Dialnet ElProblemaDeLaValidezEcologica 65945
Dialnet ElProblemaDeLaValidezEcologica 65945
Dialnet ElProblemaDeLaValidezEcologica 65945
de la validez ecolgica
Francisco Valle*
Universidad de Oviedo
Son muchas las voces que en los ltimos arios se han alzado con-
tra la estrechez de miras de la psicologa experimental, demasiado
preocupada, se dice, por lograr un aceptable rigor cientfico aunque a
costa de la creatividad y de la relevancia de los problemas estudiados.
Esta contraposicin entre rigor cientfico y relevancia sera una mues-
tra ms de la disociacin radical entre laboratorio y vida. Si lo impor-
tante es la vida y eso parece presuponerse entonces es evidente
que por muy rebuscadas que sean las preguntas que se hagan los psi-
clogos, o precisamente por eso, resultan carentes de inters. Algunas
citas textuales de Neisser, entre otros, nos pueden ayudar a concretar
el sentido de esta dicotoma. En 1974 afirma que un nmero conside-
rable de talentos estn realizando trabajos de gran ingenuidad y sofis-
ticacin sobre procesamiento de informacin visual; nuevos hallazgos
emergen de sus laboratorios de manera continua. Sin embargo, no es
claro que nos movamos en la direccin correcta, ni siquiera si nos
Estudios de Psicologa o." 23/24-1985
Estudios 147
movemos en alguna direccin (p. 402). En Memog, Observed (1982), en
una reimpresin de un artculo publicado en 1978 y que lleva por ttu-
lo Memory: What arte the important questions? afirma: Si X es un
aspecto de la memoria socialmente interesante o significativo, casi
nunca habr sido estudiado por los psiclogos. Pero en la pgina 366
del mismo dice: El lamento de la apertura "Si X es un aspecto de la
memoria socialmente interesante o significativo, casi nunca habr sido
estudiado por los psiclogos" resulta ser un tanto injusto. Las pginas
precedentes estn llenas de contraejemplos. Segn Gibbs (1979),
quien cita una serie de autores representativos de cada una de las reas
de investigacin psicolgica, en todas las ramas de la psicologa se
oye el mismo lamento acerca de la trivialidad e irrelevancia de las inves-
tigaciones, al mismo tiempo que se reclama una mayor sensibilidad
hacia las continuidades contextuales y hacia las potencialidades de la
conducta humana (p. 127).
A pesar de las citas, supongo que no es nada claro qu se quiere
decir, de qu se est hablando. Porque parece evidente que las pre-
guntas que se hacen los psiclogos s son importantes y a los proble-
mas que se trata de solucionar difcilmente se les puede colocar la eti-
queta de irrelevantes. El querer desentraar los mecanismos y proce-
sos de la percepcin, de la memoria, cmo producimos y comprende-
mos el lenguaje, cmo lo adquirimos, la influencia del contexto en la
adquisicin de informacin, etc., no parecen cuestiones triviales, sino
fundamentales. Por consiguiente, las crticas se deben estar haciendo a
otro nivel. Tal vez el sentido de las mismas haya que buscarlo ms
bien en cmo se materializa y se instrumentaliza la investigacin, es
decir, en si pueden los experimentos realizados en uni rea determina-
da ayudar a responder las preguntas que nos hacemos. No existe una
distancia insalvable entre experimentacin y teora por una parte, y,
por otra, no impiden los rboles la visin del bosque? Planteada en
estos trminos, y hay razones de peso, incluso fuera del mbito de la
reforma ecolgica (Newell, 1973; Allport, 1975; Johnson-Laird y
Wason, 1977; McGuire, 1973), para pensar que los tiros van en esa di-
reccin, tal vez pueda clarificarse el sentido de la crtica. Newel
(1973), a quien no se puede incluir dentro de este movimiento, afir-
maba ya hace once aos que los dos principios que rigen nuestro es-
tilo experimental son (1) el descubrimiento y exploracin de distintos
fenmenos y (2) la formulacin de preguntas a la naturaleza cuya fina-
lidad se centra en la solucin de oposiciones binarias. Pero con una
investigacin guiada por estos dos principios dificilmente se pueda lle-
gar a responder, dice l, las preguntas interesantes a nivel terico. Es
ms, parece decir, los fenmenos descubiertos ejercen un atractivo tan
irresistible sobre los investigadores que de unos pasan a otros, olvi-
dando tal vez su norte, es decir, la pregunta que originalmente se hi-
cieron. Este ltimo punto puede clarificarse an ms con las palabras
de McGuire (1973) para quien los psiclogos, una vez que se han en-
frascado en la manipulacin artificial de variables, acaban contemplan-
do no la vida, sino los datos y observando no la mente o la conducta,
Estudios de Psicologa a." 2,3/24-1985
148 Estudios
sino montones de nmeros y de listados de computadora. Johnson-
Laird y Wason (1977) explican la escasa relevancia e influencia que la
elaboracin de teoras psicolgicas ejerce en y dentro de las otra.s cien-
cias, con estas palabras.
