Las Brujas PDF
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PALABRAS PRELIMINARES
Desde las Grandes Diosas de la Antigedad hasta el actual Movimiento de la Diosa
puede discernirse un derrotero incierto pero sostenido. Transitar ese territorio
constituye una aventura azarosa y difcil ya que se trata de un dominio donde
abundan las cinagas, las falsas rutas, los caminos terminados abruptamente en un
abismo. Si se apela a la ayuda de guas histricas de esos lugares pronto se
encuentra que, ms que orientarnos en el sentido correcto, reflejan las ideas hechas
de quienes las escribieron, sus trampas, sus indicaciones errneas, sus conclusiones
apresuradas. Va de suyo, entonces, que no resulta nada sencillo mantener la actitud
que Stendhal aconsejaba al novelista: la de ser un viandante portador de un espejo
para reflejar lo que se encuentra en el camino. Esa ecuanimidad fue, precisamente,
el espritu con que tratamos de abordar el tema de la brujera.
A poco andar, advertimos la complejidad colosal ante la que nos encontrbamos: el
fenmeno de la brujera, transversal a la mayora de las organizaciones sociales
conocidas, adquiere caracteres propios en cada tiempo y lugar. El entroncamiento
con el medio hizo necesario describir los contextos en que se fue presentando, lo
cual nos llev en ocasiones a dar amplios rodeos para insertarla correctamente en
las distintas urdimbres. Fuimos as desbrozando temas, situaciones, conceptos en
apariencia inconexos, pero sin los cuales el campo de la brujera parecera
extemporneo.
En lneas generales, las brujas han suscitado siempre temores y recelos. Sin
embargo, este miedo de base a sus capacidades o facultades se transforma en letal
cuando se mezcla con espantajos como el diablo, los herejes o cualquier otra figura
ad hoc -como ocurri con la caza de brujas de los tiempos oscuros-. En
consecuencia, resulta evidente que hablar de la brujera es analizarla dentro de las
distintas modalidades de poder en que se inscribe. Un poder milenario que se ha
manifestado a travs de la violencia en todos sus grados, desde la directa y grosera
hasta la sutil e intelectual. Un poder que se asienta en la imagen del patriarca y
aborrece toda diferencia sustancial de criterio.
En el recorrido que parte de las grandes diosas, e incluso antes, y llega hasta la
poca actual nos encontramos con hechos fascinantes y actos terribles,
intolerancias cerriles y maravillas todava no estudiadas en profundidad.
Asimismo, vemos desfilar una galera de personajes en extremo interesante:
bizarros, heroicos, sublimes, traidores, hipcritas. Tal vez podran dividirse en tres
corrientes, que nos remiten a otras tantas opciones morales; por un lado, los
cerrados a los cambios, que se afanan por sostener el estado de cosas existente
recibiendo a cambio respeto y honores; por el otro, los que luchan por comprender
el fenmeno de la brujera sin mayores prejuicios y suelen sufrir el descrdito
social y hasta la misma muerte. Y, entre uno y otro extremo, los indiferentes,
desdeados por el cielo y el infierno, que oscilan segn las conveniencias,
dejando hacer sin asumir responsabilidades.
Todo est relacionado con todo sostiene un axioma que se viene repitiendo con
diversa fortuna desde la noche de los tiempos. Por ello, llegar a tener una mirada
justa sobre la brujera significa en verdad tener una mirada larga, mucho ms larga
sobre el ser humano, una mirada que permita unir ideas, hechos y creencias en
apariencia irreconciliables.
Muchos son los que nos han precedido en esta bsqueda y a todos les estamos
reconocidos: incluso de sus parcialidades y prejuicios pudimos extraer ricas
enseanzas. En lo estrictamente personal, debo agradecer a quienes me han
sostenido en mis vacilaciones, mi desesperacin por las injusticias, mi incurable
dolor por vivir en un mundo donde todava el ser humano no ha cesado de
perseguir, explotar, violar y asesinar a otros seres humanos tanto como al medio en
que todos vivimos.
LEONOR CALVERA
PRIMERA PARTE
CAPTULO I
LAS GRANDES DIOSAS
La diosa madre era objeto de culto y respetadas las mujeres que lo guardaban. Sin
embargo, lentamente, se iba abriendo paso un nuevo culto, el del sol, sol triunfante
que nunca se modifica al transitar el cielo, que reaparece, magnfico, cada maana.
El sol, que haba surgido junto con el hacha en las representaciones del culto a los
muertos, va ganando terreno a favor de la intromisin de pueblos blicos. El sol,
eternamente igual a s mismo, se convierte en el emblema del guerrero combativo
y conquistador, que privilegiar el hacer y el movimiento como derrota de lo
transitorio.
El hijo que la madre meca en sus brazos ha crecido, se ha desarrollado
convirtindose en el dios o hroe solar que librar un combate decisivo para
derrotar a las fuerzas de las tinieblas, con frecuencia encarnadas en lo lunar, lo
femenino. Todo un sistema de rituales y creencias deriva de este nuevo enfoque de
la valorizacin solar. La vieja fe es execrada y sus cultoras humilladas y
perseguidas. Sus dones y capacidades son enjuiciadas a la par que temidas. La ms
terrible condena social caer sobre quienes persistan en mantener su creencia al
margen de los ritos y conocimientos pblicos, admitidos institucionalmente. Haba
nacido la hechicera, la bruja, encarnacin del respeto y los miedos masculinos a los
poderes biolgicos y sociales de la mujer.
1.3.1 Isis
2
El nombre de Isis deriva de Ish, ish, palabras onomatopyicas que significan la que llora, segn la etimologa
que da Graves. Hay quienes, en cambio, hacen derivar Isis de aset o eset, trono o asiente, en referencia a sus
representaciones de cuna o asiento de reyes.
anonadada ante la vista del espectculo. Sin entender lo que estaba sucediendo,
estalla en gritos que rompen el hechizo, condenando a su criatura a la mortalidad.
La diosa se da entonces a conocer y reclama el atad de Osiris, pedido que se le
concede.
Isis parte en una embarcacin, siendo acompaada por el mayor de los hijos del
rey. A solas con su hermano, lo besa y llora. De pronto, advierte que el hijo de la
reina ha estado observado la escena. Tal es la furia en la mirada que le arroja isis
que el nio muere instantneamente.
De regreso a Egipto, cierta vez olvida trasladar consigo el cofre. Seth, que estaba
de cacera, lo encuentra y roba el cuerpo de su gemelo al que corta en catorce
pedazos, que arroja al ro. Oh bello joven!, vuelve a tu casa para que puedas
verme. Soy tu hermana, la que amabas; no te apartar ya de m, oh bello
muchacho! Vuelve a tu casa. Y as segua la queja de isis, en lo que se convertira
en paradigma de todas las lamentaciones egipcias por los muertos.
Apiadado por tanto dolor, el Dios Ra enva a Anubis, el dios chacal nacido de una
unin entre Osiris y Neftys, para que la ayude a recuerar cada fragmento del
cuerpo amado. Poco a poco se renen trece pedazos, no as el dcimocuarto, los
genitales, que haban sido devorados en el ro por los lapidotas, por lo cual se
convierten luego en peces sagrados. La de infinitos nombres modela entonces el
trozo faltante en arcilla y lo agrega al resto de los despojos. Guiada por Anubis,
ejecuta los ritos funerarios. Despus se convierte en milano y abanica suavemente
con sus alas el cadver de su hermano hasta que logra revivirlo y ser fecundada por
l. A partir de entonces, Osiris se convierte en rey del inframundo, dando as a su
pueblo el modelo de la resurreccin y la promesa de la vida eterna.
(Figura Nro. 1)
Por sus poderes de sanacin, por sus poderes para insuflar vida y devolverla a lo
que estaba muerto, tambin por sus poderes de exterminio, Isis ha sido denominada
Grande en magia. Oh Isis! Que tu sangre obre, que tu radiacin obre, que la
fuerza de tu magia obre.4 La imploracin del Libro de los muertos traduce la fe
en la potencia de la diosa para proteger y destruir, para mutarse y transformar.
Junto a su hijo Horus, al que sostiene entre sus brazos mientras lo amamanta, es la
madre amorosa que servir de pauta para toda futura representacin de la
maternidad, tanto religiosa como laica. 5 Junto a su hermano y esposo, es la diosa
del amor cuya brillantez los har elevarse a los cielos como la estrella Orin y la
estrella Sirio. Junto a Ra, es la Madre del Mundo, que esparce sobre la tierra los
principios fundamentales de la civilizacin. Junto a su gemela Neftys, sobrevuela
los ritos funerarios, batiendo sus alas en una promesa de resurreccin. Junto a
Osiris en el inframundo, es la seora de las palabras de poder que transforma los
cuerpos de los muertos bienaventurados en aquellos que acompaarn la barca del
sol en su recorrido por el mundo.
Isis es la dama de la Noche que preside los sueos y las pasiones. Y es tambin la
seora secreta que reina en la muerte, esa muerte que permite a la vida seguir
germinando. Por eso Isis es la seora del Nuevo Ao que trae el agua que fertiliza
los campos y con ello la abundancia de granos y ganados. Isis es el movimiento y
3
Sir JAMES FRAZER. La rama dorada. Mxico, 1965. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra.
4
El libro de los muertos de los antiguos egipcios. Prlogo, traduccin y notas de LEONOR CALVERA, Buenos
Aires, 1987-
5
En rigor de verdad, existe una inquietante estatuilla, actualmente en el museo de Bagdad, que data del V o IV
milenio a.C. que muestra una efigie similar, slo que con una extraa cabeza de serpiente.
la ciencia6 y sus atributos son el disco solar de la vida, el ankh o cruz de la
eternidad y tambin los cuernos de la vaca porque ella es la vaca salvaje cuyas
patas delimitan los cuatro puntos del horizonte, la divina vaca cuyas ubres
produjeron la Va Lctea, la que dio a luz a Ra, la gran diosa, la madre de todos
los diosesla Vaca, la gran dama que existi cuando nada haba existido y que
cre cuanto existe.7 esos cuernos lunares, emblema de la Gran madre, evocan las
fuerza vital, la creacin peridica, la fecundidad, que servir de smbolo a los
poderes reales. Esos cuernos de la vaca Sagrada, capaces de infundir calor en los
cuerpos momificados, de regenerar la vida, sern el smbolo que una y otra vez, en
distintos tiempos y lugares, presidirn las artes de la brujera.
1.4 Kali
6
Cf. PLUTARCO. Obras Morales y de costumbres. Sobre Isis y Osiris. Madrid, 1987-
7
Sir E.A. BUDGE. God of the Egyptians. Nueva York, 1969l
8
Los asura eran originariamente seres espirituales divinos o deidades que, con el tiempo, se convirtieron en
demonios o enemigos de los dioses.
consorte Shiva se arroj a sus pies, implorando una tregua para el universo, que la
diosa, por amor, le concedi.
Kali hubo de descansar entonces pero luego, sola o junto a su consorte, volvi a
entregarse con mayor o menor exaltacin a la tandava, la danza de la destruccin.
En esos momentos, Kali devora toda la existenciamastica todas las cosas
existentes con sus crueles dientes, como afirma el Mahanirvana Tantra, y
agrega as como todos los colores desaparecen en el negro, as todos los nombres
y formas desaparecen en ella.
Kali es el vaco, la terrible destructora que devora incluso las entraas de Shiva.
Por eso se la representa desnuda, con dos pequeos cadveres como aretes, con una
sarta de cabezas cortadas como collar, portando armas en sus manos, una serpiente
como cordn sagrado, sus tres ojos inyectados en sangre, sangre chorrendole por
el rostro y sangre en la lengua ancha y lasciva que cuelga prominente de su boca.
Tremenda es la figura de Kali. Tremenda y atemorizante. Quien no la conoce,
quien est sujeto por las cadenas de la ignorancia y las pasiones egostas quedar
aterrorizado por esta expresin formidable de exterminio. La Dama de la Muerte es
tan definitiva como el tiempo al que le da nombre 9, cuya rueda gobierna, cuya
trascendencia posee.
No obstante, el devenir de los tiempos conlleva la regeneracin cclica, ya que la
destruccin de lo creado impide su saturacin y le posibilita resurgir una y otra y
otra vez: el pasado debe aniquilarse para que surja el futuro. Por ello Kali llevar
en sus manos los cuatro elementos de la creacin cuando dance sobre el cuerpo
yacente de Shiva. Por ello, si bien devora el lingam10 de su consorte, ofrece a la par
su yoni abierto ya que, si la muerte corta la vida, la vida frustra la muerte. Y
entonces ser Uma, la luz, y su sexualidad ser intensa, libre, sin trabas, y dejar
caer su yoni en la colina sagrada de Guahahi para que Shiva ejecute su danza
dentro de l. Y bajo el aspecto de Kundalini se asentar en la base de la columna
vertebral de cada hombre, prestndole su inmensa potencia sexual, la energa de la
libido que servir tambin como canal de transformacin de lo perecedero en
inmortal, de lo finito en perdurable.
Cuando Kali sorba la sangre, que tambin es el menstruo, ser para amasar con
tierra el adamah, el barro sagrado con el que habr de modelar a los nuevos
seres, a la infinitas criaturas que pueblan los mundos. Y sus tres ojos no sern sino
los tres trimestres de embarazo, los tres estadios de la vida, las tres fases de la luna,
las tres divisiones del ao, las tres partes del cosmos. Y una de sus manos se alzar
entonces en el gesto de bendicin de una madre amorosa. Y el collar con que se
adorna ya no sern crneos sino que se habrn transformado en las cincuenta letras
del alfabeto snscrito, cuyo sonido da aliento al universo. Porque Kali es la gran
9
Kaala, tiempo.
10
Lingam es el nombre del falo en tanto yoni es el rgano sexual femenino.
maga, la bruja que une con su rosario11 el nacimiento y la muerte, lo superior y lo
inferior y todos los pares de opuestos que conforman nuestro mundo al que liga
con el cielo y la ultratumba.
Quienes contemplen el rostro de esta taumaturga sin haberse desprendido de sus
propios miedos, de sus malos apegos personales, la vern en su aspecto terrible y
devorador. Pero quienes puedan atravesar su selva interior, quienes estn
dispuestos a remover la gruesa capa de intereses que los asla en su ignorancia,
podrn contemplarla sin miedo en los lugares de cremacin, donde suele ser
adorada, o en la exuberancia de la vida vegetal, en las ofrendas de sangre del
fanatismo sectario o en la multiplicidad de las criaturas vivientes. Kali es una
hechicera donde cada cual se proyecta a s misma, una maga que, a veces con
dolor, otras con cario y otras con placer, ensea que vida y muerte son las dos
caras de una misma moneda, dos engaos que ocultan la ltima realidad. Entonces,
de su negrura sin forma se ver surgir el brillo refulgente de la iluminacin y su
desnudez ser el espacio que se ha tornado infinito, el tiempo sin tiempo que es el
poder absoluto.
1.5 Lilith
Lilith, de largos cabellos y amplias alas, ha sido condenada a perder cien hijos por
da. Condenada eternamente a parirlos para eternamente perderlos. Tanta pena,
tanta congoja no pueden sino convertirla en la madre de los dolores. El tormento
por la muerte de sus hijos no le permite amar a los hijos ajenos. Por ello, en una
alquimia que no ha cesado de repetirse, transformar el dolor en mal, dejar caer su
venganza sobre todas aquellas criaturas sobre las que le ha sido concedida
potestad. La madre dolorida se torna madre terrible y estrangular a los neonatos y
se apoderar de las parturientas y absorber la mdula de los jvenes. Como las
lamias y las empusas, como el otro lejano sucesor de la Gran Serpiente, el vampiro,
Lilith sorbe la sangre de los extraos para conservar la propia.
Al aire la negra cabellera, las alas desplegadas en un estremecimiento de placer,
Lilith cruza el espacio en busca de la simiente ajena. El Zohar16 no vacila en
denominarla la Maldita, la Prostituta, la Falsa, por los mil hechizos que lleva a
14
ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI. Los mitos hebreos. Buenos Aires, 1969.
15
JACQUES BRIL: Lilith o la Mre oscure. Pars, 1981.
16
Encyclopedia Judaica. Jerusaln, 1971. Art. Lilith.
cabo al buscar a sus vctimas. Su fascinacin es infinita. Puede enamorar a Samal,
maestro de los ngeles cados, o atrapar al rey Salomn bajo la apariencia de la
reina de Saba. Puede deslizarse en los tlamos conyugales fingiendo ser la esposa
legtima o enloquecer a quien le plazca con su seduccin y sus destrezas sexuales.
La fantasa de posesin con que colma los sueos erticos varoniles le permitir
mantener su perenne fecundidad. Por ello, la ley patriarcal prohibir la
masturbacin dado que el semen derramado contribuye a formar la prole de
demonios que pueblan el mundo.
Sin duda Lilith es la expresin del goce sexual en todo momento y todo lugar, del
libre discurrir del cuerpo femenino. El varn, punitivo ante el escndalo de esta
energa libidinal que lo supera ampliamente, no la ha podido imaginar sino como
un monstruo devorador. Fascinadora, Lilih arrastra a un sexo desobediente a las
limitaciones, uno de cuyos vrtices se alimenta de ese esperma que el varn cuida
en trminos de comercio-reproduccin. El sexo libre, poderoso y enigmtico, es
contemplado como un desorden. Hay que alejarse de l; hay que alejarse de Lilith.
1.6.1 Hcate
Hcate, la que hace su voluntad, a menudo se mostraba solidaria con las mujeres.
As, cuando las Moiras convirtieron a Galatea en una comadreja, obligndola a
vivir en las grietas y a acoplarse de manera risible, Hcate, condolida, la nombr su
doncella sagrada. Y fue ella la que no slo instruy a la Sibila de Cumas en la
prediccin del porvenir sino que la condujo al Averno y le entreg el poder de
controlar la entrada. La Sibila, famosa por sus vaticinios, siempre reconoci su
deuda con la diosa de modo que para permitir la entrada al inframundo, por
ejemplo de Eneas, debi sacrificar cuatro bueyes en honor de Hcate. 18
Sin duda la diosa era compasiva con las damas ya que cuando Dido la invoc, su
respuesta fue inmediata. Eneas le haba partido el corazn a Dido al no
corresponder a sus amores. En medio de su dolor, que casi la hace desplomarse
sobre su propia daga, lo maldijo en nombre de Hcate, quien se apresur a
convalidar la maldicin: los troyanos anduvieron errando sin atinar el camino al
hogar; cuando por fin llegaron a Roma, Eneas recibi la muerte en una pelea.
No obstante, tambin hubo quienes suscitaron su ira. As, una hechicera llamada
Farmaki, comerciante en conjuros, que se entregaba sin lmites a sus deseos
sexuales, fue castigada por Hcate transformndola en marta. Y una amarga pocin
de la diosa, tambin usada por Atenea, fue lo que transform en araa a Arakhn.
Hcate fue una gran maestra que ense a sus discpulas el manejo de las hierbas y
los venenos, el arte de adivinar, el dominio de los ros y el curso de la luna y las
estrellas. Mas, junto con las instrucciones mgicas, procuraba transmitirles ese
agudo sentimiento de pertenencia a s misma y a su gnero que vuelve
invulnerables a las mujeres. Por ello, cuando Medea, enamorada de Jasn, estaba a
punto de abandonar el pis, Hcate promete no abandonarla pero se lamenta de que
ese falso seor la robe de su lado.
(Figura Nro.2)
20
Otros dicen que era hija de Nyx, la noche, y Perseo y aun otros afirman que su padre fue Perseo y su madre
desconocida.
21
HESODO. Teogona. Buenos Aires, 1997. Las siguientes citas, salvo afirmacin en contrario, pertenecen a esta
misma obra.
22
Philosophumena. IV. 35.
El tiempo fue socavando el alto rango de Hcate. En los mitos griegos tardos
pierde su condicin de titnica y aparece como la hija de Zeus y Hera.
Precisamente esta diosa del matrimonio fue la responsable de que ya no tuviera
libertad para transitar los tres mundos -el aire, la tierra y el submundo-. El hecho
ocurri cuando Hcate rob unos afeites para la amante de Zeus, lo cual
desencaden la furia de Hera. En procura de evitar su clera, Hcate se ocult en
casa de una mujer que haba dado a luz. Mas olvid que, para los dioses solares, el
nacimiento estaba considerado impuro e impuros cuantos asistieran a l. La
interdiccin cay sobre ella, que haba sido patrona de los recin nacidos, que
castigaba a los que insultaban, desobedecan o ejercan violencia contra una madre:
los Cabirios la arrojaron al ro Acheron que la transport hasta la esfera
subterrnea de la cual le fue prohibido salir.
Su misma apariencia se hubo de transformar: de doncella vestida con largo atavo
acab representada por una mujer con tres caras, una de serpiente, otra de perro y
la tercera de caballo23 y, ms adelante, hasta tom la forma de un pilar llamado
Hecterion. La que recibiera el nombre de la ms brillante se convirti en la
Perra negra que, se dijo, manifestose en Colofn.
Sus lugares de aparicin, siempre nocturnos, fueron los sitios yermos y sombros,
las encrucijadas, los cementerios. La acompaaban las Erinias; las Empusas la
tomaron como maestra y era seguida por las strigae que, al caer la oscuridad,
dejaban su traza de mujeres viejas y se transformaban en aves rapaces cuyo
alimento eran los cuerpos de bebs no enterrados. Griegos y romanos coincidieron
en afirmar que el ladrido de un perro anunciaba su cercana, esos perros que
siempre rondaban a su alrededor al igual que la lechuza, su mensajera.
La adoracin que se le tributara se fue transformando en temor. Y se ofrecieron
sacrificios de sangre para aplacar su pretendida ira.
23
Una variante fue representarla con una cara de len, la segunda de perro y la ltima de asno.
referencia al nombre de Hcate se volvi sinnimo de posesin diablica, un
camino seguro hacia las llamas de la hoguera.
1.7.1 Artemisa-Diana
24
APOLODORO. Eptome. 3.20.
por un rumiante, llevndose a Ifigenia para que la sirviera como su sacerdotisa en
tierra de los Tauri.
Rigurosa y extrema, Artemisa era muy celosa de su pureza, que no deba ser
mancillada ni siquiera con la mirada. Se hallaba Acten en tren de caza cuando,
accidentalmente, vio a Artemisa y sus ninfas bandose en un remanso apartado.
Verlas en su esplndida desnudez y quedarse inmvil y pasmado fue todo uno. Al
percatarse la diosa de lo que ocurra, rpidamente lo transform en ciervo. Sus
propios perros lo desconocieron y se abalanzaron sobre l matndolo a dentelladas.
Otro cazador, el ms destacado de la poca, Orin de Beocia, sala en compaa de
Artemisa a practicar ambos el arte en que eran expertos. Apolo, temiendo que su
melliza se enamorara de un mortal, le envi un escorpin para que lo mordiera
pero Orin, haciendo gala de su maestra, lo mat antes de que lo picara. Cuando
lleg Artemisa, su hermano le pregunt si poda ver un punto negro balancendose
lejos en el mar. Ante la respuesta afirmativa, dijo que se trataba de una bruja que
haba insultado a una de sus ninfas. Artemisa apunt y una flecha certera termin
con la vida de Orin. Al descubrir de quin se trataba, su corazn se colm de
congoja y, como tributo, lo traslad al cielo donde lo convirti en la constelacin
de Orin, eternamente perseguida por Escorpio.
Esa misma mezcla de sentimientos de pena y vindicacin aflor en el caso de
Calisto. Calisto era una de sus seguidoras que, como todas, haba hecho voto de
castidad. Sin embargo Zeus, mediante un engao -aparecerse bajo la forma de su
hija cazadora- logr seducirla. Al saberlo la diosa, llena de ira, la metamorfose en
osa. Pero luego decidi darle una forma de inmortalidad y la llev a la bveda
celeste donde se la puede identificar con la Osa Mayor.
Su piedad y su afliccin por el dolor se manifestaban en otorgar una muerte rpida:
si alguien deba morir, que fuera con presteza, sin vanos sufrimientos. Por ello
Penlope imploraba: Ojal que ahora mismo la casta Artemisa me diera una
blanda muerte para no consumir ms mi vida en la pena.25
Artemisa fue conocida por numerosos nombres y sus distintos aspectos dieron
origen a cultos variables segn el lugar y la poca. En la noche de los tiempos
Artemisa era la Triple Diosa, pero ya en el contexto homrico haba perdido su
preeminencia, habiendo descendido a melliza del sol.
En feso, donde le fuera erigido un templo que se convirti en una de las
maravillas del mundo antiguo, fue adorada como la Gran Madre. All la servan
25
HOMERO. La Odisea. Buenos Aires, 1995. 18. 202-203-
varones castrados y castas sacerdotisas llamadas mellisai, abejitas, en alusin a
que las abejas eran el alma de las ninfas. Como Pomia Theron era la Seora de los
animales salvajes y como Agotrera era la cazadora, reuniendo en estas dos facetas
el ciclo constante de vida, destruccin y nueva vida. Como Locheia era la
guardiana de los alumbramientos y como Kourotropos, la protectora de la
juventud. En Esparta era Korythalia y se la celebraba con danzas orgisticas. Las
amazonas la reconocieron como la madre guerrera Astarteia y la honraban
danzando en crculo en medio del estrpito de escudos y danzas y las fuertes
pisadas que resuenan en las batallas.
No obstante, quiz la ms relevante de estas formas de adoracin fue la celebrada
por sus seguidoras a la luz de la luna llena. Estas mujeres desarrollaban la visin de
claro de luna que se manifestaba en una vvida ensoacin que les permita
discenir su camino interior. Reunidas en el bosque de la diosa, se deleitaban
formando extraas figuras mientras intercambiaban la clave de poderes ocultos.
Sin duda sus actividades tenan una connotacin sexual que preferan mantener
alejada del ordenamiento crecientemente patriarcal de la sociedad. En este sentido,
es reveladora la evolucin de la palabra ninfa. En un primer momento era
sinnimo de virgen; ms tarde tom el de novia de los dioses, cuando
estuvieron a cargo de los templos de Zeus, Hermes o Prapo. En tiempos romanos
denotaba a quienes se encargaban de las bodas. Por ltimo, el nombre acab por
ser equivalente de desenfreno sexual.26
Una degradacin semejante sufrieron otros aspectos de Artemisa: Apolo y
Artemisa se hiceron cargo de la poesa despojando de esa misin a la Musa Triple
() pero Artemisa dej pronto de ser una socia igual de Apolo, aunque sigui
siendo una diosa de hechizos mgicos y finalmente slo se le atribuyeron los
hechizos malignos. Por eso Tcito dice en su Alocucin a los griegos; Artemisa es
una envenenadora. Apolo hace las curas. 27
La doncella de sandalias de plata, que empuaba una antorcha para iluminar el
camino del conocimiento, iba quedando atrs, sustituida por la imagen de un ser
oscuro, que se ocultaba en grutas y cavernas desde donde diriga a las hacedoras de
maleficios. A pesar de ls velos de infamia con que se pretendi opacar a la diosa, el
culto de Artemisa, la Diana romana, habra de persistir a travs de los siglos. Ni la
desconfianza de los concilios cristianos, ni el recelo protestante, ni la encarnizada
persecucin a sus seguidoras pudo terminar con sus ceremonias que resurgieron,
triunfantes, una y otra vez en la historia.
26
De donde deriva la condicin psicolgica conocida como ninfomana
27
ROBERT GRAVES. La Diosa Blanca. Buenos Aires, 1970.
CAPTULO II
Tres fases, tres aspectos de la Triple Diosa que son uno solo. Cielo, tierra e
inframundo en tres rostros. A su turno, cada uno presentar sucesivas
fragmentaciones y sus cualidades y funciones cobrarn autonoma bajo diversas
formas.
Las Erinias o Furias constituyen una de esas trilogas. Sus nombres son una viva
expresin del papel que cumplen: Megera (la Inquina), Alecto (la Innombrable) y
Trisfones (la Venganza). En referencia a la filiacin que los olmpicos le atribuan,
Sfocles las llam Hijas de la Tierra y la Sombra y Esquilo las nombr
Vstagos de la Noche Eterna. Otras versiones las hacen descendientes de las
gotas de sangre que derram Urano al ser castrado por Kronos.
Se asegura que eran hermosas doncellas portadoras de teas y espadas que, en
alusin a la Madre, llevaban culebras en las manos con las que tambin se
adornaban los cabellos; cuando as les pareca, los cabellos enmarcaban una cara
de perro negro que solan adoptar.
En los inicios, eran las encargadas de velar por el cumplimiento de la antigua ley
lunar, por la cual los nicos delitos punibles eran los perpetrados contra la madre,
includa la madre naturaleza. Se crea que derramar la sangre materna de inmediato
atraa el enojo de las Erinias; por ello castigaron a Orestes, el matricida. Asimismo,
penaban a todo aquel que se excediera en sus derechos, fuera hombre o dios. Su
mirada acobardaba al victimario, en cuyo corazn sembraban culpa, temor y
remordimiento.
Con el correr del tiempo, las nuevas leyes desterraron a las Erinias al Hades, cuya
entrada deban guardar. En el giro pasmoso que sufrieron las creencias y
costumbres, se redefini su misin: las hizo responsables de castigar a los que
ofendan a los dioses olmpicos, a los parricidas y perjuros. Deban permitir la
entrada al ms all slo a quienes haban expiado sus faltas, dejando librado al
resto a vagar como fantasmas.
Sus ayudantes, las Keres de piel negra, vestido rojo y largos dientes, perseguan
por mar y tierra al culpable de haber roto un juramento o haber cometido un
asesinato; cuando por fin lo capturaban lo sostenan entre sus dientes para llevarlo
al Hades. Asimismo, se ocupaban de sobrevolar los lugares de batalla y, en el
momento que alguien mora, lanzaban un chillido y beban la sangre de sus heridas
antes de entregarlo a las Furias. Asi stas, envueltas en sus negros ropajes,
ondulantes sus cabellos y desplegadas las alas, se convirtieron en ejecutoras de las
venganzas patriarcales.
Eumnides es otro de los nombres que recibieron las Erinias.En el claroscuro que
iba dibujando la corriente de la cultura, se les reserv una representacin amable:
el sentido del perdn y la piedad. Su labor era juzgar la verdad de las quejas de los
mortales entre s; si encontraban que alguien era culpable, enviaban a las Keres
para hallarlo. Sin embargo, se poda contar con su buena voluntad toda vez que se
hubiera cometido una trasgresin al orden familiar paterno, del cual se haban
convertido en custodias. Por ellos se las reverenci como las Bondadosas,
anticipando de algn modo el rol de intermediacin entre los dioses y el hombre
que caracterizara a las santas de la tradicin cristiana.
(Figura Nro.3)
3
ROBERT GRAVES. La diosa, op. cit.
Asimismo, sola utilizarse en la entrada de los templos y hogares como smbolo de
mediacin entre el reino de la tierra y el celeste.
Alrededor del siglo VI a.C. se profanan sus santuarios, se interrumpen sus ritos, se
deshonran sus imgenes y sus sacerdotisas. Cuanto es y representa se transforma
en mal. El bello rostro que la adornara se transforma en el horrible monstruo que
derrota Perseo.
En la re-creacin de la Diosa libia, hubo de partirse en tres personificaciones:
Atenea, Metis y Medusa -sta, a su vez, como un componente de las Gorgonas-. En
la fragmentacin de la Gran Madre, Medusa y Metis se convierten en la oscuridad.
Medusa pierde la auto-generacin y la vida perenne. Se le atribuye a Ceto y Forcis
haber dado nacimiento a las Gorgonas que viven del otro lado del ilustre Ocano,
en el confn del mundo hacia la noche, donde las Hesprides de aguda voz:
Esteno, Euriale y Medusa desventurada; sta era mortal y las otras inmortales y
exentas de vejez las dos4
Atenea, en cambio, es la virgen al servicio de Zeus, de cuya cabeza nace,
impregnada por la sangre de su madre. Sin embargo, Atenea traiciona su costado
lunar, reconociendo la validez de la nueva ley de la paternidad: No existe una
madre que me haya dado a luzde todo corazn estoy junto a mi padre. De modo
que si una esposa mata a su marido, seor de la casa, la muerte de ella no
significar nada para m.5 Atenea es la mimada del nuevo orden divino por
aceptar los mandatos solares y Medusa, que se sigue expresando a travs de las
potencias femeninas es ahora su enemiga, sobre todo cuando se entera que
Poseidn la posey cuando era virgen6. La maldice entonces, convirtindola en un
ser aterrador, con cabellos de serpientes a las que se consideraba repugnantes. Y
ayuda y gua a Perseo hasta que ste la encuentra y le da muerte cortndole la
cabeza, esa cabeza de la que se apropiar Atenea para usarla como proteccin en su
escudo.
Pero los dones mgicos de Medusa no mueren con ella. La sangre y sus temidos
poderes de vida y muerte continan: del chorro de sangre que brota de su cuello
nace el gigante Crisaor7 y el caballo alado Pegaso, smbolo de la libertad eterna. Y
su mirada, fija para siempre, cuando se pose sobre sus enemigos los convertir en
piedra. La mirada terrible, la independencia, las serpientes, la capacidad de
transformar, formarn parte del bagaje de secretos femeninos que se irn
transmitiendo clandestinamente las brujas a travs de las edades.
4
HESODO, op. cit.
5
ESQUILO. La Orestada. Madrid, 1905.
6
HESODO, op. cit.
7
Advirtase que Crisaor es un nombre compuesto por dos palabras; chrysas, oro, y dor, espada.
La Gran Diosa-Serpiente libia, en uno de sus tantos avatares o manifestaciones se
muestra como Lamma-e o Lamme, la criada de Lilith, asimilada a Lamia o las
Lamias, descendientes de Lamashtu. Como Lilith, las lamias eran maestras de la
seduccin: saban adentrarse en el cuerpo y la mente del varn que eligieran.
Esquivas al esquema sexual que slo concibe la posicin supina, pasiva, para la
mujer, proponan sus propios juegos, por locuaz se las conoci tambin con el
nombre de empusae, forzadoras, o mormolyceia, lobas espantosas, engendros
engaosos que buscan atraer a sus redes al cndido varn que no quiere dilapidar
su esperma sin usufructo. Se deca que cantaban dulces melodas con su silbo de
serpientes para atraer a los incautos o embelesaban a los hombres dormidos, sobre
todo si estaban solos, para luego sorber su sangre y comer su carne.
El varn teme la afirmacin de la mujer sobre aquello que primariamente le
pertence: su propio cuerpo. Por ello ha tratado de adecuar lo incomprensible de las
fuerzas sexuales femeninas -menstruacin, potencia orgsmica, posibilidad de
engendrar vida dentro de la cavena uterina- a un modelo adecuado a sus propias
capacidades, en consonancia con una estructura econmica de propiedad privada.
La rebelda de las lamias, de Lilita, se vuelve entonces lo temible para la
configuracin paterno-solar. El patriarca sanciona la cueva femenina en que
sucumbe y la condena a significar lo abominable, lo oscuro, la mcula. Sexo y
muerte quedan asociados indisolublemente, recelados de oponerse al bien.
Las antiguas sacerdotisas de Lamia, entregadas al goce pleno y sin tapujos de los
sentidos, fueron remplazadas por los nuevos dioses solares cuyos aclitos las
criminalizaron. En tiempos de la Hlade clsica, Zeus qued prendado de la
belleza de Lamia. Hera, celosa de los amores de ambos y de los frutos de esa
unin, persigui a sus vstagos hasta hacerlos morir. A su vez Lamia, refugiada en
una gruta, persigui a los hijos ajenos para devorarlos. Insomne permanente, viva
siempre en acecho. Zeus, apiadado, le concedi la merced de quitarse los ojos y
retomarlos a voluntad, pudiendo as dormir. En ese momento era inofensiva pero,
al caer la oscuridad, se embriagaba y sala por los caminos a apagar su sed de
sangre, desenterrando cadveres si era necesario. Asimismo, se le atribuy
producir enfermedades, como las originadas por el calor intenso o la edad.
Hesodo afirma que las Moiras eran hijas de la Noche y de Erebo, aunque no falta
quienes afirmen que eran hijas de Zeus y Themis, la Ley o Necesidad. Como las
Nornas escandinavas o las Hermanas Siniestras sajonas, representaban las tres
fases de la luna y gobernaban el pasado, el presente y el futuro.
Las Moiras o distribuidoras eran una forma de la Tripla Diosa. Moiras, Ninfas y
Gracias completaban la totalidad de los mundos: el celeste, el inferior y el de la
tierra. Sin embargo, en tiempos clsicos acabaron ayudando a los dioses olmpicos
en ms de una ocasin, como cuando ayudaron a Zeus en su batalla contra Tifn,
su vieja aliada, su antigua forma, dndole frutos envenenados para matar a la
serpiente. Esos mismo dioses, sin embargo, las usaron y traicionaron, como cuando
se atribuyeron una de sus creaciones ms interesantes, el alfabeto. 8
Bajo el aspecto de Greas o Grises, las deidades de largos cabellos grises que
habitaban en la entrada del averno, se las oblig a proteger el casco invisible de
Hades y un par de sandalias aladas que pertenecan a Hermes. Todo ello fue
utilizado por Perseo que, adems, les quit el nico ojo y el nico diente que
compartan para obligarla a revelar el paradero de las Gorgonas.
Las Nornas tenan su morada al pie del rbol de la Vida, en tanto el ambiente
natural de las Moiras era el inframundo, aunque inicialmente fueran deidades del
nacimiento, lugar que, en cierto modo, conservaron. Ellas conceden a los
mortales, cuando nacen, la posesin del bien y del mal y persiguen los delitos de
hombres y dioses. Nunca cejan las diosas en su terrible clera antes de aplicar un
amargo castigo a quien comete delitos.9
En cumplimiento de sus funciones, las Moiras tejan. Bajo el disfraz de viejas
decrpitas o melanclicas doncellas, no cesaba de tejer, al rayo de luna, el destino
de los mortales y, quiz tambin el de los dioses.10 Cloto hilaba, Lquesis
devanaba y tropos cortaba el hilo de la vida humana -un hilo de oro, plata o lana
de extensin variable-. Tejer no significa solamente predestinar (en el plano
antropolgico) y unir realidaes diferentes (en el plano cosmolgico) sino tambin
crear, hacer surgir de su propia sustancia, tal como lo hace la araa, que construye
ella misma su tela.11 Estas tejedoras, hermanas de las Horas, tenan absoluta
potestad sobre sus decisiones, que no podan ser apeladas, tal como ocurra con las
Parcas latinas: Nona, Dcima y Morta. Ningn ruego, ninguna treta, ningn
engao poda burlar su voluntad. As, cuando Asclepio revivi a Hiplito,
formularon una grave protesta contra Zeus, ya que la magia de Asclepio negaba
tanto sus poderes como los del Hades mismo, que siempre deban acabar
prevaleciendo. Quiz por ello el tejido femenino, sobre todo los tejidos de las
brujas, conllev siempre un carcter irreversible, que los hombres temieron.
8
segn sostiene Higinio.
9
HESODO, op. cit.
10
En latn destino significa lo que es tejido.
11
MIRCEA ELIADE. Tratado de historia de las religiones. Mxico, 1972.
mundo originario est zozobrando y las manifestaciones de la Diosa se vuelven
arduas, mediatizadas, penosas.
Circe, hija de Helios y Persa12 viva en Ea13, una isla ublicada en el Adritico
septentrional, esto es, en los confines del mundo conocido, lejos de la civilizacin
y prxima a la entrada al Hades. Hasta all lleg cierta vez Ulises.
Ulises y su gente estaban huyendo del Cclope Polifemo y de los canbales
lestrigonios. Llegados a Ea y luego de descansar tres das, Ulises decide explorar el
terreno para lo cual divide a sus hombres en dos partidas, encabezando una l y la
otra Eurloco. Precisamente son estos ltimos los que encuentra las casas de Circe
fabricadas con piedras pulidas en sitio abrigado 14, en cuyo entorno merodeaban
leones y lobos monteses. Ante la llegada de los extraos, no los atacan sino que les
mueven la cola en seal de halago. En el interior de la casa, entre tanto, se perciba
el cantar bien timbrado de Circe, que labraba un extenso, divino tejido, cual
suelen ser las obras de las diosas, brillante, sutil y gracioso.
Circe lo invita a entrar y todos aceptan, con excepcin de Eurloco, que sospecha
les est tendiendo una trampa. Ya en la casa, Circe los hizo sentar por sillones y
sillas y, ofrecindoles queso y harina y miel verde y un vino generoso de Pramno,
les dio con aquellos manjares un perverso licor que olvidar les hiciera la patria.
Una vez se los dio, lo bebieron de un sorbo y, al punto, les peg con su vara y
llevlos all a las zahrdas: ya tenan la cabeza y la voz y los pelos de cerdos y aun
la entera figura, guardando su mente de hombres.
Mientras el grupo transformado en cerdos se lamentaba en su encierro, Eurloco
retorna al navo donde relata a Ulises lo sucedido. ste decide ir hacia la casa de
Circe. Ya prximo a ella, delante mostrase(me) Hermes, el de vara de oro y le
ofrece su ayuda para poder liberar a sus amigos y salir con bien de la empresa. Para
ello le ofrece una raz saludable con estas palabras: tendrs que ir con ella al
palacio, que bien guardar tu cabeza de muerte. Mas te voy a explicar las malficas
trazas de Circe. Un mal tsigo har para ti, lo pondr en la comida, mas con todo
no habr de hechizarte. Ser tu defensa la triaca que yo te dar, pero habrs de
hacer esto: cuando Circe te mande correr manejando su vara fuerte y larga, t saca
del flanco un agudo cuchillo y le saltas encima, a tu vez, como ansiando su muerte.
Al momento vers que asustada te invita a que yazgas a su lado: no habrs de
rehusar aquel lecho divino por que suelte a los tuyos y a ti te agasaje en sus casas,
pero exgele el gran juramenteo que tienen los dioses de que no tramar para ti
nuevo dao, no sea que te prive de fuerza y vigor una vez desarmado.
Los hechos se desarrollan como Hermes lo haba previsto. Ulises es atendido por
las cuatro siervas que acompaaban a Circe, hijas de fuentes, de bosques o de ros
sagrados que al mar apresuran sus aguas, y luego le suplica a la hechicera que
torne a darles figura de hombre a sus gentes. As ocurre tras lo cual se dejan
12
Otras versiones afirman que era hija de Hcate y Etes y aun otras de Helios y Astrope.
13
Ea significa lamento.
14
HOMERO, op. cit. Las siguientes citas, saqnvo afirmacin en contrario, pertencen a esta obra.
persuadir de quedarse a recuperar fuerzas. Pasaron los das y all permanecieron
todo un ao en banquetes de carnes sin fin y de vino exquisito. Mientra tanto,
nacen dos hijos, Agio y Latino, del romance entre Ulises y Circe. Cuando se
hicieron de nuevo ms largos los das, sus amigos lo instan a volver a taca y
Ulises se dirige entonces a su anfitriona con estas palabras: Tiempo es ya de que
cumplas oh Circe! tu antigua promesa de ayudar mi regreso a la patria. Circe le
advierte que slo hay un modo: pedir consejo a Tiresias, el adivino ciego a quien
Persfone dio entre todos los muertos sensatez y razn. Sin embargo, para
descender al Hades y no quedar all atrapado, debe seguir los consejos puntuales de
Circe. Tras escucharlos, Ulises busca a sus hombres diciendo: Dejad los halagos
del sueo y partamos sin ms: es palabra divina de Circe.
El viaje por el Hades dura largo tiempo. Al regreso, tocan nuevamente las costas
de Ea donde Circe, compuesta y solcita, les da la bienvenida y los insta a beber
dulce vino y comer durante todo el da; llegada la noche, aade, saldris en la
nave, que yo os mostrar vuestra ruta y remedio os dar contra toda funesta
aagaza que os pueda producir nuevos daos en tierra o en mar.
Uno a uno enumera los peligros que debern sortear con los ardides que ella les
ensee. Enumera s, entre otros riesgos, a las Sirenas que a los hombres
hechizan, a los accidentes geogrficos, a la infausta Caribdis y al monstruo Escila.
Ya en el bajel, Circe, la potente deidad de habla humana, les enva el mejor
compaero, una brisa propicia que hencha la vela. Y con esta ltima bendicin de
la hechicera, parte el afortunado Ulises hacia su tierra.
16
ROBERT GRAVES. La Diosa, op. cit.
Los poderes negativos de Circe enamorada pero no correspondida tambin eran
asombrosos. Tal lo ocurrido cuando Glauco acudi a ella para solicitar sus
servicios a fin de que la ninfa Escila, una hermosa doncella, sintiera amor por l.
Pero Circe, al verlo, sinti que la inflamaba una pasin por Glauco, sabiendo que
nunca sera un sentimiento recproco. Se dej entonces invadir por unos celos
descontrolados. En conocimiento de que Escila acuda habitualmente a tomar un
bao, envenen el agua con drogas mgicas. Esto convirti a la nia en un
monstruo con rostro y torso de mujer, pero con doce pies y seis cabeas de perro
que brotaban de su costado mostrando afilados dientes. Todos cuanto cruzaban el
estrecho de Mesina teman encontrarse ante su presencia. Menos espectacular, pero
no menos horroroso, fue lo acontecido con Pico. Se hallaba Circe recogiendo
algunas hierbas para fabricar sus pcimas mgicas cuando, de pronto, se encontr
cara a cara con Pico. Esta ste un semidis hijo de Cronos que viva en la colina
del Aventino donde practicaba encantamientos y otras elevadas artes mgicas.
