Ley Islamica
Ley Islamica
Ley Islamica
-3-
-4-
Prembulo
Alguien ha dejado escrito que El Islam es el encuentro entre
Dios como tal y el hombre como tal. De este planteamiento genrico deriva el hecho incuestionable de que esta doctrina/ideario religin/cultura muestre, como ha venido haciendo a lo largo de los
ltimos catorce siglos, una lucidez y una voluntad determinadas a
sostener y defender aquello que la Revelacin cornica expone como
la Verdad y la Ley.
Ha de ser conviccin -que no simplemente religin-, el Islam,
que contempla a ese hombre universal como un ente capaz de concebir el Absoluto y de optar por lo que a l conduce; de manera que
todo su edificio doctrinal pretendera presentar esa Verdad por medio de la inteligencia humana o a`ql, as como conformar la Ley
mediante la voluntad social. De esa imbricacin entre el intelecto
individual y el compromiso social de los creyentes en la doctrina de
esa Revelacin surge el fenmeno histrico que es el Pensamiento
islmico, el cual nos ha interesado sobre manera en su dimensin
jurdica, por cuanto sta viene siendo el punto de contacto ms sensible entre la identidad religiosa y poltica islmica, tal como se ha
desarrollado histricamente en un determinado espacio cultural y
geogrfico del Planeta, y el resto de las culturas e ideologas que en
la actualidad animan la plural realidad de nuestro mundo. Revelacin cornica, la cual observamos como objetivacin del mencionado intelecto, por cuanto tiene para el telogo musulmn -protagonista mediato de nuestro estudio- el poder de actualizar sistemticamente
la perspicacia analtica y la voluntad de reflexin de los individuos
creyentes en l. La Revelacin llevada al contexto intelectual que
-5-
tas, todos ellos, transmiten esencialmente una norma bsica de conducta social, y posteriormente los telogos descifran el corpus terico que se puede apreciar -lase deducir- de esas normas. Por
tanto, en la tendencia, que en la presente coyuntura se percibe dentro de los modernos espacios polticos y jurdicos, a concebir el orden legal, en su totalidad ms extensa, como una disposicin decidida e implicada a considerar como algo viable el incipiente esbozo de
una justicia universal efectiva, el conocimiento y la comprensin
de la realidad que es el mundo jurdico islmico se hace una necesidad imperiosa, especialmente por parte de aquellos que son doctrinal o culturalmente ajenos a su espacio intelectual. El moderno especialista y analista, ocupado en la antropologa, la historia de las
ideas o las teoras jurdicas que sustentan o explican los fenmenos
culturales, ha de precisar una mejor informacin sobre trabajos que
como el presente ofrecen, puesto que facilitan, o al menos esa es la
voluntad con la cual abordamos ste, la penetracin en un mbito
acadmico que no est suficientemente difundido fuera de su ms
mediato medio escolar, pero que, paradjicamente, incide
determinantemente en buena parte de las situaciones legales y polticas que afectan al marco de las relaciones interculturales e internacionales.
Adems, para en virtud de facilitar la efectividad de esa justicia universal, se hace indispensable la correcta situacin del debate en torno a los sistemas jurdicos comparados, ms an cuando
stos son muy dispares en sus bases dogmticas, explicando previamente la identidad con que el jurisconsulto -y en el presente caso
el telogo islmico- los percibe en su propio sistema argumental.
Hasta el momento, hacase necesaria una exposicin acadmica
que delimitara, para los especialistas en Derecho comparado, algunos matices bsicos pero, no obstante, imprescindibles para
adentrarse en el mundo legal islmico. Por ejemplo, concretar la
identidad entre la legalidad doctrinal y la legislacin histrica islmica,
ya que esta cuestin es una de las deudas investigadoras ms evidentes para nuestro espacio universitario, puesto que era uno de los
-7-
dficit expositivos que de manera sistemtica ha venido condicionando el avance en los estudios comparativos de los sistemas legales occidentales y el islmico, ya que en la bibliografa de los
orientalistas tradicionales se ha tendido a asimilar el acervo legal
clsico con la ipsidad jurdica del Islam, como doctrina intemporal
- como es su vocacin-. Ubicar ambas entidades en su dimensin
ms quidditativa es uno de los motivos genricos que han animado
nuestro proyecto de estudio y reflexin, pues consideramos que es
importante y valioso substraer esa identidad legal a los viciados espacios del folclor y la historicidad, en los cuales se ha visto
enclaustrada la esencia de la Shara`-en su dimensin ms
transcendente-; en buena medida a causa de la rutina intelectual
que se viene enseoreando de ciertas reas y entidades religiosas y
polticas musulmanas, y, consecuentemente, de las obras de los especialistas en Orientalismo, que hacen mimesis, de una forma muy
irreflexiva, a partir de los vicios histricos de algunos de los espacios oficialistas del Islam histrico.
En nuestra opinin, una lectura analtica de la Shara`, como
sistema legal integral, efectuada desde fuera del mbito acadmico formalmente islmico, puede permitir al estudioso del fenmeno
que nos ocupa diferenciar hasta qu grado en el contexto islmico histrico, el actual debate jurdico sobre esa identidad jurdica
se puede encontrar desenfocado, posiblemente debido a cierta reaccin inconsciente que entre los eruditos islmicos se produjo con
motivo de la traumtica colonizacin y descolonizacin, que durante
los siglos XIX y XX cristianos se ha llevado a efecto en el mundo
musulmn, por parte de las potencias polticas y econmicas occidentales. Reaccin que ha supuesto un rechazo de lo occidental,
con ms rencor poltico, fruto de una mal disimulada y poco asumida inferioridad coyuntural e histrica durante los ltimos doscientos
aos, que oportunidad intelectual, por ser aqul una expresin y el
reflejo de una posible coherencia doctrinal respecto a los referentes
clsicos propios, contrarios a los postulados esenciales de la
occidentalidad, los cuales pudieran ser vindicados como alternativa frente a alguna forma de aculturacin a manos de elementos
-8-
nales, entenderemos hasta qu punto el desprecio ante el corpus autctono- del mundo musulmn incide sobre las posibilidades de
xito en la mejora de nuestro planeta, desprecio que en buena medida se genera a causa de la ignorancia de sus fundamentos ms
genuinos.
En definitiva, se hace evidente para nosotros que el desenfoque anteriormente mencionado afecta a la interrelacin que se ha
de establecer entre los sistemas occidentales y los islmicos, insertos inevitablemente ambos en el proceso de mundializacin al que
inexcusablemente asistimos en este inicio de milenio. Por otra parte, sostendremos que es acadmicamente indispensable destacar,
del sistema jurisprudencial confesional musulmn, aquello que une
su Derecho -tanto dogmtico como positivo- con el mundo legal
occidental; esto es, subrayar los espacios comunes -e incluso neutros- entre ambos medios argumentales y de cosmovisin, lo cual ha
de obrar a favor de la necesaria bsqueda de entendimiento entre
unos espacios que estn llamados, si no condenados, a convivir, dado
que da a da la interrelacin cultural global es una circunstancia
accidental que toma carta de naturaleza estructural.
Para ello, consideramos que es imprescindible que el lector forneo al Islam acadmico, tenga la oportunidad de ver ublicados
algunos aspectos poco conocidos y deficientemente explicados en
torno a la Teologa islmica, muy especialmente la sha` o
duodecimana. Hemos decidido tomar esta escuela doctrinal como
ejemplo y prototipo del pensamiento escolstico y filosfico islmico general, sobre la base de los motivos tcnicos y formales que en
su momento se explicarn, pero siendo siempre conscientes de los
aspectos que se refieren esencialmente al conflicto interno del mundo
musulmn en torno a esta escuela doctrinal y jurdica, que -aun siendo
la ms genuina y antigua de la Historia intelectual del Islam, en el
propio seno de la sociedad musulmana histrica- ha sufrido un proceso de incomprensin oficial; dicho proceso comporta una hilada
de consecuencias ideolgicas que explican el distanciamiento tradicional que puede ser percibido entre los espacios intelectuales
- 10 -
oficialistas o califales, y aquellos que podemos denominar de contestacin o alternativos, que han dado lugar, debilitado el orbe califal
a inicios del siglo XX, a algunos de los movimientos polticos y revolucionarios, que actualmente encabezan cierta contestacin devota,
confesional e islmica al orden mundial impuesto desde el Occidente poltico, laico, judeo-cristiano y de origen neo-liberal. Comprender, en el marco de una exposicin analtica, el origen del movimiento teolgico y cultural duodecimano, dentro del concierto general
islmico, el papel revolucionario del Imamismo histrico, hostigado
por la historiografa y la bibliografa califal, puede ser comprender el
punto en el cual se encuentran los actuales idelogos del denominado Movimiento islmico.
La propia antigedad -pervivida- de la escuela Sha` permite al
analista del fenmeno legal islmico observar ste como un sistema
jurdico primordialista, en lo cual se percibe dnde se encuentran
las bases esenciales -antropolgica, e incluso ontolgicamente- de
la sociedad real confesional musulmana. En nuestro caso, conforme a las prcticas habituales en Antropologa, es ms asequible y
funcional analizar las comunidades primigenias, que son prototpicas
de las sociedades generales, en la observacin comparada del Derecho; atender a un espacio tradicionalmente coherente y purista
respecto a los fundamentos de la doctrina religiosa, ha de permitir la
correcta ubicacin de buena parte de las cuestiones genricas que
identifican el sistema estudiado, en este caso jurdico, como diferente respecto a aqullos con los que se pueda establecer la comparacin, muy especialmente si se trata de un tipo de jurisprudencia
que se define a s misma como esttica e intemporal respecto de
sus orgenes revelados; lo cual facilita unas conclusiones bastante
firmes.
Una de las cuestiones genricas de entre las anteriormente
referidas, ha sido la localizacin -tanto nocional como funcional- de
la denominada sociedad civil islmica, entidad en la que actualmente algunos autores y pensadores musulmanes ensayan encajar
las exigencias sociolgicas y polticas de la modernidad jurdica, pro- 11 -
curando conservar cierta consonancia con la tradicin religiosa tradicional. Apuntemos que este concepto no se puede equiparar
mimticamente a lo que sera su equivalente laico occidental, puesto que en el espacio cultural islmico lo secular no es
indispensablemente anti-religioso, sino todo lo contrario; sin embargo, habitualmente a la religiosidad se contrapone lo laico,
concepto que a su vez se enfrenta radicalmente a todo lo que supone una cosmovisin orientada desde la Fe religiosa; por ello, la definicin y correcta ubicacin conceptual de esa sociedad civil
islmica, y su aplicacin jurisprudencial en el contexto legal moderno, guarda mayor relacin con la simple superacin de la religiosidad folclrica de los viejos jnd decimonnicos -religiosos (telogos y juristas) tradicionales del periodo Qyr-, y del control
meditico y acadmico de stos sobre el Islam legal y teologal, que
con la definitiva instalacin de un concepto neolgico en el legado
discursivo escolar islmico.
Si bien ese Islam legal nunca fue del todo patrimonio de los
profesionales del estudio teolgico y la enseanza religiosa, aunque
stos fueron unos elementos determinantes en su conservacin y
construccin, en los dos ltimos siglos la aportacin seglar a las
ideas religiosas islmicas, as como la aparicin de un tipo de sociedad confesionalista ms instruida, ha dado lugar a una nueva frmula de mmah o Comunidad islmica, la cual, como tendremos
oportunidad de observar, est alterando algunos de los presupuestos
tericos y prcticos del sistema tradicional de construccin de las
opiniones legales. Tomemos como ejemplo el hecho de la incorporacin del sufragio universal, como elemento conformador del consenso o la opinin comunitaria o u`rf, a partir de la moderna
constitucin islmica del actual estado iran, lo cual auspiciado por
un jurisprudente clsico -mm Jomen- altera sensiblemente el esquema legislativo tradicional, segn el cual las opiniones fundadas
de los expertos en teologa y jurisprudencia eran de obligado cumplimiento doctrinal por parte de la mayora de la poblacin creyente.
Un suceso puntual como ste, altera la opinin precipitada de los
- 12 -
Aspecto que merece mencin aparte y destacada es el concerniente a las citas procedentes de la bibliografa clsica islmica. Los
libros relativos a la materia jurdica islmica tienen peculiaridades,
debidas a los accidentes de la Historia, que se han perpetuado llegando a establecerse en la documentacin, a modo de seas de
identidad que no son eludibles, ni an para facilitar el acceso o la
comprensin de la materia, dado que un ms fcil acceso a la materia, en ocasiones, supone una prdida de informacin, que puede ser
de inestimable valor para la comprensin.
Tal vez sea necesario mencionar, llegados a este punto, que
cuando nos referimos, en el contexto de la presente exposicin, al
denominado orientalismo, o a los orientalistas, lo hacemos de
manera amplia, pretendiendo englobar la tradicin decimonnica del
estudio de las culturas no europeas, especialmente de las procedentes del Norte africano y del Asia comprendida entre el Este mediterrneo y el subcontinente indio, y el ms moderno anlisis sociopoltico de los pases del rea, en sus expresiones socio-culturales,
cuando stas buscan la equiparacin con la globalidad que Occidente apadrina; pero sin dejar de lado el sentido peyorativo que
cierta prctica acadmica ha logrado incorporar al trmino, a causa
de la actitud entomolgica con que algunos estudiosos de la materia han observado las culturas orientales. Nos parece que la ms
afortunada visin sobre el trmino y la disciplina la aporta en la
actualidad Edward Said4 , al cual nos hemos de remitir para significar a qu nos referimos cuando escribimos de ese orientalismo y
de esos orientalistas.
Finalmente, debemos aclarar que las citas del texto del Qurn
o de los hadices que puedan aparecer en el desarrollo del estudio,
son nuestras propias traducciones, pues no ha sido posible encontrar una traduccin al castellano del texto cornico que podamos
considerar completamente satisfactoria; de igual forma hemos procedido a aportar una traduccin apuntada o matizada entre corchete de los textos cornicos y especialmente de los hadices citados, a
causa de la inexistencia de repertorios de Tradiciones vertidas del
- 18 -
rabe al espaol, pues lo poco que hay publicado procede del francs y del ingls, y se distancia en el sentido bastante del significado
ideal rabe, tal como en los mbitos acadmicos islmicos ste se
considera y acepta; de forma que sistemticamente la referencia
explcita siempre se har a textos traducidos a partir de los originales en rabe o persa que se mencionen en la bibliografa.
- 19 -
- 20 -
Parte Primera
tiene el sentido de iniciar una accin y tambin de basar o consolidar la accin; se suele conjugar en su forma shara`, que
tanto en la estructuracin morfolgica tafa`l como en la tafu`l ya que ambas son posibles- tiene la acepcin de desarrollo gradual de la accin del verbo (sic); el trmino, como sucede en
casi todos los que son de relieve en las disciplinas o Ciencias
Islmicas, es una aplicacin de una expresin con origen metafsico, ya que aparece en el texto cornico13 . Por su parte, la palabra
Fiqh14 es un sustantivo puro que suele ser definido como conocimiento, en el sentido tcnico de captacin o percepcin 15 , y
comprensin; se suele englobar en l las Ciencias tcnicas del
Derecho, que permiten elaborar las opiniones jurdicas - la escolstica no especulativa, los comentarios del Qurn, la ciencia del Hadiz,
y la de la transmisin de ste, etc.-.Nosotros, dado que este concepto ser el de mayor aplicacin en nuestro estudio, queremos ser
ms precisos y optamos por la definicin ya clsica del jurista y
fillogo egipcio t-Tahanawi 16 , quien escribiera que es: la ciencia de los juicios17 de la legalidad del Conocimiento desarrollado sobre una base elaborada (tcnicamente).
Si bien es cierto que existe un cierto incremento de las publicaciones referidas a cuestiones relacionadas con los estudios islmicos,
y, por consiguiente, ha de haberlo entre los estudios de carcter
especializado en el mbito del moderno orientalismo, tambin es
verdad que generalmente se trabaja sobre los clsicos europeos del
gnero; esto es, el especialista actual ve reducida su capacidad de
penetrar en la materia jurdica islmica a las obras ya traducidas o a
las opiniones, casi definitivamente consolidadas de los autores
decimonnicos que por vez primera abordaran el estudio del Islam;
situacin que se produce a causa de lo complejo que resulta al especialista la penetracin efectiva en las obras escritas en el rabe
teolgico y jurdico, adems de que hasta fines de este siglo no ha
sido factible que estudiosos occidentales realmente accedieran a
los centros de formacin teolgica islmica18 .
Al pretender abordar una comparacin de los ordenamientos
- 24 -
la actual conceptualizacin del Derecho segn Occidente lo entiende: una solucin que integra, armonizndola, la problemtica en la
que, casi siglo y medio antes, se debata el Derecho de corte
kantiano21 .
En relacin con la exposicin de los planteamientos dogmticos
del Derecho islmico, se hace necesaria una presentacin de la
realidad positiva del ordenamiento legal tal como ha devenido a partir de esa tradicin; muestra sta, que se pretende llevar a efecto
como evidencia y medio de anlisis del modelo legal obtenido, o en
todo caso pretendido por los juristas, tanto clsicos como actuales;
es por ello que se orienta el estudio, en primer lugar, al anlisis de los
presupuestos ideolgicos, y en segundo lugar, a la observacin del
comportamiento del referido orden en su aplicacin positiva, as como
a las consecuencias devenidas de todo ello.
Se ha tomado como exponente el Fiqh ya`far por tratarse de
la ms antigua y consolidada de las escuelas jurdicas del Islam, de
la que han derivado todas las tendencias posteriores; pese a que
sobre esta escuela se cerni un cierto estigma de heterodoxia22 ,
lanzado por parte del primer poder califal; por otro lado, en la actualidad es el nico caso de ordenamiento islmico en plena vigencia,
as como por el hecho de que es animador y referente para otras
experiencias legales e institucionales en el mbito del mundo musulmn.
Se ha optado por el estudio de esta escuela, a causa no slo de
su antigedad, sino tambin por el hecho incontestable de tratarse
de la expresin vigente de una determinada lnea doctrinal dentro
del pensamiento islmico, que ha gozado a lo largo de los catorce
siglos de existencia del Islam de un peso especfico muy singular23 .
No hemos tenido en cuenta la ficticia ordenacin que el orientalismo
tradicional ha establecido entre ortodoxia sunnita24 y heterodoxia
sha`, en primera instancia por la referida preeminencia histrica
del Fiqh ya`far, pero muy especialmente por respeto a un conocimiento ms profundo de la realidad legal islmica; tngase en cuenta que al ser el sistema ya`far origen de las escuelas denominadas,
- 27 -
ortodoxas, todoas las obras jurdicas sunnitas argumentan jurdicamente sobre la base de los planteamientos originarios, de forma que
la prctica totalidad de las obras legales islmicas refieren su anlisis y su corpus positivo al derecho duodecimano25 .
Por otra parte, el Derecho ya`far tiene la caracterstica de ser
una escuela jurdica de asuncin netamente doctrinal; esto es, los
seguidores de las normas de la escuela lo son -al menos tericamente y esencialmente- por conviccin, no estando condicionados, no al menos de forma programtica, a circunstancias histricas, como pudo suceder con el resto de las escuelas jurdicas
islmicas que fueron asumidas por los poderes polticos de cada
rea geogrfica, excluyendo la posibilidad de eleccin para los sbditos de aquellas autoridades temporales. En el caso ya`far la adscripcin es de fe doctrinal y su presencia e implantacin geogrfica
es muy dispersa, aunque existan reas de mayor dominio debido a
decisiones polticas que guardan con los modelos sunnitas la diferencia de no haber impuesto, al menos no normativamente, el seguimiento de los principios escolares con obligatoriedad. Esta circunstancia concede una peculiaridad atractiva a la comparacin del sistema socio-poltico occidental con el ya`far, por cuanto esta lnea
doctrinal no est, tcnicamente, solapada al devenir histrico del
poder poltico, no al menos en la medida en que esto ha sucedido a
las dems escuelas jurdicas supervivientes.
Y en ltima instancia, hemos optado por analizar esta escuela
al entender que una toma de posicionamiento, entre las nociones
doctrinales de ortodoxia y heterodoxia, ignorando la realidad actual, habra de ser tan improcedente para el estudio como el no
considerar parte relevante del Derecho occidental, de base latina y
cannica, al anglosajn por su calidad de anglicano, frente a la generalidad catlica-romana europea; ms an cuando hoy es opinin
aceptada entre los historiadores del Islam la idea de que las divisiones entre esas ortodoxia y heterodoxia es producto de las circunstancias histricas califales26 de los siglos tercero y cuarto de la
Hgira (en torno al siglo XI cristiano), que se conservaron en el
- 28 -
desarrollo intelectual humano, no en un proceso de revelacin divina. Para cierto tipo de pensadores musulmanes es prioritaria la necesidad de destacar la impostura de un cierto sistema de Derecho,
desencaminado o traicionado respecto a su origen, en definitiva secuestrado histricamente por los gobernantes de fortuna que han
pretendido administrar la islamidad, los cuales se han perpetuado en
todo el mundo islmico hasta la actualidad, de forma que han llevado a la Shara islmica a la categora de ordenacin legal ideolgica coactiva del individuo, con la nica finalidad de conservar sin
alteracin el status quo poltico que los alimenta. Nosotros somos
de la opinin de que existe un basamento de excepcional inters,
que debiera ser decantado de las muy frecuentes falacias que los
gobiernos pretendidamente confesionales -musulmanes e islmicosintentan imponer a la comunidad internacional como peculiaridades
religiosas y culturales del Islam30 , cuando en ocasiones slo se trata
de los residuos de un pasado poltico que desde el punto de vista de
respeto de los Derechos Humanos -por situar el referente en uno
de los parmetros legales de homologacin intercultural actualmente vlidos- resultan ms que lamentables; por ello nos parece de
utilidad hacernos eco del debate abierto en el seno de la sociedad y
la intelectualidad islmica sobre la concrecin formal, y la
accidentalidad de lo que se llama Shara, por cuanto en el futuro
este debate habr de repercutir en el orden internacional establecido. Tras tener sus consecuencias en el seno de las comunidades
islmicas de algunos pases. De cualquier forma la comprensin del
Ser y el Deber Ser del Derecho, a que hacamos mencin, ms all
de las posiciones metodolgicas que se asuman, es premisa indispensable para la correcta ubicacin del Otro a comparar; y, en este
caso, adems, es elemento de utilidad en el contraste y la argumentacin jurdica de carcter positivo.
Finalmente, ha de hacerse referencia a los planteamientos
metodolgicos del presente estudio, en el que se tomar como criterio analtico el Fiqh y la doctrina islmica en tanto en cuanto se
presentan como un todo compacto, en el cual no es factible la ordenacin acadmica en vigor en muestras universidades; en el Fiqh
- 31 -
Durante la poca moderna el Islam ha continuado incorporando nuevos creyentes a sus filas, de forma muy acusada entre los
africanos y entre algunos grupos negros de Estados Unidos, los cuales
se sienten atrados por su igualitarismo fundamental y su estricto
sentido de la solidaridad colectiva y familiar. El concepto islmico
de sociedad/comunidad o mmah es esencialmente teocrtico aunque lo correcto sera decir teologal- en tanto que el objetivo de
todos los musulmanes es el gobierno de la ley de Dios en la
Tierra. Sin embargo, esto no implica necesariamente un gobierno
clericalista; aunque las autoridades religiosas han tenido una considerable influencia poltica en determinadas sociedades musulmanas. La filosofa, o mejor la cosmovisin, social islmica se basa en
la creencia de que todas las esferas de la vida -espiritual, social,
poltica y econmica- constituyen una unidad indivisible que debe
estar imbuida por completo de los valores tradicionalmente islmicos.
Este ideal inspira conceptos tales como Derecho islmico y Estado islmico, y explica el acentuado nfasis del Islam convencional
y socio-poltico sobre la vida cotidiana y en las obligaciones sociales. Incluso los deberes religiosos fundamentales establecidos en
los pilares del Islam tienen ntidas implicaciones en lo que afecta a
esa comunidad doctrinal.
La base de la sociedad islmica es, pues, la comunidad de los
fieles o creyentes -la mmah muhammadiana-, que queda consolidada por el cumplimiento de los pilares doctrinales del Islam. Su
misin es infundir el bien y prohibir el mal y de este modo reformar la Tierra. Sin embargo, la Comunidad debe ser moderada, mejor habra que decir ponderada, y evitar todos los extremos. En este
sentido, durante la Edad Media las autoridades religiosas islmicas
reivindicaron un grado de infalibilidad, que segn las escuelas se
situ en los Imames (P) o para el conjunto de la sociedad, pero la
dominacin colonial europea de los pases musulmanes condujo a la
especulacin de que esa Comunidad deba haberse equivocado y
haba sido castigada o descalificada, de manera que salvo en las
reas en las que la direccin doctrinal fue slida -bsicamente la
- 38 -
duodecimana-, los modelos de sociedad y legislacin islmica entraron en un periodo crtico y de autocuestionamiento. Por eso en el
siglo XX algunos tericos islmicos han presentado diversas concepciones sobre la sociedad musulmana deseable, e incluso propuestas de reforma respecto a los modelos ortodoxos.
El sistema educativo tradicional41 -por ejemplo-, especialmente
el de las escuelas/universidades de teologa y jurisprudencia, que
histricamente haban sido lugares de preservacin del corpus doctrinal islmico, contribuy a los grandes progresos culturales del Islam. Las denominadas desde Occidente como universidades
teolgicas se fundaron como instituciones de enseanza religiosa
donde se formaban los u`lmah o eruditos teolgicos y jurdicos
religiosos, qadis o jueces, muftis intrpretes de la Ley positiva y
otros altos representantes del mundo acadmico religioso. Estos
funcionarios formaban una importante clase poltica, en especial
en Turqua y la India donde tuvieron gran influencia en la vida pblica. Sin embargo, en numerosos pases musulmanes del siglo XX el
jurista islmico ha perdido gran parte de su antigua influencia, sobre
todo entre los musulmanes de educacin occidental, que no aceptan
un cdigo de gobierno religioso en el sentido estricto. En Turqua,
durante este siglo, el ulama ha sido despojado por completo de su
tradicional poder legal efectivo42 .
Echando la vista atrs, observaremos que ya en el siglo IX
cristiano el califa l-Ma`mn fund una academia en Bagdad para
el estudio de materias seculares y para la traduccin de los textos
cientficos y filosficos griegos y latinos. En el siglo X, en El Cairo,
los califas fatimidas establecieron tambin una academia dedicada
a la enseanza doctrinal y secular, l-zhar, que sigue siendo el
centro ms importante de enseanza religiosa del mundo islmico
sunn. An en la actualidad es habitual que gobernantes y
patrocinadores acomodados destinen fondos a disposicin de investigadores particulares. Entre otras famosas universidades islmicas
histricas mencionaremos la Nizamia, fundada en Bagdad en 1067
por el estadista persa Nizam l-Mulk, donde se imparta Teologa,
- 39 -
personalistas, repblicas oligrquicas, e incluso las ficticias dinastas inventadas por el folclorismo de la anacrnica y obsoleta diplomacia britnica de mediados del siglo XIX; Estados que son entidades generadas por los procesos de relevo poltico posteriores a la
descolonizacin formal del siglo XX; y el planteamiento religioso
duodecimano, respecto de la ordenacin bondadosa de la sociedad
creyente, que nosostros entendemos como un elemento recreador
de una entidad jurdica ms dinmica; especialmente a causa del
apadrinamiento de esa bondad y orden social desde los sectores
teolgicos ms activos, de entre los elementos confesionalistas, en
los cuales no slo ha de contarse con los juristas salidos de la Haza,
sino tambin los sectores laicos vinculados ideolgicamente al pensamiento intelectual y doctrinal tradicional, cuyo planteamiento social gira argumentalmente en torno a un criterio especfico, segn el
cual la sociedad confesional slo puede estar regida, aconsejada o
tutelada, por un muytahid -sea ste personalidad individual o colectivo inteligente-, en tanto en cuanto albacea moral y legal del Imam
Oculto, en quien descansar incuestionablemente la soberana del
Estado confesional; tenga ste la forma coyuntural e histrica que
se quiera, soberana que asegura el orden social y la bondad doctrinal.
En el caso sunnita, por el contrario, la monarqua u oligarqua
moderna es de origen divino y es vlida como entidad estatal de
ordenacin dinstica, con los derechos histricos que esto implica.
Sin embargo, el planteamiento legal y poltico duodecimano reservar sistemticamente la posesin de la soberana al Imam Infalible, de manera que en los momentos en que el jurista duodecimano
opte por apoyar algn tipo de poder, an dinstico, ste ser tutelado
por los telogos, y su legitimidad -aun de manera formal- ser reducida a la de gestores del poder temporal en ausencia del Imam; de
hecho el ttulo de los monarcas de la dinasta Safa, el caso ms
relevante de reinado duodecimano, solamente fue el de ser la Sombra de Dios sobre la Tierra -Zhil l-Lah-, mientras que los juristas se reservarn los estratgicos ttulos de Signo divino o Evidencia del Islam -at l-Lah y Huyat l-slm- 45 , con el sentido
- 41 -
- 43 -
- 44 -
Sobre el divn [se sienta] un rey que tiene dos visires: el rey es
la certeza, mientras que el visir a su derecha es el temor y el
visir a su izquierda es la esperanza. (..) Frente al divn se extiende un patio abierto, y en su esquina derecha hay doce mayordomos reales. El primer mayordomo real es la profesin de
fe, que es el ornamento del Islam; y el segundo es la oracin,
que es el pilar del Islam; y el tercero es el azaque, que es la
pureza del Islam; y el cuarto es el ayuno, que es el logro del
Islam; y el quinto es la peregrinacin, que es el sostn del Islam; y el sexto es la benevolencia, que es la fuerza del Islam; y
el sptimo es el mandamiento de lo prescrito, que es la proteccin del Islam; y el octavo es el rechazo de lo prohibido, que es
la prueba del Islam; y el noveno es la comunidad del Islam, que
es su adorno; y el dcimo es la limosna [voluntaria], que es la
esencia del Islam; y el undcimo es el respeto por los parentescos de sangre, que es la compasin del Islam; y, finalmente, el
duodcimo es una buena muerte, que es la preservacin del
Islam.
No creemos que sea necesario hacer un pormenorizado anlisis de este documento para mostrar los elementos jurdicos que en
l se puede hallar, as como las categoras legales reconocibles. En
nuestro texto estn casi todos los elementos que Rawls necesitara
para concretar esa sociedad bien-ordenada que anteriormente
apuntamos: el corazn47 del creyente aparece como la identidad
humana, el ser ontolgico del individuo, que en tanto en cuanto es un
creyente autntico acepta la lgica revelada tambin, en su dimensin legal, de manera que tenemos ante todo el marco dogmtico
asumido por el individuo; en la dimensin terrena de la orientacin
de una de las puertas aparece la admonicin que no es otra cosa
que la llamada a la observancia de las reglas, las cuales en
esa dimensin terrenal no son otras que las normas que ordenan el
sistema social, en definitiva la legalidad de la Shara`; el divn y
los polos de sustentacin de la Divina Majestad, son una evidente
referencia a la soberana -legal- de la deidad; en primer lugar, por la
explcita referencia cornica48 , lo que por s mismo vale tanto como
- 46 -
Evidentemente esa instrumentalizacin del orden legal por parte de los poderes temporales es posible no slo mediante la fuerza,
sino que suele tener un componente de usurpacin doctrinal, que es
teologalmente viable en los momentos de la Historia en que el legtimo poseedor de la capacidad para administrar el ordenamiento
jurdico, los fuqah o jurisprudentes-segn la doctrina ya`far-,
aparecen como incapaces por debilidad poltica o intelectual o por la
falta del prestigio social que los equipara, en su misin dirigente, a
los Infalibles.
Introducidas estas cuestiones, podemos decir que hay un itinerario discursivo en lo que se refiere a la trascendencia jurdica del
texto cornico. El Qurn desde los primeros momentos en que fue
dado a conocer por parte de Muhammad como Revelacin, fue
asumido por sus seguidores como fuente de las ordenes legales que
inmediatamente conformaron la estructura primaria del sistema jurdico islmico, por cuanto al texto revelado se remita el propio
Muhammad a fin de ilustrar la legitimidad e idoneidad de sus decisiones50 , las cuales no siempre eran de fcil asuncin por aquellos
rabes que vean removerse su universo legal, poltico y cultural;
evidentemente el Profeta (PBd), como individuo que era consciente
de su papel doctrinal, se saba dotado de la autoridad para explicar
y fijar el sentido del texto que haca pblico, y con tal explicacin
generara la primera y ms bsica jurisprudencia; no obstante, no
podemos afirmar que los oyentes de aquella revelacin y de los
comentarios y rdenes del Profeta (PBd) fuesen del todo conscientes de que se estaba conformando un universo doctrinal y legal de
nuevo cuo. Salvo, por supuesto, los iluminados seguidores que perciban en todo aquel proceso una dimensin transcendente51 , ya
que para la sociedad del momento las ordenes emanadas del Libro
y del Profeta eran dictmenes puntuales que en ningn caso tomaban la forma de un orden jurdico, tal como los rabes lo haban
encontrado entre las culturas, poltica y socialmente estructuradas
que les circundaban.
Para comprender este proceso de asimilacin del texto cornico,
- 49 -
brepasaba con mucho la capacidad de comprensin de un considerable nmero de aquellos primeros musulmanes -ya que el lenguaje
con que se expresaban no era lo suficientemente comn y neutral,
respecto a las peculiaridades zonales y tribales como para considerarlo homogeneizado-, individuos aquellos que, si bien eran
arabohablantes, encontraban en la gramtica y en la elocuencia/
retrica o balgat55 del texto cornico cierta dificultad de comprensin, habida cuenta que eran individuos no siempre ilustrados y
el texto presentaba una sofisticacin singular para su momento.
