacimiento del Nio Dios, del dulce
Seor Jess.
Navidad es el despertar del hombre, porque Dios mismo se hace hombre, es surgir
entre los muertos porque el Autor de la vida nos alumbra con el esplendor de su luz.
Navidad es el surgimiento de la Vida que destruye la muerte, del Sol de Justicia que
disipa las tinieblas del pecado y la mentira, del Nio que nos ensea que es valioso
ser hombre porque l, Dios verdadero, se ha hecho hombre verdadero, por amor a
nosotros; que nos invita a hacernos nios como l para poder entrar al Reino de su
amistad eterna.
Navidad es la celebracin de la venida de Aquel que siendo rico se hace pobre para
enriquecernos con su pobreza, del Salvador esperado por todos los tiempos, de la
alegra del justo porque se acerca su recompensa, del consuelo del pecador porque
Navidad es el nacimiento de la Luz que ilumina a todo hombre que viene a este
mundo, de la Justicia que nos llueve del cielo, de la Verdad que brota frtil del suelo
del amor, de la Paz para el corazn que hace al hombre de buena voluntad unirse a
sus hermanos humanos con el suave vnculo de la caridad fraterna.
Navidad es el nacimiento del Buen Pastor que viene a buscar la oveja perdida para
cargarla sobre sus hombros y conducirla de nuevo al redil del Padre, y gozar all del
pasto frondoso que brota en las colinas eternas.
A estas alturas podemos preguntarnos: Y entonces, son todos los das Navidad? No
todos los das del ao calendario son Navidad, pero todos los das del corazn s
deben serlo.
Dios se hace nio y a veces olvidamos lo que ello significa, pues un nio humano no
puede bastarse por s mismo, necesita de sus padres para sobrevivir. Dios se hace
verdaderamente un nio! Es algo incomprensible! El Todopoderoso se hace un
frgil Nio al resguardo de Mara y de Jos!
La condicin de Jess Nio nos indica cmo responder a nuestra identidad de hijos.
Somos verdaderamente hijos en el Hijo. Por ello se pregunta admirado San Agustn:
Qu mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo un Hijo nico lo hizo Hijo del
hombre, para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios[6].
Habitualmente son los adultos quienes ms cosas ensean de la vida a los nios.
Pero tambin es verdad que los nios ensean grandes cosas a los adultos. Cunto
ms no educar el Nio Dios a toda persona! Lo paradjico de este Nio es que nos
ensea a caminar siempre por el Plan del Padre, a trabajar siempre segn el
mximo de nuestra capacidad y al mximo de nuestras posibilidades en nuestras
circunstancias concretas, a pensar rectamente, a amar con un corazn puro y a
orientar nuestra voluntad hacia el bien, es decir, nos ensea a ser personas
autnticas, hombres de verdad.
Por todo ello San Len Magno explica que Dios verdadero ha nacido en la ntegra y
perfecta naturaleza de verdadero hombre, totalmente divino en lo suyo, totalmente
humano en lo nuestro[8].
Hacernos nios como el Nio para entrar al Reino de los cielos: Mt 18,3. El
Nio Jess es la luz verdadera que ilumina a todo hombre y le muestra su identidad
de hijo de Dios: Jn 1,9-12.
La gracia del nacimiento del Nio Jess se despliega en la historia: Heb 13,8.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Es por ello que en este tiempo litrgico podemos distinguir dos periodos. El primero
de ellos, desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, aparece
con mayor relieve el aspecto escatolgico y se nos orienta hacia la espera de la
venida gloriosa de Cristo. El segundo periodo, que abarca desde el 17 hasta el 24
de diciembre inclusive, se orienta ms directamente a la preparacin de la Navidad.
La primera de ellas, est centrada en la venida del Seor al final de los tiempos. La
liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversin.