Circe se enamor de l, pero esto no fue recproco porque el semidis amaba a la
hija de Jano, Pomona. Despechada, Circe concert con el joven un encuentro;
entonces, volvindose dos veces al este y dos veces al oeste, lo toc con su varita
una vez y dos y por tres veces mientras salmodiaba unas palabras; por ltimo, en el
lugar donde se encontraba su amado apareci un pjaro carpintero. La Diosa
parti, dejando caer sobre su rostro el velo que usaba en su aspecto de Anciana.
II.7.1 Medea
Medea provena de una estirpe combinada: era hija del rey Eetes de Clquida, nieta
de Helios y sobrina de Circe. Serva como sacerdotisa y bruja en el templo de
Hcate, de la cual se deca hija. Ser leal a esta doble pertenencia marcar la vida de
Medea, convirtindola en un ser de contradicciones trgicas que la convertirn en
objeto favorito de dramaturgos y poetas.
Su nombre lleva el sello de la medicina porque ambas palabras tienen la misma
raz17, una raz que significa conocimiento o sabidura 18, en especial el
conocimiento del arte mdico. Este saber lo aplicar de maneras muy variadas,
pero siempre espectaculares, a lo largo de su trayectoria.
19
APOLONIO DE RODAS. La Argonutica. Madrid, 1932. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra.
20
OVIDIO. Las metamorfosis. Barcelona, 1986.
21
APOLONIO DE RODAS, op. cit.
22
Cf. Diodoro Sculo.
Medea se haba reservado transmitirles las palabras mgicas que permitan acabar
felizmente el proceso de rejuvenecimiento.
Tras la muerte de Pelias, Acesto sube al trono y expulsa a Medea y Jasn, que
abandonan Yolco para establecerse cerca de Corinto. All viven en paz junto a los
hijos de ambos, Mrmero y Feres. No obstante, no habr de transcurrir un tiempo
demasiado largo antes que Jasn la abandone para contraer matrimonio con la hija
de Creonte, rey de Corinto. ste, advertido de que Medea ha maldecido la casa
real, decide desterrarla. Antes las splicas de la hechicera, le otorga un da de
gracia antes de partir, decisin que resultar funesta.
En un encuentro con Jasn, Medea le reprocha cuanto ha hecho por l: salvarlo de
las tareas que le haban sido impuestas por Eetes, matar a Pelias con la muerte
ms dolorosa de todas, a manos de sus hijas 23 y apartar de l todo temor. Y aade:
Y a cambio de estos favores, oh el ms malvado de los hombres! nos has
traicionado y has tomado un nuevo lecho, a pesar de tener hijosAs estn las
cosas; para los seres queridos de mi casa soy odiosa, y a los que no debera haber
hecho dao, por causarte complacencia los tengo como enemigos.
Jasn se defiende, afirmando que se casar con la intencin de llevar una vida
feliz y sin carecer de nada, sabiendo que al pobre todos le huyen, incluso sus
amigos. Y agrega un terrible reproche, que le da a Medea una actualidad
inusitada: las mujeres llegis al extremo de que, mientras va bien vuestro
matrimonio, creis que lo tenis todo, pero, en el caso de que una desgracia lo
alcance, lo ms provechoso y lo ms bello lo consideris lo ms hostil.
En razn de huir de la ira y el castigo de Jasn, Medea parte con los cadveres de
sus hijos en un carro del sol tirado por dragones alados, no sin antes maldecir a
Jasn, que acabar muerto por su propio navo Argos. La meta de la hechicera es
Atenas, donde la aguarda Egeo, en cumplimiento de su promesa de darle asilo -
promesa que haba formulado cuando Creonte oblig a Medea a marchar al exilio-.
En pago de ese futuro asilo, la bruja haba prometido emplear sus remedios de
modo que Egeo pudiera tener ms hijos.
Egeo tena un hijo cuya existencia ignoraba. En su estancia en Troezen haba
mantenido relaciones con Etra, la hija del rey Piteo. Debido a una profeca, Egeo
parti, sabiendo que Etra estaba embarazada, por lo cual dej una espada para que,
si naca varn, fuera educado lejos de l hasta los diecisis aos.
En el refugio de Atenas, Medea contrajo matrimonio con el viejo rey Egeo, con el
que tuvo un hijo, Medo. Entretanto Teseo, el hijo de Egeo, haba llegado a la edad
convenida, siendo entonces el momento de partir para Atenas. En su camino
realiz grandes hazaas, como dar muerte al cerdo salvaje Cromicomiata, a Sinis, a
Niano, a Cercin y engaar con su propia treta a Procusto.
Al llegar a destino, Medea decide mentir a su marido, diciendo que el recin
llegado era un espa o asesino, que deba ser muerto. Traza entonces un plan
malvado: lo hace invitar al templo de los delfines donde Egeo le ofrecera una copa
de veneno, preparada de antemano con veneno por la hechicera. Todo ocurre sin
novedades hasta que, en el momento que Teseo levanta la copa, Egeo reconoce la
espada que pende de su costado por las serpientes de la empuadura. Ver esto y
advertir quin es realmente el joven es todo uno: de un golpe hace caer la copa de
manos de su hijo, salvndole la vida.
Medea marcha una vez ms al exilio, esta vez a Asia. No obstante, vuelve
finalmente a su patria, la Clquida, donde le devuelve el reino a su padre, que
haba sido destronado por el hermano, en tanto su hijo se convierte en rey de
Media.
Medea, la que alguna vez fue la diosa que gobernaba el sol, la luna y las estrellas 24
se ha convertido en la tormentosa y atormentada bruja griega que ya no tiene un
lugar de pertenencia verdadero. Los dioses solares han impuesto nuevos cdigos,
han impuesto una calidad de vida diferente donde las relaciones estn tamizadas
por el poder patriarcal. La maga conserva todava mucho de la antigua fuerza, pero
ahora sus emociones, que ya no son auto-suficientes, la llevan a ponerla a
disposicin del varn que ama. La gran reina se ha convertido en la esclava
amorosa que no reconoce lmites ni restricciones en procura de conservar, ayudar y
mantener al objeto de sus deseos.
24
Cf. ROBERT GRAVES. Los mitos griegos. Buenos Aires, 1972.
SEGUNDA PARTE
CAPTULO III
Sin duda el ascenso del Norte y sus divinidades lunares contribuyeron tambin a la
entronizacin de la figura femenina. En 431 Cirilo, arzobispo de Alejandra, en un
famoso sermn pronunciado en feso, aplic a Mara muchos de los trminos
cariosamente adscritos por los paganos de feso a su gran diosa Artemisa-
Diana; y el concilio de feso de ese ao, a pesar de las protestas de Nestorio,
sancion para Mara el ttulo de madre de Dios. Gradualmente los rasgos ms
tiernos de Astart, Cibeles, Artemisa, Diana e Isis se juntaron en el culto de
Mara.1
La Iglesia no foment en las primera pocas el culto a Mara: su teologa giraba
alrededor del Padre, el Hijo y el Espritu Santo, quedando la mujer como un ser de
tentacin del que era preferible huir. Los Padres del desierto se negaban a
considerarla verdaderamente divina -Jess haba rechazado a su madre-, al punto
de llegar a considerar herticos a quienes se atrevan a sostener el principio divino
de una mujer, ya que como amonestaba Anastasio Nadie llame a Mara la Madre
de Dios (Theotokos), porque Mara no es sino una mujer, y es imposible que Dios
1
WILL DURANT. La edad de la fe. Buenos Aires, 1956.
haya nacido de una mujer2. Sin embargo, en 451 el Tercer Concilio de Calcedonia
acab por reconocer a Mara como Madre de Dios.
La dama, la domina, era el centro al que apuntaban las flechas del amor de los
caballeros. La caballera, nacida en el siglo X, fue un intento de la Iglesia para
domear los impulsos guerreros. Rodeada de cdigos estrictos, sujeta a una
disciplina frrea y ardua, la orden de caballera estaba reservada a los hombres de
linaje que pudieran atender los altos costos que exiga. Al joven que se iniciaba se
5
GOERGE DUBY y MICHELLE PERROT. Historia de las mujeres. II. La mujer a los ojos de los clrigos.
Jacques Dalarun. Madrid.2000
6
DANTE ALIGHIERI. La Divina Commedia. Miln, 1958.
lo entrenaba en ejercicios y deportes y en el manejo de las pesadas y complejas
armas feudales. Una vez terminado su aprendizaje, deba pasar por un rito de
iniciacin que inclua la purificacin fsica de un bao, ayunar durante un da y
pasar una noche orando en la iglesia para despus confesarse, or misa, comulgar y
escuchar un sermn con los deberes que le esperaban al ser revestido caballero.
Vestido de blanco, rojo y negro, colores que simbolizaban la pureza, la sangre que
eventualmente debera verter por el honor de su dama y la muerte que podra
sobrevenirle, el nuevo caballero, tras recibir del seor tres golpes de espada sobre
su hombro o su cuello, era armado caballero mediante una frmula y luego se le
entregaba una lanza, un casco y un caballo: ya estaba listo para cumplir sus
promesas de decir siempre la verdad, proteger a los pobres, defender a la Iglesia,
luchar contra los infieles y ser fiel a su seor.
El caballero, de arco y flechas o lanza y espada, armas con las que se relacionaba
tierna y afectivamente, se luca en las guerras privadas que emprenda contra
cualquier hombre al que no lo ligaran los lazos feudales y que supuestamente lo
hubiera ofendido, o hubiera ofendido el honor de la dama por l elegida. Las
ocasiones de que brillaran los caballeros menudeaban tanto que, segn se
lamentaba un comentarista de la poca, no haba muchos grandes seores que
alcanzaran una alta edad o que su muerte fuera natural. En torneos y justas, en
hazaas blicas, el caballero pona su vida en peligro con elegancia, valor y
gallarda. Por honra o por amor, all iba el caballero en procura del triunfo
blandiendo la espada que amaba y montado en un corcel inigualable. Se
multiplicaron las rdenes de caballera, que lleg a su cenit entre el siglo XIII y el
XIV. El eco de sus hazaas encendi la imaginacin de trovadores y poetas tanto
como su amor no correspondido a una dama.
A esa dama elegida le dedicaba el caballero sus triunfos; a esa dama la serva y
defenda; una dama que lo haca penar: La figura del noble salvador, que sufre
por su amada, es en primer trmino, la imagen del varn tal y como quiere verse a
s mismo7. Sobre este nuevo tipo de amor Andrs el Capelln escribi, alrededor
de 1180, un Tractatus de amore et de amoris remedio donde delinea lo que
deba ser el amor corts del que algunas damas se volvieron expertas. En la obra,
cuya aplicacin limita a la aristocracia, acepta la validez de la pasin de un
caballero por la esposa de otro aun cuando subraya que en verdad se trata de un
homenaje del varn a la mujer. Entre sus treinta Leyes de amor en que todos
concordaban se encontraba una, muy significativa, que deca: No es correcto amar
a damas que slo aman pensando en el matrimonio.
Amor y matrimonio parecan planteados como trminos opuestos. El matrimonio
segua siendo casi una transaccin comercial para llevar a cabo la transmisin de
herencias de poder y gloria. En su interior las mujeres, expuestas a la luz pblica,
deban llevar a buen trmino el manejo de una casa, la crianza de los nios, el
7
JOHANN HUIZINGA. El otoo de la Edad Media. Barcelona, 1995.
mantenimiento de una familia. Se esperaba que apoyaran y aconsejaran a sus
maridos, que cumplieran e hicieran cumplir los deberes religiosos, que siguieran un
modelo de orden y seguridad.
La pasin, derivada de lo carnal, era para Capellanus una enfermedad que se debe
aprender a sofrenar. El fine amour sustitua as la violacin y el rapto por una
cortesa formal: la buena educacin y las buenas maneras deban prevalecer en el
modelo de sociedad que se estaba gestando. Se bailaba una contradanza donde el
hombre atacaba de una manera pautada y la mujer deba responder del mismo
modo. El cuerpo femenino no tena porqu inquietar la imaginacin viril porque
quedaba sujeto a reglas de juego establecidas: un objeto del deseo al que se
esperaba quebrar, venciendo paulatinamente sus resistencias, pero siempre dentro
de una convencin honrosa y garantizada, aunque de preferencia esa dama de la
noche y los sueos deba mantenerse lejana, casi inalcanzable. El hroe errante
deba mantenerse siempre fiel a la ley superior del donnoi8, esto es la relacin
de vasallaje instituida entre el amante-caballero y su Dama o domina compatible
con la fidelidad matrimonial.
En ltima instancia el matrimonio y el amor se afianzaban mutuamente en una
especie de bigamia establecida: haba nacido un nuevo pacto en las relaciones. La
literatura de la poca, en especial esa obra clave que es el Roman de la Rose,
abundaba en stiras hacia los maridos; no obstante stos, en tanto caballeros,
tambin tenan una dama de su eleccin que no era la propia, esa otra, como la
Beatriz de Dante, a quien le estaban dirigidos los poemas de amor.
No es un azar que el amor corts haya florecido originalmente en el mismo tiempo
y en los mismos lugares que la hereja ctara. As como la devocin a Mara llev
el principio femenino a la teologa, la dama del caballero introdujo el vnculo de la
espiritualidad en lo cotidiano. En el cielo Mara, la piadosa, maternal y
comprensiva; en la tierra la dama gua del corazn del caballero, inspiradora y
ajena. Una y otra imgenes idealizadas en comparacin con las cuales la mujer
existente, real, quedaba siempre por debajo del modelo, siempre en falta, siempre
pasible de ser castigada.
Los mitos tenan en la Edad Media la fuerza de una cosa viva, no eran meras
especulaciones teolgicas o intelectuales sino que existan realmente en el
8
DENIS DE ROUGEMONT. Lamour et lOccident. Pars, 1939.
pensamiento y el corazn de las gentes. Fueran hombres ricos o pobres, letrados o
ignorantes, plebeyos o nobles todos participaban con fervor de un mismo territorio
de creencias en lo sobrenatural. Dos de las fases de las Grandes Diosas quedaron
absorbidas en la figura de la Virgen Mara, doncella y madre: el bien, lo luminoso,
lo puramente nutricio. Pero el ciclo de la vida no se agotaba con el triunfo glorioso
de Mara. La destruccin, la muerte, la violencia seguan formando parte del
existir. El tercer aspecto de la Diosa precisaba expresarse. Irrumpe entonces la
figura del diablo, instalndose en escena con un vigor tan inusitado que sus efectos
causan vrtigo, pavor y estremecimientos.
El otrora consorte de la Diosa se vuelve su rival. A la simultaneidad sucesiva y
fluida de la Triple Diosa se le opone la separacin en compartimentos fijos
irreconciliables. El pensamiento queda atrapado en opuetos, transformado en
instrumento de divisiones polticas y sociales, en un arma dirigida al corazn del
enemigo.
9
Cf. Biblia de, op.cit. Matas 4.1; II Corintios. 4.4; Efesios 2.2; I Tesalonienses. 3.5; Matas. 13.19,
respectivamente.
10
JOSEPH HENNIGER y otros. Lo demonaco. Art. ngel cado y, sin embargo, ngel de Henri Irne Marrou.
Caracas, 1970.
Sin embargo, los primeros Padres de la Iglesia prefirieron otra leyenda: Lucifer, el
ngel insurrecto, si bien se insolent con Dios, sin duda segua siendo una creacin
Suya. As quedaba fundado el origen del diablo en la rebelin de un arcngel
contra Dios que se sublev por orgullo. La autoridad bblica a la que se acogieron
estos hombres es el famoso pasaje de Isaas: Cmo has cado del cielo, oh
Lucifer, hijo de la maana! Cmo te has venido al suelo, t que debilitaste a las
naciones! Pues te dijiste en tu corazn, me elevar a los cielos, exaltar mi trono
por encima de las estrellas de Dios; me sentar tambin en el monte de la
asamblea, en la parte del Norte; subir ms all de las alturas de las nubes; ser
igual que el Altsimo. Sin embargo, sers arrojado al infierno, a lo profundo del
abismo.11
Los cristianos de los primeros siglos crean en el carcter anarithmetos, como dira
san Cirilo de Jerusaln, de los ngeles. Del mismo modo, se multiplicaron los
demonios: el abate Serenus le asegura Juan Cassien, que la multitud de los
espritus malignos que se agitan entre cielo y tierra es tan numerosa, que debemos
agradecer a la Providencia el que nos los haya hecho habitualmente invisibles. 12
Las sectas herticas que proliferaban sostenan doctrinas muy diversas; as, para
los ctaros, Satn era el demiurgo y el bien y el mal principios opuestos que
existan independientemente. Esto oblig a la Iglesia a desarrollar intrincadas
argumentaciones para sostener que el mal no es en s y por s mismo sino que
emana de Dios porque slo Dios vere est, summe est. Pero Dios no ha creado al
Mal, lo cual sera una disminucin de su esencia, sino que el Diablo subsiste
porque ha sido creado originalmente como ngel: la cada de Lucifer significa la no
plenitud, el vaco, la imperfeccin en el uso de la libertad, su contrapartida, origen
del drama csmico-humano.
En 447 el Concilio de Toledo define al diablo como una criatura de gran tamao,
color negro y olor sulfuroso; aade que tiene cuernos y garras, orejas de asno y
ojos rojizos que brillan como centellas. Esta pintura forma parte de una lenta
elaboracin que culmin con la figura del diablo medieval, en cuya construccin
no escasearon los aportes provenientes de otras estructuras mticas.
Los cuernos, por ejemplo, junto con las pezuas, pertenecen a los antiguos dioses
de la fertilidad, como Osiris o Pan que, a su vez, se engalanaron con este smbolo
en honor de los cuernos lunares de las grandes diosas. El color negro es, en
mitologa, el propio de lo chtnico y de lo catico indiferenciado, expresivo de la
unio contrariorum en el Centro csmico13; asimismo, dios negro es el nombre
11
FRANK DONOVAN, op. cit.
12
Lo demonaco, op. cit.
13
LUIS CENCILLO. . op cit.
que se daba a Osiris, la deidad cornuda. El gran tamao es una forma comn de
expresar lo sobrenatural.
La representacin del diablo no es constantemente igual. En la alta Edad Media se
lo pinta bajo formas tan diversas como una mezcla de humano y bestial, como un
individuo un poco grotesco, como el segundo de un Cristo majestuoso e incluso
bajo los rasgos de un hermoso joven nimbado y provisto de grandes alas,
noblemente vestido, y al que nicamente su color violeta sombro, azul noche,
permite distinguir del Buen ngel que le responde simtricamente del otro lado del
Cristo14
Los artistas, abandonado el anonimato de las centurias precedentes, pondrn su
nombre al pie de retratos del diablo donde gustosamente se lo muestra como un
macho cabro con rasgos humanos. Poco despus se ir volviendo de ms en ms
atemorizante, aguardando para tentar a los hombres o para castigar las almas de
los pecadores, a los que arrastrar a los crueles e gneos castigos del infierno. Y en
esto colaborarn eficazmente las legiones de demonios que encabezaba, cuyo
poder de ubicuidad se reconocer formalmente en el siglo XIII, contribuyendo as a
tornarlos cada vez ms amenazadores. Esas huestes demonacas mucho le deben a
los aportes llegados de los mitos escandinavos, celtas, noruegos, all donde iban
llegando los misioneros a llevar sus enseanzas cristianas: su facultad para
transformarse, para engaar, para modificar fenmenos atmosfricos, para impedir
o provocar las relaciones sexuales.
El ms all estaba cada vez ms cerca, en espera de premiar o castigar por toda la
eternidad las faltas humanas. El cielo y el infierno formaban parte de la realidad
cotidiana, como los ngeles y demonios; todos conforme a una jerarqua que se iba
acentuando al ritmo de las jerarquas terrestres. Definidos y sistematizados,
siguiendo fuentes bblicas, por Dionisio el Aeropagita en su Tratado de las
Jerarquas Celestes, los ngeles se mostraban organizados en tres tradas, siete
rdenes o nueve coros. Los demonios tambin fueron objeto de clasificacin: Jean
Wier en su De praestigis daemonium et incantationibus et veneficiis hace
ascender a 7.405.926 los demonios conocidos, divididos en 1.111 legiones
compuesta cada una por 6.666 miembros. Sobre todos ellos, como cualquier
monarca terreno, reinaba Satans el Seor de la Noche, contracara indispensable de
la luz del da representada por la Madre de Dios.
14
Lo demonaco, op.cit.
CAPTULO IV
ASCENSO Y OCASO DE
HEREJES Y BEGUINAS
Los ctaros eran una secta originada a finales del siglo XII. Se los llamaba tambin
blgaros o bogomilos por su procedencia balcnica y albigenses por la
ciudad de Albi, donde sus adherentes llegaron a ser muy numerosos, aunque
existan algunas diferencias entre esos grupos. Su doctrina le deba mucho al
maniquesmo cuyos rasgos principales reproducan as como su organizacin y
liturgia: reconocan una raz femenina en la creacin; crean en dos principios,
malo uno y bueno el otro; la tierra era un lugar de castigo donde imperaba el
principio malo, asociado a todo lo material, incluida la naturaleza; por ello el
contacto con la materia en el acto sexual era impuro, siendo el coito el verdadero
pecado de Adn y Eva. Afirmaban que el verdadero Redentor no puede tener un
cuerpo humano porque ese mismo hecho lo contaminara; no siendo Espritu Santo
su aparicin fue instructiva, no operativa. Estos puros o perfectos 2 rechazaban
la idea del purgatorio, aunque crean en la metempsicosis y recomendaban el
suicidio bajo la forma de endura, inanicin, para desprender el alma de su
soporte material negativo. Predicaban el rechazo a los sacramentos, la veneracin
de imgenes y, sobre todo, la pobreza, siendo el Sermn de la Montaa el eje de su
tica, en tanto que la Iglesia Romana era para ellos la ramera de Babilonia. Los
trovadores, aun sin pertenecer a la secta, se hacan eco de sus enseanzas,
1
WILL DURANT. La edad de la fe, op. cit.
2
Del griego Katharoi puros.
burlndose de los sacerdotes catlicos, de la confesin, de los peregrinos, del agua
bendita.
Los valdenses tambin elogiaban la pobreza como modo de vida; debido a que
haban optado por calzarse siempre con modestas sandalias, se los llam tambin
sandaliati. Se deca que Pedro de Valdo, a quien se reconoca como el fundador de
la secta, haba seguido el camino de la perfeccin cristiana luego de haber
escuchado la lectura directa de los Evangelios. Regal entonces sus bienes y
predic la pobreza, la castidad y el rechazo a las indulgencias, el purgatorio, la
transubstanciacin, y las plegarias a los santos. Sostenan que cualquier lego en
estado de pureza poda perdonar los pecados, no los sacerdotes corruptos ya que la
Iglesia se haba identificado con la mujer vestida de escarlata del Apocalipsis.
El perfil de los Templarios difiere bastante de otras sectas, aunque es similar a la
de los Hospitalarios y los Caballeros Teutnicos. Su fundacin se produjo a finales
de la Primera Cruzada con el mandato de proteger a los peregrinos en ruta a Tierra
Santa. Se cree que la fecha de su fundacin fue el ao 1118 y sus inspiradores
Hugo de Payens y Godfried de St. Omar. San Bernardo de Claraval le dio el
respaldo de su prestigio, que era enorme, al punto que se lo llamaba el segundo
Papa. La regla de la orden se basaba en un estricto cumplimiento de la palabra
empeada. Estos monjes-guerreros, que haban peleado con Ricardo Corazn de
Len, mantenan limpios los caminos de malhechores y asaltantes. Los peregrinos,
agradecidos, les ofrecieron donaciones y ms tarde, les confiaron en guardia sus
bienes. Poco a poco se fueron convirtiendo en banqueros que manejaban altas
sumas de dinero que luego prestaban, incluso a la Iglesia.
El misterio rode siempre a la orden templaria, que mantena estrechas relaciones
con los ismaeles entre otros. El hermetismo rodeaba sus ceremonias al punto que
suscit la curiosidad de Alfonso X el Sabio, que decidi enviar a uno de sus
servidores para que se infiltrara en la orden y luego le revelara sus secretos. Las
crnicas dicen que, al cabo de un ao, cuando el rey le solicit la informacin
sobre lo que haba averiguado, el espa confes que prefera estar muerto antes que
revelar lo que haba visto durante sus prcticas y ritos.
Junto con el auge de las herejas, y quiz por los mismos motivos, aparecen nuevas
rdenes monsticas, que buscan depurar el clero. Los monasterios -que haban
alcanzado su apogeo en el siglo X- haban ido perdiendo su ascetismo y modestia
originales. La riqueza que flua hacia ellos proveniente de la generosidad seglar, no
slo no se traduca en obras pas sino que lentamente iba minando la moralidad y
el carcter de los monjes. Pedro el Venerable, por ejemplo, no logr, a pesar de
repetidos esfuerzos, detener el progreso de los monasterios cluniacenses (antes en
la vanguardia de los reformadores) hacia una riqueza corporativa que permita a los
monjes, sin poseer nada, vivir en una degenerante ociosidad. 2
En busca de la pureza perdida, San Juan Gualberto funda en 1039 la orden de
Vallombrosa, iniciando la institucin de los hermanos legos, que se convertiran
con el tiempo en las rdenes mendicantes. En 1059 el snodo romano insta a los
cannigos a vivir como los apstoles. En 1084 San Bruno de Colonia funda la
orden de los cartujos donde cada monje, aislado en su celda, trabajaba, dorma y se
alimentaba con una comida frugal en un silencio casi perpetuo.
En 1098 Roberto de Molestes construy una nueva casa en un lugar apartado
cerca de Gijn llamado Citeaux. All la regla benedictina, restablecida en su plena
severidad, indicaba que los monjes deban tomar parte en los trabajos manuales. La
orden recibi un impulso tremendo con la figura de San Bernardo, quien desdeaba
todo los placeres del mundo pro amor a la figura de Jesucristo. Su prdica fue tan
efectiva que el nmero de monasterios subi de treinta en 1134 a trescientos
cuarenta y tres en 1153, ao de la muerte de Bernardo.
En 1182 naci en Ass Giovanni de Bernardote, que llegara a ser conocido como
San Francisco. Luego de una experiencia en la que crey or la voz de Jesucristo
que le demandaba actuar conforme a lo que le dictara y de orar intensamente
durante das y das, vendi sus bienes, su padre lo amonest por convertirse en
objeto de escarnio pblico y acab por ser citado ante el tribunal del obispo, donde
entreg toda su ropa. En febrero de 1209, luego de escuchar una lectura del
Evangelio, entendi que su misin era predicar el reino de los cielos y no poseer
nada. En las plazas de Ass comenz a predicar que el dinero era el demonio, que
el lujo eclesistico y la falta de escrpulos eran un escndalo, que deba volverse a
las enseanzas de Jesucristo. Un grupo de hombres, vestidos con mantos pardos
confeccionados por ellos mismos, comenz a seguir a este pobrecitoque amaba a
hombres y animales y desdeaba el saber libresco. Da a da su nmero fue
creciendo. En ocasiones, Francisco parta a predicar a otras latitudes; cuando
volva a Ass, encontraba que la severidad original iba lentamente decayendo.
Cuando Francisco muri sus seguidores sumaban ms de cinco mil: cinco mil
hombres muy alejados del desprendimiento y la sencillez que haban sido la
constante preocupacin de Francisco.
La vida de las mujeres era rica y variada, si bien las circundaba un halo de
violencia constante. Tanto el derecho civil como el cannico permitan que el
varn golpeara a su esposa y se consider un adelanto cuando las Leyes y
costumbres de Beauvais ordenaron que el marido deba hacerlo nicamente con
motivo. No obstante, en la casa se movan con entera libertad, manejando los
2
WILL DURANT, op. cit.
bienes muebles y la economa domstica en general. Se defenda su derecho a
heredar y su ejercicio del comercio menor. Asimismo, trabajaban a la par de los
varones en los gremios textiles, sobre todo en Inglaterra. En particular entre la
nobleza, tenan grandes iniciativas: Leonor de Aquitania decidi acompaar a su
esposo en la Segunda Cruzada para lo cual ella y sus acompaantes femeninas
vistieron ropas masculinas dejndoles las ruecas a los caballeros que se quedaban
en casa.
En torno de Leonor, como de otras grandes damas, se agolpaban los trovadores que
cantaban, al son del lad, los mil laberintos de la pasin incumplida. A diferencia
de los trovadores, que vestan con elegancia y pertenecan en su mayora a la
aristocracia, los goliardos3 eran estudiantes, monjes o clrigos que andaban por los
caminos y decan pertenecer a una organizacin, la Ordo vagorum. Con picarda,
con mordacidad, le cantaban al vino y las mujeres seducidas y abandonadas, a los
amores no correspondidos, a las jvenes ansiosas de romances tempestuosos. Todo
el movimiento, bastante disoluto y atrevido, contrastaba con el modelo de
matrimonio que trataba de imponer la Iglesia -elevndolo a la categora de
sacramento-: una monogamia absoluta basada en Dios. Por supuesto deba
cultivarse el ideal de la virginidad ya que la ms pura doncellez haba sido
apreciada por la Iglesia como edificante y digna de imitacin 4
La educacin no le estaba completamente vedada a las damas: Abelardo habla de
las mujeres de noble alcurnia que asistan a su escuela de Notre Dame de Pars.
Se sabe de algunas, como Beatriz de Nazareth, que llegaban a completar el trivium
y el quadrivium y hasta hubo quienes ejercieron la docencia. Las obras de
expresin femenina de esa poca muestran que dominaban el latn y el
conocimiento intelectual tan bien como los hombres.
3
La etimologa de goliardo es desconocida. Segn Le Goff, hay quienes la hacen derivar de Goliar, encarnacin
del diablo, enemigo de Dios, y otros de gula, bocaza, con lo cual los hacen aparecer como glotones y
deslenguados.
4
JOHANN HUIZINGA, op. cit.
5
WILL DURANT, op. cit. La presente cita y la siguiente pertenecen a la msima obra.
las apartaban de su lado, prostitutas que pretendan regenerar su vida, aquellas que
sentan un autntico llamado mstico.
Hacia el siglo VII, mediante el empeo y los esfuerzos de San Columbano, se
crearon los monasterios dobles que tenan precedentes en Irlanda y algunos pases
del Este. En estos lugares, las mujeres no slo meditaban y oraban sino que
cumplan una infinidad de tareas manuales, desde la cocina hasta el servicio, bajo
la direccin de una abadesa. En la atmsfera plcida de las comunidades, las
monjas lean -o aprendan a leer, segn lo estipulaban las reglas-, estudiaban la
Biblia y los obras de los Padres de la Iglesia y se capacitaban como escribas,
traductoras, bibliotecarias, miniaturistas e iluminadoras e incluso como maestras
encargadas de ensearles a los nios. Por supuesto, siempre dentro de los muros
protectores y carcelarios porque el Concilio de Friuli de 796/797 ya les haba
prohibido salir en peregrinacin.
En 1212 Santa Clara acudi a San Francisco con el expreso deseo de fundar una
orden de monjas similar a la que l haba fundado para los varones. Francisco
pas por alto las regulaciones cannicas y, aunque slo era dicono, le tom los
votos, la acept en la orden franciscana y le encarg la organizacin de las damas
pobres Hacia mediados del 1300 haba en Europa 700 conventos de monjas
cistercienses, que no fueron los nicos ya que dominicos, carmelitas y agustinos,
entre otros, establecieron tambin una segunda orden de monjas.
No obstante hallarse bajo las disposiciones eclesisticas, muchas voces femeninas
polemizaron con los doctos monjes y se alzaron contra la corrupcin de la Iglesia.
En la extensa lista de Vitae y tratados que hubieron de redactar se destacaron tanto
por un fuerte misticismo como por una gran crtica al clero. Una benedictina del
convento de Schonau, Isabel, exclamaba: La vid del Seor se ha marchitado; la
cabeza de la Iglesia est enferma y muertos sus miembrosReyes de la tierra! El
clamor de vuestra iniquidad ha subido hasta m. Mechthild de Magdeburgo, por
su parte, recuerda que se le haba advertido que si no haca desaparecer su libro La
luz fluyente de la Deidad en presa del fuego habra de convertirse. Y la gran
Hildegarda de Bingen afirmaba con rasgos apocalpticos: los juicios de Dios
van a cumplirse; el Imperio y el Papado, hundidos en la impiedad, se
desmoronarn juntos Pero quiz fueron las beguinas las que llevaron a su tono
ms distintivo la voz femenina.
IV.4.3 La escritura
La comunidad contempla esos trances, esas levitaciones, ese ascetismo que las
lleva al borde de la muerte por inanicin, sin comprenderlos realmente. Por ello,
estas mujeres identificadas con mujeres les pedirn que los expliquen, que narren
con sus palabras qu les hubo de suceder. Y los sacerdotes se unirn a estas
peticiones, en procura de adentrarse en el alma de sus confesas. Y las propias
visionarias sentirn la necesidad de recurrir a la palabra para aligerarse el corazn
del peso de ese mundo al que se han asomado.
Las beguinas, en aras de sus hermanas menos letradas, elegirn entonces los
idiomas vernculos para expresarse -camino que seguirn de inmediato plumas
tales como las de Dante o Meister Erckhard-. Sin embargo, no lo harn sin timidez,
sin pedir disculpas por su condicin de mujeres porque, como se excusaba la gran
Hildegarda ante Bernardo de Claraval Paupercula mulier et indocta o, en la
polmica carta al preboste de Lille de Christine de Pizan: Que no se me acuse de
sinrazn, arrogancia o presuncin por osar, yo, mujer, oponerme y replicar
Las beguinas fueron troquelando un nuevo estilo que combinaba las enseanzas
cistercienses con las ideas del amor corts medieval; bajo la forma de la
autobiografa agustiniana, esto es, un dilogo entre el alma y Dios, o entre el alma
y el amor o como un matrimonio entre el alma -la Esposa o Novia- y el Esposo
celestial. Esto las ubicaba en un terreno de nadie excepcional, donde no contaba el
pertenecer al gnero mujer sino que estaban por sobre las dualidades terrestres.
Tener un amor celestial las volva magnficas y poderosas para manifestar sus
percepciones. En prosa o verso, con metforas extradas del acervo sensorial,
imgenes extraas y giros verbales inditos aspiraban a dar cuenta del fenmeno
vivido, por completo diferente a los modelos masculinos.
No obstante, las lenguas humanas, sin importar quien las emplee, no pueden
alcanzar ese siempre ms a lo que puede accederse slo via negativa. Las
beguinas de la Minnemystik llegaron en algn momento a la palabra que sostiene a
las dems: el silencio que no puede ser descrito ni transmitido. En este encuentro
con lo inefable coincidieron con los visionarios y las grandes brujas de todos los
tiempos.
6
WILL DURANT, op. cit.
7
JOHANN HUIZINGA, El otoo, op.cit.
8
WILL DURANT, op. cit.
llevaba consigo el saqueo e incendio de juderas y sinagogas y el maltrato, matanza
o exterminio de los judos.9
El Estado, presionado por las clases adineradas, se uni tambin a los pedidos de
extirpacin de las herejas. Luis VIII de Francia, Enrique IV de Alemania, Federico
II, Otn IV promulgaron cdigos muy severos contra la hereja, que iban desde la
confiscacin de los bienes hasta la prisin perpetua e incluso la muerte.
La Iglesia Romana, que buscaba consolidar su poder, adopt formalmente la
poltica de la persecucin en el Tercer Concilio Laterano de 1179, a la par que el
Concilio de 1215 exaltaba al mximo la figura del Sumo Pontfice. Se urga a los
legados papales a que fueran activos en desterrar la hereja y que no vacilaran en
castigar a los obispos -sobre los que tenan autoridad- si se mostraban remisos en
suprimirla.
IV.5.2 El combate contra los albigenses y las nuevas medidas contra los herejes
En uso de sus facultades, Inocencio III proclam, en 1209, una cruzada contra los
ctaros y albigenses que el Concilio de Tours haba condenado enrgicamente
denominndola la hereja abominable venida del pas de Toulouse. El abad de
Citeaux, legado pontificio, fue el encargado de llevarla a cabo, secundado por
obispos, monjes, caballeros acostumbrados a la guerra, prostitutas y una
soldadesca ansiosa del botn que les correspondera. En julio de 1209 entraron en
Bziers, una ciudad de alrededor de 20.000 habitantes. stos, atemorizados, se
refugiaron en La Magdalena. Advertido de que en el interior de la iglesia haba
tanto herejes como catlicos, la respuesta del legado pontificio fue ordenar que los
pasaran a todos a cuchillo, gritando: Matadlos a todos, Dios reconocer a los
suyos! Obedientes, los soldados romanos confesaron ms tarde: No hemos
respetado edad, sexo ni condicin. La cruzada continu, arrasando otras ciudades
como Carbona, Toulouse, o Perpin. En Montsegur, se libra el asedio a la
fortaleza de los ctaros; aunque unos pocos perfetti logran escapar, la masacre es
inmensa, quemndose hasta doscientos ctaros en un solo da.
Ese mismo ao, el concilio de Avin advirti a judos y rameras que no deban
tocar los alimentos expuestos para la venta y que los judos no deban contratar
sirvientes cristianos. El cuarto Concilio de Letrn orden que los judos y
sarracenos de ambos sexos, en toda provincia cristiana y en todos los tiempos, sean
sealados a la vista del pblico y se distingan de la otra gente por el carcter del
vestido, esto es, a partir de los doce aos deban llevar una seal de color
distintivo en el sombrero o la capa los hombres y en el velo las mujeres.
A pesar de la cruenta poltica de Inocencio, a pesar de las persecuciones populares
y gubernamentales, las herejas continuaron. Al subir al papado Gregorio IX
consider que la iglesia deba luchar en dos frentes, contra sus enemigos
9
VICENTE RISCO. Historia de los judos. Barcelona, 1955.
extranjeros y contra las herejas. En virtud de esta ltima guerra, design en 1227
un tribunal que deba combatirlas; en 1231 instituye a los Inquisitores haereticae
pravitates, Investigadores de la depravacin hertica, fijando las pautas para el
accionar de la Inquisicin, inclusive la pena de muerte para los culpables. Los
delitos que deban tenerse en cuenta estaban divididos en tres categoras: contra la
fe, la moral y la dignidad del sacerdocio. La primera abarcaba la hereja, la
apostasa, el judasmo, la blasfemia; la segunda la bigamia, la lectura de libros
prohibidos, el comercio de imgenes prohibidas, etc; la ltima decir misa sin estar
ordenado, solicitar favores sexuales en la confesin, impedir o dificultar las tareas
de la Inquisicin, etc.
Una bula de 1280 de Nicols III manifiesta los objetivos y el alcance de la
Inquisicin; adems de excomulgar y anatematizar a todos los herejes de
cualquier modo que se llamaren expresa, entre otros conceptos privamos ahora a
todos los tales de sus beneficios para siempre, prohibimos a todos los seglares el
discutir cuestiones de la fe catlica; si alguien lo hace, ser excomulgado y
cuando la Iglesia los condene sern entregados al juez secular para su castigo
porque ecclesia abhorret a sanguine, la Iglesia aborrece la sangre.
All partan hacia los territorios catlicos los domini canes, los perros del Seor
tras el olor de la rebelda, no dejando piedra sobre piedra para encontrarla: no slo
reciban denuncias sino que enviaban espas para descubrir a los enemigos de
Cristo; en ocasiones hasta citaban a todos los habitantes de una localidad para
someterlos a un interrogatorio preliminar. El tribunal estaba compuesto por doce
clrigos -en su mayora dominicos- secundados por notables del lugar. Se
aceptaban como testigos del delito a esposas, maridos, hijos, vecinos, ex-herejes. A
los que eran citados o denunciados se les daba la oportunidad de confesar y
arrepentirse durante los treinta das siguientes. Si lo hacan, podan ser absueltos o
sufrir un breve encarcelamiento, de lo contrario, continuaba el proceso.
A partir de Inocencio IV con su bula Ad extirpanda se autoriz la apropiacin de
bienes de los herejes, la prisin e incluso la tortura como medio de averiguar la
verdad en caso de que el acusado no confesara pero los jueces estuvieran
convencidos de su culpabilidad. Las formas de tortura eran variadas: azotes, el
potro, encarcelamiento solitario, quemaduras, todo alternado con promesas
alternativas de perdn y muerte.
Los no confesos y los que arrepentidos que haban vuelto a caer en prcticas
herticas, eran recluidos de por vida o ejecutados. Roberto el dominico, por
ejemplo, mand a ciento ochenta presos a la hoguera en un solo da. Asimismo, se
aplicaba la pena secundaria de confiscacin de los bienes, una parte de los cuales
iba para las autoridades seculares y la otra parte quedaba en poder de la Iglesia -en
algunos lugares, por ejemplo Italia, se reservaba una parte para la persona que
efectuaba la denuncia.
IV.5.3 Los templarios
Uno de los procesos ms resonantes fue el instituido contra los Caballeros del
Temple. A la inversa que las rdenes mendicantes, los templarios gozaban de gran
riqueza; haban construido un rosario de castillos y catedrales estratgicamente
ubicados a lo largo de Portugal, Castilla, Len, y tambin Italia, Inglaterra,
Francia, Alemania, Hungra. Tenan numerosos bienes muebles y prestaban dinero
a intereses relativamente mdicos. Las miradas codiciosas de Felipe el Hermoso
pronto se posaron sobre estos arrogantes caballeros que se haban rehusado a
contribuir al rescate de San Luis, que se haban declarado a favor de Aragn contra
la casa de Anjou y que se jactaban haber destronado a Enrique II y haberle dicho a
Enrique III Seris rey mientras seis justo.
Al ascender al trono Felipe IV se encontr con un tesoro exhausto, Normanda
rehusndose a pagar el tributo que se le impusiera y deudas contradas con los
templarios. Un delincuente que deca haber escuchado las confidencias de un
templario en la crcel -otros dicen que un miembro expulsado de la orden- verti
en los odos de Felipe un caudal de infundios sobre los vicios de los templarios. El
rey le prest gran atencin y los transmiti a Clemente V -a la sazn obligado a
permanecer con su corte virtualmente prisionero en Avin- con el pedido de
ordenar una inquisicin contra el Temple. Sin embargo, antes que comenzara el
proceso, Felipe el Hermoso, aconsejado por su ministro Guillermo de Nogaret, dio
orden de prender a los templarios. El 12 de octubre de 1307, a la salida de los
funerales de la condesa de Valois, Jacques de Molay, gran Maestre de la Orden,
junto con su squito fueron apresados y encarcelados, al tiempo que se pona el
sello real en sus bienes con el pretexto de la inquisicin.
Felipe acus a los templarios de serios delitos, entre otros, negar a Cristo y escupir
sobre la cruz, practicar magia negra, estar en contacto con los musulmanes, adorar
a un dolo llamado bafomet al que le besaban el trasero, practicar la sodoma y la
homosexualidad. Monjes y prelados de probada fidelidad al rey convencieron a
Clemente de que deban ser juzgados por la Inquisicin. El tribunal eclesistico
recurri a la tortura para obtener las declaraciones que probaran la culpabilidad de
los templarios: se les arrancaron los dientes, se les colgaron grandes pesos en los
genitales, no les daban de comer, se los suspenda durante largo tiempo de las
muecas, se los mantena con fuego bajo los pies. Varios murieron, otros se
suicidaron y muchos se confesaron culpables. Estas confesiones quebraron la frgil
resistencia que opona Clemente para ordenar un proceso contra la Orden en todo
el mundo. Mediante la bula Faces misericordiam de agosto de 1308, orden
formar comisiones presididas por el obispo y seis monjes para efectuar las
investigaciones. Mientras el escndalo cunda en toda Francia, sin esperar el
resultado de los procesos, los templarios fueron llevados a la hoguera.
La orden fue abolida en 1312, junto con el reparto de sus bienes. Por la bula Ad
providam Clemente V se los otorg a la orden de los caballeros de San Juan de
Jerusaln, sin embargo, Felipe tambin obtuvo importantes beneficios: no slo no
devolvi el dinero que le deba al Temple alegando que los cnones prohiban
pagar deudas a los herejes sino que se present como acreedor de grandes sumas
de dinero que hubieron de pagarle los sanjuanistas.10
Conforme a una bula papal, los reconciliados y arrepentidos seran confinados a
perpetuidad. En cuanto a los cuatro mximos dirigentes, con Jacques de Molay a la
cabeza, fueron enjuiciados finalmente en marzo de 1314; de Molay interrumpi a
los delegados pontificios que lean la lista de sus crmenes para exclamar: Nos
consideramos culpables, pero no de los delitos que se nos imputan, sino de nuestra
cobarda al haber cometido la infamia de traicionar al Temple por salvar nuestras
miserables vidas! A la puesta del sol de ese mismo da, se alz una enorme pira en
la Isla de los Judos, donde se les prendi fuego. Antes de ser consumido por las
llamas de Molay lanz esta maldicin: Dios sabe que se nos ha trado al umbral
de la muerte con gran injusticia. No tardar en venir una inmensa calamidad para
aquellos que nos han condenado sin respetar la autntica justicia. Dios se encargar
de tomar represalias por nuestra muerte. Yo perecer con esta seguridad. Antes
que transcurriera un ao se cumpli la profeca con la muerte de Felipe IV y
Clemente V.