Los duodecimanos, entonces autodenominados solamente como
sha`, contaban con la informacin y el vnculo doctrinal del primer
Imm y de Ftima (P) su esposa, en tanto en cuanto allegados histricos, doctrinales, etc.- al origen del texto, como luego dispondran de la secuencia de los Infalibles subsiguientes; pero el mbito
intelectual sunnita, que en aquel momento an no estaba definido
como tal, hubo de hacer frente a la elaboracin de un sistema de
criterios de interpretacin de la literalidad cornica que posteriormente, y sobre la base del prestigio concedido a los primeros juristas y personalidades por parte de los seguidores de esta lnea de
pensamiento, habra de definir algunas de las tesis metodolgicas
de, al menos, la primera escuela sunnita, la procedente de las enseanzas de b Hanfa; tesis -especulativas y hurfanas de una conexin directa con el Profeta (PBd)- que, en lneas generales, se
conservaron en las tres siguientes escuelas jurdicas, esto es en la
mlik, shfi` y en la hanbal56 .
Evidentemente, hay notables matices entre estas escuelas pero
son de carcter tcnico; lo sustancial es que entre estas tendencias
jurdicas y la duodecimana o sha` -que no se podr denominar como
ya`far hasta el tiempo del sexto Imm, de quien toma su nombre la
escuela legal-, desde el inicio mismo de la andadura histrica del
Islam doctrinal y legal hubo una diferenciacin determinante de y
para su evolucin, no solo escolar sino poltica e incluso espiritual;
diferenciacin que se concreta en la asuncin de la gua dogmtica
- 54 -
mico dotarse de instrumentos intelectuales y tcnicos, que, en definitiva, son las pautas doctrinales bsicas de una esencialidad determinante en lo concerniente a la asuncin del Dogma religioso contenido en el Islam, como es el caso de la nocin de Justicia Divina,
o la obediencia a las orientaciones contenidas en el Libro, la supremaca legal del Profeta (PBd) sobre los musulmanes y el carcter
vinculante de las normas emanadas del orden legal doctrinal, etc.
Tambin, esa teologa escolstica aportar al mbito argumental
nociones tericas que tendrn un relevante valor en el momento de
pensar y teorizar sobre lo que en Occidente se denomina Filosofa
del Derecho; as, cuando el kalm clsico especulaba sobre la compulsin del individuo o su libre albedro -Yabr a jtr-, siendo la
posicin de los telogos duodecimanos muy aproximada a la opinin
liberalista de los mutazilies, aunque con una serie de argumentos
diferentes, el Derecho islmico se dotaba de un cuerpo doctrinal
especfico, en el sentido que se le concede a esto en el mbito jurdico europeo, ya que ello le permitir sustentar tericamente algunas opiniones legales y una determinada visin global de los juristas
frente a nociones tcnicas como el tipo legal de injusto, etc.
No es este el espacio para ello; no obstante, apuntaremos que
buena parte de las posiciones teolgicas que conciernen a la construccin del orden jurdico, y por extensin a la orientacin institucional
del Islam duodecimano, tiene un itinerario bastante bien conocido,
aunque lamentablemente poco comentado fuera del espacio acadmico de las Haza; somos de la opinin de que un mejor conocimiento de la elaboracin argumental de la Teologa clsica islmica,
concretamente de la construida por las telogos duodecimanos, aportara una novedosa visin a algunas de las opiniones que el
orientalismo ha enquistado sobre el quehacer intelectual islmico
despus de Farab e bn Rush; sirva el apunte de que esa escolstica islmica es una disciplina an vigente, y en la actualidad con no
poca pujanza, de manera que tambin en la actualidad nutre al mundo jurdico ya`far de buena parte de sus argumentos para la elaboracin de los nuevos juicios57 .
- 56 -
Como habr ocasin de comentar en el desarrollo de esta exposicin, la institucin del jurista referente o maryia` ser inherente a
la doctrina duodecimana, que toma a los Infalibles como referentes
integrales -en el orden poltico, social, legal, etc.- y por extensin, y
en ausencia de ellos, a los sabios conocedores del pensamiento y
las tradiciones de aqullos; lo cual apoya la escuela en un importante y relevante bloque de hadices que presentan y consagran a los
u`lmah como albaceas del Profeta (PBd) y a los Imames (P),
como legtimos gestores del orden jurdico islmico, con la extensin
que esto implica. No obstante, las limitaciones tcnicas de las pocas antiguas, la propia dispersin e incluso discrecin de los sha`
no permiti que llevasen esta tesis doctrinal a una efectividad real;
la referencia de los juristas de prestigio se reduca a algunos maestros y eruditos y sus alumnos; el resto de los duodecimanos tenan
poca o ninguna posibilidad de disponer de un acceso real a estos
personajes, de manera que su taqld60 debi ser ms testimonial
que efectivo; con el surgimiento del poder safa los juristas ya`far
estuvieron en disposicin de aparecer sin problemas polticos entre
sus seguidores legales, y ya en la poca Qyr esta situacin tender a tomar el cariz de popularidad o de acto masivo, puesto que la
extensin de la imprenta, y posteriormente de los medios de difusin
por medio de la radio, o de los casetes har posible que las alocuciones, e inclusos ciertas clases magistrales de relevancia socio-poltica o legal, fueran accesibles a cualquier individuo interesado por el
seguimiento de un muytahid determinado. stos ejercern, sobre
las capas de poblacin que asuman su direccin espiritual y legal,
una influencia determinante para comprender la evolucin del Movimiento islmico contemporneo, puesto que apoyados en el Derecho islmico que los legitima como gestores de la sociedad ya`far,
darn muestras a lo largo del ltimo siglo y medio de una singular
capacidad de convocatoria y movilizacin en las reas geogrficas
en las que los sha` eran mayora61 entre el comn de los musulmanes -como puede ser el caso de Persia o ciertas regiones del
subcontinente indio-, o en las situaciones en las cuales encontraron
la forma legal de imponer sus opiniones doctrinales sobre los otros
- 59 -
- 60 -
intelectual, ya que los telogos y juristas de las dems escuelas operaron desde mbitos ms limitados, o desconocedores de las obras
clsicas occidentales, e incluso despreciaron la utilizacin de stas
por ser forneas a la tradicin cultural rabe75 , por considerar que
haba elementos polticos que podan hacer uso tendencioso de ellas
en detrimento de las argumentaciones en boga, para sustento de las
instituciones un les. Por otra parte, y esto en segundo lugar, los
juristas yafaritas, al descalificar esa analoga, llevan a su terreno legitimista, confesionalista y disciplinario- el debate legal, pues la
analoga es espacio propicio para la interpretacin libre de las Escrituras, entendida sta como elaboracin de la norma legal sobre
la base laicista de reglas cambiantes o susceptibles de padecer
modas; que se coloca, pues, frente al planteamiento principal de los
duodecimanos que se concentra en remitir todo, especialmente en
materia doctrinal, al referente religioso de los Infalibles76 . Este
planteamiento inicial, en el cual las escuelas dirimen qu tipo de
fuentes del Derecho aplicar como referente documental, condicionar las ms bsicas nociones del sistema de Derecho que de esas
fuentes documentales ser extrado.
Las fuentes habran de imponer un tipo de ordenamiento legal,
pero ellas mismas son decantadas, en la lectura previa que de ellas
se hace como referentes bsicos, de forma que el sistema jurdico
tiene su impronta previa en unos planteamientos doctrinales de elaboracin teolgica o filosfica que, en todo caso, superan la aparente simplicidad del binomio fuente/ley, ya que en realidad est oculta
una muy ramificada frmula que pasa por esta enunciacin formular:
fuente revelada
>
doctrina/norma referencial sl
>
deduccin jurdica
=
norma positiva
- 66 -
Shahd l-al se ocupan del Derecho islmico hasta los das del
autor del l-Mudrk, momento en el que -metodolgicamente- podramos afirmar que acaba ese clasicismo jurdico. Con estos presupuestos podemos abordar una clasificacin de la evolucin histrica del Derecho islmico.
- 71 -
- 72 -
nal, y le restan a ste las posibilidades analticas usuales; no obstante, hay que decir que este periodo, sin lugar a dudas, fue el momento
de mayor creatividad y de ms amplia extensin del Derecho islmico, por cuanto en l se conformaron los perfiles doctrinales del
sistema, posteriormente perpetuado. La produccin legal de ese
momento tiene la singularidad, pese a tratarse de un periodo de algo
ms de dos siglos y medio, de constituir un todo excepcionalmente
integrado. Ello es as porque entre los argumentos doctrinales que
sostienen la infalibilidad del Profeta (PBd) y sus sucesores (P), se
cuenta el hecho de no haberse encontrado ningn tipo de contradiccin en las fuentes jurdicas originadas por todos ellos, lo cual es de
notable relevancia si se tiene en cuenta que nos estamos refiriendo
a un periodo de la Historia de la Edad Media que no destac precisamente por contar con buenos sistemas de conservacin de la informacin, tal como en pocas anteriores y muy posteriores a esto
se llev a efecto.
As pues, el Derecho islmico salido de las manos de los Infalibles adems de constituir la base constituyente del sistema jurdico
que ms tarde desarrollaron los juristas o fuqha, es un cuerpo
legislativo no susceptible de cuestin, pero al cual no se puede imputar incoherencia metodolgica o doctrinal. Es el sustento del proceso jurisprudencial subsiguiente, de forma que es en este segundo
mbito donde se puede analizar la fortuna o desacierto del orden
jurdico islmico, no siendo posible para ste primer nivel por cuanto
la documentacin del periodo constituyente se asimila a las fuentes
reveladas, el Qurn mismo, lo que en un ordenamiento confesional
y metafsico es principio incuestionable, como lo puede ser la respetabilidad atribuida a las construcciones mentales del orden lgico
presente en el ordenamiento occidental actual.
Evidentemente un sistema jurdico, por rudimentario que se
pueda considerar, se dotar a s mismo de elementos de verificacin
suficientes a fin de garantizar su credibilidad. En el caso de las
fuentes documentales que tienen al Profeta del Islam (PBd) y a los
Imames (P) por sujetos generadores, han pasado por el sutil filtro
- 74 -
no pertenecientes al grupo calificador, dndose un proceso de descalificaciones y contra descalificaciones muy similar al producido
en el primer cristianismo, y, como en ste, suceder que la calificacin de ortodoxia tendr relacin con el xito histrico y poltico de
la tendencia. Esta es otra peculiaridad de la etapa inicial del Islam,
dado que en este periodo se establecen los parmetros partidistas
que se proyectaran en su Historia; peculiaridad que, si bien es
perifrica respecto al motivo de nuestro estudio, s incide
determinantemente sobre l; siendo como es la legitimidad escolar
una cuestin que se origina y germina en este primer momento legal.
A modo de muestra de la incidencia de este periodo sobre el
resto de la Historia doctrinal y jurdica del Islam, indicaremos que
entre los sha` mismos existe un amplio abanico de criterios y opiniones doctrinales respecto a la funcin que se puede conferir a los
Imames (P) en el esquema legal de la escuela. Espectro que se
extiende desde los autores que consideran que stos tienen un estatuto de referente legal, de carcter orientador, hasta los que opinan
que su condicin es supra-humana, y llevan este criterio a consecuencias jurdicas que equiparan los actos de los Infalibles al grado
de Revelacin, con el problema de que en el caso del Libro revelado
-Qurn- hay opcin a un anlisis crtico que consolida el prestigio
del texto, pero en lo concerniente a los hadices la analtica se ve
frenada por el temor a la desconsideracin o la ofensa87 . No obstante, el punto medio en el cual se mueven los telogos duodecimanos
es el de equiparar los hadices de los Infalibles a la categora
metodolgica reservada al Libro mismo, pero no sin pasar por un
exhaustivo anlisis a fin de depurar la documentacin que, una vez
considerada como fuente del Derecho, se hace dogmticamente
incuestionable.
Sin embargo, al abordar este periodo de la Historia legal islmica
ha de tenerse presente que el criterio al uso, en la actualidad, en las
escuelas teolgicas duodecimanas es consecuencia de una decantacin acadmica histrica, puesto que en aquel primer momento se
- 76 -
podan encontrar tericos del Derecho, muy respetables transmisores de hadices de los Imames, como el caso de b Muhammad
Laz bn l-Bajtar, compaero del Imam Ya`far As-Sadeq, que fue
de la opinin de que los Imames Infalibles (P) ejercan un ytihd
en materia jurdica, al cual se poda equiparar o contraponer el de
cualquier otro jurisconsulto88 . E incluso se pueden encontrar referencias a seguidores de los Imames, que aun siendo coetneos suyos, mantuvieron criterios contrapuestos a las opiniones jurdicas
que los Infalibles (P) emitieron89 ; bien es cierto que en muchos
casos la militancia y el seguimiento de los Imames de los sha`, no
supona un depurado conocimiento del estatuto espiritual, y en consecuencia dogmtico-legal, que stos haban de tener para sus partidarios, puesto que la doctrina de la escuela, si bien exista, no estaba formulada de la manera en que ms tarde se difundi por parte
de los tericos; en otros casos la afinidad con las posiciones
legitimistas de los seguidores de la Familia del Profeta (P), no implicaba una capacitacin teolgica para asimilar ese grado espiritual
con la consecuencia legal que la doctrina guardaba para ellos, ya
que estas posiciones eran meras ubicaciones en el tablero poltico
del primer Islam.
Tambin ha de tenerse en cuenta al observar este primer momento del ordenamiento legal, cmo se conceban ciertas nociones
jurdicas en las que abund el desarrollo posterior de la ciencia del
Derecho sobrevenida de manos de los juristas. De forma que el
concepto primario de analoga jurdica o Qs, de opinin personal o R -entendida como la opinin jurdica que el individuo no
apoya en ninguna fuente aceptada como vinculante-, y de capacidad deductiva de la norma legal -ytihd-, an no haban sido objeto
de una revisin crtica y los interesados en el Derecho, a los que an
no se poda llamar con propiedad juristas por faltar la ciencia que
los agrupase, aplicaban muy diversos criterios y disponan de estas
nociones con total libertad metodolgica, y tal vez con no poca inconsciencia de las consecuencias metodolgicas a las que habran
de llegar90 .
- 77 -
miento de la anterior hasta el primer cuarto del cuarto siglo del calendario islmico.
Si bien la materia documental sobre la que se asienta el periodo
de que nos ocupamos es la vida de los Infalibles, y en consecuencia
los restos documentales de su actividad legal, no es factible una
ubicacin del proceso formador de este sistema jurdico, si no se
concede una atencin especial a la construccin, paralela al ser y
estar de los Infalibles, de una ciencia jurdica que ya en aquella
poca registr los criterios de que nos venimos haciendo eco. La
vida del Profeta (PBd) y de sus sucesores (P) es materia histrica,
siendo la disciplina acadmica de la Historia, como en el contexto
de las Ciencias Islmicas se desarrolla, el instrumento que aporta
al moderno jurisconsulto uno de los instrumentos para su trabajo;
por ello se ha de tener presente que en la jurisprudencia los materiales, que la historiografa aporta, son las fuentes del Derecho, por
cuanto stos establecen una suerte de jurisprudencia previa a cualquier ordenacin jurdica desde la parte del mtodo de elaboracin
de los juicios legales. El otro gran bloque de materiales lo aportar
la teologa clsica o escolstica -kalm-, encargada de consolidar
la argumentacin que da la categora de fuentes referenciales para
el Derecho al devenir de los Infalibles, a la vez que ofrece la base
doctrinal sobre el Libro revelado, el estatuto proftico, el marco
moral del sistema, etc.
La elaboracin doctrinal de la teologa escolstica islmica en
cuanto objeto de anlisis merece un espacio especfico; por ello
haremos hincapi en los aspectos histricos sobre los que se asientan las bases del periodo del Fiqh que hemos dado en denominar
constituyente. Para esto ha de centrarse la atencin no en la Historia fctica y en los actores del primer Islam, sino en la misma ciencia historiogrfica94 y en el devenir de los primeros centros de enseanza de la ciencia jurdica, ya que lo que nos ha llegado de ella se
gesta en esos instantes, siendo la actividad proftica slo la materia
prima de nuestro objeto de estudio, que es la lectura que hicieron de
esos materiales. Escuela de Medina se dice a la actividad que ya
- 79 -
en vida de Muhammad y especialmente en los doscientos aos siguientes se desarroll en la ciudad que le acogiera y que fuese
capitalidad de la primera etapa histrica del Islam. Medina fue ciudad franca desde el momento mismo de la llegada del Profeta (PBd)
y sus seguidores, por tanto ciudad abierta a las corrientes de pensamiento y opinin de las tierras que se sumaran al naciente poder
islmico. Pero a la vez era un mbito reservado y discreto para la
construccin de las lneas de pensamiento que se originaban como
expresin de los grupos de poder, de las sensibilidades, de las tendencias que la dinmica de aquella naciente religiosidad. En esa
ciudad, receptora de influencias forneas al universo rabe, y en
aquel contexto asativo se fraguaron los contornos de lo que se puede denominar, por encima de los matices de escuela, la Constitucin del Islam.
Los juristas, en un primer momento, eran individuos que sin
especializacin previa, pues no siempre sta era posible, se interesaban por sistematizar los criterios jurdicos de las actuaciones
profticas, y ms tarde por consultar y deducir juicios a partir de los
testimonios de los coetneos de Muhammad o de sus albaceas
doctrinales. As, para el Derecho ya`far, la presencia en la ciudad
del Profeta de su yerno A`l (P), primer Imam de los sha`, de Ftima
(P), su hija, y de sus nietos Hasan (P) y Husen (P), todos ellos
considerados por la escuela como Infalibles y fuentes vivas del
Derecho, y con posterioridad de los tres Imames siguientes (P),
confiere a la actividad legal medinesa un estatuto de singularidad
que hemos dado en llamar constituyente, por cuanto lo que all
suceda en aquellos momentos ha tenido una transcendencia en el
sistema jurdico islmico, que se puede relacionar con la situacin
que se crear posteriormente en los modernos sistemas constitucionales ante la publicacin de un texto regulador, llmese constitucin,
estatuto, o carta otorgada.
Los escribanos de este momento constitucional fueron los allegados a estos personajes; son los individuos que las Ciencias
Islmicas han pasado por el tamiz95 de las disciplinas historiogrficas
- 80 -
que se ocupan de constatar la solvencia de la referencia y de concederle un valor previamente tipificado y que posteriormente incide
sobre el valor constitucional de su informacin, sea simple noticia o
juicio legal emitido a la sombra de los Infalibles que les servan de
inspiracin o referencia. bn A`bs, Salmn l-Frs, b Dhar lGafr, b Rri` brhm, entre los ms prximos a la familia
proftica, as como unas segundas y terceras generaciones de personajes que tuvieron acceso privilegiado a ellos, conforman el vehculo histrico de la informacin transcendente que el Derecho islmico aplica como carta magna96 .Como se explicar ms adelante
al analizar el papel tcnico del Hadiz en su dimensin prctica dentro del Derecho, la recopilacin, conservacin y transmisin de la
documentacin correspondiente a este periodo no estuvo exenta de
dificultades, las ms de las veces a causa de la dinmica poltica
generada por la sucesin fctica de Muhammad, que origin un
proceso de control de la informacin que los tres primeros califas
calificaron de comprometida para la estabilidad de sus gobiernos,
ya que hicieron desaparecer y depuraron una buena parte del legado cultural del primersimo Islam, al depurar los fondos recopilados
de hadices, que desde los das en que el Profeta (PBd) viva se
haban iniciado, en lo que fue uno de los ms negros periodos de la
Historia de las libertades; y en otros casos debido a los avatares
propios de todo documento a lo largo de la Historia, ms an si fue
originado en un periodo de precariedad tecnolgica97 .
La posterior sustitucin de Medina por Kufa se debi, aparentemente, al desarrollo comercial que hizo de esa ciudad centro poltico del actual Iraq, pero lo cierto es que en el siglo segundo de la
Hgira hacia all se haba desplazado buena parte de la nomenclatura poltico/legal que haba tenido la Pennsula Arbiga como base,
dado que la dinasta de los Ban-A`bs apoyada en los grupos llegados al Islam, que no estaban tradicionalmente comprometidos con
la aristocracia preislmica, hara de esa rea geogrfica el centro
de su imperio. De entre las ciudades emergentes en aquel momento, los sha` optaron por desplazar sus centros de enseanza del
- 81 -
Derecho a esa ciudad, por haber sido Kufa capital poltica del gobierno del primer Imam, y contar con un contexto si no favorable, s
benigno a sus planteamientos doctrinales. La presencia de los juristas de la escuela se prolongar en la zona hasta el momento en que
se inicie la Ocultacin del ltimo de los Infalibles, poca en la cual
se desplazarn al centro del actual Irn, a las ciudades de Re y
Qom; esto ser en otra etapa de la Historia legal islmica, aunque
situada entre las dos pocas del Derecho, puesto que Qom era centro de estudios jurdicos, y lugar de trabajo de autores coetneos de
los ltimos Imames (P), y muy prximamente vinculados a ellos, y
continu siendo centro acadmico en la etapa de soledad de los
juristas, cuando stos no disponan de la capacidad de consultar a
un Infalible, estatuto acadmico que esas ciudades han conservado
hasta el momento presente. En definitiva Kufa fue centro jurdico,
en su ltima fase, agnico, muy concretamente hasta la primera
mitad del quinto siglo musulmn.
Los ms notables juristas de la etapa de Kufa son, entre otros:
A`l bn brhm, autor de una obra fundamental para entender el
Derecho que se perfilaba y el periodo ltimo de los Infalibles, as
como la relacin de contacto de ellos con sus seguidores, que haba
sido maestro y formador del ms sobresaliente autor duodecimano
del periodo: el Shej Kulen98 ; siendo coetneos de ellos bn Bbih,
padre del clebre Shej Sadq, que ser figura relevante de la siguiente etapa.
Las obras de estos juristas se consideran parte del corpus documental que se entiende como tcnicamente incuestionable, o dicho ms exactamente que son fuentes certeras para el Derecho.
La primera, y previa caracterstica para obtener este estatuto
metodolgico, es la coincidencia temporal de estos autores con los
Imames duodecimanos (P), aunque hay una larga relacin de ellos
que no gozan del referido estatuto, pues la segunda condicin que
se espera de las obras del periodo es la relacin de proximidad real,
e incluso cotidiana, con el emisor de la noticia, el Infalible, ya que
mediante el comentado principio doctrinal de que para ellos no era
- 82 -
tece, de una u otra forma, es expresin de un programa divino, aunque nuestro autor nunca dir que la Historia llega al analista como el
Qurn al Profeta, o al comentador del texto.
Para Tabar, pues, la condicin y el deber del historiador vienen
a ser los de recopilar noticias y testimonios, llevando tan lejos ese su
criterio, que llega a negar toda crtica racionalista de los hechos103 .
Para l, un historiador es alguien que ha de compilar los relatos que
le llegan, siempre que los transmisores renan las condiciones establecidas de veracidad y exactitud, an en el caso de que tales relatos difieran entre s. De la anulacin de los factores subjetivos ajenos a las propias fuentes es de donde le viene a Los Annales su
lugar entre los documentos legales del periodo constituyente del
orden jurdico islmico.
En la obra, adems se llega a la exclusin del tiempo como
factor historiogrfico104 , ya que es un elemento que su autor obvia;
de esta forma la suerte de foto fija, resultado de la ausencia de
elementos accidentales, permite mostrar una Historia que, al ser
representada en nico plano, es el devenir que engrosase a medida
que se suman datos, pero que no se altera. Si Tabar hubiese presentado una historicidad cmplice de los factores colaterales, que
hoy se observan a fin de analizar los procesos histricos, habra
creado una Historia fctica del Islam; sin embargo, Los Annales
son un documento legal por carecer de intencionalidad historiogrfica
militante, esto es: por ser una escueta reunin de informacin, que
se prestigia por la honestidad del recopilador de los datos, y por su
deliberada negacin del anlisis o mejor de la interpretacin que,
obviada en la mano del historiador, llega a las del jurista con un valor
documental y referencial muy considerable. La singular combinacin de elementos que llegan a ser Los Annales comport un resultado positivo para la ciencia jurdica: la compilacin de un gran nmero de preciados testimonios, que hacen de esta obra un catlogo
de sucesos ordenados cronolgicamente, con la consiguiente ausencia de cualquier ensayo crtico; lo cual, como indicamos, no slo
se debi a una reserva respecto al instrumento racional, sino a un
- 85 -
de la Escuela ya`far.
- 87 -
- 88 -
El periodo legislativo
El Periodo Clsico o El Fiqh a partir de
la poca del Califato Absida
El Tiempo de los autores jurdicos
denominados antiguos o Qadmn
Desde el momento mismo en el cual la comunidad de los musulmanes se encuentra sin posibilidad de recurrir a un Infalible, se
produce en el Derecho un estado que tericamente es de
excepcionalidad; es el momento en el cual todo el edificio doctrinal
queda en una suerte de alerta roja, que la prolongacin en el tiempo ha convertido en estructural. Nos atrevemos a aseverar que esta
situacin, si bien hubiera debido estar asumida de antemano pues
los avisos en el corpus de hadices eran definitivos y la premonicin
de una insistencia singular, supuso, sin embargo, que los juristas
islmicos se introdujeran en este nuevo periodo con la latente esperanza de que haba de tratarse de un periodo temporal no excesivamente largo, y por ello dieron una primera cobertura terica al asunto, la cual conllevaba una gran dosis de provisionalidad, insistiendo
en esta caracterstica de aspecto temporal abocado a subsanarse.
No obstante, la Ocultacin106 del ltimo Imam se ha venido
prolongando en el tiempo hasta alcanzar los algo ms de once siglos
que en la actualidad se contabilizan, aquella provisionalidad se ha
perpetuado en el Derecho, como un estado legal que no comporta
ningn problema doctrinal dado que el aviso de que esta situacin
habra de ser asumible, y ya que por parte de los hadices se permi- 89 -
gales a la solucin de las necesidades no contempladas en la jurisprudencia positiva del periodo constituyente previo.
El primer momento, inmediatamente posterior a la ocultacin
del ltimo Imam, est dominado, en el Derecho, por autores que se
caracterizan por desarrollar unos juicios legales eminentemente tradicionales, entendido esto como que son juicios estrictamente relacionados con los hadices de que disponan. Es un instante en el
proceso jurdico islmico en el cual an se tiene por norma la verificacin de las opiniones jurdicas mediante la comparacin con los
hadices; tambin es un momento en el cual no hay grandes cambios
sociales ni polticos, de forma que el corpus de fuentes que sirve de
referencia a estos juristas, son suficiente para afrontar las exigencias de la sociedad en la que los juristas, an y a causa de la mencionada soledad respecto al Infalible, no se nos presentan necesitados de herramientas adicionales para la construccin de juicios legales; de esta forma el ytihd es inexistente. En este momento
jurdico se origina una subescuela metodolgica que se prolongar
con bastante pujanza hasta el gran desarrollo del sl en poca del
Shej nsr. Nos estamos refiriendo a aquellos que basan sus opiniones de forma casi exclusiva en el texto cornico y en los hadices,
manteniendo la idea de que todos los aspectos de la existencia del
individuo, as como todas las formas de relacin en lo poltico, en lo
social y en lo econmico, etc. se encuentran tratadas con suficiencia en ese mbito, siendo slo necesaria cierta atencin literalista
para encontrar la conexin entre la necesidad de un juicio y la relacin documental que lo esclarezca. Esta tendencia ha venido siendo
conocida en el Fiqh como escuela de los Ajbrn o Gentes del
Hadiz.
Se ha comentado que entre los duodecimanos exista la conviccin o la esperanza de que la falta de conexin fsica regular con el
Imm haba de ser una situacin excepcional y no necesariamente
de prolongada duracin108 ; pero entre los autores sunnitas era comn el criterio, y se ha conservado la opinin, de que en el Libro y
en las Tradiciones, se encontraban todas las respuestas a las nece- 91 -
el Qurn y en los hadices categricos, siempre que se logre superar las posibles dudas interpretativas, se prestigia en tanto en cuanto
el jurista opina aquello que sabe es la divina Voluntad; esta posicin
es para cualquier jurista islmico, ms all de otros considerandos
ideolgicos, impecable en trminos teolgicos, cuando se trata de
fuentes incontestables. No obstante, al entrar en el espacio legal el
bloque de los hadices a los que no se concede el grado de certeza
categrica, contrariamente a la opinin de bn Yunad, el Derecho
islmico alcanza a dar mayor, y ms variado nmero, de opiniones
legales, aunque se necesitarn de las muletas del sl, lo que en
definitiva no ser ms que una solucin para compensar la falta de
documentacin incontestable. Sin embargo, al jurista con el paso de
la Historia y la complicacin de la quiddidad de la realidad existencial
le ser cada vez ms complejo mantener el principio de unas sentencias legales ancladas en la Voluntad trascendente de la divinidad,
cristalizada en la Revelacin.
As pues podemos decir que el Fiqh, superando los escrpulos metodolgicos de los juristas como bn Yunad, tender hacia su
laicificacin? Por otra parte, era posible un sistema legal, gestor de
la Voluntad divina, limitado por los accidentes histricos de la documentacin? Tngase en cuenta que en materia de la divina Voluntad, cualquier telogo, sin distincin de credo o escuela, sostendr
que los accidentes de esa documentacin no escapan al programa
establecido por la Voluntad de la divinidad, por tanto no habra limitacin no asumible, siendo sta la lgica de bn Yunad.
Traemos a colacin este alambicado problema por cuanto durante un largo periodo de la Historia del Islam, la opinin de los
inmovilistas, que desaconsejaban aadir al legado proftico elementos metodolgicos aportados por la Filosofa o el pensamiento cientfico; lo que ha generado un tipo de pensador jurdico, que ha llevado al Fiqh a una especie de ingenuo aislamiento, en primer lugar de
su realidad, y ms tarde del entorno general en que sta se desenvuelve. Se trata de una suerte de actitud de avestruz esquivo que ha
condicionado el pensamiento jurdico islmico, llevndole al atraso
- 98 -
que en algunas reas hoy arrastra, y que obliga a que un Estado que
pretende asentarse sobre los ms genuinos postulados legales
islmicos, la repblica islmica surgida en Irn tras la Revolucin de
1979, deba completar, de forma laica, las lagunas que no alcanza a
cubrir el Fiqh clsico; optando por prstamos tomados al mbito
legal occidental, a veces contradictorios con cierta sensibilidad
islmica.
Como vemos, la respetable coherencia metodolgica de bn
Yunad de una forma u otra llevaba a un callejn estrecho de difcil
deambular; fue necesario, como iremos observando, la construccin de una metodologa paralela a la documentacin histrica, aunque no totalmente ajena a sta, de forma que el pulso entre ambas
tendencias ha supuesto un Derecho coherente pero desequilibrado
en algunos de sus criterios tcnicos, dado que se hace convivir, en
planos de pseudo igualdad, entidades de muy diferente peso especfico, como es el caso de las fuentes reveladas y, por tanto,
transcendentes, y las aportaciones mundanas de los juristas; es por
esta causa que encontramos juicios de valor categrico como la
prohibicin de matar a un correligionario, o de consumir carne de
cerdo, de base cornica, que se equiparan en opinin de los nuevos
gestores de la legislacin islmica, a la obligacin legal de participar
en las elecciones legislativas116 . Otro de los aspectos de la doctrina
jurdica vertida en las obras de bn Yunad, de relevancia para el
futuro de la ciencia jurdica, lo encontramos en el debate que de
alguna forma inaugur en torno a lo que l mismo denomin descubrimiento de la certeza de la causa o kashf qati` li-i`lat, ya que
tal como plante la bsqueda de un grado alto de certeza basada en
la aplicacin de slo unos pocos hadices, obligaba a cubrir algunas
cuestiones con recursos lgicos de peligrosa proximidad a la analoga -Qs- 117 , que las bases de la escuela ya`far descalificaban.
Por esto, se vio forzado a precisar sus posiciones en una serie de
obras tcnicas de entre las que podemos destacar zhahr m
satarihu hli l-A`nd min r-Raat a`n `immat Al-A`turat
f mr l-ytihd y l-Masi`l l-Masrah; ambas obras son re- 99 -
ferentes tcnicos de inters para comprender la posicin y evolucin de la escuela en relacin con estas nociones de posterior utilidad en el sl.
De cualquier forma, bn Yunad resulta un significativo ejemplo
del primitivo Derecho duodecimano, y un claro producto de su tiempo, ya que se comporta como un correcto jbar en la pulcritud con
que se acerca a los hadices y los aplica, y, sin embargo, introduce
las primeras nociones de lo que ser el sl posterior. Quiz esta
sea la causa de que su obra, durante un considerable lapso temporal, fuera objeto de crticas y defensas por parte de los juristas que
le siguieron. Y por supuesto, no fue un autor que dejase indiferente
en sus planteamientos a quienes se acercaron a su obra; el Shej
Mufd se apoyar, a comienzos del siglo quinto, en sus transmisiones, de forma que aceptando como vlidas sus aplicaciones de los
hadices se sita entre sus ms leales seguidores; bn drs a finales
del siglo sexto ser crtico con sus aportaciones tcnicas, en concreto en relacin con la Analoga; ms tarde A`lmat Hill, en el
siglo octavo, volver a defender la originalidad de bn Yunad; siendo el Shahd l-al con la aplicacin que hizo de las fuentes tomadas a bn Yunad quien definitivamente lo sita entre los autores
de referencia respetable en el Fiqh ya`far.
