De La Retórica A La Ciencia Cognitiva
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Primera parte
Los tonos humanos y el estudio semitico
de la msica vocal
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1 En la mayora de las fuentes documentales aparece indicada la meloda cantante y la lnea del bajo.
Slo excepcionalmente aparece especificada alguna tablatura de guitarra que acompaa la cancin. Es el
caso del libro de tonos humanos de Jos Marn, el manuscrito MU 4-1958, Mu. Ms. 727, del Fitzwilliam
Museum de Cambridge (cf. Lzaro 1997) de donde provienen las canciones en los que se basa este
estudio y del manuscrito M3660 de la biblioteca de Catalua.
2 Sobre la unidad estilstica en los tonos humanos y el problema del estudio estilstico de este repertorio
cf. la seccin 1.7.4.
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bajo, los esquemas rtmicos, as como las progresiones armnicas que predominan en un
tono pueden remitir directamente al escucha atento a alguna forma o gnero bien
conocido de danza del perodo.3
Al avanzar el siglo XVII van predominando los metros ternarios, sobre todo en
los estribillos.
Poseen un notable desarrollo rtmico, alcanzado por medio de diversos
procedimientos de hemiolizacin y el uso de mtricas sesquilteras. La hemiolia
constituye uno de los ejes principales de expresividad en estas canciones. Su empleo
retrico es equiparable con el uso que en otros repertorios coetneos se haca de la
disonancia.
Es observable el depurado trabajo rtmico-mtrico en la musicalizacin de las
letras: la acentuacin del texto fluye orgnicamente por las clulas rtmicas y el
armazn mtrico de cada cancin. El canto de tipo silbico predomina, con mucho,
sobre el melismtico.
Las lneas meldicas son sencillas y se desenvuelven dentro de un mbito
restringido y cmodo. Es posible detectar la existencia de un elenco limitado de tipos
meldicos recurrentes que subyace en las melodas en algunas colecciones de tonos
humanos.
La armona es, por lo general, sencilla y difana, sin mucha concentracin de
disonancias y con progresiones claras.
Los estribillos concentran el mayor inters musical de la cancin. En ellos se
suelen encontrar las realizaciones musicales ms originales. As mismo, es en esta
3 Miguel Querol ya haba reparado en que esta dimensin danzable es una de las caractersticas de este
repertorio: los Tonos Humanos espaoles comparados con las canciones y arias del barroco italiano
coetneo son algo ms toscos y sus melodas no tan bien cortadas, pero en cambio, se halla en muchos de
ellos (tanto en los mondicos como en los polifnicos), un marcado aire de danza, un ritmo sincopado
que parece ser caracterstico de la msica espaola del siglo XVII, una sal y gracia que preludian a
distancia las tpicas cualidades de la futura Tonadilla escnica (Querol 1977: VI).
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seccin donde aparecen con mayor frecuencia los relativamente escasos madrigalismos,
recursos de word painting y figuras retricas que se encuentran en este repertorio.
En una conferencia ofrecida en la Universidad de Valladolid, Gerardo Arriaga
(2000) propuso la siguiente caracterizacin de las transformaciones que sufri este
gnero durante el siglo XVII. Para el guitarrista y musiclogo, a principios de siglo
dominaba el tres vocal, es decir, tonos a tres voces masculinas donde el tiple canta
relativamente grave y el bajo relativamente agudo. El ejemplo 1.1. muestra un caso
prototpico del tono humano de la primera mitad de siglo XVII (ver ejemplo 1.1.).
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la msica vocal del siglo XVI. En el ejemplo 1.2. se muestra un caso de cancin
polifnica del renacimiento cuya polifona intrincada contrasta con la sencillez del tono
humano de Juan Bon mostrado en el ejemplo 1.1. (ver ejemplo 1.2.).
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Ejemplo. 1.2. Fragmento de Nunca fue pena mayor, de Juan Urrede (Cancionero
Musical de Palacio) (Barbieri 1987: 233)
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Muchas de estas piezas estn compuestas con la tcnica del cantus firmus
migrans: una identidad meldica que se repite una y otra vez en las diferentes voces y
en diversos momentos y lugares de la cancin.
Durante la segunda mitad del siglo XVII se impuso el gusto por el tono
monofnico con acompaamiento de continuo (ejemplo 1.4.). Por lo regular, el
acompaamiento lo realizaba un instrumento de cuerda pulsada como la guitarra y/o el
arpa. Sin embargo, a final del siglo XVII y principios del siguiente, los instrumentos de
tecla comienzan a incorporarse al acompaamiento de las canciones. Las melodas
poseen un marcado carcter armnico: no son del todo autnomas y presentan una
fuerte dependencia del soporte armnico.4 La poesa, por su parte, experimenta un
proceso de complicacin mtrica que va en detrimento de la calidad potica.
4 Esta caracterstica seguramente tiene que ver con la prctica instrumental y compositiva de las
diferencias (folias, pasacalles, etc.). Este procedimiento musical consiste en articular variaciones
meldicas sobre un mismo patrn rtmico-armnico estable. El elemento de identidad que sirve de
generador meldico no es un esquema meldico propiamente dicho, sino el propio patrn rtmicoarmnico. Como abundaremos ms adelante, muchas secciones de los tonos humanos estn construidas
sobre estructuras rtmico- armnicas de diferencias.
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Finalmente, para Arriaga existen tres grandes tipos de tonos humanos: 1) tonos
vinculados al teatro, 2) tonos no teatrales y 3) tonos vinculados con los villancicos
(Arriaga 2000).
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727, del Fitzwilliam Museum de Cambridge, del que procede la msica que aqu vamos
a estudiar.5
5 Para un estudio especfico de los tonos de cada perodo, as como de los cancioneros cf. Baron (1985),
Becker (1987), Caballero (1995, 1997, 1998 y 1999), Etzion (1996), Frenk y Arriaga (1997), Lpez Calo
(1983, 157-194), Pelinski (1969 y 1971), Querol (1955, 1956, 1970, 1975, 1977, 1981, 1982, 1986,
1988), Robledo (1989, 1993), Sage (1970) y Stein (1986, 1987, 1990, 1993, 1998 y 2000).
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segundos son concebidos para cantarse a ocho o ms voces, normalmente a doble coro
(Robledo 1989: 47-48). Judith Etzion, por su parte, apunta que el villancico es una
composicin coral con textos paralitrgicos (Etzion 1996: xx). La distincin entre tono
y el villancico pasa por el establecimiento de una frontera sumamente difcil de definir.
De hecho, muchos tonos sirvieron de base para la composicin de villancicos y otras
obras paralitrgicas.
