Sueños en La Madriguera
Sueños en La Madriguera
Sueños en La Madriguera
CUMPLEAOS
Hace un tiempo, en una ciudad no muy lejana
de un pas bastante cercano todo el mundo viva y
meda sus vidas con una estricta norma numrica.
A cada persona se le asignaban cada da 1440
minutos, de los que poda disponer para emplearlos
en lo que quisiese, el tiempo no gastado se
acumulaba para poder disfrutarlo en cualquier otro
momento. La mayora de las personas realizaban
su jornada laboral y se alimentaban y al volver a
casa el resto del tiempo lo guardaban para utilizarlo
ms adelante. Todos deseaban llegar rpido a sus
casas para as aumentar su cuenta de minutos y
tener mucho ms tiempo acumulado que sus
vecinos.
En el minuto 1.032.178.400 desde la creacin
de ese pas naci una nia en una pequea casa,
que creci mirando, por una ventanita muy pequea,
cmo la vida pasaba velozmente sin que ella pudiese
entender el porqu. Cuando lleg al minuto 525600
de su vida todos los mayores al celebrarlo le
preguntaban para escuchar sus primeras palabras:
- Cuantos minutos cumple la nena?
BREATH
La boca entreabierta, los labios carnosos y
brillantes de carmn. Es su primer gesto, una
bocanada de aire entra en sus pulmones artificiales
y despus de ser procesada sale impulsada en
forma de vapor condensado, eliminando parte de
los residuos de su mecanismo.
Es la primera vez que su chip neuronal
experimenta la sensacin de respirar en teora su
generacin no tendra que poseer esa tecnologa,
pero Andrew se haba enamorado de ella y quera
estar a su lado para siempre. Era su quinto
aniversario y despus de una excelente cena en el
mejor restaurante de la ciudad Chefs Luzbel,
debidamente procesada por el estmago artificial
que le regal en su cuarto aniversario, fueron con
el coche a CibHumans a que le instalasen los
pulmones artificiales.
Andrew nunca la acompaaba al quirfano,
siempre esperaba en el coche y cuando sala
actuaba como si slo hubiera pasado un segundo
desde que se haban separado. Pero a ella no le
importaba, quera ser perfecta para l y poder hacerle
feliz era su mayor deseo.
Ahora ya respiraba, podra susurrarle al odo
y hacerle cosquillas en las orejas y en el cuello con
MARIE
Me encuentro desnudo. Mis manos
inmovilizadas por los brazaletes y atadas a la
columna. Mi piel siente el fro del mrmol con esa
dulce sensacin de dolor en todo mi cuerpo que se
ve obligado a abrazarla al encontrarme pegado a
ella. Mis ojos cegados, por el pauelo negro que
me ha colocado Marie, aumentan el resto de mis
sentidos y creo or cada uno de sus movimientos y
el crujir del cuero con cada uno de sus pasos.
De repente, silencio, un silencio eterno y
tenebroso que anuncia el desastre, el abandono y
la soledad. Parece durar siglos, ese silencio lo
envuelve todo y lo tie de una vana esperanza de
compaa, esa esperanza que intilmente busco
son mi odo y que parece que me ha sido negada.
Cuando pierdo toda esperanza un veloz silbido llena
mis odos y mi cabeza haciendo que una sonrisa
aflore a mis labios. Entonces, un segundo despus,
noto en mis nalgas el impacto de la fusta guiada
por Marie. El dolor me envuelve e instintivamente
todo mi cuerpo se tensa, ajustndose ms al
doloroso fro del mrmol y haciendo que me duelan
las muecas al tirar de las muequeras y la cadena
que me sujeta a el.
Antes de poder recuperarme, de nuevo, otro
silbido. Lo siento ms potente que el anterior y de
UN CAPUCCINO
Un cappuccino, en vaso pequeo, con aroma
de vainilla. En el lateral del vaso de papel blanco
hay escrito con rotulador negro M Jos. Eso es
lo que siempre pide la chica de mis sueos.
Desde mi rincn preferido observo cmo se
dirige al pequeo mostrador donde se encuentran
las varillas para mover el azcar y los diferentes
tipos de aderezos que ofrece esta cafetera. Ella
siempre abre la tapa del vaso y echa dos sobres
de azcar de caa, despus, encima de la crema
del cappuccino, siempre espolvorea un toquecito
de nuez moscada. Vainilla, caf y nuez moscada,
a mi mente acude el recuerdo de estos tres aromas
entremezclados con su imagen, tambin intensa y
dulce.
