La Actitud Vanguardista
La Actitud Vanguardista
La Actitud Vanguardista
Prlogo
Gaddiel Francisco Ruiz Rivera
Conocer cmo se debe usar correctamente
el lenguaje y cundo intervenir en el lenguaje
son dos rasgos esenciales de la accin intelectual.
-Edward Sad
Este prlogo sirve como introduccin al marco terico y contexto que aplicar a los
objetos de estudio de la tesina, es una presentacin y argumentacin del metalenguaje del
cual parte. Lo considero una lectura necesaria, til al momento de leer este ejercicio de
anlisis. Como estudiante subgraduado, me tomo la libertad de hacer este prlogo para
otorgar visibilidad a una prctica intencional del uso del lenguaje, y ambientar el respeto y
la credibilidad que buscan los temas de esta tesina en trminos polticos. Mi trabajo apuesta
por la utilizacin de un lenguaje no sexista, y han sido varias las propuestas para usos no
sexistas del lenguaje. Muchas se han puesto en prctica de diversas formas, incluso dentro
del ambiente intelectual puertorriqueo. Dar cuenta de varios ejemplos sobre usos no
sexistas del lenguaje en el espacio caribeo, marco en el cual se incluye la literatura
puertorriquea. Si bien me concentro en el aspecto grfico rico de observar, es importante
comprender que el lenguaje no sexista no debe olvidar el componente lxico y el
pragmtico.
En el Manual del lenguaje no sexista publicado por ACSUR en Las Segovias de
Nicaragua se argumenta lo siguiente respecto al lenguaje: es una construccin social y
como tal refleja los prejuicios sexistas aun presentes en nuestra cultura a la vez que
condiciona nuestra forma de ver el mundo. (p.2) Si bien asumir esta postura sin una
reflexin argumentada podra errar de esencialista, negarla sera obviar otras dos
posibilidades: un determinismo dbil1 del lenguaje, o influencia que supone la cultura
androcntrica a la que pertenecemos en la forma en que nos acercamos a distintas formas
de lenguaje. El texto argumenta que el masculino genrico con sentido neutro es un uso
androcntrico del lenguaje, a pesar de que es formalmente correcto.(p.4) Con formalmente
correcto podemos denotar que, si bien es aceptado por convencin social en la cultura del
hablante, se trata de una propiedad gramatical que nada tiene que ver con patriarcado y
machismo en trminos estructurales. Respecto al masculino genrico con sentido neutro
obsrvese (1):
(1) a. Los puertorriqueos desempleados. / Las puertorriqueas desempleadas.
b. Los poetas del siglo de oro. / Las poetisas vanguardistas.
c. Los hroes grecorromanos. / Las heronas de los cmics.
Para cualquier hablante del espaol los puertorriqueos es una generalizacin que incluye
hombres y mujeres, es decir seres humanos. Pero, las puertorriqueas es solo el conjunto
de mujeres puertorriqueas. Observamos que en (1)b y (1)c el gnero acompaa la carga
lxica de poetas y hroes, y el artculo aparece como marca de gnero en o. Si bien
se ha comenzado a llamar poeta tambin a mujeres, el trmino histricamente haba sido
utilizado solo para el masculino, como ocurre con hroe(s).2 Son trminos que relacionan
Es amplio el debate lingstico entre determinismo dbil, fuerte o nulo en el lenguaje. aun favoreciendo
una postura de determinismo nulo del lenguaje como condicionante de la forma de pensar de los hablantes,
estas construcciones no dejan de ser reivindicaciones desde el uso del lenguaje, el nivel pragmtico.