En efecto, la letra de una obra profana podra ser alterada de diverso modo para
adaptarse a una temtica religiosa. Al proceso de transformacin de una cancin
profana a otra religiosa se le conoce como divinizacin. Es importante detenerse un
momento en el fenmeno de la divinizacin. Por medio de ste, los tonos lograron
establecer un dinmico vaso comunicante entre la esfera profana y la religiosa. ste
permiti la importacin y exportacin constante de marcas estilsticas distintivas de
ambos mbitos a lo largo del siglo. Adems de trascender las fronteras de dos reas de
actividad musical aparentemente distantes, este fenmeno contribuy de algn modo a
imprimir al repertorio ese aspecto irreductible de homogeneidad estilstica que sealan
los especialistas. Pero veamos en que consiste la divinizacin de los tonos humanos.
El texto de un tono humano poda divinizarse para dar lugar a un tono divino o
bien, a un villancico polifnico. Citemos un ejemplo: el tono humano a solo Tortolilla si
no es por amor, de Jos Marn, fue divinizado por Miguel Gmez Camargo, maestro de
capilla de la Catedral de Valladolid. A partir de esta cancin compuso su villancico
polifnico Dios inmenso si no es por amor ("lamentacin a 4 sobre la tonada").
La transformacin de la letra del tono original de Marn que hizo Camargo se
puede apreciar en la tabla 1.1.
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Texto divinizado
Estribillo
Estribillo
Tortolilla, si no es por amor
gemir y llorar
gemir y llorar
al amanecer.
suspirar y arder.
Copla
Copla
La pena de descansar
padecer y madrugar
a lisonjear el dolor.
Tabla 1.1. Letra del tono humano Tortolilla, si no es por amor, de Jos Marn,
y su versin divinizada por Miguel Gmez Camargo
Como se puede observar en este ejemplo, las estrategias retricas del texto
permanecen relativamente estables. Lo que se modifica ms severamente son algunas
palabras especficas. Esto quiere decir que nuevos significados lxicos se adaptan al
mismo armazn retrico. Esto nos muestra hasta qu punto en el proceso de
divinizacin existe una homogeneidad en el nivel pragmtico de la letras emparentadas,
al tiempo que la estructura semntica del texto en su totalidad, y por ende de la cancin,
se transforma de manera ms radical. Obviamente, las relaciones intersemiticas
palabra-msica de la nueva composicin se reajustan como consecuencia de estos
cambios.
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(continuacin) Dios inmenso, si no es por amor, lamentacin sobre la tonada, de Miguel Gmez Camargo (Trascripcin de Carmelo Caballero)
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(continuacin) Dios inmenso, si no es por amor, lamentacin sobre la tonada, de Miguel Gmez Camargo (Trascripcin de Carmelo Caballero)
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(continuacin) Dios inmenso, si no es por amor, lamentacin sobre la tonada, de Miguel Gmez Camargo (Trascripcin de Carmelo Caballero).
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6 Para una relacin completa de todos los tpicos o locis que propone Mattheson cf. Lennenberg (1958:
71-84). Un resumen de los mismos se encuentra en Lpez Cano (2000: 76-81). Vase tambin la seccin
5.5.3. de este trabajo.
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Como ya adelantaba lneas arriba, sin duda alguna, la extendida prctica del
contrafactum durante todo el Siglo de Oro colabor en mucho a construir esa
monoltica unidad estilstica que segn los especialistas domina en los tonos humanos y
villancicos compuestos en esta poca. Esta homogeneidad estilstica ha sido sealada
por estudiosos como Miguel Querol (1977), el propio Carmelo Caballero (1998), el
Padre Lopez Calo (1983) o Louise Stein (1993), por mencionar slo algunos.
Es probable que, como discutiremos ms adelante en el pargrafo dedicado al
estado de las investigaciones estilsticas sobre los tonos,7 esta aparente unidad estilstica
no sea sino el producto de una deficiente metodologa de anlisis estilstico y de un
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de los tonos humanos, para despus sealar algunos marcos tericos que nos pueden
ayudar a comprender mejor la naturaleza de esta amalgama.
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por
la
variacin
continua,
de
carcter
improvisatorio
9 Como sealaremos ms adelante, la distincin entre baile y danza proviene del libro Nueva idea de la
tragedia antigua (1633) de Jos Antonio de Salas. Este autor menciona que las danzas son de
movimientos ms mesurados y graves, donde no se usa de los brazos, sino de los pies solos. Por su
parte, los bailes admiten gestos ms libres de los brazos y de los pies juntamente (citado en Rusell
1995: 13).
10 Sabemos que cada cancin comenzaba con un preludio en la guitarra o grupo de acompaamiento,
llamado pasacalles. Muchas veces, ste se limitaba a una frmula cadencial bsica del tipo I-IV-V-I. Por
medio de sta, el cantante se introduce en el modo-tono de la cancin. El pasacalles tena tambin funcin
de ritornello: era reintroducido de vez en vez entre porciones largas de letra (cf. Hudson 1982). Este
pasacalles no era casi nunca especificado: en los manuscritos aparecen indicaciones genricas como:
pasacalles de octavo tono de 3/2 para este tono. Slo en casos excepcionales, como el libro de guitarra
de Briceo Mtodo mui facilissimo para aprender a taer la guitarra a lo espaol (1626), los pasacalles
para acompaar los tonos eran explicitados (cf. Briceo [1626]).
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humanos. Desde hace algunos aos, por ejemplo, se ha comenzado a hablar del lamento
espaol (cf. Stein 1993). Cada gnero o subgnero poseer con certeza sus propios tipos
estilsticos musicales caractersticos. Sin embargo, como veremos ms adelante, el
estado de la investigacin estilstico-musical en este repertorio, no nos permite an
contar con categoras estilsticas que faciliten discriminaciones y filiaciones genricas.
En este sentido, este trabajo contribuir un poco a la reconstruccin de ese mosaico
genrico.11
11 Para un tipo musical caracterstico de los tonos del lamento vase el captulo 8.
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sus vnculos con sus homnimos, sus respectivas gnesis y desarrollo histrico, etc., an
quedan muchas dudas y mucho por investigar en este mbito. Estudios recientes, como
los de Esses y Rusell, prefieren organizar el corpus a partir del nombre de cada gnero y
estudiar en el mismo lugar, por ejemplo, las caractersticas de los canarios o jcaras
bailados, cantados e instrumentales (cf. Esses 1992: 597-753 y Rusell 1995: 26-114).