Cada da a estas horas la cafetera est casi
vaca y ella siempre se suele sentar en el mismo
silln, uno violeta y con pinta de muy cmodo que
queda en perfecta diagonal con el que yo ocupo y
que me permite observar a distancia su belleza. Su
pelo moreno largo y ondulado descansa carioso
sobre sus hombros, con un gesto acostumbrado su
dedos lo apartan de su cara y lo sujetan detrs de
su oreja ayudndome a observar su rostro y su
gestos cotidianos que la hacen tan especial. Dejando
el vaso sobre la mesita, abre el maletn que tiene
NEMBUTSU
Arriba un pequeo hilo de luz se colaba por
debajo de la puerta y nicamente bastaba para
iluminar los tres ltimos escalones, los otros 105
estaban sumergidos en una asfixiante oscuridad
que lo atenazaba y haca que su ascensin fuese
el doble de costosa por lo pesado del ambiente.
Las varitas de incienso de sndalo que iba
encendiendo creaban un espeso humo a su
alrededor que lo mareaba y le impeda respirar con
normalidad, deba encender 108 varitas y
acompaarlas en cada uno de los 108 escalones
con una oracin completa al Buda Amida para
conseguir su perdn y as poder limpiar su camino
para reunirse en Sukavatti La Tierra Pura con sus
familiares fallecidos.
Empez dando el primer paso, en el primer
escaln y arrodillndose para la primera oracin,
encendi la primera varita de incienso y comenz
a recitar los sutras cerrando los ojos y vaciando por
completo su mente de todo pensamiento. Miles de
veces haba intentado vaciar su mente y despus
volver a vaciarla, pero le resultaba imposible. Acaso
estara tan lleno de sentimientos y pasiones
terrenales que no poda alcanzar la relajacin???
Su alma se quedara anclada a la tierra a causa del
peso de sus sentimientos??? No deba pensar o
DIOS DIJO:
Dios dijo: Hgase la Luz. Y la Luz se hizo
sin ms contemplaciones. Pero yo, que soy el
Demonio, hice el interruptor. Y la Luz la enciendo
y la apago cada vez que me sale de los cojones!!!
Y la verdad es que ya empiezo a estar un
poco harto de todo el rollo montado que hay sobre
Dios y esa omnipresencia, omnisapiencia y
omnipotencia que se le atribuye, porque en realidad,
lo nico que hizo fue jugar con la sagrada Luz de
la creacin, sin ni siquiera, pedir permiso. Claro, l
tuvo suerte y despus de hacer explotar el universo
entero los trocitos empezaron a formar cuerpos
celestes y pequeos planetas. Los Antiguos al ver
esto quedaron maravillados porque no saban que
pudiese pasar y por eso, no slo no lo castigaron,
lo nombraron guardin de toda la creacin.
Es alucinante que adems, cuando yo intent
apoderarme de la Luz para hacer algo diferente de
las oeras que l estaba creando, se enfrentase
a m y a mis seguidores y nos desterrase al Limbo
(algo que los sucios humanos se empean en decir
que nunca ha existido) despus de derrotarnos en
la mejor batalla que nunca vern los mundos creados
en la explosin original.
Pero claro ahora nosotros somos los culpables
PASEO
Paseo, ajeno a todo, por las calles fras de mi
ciudad. La temperatura es baja, pero el fro que
siento no es climtico. El cielo est cubierto de
nubes grises y la escasa luz que las atraviesa hace
que todo adquiera un tono gris y ceniciento que
entristece la vista. Me encanta caminar solo por mi
ciudad, es algo que suelo hacer para reorganizar
ideas y conceptos de mi vida, que ltimamente no
es que estn muy bien ligados. Me siento disperso,
como si tuviese mi atencin en demasiadas cosas
y eso provocase que en realidad no preste atencin
a nada.
Mi mente se mantiene fija en un pensamiento
mientras paseo, recordar las tardes compartidas
recorriendo esas mismas calles, mientras una
meloda que no deja de volverme loco se repite en
mis odos. Siento que me fundo con el entorno y
me vuelvo gris y perdiendo todos los matices que
hacen de mi una persona, me mezclo en los colores
tristes de la ciudad y lo noto porque las personas
que se cruzan conmigo no me prestan atencin. En
una ciudad tan grande el anonimato es algo comn,
cuantas ms personas viven juntas mucho ms fcil
es sentirse solo.