2
Para ejemplificar podemos ir a numerosas fuentes que han propiciado la reapropiacin de poeta para las
mujeres. Como ejemplo local, el uso que hace de l en su nombre el Certamen Literario 2014 de la Poeta
funciones (escribir poesa/rescatar y proteger) con espacios donde sola excluirse a la mujer
de participar, para la cual luego se crearon los trminos poetisa y herona. En (1)
tenemos un gentilicio que refiere a seres humanos de la isla de Puerto Rico. Las palabras
con el gnero en la carga lxica suelen asociarse con el masculino y generar por
consiguiente infijos como -is- o sufijos como -ina. La tesis de un uso de masculinos
con terminacin morfolgica en e o en a no parece muy favorable, escapa de la
problematizacin de la o catalogada como la formalmente correcta proponiendo dos
variantes ms de una misma categora gramatical, lo cual no es intuitivo y va contra el
principio de economa del lenguaje. Si observamos las maricas y los bollos, son dos
trminos que lexifican personas homosexuales de un sexo y el otro, y en ambos casos
ntese que no concuerdan con el gnero asignado al sexo por los determinantes las y
los. Imaginar esta capacidad rectora y normalizadora del masculino en la cultura sera
una propuesta de determinismo dbil que esta tesina desea enfrenta, apuesto ms al
componente pragmtico y la relexificacin cuando hablamos de sexismo en el lenguaje, y
no a un determinismo forzadamente sobregenerativo. Me enfocar en los recursos no
sexistas para el lenguaje escrito.
Un uso de posibilidad legible para el lenguaje escrito segn el Manual de ACSUR
es el uso de la barra (puertorriqueos/as). Sera formalmente equivalente a puertorriqueas
y puertorriqueos o a los y las puertorriqueos si se resalta el gnero en los
determinantes. El uso de la arroba @ tambin est bastante normalizado. Podemos tomar
como ejemplo Quin le teme a la teora?, texto pedaggico de iniciacin terica utilizado
dbil con respecto al lenguaje, sino porque evidencia que sobre una realidad estructural de
nuestro lenguaje hemos pretendido sostener una diferencia binaria hombre-mujer a unos
gneros de identidad que se polarizan en la clase gramatical.
Tambin la x da cuenta de la diversidad y diferencia que abandera la teora queer
contra la ambigua relacin que existe entre sexualidad, sexo y gnero. Brevemente expongo
que el sexo entendido como biolgico es una construccin sujeta a la intervencin cultural,
como es el caso de lxs intersexuales. El gnero es la designacin sistemtica de roles y
elementos diferenciados a partir del sexo asignado. Se supone la heterosexualidad como la
norma, y cualquier desviacin y resistencia contra este equilibrio puede entenderse como
una lucha de poder. Con el afn binario se ha obviado y marginado a un espectro amplio de
performatividades de gnero, de problematizaciones del sexo y de invisibilizaciones de
sexualidades fuera de la norma. La x implica el reconocimiento de esta diversidad y la
politizacin y visibilizacin desde el metalenguaje. El uso de la x no propone ser un
neutro, sino que seala una diversidad perifrica, problematiza la asignacin binaria de
personas a un gnero gramatical que no tiene por qu frenar nuestras conceptualizaciones
del gnero como una construccin social ms diversa. La x es un metalenguaje que
relexicaliza, una deconstruccin de nuestra intuicin binaria sobre experiencia en el mundo
real y esta clase gramatical.
Pero, Quines se invisibilizan cuando concebimos la convencin binaria sexognero? Las personas intersexuales son ejemplo vivo de la invisibilizacin por medio de la
mutilacin de su genitalia, prctica mdica con el fin de responder al binomio establecido
que tpicamente entendemos como natural. Segn la mitologa griega, Zeus se enoj con la
humanidad y dividi al tercer gnero, que posea ambos sexos, creando hombres y mujeres
que se sentan incompletos si no se reencontraban con sus partes. Con similar poder divino,
lxs mdicxs en Puerto Rico y el exterior, mutilan la genitalia de lxs nixs que nacen con
una dentro del espectro pene-vagina dificultando la asociacin pene-masculino, vaginafemenino. Hay que considerar que su autoridad cientfica viene legitimada por el estado, y
que es parte de unas instituciones que perpetan los valores occidentales respecto al
gnero-sexo. La asignacin institucional por parte de la clase mdica responde a las mismas
categoras que encontramos en la documentacin civil, jurdica, gubernamental, a fin de
que dichxs nixs se identifiquen sea en encasillados de sexo o de gnero. La x, a la par
con las teoras queer, seala a un conjunto de personas, hombres y mujeres, y en partculas
identidades/sexualidades fuera de la norma dentro de un contexto marginal, reivindicativo o
perifrico, siempre en pugna por reivindicar las desviaciones a la norma.