Superado el periodo de los autores antiguos, que limitamos
hasta el siglo cuarto de la Hgira, e inmediatamente antes del siguiente periodo, de entre los que suelen dividir el Derecho islmico
atendiendo a unidades de acciones jurdicas que delimitan el tiempo
histrico, nos encontramos con una fase, menor en relevancia -dado
que no es demasiado prolongada en el tiempo-, pero que cuenta con
una serie de autores de prestigio, y en la cual se abordarn cuestiones de no poca transcendencia para la evolucin tcnica del Fiqh.
En algunas obras118 aparece esta fase delimitada como un periodo
completo, no subsidiario de sus vecinos, y se denomina periodo escolar intermedio o Maktab l-satah. Este periodo intermedio
sucede secuencialmente al anterior pero de alguna forma convive
con el inmediatamente posterior, aunque sin mezclarse tcnicamen- 100 -
te con l -siempre que tomemos como operativas este tipo de clasificaciones, funcionales para explicar los procesos, pero tendentes a
congelar en un esquema la realidad siempre compleja-.
Antes del desarrollo del Derecho islmico a manos de los escolsticos, y tras el tiempo de los autores antiguos, este momento
intermedio se caracteriza por ser el periodo en el cual, si bien no
cambian los presupuestos bsicos del Fiqh, asentados an en la
contemplacin ms o menos literalista de los hadices y en una tecnologa jurdica incipiente, s aparecen los primeros indicios de un
estamento jurdico, ya que los nuevos autores sern personalidades
bsicamente orientadas a analizar, desarrollar y recrear el espacio
legal islmico, cuando lo que antes existi era un grupo de escritores politemticos, que se ocuparon del Derecho, entre otras atenciones, como fue la Historia, las tradiciones culturales, la Teologa,
etc. Nos encontramos, pues, con los primeros especialistas, dado
que los antiguos han dejado, adems de un panorama netamente
despejado en relacin con las fuentes, un incipiente sistema jurdico,
entendido ste como una tecnologa que va a permitir el ejercicio de
pensar el Derecho para el Islam. En este cambio se puede percibir
ya la nocin que se tiene del ytihd119 en este momento, puesto
que con anterioridad a la enunciacin tcnica de este principio no se
centraban los debates jurdicos en ello, sino simplemente en la limpieza de la documentacin; sin embargo, esa figura metodolgica
empieza a presentarse como la extraccin de juicios parciales, o
especficos a algunos casos, sirvindose de las rudimentarias leyes
tcnicas que se empezaban a tomar de los repertorios de hadices.
An no haba llegado el momento de las deducciones de juicios con
carcter genrico, que es la mayora de la edad tcnica de ytihd.
ste es un primer, y muy trascendental, salto en la evolucin del
Derecho, dado que se pasa de considerar que ste es lo contenido
en el texto cornico y lo conservado de los hadices, a considerar
que se pueden elaborar tcnicamente a partir de l normas-plantillas que sirvan de comodn para semejantes situaciones; aunque no
ha de perderse de vista que estas normas estn tomada en conside- 101 -
especialistas 121
- 103 -
- 104 -
diante la instruccin de sus seguidores, siendo especialmente efectiva la labor de los quinto, sexto y octavo de entre ellos, dado que
convivieron con momentos de menor presin poltica sobre los sha`.
As pues, Mufd se encontr en disposicin de tomar la iniciativa
legal para su escuela. Es proverbial su capacidad para retomar los
argumentos del opositor a sus tesis para consolidar sus posiciones
tericas, motivo, sin duda, de la fama, en el mbito de las Ciencias
Islmicas, que los juristas ya`far conservan de estar capacitados
para mantener controversias jurdicas128 .
De entre las numerosas obras que ilustran lo que exponemos
podemos destacar Tashh l-`tiqd o La enmienda o la aclaracin de las creencias 129 , por ser sta la obra que define muy bien
el estado de la cuestin, as como por presentar el sistema jurdico
tomado por la teologa; situacin que si en aquel siglo quinto tena
algn viso de pretender cambiar, tal como era la intencin de los
califas absidas en el terreno sunnita, acciones como la llevada a
cabo por Mufd abortaron ese cambio, colocando al Fiqh en la situacin que actualmente se encuentra de interdependencia con los
postulados doctrinales. De alguna forma, y a pesar de la debilidad
formal de la posicin que l representaba, nuestro autor con este
libro arrastr la evolucin del Derecho islmico hacia las posiciones
confesionalistas, que por conviccin o por imposicin del consenso
pblico, hoy en da son marco para el sistema legal de buena parte
de los pases con mayora de la poblacin musulmana. Tambin se
nos presenta Mufd como un dominador del debate doctrinal en
Yab hl Al-Hir o Contestacin a la Gente Errada 130 , un
interesante comentario sobre las opiniones de su antecesor en estas
lides el Shej s-Sadq, llamado Muhammad bn A`l, hijo de uno
de los autores ms notables juristas del anterior periodo bn Bbh
l-Qum, por tratarse de una obra que es un desarrollo de `tiqdt
-Las creencias-, de s-Sadq, en la que Mufd ordena el panorama
dogmtico del Derecho de la poca, llevando definitivamente al campo duodecimano la iniciativa creadora, no slo en materia judicial,
sino tambin en materia de doctrina y teora de las leyes, ya que el
esfuerzo se haba hecho en la mdula del orden intelectual islmico
- 109 -
tiva los actuales Irn, Iraq, Siria y Afganistn- gozaron de un periodo de calma que permiti la conservacin de la documentacin escrita que da fe de la actividad legal de aquel tiempo; por otra parte
las universidades teolgicas o Haza comienzan a tener sedes y
emplazamientos estables, gracias a las donaciones piadosas y al
incremento de estudiantes y profesores, con lo que aparecen instituciones que a modo de personas legales se responsabilizan del legado escrito, y se establecen bibliotecas y archivos que documentan el proceso de evolucin legal, y que guardan memoria del devenir de las personalidades relevantes140 del Derecho.
El periodo que discurre entre los siglos sptimo y octavo de la
Hgira est presidido por las figuras de los dos Hill, maestro y alumno,
los cuales pese a la coincidencia de apellido no eran familiares directos. El primero de ellos, el conocido por Muhaqiq o El Investigador, llamado b l-Qsim Niymat d-Dn Ya`far bn Hasan
l-Hill, que como ya dijramos es autor de Shar l-slm, la
obra que orden la materia jurdica para todo el Derecho islmico
definitivamente, tambin es autor de l-Mu`tabar, Mujtasar nNfi y de Nukat n-Nihah, obras todas ellas que se encuentran
entre los clsicos de referencia habitual an en la actualidad para la
prctica legal, lo que sucede mas all del simple uso acadmico.
Todo ello supone una serie de estructuraciones para el Fiqh que
han sido asumidas por los estudios de jurisprudencia islmica hasta
hacer que el Derecho del Islam tenga por sea de identidad esta
ordenacin, que es clsica, autnoma y alejada de la lgica jurdica
occidental. Aunque la realidad es que si se observa con atencin el
orden que Muhaqiq Hill diera al Derecho positivo, se pueden encontrar todos los aspectos que son capitales en el ordenamiento
acadmico de Occidente; encontramos Derecho civil, con sus apartados de familia, bienes y herencias, Derecho mercantil, penal, procesal, Derecho poltico, e incluso militar, y no pocas nociones de
Filosofa del Derecho, pues en un orden sensiblemente diferente al
que se expone en las universidades de tradicin romanista. Evidentemente la realidad de las personas y los pueblos, mas all del color
- 119 -
tras el A`lmah, de forma que b autor de Kashf r-Rimz, alumno del segundo Hill, ser buen ejemplo de la tendencia ya consolidada, puesto que en su obra aplica indistintamente, y con gran agilidad, ambos planos de la argumentacin legal, y puesto que a partir
de la obra del conocido como Fajr l-Muhaqiqn, Muhammad bn
Hasan Hill, en dhh l-Fi ser habitual para los juristas
duodecimanos a partir del siglo octavo y noveno las argumentaciones del ytihd apoyadas exclusivamente en las sentencias y opiniones de los clsicos.
Lo indicado sirve para comprender el cambio que se produjo en
la estructura de la produccin jurdica; no obstante, en los contenidos positivos del Derecho tambin se asiste a un cambio sustancial
y de relieve, puesto que el incremento de libros escritos, sin duda
fruto del fomento de los establecimientos docentes a que hicimos
mencin, supuso un notable desarrollo del genero de las acotaciones tcnicas, que llev a que el ya`far fuese un sistema de Derecho tradicional evolucionado hasta ser un sistema legal tal como
hoy se puede entender: por un lado muy analtico y crtico de s
mismo, y por otro terriblemente polemista respecto a las dems escuelas islmicas. Es fcil entender que la sobreabundancia de juristas permiti una produccin cada vez ms minuciosa, ms an cuando
a partir de las obras tcnicas de A`lmah Hill, especialmente de las
que desarrollan el sistema de leyes tcnicas, era posible para la
escuela el ejercicio de la argumentacin tcnica sobre los presupuestos tericos y documentales para cada norma. Al abanico de
normas creadas, que invitaban a la imaginacin y creatividad en las
aplicaciones, se suma el hecho de que el anlisis incisivo sobre una
norma en ningn caso poda ser objeto de reprobacin, lo que no
siempre suceda con las fuentes documentales tradicionales, ya que
un tono extremadamente agudo o penetrante ante un texto cornico
o un hadiz respetable, paralizaba el debate, por la precaucin hacia
la falta de respeto que pudiera suponer para la Fuente por excelencia, actitud de prevencin inherente a la cultura que en el Islam se
haba desarrollado de proteccin de esas fuentes145 .
- 123 -
A partir de Shahd l-l146 , nombre por el que se ha conocido a Shams d-Dn Muhammad bn Muk l-A`mil, y muy especialmente de su obra l-Qai`d a l-Faid -Las leyes tcnicas y las aplicaciones tiles-, el Derecho ya`far se ver dotado de la tecnologa legal necesaria para generar todo un universo
propio de criterios y planteamientos jurdicos, que harn de la escuela el ncleo histrico de los progresos del Fiqh, entendido ste
como el compendio de todas las tendencias y lneas escolares del
Islam. Pero la verdadera innovacin ser posterior a este momento;
a medida que la escuela ya`far tome conciencia de las posibilidades que se abran en su interpretacin y aplicacin del Derecho
histrico. Con la asuncin del corpus de normas legales tcnicas, el
muytahid se podr enfrentar con solvencia a la prctica totalidad
de las situaciones jurdicas, pues la apertura de criterios tcnicos
implic un nuevo horizonte147 para el Derecho islmico, que super la orfandad tcnica de la Ocultacin del Imam, y perdi el temor
a recrear especulativamente el Fiqh; aspecto que en las escuelas
sunnitas supondra un extremo no accesible, porque en esta poca,
haban cado en el mbito de la literalidad reduccionista de las fuentes reveladas.
El Shahd l-al con el concurso de esas normas tcnicas,
que son el armazn de buena parte del sl tal como nsr lo
formular, permite algo tan transcendente en este medio cauteloso
que son las Ciencias Islmicas, como es el aportar iniciativas, y
ms an el que stas se vean asumidas de buen grado por un cuerpo especialista, el cual controlaba, con extremado cuidado, sus propios movimientos, sabedores, que gestionaban la divina Voluntad y,
que su compromiso con el rigor era transcendente. An hoy, sus
obras son los libros de texto que forman a los juristas islmicos ms
puristas; y aunque los siglos han posado una ptina de decadencia
en el estilo, para su momento fueron de innovacin singular, aun no
siendo de fcil seguimiento en la lectura, dado que es una peculiaridad de aquel Fiqh que los textos se aquilatasen semnticamente, de
forma que en el menor nmero de trminos se aportara la mayor
- 124 -
conservados y desarrollasen un Fiqh purista, muy legitimista, asentado en el rigor tradicionalista de las fuentes del legado islmico;
esto es, se ocuparon de desarrollar los mtodos -ms tarde de extrema utilidad- que permitieron analizar el proceso de gestacin del
cuerpo de hadices, lo que fue dando forma al sistema jurdico posterior. As, analizaron las cadenas de transmisin de los textos, la propia morfologa de stos, para lo cual desarrollaron la filologa del
rabe, recopilaron el vocabulario clsico y lo depuraron de los neologismos que delatarn imposturas documentales; analizaron, pues,
el devenir histrico de los personajes que aparecan en las cadenas
de transmisin de los hadices, para lo cual generaron autnticas
bases de informacin histrica sobre los individuos que fueron actores relevantes en la Historia del Islam. En una palabra, Qom en
aquella poca fue el centro documental del Derecho, no solamente
para la escuela duodecimana, sino para todas las dems escuelas
que se beneficiarn de aquella labor, por cuanto despus tomarn la
documentacin de los juristas clsicos como una referencia ineludible.
Frente a la labor sobre las fuentes documentales de los juristas
qomes, las escuelas de enseanza de Bagdad, capital poltica e ideolgica del califato, eran especialistas en el desarrollo de las ciencias
auxiliares, entendidas stas como aquellas disciplinas que, siendo
forneas al acervo cultural islmico148 , solan ser de aplicacin en
las Ciencias Islmicas puras, que eran en definitiva, la jurisprudencia o la teologa cornica. No pretendemos sostener que en Qom
stas materias se obviasen, sino que por el contrario eran objeto de
un concienzudo anlisis149 ; no obstante, la prioridad en el sedimento
de los criterios que llevaban al juicio legal en Qom se situaban en las
fuentes tradicionales, mientras que para los especialistas bagdades
parece que se ubicaba bsicamente en la Lgica formal, aprendida
de las traducciones de Aristteles, entre otras materias.
Fue, pues, Bagdad otros de los puntos de actividad acadmica
de la escuela ya`far; lugar al que fueron atrados los juristas de la
etapa que hemos denominado escolstica, los cuales se instalaron
- 127 -
en una ciudad que les permita entrar en contacto con las aportaciones cientficas e intelectuales que llegaban a aquel centro cultural y
de poder desde buena parte del orbe conocido en la poca, a causa
de la debilidad que las disensiones dinsticas llevaron al califato de
los Ban-A`bbs y consecuentemente a su incapacidad para el control poltico e ideolgico. Estas circunstancias supusieron para la
escuela un momento de especial libertad de accin intelectual y de
ctedra, dado que la opinin discrepante encontraba lugar para la
expresin en aquella capital llena de intrigas y de oportunidades de
acceso al poder; en cualquier momento era posible que una tendencia jurdica o teolgica sirviese de coartada para la ocupacin del
lugar poltico de un califato que an, al menos formalmente, era la
cabeza de la comunidad de los musulmanes150 . Bagdad, por tratarse de la ciudad abierta a corrientes de pensamiento y rica en bibliotecas y libros traducidos tanto de las lenguas cientficas occidentales -griego clsico y latn-, como de las filosficas orientales -snscrito
y pahlev-, supondra para los estudios jurdicos la oportunidad de
incorporar los elementos tcnicos que la lgica, la filologa, etc. aportaban como acervo innovador, de forma que el Fiqh a partir, de ese
momento, se ir haciendo completo y ms rico en matices tcnicos,
gracias a estas reflexiones metodolgicas, las cuales excedern a
las cuestiones tradicionales del Derecho islmico relativas a la preocupacin del jurista por la autenticidad de la fuente documental.
Con estos nuevos elementos, el jurisconsulto habr de contar con
aspectos relacionados con la correcta comprensin del texto, y descubrir la riqueza de variedad de matices de las palabras en el rabe de los beduinos y de los pobladores de las ciudades, pues las
recopilaciones de vocabularios reflejarn que el texto cornico no
estaba sujeto a una similar comprensin para todos los arabohablantes; haban de ser tenidos en cuenta los matices idiomticos
tribales-, o su sentido positivo -el genrico o el especfico y sectorial, segn las pautas de tipificacin de la lgica aristotlica-, etc.
De este contacto con las ciencias, que ms tarde se darn en
llamar auxiliares, el Fiqh ya`far saldr enriquecido con los ele- 128 -
mentos metodolgicos que permitir el desarrollo del sl ya mencionado, desde las manos del Shej Ts y sus discpulos, hasta la
modernidad. Los aspectos tcnicos de la metodologa jurdica, a partir
de este momento, sern la frontera y el punto de encuentro, pues,
entre las diferentes escuelas jurdicas; si anteriormente la diferencia entre los juristas de una u otra escuela resida solamente en el
posicionamiento doctrinal, a partir de estos momentos habremos de
tener en cuenta, para la comprensin de la evolucin de la ciencia
del Derecho en el Islam, la aplicacin que en cada escuela se hiciera de esos nuevos elementos tcnicos. Por ejemplo, la aplicacin de
la analoga lgica ser definitiva para diferenciar las bases
metodolgicas escolares, que aunque, como ya apuntamos, descansan en condicionamientos doctrinales, formalmente se manifestarn en una diferenciacin argumental eminentemente metodolgica.
El ataque tan devastador como regenerador de los ejrcitos
mogoles centroasiticos bajo el mando de Hlag, nieto de Gengis
Han, en el ao 1258 E.C., y el consiguiente saqueo de la ciudad de
Bagdad, conllev la dispersin de las escuelas y centros de formacin de las Ciencias Islmicas que en la capital del Imperio se
haban ubicado. Los sha` desplazaron sus seminarios teolgicos
hasta Hillah, ciudad que distaba de Bagdad unos cien kilmetros, y
que posea la ventaja de estar cerca de los lugares de veneracin de
n-Nayaf y Kerbala, donde se encuentran las tumbas del primer y
del tercer Imam de la escuela duodecimana.
Hillah fue la sede del centro jurdico que los dos Hill rigieron;
lugar donde por vez primera se prest atencin a la metodologa de
la pedagoga de esas Ciencias Islmicas, tal como en nuestros das
entendemos estas cuestiones, ya que se estableci por parte del
Muhaqiq una programacin que llevaba a una cualificacin del estudiante, un sistema, an rudimentario de exmenes, etc.151 , as como
se codificaron las obligaciones de aqullos que se acogan al beneficio de la proteccin material que se dispensaba a los estudiantes
de jurisprudencia. En efecto, el A`lmah comenz a disponer de los
- 129 -
- 130 -
Los juristas duodecimanos, que durante siglos se haban ocupado de cuestionar la legitimidad de los califas temporales para ejercer el dominio legal sobre el Islam, encontraban en las nuevas circunstancias de la Historia un espacio para aplicar sus formulaciones
jurisprudenciales; slo haca falta desarrollar la teora poltica que
maridase la autoridad de los juristas duodecimanos, como legatarios
dogmticos del poder de los Imames (P), y la ostentacin del poder
poltico, o ejecutivo, por parte de los jefes tribales safa. sta ser
la labor de los telogos y juristas de este periodo, y el resultado,
grosso modo, es la actual formulacin de la ilat o Autoridad
legtima [soberana] del Jurisconsulto o Faqh.
Si bien excede la intencin de esta exposicin, podemos
aventurarnos a afirmar, sin necesidad de recurrir a una investigacin primaria sobre documentos originales, que hay un grave error
de percepcin en la tesis ms extendida entre los orientalistas clsicos, por la cual se establece una formulacin que equipara el movimiento legitimista sha` a identidad nacional irania y al uso de la
lengua persa; todo lo cual da como resultado, segn estos estudiosos, que el movimiento duodecimano sea producto del descontento histrico persa, frente a la arrogancia poltica rabe. El error,
del cual se hace eco el propio Grunebaun, estriba en omitir el hecho
de que los persas, conservando su legua, e incluso haciendo de sta
uno de los idiomas cientficos, filosficos, y religioso del Islam, permanecieron durante siglos en el seno de la ortodoxia sunnita sin ver
mermada su identidad nacional, y en consecuencia el hipottico barniz
sha` no aport esa sea de identidad a la cual se refieren los que
como Grunebaun opinan.
El poder Safa aport al espacio geopoltico persa una diferenciacin doctrinal, y por ende jurdica, al asumir los postulados
duodecimanos157 , de esta forma consolid y enriqueci su propio
acervo, pero el movimiento legitimista sha` en poco o nada se benefici de esta relacin, por cuanto padeci un proceso de
desvirtuacin de su identidad espiritual ponindose al servicio de un
poder temporal, por respetuoso que ste pretendiese ser en princi- 135 -
pio, con los postulados escolares ya`far. Esta es la tesis, entre otros,
del profesor Shara`t158 , quien sostuviera que a partir del momento
en que los primeros safa se declaran duodecimanos se inicia el
proceso de divisin interna entre los intereses del poder temporal y
el legado espiritualista alida de la escuela, asistindose al comienzo
de un proceso, que an no ha parado, de utilizacin de la identidad
sha` por parte del nacionalismo poltico persa.
No ha de negrsele la razn en tan contundente aseveracin si
observamos el devenir de la escuela, especialmente en su dimensin jurdica a partir de este momento que comentamos, ya que el
yafarismo comienza a comportarse como una ideologa estatal
persa, en principio en una parte de su estructura docente y jurdica
y, posteriormente, con la asfixia de las disidencias polticas de los
sectores ms puristas de los telogos y filsofos, llegndose a la
suplantacin de algunos de los principios doctrinales en favor de la
supervivencia nacional persa, tal como tendremos ocasin de analizar en el transcurso de esta exposicin. Lamentablemente est por
hacerse una historiografa definitiva de buena parte de los periodos
polticos islmicos regionales. Se ha abordado un estudio de los tiempos califales, dado que la documentacin cortesana en ellos fue
abundante, pero los reinos locales o regionales fueron ms modestos en la generacin de documentacin historiogrfica, y se desconoce buena parte de su devenir poltico, especialmente los aspectos
internos, a los cuales se atribuye una suerte de uniformidad islmica
que no siempre fue verificable y, posiblemente, no concordante con
la realidad159 . Esta relativa ignorancia del devenir interno de las
monarquas islmicas posteriores a los califatos centralistas, hace
difcil ubicar los procesos de las transformaciones internas y la evolucin jurdica y doctrinal que alter la ortodoxia histrico-poltica
islmica cifrada en la frmula califal, o en su radical contestacin
duodecimana. De forma que las situaciones habidas, como la persa
que nos ocupa por ser la ms relevante de la evolucin jurdica
duodecimana, conllevan una cierta dificultad en lo que se refiere al
basamento documental de los procesos que el historiador intuye.
- 136 -
No es fcil explicitar en qu momento los juristas sha` aceptaron la existencia poltica de un principado confesional afn a sus
posiciones doctrinales160 , pero s est documentado en la historia de
la escuela el momento y las personalidades que hicieron posible el
pacto entre la Haza y la monarqua hereditaria Safa, pese a
que sta, como simple frmula poltica, haba de ser una perversin
doctrinal segn la lgica jurdica clsica de la escuela. Tngase en
cuenta que esta situacin tuvo la bendicin doctrinal de una de las
ms relevantes personalidades del movimiento duodecimano, que a
su vez es la firma ms importante en la produccin legal del periodo
que se extiende desde la muerte de t-Ts hasta las obras del
Shej n-nsr, nos estamos refiriendo al A`lmah Maylis, autor
de la importantsima enciclopedia jurdica Bihr l-nr o Mar
de las Luces, que recogiera todos los hadices y referentes a tradiciones que tienen valor legal segn la lgica doctrinal y jurdica
ya`far. Esta obra no deja de ser significativa del momento poltico
en el cual se gener, dado que hasta ese momento los telogos y
jurisprudentes duodecimanos se haban permitido el trabajar apoyando las opiniones legales en las cadenas de maestros y alumnos,
hacindolas llegar hasta algn hadiz que procediese de uno de entre
los Infalibles; de suerte que el corpus legal generado era una estructura muy orgnica, en la cual era tan relevante el documento
fuente, como la lectura jurdica de las diferentes personalidades,
resultando un orden legal de sentencias siempre innovadoras respecto al orden jurdico y poltico califal, que difera del ms envarado estilo de las producciones de la poca safa, que ver como se
desarrolla una nueva mecnica jurdica, el sl l-Fqh, el cual
permitir la elaboracin de un orden legal ms all de las limitaciones documentales y del espectro del Derecho positivo clsico. Por
otra parte, se asiste a un cambio de actitud frente a las fuentes,
debido a que la transmisin era conservada de autor a autor legal,
avaladas las opiniones por el prestigio de sus conservadores y transmisores; sin embargo, en este momento Safa sienten los sha`,
por vez primera, la necesidad de crear esa enciclopedia de las
documentaciones jurdicas y doctrinales, que de alguna forma hara
- 137 -
poltico-militar haba hecho ingrato el trasvase cultural. Estos contactos aportaron una visin, de alguna forma, menos localista al
universo intelectual persa, y permitieron que el Derecho ya`far se
abriese a un orden internacional diferente al rabe que lo haba conservado. Si bien las bases documentales no cambiaron por coherencia doctrinal de la escuela, s hubo de alterarse la percepcin y la
sensibilidad intelectual de aquellos duodecimanos no-rabes necesitados de elaborar el Derecho de un nuevo tipo de Estado, ms an
cuando para todos los musulmanes, a esas alturas de la Historia del
Islam, se haca evidente que la unidad de la mmah era una entelequia, y que los nacionalismos se impondran al ordenamiento centralista califal, que ya no era enemigo del movimiento duodecimano
por ser ese enemigo una estructura inerte.
Uno de los ms relevantes telogos de la escolstica
duodecimana Lhiy dejara escritos unos versos que ponderan
significativamente la obligatoriedad de ir a la India en busca del arte
y del conocimiento163 ; sin duda alguna una innovacin para el universo cultural duodecimano previo, generado entre rabes en Medina
y las ciudades intelectuales de Iraq. Uno de los aspectos colaterales
de la relacin entre los persas y el movimiento sha` es el grado
condicionante que a partir de estos momentos tomar la lengua farsi
en el desarrollo intelectual de la escuela. Hasta el instante en el cual
los Safa optaron por el yafarismo como ordenamiento jurdico, la
escuela duodecimana haba visto incrementarse su produccin
jurisprudencial y doctrinal en un casi totalmente exclusivo mbito
lingstico rabe; bien es cierto que existan muy notables obras en
lengua persa, el mismo B-A`l o Avicena, entre otros pensadores,
eran autores de textos doctrinal y metodolgicamente importantes
en esta lengua, pero el rea jurdica estaba casi totalmente copada
por los arabohablantes; adems el condicionamiento de los referentes lingsticos cornicos an haba de ser determinante para vedar
la expresin jurdica en otras lenguas.
A partir de este siglo XV occidental el idioma persa se incorpora definitivamente y con pleno derecho al acervo intelectual islmi- 140 -
persa de los textos rabes sistemticamente tendi a comentar/interpretar el texto rabe. Valga como ejemplo ilustrativo de esta cuestin en su dimensin poltico-jurdica la mencionada tendencia persa
a presentar a los Imames (P), y a sus herederos dogmticos, como
caudillos, ya que se utilizan regularmente los ms antiguos trminos de psh, rnem, y especialmente rahbr168 . Esta cuestin
permitir, tal como ahora apuntamosy con el paso del tiempo, la
construccin de una nomenclatura poltica extraa al Islam originario, y totalmente innovadora desde la lgica doctrinal y jurdica
duodecimana, que facilitar cierta confusin histrica entre la identidad sha` y el nacionalismo iranio.
Comenta Savory en la obra referida que durante buena parte
de la edad clsica del pensamiento islmico la lengua farsi era considerada, e incluso por los intelectuales persas, como la lengua
demtica, la lengua pequea y del bazar169 ; por ello su introduccin en esta poca en el terreno del pensamiento legal es un
elemento muy relevante de un estado de cosas nuevo, respecto a
las etapas anteriores. Con los Safa pasa a ser lengua cortesana y
literaria, y de ah, y por presin e influencia del contexto socio-poltico, debido a los actores intelectuales que la usaron, a lengua tcnica, para la escolstica, y especialmente para el Derecho islmico.
As, frente al hecho de que en el resto del mundo islmico, incluido
el califato turco, el rabe era lengua legal y de corte, en la Isfahn
safa el persa era el idioma legal, y en persa no slo se escribiran
los ms destacados comentarios a las obras clsicas del Derecho
islmico, lo que supone el desarrollo de la escuela en persa, sino que
se procedi legalmente, pens y juzg, en persa, introduciendo en la
casustica legal islmica innovaciones conceptuales forneas a las
fuentes documentales del Islam primero y clsico. En definitiva,
con la institucionalizacin del persa, y la previa asuncin doctrinal
de la proteccin y superioridad de los monarcas safa, o lo que es
lo mismo con la tutela del mundo persa sobre el movimiento
duodecimano, se inaugura un nuevo momento del movimiento
legitimista islmico, en el cual ste pasar de la clandestina oposi- 143 -
que no era otra que la de un reino que por vez primera se presentaba al orbe islmico como abierta alternativa doctrinal al cada vez
ms mermado califato universal de corte tradicional.
El simple hecho legal de apoyarse abiertamente en los recursos
tcnicos del sl, presentaba al orden legal islmico, dicho en trminos generales, como un ente institucional dotado de un tipo de
jurista capaz de aplicar polticamente criterios tcnicos, cuando tradicionalmente los juristas califales haban recurrido a un desvirtuador
maquillado de las fuentes tradicionales que eran favorables a las
tesis duodecimanas. Karak, al escribir sus obras legales demostrando ser capaz de ante una cuestin legal de desplegar los argumentos contrarios a su tesis y rebatirlos, estaba enviando al mundo
jurdico islmico el mensaje de que, al amparo safa, los juristas
ya`far estaban en condiciones de continuar abiertamente la labor
de ytihd, que en los medios legales sunnitas haba sido dada por
concluida. Conclusin que permita a los califas suplir las faltas del
Fiqh en los asuntos nuevos con su personal opinin, siempre arbitraria y muy comnmente inadecuada. Karak, que sera bsicamente autor de obras jurdicas muy politizadas, inaugura la fase en
la cual los duodecimanos toman ya abiertamente la iniciativa en el
mundo islmico tendente a imponer sus tesis doctrinales en el mbito poltico.
Sus obras, significativamente, se ocupan de un tipo de Derecho
muy real y vinculado a las necesidades del gobierno de aquella poca, por cuanto a pesar de que era frecuente que los juristas tomasen
cuestiones de I`bdat o Adoracin como pretexto para el ejercicio
tcnico, dado que estas cuestiones no eran comprometidas, el Shej
Karak se centra manifiestamente en las cuestiones penales y civiles del Derecho islmico, evidenciando que los sha` eran en ese
momento un grupo con inquietudes y preocupaciones de gobernante. Por otra parte, tambin significativamente, se ocupar en sus
obras legales de una cuestin siempre controvertida en la visin
legal que sunnitas califales y duodecimanos tenan en relacin con
la representatividad de la autoridad; nos referimos a la controverti- 148 -
sin entre los seguidores de los Imames (P), o como forma de testimonio de la unidad del estado declarado confesionalmente como
duodecimano; en definitiva, se reconoce a los prncipes la prerrogativa de hacer la convocatoria pero la presidencia quedar entre los
duodecimanos en manos de los juristas, de manera que histricamente habr de ser alguien instruido en la Shara` quien encabece
el rezo. Este hecho tendr despus una relevancia extrema en la
evolucin histrica del Movimiento islmico en su vertiente
duodecimana, pues permitir, como esperamos poder exponer ms
adelante, que se formule con mayor concrecin la tesis de la autoridad del Faqh o jurisconsulto, en toda su dimensin poltica.
Respecto a las formulaciones penales de Karak, tendremos
que apuntar que presentan un sentido muy pragmtico del opinar en
materia de legislacin islmica, puesto que si bien los asuntos penales conservan en sus escritos el orden hilliano tradicional, nuestro
autor se ocupa de la casustica y de al aplicacin tal como un gobernante que ha de aplicar la legislacin tradicional la observara, y da
las pautas legalmente correctas -segn la tradicin y las tcnicas
desarrolladas en torno a la jurisprudencia- para llevar a efecto la
orden imperativa de aplicar la ley en su dimensin penal en el momento que se ejerza la autoridad sobre la Comunidad, como expresin misma de esa autoridad, y siempre por imperativo doctrinal. En
definitiva, se puede decir que sus obras estn cargadas de un importante grado de poltica puesto que atienden muy mediatamente
a las necesidades del orden legal safa.
A partir del momento en que Karak, an con plena autonoma,
inicia el proceso de revisin de las bases del Derecho islmico,
adecuando ste a las necesidades temporales del nuevo Estado
confesional, el muytahd quedar marcado por esta forma de elaborar las sentencias, que se hacen, si cabe, ms complejas y matizadas, por cuanto en ellas no slo recoge el jurisconsulto la tradicin
jurdica previa sino que aplica las herramientas tcnicas que hasta
Karak haban ido desarrollndose, no sin cierto pudor o reservas,
por cuanto se tena la sensibilidad de tomar cautamente aquello que
- 150 -
Samad `mil, muerto en el 984 h. q., autor de l-U`qud lTuhmsib, a A`bd l-A`l bn A`l Karak autor de un importante
comentario l-rshd del Shej Mufd, muerto en torno al 993 H.
q., el Shej Bahl-Dn Muhammad bn Husen `mil, muerto en
1030 h. q., y autor de varias obras clebres entre las que destacaremos un compendio jurdico dedicado al primer Shh A`bas, o, finalmente, el propio Mr Dmd174 , autor de una notable obra de
carcter jurdico el Shrai` n-Niyd o Itinerario de la Salvacin.