Mi recorrido fantasma me lleva a lugares
conocidos a los que ahora no presto atencin. Han
ASFIXIA
Siento dolor al respirar. No es ninguna
enfermedad pulmonar, me han hecho cientos de
pruebas, diferentes mdicos y ninguno ha
encontrado nada. Sobre todo me pasa al respirar
solo, cuando el aire a m alrededor adquiere una
consistencia excesiva y me envuelve como una
mortaja estrechando el trocito de mundo que me
rodea y privndome de libertad, de ideas, de
sensaciones, de vida.
He intentado miles de veces gritar para
arrancar la presin de mis pulmones y conseguir
que se deshagan del nudo que los atenaza y les
impide llenarse de nuevos aires. A veces, slo a
veces, consigo que un ligero aullido de dolor se
escape de la prisin entre mis labios y as exhalar
la tensin para intentar seguir adelante.
Recuerdo que una vez, un anciano amigo de
mis abuelos me explic una historia muy extraa
sobre un chico que viva en su pueblo hace muchos
aos. Nunca haba pertenecido a ninguna pandilla
y se relacionaba poco o nada con los chicos de su
edad. Normalmente esto habra ocasionado el
rechazo por parte del resto, burlas y abusos de los
bravucones, pero l tena algo especial. Su forma
de mirar y de enfrentarse en silencio a los que
intentaban provocarle o burlarse haca que ningn
UN FINAL CON
PRINCIPIOS
31 de diciembre. Me he alejado de todo lo
conocido para poder estar los primeros minutos del
prximo ao aislado de todo lo que ha ensuciado
mi vida durante los ltimos meses. No me puedo
quejar de la vida que llevo, trabajo en una fbrica
y con el sueldo que cobro, adems de poder vivir,
me puedo permitir los caprichos simples que me
alegran el tiempo libre y tiempo libre tengo bastante.
Una amiga suele decir que cuando uno no tiene
problemas que le provoquen dolores de cabeza y
distracciones en su vida diaria o bien se los busca
o estropea algo de su vida para que se convierta
en un problema, creo que mi caso es ese
precisamente y ahora mismo estoy intentando poner
en orden mi cabeza para analizar framente la
situacin que me ha llevado a caer en picado
moralmente.
Se suele decir que una tercera persona
imparcial siempre tiene un mejor ngulo de vista
perifrico, as que me he escapado a una ciudad
desconocida y en la que creo que nadie me conoce,
para vaciar mi mente y convertirme yo mismo en
esa tercera persona.
Me encanta pasear por las ciudades. Muchas
personas prefieren la montaa o la playa, pero a
m lo que me atrae principalmente son las ciudades,
GUERREROS
Camino por el oscuro bosque de Thorqueralt
en el condado de Skithelt. Mantengo, como cada
da de patrulla, mis sentidos alerta, para distinguir
entre los sonidos del bosque, cualquier ruido que
pueda delatar a mis enemigos.
Son 100 aos de guerra los que se acumulan
en mis brazos y miles de combates en los que por
suerte an no ha ocurrido lo peor. He visto caer a
amigos, compaeros y hermanos, pero esos hechos
slo aumentan mi determinacin a terminar con
todos ellos. Desde nuestro destierro del cielo no ha
habido descanso para ninguno de nosotros, los dos
bandos hemos combatido sin cesar por el equilibrio
de poderes y ninguno ceja en su empeo de inclinar
la balanza a su favor. Despus de tanto tiempo
estoy seguro de que esta guerra nuca acabar,
somos simples peones en una partida que los dioses
juegan para no admitir a ninguno como superior y
parece que no tengan intencin de parar jams.
As, cumpliendo con sus designios me dirijo
a purgar al poblado de la influencia de esos
guardianes pizpiretas con sus blancas armaduras
que han conseguido que todos sus habitantes
abandonasen los rituales de adoracin a mi seor
y cambiasen los sacrificios por rezos para intentar
limpiar su alma sin saber siquiera que eso es
PIEDRA
Seguro que ms de uno ha estado por la calle
y algn da se ha sentido totalmente ajeno al resto
de personas que andan frenticamente da tras da,
con destinos prefijados e intentando adelantarse al
su tiempo para poder ganar unos minutos ms de
vida. Seguro que muchos os habeis sentido
observados mientras estabais ah. A veces con mido
o desconfianza y a veces con curiosidad por vuestro
aspecto o vuestra forma.