Cada genero de diferencias es definido por una identidad rtmico armnica ms o
menos inalterable, sobre la que se desarrollan variaciones meldicas continuas. Estas
ltimas se realizan a partir de procedimientos generativos difcilmente reducibles a un
elenco cerrado de melodas-tipo. Aunque esta reduccin no es imposible, la nocin de
modelo meldico parece no ser pertinente dentro de esta concepcin musical. Se trata
ms bien de una serie de mecanismos generativos constreidos por los lmites
armnicos impuestos por los esquemas rtimico-armnicos, que s ejercen un papel
identitario en estas obras-procesos. No obstante, es necesario sealar que un mismo
gnero o danza puede conocer varios tipos de esquemas rtmico-armnicos y que, a su
vez, un mismo esquema puede pertenecer a ms de un gnero. La identificacin de un
gnero requiere mucho ms de la concurrencia de una serie de rasgos formales.
Estudios recientes sobre los diferentes gneros de diferencias se deben a Esses
(1992 y 1994), Russell (1995) y Hudson (1971 y 1982). Para la mayora de los
especialistas, es vlido el postulado de que esta singular y tpicamente hispana manera
de concebir la msica instrumental era comn, si bien con diferencias previsibles, tanto
en msicos de crculos cortesanos como en los que se desenvolvan en el mbito
popular: ...eran propiedad a la vez de msicos callejeros y maestros de capilla,
cantantes de taberna y msicos de la corte, al margen de clases sociales (Stein 1998:
7). En su coleccin Luz y Norte Musical (Madrid, 1677), que contiene numerosas
diferencias sobre danzas ms o menos populares en Espaa por entonces (Lpez-Calo
1983: 203), Lucas Ruiz de Ribayaz afirma que esta prctica era una cosa tan ordinaria
que hasta los nios en Madrid, y otras partes, las entienden y practican, y hay tambin
maestros que las ensean (Ruiz de Ribayaz [1677]: prlogo). Como podemos ver,
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tambin las prcticas de la msica instrumental del siglo XVII fungieron como espacio
para el dilogo intersocial que caracteriza la cultura del perodo.
La omisin de esta particularidad de la cultura del Siglo de Oro propici ms de
una discusin entre algunos eruditos musicales del siglo XIX. Vale la pena retomar una
en particular, por la cantidad de informacin que gener. Del mes de agosto de 1874 al
de diciembre de 1878, en la publicacin La ilustracin espaola y americana, Julio
Monreal y Francisco Asenjo Barbieri se enzarzaron en una intensa polmica sobre el
origen social de la danza del canario: se trataba netamente de una danza de extraccin
cortesana o de una manifestacin eminentemente popular?
Segn Monreal, el canario era un baile popular de tipo picaresco. Basndose en
extractos de romances de Quevedo, Leiva y el testimonio de Rodrigo Caro en sus Das
geniales y ldricos (Sevilla, 1634), concluye que el canario es un baile popular del
mismo tipo de la zarabanda, el guineo, el polvillo, el villano, las zapatetas o la capona.
Para Barbieri, en cambio, el canario es una danza cortesana, toda vez que aparece
reseado en manuales y tratados de baile de este tipo como el annimo Reglas de
danzar (Siglo XVI) y Discurso sobre el arte del danado (Sevilla, 1642) de Juan de
Esquivel Navarro, as como en numerosos libros italianos y franceses (cf. Antn Priasco
1998: 243-241 y Esquivel [1642]). As mismo, Barbieri argumenta que el canario
aparece en importantes fuentes musicales en las que se aprecia una meloda danzable
que pone en evidencia que se trataba de una antigua danza zapateada, pero no picaresca
(cf. Rusell 1995: 40-41 y Garca-Matos 1996: 123-124).
Barbieri distingua entre danzas de cuenta o corte y danzas de cascabel. Las
danzas de cuenta comprendan aquellas que desde el siglo XVI se danzaban en espacios
cultos sin canto, con acompaamiento de vihuela de mano o de arco, arpa u otros
instrumentos aristocrticos. Las danzas de cascabel, por su parte, son bailes populares
que se cantaban con el acompaamiento de romances, jcaras, coplas y seguidillas con
guitarras, bandurrias, panderos, sonajas y otros instrumentos vulgares. Abundaban en
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12 Es curioso notar que ambos eruditos hacan interpretaciones completamente distintas del romance de
Quevedo Lindo gusto tiene el tiempo donde se menciona el canario: Con un rabel un barbado/Como una
duea danzaba/Y acoceando el Canario/Haca hablar una sala. Para el compositor era la evidencia del
carcter cortesano del canario. Para Monreal, en cambio, se trata de la prueba de su naturaleza popular.
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13 La denominacin es ma.
14 La denominacin es ma.
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15 Para una aproximacin ms profunda a la discusin de este tema por estos autores, cf. Batjin (1987),
Burke (1991 y 2000) y Chartier (1994).
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popular. Lo que nos ocupar a lo largo de estas pginas es la deteccin del personajetipo, situacin-tipo u otro elemento narrativo que se esconde tras l. No nos interesan
los aspectos ontolgicos de tales distinciones; lo que interesa a esta tesis son sus
consecuencias pragmticas.
Ahora bien, si los mismos compositores protagonizaban espacios musicales tan
diversos y sus obras circulaban por igual a travs de stos, cmo podemos entender
que los mismos objetos culturales funcionaran en todos los escenarios? Garca Crcel
nos propone un ejemplo extrado de la experiencia del teatro que podra ayudarnos a
comprender este fenmeno:
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sin embargo, son consumidas de manera natural e ingenua por el gran pblico.16 Cada
grupo selecciona las franjas estilsticas que le interesa de acuerdo al tipo de escucha que
decide hacer con la misma msica. Creo que en la Espaa del Siglo de Oro las cosas no
eran muy distintas.
16 Durante los meses de la redaccin final de esta tesis inici un proyecto sobre la timba o hipersalsa
cubana. Es muy interesante observar la cantidad de anlisis, transcripciones y comentarios entusiastas que
han generado en los especialistas, que no paran de adular sus complejidades rtmicas, armnicas e
instrumentales (los metales y teclados son sumamente virtuosos), as como la maestra en mezclar
gneros y estilos provenientes de las msicas norteamericanas y afrocubanas. En contraste, el pblico
general disfruta de este gnero bailndolo y repitiendo las interminables melodas pegajosas y las letras
superficiales. Entre ambas comunidades la timba ha tenido xito inusitado y ha generado hordas de
fervorosos seguidores. Sin embargo, cada grupo se entusiasma con elementos completamente distintos.