Tambin en esta poca, son peculiares las ediciones comentadas del clsico r-Radat l-Bahat que se incorpora definitivamente al curriculum acadmico de los estudiosos de la jurisprudencia islmica, de manera que, mediante estos comentarios y los muchos que en cada poca se irn sucediendo, se reactualiz la visin
que del corpus legal clsico se tena desde las escuelas teolgicas o
Haza. Se pueden mencionar como autores de comentarios clebres a Yaml l-Dn Jaansa y Husen bn Raf` d-Dn
Muhammad Mara`sh, este segundo conocido en la bibliografa especializada como Sultn l-U`lma; ambos autores acotaron rRadat mediante el tpico sistema escolar de notas paralelas al
margen del texto denominado Hshieh, una modalidad de exposicin que se generalizara en esta poca, y que es un mtodo expositivo
consistente en escribir un texto intercalando las referencias al original, el cual se convierte en soporte e incluso en pretexto -literalmente- del nuevo, e incluso llegar a omitirse el original o a sustituirlo
por parntesis, de manera que el comentario dejar de ser tal para
ser un documento, prcticamente, de nuevo cuo terico, o al menos muy autnomo respecto al texto base. Finalmente, citaremos
entre los continuadores de la lnea legal de Karak a Fadil Hind,
sobrenombre de Muhammad bn Hasan sfahn, muerto en 1138
H. q., quien fuera uno de los autor ms influyentes del periodo con
sus obras Kashf l-Lazm y l-Munhiy s-Sah.
La segunda fase que podemos establecer en torno a la actividad del pensamiento y la actividad legal islmica en el tiempo de
- 152 -
peculiar crueldad asitica -digamos esto pese al riesgo de ser acusados de prepotencia y eurocentrismo- nunca cont con la anuencia
de los juristas que no eran partcipes de ella. Los reyes se sucedan
con la tpica dinmica establecida por las tramas familiares que ya
se viera en el caso califal, y pronto qued el jurista fuera de ese
espacio poltico. Esta experiencia, de suma importancia doctrinal y
transcendencia poltica, ser ms tarde un elemento relevante para
comprender el posicionamiento de los telogos en el movimiento
revolucionario de los dos ltimos siglos, puesto que los juristas
islmicos, como colectivo, e incluso como casta en el contexto socio-poltico heredado del safavismo, aprenderan que elucubraciones
tcnicas sobre teologa y doctrina no eran lo que el poder demandaba de ellos, que los esfuerzos de Muqaddas rdebl para adecuar
el Fiqh a los nuevos tiempos era slo importante entre los telogos,
pues los prncipes se limitaban a hacer lo que les era, dicho en trminos actuales, polticamente conveniente.
Nos atrevemos a opinar que el importante esfuerzo de regeneracin tcnica que se vivi en la Haza en aquel momento, se vio
defraudado por el descarado oportunismo poltico de los reyes safa,
que pronto soltaron los compromisos doctrinales como si de lastre
poltico se tratara. Esto tal vez explique la evolucin posterior del
pensamiento jurdico, tendente por un momento a recrear una vez
ms los factos escolares clsicos, de manera que el desarrollo de
las tcnicas de elaboracin de las normas jurdicas sufri una parada que durara hasta la regeneradora obra del Shej nsr.Entre
los seguidores de la lnea, aunque sta era esencialmente personal,
de rdebl se ha de mencionar al autor de un notable libro jurdico,
referencia de muchas sentencias posteriores analizadas por nsr;
nos referimos a Muhammad bn A`l Msa A`mil, muerto en el
ao 1009 H. q., que dejara el Mudrk l-hkm, as como Hasan
bn Zan l-Dn A`mil, muerto hacia el 1011 H. q., autor del muy
clebre texto escolar Mu`lim l-Dn y finalmente el Muhaqiq
Sabzar, Muhammad Baqir bn Muhammad Mumn Sabzar,
que dejara en Kifat l-hkm, todo un compendio de los plantea- 157 -
muytahd, puesto que entenda que lo que se haca con ayuda del
sl no era deduccin del juicio, sino otra cosa para l ajena a la
Shara`187 . Esta opinin implica una singular virulencia en la crtica,
que no haba sido el tono usual entre los duodecimanos, tngase en
cuenta que el personalsimo planteamiento de rdibl en ningn caso
le haba llevado a cuestionar lo anterior a l, por crtica que su posicin pudiese ser respecto a los mtodos anteriores, por lo que la
ruptura del buen tono existente entre los juristas sha` mostraba que
stos eran conscientes que la escuela haba entrado en una nueva
fase de su evolucin, de consecuencias, entonces imprevisibles para
algunos de los tericos del Derecho, que vean como el ordenamiento tradicional se estaba alterando, que atribuan los cambios, no
tanto a un deseo de los partidarios del sl de adaptar el sistema
legal a la evolucin de la Historia que les tocaba administrar, sino
como algo debido a un esfuerzo por complacer a los prncipes safa,
que cada vez eran menos reconocibles como duodecimanos devotos.
Otro de los frentes tcnicos al que los jbarn orientaron sus
crticas fue el debate en torno a la consideracin del intelecto humano o a`ql como uno de los cuatro basamentos de las normas
legales. La inclusin de ste junto al Libro, las Tradiciones y el Consenso, se haca posible en tanto en cuanto al Intelecto se le observaba, y administraba, desde una perspectiva filosfica, ya que eran los
principios aristotlicos de la lgica formal, heredada de la
reelaboracin de Avicena, el medio por el cual los juristas permitan
que el intelecto humano formase parte de esos elementos esenciales de la Ley. Los jbarn, cuestionando la relevancia del Intelecto, hubieron de topar con los filsofos y escolsticos que se apoyaban en los principios lgicos para trabajar, de forma que la propia
acritud que la controversia entre partidarios del sl y del Hadiz
tom, supuso una importante serie de dificultades para el quehacer
filosfico mediato. Fue en esta poca en la que el ms importante
filsofo de la Historia general del pensamiento islmico, Mull Sadr,
hubo de abandonar las ciudades jurdicas persas, Isfahn y Qom, y
- 161 -
entre los maestros de estas instituciones, a lo largo de toda su Historia, ha puesto, de una forma u otra, a las Haza a recaudo de los
devenires temporales, de forma que los tericos del Derecho, en su
dimensin acadmica, si bien no siempre fueron combativos contra
los desmanes de los prncipes, s se ocuparon, esencialmente, de
disear un orden jurdico capaz de, siglo y medio despus, estar
dispuesto a tomar el control del Estado, y regir ste con criterios
dogmticos.
En las escuelas teolgicas persas se asisti a un incremento de
las obras sobre la teora tcnica del Derecho, y como mimesis de
las tendencias iraques se produjeron obras -algunas escritas por
persas en Iraq, pero con la lgica histrica de su pas de procedencia- que tendan un puente sobre ambas sensibilidades jurdicas. As
es muy importante destacar como obras determinantes no slo de
esta situacin, sino que se pueden mencionar como paradigmas de
la produccin jurdica de todo este periodo, dos obras monumentales, debidas a juristas especialistas tanto en Derecho como en las
ciencias relativas a las Tradiciones; nos estamos refiriendo a asil
sh-Shat, escrita por l-Hurr l-A`mil, quien desarrollara su obra
junto al Santuario del Octavo Imam, en Mashad, y la obra del ya
mencionado Maylis189 . La primera de estas dos obras mencionadas, asil sh-Shat, es un desarrollo exhaustivo de Shar`u
al-`Islam de Hill, que se ocupa de toda la materia jurdica explicando las bases documentales de cada una de las opiniones del clsico,
de forma que se ha convertido en el nexo entre los autores antiguos
y el Derecho de la nueva etapa, en la cual los juristas han de sostener sus criterios frente a un planteamiento crtico y muy analtico.
Por su parte, mediante el Bihr l-nr los telogos
duodecimanos se dotaron, y dotan al orden nacional persa del corpus documental necesario para, por la propia diferenciacin respecto a los repertorios de hadices existentes entre los especialistas del
sunnismo, ordenar el pensamiento duodecimano de manera totalmente autnoma respecto al resto del mundo islmico, puesto que
en esta obra Maylis reuni todos los hadices duodecimanos, sin
- 164 -
- 166 -
toda una rica fase acadmica del Derecho islmico. Inicia pues
este tiempo la obra del Shej Muhammad Baqr l-ahd l-Bihbn,
que vivi entre 1116 y 1205 H.q. y que marcara la tendencia investigadora que ha conservado el Fiqh ya`far hasta la actualidad, ya
que revis buena parte de los postulados de la metodologa del Riyl
a fin de rehacer los juicios que necesitaban de una reelaboracin o
de una mayor precisin, habida cuenta que su tiempo era sensiblemente diferente a la poca en que se generaron. Su obra asume
crticamente el legado normativista previo, pero sus investigaciones
de la snad o sistematizacin de las cadenas de transmisiones de
documentos legales, dio una perspectiva ms moderna a las elaboraciones legales de su poca. Su sobrino y discpulo, Sad A`l tTabtab, 1161 - 1231 H. q., autor de Rad l-Masa`l f ban
hkm sh-Shara` bd Dall continuara la lnea de investigacin en las fuentes de reestructuracin de los juicios ms obsoletos
en consonancia con la relectura que el sl permita al jurista. Con
ellos el Fiqh entra en una fase, que esencialmente es la actual, en la
que los juristas, especialmente aqullos que desde una palestra acadmica, estructuran de forma meramente pericial las teoras y tcnicas en las que se ir desenvolviendo buena parte del sistema jurdico; puesto que centran su actividad en la elaboracin de un orden
legal, que remontando los mrgenes de las pocas clsicas en las
cuales el Fiqh era un elemento esencialmente devocional en la religin y doctrina, orientan ste hacia la posicin de un mero instrumento para la accin poltica, dado que es en este momento cuando
de forma ms evidente los u`lmah se mostrarn dispuestos a opinar sobre las cuestiones pblicas cotidianas y mediatas con mayor
autoridad poltica.
Hay que matizar esto ltimo por cuanto lo pblico, como se ha
repetido reiteradas veces, en el Islam tuvo siempre una dimensin
religiosa/poltica muy superior al de un espacio similar en la cultura
europea, aspectos ste de la realidad sociolgica islmica que no es
eludible por el anlisis histrico, ya que el desfase producido en
Europa a partir de fines de la Edad Media entre sociedad civil y el
mbito de la conciencia, en las sociedades islmicas no se ha produ- 171 -
laridad que an hoy es contrapunto a muchas de las tesis acadmicamente consolidadas en el sl, pues en la obra mencionada ordenaba la teora jurdica aplicando criterios tcnicos absolutamente
personales, a causa del extremo celo que este jurista demostr en
su ytihd. Por ejemplo, sostiene una serie de posiciones en relacin con las fuentes clsicas del Derecho que asumidas supondran
una alteracin casi imprevisible del sistema jurdico y doctrinal tradicional, como es la tesis de que el texto formal del Qurn, tcnicamente, fue revelado slo para los oyentes o coetneos del Profeta
(PBd), y que por tanto su utilidad como fuente jurdica es posible
solamente gracias a un proceso de asimilacin histrica opcional, no
siendo directamente vinculante para las generaciones posteriores a
la de los oyentes de esa Revelacin196 .
Finalmente ha de mencionarse a otro de los juristas de ese
momento previo a la importante transformacin que supondr la
labor de nsr -del cual nos ocuparemos seguidamente-, como fuera
el Shej Ya`far Kshf l-Gt`, que vivi de 1157 a 1228 H. q., y
que dejara una serie de obras escolares an tiles para la difusin
de las bases y principios doctrinales islmicos, puesto que fue un
escritor muy sistemtico y procur asimilar las tendencias legales
de su poca haciendo una labor de sntesis que desde entonces se
ha ensayado, no siempre con xito, de forma regular y casi sistemtica por parte de los profesores destacados de cada tiempo en las
Haza teolgicas. Tal fue la utilidad de sus textos, y el grado de
sistematizacin que en ellos introdujo, que el propio nsr opinaba
que la evidencia acadmica de la cualificacin para el ytihd l la
situaba en el dominio de las reglas prcticas que Kshf l-Gt`
dejara en su ms notable obra: l-Kashf, iniciando una tendencia
escolar a ubicar la capacidad de ytihd en el dominio de textos
acadmicos, moda que han conservado las escuelas teolgicas durante estos casi dos siglos, aunque posteriormente se ha desplazado
el objeto de examen de las obras de Kshf l-Gt` al libro lMaksib del propio nsr; si bien ha de comentarse que en los
ltimos aos, el post-jomeinismo alojado en algunas de las escuelas
teolgicas de Qom, ha pretendido desplazar la cualificacin de los
- 173 -
modernos muytahd, pasando del tradicional mbito acadmico representado en la lectura de algunos de los ms seeros textos jurdicos -los cuales implican el conocimiento y la cualificacin previa
de otras materias y obras-, a una reglamentacin estatalista
desvirtuadora del rango acadmico del estatuto jurisdiscional del
ytihd como institucin autnoma e independiente del devenir histrico y poltico puntual. Ello no logra encubrir la pretensin de ejercer un control estatalista mediato sobre la evolucin del Derecho
islmico, que con su autonoma e independencia cuestiona, e incluso
amenaza, la representatividad de los polticos persas laicistas, salidos algunos de ellos de la propia institucin de la Haza, que han subrepticiamente- sostenido esto ltimo por coherencia doctrinal y
legal-, ocupado el espacio poltico-institucional creado por el propio
mm Jomen en su formulacin dogmtica de una Repblica
islmica, esto es, de un Estado confesional duodecimano.
En estos tiempos ser frecuente encontrar entre los juristas
reputados, no tanto a autores de obras tcnicas como a profesores
que desde sus clases en las escuelas de teologa, especialmente en
Nayaf e Isfahn, marcarn algunas de las pautas tericas de la
evolucin del pensamiento doctrinal, con las consiguientes consecuencias en el rea legal, de la escuela ya`far. Podemos mencionar como representativos de la poca al Shej Sharf l-U`lmah,
fallecido hacia 1245 H. q., quien no parece que escribiera ninguna
obra que se haya conservado, no obstante su reputacin jurdica
estriba en que se sabe que en torno a l se formaron unos mil especialistas en jurisprudencia o muytahd que durante una generacin
fueron el basamento del nuevo momento del Fiqh a que se estaba
asistiendo. Igualmente ha de destacarse al Sid Muhammad lMuyahd, autor del Manahl f l-Fiqh, desaparecido en 1242 H.
q.; a Mull Mahd n-Naraq l-Kashn, fallecido en torno a 1309
H. q.; a Mull hmad n-Naraq, que vivi entre 1185 y 1245
H.q., quien fuera el primer formulador de las tesis poltico legales
que hoy en da conforman la concepcin duodecimana del Estado
Islmico; ya que fue hmad n-Naraq quien por vez primera diera
- 174 -
mente la reforma que abord de los contenidos, y consecuentemente de los textos acadmicos, del curriculum de las escuelas de teologa; el Shej elabor una serie de obras que en la actualidad son
los referentes ms importantes de la formacin de los juristas de la
escuela, concretamente el Kitb l-Maksib, del cual nos ocuparemos ms adelante, ya que es la obra que marca la frontera
curricular de los especialistas en Leyes islmicas, desde que nsr
estableciera con esta obra una innovadora forma de exponer las
cuestiones legales de mayor complejidad.
Hasta la poca de nsr las escuelas de teologa eran una
reunin circunstancial de maestros que instruan a los estudiantes,
en muchas ocasiones en sus propias casas, siguiendo muy diversos
mtodos y criterios; en aquel tiempo se careca, an bsicamente,
de un criterio pedaggico uniforme en lo concerniente al itinerario
acadmico que el estudiante de teologa islmica haba de recorrer;
bien es cierto que haba coincidencia en el hecho de que algunas
pocas obras eran de incuestionable lectura, pero hasta esta poca
no se dieron los repertorios legales que permitieron un programa
ms o menos comn. Fue nsr quien se plante la necesidad de
dotar a estas escuelas o Haza de un esbozo genrico a modo de
plan de estudios; siendo l mismo quien abord la confeccin de los
textos que permitiran la uniformidad pretendida en la educacin de
los juristas duodecimanos. Se puede decir que fue, sobre todo, un
reformador de las instituciones acadmicas sha`, si no su creador,
al menos tal como stas en la actualidad se conocen y entienden.
Tambin concurre en nsr una singularidad, hasta donde hemos
podido analizar: l es el primer jurista, muytahid con el rango de
Maryai`-e Taqld, que elabora un texto de sntesis para ser seguido
por las personas comunes que le tomaron como referente legal.
Este tipo de obras, que lejanamente podramos denominar catecismos, aunque tienen una estructura y un contenido eminentemente
legal, en la actualidad es algo de un uso muy generalizado, de forma
que son estos trabajos lo que eleva doctrinal y acadmicamente a
los juristas capacitados para el ytihd que tienen voluntad de ha- 176 -
do clsicos. Hoy los nuevos estudiosos del Derecho ya`far tienden a olvidar que algunas de las cuestiones legales y doctrinales que
se consideran pilares del orden legal, son relativamente nuevas; en
concreto, la importante cuestin del Taqld o referencia legal en el
ytihd, no fue un elemento relevante hasta el momento en que los
autores mencionados lo incluyeron en sus obras y fue asumido por
los estudiosos como parte del acervo legal vigente; as la generalizacin de las obras denominadas Rislat, y con ellas la popularidad
de la institucin del Maryai`t estuvo condicionada por la difusin
generalizada y popularmente asequible de la imprenta en los territorios de mayora duodecimana; si tomamos en cuenta la aparicin de
los primeros peridicos impresos en Tehern e Isfahn, esto no sucedi, como fenmeno amplio, hasta bien mediado el siglo XIX; de
manera que se hace difcil hablar de Taqld, entendido como fenmeno popular y generalizado, hasta una fecha relativamente reciente.
Pero sin duda la obra ms relevante, en el plano de la innovacin jurdica, que nsr dej es el Kitb l-Maksib, obra clave
para la cualificacin de los muytahid que se forman en las escuelas
teolgicas sha`. Esta obra es sin duda alguna singular por cuanto lo
que plantea es una reflexin, no tanto de las normas legales, sino de
la metodologa de stas. Hasta su aparicin las obras jurdicas y de
doctrina poltica ya`far conservaban la estructura hilliana tantas
veces referida en esta exposicin; sin embargo, nsr ordena la
materia en tres planos prcticos: todo lo que es susceptible de prohibicin legal, los tipos de contratos que se pueden establecer en el
marco jurdico duodecimano y todo aquello que siendo motivo de
compraventa requiere de una tipologa legal. Todas y cada una de
estas tres secciones son igualmente interesantes; no obstante, los
comentarios y la labor crtica se ha centrado en la primera, la que se
ocupa de las prohibiciones, dado que las evoluciones argumentales
del autor, las referencias a las fuentes documentales de valor doctrinal y las llamadas a otras jurisprudencias hacen de l-Maksib
un texto lleno de propuestas analticas, que muestran al estudioso el
entramado tcnico del ordenamiento legal duodecimano. Como to- 178 -
das estas obras, y ms concretamente las procedentes de este periodo del Fiqh -caracterizado por la extremada complejidad
metodolgica de que la escuela se haba dotado a lo largo de su
devenir- l-Maksib es un libro de difcil lectura, pese a que el
rabe en que est escrito no sufre del envaramiento que los persas
suelen conferir a sus textos, ms bien su dificultad estriba en el
hecho de que en la prctica todos los trminos metodolgicos que
utiliza el autor han de ser previamente conocidos, y comprendida su
dimensin tcnica, de manera que una simple expresin suele ser
una clave metodolgica que conocida por el lector instruido, ahorra
extensas lneas de los comentarios contenidos en las obras de lectura previa necesarias para abordar esta obra; es por ello que este
texto marca tradicionalmente, la frontera de la capacitacin de los
estudiosos de las Ciencias Islmicas para el ytihd, en lo cual
tenemos una de las peculiaridades del nsr educador de los modernos juristas.
El inters que para nuestra exposicin puede entraar esta obra
radica en su carcter de texto novedoso, que forma juristas desde
un prisma entonces indito, y que es en definitiva con el Shej, cuando
el Fiqh ya`far adquiere la forma que hoy presenta, con la capacidad que los juristas tienen de generar un sistema legal que, an
vinculado a la tradicin legal, y especialmente a la documental, les
permite iniciarse en el opinar sobre aspectos de la realidad histrica y poltica que son de aparente nueva estructura. El denominado
Movimiento islmico dotado de este sistema legal puede, y a lo
largo de este ultimo siglo lo har, elaborar una teora del Estado, con
cierta solidez doctrinal, sobre la base de todos los nuevos elementos
que la ciencia poltica mundial aporta, sin entrar en contradiccin
con el pasado islmico, ni en su dimensin histrica, ni en su puridad
dogmtica. La propia intervencin en poltica de los juristas educados a partir de los presupuestos de nsr es una evidencia de nuestra
opinin. Uno de sus ms destacados alumnos Mrz Muhammad
Hasan Shrz199 fue quien emitiera la clebre Fat sobre el Tabaco, por la cual prohibi legalmente el consumo de este producto
a todos los musulmanes sha`, debido a que haba sido concedida
- 179 -
H.q., refundador de la actual Universidad Teolgica de Qom, y miembro de una saga de juristas e intelectuales200 que han influido notablemente en la evolucin del centro jurdico que en la actualidad es
la universidad teolgica de Qom, con la relevancia que esto tuvo en
la gestacin y desarrollo de la Revolucin iran de 1979. Finalmente,
y an entre los alumnos destacados del Shej nsr, hay que mencionar a jnd l-Jurrsn, cuya obra merecer mencin expresa
en esta exposicin,.
La obra de jnd l-Jurrsn: Kifiat l-sl inicia la tercera y ltima fase de este periodo del Derecho islmico, por cuanto
dotar a los juristas de la herramienta metodolgica ms completa y
hasta la fecha definitiva, que permite la gestin del universo legal
islmico, desde la lgica que durante los ltimos tiempos se fuera
gestando; esto es, l ser quien saque el sistema islmico del rea
de reiteracin de las evidencias documentales y le permita, a partir
de stas, construir postulados capaces de proyectar las potencialidades legales recogidas en las indicaciones del texto revelado y las
tradiciones histricas.
El jurisprudente islmico tendr, de manera definitiva a partir
de esta obra, los aparejos tcnicos para elaborar un corpus de doctrina legal, as como para orientar la concrecin de las normas, completamente capaz de gestionar una sociedad islmica encaminada a
los cambios de la modernidad del ltimo siglo. No pretendemos decir que no fuese posible la gestin directa por parte de los muytahid
de la sociedad confesional, aunque esta capacidad estaba limitada
por la propia evolucin del universo legal ya`far a los parmetros
de una sociedad musulmana de corte tradicional, entendido esto ltimo en sentido histrico, es decir, una sociedad con hbitos y usos
delimitados por la costumbre, fuera esta ms o menos ancestral.
Tras la labor del jnd l-Jurrsn y del Shej nsr, aun con
todas las vinculaciones que ellos dos tuvieron respecto a la actividad jurdica previa, se asiste a un cambio cualitativo de enorme
importancia en el marco legal ya`far, ya que la aplicacin de la
Shara` queda dotada de un sistema tcnico complementario a las
- 181 -
- 184 -
texto revelado.
Como se ha explicado fue Mull Narq en A`id l-m203
quien fija las lneas argumentales que han permitido a los tericos
posteriores desarrollar esta tesis, hoy oficial, en la mayora de los
centros de enseanza de la escuela duodecimana; planteamiento
terico que ha sido, por otra parte, el sustento ideolgico de la revolucin de 1979 en Irn con las consecuencias que sta hubo de
tener en el mundo islmico. En realidad, el referido texto de Narq
es un breve documento de apenas cincuenta y cuatro pginas, pero
en ellas nuestro autor condensa toda una batera de argumentos
documentales y tcnicos, que le permiten establecer su tesis como
uno de los principios o las leyes tcnicas, que l llama referencia o
a`id -algo similar a lo que en el universo jurdico occidental se
entiende como principio del Derecho-, de forma que el libro est
dedicado a asentar de forma jurisprudencial las bases de algunas
transcendentes opiniones legales posteriores de tipo genrico204 .
Este tipo de opiniones legales, bsicamente estructuradas a partir
del desarrollo de las disciplinas sl, son muy metafsicamente significativas, en especial a partir de fines de la poca safa, y son
posibles a causa del ya referido desarrollo de las ciencias jurdicas
en torno al moderno sl, entendido ya como metodologa legal que
supera las limitaciones del Fiqh clsico, constreido
documentalmente a las referencias literalistas cornicas y de la Tradicin.
El Derecho islmico de que Narq se sirve, dotado del margen
de maniobrabilidad tcnica que le confiere el sl, se presentar
capaz de crear estas tesis, que si bien no son ajenas ni a las bases
doctrinales, ni a la tradicin legal clsica, s son entidades tericas
de nueva elaboracin. Dicho esto, ha de recordarse que en la lgica
escolar duodecimana no se trata de que el jurista invente normas,
cuanto que por medio del ytihd deduzca o elabore opiniones
legales novedosas, deudoras del acervo doctrinal de la escuela, que
den forma y contenido nuevo a la cambiante realidad histrica; en
definitiva sta fue la labor de Narq con esta breve pero determi- 186 -
nante obra.
Expuestos de forma sinttica, los planteamientos de Narq son
el reflejo del punto en que queda, como hemos venido explicando, el
Fiqh tras el Shej nsr y todo lo que l supuso de renovador para
el pensamiento legal duodecimano. Inicia Narq su exposicin de
criterios titulando la obra como Aclaracin en torno a la Autoridad del Emisor del juicio y sobre aquello que en l hay de
soberana -F ban ilat l-hkim a m lahu fhi l-ilat. Como tantas otras veces en el mundo duodecimano el ttulo, en s
y por s mismo, es todo un argumento y un documento precioso, que
nos muestra toda una concepcin del pensamiento islmico; Narq
escribe ban, que hemos traducido por aclaracin, ya que este
trmino en el mbito cornico implica una argumentacin categrica, y por s misma dotada de suficiencia, y que remite a algo procedente el rea naql205 del pensamiento teolgico islmico, lo que no
necesita de apoyatura para su defensa argumental, de manera que
su aplicacin al ttulo de la obra destaca el planteamiento del autor,
asentado en la coherencia que al texto revelado se concede en el
mundo islmico, pues como podremos observar a continuacin nos
aporta en el texto de la obra, una batera extensa de referencias
cornicas206 que avalan su tesis-; por supuesto, todas estas referencias aparecen observadas desde la lgica explicativa de la escuela duodecimana-. Inmediatamente despus, el autor menciona
al emisor del juicio, o l-hkim, expresados ambos de forma genrica, con el valor totalizador que esto tiene en la gramtica rabe,
de forma que pretende llevar el asunto de la autoridad que va a
defender, al ms elevado mbito de la doctrina islmica, ya que
refiere la accin legal con el sentido ms totalizador de todos los
que el Qurn menciona: el que se refiere a la raz verbal h-k-m, que
viene a significar juicio u opinin entendida como saber
transcendente, lo cual supera doctrinalmente la mera opinin legal o fata, que no deja de tener un sentido tcnico y por tanto
especulativo e inferior; finalmente, y para completar esta glosa del
ttulo de Narq, hemos de destacar el uso que hace del trmino
ila, el cual aparece como adjetivo sin artculo y como sustantivo
- 187 -
resa a nuestra exposicin son los vnculos que guardan con la tradicin poltica del Islam previo, concretamente del clsico, y la proyeccin que nos permiten para comprender el diseo, que a partir
de esta tesis, se genera de un modelo nuevo en la Historia poltica
del Islam del Estado confesional.
Cuando Narq inicia su batera de fuentes, lo hace por medio
de un hadiz, y curiosamente no se estrena con una llamada al Qurn;
sin embargo, en esta finta hay un truco, pues para defender el valor
del hadiz habr de ir al texto de la Revelacin, de manera que el
hadiz y su tesis quedarn ms afirmados, si cabe, en su valor que si
se limitase a un simple itinerario de induccin argumental convencional; nuestro autor apela a un reconocido hadiz que viene a decir,
muy sintticamente, que los sabios son los herederos de los Enviados [mensajeros divinos = profetas]208 ; el partido argumental
que saca a los escasos tres trminos que el texto rabe presenta es
un pequeo monumento a la creatividad discursiva que engalana
este tipo de obras de la jurisprudencia islmica; por otra parte, la
contundencia en el planteamiento es evidente a todas luces, especialmente si se tiene en cuenta el contexto intelectual para el cual
nuestro autor opina. Inmediatamente despus, el itinerario del argumento desgrana todos los espacios de friccin entre la escuela
duodecimana y el resto de la comunidad de musulmanes, ya que se
ocupa de revisar la nocin poltica histrica de califato, retomando
la defensa de su sentido cornico primigenio, de manera que encuentra la oportunidad de hacer tabla rasa con el pasado al descalificar tcitamente los poderes temporales que sin la legitimidad del
Conocimiento de los sabios, del primer hadiz, han detentado el ejercicio de la autoridad sobre los creyentes. No nos resistimos a destacar otro de los hadices de entre los que aplica Narq en su defensa
de la cuestin en torno a la indiscutible supremaca de aqullos que
dominan el conocimiento de la Shara`; el documento en cuestin
es un esplndido compendio de los valores doctrinales que la escuela concede a los sabios, y el hecho de que se trate de un hadiz
quds209 -esto es, uno de los hadices que el Profeta (PBd) mismo
- 189 -
transmitiera como recibido de la deidad directamente- asienta definitivamente la tesis que se defiende con una contundencia incuestionable, en la lgica argumental islmica; con l Narq apoya categricamente la legitimidad irrebatible de los jurisconsultos para
ser los nicos gestores del estado confesional, cuestin que ha sido
el eje discursivo del posterior desarrollo y evolucin del principio de
autoridad metafsica que ha situado, a lo largo de este ltimo siglo, a
los u`lmah en el centro de toda aquella actividad poltica que las
sociedades y los movimientos polticos islmicos han abordado.
Desde este mismo momento de la exposicin, Narq fija en la
explicacin de la tesis del principio de la Autoridad del Sabio
Jurisprudente, la ruta de afirmacin legal y poltica de la misma, que
pasa, como venimos explicando, por una serie de hadices de incontrovertible validez, as como por la descalificacin doctrinal y poltica de las experiencias histricas espurias; esto es, mediante la
deslegitimacin del poder tradicional de califas tribales y reyes, pone
de manifiesto que slo el Saber jurisprudencial, no el teolgico especulativo o el filosfico -meras herramientas para el Derecho-, capacita, en el mbito doctrinal y cultural islmico, para la gestin y gobierno de la sociedad confesional, lo que ser desde este mismo
momento un objetivo ineludible. En estas primeras lneas de Narq
y en el ulterior desarrollo de mm Jomen, entre otros, se condensa
la premisa que ha hecho que el Islam tradicional, que pareca abocado a sucumbir culturalmente bajo la influencia colonial europea,
retomase la voluntad de hacerse con el dominio de las sociedades
islmicas desde premisas doctrinales
Nos parece que slo a partir de este momento concreto y con
la publicacin de la obra que ahora comentamos, aparece la frmula que explica la eclosin poltica que el Islam de este ltimo siglo ha
visto; tanto la revolucin de Irn, como los cambios polticos en todo
el Norte de frica, o el control de los denominados talebanes sobre
Centro Asia, son comprensibles slo, si se atiende a esta aparentemente sencilla formulacin. Tngase en cuenta que en prcticamente todos los casos de experiencias tendentes a establecer un
- 190 -
carecer de la homogeneidad que el Fiqh prevea para las sociedades islmicas clsicas; por ello sostenemos que los propios telogos
asumen la reconversin de su doctrina en ideologa, y como tal
la gestionarn, lo que supone un singular grado de pragmatismo posiblemente insuficiente para los parmetros mundiales actuales-,
pero muy interesante desde el punto de vista del estudioso del proceso de transformacin del orden legal islmico, dado que el giro
acometido en el ltimo siglo conlleva una alteracin muy sustancial
respecto al ritmo de transformacin y de evolucin que el Derecho
islmico se concediera en otras pocas.
- 195 -
- 196 -
Parte Segunda
de forma que se refieren a un orden legal petrificado en su capacidad de ytihd; por contra el mundo sha`, que, segn la profesora
Delcambre, asume dcilmente una autoridad, mantiene an hoy vigente la accin creadora de juicios y opiniones legales, lo que se
evidencia con la constante reelaboracin de una autntica y compleja Teora de la Ley.
De este ejemplo se puede extraer como conclusin, que en la
comparacin analtica de diferentes ordenes jurdicos es importante
la correcta ubicacin del objeto de estudio. En el caso del sistema
legal islmico, ms importante que las normas positivas, que son de
inters al verificar diferencias y analogas con la tradicin romana
occidental, es la precisa comprensin de la teora de lo legal, dado
que sta permite al analista determinar los criterios de la comparacin y armonizar stos, a fin de establecer una equiparacin
homologable. As, si el estudioso occidental rastrea el equivalente
islmico a la divisin de poderes polticos de Montesquieu, encontrar una respuesta, si no es capaz de comprender en qu medida el
poder judicial islmico, es interpretador de la shara`, y no un generador neto, como habitualmente se dice, dado que el jurisprudente
islmico slo es quien concreta para el caso un sistema de juicios o
hkm, por lo que ha de diferenciarse netamente lo que en el orden
jurdico hay de Teora legal y las consecuencias normativas de sta.