Hasta que no rompamos con la imposicin de una norma institucionalizada, al uso
de x lo acompaar dicho carcter perifrico. En palabras de Chosky, en una sociedad
industrial avanzada moderna, es muy importante cmo se identifica a s misma la
intelligensia capacitada, muy iluminador si se concatena con la cita que sirve de epgrafe a
este texto. Podemos ver ejemplos de accin intelectual al respecto en la Revista Cruce:
Crtica Socio-Cultural Contempornea en la cual columnistas como la antroploga Rima
Brusi-Gil utilizan la barra, para la distincin entre masculino y femenino. Tambin la antes
mencionada Lissette Roln Collazo, la instructora en la Escuela de Artes Plsticas de
Puerto Rico, Julieta Victoria Muoz Alvarado y la Catedrtica en literatura
hispanoamericana y caribea, Jossianna Arroyo Martnez, son columnistas de Cruce y
utilizan x. Cabe destacar que las tres intelectuales relacionan la periferia/marginalidad en
confrontacin con una sociedad e instituciones histricamente represivas. Tambin en la
revista 80grados como opcin de informacin y formacin podemos ver el uso de estas
herramientas mostradas en contextos necesarios.
Ntese que el uso no sexista del lenguaje, bien meditico, pblico, acadmico, de
carcter individual, colectivo o institucional, puede catalogarse como parte de la cultura de
resistencia y creacin de la intelectualidad caribea a un sistema patriarcal, homogenizante,
violento. A propsitos del rol del intelectual, Edward Sad argumenta en su texto
Representaciones del intelectual que: el intelectual es un individuo dotado de la facultad
de representar, encarnar y articular un mensaje, una visin, una actitud, filosofa u opinin
para y en favor de un pblico, y su misin consiste en plantear pblicamente cuestiones
embarazosas, contrastar ortodoxia y dogma, actuar como alguien al que ni los gobiernos ni
otras instituciones pueden domesticar fcilmente, y cuya razn de ser consiste en
representar a todas esas personas y cuestiones que por rutina quedan en el olvido o se
mantienen en secreto. Esta rutina es la evidencia del efecto pragmtico, una apuesta mayor
por un efecto sociolingstico ms que por una razn de determinismo dbil del lenguaje; a
la facultad de representar amparo mi aplicacin terica y crtica en una tesina que reta el
uso del binario sexista en el lenguaje, y ms que nada requiere de un imaginario ni binario
ni sexista.
La apropiacin de trminos peyorativos como queer, marica, bollos, es un
ejercicio de relexificacin y revaloracin tanto de los poetas que me propongo estudiar
como de las teoras y tericos sobre sexualidades fuera de la norma que componen mi
marco terico. Tambin hay ejemplos de este dentro del mundo hispnico. Tal es el caso de
Paco Vidarte, autor de tica marica, texto en el cual predomina la reapropiacin de
trminos y de espacios discursivos para una militancia lgbtqi. Mucho ms se puede abundar
Perteneca jurdicamente a Espaa, pero dependa comercialmente de Gran Bretaa y Estados Unidos,
principalmente durante el siglo XVIII y XIX.
4
Discurso pronunciado al recibir el Premio Internacional de Novela Rmulo Gallegos, en Caracas,
Venezuela.
atraso a Puerto Rico, para inicios del XX la llegada del modernismo5 (mayormente de
tendencia el americanista), marcado por aconteceres transnacionales (las guerras mundiales,
la revolucin Rusa, los golpes de estado hispanoamericanos pagados por Estados Unidos)
permitirn las proliferaciones de pensamiento, arte y poltica encaminando la literatura
tradicional hacia el vanguardismo.
Al hablar de literatura vanguardista en Puerto Rico dos generaciones6 resultan
histricamente relevantes: la generacin del 30 y la generacin del 70. A esta segunda se le
suele llamar neovanguardista, por razones diacrnicas y estilsticas. La actitud vanguardista
de principios de siglo, similar a las corrientes vanguardistas hispanoamericanas,
problematizaba el binomio contenido-forma, pues se vern ambos como dos lados de una
moneda.7 Los discursos poticos sern los que ms abiertamente se abracen a las nuevas
tendencias, al desarrollo de manifiestos, al arma de la irona con respecto a la sociedad y el
lenguaje. El autor es consciente de su uso y bsqueda de nuevas formas y contenidos a
partir del lenguaje, y establece tpicamente una gua o manifiesto a sus lectorxs. Entre los
ms reconocidos manifiestos vanguardistas de la literatura puertorriquea se encuentran el
diepalismo, el euforismo, el noismo y el atalayismo.8
Ver Cultura: tres pasos y un encuentro de Toms Blanco. Esta relacin no fue meramente local, el
vanguardista chileno Pablo Neruda utiliza dicha alegora negrista en su poema Bailando con los negros
como complemento alegrico al tema social de la negritud, de corte ms histrico y social.