Pues a m eso nunca me ha pasado. Siempre
suelo pasar inadvertido. Las personas pasan a mi
lado y nunca noto que su mirada se pasee por mi
ni un segundo. Nunca me han mirado, pocas veces
siquiera me prestan atencin y si alguna vez un
despistado tropieza conmigo se va soltando
improperios, pero generalmente sin disculparse
siquiera.
Siempre estoy en un gran parque, del centro
de mi ciudad, cerca de una esquina de dos de sus
caminos de tierra, por donde pasan muchas
personas haciendo footing y desde donde puedo
mirar a los nios que acuden a jugar al parque cada
maana y cada tarde.
Pero s que algn da eso cambiar. S que
ese da est cerca. Algn da uno de esos nios se
DAMIAN
Menuda mierda! Tengo 9 aos y me he
pasado toda mi vida encerrado en casa leyendo y
jugando con mis muecos. Nunca me ha gustado
mucho jugar con otros nios, siempre me han
parecido salvajes en sus juegos y burdos en sus
conversaciones.
Mis padres nunca me han obligado a hacer nada
que no quisiera y siendo ellos dos eminencias en
sus profesiones, que me interesase ms por la
lectura que por el ftbol, ms bien les resultaba
gratificante.
Hace un ao, concretamente el 6 de junio del
2005 mis padres decidieron mudarse, pero a lo
grande. Dejamos la mansin de la familia en Nueva
York y con todo, nos trasladamos a Inglaterra a una
pequea poblacin llamada Wessex. Les ofrecieron
trabajar en un hospital de nueva construccin como
directores, cada uno de su campo. El traslado no
fue traumtico, tal y como me repeta mi psiclogo,
en realidad no tena muchas cosas que me ligaran
a Nueva York. As que me encontr en la campia
inglesa rodeado de tonos grises y lluvia con ms
curiosidad que desasosiego.
Debido al trabajo de mis padres, que les
ocupaba gran parte de su tiempo, empec a estudiar
en un internado ingls clsico. Haba ledo alguna
ayuda para el fin del mundo. Por eso todos los que
deseen dominar al resto de la humanidad que se
pongan en contacto conmigo y formaremos el ejercito
del Armageddon.
VIAJE EN TREN
Son la 8:30 y est lloviendo como si No
hubiese acabado de construir su Arca. Adems yo
tengo la suerte de disfrutar de esta lluvia torrencial
ya que no tengo nada mejor que hacer que estar
en la calle corriendo hacia la estacin de tren.
Cargado con mi mochila llena de ropa y mi cmara
de fotos. No es que me moleste mucho la lluvia,
pero es que hoy hace dao al caer. Es de esas
veces que llueve despus de haber estado
acumulando agua durante meses y de verdad que
cae a conciencia. Por lo menos ya estoy cerca de
un techo en el que refugiarme, unos metros y entrar
en la estacin.
No es una de esas estaciones inmensas en
las que confluyen un montn de vas y no paras de
ver gente pululando y acarreando su vida en
pequeas maletas de aqu para all. Es una estacin
de pueblo, pequeita en la que apenas hay sitio
para las mquinas expendedoras un par de taquillas
y las barras de acceso. El edificio es antiguo y la
fachada es de hace dos siglos. Lo mejor es que,
cuando entras, es como una especie de tnel a otro
mundo, est poco iluminada y la mayor parte de
los sonidos que llenan el ambiente proceden del
pequeo bar que se encuentra en una nave anexa,
construida hace poco, para que los viajeros tuviesen
un sitio donde esperar. Al picar el billete y pasar las
ESTUDIANTE
Sin ganas, pero concienciada, inca los codos
fuertemente en la mesa, por ensima vez. Ante un
tomo inmenso. Un compendio de palabras, datos
e ideas de toda la historia humana (algo que le
atraa en un principio y que aos despus ha
acabado haciendo de forma automtica). Una fuerza
irrefrenable la obliga a pegar sus sienes a sus puos
cerrados y centrar la vista en las pginas
amarillentas. Por unos momentos su vista se nubla
ante la presencia de tantas palabras, as que cierra
un momento los ojos para relajarlos antes de
comenzar a absorber todos esos datos.