El sistema legal islmico, en concreto el ya`far se asemeja, en
cierta medida, al viejo sistema latino clsico y especialmente al ms
moderno modelo anglosajn de jueces creadores de jurisprudencia para cada caso concreto, a partir de un marco dogmtico muy
genrico. Si para los estudiosos del fenmeno legal el sistema anglosajn enriquece a Occidente frente al encorsetamiento latino,
por qu habra de pretenderse del orden islmico una aculturacin
legal, tendente a situar la Shara` en la lgica acadmica europea;
en muchos casos de evidente de raz iureista. No parece adecuado
observar el fenmeno legal duodecimano, como cualquier otro de
los islmicos, si no es a partir de una observacin reflexiva de su
propia Teora legal, y de sta sin conocer cmo la definen los juris- 200 -
tas musulmanes, y qu cuestiones doctrinales subyacen bajo las diferentes definiciones que el acopio acadmico islmico nos puede
ofrecer.
Previo a la descripcin que hemos de hacer del orden terico
del Derecho islmico, debemos apuntar -puestos en el trance de la
comparacin de sistemas- que ste de alguna forma se asemeja a lo
que David llamara ordenamiento judicial de Common Law, ya que
de una u otra forma el sistema duodecimano se adapta a las pocas
premisas que para este ordenamiento se enunciaron: en el sistema
legal ya`far, el jurista no es, un funcionario del Estado, antes bien,
ha de recordarse que tradicionalmente ha suplido a cierto orden
estatal; el juez islmico -duodecimano- no es un jurista simplemente, sino alguien que procede de otras reas del saber cornico, de
manera que la funcin enjuiciadora conlleva cierta creatividad
argumental que excede la simple aplicacin de los patrones positivos, tal como en buena parte de Europa hoy se lleva a efecto. Por
otro lado, en el orden islmico, al igual que en los ordenamientos del
common law, se prev la existencia de otros entes que asumen
competencias parajudiciales, tal es el caso de las opiniones que los
juristas referentes o maryia`-e taqlid dan a demandas de sus seguidores, que sirven de instancia intermedia entre la norma positiva
y la sentencia individualizada; la tendencia a no diferenciar, o hacer
una sutil diferenciacin entre el Derecho pblico y el privado, es
una evidencia del paralelismo que defendemos; en los casos de
ordenamientos del common law, cualquier juez puede ejercer un
cierto papel poltico/constitucional, y de igual forma, la sentencia y
la opinin o fatat islmica, goza de una plena autonoma respecto
al poder poltico, sea cual fuere ste; de hecho esta independencia
legal ha supuesto una de las claves de las fricciones histricas entre
los autores y juristas sha` y los poderes temporales califales sunnitas.
Finalmente, doctrinal o en teora, se puede decir que en el plano
formal de la judicatura, el juez duodecimano no ha sido, tradicionalmente, una figura administrativa producto de un sistema postulante
u opositor; no hubo un acceso plenamente reglado por el poder
poltico para la carrera judicial, sino ms bien se trat de juristas
- 201 -
formados en otros mbitos socio-religiosos, polticos, jurdicos, e incluso forenses, que por lo general son la enseanza teolgica o la
investigacin histrica, con la connotacin activista que la primera
posee en el mundo musulmn.
As pues, ante el hecho jurdico duodecimano, hemos de contar
con que observamos la realidad en su dimensin transcendente, de
forma que no es posible desvincular la realidad material, que en
otros ordenes sera profana, y la realidad religiosa, que en la vida
prctica reglada para el individuo creyente, se orienta a un fin espiritual. En relacin con esto Zubiri escribi que no se trata de dos
ordenes de objetos, ni de una disociacin entre la sagrado y lo
profano, sino de dos dimensiones -la profana y la religiosaque tiene y pueden tener toda realidad 218 . Esa percepcin de
la realidad ser de vital importancia en el hecho legal, ya que en su
dimensin metafsica adquiere connotaciones que ha de tener en
cuenta el observador que compara los ordenamientos legales laicos
con uno que tiene por esencia la obediencia a una doctrina
transcendente; para ello puede servirnos la explicacin filosfica
que el propio Zubiri aporta sobre la nocin de realidad cuando escribe que ni el monotesmo del Islam, ni el monotesmo israelita,
ni el monotesmo cristiano, en cuanto monotesmos, tienen una
diferencia sustancial (...) Es decir, la lnea de la supremaca [en
la argumentacin metafsica] es concretamente la lnea que va de
la realidad relativamente absoluta, que es el hombre, a la realidad absolutamente absoluta que es Dios (...) Esta realidad absoluta tiene una conexin esencial con este mundo 219 , conexin que en el caso del Islam es la Shara`, en tanto en cuanto
para el telogo-jurista sta es expresin de la Voluntad divina.
Habremos, tambin, de tener en cuenta que el orden escolstico islmico no es fcilmente asimilable a su homnimo occidental,
especialmente en las cuestiones que conciernen a la propia esencialidad del Derecho. Kaufman220 , por ejemplo, sostiene que la llamada filosofa del Derecho es Filosofa y no Derecho, puesto que
la asimila a la Dogmtica jurdica; por supuesto, esa dogmtica est
- 202 -
concebida mediante parmetros eminentemente kantianos, y se entiende como el procedimiento dogmtico que se aplica desde la razn pura, sin establecer una crtica previa de la capacidad que el
propio procedimiento tiene de ejercer, satisfactoriamente, el cometido para el que se llama a participar en la ciencia jurdica. Evidentemente todo tratadista sobre dogmtica en Occidente parte del presupuesto de no poner en cuestin, ni establecer un examen de los
principios del Dogma. Habra que ir hasta Pascal y su Lgica de
Port Royal para entender el moderno planteamiento en que ste se
enfrenta a la Dogmtica por la idea, contenida en sta, de aplicar
conceptos que no hayan sido definidos previamente de forma
unvoca; en realidad, a esto llama pre-juicio o pre-comprensin, y se
entiende que es algo que no est permitido a la Filosofa, por inferirse
que sta no puede poseer en su espacio intelectivo algo que no est
sujeto a reflexin analtica/crtica.
Si recordamos lo explicado hasta ahora sobre la importancia de
las fuentes documentales islmicas, podremos observar el matiz diferencial entre la inferencia filosfica de la escolstica islmica, y la
visin occidental de la cuestin. Mientras que la escolstica latina
trabaj sobre fuentes indirectas, pues los propios Evangelios haban
permanecido siglos ocultos, y los textos religiosos cristianos son siempre apcrifos, en el caso del Islam los exegetas cornicos sostendrn que la lnea documental desde la Revelacin a Muhammad
hasta la fecha actual ha sido difana; esto, para todo telogo, filsofo o jurista musulmn es suficiente, dado que no se observa a los
principios doctrinales procedentes del texto cornico como meros
dogmas argumentales, sino como evidencias divinas o at lah,
por lo que las reservas kantianas en torno a la dogmtica jurdica no
son de utilidad real en la comparacin.
Kaufman, cuando observa la cuestin del objeto de la Filosofa del Derecho, sigue un planteamiento que puede ayudar a despejar esa diferenciacin esencial entre ambas sensibilidades
argumentales; l plantea la importancia en la diferencia entre objeto
material y formal de la Filosofa jurdica, para lo primero entiende
- 203 -
el pensador/jurista, un orden filosfico implica un sistema dogmtico que es simplemente base argumental; en el caso del Islam revelado, como hemos apuntado, la coherencia documental -a partir de
la fe en esa Revelacin- sita las referencias cornicas por encima
de la dogmtica argumental al uso; pero, aun obviando esta salvedad, ha de considerarse que no hay en l dogmatismo cientfico
posible, puesto que en el ordenamiento escolar islmico, muy especialmente en el ya`far, no todo el mundo se puede considerar un
experto, de forma que la impostura intelectual es mnima; en primer
lugar, porque el sistema de formacin es suficientemente cauto para
exponerse a la refriega escolar al uso en las universidades europeas
de la actual modernidad, el sistema jurdico islmico se sabe poseedor de un espacio doctrinal y acadmico que no se compromete ni
se conmueve con y por las crticas de los adversarios ideolgicos,
aunque pueda ser extremadamente sensible a los debates internos;
en segundo lugar, porque la argumentacin del juicio legal -ya situados en el plano operativo del pensador jurdico- se centra en el cmo
y nunca en el por qu de la accin legal, de forma que el espacio
destinado al dogmatismo filosfico no es especialmente problemtico, dado que, en trminos doctrinales, la Filosofa es un simple sistema de exposicin de las evidencias de la Fe. Finalmente, respecto al
tercer error que Kaufman menciona, podemos decir que el sistema
de pensamiento islmico no toma en consideracin la acriticidad
de un sistema de pensamiento, sino que sopesa y considera ste a
partir de la idoneidad doctrinal que, como venimos insistiendo, se
apoya en la confianza absoluta que el pensador musulmn concede
a la presencia del referente revelado.
En cuanto a la cuestin de la conexin del sistema legal,
especficamente del aspecto documental, con la Voluntad divina
hemos de observar la relevancia argumental de la religiosidad que
se apoya en una Revelacin, y la Ley que de ella emana, como
expresin de aqulla, recibida mediante la Profeca, cuestin que
analizara esplndidamente Max Weber en su Sociologa de la Religin221 . Este planteamiento aparecer una y otra vez, de forma
insistente, e incluso machacona, en nuestro itinerario, puesto que es
- 205 -
manera que corresponden al orden legal, a la ordenacin de la realidad social, careciendo por ello de inters el planteamiento de
Nieztche de observar la cuestin desde la filosofa especulativa.
Dicho de esta forma: para la sociologa que Weber enuncia, en las
religiones reveladas el marco dogmtico no es argumental sino
referencial; as escribe que las imgenes del mundo, que son producidas por ideas, con muchsima frecuencia han definido, como
guardagujas, las vas en las que se empujaban a la accin
dinmica de los intereses232 , precisamente esos intereses que
concretan los bienes mundanos de salvacin.
Todo esto lleva a percibir el sistema jurdico como la expresin
de la cosmovisin religiosa, la weltanschauung o forma de mirar
el mundo del pensamiento weberiano, que previamente Dilthey
expusiera en la Introduccin a las ciencias del espritu, si bien
para aqul ha de tenerse en cuenta la diferencia importante que se
percibe entre la sensibilidad oriental y en la occidental, ya que escribe que ciertamente exista la contraposicin de lo divino y lo
humano, que en Occidente condicion histricamente la sistematizacin unitaria del modo de vida, que suele llamarse personalidad tica. Pero en Asia la contraposicin no fue nunca la
de un dios tico y el poder del pecado, del mal radical que
haba que refrenarse233 . En ese Oriente weberiano, que por causa
de la dicotoma postcolonial hoy se concreta en el Islam histrico, lo
esencial, doctrinal y, legalmente, radica en la ordenacin de una
teora legal apoyada sobre la conviccin de un sistema jurdico que
es intrprete, no fiel, sino veraz, de la Voluntad divina; de forma que
es esencial aceptar que el planteamiento genrico de la enunciacin
de la Teora de la Ley se oriente a partir del punto de origen que es
la documentacin revelada, puesto que a partir de sta, todo lo dems ser relativo y complementario, incluidas las posibles reservas
que pueda aducir el observador, que desconfa del dogma.
Aquello que denominamos Teora de la Ley, en el mbito cultural islmico de hoy en da, como ha sido apuntado en la primera
parte de nuestra exposicin, no es otra cosa que el desarrollo de lo
- 209 -
olvidemos, y ste ser uno de los argumentos del discurso innovador de ambos autores, que la escuela sha` adolece de documentos
historiogrficos, a causa de las persecuciones polticas que los
califatos apcrifos ejercieron sobre los Imames Infalibles (P) y
sobre sus seguidores, especialmente sobre los juristas clsicos-.
A nuestro entender el debate sl habr de esperar desde los
das de Jurrasn hasta los nuestros, puesto que ser Muhammad
Bqir s-Sadr quien en su obra solventar satisfactoriamente la
cuestin de la definicin, y consecuentemente de la delimitacin, de
la moderna ciencia jurdica islmica, cuando sintticamente escribe
que se trata de la ciencia en torno a aquellos elementos comunes [a`nsir al-mushtarak] que hacen posible la metodologa
de la deduccin [stinbt241 ] de los juicios legales242 . Sostenemos que es satisfactoria la solucin de esta definicin, ya que esquiva el problema de la calificacin, y, por tanto, de la clasificacin, de
los documentos que son referentes legales, y por cuanto da una
visin plenamente integral de esta metodologa que, de esta forma,
supera definitivamente el conflicto clsico entre los juicios legales
apoyados en evidencias doctrinales reveladas, y aquellos otros que
son producto de la necesidad de la realidad histrica y que vieron la
luz legal a partir de la especulacin intelectual de los fuqah`. En
definitiva, Sadr en su definicin supera el debate mediante la asimilacin de todos los elementos, a los que inicialmente hiciramos alusin, a esos comunes o mushtarak que l contempla como necesarios para la deduccin legal. Desde el momento en que el debate
llega a este punto de encuentro de la tradicin clsica con el orden
metodolgico moderno, que no es otro que el desarrollado a partir
de las tesis de l-Kifat, la Teora de la Ley adquirir una moderna
madurez en el rea intelectual duodecimana, que la convierte en un
interesante objeto de reflexin y estudio para los especialistas en el
Derecho comparado, as como para los historiadores de la evolucin del pensamiento legal, y su proyeccin socio-poltica.
Qu relevancia puede tener esta disquisicin entre ciencia o
metodologa para el observador que se interesa por el Derecho com- 214 -
dad tcnica de stos, sino que toman el referente del citado principio revelado, que se impone sobre la reserva metodolgica que el
pensamiento laico occidental ha elaborado en torno a los sistemas
argumentales religiosos.
De ninguna manera se podr observar la Teora ya`far de la
Ley con la visin de la tica producida por el pensamiento
nietzcheriano, pues el alemn, tal como lo explican los pensadores
duodecimanos, no llega a comprender aquella parte de la filosofa
antigua que concibe la tesis de un mundo ordenado por la inmanencia existencial, y sin embargo abunda, para ellos, en su error de
apreciacin cuando el pensamiento del filsofo alemn sostendr,
que el mundo que tiene valor, lo hemos creado! y al reconocer
esto, reconoceremos tambin que la adoracin de la Verdad es
ya la consecuencia de una ilusin 259 . Poco vale lo que el lector
neutro pueda pensar, en opinin de los telogos, puesto que en su
condicin slo pueden concebir que lo cierto es un orden legal orientado a satisfacer una orden de servidumbre a la Verdad revelada, lo
cual difcilmente es observable desde otra perspectiva analtica convencional, si no es asumiendo lo que para ese orden tiene de cierta
su posicin. Por ello, en la definicin misma de la ciencia jurdica
Jurrasn, y con l todos los pensadores que tras su obra se han
ocupado de la definicin del sl, la asuncin de la diferencia esencial entre verdad y realidad ser definitiva, y como tal operar en
el ordenamiento metodolgico que a partir de las fuentes doctrinales
pueda obtener el muytahid duodecimano.
En el primer caso del binomio verdad/realidad, la norma legal
positiva260 , y en consecuencia el juicio o Hukm que la soporta
doctrinalmente, corresponde con aquello que el orden teolgico considera verdad o autntico; en el segundo caso, al
tratarse de una norma basada en una interpretacin o en una relacin, de forma alguna, indirecta con la fuente trascendente, tambin
se considera que la potencia efectiva del juicio legal es limitada o
imperfecta -Nqis, dice Jurrasn-, por lo cual slo se puede considerar como real la percepcin que esa norma tiene de la situa- 221 -
- 227 -
De alguna forma, se pretende conservar lo que las leyes primordiales siempre tuvieron de itinerario preestablecido, de camino espiritual, lo cual inevitablemente ha de entrar en franco y frontal conflicto con la moderna visin globalista que pretende que la Ley sea
una entidad simplemente polticamente correcta, siendo lo poltico
algo aleatorio en la ecuacin legal.
Pero observemos el itinerario que Jurrasn establece en torno
a esa premisa de sus sistemas que es la delimitacin de las cuestiones lingsticas en torno a las expresiones literales de la revelacin
cornica. En primer lugar plantea una distincin genrica del sentido del uso de los trminos revelados: el uso genrico que denomina
A`m, y otro especfico o Js, los cuales servirn, en el segundo
plano de la relacin semitica, para establecer varios tipos de relaciones causales, que permitirn al jurista dar prioridad a los tipos
legales que de las ordenes y prohibiciones relevadas se deduzcan.
As prev un uso genrico a partir de un trmino genrico, como
en el caso de la expresin hombre, tomada en su sentido ms
globalizador y general; o un vocablo genrico del cual se hace un
uso especfico, as pone el ejemplo del uso concreto, referido a
alguien conocido de ese trmino hombre; tambin tiene en cuenta
el uso especfico de un vocablo que es esencialmente especfico, as
utilizamos el nombre propio Husen, dice Jurrasn, cuando el orador se refiere a alguien con ese nombre. Con la lgica del sistema
mollasadriano, de raz aristotlica-aviceniana, no contempla la posibilidad de un uso genrico a partir de un trmino especfico, -por
ejemplo cuando decimos los Juan del mundo, para significar un
tipo humano, que conlleva una categorizacin-, dado que es una
aplicacin figurada, cuya categorizacin supone un cdigo convenido, que no es posible contemplar para el caso revelado, y que es
unvoco y deducible; esto es, sustentado sobre la base de una Voluntad unilateral, que excluye la convencin para el uso de los smbolos. En los tres primeros casos el especialista deduce el sentido
que el mensaje conlleva, de forma que slo interviene como traductor de la Voluntad del emisor; en el ltimo caso la relacin contrac- 231 -
to 281 .
Si embargo, no olvida el analista jurdico que ese vocablo es, en
su mbito genrico, capaz de cubrir una amplia gama de situaciones, de tipos y grados de posibilidades, de establecer relaciones
con las realidades externas posibles. As, se puede decir que en el
sl se entiende el vocablo como integralmente genrico, y consecuentemente habr de ser genrica su aplicacin al mensaje, de
forma que sea el uso concreto lo que d especificidad a la funcin
semntica que de l hace el jurisprudente282 . Volviendo a la imagen
botnica de Mario Satz, la lgica que anima al jurista duodecimano
a observar el idioma con este prisma, no es otra que la del bilogo
que para dar respuestas a la ciencia mdica descompone el ADN
de una criatura, de manera que conociendo su estructura esencial,
es capaz de establecer las pautas del comportamiento existencial
del ser en cuestin. El jurista metido a fillogo se hace de la apreciacin ms exacta posible de la lengua, lo que le sirve de materia
prima terica, con el fin de conocer la pauta previsible del devenir
de la norma, que en la mente de un muytahid se convierte en materia viva, puesto que en cada reflexin se transforma y regenera. Sin
duda alguna, es esta la causa de que los telogos ya`far nunca
hayan cerrado la puerta del ytihd, frente al mundo sunnita.
Finalmente, ha de mencionarse otra de las consideraciones que
esta Teora legal asume ante la lingstica, consistente en el hecho
de que el vocablo o lafzh constituye en su propia ipsidad la funcin
de su sentido,y ste no es arbitrario. Ahora bien qu se entiende
por constitucin del vocablo? Partiendo de la argumentacin causal, que enfrenta el vocablo a su sentido, como primera parte y
como el punto final de la relacin de causalidad, se considera que el
motor283 de esta relacin ha de ser el uso o la necesidad que el
emisor tiene de aplicar el vocablo, al menos cuando desea que su
mensaje sea comprensible. Es ah donde encontramos la clave, de
lo que venimos denominando la literalidad interpretativa, que el
jurista duodecimano ha de establecer regularmente de sus fuentes
doctrinales.
- 239 -
Para Avicena284 y para el Shej t-Ts285 el vocablo es evidencia -Huyyat- del deseo que el emisor guarda en su mensaje;
ambos descartan que se trate de una elaboracin con otra funcin,
que es aprovechada para generar un signo semitico; ambos, en
tanto en cuanto padres de buena parte de la doctrina filosfica asumida en las escuelas duodecimanas, sostienen que el vocablo es (=
existe) en tanto en cuanto se comprende en el mensaje.
Sin embargo, sabemos que no siempre, y no necesariamente,
un mensaje refleja el deseo autntico -haqq- del emisor. La comprensin puede ser errnea, en tal caso la relacin entre vocablo y
sentido, tiene para cada extremo de la relacin un diferente uso; o
puede recibirse fragmentado o tergiversado, etc. La relacin ms
deseable viene a ser:
emisin del mensaje > deseo del orador286 > recepcin
- 244 -
- 245 -
dario o Jaml shi` zn dice el filsofo, dado que para comprender que en la frase Juan es un hombre valiente se puede
sustituir hombre valiente por len y decir que Juan es un len,
as hace falta sustituir una relacin esencial con otra que conlleva
un plus de explicacin, en este caso la que relaciona al len con la
valenta y a sta con el individuo del que hablamos. Todo esto nos
sita en el plano de observar el lenguaje como la traslacin formal
del pensamiento, y de considerarlo como cristalizacin del conocimiento de las cosas que el emisor posee; conocimiento que atribuye
al oyente, si espera que ste deduzca correctamente la intencin de
su mensaje.
Goodenough296 opin que en ese conocimiento se daban aspectos bsicamente antropolgicos del tipo saber cmo y saber
qu. Consideraba l que haba que relacionar esta cuestin con el
sentido antropolgico de cultura, entendida sta como algo que
todo el mundo -en el grupo- posee, en definitiva aquello que la
gente debe aprender como distintivo del grupo..., consistente
en cualquier cosa que uno debe aprender o creer con el fin de
comportarse aceptablemente, de forma que se haca necesario
observar el conocimiento -el cual mediante el soporte primario o
Jaml l se relaciona con el tabdur- en un plano cultural o aprendido, e incluso en un plano no-cultural pero compartido por el grupo,
en el cual reside la identidad comunitaria, y la comunidad de comprensin, y en un tercer plano no-cultural y no-compartido, que por
ser privativo del individuo es donde se establece las sofisticadas
relaciones de lo figurado297 , las cuales el sistema filosfico islmico
ubica en el soporte secundario que hemos mencionado.
Este argumento nos lleva a las tesis sobre los conceptos y el
carcter de prototipo de los trminos de la Revelacin, que apoya
los planteamientos literalistas del sistema jurdico ya`far, el cual
se apoya sobre el esquema enunciado de una relacin vocablo-sentido-intencin-comprensin directa que hace que sobre un criterio
semntico se sostenga que el Qurn mismo es el polo conceptual doctrinal y dogmtico- del orden legal islmico. Para decantar esta
- 249 -
relacin de inters en la comprensin entre el sentido real y el figurado, con las implicaciones tiles que para la prctica legal se pueden intuir fcilmente, el sl prev una nocin conceptual que concreta tcnicamente ese impreciso mbito del tabdur; se trata de
aceptar que existe un estado de trd 298 , que no es otra cosa que la
prevalencia que se concede a algo, en este caso la superioridad
que la comprensin del sentido genrico sobre los matices que particularizan. Si el concepto es til para muchos, o al menos apoya
varias concreciones exteriores, y se puede establecer una unidad
fehaciente entre stas y el vocablo -mediante Jaml al-, el vocablo ser de tipo real. Si no es posible conceder esa prioridad a lo
genrico, y se constrie la comprensin del mensaje a una relacin
particular, con una o pocas concreciones exteriores, nos hallaremos
ante un uso figurado del vocablo.
Ha de mencionarse, en relacin con la necesidad de qarnat
del sentido figurado, que ese matiz opera como tonalidad
diferenciadora o Qed; esto es, el matiz tiene una entidad especial
y especfica, que lo diferencia sustancialmente de lo que es genrico, si no se llegara a la paradoja de entender que el sentido genrico en s mismo ya es un matiz, aunque sea muy global, aqul que
universaliza el sentido, o al menos el uso del vocablo, pero parece
evidente que este planteamiento nos situara en un descomunal juego de crculos viciosos que nos impediran explicar la relacin del
vocablo con el uso.
Para evitar estas especulaciones, a veces acadmicamente gratuitas, y las consecuencias que este patrn de reflexiones tendran
sobre un sistema jurdico literalista, el ordenamiento terico de este
sistema legal prev 299 una serie de estados para explicar el vocablo, y no se entiende que pueda haber un uso del vocablo que no
est incluido en estos estados generales. Mediante exclusin, en
caso de conflicto en la comprensin del vocablo o en el caso de que
ste sea ubicable en ms de uno de estos estados, primar -esto es
una convencin previa- lo que el comn del grupo considere la evidencia formal o Zhuhr del vocablo. Los estados en cuestin son:
- 250 -
convencional; no obstante, el nuevo uso no guarda una dependencia, ni tan siquiera de imagen, respecto del uso original y de convencin ms amplia -aunque cabra preguntarnos de dnde procede
ese uso, cul es su etimologa mental-. Del segundo uso no se
puede decir que sea plenamente figurado, sino simplemente que es
otro uso que el sentido real de la convencin; incluso si se conserva
la imagen, como en el caso de la palabra salaat, se da la paradoja
de que el universal -kull- soporta al particular -yuz`-. De ello se da
una explicacin procedente de la lgica clsica aristotlica; se argumenta301 que la oracin como universal es un todo, que si bien tiene
partes, stas no son fragmentables en individualidades, ya que la
relacin no es efectiva, sino que es una simple elaboracin mental
que construimos para el debate; aunque en la realidad prctica, la
coincidencia es ocasional y la parte tiene el valor de la fuerza explicativa del mensaje mismo, siendo el sentido universal, oracional o
etimolgico, solo un falso teln de fondo semntico. As pues, en el
vocabulario islmico, en concreto el que es aplicado a la Teora
legal, y tras sta a los documentos doctrinales fuentes de jurisprudencia, se pueden encontrar una serie de trminos tcnicos -existentes con anterioridad a las elaboraciones jurdicas- que son
reutilizados con un nuevo/otro sentido, ms all del que aplica el
Qurn mismo302 , aunque por supuesto en el texto cornico aparecen trminos y expresiones que ya eran utilizadas con anterioridad
al Profeta (PBd). La cuestin es: cmo diferenciar, en la prctica
legal, cuando un vocablo se utiliza con su sentido convencional y
cundo se trata de un sentido nuevo y legal? Los tericos del sl303
responden que la diferencia est en la concrecin exterior o Misdq
del trmino en cuestin, esto es, cmo se conoce por los oyentes
capacitados, aquello que al trmino se relaciona; tal vez se pueda
decir que en el inicio mismo de la revelacin, esa ubicacin estuvo
necesitada de una qarnat explicativa; as, en el caso de la oracin
se hizo necesaria la enseanza proftica para establecer el cmo
formal de la accin y la consiguiente vinculacin terminolgica, por
lo que en ese primer momento pudo haber un periodo de incertidumbre.
- 253 -
- 256 -
- 257 -
Como es lgicamente factible el desgranar ese universal genrico en una sucesin de elementos especficos -o mejor, concretos, se produce un conflicto de coherencia en el uso, dado que lo universal no es ni puede ser equiparable a lo especfico, pues son entidades diferentes que no nos es posible reunir en ningn tipo de unidad, y se producira la integracin del menor rango en el ms global,
y se volvera al sentido universal puro mencionado en el primer punto. As pues, el vocablo en singular puede llevar, y de hecho as es,
un sentido de uso genrico, lo que implica que se referir a la accin en cantidad indeterminada, superando la singularidad por concreta, pero nunca podr considerarse que signifique cantidad plural
de la cosa o nocin, si ella es determinada por un nmero que la
concreta. Respecto a esto, ciertos autores detallan que en el primer
caso -la tesis del Mua`lim- hay un matiz individualizador o qed en
la unidad concreta, y no genrica; y opinar el autor del Qann
que se puede admitir que en el singular, por genrico, se contienen
las formas concretas del plural y del, an ms concreto, dual. Segn
el criterio de Tehrn -un moderno comentador de las tesis de
Jurrasn- en el primer caso nos encontramos con una opinin que
no es ms que una especulacin escolstica, puesto que no encuentra un argumento lgico capaz de destacar de manera efectiva el
matiz y, sin embargo, detecta un circulo viciado causal -dr- en la
relacin de los sentidos y sus matices, y apunta: si el singular
necesita de una precisin formal qu papel juega el singular
mismo en otros casos [de sentido genrico puro]?314 .
S, considera el comentador, que es lgicamente permisible que
aceptemos el que es posible un sentido retrico -que no llega a ser
figurado- en ciertos usos del singular, y viceversa -por ejemplo, si
para reprender a un/unos nio/s decimos: el nio bueno se comporta correctamente!- cuando es evidente para el emisor y el
receptor el nmero real de individuos a los que se hace concreta
referencia. Podremos asumir que es legalmente correcto tomar como
referencia documental un trmino singular en sentido globalizante y
determinante de la accin o la cosa, pero al lindar con el espacio
- 261 -
concreto que se toma como documento referencial. Veamos un ejemplo de una palabra con atribucin, que determinar un estado legal,
el cual se delimita a partir de esa misma atribucin: en la palabra
zay = [hombre] casado; lo que define el tipo legal es la condicin de individuo masculino que tiene esposa; por tanto en el
sistema de lectura que hemos denominado legal, el valor del atributo del significado es lo verdaderamente relevante. No obstante, se
suscita una dificultad metodolgica, puesto que es importante determinar si esa atribucin es esencial realmente, o si se trata de una
forma de accidente, con lo que ste supone desde la perspectiva de
la lgica clsica. Tehrn ofrece un paradigma en su comentario a
Kifat, que est relacionado con el estado de casado de muestro
anterior ejemplo321 . Dice para el caso del estado legal de familiaridad, sobrevenido a causa del amamantamiento322 , que es determinante la expresin del vocablo que designa una vinculacin familiar,
pues es un estado legal que sobreviene por causa de la mera nomenclatura familiar, y se extiende ms all de la relacin entre nodriza y amamantado, de forma que las mujeres ascendentes y
descendentes de la familia tambin estn afectadas por el estado de
atributo de familiaridad/amamantamiento323 .
Desde el punto de vista de la prctica legal positiva, al hombre
le est vedado, por ser esposo de una nodriza, el matrimonio con las
mujeres de la familia del amamantado, como si de mujeres de la
familia de su esposa se tratase; el atributo de casado se vincula al
de amamantamiento, y ste a ambas familiaridades, siendo todos
estos trminos derivados, y semnticamente activados por una relacin, la cual es lo que determina el valor de la significacin, dado
que si muere la esposa/nodriza, para muchos autores legales ese
esposo puede contraer matrimonio con las mujeres de la familia del
amamantado, que anteriormente le estaban vedadas; sin embargo,
para algunos otros autores jurdicos324 el estado legal permanece,
an cuando la designacin de esposo (de la nodriza ya fallecida)
carece de significacin real. La sentencia del Segundo Mrtir, en
este sentido, es muy interesante; l opina que si se considera de la
palabra casado la significacin real, y no la figurada, que entiende
- 265 -
vigente, por genrica, el atributo de casado contina en vigor, cuando se le superponga la viudez, de forma que el juicio legal de no ser
permisible el matrimonio con las mujeres de la familia del amamantado es tambin permanente. Sin embargo, si por el contrario se
considerase como criterio vlido la tesis de que la palabra derivada
adquiere sentido, de forma dependiente de su origen, al desaparecer el origen de la nomenclatura familiar, el hombre ya no est
casado, cuando no tiene la esposa, desaparece el estado que
enunciara, de forma que lo que determina la significacin es la nocin original, no su aplicacin declinada; y por tanto para el juicio
legal se ha de tener en cuenta si el estado legal viene determinado
por una expresin derivada, o por una palabra original de valor
semntico continuo.
En el caso de los complementos temporales -sm zamn- se
plantea una reserva en torno a la dependencia de la relacin acto/
tiempo de la accin, de forma que considerando la declinacin como
un tipo de vocablo de genrico virtual, e incluso singular -por ejemplo, para el caso de un hipottico acto unipersonal e irrepetible, y
limitado a una nica secuencia temporal- existe una limitacin que
hace dependiente esa declinacin, es el hecho de estar vinculada a
la instantaneidad de la accin, siendo cualquier otra observacin del
acto enunciado una figuracin, puesto que ya no se podra mantener
que existe una nica, global e irrepetible relacin entre ese acto y el
vocablo que lo significa. As pues, se ha de aceptar que las palabras
derivadas, que se encuentren en los textos religiosos, habrn de ser
analizadas en su contexto; lo que viene a ser un anlisis situado en
su relatividad, de forma que sus mensajes estarn cargados de aspectos que se alejan de los enunciados determinantes y categricos,
ya que sern mensajes muy condicionados por elementos de dependencia. Todo esto ha de ser de gran utilidad para sopesar la relevancia categrica, la superioridad e incuestionabilidad, en definitiva, de
algunos juicios legales. Para el caso de las formas verbales, sin
embargo, se aplica un criterio singular y diferente, puesto que se
consideran partes -yuz`- de la forma original de su raz, y de sta
heredan cierta esencialidad que no pierden con la declinacin, por lo
- 266 -
- 268 -
hacen en torno a los verbos en imperativo, o en forma de prohibicin, tan importantes para las determinaciones de ordenes legales,
aspecto del debate que nos explicar la trama argumental con que
habitualmente se administra el jurista ya`far.
Las partculas gramaticales -hurf- tambin son motivo de anlisis, especialmente en su relacin con las formas verbales; baste
mencionar que en esta cuestin el debate se relaciona con la histrica porfa entre los gramticos de Kufa y los de Basora, que mantuvieron una polmica327 , en ocasiones cargada de bizantinismos,
en torno a la significacin de las partculas y el valor semitico de
estas formas gramaticales, y en segn qu lugar de las frases. No
nos detendremos en ello por cuanto excede la ambicin de esta
exposicin; no obstante, posicionamiento de los juristas en estos
debates ha dependido una, no despreciable, parte de los juicios legales, si bien con el paso del tiempo y la relegacin, a veces por simple
fijacin en el consenso de algunos usos, de la importancia de estas
cuestiones, el sl efectivo, el que facilita las opiniones legales
modernas, no parece que se deje atrapar en exceso por estas polmicas que, aunque de importancia real, suelen estar cargadas de un
regusto aejo, que poco facilita una jurisprudencia acorde con la
actualidad.