12
Suele clasificarse a Clara Lair como posmodernista (movimiento literario luego del modernismo; no es
igual a posmodernidad). la observaremos desde su actitud vanguardista, poeta consciente de la dialctica en
que se envuelven las subjetividades que representa en sus textos.
11
Al confirmarse el fracaso del gobierno colonial bajo la clusula territorial del Estado
Libre Asociado, impulsado por el gobernador Luis Muoz Marn, la economa se
transform de un monocultivo industrial (la caa) a una sociedad de consumo deliberado,
servicio e industria tecncrata. Esto se inici bajo la operacin Manos a la Obra se puso
en marcha. Pero atraer capital extranjero por medio de la creacin de sueldos mnimos no
alivi la deuda nacional, y los significados culturales quedaron debilitados tras la
persecucin del independentismo y el bombardeo meditico por radio y televisin,
productos innovadores de ese enramado hipermercado. El proyecto educativo nacional a
manos del gobierno tambin fall histricamente al enfocarse ms en el control ideolgico
y sistemtico a favor del nuevo ordenamiento, en la imitacin de modelos que no se
ajustaban a la realidad. Aunque esto tiene sus races en otras razones filosficas y
pedaggicas de orden y optimismo en las que no profundizaremos, debe entenderse que el
proyecto educativo tambin est presente en el discurso e imaginario na(rra)cional.
13
La crtica literaria Carmen Rivera Villegas en Las dos orillas de Carlos Fuentes: una visin posmoderna de
la conquista de Mxico, publicado en Torre de papel, ofrece la siguiente descripcin de la posmodernidad:
se manifiesta en varios campos culturales como la arquitectura, la literatura, el cine y la pintura, entre
otros; y se caracteriza por de-sacralizar la historia oficial, re-construir a raz de necesidades presentes las
historias des-virtuadas del pasado y subvertir las bases de cualquier tipo de poder ya sea econmico, sexual
o humanstico.(p.49) Esta descripcin ser muy til al adentrarnos en el anlisis de este ensayo.
14
15
Manuel Ramos Otero no incluy el prlogo en la primera edicin, ha sido obra del crtico Juan Gelp su
aparicin para la segunda edicin publicada por el Instituto de Cultura Puertorriquea en el 2011.
16
Enumera los captulos y sus nmeros o cifras numricas sagradas]
17
Prlogo del autor, fechado 1 marzo de 1975, New York, en la edicin del ICP. Pp. 11 y 12.
18
Conversacin con Manuel Ramos Otero (Nueva York, 3bde mayo 1980). Revista de Estudios Hispnicos,
U.P.R.2000.p. 401
19
Esta actitud fue un paradigma para muchxs escritores del 70. Recomiendo explorarlos en Aguinaldo
escarlata (1974) de Juan Antonio Corretjer, escritor que trasciende ampliamente las fronteras generacionales
del estudio literario donde podran estudiarse otras tensiones discursivas a las que nos adentraremos con
Ramos Otero.
20
p.409
esta a partir de una fuerte crtica y aparente ruptura con el pasado, y los fundamentos
econmicos y sociales en que se desarroll dicha historia y dichas identidades. Digo
aparente, considerando la continuidad discursiva apreciable en otros aspectos del texto, y
hasta cierto punto, la que voy estableciendo entre su obra y las vanguardias treintistas,
particularmente con Julia de Burgos. El qu y el cmo, en una nueva forma de contar el
mito, dan paso al juego de azar (el juego como nueva forma literaria)21, aprovechando a su
vez los fenmenos socioculturales de la poca.
21
Debo sealar que elementos como el juego literario son parte de todo un movimiento hispanoamericano,
del llamado Boom, y la influencia de Julio Cortzar, en particular su obra Rayuela (1963), denominada por
su autor como contranovela.