17 Para una discusin sobre las variantes de los tonos humanos cf. la seccin 1.6.4.2. de esta tesis.
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Sin embargo, un espacio de suma importancia para la ejecucin de los tonos fue el
teatro. Los teatros pblicos y las corralas, as como las privadas representaciones
cortesanas, se inundaban de estas canciones durante los diversos intermedios de las
piezas teatrales. En efecto, al lado de piezas instrumentales, los tonos eran parte
primordial de entremeses loas, jcaras, mojigangas, bailes y fines de fiesta. Pero, an
ms, las propias piezas de teatro centrales empleaban eficazmente los tonos para cubrir
una serie de funciones dramticas, escnicas y narrativas especficas. Los tonos se
integraron de uno u otro modo a los principales gneros teatrales escnicos del siglo
XVII. Entre stos se cuentan:
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Gustavo Umpierre (1975) y Louise Stein (1993 y 2000) proponen las siguientes
funciones de la msica en las obras de teatro:
Ruido de fondo: el taer y cantar de los tonos permita ocultar el aparatoso ruido
de las maquinarias y tramoyas escenogrficas.
Estructural: las intervenciones musicales, las repeticiones o cambios de msica,
marcaban las diferentes secciones estructurales de la pieza dramtica. Por ejemplo, en
escenas dominadas por canciones largas (o por la constante repeticin de un estribillo),
el fin de la intervencin musical o la salida de los msicos indicaba el fin de la escena"
(cf. Stein 1993: 24). De este modo, los tonos humanos funcionaron como marcadores
episdicos de las obras de teatro.
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Louise Stein (1993) le llama semipera. Esta denominacin, sin embargo, no es compartida por todos
los especialistas.
19 Segn Carmeo Caballero (comunicacin personal), esta caracterizacin es de Stein (1993) y no es
compartida por todos los investigadores.
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contenido de una escena hacia la siguiente, o bien que el cambio de msica dentro de un
cuadro o escena anunciara la siguiente unidad temtica.
Informaciones pertinentes: los escritores usaban sabiamente estas canciones
para resolver problemas dramatrgicos especficos. Por medio de un tono se podan
introducir informaciones pertinentes para la narracin imposibles de enunciar por otro
medio, como poda ser un personaje concreto. Por ejemplo:
-
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Personajes tipo:
Se trata de los roles y papeles fundamentales que aparecen una y otra vez en las
historias que se relatan en estas canciones. Siempre nos encontraremos con un
enamorado que, por lo general, se convierte en el narrador o voz que presenta la historia.
Frecuentemente se trata de un pastor. Su nombre vara entre Silvio, Lauro, etc.
La amada: casi nunca aparece de forma manifiesta. Nunca habla ni realiza accin
alguna dentro del relato. Aparece enunciada por medio de sus virtudes. Con frecuencia
es trada a la historia desde la perspectiva nica de la voz del enamorado. l slo nos
deja saber de ella aquellas propiedades que le afectan personalmente, es decir, aquellas
que operan activamente en su proceso de enamoramiento. Entre stas podemos
mencionar: algunos rasgos fsicos que son hiperbolizados en extremo, la belleza externa
o interna, sus virtudes, etc.
En ocasiones, otros personajes participan del relato. Por lo regular se trata de
algn amante rival de amores, amigos (ayudantes), etc. Con frecuencia, las aves, flores,
ros, cascadas y otros elementos del paisaje, sean estos animados o inanimados, toman
parte en la narracin. La voz narrativa se enzarza en discusiones con ellos o en
interacciones diversas. A travs de estas interacciones se alegorizan situaciones
concretas, se describen sentimientos o se realizan aproximaciones al mundo interno del
enamorado.
Ambientes tipo:
La construccin de espacios en los tonos humanos es un punto sumamente
interesante. Se trata de ambientes pastoriles imaginarios como aquella Arcadia idlica
cantada una y otra vez por Lope de Vega. Sin embargo, aparecen con frecuencia
referencias toponmicas a sitios reales como el ro Tajo, las riberas del Manzanares, el
monte Moncayo, etc. Por lo regular, la descripcin potica de los lugares es sumamente
econmica y consistente. Es decir, que se dibujan paisajes tipos. Entre stos, destacan
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Monlogos o dilogos
Un elemento interesante de las estrategias narrativas de los tonos son los
posibles dilogos imaginarios que establece la voz cuando relata la historia. En
ocasiones parece que dialoga directamente con la amada. En otras, parece
dirigirse al lector/escucha. En otras, se concentra en un monlogo profundo. Estos
cambios de interlocutor sern de gran importancia a la hora de describir las
funciones intersemiticas que se establecen entre letra y msica en estas
canciones.
El amor se embarca:
Es muy frecuente encontrarse en los tonos con la metfora del amor, o una
relacin, como si de una embarcacin se tratara. De este modo, el amor puede
navegar con buena mar; tambin puede extraviarse y no alcanzar el puerto o bien,
ser perturbada por una tormenta.
La oposicin de contrarios
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22 Esta caracterizacin de los roles de personajes que toman parte de las narraciones fue estudiado
sistemtica y exhaustivamente por Propp (1974).
23 Vase la seccin 1.3.
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Garca Crcel apunta que el teatro del Siglo de Oro evolucion de tal suerte que,
si bien en un principio las tres virtudes aparecan en las obras de forma equilibrada, al
correr el siglo XVII, especialmente en el teatro de Caldern, el decorum dominar sobre
las dems:
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Volviendo al mbito de las letras de las canciones que nos ocupan, dir que, a la
luz de lo que he apuntado, es legitimo suponer que el empleo recurrente de estos
andamios narrativos aseguraba a los tonos la capacidad de transmitir sus contenidos
de forma eficaz. Es decir, que si bien stos eran empleados por los
escritores/compositores para relatar una historia, los lectores/escuchas, a su vez,
desarrollaban guiones cognitivos24 anlogos, los cuales utilizaban para comprender e
interpretar las mismas historias. En efecto, pese a su brevedad, estas canciones son
capaces de recrear, con una economa de medios sorprendente, una gran variedad de
personajes, tramas, historias, relatos, propiedades y situaciones arquetpicas que
proliferaron en todos los gneros y subgneros de poesa, novela, teatro e incluso
pintura de su tiempo.
En otras palabras, los tonos humanos produjeron, estimularon y realimentaron
gran parte de los tpicos fundamentales del arte del Siglo de Oro espaol. De este
modo, cada tono humano tendra la capacidad semitica de remitir directamente a gran
parte de los mundos posibles de ficcin propuestos por los artistas de este perodo. Por
medio de estos tpicos ficcionales, la cultura hispnica intent construir un espejo
donde mirarse y proyectar una imagen de s misma para descubrirse con toda su
complejidad, al tiempo que apostaba por un hilo conductor de identidad latente que le
diera cohesin.
24 Para el estudio de estos guiones y esquem,as cognitivos cf. la seccin 4.3. de este trabajo.
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Del mismo modo que las letras, cada tipo de msica instrumental empleada en los
tonos era capaz de remitir a mundos especficos vinculados a su prctica y
significaciones fundamentales. Entre estas remisiones estn las siguientes:
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escenas y situaciones dramticas del teatro al que tal tipo de msica se haba
asociado,25 etc.