- 269 -
conservado demasiadas vinculaciones formales con el pasado legal; no obstante, son cambios tmidos que tienen en su esencia la
simiente de posibles transformaciones de relevancias sustanciales,
que pueden hacer que el pensamiento legal duodecimano no sucumba ante la globalizacin cultural que el marco internacional de
este nuevo milenio parece exigir. Posiblemente quien mejor ha fijado el debate, que en el sl es la piedra de toque de esta compleja
cuestin, sea Muhammad Bqir s-Sadr. Se ocupa de lo que denomina el grado categrico de la referencia doctrinal -Huyyat lQata`-, cuestin que introduce a partir de una serie de reflexiones
con resonancias lgicas, puesto que ordena el asunto como una tesis eminentemente de razonamiento o sentido comn, por supuesto,
a partir de una perspectiva netamente confesional. Este Sed plantea de manera preliminar cmo el intelecto analtico asume sin reservas las obligaciones y consecuencias que devienen de todo
aquello que se toma como cierto, sobre lo que llega a aceptarse
como autntico328 . Con este planteamiento enfrenta su argumentacin a las elaboraciones especulativas y consensuales, puesto que
inmediatamente referir la certeza o qata` a la conviccin en la
realidad de la Revelacin; no obstante, quedar al jurista el arduo
itinerario hasta decantar lo que es referencialmente cierto y lo que
no tiene este marchamo de coherencia doctrinal. Se plantea un itinerario hasta la certeza legal que se apoya en tres postulados primarios:
A) que la certeza siempre es igual o correspondiente () a lo
que se puede percibir en la realidad exterior o
epistemolgica.
B) que su descubrimiento y comprensin -asuncin- compromete al acto que enuncia.
C) que ese acto supone ser una fuente de comportamientoque
hay que efectuar.
De esos tres aspectos de la formulacin, el segundo es poco
sobresaliente, y es el tercero el que tiene verdadera relevancia para
- 272 -
o pensamiento saussuriano.
Referencia/Pensamiento (tafakur)
(mafhm) significacin designacin (mud`)
(dall) signo referente (huyyat)
mensaje. No obstante, entendemos que la aplicacin de estos principios no es necesariamente sucesiva, dado que contrariamente a la
gramtica, tanto la produccin como la comprensin de la lengua
pueden tener lugar en varios niveles simultneamente. Lo esencial
ha de ser que el observador analtico aplique estos principios con la
mayor eficacia; para ello se tendr que valer de lo que algunos
autores336 denominan estrategias: de entre ellas podemos destacar
la presuposicin, que no es otra cosa que el establecimiento de una
hiptesis sobre el propio texto, que, en la medida que se confirme,
facilita enormemente la correcta comprensin del mensaje.
En definitiva, y consecuentemente con las consideraciones
lingsticas expuestas, para su comprensin, el texto original se ve
sometido a un proceso que contar al menos de los siguientes pasos, cuyo grado de complejidad ser creciente. Transformacin, que
ya es interna, de las estructuras lxico-sintcticas en representaciones lgico-semnticas nicas, que permitirn al jurista acceder al
contenido de los documentos. Entendido ese contenido como la utilidad para asentar argumentalmente la norma legal deducible.
El segundo paso es, posiblemente, el ms importante, y le conducir, mediante una transformacin generativa desde los sistemas semnticos hasta las llamadas estructuras profundas -EP-,
traspasando el umbral de la lingstica y desembocando en el plano
de los conceptos. Es lo que algunos lingistas denominan conceptualizacin, y que en la aplicacin legal que los jurisprudentes pueden hacer, supone el establecimiento de autnticas categoras jurdicas que, apoyadas unas en otras, habrn de delimitar un sistema
que acabar por presentarse como comprensivamente orgnico, y
que se asemeja bastante a lo que los analistas documentales denominan unidades de significacin -US-.
A nosotros, observadores de la nocin de Huyyat, lo que nos
interesa es el referente en tanto en cuanto es una realidad que supera el espacio lingstico y que est solamente evocado por el signo, al que supera en dimensin transcendente. En realidad lo enten- 276 -
pararse... 338 .
El carcter de modelador de las ideas del lenguaje religioso
devenido de la lectura legal a partir del Qurn, tendr por eje esta
nocin de la referencia que es lo Huyyat; as, el decir de algo que es
harm, o cualquiera otra de las tipificaciones procedentes de la
lengua legal apoyada en el texto revelado, marcar con un plus
referencial de tipo doctrinal y espiritual cualquier tipologa legalista.
Para s-Sadr la asuncin legal de lo que se considera referencia de
la Voluntad divina revelada no puede implicar una aceptacin
irreflexiva o mecnica, sino que se impone una depuracin tanto
ideolgica como metodolgica, dado que actuando de otra forma el
jurista construira un juicio pusilnime, segn dice nuestro autor:
como el comn de las gentes que se deja llevar por cualquier
condicionamiento exterior 339 . Considera que la obediencia ante
las noticias divinas implica una ubicacin vital; concretamente en
aquello sobre lo que se logra la certeza, pues actuar sin referente es
para el Sed un acto de pobreza espiritual, de primitivismo cultural,
ya que el referente es aquello que lleva a la obediencia a Dios, o
mejor a Su derecho a ser obedecido o Haq l-t a`t, la expresin
doctrinal de mayor grado de humanidad, la servidumbre total o lU`budat.
Hay que situar esta cuestin en el contexto de toda una tradicin espiritualista que pretende hacer del ejercicio legal un compromiso mstico. Slo as es factible comprender que para este autor al
individuo, especialmente el jurista formulador del orden legal, no le
sea posible hallar espacio para la disculpa desobediente 340 frente
a la Voluntad de Dios, que es disculpa sobre la ignorancia de cul es
Su voluntad o de cul es el orden legal adecuado a ella. Si se acepta,
nos dice, la existencia de un mandato concretado en la Revelacin,
e incluso la actuacin y la formulacin legal a partir de la duda
doctrinal -y en la duda entrar la relativizacin laicista de estas cuestiones, el agnosticismo mismo- ser una forma de desobediencia, de
transgresin de la norma transcendente, que para el telogo existe,
slo a falta de la simple develacin jurdica. Esa desobediencia
- 279 -
no se puede deducir de ese imperativo ms que una intencin retrica, no siendo comprensible esperar necesariamente que se trate
de una aspiracin real del orador el que su interlocutor ejecute efectivamente su orden. Por lo cual el estudioso del sl y el muytahid
ante una orden llegada a l mediante un argumento legal procedente del Qurn o el Hadiz, ha de despejar, en primer lugar, la incgnita de la intencin del orador en el mensaje que esa orden encierra.
Para ello se parte de la tesis por la cual, a falta de matiz -qarinat- o
de informacin complementaria, lo que dice el mensaje es, con
literalidad, lo que se deduce como el deseo manifestado del orador.
Finalmente, apuntaremos que en estrecha relacin con el imperativo y las consideraciones que sobre l se hacen en las disciplinas
del sl, se encuentra tambin la prohibicin -Nahi- que en principio es una orden, en imperativo, pero en el sentido negativo respecto a la accin. Aunque hay espacio para una compleja discusin
respecto a qu tipo de orden es la prohibicin, ya que el jurisprudente
puede entender que se espera la omisin o abandono de la accin
con motivo de la orden, o puede esperar que, como consecuencia
de la misma prohibicin, dicha accin se refrene. En este segundo
caso, se utiliza para las situaciones en que la prohibicin se efecta
respecto a una accin, sin otra consideracin -la cual ha de ser
necesariamente omitida-, de que se prohba en un contexto en el
cual haya otras consideraciones, como puede ser la incitacin o
tentacin a transgredir, en cuyo caso no basta con prohibir, sino que
la orden de prohibir tambin es buena para el acto; esto es, no slo
se anula la accin, sino que se crea por causa de la prohibicin un
cordn normativo explcito de aislamiento respecto del acto.
El juego de equilibrios conductuales entre los aspectos positivos y negativos de las acciones, tanto si son ordenes de actuar,
como de omitir, o prohibiciones de omitir o de actuar, aparentemente podra ser motivo de error, pues, convencionalmente, es indiferente ordenar no hacer algo que prohibir hacerlo; no obstante, en la
tipificacin penal del comportamiento estos aspectos habrn de vincularse a las nociones de valor y disvalor, aspecto tcnico que
- 282 -
Comportamiento pasivo
Accin desvaliosa
Omisin
Accin tpica
Omisin tpica
Aunque en la observacin efectiva del acto tpico, como tendremos ocasin de observar, el sistema penal islmico es netamente
causalista, ello no impide que el anlisis legal contemple las acciones con un criterio activo o negativo respecto de la norma, y de
sta respecto a su fuente referencial, de forma que no se hace
balda una reflexin diferenciada en torno a la consecuencia
motivacional del actor frente a la orden imperativa o prohibitiva,
ms all de la concrecin conductual especfica.
- 283 -
su objeto de reflexin, en especial para el observador de los fenmenos religiosos, cualquier tipo de maximalismo, si descalifica a un
colectivo importante, ha de ser motivo de prevencin. El orientalismo
de todo tipo ha tendido con demasiada frecuencia a descalificar las
tesis doctrinales no-occidentales como retrgradas; si bien es cierto
que cualquier antroplogo o estudioso social, sabe que es prcticamente imposible precisar dnde se haya la correccin en las convicciones y acciones humanas; dicho esto desde el punto de vista de
la efectividad legal. No ignoraremos que en las sociedades cerradas por un sistema de ordenes activas -los imperativos doctrinales, que mediatizan la individualidad al destacar el papel transcendente
de las implicaciones de los actos sobre el colectivo social, hay un
continuo riesgo para el fascismo ms burdo, pero tambin nos parece evidente que este tipo de sociedades, si en origen estn bien
ordenadas -lo que tienen que ver, al menos en primer lugar, con el
nmero de adeptos sinceros dispuestos a sostener la bondad y la
transcendentalidad de esas bases doctrinales-, establecen unos muy
contundentes medios de prevencin sobre esas actitudes perniciosas, por la propia lgica intervencionista sobre la individualidad, puesto
que no slo prohben las actitudes opresoras del individuo y el colectivo, sino que suelen obligar a tomar parte activa en la defensa del
Orden, en cuanto que valor superior y si se encuentra en su estado
ideal, de forma que suele tratarse de mbitos doctrinales donde la
utopa de otros ordenes es la norma existencial que los identifica;
posiblemente, a causa de esa dimensin utpica, el riesgo de fracaso puntual y la pervivencia idealista pese a todo, son tan elevados
como la cotidianeidad nos muestra. Las concepciones que estamos
denominando abierta y cerrada en el sistema de lectura de la
literalidad sl para jnd Jurrsn han de ser ubicadas en torno a la diferencia que l mismo establece, a efectos metodolgicos,
entre la efectividad de la orden pura -positiva del acto- y el carcter defectivo de la prohibicin. Segn Jurrsn lo que es destacable
para el jurista ha de ser la orientacin y el objetivo de la voluntad
imperativa -Garad-347 , espacio en el cual nosotros percibimos el
color doctrinalista que se guarda en la matizacin del jnd, que no
- 287 -
es otro que el propsito de ser coherente con la literalidad metafsica, y que se determina para responder a la Orden revelada con una
voluntad tan legal como litrgica. Puesto que buscar la diferencia
entre nociones que simplemente podran ser consideradas imperativas, y consecuentemente graduar la relevancia de la respuesta en
funcin de la asuncin de la orden y de la prohibicin, supone primar
confesionalmente el sentido activo e implicado con la recreacin del
orden interno, frente a las nociones contractuales que tendern a
considerar que la mera delimitacin de lo socialmente correcto es
marco suficiente para la habitabilidad del orden jurdico; entre ambas nociones se establece el impreciso y arduo espacio que media
entre la militancia doctrinal y la ciudadana responsable, pero
doctrinalmente pasiva.
Donde se puede percibir hasta qu grado es determinante la
observacin transcendente de las rdenes divinas, como los juicios
sobre actos que aparecen tipificados de forma contradictoria segn
las fuentes. Evidentemente el problema jurdico habra de estar en
determinar qu informacin es la autntica si sobre una determinada cuestin el jurista se encuentra con dos o ms referencias contradictorias, de lo cual se ocupan muy concienzudamente las ciencias especializadas en las Tradiciones y en las transmisiones de stas. No obstante, hay ocasiones en las cuales la azarosa evolucin
documental islmica -muy especialmente en el caso de la historia
duodecimana- no ha permitido determinar con total certeza cul es
la informacin veraz348 , en esos casos -que por otra parte estn
previstos en la metodologa del sl- la cuestin que hemos apuntado con anterioridad de la transcendencia de la orden se pone de
manifiesto en su nivel ms elevado, ya que lo que ha de establecer
el jurista en su normativa es cmo satisfacer esa Voluntad que se
ubica tras la noticia revelada o transmitida, habida cuenta que no se
trata simplemente de determinar qu hacer sino qu se ha de hacer.
Cuando al jurista se le presentan dos rdenes documentadas
- 288 -
que guardan una relacin similar con la accin a tipificar, se suceden tres situaciones todas ellas tcnicamente factibles, pero tambin excluyentes en lo que a su valor transcendental se refiere:
Ambas pueden aparecer como obligaciones no complementarias
sino contrapuestas, de forma que obviar una de ellas no sea posible.
Tambin una de ellas puede aparecer como evidentemente obligatoria, de forma que la segunda slo tenga un carcter de accin
preferible o meritoria, en cuyo caso el conflicto es menor, siempre y
cuando no sean acciones contrapuestas. Finalmente, puede suceder que siendo acciones diferentes y obligatorias no se interfieran,
de manera que se haga posible el satisfacer ambas rdenes sobre
una misma accin.
Evidentemente, cuando se trata de atender una Voluntad
transcendente, estas situaciones, si la documentacin no es uniforme, son muy frecuentes, y en esa frecuencia estriba una de las
virtualidades de los sistemas metafsicos, ya que lo relevante no es
el cmo ni el qu de la accin o la norma, sino los porqus de stas.
Para cualquier mente lgica la respuesta no puede ser otra que la
aparentemente sencilla que proponen los autores del sl, quienes
sostienen que entre dos opciones relacionadas con una obligacin
de actuar, se ha de elegir una de ellas y actuarla, de manera que la
otra quede obviada, en todas sus dimensiones; esto es, una vez optado un camino actor, la segunda opcin no se considerar dotada
de ningn tipo de consideracin de las que como opcin posible
pudiera haber tenido: el tipo legal de la primera ignorar las categoras legales que la segunda opcin pudiera tener.
La ignorancia de la segunda opcin es una interesante cuestin
que por el momento apartaremos de nuestra atencin, dado que lo
que nos llama a la reflexin es aquello que Jurrsn justamente
considera como los parmetros de la actuacin, que no es otra
cosa que los presupuestos con que se optar entre ambas rdenes,
cuestin nada balad en un mbito literalista. Para l349 lo relevante
en la cuestin es el establecimiento de un mximo y un mnimo en la
obligatoriedad que vincula la actuacin a satisfaccin de la orden
- 289 -
ta cuando llegan hasta el jurisprudente dos tipos de rdenes relacionadas con un nico juicio, que son -ambas- imperativas, aunque la
primera se presenta como positiva -un imperativo puro, o convencional del tipo que Corriente denomina agentivo- y la segunda es
una negacin del acto, esto es, una prohibicin directa; de manera
que se presentan dos aspectos netamente diferenciados, pero ambos dentro de una misma pauta para la actuacin352 . En realidad, si
se presta atencin observaremos que previamente hemos dado la
explicacin sl a este tipo de situaciones, puesto que el jurista en
ellas ha de observar el objetivo o garad de la accin, y comprobar
que para cada orden es diferente, ya que la supuesta unin de las
entidades agentivas, positiva y negativa, es bastante ficticia, ya que
si se sostiene que la prohibicin es un abstenerse de actuar, no habr conflicto posible, entre la orden del acto y la negacin del mismo. En la ms elemental lgica aviceniana la entidad existencial
prevalece sobre la negacin353 ; en todo caso, parece evidente desde la lgica argumental al uso en el sl que la prohibicin, en tanto
en cuanto es una entidad vinculada a la inexistencia, es indicacin
de algn defecto -fasd- de la cosa legislada, pues el jurista siempre se aproximar a ella con cierta prevencin, especialmente si ha
de enfrentarla a una orden, puesto que en caso de tener ambos
imperativos la misma categora documental la opcin positiva de la
accin habr de ser dotada de una prima. Por otra parte, no olvidemos que si bien es intelectivamente factible especular sobre la reunin de dos entidades contrapuestas, desde el punto de vista de la
convencin social -con la relevancia que el u`rf veces posee en el
contexto legal islmico- estas situaciones repugnan a la juridicidad
misma, pues sta se ve afectada en su funcionalidad cuando al actor no jurisprudente se le presentan ambas opciones, con la adicin
de un alambicado sistema de exclusiones; lo coherente es que se
conceda, por parte del fijador de la norma, la primaca argumental a
la accin positiva, que siempre gozar de mejor beneplcito que la
negacin, fcil de atraer escrpulos tericos, lo que en un medio
confesional no es irrelevante.
- 294 -
- 295 -
posible plantear si suceder que en la no-asuncin del acto ordenado se invierta la consecuencia de la orden356 . Parece evidente que
establecer un espacio metodolgicamente preciso se hace indispensable para un sistema jurdico apoyado doctrinalmente en la obediencia a un mensaje confesional, por cuanto la literalidad pura se
hace insuficiente, ya que el intelecto ms simple reclama la proyeccin de la comprensin del mensaje a esas otras zonas semnticas
tcitas, y consecuentemente no literalmente expresadas.
Las consecuencias para el diseo de la normativa legal son
evidentes en uno u otro caso, pues se acompaan con la literalidad
procedente de la evidencia formal del mensaje, y con sta acompaada, a su vez, de esa deduccin. En la casustica normativa tradicional aparece un caso paradigmtico de la problemtica del mafhm,
que tiene que ver con la orden cornica de ayunar hasta la puesta del Sol; todos los autores que de ello se han ocupado a lo largo
de la Historia jurdica islmica han tenido que vrselas con esa comprensin extensa de la indicacin imperativa de la Revelacin, puesto
que el mafhm de la frase en cuestin indicara que no se puede
abandonar el ayuno sin la evidencia de la puesta solar; planteamiento metodolgico que proyectado, por ejemplo, sobre el sistema penal, llevara a que las prohibiciones puedan tener una limitacin tan
ntida que podran sobrellevar el rigor de lo categrico, y tal vez en
el caso de las pruebas, a un grado de minuciosidad casi inoperante357 para la prctica jurdica efectiva, que en definitiva es el objetivo de toda esta reflexin para-jurdica.
Tcnicamente se establece desde el sl una reflexin que se
toma de la mecnica gramatical rabe, ya que se observan las frases causales con la metodologa que la filologa clsica las analizara. Por ejemplo, en el caso de las condicionales, a la segunda parte
de la proposicin, en la que se encuentra la consecuencia -siendo
sta la parte del mensaje verdaderamente til para la prctica de la
legalidad-, se le observa como secuela lgica, y como tal es examinada, ya que habitualmente la Filologa arbiga, desde muy antiguo,358 sostena que la voluntad o intencionalidad directa del emisor
- 298 -
y el ser legal que hemos mencionado. Todos estos tipos, procedentes de la metodologa lingstica del rabe, expresan una serie de
entidades conceptuales que en un mensaje doctrinal concretan los
destinatarios efectivos y, ms all, aqullos que han de ser los autnticos receptores de una seal trascendente. Igualmente, las indicaciones normativas, que se plantean en trminos genricos, son los
hitos legales bsicos que delimitan el espacio jurdico que se entiende acotado por el mensaje; por tanto, la correcta ubicacin de los
tipos de genricos ayuda al jurisprudente a calibrar la gradacin de
implicacin que se ha de deducir de la fuente.
Por ello, y a causa de la relevancia de la calibracin de ese
valor legal, es interesante observar cmo se determina en el sistema legal duodecimano la diferencia entre una expresin genrica y
una indefinida, puesto que la primera tiene un transcendental peso
especfico en su valor legal y, sin embargo, en la segunda, por ser
una forma imprecisa de alocucin, slo se observa una forma vaga
de indicar una tendencia del emisor 361 . De forma un tanto
reduccionista se establece un filtro gramatical puesto que la frontera, de forma esencial, entre el genrico y el indefinido en el rabe
ms evidente se determina por la presencia del artculo gramatical l- junto a una palabra, de forma que los indefinidos, salvo matices
que se relacionan con las complejas normas de la metodologa retrica, suelen aparecer sin artculo. No obstante, esta sencilla regla no
resuelve la tipologa que observamos, por cuanto un sustantivo rabe, en unin de su artculo, no es ms que un genrico no concretado, de manera que siempre queda como labor del muytahid precisar qu se puede entender como la voluntad emisora en ese mensaje. Tambin se establece en la reflexin literalista de la Teora legal
duodecimana, en qu medida la ubicacin de los elementos, a los
que la referencia genrica hace alusin, se encuentra implicada en
la relacin de los miembros con el conjunto tipificado. As, se tiene
en cuenta que el individuo se halle, con certeza, en el conjunto aludido como miembro de pleno significado -en el ejemplo anotado:
los sabios-, o el caso del individuo que est inserto en el conjunto
de forma genrica, pero que no se corresponde con algn tipo de
- 304 -
subconjunto -el ejemplo escolar suele ser el de los sabios corruptos; por otra parte se cuenta con que hay individuos de los que se
puede dudar si pertenecen o no al conjunto referente -es el caso de
la duda de si Fulano es un sabio-, como puede surgir la duda en el
subconjunto -por ejemplo, sabemos que Fulano es un sabio, pero
ignoramos si es corrupto-; finalmente se establece la posibilidad,
muy ambigua, en torno al primer grupo del conjunto -as se puede
continuar con el ejemplo preguntando: quines son los sabios aludidos?-.
El plantear una gradacin de la prioridad genrica el sistema
terico que delimita la implicacin referencial legal despeja la cuestin de la significacin semntica, dado que delimitando el qu del
mensaje se pueden despejar las referencias e ignorancias de tipo
especfico. Tenga en cuenta el lector que este debate es esencial en
un sistema jurdico asentado en la literalidad, puesto que conocer a
quin o a qu se refiere el significante en un texto referente es
esencial para consolidar el prestigio transcendente del sistema normativo, ya que su credibilidad y coherencia doctrinal descansa, indefectiblemente, sobre la certeza de que lo normativizado, se corresponde con la intencin expresa del mensaje, y que es la concrecin lingstica de la voluntad del emisor, o al menos del editor del
documento que es fuente legal. Por supuesto una cuestin como
sta, sustancialmente especulativa, ha conllevado una importante
polmica acadmica, aparentemente hoy superada, pero que en su
momento estructur el sistema metodolgico legal sobre la base de
la visin lgica aplicada al caso. As, Jurrsn362 consider que tal
gradacin no se deba ubicar, tanto en el carcter genrico de las
expresiones lingsticas, como en su carcter de referente, de forma que en el estatuto de huyyat se determinaba la relevancia jurdica del mensaje. Por su parte una serie de autores, muy condicionados por la escuela hiperliteralista de la tradicin jbar, como es el
caso de Mrz Qom363 , consideraron que no hay gradacin posible
en lo genrico, pues esa supuesta gradacin llevara a las
especificidades, que son netamente otra concepcin interpretativa
- 305 -
labor de personalidades inquietas, que no eran profesionalmente telogos -sta es una categora social, e incluso profesional, muy tarda, ms vinculada a los intereses de los poderes temporales de
reyes y califas que a la idiosincrasia islmica original-, por lo que la
superacin del mbito de la Haza en lo que se refiere al debate
sobre la identidad del sistema legal, muy especialmente en las cuestiones tcnicas y doctrinales relacionadas con la lectura e interpretacin de las fuentes dogmticas, slo devuelve la cuestin a su
espacio natural: la sociedad islmica, sin ms matizaciones. Posiblemente, es a esta instancia a la que Jatam se refiriera, en el texto
que anteriormente analizamos, cuando utilizaba el desconcertante e
innovador -con la carga que este peyorativo epteto posee en el
contexto doctrinal islmico- concepto de sociedad civil islmica,
que parece as contrapuesto a la cooperativa de opiniones acadmicamente establecida que ha llegado a ser el colectivo de los telogos salidos de las escuelas de jurisprudencia.
- 309 -
mas, las cuales en unos casos no estn en las fuentes, como tales
referencias; y en otros casos, si aparecen, lo hacen de una manera
que se pueden establecer serias reservas metodolgicas que supongan algn tipo de incertidumbre sobre la condicin de huyyat, que
ha de existir entre el juicio legal y su referente doctrinal, para que
aqul goce de prestigio religioso.
En el momento en el cual aparecen reservas tcnicas sobre la
documentacin, o sta no es suficientemente precisa, e incluso cuando la documentacin es categrica en su valor de representacin
de la voluntad, supuesta o deducible del emisor, el sl necesita
dotarse de los instrumentos mecnicos que le permitan superar ese
escollo. Si la estructuracin lgica de la interpretacin de las fuentes directas, sobre la base de la literalidad, proceda del sistema
clsico aristoteliano, a causa de la coherencia que ste aportaba a
la relacin sencilla entre significante y significado aprehensible, en
la nueva tesitura, en la que el sistema legal ha de tener en cuenta
otras variables ms complejas que esa simplicidad en la relacin,
habr de elaborarse un sistema referencial sustentado en una ordenacin lgica ms compleja, la cual, an siendo bsicamente autnoma y autctona del mundo intelectual musulmn, una vez analizada, especialmente en sus aspectos semnticos, se asemeja bastante
a los sistemas lgico/modales366 que se han desarrollado en Occidente a lo largo del ltimo siglo. As como la base determinante de
la coherencia literalista descansaba sobre la certeza categrica,
que el jurista llegaba a poseer sobre la fuente en que apoyaba sus
juicios legales, y sobre la certeza metodolgicamente intachable que
sustentaba su interpretacin del significado; al dar paso esa certeza
a conocimientos relativizados o parciales de la fuente, de su mensaje -tanto para el caso del significante como del significado mafhm, e incluso del tipo legal resultante de la equiparacin documental, el
jurista ha de incorporar los matices que han sido sistematizados por
los autores sl desde el sistema lgico, creando toda una metodologa argumental, especulativa esencialmente, que haga posible aplicar fuentes documentalmente dbiles a juicios categricos, lo que
- 311 -
llega a ser factible mediante el valor anexo que esa misma metodologa lgica confiere a la matizacin, la cual de esta forma adquiere
un cierto valor estructural.
Por tanto, la elevacin tcnica de los conocimientos relativos y
parciales a la condicin de referente doctrinal vlido, de que goza
el conocimiento categrico en el sistema literalista, habr de ser la
aportacin de esta segunda parte del sl, denominada Prctica;
completando de esta forma la capacidad del Fiqh para responder a
todas las expectativas legales de la sociedad confesional.
Metodolgicamente, la problemtica de un sistema legal
doctrinalmente literalista respecto de sus fuentes transcendentes,
se centrar no en la morfologa lgica clsica, esto es en la correlacin directa entre predicados, sino en la contemplacin de la funcin lgica367 de los elementos aplicados, dado que se habrn de
tener en cuenta aquellas fuentes que no renen algunos de los requisitos, que en un sistema literalista son de irrenunciable valor
referencial, por lo que el conocimiento legal que aporten ser limitado, como limitada habra de ser su representatividad jurisprudencial,
de no ser por el apoyo tcnico de las teoras que a continuacin
observaremos, las cuales permiten al jurista suplir esa limitacin
documental con una serie de comodines legales tcnicos, que -a su
vez- conducen a establecer un tipo de juicios legtimos, suficientemente consistentes, y coherentes, con la doctrina teologal de respeto a la Revelacin.
El sistema legal establecido por esta Teora de la jurisprudencia, tanto en su aspecto literal o deducible, como en el aspecto que
denominaremos inducido -que no es otro que ese sl prctico,
que pretende reunir los instrumentos capaces de asignar la categora de referencia legal a lo que doctrinalmente no llega a serlo- tiene
pleno sentido doctrinal, pues no ha de entenderse como doctrina del
conocimiento, aquello que se refiere solamente a la demostracin
deductiva, y a los principios universalsimos y mximamente
inteligibles, sino que se refiere tambin a todo aquello que en
- 312 -
el conocimiento dice razn de punto de partida 368 . Por nuestra parte, consideramos que en este planteamiento que analizamos
hay, esencialmente, lo que podemos considerar como un experimento o un intento de Jurrsn y algunos de los autores del moderno sl por transformar las bases lgicas aristotelianas, pasando a
esquemas modales ms sofisticados; sin embargo, el momento en
que esta suerte de reforma se intent, la lgica del tipo hipottico
deductivo an no estaba lo suficientemente desarrollada y, consecuentemente, las transformaciones en el sistema sl, en este campo
especfico, son limitadas, sino tmidas. Nos parece evidente que una
actualizacin del edificio terico del sistema jurdico islmico, sobre
bases lgicas ms complejas habran de suponer cambios sustanciales en la percepcin que los juristas musulmanes pueden tener de
su pasado documental y de su realidad dogmtica, pero ste es un
esfuerzo que no parece haber encontrado su momento, o la personalidad capaz de afrontarlo. En definitiva, podemos considerar que
actualmente y en puridad lgica, los instrumentos relativizadores
de la referencia legal huyyat se comportan como meros singulares
percibidos, capaces a su vez, frente a los elementos categricos,
de aportar un cierto conocimiento universal, siendo como es este
tipo de conocimiento, aquello que relaciona lo comprendido de un
texto, e incluso lo concretado en su realidad histrica, con la Voluntad transcendente, y que es el pilar del edificio legal confesionalista.
Es posible para el analista, que se adentra en esta rea del
sistema jurdico islmico, verse tentado por reflexiones del tipo de
las que pone el nfasis en delimitar qu se puede considerar Conocimiento, puesto que la base doctrinal de todo orden legal confesional
se ha de situar, ineludiblemente, en la certeza de la conexin de
aquello que se sabe, con la Voluntad divina, de forma que lo intuido,
o lo presupuesto, puede verse excluido del certero campo del conocimiento, como entidad absoluta, para habitar los espacios ms grises de las especulaciones humanas, las cuales no han de gozar de la
solvencia doctrinal que el jurista-telogo reserva para la Revelacin.
- 313 -
dera bases esenciales del Islam, tiene mucho que ver con el u`rf
o consenso sociolgico, esto es, con el espacio de mentalidad e
ideolgico que media entre la sociedad civil y el mundo intelectual
oficial, de forma que cualquier tipo de innovacin metodolgica queda
acadmicamente comprometida, especialmente frente a la inercia
que tienden a imponer los rutinarios currculos pedaggicos de las
escuelas teolgicas. Evidentemente, esto coloca al sistema legal
duodecimano a recaudo de las aventuras intelectuales que puedan
sobrevenirle, pero tambin crea un cerco de esterilidad creadora en
torno a la capacidad del cuerpo de los jurisprudentes para generar
concepciones doctrinales verdaderamente nuevas, problema que la
autocomplacencia acadmica no ayuda a solventar.
Por otra parte, condicionar la fortuna tcnica de un documento
histrico como una noticia nica a la circunstancia de que sta no
llegue a producir fricciones con el consenso acadmico tradicional, parece una prevencin dictada por el corporativismo, que tanto
la Haza como cierto tipo de clrigo, de entre los u`lmah, suelen conferir a sus elaboraciones metodolgicas, pero -en ningn casopuede pensarse que sea un planteamiento doctrinalmente susceptible de apoyo; si bien se considera que ese consenso, cuando se
presenta como algo histricamente reiterado, y resulta consolidado
por un largo periodo de asuncin purista en ese plano ilustrado,
adquiere cierta carta de naturaleza social. Aunque, finalmente, nosotros consideramos que no puede sostenerse con fuerza dogmtica que haya de ser el candado que bloquee unas posibles nuevas
lecturas de las fuentes, puesto que siempre la interpretacin metafsica de la Ley estar condicionada por el conocimiento tcnico, incluso de aqul que pueda ser metodolgicamente perifrico, y que
en cada poca ayuda a la observacin de la tradicin documental.
Nuestra opinin, pues, en relacin con el debate suscitado a partir
de la noticia nica y de su valoracin en el sistema legal, es que la
inclusin, con carta de naturaleza metodolgica, de este tipo de documentos en el ordenamiento jurisprudencial slo es comprensible
mediante un anlisis de la sistemtica del conocimiento de la cues- 326 -
- 329 -
divino, consecuentemente condena legal y doctrinal, cuando el sujeto no ha tenido una previa orientacin sobre sus deberes. Planteamiento que pone al individuo -tanto terico del sistema legal, como
al actor- a recaudo doctrinal de hipotticos reproches por las acciones omitidas u errneas, por lo que se denomina disculpa al mecanismo argumental que permite eludir, no la accin, sino la responsabilidad doctrinal y, en su proyeccin ulterior, la legal, cuando consta
que la accin se apoy sobre este presupuesto: todo lo cual llega a
ser factible, slo en los momentos de ausencia de cualquier otra
referencia legal vlida. Considrese que la gran diferencia entre
esta figura metodolgica y la aplicacin de las noticias nicas, estriba esencialmente en que stas pueden ser alternativas a las lecturas literales que no satisfacen la argumentacin legal, sin embargo,
la disculpa es funcional en los casos de ausencia de cualquier otro
referente vlido. De cualquier forma, la apelacin a esta figura
metodolgica, desde la muy sutil lgica escolstica, se contempla
con prevencin teolgica que no se supera la hiptesis de una contravencin -jasm- de la Voluntad divina, la cual tcnicamente no se
puede tener en cuenta. Esta reserva de los telogos ms escrupulosos con los deberes de una formulacin dogmtica est en el origen
de la tesis -anotada por nosotros- sobre la obediencia debida a
Dios planteada por s-Sadr, quien ha venido sosteniendo que esa
disculpa no es doctrinalmente factible398 , si bien legalmente tiene
un espacio evidente, y que, en lugar de ella, el creyente ha de proceder con prevencin extrema, para actuar o incluso no hacerlo, siempre segn los casos, sobre el presupuesto de procurar no contrariar
la Voluntad divina; no siendo factible para quienes as opinan, apelar
a esta disculpa liberadora de las prevenciones y de los celos
metodolgicos.