Tena un gran plan trazado. Deba leerse ese
gran compendio de ideas en un par de das as que
decidi emplear las tcnicas de lectura rpida
aprendidas durante aos y aos de estudio. As que
como la que mejor le funcionaba era la lectura en
diagonal pens que con ella solucionara su
problema de tiempo y conseguira si meta y, quien
sabe. Puede que le sobrase tiempo para salir un
poco con sus amigos y relajar su mente para el da
siguiente.
Abri los ojos, dispuesta a enfrentarse a esa
ardua tarea y decidida a recoger slo los nombres,
las fechas y los hechos relevantes recogidos en
ese gran tomo. Dirigi su vista a la primara palabra,
FAMILIA DE
ROSAS
Recuerdo una historia que me contaron hace
mucho tiempo. En un pas del este, en el tiempo en
que las historias no se escriban y que se transmitan
generacin tras generacin, haba una familia
formada nicamente por mujeres. Ninguna haba
estado casada pero siempre encontraban la manera
de que su familia continuase y transmitir la herencia
de madres a hijas.
Eran conocidas por todos los habitantes de
la ciudad en que vivan y algunos incluso las teman,
tachndolas de brujas y endemoniadas, por su
singularidad y porque practicaban la medicina.
Haban ayudado siempre a todo el mundo que se
lo haba pedido sin cobrar nada por ello y vivan de
comerciar con el pobre resultado de la granja donde
haban vivido desde tiempos remotos.
Cuentan que siempre que una de las nias
de esa familia llegaba a la edad adulta, se ausentaba
durante tres aos y despus de este perodo volva
con su madre a la casa de la familia y continuaban
con su vida de forma normal, como cada da hasta
entonces. No tenan mucha relacin con las
personas de la ciudad, apenas salan de su granja
salvo para ir al mercado a vender sus productos o
en la celebracin del solsticio en la que todos los
ciudadanos se juntaban para celebrar la creacin
LA BODA
Toda la catedral est esperando. De pie, junto
al altar se encuentra el novio, nervioso, deseoso de
cumplir su sueo desde hace mucho tiempo. Tiene
tantas ganas de hacer oficial su unin que apenas
siente lo que pasa a su alrededor. Las palabras de
los invitados que cuchichean curiosos y expectantes,
la msica de rgano que suena suavemente
amenizando la espera y el olor de los cientos de
rosas negras que llenan la catedral, una peticin
expresa de la novia.
Escucha como un susurro las palabras
tranquilizadoras de su padrino, su gran amigo que
siempre ha estado a su lado para llevar los
momentos difciles y que hoy le hace el honor de
acompaarlo en la mayor decisin de su vida.
A pesar de sentirse ausente del entorno, se
da cuenta de que la msica ha parado. Su amigo
coloca su mano tiernamente en su hombro,
apretando ligeramente para transmitirle su fuerza
y su apoyo. l no puede apartar la vista de la puerta
y eso le hace no ver nada ms, ni los cientos de
ojos que lo observan ni las cabezas que se van
girando hacia atrs para no perderse la entrada
triunfal de la novia.
Empieza a sonar el Canticorum de Haendel
a lo ojos le dijo:
- Bienvenida.
Pas detrs de ella y desabroch la falda de
raso que le llegaba a los pies que se abri
completamente y la apart tirndola a un lado.
Debajo de esta falda ella llevaba una minifalda de
lycra blanca muy ceida y muy corta que dejaba
ver por debajo las medias sujetas a sus piernas por
un liguero tambin blanco. Cogindola de los
hombros la gir hasta situarla frente al novio y le
hizo arrodillarse en el escaln. El fro del mrmol le
produjo un respingo, que acept gustosa.
- Ahora ests verdaderamente preparada para
entregarte a tu esposo y Amo.
As dio comienzo a la ceremonia donde el
sacerdote empez a enumerar los deberes,
obligaciones y compromisos que a partir de ese da
adquira como propiedad de su esposo y tambin
los deberes, obligaciones y derechos que adquira
l al tomarla como esposa. Cuando el sacerdote
hubo terminado, lleg el momento de los botos. Ella
de rodillas y mirando al suelo recit sus botos con
voz alta y clara reafirmando su entrega a su Amo
y esposo.