1.6. Jos Marn y los tonos humanos de la segunda mitad del siglo XVII
Los ejemplos de tonos humanos que examinaremos en este estudio responden al
modelo tpico de este gnero en la segunda mitad del siglo XVII: canciones
monofnicas con acompaamiento. Todos ellos fueron escritos por el compositor Jos
Marn (1618ca.-1699). Pese a que este no es un trabajo de naturaleza historicista y que
tampoco pretende un estudio exhaustivo de la personalidad del autor, considero
importante en el mbito de una tesis sobre msica histrica espaola dedicar unas lneas
a su vida y obra. Con respecto a sus datos biogrficos, es interesante observar el modo
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26 Jernimo de Barrionuevo (1587-1688) escribi una cantidad ingente de cartas a un den de Zaragoza
entre el 1 de agosto de 1654 y el 24 de julio de 1688. En stas relata algunos hechos de la vida madrilea
de la poca. Sus crnicas son de enorme valor para la historiografa del perodo.
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Es notoria la especial cizaa que tiene Barrionuevo para con Marn. Es evidente
que o bien tiene algo personal contra l (poco probable) o bien lo utiliza como epgono
de una clase social con especiales privilegios que disfrutaba de especial impunidad. En
el Aviso del 1 de noviembre de 1654 se lamenta que el caso de Marn no es aislado,
puesto que todo pasa por ac de esta suerte. Y en el Aviso del 20 de septiembre de
1656, sentencia que:
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Rita Goldberg advierte que, pese al ensaamiento del cronista contra Marn y del
poco rigor en la organizacin cronolgica de los relatos que l mismo ofrece, los hechos
consignados coinciden en lo esencial con la informacin que otras fuentes dan sobre la
vida de Juan Bautista Diamante, alter ego de nuestro msico (Goldberg 1986: 177).
Una ltima noticia sobre el presunto destierro de Marn apareci en el Aviso del 2
de junio de 1657. En ste, Barrionuevo informa que dos sujetos fueron apresados en
Valladolid por robo, y en sabindolo Marn el msico, que estaba desterrado y andaba
aqu encubierto, se ha acogido, porque no canten mejor que l en el potro, y por su
causa no le venga algn aprieto de garganta (Lzaro 1997: v). Despus de esta nota
Barrionuevo no menciona ms a Marn.
A partir de entonces y hasta su muerte dejan de aparecer documentos sobre el
autor. Segn Stein, es probable que haya intentado infructuosamente un viaje al Nuevo
Mundo (Stein 1998: 8). De cualquier modo, su msica si har el viaje trasatlntico,
como lo atestiguan los folios de obras de Marn conservados en archivos de Mxico y
Guatemala. Al parecer, hacia 1692, ya en plena vejez, su nombre segua figurando en
las nminas reales como criado de su majestad (cf. Stein 1998: 8).
La Gaceta de Madrid publicaba el 17 de agosto de 1699: Muri D. Jos Martn
[sic], de ochenta aos, conocido dentro y fuera de Espaa por su rara habilidad en la
composicin y ejecucin de la msica (Garbayo 1999: 185).
113
28 En este trabajo recurro fundamentalmente a la edicin de Alicia Lzaro (1997) del manuscrito.
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114
Ejemplo 1.8. Pgina del manuscrito MU 4-1958, Mu. Ms. 727, del Fitzwilliam
Museum de Cambridge
115
Cada una de las canciones que han llegado hasta nosotros de Jos Marn no es
solamente el resultado de las prcticas poticas e instrumentales corrientes en su poca.
En definitiva, estas canciones permiten percibir tras de s una fuerte personalidad
creadora original, capaz de valerse de todos los recursos msico-literarios disponibles
en su cultura de forma completamente singular, as como de influir de manera
definitoria en las prcticas compositivas de sus colegas coetneos. La excelencia de su
29 Para una breve resea de las funciones de los tonos en las obras de teatro cf. la seccin 1.4.
Rubn Lpez Cano 2004
116
msica y esta personalidad individual que se asoma en cada una de sus canciones me ha
parecido una buena va para comenzar el estudio sistemtico de las interacciones textomsica en los tonos humanos del siglo XVII espaol.
117
118
30 Un caso excepcional de este tipo de trabajos es el elaborado por Ramn Pelinski (1971), quien se
detiene en consideraciones analticas especficas.
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119
120
Romance
Forma potica
Forma musical
Procedimiento
8a
8b
Homofnico
8c
8b
B(+C= 8b)
[romance]
[Estrofas 2 y 3]
Estribo
7d
5b
D(+E=5b)
7d
5b
7d
5b
G(+H= 5b)
Homofnico +
contrapunto florido
D=homofnico/E=cont
rapunto florido
Homofnico
Homofnico
121
7b
5b
I+J
I=imitacin
cannica/J=
homofnico
6e
5f
Homofnico a do
6e
5f
Homofnico a do
7f
5b
Homofnico a do
7d
5b
Homofnico
7d
5b
G (+H= 5b)
Homofnico
7b
5b
I+J
I=imitacin
cannica/J=
homofnico
Figura 1.1. Esquematizacin formal del tono Entre dos lamos verdes, de
Juan Blas de Castro, segn Luis Robledo (1989: 85-86)
122
Sin embargo, esta construccin deja de lado aspectos formales importantes. Por
los criterios que prioriza, este esquema subsume la descripcin de la cancin entera a la
estructura mtrica del poema. Sin embargo, como cualquier ejemplo puede demostrar,
en estas canciones la regularidad mtrico literaria de las letras siempre es alterada en
mayor o menor medida por el compositor por medio de procesos de encabalgamiento,
atomizacin y repeticin de porciones de letra de diversa dimensin y otras
manipulaciones musicales. Entonces tenemos que el criterio bsico de la
esquematizacin se fundamenta en una reduccin mtrica que no corresponde siquiera a
la configuracin de la letra tal y como sta aparece en la cancin. Hay otros problemas
que merecen ser mencionados:
algn gnero potico a partir exclusivamente de la mtrica del poema. El riesgo de esta
reduccin queda de manifiesto en trabajos como los de Etzion, donde los esquemas
potico-formales son considerados errneamente como "gneros" (cf. Etzion 1996).