El argumento genrico que los autores, que teorizan sobre la
disculpa doctrinal y legal, aducen en el mbito de las tradiciones y
hadices se refiere a un clebre hadiz399 del Profeta (PBd), en el
cual mencionara nueve elementos de los que Su Comunidad ha
sido liberada, entre las que se encuentra: aquello que [la congre- 332 -
-dtar- una determinada accin; de forma que esa disculpa solventa la necesidad de una respuesta desde el dogma jurdico y religioso,
a fin de que la accin no acabe en el espacio de las situaciones que
no siendo legisladas, afectan a la Comunidad [sociedad
confesionalista] esde los vacos de opinin coherente. No olvidemos que el Fiqh insiste reiterativamente que hay una respuesta
para todos los actos del ser humano -de la cuna a la tumba-. En
este contexto cmo se podra esperar que se aplicase la tesis de la
precaucin si a menudo el individuo ignora qu actitud adoptar?
Lo que se solventa, pues, es la obligacin religiosa de cumplir
con el Deber de satisfacer a la deidad -taklf-; de forma que tanta
satisfaccin hay en la disculpa coherente, como en cualquier otra
opcin, con la diferencia de que la precaucin que a menudo lleva
a un celo, por la carga emocional que todo lo transcendente irradia,
lo que puede acabar por asfixiar la naturalidad individual y social.
Por lo que, pese al aura romntica que contiene la exposicin, ya
comentada, de s-Sadr sobre ese deber de extremar la satisfaccin divina, este planteamiento no puede entenderse fuera de un
contexto netamente religiosamente militante e implicado; as, resulta ms realista, si el jurista ha de pensar en los trminos de globalidad
social, que el comn de los individuos que han de aceptar una norma
lo hagan desde una opcin que no impela a sacrificios extremos, del
tipo de los que la precaucin suele llevar aparejada. En definitiva,
un planteamiento precautorio sin referente es slo una forma de
anormalidad en el razonamiento de la reflexin jurdica, y de ninguna forma puede ser la base de una argumentacin coherente y
socialmente sana. Por supuesto, hay un espacio religioso y especfico en el cual el jurista ha de contar con la precaucin, pero no es
el que se disputa habitualmente con la disculpa.
Tambin, el consenso de los juristas o l-ym` es uno de los
basamentos en los que se apoya las tesis de la disculpa, de forma
que ha sido una constante discursiva considerar que el jurista ha de
apelar a las reservas metodolgicas, en aquellos casos para los que
se careca de suficiencia argumental. Al igual que el intelecto -a`ql- 335 -
posicin contraria pueda llevar a un voluntarismo legalista, muy militante, y de imprevisible salubridad social, en el marco de la evidente modernidad, lo que podra explicar algunos de los procesos poltico-legales que anclan el sistema jurdico islmico a cierto pasado
argumental y al historicismo ms limitador.
Tal como indicramos anteriormente, la permanencia de la
condicin legal de la entidad jurdica previa o stishb, forma
parte de las opciones metodolgicas que permiten al jurisprudente
solventar situaciones de duda frente a un determinado dictamen, o
ms adecuadamente habramos de escribir que es un medio para
dirimir la duda legal, cuando sta sobreviene sobre un determinado estado o negocio en el momento del juicio legal408 .
El trmino stishb, etimolgicamente, delata su utilidad, puesto que procede a de la raz del rabe: sa-ha-ba, que significa acompaamiento o continuidad, algo que conserva, en definitiva, una
condicin antecedente; siendo ese algo previo, en el caso del sistema sl, el estatuto jurdico de la cosa legal que con anterioridad se
conoca; de manera que la duda que se ubicara en la mente jurdica
sobre la posible continuidad es despejada por medio de esa permanencia -stishb-, habilitada para no dejar el momento posterior
para la accin en debilidad argumental. Ahora bien qu
transcendencia tiene esa hipottica debilidad generada por la duda?
La respuesta es aparentemente sencilla: en cualquier sistema legal
mucha, pero en un ordenamiento confesional supone descubrir un
espacio singular de la norma respecto del resguardo
transcendentalista; as el stishb restablece, en cierta forma y all
donde hubiese el peligro de ausencia, la presencia de un juicio vinculado al sistema de fuentes y documentos apoyados en la revelacin cornica, en los hadices y en las tradiciones que argumentan
sobre esta figura tcnica.
Es exactamente una formacin tcnica que no se apoya directamente en un argumento -dall- de solvencia doctrinal, sino que
ms bien se trata de una entidad metodolgica, existe entre los autores jurdicos duodecimanos una cierta controversia en torno a la
- 339 -
mismas caractersticas accidentales o kaifat en ambas porciones -referidas tanto al juicio previo como al segundo producto del
stishb-, tambin se fragmenta el orden legal sha` en dos espacios, uno puramente confesional y otro de convencin, con los riesgos teolgicos que supone el asumir un estado de mestizaje
argumental para un sistema legal que tiene por esencia y vocacin
la integridad confesional. Su planteamiento409 nos parece muy coherente, ya que mantiene que: si esta figura metodolgica fuera una
mrat, el jurista podra concretar qu se conserva de la virtualidad
del juicio original; pero en realidad ste es una hiptesis que
artificialmente se incorpora al segundo juicio; es ms, afirma que
considerar la definicin jurrasaniana -que consista en juzgar conforme a lo que se conserva de lo que fue anterior [del juicio]-,
en ningn caso asienta que la certeza previa an se conserve, ya
que sta era privativa del primer juicio, y en el segundo slo se
aplica la consecuencia de l; en definitiva, se aprovecha el fallo
argumental, sin necesidad de vincularlo con los considerandos previos.
Nosotros encontramos que la tesis del principio tcnico tiene
una problemtica lgica aadida al argumento sadriano: que se trabaja sobre una hiptesis y un corte argumental, la primera puede
ubicarse en ms de un punto o estado del discurso del desarrollo del
juicio legal, de forma que la mecnica continuadora del primer estado jurdico pierde considerablemente su coherencia, llevando a esta
jurisprudencia a un estado de ausencia de la analoga, o mejor paridad, necesaria; lo que puede forzar a pensar, desde una observacin neutra, que el stishb carece de respetabilidad doctrinal, considerndose un mero corcusido prctico, siendo como sucede que
es una figura jurisprudencial de considerable aplicacin entre los
muytahid ms prestigiados.
Un prestigioso jurista, como fuera J410 , no se mostr contrario a considerar el stishb como un principio prctico pese a que
apunt ciertas reservas; as su prestigio ha condicionado en los ltimos tiempos el debate sobre la cuestin, en el que se ha tenido poco
- 341 -
- 347 -
riormente expusimos -en relacin con la funcin tcnica en el sistema legal de la nocin de u`rf- que la probidad en el contexto doctrinal islmico era esencialmente un concepto de perfiles sociales,
puesto que en ningn caso se podra vincular a personalidades o
entidades legales que, an dentro de la correccin normativa, adoptasen posiciones socio-polticas, doctrinales o de comportamiento
personal que fuesen susceptibles de reprobacin por sus prximos.
Por ejemplo, un jurista -juez, profesor, terico del Derecho o letrado- que guardase algn vnculo con elementos antisociales, como
puede ser el caso de un hipottico abogado, que debiese su prestigio
dogmtico a sus obras u opiniones escolares, y que en su despacho
profesional aceptase la defensa o diese consejo antisocial a un delincuente; tomando su dinero, perdera ese estatuto de probidad,
aunque no sucedera esto si no hubiese en todo ello un beneficio
material, de forma que la gestin legal se asegura, pero se condenan los vnculos entre los prceres del sistema legal y aqullos que,
an poseedores de derechos legales, son socialmente considerados
indeseables.
Se sigue, finalmente, una condicin que guarda mucha relacin
con la percepcin convencional y social que el colectivo imitador
llega a poseer del individuo, puesto que la integridad en la prctica
religiosa -kamlat-, es literalmente una plenitud en los actos de
adoracin o badt, que supone que el jurisprudente referencial
habra de ser un miembro notable de la colectividad, de quien se
tuviera la evidencia que es un musulmn practicante, lo cual implica
cierta publicidad de su religiosidad, lo que linda -inevitablementecon el formalismo ms que con la pureza de intencin. No obstante
la condicin se justifica plenamente, a nuestro entender, por cuanto,
en una sociedad comprometida e implicada, este tipo de aptitudes
generan bastante cohesin y no poca disciplina militante. Seguidamente, el sistema jurdico prev una alta dosis de formacin libresca
y pericial, as como una cierta erudicin, que tradicionalmente se
vincula al paso disciplinado por las instituciones escolares islmicas
o seminarios teolgicos o haza, aunque desde el siglo pasado una
parte de la intelectualidad jurdica islmica ha sido formada en un
- 352 -
medio menos costumbrista, como puede ser la universidad moderna, puesto que las escuelas religiosas poco a poco han llegado a ser
instituciones en las que se ha acabado por sobredimensionar el tradicionalismo, frente a la capacidad de renovacin intelectual que
permiti en el pasado que los musulmanes fueran notables generadores de pensamiento. Si bien es cierto que de la Haza proceden
buena parte de los idelogos del moderno pensamiento poltico y
jurdico islmico, no es menos cierto que algunos de los ms slidos
de entre ellos -entendidos desde el punto de vista de la homologacin con el contexto amplio y social del mundo actual- reciclaron su
formacin islmica en instituciones forneas al mundo tradicionalista de los seminarios teolgicos, como puede ser el caso de Behesht
o qbl.
Aunque tcnicamente la cualidad de muytahid sigue siendo
privativa de los telogos -al uso tradicional-, puede llegar a poseerla
cualquier individuo instruido en las disciplinas legales islmicas, pero
todo ello se diferencia de la condicin de atinente legal o Marya`at,
privativo de los religiosos o jnd o estudiosos facultativos y profesionales de las actuales Ciencias Islmicas; lo cual es una complicacin aadida a la realidad de unas sociedades musulmanas
pluralistas -o al menos diversas- en las cuales, ms all de las tesis
sobre la Soberana del Jurisprudente, es difcilmente asumible que el
ordenamiento jurdico del Estado islmico quede solamente en manos de estos pensadores religiosos, que en no pocas ocasiones adolecen de una formacin secular y tcnica adecuada para teorizar y,
por supuesto legislar, sobre los, cada vez ms complejos, aspectos
de la ineludible modernidad. Ya apuntamos entre las condiciones
tcnicas que ha de reunir el individuo que puede ser imitado legalmente, una serie de cuestiones que en este nuevo espacio omitiremos, como es la pureza de linaje, etc.; srvanos mencionar que estos
aspectos son eminentemente periciales, de manera que los que verdaderamente han de interesarnos son aquellos aspectos estructurales, esto es los que determinan la ipsidad del estatuto de mary`a-e
taqlid o referente jurdico, puesto que esta cuestin nos facilitar
- 353 -
- 361 -
Parte Tercera
mente se ha desarrollado- y, consecuentemente, las fuentes documentales que la justifican -tal como han llegados a ser comprendidas por los intelectuales musulmanes generadores de la metodologa que sustenta a la primera-, ha determinado una especfica visin
metafsica del mbito jurdico penal de orientacin e influencia religiosa islmica.
Esta cuestin es de especial inters, en el marco de un anlisis
del Derecho musulmn, por cuanto es la ms directa y evidente
aplicacin social y poltica de este orden legal. Las normas penales
en definitiva son las normas del Estado, de la autoridad poltica y
socialmente constituida, sea cual fuere su basamento. Adems -y
esto es lo que nos importa especialmente-, es la cristalizacin formal de la percepcin antropolgica que una sociedad llega a formase de s misma, tanto de su esencialidad, como de sus aspectos
quidditativos ms diversos. Percepcin que determina sus filiaciones afectivas y emotivas; puesto que las normas penales reflejan
las convicciones con las que los miembros de esa sociedad se comprometen; y que, por otra parte, conforman y resultan ser el espacio ideolgico y espiritual ms difcilmente objetable. De forma que
en la contractacin con otros ordenes, esa impresin cristalizada
ser aquello que discrimine dnde se pueden determinar los puntos
tangenciales con otros sistemas de convicciones. La estructuracin
sistemtica de un corpus de normas punitivas para los actos considerados como indeseables, se presenta como el estadio ms bsico, y a la vez ms complejo, de la pretensin de establecer un orden
legal que sea poltica y socialmente coherente; implica -como hemos insistido anteriormente- la remisin a un sistema de valores
contrastado argumentalmente, as como su asuncin ms o menos
generalizada, por parte de los individuos que conforman el ser pblico, esto es la Comunidad.
Si atendemos a las opiniones de Wallace, en su observacin
antropolgica437 de las prcticas religiosas en las diversas organizaciones sociales, la ordenacin de un espacio legal proyectado a
partir de un culto codificado y regido de manera ms o menos sa- 363 -
radjicamente, observado el sentido de lo correcto como una evidencia de la individualidad -tal como la entiende el modernsimo
orden legal globalizador-, la percepcin privada y personal de los
propios actos evidencia el grado de integracin del actor y del observador de la accin en el sentido espacio-temporal, lo que lleva al
pensamiento occidental al debate sobre la propia transcendentalidad
del ser individual, uno de los grandes espacios para la confrontacin
entre las antropologas filosficas de Toms de Aquino, Kant, Hegel,
Nietzche y Heidegger, cuyas filosofas del hombre y de su tiempo
tintan buena parte del pensamiento penal actual. En el caso del pensamiento duodecimano la nocin de fitra, sustentadora de esa
cogitativa o razn particular, es la base intemporal sobre la que se
soporta todo el edificio argumental penalista, puesto que de esta
comprensin y la valoracin -preestablecida en la naturaleza del ser
humano- depender la asuncin del orden normativo legal, que ha
de ser totalmente asumido, dado que la coherencia doctrinal exige
que el creyente, acepte como vlidas las premisas de fe que contienen las normas positivas, no siendo posible limitar la efectividad
argumental del sistema a la simple convencin pactista, tal como lo
entienden los rdenes laicistas. Esa cogitativa ordena en funcin
de un procedimiento categorial, un sistema de esquemas y generalizaciones abstractas y comprehensivas, que permite concretar juicios de valor. De forma que, consecuentemente, la funcin
valorativa implica la percepcin plena de los sensibles per
accidens y la realizacin de un juicio particular sobre los singulares 442 . Por ello los aristotelianos clsicos llamaron a la
cogitativa la razn particular443 .
Como explica Choza, en su referido manual, desde esta perspectiva la Psicologa filosfica no se diferencia realmente de las
teoras sobre el Conocimiento; lo que aqulla ha llamado sntesis
sensorial y configuracin perceptiva es lo que los kantianos denominan formas apriorsticas de la sensibilidad -la nocin de
espacio y de tiempo-; de forma que lo que la Psicologa entiende
como comprensin de significados se corresponde de alguna for- 367 -
con la libertad de accin del ser humano, as como con los aspectos
filosficos y ms especulativos sobre la responsabilidad de los actos, etc.; por contra, los textos que son referentes y expresin del
pensamiento acadmico del orden legal islmico abordan la cuestin planteando, con anterioridad a todo esto, un friso de presupuestos precedentes a su vez, impuestos por la doctrina teolgica, a partir de los cuales se recuerda al estudioso que la materia penal, especialmente en sus consecuencias reales, mediatas y prcticas, tiene
por base el delimitar los actos humanos correctos, e incluso los
permisibles, frente a los indeseables, con la nica finalidad de preservar el orden social natural, que se considera coherente para
una sociedad confesional -que esta simple ltima designacin en las
ciencias sociales occidentales ya supone una paradoja compleja, y
podra ser motivo de un profuso y profundo debate-.
Las cuestiones reformistas o regeneracionistas del individuo
descarriado, en el espacio intelectual musulmn, son de la competencia del jlq, disciplina sta que en cierta forma se puede asimilar a la tica -tal como tradicionalmente se la ha entendido en la
filosofa occidental-; aunque esa versin deontolgica islmica est
cargada de elementos espiritualistas y formadores del ser
transcendente, que difieren de la sistemtica socializadora que se
concede a la tica fuera del Islam. Verdaderamente, si hay una
funcin prctica de la observacin que el telogo y jurista
duodecimano establece a partir de la nocin de fitra, es la construccin de un espacio legal, esencialmente deontolgico -en el ms
literal y radical sentido etimolgico de la expresin-. Se ordena el
orden social sobre la base de los deberes, tanto activos como pasivos que se esperan del individuo creyente, consecuentes con la doctrina que ste asume como autntica.
Por supuesto, la realidad histrica exige una matizacin a esto
ltimo, ineludible desde la moderna sensibilidad pluralista y
multiconfesional, ya que el planteamiento enunciado slo parece tener
sentido para el caso del individuo que asume -libremente- como
veraz la doctrina base de la norma penal. No obstante, la evidencia
- 371 -
teccin de los derechos de las gentes, en la lnea [de importancia] concedida a la salud del Movimiento islmico [= renacimiento de la conciencia confesionalista]. (...) El sistema jurdico
tiene por base la Justicia islmica [= religiosa y consecuentemente revelada] que se vincula a la figura del juez justo y conocedor [= partcipe] de los principios esenciales [dabet] religiosos (...) En consonancia con la mxima B Cuando juzguis
entre los hombres, hacedlo mediante la JusticiaC 454 .
Sabiendo que en cualquier orden confesionalista la nocin de
Justicia se asemeja a las tesis escolsticas que la sitan en el plano
de los atributos divinos y, por ello, la vinculan al sistema legal como
un principio activo de la religiosidad, cualquier aplicacin de la legalidad que se considere justa ha de ser consonante con los parmetros
de compostura, definidos por la propia escolstica; de manera que,
para el telogo, slo ser comprensible la correccin que se ajuste
a las pautas ticas y de armona de la fitra que los propios escolsticos establezcan como dogmticamente acordes con la Revelacin. Pautas que pasan, como venimos explicando, por preservar,
sobre cualquier otra cosa, la salubridad social que se considera
amenazada espiritualmente por el delito, que tiene por raz teolgica
lo que en el sistema teologal judeo-cristiano se denomina pecado.
Pongamos un ejemplo de la sensibilidad con que se aborda un
aspecto de la sociologa del delito en los ordenamientos jurdicos
imperantes en Occidente, en contraste con la percepcin dogmtica tradicional en el Fiqh: la mayora de la edad -los 18 aos, para el
caso de la legislacin espaola- supone la incorporacin de pleno
deber a la responsabilidad penal directa. En relacin con esta cuestin la tutela terica que, previa a esa edad, ejercen los padres o
tutores del individuo joven/menor, supone un alivio para ste cuando
delinque, en relacin con las compensaciones por los posibles daos
ocasionados, ya que se puede esperar que los tutores satisfagan
esos daos en virtud de su dominio sobre el individuo, que an no
es considerado plenamente responsable. Sin embargo, la sociologa
desmiente este planteamiento, concretamente cuando asume que el
- 374 -
aunque la responsabilidad sobre los actos es personal y nunca transferible. Por supuesto, y como ya hemos mencionado ms adelante
en esta misma exposicin, en relacin con la cuestin de la mayora
de edad se produce una evidente apora entre la tradicin legal clsica y las modernas legislaciones de los pases musulmanes, en los
cuales conviven -en muchas ocasiones de manera especialmente
contradictoria- criterios jurisprudenciales, del tipo de los inmediatamente descritos, con deudas normativas y jurdicas procedentes de
los ordenamientos coloniales, e incluso descolonizadores; de forma
que aparecen paradojas en el dogma legal y, consecuentemente, en
la normativa, que generan hbridos legales entre uno y otro criterio,
los cuales, a nuestro juicio, debilitan la coherencia del programa de
ubicacin de los rdenes tradicionalistas, habida cuenta que esas
aporas tcnicas y tericas son especialmente contractadas en los
casos que tiene que ver con el estatuto de la mujer, la cual en las
obras legales tradicionales islmicas se sita en una esfera social
que est terriblemente condicionada por el u`rf histrico rabe, en
detrimento de la ponderacin y equilibrio de la esencia doctrinal
puramente islmica.
De forma que terminamos por encontramos ante un sistema
legal que doctrinalmente relativiza la accidentalidad individualizadora,
pues relaciona la solvencia del individuo con sus deberes religiosos,
y que antepone la percepcin social a las consideraciones
personalistas, puesto que no siente la necesidad de matizar, estableciendo reas especiales de legislacin que endurecen la media general de las normas convencionales. Para el sistema islmico, lo
correcto no es susceptible de ser observado normal o especialmente, sino que es integral es s mismo, de forma que la legislacin
tambin se estructura de esta manera pro-colectiva.
Verdaderamente, el eje del posible debate se encuentra en la
sensibilidad cultural de uno y otro sistema; para los telogos, que
sustentan sus posiciones sobre premisas transcendentalistas, las
lecturas humanistas -entendidas stas, como las que conceden prioridad el estatuto del individuo, como entidad privada, y sus opiniones
- 376 -
y apariencia -zhuhur-.
La percepcin dogmtica de la accin injusta como pecaminosa, es pues el eje de rotacin argumental de la observacin, eminentemente criminolgica, que el sistema legal islmico establece
sobre las cuestiones del Derecho penal. La acentuacin de los aspectos penales como esencialmente delictivos, desde la perspectiva
reparadora del perjuicio que hemos apuntado, tiene por objeto destacar la relevancia, sobre cualquier otra consideracin, del dao producido a la vctima, la cual es el autntico protagonista de la reflexin jurisprudencial islmica.
Esta observacin criminolgica y determinada por una concepcin integral y globalizadora sobre toda la sociedad, en tanto en
cuanto se efecta superando el concepto meramente judicial de delito,
se distancia del objeto de reflexin convencional del injusto penal,
meramente normativista, el cual es bsicamente valorativo segn la
ptica de la preceptiva jurisconsulta, y por consiguiente axiolgico
en lo jurdico. En el punto de visin islmico se altera esta posicin,
de manera que se opta por tomar en consideracin algunos de los
aspectos que son sociolgicamente ms analticos para con el ser
social global, los cuales si en la estructuracin cientfica occidental
corresponden a las cuestiones observadas desde la Antropologa, e
incluso la Sociologa, o desde el Derecho natural, en el mbito de las
Ciencias Islmicas son cuestiones que guardan mayor relacin con
las materias estudiadas en la doctrina/ideologa sobre el Bien y Lo
justo expuesta en el A`qi`d, con las conductas ponderadas desarrolladas por el jlq, y con la propia recreacin historiogrfica,
puesto que llegados al punto de la estimacin de los daos, el peso
del u`rf y del costumbrismo es de singular relevancia, lo que supone
que, frente a la ponderacin epistemolgica occidental, el valor de
la visin islmica es esencialmente dogmtico frente a todo ello. As
pues, la nocin penalista de delito es la referencia o el punto de
partida para la reflexin legal, pero sta no se agota ah, pues en el
pensamiento ya`far457 se estima que una conducta deviene en
delictiva cuando se estigmatiza a causa de la contravencin del or- 378 -
den dogmtico, que previamente fuera enunciado, el cual es uniforme para todos los miembros de la sociedad, sin que se pueda matizar sobre los espacios de especificidad, a partir de la base de consideraciones individualizadoras.
Por otra parte, esa lgica doctrinal islmica contradice de plano
la opinin relativista de Siegel, para quien ni toda conducta socialmente desviada es delito, ni todo delito es considerado por
la sociedad como comportamiento desviado 458 . Siegel presenta el ejemplo de un acto punible como el estupro, que en la normativa occidental tcnicamente no es tal si se atiende y considera la
edad o condicin de la mujer, pues centra su observacin en la accin, analizada de manera neutra; no obstante, el jurista confesional
no puede desligar el acto de su marco de incidencia, por ello centra
la cuestin en la consecuencia de la accin, de forma que la valoracin se produce no sobre el suceso, sino sobre el resultado; por
lo que el acto de mantener relaciones sexuales con un menor o es
legtimo -sobre la base de la mayora de la edad u`rf-, dado que no
se lesiona el bien de la doncellez, o es un crimen, y es considerado
siempre como una accin desviada y delito; pues, ms all de las
modas sociales puntuales que asuman tendencias sociales, se sita
la referencia a las fuentes doctrinales que delimitan ntidamente este
tipo de estados, ya que el bien a preservar es la condicin de inocencia espiritual -no simplemente grupal- del menor, lo cual no se
encuentra en relacin con una simple tabla de edades, sino con la
idiosincrasia misma; de forma que la sociologa criminolgica islmica
ha de atenerse al contenedor dogmtico del orden social y explicarlo, dejando las valoraciones de las pautas conductuales puntuales para la tica. El valor de la tradicin que se guarda en el u`rf
asegura que lo socialmente desviado haya de ser considerado como
delito, ya que su propia coherencia doctrinal le obliga a que el delito
sea una forma de comportamiento considerado como cismtico, por
lo que el planteamiento de Siegel no es extrapolable a la lgica
argumental islmica.
La percepcin de la penalidad desde la ptica duodecimana
- 379 -
- 382 -
existencia humana.
- 383 -
compensatoria, de la publicidad social de la pena al infractor, publicidad que no tiene otra funcin que la de ejemplificar -si se quiere
teatralmente- el anuncio de un Juicio divino. De manera que hay un
sentido apaciguador y preservador del orden social confesional, pero
sobre todo hay una imagen espiritual, una puesta en escena de la
nocin superior de la Justicia. Por ello el Bien Jurdico a preservar
desde la lgica del telogo/jurista, siempre es, la salubridad social,
alojada tras el acto injusto puntual, y slo secundariamente el inters mediato del afectado formal. As pues, consideraremos el sistema jurdico penal islmico como la institucin encargada de preservar la sociedad creyente, en el sentido de que es algo instaurado
como consecuencia de la existencia misma de unas ordenes
transcendentes vulnerable desde el exterior del sistema; en contraste con el sentido pactista de los planteamientos laicistas, en los
cuales se suele dar una justificacin interna a la presencia de un
orden penal en una sociedad. Si se asume el carcter ritual del acto
legal, y la institucionalidad sobrevenida esotricamente de la norma
penal, se puede integrar sta en un cdigo de valores, aceptables
por medio de la conviccin religiosa; en caso contrario, el sistema
ser desarticulado y puntual en la visin que llegue a establecer
sobre esos actos.
El orden espiritual a preservar, por supuesto, se ha de considerar dotado de un completo sistema de bondades, de ah su carcter
de bien susceptible de proteccin. Puesto que todas los esfuerzos
legales se orientan esencialmente a asegurar que ese orden se contiene -de ah la expresin lmite = hudd- en un espacio que es
tcnicamente reservado por la norma, pero que fue delimitado en
origen, e impreso en la conciencia de humanidad de cada individuo
en particular- por ello nuestra anterior explicacin sobre el carcter
de la fitra-. Si algo o alguien pretende alterar esa preservacin cuya etimologa tambin es prohibicin = harm- sobrevendr el
mal para lo jurdico, que se contrapone netamente al bien en esa
misma dimensin; de forma que el bien jurdico no se afectar por el
acto injusto, ste slo es una evidencia, una causa del proceso de
- 387 -
presin de su credibilidad.
Slo nos resta asumir, para comprender nuestro objeto de reflexin, que la aceptacin de un sistema de creencias religiosas es
discursivamente tan respetable como la aplicacin de un cdigo de
criterios ideolgicos, e incluso epistemolgicos. Algn investigador
social se atrevera a descalificar, con rigor antropolgico, a los orientales por centrar sus valores en una nocin religiosa, y considerara
cualificados a los occidentales por, justamente, lo contrario? Podran sostener los orientales que en Occidente se yerra, sobre la
misma base calificatoria? Parece evidente, al menos de forma genrica, que existen fundamentos morales en toda actitud de obediencia al Derecho; no slo se trata de que el deber jurdico en s
mismo sea autnomo de la tica, y pretender -al mismo tiempo,
como Kelsen opinara-, que la obediencia descanse en una base distinta, lo que es igual que decir en la validez de la norma por s
misma. Tenemos, en realidad, dos opciones ntidamente diferenciadas: o bien aceptamos que la nocin de obligatoriedad contractual respecto de las normas se agota con stas, o bien hemos de
entenderlas como algo ms complejo; y hemos de recurrir, en definitiva, a las consideraciones vinculadas a los valores superiores,
sabiendo que stos, para buena parte de los habitantes de este planeta, slo se entienden como la cristalizacin de una revelacin religiosa.
De cualquier forma, y consecuentemente con las dos opciones
enunciadas, parece que se decantan ante nosotros dos tipos de obligaciones: de una parte, la que se genera directamente y que, en
funcin de que la norma jurdica es un vnculo dogmtico que nos
parece ticamente plausible; y, por otra parte, aqulla que surge
mediante la aceptacin o adhesin del individuo al sistema jurdico
en su conjunto, y que constituye un arrastre hacia la obediencia, no
slo en razn de la mera justicia normativa, sino en razn de la
pertenencia de sta a un modelo jurdico-poltico globalmente concebido como justo, lo que desde el punto de vista de la islamidad, de
la cual nos ocupamos ahora, slo es factible cuando ese modelo
- 392 -
- 395 -
do esto en su sentido religioso; esto es, no ha de conocrsele transgresiones/pecados, sus prcticas y piedad religiosa debern ser conocidas pblicamente, as como su honestidad y distanciamiento de
los posibles focos de corrupcin econmica y, especialmente, poltica y moral, incluso es deseable la modestia econmica-; por tanto,
la personalidad social del individuo/juez ha de ser relevante e intachable, en el sentido de obtener la anuencia moral de su entorno
social, lo que contrasta con las tendencias que sitan al juez como
un simple funcionario, servidor del Estado y de la Ley, preferentemente bien retribuido para evitar su corrupcin. En el esquema
ya`far resulta esencial que el juez/prototipo goce de esa aquiescencia, por cuanto se considera que su xito en la aplicacin de la
norma se sustenta sobre la complacencia de su entorno social ante
su ponderacin ntegra de enjuiciador, no se espera que el sistema, de manera abstracta y mecnica -como en el caso occidental, muestre las garantas de imparcialidad o solvencia legal que han de
ser bsicas en todo orden legal, sino que stas se sitan en la proximidad del juez a sus enjuiciados, puesto que la firmeza normativa
slo es efectiva en la defensa doctrinal cuando existe la conviccin
de que la justicia legal se imparte humanamente, como parece ser
la nica manera de considerarla divina.
La insistencia de los textos, que teorizan sobre el juez y la judicatura491 , nos lleva a considerar la necesidad de un magistrado de
perfil probo y destacadamente honorable, lo cual ha de ser evidente
para que el creyente enjuiciado asuma su laudo, puesto que dicha
sentencia -hukm o fat- es un vnculo religioso que comporta un
acto de respeto creyente que la sita en un plano tico/doctrinal
esencial en la dinmica teolgica de los pensadores jurdicos
duodecimanos. Posiblemente, ms all de los argumentos documentales religiosos, en esta cuestin se oculta la sistemtica reserva y
prevencin de los sha` frente a los jueces/servidores-califales. No
olvide el observador que la disputa judicial fue la primera evidencia
de una fractura poltico-legal entre los musulmanes tras la muerte
de Muhammad, puesto que -como venimos reiterando
sistemticamente- el carcter transcendentalista que la revelacin
- 399 -
no reconocan para ellos la dimensin transcendente que sus partidarios les asignaban. De una u otra forma, el dominio doctrinal de
los duodecimanos en este espacio concreto del sistema legal
confesional, lo atribuimos al control argumental sobre la nocin de
huyyat, que los telogos ya`far vinculan con los hadices de los
Infalibles. Ya que la certeza en el establecimiento de una relacin
directa y slida entre la sentencia judicial y la norma transcendente,
y ms all de sta, entre el juicio y tipificacin de la accin y la
divina voluntad, slo es factible a partir de un entramado de postulados confesionales, que presentan al juez como garante de una legitimidad legal de orden superior, lo cual es slo posible cuando esta
figura se inviste del prestigio, an del comportamiento formalista,
que la tradicin conserva como referente de la fe religiosa, lo cual
en la idiosincrasia y la documentacin histrica del Islam slo se ha
dado de forma ntida en el mencionado periodo alida.