- Yo, sumisa de mi Amo, perra de mi Dueo,
suplicante, me ofrezco a ti, Seor de mis delirios,
de mis sueos, de todos y cada uno de mis deseos,
para el resto de mis das. Acptame y no habr
faltas en mi conducta. Recibe mi cuerpo, te lo ruego,
JUEGOS DE
MESA
No acostumbro a pasar mis tardes en los
bares, pero esa tarde, decid olvidarme de mis
obligaciones diarias y pasarme por un nuevo local
que haban abierto en mi barrio. La verdad es que
haca mucho tiempo que nadie montaba un bar all
ya que los talleres de confeccin y venta al por
mayor de ropa, haban acaparado todos los locales
de la zona y todo el mundo, atrado por las promesas
del negocio fcil y, al parecer, por la cantidad de
dinero que se manejaba en estos negocios, o haba
montado una o haba vendido el local que tena.
As que, en parte, atrado por esta novedad, me
decid a pasar la tarde all.
Al entrar me encontr con un sitio oscuro,
aunque agradable. A pesar del poco tiempo que
llevaba abierto ya tena algn que otro parroquiano
afincado en la barra. En el ambiente flotaba una
meloda de jazz, en la que un pianista, haca viajar
sus dedos rpidamente por las teclas, fraseando
de forma atnica, mientras era acompaado por un
saxo omnipresente que contestaba cada una de
sus improvisaciones. Me qued cierto tiempo parado
disfrutando de la msica y observando la decoracin
de ese nuevo lugar. Por lo que poda ver, todo era
de madera, dndole un aire antiguo y acogedor.
Unas lmparas, detrs de la barra y unas pequeas
velas en cada una de las mesas eran la nica
iluminacin. Al fondo haba una especie de salnreservado, separado del resto del local por una
mampara, tambin de madera, en el que se vean
unos sofs y por encima de la mampara distingu
unas cadenas y los cables de una lmpara que
baaba el suelo del reservado con una luz clida.
Despus de pedirme una cerveza en la barra
y de cruzar un par de frases de cortesa con el
camarero, me dirig a aquel apartado distradamente,
dispuesto a investigar su composicin y la comodidad
de aquellos sofs.
Al franquear la mampara, descubr el sentido
de aquella lmpara, ya que no slo iluminaba el
reservado, sino tambin una mesa de billar
americano que haban colocado en medio de los
sofs. Me qued un poco parado al encontrarme
con una chica, jugando sola al billar, pero ella levant
la mirada y con una sonrisa que me desarm, me
invit a acompaarla.
- Quieres jugar? Llevo ya unas cuantas
partidas y aunque me guste, es mucho ms divertido
competir y compartir el juego.
La verdad es que no se me da demasiado
bien, pero nunca se debe denegar una invitacin
como aquella y con un Por supuesto cog un taco
y me prepar para jugar a lo que fuese mientras
ella colocaba las bolas en el tringulo y posicionaba
la bola blanca para empezar a jugar. Como un buen
caballero le ofrec romper, y ella acepto mi oferta y
se coloc sobre el tapete apuntando con decisin
hacia el centro del tringulo.
Sorpresa!
Le encantaba la expresin que dibujaban las
caras de las personas cuando ella gritaba esa
palabra y al descubrir el regalo o la noticia que
acababa de darles. En realidad esto no sera
especialmente extrao ni necesitara ser contado,
a todos nos encanta ver la cara de alegra de las
personas que nos importan, si ella no necesitase
estas explosiones de energa para vivir.
Posea una extraa enfermedad. Una
alteracin hormonal, que le causaba una terrible
empata con los sentimientos de las personas.
Mientras paseaba por la calle iba captando,
absorbiendo y asimilando todos los pensamientos
de las personas de alrededor. No entendis mal,
no era uno de esos vampiros del alma que van
devorando las alegras e ilusiones de las personas,
dejndolos tristes y apticos. No, ella slo las sufra,
porque a causa de la naturaleza humana, del terrible
dolor que rodea al mundo en cada lugar y del estrs
auto impuesto, apenas captaba las alegras, las
ilusiones y las esperanzas necesarias para sobrevivir.