Todo pareca insuficiente para mayor gloria del cristianismo: se exiga inters,
diligencia, prontitud para detectar y exterminar herejes. En el siglo XIV Bernard
Gui traza la Practica Haeriticae Previtatis donde se afirma que el inquisidor debe
ser esmerado y ferviente en su celo por la fe catlica, la salvacin del alma y la
extirpacin de la hereja.
10
El insaciable Felipe confisc asimismo los bienes de los judos a quienes expuls de sus dominios en un nmero
cercano a la cien mil personas.
En la persecucin despiadada de los inquisidores, cada da se agregaba una faceta
ms a la hereja. Una de esas razones era la inconveniencia de sostener como
vlida la pobreza cristiana; esto tomara forma ms tarde, en 1325, en la bula de
Juan XXII Cum inter nonnullos donde se afirma que debe considerase hereje a
quien dijera que Cristo no tena bienes, que Cristo era pobre. Los nuevos vientos
que soplaban dejaban en mal lugar a las beguinas, con su prdica constante contra
la simona, la corrupcin y la riqueza del clero. A ello cabe agregar que comenz a
tenerse por seguro que se trataba de hipcritas que decan llevar una vida piadosa
cuando en verdad se entregaban a los mayores libertinajes, reviviendo as el mito
patriarcal de la mujer como fuente de inmoralidad sexual.
No obstante, lo que quiz haya contribuido en mayor medida a la desaparicin de
las beguinas haya sido la vieja idea de Santo Toms de que las mujeres deban
tener una voz privada, no pblica. En su Manual, Gui afirma que se reunan para
leer y comentar los mandamientos, los artculos de fe, las leyendas de los santos y
la Summa de vicios y virtudes. De todo ello no podan sino derivarse males, ya que
los preceptos de Dios y los artculos de fe deben ser predicados y expuestos
pblicamente por rectores y pastores de la iglesia y por maestros y predicadores de
la palabra de Dios, no en secreto por simples laicos. La afirmacin del principio
de la autoridad del poder no poda ser ms categrica. A las mujeres slo les caba
asentir y obedecer. Pero las beguinas no queran callar sino opinar pblicamente,
como fue el caso de Marguerite Porte.
Marguerite buscaba, como las otras msticas, la unin con Dios a travs del amor.
Esta percepcin unitiva le permita hablar desde su ser mujer identificndose con
Dios mismo: yo soy su bondad, debido a mi necesidad Por ello, por la
seguridad que le daba Cristo en sus visiones, se atreve a decir: Telogos y otros
escribientes, no podris comprender este libro, por brillantes que seis, si no vais a
su encuentro humildemente, y de esta manera el Amor y la Fe os harn superar la
Razn porque ellas guardan la casa de la Razn. Pero Marguerite no se limitaba a
escribir sino que predicaba, actuaba, y haca conocer por doquier el material de su
libro Espejo de las almas simples11.
Marguerite enva su libro a los doctos, a los telogos, a todos aquellos a quienes
cree que puede interesar hasta que traspasa el punto de tolerancia del clero y es
citada por el tribunal de la Inquisicin bajo la sospecha de promover la hereja del
Libre Espritu. Marguerite, efectivamente, crea como ellos que habiendo
alcanzado ese ms de la unin con Dios ya no se puede pecar, ya no es necesario
atenerse a las virtudes tal como se ensean porque se ha alcanzado la salvacin en
esta vida, vale decir, otra forma de expresar el ama y haz lo que quieras paulino.
Esta libertad, comprometedora en s misma a los ojos de los inquisidores,
duplicaba su peligrosidad al provenir de una mujer. En consecuencia, se la exhorta
repetidamente a que abandone las creencias herticas implcitas en su libro.
11
El nombre completo es Espejo de las almas simples para quienes estn aniquilados y slo permanecen en la
voluntad y el deseo del amor.
Marguerite desobedece la sugerencia y enva el Espejo a tres eruditos notables,
que lo aprueban. Citada por segunda vez ante el tribunal se le pide que se retracte;
obstinadamente Marguerite se aferra a sus ideas por lo cual es enviada a prisin. El
monje a cargo de su proceso hace llegar extractos del libro, tomados fuera de
contexto, a la Universidad de Pars, que lo declara hertico. En razn de las
muchas advertencias que haba recibido y su constante desobediencia se la declara
hereje reincidente y se la condena a morir. En 1310 es entregada a las llamas de
la hoguera.
Dos aos despus, el Concilio de Viena condena formalmente la Hereja del Libre
Espritu y la manera de vida de las beguinas. En verdad, la actitud de la iglesia
hacia ellas haba sido siempre ambivalente, no concedindoles nunca el estatus de
una orden. Aunque el Cuarto Concilio Laterano prohiba el establecimiento de
nuevas rdenes, de Vitry logr el permiso para que continuaran algunas nuevas
comunidades de beguinas. La bula papal Gloriam virginale de 1233 pareca
respaldarlas, aunque en 1236 se ejecuta a una beguina por hereje.
Durante los aos que siguieron a la condena del Concilio de 1312 las propiedades
de las beguinas fueron confiscadas y se oblig muchas de ellas a casarse. El edicto
de Clemente V Cum de quibusdam mulieribus censuraba a las mujeres conocidas
comnmente como beguinas que no toman los votos de obediencia ni tienen una
regla que las gue. Por otra parte considera que parecen locas al argumentar
sobre los temas teolgicos que no son de su competencia, que su santidad es
fingida y que inducen a las gentes simples al error. No obstante, seala que
deba permitirse vivir en penitencia a las beguinas verdaderamente pas. Por
consiguiente, se procedi a disolver todos los beguinajes ortodoxos. Dado que no
haba quedado claro qu deba entenderse por beguinas pas, en 1318 Juan XXII
seal en la Racio recta que una beguina pa era la que se quedaba en su casa sin
entrometerse en asuntos teolgicos. Ese mismo ao el obispo de Colonia abogaba
por la disolucin de cualquier asociacin de beguinas y su integracin a rdenes
aprobadas por el papa. Dos aos despus, en la bula Super illius specula,
encuentra graves motivos de censura en los modos y formas que tienen para hablar
y moverse, por ejemplo, saludarse entre s diciendo bendito sea el nombre de
Jesucristo.
La persecucin con fines de exterminio se define en 1421 cuando el papa Martn V
orden al arzobispo de Colonia buscar y destruir todos los pequeos conventos de
personas que vivieran bajo el manto de la religin sin tener una Regla definitiva.
Muchas beguinas, como Aleydis, Porte o Na Prous Bonetta, perecieron de muerte
fsica en la hoguera. La mayora, sin embargo, pereci de muerte espiritual
consumidas en el silencio de las casas y los conventos donde se las oblig a
recluirse. De este modo qued extinguido el primer movimiento de mujeres de la
cristiandad.12
12
GEORGE DUBY t MICHELLE PERROT. Historia de, op. cit. Tomo II. Art. Movimiento femenino en la
Edad Media? de Claudia Opitz.
El escenario medieval se fue vaciando de sus principales protagonistas por
voluntad del empeo puesto por la primitiva Inquisicin. Los mtodos empleados
distaron mucho de ser persuasivos: Comparada con la persecucin de la hereja de
1227 a 1492, la persecucin de los cristianos por los romanos en los tres primeros
siglos despus de Jesucristo fue una actuacin dulce y buena. 13 Asimismo, se
haba consolidado la hegemona eclesistica -excepto en Francia- y se haba
pospuesto por dos siglos el gran debate de la Reforma. En pro de la hegemona del
poder, el teln se volvera a descorrer sobre nuevos actos persecutorios cuyo
eptome fue el gran drama de la caza de brujas.
13
WILL DURANT, op. cit.
CAPTULO V
Poco despus de comenzar el siglo XIV se torn evidente que se haba derrumbado
el antiguo sueo eclesistico de formar un Estado europeo comn en el cual los
reyes estuvieran subordinados a la autoridad papal. Por el contrario, son los
prncipes y las Signoria los que van a dejar su impronta sobre la Iglesia.
El primer paso fue la presin poltica que desemboc en el llamado Cisma de
Occidente. Clemente V, un Papa de origen francs, lleg a sentirse tan inseguro
por la lluvia de crticas que lo tenan por blanco de los romanos como para
trasladarse a Avin. All permaneci la sede pontificia desde 1309 hasta 1447,
ao en que Gregorio XI hizo retornar el papado a Roma.
Sin embargo, la vuelta al lugar tradicional haba resultado muy costosa. La
eleccin apresurada de Urbano VI desagrad a los cardenales franceses que, el 9 de
agosto de 1378 hicieron pblica una declaracin puntualizando la no validez de la
eleccin de Urbano. Los Estados nacionales en franco desarrollo hicieron jugar sus
propios intereses, pugnando porque fuera elegido otro Papa. La mitra suprema
recay entonces sobre Clemente VII que, el 20 de setiembre del mismo ao,
establece su sede nuevamente en Avin mientras Urbano contina su pontificado
en Roma.
La curiosa situacin de una Iglesia bicfala se mantuvo hasta 1418, llegndose por
un perodo al extremo de la existencia simultnea de tres Papas: Gregorio XII,
Benedicto XIII y Alejandro V. La incertidumbre reinaba por doquier: La mitad
del mundo cristiano consideraba hertica, blasfema y excomulgada a la otra
mitadCada bando sostena que eran invlidos los sacramentos administrados por
los sacerdotes del otro y que los nios bautizados, penitentes confesados y
moribundos extremaunciados de tal modo continuaban en pecado mortal,
condenados al infierno o al limbo si se moran. El odio mutuo se elev a un fervor
slo alcanzado en las guerras ms crueles. 1
En medio de los tironeos por el poder, la Iglesia fue postergando la tarea
autocrtica de limpiar la corrupcin que anidaba en su seno. Antes bien, procur
ganar otros espacios en lugar de reparar las resquebrajaduras que debilitaban su
estructura. Uno de esos espacios fueron las universidades.
1
WILL DURANT. El Renacimiento. Buenos Aires, 1958.
As como cada artesano se fue uniendo a otros hasta formar un gremio, estudiantes
y profesores se fusionaron en la corporacin universitaria. sta adquiri su
autonoma en el siglo XIII, en oposicin a los mandos eclesisticos tanto como a
los polticos. Va de suyo que una posicin semejante no se consigue sin grandes
esfuerzos, sin derramamiento de sangre, sin brutales represiones como la de 1229.
En Oxford, en Bolonia, en Pars se luchaba por alcanzar la plena
autodeterminacin. Decisin, terquedad, sentido del conjunto fueron sin duda
factores que permitieron acercarse a esa meta. Pero lo ms importante era que los
universitarios haban hallado en el papado un aliado todopoderoso 2. De todos
modos, parece tratarse de una victoria a lo Pirro. Es indudable que la Santa Sede
reconoce la importancia y el valor de la actividad intelectual, pero sus
intervenciones distan mucho de ser desinteresadas. Es cierto que sustrae a los
universitarios de la jurisdiccin laica, pero slo para ponerlos bajo la jurisdiccin
de la iglesia, de modo que para lograr aquel decisivo apoyo, los intelectuales se
vieron obligados a elegir el camino de la dependencia eclesistica, contrariando as
la marcada corriente que los empujaba hacia el laicisimo. Es cierto que el Papa
libera a los universitarios de la fiscalizacin local de la Iglesia pero slo para
someterlos a la de la Santa Sede, a fin de incorporarlos a su poltica e imponerles
orientacin y objetivos.
La enseanza, segn lo decretara Alejandro III, deba ser gratuita y al maestro se le
pagaba por medio de un beneficio. Gracias a ello el papado se aseguraba,
mediante vnculos de inters, a los intelectuales condenados a solicitarle
beneficios, con lo cual detena, o por lo menos refrenaba considerablemente, el
movimiento que arrastraba a aqullos al laicado. Los intelectuales, en cierto
modo, no pasaban de ser una especie de nueva orden de la Iglesia que los
favorece para domesticarlos.
A fines de la Edad Media la situacin se revierte. Las pestes, las guerras, el
desarrollo de la renta feudal -ahora con base monetaria- crean nuevas condiciones
en las que el maestro universitario ya no dispone de grandes ingresos econmicos,
del flujo de los beneficios a los que estaba acostumbrado; por el contrario ahora
acosa ferozmente a los alumnos exigindoles el pago de sus salarios. Al mismo
tiempo se suprime el ingreso en las universidades de estudiantes de condicin
modesta, que eran precisamente quienes haban constituido el fermento de las
universidades. Poco a poco los intelectuales se orientan hacia nuevos focos de
riqueza: la corte de los Prncipes, los crculos de los Mecenas, sean stos laicos o
eclesisticos. En el horizonte aparece ntidamente recortada la figura del
humanista.
Bonifacio VIII haba definido la misin de la universidad al declarar en relacin a
la Universidad de Pars: No hemos sido llamados por Dios para adquirir ciencia o
brillar ante la mirada de los hombres, sino para salvar nuestras almas. En
2
JACQUES LE GOFF. Los intelectuales de, op. cit.. Esta cita y las siguientes, salvo afirmacin en contrario,
pertenecen a la misma obra.
consecuencia, la escolstica que se enseaba no pona el acento en el trabajo ni en
la tcnica sino que acababa en el dibujo de un laberinto de definiciones basadas en
los antiguos; esto desembocaba en la fe y la razn como lneas de pensamiento
divorciadas. El abismo entre la vida cotidiana y el intelectual se iba ensanchando
rpidamente.
V. 2 Alquimia y astrologa
3
JACQUES LE GOFF, op. cit. esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra
Al lado de los saberes oficiales, florecan los ocultos. Uno de ellos, la alquimia,
reconoce sus races en Caldea y Egipto tanto como en fuentes griegas y hebraicas.
Por su parte, los rabes tuvieron un lugar destacado en la historia del ars magna.
Los sabios coptos de Egipto tradujeron los escritos griegos al rabe,
desarrollndose la alquimia principalmente entre las comunidades msticas. De
Oriente, a su vez, volvi enriquecida a Occidente a travs de dos ramas: las
Cruzadas y la influencia rabe en Espaa.
(Figura Nro.4)
4
SERGE HUTIN. La alquimia. Buenos Aires, 1962.
Multitud de personas peregrinaban a los sitios en los que estaban depositados los
restos de san Martn de Tours, Francisco de Ass, Toms Becket, donde
imploraban su indulgencia o su favor. Las catedrales y abadas guardaban mil
fragmentos de ropas, carne, huesos y objetos que, se deca, haban pertenecido a
distintos santos; en la abada de Saint-Denis solamente se encontraba, entre otras
reliquias, un pedazo de la Vera Cruz, paales del Nio Jess, un fragmento del
jarro donde el agua se haba convertido en vino en Cana, una barra de la parrilla
de San Lorenzo, una copa de madera de San Luis, la barbilla de Santa Mara
Magdalena.5
San Agustn ya se haba quejado de quienes negocian con miembros de mrtires,
si realmente son mrtires y el abad Guiberto de Nogent peda en su tratado De las
reliquias santas que cesara la mana de los relicarios. En procura de morigerar
esta tendencia, el concilio de Letrn prohibi la exhibicin de reliquias fuera de sus
capillas y el segundo concilio de Lyon conden la degradacin de reliquias e
imgenes.
Amuletos y talismanes de piedras, anillos, gemas, hierbas, eran usados por su
poder mgico para alejar las malas influencias y atraer la buena suerte.
Probablemente la mayora de los cristianos consideraban encantamientos mgicos
la seal de la cruz, el padrenuestro y el avemara y empleaban el agua bendita y los
sacramentos como ritos mgicos capaces de producir efectos milagrosos.6
No tardaron en aparecer unos manuales repletos de frmulas, encantamientos,
rituales, recetas, conjuros que llevaron el nombre de grimorios 7. Los ms
conocidos fueron el Heptameron, atribuido a Pietro dAbano, la Clavicula
salomonis y su complemento el Lemegeton o Pequea clavcula de Salomn,
atribuido en ocasiones al mismo rey Salomn, el Abra-Merlin o Libro de la
magia sagrada de Abra Merln el mago y el Grimorio de Honorio, que se dice
fue escrito por el papa Honorio III para lograr las cosas ms preciadas -salud,
dinero, amor, autoridad- a travs de un gran repertorio de oraciones y frmulas
mgicas. Lo que le estaba permitido a este Papa sera, en el contexto de las brujas,
otros tantos motivos de condena. Eliphas Levi, en su comentario sobre el libro
parece en principio elogiarlo: Este grimorio no carece de importancia para los que
se sienten animados de curiosidad cientfica. Sin embargo, cuando alude a los
principios en que se basa, afirma: La fatalidad reina por medio de las matemticas
y no existe otro Dios que la Naturaleza. Los dogmas son los accesorios del poder
sacerdotal y se imponen a la multitud para justificar los sacrificios.
V. 4 La magia
5
ANATOLE FRANCE. Vie de Jeanne dArc. Pars, 1910-
6
WILL DURANT. La edad de, op. cit.
7
Del francs grimoire, alteracin de grammaire, libro mgico.
Luego de la proscripcin oficial del politesmo, la era de la magia doctrinal
quedaba cerrada por siglos en Occidente y el Imperio Bizantino 8. Los rabes
recogen esa herencia que vuelve a insertarse en Occidente a partir del contacto, en
el siglo XII, entre la cristiandad y el Oriente islmico. En lo artstico, las catedrales
gticas (de goecia) sern la expresin en piedra de un imponente saber oculto.
La traduccin de las obras mgicas rabes sedujo a personalidades como la de
Miguel Escoto y los alquimistas, que sientan las bases de una magia natural
fundada en la experiencia y las virtudes ocultas. Esta magia natural, subdivisin
de la magia blanca o teurgia, se aplica a la produccin de fenmenos en apariencia
prodigiosos valindose de medios puramente naturales aunque fuera del alcance
del entendimiento de la mayora de las personas. Su contraria, la magia negra o
goecia, se refiere a las operaciones que se realizan con fines espurios apelando a
entidades no anglicas sino demonacas. Ambas se valen de la magia ceremonial
que se ocupa de los ritos de invocacin, evocacin, conjuros, etc, y de la magia
talismnica, de la que ofrecen abundantes ejemplos los grimorios, centrada en la
preparacin y confeccin de talismanes, amuletos, filtros, etc.
Se unen as dos imgenes caras al Medioevo: el hombre microcosmos, centro de un
universo que se reproduce en l y la imagen del hombre-fbrica, el artesano que
hace y transforma, que todo lo puede. Hildegarda de Bingen en su Liber scivias y
su Liber divinorum operum y Juan de Salisbury en su Polycratus haban dado
completas y excelentes descripciones de esta manera de concebir al ser humano.
8
SERGE HUTIN. La magia, op. cit. Esta cita y las siguientes, salvo afirmacin en contrario, pertenecen a la
misma obra.
combinaciones numricas, a las que se atribuye un poder sobrenatural, el hombre
est en posesin de un instrumento con el cual podr obrar milagros.
El intrincado sistema de la Cbala fascin de inmediato al hombre medieval,
dndole un xito inmenso. En lo inmediato, Raimundo Lulio, Pico de la Mirndola,
Agripa de Nettesheim y Paracelso no dudaron en incorporar a sus especulaciones
esta mstica-prctica que se hallaba a medio camino entre lo religioso y lo
esotrico. A largo plazo, se continuarn utilizando hasta nuestros das frmulas,
smbolos, palabras y formas de la Cbala como forma de evocacin o de
proteccin.
9
TITO LIVIO. Historia. Madrid. 1902. Libro 8.
con el espritu de los muertos. Constantino Magno prohibi entonces toda clase de
magia, afirmando que debe ser castigada y con razn reprimida por seversimas
leyes la ciencia de los que, instruidos en las artes mgicas, maquinen contra la
salud e los hombres, o que inclinen a la liviandad nimos pudorosos; asimismo
prohiba la consulta a matemticos, astrlogos o proviceros, considerando que
dichas personas eran depravadas.
El Rescripto de los emperadores Valentino, Teodosio y Arcadio instaba a
desenmascarar pblicamente al que, siendo hechicero, atentaba contra la salud
pblica. Valentiniano extendi las disposiciones penales a los conductores de
carros que hicieran ingerir pcimas a sus caballos para obtener la victoria. Por
ltimo, el emperador Len habla de la pena de los encantadores que deba
asimilarse a la de los apstatas, esto es, la muerte.
10
SERGE HUTIN, op. cit.
La creencia en la posibilidad de una alianza de los hombres con el diablo as como
en que el diablo otorgaba facultades sobrenaturales a algunos seres humanos,
provocaron el comienzo de la persecucin criminal de las personas presuntas de
haber celebrado pacto con el diablo, con el fin de cometer hechos sumamente
daosos para los dems hombres11
11
LADISLAO THT. Los procesos criminales contra las brujas, en Humanidades. Tomo XIII. La Plata. 1926.
TERCERA PARTE
CAPTULO VI
1
CLYDE KLUCKHOLM. Navajo Witchcraft. Nueva York, 1944.
2
E.E. Evans Pritchard. Witchcraft, Oracles and Magic among the Azande. Oxford, 1937. No obstante, Pritchard
le concede a los magos la posibilidad de daar.
dioses, oscurecer la tierra o iluminar hasta el Trtaro 3. En cambio Tecrito se
detiene en la bella Simeta de alejandra que, por un amor perdido, se entrega a
conjuros y encantamientos para recuperar la pasin esquiva de su amado.
Plutarco alude al xito de Aglanice, experta astrloga que predeca sin
equivocarse los eclipses lunares. Horacio hace una feroz descripcin de las brujas
en ejercicio de sus artes; en una escena, que llegara a ser clsica del sabbath
medieval-renacentista, Canidia, Saga, Vedia y Folia 4 componen un cuarteto
espeluznante dispuesto a sacrificar a un nio impber. El odio de Horacio, sin
embargo, se dirige especialmente contra Canidia, a la que cita repetidas veces.
Tcito narra la historia de Martina y la de Samantha, que obra hechizos para las
pasiones no correspondidas y Propercio menciona a una alcahueta corruptora de
jvenes, Acntide, a la que describe con saa, detenindose en sus escasos
cabellos, su mugre y sus esputos con sangre que chorreaban entre sus mellados
dientes. Luciano, por su parte, hace referencia a la dama Mellita, una bruja vieja y
malvada capaz de destilar licores para obtener el amor varonil. En la misma lnea
se encuentra Dipsas, la hechicera que retrata Ovidio, no poniendo en duda su
habilidad para conjurar espritus, adoptar forma de pjaro y realizar excelentes
trabajos de necromancia.
En Roma, Meroe y Micale formaban un terceto capaz tanto de convertirse en
animales como de volar por los aires o resucitar a los muertos. Las tabellae
defixionum han quedado como prueba de sus muchos encantamientos. Julio Csar,
al relatar las costumbres de los germanos, se detiene en las que llama sacerdotisas
de cabellos grises. Estas mujeres, vestidas de blanco y ceidas con un cinturn de
bronce, acompaaban a los soldados a la batalla para presagiar la suerte que
correram efectuar los orculos y animar a los guerreros. El general romano no
puede sino mostrar un hondo respeto por estas brujas que caminaban sobre la
spera tierra con los pies desnudos.
3
APULEYO. El asno de oro. Barcelona, 1997.
4
Es interesante ver la significacin de estos nombres. En la etimologa de Canidia se encuentra canis, can, una de
las cabezas de Hcate; Sagana es palabra que recuerda el olfato del perro y el verbo presagiar; Vedia es vocablo
que deriva de Vdicas, designacin de Plutn y folia tiene reminiscencias de cortesana.
5
Biblia de Jerusaln. Madrid, 1975. xodo. 22.17
6
Ibid. II Reyes. 21.2
para cazar las almas7 No comeris cosa alguna con sangre. No seris agoreros ni
adivinos8. En el episodio de Endor, Sal disfrazado, consulta a una bruja y sta se
niega a dar una respuesta alegando que teme perder su vida ya que es fama que
Sal barri de la tierra a los evocadores y adivinos. A la hora de la condena, los
dos sexos son iguales: Y el hombre o la mujer que evocara espritus de muertos o
se entregara a la adivinacin, ha de morir; sern apedreados; su sangre ser sobre
ellos.9
En ocasiones, se asocia la brujera a la libre sexualidad sin trabas. En referencia a
Jezabel, la hija del rey de Sin, la respuesta a Joram es: Qu paz (puede haber)
con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechiceras!.10 Y la
misma asociacin aparece en Nahum al describir a Nnive: la multitud de
fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos, que seduce a
las naciones con sus fornicaciones. 11 Por ello, ya en el xodo, el juicio haba sido
terminante: A la hechicera no dejars viva12
En los Evangelios Apcrifos se atribuye a las mujeres ser dueas del arte de los
hechizos y van an ms lejos al afirmar que los ngeles las hicieron depositarias
primeras del saber brujo. Esto ocurri cuando cada uno (cada ngel) escogi una
(hija de los hombres) y les ensearon los encantos y los encantamientos y les
ensearon el arte de cortar las races y (la ciencia) de los rboles. 13 Rubn, por el
contrario, culpa a las mujeres de ser quienes, con su brujera, enamoraron a los
ngeles con los que engendraron a los nefilim.14
En el Nuevo Testamento existe una condena tcita a todas las prcticas mgicas.
As, hallndose Saulo frente al mago Elimas le demanda: T, repleto de todo
engao y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, no acabars ya
de torcer los rectos caminos del Seor? Y, fastidiado, deja caer sobre l la
maldicin: Te quedars ciego y no vers el sol hasta un tiempo determinado 15.
Sin embargo, queda explcito que existe un doble cdigo de valoracin para juzgar
las acciones, una doble denominacin llamndose encantamiento o milagro
segn quien las lleve a cabo. En el episodio de los judos exorcistas, por ejemplo,
Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, de modo que bastaba
aplicar a los enfermos los pauelos o mandiles que haba usado y se alejaban de
ellos las enfermedades y salan los espritus malos. 16 Al intentar lo mismo los
7
Ibid. Ezequiel. 13. 17-23.
8
Ibid. Levtico. 19.26
9
Ibid. Levtico.20.17
10
Ibid. II. Reyes. 9.22.
11
Ibid. Nahum. 3.4
12
Ibid. xodo. 22.17. El femenino mekasefa que emplea no deja dudas sobre la persona que se condena.
13
Libro de Henoch. Barcelona. 1999.
14
Testamento de Rubn. 5. 5-6. Edicin de Kahana
15
Biblia de, op. cit. Hechos de los Apstoles. 13. 10-12
16
Ibid. 19.11-12
exorcistas ambulantes, el hombre posedo se arroja sobre ellos, hacindolos huir
llenos de heridas. Al ver lo ocurrido muchos de los que haban credo venan a
confesar y declarar sus prcticas. Bastantes de los que haban practicado la magia
reunieron los libros y los quemaron delante de todos. 17
El estado de brujera se emparenta con las peores faltas: Y manifiestas son las
obras de la carne, que son: adulterio, fornicacin, inmundicia, lascivia, idolatra,
hechicera18 Por ello, son condenados para toda la eternidad: los cobardes e
incrdulos, los abominables y homicidas, los fornicadores y hechiceros, los
idlatras y todos los mentirosos, tendrn su parte en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda.19
El universo ideolgico judeo-cristiano contina as, con represiones y castigos, la
ruptura comenzada en Egipto entre las religiones de corte monotesta y los viejos
cultos lunares. En las leyes que Toth le dio a Manu en Egipto, Shasmash a
Hammurabi en Babilonia, Ahura Mazda a Zaratustra en Persia, en las tablillas de
Dionisos para los griegos, en las leyes de Numa Pompilio y, finalmente, en los
preceptos hebreos, en los relatos del evanglicos, se fue consolidando el repudio a
las viejas creencias de la fertilidad y, por ende, a todo aquello que se relacionara
con la esfera de lo femenino.
Las palabras reflejan el mutable sistema de ideas y creencias que las sustentan. Por
ello, vara la concepcin de brujera, confundindola y asimilndola a otras
manifestaciones. As, por ejemplo, la palabra usada para la bruja de Endor es
baalath, esto es, la duea de un espritu familiar o talismn que, al ser traducida al
latn result mulier habens phytonem, una mujer que se vale del espritu oracular
de una pitn. En el mismo sentido va la otra palabra que se usa para brujera:
gesem, adivinacin. La bruja de Sal, como la de Hechos, es una poseda por el
espritu de adivinacin como aquella dama nocturna que originalmente hablaba
por intermedio del poder del orculo de Delfos, corporizado en una serpiente Pitn.
La terrible condena a la bruja del texto hebreo de xodo se convirti en la Vulgata
latina en Maleficos non patieris vivere No permitiris que vivan los malficos.
Este trmino, maleficus, se transform a su vez, en equivalente de malignidad
diablica, de bruja. Otro trmino latino, veneficium, por el uso de las pcimas o
venenos, acab por traducirse como envenenamiento o hechicera; en cambio, en
los tiempos previos a la brujomana a las hechiceras se las denominaba bellas
damas por su uso de la belladona para curar enfermedades.
17
Ibid. 19. 18-19
18
Ibid. Glatas. 5.19
19
Ibid. Apocalipsis. 21.8
Un texto, llamado Canon Episcopi, cobr notoriedad en el siglo IX, aunque se
suele atribuir a un concilio celebrado en Ancyra en 314. Recogido en diversos
textos20 dice as: Algunas mujeres malignas, convertidas a Satans y seducidas
por las ilusiones y fantasmas de los demonios, creen y profesan que junto con
Diana cabalgan por la noche ciertas bestias, con una innumerable multitud de
mujeres, atravesando inmensas distancias, obedeciendo a sus rdenes, tal como si
fuera su duea, y evocadas por ella en ciertas nochesPor consiguiente, los
sacerdotes deben predicar en todas partes que conocen la falsedad de todo esto y
que tales fantasmas los enva el Espritu del Mal, que las engaa en sueos.21 Esto
concordaba con los Padres de la Iglesia que llamaban a las brujas ficticias,
simulatrices, mscaras, sortilegios, dando a entender que se trataba slo de
ardides, trucos o artimaas con que se pretenda engaar a las gentes, lo cual
difera bastante de la firme creencia en la potestad de las brujas que mostraba la
Lex Salica del siglo VI.
San Agobardo, en el siglo IX, intent disuadir al pueblo de su creencia en que las
brujas podan producir el granizo y el trueno en su obra Contra insulsam vulgo
opinin de grandine et tonitrus.
En el siglo X, eran corriente los relatos espaoles sobre las consejas de mujeres,
donde se supona que las brujas, seducidas por el diablo, viajaban por el aire
montadas en caballos fabulosos en pos de la diosa Diana. Un siglo despus, en De
ecclesiasticis disciplinis, atribuido a Regino de Prm, en la seccin 364 se critica a
aquellas mujeres que seducidas por ilusiones y fantasmas de demonios, creen y
abiertamente profesan que en plena noche viajan sobre ciertas bestias junto con la
diosa pagana Diana y una cantidad innumerable de mujeres y que en estas horas de
silencio vuelan sobre vastas expansiones de terreno y la obedecen como seora.
Ilusiones y fantasmas, como San Agustn haba supuesto que eran las obras
brujeriles, quien luego de dudar sobre la posibilidad fsica de que tales cosas
ocurrieran, conjetura que el diablo sume a los hombres en un ensueo
imaginativo que les hace ver lo que en verdad no ocurre.
Poco a poco comienzan a ser publicados cuentos y relatos sobre las brujas y el
diablo emanados de la imaginera popular; en ellos puede discernirse que el
pndulo del interrogante sobre la brujera se iba inclinando con lentitud hacia una
respuesta positiva, estableciendo una importante diferencia entre magia y
hechicera por un lado y el arte brujo por otro. En 1337 se publica el Formicarius
de Johannes Nider donde aparece por primera vez una descripcin detallada de la
brujera; este relato, segn sus propias palabras, lo obtuvo de Peter de Bruyres, un
juez secular que la haba odo de las propias brujas a las que mand torturar y del
marido de otra, que de este modo pretenda obtener la absolucin a sus pecados.
Mientras tanto, la escolstica desarrollaba con miles de argumentos la idea que era
ms probable la existencia de brujas que de brujos, que las brujas se sometan a los
deseos sexuales de Satans y que existan espritus demonacos que cohabitaban
con mujeres, los ncubos, y otros que tentaban sexualmente a los varones, los
scubos, siendo la cantidad de stos proporcionalmente menor que la de aqullos.
Molitor, en su dilogo sobre las brujas y adivinas, ante la pregunta Cmo pues
las brujas afirman que pueden realizar prodigios tales como turbar el aire,
desencadenar tempestades y causar enfermedades a los hombres?, responde, A lo
menos, esas mujeres imaginan, en su estupidez, que son capaces de hacerlos, y su
propia credulidad las engaa.23
Santo Toms ser el encargado de formular la condena teolgica a la brujera. En
oposicin total a las ideas que sostenan su irrealidad, Aquino asevera que, para la
fe catlica, los demonios son algo y que el aire est lleno de ellos; luego procede
a enumerar los males que causan, entre otros, impedir la cpula carnal puesto
son ellos los que copulan frecuentemente con humanos y hasta llegan a tener
descendencia. Asimismo, les prestan su ayuda a las brujas que, de otra manera, no
podran volar por el aire. Sostuvo firmemente que la hereja era pecado, y que
cualquier pacto con el demonio era fruto de un error criminal, que deba
sancionarse.
El libro ms elocuente, sin embargo, es el Malleus Maleficarum cuyo subttulo es
ms que revelador: Para golpear a las brujas y sus herejas con poderosa maza.
22
JUAN DE SALISBURY. Policrates. Madrid, 1983.
23
ULRICO MOLITOR. De las brujas y adivinas. Buenos Aires, sin fecha de impresin.
En consonancia con esto, lo primero que advierte es que el predicador debe
encontrarse armado contra ciertos argumentos laicos e incluso de ciertos expertos
que niegan de algn modo que existan brujas. 24 En este extenso tratado se informa
una y otra vez que las brujas son reales, que no son simples herejes, sino apstatas
e incluso ms. Los autores, apoyados en palabras de San Agustn y otros Padres
de la Iglesia tanto como en fuentes no catlicas como Avicena o Aristteles,
aseguran que difiere de otras herejas porque implica la locura de un pacto
explcito, jurado y firmado para burla del Creador nada menos que con el
demonio. Peor an el diablo no puede hacer nada aqu abajo sin brujos; en
consecuencia, todas sus obras, incluso las buenas en s mismas, deben ser
consideradas claramente como malas.
Prncipe de las Tinieblas y la Muerte, Prncipe de este mundo, Prncipe del mal. La
alta jerarqua del diablo, su carcter mayesttico se patentizaba en los nombres que
se le atribuan. l, el nico, era tambin el mltiple adalid de legiones de
demonios. Es mentiroso y transformista: puede presentarse bajo la forma de gato,
perro o cualquier otro animal. Sus artes desconocen las fronteras entre la vida y la
muerte, ya que los diablos pueden usurpar los cuerpos de los muertos o recrear
para s, del aire y dems elementos, un cuerpo palpable como los de carne, y
pueden conferirle movimiento y calor por un acto de voluntad. 25
Martn de Braga haba asegurado en el siglo VI que toda la naturaleza estaba
habitada por espritus femeninos, esto es, demonios, que luego se masculinizaron.
Estas bonae mulieres, que rondaban de noche, con el tiempo se transformaron en
brujas. Sin embargo, los demonlogos coincidan en que, como ngeles carentes de
sexo, podan adoptar el que quisieran. Como ncubo -varn- o scubo -mujer- el
diablo atormentar los das, y sobre todo las noches, de muchas limpias
conciencias cristianas. Gran tentador, los Padres del desierto lo conocieron de tal
guisa; as San Antonio lo vio primero como una horda ladradora, luego como una
hermosa mujer y por ltimo como un efebo negro que dijo ser el espritu de la
fornicacin. Y similares tentaciones sufrieron San Jernimo, Santa Mara
Egipcaca, San Simn, que mortificaban su carne a la que mantenan cubierta de
suciedad para repeler los asaltos demonacos.
San Hiplito, san Hilarin, Santa Margarita, se encontraron en trances similares y
Gerberto de Aurillac, que luego sera el papa Silvestre II, tuvo por compaera a un
scubo por muchos aos -Meridiana, que as se llamaba, le transmiti muchos de
24
H. KRAMER y J. SPRENGER. El martillo de las brujas. Madrid, sin fecha de impresin. Salvo afirmacin en
contrario, las siguientes citas pertenecen a esta obra.
25
FRANCESCO MARA GUAZZO. Compendium Maleficarum. (Florencia, 1878). Ed. Montague Summers,
1929
los conocimientos que haran lucirse enormemente a Silvestre-. Otro papa, Sixto
IV, conden en 1474 a los monjes que dijeran que no haba dao en extraer
conocimientos de los demonios. Un estadista y reformador como Savonarola, que
con encendido verbo increpara a la Iglesia por sus riquezas, afirmando que en
Roma los hombres y mujeres son convertidos en rameras, personific en voces
satnicas las tentaciones de la carne y la riqueza que denunciaba.
Nider afirma que entre las prostitutas que dieron placer a los prelados asistentes al
Concilio de 1414, haba una que confes ser un scubo que ganaba mucho dinero
al servicio del diablo. Y en el Malleus Maleficarum se cuenta el caso de una
monja que haba recibido la visita de un ncubo bajo la apariencia del obispo
Sylvanus. ncubos y scubos eran conocidos desde la antigedad: Rmulo y Remo,
Alejandro Magno, Escipin el Africano, el padre de Guillermo el Conquistador son
algunos de los muchos personajes ilustres que, se deca, haban sido engendrados
por scubos.
El diablo estaba a la vista, pero tambin poda ubicarse en el interior del hombre:
los posesos aparecen desde muy temprano, desde el Antiguo Testamento y an
ms atrs. Y, junto con la enfermedad, el remedio del exorcismo. Bajo una u otra
forma ritual, quitar los demonios del cuerpo acompa al hombre desde las tribus
primitivas hasta la cultura contempornea. Los ncubos y scubos que perturbaban
a los cristianos resultaron ser especialmente rebeldes al tratamiento; tal como lo
asegura un experto de la poca no obedecen a los exorcistas, no temen los
exorcismos, no manifiestan el menor respeto por las cosas sagradas, ante cuya
proximidad no sienten el menor miedo.
Se le atribuye al papa San Gregorio Magno la historieta, tan famosa y repetida
con mil variantes y adornos, de una monjita que, bastante descuidada, se comi
una hoja de lechuga sin bendecir con la seal de la cruz; pero sucedi que el diablo
estaba escondido en los repliegues de la lechuga y pudo introducirse en la
desprotegida mujer. Segn una versin, el diablo resista todos los intentos de
exorcismo, aduciendo que l no tena la culpa de que la monjita hubiese olvidado
tan elemental precaucin.26
Luego de un largo sueo de varios siglos, los italianos del Norte creyeron llegado
el momento de despertar al espritu de la vida y el arte romanos. A ese movimiento
lo llamaron Rinascita, Renacimiento, trmino que emple por primera vez
Vassari en 1550.
El comercio de mercaderas tradas del Este, la explotacin de los trabajadores, el
desarrollo bancario, los prstamos e inversiones coadyuvaron para que ascendiera
la clase media y circulara un excedente de dinero que podra comprar talentos y
26
ROGER BAKER. El diablo y los exorcismos. Buenos Aires, 1981.
ayudar a desarrollarlos. Las traducciones de los clsicos, la expansin del
conocimiento, voces disidentes y crticas como la de Savonarola, engendraron
dudas sobre la verdad de los dogmas catlicos. Este ambiente de incertidumbre y
cambio gener el fermento del que emanaron obras maestras.
En lo poltico, se sell un nuevo pacto social con el adelanto de las repblicas
italianas. Las conspiraciones entre familias por el gobierno, las luchas por el poder
y el dinero, las pujas intestinas fueron creando una atmsfera donde ya no era el
cielo lo que preocupaba sino entender y maniobrar lo que suceda en la tierra.
Mediante sutiles alianzas y abiertas adquisiciones, se compra la opinin de los
letrados y el genio de los creadores. Del mismo modo, se venden los cargos
eclesisticos y se comercian las indulgencias. El diablo, tan prximo a los
hombres, no poda acaso convertirse en aliado o enemigo?
La cercana de los hombres con el diablo -o los diablos- tuvo dos ramificaciones;
por un lado, comenz a verse a todo enemigo como una encarnacin del mal, del
demonio; por el otro lado, se desarroll fuertemente la creencia en la posibilidad de
una alianza con el diablo en la cual ste le otorgara al hombre facultades
sobrenaturales o la posesin de lo que quisiera a cambio de la entrega total a su
potestad.
Hasta el siglo XI, la creencia generalizada era que los demonios podan ser
llamados al servicio de alguien mediante combinaciones de palabras, de piedras, de
huesos, de ademanes. Poco a poco esto se modific, llegando a aceptarse que haba
ciertas personas que podan celebrar un pacto con el diablo. Conforme a esta nueva
manera de apreciar las cosas, la magia se divida en dos clases: la magia
propiamente dicha, que consista en obligar por ciertos medios a los espritus a
prestar su ayuda y la llamada brujera, esto es, la que celebraba un acuerdo con el
demonio.27
Estas ideas determinaron que se iniciara de inmediato la persecucin criminal
contra las personas sospechadas de poseer facultades mgicas adquiridas mediante
el pacto. En verdad, los bogomilos, paulicianos, ctaros y dems herticos nunca
estuvieron excluidos de la sospecha de tener trato con el diablo. Pselo, un escritor
del siglo X, deca en su libro Sobre las operaciones de los diablos que los
herticos se reunan de noche, a la luz de una vela, para convocar a los demonios.
Cuando finalmente stos hacan su aparicin bajo la forma de animales, se
apagaban las luces y los adoradores se entregaban a una orga de sexualidad entre
s y con los diablos invocados. Sin duda en la misma lnea de pensamiento, el papa
Gregorio IX dirigi en 1233 una carta a los obispos de Alemania en que los urga a
perseguir las herejas, dando como fundamento, entre otras cosas, que en sus ritos
de iniciacin eran recibidos por una especie de rana o un escuerzo al que
besaban impdicamente en el trasero o dejando que el animal les pusiera su lengua
y su saliva en la boca. Luego el iniciando iba al encuentro de un hombre de
27
Cf. J.C. GRAFF. Versuch einer Geschichte der Criminal Gasetsgebung in der Steiermark. Grtz, 1819.
extraordinaria palidez, con profundos ojos negros y tan delgado que su piel pareca
estirarse sobre sus huesos. Ms tarde los adoradores se sentaban a la mesa, y un
(Figura Nro. 5)
gran gato negro sala de una estatua y cada uno de ellos, segn su dignidad, le
besaba el trasero. Ms tarde se entregaban a una orga general. En procura de poner
fin a estos desrdenes, envi a Alemania al monje Conrado de Marburg como
primer inquisidor con amplias facultades para perseguir a los herticos,
entendindose bajo esta denominacin tambin a los que haban celebrado un
pacto con el diablo.28 Los que fueran encontrados culpables, deban ser quemados
de inmediato. Esto se vio reforzado por una clebre ley de aquella poca llamada
Espejo Sajnico que estableca la pena de muerte para los hechiceros y brujas.
Nadie pareca estar exento de ser acusado de pactar con el diablo. Cuando se quera
perjudicar a un personaje de nota, cuando se pretenda daar una reputacin,
pronto apareca la acusacin. Hasta el papa Bonifacio VIII fue acusado luego de su
muerte de haber cometido los pecados de apostasa, asesinato y sodoma por su
contrato con el diablo que lo obligaba a tratar de provocar la ruina del pueblo
cristiano. Tal como iba resucitando el espritu griego, el derecho cannico resucit
los planteamientos del derecho romano en cuanto a la brujera, endureciendo por
consiguiente su posicin. As, el papa Alejandro IV en una bula de 1259 dirigida a
los franciscanos, ratifica la tortura establecida por Inocencio IV y, adems, faculta
a los inquisidores para que se hicieran cargo de todo caso de hechicera que
implicara hereja, aun cuando les peda abstenerse cuando no era posible ligar
brujera con hereja, esto es, si no se poda aplicar la pena de muerte, era preferible
dejarla en otras manos. Los monjes carmelitas de Bolonia se atrevieron a afirmar
que no haba nada malo en aprender de los demonios. El Papa Sixto IV no tard en
condenar esta manera de ver las cosas.