22
Huelga destacar la siguiente apreciacin de Felipe Daz respecto a La novelabingo: Junto a La guaracha
del Macho Camacho, es la novela de mayor metacognicin cultural y de frentico deseo de deconstruir el
todo de la representacin. (p.170)
23
P.403
24
P.12
vota X Monse Unin de Bingueras Desafortunadas Monse para una mejor escalera
botones rosafacista en el corazn con el lema de la campaa para subir al Bingocielo
se necesita una escalera larga y ms bonita y esperaban al orador la misma Monse
de vote X Monse quien haba prometido que de ser electa alfombrara toda la
escalera en rosafacista [] pero todava no llegaba y los repartidores clandestinos
de hojas sueltas haban aprovechado su tardanza para hacer circular una hoja de
protesta donde se acusaba alatal Monse de tener intereses en corporaciones como la
compaa de desages sanitarios la corporacin de empapeladores de la escalera
mecano incorporated [] apresaron a varios repartidores clandestinos acusndoles
de querer cambiar el curso de la escalera ante las inmviles miradas de los
escaleradores mientras los altoparlantes instalados por la autoridad de mensajes de
inters pblico transmitan la decisin de la autoridad de planificacin familiar
sobre la ley de la prohibicin sexual hasta que fuera probada la eternidad espacial de
la escalera haciendo hincapi que igualmente quedaban prohibidas esas formas
contra natura que aunque no representaban un peligro para la sobrepoblacin eran
consideradas un atentado contra la moral de la escalera (p.76)
Las relaciones entre el partido en poder y las industrias se hacen evidentes dentro de un
mundo que experimenta el auge de la publicidad y la tecnologa de propaganda, muy en
contraste con el medio en papel utilizado por los repartidores clandestinos. Los medios
amoldan la opinin pblica garantizando el dominio poltico del partido, y este legisla a
favor de las industrias extranjeras (mecano incorporated) poniendo el gobierno al servicio
de una burguesa rica y ausente. El rosafacista se muestra como un rojo plido que sede a
un capitalismo desbordado y antidemocrtico. Los ciudadanos (escalerantes) van perdiendo
capacidad de accin, pero no solo por la persecucin poltica. Los nuevos medios hacen del
escalerante no un jugador, sino espectador de inmviles miradas donde cualquier
oposicin al optimismo poltico de Monse se entendera como traicin, fascismo que se
evidencia en la necesidad de agilizar ms las prohibiciones que las promesas.
Los encuentros entre la narrativa y la realidad histrico-poltica de Puerto Rico no
necesitan de demasiadas pruebas. El optimismo poltico de Luis Muoz Marn, el uso de
fuerzas represivas policiales, la persecucin y encarcelacin del independentismo por
medio de la Ley de la Mordaza; son pruebas fehacientes de una novela que parodia para
desarticular unas relaciones de poder nada inocentes. El azar resulta ser una excusa para
mantener estas relaciones y depender de ellas en la espera de una suerte indeterminada. El
ELA se present al pueblo en un inicio como una frmula para un estatus de transicin, la
cual no sucedera hasta que la economa fuese favorable. Consciente de lo imposible, el
gobierno favoreci un rpido desarrollo citadino, tecnolgico y propagandstico con miras a
establecer y mantener una opinin mal llamada pblica.
De mano a la propaganda y la estandarizacin de las prcticas sexuales no dud en
formar parte del proyecto colonial, abiertamente fundamentalista. La prohibicin de las
sexualidades y prcticas fuera de la heteronormativa, mediante un discurso moral, sirven
como distraccin y amparo psicosocial a una poblacin conservadora que tema a cambios
tan radicales de la cultura y modo de vida. La escalera se alfombr. Se cre una fachada de
aparente progreso econmico urbano, pero la corrupcin estaba presente en todo el
andamiaje ideolgico colonial. El gobierno estatal se convirti en una monstruosa
corporacin que daba la bienvenida a los inversionistas adinerados, asegurando la relacin
25
Una de las razones para esto lo ha sido la resistencia cultural que supuestamente supona un buen
espaol frente a la apabullante americanizacin.
26
P.170
colonial, estableciendo otras continuidades literarias (un alter canon). Refirindose a Julia
de Burgos, el autor afirma en la entrevista antes citada: no solamente proporciona un plano
de creacin diferente, sino que hay una identificacin con su poesa, con su vida.27 Sus
palabras afirman la premisa que sealo varias veces en este trabajo: hay continuidad y
renovacin vanguardista desde obra de Julia de Burgos hasta la obra de Manuel Ramos
Otero.