Para la construccin de gneros y subgneros es necesario atender a muchos otros
elementos que no se pueden reducir a rasgos formales de esta naturaleza. No es
definitorio un rasgo aislado, ya sea musical o literario. Los problemas de esta confusin
emergen inmediatamente: ni el contenido de las letras ni los procedimientos
compositivos y elementos musicales se articulan coordinadamente en una nocin de
gnero tan vaga y frgil como sta. Para la estipulacin de clases de objetos musicales
que funcionen verdaderamente como gneros potico-musicales deben considerarse
muchos otros elementos del contenido, trama e historia relatada en las letras, as como
de la disposicin, materiales y procedimientos musicales que privan en la cancin
considerada como un todo orgnico: un complejo sonoro formado por la convergencia
de dos entidades semiticas distintas, una literaria y otra musical que se articulan y
coordinan para dar lugar a una nueva entidad de caractersticas y funcionamiento
distintos.
124
125
31 Sin embargo, es cierto que an son muy pocos los tonos recuperados que se puedan atribuir con
certeza a un autor especfico.
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126
distinciones estilsticas finas (hasta ahora invisibles para las metodologas analticas que
se les ha aplicado) que permitan una diferenciacin autoral eficaz se escondan en
niveles ms profundos (y menos evidentes) de los textos musicales.
Pero hemos de reconocer que el concepto de autor, con el cmulo de
connotaciones que el trmino es capaz de detonar en nuestros das, es un producto
fraguado en el seno del siglo XIX y exportado por la historiografa musical a otros
perodos histricos donde la aplicacin de esta nocin es, por lo menos, ms arriesgada.
Es posible que la funcin de los compositores de la Espaa del siglo XVII sea muy
distinta de la que podramos esperar. Es menester realizar una distincin precisa entre
los estatus de autor emprico y autor modelo,32 tal y como lo define Umberto Eco en su
concepcin pragmtica de la recepcin del texto esttico (cf. Eco 1981, 1992 y 1996).
En captulos siguientes profundizaremos en este concepto.
Es probable que sea vano empecinarse en la bsqueda de marcas estilsticas de
autor en el repertorio de tonos humanos. La literatura especializada con frecuencia deja
en el lector una imagen de que la msica barroca del mundo hispnico es similar a una
pesada maquinaria cultural que apenas evoluciona, deglute todo rastro de personalidad
individual de los compositores y produce, una y otra vez, objetos sonoros homogneos
dotados de una similitud desesperante. Quiz este corpus musical est regido por
dinmicas de produccin, recreacin, difusin y consumo similares a las que privan en
las prcticas musicales populares, tradicionales o de transmisin oral33 y su relevancia
estilstica no pueda nunca caer en la rbita de un creador individual. Quiz no podamos
jams individualizar las caractersticas estilsticas de este gnero mucho ms all de las
franjas que se extienden por debajo de las relevancias de estilo o gnero de una poca.34
32 Para une definicin de autores y escuchas empricos y modlicos, vase la seccin 4.1.
33 Ver seccin 1.7.4.2.
34 Es conocido el esquema de las relaciones jerrquicas en las pertinencias estilsticas propuesto por
Jean-Jacques Nattiez (1990:136):
Rubn Lpez Cano 2004
127
investigacin
documental
ha
revelado
la
existencia
de
mltiples
concordancias35 entre muchos de los tonos humanos. Sabemos que diversas prcticas de
contrafactum, reelaboracin y reciclaje de materiales poticos y musicales son una
caracterstica fundamental de la dinmica de creacin de la poca.36 Tambin
conocemos el uso recurrente que se haca de textos, tipos meldicos, danzas, canciones
y romances populares, popularizados o tradicionales para la composicin de los tonos.
A estos fenmenos se aade el intercambio continuo de materiales o canciones
completas entre las esferas religiosa y profana (cf. Caballero 1997). Estas caractersticas
producen, una vez ms, la sensacin de una poderosa unidad y homogeneidad de estilo
en el corpus de tonos y canciones del siglo XVII. Del mismo modo, como ya hemos
visto, la posibilidad de que estos vnculos devinieran complejas redes intertextuales nos
universales de la msica
sistema o estilo de referencia
estilo o gnero de una poca
estilo de un compositor X
estilo de un perodo de la vida de un
compositor
obra individual
Esta esquematizacin puede ayudar a entender los niveles de exploracin estilstica en que se mueve la
investigacin actual de los tonos humanos. Sin embrago, hemos de admitir que, como mostraremos, este
concepto de estilo musical es sumamente limitado y simplificador de importantes caractersticas
semitico cognitivas.
35 Vase la seccin 1.7.1.
36 Vase la seccin 1.2.
Rubn Lpez Cano 2004
128
129
de la catedral de Cuenca, entre 1690 y 1699. Pero, de donde copi estas canciones el
transcriptor?; de documentos originales autgrafos de Marn?; de indicaciones
directas del compositor?; de otras transcripciones?; de su memoria, si es que el
transcriptor mismo las tocaba y/o cantaba? O quiz fue Miguel Martn, msico de la
Real Capilla, quien encarg la elaboracin del manuscrito, quien cantaba y/o tocaba las
canciones y dict al scriptor la msica? Sea como fuere debemos reconocer un fuerte
componente de oralidad en la transmisin y difusin de los tonos humanos del siglo
XVII.
En primer lugar creo necesario la distincin de dos conceptos que las
investigaciones etnomusiciolgicas se han ocupado en aclarar: versin y variante. La
versin supone la existencia de un objeto musical perfectamente establecido, de algn
modo institucionalizado y reconocible. Con frecuencia su "institucionalizacin" se
apoya en la existencia de un registro grfico o sonoro. Los sucesivos objetos musicales
a los que el "original establecido" da lugar y con el cual se relacionan en virtud de sus
semejanzas y transformaciones se llaman versiones. La variante es ms compleja. En
este caso no existe un objeto musical institucionalizado. Los objetos relacionables son
puestos horizontalmente y se vinculan entre s en virtud de sus semejanzas pero no en
referencia a un objeto nico. La variante es comn en los procesos de transmisin oral.
Recordemos que, como ya se ha mencionado, las tradiciones musicales en las que
la composicin de tonos se fundamenta continuamente poseen mecanismos de difusin
y transformacin propios de las culturas orales. De este modo, la cancin, tipo meldico
o danza que serva de base para la composicin de diferentes tonos correlacionados
(concordados) entre s, de diversos autores, no necesariamente tendra la misma
configuracin estructural puesto que cada autor pudo escuchar variantes distintas de la
misma cancin o danza. La transmisin oral admite una gran posibilidad de variacin.
Por otro lado, la sensacin de que la composicin de tonos en la Espaa del siglo
XVII semeja una pesada maquinaria cultural que produce objetos musicales sumamente
Rubn Lpez Cano 2004
130
parecidos entre s, sin importar el autor que los compuso, pone en evidencia
mecanismos de preservacin de informacin propios de la oralidad. Sin embargo, las
dinmicas de transmisin oral han sido un factor prcticamente ignorado por los
estudiosos de ste gnero.39 Como en todos procesos orales, la ejecucin de estas obras
funcionaba, simultneamente, como sistema de difusin y aprendizaje de las canciones.