Paso a paso se avanzaba en la identificacin de hereja, arte brujo y pacto con el
diablo. En 1398 la Universidad de Pars formul una declaracin donde se sostena
que la prctica de maleficios mediante pacto con el diablo deba considerarse
hertica. En las primeras dcadas del siglo XIV un inquisidor, Bernard Gui, hace
alusin a las brujas en su De sortilegis et divinis et invocatoribus demonorum en
el sentido que debe prestarse atencin a esas mujeres que vuelan de noche. Hacia la
mitad de ese mismo siglo, Nicols Eymerich, que luego sera el gran inquisidor del
reino de Aragn, se ocup en su Directorium Inqisitorum, de enumerar a los
herticos, proviceros y a los que tienen tratos con el diablo que, aseguraba, deben
ser quemados todos, segn el ejemplo de Sodoma y Gomorra. Asimismo, establece
tres tipos de brujera, conforme a tres modos de invocar al diablo y, en oposicin al
28
Conrado de Marburgo muri el 30 de julio de ese mismo ao en camino al cumplimiento de sus deberes.
Canon Episcopi, cree que las mujeres son capaces de volar, como en el cortejo de
la diosa Diana.
Eugenio IV haba instado a los inquisidores a detectar la brujera y, en 1445,
impuls a un ataque contra estas gentes que llaman vulgarmente stregones
(brujas) o vaudios. El esfuerzo de la Inquisicin por suprimir a los vaudios, que se
haban concentrado en Francia, fue realmente el primer paso de la persecucin de
las brujas a nivel continental.29
En 1458, el inquisidor Jacquerius sostuvo la tesis de que las brujas de la poca no
tenan nada en comn con las anteriores: eran una raza completamente nueva,
perteneciente a una sociedad secreta recin creada. Se supona que ahora las brujas
asistan fsicamente -y no slo en sueos o imaginacin- a los sbados diablicos
para unirse personalmente con Satans.30
Una bula llamada Summis desiderantes affectibus, expedida el 5 de diciembre de
1484, dio el marco legal definitivo a la caza de brujas. El origen inmediato de la
promulgacin de este documento fue la necesidad de convencer al clero de
Alemania de apoyar a los inquisidores Heinrich Kramer y Jacob Sprenger en la
erradicacin de la brujera. En su parte inicial expresa, entre otras cosas, que toda
la depravacin hertica debe ser desterrada de los territorios de los fieles y que
espera que sea cumplido este piadoso deseo. Y sigue as: recientemente ha
llamado nuestra atencin, no sin amargo pesar, que en algunas regiones de
Alemania() muchas personas de ambos sexos, desentendindose de su propia
salvacin y desvindose de la fe catlica se han entregado a los diablos,
masculinos y femeninos, y mediante sus encantamientos, hechizos, conjuros y
dems abominables supersticiones, y sortilegios, ofensas, crmenes y delitos
arruinan y causan la muerte de los hijos de las mujeres, la cra de los animales, los
productos de la tierra, la uva de las vides y los frutos de los rboles como as
tambin a los hombres y mujeres, bestias de carga, rebaos y animales de toda
clase, y tambin viedos, huertos, prados, cosechas, granos y otros frutos de la
tierra. Ademsimpiden a los hombres engendrar y a las mujeres concebir y
traban toda consumacin marital. Ms an, reniegan con sacrlegos labios de la fe
que recibieron en el sagrado bautismo y, por instigacin del enemigo de la
humanidad, no temen cometer y perpetrar muchas otras ofensas y crmenes
abominables, a riesgo de su propia alma ofenden la divina majestad y son motivo
de escndalo y pernicioso ejemplo para las multitudes. Nombra luego a Henricus
Institoris31 y Jacobus Sprenger para que descubran a los culpables, dejando sentado
que no pocos clrigos y gentes laicas haban puesto en duda la existencia de
dichas abominaciones. Espera entonces que nadie les ponga obstculo a los
inquisidores en su tarea de corregir, poner en prisin y castigar a quienes hayan
29
FRANK DONOVAN: Historia De la brujera. Madrid, 1978.
30
AMAURY DE RIENCOURT, op. cit.
31
Institoris es el verdadero nombre, que ha sido frecuentemente re-traducido por Kramer o Kraemer, esto es,
mercader.
cometido dichos crmenes porque, de lo contrario, caer sobre dichas personas la
ira de Dios.
CAPTULO VII
EL TERCER ROSTRO
2
JOHN RUSKIN. Las piedras de Venecia. Barcelona, 1961.
reas industriales. El matrimonio no se dejaba librado al azar de los sentimientos;
por lo general se trataba de un acuerdo celebrado en consejo de familia o entre el
padre y el novio que inclua una fiesta de bodas, que consuma grandes sumas de
dinero, al punto de casi llevar a la quiebra. En procura de ayudar a que el recin
desposado asumiera correctamente sus funciones, comenzaron a publicarse
tratados sobre el gobierno de la familia3 donde se insta a que el novio elija una
joven bastante menor que l para inculcarle sus costumbres, e impulsarla a seguir
sus consejos y enseanzas tanto en los deberes de maternidad como en los del
cuidado hogareo. La educacin iba en el mismo sentido de coadyuvar a la
perpetuacin gozosa de la especie.
En los conventos, en los internados, en las escuelas elementales, se enseaba
religin, danza y msica, las artes domsticas: el universo femenino, cerrado,
quedaba as escindido del masculino, proyectado al afuera, a la accin, a la vida
pblica. Como la sombra de la santidad del matrimonio, surgen las figuras
complementarias de la adltera y el cornudo, que atrajeron reiteradamente el
inters de los literatos.
Si la joven tena la suerte de haber nacido en una buena cuna, rica y culta, el hogar
poda servir como un excelente vehculo de educacin y auto-estima. Por
consiguiente, con frecuencia, la mujer culta luchaba naturalmente, no menos que
el hombre, por una individualidad completa y caracterstica. 4 Sin duda, tuvo xito
en muchos casos.
Beatrice DEste, la tan criticada Lucrecia Borgia, Bianca Mara Visconti, Catalina
de Medicis, Isabel de Inglaterra o Victoria Colonna, Isabel Gonzaga, Gaspara
Stampa, Santa Catalina, Santa Teresa de vila son algunas de las personalidades a
quienes la pertenencia a una institucin, seglar o eclesistica, les dio el respaldo -y
la excusa- que precisaban para auto-afirmarse.
5
AMAURY DE RIENCOURT. La mujer y el poder, op, cit..
bsicamente comunal y familiar de los conventos, se instaur la clausura para los
conventos femeninos y, en procura de alejar las tentaciones, el Concilio de Trento
impuso nuevas formas para la confesin.
El Cristo de la transubstanciacin con el que se identificaban las visionarias, la
boda que celebraban con l, iban dejando paso a la figura de Jess el Redentor.
Los sentimientos de totalidad no coincidan con el modelo econmico-social que
se buscaba implantarse, basado sobre el dominio de s mismo, la moderacin, los
buenos modales, la mediocridad uniforme.
La Mater Dolorosa que fuera objeto del xtasis de las msticas, de su absoluta
inmersin espiritual, se degrad en la figura de la buena madre, ya que la
maternidad controlada era indisoluble del matrimonio mongamo.
Protestantes y catlicos, reformistas y contra-reformistas coincidan en subrayar
que la maternidad era la funcin esencial para la que haba sido creada la mujer.
Por el lado catlico, estaba muy vivo el pensamiento de Santo Toms de Aquino
en la Summa Theologica: Tal y como dicen las Escrituras, fue necesario crear a
la hembra como compaera del hombre, pero como compaera en la nica tarea de
la procreacin, ya que para el resto el hombre encontrar ayudantes ms vlidos en
otros hombres y a aquella slo la precisa para ayudarle en la procreacin. 6 Y,
como un eco, afirma Lutero en sus reflexiones Sobre la vida matrimonial, de 1522:
Han visto qu dbiles y enfermizas son las mujeres infrtiles; aquellas bendecidas
con muchos hijos son ms sanas, ms limpias y felices. Pero si eventualmente se
desgastan por tener hijos y se cansan y mueren, eso no importa. Dejen que mueran
pariendo, para eso fueron hechas.
El pensamiento generalizado era que la mujer, por ser genitora, tiene tareas,
sentimientos y actitudes especficas que deben estimularse por ser el camino de la
virtud religiosa. Deben ser suaves, compasivas, misericordiosas, caritativas,
enfocando sus intereses en la crianza de los hijos, el mantenimiento de la casa, la
supervisin de la educacin de los nios, el cuidado de los enfermos, la ayuda a los
ancianos.
La madre deba procurar mantener a su hija relativamente apartada de los varones
de la casa, instruyndola sobre las ventajas de la castidad. Ella misma deba
ocuparse activamente de la beneficencia, brindando su ayuda a los menesterosos,
especialmente a las muchachas pobres para que lograran la meta mxima del
casamiento. Como contrapartida, reciban mayor consideracin social y conseguan
ver un poco ms del mundo allende las puertas de su casa. A medida que el clero
fue tomando el control sobre las obras de caridad, se fueron gestando conflictos
entre los intereses familiares y la relativa autonoma que esos menesteres le
acordaban a las matronas. Este enfrentamiento sola quedar muy claro cuando un
marido abandonaba a su esposa: sta poda reclamar la dote que haba aportado al
6
TOMS DE AQUINO. Summa Theologica. Madrid, 1920.
matrimonio y volver a sus lares o entrar con esa dote en un convento. Y lo mismo
ocurra con las viudas.
Los conventos eran otra fuente de discusiones y reyertas entre el clero y las
familias, que solan inmiscuirse demasiado en el manejo de la institucin,
contribuyendo a que fines espirituales y materiales terminaran confundidos. Ms
an, las licencias que se tomaban monjas y curas se haban convertido en materia
de escndalo y blanco de las pullas de escritores mordaces como Bocaccio o
Aretino, que recurran a una adjetivacin de grueso calibre para referirse a las
mujeres de los conventos. Sin embargo, nada de todo eso pona en entredicho los
papeles asignados a las mujeres, esto es, la virgen pura y la madre casta, dos de las
caras de la Gran Diosa.
Los romanos haban acusado a los primeros cristianos de asesinar nios para
ofrecer su sangre en sacrificio al Dios cristiano. Entre el pueblo bajo de los siglos
XIV, XV y XVI se multiplicaban los rumores de que los judos solan cometer un
asesinato ritual, esto es, que se complacan en reproducir el da de Viernes
Santo, el sacrificio del Calvario, imitando la Pasin y Muerte de Nuestro Seor
Jesucristo, sacrificando para ello un nio cristiano que robaban y hacan morir en
una cruz. Y cuando no podan hacerse con un nio cristiano, lo hacan con una
figura de cera.7 A veces se citaban casos que confirmaban los rumores, procesos
tales como el Santo Nio de la Guardia al que haban asesinado parodiando la
Pasin y empleando la hostia consagrada en producir daos. Luego, las sectas
herticas seran el blanco de las acusaciones catlicas que los culpaban de
perversidades sexuales, utilizacin de cenizas o carne de nios muertos, besar el
7
VICENTE RISCO, op. cit.
trasero del diablo, celebrar orgas, todo lo cual se constituy en el modelo que se
esgrimi contra la brujera.
Lejos de las ciudades, en el castigado medio rural, la faz de anciana sabia de la
diosa se interpretaba como de vieja arpa: brujas que haban celebrado un pacto con
el diablo se reunan para cometer atrocidades semejantes, para daar al prjimo,
para producir tormentas o sequas, para causar enfermedades, esterilidad o
impotencia. Para la mayor gloria de los hombres y la paz de la humanidad, el tercer
rostro de la diosa deba dejar de existir.
CAPTULO VIII
EL CULTO DINICO
Y LAS SIERVAS DE SATANS
La doctrina sobre la brujera que se fue gestando a partir del siglo X, convalidada
por los juristas, era que las brujas eran seres malignos que la sociedad deba
expulsar de su seno. Las acusaciones entroncaban antiguos cultos y prcticas con
elementos de nuevo cuo. Cunto de todo ello se deba a la proyeccin de miedos
y obsesiones morbosas, cunto a formas complejas de control social, cunto
responda a la verdad de los hechos?
Durante la Edad Media, el despertar social llev a las luchas de los gremios y el
ascenso de amplias capas populares que pugnaban por adquirir una libertad que la
organizacin social estaba lejos de concederles. Los predicadores de la doctrina
cristiana, que preconizaban la hermandad de todos los seres que la realidad
cotidiana desmenta, se preocuparon entonces de advertirles puntualmente cun
iguales seran en la muerte y cun presto lo que haban sido se transformara en un
cadver repleto de gusanos.
Funciones y dignidades sociales, estadios de la vida o cualidades personales
distinguen a los seres humanos. Mas, para la Muerte, todos son iguales: ella es la
gran niveladora, la gran justiciera. La Muerte ya no anda en solitario sino que los
cadveres llegan del inframundo para que todos bailen con ellos: el rey, el
recaudador, la prostituta, el Padre Santo: haba nacido la Danza Macabra.
No se sabe con certeza quin pint la primera Danza de la Muerte -motivo que
luego se va a repetir en lpidas, adornos, autos sacramentales- pero s que recogan
una costumbre que haba tenido origen en Alemania y se haba extendido
rpidamente por toda Europa. Se trataba de una farsa, una especie de mimodrama,
aceptado por el mbito religioso, que se llevaba a cabo preferentemente en los
cementerios. All gentes del pueblo representaban a seores, prelados, papas y
reyes que inclinaban humildemente la cabeza ante la Muerte, la cual los tomaba de
la mano y los incorporaba a una larga fila donde todos se entremezclaban. Cada
muerto tocaba a alguien de su eleccin -tocarlo era contaminarlo, hacer que cesara
de estar vivo-. La representacin de la danza macabra era ocasin de fuertes
crticas sociales llevadas con agudo espritu satrico. Asimismo, era un memento
mori que daba consuelo al viviente despojado, maltrecho, uniendo en un solo haz
las esferas contrapuestas de la vida y la muerte.
En paralelo con las danzas macabras tenan lugar otros eventos como la fiesta de
los adolescentes celebrada en el mes de febrero y que termin por confundirse con
la Fiesta de los locos. Esta celebracin se realizaba varias veces por ao, en el
da de los Santos Inocentes, de San Esteban, de la Circuncisin, de Navidad y
algunas otras fechas elegidas conforme a la voluntad de los oficiantes. Se llevaba a
cabo en las catedrales, colegiatas e iglesias en general, actuando los clrigos
menores y los sacerdotes. Se elega a uno de ellos como obispo o papa de los locos
y se lo revesta de todos los atributos correspondientes a su dignidad. Luego se
oficiaba un simulacro de misa en el cual se coma y beba en el altar mientras
desde los incensarios suba el olor de zapatos viejos y trapos sucios quemados. Una
vez concluida la parodia, los locos salan en procesin a las calles, arrastrando un
carro lleno de estircol, que serva de trono al obispo o papa y su squito. Era ste
el momento dedicado a cantar coplas y rimas contra las instituciones establecidas y
los personajes relevantes. La procesin sola culminar con una orga generalizada.
La Iglesia oficial nada deca sobre estas celebraciones; por el contrario, cuando la
Facultad Teolgica de Pars pidi que se prohibieran esas francachelas, la Iglesia
contest con la mayor indiferencia, diciendo que se permita esta fiesta para que,
durante el resto del ao, no se perdiera el vino espiritual que hemos recogido.
1
Cf. EURPIDES. Las bacantes. Madrid, 1910.
gritos de Evoh!, Evoh. Corre la leche y la miel que las Mnades hacan
brotar de la tierra y tambin el vino; se procede a ingerir carne del animal que
simboliza al dios mismo. Mnades, Bacantes y Thiadas, los tres grupos que
componan la fiesta, se entregaban entonces a la danza y el canto.
El culto, proveniente de Tracia y asimilado en muchos lugares con el de Artemisa,
dio lugar a diferentes variantes mitolgicas, pero siempre Dionisos tena una gran
corte, en la que se destacaban los silenos y los stiros, de quienes Hesodo afirma
que eran espritus lascivos. Una de esas variantes la constituy las ceremonias
femeninas de los misterios eleusinos.
(Figura Nro.6)
El Canon Episcopi4 del siglo IX hace alusin a las mujeres convertidas a Satans
que, junto con Diana, cabalgan por la noche para dirigirse a sus reuniones. Es
verdad que esta mencin slo se hace para indicar la falsedad de esas creencias,
pero es vlida en cuanto a que la existencia de ese tipo de reuniones formaban
parte de la corriente de opinin general.
Alrededor del siglo XII comienzan a tornarse mucho ms visibles algunas partes
del culto que durante tanto tiempo se haba mantenido secreto. Walter Map utiliza
en 1182 la palabra sinagoga para referirse a las reuniones de brujas en tanto los
relatos de la poca se pueblan de relatos sobre esos encuentros en los se festeja, se
canta y se danza. Sin embargo, habr que esperar los procesos inquisitoriales de
Carcassone para que se hable abiertamente de los sabbaths, trmino que sustituy
al de sinagoga.
En ese punto, las cosas comenzaron a cambiar; en principio hay menos referencias
a las diosas paganas. La idea de mujeres junto a mujeres adorando a una deidad
femenina era tan terrible y escandalosa, remova temores tan profundos, que se
tornaba inconcebible. Las mujeres eran seres inferiores necesitados de gua,
aunque sta fuera la presencia de un diablo: un Satans jerrquico y autoritario
encuadraba, va negativa, en los ideales de la sociedad. Por otra parte, hubiera sido
vergonzoso para esos guerreros del alma pelear contra adversarias indignas de
ellos, en cambio, la presencia excluyente del Demonio daba un aval a la realidad
de las asambleas y legitimaba todas las obras que en su contra pudieran realizarse.
3
PENNETHORNE HUGHES. La brujera.Barcelona, 1974. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra.
4
Cf. Ver Captulo VI anterior.
Sin embargo, para que esas reuniones de antiguos y solemnes ritos paganos
tomaran la forma sorprendente de una guerra declarada al dios de ese
tiempoeran necesarias dos cosas: no solamente descender al fondo de la
desesperacin sino haber perdido todo respeto.5
Azotados por las pestes y las enfermedades endmicas, desposedos, humillados,
muertos en las interminables guerras por el poder, descredos de un clero corrupto,
de una promesa de salvacin que nunca llegaba, es probable que ms y ms gentes
se acercaran a esas mujeres que, despus de una larga semana de trabajo, se
reunan para intercambiar recetas, consolar al afligido, brindar solidaridad al
marginado, dar amor al leproso, aconsejar a la madre de muchos nios que ya no
quera sufrir otra agona de tener un hijo al que no saba si podra alimentar. Y
tambin, porqu no?, para pensar en la mejor manera de perjudicar a quienes los
perjudicaban.
En la terrible falta de comunicacin entre las poblaciones, agravada por el
analfabetismo, es probable que las mujeres que concurran a las asambleas
nocturnas aprendieran el alfabeto de los rboles, similar al alfabeto de los dedos
que era utilizado evidentemente en el culto de las brujas de la Britania medieval, a
juzgar por las marcas del diablo tatuadas en las manos de las brujas. 6 Graves
proporciona varios ejemplos sobre el tatuaje en las manos de mujeres condenadas,
asociando cada falange con un rbol y una especialidad. Es dable suponer que ese
alfabeto de los dedos poda servir para comunicarse sin palabras 7, tal como en el
lenguaje de sordomudos. Y tambin es lcito suponer que otras variantes de la
comunicacin muda se desarrollaron en otras regiones para servir de este modo
como mensajeras entre diversos grupos de gentes. El potencial de transformacin
poltica que todo esto supona era ilimitado.
Los testimonios recogidos informan que existan dos grandes sabbahts: la fiesta de
otoo de la noche del 31 de octubre y la fiesta de la primavera, la vspera del 1ro.
de mayo. Estas fechas demostraran que pertenecen a un calendario muy
primitivo, anterior a la introduccin de la agricultura 7, que no reconoce conexin
5
JULES MICHELET. Historia del satanismo y la brujera. Buenos Aires, 1965.
6
ROBERT GRAVES. La diosa op. cit.
7
MARGARET MURRAY. The God of the Witches. Nueva York, 1960.
con los solsticios o equinoccios sino que marca la apertura de las dos estaciones
de alimento para los animales, tanto salvajes como domsticos.
La noche del 31 de octubre tanto entre los celtas como en la Grecia antigua tena el
sentido de conmemoracin de Da de los Difuntos. En esa noche los espritus de
los hroes salan al encuentro de los vivos de modo que las entradas de los
sepulcros eran iluminados hasta la aurora del da siguiente.
La vspera del 1ro. de mayo era la fecha que los romanos haban elegido para
celebrar las Floralia, presididas por la diosa de Mayo o la Doncella, en
conmemoracin del aspecto de flor de la Gran Diosa. En ese momento se usaban
vestimentas verdes que recordaban el manto verde con que se revesta la tierra y se
plantaba el palo de mayo, simbolizando el falo del dios entrando en el vientre de la
tierra. Durante esta fiesta, conocida como Beltain por los celtas y Walpurgisnacht
por los teutones, se dejaba de lado todo pudor y se bailaba y cantaba con alegra. A
esas asambleas se aadieron dos das cruzados ms, el 2 de febrero y el 1ro. de
agosto. En todos los casos la concurrencia estaba limitada a cincuenta o sesenta
personas, aunque la ardorosa imaginacin de los demonlogos hizo ascender el
nmero a varios miles.
Pequeas reuniones, llamadas esbats o conventculos, de trece miembros fijos8,
preparaban los grandes encuentros que se celebraban en un claro del bosque, en
una encrucijada -lugar protegido por Hcate-, junto a un macizo rocoso o,
alternativamente, en una caverna o un cementerio. Existan ciertos parajes, como
el Heuberg en la Selva Negra, el Blokula sueco o el Puy de Dome francs que la
tradicin popular relacionaba con los sabbaths mayores.
En la mezcla de rituales religiosos, asamblea secreta y encuentro popular que eran
los sabbahts se oficiaban tambin bautismos, confirmaciones y bodas. Las
uniones ilcitas que all se celebraban eran motivadas por el estado general del
siervo y del campesino en la poca. ste, mermada su cosecha por el seor y la
Iglesia, lo que deseaba era muchos frutos y pocos hijos. Luego en los lugares o
pueblecitos, todos eran vecinos y parientes en mayor o menor grado, y la Iglesia no
permita que se casaran hasta el sptimo grado. As es que las uniones resultaban
casi imposibles, por falta de subsistencias y por prohibicin eclesistica. Con los
de otro lugar no podan muchas veces casarse, pues eran vasallos de otro seor y se
entablaba una querella sobre la pertenencia de los hijos. 9
En algn momento de la reunin se rendan las honras fnebres a los ahorcados y
excomulgados, a quienes la Iglesia no acoga ni en la muerte. Esto fue traducido
desde el oficialismo como que los concurrentes desenterraban trozos de cadveres
para comunicarse con los muertos o fabricar imgenes o ungentos.
|
(Figuras nros. 7 y 8)
8
Segn lo estableci la doctora Murray.
9
POMPEYO GENER. La muerte y el diablo. Barcelona, 1880.
El sabbath duraba desde la medianoche hasta el primer canto del gallo. En muchas
localidades era costumbre acudir disfrazados con pieles de animales, sobre todo de
lobo -como cuenta de Lancre-, lo cual quiz haya dado origen a la leyenda de los
hombres-lobo. Cada uno de los concurrentes deba mostrar su marca personal, que
obraba como una contrasea para ser admitido: pequeas huellas naturales o
tatuadas en la piel. Esto fue resignificado por los inquisidores y tericos como el
sigilium diaboli, la marca del diablo que, segn el jurista Jean Bodin, haca el
demonio con la mano izquierda en el hombro izquierdo, hincndole una ua, y
saca sangre, y el novicio siente muy gran dolor que le dura todo un mes y la marca
toda la vida; y despus, en la nieta de los ojos, con una aguja de oro, enrojecida al
fuego, le marca, sin producirle dolor, un sapito que sirve de seal con que se
conocen los brujos unos a otros.
Se elega entonces una oficiante, a quien se daba el ttulo honorfico de la Vieja,
que diriga la ceremonia. Aunque las hubo muy jvenes, casi adolescentes, la
novia del diablo no puede ser una nia: necesita tener treinta aos, el rostro de
Medea, la belleza de los dolores, los ojos profundos, trgicos y afiebrados, con
grandes oleadas de serpientes descendiendo al azar; hablo de un torrente de negros,
indomables cabellos. Tal vez encima de stos, la corona de verbena, la hiedra de
las tumbas, las violetas de la muerte.10
Una imagen de Satans, o un varn que tomaba su aspecto, presida la ceremonia:
una imagen trabajosamente elaborada con vestigios de Baco, de Jano o Diano, del
Cernunnos galo, de los dioses de la vegetacin, de los cuernos de la luna, de los
animales de la selva. Las verdaderas brujas del culto dinico saban que se trataba
de una metamorfosis de la Gran Diosa, de la antigua Serpiente; los dems, vean en
l al rebelde, la contrafaz del Dios de las iglesias, a quien le pedan ser salvados del
prfido y el violento.
El siguiente era un acto de iniciacin. Dice un jurista de la poca: Satans hace un
pacto con sus discpulos contra el Cielo y conspira para acarrear la ruina a la
especie humana. Obliga a estas desgraciadas criaturas a repetir su renuncia de
Dios, Cristo y el Bautismo, y a renovar el solemne juramento de nunca mencionar
a Dios, la Virgen Mara o los Santos, salvo refirindose a ellos en son de burla o
escarnio.11 Ms tajante, el Malleus afirma que el diablo preguntaba a cada uno si
abjurar de la fe y abandonar la sacra religin cristiana y el culto de la Mujer
Anmala (pues as llaman a la Bendita Virgen Mara), y si nunca volver a venerar
los Sacramentos.12 Hay poca documentacin respecto a los pactos con el diablo,
pero no cabe duda que se deba pedir que los novicios y novicias guardaran los
secretos del culto; por lo dems, su presencia en el sabbath indicaba de por s una
negacin del Dios eclesistico.
10
JULES MICHELET, op. cit. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra.
11
H. BOGUET. An examen of the Witches. (1590) Ed. Londres 1929.
12
SPRENGER y KRAMER, op. cit.
Una parte del rito era el homenaje al Seor del sabbath al que se le estampaba un
beso en el trasero, el osculum infame que obsesionaba a los que interrogaban a los
reos -sobre todo a los templarios- en los procesos que se seguan tanto por hereja
como por ejercer las artes brujeriles. En una sociedad donde el ejercicio de la
homosexualidad era ms que corriente, donde se deca que los papas Julio II y
Clemente VII la practicaban sin tapujos, no poda menos que encandilar ese
aspecto de una sexualidad masculina auto-reflejante. Ese sculo reverencial
obsesionaba a Lutero quien, en un encuentro que asegur haber tenido con el
diablo, revirti la situacin del culto, gritndole Besa mi trasero!. Lo cierto es
que se besaba una mscara colocada en las posaderas del supuesto diablo -efigie o
sustituto- en una clara alusin a la otra cara, al otro lado de las cosas, a la seriedad
de lo que se quiere ignorar: la circularidad de la vida transformndose en desecho y
muerte y el desecho y lo muerto como humus que permite la regeneracin de la
vida. En este aspecto de los ritos haba dos fases o interpretaciones, una para la
gran masa de gente, poco ilustrada, que acuda all y otra para las verdaderas
brujas.
Vena de inmediato la entrega de la oficiante. Conforme a la costumbre pagana,
ella se entregaba a l, se sentaba un momento sobre l, como la Dlfica en el
trpode de Apolo. Ella reciba el aliento, el alma, la vida, la fecundacin simulada.
Despus, no menos solemnemente, la bruja se purificaba.
13
PENETHORNE HUGHES, op.cit.
sangre sea simblicamente o en forma real inmolando un pollo o un sapo para unir
los extremos continuos y opuestos de vida y muerte.
Y se beba. Se beba acaso hidromiel, cerveza, la burbujeante sidra, el vino de
carcter? Eran esos los componentes del lquido que llamaban tympanon al que
quiz le aadieran alguna de las muchas hierbas que tan bien conocan las brujas?
Las bebidas calentaban los cuerpos y los corazones y predisponan a la danza. La
danza en casi todas las culturas fue asociada a ritos iniciticos. En la tradicin
occidental clsica, la diosa de la vegetacin reciba las ofrendas en una procesin
danzante.14 Asimismo, se deca que las danzas armadas de las curetas tenan el don
de atraer la lluvia; o que la danza del laberinto cretense indicaba las
circunvoluciones del alma en busca de unirse a la divinidad. Una parte del ritual de
las bacantes era entregarse a una danza cada vez ms frentica, acompaada de
msica.
Los Padres de la Iglesia desaprobaron con disgusto la danza por considerar que
engendraba tendencias insanas; San Agustn, especficamente, asoci el baile con
una invencin diablica que llevaba al pecado, constituyendo un insulto a Dios y -
grave falta para Agustn- un motivo de alegra.
En el sabbath haba diferentes tipos de baile, desde los populares hasta el
especfico de la asamblea nocturna. La vestimenta eran trajes corrientes, aunque en
ocasiones se intercambiaban vestidos con el sexo opuesto, o los bailarines se
enmascaraban, o incluso se desprendan de algunas ropas. Las danzas eran
acompaadas con una msica proveniente de los instrumentos comunes de la
localidad: flautas, violines, tamboriles.
Como en los cultos de la fertilidad, la danza del sabbath se practicaba alrededor de
un rbol, una piedra o la imagen que presida el encuentro, con la espalda vuelta
hacia el centro. El ritmo iba creciendo, creciendo, creciendo hasta finalizar en una
desenfrenada carrera circular, la ronda de las brujas, en que cada uno saltaba, se
retorca y daba volteretas en un arrebato de energa y plenitud.
Y luego, como sustituto del amor legalizado, los congregados abran los brazos
para estrechar a pobres y ricos, a jvenes, nios y ancianos y los amantes se
complacan en recorrer el mapa inverosmil de su piel y varn y mujer tendan sus
manos hacia el prjimo como expresin de una hermandad infinita. Esta parte del
encuentro, con sus probables excesos sexuales, atrajo los peores denuestos, las ms
encarnizadas averiguaciones por parte de los inquisidores que no podan reconocer
en ellos los restos de antiguas prcticas mgicas de abolicin del tiempo, de vuelta
a un comienzo primigenio que les permita recobrar fuerzas para la dura vida
cotidiana.15 Por eso el sabbath era el verdadero paraso, donde reinaba ms
alegra de la que puede expresarse. A quienes iban les pareca el tiempo demasiado
corto por el placer y la felicidad de que disfrutaban, de modo que lo abandonaban
14
Tal como lo muestra el sarcfago de Hagia Trada del palacio de Cnossos.
15
Sobre los rituales de abolicin del tiempo ver las obras de Mircea Eliade que los trata extensamente.
con un pesar infinito y deseaban vivamente que llegara el momento de volver otra
vez.16
Los llamas de las fogatas se iban extinguiendo y los concurrentes dejaban el lugar
con los primeros resplandores del alba. La bruja del culto dinico los observaba
marchar y su rostro se ensombreca. Saba que muchos de ellos seran denunciados
por sus propios compaeros; saba que la tortura arrancara de muchos de ellos
absurdas confesiones insinuadas por sus verdugos; saba que las redes del poder,
que no aceptaban el desafo de la libertad y el gozo, estaban dibujando para ellos
un futuro de prisiones y de muerte.
16
FRANK DONOVAN, op. cit. El testimonio pertenece a una mujer joven declarando ante un inquisidor francs.
CAPTULO IX
MUERTE A LA BRUJA
1
Cun bella es la juventud / cun de prisa se va! / Embrigate si quieres / no hay certeza del maana!
139 Sila haba proclamado la Lex Cornelia de sicarios et veneficiis que reprima el
homicidio por brujera y el envenenamiento en todas sus fases, desde los filtros de
amor a los abortos. El emperador Justiniano, basado en esa ley, sostuvo que deba
aplicarse la pena de muerte a quienes, mediante venenos y susurros mgicos,
mataban a los hombres. En otro momento histrico, las leyes civiles de Felipe de
Valois imponan severos castigos para el delito de brujera. Algunos prelados, por
ejemplo el obispo de Works en su Decretum, consideraban un pecado la
posibilidad de los poderes mgicos de las brujas tales como el control de la lluvia y
el trueno, la transformacin de hombres en animales y las relaciones sexuales entre
demonios y personas y requeran que se impusiera una rigurosa penitencia a quien
lo afirmara.
En el giro de la magia a la brujera del siglo XI, comienzan los antecedentes de
condenas cristianas a las brujas. Quiz el primer ejemplo de una bruja quemada por
tal se remonte a 1275. La sentencia provino de un inquisidor, Hugues de Baniol 2
que someti a la acusada a tortura tras lo cual la mujer confes haber mantenido
relaciones sexuales con un espritu maligno despus de lo cual dio a luz un
monstruo al que alimentaba con la carne de bebs que obtena durante sus
andanzas nocturnas.
Algunas constituciones papales, por ejemplo la de Juan XXII -l mismo
profundamente interesado en la magia negra- y la de Benedicto XII, estimularon a
los inquisidores a ejercer una fuerte represin sobre aquellos a quienes se
enjuiciara por prcticas mgicas, sobre todo en Francia, de donde se supona
provenan las peores sectas herticas. As, entre 1320 y 1350 el tribunal de
Carcassonne se ocup de ms de cuatrocientos casos de magia, la mitad de cuyos
autores fueron condenados a muerte. En Toulouse, sesenta y tres personas fueron
enjuiciadas en 1334 por prcticas mgicas; algunas de ellas confesaron, despus
de ser torturadas, que haban asistido a una reunin de brujas donde haban
adorado al demonio y efectuado prcticas indecentes como haber comido carne de
nio. Ocho de las encontradas culpables fueron entregadas al brazo secular para ser
quemadas y el resto condenadas a prisin de por vida o por un largo tiempo. Entre
los acusados de estos dos procesos haba gente de nota, guerreros, damas de
alcurnia, sacerdotes, tanto como gentes del pueblo.
Un caso interesante porque deja ver el entramado de poder fue el ocurrido en
Irlanda una dcada antes de los juicios de Carcassonne. Una dama de alta alcurnia,
Agnes Kyteler, fue acusada de negar a Dios y a la Iglesia, ofrecer sacrificios al
diablo, adivinar el futuro mediante la ayuda de los demonios, causar dao a
hombres y animales, dirigir parodias de los servicios religiosos acompaada por
Robin Artisson, quien a veces tomaba la apariencia de un perro lanudo y otras de
un demonio. Asimismo, se la acusaba de haber matado a tres maridos, estando el
cuarto muy enfermo. El obispo que hizo los cargos descubri con gran pena que
2
DE CAUZONS. La magie en France. Pars, 1909.
Lady Kyteler era demasiado poderosa para deshacerse de ella fcilmente. Lo
desafi y fue prontamente excomulgada. Ella respondi hacindolo meter en
prisin y l entonces procedi a poner a toda la dicesis bajo interdiccin. La
batalla continu y cada partido trataba de atacar al otro por su punto ms dbil. El
hijo de Lady Kyteler fue metido en prisin por un tiempo, lo que la asust,
hacindola huir de Inglaterra, dejando a su sirvienta Petronilla de Meta a merced
del obispo, quien la hizo azotar y confesar la culpabilidad de su ama, para luego
hacerla quemar viva.3 El obispo de Kilkenny, Ricardo, en relacin a esta condena
habl de la aparicin de una nueva secta pestilente.
Por la misma poca los tribunales civiles procedan tambin con extrema dureza
contra la brujera, empleando la tortura y la muerte en la hoguera. En Berna, en
Valais, en Briancon, en Heidelberg, en Savoya, se repetan los juicios a presuntos
brujos y brujas, mientras el Papa Eugenio IV impulsaba un fuerte ataque contra
estas gentes que llaman vulgarmente stregulae o stregones o vaudois.
A medida que se oan las confesiones arrancadas bajo tortura, iba creciendo la
certeza de la existencia de la brujera. En 1453 un profesor de la Universidad de
Pars fue enjuiciado por negar la realidad de la brujera. En Douai, una mujer
acusada de pertenecer a la secta valdense, termin confesando que asista a
reuniones de brujas con otras personas, cuyos nombres di, y que haban visto al
demonio bajo la forma de una cabra o un mono y que esas reuniones finalizaban en
una orga. Las personas nombradas fueron aprehendidas y, a pesar de sus protestas
de inocencia, acabaron siendo entregadas para su enjuiciamiento al brazo secular
que ejecut a seis de ellas.
El inquisidor intent repetir lo mismo en Amiens, pero fracas. En cambio, en
Arrs, pronto la ciudad entera estuvo bajo sospecha. Despus de ser torturada
quince veces, una mujer dio nombres y ms nombres de supuestos brujos. Muchos
de ellos fueron condenados. Aos despus, cuando el Parlamento de Pars revis
los casos, encontr que la totalidad de las vctimas era inocente; por orden real se
orden clavar este resultado en la puerta del obispo.
Entre los juicios individuales por brujera, el que tuvo y sigue teniendo mayor
repercusin es el de Juana de Arco. Naci Juana en 1412 en Domremy, una
pequea aldea en los Vosgos. Muy tempranamente comenz a or voces, a las que
durante cinco aos no les prest atencin. Por ltimo, acept cumplir lo que las
voces le ordenaban.
En palabras de Michelet, no el rey sino el reino mismo de Francia se hallaba
prisionero. Como resultado de las rivalidades entre Felipe IV de Valois y Eduardo
VII de Inglaterra, los ingleses invaden el territorio francs, derrotando a las tropas
3
ERIC MAPLE. El oscuro mundo de las brujas. Santiago de Chile, 1968.
del pas en Crecy, en Poitiers, en Azincourt. La misin que las voces le
encomendaron a Juana fue liberar el territorio de Francia del dominio ingls y
hacer coronar rey al Delfn, empresa que pareca de todo punto de vista imposible
para una joven campesina analfabeta.
All parte Juana en busca de apoyo para sus planes. En sucesivas etapas va
consiguiendo el apoyo de los familiares primero, de los personajes de nota despus
hasta llegar al Delfn y convencerlo de prestarle ayuda blica. Entre su primer
triunfo en Orlens y su derrota en Compigne, transcurre slo un ao. Un ao
bast para forjar una leyenda, exaltar el patriotismo de los franceses y permitirles
recuperar gran parte de las conquistas inglesas.
Sin embargo, Carlos VII, a quien haba llevado a su coronacin en Reims,
entregado a sucios manejos polticos, la traiciona no dejndole llevar a cabo su
estrategia y luego abandonndola en manos de los ingleses. Prisionera en una torre
de Run, los ingleses permiten la intervencin de la Iglesia y la Inquisicin para
juzgarla. El juicio se lleva a cabo con la presidencia del obispo de Beauvois y el
diputado de la Inquisicin de Francia, en tanto el jurado est compuesto por
sacerdotes y monjes. No se permite que la acusada se defienda sino que debe
responder slo a las preguntas que se le formulen. La farsa legal no poda tener
otro resultado que el previsible: Juana es encontrada culpable de los delitos que se
le imputan y se la condena a morir en la hoguera el 30 de mayo de 1431, a los
diecinueve aos de edad.
Qu delitos se le imputaban? Consultados legistas, obispos, el captulo de Run y
la Universidad de Pars, los juristas de esta casa de estudios responden:
Que la mujer comnmente llamada Jeanne la Pucelle ser denunciada y
declarada hechicera, adivinadora, pseudo-profetisa, invocadora de malos espritus,
conspiradora, supersticiosa, implicada en la prctica de la magia y proclive a ella,
perversamente equivocada en cuanto a nuestra fe catlica, cismticaescptica y
descarriada, idlatra, apstata, maldita y dainacruelmente vida de sangre
humanahabiendo abandonado vergonzosamente las decencias de su sexo, y
habiendo inmodestamente adoptado el traje y la situacin de un hombre de
armas
La malla del poder tejido entre la Iglesia, la Universidad y el poder poltico se iba
cerrando para llegar a la nica conclusin, la muerte de Juana. Muerte que tendra
que ser ejemplificadora para abortar la floreciente racha de brujera que se estaba
instalando como una nueva secta hertica. El haber escuchado voces, el vestirse
como varn aparecen una y otra vez como estigmas brujeriles en las actas del
Proceso. Pero Juana, era realmente una bruja? Y, si lo era, qu clase de bruja?
Uno de los puntos bsicos de Lutero era que la Biblia, libremente interpretada, era
la fuente de la verdad. Eso hizo que muy pronto el protestantismo se ramificara en
varias confesiones como el calvinismo y el anglicanismo. La rebelin llegara
tambin a lo social, dando apoyo a libres movimientos como la llamada guerra de
los campesinos que acab por ensangrentar a Alemania.
Sin embargo, ni Lutero ni los dems protestantes pusieron en duda las firmes
creencias catlicas de esos tiempos relativas a la existencia del diablo y de las
brujas, de modo que prontamente se unieron a las masacres catlicas contra las
brujas, por supuesto sin mencionar la autoridad del Papa -al que vean como la
encarnacin del demonio- sino slo basndose en la Biblia.
8
ERIC MAPLE, op. cit. Esta cita y las siguientes, salvo afirmacin en contrario, pertenecen a la misma obra.
sufrirn la pena de muerte como feln o felones y perdern el privilegio y
beneficio del santuario y la clereca.9
Jacobo I sustituy el decreto de Isabel por otro ms estricto. Una y otra ley
sirvieron de base para que las cortes y tribunales se pronunciaran
desfavorablemente contra las brujas en la mayora de las acusaciones por este
delito. En Chelmsford, en Dorset, en Essex, en Wimbish, en Devon, en Lancaster
se sucedan los juicios y las condenas.
En Austria Rodolfo II desat una larga persecucin contra el delito de brujera, en
tanto en Polonia, el rey Segismundo dict en 1543 un decreto por el cual se
otorgaba al clero la facultad de instituir el enjuiciamiento y el castigo de la
brujera. La pena era la de muerte por fuego y durante el proceso se aplicaba la
tortura. Hungra, Transilvania -donde se avecinaba la ola vamprica-, Moldavia,
Valacia y Rusia ostentaban una cantidad de sentencias por brujera bastante
apreciable.
En el territorio espaol la brujera fue tambin severamente castigada, en tanto en
Catalua se instituyeron procesos contra multitudes de personas por haberse
entregado al diablo, honrndolo como si fuera Dios.
En Italia se mantuvieron las disposiciones del derecho romano contra la magia y la
astrologa completadas por las leyes longobrdicas y sustentadas por las
legislaciones civiles. De todos modos en este pas, como en Portugal y Espaa, las
persecuciones fueron ms dbiles en el centro que en las fronteras y mucho menos
letales en comparacin con las especialmente virulentas de Alemania y las
naciones circundantes, Francia y Suiza.
Siempre atenta a controlar las expresiones del pensamiento, la Iglesia, ahora bajo
la inspiracin de los jesuitas, extendi la censura de publicaciones iniciada por
Sixto IV al establecer el Index librorum prohibitorum en 1559, perfeccionado en la
Congregacin del ndice de 1571. Esa censura se ejerca sobre todo aquel que
disintiera con las ideas aprobadas, fueran protestantes o catlicos que negaran la
necesidad de terminar con las brujas. Ya un humanista como Pico della Mirandola
haba atestiguado sobre la existencia de las brujas y sus prcticas horripilantes,
aunque un fsico como Paracelso insista que cuanto l haba aprendido provena
de una bruja.
A partir del recrudecimiento de la cacera en el ltimo tercio del siglo XVI,
apareci una multitud de libros, folletos e impresos sobre el diablo y la brujera.
Mientras los artistas plsticos, como Brueghel, reproducan las que crean formas
del diablo, los intelectuales y no tanto se explayaban sobre el tema. Los
demonlogos ms relevantes y de mayor influjo quiz sean Weier y Bodin. Johann
9
SAINT EDME. Dictionnaire de la penalit chez tous les peuples du monde connu. Pars, 1810. Esta cita y la
siguiente pertenecen a la misma obra.
Weier, nacido en Blgica, era un fsico que escribi en 1563 su De praestigiis
daemonum. Seguidor de las ideas de Cornelio von Nettesheim, quien afirmaba
que las brujas eran producto de la imaginacin, la tesis principal de Weier era que
las brujas eran mujeres mentalmente enfermas de melancola, incapaces de hacer
dao. Sin embargo, curiosamente, sostena que la creencia en la brujera era
causada por el diablo, con lo cual produca el efecto contrario del que
probablemente haya sido su intencin. Por las razones que fuere, esta obra fue
denunciada por Jean Bodin. Este juez francs de vasta cultura, profesor de Derecho
Romano en la Universidad de Toulouse durante aos, escribi en 1580 su De la
demonomanie des sorcirs en la cual insista que negar la existencia de las brujas
converta a una persona en bruja. Escrita para servir de orientacin en los juicios,
asegura en principio que es preferible absolver a un culpable que condenar a un
inocente. No obstante, con una casustica perversa, sostiene: No debemos
atenernos a las reglas ordinarias de enjuiciamientopues la prueba de semejante
mal es tan oscura y difcil que ni una sola bruja entre un milln podra ser acusada
o castigada si siguiramos un procedimiento legal regular. Se debe a su talento,
elogiado por Montaigne, el facilitar la definicin legal de la palabra bruja:
Aquella que conociendo la ley de dios intenta realizar alguna accin mediante un
acuerdo con el diablo.