Las relaciones transtextuales manifiestan esta identificacin literaria e ntima entre
ambos autores de manera muy particular. Esto ocurre en 22: los patitos comiendo arroz,
bingomito en que, en pleno festejo de las Fiestas Patronales de la Monserrate, se hace
evidente que el enemigo de la novela, asesino de la soledad, es el personaje bugarronsimo
Azar. Alegora del poder masculino en los discursos dominantes oficiales, es el personaje
que manifiesta el ultraje violento a nombre del discurso na(rra)cional machista y normativo.
De ah que se trate de un bugarrn, trmino popular que alude al hombre que se proyecta
viril y dominante en una relacin sexual homoertica, sin vincularse a dicha desviacin de
la norma. En la conmocin del misterioso asesinato, los personajes encuentran en las
alcantarillas un manuscrito llamado Eplogo en tiempo de plena. Es un paratexto
fragmentado dentro del captulo, y es a su vez un diario ntimo, donde la voz que cuenta
puede ser nair28 (El diario deambular de nair?) u otro desdoble suyo: soledad la
Equivocada. Ledo en plena fiesta por los 22 patitos de madera, en este manuscrito que
encontramos varias intertextualidades de canciones populares y textos literarios
puertorriqueos. La seleccin para efectos de anlisis lee como sigue:
27
28
P.403
El captulo argumenta que es posible que la Desaparecida haya sido prisionera de bugarronsimo Azar.
29
La cancin popular en voz masculina dice: Tu eres la causante de las penas mas desde una voz
masculina con coros femeninos, tpicamente.
30
Ambos poemas pertenecen al poemario primero de Julia de Burgos, Poema en veinte surcos (1938). Es una
referencia general al poemario, siendo A Julia de Burgos el primer surco, y Yo misma fui mi ruta el
vigsimo y ltimo, tal como el ttulo del poemario indica.
protagonista nair desaparece, se vuelve intermitencia entre islas, prisionera del parntesis
en que experimenta y explora una inestabilidad y una desolacin que van matndola.
Para romper con esa rigidez discursiva del canon literario hispanfilo y con la
poltica colonial norteamericana (mediopaquete), Manuel Ramos Otero desarrolla una
potica de desprendimiento y descentralizacin. La misma desacraliza y confronta las voces
oficiales de una historia colonial de ms de 500 aos, sin perder de perspectiva las
repercusiones socioculturales de una realidad que an persiste en el siglo XXI. La
novelabingo escinde los paradigmas de la na(rra)cionalidad ofreciendo una apertura a
nuevas formas de re-pensarnos como puertorriquexs, a explorar otras formas escriturales,
y a revalorar la cultura fuera del canon, como una heterognea fuera de las jerarquas
hegemnicas.
Dvila evoca a Julia de Burgos desde la frontera (marginacin, periferia) para identificarse
con su mucha historia. Tambin ha dialogado su discurso potico con el poema
Andando de noche sola de Juan Antonio Corretjer en Glosas de la paloma donde habla
de su desarrollo como mujer y su actitud luchadora que no mengua ante el machismo:
porque si triste es nacer / marcada por la dolencia; / si pasa sin resistencia, / ms triste es
una mujer. Destaco tambin que ambos poetas compartieron espacios literarios juntos. Por
otro lado, el propio Ramos Otero en El cuento de la mujer del mar (1979) des-mitifica y
re-mitifica la figura de Julia de Burgos.
La relacin entre las vanguardias del 30 y del 70 es ms estrecha e interdiscursiva de
lo que este trabajo ofrece. Revalorizar el canon son tareas muy importantes y
enriquecedoras, y amplio campo de estudio para revisitar la literatura puertorriquea del
siglo XX. Este trabajo agradece y reconoce el rol activo de mujeres y homosexuales que
abiertamente han utilizado la accin intelectual para fomentar una nueva perspectiva social
donde la marginacin y el discrimen no tienen cabida. Nos comprueban que la literatura ha
sido un espacio de resistencia contra la marginacin y exclusin a nivel poltico y social, y
cmo lo vio la ptica desde la segunda mitad del siglo XX.
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