Numerosos estudios tratan implcita o explcitamente a los tonos concordados
como versiones de un tono-modelo. En este trabajo se defiende la hiptesis de que un
conglomerado de tonos concordantes funciona en su interior como una serie de
variantes vinculadas orgnicamente entre ellas, pero a partir de articulaciones mltiples
e inestables. Las concordancias nos indican que cada tono no es sino la ocurrencia de
un tipo que no puede ser definido con exactitud y que es producido por una suerte de
competencia musical que regula los procesos generativos, limitando los elementos y
procedimientos que rigen esta produccin, sin llegar a definirlos del todo. Esta ltima
consideracin obligara a un estudio en profundidad que no se concentre tanto en los
rasgos fsicos que se aprecian en los tonos existentes, o mejor dicho, los rasgos que nos
permiten estudiar los registros grfico-documentales de los mismos.40 Por el contrario,
este estudio deber concentrarse ms en los procesos de produccin de tales rasgos que
en los rasgos mismos.
Existen varias alternativas para desarrollar una investigacin de stas
caractersticas. Una posibilidad de estudio la constituyen las metodologas desarrolladas
por las investigaciones musicolgico-sistemticas que se fundamentaron en las teoras
de la gramtica generativa. El proyecto de la gramtica generativa pretenda la
postulacin de "un conjunto finito de reglas que pueden generar un nmero infinito de
39 Para una discusin sobre los procesos orales en la msica acadmica de "autor" y un anlisis del papel
de la partitura, cf. Cook (2001). El problema de una valoracin ms precisa del papel de los documentos
musicales escritos en los tonos humanos ha comenzado a interesar a varios musiclogos histricos (cf.
Etzion 2002).
40 Como se puede apreciar, el objeto de estudio que trato de definir se comienza a desplazar del
documento grfico hacia la competencia musical que le dio origen. Sobre las nociones y modos de operar
de la competencia musical vase la segunda parte de esta tesis.
Rubn Lpez Cano 2004
131
ocurrencias consideradas como correctas para alguna competencia" (Stefani 1984: 223).
A fines de los aos setenta, Mario Baroni y Carlo Jacobioni realizaron una serie de
estudios que pretendan especificar las reglas generativas que subyacen a la produccin
meldica en el contexto de los corales de J.S. Bach. Por medio de un ordenador
previamente programado con estas reglas, los musiclogos pudieron generar muchas
otras lneas meldicas que, cumpliendo con estas reglas, eran identificables con el estilo
bachiano aunque no hubiesen sido compuestas por l (cf. Baroni y Jacobioni 1978). En
trabajos posteriores, los investigadores han aplicado este principio a investigaciones
ms amplias del repertorio barroco italiano (cf. Baroni, Dalmonte y Jacobioni, 1999).
Estudios similares se han realizado a partir de la clebre metodologa de anlisis
distribucional-paradigmtico propuesta por Ruwet (1972).
Una metodologa de esta naturaleza, aplicada a diversos mbitos de los tonos
humanos, permitira la deteccin de las bases generativas que subyacen en este gnero
prescindiendo de la necesidad de modelos registrados documentalmente. De este modo
seramos capaces de prever configuraciones meldicas, armnicas, micro y macro
formales, etc., que pudieran aparecer en ocurrencias an no descubiertas y posibilitara
una reconstruccin ms confiable de las piezas incompletas. Pero, esta metodologa
ser capaz de aclarar el dilema de la autora de los tonos? Y ms an, sera capaz de
ofrecer alguna luz sobre los procedimiento por medio de los cuales letra y msica
colaboran intersemiticamente? Por los resultado ofrecidos por Baroni, Dalmonte y
Jacobioni, (1999) en una investigacin similar a la presente, debemos de concluir que
no. Por otro lado, y como veremos ms adelante, el tipo de trabajo que en esta tesis se
propone requiere de procedimientos menos deterministas.41
En este trabajo propondr una ruta alternativa para el anlisis y comprensin
estilstica de los tonos humanos. La dimensin estilstica que interesa a este estudio es
la que deriva de una perspectiva semitica. Lo que queremos aqu ver es cmo los tonos
41 Para una critica a este tipo de investigaciones musicolgico-cognitivas, cf. Hatten (1989 y 1990).
Rubn Lpez Cano 2004
132
de Marn logran transmitirnos historias y relatos a partir del juego intersemitico que se
establece entre letra y msica. Los mecanismos por medio de los cuales estas canciones
realizan con eficacia su tarea narrativa no son ajenos a lo que denominamos estilo. Es
ms, forman parte integral de l. Podemos describir el estilo como un mero elenco de
rasgos formales, pero esta nocin de estilo es sumamente limitada. En cambio, podemos
intentar explicarlo como una serie de complejos mecanismos cognitivos por medio de
los cuales somos capaces de comprenderlos. En otras palabras y como definiremos ms
adelante, estudiaremos el estilo como si se tratase de una competencia musical.42 Una
competencia requerida para generar/comprender los relatos contenidos en los tonos
humanos de Marn. Esta perspectiva nos ayudar a trascender los niveles objetuales que
se detienen en partituras y documentos para adentrarnos en el mbito de los procesos
cognitivos dieron lugar a su produccin/recepcin.
133
"presiente" el sentido que se le pretende dar. Sin embargo, no quedan claros los
objetivos, finalidades y mecanismos de lo que para los estudiosos constituye la "funcin
retrica" de los tonos humanos y de stos con relacin al teatro.
Es menester especificar claramente a qu tipo de fenmenos les damos el estatuto
de "retricos", as como describir en qu consiste su modo de operacin y en qu
contextos se originan. Lo mismo vale para la funcin retrica de los tonos dentro del
teatro. La fusin de entidades distintas como el literario, los mensajes visuales y la
msica que se dio en los diversos gneros teatrales del siglo XVII produjo una
multiplicidad de procesos de significacin que actan en muchos niveles y en diversos
grados, desde el mbito de la produccin hasta la recepcin, ya sea histrica o actual.
No todas las funciones de produccin de sentido musical pueden ser echadas dentro del
"trmino-saco" retrica musical. Se puede hablar de retrica slo en algunos casos de
produccin de sentido. La elaboracin de una neorretrica musical que sea capaz de
proveer de categoras sumamente especficas y herramientas especializadas para la
individuacin y estudio de estos procedimientos especiales es una tarea que an queda
por hacer (cf. Lpez Cano 2002a).
134
gracias a los trabajos de Ratner (1980), Agawu (1990), Hatten (1994) y Monelle (2000).