El debate entre las teoras de Wier y las de Bodin dividi a los especialistas; sin
embargo, nadie dudaba de la existencia del diablo -hasta un escritor como Bossuet
crea en la realidad de la brujera- aunque es cierto que manifestarse escptico en la
materia poda resultar muy peligroso.
Otro juez, Nicholas Remy, encargado de la persecucin de brujas y brujos en
Lorena, sufra alucinaciones creyendo que Satans era su enemigo personal y que
lo segua a todas partes. En su Demonolatry de 1595 hace gala de su obsecin
citando ciento veintiocho casos de brujera, comprobados por l mismo, cuyo
anlisis lo hace desembocar en la afirmacin de que la brujera debe ser
exterminada, de lo cual se ocup activamente enviando a la hoguera a las acusadas.
Una vez ms un juez, Henri Bouquet en su Discours excrable des sorciers,
adem de relatar sus actuaciones en el Jura asegura que la simple presuncin de
brujera basta para apresar a una persona e imparte instrucciones sobre cmo
arrancarle la verdad a las brujas, expresando tambin su deseo de que le gustara
que todas las brujas estuvieran juntas en un nico cuerpo para poder ser quemadas
a la vez en un nico fuego.
Un ingls, Reginald Scot, despus de ver una impresionante ejecucin de brujas en
Kent, en su The Discovery of Witchcraft, se atrevi a enfrentarse con los
cazadores de brujas afirmando que era una interminable, inexcusable y manifiesta
vergenza ya que las brujas no posean un autntico poder. El libro de Scot
recibi el honor de ser refutado por Jacobo I de Escocia que, en su Demonology,
calific de condenables las opiniones de Scot por cuanto los asaltos de Satans
son muy ciertamente practicados, y sus instrumentos merecen ser lo ms
severamente castigados. Y sta era la conviccin general, expresada en las obras
de Francesco Guazzo, de Lancre, del Ro y tantos otros que alimentaban los ms
srdidos temores populares.
Los protestantes, por su parte, tenan su propia produccin de libros, los llamados
Teufelsbcher. Escritos en su mayora por pastores luteranos, apelando a diversas
formas como sermones, compilaciones, cartas, piezas dramticas, denunciaban los
vicios de su poca pero sobre todo alertaban contra los riesgos de practicar magia o
brujera. El mensaje final que transmitan apelaba a la voluntad personal para no
caer en los vicios que se haban mostrado y resistir el poderoso influjo del Prncipe
de las Tinieblas.
Protestantes y catlicos, rivales sin cuartel en lo poltico, se acusaban mutuamente
de servir al demonio, porque unos y otros compartan la creencia en el diablo como
mal y la necesidad del exterminio de la brujera. A cuantas decenas, o centenas, o
miles ascendi semejante escalada de ejecuciones?
Las estimaciones llegaron en algn momento a la escalofriante cifra de seis
millones, hablndose en algn momento de un generocidio 10. No obstante, un
detallado trabajo en base a documentos fidedignos de los procesos y no a
especulaciones emocionales, rebaj considerablemente el nmero. 11 Aun cuando se
trate de quinientos mil, como generalmente se conviene, el porcentaje es enorme
dada las tasas de poblacin de la poca. Igualmente abominable resulta el cuadro
que surge: terminar con una expresin de la cultura y mantener bajo el terror a
poblaciones enteras a fin de gobernar conforme a las necesidades de la ideologa de
poder dominante.
10
Por ejemplo, en los trabajos referidos a la brujera de Barbara Ehrenreich y Deirdre English, o los que hacen
alusin a ella, aparecidos durante la dcada del 1970 y 1980.
11
Cf. BRIAN P.LEVACK. The Witch-hunt in Early Modern Europe. Londres, 1987.
CAPTULO X
CONVICTA ET COMBUSTA
La vida desplegaba ante los ojos renacentistas el abanico policromo de los goces
del presente y las maravillas del pasado. Cada individuo se afirmaba frente a los
otros, construyndose a s mismo, en los juegos de la competencia; olvidaba as el
temor al juicio venidero del alma, el pavor por las penas del ms all. La nica
verdadera tristeza era tener que abandonar algn da la existencia, razn por la cual
los filsofos comienzan a ensear a bien morir. Lo nico que pareca interponerse
entre la vida y sus goces era el mal encarnado en el Demonio.
Lujo, comodidades, estima pblica, deleites sensuales, embellecimiento artstico en
las clases poderosas. En el otro extremo, un pueblo excluido del disfrute de la vida;
vctima reciente1 de las epidemias de viruela, sarampin, tifus, gripe, de la sfilis,
la lepra; atrapado entre guerras religiosas y pujas por el poder, explotado por una
agricultura en transicin, por nuevos patrones econmicos. Y violencia, violencia
en todas partes. Los relatos de la poca se colman con hechos de violencia y
crueldad. La gente importante tema ser envenenada y apualada: los asesinos eran
baratos. Las calles y los caminos podan resultar trampas fatales donde perder la
vida.
A veces, la violencia se converta en espectculo: la intolerancia de Carlos V
produjo los primeros mrtires protestantes cuando los orden quemar vivos el 1ro.
de julio de 1523. La hoguera se levant en la plaza pblica, tal como ocurra cada
vez que ardan los culpables de ser judos, homosexuales, herejes o brujas. Y,
como toda vez que eso ocurra, la multitud rodeaba la hoguera dolindose y, a la
vez, regocijndose con cada detalle del drama que se desarrollaba ante sus ojos.
Como tantas veces ocurri en la historia, el pueblo olvidaba sus penas, sus ansias,
sus miedos, sus necesidades, en el espectculo de la muerte ajena.
(Figura Nro. 9)
X.1.2 La tortura
Los instrumentos que se empleaban eran muy variados: pinzas, tenazas, ltigos,
tijeras, sierras y elementos como el agua, la sal y el fuego. Sin embargo, el ansia de
martirizar agudizaba la imaginacin produciendo aparatos ms complejos: la bota,
consistente en ajustar con un torniquete dos maderas a las pantorrillas hasta que los
huesos crujieran; la horquilla, en que cabeza, manos y pies quedaban sujetos en un
mismo plano, posicin que provocaba al poco rato horribles calambres; la
strappada en que la vctima, con las manos atadas a la espalda y pesas en los pies,
era alzada dos o tres metros sobre el nivel del suelo y se la dejaba all suspendida
para que se fuera descoyuntando. Una variante era la llamada cuna de Judas en
que, una vez suspendida la vctima a buena altura, se la dejaba caer sobre una
pirmide que se le incrustaba en el ano, la vagina, el escroto o bajo el coxis,
variando el dao conforme a la intensidad de la cada.
5
En los primeros tiempos no estaba permitida la presencia de los inquisidores durante la tortura; Urbano IV los
autoriz a presenciarla.
6
ALEC MELLOR. La tortura. Buenos Aires, 1960. La frmula se refiere a los torturadores de Bamberg pero, con
ligeras variantes, se repeta en todas partes.
7
KRAMER y SPRENGER, op. cit. Esta cita y las siguientes, salvo afirmacin en contrario, pertenecen a la mima
obra.
Tampoco faltaban las torturas de orden psicolgico, como falsas promesas de
liberacin alternadas con ofrecimientos de buen trato, comida o dulces en caso de
confesar o la privacin del sueo.
Cada sesin de tortura no poda durar ms de media hora ni repetirse el mismo
procedimiento. El juez deba observar atentamente si la bruja lloraba cuando est
ante l de pie y cuando sea sometida a tortura. Si no era as, seguramente era por
estar afectada del maleficio de taciturnidad, algo que se consideraba realmente
peligroso; si, por el contrario, lloraba, poda ser que fuera por un engao del
diablo dado que llorar, tejer y engaar son cosas propias de mujeres.
Los funcionarios deban tener extremo cuidado de no ser tocados ni mirados por la
hacedora de supercheras, de modo que se les recomendaba que hicieran entrar a la
acusada de espaldas a la sala de interrogatorio.
X. 1.3 El interrogatorio
Que cualquier hombre prudente y libre de prejuicios escuche las
confesiones tan comnmente aducidas y ver con cunta trampa
y engao, con cunta tergiversacin y embuste, con cunta pena
y simple bribonera se arrancan estas confesiones a pobres per-
nas inocentes y cuntos monstruosos agregados y multiplicacio-
nes se inventan luego para que todo parezca verdad, lo cual es
falso y digno de la mxima condenacin.
Thomas Ady (1655)
Por rumores, por delacin, por inquisicin, la bruja era acusada y esto por s
mismo la converta en culpable. Pero, segn la Inquisicin, la justicia comn
exige que una bruja no sea condenada a menos que su propia confesin la
condene. Las preguntas que le formulaban no iban entonces en el sentido de si
haba hecho o no aquello que se le imputaba sino cundo, dnde, cmo y, sobre
todo, con quin. Se utilizaban para ello formularios pre-confeccionados que
contenan interrogantes sobre la causa de haberse hecho bruja, con qu demonio se
haba juramentado, a cul haba tomado por amante, dnde haba consumado su
unin con el ncubo, qu marca tena en su cuerpo hecha por el diablo, a qu
personas haba daado con maleficios, quitndole su poder gensico, sus bienes, su
ganado, quin la haba instruido en tales artes, a quines haba sacrificado a
Satans, a quines haba hecho mal de ojo, quines la acompaaban en los
sabbahts o aquelarres, cmo eran los banquetes que all se celebraban, quines
eran sus cmplices, de qu estaba hecho el ungento que frotaba en su escoba para
volar por los aires, cmo consegua volar, qu prcticas sexuales ocurran en los
sabbaths.
Una y otra vez se repetan las mismas preguntas mientras el dolor de la tortura
atenazaba a la acusada. Muchas veces no entenda el lenguaje tcnico que se
empleaba en el interrogatorio y otras muchas veces ni siquiera entenda el idioma
de los inquisidores. Entonces suplicaba que se le dijera cul era la respuesta
correcta, pero esto tampoco satisfaca a los torturadores. Con paciencia, con dolor,
se iba socavando la resistencia hasta que, por ltimo, si la muerte no se apiadaba de
ella antes, se declaraba culpable. Esto tampoco era suficiente: se esperaban detalles
de sus acciones. Se le insinuaba recordar las atrocidades que haba cometido: que
haba devorado carne de nios, que copulaba con el demonio, que efectuaba
maleficios que impedan el dbito conyugal, que procuraba abortar lo concebido en
el tero propio y ajeno, que separaba el miembro viril del cuerpo
Entre gemidos y llantos, llegaba la confesin: s era cierto, s haba copulado con el
diablo, haba abortado, haba hecho maleficios ilcitos, haba daado, haba
devorado carne de nios, se haba transportado por el aire, haba renegado de la fe
cristiana. Los inquisidores se congratulaban de que resplandeciera la verdad de los
formularios con la confesin que los convalidaba: la brujera era una realidad, las
brujas efectuaban un pacto con el demonio, sostenan relaciones sexuales con
ncubos y scubos, se entregaban a las orgas en el sabbath, Satans las marcaba
con un signo, daaban a las buenas familias, realizaban encantamientos y
maleficios. Quedaba as completada la confesin? No, el celo inquisitorial peda
ms: nombres, nombres. Nombres de cmplices, de mujeres malas, de asistentes,
de testigos, de damas de la noche.
La acusada vacilaba; media hora ms de tortura, dictaminaba el juez y consenta el
mdico. Media hora de dolor, de cuerpo destrozado, tajado, quebrado, herido,
aprisionado. Media hora de espanto, de perplejidad, de vacilaciones. Y brotaba un
nombre, y otro y otro ms hasta que la sagacidad de los inquisidores quedaba
satisfecha: ya saban que el bien triunfara sobre las huestes diablicas. Ahora
podan pronunciar la sentencia porque el alma de la confesa se haba salvado: slo
faltaba purificarla por el fuego.
X. 2 Los autos de fe
9
Cf. JULIO CARA BAROJA. Las brujas y su mundo. Madrid, 1995.
10
Se debe a la iniciativa de Torquemada la promulgacin, en 1484, de las Leyes de la Sangre como doctrina oficial.
sta consista en que se consideraba judo a quien tena ancestros judos hasta la tercera generacin Torquemada
los tena en la cuarta. Asimismo, fue el artfice de la expulsin de los judos de Espaa en 1492.
las galeras. En los pblicos, el trmite consista en colocar a los penitenciados en el
centro de una iglesia donde el Gran Inquisidor, vestido de verde, tomaba juramento
a todos los presentes. Luego se lean las confesiones de los acusados, se les
requera que las confirmaran y se les peda recitar una frmula abjurando de su
hereja. El celebrante los absolva entonces de la excomunin y proceda a leer la
sentencia. Los que haban de ser relajados al brazo secular tenan un da para
convertirse; si se arrepentan, se les conmutaba la pena por la de prisin perpetua,
de lo contrario, se proceda a quemarlos. La Iglesia no pronunciaba nunca una
sentencia de muerte -ecclesia abhorret sanguine-, por ello se limitaban a ordenar
que los laicos procedieran a aplicar la pena debida. Una variante extraa era la de
los relajados en efigie, personas a las que se les segua proceso despus de
muertas, se las condenaba y se las desenterraba para ser quemadas -a veces esto
ltimo se suplantaba por una estatua de papel. El trmite resulta menos extrao si
se tiene en cuenta que la sentencia habilitaba a los jueces a apropiarse de los bienes
del difunto.
Los autos de fe tenan un raro dramatismo. Duraban todo un da, desde la maana
hasta la noche y comenzaban con una misa, a veces seguida de una procesin.
Luego apareca la columna de condenados. Abra la columna una cruz verde
cubierta con un crespn negro, flanqueada por los clrigos, los soldados de fe y los
ciudadanos ilustres. Los condenados eran acompaados a lo largo del camino por
esta escolta mientras la muchedumbre se agolpaba riendo, insultando y hasta
arrojando piedras a los reos a los que se haba exigido guardar silencio sobre todo
lo ocurrido durante el proceso.
Las vctimas llevaban una vela verde apagada, una coroza 11 con los smbolos de su
delito -diablos en actitudes obscenas, brujas montadas en escobas, haces de lea- y
vestan un sambenito. El sambenito -saco-bendito- en los primeros tiempos fue de
tela amarilla pero luego se hizo de distintos colores; sobre l se colocaba el tipo de
pena destinado al portador: la crcel, los azotes, la peregrinacin, la hoguera.
Los blasfemos deban portar una mordaza y una soga al cuello y la pena era cien
azotes o cortarles la lengua. Los bgamos, tambin con soga al cuello, deban
abjurar de levi y luego se los desterraba o enviaba a galeras. Los que causaban
escndalo deban someterse pblicamente a la flauta del alborotador, un collar
que se colocaba alrededor del cuello prolongado en una barra de hierro sobre la
que se posaban los dedos en la actitud de un msico; el verdugo proceda entonces
a apretarlos, a veces hasta deshacerlos. Los homosexuales, sodomitas, etc. sufran
castigos que iban de los cien azotes a la castracin o la pena de muerte. Los
judaizantes, adems de padecer azotes, deban llevar a perpetuidad un hbito
11
Sombrero en forma de cucurucho.
penitencial amarillo con las dos aspas coloradas de San Andrs y una coroza color
azafrn. Aquellos que haban sostenido creencias extraas a la fe catlica -brujas,
judos, moros- deban abjurar de levi o de vehementis, sufrir azotes, la vergenza
pblica y la quema en la hoguera.
El primer auto de fe se llev a cabo en Sevilla. Los inquisidores Miguel de Morillo
y Juan de San Martn entregaron al brazo secular un grupo de mujeres y varones
que fueron quemados en la Tablada el 6 de febrero de 1481. La turba rodeaba la
hoguera que se haba levantado, disfrutando cada detalle del drama que se
desarrollaba ante sus ojos; tal era el entusiasmo del populacho que, cuando un
condenado sala arrastrndose fuera de las llemas que lo abrasaban, decenas de
manos inmundas lo empujaban de nuevo al fuego entre carcajadas interminables.
El espectculo de la muerte ajena saciaba sus ms perversos anhelos.
X. 3 La inquisicin en Amrica
ANVERSO Y REVERSO
DE PODERES Y PRCTICAS
1
J. COROMINAS. Diccionario etimolgico castellano e hispnico. Todas las referencias a la etimologa de la
palabra bruja pertenecen a esta obra.
2
JEFFREY B. RUSSELL. Historia de la brujera. Barcelona, 1998.
vuelo nocturno hacia el sabbath; tan corriente era esta figura que las brujas
medievales fueron llamadas amazonas de la escoba 3. El tema no era nuevo:
Apuleyo en El asno de oro presenta a un sirviente que, espiando a su patrona
Pampilla, ve que sta se desnuda, se frota con un ungento y vuela por los aires.
Por su parte, los hebreos estaban familiarizados con la mujer bruja que volaba por
la noche en una escoba para asistir a su sbado, con el cabello flotando al aire (el
cabello cuidadosamente peinado y atado la privaba de su poder mgico. 4 Entre los
cristianos, ya en tiempos del Concilio de Ancyra se hace referencia a los vuelos
nocturnos, que en el Canon Episcopi se han pluralizado, convirtindose en una
legin de brujas encabezadas por Diana o Herodada. No obstante, en esa poca se
los crea ilusorios, en tanto los inquisidores -inspirados en el Malleus- los daban
por ciertos, siendo su constante desvelo averiguar de qu modo se producan
dichos vuelos.
En un principio se pensaba que volaban a sus encuentros por obra del diablo,
convertido en macho cabro, lobo, perro o carnero negro, pero posteriormente se
determin que lo hacan en escobas. La escoba tiene una larga tradicin que
arranca de la etapa de las diosas lunares de la agricultura: en los templos y
santuarios, barrer el suelo con la escoba formaba parte del servicio del culto para
alejar los elementos de suciedad que pudieran ingresar: por ello, quien lo hiciera
deba tener las manos puras. En Roma se usaba la escoba para barrer los umbrales
de la casa despus de un nacimiento a fin de mantener a la madre y al nio libres
de malas influencias. El efecto mgico de la escoba dependa del material con que
estuviera hecha: en la India, las cualidades mgicas slo podan ser aportadas por
las ramas de bamb, no las hojas de palma de la escoba ordinaria, aunque sta se
consideraba sagrada. En Occidente, las escobas de manojos de brezo servan para
atraer la prosperidad y evitar tropiezos con los huspedes invisibles 5, sin embargo,
el efecto producido era el opuesto si esa escoba era manejada por una bruja.
3
HANS PETER DUERT. Dreamtime. Oxford, 1985.
4
AMAURY DE RIENCOURT, op. cit.
5
J. SERVIER. Les portes de lanne. Pars, 1962.
6
PENETHORNE HUGHES, op. cit.
mujeres hablan con frecuencia de un ungento, generalmente de olor acre, que se
frotaban antes de emprender el viaje. Esto hace suponer una cualidad ilusoria,
distorsiva, en lo que vean, proporcionada por alguna droga de tipo alucingena, lo
cual es ms que probable en muchos casos. Ese mismo efecto llev a otras a
confesar que haban estado en una asamblea nocturna cuando en realidad los
testigos ocasionales sostenan que haban permanecido en su lecho. Por otra parte,
las acusadas eran en su mayora viejas de nula instruccin, sugestionables,
dispuestas a admitir cuanto se le sugiriera en los interrogatorios para evadir la
tortura.
Sin embargo, existan algunas otras, las brujas del culto a la Gran Diosa que, muy
probablemente, hubieran recibido los secretos de la ubicuidad y la levitacin
derivada de una tcnica de concentracin mental similar a alguna de las practicadas
en Oriente: la idea de que los santos, los yoghis y los magos pueden volar se
encuentra en toda la India. Efectivamente, elevarse por los aires, volar como un
pjaro, franquear distancias enormes con la rapidez del rayo, he aqu algunos
poderes mgicos que el budismo y el hinduismo confieren a los arhats y a los
magos.7
El vuelo mismo no era lo que interesaba a los inquisidores ya que lo aceptaban sin
cuestionamiento en personajes como Hildegarda de Bingen, san Francisco, san
Ignacio de Loyola o Juana de Arco. En esos casos se atribuan a inspiracin divina;
pero, respecto a las brujas, era inspiracin diablica o era un conjunto de
procedimientos que podan ser adquiridos, siendo entonces el interrogatorio un
medio idneo para acceder a la tcnica empleada y, por tanto, a las capacidades
que de ella derivaban?
Una creencia fuertemente arraigada era que las brujas posean el don de
transformar a una persona o transformarse a voluntad en casi cualquier tipo de
animal: gato, perro, serpiente, incluidos los pjaros, los ratones, las comadrejas, los
cerdos -como lo haban demostrado las diosas y hechiceras lunares. Este poder era
un rasgo divino tanto en Occidente como en las mitologas de Oriente; la hinduista
llega a ser abrumadora con las distintas manifestaciones animales de Vishn,
Shiva, Kali, Parvati y tantas otras deidades. El Olimpo griego y el panten romano
mostraron tambin esta capacidad en sus dioses: Zeus, por ejemplo, hasta lleg a
mostrarse en forma de lluvia de oro. En rigor, casi no hay cultura que no muestre a
sus divinidades transformadas bajo un aspecto seductor, punitivo o glorioso.
No obstante, tomar la apariencia de lobo fue siempre la metamorfosis ms
corriente. Ya en los mitos egipcios aparece esta transformacin cuando Osiris, al
salir de los infiernos, adopt la forma de lobo para ayudar a su esposa-hermana Isis
7
MIRCEA ELIADE. Yoga, inmortalidad y libertad. Buenos Aires, 1977.
y a su hijo Horus. La literatura clsica abunda en historias de hombres-lobo;
recogidas, y muchas veces poetizadas, por Homero, Estrabn, Plinio, Apuleyo,
Ovidio.
10
Cf. MIRCEA ELIADE. Ocultismo, brujera y modas culturales. Buenos aires, 1977,
vaca blanca, poda volver invisible a un hombre. Esta opinin contrariaba la
creencia generalizada de que los gatos traan mala suerte, ya que se supona que las
brujas ejecutaban sus maleficios mediante la colaboracin de estos auxiliares. Lo
cierto es que muchas de ellas fueron llevadas a la hoguera junto con sus gatos.
Adems, peridicamente, se quemaban bolsas llenas de gatos, como haba ocurrido
en el cristianismo primitivo cuando parte de las conmemoraciones del Viernes
Santo era la quema de gatos, smbolo de la diosa madre. Los protestantes, por su
parte, en ocasin de ser coronada Isabel I de Inglaterra lo celebraron quemando
una cesta llena de gatos junto con una efigie del Papa. Los aullidos y alaridos de
los gatos fueron considerados el lenguaje de los demonios dentro del cuerpo del
Sumo Pontfice.
Las noticias que llegaban allende el ocano hablaban de tierras fabulosas, con
muros de oro y ros de plata, con una fauna monstruosa y una flora extica, con
aborgenes deambulando semidesnudos, entregados a extraos usos y costumbres.
Todo ello creaba en las mentes europeas un clima de lujuria que se contrapona al
modelo que se estaba intentando implantar: un cdigo de continencia
reglamentada.
En ese mundo la canalizacin del impulso sexual deba hacerse slo a travs de la
monogamia reproductiva y legalizada, ideal al que todos deban someterse. Se
esperaba que las mujeres cumplieran los roles de doncella y buena madre -que los
varones deban defender- y se olvidaran del goce alegre de su propio cuerpo. La
figura de la ramera o prostituta confirmaba la regla de orden: una sexualidad
controlada, esta vez bajo el signo monetario. No deba haber distracciones porque
muchos telogos haban advertido sobre la sexualidad hambrienta de las mujeres y
su poder para hacer caer en pecado a los pacientes varones, ideas que la moderna
ciencia mdica iba poco a poco confirmando. La sexualidad no aprobada era
intrnsecamente mala, como lo confirmaba la expansin de la sfilis y los
monstruos por ella engendrados. Por ello, el Estado y la Iglesia deban ejercer su
cuidado y vigilancia sobre el cuerpo femenino, usurpndole los derechos que la
mujer tena sobre s misma.
La realidad cotidiana, donde se bloqueaba la pasin, especialmente la pasin
sexual, y la libertad que tericamente se disfrutaba en otros espacios, fueran stos
las lejanas tierras del nuevo continente o el mbito del sabbath, creaban un cuadro
ficcional perverso en los cazadores de brujas. Preguntas y ms preguntas sobre las
relaciones con el demonio, preguntas y ms preguntas sobre ncubos y scubos.
Originalmente, los ncubos eran las personas que acudan a un templo lunar y
permanecan una noche incubando en una cmara especial con forma de vientre
materno hasta que, al da siguiente, era curado o reciba la iluminacin por la que
haba acudido. Cmaras de este tipo las haba, por ejemplo, en el templo de Delfos.
En uso de sus poderes de transformacin, los telogos reconvirtieron el significado
de los ncubos, atribuyndoles toda clase de intenciones sexuales; as, Juan XXII
identific a Diana con un scubo y, poco tiempo despus, en la bula Summis
desiderantes afirma que personas de ambos sexosse han abandonado a los
demonios, ncubos y scubos.
Reinterpretadas como scubos, las hijas de Lilith retorcan de curiosidad a los
inquisidores, en tanto los telogos se preguntaban si un ncubo poda engendrar.
Esto no pareca ser improbable, ya que en el Gnesis (VI.4) se habla claramente de
que los ngeles, tan inmateriales, tan espirituales, haban entrado en las hijas de
los hombres. Seguramente, concluye san Agustn, porque se trataba de ngeles
cados. Y santo Toms arguye que los demonios se revestan de los cuerpos de los
muertos o construan nuevos cuerpos, segn fuera su necesidad, para practicar
comercio sexual con los hombres. Los autores del Malleus debaten extensamente
el tema, pero acaban acordando que, sin duda puede ocurrir, tanto como que las
brujas pueden privar de su rgano viril al varn u obstruir el acto venreo en
ambos sexos.
Santas y santos conocieron las tentaciones de ncubos y scubos cuya existencia
se reconoci por ley- aunque dicen no haber sucumbido a ellas sino haberlas
alejado mediante recursos pos. En cambio, casi todos los telogos y eruditos
filsofos han estado de acuerdo, y ha sido la experiencia de todos los tiempos y
todas las naciones, que las brujas practican el coito con los demonios: los hombres
con los diablos scubos y las mujeres con los diablos ncubos11 Guazzo
ejemplifica estos casos con las poluciones y los sueos sexuales nocturnos.
Lo cierto es que el trato sexual con demonios ocupa gran parte del registro de las
actas inquisitoriales, muchas de las cuales son ejemplos espeluznantes de
pornografa.12 Dado que el demonio poda tomar el cuerpo que quisiera, no era
infrecuente que adoptara el de un animal. Boguet, que suele extenderse en detalles
sumamente escabrosos para explicar las diferencias y semejanzas de las relaciones
sexuales entre humanos y de humanos con diablos, tambin se detiene en
explicaciones de humanos con animales que en verdad eran diablos, y cita el caso
del perro de un convento que, sin duda, era un diablo disfrazado. As, al pecado de
idolatra se sumaba el de bestialidad que, junto con el de sodoma, eran dos de las
imputaciones ms temibles. De esas uniones no podan nacer sino esos seres
monstruosos que solan verse deambular por las calles de los pequeos pueblos.
Los relatos referentes a los encuentros sexuales en el sabbath suelen describir las
relaciones con el diablo como dolorosas, de contacto fro con un miembro que no
pareca de carne, lo cual subrayara el empleo en el sabbath de un artificio ritual.
En cambio, las relaciones privadas con ncubos parecen haber sido mucho ms
placenteras. Un letrado pontificio levant acta de las confesiones de unas mujeres
11
FRANCESCO M. GUAZZO, op. cit.
12
GEOFFREY PARRINDER. La brujera.Buenos Aires, 1965.
que dijeron haber gozado con el diablo maxima cum voluptate.13 Con seguridad
debieron ser ms que agradables esas relaciones dado que algunas mujeres
confesaron haberlas mantenido durante ms de diez aos.
Los cazadores de brujas demostraron poco inters en interrogar sobre estos detalles
a las mujeres viejas, arrugadas, sin dientes, solitarias; en cambio, no cesaban de
hurgar en las mentes nbiles e incluso de nias para obtener alguna nueva variante
ertica. El jurista Bodin habla de nias que confesaban haber tenido relaciones
carnales con el diablo, pequeas de seis aos que es la edad de consentimiento
para las mujeres. Una vez arrancadas las palabras que queran or, esto es, los
pormenores inmundos que les sugeran, los lbricos verdugos rara vez
demostraban clemencia: las nias eran sentenciadas a la hoguera.
13
FRANK DONOVAN, op. cit.
14
REGINALD SCOT. Citado por ROBERT BRIFFAULT, op. cit.
15
El velo de Santa gata todava se conserva en el Duomo de Florencia.
El aire era uno de los dominios que se supona otorgado a sus servidoras por
Satans, quien fue llamado Prncipe del aire. Tan slo tres silbidos en honor de
Lucifer -en realidad la Diosa Blanca- permita que las brujas consiguieran
desencadenar cualquier tipo de viento. Convicciones como sta hacan que el
verdadero conocimiento de las mujeres sabias -legatarias de enseanzas con las
que podan discernir las seales del tiempo- quedara sumergido en un peligroso
mar de supersticiones y mala fe. El Malleus, por ejemplo, menciona que en la
dicesis de Constanza se haba producido una violenta tempestad de granizo que
haba destruido en el espacio de una milla, todos los frutos, de siega y vendimia,
hasta el punto de que no se esperaba una cosecha de uvas hasta el tercer ao. 16
Hechas las averiguaciones, detuvieron a dos mujeres. Interrogada una de ellas, de
nombre Ins, dijo que el diablo se le haba presentado, ordenndole que fuese a la
llanura de Kuppel, tal es el nombre, con un poco de agua para producir lluvia. El
demonio, que se hallaba bajo un rbol, la mand cavar un pequeo agujero y
arrojar en l el agua, luego de la cual la removi, en nombre del demonio.
Interrogada si haba tenido compaa, dijo que s, que la otra detenida, de nombre
Ana, aunque ignoraba qu haba hecho. Interrogada Ana, confiesa lo mismo,
agregando que el pedrisco haba sobrevenido cuando el diablo haba tomado el
agua y la hubo lanzado al aire y ella vuelto a su casa.
La explicacin de porqu se haba producido la tormenta de granizo satisface a los
jueces que, al tercer da, mandan quemar a ambas. El enojo popular por haber
perdido las cosechas qued acallado al encontrar a las culpables en dos criadas casi
analfabetas.
Si alguien perda un objeto, si una vaca no daba leche, si un novio no cumpla las
promesas de casamiento, si un marido se mostraba impotente, si una esposa era
incapaz de procrear, si la exasperacin y las discusiones iban en aumento en una
casa, si una joven perda a destiempo la virginidad, si los campos perdan su
verdor, si un hijo se enfermaba o su conducta era extraa, eran otros tantos motivos
para creer que se haba sido vctima de un hechizo o un maleficio: el testimonio
poda ser definitorio si provena de gente acomodada. Un caso tpico es el de Helen
Jenkenson, de Thrapston, Northants, acusada y ahorcada en 1612 por embrujar a
un nio y causarle la muerte. Ella aleg hasta el fin que era inocente. En los
documentos sobre este caso se pueden leer las siguientes palabras: Ah termin
esta mujer su miserable existencia, despus de haber vivido durante aos en la
pobreza, desdichada, escarnecida y abandonada por el mundo. 18
Un supuesto muy difundido era que brujas y magos utilizaban palabras de poder
en sus hechizos y encantamientos. Esto se basaba en la creencia de que conocer el
verdadero nombre de las cosas era poder dominarlas, para ello haba que
pronunciarlas correctamente y repetirlas una determinada cantidad de veces. 19
Junto con el poder de las palabras estaba el de la vista que, aunados, producan el
ms comn de los maleficios, el mal de ojo. El ojo ha tenido siempre una enorme
potencia simblica, tanto en sentido positivo como negativo. El ojo-que todo-lo-ve
es uno de los calificativos atribuidos a la Gran Diosa; el dios Ra egipcio estaba
dotado de un ojo incandescente, el sol del mundo que se representaba con una
cobra, la serpiente de ojo fijo; por su parte Set devor en una lucha el ojo derecho
de Horus, dejndolo ciego -equivalencia de las horas oscuras del da-, aunque
luego fue obligado a regurgitarlo; segn la tradicin hind, el mundo haba sido
creado en un parpadeo de la divinidad. En cambio, los seres de un solo ojo fueron
considerados inferiores.
Al quebrarse el sentido unitivo del cosmos, se atribuy la capacidad de daar al ojo
izquierdo, femenino, de la divinidad, o, en su defecto, a la manifestacin como
anciana de la Diosa. En concordancia con esta lnea de pensamiento, el ojo de las
brujas era particularmente temido. En el Nuevo Testamento, san Marcos y san
17
JAMES FRAZER. La rama dorada. Mxico 1965.
18
ERIC MAPLE, op. cit. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra.
19
Ver ms adelante el Captulo XX donde se trata ms extensamente el uso de las palabras de poder, los nudos, la
danza, etc.
Mateo advierten sobre la relacin existente entre las personas malvadas o brujas y
el mal de ojo.
En un juicio celebrado contra una tal Susana Edwards se deca que sta haba
mirado por un momento al hombre que la escoltaba, con el asombroso resultado de
que ste comenz a echar espuma por la boca y a saltar de un lado a otro como un
loco. El resultado fue una opinin pblica embravecida con escenas de un
salvajismo que aterraba a la gente cumplidora de la ley Sir Francis North, que
estaba presente en este juicio, describi a las prisioneras como las ms decrpitas
y miserables criaturas que jams haba visto y cuyas confesiones excedan las Una
fantsticas acusaciones formuladas contra ellas.
Los jueces hacan entrar de espaldas a las acusadas de brujera por temor de que les
lanzaran el maleficio del mal de ojo. ste se diriga especialmente a los nios,
las mujeres embarazadas y los personajes importantes: nunca hay quejas de que
una mujer fea o vieja haya padecido del mal de ojo. Tanta frecuentacin de la
brujera hizo que no raras veces se atribuyera a los clrigos hacer mal de ojo,
siendo el caso ms famoso el del papa Po IX.
Una variante del mal de ojo era la fascinacin de la mirada. Curiosamente, este
tipo de ejercicio visual nunca era practicado por las brujas viejas sino por jvenes,
incluso muy jvenes, que fascinaban o embrujaban a los varones con slo mirarlos.
Una figurilla de cera, paja o arcilla y una anciana malvada clavndole alfileres,
agujas u otro objeto puntiagudo: he ah el cuadro ms clsico de brujera. Al igual
que en los amuletos y talismanes, se trataba de una forma de magia simptica; en
las imgenes el supuesto era que cualquier cosa que se le hiciese mientras se
pronunciaban palabras apropiadas, tendra su efecto correspondiente en la persona
representada, cuyos desechos uas, pelo, orina- era conveniente haber incluido en
el mueco. En rigor, la prctica de la magia de imagen no pertenece al tiempo de la
caza de brujas sino que tiene una larga tradicin que se remonta a Egipto, por lo
menos dos mil aos antes de la era cristiana, segn se consigna en un papiro de esa
poca. Ovidio, Horacio, Tecrito informan de esta prctica entre las brujas y
diosas. En ninguno de estos casos se toma al diablo por asistente, lo que s ocurre
a partir del ascenso de la figura del Demonio. Una y otra vez las brujas son
acusadas por efectuar perversas transferencias de dolor y sufrimiento de la imagen
a la persona; as ocurri cuando se declar la muerte de una arpa que haba
trasladado a un varn los naturales y amables dolores del alumbramiento, de los
cuales las mujeres deban sentirse felices.
En sentido inverso, se poda efectuar una operacin mgica para traspasar los
padecimientos de una enfermedad de la persona a la imagen; contra esta prctica,
tan corriente como la anterior, nadie efectu ninguna denuncia, aunque hubiese
estado asistido por el mismsimo demonio.
Por desgracia, aunque las acusaciones de transferencia de enfermedad son muy
comunes, el mtodo nunca es descrito en totalidad. 20 En este caso, como en tantos
otros, las acusadas seguramente saban muy poco del contenido de las
imputaciones; en cambio, las que s saban estaban preservadas por sus mismos
conocimientos.
20
MARGARET MURRAY. The god of the witches. New York, 1960.
21
KRAEMER y SPRENGER, op. cit. Esta cita y las siguientes, salvo afirmacin en contrario, pertenecen a la
misma obra.
CAPTULO XII
1
JACQUES LE GOFF, op. cit.
feas su carcter hurao las hace ms proclives a la esterilidad porque corrompen el
temperamento.
Tota mulher in utero haban dicho los Padres de la Iglesia. En reemplazo del
teolgico, el discurso mdico avala que, en rigor, la mujer no es un varn mutilado
sino un ser completo en s mismo, pero frgil, un ser que se define ntegramente
por el lugar donde se forma una nueva criatura: la matriz. Se multiplican los
estudios de ginecologa y obstetricia que se hicieron ms precisos a partir de la
diseccin regular de cadveres que se realiz por primera vez en 1238 y se
corrobora la importancia definitiva del tero en la mujer, que es tambin el
causante de la mayora de sus errores y enfermedades. El apetito de este rgano
que tiene vida por s mismo, que exige y se debate en el interior de la mujer como
una bestia hambrienta, debe ser duramente encauzado por las leyes morales, ya que
los vapores que produce llevan al desorden de las costumbres tanto como a la
histeria. La esfera de la sexualidad se fue entonces restringiendo ms y ms, sobre
todo para la mujer: el pecado, la trasgresin, de algn modo pona en peligro el
orden del universo. Cada joven, cada adulta, deba reflexionar sobre la fragilidad
de su cuerpo, proclive a todo exceso sexual, sobre las imperfecciones de conducta
a que lleva el rgano que las define y deberan atenerse a las reglas que consolidan
la unidad familiar donde el padre es el primer eslabn de una cadena en cuyo
extremo superior se halla el Estado, la Iglesia y Dios.
Sin embargo, el principal espantajo que se agitaba alrededor de las brujas era el
aborto, considerado por Toms de Aquino un crimen slo inferior al homicidio y
prohibida formalmente por ley su prctica. Las fbulas tejidas alrededor del aborto
y las brujas son innumerables e innumerables las que fueron a parar a las llamas de
la hoguera acusadas de practicarlo. Sin duda las brujas conocan hierbas para hacer
abortar a esas pobres campesinas que no podan sostener una boca ms y sin duda
por piedad las ayudaban a deshacerse del feto. En las mentes de los observadores,
esto se convirti en que si el aborto no se completaba, devoraban a la criatura
recin nacida o la convertan en ofrenda al demonio. 4
Los primitivos cristianos haban sido acusados de devorar nios; los judos fueron
acusados de practicar el canibalismo en sus sinagogas: los cristianos acusaban a las
brujas de aquello mismo por lo que las religiones solares haban perseguido a las
lunares. El jurista Boguet dice que algunas en particular esas comadres y mujeres
doctas que son brujas, tienen el hbito de ofrendar a Satans los nios a cuyo
alumbramiento asisten, y luego los matan antes del bautismo, clavndoles una
larga aguja en el cerebro. Algunas han confesado la muerte de ms de cuarenta
nios de esta manera. Hacen an cosas peores, pues los matan mientras todava
estn en el vientre materno.5 La confesin de las brujas: una palabra siempre
arrancada bajo tortura y amenaza de muerte, una palabra que se invalida a s
misma.
XII. 3. 1 La medicina
4
Cf. la extensa obra de los juristas de la poca.
5
H. BOGUET, op. cit.
Frente a todos estos males, la Iglesia opona el ascetismo y la oracin y Lutero
recordaba que las pestes, as como la existencia de los mudos, los paralticos, los
sordos, los picados de viruela, los locos, se deba a Satans y la accin de sus
servidores dentro del cuerpo.
La sociedad, por su parte, decidi aislar a la mayora de ellos, basados en los
juicios mdicos. As Fracastoro, que una el estro potico a su condicin de
mdico, escribi un poema sobre la sfilis segn el modelo de las Gergicas de
Virgilio y fundament la idea de contagio en base a sus estudios sobre la viruela y
el sarampin. Al igual que otros colegas, aconsej el uso del guacayo, una madera
santa trada de Amrica, para combatir la sfilis y otras infecciones y, por
supuesto, el socorrido mercurio.
Los mdicos del momento estaban sobre todo entregados a descubrir cmo era el
hombre en su interior. Vesalio, uno de los ms notables cirujanos de su tiempo,
escribi un tratado, De Humani Corporis Fabrica, donde aparece encandilado
por los descubrimientos de la anatoma, pero ni l, ni Pedro de Abano, que busc
conciliar filosofa y medicina, ni Harvey, que descubri la circulacin de la sangre,
ni tantos otros, no aportaron casi nada sobre las causas de las enfermedades y sus
tratamientos. O aportaron razones fantsticas y curas no menos fantsticas.
Moscardo dice que la conjuncin Marte, Jpiter, Saturno en la noche es la culpable
de la sfilis. Georg Bartisch, que escribi un libro sobre ciruga ocular, atribuye las
dolencias de la vista a la brujera y el poder de los amuletos. Ninguno vacilaba en
prescribir recetas que incluan el uso de hierbas en funcin de magia simptica,
como las propuestas por Alberto Magno en su De Virtutibus Herbarium. Los
componentes de esos remedios solan incluir hgado de gusano y lengua de tritn,
entre otras sustancias no menos asombrosas, como la mixtura de mandrgora,
cicuta, opio y mora utilizada durante largo tiempo en una especie de anestesia que
se llam esponja soporfera.
Los boticarios vendan las prescripciones mdicas, que abusaban del ludano, el
semen de rana, la carne de serpientes venenosas, el oro y la sangre de dragn. La
ms popular era el theriacum, un preparado de ms de cincuenta sustancias de este
tipo. Por su parte, experimentaban con las hojas de tabaco, que se crea tenan
imensas propiedades curativas. El negocio del boticario se completaba con la venta
de espejos, amuletos, talismanes. Y el del mdico con la aplicacin de
sanguijuelas, lavativas y dieta. Pero sin duda dieron un gran paso adelante cuando
descubrieron que las heridas podan ser vendadas hasta su curacin en lugar de
cauterizarlas con un hierro al rojo candente.
Aislar, separar, era la consigna del momento. Se prohibi entrar en las ciudades a
cualquiera de los enfermos considerados contagiosos, que deban anunciar su
presencia mediante un cuerno o una campana. Los leprosos fueron recluidos en
sitios especiales, atendidos por los hermanos de la orden de San Lzaro, creada
especialmente para la vigilancia de las leproseras.
Mancha, mcula, pecado, contaminacin: no acercarse, no tocar. Cuando no
estaban internados, adnde iban los leprosos, los locos, los sifilticos, los
enfermos en general?, adnde iban los pobres que descubran en su cuerpo un
sntoma delator y teman ser segregados de por vida a un lugar remoto?, a los
mdicos, que no slo no los curaran sino cuyos honorarios les resultaba
prohibitivo pagar? O a la bruja que los comprenda, los calmaba y en muchos
casos los curaba?
1
MARGARET MURRAY. The Witch-cult in Western Europe. Oxford, 1921.
los haba investido la supersticin de sus enemigos. 2 La fuga de este pueblo
pigmeo, puesto en la clave de un antiguo romance germnico, el Niebelungen-
Lied, aparece traducido en que Teodorico de Verona derrot al rey de los elfos, el
Enano Laurin, que moraba en un jardn de rosas encantado y que tena una escolta
de gigantes. Las antiguas leyendas celtas respaldan asimismo la teora de un
pueblo de gente menuda -miembros de la Tuatha de Danaan, el pueblo de la diosa
Anu-, asegurando que eran grandes nigromnticos, hbiles en todo tipo de magia,
y excelentes en las artes como constructores, poetas y msicos. 3
Es lcito suponer que esta raza de enanos -duendes, hadas- no dej atrs su sistema
de creencias sino que continu con sus prcticas que, poco a poco, fueron
adoptando tambin los campesinos que nunca negaron su temor por las gentes
menudas. Sin duda, a medida que avanzaba la civilizacin y progresaba el
cultivo de la tierra, las hadas deben haberse ido mezclando ms y ms con la
poblacin establecida, hasta que muchas de ellas entraron en los poblados y ya no
pudieron distinguirse de los mortales corrientes.
Lentamente se iba produciendo un fenmeno de traslacin de los antiguos ritos al
europeo medio. As, por ejemplo, como las hadas giraban en torno a determinados
rboles, en cierto momento los campesinos aparecen bailando alrededor del palo de
mayo pagano, un sacerdote conduciendo en Inverkeithing una procesin del rbol
de mayo4 y las brujas danzando alrededor de un rbol en sus sabbahts.