Pese a lo hasta el momento expuesto, hemos de sostener que
hay una paradoja evidente entre esa tradicin, socialmente autrquica,
que dejaba la justicia formal en manos de jueces llamados por la
poblacin a dirimir entre los miembros de la comunidad musulmana,
y las experiencias histricas en las cuales el poder temporal se ha
sentido tentado a entrometerse en un espacio religiosamente tan
peculiar, que si bien sustancial para el control del Estado, desde los
primeros tiempos del Islam, ha tendido a escaparse del rea de influencia de los prncipes. En la sociedad islmica clsica el estado
efectivo de la cuestin judicial parece ser que se concretaba en una
extensa tendencia a la justicia localista y puntual -situacin que se
prolong con posterioridad, en no pocas zonas de la geografa del
Islam-, de forma que el juez era un personaje vinculado a la mezquita local, y slo afn a ese entorno, sin conexin efectiva con las
estructuras del Poder poltico institucional, con independencia de
cual fuere ste. No obstante, con la aparicin de los nacionalismos,
herencias de la descolonizacin del siglo diecinueve europeo -descolonizacin y nacionalismo que guardan una estrecha relacin causal, y posiblemente inductiva por parte de los descolonizadores, necesitados de una sociedad confesional dbil, homologable con la
- 405 -
laicidad occidental-, asistimos a un proceso de intromisin sistemtica de los gobernantes polticos en la justicia confesional, la cual
asiste a un una fase de frenado tanto en su influencia como en las
limitaciones para la concrecin de los juicios, dado que la estructura
administrativa del Estado tender, en primera instancia, a mediatizar el ejercicio judicial islmico, para ms tarde establecer filtros
en las ejecuciones de las sentencias religiosas, llegando finalmente
a superponer estructuras civiles, que no obstante reproducen la parte ms burda de la historicidad dogmtica jurdica islmica, sirviendo a la lgica poltica del momento. Fracasados estos procedimientos para el control de la judicatura confesional -especialmente en
las reas de hegemona duodecimana, no as en otros espacios musulmanes, como puede ser Turqua y algunas zonas del subcontinente
indio- el proceso se encauzar hacia la institucionalizacin de un
tipo de justicia pararreligiosa muy formalista, especialmente en lo
tendente a hacer dcil polticamente las actitudes autonomistas de
los tribunales islmicos, que inician un desarrollo de la
funcionarizacin, que es, evidentemente, contrario a la dogmtica
escolar, la cual desde antiguo prohiba taxativamente que la actividad del juez confesionalista fuese remunerada501 . Nosotros tenemos la conviccin fundada, de que cierta inmovilidad histrica del
sistema normativo islmico, se debe a esta suerte de simplicidad, e
incluso ingenuismo, y precariedad elegida de la judicatura, que podemos denominar popular. Y, de igual forma, podemos atribuir
algunos de los cambios en la relacin entre el poder poltico nacional
y moderno y las estructuras tradicionales a los vicisitudes sobrevenidas en la estructura legal musulmana de los estados nacionales
surgidos tras los procesos descolonizadores.
El juez arquetpico tradicional, por ejemplo, perpetu un sistema de penas y puniciones muy clsico, sin introducir cambios del
tipo de encarcelamiento o multas al actual uso, por la simple carencia de una estructura capaz de gestionar ese tipo de sistema penal,
y de la misma forma, el nuevo estado tiende a obviar la casustica
legal islmica, ante la necesidad de homologacin internacional, sin
- 406 -
nalista de juez probo, en nuestra opinin, es una institucin histrica, y por ende actualmente enfrentada con los intereses de las estructuras estatales, que necesitan integrar el orden legal, y especialmente la institucin judicial, ms primaria, al sistema administrativo
gubernamental, sin establecer una reflexin, o una revisin de los
postulados dogmticos que soportaban el orden clsico, mediante
un proceso de tentacin econmica a los modestos juzgados de
mezquitas, o por la presin poltica sobre los espacios no-gubernamentales que an puedan quedar en las sociedades musulmanas. El
modelo turco de Kemal Ataturk, por ejemplo, ha sido un ejemplo
atractivo, para solventar los desfases entre la tradicin y la modernidad, mediante decretos polticos-militares, que a la postre evidencian un espacio poltica y legalmente insano -no solventado realmente- en las estructuras estatales; no obstante, el modelo laicista
turco, ha de decirse, es una tentacin no eludida ni por aquellos
estados pretendidamente ms coherentes con el marchamo de
islamidad militante, e incluso revolucionaria502 .
Como contrapunto argumental ha de mencionarse que una de
las peculiaridades del califato de A`l bn b Tlib (P), y base de la
crtica anteriormente mencionada, por parte de la historiografa noduocecimana, fue su comportamiento poltico condicionado por las
convicciones doctrinales, puesto que parece evidente que antepuso
sistemticamente los principios religiosos ms puristas en el desarrollo legal de su tiempo al, casi inevitable, pragmatismo que los
gobernantes han de observar, en todos los tiempos. Comportamiento integral que se proyect especialmente sobre su manera de ejercer la magistratura judicial. Pues bien, esa misma especificidad de
aquello que venimos denominando el modelo alida, es, sin duda, el
aspecto ms traicionado por la moderna estatalizacin del sistema
jurdico y judicial islmico, proceso actualmente sobrevenido en todos los pases que doctrinalmente se proclaman islmicos. Y, paradjicamente -un nuevo indicio de la realidad islmica- es este irreal
referente discursivo el que con mayor regularidad y nitidez aparece,
no obstante, en los textos que teorizan y especulan sobre la condi- 408 -
cin legal de la judicatura penal confesional503 . Ahora bien, -y dejando abierto este comentario y reflexin- podemos concluir este
espacio de nuestra exposicin preguntando: Por qu hemos de
detenernos en estas disquisiciones, cuando del sistema penal nos
ocupamos? Sencillamente, porque en la sociedad musulmana contempornea, en buena parte de los Estados actuales, los individuos
an se casan, heredan, contratan, etc. sobre dictmenes de jueces
populares que pretenden tomar su referente del prototipo que hemos descrito anteriormente, incluso al margen -o especialmente al
margen- de las estructuras del Gobierno, pese a los esfuerzos de
ste por limitar esta realidad. Sin embargo, el rea penal, que en el
pasado tambin fuera atributo del mbito jurisprudencial y judicial
de este tipo de jueces, ha sido arrebatada por ese Estado, que en
consonancia con la moderna doctrina poltica global no poda permitir que una sustancial esfera de su influencia, incluso formal, estuviera sustrada en manos de un estamento, que tradicionalmente ha
sido de difcil control, por cuanto se orientaba sobre postulados
doctrinales que -discursivamente, eran aplaudidos desde el Poder,
siempre necesitado en las sociedades musulmanas del formal refrendo religioso-, ya que inevitablemente en el desarrollo nacionalista haban de entrar en franca colisin con los intereses oficiales del
poder poltico. De manera que el espacio penal, ahora estatalizado,
va perdiendo su identidad doctrinal prototpica, pese a los esfuerzos
de los gobiernos por conservar una apariencia de islamidad, la cual
a veces se reduce a una folclrica permanencia de aquellos aspectos internacionalmente ms polmicos, los cuales si bien inciden en
la tensin existente entre la nocin jurdica islmica y la occidental,
tambin alimenta un conflicto formal que sirve de parapeto ideolgico al oportunismo de los dirigentes estatales y nacionales, que por s
mismos no logran un suficiente prestigio doctrinal.
A nuestro entender, esa islamidad, maquilladora del poder poltico, se vuelve contra l cuando los individuos creyentes, y una
importante parte de la intelectualidad confesional, perciben que hay
una buena dosis de insinceridad en todo ello, dado que en los pases
- 409 -
- 410 -
- 411 -
se distancia notablemente de los rdenes punitivos que aqu denominaremos convencionales504 ; puesto que se nos presenta como el
caso ms evidente, y argumentalmente ms consolidado, de estructura jurdica obediente de un determinado corpus documental, que
en un origen identificable, condiciona buena parte de los principales
postulados operativos del procedimiento. Hay que decir que este
sistema aparece, no obstante, muy distante respecto a las convenciones penalistas internacionales, por cuanto es poco permeable a
las tendencias especficas que en la materia pueden sucederse en el
espacio legal global, puesto que doctrinalmente las prioridades
argumentales estn determinadas por esas fuentes coercitivas. Podemos ilustrar esta idea inicial con un ejemplo sencillo, de una materia concreta en la que habremos de detenernos despus: la tendencia a cuestionar la pena de muerte que hoy est presente en una
extensa lnea terica y dogmtica del universo intelectual y legal,
especialmente en Europa, poco puede suponer un contraste
argumental irresoluble para un sistema argumental que dispone de
fuentes muy evidentes que en primersima instancia sancionan esa
prctica. Ms all de las consideraciones particulares que el analista
pueda establecer, siempre determinadas por las propias convicciones, hemos de aceptar que la fuerza y coherencia de todo sistema
legal descansa sobre la fidelidad de la norma y la prctica jurdica a
las filosofas discursivas que sustentan el ejercicio terico que supone el basamento del diseo de un sistema legal; luego, es inevitable
asumir que ha de haber espacios penales, que determinados por las
fuentes -obviemos, en este momento, la defensa o crtica de stasque los legitiman como tales, no se adapten al sentido u opinin
sobre la materia que se presentan como absoluto en el espacio ms
generalizado del mundo penal global, entre otras causas porque ese
sentido se percibe desde la diferencia como una tendencia, incluso
moda, que puede ser pasajera505 . El sistema penal islmico, pues,
presenta una especificidad que se puede sintetizar, de entrada, en
la ms estricta fidelidad a sus fuentes, y a las consecuencias
argumentales de stas en el medio jurdico, tanto a partir de la
premisa de su origen transcendente, como tambin -y esto no es
- 413 -
derna legislacin el estado iran actual, en tanto en cuanto cristalizacin de los afanes religiosos duodecimanos de este ltimo siglo.
El primer aspecto especfico del Derecho penal ya`far respecto a otros espacios del ordenamiento jurdico islmico, y por supuesto respecto a la visin en torno a esta materia, tal como en el
rea occidental se suele establecer, es la distincin neta entre lo
que, siguiendo la discursiva jurdica de la escuela, denominaremos
el mbito islmico -o de paz-, que no es otra cosa que armona
conductual y normativa con los principios metafsicos -y el mbito
combativo- que resulta ser una entidad doctrinalmente concebida
como contendiente de los principios teologales que soportan al primero de estos mbitos-. Esta primera delimitacin, muy de lejos, se
puede relacionar con la divisin que en los sistemas laicos, concretamente en el ordenamiento espaol se establece en el orden penalista convencional, cuando ste es genricamente civil, en contraposicin a la normativa militar o los fueros especiales de magistrados, representantes populares o diplomticos, restrictiva, en cuanto
a las personas y los tiempos y espacios, y especfica a un determinado conjunto de circunstancias506 . En el caso confesional islmico
la distincin se debe a la convencin argumental del sistema doctrinal que entiende al individuo, primeramente como creyente, y consecuentemente comprometido con las normas religiosas, para en
su defecto considerarlo como observador pasivo del devenir legal
confesional, o, finamente, como remiso a ste, y en consecuencia
enfrentado a la lgica de las normas religiosas. Aunque, en definitiva todo se puede reducir a dos actitudes u opciones conductuales:
sintonizar con la jurisprudencia teolgica, o no hacerlo, y presentarse como resistente remiso u objetor legal/doctrinal.
La cuestin no guarda relacin con las limitaciones meramente
tcnicas que convencionalmente se prevn para la Ley penal; en
ningn caso se trata de limitaciones del tipo meramente espacial
que las legislaciones -en concreto la espaola- contemplan para los
casos de territorialidad penal, esto es, del lugar de realizacin de las
acciones punibles; ni siquiera es una cuestin de mera limitacin en
- 415 -
sible la afirmacin, decimos, por que no es posible una planteamiento teleolgico, tal como se relaciona la casustica lgica y causal con
una mecnica metodolgica duodecimana, cuando el sistema est
ocupado por una serie de principios coercitivos apriorsticos de carcter dogmtico y teologal. Por otra parte, la causalidad, siempre
ltima, que, por su parte, domina la visin de inferencia del sistema
islmico, no es abierta en el sentido de ser un sistema que se adapta facilmente a la percepcin del intrprete legal, entre otras causas
por que ste es el muytahid, quien como hemos explicado ha encontrado histrica y culturalmente un lmite documental y referencial
a sus elucubraciones; intrprete que no es, en conclusin, exactamente el juez, como mero enjuiciador, si bien ste ltimo dispone de
un determinado espacio interpretador, aunque siempre sobre la
norma no sobre la dogmtica, salvo que l mismo juzgue conforme
a su criterio de ytihd, y apelando a los mecanismos metodolgicos
del sl.
As pues, ese intrprete de la Ley est determinantemente condicionado por el marco referencial doctrinal, hasta el punto de que
se puede sostener que carece de independencia perceptora para
una representacin real del espacio pblico o el privado, y la ubicacin de stos en el concierto del Derecho. Asimismo, el sistema
islmico, parece tender a un acercamiento ntido hacia un planteamiento dogmtico del ms puro estilo finalista -aunque nosotros no
lo reconozcamos como tal-, por lo que la lgica a que aludamos,
no es una mera mecnica valorativa, como un sistema funcional la
habra de concebir, sino que es lgica en su dogmatismo, esto es,
referencial e inductiva y no meramente deductiva; ello se hace evidente en la aludida diferente percepcin del espacio pblico y del
espacio privado del Derecho, ya que ambos se diluyen cuando el
sistema no antepone la observacin de la accin en su dimensin
comunal, a la del individuo. Un acto, en consecuencia, ha de ser,
ms o menos, tipificable legalmente como delito, sobre la base del
individuo que lo lleva a efecto, puesto que puede darse el hecho de
que ste deba o no pueda hacerlo, por lo que todo ello no se puede
- 418 -
con una cierta precariedad material. Sin embargo, aun en los momentos en los cuales el poder poltico no era doctrinalmente
homologable515 , o la poblacin dispona de jueces religiosos prximos -no tintados de colaboracionismo josefinista con los prncipes, el sistema judicial y el Estado administrativo encontraban un espacio comn en torno al rea penal, puesto que los jueces religiosos
disponan, con casi toda suficiencia, de su prerrogativa para administrar justicia doctrinal y, por su parte, el orden poltico procuraba
no coartar en exceso este privilegio del Dogma, a fin de no producir
una colisin con las enseanzas del Imamismo, que siempre fueron
una peligrosa y efectiva palanca doctrinal capaz de remover los
obstculos a la religiosidad contra los polticos temporales, advenedizos confesionales; de forma que los gobernantes temporales, en
cierta medida, se aprestaban a colaborar con la ejecucin religiosa
de un sistema penal, con el fin de evitar una confrontacin con los
religiosos, que disponan de medios argumentales para minar sus
posiciones polticas.
Las relaciones privilegiadas entre ambas entidades
institucionales y, entre las reas penales y polticas del orden jurdico se concretan, a nuestro parecer, en la disposicin de todos los
poderes polticos, en la Historia islmica, a ceder a los telogos ese
dominio efectivo sobre justicia y la penalidad, por cuanto stos, administrando el Dogma -religioso y legal-, han dispuesto de los instrumentos tericos que han permitido establecer un cdigo normativo
atemporal, universalista, y religiosamente coherente. No olvide el
lector que estas cuestiones ha sido capitales en la necesidad
institucional de legitimidad teolgica que han sentido los gobernantes musulmanes desde el instante mismo de la muerte del Profeta
(PBd).
Por otra parte, el carcter de lmite protector de la correccin
-hudd-, que el orden penal tiene desde la visin religiosa islmica,
fuerza a que el sistema punitivo tenga algn tipo de vnculo con el
quehacer teolgico. Un Estado islmico difcilmente puede abrogarse
la legitimidad para determinar qu es delito, y castigarlo, si no dispo- 423 -
clsico517 .
Lo cierto parece ser que el desenlace del estado de las relaciones entre el sistema penal y el sistema constitucional, en la actualidad y para el marco islamista de los pases musulmanes, es una
especie de proyeccin casi arquetpica, que desde la tradicin conforma una suerte de sistema jurdico especfico en el cual los
condicionantes procedentes de ambas reas se presentan como entidades de difcil delimitacin, pues no parece que se pueda entender la justicia penal religiosa sin las substanciaciones normativas
clsicas, que tienen su origen terico en el texto revelado y en los
hadices, los cuales son la expresin ms concreta de la autoridad
poltica islmica, tal como sta ha acabado por concebirse en el
mundo musulmn. As pues, consideramos que resulta complejo
establecer qu hay de penalidad y qu de constitucionalidad, o mejor de institucionalidad, en ese sistema jurdico musulmn, si no se
asume que las normas punitivas histricas, y las formas de autoridad poltica, prcticamente, proceden de las mismas referencias
documentales, todo lo cual impide discernir cundo el analista observa un espacio penal y cundo lo hace sobre un mbito del Derecho poltico, motivo por el cual nosotros nos referimos a una forma
de relacin privilegiada/implicada entre el Derecho penal y las formas polticas y constitucionales del ordenamiento legal. Por su parte ese tipo de espacio penal presenta una fuerza e independencia
argumental, basadas en las ntidas referencias documentales que en
el Fiqh clsico conformaron esta dimensin de la jurisprudencia,
que nos lleva a concluir que, en definitiva, ser el sistema penal el
encargado de generar la identidad jurdica que permita hablar de un
Derecho institucional islmico, por cuanto en la aplicacin de las
normas religiosas, y en especial en la necesidad dogmtica de imponer lo que se considera correcto y preservar a la Comunidad de
aquello que se tiene por error, se guarda la esencia de la penalidad
metafsica, y se depositar la exigencia religiosa de construir una
teora del Estado islmico integral.
- 425 -
- 431 -
dor del delito queda vinculado a ste por un nexo tanto tico, como
religioso y espiritual. Esa dimensin espiritual la aporta el paralelismo que el Kalm establece en esta cuestin entre el Derecho divino -Haq l-Lah- que revela la norma a la Comunidad y la consecuente implicacin del creyente para hacer efectiva esa regla530 ,
tanto en su plano ms activo, exhortando al Bien legal, como, por el
contrario, prohibiendo lo que es jurdicamente reprobable o mr
harm.
Evidentemente, al presentar esta cuestin como algo que conlleva en su ipsidad un sentido metafsico, estamos asumiendo que se
trata de un postulado completamente idealista, y sensible y arriesgado, por cuanto este tipo de nociones son muy frgiles si se articulan fuera de un mbito de fe; lo que explica en qu medida, y por
qu causa, tan a menudo esta formulacin ha sido, y es, el refugio
discursivo de las tiranas y sistemas ideolgicos que, desde el propio
mundo musulmn, se valen de la coartada literalista cornica para
imponer sobre la sociedad -poco dispuesta a asumir los compromisos doctrinales que un principio de este tipo habra de llevar parejosun ordenamiento confesionalista, ya que se sirven de la firmeza jurdica de estos preceptos, concebidos para un medio dogmticamente
muy comprometido, hacindola degenerar en represin poltica. Una
mxima de este tipo e implicacin, parece innegable, solo tiene el
valor metafsico y espiritual que enunciramos en el caso de un
medio social temeroso de la Fe y confiado en la bondad del Dogma
doctrinal; de otra forma no puede ser ms que una herramienta
para el totalitarismo poltico/jurdico531 . Por otra parte, el sentido de
fiscala que la mxima confiere a la actuacin preventiva de los
ciudadanos creyentes en el Dogma religioso, ha de ser analizada y
matizada, a fin de explicar qu papel real puede esperarse del individuo que, apelando al compromiso que se contiene en el yb
kifat, ejerce de garante de la salubridad social.
Esta accin preventiva supona que el sistema jurdico, como
hemos indicado unas lneas antes, confiaba el ministerio pblico a
los individuos preocupados por el orden religioso, quines hacan
- 435 -
cin y aplicacin slo por medio de la reflexin escolstica; de forma que, concluyen, la positividad de la mera norma penalista no
puede asegurar ese principio, ya que en ambos sistemas no se
observa el bien jurdico a preservar desde el mismo plano, ni
existencial ni analtico; si bien el orden penal islmico puede coincidir con la doctrina cientfica europea en algunos aspectos, como
es la garanta de prohibicin de la Analoga, en el caso del peso de la
costumbre histrica -la cual en el campo islmico es tanto la Tradicin documental, que es fuente referencial indiscutible como ya
evidenciramos con anterioridad, como el consenso histrico/social o u`rf- y, posiblemente, de la Taxatividad, stas se observan
como garantas formales que no se pueden considerar esencialmente
inseparables de la mxima de proteccin socio/doctrinal que procede de esa referencia cornica, puesto que sta es muy genrica y,
como tal, necesitada de una concrecin sistemtica, slo factible
desde el pensamiento doctrinal. Hay que recordar, no obstante, que
en el propio mbito jurdico europeo se ha tendido, en ocasiones
especiales540 , a superar polticamente este Principio de legalidad
-por ejemplo, obviando las garantas de prohibicin de las costumbres y del de la irretroactividad-, concretamente en los momentos
histricos en los cuales se ha considerado que unas determinadas
acciones -generalmente los crmenes de las ltimas guerras- atentaban determinantemente contra la convivencia socio-poltica. Consideramos este criterio muy fcilmente asumible por su flexibilidad
puntual, pero hemos de apuntar, en defensa y descargo de la
rotundidad dogmtica del planteamiento islmico -que no se centra
especialmente en el Principio formalista de legalidad -que el planteamiento doctrinal que se infiere del mandato cornico, y por consiguiente su valor espiritual y metafsico, se acerca notablemente, y
por igual, a la intencin primordial de la proteccin del supremo bien
de la salubridad -slihat- de la Comunidad, especialmente ante un
hipottico climax de amenaza del orden bondadoso; peligro que no
es otro que la presencia, e incluso la extensin, de la corrupcin
espiritual que viene a ser la Delincuencia; intencin que en cierta
medida se ha de asemejar a la generada por el clima tico que el
- 438 -
espacio legal occidental laico percibiera tras esas guerras, pero cuya
perentoriedad parece haberse adormecido con la normalidad civil,
ya que con ella la formalidad antimetafsica se ha enseoreado de
un espacio que el telogo entiende como espiritual y complejo.
En realidad, y a la luz de nuestra ltima observacin, podemos
convenir que el hecho de que un sistema jurisprudencial se oriente estructural o accidentalmente- por un sentido metafsico, y condicione a ste su observacin de la realidad legal, y concretamente
penal, guarda una importante relacin con el carcter combativo, o
militante que le confiriera el marco socio/ poltico que lo viene sustentando. En el caso europeo, los juristas han estado dispuesto a
declinar algunos valores dogmticos del Derecho, como el Principio
de legalidad, al menos en sus aspectos formales, en momentos puntuales y bien determinados por los avatares histricos, y sobre la
base de una etapa militarizada de la sociedad; pero en el caso
islmico esa militarizacin resulta ser la disposicin combativa esencial de la propia ipsidad islmica histrica, dispuesta para entender
la existencia social como un ejercicio contendiente sistemtico -el
creyente entendido como soldado de la Fe-.De manera que no es
fcil, desde el laicismo, reprocharle al sistema penal islmico su
criterio para el ordenamiento de los principios esenciales y la disposicin en prioridades transcendentes, ms cuando este sistema tiene por base una Revelacin, que el jurista duodecimano considera
indeclinable frente a las tendencias de la Historia o las modas jurdicas. Formalmente la diferencia de concepcin entre la legalidad tal
como se expresa en el mbito jurdico europeo y el estadio legal que
sera equiparable en el espacio islmico radica, esencialmente, en el
origen referencial del dogma jurdico, as como en la diferente evolucin histrica de cada marco jurisprudencial. Para ambos casos la
legalidad se puede concebir como la garanta de que el individuo no
ser perseguido ni sancionado con castigos no establecidos previamente por la ley; sin embargo, la gnesis histrica de este criterio
difiere para cada marco geo-cultural, pero, sobre cualquier otra cosa,
se contrapone la divergente concepcin de qu ha de ser reprimido
- 439 -
- 442 -
- 443 -
Eplogo
Hemos optado por finalizar nuestra exposicin con una serie de
reflexiones que destaquen algunos puntos de nuestro itinerario
argumental, ms que lo concluya o sistematice. Es deseable que
llegado este momento, el analista recopile los logros y aportaciones
de su observacin, si bien en el caso del presente trabajo hablar de
frutos y contribuciones nos parece una pretensin de desmedida
soberbia, habida cuenta la extensin del asunto tratado; optaremos
por, simplemente, destacar algunas de las cuestiones consideradas
por nosotros como esenciales, y que muestran qu se puede encontrar si se establece una observacin sobre la realidad islmica moderna, descargada de prevenciones historiogrficas, en especial en
lo que concierne a su concrecin jurdica e institucional.
Es importante comprender que la Ley religiosa musulmana es
aquello que se puede relacionar con la revelacin; esto es: lo que
se sustenta de forma teologal sobre principios esencialmente metafsicos, pues en trminos religiosos esa Ley es la mdula de todas las religiones reveladas, habida cuuenta que los profetas transmitieron una norma genrica de conducta, y posteriormente los telogos han descifrado el corpus terico que se poda apreciar -lase:
deducir- desde esas normas. Una sociedad articulada sobre esta
base, pues, ha de observarse y considerarse como una organizacin
institucional que difcilmente se apear de un discurso legal as estructurado, ya que esa es la base esencial de su identidad. En primer lugar, dado que un planteamiento de ese tipo crea inevitablemente una vinculacin de coherencia con la doctrina que lo origina,
- 444 -
ciente que la islamidad vecina y venidera es una entidad intelectualmente muy diversa; esto es, que posee su propio cdigo de valores histricos -olvidemos por un momento la base metafsica-, mltiple y diversificado, pues que es una/otra cultura, hija de un proceso histrico determinado, del cual hemos pretendido reflejar la
variedad y riqueza de aspectos que han llevado al islamismo a lo
que en la actualidad parece ser: un conglomerado desarticulado de
sensibilidades y opiniones, pero con gran homogeneidad. Esta
ideodiversidad supone que ese Movimiento islmico, gestor impreciso de la voluntad de ser de los musulmanes como tales, no es
un todo uniforme, y que tampoco se puede esperar una confluencia
uniforme de pareceres con los parmetros de correccin socio-poltica que hoy parecen administrar las relaciones entre sistemas culturales. La diversidad interna de ese referido islamismo es un factor
determinante que ha de condicionar la evolucin de la propia identidad islmica, y un elemento capital en la comprensin del fenmeno
religioso musulmn. En relacin con esta cuestin, deseamos puntualizar que en nuestra opinin un aspecto especfico, y en especial
relevante, de esa diversidad descansa en cierta forma de
etnoculturalismo; se podra escribir incluso de etnicismo, de la
quiddidad de esa actual islamidad, puesto que los condicionantes
tnicos estn marcando algunos matices de importancia en la lgica
interna de la nueva auto-percepcin islmica. Si bien hemos insistido que la sha` no debe su ser a la identidad nacional persa, sta ha
acabado por condicionar notablemente la identidad global de esa
escuela doctrinal, especialmente a partir del maridaje entre ambas
nociones, el cual tanto pesara en la evolucin intelectual duodecimana,
enlace sobrevenido y prolongado tras la poca safa.
Otro de los aspectos que se pueden acentuar entre los puntos
destacables de nuestra reflexin es el hecho de que el Fiqh actual
padece una cierta acrona; percibimos una parada en el proceso
renovador de sus estructuras metodolgicas iniciado hace dos siglos. En nuestra opinin la lnea soberanista que permita a los telogos pretender el poder poltico, ha descuidado el esfuerzo
- 447 -
reflexin, como es el estancamiento tcnico evidente en la aplicacin de las herramientas lgicas, que se retrotraen a la herencia
aristotelista medieval. En este terreno concreto, el esfuerzo terico
de las aportaciones metodolgicas de pensadores como Jurrsn o
s-Sadr contrasta vivamente con los materiales avicenianos con
los que an han de valerse los modernos jurisprudentes de la escuela legal ya`far. El Fiqh ha llegado a un notable virtuosismo acadmico en debates como el concerniente a la obligacin de los musulmanes de asistir o no a la oracin colectiva de los viernes, y, sin
embargo, se administra discursivamente en el mismo plano rudimentario de Tomas de Aquino y Alfonso de Castro en torno de la
funcin legal y social de la pena de muerte en la legislacin penal
islmica.
Otro aspecto que deseamos destacar, de los que se pueden
considerar como deducibles de nuestro itinerario analizador, es la
cuestin del abuso del calificativo de teocracia que con poco rigor
se suele verter sobre las instituciones islmicas. Parece evidente,
que quien haya seguido las pginas precedentes habr de aceptar
que no se puede asumir la idea de que desde el Fiqh el gobernante sea la deidad, que tampoco es el legislador -strictus sensus-,
ya que el papel que se confiere a la nocin de Dios es el de Fuente
esencial del Derecho, el referente metafsico ltimo; s es cierto
que la unin entre los principios tericos y las normas, y la atribucin que se hace de stas a la Voluntad divina, en el caso islmico
es excepcional. Si prestamos atencin a las formulaciones
arquetpicas de M. Weber, el caso de la jurisprudencia religiosa
musulmana, especial y muy concretamente el de la duodecimana,
es un claro caso de cesaropapismo, en particular por tratarse de
un sistema de gobierno y generacin de normas en el cual la funcin
pontifical -representacin y encabezamiento del orden religioso- y
la ostentacin del poder temporal ananse en una misma entidad: el
telogo-jurista o muytahid, todo ello afirmado sobre la teora poltica duodecimana; con independencia que el post-jomeinismo parezca conducir la prototpica experiencia persa en un vulgar caso de
- 449 -
- 451 -
Notas
1
La abreviatura (PBd) quiere decir la Paz y las Bendiciones de Allah sean con
l y su descendencia, saludo destinado al Profeta y que hace referencia a l
y a su descendencia purificada. La abreviatura (P) quiere decir la Paz sea
con l/ella/ellos, saludo destinado a los dems profetas, y a los Purificados,
los Infalibles, es decir, los imames de Ahlul Bait y Fatima, la hija del Profeta
Muhammad.
2 Creemos conveniente que desde el inicio mismo de nuestra exposicin mencionemos que el trmino tcnico: Ciencias Islmicas, tal como ir apareciendo en ella, corresponde, como inmedatamente antes hemos indicado, a la traduccin literal de la expresin arabo-persa ulm islm, conjunto de disciplinas intelectivas en la que se encuadran todas aquellas metodologas y materias de estudios que guardan relacin directa con el estudio de la revelacin
cornica, como pueden ser la exgesis del Libro, la filologa de ello derivado,
la escolstica, etc. Aplicaremos, a partir de este momento, esta categora con
la identidad acadmica que en el contexto observado se le concede, esto es,
como el objeto de estudio especfico de los telogos y juristas que se ocupan
del pensamiento confesional islmico.
3 En su aspecto lingstico, este trmino procede de la mencionada raz ya-hada, que tendra por significado el de esfuerzo. No obstante, el sentido que
en el mbito de las Ciencias Islmicas se le confiere tcnicamente es el de
esfuerzo cientfico continuo que posibilita al individuo analizar las evidencias y pruebas que le permitirn concluir en un juicio legal; en esta definicin ya clsica, el jund l-Jorrasani solvent el conflicto existente entre los
partidarios del sl como ciencia que ordena la deduccin del juicio y los
partidarios de la literalidad en la comprensin e aplicacin de los juicios a partir
de las aleyas o versculos cornicos y los hadices. Con anterioridad a l, se
sola explicar que aquello que solventa ese esfuerzo era la duda -zhan- respecto al juicio y su referente doctrinal; ya que en el Derecho islmico ambas
tendencias, y ms en concreto en el sistema yafar, tienen en comn la necesidad de obtener conclusiones prcticas a partir de las evidencias y pruebas
documentales que llegan a manos del jurisconsulto; y hay que recordar que
se sola explicar, que lo que se solventa con ese esfuerzo era la duda -zharespecto a los argumentos para el juicio; ya que ambas tendencias en el Derecho islmico duodecimano, tienen en comn la necesidad de obtener conclusiones prcticas a partir de esas evidencias y pruebas que llegan a manos
del jurisconsulto. El ytihd, como buena parte de las cuestiones bsicas en el
sistema jurisprudencial del Islam, ha sido objeto de un autntico proceso histrico de decantacin. En primer lugar, ha de destacarse la nocin de evidencia determinante para el juicio legal o huyyah, sobre la que se ejerce el esfuerzo de anlisis. Para los autores jurdicos sunnitas sta se reduce al Libro
y a los hadices provenientes del Profeta (PBd) -independientemente de los
- 452 -
- 453 -
- 454 -
- 455 -
- 456 -
- 457 -
- 458 -
- 459 -
- 460 -
- 461 -
- 462 -
- 463 -
- 464 -
- 465 -
- 466 -
- 467 -
- 468 -
- 469 -
- 470 -
- 471 -
- 472 -
- 473 -
- 474 -
- 475 -
- 476 -
- 477 -
- 478 -
- 479 -
- 480 -
- 481 -
- 482 -
- 483 -
- 484 -
- 485 -
- 486 -
- 487 -
- 488 -
- 489 -
- 490 -
- 491 -
- 492 -
- 493 -
- 494 -
- 495 -
- 496 -
- 497 -
- 498 -
- 499 -
- 500 -
- 501 -
- 502 -
- 503 -
- 504 -
- 505 -
- 506 -
- 507 -
- 508 -
- 509 -
- 510 -
- 511 -
- 512 -
- 513 -
- 514 -
- 515 -
- 516 -
- 517 -
- 518 -
- 519 -
- 520 -
- 521 -
- 522 -
- 523 -
- 524 -
- 525 -
- 526 -
- 527 -
- 528 -
- 529 -
- 530 -
- 531 -
- 532 -
- 533 -
- 534 -
- 535 -
- 536 -
- 537 -
- 538 -
- 539 -
- 540 -
- 541 -
- 542 -
- 543 -
- 544 -
- 545 -
- 546 -
- 547 -
- 548 -
- 549 -
- 550 -
- 551 -
ndice
Prembulo ................................................................................. 5
- 556 -
- 557 -
- 558 -
Una
exposicin del
Derecho
Islmico:
Historia del
pensamiento y la
doctrina jurdica y
teora general de la Ley
Islmica