Como su enfermedad se manifest en la
madurez, concretamente el da en que cumpli los
29 aos, su niez, adolescencia y el principio de su
edad adulta haba transcurrido como las del resto
de personas. Siempre haba sido una chica sensible
LA
INAUGURACIN
Esa noche me haban invitado a una fiesta de
inauguracin, del piso de Marta, una compaera de
trabajo. Tal y como est la vivienda ltimamente
es todo un acontecimiento que alguien a quien
conoces, inaugure su piso. As que no poda
negarme a asistir a aquella fiesta. Adems me haba
enterado de que ese chico nuevo, taaan guapo
tambin ira por all. As que despus de un par de
horas arreglndome (servicio completo de belleza
femenina), lleg el momento de escoger el
recubrimiento de mi piel, que deba garantizarme
que l no pudiera apartar su vista de m.
Me plant delante del armario y abrindolo
de par en par, empec a buscar el vestido que iba
a culminar mi plan y hacerme brillar en mitad de la
fiesta. No os imaginis lo difcil que resulta esta
operacin a veces. No es que tenga un montn de
vestidos, slo unos 30, pero quera que esa noche
todo fuese perfecto, todo quedase atado de forma
especial para m. Despus de seleccionar los 10
posibles, vestidos de noche, negros, con un escote
sugerente y a ser posible lo ms entallados posible,
para remarcar mis curvas, insinuarlas y mostrarlas
generosamente, me prob los diferentes vestidos,
cada uno con su par de zapatos correspondientes
y despus de un par de pases y de ir desechando
planeado.
Poco a poco, el ambiente se fue llenando de
risas, de bromas y todos fuimos dejando los platos
vacos en la cocina. Ayudamos a Marta a recoger
todo y nos juntamos en el saln para tomar el caf
y hacer la sobremesa todos juntos.
Como siempre en estas ocasiones las
conversaciones empezaron con discusiones y
reflexiones sobre el sentido de la vida y el ritmo
frentico del universo (divagaciones sin sentido,
pero que ocupan los momentos ms entretenidos),
poco a poco los invitados se iban marchando ya
que las horas pasaban y la noche se cerraba a
nuestro alrededor. Al final slo quedamos Marta,
Daniel, Marcos y yo. Gracias al vino y a las horas
de la madrugada todo se hizo ms familiar, ms
picante y dejamos de discutir sobre el universo para
hablar cobre el tema aceptado por todo el mundo
como el esencial para discutir por la noche. El sexo.
Esto me dio paso a acercarme un poco ms a Daniel
y para desterrar por completo esas dudas que me
haban asaltado al principio de la noche.
Comentamos nuestras experiencias, nuestras
fantasas y como siempre discutimos sobre los
conflictos morales que existen al intentar cruzar
ciertas barreras inculcadas desde la infancia.
La conversacin que empezamos los cuatro
se rompi con un silencio, cuando Marta en un
arrebato, entrelaz sus brazos alrededor del cuello
de Marcos y los dos se aislaron por completo
devorndose mutuamente.
CAEN LAS
SOMBRAS
La oscuridad envuelve la ciudad y las calles
permanecen solitarias. Alguna que otra persona
deambula por las callejuelas, pendientes nicamente
de sus asuntos. Cristine casi corra, en vez de
caminar hacia su casa. Siempre aquellas calles la
ponan nerviosa hasta el punto de ir temblando
exageradamente mientras caminaba, a pesar del
sofocante ambiente, provocado por el efecto
invernadero, que converta la ciudad en una especie
de horno microondas donde la gente se deshaca
por momentos en su propio sudor.
Cada noche le tocaba andar por las mismas
calles, repitiendo el recorrido que le llevaba desde
su trabajo, un Jazz-Club cargado de humo, pero en
el que poda disfrutar de muy buena msica, que
le encantaba, y donde una chica guapa se ganaba
bien la vida gracias a las propinas. Lo peor era
volver a casa. Miles de veces se haba planteado
comprarse un coche para as llegar antes y no tener
que pasar por aquellas calles solitarias y
fantasmagricas pero, un mes por una cosa y al
otro mes por otra diferente, nunca haba encontrado
un hueco en el que su economa le permitiese hacer
esa inversin. As, se haba casi resignado a
continuar andando cada noche por el mismo
recorrido hasta que la suerte le proporcionase la
libertad deseada.