2
Sir WALTER SCOTT. Letters on Demonology and Witchcraft. Nueva York, 1970. Esta cita y la siguiente,
pertenecen a la misma obra. En el momento de terminar de escribir esta obra, comienzos de 2005, nos llega la
noticia de que arquelogos australianos descubrieron lo que creen es un antepasado del hombre actual: el homo
floriasiensis, as denominado por los restos encontrados en una caverna de la isla indonesa de Flores. Se trata de una
especie humana de no ms de noventa y un centmetros de altura que caminaba erecta. En apariencia, esta criatura
diminuta de dieciocho mil aos de antigedad utilizaba herramientas y conoca el fuego. Slo faltara encontrar los
eslabones de la cadena que lo llevaron hasta Europa.
3
Lady Wilde. Ancient Legends of Ireland en: MARGARET MURRAY. The God of, op. cit. Esta cita y la
siguiente pertenecen a la misma obra.
4
GUY RAGLAND PHILIPPS. Brigantia. Londres, 1976.
5
CHRTIEN DE TROYES. Erec y Enid. Madrid, 1982.
travs, no slo de las brujas sino de conspicuas mujeres de la Iglesia como
Hildegarda de Bingen.
Muy rara vez se mencionan sus casas dado que dificultaban su acceso, velndolas
en la profundidad de la floresta por ser muy celosas en la preservacin de su
mundo, castigando a quien se atrevieran a violarlo. Sin embargo, repetidamente se
alude a un Pas de las Hadas con palacios construidos en cristal etrico, rboles
cargados de frutos que rezuman miel, trigales que crecen entre susurrantes
arroyuelos y hadas bellas e inteligentes aprendiendo y entrenndose en las artes
mgicas. Aunque su localizacin es desconocida, hay quienes lo sitan en una isla
al poniente, y lo llaman las Islas de la Fortuna o de Avalon, esto es, de las
manzanas.
No era infrecuente suponer que entre sus poderes estaba la habilidad de tornarse
invisibles, lo cual lograban cubrindose con un manto o sombrero mgico. Sin
embargo, la rapidez en aparecer y desaparecer es probable que fuera
desarrollndose en siglos de persecucin, lo cual les vali ser llamadas en galico
sith people, la gente silenciosa, la que va y viene con pasos sin ruido.
Se dijo siempre que su gobierno era monrquico, por la gran importancia de la
reina en la comunidad pareciera que era ella la verdadera gobernante y que el rey
ocupaba un lugar secundario, excepto quiz en caso de guerra.6 Sin embargo,
tambin se asegur que cada comunidad tena un jefe o reina propios, algunos de
cuyos nombres han llegado hasta nosotros. La pompa de su corte y sus
entretenimientos abarcaban cuanto la imaginacin puede concebir pero, si eran
observados por un ojo extrao, la ilusin se desvaneca. Los jvenes caballeros y
las hermosas damas se mostraban como patanes arrugados y odiosas arpas, sus
riquezas se transformaban en piedras pizarra y sus vituallasse volvan faltas de
gusto e inspidas.7 Mediante este repudio al forneo, que tanto mal les haba
hecho, ponan de manifiesto otra de sus reconocidas aptitudes: la de transformarse
a voluntad.
Hay un considerable cuerpo de evidencia en relacin con la apariencia y vestidos
de las hadas. Sus ropajes variaban no slo conforme a la tribu a la que pertenecan
sino tambin al rango que ocupaban en la comunidad. 8 El rey y la reina de las
hadas usaban ricos vestidos y se tocaban con coronas, en tanto los de clase inferior
usaban chaquetilla y calzn los varones y polleras y blusas las mujeres. El material
que empleaban era por lo general la lana, prefiriendo el verde y el azul a los dems
colores por lo que la literatura medieval les dio el nombre de greenies o
greencoaties. No obstante, algunas damas de alto rango lucan vestidos flotantes
blancos o escarlata que caan hasta el suelo en tanto su gorra, capucha o sombrero
poda variar con todos los colores del arco iris. La capucha -distintivo de todas las
6
MARGARET MURRAY. The God of, op. cit
7
WALTER SCOTT, op. cit.
8
MARGARET MURRAY. The God of, op. cit.
clases- era quiz la pertenencia ms preciada para las hadas, dispuestas a correr
cualquier riesgo para recobrarlo en caso de extravo o de caer en manos extraas.
Una explicacin plausible para el uso del color arbreo es que en la medida que se
puede considerar a las hadas como supervivencias de tribus primitivas desalojadas
y obligadas a ir a las montaas y los bosques, el verde de las ropas se puede
considerar como un color protector; los habitantes de los bosques y los proscriptos
lo adoptaban tambin en la Edad Media.9 Sin duda un jefe de clan, Rob Roy o
Robin Goodfellow fue quien dio lugar a la leyenda de Robin Hood, el hroe de las
minoras anglosajonas oprimidas por los normandos, que se vesta de verde,
caperuza incluida.
XIII.1.2 Morgana
11
GEOFFREY de MONMOUTH. Vida de Merln. Madrid, 1986.
El episodio ms conocido de Morgana, el que revela mejor su temperamento
afectuoso que defiende bravamente sus amores aunque odia ser engaada, es el
relativo al rey Arturo. Se supone que Arturo haba matado a uno de sus amantes;
Morgana arregla entonces un plan para provocar su cada, entregndole a su
amante Accolon la espada Excalibur para que diera muerte a Arturo en combate
cuerpo a cuerpo. Esa espada le haba sido dada a Arturo por la Dama del Lago. Al
fallar, Morgana arroja la vaina de la espada a un lago. No obstante, cuando el
monarca es derrotado en la batalla de Camlann, es Morgana quien acude a llevarlo:
y vio venir por el mar una nave llena de damas; cuando la nave lleg a la orilla,
donde estaba el rey, se acercaron a la borda; la seora de todas ellas tena por la
mano a Morgana, hermana del rey Arturo, y comenz a llamar al rey para que
entrara en la nave; ste, tan pronto como vio a su hermana Morgana, se puso en
pie, levantndose de donde estaba sentado, entr en la nave, con su caballo tras de
s, y tom las armas.12 Morgana, la antigua Moira griega, y las ninfas acuticas
escoltan a Arturo a la prodigiosa Isla de Avalon donde se honran a los muertos, el
paraso donde sus heridas sanarn y donde permanecer hasta regresar a construir
una poca de armona y paz en el mundo.
XIII.1.3 Melusina
Las hadas solan presentarse bajo forma de mujer, y de mujer muy hermosa, como
Morgana. Melusina tambin era bellsima, aunque ostentaba algunas
peculiaridades, de imprevisibles consecuencias. Una versin de su historia cuenta
que el rey Elinas de Albania distraa el dolor por la prdida de su mujer yendo a
cazar. Cierto da, habindose acercado a una fuente a saciar su sed, lleg a sus
odos una msica extraordinaria. La cantante result ser el hada Pressina. Ambos
se enamoraron y ella acept casarse con la condicin de que l renunciara a verla
cuando ella diera a luz o baara a sus hijos. El rey estuvo de acuerdo en celebrar el
pacto de modo que se casaron y, un tiempo despus, Pressina dio a luz trillizas:
Melusina, Melior y Palatina. Un hijo del matrimonio real anterior se apresur a
comunicarle la buena noticia a su padre que se precipit a entrar en los aposentos
de su mujer. sta se hallaba baando a sus hijas; al verlo, lanz un grito,
exclamando que el pacto se haba roto. Huye entonces con sus hijas a Cefalonia,
desde donde se podan divisar las tierras de Albania.
Da tras da la madre sealaba a sus hijas las riberas de su pas, sealndoles que
sin la perfidia de su padre, ellas hubieran podido vivir felices. Al cumplir quince
aos, Melusina y sus hermanas deciden tomar venganza. Capturan a Elynas y lo
encierran en una montaa, junto con sus riquezas. Pressina, que todava amaba a su
marido, decide castigar a sus hijas por lo que haban hecho: la condena que cay
sobre Melusina fue tomar la forma de serpiente de la cintura para abajo. El
12
TOMAS MALORY. La muerte del rey Arturo. Madrid, 1980.
maleficio se cumplira una vez por semana y su matrimonio estara sujeto a que el
hombre que la eligiera no deba verla los das sbado.
Melusina emigr a Francia en busca de su amado y lleg al bosque de Colombier
en Poitou donde las hadas la eligieron por reina. Junto a la Fuente de la Sed
encontr por primera vez al caballero Remondin. Se enamoraron y contrajeron
matrimonio con la expresa condicin impuesta por Pressina. Melusina, en apoyo
de su esposo, utiliz sus poderes sobrenaturales para construir varios castillos,
entre los que se contaba el de Lusignan, en los alrededores de la Fuente de la Sed o
de las Hadas. Tuvieron varios hijos, que se destacaron por sus obras y hazaas.
Remondin segua muy enamorado de su mujer, aunque empez a sentir muchas
dudas sobre lo que haca su mujer los sbados, tanto ms cuanto que un pariente le
haba sugerido que sus hijos tal vez no fueran suyos sino producto de los
encuentros sabatinos. En procura de terminar con su zozobra, cierto da abri un
agujero un portillo para ver qu ocurra con su mujer. Por el agujero que hizo en
la puerta Remondn pudo divisar todo lo que haba dentro de la habitacin y vio a
Melusina que estaba peinndose en la cuba: hasta el ombligo tena forma de mujer
y del ombligo para abajo era como la cola de una serpiente, del grosor de un tonel
donde se ponen arenques; la cola era muy larga y golpeaba con ella en el agua de
tal modo que la haca saltar hasta la bveda de la habitacin.13
El pacto se haba roto y las consecuencias no se hicieron esperar; durante una
disputa, Remondn la maldice como serpiente dicindole que deshonr su raza.
Melusina se entristece afirmando que la maldicin la haba alcanzado y que deba
abandonar la casa, condenada a volar por los aires hasta el da del juicio, pero que,
en tanto el castillo se halle en pie, avisar la muerte de cada seor de Lusignan. 14
Dicho esto, desapareci por una ventana que daba a los jardines del castillo y lo
hizo con tanta ligereza como si volara, convirtindose a la par en una gruesa
serpiente.15
Melusina sigui visitando peridicamente a sus hijos a quienes instrua y ayudaba.
Por ltimo, tres das antes de la muerte de Remondn, se cumpli por primera vez
la profeca de la anunciacin: La serpiente apareci encima de los muros (del
castillo) de modo que todos pudieron verla, y dio tres vueltas alrededor; luego, se
pos en la torre Pictavina, donde hizo tan graves lamentos y suspiros, que a los que
all estaban les pareci que era la voz de una dama. 16
XIII.1.4 La banshee
13
JEAN dARRAS. Melusina o la noble historia de Lusignan. Madrid, 1987.
14
Mediante esta historia Jean dArras convalidaba que el castillo de Melusina perteneca a los Lusignan, poniendo
de este modo fin a una larga disputa por su posesin, originada en la Guerra de los Cien Aos, y pagando asimismo
el mecenazgo de que era objeto por parte del duque de Berry.
15
Cf. sobre el simbolismo de la serpiente LEONOR CALVERA. Historia de la., op. cit..
16
JEAN dARRAS, op. cit.
Al igual que Melusina, la baes se presentaba para anunciar una muerte. Su
nombre significa mujer de los montes encantados y es el aspecto de la voz de la
Triple Diosa. Por lo general se presentaba vestida con un manto gris con caperuza
o con la mortaja o el sudario de un muerto sin confesar; en ocasiones era vista
lavando las manchas de sangre de las ropas de quienes iban a morir, por lo cual se
la conoca como la bean-nighe, la lavandera. Si en algn camino nocturno alguien
crea divisar en el cielo un carruaje tirado por caballos sin cabeza, poda tener la
seguridad de que se haba cruzado con una banshee que le adverta sobre la
proximidad de su deceso.
Hay registros de que en muchas casas de Irlanda exista una banshee o profetisa
para anunciar las muertes; sus lamentos, entre plaidos femeninos y quejidos de
lechuza, llegaban a ser tan agudos que podan romper los cristales e incluso hacer
caer muerto de terror a quien los escuchara.
No obstante, para quienes haban comprendido que la destruccin sigue al
nacimiento en un ciclo que se renueva a s mismo interminablemente, este heraldo
de ultratumba les reservaba una palabra dulce y reconfortante que era menos un
aviso que una bienvenida.
17
JACQUES BRIL. Lilith ou, op. cit.
un entusiasmo ninfolptico; as Tiresias, que ve a Palas y a Charicl, o Acten, que
descubre a Artemisa con sus ninfas, por ello se recomienda no acercarse a las
fuentes, los manantiales, las corrientes de agua o a la sombra de ciertos rboles 18
porque quien ve salir esa forma del agua experimentar un sentimiento
ambivalente de miedo y atraccin, fascinacin que lleva a la locura, sea amorosa
o proftica.
En una relacin casi simbitica con las hadas se encuentran los elfos. Su nombre
proviene de alb o alp, palabra de los lenguajes nrdicos con que se designa a los
fantasmas o espritus asociados con el elemento aire aunque surjan de la tierra. Su
accionar es muy equvoco: suelen acudir a las casas para realizar las tareas
hogareas y supervisar a los nios y los animales pero, si los dones que se le
ofrecen no les resultan apropiados, pueden ser malignos y destructivos.
El tamao de los elfos es muy variable: pueden encogerse hasta pasar por el
agujero de una cerradura, tomar proporciones gigantescas o adquirir apariencia
humana. Si bien tienen un lugar de vivienda propio, el Alfheimt o Pas de los
Elfos, similar al de las Hadas, suelen rondar por los bosques donde los
adolescentes antes que los adultos suelen divisarlos entre las brumas. All se
entregan a frenticas danzas bajo la direccin de su reina, la Dama Blanca, y no es
raro que inviten a los humanos a unirse a ellos. Si un mortal llegase a aceptar o se
enamorara de alguno, pueden ocurrir una de dos cosas: sufrir una transformacin
permanente que lo convierta en elfo -como ocurri con algunos hroes medievales-
o ser llevado a la muerte, tanto por esta gente menuda como por los humanos,
como ocurri con Bessie Dunlop, condenada en 1576 por fraternizar con la corte
de los elfos.
Especficamente originarios del aire son los silfos. Las gentes crean que se trataba
de espritus de antepasados muertos que andaban por los cielos o el aire; las
mujeres sabias, que se decan encarnaciones de espritus, acabaron por ser llamadas
silfos por su poder de construccin basado en las palabras del viento. Asimiladas a
las brujas, Luis el Po emiti un edicto prohibiendo aparecer a los silfos,
amenazndolos con fuertes penalidades.19
Gnomos y duendes formaban tambin parte de la extensa familia de las hadas, las
gentes menudas -Heinzelmnnchen- que ayudaban en aquellas tareas que las hadas
propiamente dicho desdeaban o teman, como la metalurgia. La talla de los
gnomos era muy pequea, no alcanzando el metro de alto, y pertenecan al
elemento tierra, siendo las cuevas y montaas, los pasajes inexplorados y las minas
18
MIRCEA ELIADE. Tratado de, op. cit.
19
LEWIS SPENCER. An Encyclopedia of Occultism. Nueva York, 1960.
su lugar de residencia. Su nombre se emparienta con la raz griega gnosis,
conocimiento, aunque hay quienes sostiene que fue Paracelso que denomin as a
estos espritus, por su profundo conocimiento de lo subterrneo.
Guardaban los tesoros y las gemas -como el Alberich de los Nibelungos-, y no
vacilaban en dejar caer una lluvia de piedras hasta matar a quien se hubiera
adentrado demasiado en su territorio. Eran buenos trabajadores metalrgicos y
protegan a los mineros y los que labraban metales. Las gnomas, ms pequeas
todava que los varones, eran de una sorprendente belleza que acentuaban con el
uso de babuchas recamadas de rubes y esmeraldas.
En el imaginario popular, los gnomos se fueron transformando en duendes y
enanos que, a su vez, se confunden con otras gentes menudas. Segn las
tradiciones germnicas, los enanos haban surgido de los gusanos que haban rodo
el cuerpo del gigante Ymir. Esto los convirti en divinidades del inframundo,
ligeramente deformes, oscuros y secretos, de palabra clarividente.
Dado que las hadas sentan horror por el hierro, estos compaeros asumieron esas
tareas: con la ayuda de los elfos forjaron, entre otras maravillas, la espada
Durandal y la lanza mgica de Odin. Su jefe, Gwion, que se deca hijo de la propia
Cerridwen, la del caldero mgico, tena a su cargo cumplir la importante tarea de
custodiar en un valle lo que se conoce como el Grial aunque, por otra parte, se los
consideraba irresponsables e invulnerables debido a su libertad en el lenguaje y las
actitudes.
Los duendes tampoco gozaban de la belleza de los gnomos. Se los describe con
cuerpo de nio y cabeza arrugada de viejo enmarcada por grandes orejas y
subrayada por una gran nariz. Sin embargo, no es infrecuente que en su accionar se
confunda con otras gentes menudas: Hemos odo a nuestros antepasados que en
sitios distintos y a multitud de personas se les han aparecido seres a los que unos
llaman duendes, otros hadas, otros buenas damas, que caminan por la noche. Un tal
Gervasio dice que los duendes se aparecen por la noche y entran en las casas sin
romper ni abrir la puerta, sacan de las cunas a los nios y les deforman los
miembros o los queman. Y cuando se marchan, los dejan tan sanos como estaban,
haciendo que algunos lleguen a ser muy felices el resto de su vida. 20
En verdad, a estos trasgos se les reconoce una inteligencia superior, astucia,
vivacidad, una enorme presteza para moverse y poderes mgicos. Les complace
estar prximos a los humanos a los que molestan en sus casas efectuando ruidos
extraos, apagando un fuego encendido o prendindolo si est apagado, estallando
en risas raras e incluso arrojando sobre la cabeza de alguien barro, piedras o un
objeto cualquiera.
Su lugar de residencia suele encontrarse dentro mismo de los hogares,
generalmente debajo de un tejado; sin embargo, esta aficin a convivir con los
20
JEAN dARRAS, op. cit.
humanos puede tornarse molestsima y persistente: Tuve una relacin muy
individuada del caso del Duende de Barcelona, pero la perd no s cmo. La
especie que nicamente me qued, es que el Duende empez a perseguir a un
Militar de Sevilla, el cual pas despus a Barcelona, seguido siempre de aquel
importuno compaero; que en esta ltima Ciudad, habindose hecho pblico el
caso, algunos otros Militares procuraron en varias ocasiones examinar la verdad
del hecho, y en sus mismas personas experimentaron las malignas travesuras del
Duende. El nico Militar de los que fueron testigos, de cuyo nombre me acuerdo
por ser natural de esta Ciudad, y haberle conocido un tiempo, es don Joseph de
Velarde Cienfuegos, Coronel del regimiento de Granada.21
AQUELARRES Y EXORCISMOS
1
M. S. ANDERSON. La Europa del siglo XVIII. Mxico, 1968.
u otra forma; por ello, un concepto axial surgido en este perodo ser la idea de
culpa, una culpa nunca concluida porque siempre se corre el riesgo de dejarse
llevar por los impulsos del deseo, aguijn de Satans.
Satans poco a poco se iba desinteresando de hacer pactos con las brujas para
tornarse invisible y tomar posiciones en el interior de las personas. Desde all se
expresa y ataca desde otro ngulo: con la voz y el cuerpo de las damas que
entraron en el anochecer de la razn clama, se retuerce, baila, seduce, prorrumpe
en obscenidades y, mxima osada, se convierte en juez que critica, amonesta y
sanciona.
Los siglos XVI y XVII occidentales conocieron un auge sin paralelo en otras
culturas de posedos y exorcizados. En las prcticas chamnicas, en Egipto, entre
los sumero-babilnicos o los persas, se practicaban ciertas formas de exorcismo
fundamentalmente como vehculos de curacin. Los malos espritus eran los
productores de las enfermedades que aquejaban el cuerpo y ahuyentarlos
significaba devolver al paciente la buena salud.
En el aire recargado con la presencia de demonios diecisis siglos despus de la
muerte de Cristo, vastas reas de Europa presentaban el lamentable espectculo de
exhibir comunidades hechizadas que rivalizaban entre s ufanndose de producir el
mayor nmero de endemoniados tartamudos y farfullantes, de maniticos que
proferan alaridos y de epilpticos que echaban espuma por la boca y se deshacan
en contorsiones.6
El reinado de los demonios cuyo nombre es Legin llev a que la Iglesia
perfeccionara sus mtodos de exorcismo, tornndolos ms severos y crueles. En
principio, despus de la invocacin a Dios, al que se le pide no recordar los
pecados del exorcista o los asistentes, se ordena al demonio no daar a nadie.
Luego se procede a interrogar al diablo con todo tipo de preguntas respecto a su
nombre y procedencia y el nombre y procedencia de sus compaeros, si los tuviera.
En nombre de Dios, los ngeles, arcngeles y santos se ordena entonces al espritu
maligno entregarse, marcharse, partir, dejar el cuerpo, desistir, emprender vuelo.
Por doce veces se lo conmina a escapar, dos veces a retirarse, cuatro veces a salir,
seis veces a irse, siete veces a abandonar a la persona, a alejarse y ser expelido y
puesto en el aire al instante. El ritual se lleva a cabo en nombre de muchas
entidades, desde los misterios de Nuestro Seor Jesucristo, el Juicio Final, el Juez
de los vivos y los muertos, el Creador, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espritu
Santo, la fe de los Santos apstoles, la sangre de los Mrtires, la pa intercesin de
los Santos, hasta la Palabra hecha carne, los ngeles, arcngeles, serafines,
querubines, tronos, virtudes y potestades.
A pesar de las invocaciones y la excelente compaa en cuyo nombre actuaba el
exorcista, los demonios solan mostrarse falaces y renuentes. Si eran demasiado
violentos, se proceda a atar al posedo. En caso de detectarse que se haban
alojado en una parte del cuerpo, se pasaba a tratar de eliminarlos directamente; el
lugar que con frecuencia elegan como morada eran los intestinos, de modo que se
someta al posedo a una larga serie de dolorosas enemas con lquidos diversos.
Los sntomas que permitan discernir que alguien estaba posedo eran las
convulsiones, el desarrollo de una gran fuerza corporal y el don de hablar en
lenguas -curiosamente, la facilidad para hablar en un idioma que el sujeto jams
haba aprendido u odo en su vida corriente haba sido considerado por San Pablo
como signo de revelacin divina-. El ritual continuaba hasta ver claramente signos
de liberacin, aunque esto tampoco era definitivo, dado que los demonios podan
retornar en cualquier momento.
Sin embargo, lo que acab por ser clave en la posesin fue la capacidad de
distinguir a otros posedos tanto como a magos y brujos. Este fue precisamente el
comienzo de uno de los procesos de posesin, exorcismo y condena ms
resonantes, el de Louis Gauffridi.
6
ERIC MAPLE, op. cit.
La historia de Gauffridi es simple y trgica. Cierto da lleg al convento de las
ursulinas como director espiritual de Madeleine de Mandol. No transcurrira un
largo tiempo antes de que las monjas se sintieran perturbadas por la presencia de
ese provenzal de fuertes sentimientos. En lugar de reconocer lo que sentan como
una forma de enamoramiento, largan el llanto, gritan, allan y dicen estar posedas
por el demonio. Todo poda haberse mantenido a puertas cerradas, como ocurri
en esos claustros espaoles mencionados por Llorente: Gaufridi hubiera podido
convencerlas que el sacerdote consagra sacerdotisas a las mujeres con quienes hace
el amor, y que el pecado cometido con l es una santificacin. Opinin difundida
en Francia, incluso en Pars, donde a las amantes de los frailes se las llamaba las
consagradas.7 Pero el escndalo trascendi. Romillion, el fundador de la orden,
escandalizado, hizo exorcizar secretamente a las muchachas, pero el diablo de
Madeleine se neg a proferir palabra. Ese demonio, llamado Belceb, era muy
bravo; se deca que los huesos de la joven haban entrechocado ruidosamente
cuando entr en su cuerpo y que, al ubicarse en sus intestinos, perturb sus
funciones de tal modo que la joven defecaba por la boca.
Pronto se uni a los ataques de melancola o de insultos de Madeleine el de otra
monja, Louise Capeau, con la que acab por entablarse una especie de do mortal.
Louise dijo estar poseda por tres demonios, el de la impureza, Verrine y Leviatn -
-y quiz olvid el ms importante, el de los celos por Madeleine-. sta, en uno de
sus ataques convulsivos, confes haber ido al sabbath, donde haba sido la reina en
tanto el principal era Gaufridi, el prncipe de los magos. Las otras posesas, con
Louise a la cabeza, tomaron como vlida esta aseveracin y los declararon el rey
de los brujos. El rumor fue imparable y una ola de temor se apoder de todos.
Romillion hace trasladar a las dos muchachas al convento de Sainte Baume, donde
era prior el padre Michalis , inquisidor del Papa en tierras de Avignon. El objetivo
del dominico fue acusar a Gauffridi y encontr en Louise una aliada inexorable.
A lo largo de varios meses, Louise imprec, castig, apabull a Madeleine para
que contara todo lo sucedido: era terrible ver a esta muchacha mayor y ms fuerte,
una provenzal robusta lapidar da a da, deshacer, abrumar a su vctima, joven y
casi nia, atormentada ya por su enfermedad, loca de amor y de vergenza, en
medio de las crisis de epilepsia. Por ltimo, ante la amenaza de ser quemada viva,
la joven se quebr.
La ciudad defenda a Gauffridi; los capuchinos a quienes Louise ordenaba
imperiosamente que creyeran en sus palabras al pie de la letra, se ponen tambin
de su parte; el obispo, el cabildo, los doctrinarios, defendan a esa alma inocente
que decan era Gauffridi. Sin embargo, atrapado en una red de intrigas entre el
Parlamento, el inquisidor Michalis y el segundo de ste, Gauffridi llega a Sainte
Baume como culpable. En el colmo de lo paradojal, una endemoniada confesa,
Louise, fue elegida para actuar como jueza y lo interrog sobre asuntos de
7
JULES MICHELET, op. cit. La presente cita y las siguientes, salvo afirmacin en contrario, pertenecen a la
misma obra.
doctrina y a todo Gaufridi contest s, concedindole lo ms dudoso. Por ejemplo,
que el diablo puede ser credo bajo palabra y juramento. No obstante, Marsella
reclama a su sacerdote y ste vuelve a su casa.
Mientras tanto, los inquisidores examinan a Madeleine. Louise dice Madeleine se
ha entregado a la impureza, lo cual era en efecto, lo ms triste. La pobre loca, por
una ciega alegra de vivir, de no ser quemada, o por el sentimiento confuso de que
era ella quien impresionaba a los jueces, cant y bail a veces con una libertad
vergonzosa, impdica y provocadora. Michalis dice haberla exorcizado,
extrayndole seis mil seiscientos diablos de su cuerpo, aunque todava quedaba un
centenar. Ante un pblico vido le hace vomitar el hechizo que asegura se haba
tragado junto con una materia viscosa. Madeleine vuelve a relatar su estada en el
sabbaht donde l le suplicaba de rodillas que no lo abandonara. Supuestamente
curada, Madeleine vuelve a Gauffridi.
La vuelven a prender. Esta vez el exorcismo se efecta aplicndole en el rostro los
huesos de un pudridero adonde se la encierra. Esta vez, las acusaciones contra el
sacerdote tienen las exactas dimensiones que los jueces necesitaban. Gauffridi es
tomado preso. Se declara inocente. Se ampla la investigacin. Se le aplica tortura.
Se lo somete a la bsqueda de marcas del diablo con los ojos vendados. l
mismo se sorprende de no haber sentido dolor en tres lugares. Se siente perdido y
se declara culpable. Ms tarde se retracta y pide auxilio a los monjes mendicantes.
stos lo convencen de que se declarara mago para salvar su alma. Gauffridi, ya sin
voluntad, efecta la confesin que lo llevara a la hoguera. Lo someten a tortura
ordinaria y extraordinaria para que diga los nombres de sus cmplices. Condenado
a la muerte lenta en la hoguera, se le tuvo la clemencia suficiente como para
ahorcarlo antes de encender las llamas el 30 de abril de 1611 en Aix en Provence.
Madeleine de Mandol, cuyo diablo sali de su cuerpo para nunca ms volver
despus de la muerte de su amante, fue repudiada y abandonada por sus padres; sus
superiores le prohibieron que volviera a hablar sobre el asunto y le hicieron llevar
una vida de penitencia. En cuanto a Louise Capeau, sus demonios la impulsaron a
acusar ante los inquisidores a muchas personas que, afirmaba, estaban afiliadas a la
magia. Entre esas acusadas, se encontraba una joven de nombre Honore, ciega de
ambos ojos, que fue quemada viva.
8
ALDOUS HUXLEY. Los demonios de Loudun. Barcelona, 1972.
Los protestantes se hallaban felices por el escndalo y el pueblo por los
espectculos que las monjas brindaban al ser exorcizadas: violentas convulsiones,
posturas provocativas, contorsiones, rechinar de dientes, palabras soeces, piernas
abiertas obscenamente. Johannes Weyer haba subrayado el origen y el carcter
ertico de las posesiones cuando se lo envi a investigar a las monjas posedas de
Colonia. Cita, por ejemplo, que los paroxismos de aquellas monjas consistan en
movimientos corporales compulsivos. Que todas se acostaban con el cuerpo
ligeramente arqueado para que sus rganos genitales quedaran bien expuestos y
prominentes en imitacin del coito, posicin que se denominaba arc-en-cercle
Parece que la combinacin de la intensa religiosidad con los deseos sexuales tiene
una carga ertica especialmente abrumadora. 9
El padre Mignon, que lea asiduamente los relatos de Michalis sobre el juicio de
Gauffridy, se hallaba a la cabeza de los exorcistas. Uno de ellos, Barr, consigui
un gran triunfo cuando consigui extraer a Asmodeo, uno de los siete demonios del
cuerpo de la priora. El comienzo fue muy negativo para Barr: Asmodeo lanz una
carcajada ante sus palabras, luego se burl y dijo unas gruesas blasfemias.
Cualquier otro hombre hubiese reconocido su derrota. Pero Barr no se daba por
vencido. Orden que la madre superiora fuese trasladada a su celda y que enviasen
a toda prisa por el boticario. El seor Adam se present con los clsicos
adminculos de su profesin: la enorme jeringa de latn de las comedias de Molire
y la efectiva realidad del siglo XVII. Ya tena dispuesto un cuartillo de agua
bendita. Llenaron la jeringa y Adam se aproxim al lecho en que se hallaba tendida
la madre superiora. Por su parte, Asmodeo, dndose cuenta de que haba llegado su
ltima hora, pretendi resistir con unas cuantas convulsiones. Todo en vano.
Entonces ligaron los miembros de la madre endemoniada y una manos sujetaron su
cuerpo impidiendo sus retorcimientos espasmdicos. As el boticario Adam, con la
destreza que acreditaba una prctica de muchos aos, le aplic la milagrosa
lavativa. Dos minutos despus Asmodeo se haba tomado las de Villadiego. 10
Alarmado por las proporciones del escndalo y a pedido oficioso de los protectores
de Grandier, el arzobispo de Burdeos, monseor Sourdis, manda efectuar una
investigacin de resultas de la cual impidi formalmente al cannigo Mignon
efectuar exorcismos. Al saber esto, las monjitas y sus demonios se silenciaron por
unos meses.
11
Carta enviada desde la prisin por Urbano Grandier a Luis XIII poco antes de su ejecucin.
sentencia. Lo desnudaron, le afeitaron el cuerpo, la cabeza, la barba, los bigotes,
las cejas. Tras la negativa del cirujano a arrancarle las uas, lo vistieron con un
camisn largo, zapatillas radas y un solideo en la cabeza. De esta guisa lo
condujeron a la sala del juicio, donde todo haba sido rociado con agua bendita.
All, el amanuense le ley la sentencia compuesta por una retractacin pblica que
el reo supuestamente iba a efectuar munido de un cirio de dos libras en la mano y
arrodillado ante las puertas de San Pedro y Santa rsula; despus sera amarrado al
cepo en la plaza y quemado vivo. Posteriormente, se colocara una placa
conmemorativa en la capilla de las ursulinas a un costo de ciento cincuenta libras.
Asimismo, se haca mencin de la confiscacin de los bienes y los procedimientos
ordinarios y extraordinarios a que iba a ser sometido antes de la ejecucin. Todos
guardaron silencio que Grandier acab por romper afirmando su inocencia e
invocando como testigos a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espritu Santo y a la
Virgen, mi nica abogada Algunos espectadores estallaron en sollozos, de
manera que se mand despejar la sala.
11
ROGER BAKER, op. cit.
descontrolada. Hubo muchos otros: en 1577, un grupo de monjas del Rin decan
estar rodeadas de una jaura de perros sexualmente agresivos; en Miln hubo
monjas que presentaron alucinaciones sexuales, y lo mismo ocurri en un convento
de Madrid en 1613. El aspecto ms interesante, sin embargo, es ver cmo estas
monjas posesas lograron convertirse en las perseguidoras del clero que tanto
persegua a las brujas.
Una figura masculina transitando por el convento, en la situacin privilegiada de
conocer los ms ntimos pensamientos de las reclusas, de tener asiduo trato con
ellas aunque conservando una respetuosa distancia semeja la de un equilibrista en
permanente riesgo de despearse por el abismo de las pasiones carnales. Y esto
ocurra con gran frecuencia, aunque no siempre el escndalo acompaaba el
conflicto. En Aix con Louis Gauffridi, en Loudun con Urbano Grandier, la
situacin se sali de cauce, sin duda ayudada por un sombro entramado poltico.
Las monjas de Louviers ofrecen otro ngulo de esa relacin: all es el propio
sacerdote quien toma el papel desencadenante. El hecho ocurri entre 1633 y 1647.
A los diecisis aos entra Madeleine Bavent a un convento de San Francisco.
Orgullosa, se niega a seguir la doctrina adamita que predicaba el padre David, por
lo cual acaba como tornera. El sucesor de David, el cura Picart, comienza un
asedio amoroso de la joven con un constante martilleo de sus pretensiones. Emplea
cuanto cree necesario para lograr su objetivo: promete parasos de placer, apela a la
piedad de la joven para lo cual se finge enfermo o recurre al terror afirmando estar
en posesin de frmulas mgicas para acudir a los aquelarres. Poco a poco va
doblegando la voluntad de Madeleine hasta a convertirla en su ttere. Al quedar
embarazada, el sacerdote la premi convirtindola de hermana laica en religiosa y
le permiti vivir en el interior del convento, donde se asegura que dio a luz varias
veces.
Ya viejo, Picart le hizo firmar un testamento en el cual prometa morir cuando l
muriera, estar donde l estuviera. Por imperio de su ascendiente sobre la joven el
cura no cesaba de exigirle ms y ms pruebas; entre otras, prostituirse en grupo, y
atraer por su intermedio a otras religiosas. Todo esto result muy fuerte para el
dbil espritu de Madeleine, a cuyos odos lleg el relato de lo ocurrido en Loudun.
Madeleine manifiesta que est poseda, que un gato con ojos de fuego la persegua
para hacerle el amor. Otra posesa, Anne de la Nativit, se encarg de refutar con
las suyas las visiones de Madeleine. Una y otra decan haberse visto en el sabbath,
haber visto al diablo. Prevalece la opinin de Anne y Madeleine es desnudada y
pinchada para encontrar las marcas del diablo. El obispo la condena a un in pace,
suponiendo que luego de esto el convento se tranquilizara. No ocurre as.
Una tras otra las monjas comienzan a mostrar los sntomas clsicos: gritos,
obscenidades, profecas. Un cirujano, Yvelin, demuestra que sus sntomas no son
sino expresiones del mal de los claustros, que sus augurios estn falsificados, que
sus saltos y piruetas no pasan de las que podra hacer cualquier nio.
Mientras tanto, el penitenciario de Evreux, uno de los que actu en Loudun, se la
llev a un lbrego stano episcopal donde la mantuvo en la oscuridad, sin
asistencia mdica y casi sin comida y agua: Madeleine intenta suicidarse. No lo
logra e incluso se repone de las lceras que padeca. Se convierte entonces en
objeto de la lujuria de los carceleros. El penitenciario le hace firmar listas
interminables de los supuestos crmenes que haba cometido e intenta hacerla
quemar en la hoguera. La iniciativa no prospera, de modo que la reserva para otros
usos; por ejemplo, queriendo condenar a un hombre llamado Duval le hace decir a
Madeleine, ya sin voluntad ni coraje, que lo haba visto en el sabbath. De resultas
de ello, Duval es quemado vivo.
Un cambio de gobierno pone fin al convento de Louviers y sus escndalos,
ordenndose que las muchachas sean entregadas a su familia. Madeleine es
rescatada de las manos de Evreux slo para seguir presa hasta su muerte en las
crceles de Run.
CAPTULO XV
A mediados del siglo XVII, el movimiento que haba llevado a la caza de brujas
toma impulso pendular en sentido contrario. Algunas voces ya se haban levantado
en contra de la persecucin a las brujas, como la de Cornelio E. von Nettesheim -
que se manifest contra la tortura y las brujas por considerarlas un producto de la
imaginacin- y la del mdico Jean Wier, que calificaba de ilusin tonta y ridcula
la creencia en la brujera. No obstante haber llegado a seis ediciones, el De
praestigis daemonum et incantationibus de veneficiis no hizo demasiada
escuela. Asimismo, tampoco tuvieron un xito resonante las obras de Gabriel
Naudaeus, de los protestantes Ewick y Goddelmann y del ingls Reginald Scott.
En 1623, en su constitucin Omnipotentis, el papa Gregorio XV recomend un
proceso ms clemente que el empleado hasta ese momento en los tribunales que
juzgaban los casos de brujera; en 1637 Urbano VIII enfatiz que se deba castigar
tan slo a los culpables debidamente constatados y en 1657 se promulg una
Instruccin de la misma Inquisicin en que amonestaba la crueldad de las
persecuciones.
En 1626 el jesuita Tanner emprende un ataque directo contra la persecucin de
brujas, seguido por otro jesuita, Friedrich von Spee. ste, al igual que Salazar de
Fras, pasaron de inquisidores a defensores de las brujas. Von Spee, en su libro
Cautio Criminalis de processibus contra sagas, publicada en 1642, se extiende
en la denuncia de las impiedades y fierezas que jalonaban los juicios.
1
ERIC MAPLE, op. cit. Esta cita y las siguientes, dalvo afirmacin en contrario, pertenecen a la misma obra.
fueron algunos de la larga lista de acusadores que llevaron a la hoguera a miles de
personas.
En Alsacia se produjo en 1607 una mala cosecha que fue atribuida a la brujera. Se
detuvo por ello a tres mujeres y una nia. La nia acus a un muchacho de trece
aos llamado Meter. El joven Meter fue responsable de la quema de veinticuatro
personas y de tres suicidios en prisin. El muchacho, pretendiendo que estaba
embrujado, fue enviado a un hospital en vez de la horca. All, varios meses
despus, urdi una historia en la que haba exorcizado al diablo. Cuando el
demonio entr por la ventana del hospital para tentarle, el chico ahuyent a Satans
con la ayuda de Cristo. Por esta accin firme y fiel, los jueces le elogiaron
altamente y le asignaron dos frailes capuchinos para que lo protegieran en el
futuro.4
No siempre los jueces crean en las manifestaciones de posesin. Sir Francis North
era un magistrado que no se dejaba embaucar fcilmente. Cierta vez, le toc
presidir un juicio donde la supuesta vctima vomitaba alfileres y entraba en estado
de locura cuando el pretendido brujo se acercaba. Sir North se detuvo a examinar
el caso con cuidado y descubri el momento exacto en que la joven, como una
hbil prestidigitadora, introduca los alfileres en su boca. Por supuesto, el
prisionero fue absuelto.
En 1664 se llev a cabo un juicio contra dos mujeres, Rose Cullender y Amy Dun,
en Suffolk, Inglaterra. Un grupo de nios las acusaba de haberlos hechizado,
asegurando que cada vez que las ancianas estaban cerca vomitaban clavos y agujas,
aparecan espectros y los sapos lanzados al fuego estallaban con un sonido
aterrador. Un doctor y filsofo llamado Thomas Browne, hombre de gran
conocimiento, segn rezan las actas del proceso, atestigu sobre la realidad de
tales hechos, aportando adems pruebas de que cosas similares ocurran en otras
partes de Europa. Las mujeres no confesaron ser culpables ni haber firmado pactos
diablicos siquiera bajo apremios ilegales. No obstante, el juez Hale, de slida
reputacin como persona moderada y poco proclive a creer en fantasas, conden a
las dos ancianas a la horca.
Un caso que cobr fama tuvo lugar en Suecia, aunque esta vez con un final
desdichado para algunos de los denunciantes. El asunto empez cuando un joven
de quince aos, quiz despechado en su amor por una muchacha de dieciocho, la
acus de robar nios para llevarlos al sabbath. La joven Gertrude fue arrestada, de
manera que Eric, el acusador, ampli sus denuncias, mencionando a otras personas.
Todas protestaron su inocencia, con la excepcin de una mujer de setenta aos.
El rey Carlos IX orden a una comisin que investigara las denuncias. La
Comisin Real efectu un acto pblico de oraciones en masa. Esto no hizo sino
4
FRANK DONOVAN, op. cit.
producir el efecto contrario, desatando una especie de histeria infantil que los llev
a formular nuevas denuncias. La Comisin interrog en total a trescientos nios.
Sus relatos pintaban una escena fascinante y extraa: una pradera interminable en
la cual se elevaba una casa de varios colores; si se atravesaba la puerta de entrada,
se pasaba a otro prado donde haba animales. All tomaban parte en una reunin
donde el diablo los bautizaba, y les pinchaba los dedos para que pudieran escribir
su nombre con sangre en un libro. El demonio, de barba rojiza, se presentaba
usualmente vestido con un jubn gris, medias azules, calzas coloradas y un
sombrero en punta. Las brujas solan llamarlo Locyta o Antesser. Luego de jurarle
fidelidad al diablo, se celebraba un banquete con abundante comida y se construa
una casa de piedra que luego volva a caer. Las brujas, para concurrir a ese lugar,
invocaban al diablo y exclamaban tres veces Antesser, ven y llvanos a
Blockula!
Setenta supuestas brujas fueron arrestadas por las declaraciones de los nios; luego
de un breve juicio, se las encontr culpables: primero se quem a veintitrs y luego
a las restantes. Asimismo, probada su culpabilidad, se arroj a las llamas a quince
de los jvenes mayores, a otros cuarenta se los conden a sufrir azotes y a otros
veinte -menores de nueve aos- se los castig a ser golpeados en las manos con
varas durante tres domingos seguidos, a la puerta de la iglesia. El asunto adquiri
tal resonancia que decir Blockula era sinnimo de infierno.
Dos nias, acaso para averiguar su futuro amoroso, comenzaron a efectuar algunos
experimentos de adivinacin. Sin embargo, muy pronto se atemorizaron y
mostraron algunos sntomas extraos, tales como lanzar gritos blasfemos, adoptar
posturas convulsas y entrar en una especie de estado de trance. Una de ellas,
Elizabeth, de nueve aos, hija del pastor Parris, le arroj un ejemplar de la Biblia a
la familia que estaba congregada en una habitacin. No pasara mucho tiempo
antes que otras nias de Salem comenzaran a tener comportamientos similares.
A Elizabeth Parris y Abigail Williams se aadieron Ann Putnam, de once aos,
Mary Walcott de diecisiete aos y Mercy Lewis de la misma edad.
Consultado el mdico del lugar, William Griggs, se mostr incapaz de
diagnosticar, y menos curar, las dolencias, que incluan ataques de fiebre, dolores
junto a una fuerza y energa inusuales. Pronto apareci la teora de una influencia
sobrenatural. Esto no era de extraar, dado que llegaban las noticias de la caza de
brujas en el continente, que Cotton Mather haba divulgado recientemente en un
libro, Memorable Providence relating to Witchcraft and Possessions, donde
describa el caso de posesin de una lavandera de Boston. A ello haba que aadir
que, a poca distancia, se desarrollaba una guerra contra el mal, esto es, los indios,
habindose poblado los contornos con numerosos refugiados. No se tard mucho
en concluir que nadie sino el diablo poda ser responsable de lo ocurrido a las
nias. Sobre todo, porque se saba que el blanco preferido de las servidoras del
demonio eran los menores de edad.
Por cierto que no se trataba del primer caso de brujera en el rea. En 1648 haba
sido ejecutada por bruja Margaret Jones, seguida al poco tiempo por Mary Parsons.
Luego, en 1656, se haba ejecutado a Anne Hibbins y en 1658, tambin en Boston,
se llev a la horca a una tal Glover, debido al testimonio de una nia de trece aos,
proceso que sirvi de base al libro de Cotton Mather.
Mary Sibley, una vecina del lugar propuso que Tituba, una esclava comprada por
el reverendo Parris en Barbados, cocinara una torta de centeno con la orina de las
vctimas como una contra-magia efectiva que, al ser devorada por un perro,
revelara la identidad de las supuestas brujas. Esto atrajo la atencin sobre Tituba,
de quien se deca que hablaba mucho sobre vud y otras prcticas raras.