FIGURA 1
Modelos de lectura de Coltheart (a la izquierda) y de Marshall. El primero est
basado en consideraciones tericas y en algunos datos experimentales de sujetos
normales. La complejidad del modelo de Marshall se debe en gran parte a los
estudios con dislxicos.
ESTIMULO
EVA
WWR ALI
1 Cadena de letra
D
Cdigo
Fono 16
51 M GPC
S 1
POL
Pronuncraci6n Prontuiciao
RB
RESitTESTA
Referencias
ALLPORT, D. A.: The state of cognitive psychology. Quarterly Journal of Experimental Pgcbology, 1975,
27, 141-152.
BOWER, T.: Tbe perceptual world of tbe child. Open Books, 1977. (Trad. cast., El mundo perceptivo del nio.
Morata, 1979).
BRANSFORD, J.; MCCARRELL, N.; FRANKS, J., y NITSCH, K.: Toward unexplaining memory. En R.
SHAW, y J. BRANSFORD (eds.), Perceiving, acting and knowing. LEA, 1977.
BRANSFORD, J., y JOHNSON, M. K.: Considerations of some problems of comprehension. En W. CHASE
(ed.), Visual information processing. Academic Press, 1973.
BRONFENBRENNER, U.: Toward an experimental ecology of human development. America,: Pgcbologist,
1977, 32, 513-531.
BRUNSWIK, E.: Perception and tbe representative design of pgcbology. University of California Press, 1956.
CHASE, W.: Visual information processing. Academic Press, 1973.
CHERRY, E. C.: Some experiments on the recognition of speech, with one and two years. urnal of the
Acoustical Socio, of America, 1953, 25, 975-79.
CLARK, H. H., y CHASE, W.: On the process of comparing sentences against pictures. Cognitive Pgcbolo-
gy, 1972, 3, 472-517.
CLAXTON, G.: Cognitive psychology: a suitable case for what sort of treatment? En G. CLAXTON (ed.),
Cognitive pychology. New directions. Routledge & Kegan Paul, 1980.
COLE, M.; HOOD, L., y MoDERmorr, R.: Ecological niche picking: Ecological invalidig as an axiom of experi-
mental cognitive pgcbology. Rockefeller University, 1978.
COLTHEART, M.: Reading, phonological recoding and deep dyslexia. En M. COLTHEART, K. PATTERSON
y J. MARSHALL (eds.), Deep dyslexia. Routledge & Kegan Paul, 1980.
DAVIDSON, M.; Fox, M. J., y Dicx, A.: Effects of eye movements ob backward masking and perceived
location. Perception and Pgchophysics, 1973, 14, 119-116.
FANTZ, R. L.: The origin of form perception. Scientific American, 1961, 201, 66-72.
FERNNDEZ RODRGUEZ, T. R.: El punto de vista ecolgico y su problemtica conexin con la psicolo-
ga. Estudios de Psicologa (en este vol.).
FLAVELL, J. H.: Comments. En R. S. SIEGLER (ed.), Children's tbinking: What develops? LEA, 1978.