Mas adelante resumir estas aproximaciones y presentar mi propia nocin del
concepto.44
Por el momento, me limitar a sealar las inconsistencias ms inmediatas que se
aprecian del uso vago de esta categora en el contexto de las investigaciones que
estamos analizando:
No se distinguen los topoi de otros estilemas propios del gnero Cundo un giro
emblemtico del estilo de los tonos puede considerarse topos y cundo no?
Por su carcter retrico, los topoi tienen funciones de comunicacin y
significacin especficas que son ignoradas en este tipo de estudios.
Si bien, como hemos visto, el corpus general de tonos humanos del siglo XVII
se nos presenta como un compacto monoltico y homogneo de una ostensible unidad
estilstica, es curioso que hasta el momento nadie se haya ocupado en sistematizar o, al
menos enumerar, estos topoi, estilemas, recurrencias estilsticas o como se les quiera
llamar.
A menudo, los topoi son signos o porciones de texto musical capaces de remitir
a gneros o estilos especficos, bien diferenciados entre s, a los cuales no pertenece
necesariamente la msica en los que se insertan. Y esta observacin nos lleva a otra
consideracin que ser desarrollada en el pargrafo subsiguiente.
135
136
histrica. Estos problemas probablemente no eran relevantes para los tericos del siglo
XVII. Adems, la teora musical tiene su propia tradicin y discurso y constituye una
actividad musical independiente de la creacin, aun cuando la realice la misma persona.
No hay que olvidar que un terico habla de lo que en su momento se considera
pertinente con los elementos que el metalenguaje a su disposicin le permite. Para
nosotros es necesario implementar categoras de tipo ethic que permitan una
individuacin precisa de los problemas que nos interesa abordar, en virtud de que todo
intento de comprensin de la obras o teora musicales del siglo XVII pasa por los
mismos procesos y adecuaciones hermenuticas, como ha sealado puntualmente
Christensen (1993).
Este es, a grandes rasgos, el panorama de estudios musicolgicos sobre los tonos
humanos en el que se inserta esta tesis. Estas son, tambin, algunas de las interrogantes
ms importantes que este trabajo abordar. Obviamente, los alcances de esta
investigacin sern muy limitados en comparacin con la dimensin de la empresa. De
hecho, el trabajo que aqu se propone requerira que ya hubiese algn tipo de desarrollo
en algunos temas. Sin embargo, a falta de ste, intentar adelantar un poco, a nivel
metodolgico, el estudio de los rasgos estilsticos formales, de significacin, estrategias
textuales y musicales, propiedades expresivas, funciones retricas y postulacin de
gneros. Todo ello de forma coordinada en pos del objetivo fundamental de esta tesis: la
reconstruccin de las competencias musicales que estas canciones requieren para que la
narracin producida por el contrapunto intersemitico entre letra y msica sea
comprendida.
137
1.8. Sumario: los tonos humanos de Jos Marn como objeto de estudio.
Cerremos este primer captulo con un breve sumario. Ms que sintetizar lo dicho
hasta este momento, lo que pretenden las siguientes lneas es terminar de modelar el
objeto de estudio de esta tesis. Nos interesa examinar los tonos humanos de Jos Marn
desde la perspectiva de las interacciones que se originan entre la letra y msica de los
mismos y del relato a que esta colaboracin da lugar. As es que empecemos por dibujar
el perfil semitico de los tonos humanos de Marn que estudiaremos.
Los tonos humanos de Jos Marn consisten en canciones estrficas a una voz con
acompaamiento de guitarra, escrito en tablatura, las cuales cuentan historias o
describen situaciones dramticas especficas relacionadas mayormente con
narraciones amorosas. El tema dominante es el del amor mal avenido.
Las historias relatadas en los tonos recurren la mayora de las veces a personajes,
situaciones y tramas arquetpicas que aparecen una y otra vez en todas las
canciones. Estos prototipos estn presentes tambin en otras manifestaciones
culturales del Siglo de Oro como el teatro, la novela, la poesa, los relatos orales e
incluso la pintura.
138
Del mismo modo que existen mltiples posibilidades de producir historias distintas
a partir del mismo esquema, las posibilidades de escucha e interpretacin de un tono
tampoco estn cerradas ni son definitivas. Los esquemas crecen y se modifican con
el tiempo.
Los esquemas funcionan como bases de datos amplias y complejas que se activan
desde algn elemento de la pieza en cuestin y se desarrollan dentro de la mente
musical de quien la escucha. De este modo, muchos de los elementos narrativos no
139
Cuando se dice que un tono posee algn elemento popular o que tiene caractersticas
popularizantes esto se debe entender no en trminos de ontognesis social, sino de
discriminacin estilstica: son trminos que se refieren a realidades estilsticas y no
a procesos socio-histricos. De este modo, su pertinencia es enteramente semitica,
ya que tales elementos tienen funciones especficas en el complejo estilstico en
general y en lo que respecta a la narracin de historias en particular.
141
Las principales referencias que la msica de un tono puede hacer hacia otros
universos de msica instrumental quedan comprendidos en los siguientes registros o
rangos:
La estrecha relacin de los tonos con el teatro propici que determinados tipos de
msicas determinadas codificaran la presencia de diferentes elementos dramticos
como personajes, situaciones dramticas y esquemas narrativos. As mismo, cierto
tipo de msica lleg a funcionar a manera de marcadores espisdicos con los que se
delimitaban el comienzo o final de una escena de modo similar a los seriales
televisivos de nuestro das. De este modo, considero legtimo suponer que los
mecanismos semiticos por medio de los cuales los tonos colaboraban en el
Rubn Lpez Cano 2004
142
desarrollo dramtico de las piezas teatrales son similares a los que operan al interior
de las propias canciones. En otras palabras, al interior de un tono, letra y msica
construyen situaciones dramticas similares, personajes arquetpicos, narraciones
sobre los mismos esquemas que sustentan los relatos de romances y piezas teatrales,
cambios de personaje o de narrador y marcadores episdicos que delimitan las
diferentes secciones narrativas de cada tono etc.
143
En este trabajo el estilo ser concebido como una serie de procesos cognitivos que
permiten la produccin /comprensin de las historias contadas en los tonos. La
nocin que aqu interesa es la del estilo como competencia cognitivo-musical.48
48 Vase la seccin 3. 6.
Rubn Lpez Cano 2004
144
de
las
competencias
cognitivas
que
se
ocultan
tras
de
la
Este es el esbozo del objeto de estudio de esta tesis. Ahora es necesario hablar
sobre el dispositivo terico sobre el que sustentar la investigacin. En el captulo
siguiente abordar diversas propuestas semiticas para el estudio de la msica vocal.
Esto servir para comprender los precedentes de la teora semitico.-cognitiva que se
desarrollar en esta tesis.
145