El nmero de las posedas ya haba llegado a siete cuando las dos primeras fueron
sometidas a un fuerte interrogatorio para que revelaran los nombre de quienes las
haban embrujado. Elizabeth y Abigail dieron tres nombres: el de Sarah Goode,
Sarah Osborne y la propia Tituba. Goode era una mendiga y Osborne una anciana
pendenciera que nunca iba a la iglesia.
Mercy Lewis y Ann Putnam afirmaron haber visto volar a brujas en la bruma
invernal. En bien de su hija, la destacada familia Putnam, que se disputaba el
poder en Salem con los Porters, elevaron sus quejas a los magistrados Jonathan
Corwin y John Hathorne, quienes el 1ro. de marzo examinaron a las acusadas.
Durante el examen, las nias dijeron haber sido atacadas por los espectros de las
tres mujeres. Otros vecinos aprovecharon la ocasin y se acercaron al lugar donde
se llevaba a cabo la indagacin para contar historias de animales que haban nacido
deformes, de manteca y quesos echados a perder, de disputas hogareas, todo lo
cual se deba sin duda a la accin de las hechiceras.
Los magistrados, que evidentemente las crean culpables, efectuaban las preguntas
de modo tal de conseguir la declaracin que pretendan. Las dos Sarah se
mantuvieron firmes en sus protestas de inocencia; pero Tituba confes que haba
tenido relaciones sexuales con el diablo bajo la forma de un hombre alto de
Boston, que practicaba la brujera y que en Salem haba una conspiracin de
brujas. Se detuvo en detalles como que Satn a veces tomaba la forma de un
animal de larga nariz, y que ella y otras brujas haban volado por los aires
montadas en un palo. Tituba haba querido ir a confesarle todo al reverendo, pero
el diablo se lo haba impedido.
La deposicin de Tituba convenci hasta a los ms escpticos. Da a da los
vecinos descubran haber sido atacados por las brujas, de modo que las denuncias
se sucedan sin parar. Las primeras denunciadas fueron mujeres en mala posicin
econmica o cuyo comportamiento no coincida con los patrones de la comunidad.
Luego le siguieron figuras prominentes: Martha Corey, Rebecca Nurse, Elizabeth
Proctor, Sarah Cloyce, fueron denunciadas por hechicera. Durante la indagacin
de Elizabeth Proctor y Sarah Cloyce se acus tambin a John Proctor. Y la lista
continu: Abigail Hobbs, Bridget Bishop, Giles Corey, Mary Warren.
Dorcas Good, la hija de Sarah Good, una criatura de cuatro aos, fue la primera
nia acusada de brujera por tres muchachas que dijeron haber sido mordidas por el
espectro de Dorcas. La pequea fue arrestada, recluida en prisin durante ocho
meses, para terminar insana despus de haber visto como se llevaban a la horca a
su madre.
Los procesos se extendieron. Deliverance Hobbs, como Tituba, encontr que
confesarse bruja era una manera de evitar la horca. La confusin se expanda por
doquier. En ese punto, los pastores insisten en que debe frenarse la brujera, pero
recomiendan prudencia en el momento de pronunciar las sentencias.
El 14 de mayo llega el gobernador William Phips y el 27 del mismo mes establece
un Tribunal Superior de Jurisdiccin Criminal para juzgar casos de brujera; lo
componan siete jueces, uno de los cuales era William Stoughton, un reconocido
cazador de brujas. A instancias de Mather, los jueces admiten las confesiones
como prueba junto con las marcas del diablo, la evidencia espectral, esto es, que
las vctimas haban sido visitadas por el diablo bajo la forma de una persona
inocente y la prueba del tacto, esto es, se les peda a las acusadas que tocaran a las
personas aquejadas de ataques y contorsiones, de modo que si las crisis cesaban se
comprobaba que eran brujas. Asimismo, se admitan como pruebas los rumores,
los comentarios generales, la voz pblica. Las acusadas podan defenderse
careando a sus acusadores y aportando evidencias en contrario.
La sesin inicial del Tribunal se ocup del caso de Bridget Bishop, una mujer de
sesenta aos, muy crtica de las actitudes de sus vecinos y duea de una casa de
mala fama. Se la encontr culpable de brujera y fue condenada a muerte. Poco
das despus, Nathaniel Saltonstall, uno de los jueces de la corte, renunci a su
cargo, por encontrar poco satisfactorios los procedimientos empleados. El 10 de
junio de 1692 se procedi a efectuar la primera ejecucin oficial, colgando a
Bridget Bishop que, hasta ltimo momento, declar ser inocente y desconocer de
qu se trataban las acusaciones.
Continuaron las acusaciones, cruzadas con peticiones a favor de los reos, por
creerlos inocentes.
Los salones literarios confirieron al siglo XVII su marca distintiva. La regla que
gobern esos salones fue la expresin lingstica correcta de sentimientos y
emociones, pasados por el tamiz de lo racional. En estos encuentros mundanos,
que fueron perfeccionando la lengua francesa, los asuntos personales se manejaban
con ingenio, humor y buen tono; imitados en toda Europa, se convirtieron en un eje
de la vida poltica. Nadie poda quedar ajeno a lo que all ocurra, fueran romances
o intrigas, consagraciones o fracasos. Los varones de talento convergan en esas
tertulias, sabiendo que su palabra sera escuchada. Como protagonistas o
consejeras, las mujeres aprendieron a manejarlas de manera admirable, al punto
que hasta el cardenal Richelieu escuchaba de buen grado a la duquesa de
Aiquillon.
Cultura literaria y poder se aliaban armnicamente merced a la intermediacin de
las mujeres. Sin embargo, las lenguas afiladas pronto se volvieron contra ellas. Si
brujas y posesas inspiraban temor, la mujer culta suscitaba burla y desprecio.
Molire las llamar las preciosas ridculas y Bossuet, Regnier, Boileau,
acumularn obras sobre la imperfeccin, la mezquindad y la malicia del sexo
femenino. Entre las mltiples tachas que se le atribuan estaban su habilidad para
intrigar y sus conocimientos para fabricar venenos.
Arsnico era una palabra de uso corriente en el siglo XVII. A finales de la centuria
anterior este tsigo, junto con otros, haba sido introducido en Francia por Catalina
de Medicis y otros italianos, muy aficionados a dar por terminados con un veneno
los problemas con sus enemigos. No obstante, como lo haban enseado las brujas
y sus discpulos, los txicos tambin podan ser usados en funcin curativa. Los
boticarios y mdicos de la poca lo comprendieron tan bien que mezclaban
arsnico y mercurio casi en cualquier remedio.
La prctica de los venenos se extendi por el Continente. Se deca que la reina
Isabel de Inglaterra haba sufrido varios atentados con venenos, en uno de los
cuales fue contratado para provocarle la muerte un mdico llamado dr. Lupus: el
complot fracas y el mdico fue colgado. Asimismo, se sostena que Ana Bolena
haba tratado de envenenar a Enrique VIII -si lo hubiera logrado, habra salvado su
propia vida, dado que el rey tuvo ms xito que ella en darle una mejor vida-. En
Espaa la esposa de Carlos II, Mara Luisa, muri sbitamente; aos despus, se
confirm que su muerte se haba debido a la accin de un tsigo. En Francia hubo
tantos casos de este tipo que lleg a ser conocida como la Escuela francesa de
venenos.
Nadie estaba libre del temor a ser emponzoado, y mucho menos los nobles; se
contaban casos como el de la princesa Enriqueta, casada con el duque de Orlens,
el del cardenal de Lorraine, to de la reina Mara, que haba muerto por llevar
consigo monedas de oro untadas con veneno o el asunto de la marquesa de
Brinvilliers, casada con Antoine Gobelin. La marquesa tom por amante a Sainte-
Croix, con quien comenz a experimentar con bebidas y alimentos envenenados en
los hospitales. A pesar de tomar muchas precauciones, pronto el marqus pas a
mejor vida y Sainte-Croix fue puesto en prisin. All conoci a un italiano, Exili,
que le transmiti muchos de los secretos con que haba envenenado en Roma a ms
de ciento cincuenta personas. Una vez liberado, Sainte-Croix y la marquesa
continuaron sus hazaas venenosas, dando muerte a considerable cantidad de
personas, incluidos el padre y dos hermanos de la dama.
Este caso, que cobr una notoriedad inusitada, repeta lo que los sacerdotes de
Notre-Dame solan or en la confesin: que los fieles se servan de pcimas y
drogas para obtener el amor de una persona, provocar abortos, exaltar la sexualidad
o causar la muerte de personas y animales.
Esta epidemia de envenenadores movi al rey Luis XIV a crear un tribunal secreto,
destinado especficamente a investigar este tipo de crmenes. Dicho cuerpo se
form en 1679 y fue conocido como la Corte de los Venenos o la Chambre
Ardente. Recibi este nombre porque la sala donde se desarrollaban las sesiones
estaba tapizada de tela negra e iluminada slo con velas. Cerca de medio millar de
personas fueron interrogadas por los cargos que pesaban sobre ellas. Sin embargo,
pudieron evadir los castigos -que incluan la pena capital- todas aquellas personas
distinguidas o con buenas influencias en las altas esferas.
Entre los acusados famosos se hallaba Catherine Deshayes, conocida como la
Voisin. La Voisin se dedicaba a vender polvos muy especiales a las seoras que
queran deshacerse de sus maridos o conquistar el amor de algn seor. La Voisin
fue arrestada, juzgada y sentenciada, junto con muchas otras personas cuyos
nombres suministr. Pero, lo ms relevante de las actuaciones de la Voisin era que
haba colaborado estrechamente con la ex amante del rey, Madame de Montespan.
El nombre de la Montespan apareci no slo unido a los envenenamientos sino a
una actividad que comenz a surgir con frecuencia en los interrogatorios: la
celebracin de misas negras. El rey se alarm al ver cun alto llegaban las
actividades ilcitas y prefiri silenciar el escndalo, ordenando detener las
pesquisas.
En 1682 Luis XIV promulg un edicto compuesto de once artculos, tres de los
cuales estaban dedicados a los seductores y ocho a los envenenadores. Asimismo,
se estableca una regulacin estricta de las profesiones que utilizaban productos
txicos. Se prohiba la preparacin de drogas o destilados a todos aquellos que no
tuvieran expresa autorizacin para tener un laboratorio; esto es, solamente los
mdicos, los profesores de qumica y los maestros boticarios estaban habilitados
para realizar estos trabajos. El edicto negaba la realidad de la brujera y los pactos
satnicos, llamndolos supuesta magia. Por lo menos en el papel esto pona
punto final a las persecuciones por ese motivo en Francia; en la prctica, durante
sesenta aos ms siguieron producindose procesos y ejecuciones por brujera.
Los encuentros llamados sabbaths haban saltado al primer plano del inters
social a travs de la persecucin de que fueron objeto las brujas. Precisamente la
caza de brujas, junto con otros factores como la desviacin de los dogmatismos
hacia esferas de polticas internas, o la afirmacin de una filosofa racionalista,
hizo que esas asambleas fueran declinando lentamente y, junto con ellas, la
representacin tradicional del demonio.
El rito de adoracin brujeril a las potencias de la fertilidad, de neto corte popular,
aparece remedado en las urbes por la aristocracia, estremecida con el gustillo
4
FRANTZ FUNCK-BRENTANO, op. cit.
picante de erotismo y muerte que emanaba del sabbath. Esta transformacin
perversa recibi el nombre de misa negra. Ya no eran las gentes del pueblo las
que intervenan sino los poderosos seores, los cultos y refinados que se
estremecan de placer al parodiar en sus castillos algunas de las confesiones que
haban sido arrancadas bajo tortura a los acusados de prcticas malficas. Lo que
haba sido una reunin casi multitudinaria se convierte en una ceremonia aislada e
independiente mediante la cual se busca obtener riqueza, poder, amor o la muerte
ajena.
En lneas generales, el ritual negro reproduca a la inversa la misa cristiana. Bajo
un crucifijo puesto al revs, se hallaba el altar que no era sino el cuerpo de una
mujer desnuda de preferencia virgen- entre cuyos senos se colocaba el cliz. El
rito, presidido ya no por Satans sino por un sacerdote renegado, comenzaba por el
final, siempre con la cruz invertida. Las palabras incitaban al desafo a todo poder
celeste y, en el momento de la consagracin, se degollaba a un nio de corta edad,
generalmente no bautizado, cuya sangre era utilizada como vino. La misa negra
conclua con la entrega de todos a todos en una danza de lujuria y frenes.
Bodin en su Demonomanie des Soircires cuenta que Catalina de Medicis haba
mandado celebrar una misa negra para salvar la vida de su hijo Philipp que se
hallaba en peligro. Agrega que un sacerdote la ofici con elementos sacramentales:
una hostia negra, una blanca y un cliz. El cura orden a un nio comulgar con la
hostia blanca y de inmediato le cort la cabeza, llenando con su sangre el cliz.
Mucho antes de Catalina, se haba asociado al mariscal Gilles de Rais, al conde de
Bothwell y a la condesa de Bathory con prcticas similares. Asimismo, hay breves
menciones a misas invertidas en el Malleus, en los relatos de algunos inquisidores,
en una alusin del padre Gauffridi que, bajo tortura, confes haber hecho el signo
de la cruz al revs y haber sustituido la frmula de bendicin con las palabras Id
en nombre del diablo.
5
FRAN DONOVAN, op. cit. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra.
tcnica especial de un exorcista famoso consista en decir misa sobre el vientre de
una monja posesa.
Las pesquisas de la Chambre Ardente, hasta que fueron suspendidas, arrojaron
trescientos diecinueve detenciones y ciento cuatro declaraciones de culpabilidad.
Los crmenes confesados cubran un amplio registro: elaboracin de filtros
amatorios y mortuorios, conjuros, magia de la imagen, adoraciones fetichistas y, lo
ms relevante, la celebracin de misas negras con los consiguientes sacrificios.
La descripcin de una misa pedida por madame de Montespan podra ser
considerada arquetpica. Cubierto el rostro por un antifaz, la favorita llega al lugar
donde se desarrollar el rito. La recibe la Voisin, que la conduce a un pabelln
donde la insta a quitarse la ropa. Aduce que el pacto que va a celebrar requiere
estar tendida completamente desnuda sobre un pao negro.
Luces titilantes iluminan tenuemente el recinto, creando extraas figuras con el
humo que se desprende de los incensarios. Silencio y quietud. Comienza la
ceremonia: el blanco cuerpo, recorrido por leves estremecimientos, se destaca
sobre la negrura de la tela, la cabeza reposa sobre una almohada de terciopelo del
mismo color dejando que la cabellera caiga en una ola dorada. Las piernas,
abiertas, cuelgan a uno y otro lado del altar; los brazos estn extendidos en forma
de cruz, sosteniendo un candelabro dorado cada uno. Entra el abate con pasos
leves; sobre el vientre de la dama deposita un cliz recubierto por un lienzo fino y
un pergamino donde constan los deseos que se pedirn.
Se eleva la voz del sacerdote en graves letanas, a las que responde la Voisin en su
papel de aclito. Agita una campanilla. El oficiante pone una rodilla en tierra y
besa el pubis de la marquesa. En el momento de la consagracin, mezcla en el cliz
cenizas de un nio quemado y fragmentos de hostia consagrada. Es el momento de
recibir al pequeo que le han trado, una criatura de dos aos a quien el abate
levanta por sobre su cabeza en medio de gritos y llantos. Luego de pronunciar la
frmula del sacrificio, procede a abrir las venas del cuello de la vctima con un
pequeo cuchillo. El cuerpo de la bella favorita es salpicado por gotas de la sangre
que van llenando el cliz. Mientras todava arden los cirios negros, el cura impetra
a los espritus de las tinieblas que concedan los deseos de la marquesa. Poco
despus concluye el rito que tantas veces satisficiera los pedidos de madame de
Montespan.
6
FRANCISCO ROMERO. Historia de la filosofa moderna. Mxico, 1959.
7
FRANK DONOVAN, op. cit.
El varn se considerar afirmado en tanto venza al otro yo, el yo-naturaleza-
misterio femenino. Las relaciones erticas se vuelven conquistas, para lo cual se
precisa que no haya complicidad, que haya un orden que alterar, una materia
psicolgica de la cual alimentarse. Hay que violar al otro en su carne para
adentrarse en el secreto ltimo de la personalidad. Al dar muerte a la voluntad
femenina, el varn se aduear de la naturaleza, cuyo juego inter-reflejante de
vida-muerte procura eludir definitivamente por medio de la aniquilacin simblica,
cuando no real.
El erotismo de las recmaras de los castillos, inaugurado por Gilles de Rais y la
condesa de Bathory y continuado con las misas negras que unan mujer-erotismo y
muerte va a ser exaltado en Sade y su obra de cadveres ensangrentados, nios
arrancados a los brazos de sus madres, jvenes degolladas para una orga, parejas
saciadas de sangre y vino, torturas inauditas. 8 Tal fue el impulso que Sade le
imprimi al tema de los ritos de invocacin-eros-muerte que alguien9 lleg a
afirmar que la misa negra era prcticamente una invencin literaria del marqus.
En este nuevo erotismo el varn se convertir en amo de la carne; el otro-presa,
ideal perfecto victimizado, ser la mujer, dadora de vida, antigua diosa de la
muerte. En ese cuerpo femenino el varn contemporneo de la mquina se
impondr sobre la naturaleza; al negar e invertir la sexualidad de Lilith ahogar sus
miedos ante la potencia de la materia, su reciente desazn ante las asperezas del
existir, su prdida del sentido ltimo de la vida y la inexorabilidad del fenecer.
El carcter objetal de la mujer ser sealado hasta el hartazgo por los idelogos del
erotismo tantico, desde el mismo marqus hasta Bataille, desde D.H. Lawrence,
Klosowski, Leiris, Mailer, hasta los fabricantes de pornografa actuales.
La marca del poder real en el cuerpo de los individuos ces legalmente con la
Revolucin Francesa; como lo advirtiera Foucault, Sade perpeta esa marcacin
bajo el pretexto del erotismo.
Violar, sacrificar, macular el cuerpo para someter la voluntad de la mujer, para
aniquilarla, dice el oficiante ertico-tantico cuyo reloj de la realidad marca el
instante del poder. El amante desarregla a la mujer amada tal como hace el
sacrificador sanguinario con el hombre o el animal inmolado. La mujer es
desposeda de su ser en manos del que la asedia. Junto con su pudor, pierde esa
firme barrera que, al separarla de los otros, la haca impenetrable: se abre
bruscamente a la violencia del juego sexual desencadenado en los rganos de la
reproduccin, se abre a la violencia impersonal que la desborda desde afuera. 10
Durante el siglo XIX las misas negras y la brujera, que se hallaban en estado de
reposo, cobran nueva vigencia. La obra de Karl Huysmans, convertido tardamente
al catolicismo, retoma las descripciones de la misa negra que se conocieran durante
8
JULES JANIN. Revue de Paris, 1834. Citado por GEORGE BATAILLE. El erotismo. Buenos Aires. 1960.
9
Robins en su Enciclopedia.
10
GEORGE BATAILLE, op. cit.
los procesos de la Chambre Ardente. Ritos blasfemos y prcticas sado-masoquistas
acompaan un mundo de exaltaciones sexuales en lo que denomina la misa
espermtica. All las mujeres, sometidas al sacrificio masculino, convierten el
lugar en una monstruosa jaula llena de prostitutas y de locas 11 que produce en los
asistentes una oleada de histeria colectiva.
El mal que antes era una entidad encarnada en Satans se ha desplazado al cuerpo
femenino: el varn inducir a la mujer -empleando la medida de fuerza que crea
necesaria- para convencerla de que la nica verdad femenina es alejarse del propio
cuerpo y considerarlo propiedad masculina. La muerte haba sido durante los siglos
anteriores uno de los mecanismos para accionar la voluptuosidad. El modelo
surgido de las misas negras efectuar una aproximacin inversa, cimentando lo
ertico sobre el placer de la aniquilacin, del exterminio, de la muerte. La
sexualidad femenina como tal quedaba inmolada.
11
JORRIS KARL HUYSMANS. L-bas. Buenos Aires, 1953.
CAPTULO XVII
VAMPIROS, MAGOS
Y SOCIEDADES SECRETAS
Las luces de la razn iluminaban por doquier el estudio ms propio del hombre, el
hombre mismo, como sentenciaba Pope. Esta tarea formaba parte de lo que el
siglo de la Ilustracin se propuso: aplicar el entendimiento no slo a los avances
cientficos sino al orden de las humanidades. La filosofa se aboca as a desarrollar
el tema de la tica con independencia de los postulados religiosos. La literatura, a
su turno, procura edificar el alma de sus contemporneos con ejemplos
moralizantes. La virtud, el amor a la patria, la amistad, se constituirn en tema de
muchas obras amables, orientadas por la razn. La pera, con sus imponentes
reconstrucciones de tiempos idos, apuntar a desarrollar la imitacin de las
conductas del pasado en vastos ncleos populares.
La subjetividad se torna valiosa, al humanismo, con su admiracin unilateral por
ciertos pueblos y ciertas formas de vida, sucede el humanitarismo, el culto de la
humanidad, divinizada tambin bajo el nombre de naturaleza. 1 Una humanidad
compuesta de particulares pensantes.
Se inquiere en los meandros de la mente humana, se funda la psicologa
asociacionista; la pintura refleja en el arte de los retratistas las huellas del
pensamiento en el rostro. Nacen los tratados especficos del arte potico, el arte
literario, el arte pictrico. Se respetan y toleran las diferentas, aun las religiosas,
dado que son expresiones, a veces corruptas, de ideas innatas en el hombre.
Se va abriendo paso una filosofa de la historia asentada sobre la base de una
concepcin integral de la cultura, tendiente a un mejoramiento paulatino que se
lograr a travs de la acumulacin de conocimientos y el aumento de las luces que
llegar a su punto ptimo con la felicidad derivada del imperio de la razn. La
Encyclopdie, ou dicttionnaire raisonn des sciences, des arts et des mtiers,
par un societ de gens de lettres, la obra mxima de la Ilustracin, introduca
desde su ttulo los nuevos valores: el trabajo humano era digno de respeto y los
trabajadores, por serlo, deban recibir educacin y conocimientos. Asimismo, tena
la pretensin de exponer el orden y encadenamiento de los conocimientos
humanos, apuntando a sistematizar zonas de la realidad que pudieran servir de
instruccin a sectores cada vez ms amplios de la sociedad.
Esos adelantos a veces parecan muy crueles: por ejemplo, descubierto el contagio
de ciertas enfermedades, se marcaba con una cruz la casa de los enfermos en las
grandes epidemias que asolaron el siglo XVIII, o se les disparaba a boca de jarro a
1
BENEDETTO CROCE. Teora e historia de la historiografa. Buenos Aires, 1953.
los apestados que circulaban por las calles. No obstante esto representaba un
progreso respecto a creer que las pestes formaban parte de la obra diablica o de
una maldicin divina. Lo cierto es que el hombre, en tanto un cuerpo con
necesidades especficas, haba hecho su entrada en el pensamiento lgico formal.
2
JOHANN CHRISTOPHORE HERENBERGIO. Philosophicae Christiani cogitationis de Vampiriis.
Amsterdam, 1753.
3
DOM AGUSTIN CALMET. Dissertation sur les apparitions des anges, des demons, et des esprits, et sur les
revenants et vampiros de Hongrie, de Bohme, de Moravie et de Silesie. Pars, 1746.
mostrarle un crucifijo. Y otros ms truculentos -que recordaban la muerte en efigie
de los mtodos inquisitoriales- que eran proporcionarle una segunda muerte al
cadver por medio de una estaca clavada en su pecho, la quema del cuerpo, la
decapitacin o, dado que el vampiro odia el agua, enterrarlo en una isla o arrojarlo
a un ro.
Casi nadie quedaba exento del peligro de convertirse en vampiro al morir: si una
persona haba sido mordida por un vampiro, los fallecidos por envenenamiento,
embriaguez o enfermedades raras u otras como la rabia, los abortos de padres
ilegtimos, los nios que nacen con dientes, los perjuros, los excomulgados, los que
mueren fumando o bebiendo durante la Cuaresma, los que son enterrados sin
recibir los Santos Sacramentos. Como los suicidas, a los que deba clavrseles una
estaca en el pecho para que no retornaran del ms all, los vampiros engrosaban
sus filas con los marginales del sistema social, con los que no se ajustaban a las
convenciones imperantes. Por eso dos grupos humanos proporcionaban ingentes
cantidades de vampiros: los judos y las brujas.
La brujera no existe; la magia no existe, afirmaban las voces cultas europeas; son
creencias irracionales, dicen los autores de la Encyclopdie mientras el pueblo
llano se afana en sacar de su sepultura a los seres denunciados como vampiros y en
los altos niveles econmicos persisten las prcticas de misas negras a las que no
tardar demasiado en aadirse el condimento vamprico con el uso de sentadoras
capas negras que simulaban las alas del vampiro.
Barrios enteros se dedican a la magia, como el alqumico Saint-Marceau de Pars, y
los magos pululan en las cortes. A diferencia de las brujas, se los halaga, se los
6
LEONOR CALVERA. Historia de, op. cit.
escucha y consulta. Se publica una imponente cantidad de libros dedicados a la
magia y las ciencias ocultas: algunos son reediciones de Agripa, de Alberto
Magno, de antiguos grimorios. Otros se revisten de un lenguaje moderno, dejando
traslucir la influencia del racionalismo puesto que se empean en equiparar ciencia
y magia: al cimentar sta sobre bases cientficas nacen nuevas y complejas tcnicas
y rituales.
La alta nobleza, ansiosa de independencia y de poder, segrega su propio mito: el
del gran seor cosmopolita, potencia oculta en poltica, gran seductor, amigo
inmortal y profeta.7 Entre esos personajes de nota que poblaban las cortes,
algunos nombres han llegado hasta nuestros das con una fama ambigua de
farsantes e iniciados. El conde de Saint-Germain es uno de ellos.
El lugar y la fecha del nacimiento del conde de Saint-Germain son hipotticos; se
presume que naci en 1699, en Bayona, y que era hijo natural de la viuda de Carlos
II de Espaa y un cierto conde Adanero; otras genealogas lo suponen hijo de
Francis Rakoczy II, prncipe de Transilvania. Se le asigna una vida muy dilatada,
de ms de cien aos, aunque algunas personas lo vieron despus de la fecha de su
fallecimiento, en 1784. Las descripciones fsicas lo pintan como un hombre que
invariablemente pareci tener entre cuarenta y cincuenta aos y que, al igual que el
vampiro, nunca probaba bocado en las comidas a las que asista. Sus habilidades
eran mltiples: poda tocar muy bien el violn, pintaba, tena una memoria
excepcional para recordar hechos y ancdotas histricas, era vidente y hbil en
alquimia y qumica, todo lo cual le vali el apodo de der Wundermann, el hombre
maravilla.
Nunca se le conocieron negocios ni cuentas bancarias, por lo cual se supona que la
extraordinaria fortuna de que haca gala provena de su talento para transformar en
oro el metal vil. Asimismo, el conde aseguraba que poda quitar las imperfecciones
de los diamantes y agrandarlos a voluntad, as como a las perlas. Su gusto por las
gemas era indiscutible puesto que los personajes retratados por l estn cubiertos
de joyas que los iluminan de modo muy particular. l mismo no slo las usaba en
profusin, incluso en el calzado, sino que se deca que las llevaba cosidas en el
doblez de sus vestidos y que tambin las guardaba a puados en una arquilla que
llevaba siempre consigo.
Disfrutaba la compaa de mujeres hermosas, algunas de las cuales fueron sus
amantes: las elegidas resultaron casi siempre personas tan misteriosas como l,
verbigracia, la princesa de Lamballe a quien puso al frente de una de las logias
esotricas que fund. Su trato con Luis XV, de quien se lo crea agente secreto, sus
veladas interminables a solas con el rey provocaron los celos de la corte y la
enemistad de sus ministros, que lo tildaron de charlatn y aventurero. Saint-
Germain parti a Inglaterra, luego a Rusia -donde tom parte en la conspiracin
que puso en el trono a Catalina la Grande- y volvi a Francia diez aos antes de su
7
JEROME-ANTOINE RONY. La magia. Buenos Aires, 1962.
muerte. Profetiz los acontecimientos de la Revolucin Francesa con las siguientes
palabras: Habr una repblica sedienta de sangre cuyo cetro ser el cuchillo del
verdugo.
Uno de los discpulos de Saint Germain fue Alessandro, conde de Cagliostro.
Haba nacido ste en 1743 en Palermo, Italia, siendo su nombre real Giuseppe
Balsamo. Desde la infancia tuvo una vida accidentada: escap de la casa de su to,
escap de un seminario y escap de un monasterio benedictino donde descubri su
talento para la medicina. Luego de la huda del monasterio, se uni a una banda de
vagabundos que cometieron diversos crmenes. Salvado de la prisin por su to, a
los diecisiete aos conoci a un orfebre llamado Marano con quien se asoci para
el estudio del ocultismo y la alquimia.
Luego de estafar a Marano, Cagliostro emprendi diversos viajes recorriendo
Egipto, Grecia, Etiopa, India, Persia, donde profundiz sus estudios de alquimia y
ocultismo. De regreso en Italia, se estableci como mdico en Roma, donde
contrajo matrimonio con Lorenza Feliciani, llamada Serafina. Pronto la Inquisicin
comenz a sospechar de Cagliostro pero, antes de ser detenido por hereje, huy
con su mujer a Espaa donde permaneci varios aos.
En 1760, despus de una breve estada en Italia, lleg a Inglaterra con la pretensin
de haber descubierto un secreto alqumico. En ese momento conoci al conde de
Saint-Germain que lo inici en los ritos egipcios de la francmasonera y le
transmiti las recetas para producir el elixir de la juventud y el de la inmortalidad.
A su turno, fund varias logias masnicas del rito egipcio en Inglaterra, Alemania,
Rusia y Francia. En Pars se dedic a la venta de medicinas hasta que despert el
inters de Luis XVI en cuya corte de Versailles permaneci varios aos
difundiendo algunos secretos mgicos. Envuelto en un oscuro complot que
desembocara en la Revolucin Francesa, Cagliostro fue primero encarcelado en la
Bastilla y luego desterrado.
De regreso a Roma con su esposa, retom la prctica de la medicina sin descuidar
la celebracin de sesiones mgicas. Luego de fundar una logia masnica, fue
arrestado por la Inquisicin; en el juicio que le siguieron, fue acusado de hereja,
magia, conjura y francmasonera. Luego de dieciocho meses de deliberacin, los
tribunales inquisitoriales lo encontraron culpable y lo sentenciaron a muerte. El
Papa le conmut la pena por la de prisin perpetua. Una vez ms intent huir de la
crcel de Sant Angelo pero fue fcilmente recapturado y confinado en el castillo de
San Leo, una prisin de mxima seguridad, donde muri en 1795. Nadie crey en
Europa que haba muerto Cagliostro, una de las ms destacadas figuras del
ocultismo, sino que de algn modo habra de reaparecer; a tal punto era impensable
su muerte que el propio Napolen debi insistir en que Cagliostro efectivamente
haba fallecido.
1
ROGER PICARD. El romanticismo social. Mxico, 1947.
mantienen sojuzgados, emancipacin del pensamiento, mantenido dentro de los
confines de lo racional durante el Iluminismo.
La Declaracin de los derechos del hombre impregna todas las clases. Se lucha por
la independencia de las naciones; se lucha por la independencia de las mujeres; el
arte lucha para manifestar lo no visible, lo fantstico, lo mgico. Con la
publicacin de la novela onrica de Horace Walpole, El castillo de Otranto
(1764), lo demonaco encontr una forma literaria en medio de ideales augustos de
armona clsica, decoro pblico y razonable restriccin. 2 A poco le seguirn Ann
Radcliffe, Mathews Gregory Lewis, Ernst Theodor Hoffman en los comienzos de
una lista de cientos de obras que con sus castillos enigmticos, sus aparecidos
sorpresivos, sus vampiros y monstruos darn lugar a lo que se denominara gnero
gtico.
No poco lugar le cabe al diablo en esta literatura, aunque es un diablo que ha
cambiado sustancialmente al ir cayendo las barreras del miedo que lo circundaban,
aunque la Iglesia siguiera sosteniendo la verdad de sus poderes. Lo cierto es que,
en la era de las revoluciones, el demonio se ha liberado y ya no representa al mal ni
es el macho cabro: es el hombre mismo, es Lucifer, un bello adolescente rebelde
ante un dios-padre arbitrario. Byron, Shelley, de Vigny, Vctor Hugo, George Sand
lo reivindican como el ngel del pobre, del dbil, del oprimido y as lo
representan pintores como Delacroix.
El pensamiento religioso-libertario recoge esa efervescencia de lo popular en dos
ramas que en ocasiones suelen unirse: la que se aboca a la enseanza de prcticas
mgico-brujeriles y la que analiza y reinterpreta los sucesos del pasado
relacionados con esa corriente.
2
ROSMARY JACKSON. Fantasy. Buenos Aires, 1986.
Como en muchas otras circunstancias, es una dama de la noche, una extraa mujer
quien, durante un viaje a Londres, lo induce a conjurar el espritu de Apolonio de
Tiana, un mago de la primera centuria cristiana. Vestido con ropas blancas, en una
habitacin revestida de espejos, con una mesa cubierta por una piel de cordero y
dos recipientes de metal con fuegos prendidos, se entrega a las encantaciones
durante doce horas. En ese momento comienza a sacudirse violentamente y ve
aparecer un espritu vestido de gris frente a l, que responde telepticamente a sus
preguntas. Levi siente un fro extremo y su brazo izquierdo entumecido y se
desmaya cuando la aparicin toca su espada ritual. Al recobrarse, duda que, en
efecto, haya evocado el espritu de Apolonio. Ms tarde explicar estas apariciones
conforme a las teoras que fue elaborando.
En el aspecto prctico, Levi enfatiz la importancia del Tarot -el juego de cartas
cuya historia dio a conocer en el siglo XIV Court de Gebelin- como un instrumento
perfecto para la adivinacin ya que contiene la clave de la ciencia oculta. Su inters
por el Tarot y sus profundos conocimientos de la Cbala lo llevaron, en compaa
de Papus, a introducir modificaciones en el llamado Tarot de Marsella y a
dedicarle veintids captulos en su obra cumbre 3. Sin embargo, antes que como
mago practicante, Lvi ser admirado precisamente por sus aportes tericos que se
basaban en el reconocimiento de tres leyes o doctrinas fundamentales: la ley de
las correspondencias4, la importancia de la voluntad humana, que constitua una
fuerza tan real como la del vapor o la corriente galvnica y la existencia de la luz
astral -trmino tomado a Paracelso pero tambin deudor de Mesmer- que impregna
la naturaleza toda aunque es invisible y carece de forma. Esta luz astral es la que,
mediante la voluntad, puede moldearse para provocar la aparicin de entidades
desaparecidas.
Conforme a las teoras de Levi, cualquier rito mgico puede llevarse al trmino
deseado aplicando la ley de las correspondencias ya que todo factor presente en el
alma humana es un espejo mgico del universo. Por consiguiente, si lo que se
busca es valor, se debe invocar a Marte y todo cuanto con l se relacione: el
nmero cinco, las vestiduras rojas, los inciensos fuertes y as indefinidamente. Este
mago y experto en Cbala, que busc reconciliar sus ideas con la fe catlica,
declaraba: Demostrar la base natural de lo maravillosoes equivalente a
erradicar de la mentalidad comn la prueba convincente de los milagros, que cada
religin reclama como propiedad exclusiva y argumento definitivo.
Una dcada despus de la muerte de Levi, sus escritos comenzaron a estudiarse
con sumo inters, no siendo ajenos a ese despertar el marqus de Guaita y Josephin
Sar Peladan, ambos miembros del Saln de la Rosa Cruz. sta haba sido
3
ELIPHAS LEVI. Dogma y ritual de la alta magia. Buenos Aires, 1951. Las citas siguientes, salvo afirmacin en
contrario, pertenecen a esta obra.
4
Se trataba de una nueva versin de la creencia medieval en que el hombre constitua un microcosmos que se
corresponda punto por punto con el macrocosmos. Este reverdecimiento de esa vieja doctrina no slo influy en
los practicantes de la magia sino en poetas como Baudelaire.
fundada en 1888 con objeto de estudiar textos cabalistas y del ocultismo. Muchos
de los seguidores del Saln acabaron enfrentados por la orientacin cristiana o
cabalista de sus estudios. A pesar de reivindicar al artista como sacerdote del gran
misterio, del gran milagro y de contar entre sus filas a msicos como Eric Satie,
la Rosa Cruz catlica acab por disolverse, no as la cabalista, dirigida durante
mucho tiempo por Papus5 y luego escindida en mltiples fracciones.
Entre los seguidores de Levi se contaban no slo franceses sino tambin ingleses.
Kenneth Mackenzie fue uno de ellos. Mackenzie era un ocultista experto en la
magia enoquiana de Dee. John Dee -un extrao personaje del siglo XVI-, adems
de fabricar criaturas articuladas, deca haber recibido del ngel Enoc distintos
elementos compuestos por un alfabeto -diecinueve llaves o invocaciones-, la
traduccin de esas invocaciones, una importante cantidad de conocimientos ocultos
y ms de cien grandes cuadrados de letras, constitudos por dos mil cuatrocientos
un caracteres, y las respectivas instrucciones para su uso. Mackenzie, que
combinaba esta magia enoquiana con rudimentos de qumica y medicina, es quiz
el responsable de unos manuscritos que se publicaron en 1887 y que ejercieron una
influencia determinante en la fundacin de la Orden del Amanecer Dorado, la
fraternidad ocultista que le dio un impulso inusitado a la tradicin mgica
occidental.
XVIII. 3 El espiritismo
Aunque seas el mismo Diablo, haz lo mismo que yo! estas palabras de una de
las hermanas Fox acompaaron el castaeteo de dedos con que se le ocurri
responder a los ruidos que se escuchaban permanentemente en su residencia y que
haban obligado al dueo anterior, el pastor Vekman, a abandonarla. Ante su
sorpresa, la invitacin fue aceptada. De este manera, en la noche del 31 de marzo
de 1848, comenzaba oficialmente el espiritismo. Como el primer telgrafo,
inaugurado en 1794, el de la comunicacin con las entidades espirituales se
propag rpidamente. Su terico Allan Kardec -seudnimo del francs H.L. Rivail-
reconoce, como la democracia liberal del industrialismo, que todos los hombres, de
aqu o del ms all, son hermanos y que no existe supremaca de unos sobre otros,
excepto las surgidas del talento o la virtud. Uno de los artculos del Credo
espiritista afirma: Creo en la solidaridad de los sufrimientos en el mundo visible y
en el invisible, en vista de una armona final de paz y amor.
Las brujas haban sido reiteradamente acusadas y perseguidas por practicar la
necromancia; ahora los cientficos estudiaban con inters el fenmeno de las
mdium que interrogaban a los muertos. Eusapia Palladino, Florence Cook, fueron
damas de la noche cuyos nombres cobraron fama en el Continente, no slo por sus
5
Uno de los magos que influyeron en el ltimo zar.
comunicaciones de ultratumba sino por las formaciones ectoplasmticas que
emanaban de ellas.
El espiritismo tena muchos puntos de contacto con la teora de la reencarnacin
importada de Oriente. A mediados del siglo XIX se decidi encarar seriamente los
estudios orientalistas y, por primera vez, se tradujeron a lenguas romances algunas
joyas del pensamiento oriental. Esta labor, en la que fueron pioneros nombres
como los de Max Mller y M.E. Bornouf, permiti a un vasto pblico acceder al
manantial de origen de concepciones sobre el universo cuyos parmetros sobre la
vida y la muerte, el bien y el mal, el tiempo y el espacio diferan notablemente de
los que se hallaban en vigencia en la sociedad judeo-cristiana.
Escritores de la talla de Mallarm, Barrs, Huysmans, Schur, o pintores como
Puvis de Chavannes o Rouault discutieron apasionadamente temas tales como la
mstica india, la reencarnacin, la metempsicosis, proporcionndoles en muchos
casos el material con que alimentaron sus creaciones.
La hora de la lucha de las mujeres por obtener sus derechos haba comenzado a
sonar en las postrimeras del siglo XVIII. Los comienzos del XIX las encuentran
activas junto a los socialistas utpicos con cuyas metas tericas aparecen
fuertemente solidarizadas. Los nuevos tiempos revolucionarios exigen, segn los
utopistas, un nuevo lenguaje, de modo que en 1830 Fourier acua el trmino
feminismo para la bsqueda de la emancipacin femenina en todos los planos: el
econmico, el poltico, el matrimonial.
En la expresin artstica, triunfa el gtico en textos que fantasean un ataque
violento al orden simblico, y no es casual que en la tradicin gtica haya tantas
escritoras mujeres: Charlotte y Emily Bront, Elizabeth Gaskell, Cristina, Rossetti,
Isak Dinesen, Carson McCullers, Sylvia Plath, Angela Carter. Todas ellas
emplearon el fantstico para subvertir la sociedad patriarcal, el orden simblico de
la cultura moderna.6
Se pone bajo la lupa la vida cotidiana de las mujeres pero tambin, como lo
impone el momento, se tiende la mirada hacia atrs y se analiza la vida en otros
tiempos, en la poca oscura de la caza de brujas. Lo notable de estas indagaciones
es la diferencia sustantiva con los enfoques de siglos anteriores.
Acaso el primero en pronunciarse sobre la supervivencia en la brujera de antiguos
cultos paganos fue Kart Ernst Jarcke. Este jurista prusiano, que abraz el
catolicismo y aoraba la monarqua medieval, descrea de hechos tales como los
vuelos nocturnos, la presencia de Satn y otros prodigios, pero admita que las
brujas se reunan en asambleas nocturnas y pertenecan a una secta organizada de
origen germnico. Por consiguiente, en tanto opositoras al catolicismo, quedaba
justificado haberlas perseguido y condenado a muerte. Diez aos despus, en 1839,
Franz Josef Mone, hizo propios esos mismos puntos de vista, agregando que el
sabbath era la deformacin de un culto esotrico a Dionisos y Hcate. Asimismo,
ambos compartan la idea de que esas prcticas formaban la base de una rebelin
campesina; sin embargo, ni uno ni otro aportaron pruebas para sostener sus tesis.
Junto con Walter Scott y sus influyentes Letters on Demonology and Witchcraft,
de 1830, -escritas poco antes de padecer un ataque de apopleja- llevaron
nuevamente a un primer plano el tema de la brujera, despertando la necesidad de
profundizar en los conocimientos y races del viejo culto.
Un ao antes Etienne Leon, barn de Lamothe Langon, dio a conocer su Histoire
de lInquisition en France. El barn de Lamothe era un escritor mercenario que
haba publicado obras gticas como The Vampire, The Head of Death y The
Monastery of the Black Friars sin mayor xito, habiendo adems dejado volar su
imaginacin en una coleccin de memorias privadas de Luis XVIII. En la Histoire
describe enormes procesos que habran tenido lugar en el sur de Francia y asegura
haber transcripto actas de la Inquisicin que luego fueron destruidas. Conforme a
esa documentacin, la brujera del siglo XIV era un culto organizado que tal vez
fuera la supervivencia de una antigua religin. Lamothe se detiene largamente en la
descripcin de sabbaths, enormes misas negras y pactos elaborados con una
complejidad mayor que la surgida del Malleus. Y, sobre todo, da cifras
espeluznantes sobre la cantidad de condenados por la Inquisicin en Toulouse y
Carcasone que, en el peor da, ascendieron a cuatrocientas personas muertas en la
hoguera. Aunque nunca se pudo comprobar la veracidad de sus fuentes, la obra
tuvo un impacto movilizador en una sociedad sacudida por la violencia de
constantes brotes revolucionarios de modo que extensos fragmentos de la obra
fueron citados y vuelto a citar en obras de estudiosos, incluso del siglo XX.
Menos espectacular es la contribucin de Charles Mackay en las Memories of
Extraordinary Popular Delusions and the Madnes of Crowds, ttulo revelador
6
ROSMARY JACKSON, op. cit. El subrayado pertenece a la autora.
publicado en 1841. All muestra una visin optimista de la evolucin humana al
definir la brujera como una epidemia de terror que atrap a las gentes y que
haba quedado atrs puesto que ya no se la criminalizaba. El hospital y no la pira
era el futuro que aguardaba a quienes creyeran ser lobos o volar por los aires.
Hacia la segunda mitad del siglo XIX se publican algunos de los libros que dejarn
una huella perdurable en el anlisis de la brujera. Uno de ellos provocara una
polmica desde el momento mismo de su aparicin: La Sorcire de Jules
Michelet.