La segunda semana no invita, por medio del bautista a preparar los caminos del
Seor; esto es, a mantener una actitud de permanente conversin. Jess sigue
llamndonos, pues la conversin es un camino que se recorre durante toda la vida.
La tercera semana preanuncia ya la alegra mesinica, pues ya est cada vez ms
cerca el da de la venida de Seor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del
advenimiento del hijo de Dios al mundo.
ESPERANZA Y CONVERSIN
Durante el tiempo de Adviento, estamos especialmente invitados a vivir la atencin
vigilante y alegre, la esperanza y la conversin.
El Adviento celebra al Dios de la Esperanza (Rom 15, 13), viviendo con gozo la
esperanza (Rom 8, 24s). La actitud de la esperanza es un rasgo que caracteriza al
cristiano porque sabe que Dios es fiel y que en el Seor Jess ha cumplido sus
promesas (2Cor 1, 20). Ahora vemos como en un espejo, pero vendr el da en que
veremos "cara a cara" (1Cor 13, 12). La Iglesia vive esta espera con actitud
vigilante y alegre. Por eso reza con gozo: "Maranath: Ven, Seor Jesus" (Ap 22,
17.20).
El advenimiento del Hijo de Santa Mara, exige de parte nuestra, una actitud de
continua conversin. El tiempo de Adviento es pues, un llamado a la conversin
para preparar los caminos del Seor y acoger a ese Seor que viene a poner su
morada entre nosotros (Jn 1, 14) y que vendr nuevamente al final de los tiempos.
MADRE DE LA ESPERANZA
El Adviento es el tiempo mariano por excelencia, pues es durante el Adviento que
se pone de especial relieve la relacin y la cooperacin de la Virgen de Nazaret en
el misterio de nuestra reconciliacin. La misma solemnidad de la Inmaculada
Concepcin, que celebramos prcticamente al comenzar el Adviento, no es una
especie de parntesis o ruptura dentro de la dinmica de este tiempo, sino que
forma parte esencial en la recta comprensin del misterio. En efecto, Mara
Inmaculada es el prototipo de la humanidad redimida y reconciliada, triunfante
sobre el pecado, en Cristo Jess.
Es pues en este tiempo de espera y de presencia donde aparece Santa Mara, ligada
una vez ms a la vida del Hijo. Ella es la Madre de la expectacin, de la espera
gozosa, pero es tambin la Madre donde la espera se convierte en presencia
constante.
Mara nos ensea cmo debemos esperar y cul ha de ser nuestra actitud para
hacer presente en nuestras vidas y en el mundo al Hijo. Una vez ms el Hijo nos
lleva a la Madre y la Madre nos muestra plenamente al Hijo presente en su vida. En
su espera hay presencia y la presencia impulsa y sostiene la espera del da
definitivo.
Santa Mara, unida plenamente a Jess en este tiempo de Adviento, nos lleva ha
seguir el mismo camino y a vivir este tiempo de fe, la esperanza cierta de una
presencia del amor que ya esta con nosotros, pero que se realizara totalmente al
final de los tiempos con la venida gloriosa de su Hijo Jesucristo.
1, 5.
3.
Que la Luz de Jess brille en la Tierra para que el Plan de DIOS se cumpla y
la Tierra Ascienda al Plano que le corresponde por la Evolucin.
Oremos todos desde la Fe que tengamos por tener un Mundo Mejor para
todos sin discriminacin alguna.
Que el espritu de la madre de la naturaleza proteja a la Tierra, desde antes
del nacimiento de Cristo,
los envuelva y podamos todos el disfrutar de la Alegra, que da el corazn
abierto hacia la Energa Universal.
Que la Luz los Bendiga, Hoy y siempre
Por los siglos de los siglos.
FIAT LUX
FELILUXOR
FE Y FELICIDAD EN LA LUZ DE ORO
FUNDACIN AMONRA CHILE
UNA LUZ EN VUESTRO CAMINO
La verdadera navidad , carta de jesus de navidad