Esa noche, las calles estaban extraamente
silenciosas y sus pasos, su respiracin y los latidos
de su corazn resonaban estrepitosamente en los
callejones, creando un desasosiego en Cristine que
le haca, si eso era posible, intentar andar ms
rpido an.
Ya estaba acercndose a su destino. A lo
lejos, entre los edificios antiguos y los contenedores
de basura, poda ver las farolas victorianas que
decoraban su calle. Extraas en esa zona de la
ciudad, pero que se haban mantenido por no s
que decreto de conservacin del patrimonio cultural.
La verdad es que esas farolas fue una de las cosas
que ms atrajo su atencin mientras intentaba
encontrar un lugar donde colocar toda su vida al
sacarla de la casa de su ex. El edificio donde viva
tena una pequea escalera a la entrada y una gran
puerta con cristales grabados que distorsionaban
la luz del vestbulo al filtrarse tmidamente al exterior
iluminando, ligeramente, las barandillas de hierro
forjado que enmarcaban los escalones anchos de
la entrada. El ladrillo rojo predominaba en la fachada
y slo era interrumpido por unas ventanas de
aluminio blanco, de esas de cuadraditos pequeos
de cristal y las contraventanas de listones de madera.
Ella viva en un apartamento en el primer piso, as
que cuando se poda sentar a mirar por la ventana
de su saln, disfrutaba del ajetreo de las personas
que recorran las aceras, con las prisas normales
de la sociedad actual, mientras escuchaba msica
como si fuese la banda sonora de aquel da en
especial. Le encantaba mirar las farolas a punto de
Ella
Soy metdico y organizado, casi siempre sigo
las mimas rutinas. Mis amigos dicen que soy
obsesivo compulsivo, pero no es as, yo no tengo
que apagar 25 veces la luz del recibidor antes de
salir de casa por miedo a que si no lo hago mi familia
muera, pero sin embargo suelo hacer siempre lo
mismo al levantarme, suelo tener todas mis cosas
ordenadas de una manera determinada, para luego
encontrarlas mejor y s, cuando tiendo la ropa las
prendas tienen que tener las pinzas del mismo color,
pero eso slo significa que tengo gusto por una
esttica ordenada y concordante y que al trabajar
de analista informtico, mi mente est acostumbrada
a ordenarlo todo y a analizar cada aspecto de la
vida de forma esquemtica.
Cada maana cuando me levanto de la cama
siempre hago lo mismo, siempre me levanto antes
que ella. Silenciosamente me ducho, me lavo los
dientes y me visto para estar preparado. Me encanta
mirarla durmiendo, es tan dulce, su pelo se alborota
sobremanera por la noche, pero eso slo le da un
aire despreocupado y casero que la hace ms
atractiva. Siempre duerme con un pijama viejo, muy
ancho, creo que era de su padre. Pantalones a
cuadros y una camiseta negra que se le ajusta al
cuerpo y deja a la imaginacin la forma de sus
pechos. Por supuesto, siempre, siempre se mete
en la cama con calcetines, aunque luego se los
Recuerdos
Haca mucho tiempo que no hablaba con mi
madre y aquella tarde, al or su voz en el contestador,
supe que algo grave haba pasado.
- Pol, cario. Te llamo para avisarte que pap
muri anoche. Se que hace muchos aos que no
hablamos pero debes saberlo. Pasado maana ser
su entierro y me gustara que vinieras para
acompaarme.
Me qued parado, extraado y confuso, sin
saber si lo que haba escuchado era cierto o slo
fruto de mi imaginacin. Haca ms de 10 aos que
no saba nada de l. Me fui de casa despus de
una de tantas y tantas discusiones que tenamos
sobre mi futuro. El se empeaba en que estudiase
mecnica para que entrase a trabajar en su empresa,
no era capaz de entender que a mi no me gustase
trabajar donde el llevaba 30 aos de su vida,
encerrando, a mi parecer toda posibilidad de usar
su inventiva e imaginacin. As que me march,
busqu un lugar para vivir y un trabajo sencillo que
me permitiese vivir y estudiar Historia del Arte.
Al da siguiente me acerqu a casa de mis
padres. Mi madre, que siempre me haba apoyado
y que haba intentado volver a juntarnos muchas