Michelet naci el 21 de agosto de 1798; su infancia fue penosa por cuanto su
padre, un modesto impresor y librero, vio malogrado su negocio a consecuencia de
la censura de prensa que haba impuesto el rgimen de Napolen. A pesar de las
privaciones, su padre logr darle una educacin elemental y esto, unido a los
esfuerzos del joven Jules, hizo que a los 29 aos estuviera en condiciones de
ensear en la Escuela Normal Superior de Pars e impartir clases de historia y
filosofa. Asimismo, haba llevado a buen trmino la traduccin francesa de la
Scienza Nuova de Vico y comenzaba a ser respetado en los altos crculos
intelectuales.
Los acontecimientos polticos de 1830 le permitieron confirmar la verdad de las
teoras de Vico -que haba hecho suyas- respecto a que la voluntad de los hombres
y mujeres determina el curso de la historia. El pueblo en las calles, un pueblo
doliente, explotado, idealista, le permite a Michelet desentraar en ese
protagonismo una lucha contra la adversidad que dar color a toda su visin
histrica, desde su monumental Histoire de France hasta las obras menores como
Nos fils.
En 1831 aparece su Introduction lhistoire universelle donde queda en claro la
tesis moral y crtica subyacente en todas sus obras: el Cristianismo, la Reforma y la
Revolucin son las tres etapas capitales de la lucha por la libertad humana. Ese
mismo ao es nombrado jefe de la seccin histrica de los Archivos Nacionales de
Francia, lo cual le dio la oportunidad de consultar de primera mano documentos
relativos a la elaboracin de sus libros de historia. En los aos siguientes,
abrumado por su viudez y otras tragedias personales, pasa poco a poco de sus
convicciones cristianas a una visin de la democracia como progreso liberador. En
1852, al proclamarse el Segundo Imperio, Michelet rehsa brindarle su apoyo, lo
cual le cuesta ser despedido de los puestos oficiales.
Vuelto a casar con una mujer treinta aos menor que l, Michelet cambia el tono
de su prosa, tornndose ms lrico, ms libre y flexible. De esa poca son sus obras
dedicadas a los insectos, los pjaros, el amor, los hijos y las mujeres. Precisamente
en ese momento, 1862, publica La Sorcire.7 No bien aparecido el libro, se vio
envuelto en un escndalo de proporciones cuando el editor, Hachette, hizo retirar
de la venta los ejemplares, al darse cuenta tardamente del tono encendido de la
introduccin. Luego de varias idas y vueltas termin por aparecer, expurgado, en
noviembre de 1862 con el sello de Hetzel E. Denter.
La Sorcire es una exposicin del ms conspicuo pensamiento de Michelet:
liberalismo poltico y filosfico, anticlericalismo, altos ideales morales que deban
conducir al hombre a la libertad y, por supuesto, preocupacin por la condicin
femenina. La moderna historiografa ha sealado hasta el hartazgo la falta de rigor
en la compilacin de datos, la escasa sistematizacin, la endeblez de las pruebas
que sostienen su tesis, entre otras carencias de tono cientfico. Pero lo cierto es que
Michelet es, ante todo, un escritor entraable que, con una prosa brillante, habla de
lo que le duele de la condicin humana, habla desde el corazn y no desde el
microscopio acadmico. Michelet es el historiador de las multitudes, del pueblo
llano eternamente oprimido, de las aflicciones de una libertad siempre esquiva, por
eso, ms all de sus falencias, su obra sigue brillando con la vida del amor que le
insufl.
En 1860 haba escrito: Por un singular concurso de circunstancias sociales,
religiosas, econmicas, el hombre vive separado de la mujer.8 Esa mujer separada
del hombre pero dispuesta a colaborar con l, esa mujer a la que le ha sido vedado
el uso del conocimiento, esa mujer que soporta por su gnero y su condicin social
la tirana de los poderosos, esa mujer que guarda los secretos de la sexualidad, es la
sorcire de la obra de Michelet. Una bruja que es la novia de Satans. Un Satans
que ya no es una figura espantable sino el que trae la luz, el prncipe de la
Naturaleza. Alejarse de las ciudades y volver al campo, a la naturaleza, era un
centro magntico en Rousseau, en los prerrafaelistas, en Edward Williams -que
haba atrado la atencin sobre el paganismo, la religin de los paganus, los
paisanos, los campesinos. Michelet elogia el retorno a las races, a esa vida
silvestre de la cual es sacerdotisa la bruja que tambin obra como nexo entre las
gentes de olvidados parajes rurales. Porque la bruja es la sanadora, la consejera, la
que escucha las voces secretas, la que da el pan de la misa rebelde, la conferratio
contra el orden social, jurdico y simblico instituido por el patriarcado.
Cmo no habra de ser objeto de temor la sacerdotisa de una religin que buscaba
la igualdad, la paz y la democracia en un mundo de violencias injustas? Cmo no
habra de ser objeto de persecuciones y matanzas? Y cmo no habra de ser
denostado Michelet en tanto continuaran las condiciones que tan bien describi?
Porque Michelet el historiador es tambin el artista que buscaba tender puentes
entre los sueos de armona universal y la realidad de sus posibilidades en un
mundo que constantemente las traba y escamotea, un creador que aspiraba a que su
palabra ayudara a construir un mundo mejor.
7
Publicada en castellano con el ttulo Historia del satanismo y la brujera, op. cit.
8
JULES MICHELET. La mujer. Mxico, 1985.
Dos obras, no especficamente relacionadas con la brujera, habran de ejercer una
considerable influencia en los anlisis posteriores sobre el tema. El primero es la
extensa obra de Jacob Bachofen titulada Der Mutterrecht. En ella expone una
visin por completo diferente del rol de la mujer en las sociedades arcaicas.
Bachofen rene una amplia documentacin tendiente a demostrar que la
maternidad es la fuente de la sociedad humana tanto como de la religin y la
moralidad. Segn el terico suizo, hubo un largo perodo materno pre-racional,
caracterizado por la libertad y la igualdad, al que le sigui un mundo patriarcal
cuyo perfil estuvo dado por la jerarqua y la desigualad.
Aunque en la actualidad se las suele descartar por considerarlas evolucionistas, sus
teoras influyeron de forma directa en las ideas poltico-filosficas de Engels y
otros marxistas, y las antroplgicas de Frazer, Briffault e incluso Mircea Eliade.
An conserva plena vigencia lo medular de sus trabajos que Fromm hubo de
sintetizar con estas palabras demostr que la estructura social, el derecho, la
religin, la constelacin familiar y la estructura caracterolgica no son elementos
que puedan ser estudiados independientemente uno de otro.
La segunda de las obras perifricas pertenece a sir James Frazer. The Golden
Bough se public originalmente en 1890 en dos tomos; veinticinco aos despus
se hizo una edicin monumental de doce tomos. Por ltimo, en 1933, se public
una versin abreviada de un tomo. En la Introduccin de esta ltima, Frazer
explica el objetivo de la obra: La primera aspiracin de este libro era explicar la
ley que regulaba la sucesin en el sacerdocio de Diana en Aricia. Cuando me
propuse resolver el problema, hace ms de treinta aos, supuse que podra
presentar con brevedad la solucin, mas pronto encontr que para interpretarla
como probable y hasta inteligible era necesario discutir otras varias cuestiones
generales, de las cuales algunas apenas si haban sido expuestas antes. 9
Frazer, nacido en Irlanda en 1854, curs sus estudios superiores en la Universidad
de Glasgow y en el Trinity Collage de Cambridge con el que se mantuvo
relacionado toda su vida. Su inters apasionado por la historia, la antropologa y la
filosofa se combinaron para producir su obra magna, La rama dorada, donde
estudia mitos, cultos, costumbres, vida y familia. Quiz fue el primero en sealar la
relacin entre mitos y rituales, as como la influencia de la sexualidad en los mitos
y dioses agrcolas. Asimismo, procura desentraar los mecanismos de la magia, a
la que llama ciencia primitiva, diciendo que acta uniformemente, logrando
resultados uniformes automticos.
Los detractores que nunca faltan sealaron numerosas fallas metodolgicas; sin
embargo, su teora del sacrificio -recogida entre otros por Murray-, la riqueza de su
9
SIR JAMES FRAZER. La rama dorada, op. cit.
material, sus observaciones sobre la magia y la legitimidad social que le dio a los
mitos constituyen hitos insoslayables para todo examen antropolgico.
Lejos del continente europeo, en Nueva York, una voz femenina se alz con fuerza
a favor de los derechos de las mujeres y contra las injusticias y postergaciones de
que eran y haban sido objeto: la voz de Matilda Joslyn Gage. Largo tiempo
olvidada, la vida y la obra de esta terica y activista del movimiento de mujeres
estn siendo re-descubiertas a ms de un siglo de su muerte.
Gage subrayaba que, en su hogar, haba recibido la mejor de las educaciones: la de
pensar por s misma. Dada su condicin de mujer, no pudo proseguir estudios
superiores de medicina, por entonces vedados a su sexo, aunque quiz esto la haya
favorecido para encontrar su verdadero modo de expresin: la lucha por la libertad.
Esto la llev a comprometerse con el movimiento de mujeres, con el
abolicionismo, con la defensa de los americanos nativos, contra la victimizacin de
las prostitutas, con la sindicalizacin de los trabajadores, con los independentistas
irlandeses, con el movimiento por la paz, con la proteccin de los animales. Gage
sola decir que, todas las luchas por la libertad estn interconectadas nuestra
lucha es por la vida. Y la libertad es la clave para mantenerla.
Abraz la teosofa, tuvo cuatro hijos de su matrimonio con Gage y, desde los
veintisis aos hasta su muerte, trabaj codo a codo con las feministas de la poca,
revolviendo en archivos, bibliotecas y libreras en busca de material para apoyar
sus argumentos. Junto con Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton form
parte del triunvirato que puso su firma en los tres primeros volmenes de la
History of Woman Suffrage. Sus convicciones la llevaron a enfrentarse incluso
con sus compaeras puesto que les reprochaba ignorar a la Diosa Madre, a quien
en 1888 le dirigi una plegaria pblicamente.
Gage sostena que debajo de la superficie visible corra una historia oculta de las
mujeres. En procura de remediar en parte esta falencia public en 1893 un libro
titulado Woman, Church and State10. Uno de sus captulos est dedicado a la
brujera.
Los conceptos de Gage respecto a la brujera son reveladores del entramado del
poder como conjura contra la independencia femenina. Dice Gage: Las brujas
eran mujeres sabias (witch significa sabia) hbiles en el uso de los remedios de
hierbas. Especficamente, las brujas conocan preparados de hierbas para aliviar el
dolor El saber superior de las brujas fue reconocido en la creencia muy
extendida de su habilidad para realizar milagros.
No ignora Gage las malas pasiones que se movan en torno a la figura de una mujer
sospechada de sanadora: Toda clase de intereses particulares fueron puestos en
juego en las acusaciones de brujera contra las mujeres que ejercan la medicina:
10
El ttulo original era Woman, Church, State con un subttulo muy explcito: The Original Expose of Male
Collaboration against the Female Sex. El pie de imprenta deca: Copyright 1893 by Matilda Joslyn Gage. Las
citas de Gage estn tomadas de esa obra.
avidez, malicia, envidia, odio, miedo, el deseo de limpiarse a s mismo de toda
sospecha, eran otros tantos motivos. Los mdicos no suficientemente capacitados
para curar una enfermedad deliberadamente juraban que slo poda haber una
razn para su fracaso: el uso de la brujera. Pero, como el conocimiento ha sido
siempre poder, la iglesia tema su uso en manos de las mujeres y apunt sus golpes
mortales contra ellasLa muerte por tortura fue el mtodo de la iglesia para
reprimir el intelecto de la mujer, dado que se sostena que el conocimiento
femenino era malo y peligroso. Si no mora en la tortura, la bruja era condenada a
la hoguera: Una diablica costumbre de la iglesia fue convertir a estas quemas en
un espectculo de fiesta. Ante tanta represin, cmo no ocultarse para gozar sin
temores de la comunicacin humana? Se deca que el sabbath era el remedo de la
ceremonia religiosa cristiana cuando, en verdad, slo en las profundidades de los
bosques, lejos de las ciudades, la gente se senta lo suficientemente libre como para
hablar con ira contra la religin y sus autoridades seculares.
Existe una forma de muerte que no es la fsica sino la del silencio y la indiferencia
y ese fue precisamente el precio que pag Matilda Joslyn Gage por su libertad de
pensamiento. Las palmas acadmicas no la coronaron; los crticos no valoraron sus
escritos, la literatura la dej de lado. En cambio, el agradecimiento de la Nacin
Iroquesa le confiri el inmeso honor de ser adoptada bajo el nombre de la diosa Ka
ron ien ha wi, Sky Carrier, la Mensajera del Cielo.
11
CHARLES G. LELAND. Aradia or the Gospel of the Witches. Washington, 1998.
CAPTULO XIX
1
CECIL LESTRANGE EWEN. Some Witchcraft Criticism. Londres, 1938.
Russell: los ms recientes historiadores opinan, injustificadamente, que la tesis
de Margaret Murray no contiene absolutamente ningn elemento vlido. Una
investigacin imparcial revela rpidamente que algunas -por no decir muchas- de
las creencias y prcticas paganas no solamente sobrevivieron a travs de toda la
Edad Media, sino que incluso han conseguido llegar hasta la poca presente. La
cuestin no es saber si hubo supervivencias, sino cuntas y de qu tipo.2
Ms all de la precisin de datos o teoras, los anlisis de Margaret Murray
conllevan un formidable poder provocativo; el fenmeno de la brujera logr
convertirse en un foco de atencin masivo merced a su obra, cobrando la vecchia
religione -como sola llamarla- un impulso cuyo vigor no ha cesado hasta el
momento presente.
Augustus Montague Summers se encontr entre los primeros que criticaron las
ideas de Margaret Murray respecto a que la brujera era una religin que arrancaba
de tiempos remotos. Summers era un personaje bastante extrao. Nacido en 1880
en el seno de una familia anglicana, a los veintinueve aos se convirti al
catolicismo y ms tarde entr a la Iglesia; l mismo se haca llamar Reverendo,
aunque nunca se supo con exactitud su cargo dentro de la institucin. Estudi en el
Trinity Collage de Oxford y en el Lichtfeld Theological College donde qued
fascinado por el latn y la literatura latina desde los romanos hasta el Renacimiento
italiano.
Su inters se centr luego en las obras del siglo XVII; edit entonces las obras de
John Dryden, William Congreve, Aphra Ben y otros, e incluso fund una sociedad
para representar dichas obras. En 1915 fue elegido miembro de la Royal Society of
Literature.
Su obra personal comenz con vidas de santos y biografas de escritoras como Jane
Austen. Sin embargo, poco despus se volc al ocultismo y la demonologa,
llegando a creerse que la Iglesia le haba encomendado la misin de estudiar la
brujera y denunciar el fenmeno. Lo cierto es que se debe a Summers la
traduccin de las obras de Jean Bodin, Nicholas Rmy, Francesco M. Guazzo,
Henri Boguet, Reginald Scott, Richard Borett, Ludovico Sinistrati y, nada menos
que la versin en ingls del Malleus Maleficarum.
El Reverendo de suaves maneras, largo cabello plateado y manos enjoyadas, se
entreg de lleno a la tarea de buscar material sobre ocultismo y brujera en
bibliotecas y archivos. De esa poca data su amistad con Aleister Crowley a quien
le tena gran respeto, que era correspondido. El resultado fue la publicacin en
1927 de History of Witchcraft and Demonology, seguida de The Geography of
Witchcraft al ao siguiente. En la Introduccin del primero de estos libros afirma:
En las siguientes pginas me he propuesto mostrar a la bruja como era realmente,
una mala vividora, una peste social, un parsito, la devota de un credo repugnante
2
JEFFREY B. RUSSELL. Historia de, op. cit. El subrayado pertenece al autor.
y obsceno, una adepta del envenenamiento, el chantaje y otros crmenes
horrorosos, miembro de una poderosa organizacin secreta enemiga de la Iglesia y
el Estado, blasfema en palabras y actos, dominando a los campesinos por el terror
y la supersticin, charlatana y curandera de a ratos, una alcahueta y abortera,
ministra del vicio y de una corrupcin inconcebible.
El Reverendo, que mostraba una rara aficin por los nios y que hubo de enfrentar
cargos por pederastia, no estaba de acuerdo, sin embargo, con la tortura que la
Inquisicin le haba infligido a las brujas. Por otra parte, crea que las confesiones
no eran producto de una alucinacin transitoria sino que respondan a un hecho
espantoso y terrible ya que, para Summers, el diablo era una presencia real y las
brujas sus servidoras y que el aumento de la presencia de Satans en la edad oscura
se debi a una prueba para allanar el camino de la salvacin de la humanidad.
Los libros de Summers, que luego se completaron con cuentos de fantasmas, de
vampiros, de presencias sobrenaturales, causaron el efecto opuesto de la que fue su
intencin, volcando la simpata y el inters de mucha gente al fenmeno de la
brujera.
Un haz de obra impares comienzan a ver la luz alrededor de mediados del siglo
pasado. Su importancia fue crucial para entender la funcin de los mitos y su
simbologa tanto como para permitir un mayor entendimiento de otras culturas, ya
no consideradas como etapas previas de la cultura actual sino como enfoques
diferentes frente al universo. De modo indirecto, contribuyeron a efectuar anlisis
menos prejuiciosos del fenmeno de la magia y la brujera.
Joseph Campbell naci en 1904 en Nueva York, donde se cri en el seno de una
familia acomodada. Todava se encontraba en la escuela preparatoria cuando se
sinti fascinado por las culturas americanas nativas, inters que mantuvo a lo largo
de su vida.
En uno de sus viajes por el sur de Estados Unidos y Amrica Latina como
estudiante de la Universidad de Columbia conoci a Jiddu Krisnamurti bajo cuya
gua penetr en el mundo de las teoras hinduistas y el budismo. Una vez
completados sus estudios, viaj a la Universidad de Munich para estudiar snscrito
y filologa indoeuropea.
Urgido por la necesidad de acercar los puntos de vista de culturas diversas,
emprendi una prolfica labor como editor y traductor. Sin embargo, fueron sus
trabajos sobre mitologa comparada los que le daran un merecido renombre. En
1949 public The Hero with a Thousand Faces. El antroplogo alemn Adoph
Bastien haba propuesto por primera vez la idea de que los mitos de todo el mundo
parecen estar centrados en ideas elementales. Campbell retoma este concepto, al
que Jung le dio el nombre de arquetipos -productos del inconsciente colectivo- y
argumenta que todas las historias son la misma historia a la que denomina el Viaje
del Hroe o monomito. En sus otras obras, principalmente en su monumental
The Masks of God, publicada en cuatro volmenes entre 1959 y 1968, la tesis se
completa de manera magnfica con la idea subyacente de que todas las religiones
son ciertas, pero que ninguna es literal.
Mircea Eliade, como Joseph Campbell, tuvo una fuerte influencia de las teoras
indias. Nacido en Rumania en 1907, complet sus estudios superiores en la
Universidad de Bucarest con un trabajo sobre los filsofos italianos, de Marcelo
Ficino a Giordano Bruno.
En 1928, merced a una beca que le fue otorgada, viaj a Calcuta a estudiar
snscrito y filosofa bajo la autoridad de un bengal educado en Cambridge
llamado Surendranath Dasgupta. De regreso a su pas, present su tesis doctoral
sobre yoga que fue publicada inicialmente en francs con el ttulo de Essai sur les
origines de la mistique indienne. Ms tarde, en 1958, revisado y corregido se
public en Londres con un nuevo ttulo: Yoga, inmortalit et libert.
En parte debido a las enseanzas orientales, en parte por la influencia del
trairismo, esto es, la bsqueda de la autenticidad a travs de la traire -la
experiencia vivida en rumano- Eliade siempre le otorg en sus estudios 3 una
importancia crucial a vivir las ideas. Este vivir las ideas se manifiesta de diversos
modos: como la bsqueda de la propia liberacin, como distintas maneras de
acceder a lo sagrado, como una percepcin cclica del tiempo.
El tiempo, a diferencia de la homogeneidad de nuestra percepcin, es heterogneo
para el ser arcaico, vale decir, linear en lo profano y cclico y reactualizable en lo
sagrado. La definicin del otro total de Rudolf Otto tanto como algunas
concepciones de Durkheim, dan forma en Eliade a lo sagrado, fuente de
significacin, poder, sentido y ser. Lo sagrado se manifiesta como hierofanas,
cratofanas, ortofanas: ambiguas apariciones del ser, de la energa. Una
concepcin central del pensamiento de Eliade es que cualquier entidad fenomnica
podr ser aprehendida como hierofana por aquel que tenga la preparacin
adecuada. Resulta redundante subrayar la importancia definitiva de este concepto
para comprender la relatividad de las ideas religiosas y la legitimidad de las
prcticas de brujera y magia.
3
Ver, entre otras, sus obras: Cosmos and History: The Myth of the Eternal Return, Princeton, 1954; The Sacred
and the Profane, Londres, 1959; Myths, Dreams and Mysteries, Londres, 1960; Images and Symbols, Londres,
1961; Myth and Reality, Nueva York, 1963; Shamanism Archaic Techniques of Ecstasy, Londres 1964 y la
publicacin en Chicago, entre 1978 y 1987, de su A History of Religions.
un mundo violento, ansioso y desordenado, agresivo, sin una clara orientacin
moral.
Quiz encontrando insuficiente la expresin novelstica, Graves emprende la
revisin de la cultura occidental desde sus expresiones fundacionales en la
mitologa y la religin. El primer pilar de ese examen fueron The Greek Myths,
seguido ms tarde por The Hebrew Myths, escrito en colaboracin con Raphael
Patai. En ambos Graves, adems de relatar de una manera amena y sistemtica los
mitos sobresalientes de la tradicin clsica, va demostrando cmo se
interrelacionan las creencias religiosas con las organizacionones matriarcales o
patriarcales a la par que explora el sentido trascendente de la sexualidad y el
gnero que constituyen la base de nuestras fuentes psicolgicas.
Graves consideraba que un poeta es quien emplea todos los recursos del lenguaje y
su propio talento para articular una manera de superar la faz cruel del periodo
histrico que le toc vivir. En funcin de ello, el poeta debe trazar la ruta de
nuevos y ms saludables valores basados en el respeto a la tierra, a los otros seres,
a la herencia que nos han legado todas las culturas del mundo. Esta profesin de fe
de Robert Graves se refleja de manera admirable en The White Goddess4. Se trata
de un libro atpico donde confluyen los aportes folclricos, legendarios, mgicos,
literarios dando forma a un rompecabezas cuya figura central es la Diosa Blanca o
Triple Musa. Si la obra de Frazer ilumin vastos territorios mitolgicos, la de
Graves, en esa misma senda, se adentra en sitios casi inexplorados y peligrosos con
un lenguaje de alto lirismo. Rastrea la figura proteica de la Diosa hasta sus
orgenes, buscando encontrar, como dice en la Dedicatoria del libro, a la que
deseaba conocer ms que todas las cosas, la hermana del espejismo y el eco. En
su peregrinar era una virtud no deternerse, seguir mi obstinado y heroico camino,
buscando en el crter del volcn, entre los tmpanos de hielo, o donde se borraba la
huella, ms all de la caverna de los siete durmientes, a aqulla cuya frente ancha y
alta era blanca como la del leproso, y sus ojos azules, y sus labios como bayas de
fresno, y su cabello rizado del color de la miel hasta las blancas caderas.
En su derrotero de veintisis captulos y una postdata, La diosa blanca propone
interpretar la gramtica de la mitologa potica como un lenguaje mgico,
relacionado con ceremonias religiosas en honor de la Diosa Lunar. Este lenguaje,
extendido por el Mediterrneo tanto como por la Europa septentrional, fue siendo
suplantado con el ascenso de los dioses solares: tergiversado por el intelectualismo
de los presocrticos, cuyo sistema de pensamiento amenazaba, y relegado por la
soberbia racionalista del lenguaje apolneo. Sin embargo, la Diosa Blanca, que
vilipendian todos los santosy todos los hombres graves que se rigen por el justo
medio del dios Apolo, la diosa de la verdad inspirada, la sabidura y la poesa
contina viva, slo percibida por los poetas de mente milagrosamente afinada e
4
ROBERT GRAVES. The White Goddess. A Historical Grammar of the Poetic Myth. Londres, 1961. Hay
traduccin castellana: La diosa blanca, op. cit. Las citas siguientes, salvo afirmacin en contario, pertenecen a esta
edicin.
iluminada, por las seguidoras de la diosa. Pero permitir que siga velada, dejar que
permanezca oculta genera innumerables males, los males de una sociedad aislada
en el sueo de su racionalismo, mecanizada, blica, impiadosa para inmensos
conglomerados de menesterosos, de valores morales inestables, de confusin para
cada hombre y de los hombres entre s. La diosa debe volver, pero cuanto ms se
aplace su hora, y en consecuencia ms se agoten los recursos naturales de la tierra
a causa de la imprevisin religiosa del hombre, tanto menos misericordiosa ser su
mscara quntuple, y tanto ms limitado el campo de accin que conceda a
cualquier semidis que elija como su consorte temporario en la divinidad.
El siglo pasado se cierra con la obra de Marija Gimbutas -y en este caso la palabra
obra tiene el doble significado de sus descubrimientos arqueolgicos y su
traduccin en libros de fuste-. Naci Marija en Vilnius, Lituania, en 1921, de
padres intelectuales y revolucionarios. Ya de nia, se despert en ella el gusto por
lo antiguo a travs de las canciones que entonaban las campesinas y las costumbres
tradicionales que se mantenan en su hogar. En casa -recordaba- siempre tenamos
presente a las diosas del Destino, brujas de una ininterrumpida tradicin pagana.
Todos los sirvientes de la casa crean en ellas. Los ros eran sagrados, el bosque y
los rboles eran sagrados.5 Poco despus de los quince aos emprende por su
cuenta algunas investigaciones sobre los orgenes de las culturas, sobre todo las
creencias relacionadas con la muerte y los ritos sepulcrales.
En 1940, siendo miembro de la resistencia lituana, hubo de interrumpir sus
estudios, que retom al huir a Austria en 1944, donde se doctor en arqueologa,
sin dejar de proseguir sus investigaciones personales. En 1949 emigra a Estados
Unidos, donde es contratada por la Universidad de Harvard para traducir
publicaciones arqueolgicas -dado que conoca a la perfeccin veinte idiomas- y
tambin para escribir artculos sobre la prehistoria en Europa central y oriental.
En 1963 se muda a California y empieza a trabajar en la universidad de ese Estado.
En 1965 publica su Bronze Age Cultures of Central and Eastern Europe que la
consagra como una especialista en la Edad de Bronce europea tanto como en la
prehistoria de los blticos y los eslavos. La nota saliente de sus trabajos fue la
relacin que estableci entre las investigaciones lingsticas y la informacin
arqueolgica. Sin embargo, fueron sus trabajos de la dcada del 70 y el 80 los
que la proyectaran al primer plano de la notoriedad. En The Goddesses and Gods
of Old Europe, de 1974, The Language of the Goddess, de 1979 y su ltimo
libro The Civilization of the Goddess, de 1991, Gimbutas se vale del abanico
abierto de sus profundos conocimientos para establecer sus teoras. Tras examinar
detenidamente las ruinas de gran cantidad de viviendas, templos, tumbas, as como
miles de estatuillas encontradas en su interior, Gimbutas reinterpreta la prehistoria
5
Tomado de Life and Works, en base a una entrevista que le realiz su discpula y asistente Joan Marler y que
escribi un ao despus de la muerte de Gimbutas.. La presente cita y las siguientes, salvo afirmacin en contrario,
provienen de la misma fuente.
europea estableciendo una diferencia entre los sistemas cuyo eje era la figura de la
diosa y los elementos de la cultura patriarcal de la Edad de Bronce.
Gimbutas no desdea ninguna disciplina para cimentar su tesis de que esas ruinas
expresaban un alto simbolismo religioso; para demostrarlo apela desde la
arqueologa, la lingstica, la mitologa hasta el estudio de los registros histricos y
las religiones comparadas. De todo ello dedujo que, en esas culturas primigenias,
la mujer era el centro de la vida religiosa en una sociedad libre de guerras.
Asimismo, haban alcanzado un grado importante de sofisticacin artstica y
econmica. No obstante, cerca del 4300 a.C. los pueblos indoeuropeos de las
estepas -a los que llam Kurgos6- avanzaron sobre esos grupos sedentarios y
agricultores. Los invasores blicos llegaron con sus dioses celestiales masculinos y
los impusieron simultneamente con la supremaca del varn sobre la mujer: la
Diosa qued desterrada para siempre y expedito el camino para las culturas
monotestas.
Gimbutas lament que mitlogos como Mircea Eliade o Joseph Campbell hubieran
descubierto su obra poco antes de morir: Me habra encantado que ellos hubieran
tenido mis estudios en sus manos y que hubiramos podido debatir sobre estos
temas. Sin embargo, tanto Ashley Montagu como Campbell percibieron la nueva
dimensin que abran estas obras, lo cual llev a Campbell a comparar la
importancia de los aportes de Gimbutas con el desciframiento de la piedra de
Rosetta para los jeroglficos egipcios. Como era de prever, el mundo acadmico
tradicionalista dispar un fuego cerrado de crticas sobre Marija Gimbutas y su
obra: stiras, censuras y juicios adversos que todava no han cesado.
6
Ya en 1956 haba establecido la hiptesis de los Kurgos, corroborada por estudios posteriores.
CAPTULO XX
DECIR EL SILENCIO
Palabras, palabras y palabras que colman bibliotecas. Palabras: olas que rompen en
playas de silencio. El mutismo casi absoluto de las brujas y damas de la noche
mantenido a lo largo de los siglos. Las pocas expresiones que nos han llegado
fueron un resultado confuso de presiones y torturas ejercidas sobre mujeres en
situacin desamparada. Sin embargo, se ha dicho persistentemente que exista una
tradicin de brujera que ha llegado hasta la poca actual, pero cmo se fue
transmitiendo esa tradicin, slo por va oral? O los que hablan no saben y las que
saben no hablan sino que se comunican por otras vas?
El rastreo del lenguaje de la Diosa remite de inmediato a los hilos, los nudos, las
cuerdas. El hilo, el nudo forman parte del tejido csmico que tejen los vientos, al
igual que los hlitos mantienen unido y articulan el cuerpo del hombre 1. Estar
vivo es entonces estar unido a la tierra, ligado a ella, ser tejido por la potencia
misteriosa que trama el universo, el tiempo y la vida. Por ello Isis usar un
cinturn con un nudo formado por las plantas de loto y papiro. Morir, por el
contrario, implica estar desligado, haber sido cortado el hilo de la vida, como
ocurra con las Parcas y las Nornas.
Manejar los nudos, los entrelazamientos, como derivados del arte femenino de
urdir y tejer, se consideraron siempre formas mgicas de controlar los vientos, el
tiempo y, ms an, la vida y la muerte: lo que est tejido, el destino, llamarn los
latinos al devenir de la existencia. En un poema rfico, la Madre Noche responde a
la pregunta de Zeus sobre cmo podr establecer su dominio sobre los mortales
con estas palabras: Rodea cada cosa del ter inefable, coloca en el centro el cielo
y la tierra ilimitada, y el mar, y todas las constelaciones de que est coronado el
cielo. Pero lo hars cuando tengas una ligadura slida que rodee todas las cosas,
sujetndolas con una cadena de oro al ter. Aurea catena llama Homero a esa
cuerda con que Zeus atraa todas las cosas hacia s. Y Plutarco afirmaba que la
psych, que mora en el cuerpo se conecta con el nos por medio de una cuerda para
que ste aleje a aqulla de los apetitos de la carne. Numerosas prcticas de
defensa y ataque estuvieron vinculadas con el nudo de Isis, un smbolo de la
inmortalidad que en el antiguo Egipto coronaba a menudo la testa de los grandes
personajes.2
Las imgenes del hilo, de la cuerda, de la ligadura, del tejido, son ambivalentes:
expresan igualmente una situacin privilegiada (estar unido al Dios, encontrarse en
relacin con el Urgrund csmico) como una situacin lamentable y trgica (estar
condicionado, encadenado, predestinado, etc.)3. Los medicine-men australianos
para iniciar a sus discpulos utilizan una cuerda, hacindola brotar como una luz de
su interior. Y tambin es una cuerda mgica la que utilizan los faquires para trepar
por ella hasta las nubes, desaparecer entre ellas y retornar regenerados.
Existe toda una morfologa de los nudos y los entrelazamientos conforme al
efecto que se quisiera producir; bsicamente, se podran dividir en dos grandes
1
MIRCEA ELIADE. Mefistfeles y el andrgino. Madrid, 1969. La presenta cita y las siguientes, salvo afirmacin
en contario, pertencen a la misma obra.
2
MIRCEA ELIADE. Images et symbols. Pars, 1952.
3
MIRCEA ELIADE. Mefistfeles, op. cit.
clases: los lazos utilizados contra alguien, en cuyo caso se suele producir un corte y
lo nudos y lazos benficos contra los animales salvajes, la muerte, las
enfermedades.4 En procura de evitar que se produjera un mal, las mujeres deban
llevar los cabellos desatados en las procesiones de Dionisos. En Roma, la flamina
no deba tener ningn nudo en su vestimenta ni en su peinado y al Flamen Dialis
se le prohiba usar un nudo o un anillo cerca de su persona por temor de que su
espritu fuera atado.5
Los chamanes, al no haber perdido contacto con las fuerzas csmicas profundas,
conocen ampliamente cmo manejar las cuerdas que tejen el universo. Del mismo
modo las brujas saben cmo desatar los nudos, las ligaduras que traban el
desarrollo, el conocimiento, la felicidad de un ser humano o cmo atarlos
mgicamente para impedir el goce de su sexualidad, de sus capacidades, de su vida
misma. Y tambin han conservado esos cordones como lenguaje expresivo, como
los quippu incaicos, como el humilde juego de cuerdas trenzadas con los dedos que
todava juegan muchos nios y que se remonta al Paleoltico Superior, esto es, de
40 a 10.000 aos a.C.
Se puede hablar sin ser entendido por quienes estn prximos? Sin duda las
frmulas que repetan las brujas y damas de la noche no resultaban comprensibles
para sus oyentes por carecer de sentido aparente o por estar entremezcladas de
voces extraas. El poder de las palabras era conocido desde antao. El Verbo
creador vetero-testamentario, luego el Tetragrmaton, las cuatro letras del
Inefable Nombre de Dios de los hebreos, el aum sagrado de los hinduistas, son
otros tantos ejemplos de la importancia definitiva de la palabra en la construccin
de las civilizaciones.
Los papiros egipcios estn colmados de vocablos de esa clase usados en
prescripciones para los ms diversos fines, incluso como gua de los difuntos en el
ms all. Algunas de esas palabras, como abraxas o abracadabra, desprendidas de
su contexto y ya carentes de fuerza, llegaron a cobrar una notoriedad
extraordinaria. Luciano se refiere a esas recetas ininteligibles aclarando que
algunos de los vocablos proceden del hebreo o del fenicio y de otras lenguas, como
Semsilams, en babilonio Eterno Sol o Arsenophore, en egipcio Hor, hijo de
Ra.
Quiz las ms renombradas palabras de poder sean las Ephesia Grmmata as
denominadas por Clemente de Alejandra a una serie de palabras grabadas en la
estatua de Artemisa en feso. Inicialmente esa lista la componan seis palabras:
askion, dammameneus, katskion, aisia, tetrax y lix; ms tarde el nmero aument
considerablemente e incluso se introdujeron en contextos poticos. Estas Letras
4
MIRCEA ELIADE. Images et, op. cit.
5
Cf. J.E. CIRLOT. A Dictionary of Symbols. Nueva York, 1962.
Efesias podan encontrarse en los sitios ms variados: en las bodas, para alejar las
influencias nefastas; en los amuletos, como proteccin; en los talismanes para
alejar los malos espritus, segn sostiene Plutarco o, mediante su recitado, para
salvarse de situaciones de riesgo, como le ocurri a Creso que, al pronunciarlas, se
salv de ser quemado vivo en la pira funeraria.
El uso de palabras mgicas estuvo muy extendido durante centurias: las empleaban
los magos, las empleaban en los servicios religiosos, las empleaba la gente comn.
Tambin las uilizaban a menudo las brujas y damas de la noche que tenan un
extenso repertorio de estas palabras, a veces onomatopyicas, a veces sonidos
secretos, inexplicables, o en idiomas poco conocidos. Esta lengua de misterio
acompaaba sus ensalmos, sus consejos, sus hechizos e incluso su contacto con los
muertos. En verdad pareciera tratarse, como en las darsana del hinduismo, de una
emanacin del ser en el sonido, del vaco y el silencio en la accin. Por ello, se
pona especial nfasis en pronunciarlas correctamente, con la justa entonacin, la
cantidad de veces que fuera debida, de lo contrario, podan producir el efecto
inverso al buscado.
Los signos de la Triple Diosa, que para los celtas era Morrigan-Macha-Badh, se
conservaron en el ogham de los celtas. Perdido su origen en la noche de los
tiempos, el alfabeto de los rboles consista en un sistema mnemotcnico que
atribua un significado simblico a cada rbol. Ocho rboles -abedul, alisio, sauce,
roble, serbal, avellano, manzano, fresno- le dan forma a veinticinco letras que no se
empleaban en el sentido moderno sino que cada una de ellas remita a un conjunto
de ideas o conceptos relacionados con su visin del universo. El ogham se utilizaba
como idioma mediante la correspondencia de los rboles con distintas partes del
cuerpo; por ejemplo, se utilizaban los nudillos de la mano como letras o formando
el smbolo de cada letra con los dedos. Asimismo, se utilizaba el cdigo de los
rboles en relacin con otras partes del cuerpo o el rostro, de modo que se poda
mantener toda una conversacin sin abrir la boca.
El ogham, llamado tambin Beth-Luis-Nion por el nombre de los tres primeros
rboles (beth, abedul, luis, serbal y nion, aliso) sola grabarse mediante una serie de
cortes en los bordes de una piedra, de un trozo de madera o una vara,
representando una sucesin de trazos sobre un eje, leyndose normalmente las
letras de abajo arriba. Asimismo hay casos en que las varas se han transformado en
armazones cuadradas que giraban al tocarlas y lo mismo poda ocurrir cuando lo
permita el borde de la piedra.
El ogham, adems de servir a la comunicacin y emplearse como calenario, tena
otros usos secretos. Sin embargo, para acceder a ellos, deba recibirse una
preparacin especial respecto a los significados secundarios u ocultos: es lo que
Graves llama el conocimiento de la grulla. As se podan transmitir
informaciones sobre la curacin mediante hierbas, la confeccin de talismanes o
discernir la inclinacin moral o intelectual de una persona. En palos provenientes
del serbal se grababan las runas, palabra que significa hechizo y que dio lugar a un
complejo sistema de adivinacin y de prediccin del futuro.
El doble manejo del alfabeto de los rboles acab por molestar a las autoridades:
mediante edictos reales prohibieron a los druidas histricos conversar en ogham.
No obstante, sin duda le prest un maravilloso servicio a las brujas acosadas por
las persecuciones a gran escala.
Puede una mujer hablar un idioma con otras mujeres y no ser comprendida por
ningn varn? La respuesta afirmativa la da el nu shu, una lengua que se hablaba
en la provincia china de Hunan.
El origen del n shu es desconocido, si bien la leyenda lo atribuye a una cortesana
imperial de la dinasta Song; lo cierto es que ha persisitido durante mil aos o ms
en la China central. Por entonces, no se aprobaba que las mujeres se educaran y
aprendieran nan shu, la escritura del varn, esto es, el lenguaje corriente, as
como no se aprobaba que tuvieran pensamientos propios o crticos. Sin embargo, la
necesidad de comunicacin entre las mujeres fue ms fuerte que todas las
prohibiciones y se hizo costumbre en la regin pertenecer al grupo de las
hermanas juramentadas. stas se comprometan a ser leales entre s y mantener
por siempre la amistad. El medio de comunicarse sin ser molestadas por el cerril
patriarcalismo reinante fue utilizando un lenguaje propio escrito con una
caligrafa de mujeres, vale decir, el n shu.
Muchos de los caracteres de este idioma son similares al chino tradicional, pero los
rasgos son ms finos y alargados, como si hubieran cobrado alas. La diferencia
importante es que en tanto los idiogramas chinos poseen diversos significados, los
casi dos mil signos de la escritura de mujeres son definitivamente fonticos:
representan slabas dispuestas en columnas que se leen de derecha a izquierda.
Disfrazados decorativamente en abanicos, en ropas, en vasijas, los textos del n
shu, escritos mayormente en verso, hablan del dolor de la muerte de los seres
queridos, de la nostalgia por una partida -ahora que te fuiste me siento muy sola,
dice una joven a la amiga recin casada-, de la triste condicin de ser mujeres, de
acontecimientos histricos como la Guerra del Opio o la invasin japonesa;
tambin incluyen felicitaciones por un nacimiento o una boda o sirven de apoyo y
consuelo a mujeres repudiadas o violadas. Asimismo existen numerosos diarios
del tercer da, poemas y artculos escritos por ntimas amigas a una mujer despus
de su casamiento.
Las mujeres no ponan un particular inters en ocultar su escritura, sino que la
soberbia masculina era tal que no se interesaban por lo que consideraban inferior.
Sin embargo, esto se revirti durante la Revolucin Cultural: toda tradicin feudal
deba ser destruida, sobre todo si se haba conservado secreta. Miles de textos nu
shu fueron quemados alegando que era una escritura del mal y quienes la
practicaban no eran sino brujas. El trabajo fue bien hecho. En setiembre de 2004
muri Yang Huanyi, una anciana campesina de noventa y ocho aos, ltima
persona experta en este tipo de escritura.
6
Vase el anillo de oro de Isopata.
Dionisos, las danzas extticas de las mnades expresaban en primavera la epifana
del dios. En muchas ciudades de Grecia, cada dos aos, tienen lugar reuniones
bquicas de mujeres, y es costumbre que las doncellas porten el tirso y se
entreguen juntas a la diversin, honrando y venerando al dios, y que las mujeres
casadas lo adoren en grupos organizados y que se diviertan para celebrar la
presencia de Dionisos, imitando a las mnades, quienes, segn se dice, servan al
dios constantemente desde antiguo.7
La danza se consideraba el comienzo de la creacin y un medio de fusin con los
dioses. Con la creacin del universo tambin cobr vida la danza, lo que supone
la unin de los elementos. La danza circular de las estrellas, la constelacin de
planetas en relacin con las estrellas fijas, la armona y el orden prodigiosos en
todos sus movimientos, es espejo de la danza original en el momento de la
creacin. La danza es el mejor regalo de las musas al hombre. Debido a su origen
divino, ocupa un lugar en los misterios y resulta cara a los dioses, en cuyo honor la
ejecutan los hombres.8
En funcin mgica, la danza sirve para atraer la lluvia: lo saban los curetas que,
armados y bulliciosos, bailaban junto a Zeus nio; lo saban los hacedores de
lluvia de las sociedades mal llamadas primitivas, cuya funcin era provocar o
detener la lluvia; y lo saban las brujas medievales contra quienes la Iglesia elev
la acusacin de desatar la lluvia, sea mediante danzas o golpeando piedras con un
trapo mojado o vertiendo agua en un agujero.
Los pies de las brujas golpean el suelo acompasadamente con un ritmo exterior que
es similar al de su propio corazn. En este centro se cruzan los ejes de los puntos
de orientacin en el espacio formando una cruz que el cuerpo, al entrar en
movimiento, convierte en una rueda mvil, dinmica, donde interactuan los
opuestos. Poco a poco la msica, pensamiento en accin, se va haciendo ms
9
MARGARET MURRAY. The God of, op. cit. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma obra.
10
Ver, por ejemplo, la representacin de la fiesta en la Danza de Mayo de Pieter Bruegel el Jove, del siglo XVII.
compleja mientras las voces imitan el vagido de un infante, el susurro del viento
entre las hojas o el grito penetrante del animal herido.
Las brujas se mueven en este diagrama sagrado en cuyo centro comienza el tiempo
y el espacio, se ordena el caos. El eje vertical se convierte en un sendero por donde
desciende el poder de la divinidad; el horizontal, en su manifestacin terrrena. Los
brazos se alzan en actitud de reverencia a la creacin y bajan como en el momento
de la muerte. El cuerpo se mueve hacia atrs y hacia la izquierda, recordando el
pasado; hacia adelante y a la derecha, visualizando el porvenir. Los pasos
entretejen primero un crculo para incorporar, dar y recibir; luego una cadena como
smbolo de transmisin del conocimiento entre las generaciones; por ltimo trazan
un laberinto como emblema del misterio que debe proteger el centro sagrado. La
vida de cada bruja y la vida trascendente comienzan a fusionarse: nacen a la
dimensin del espritu donde todo es posible, son una con el universo, su cuerpo se
ha vuelto sagrado. En esta danza podemos encontrar la fuente de la vida, la fuente
de la inteligencia, el principio de la existencia, la causa de la bondad y el origen del
alma.11
Giran como las estrellas y los planetas, abrazan el sol y la luna; se alzan hacia el
infinito y descienden al submundo de las nimas; erran por los tiempos y espacios
y se concentran en un solo punto axial. Saltan y gritan, liberndose de lo que son,
de sus emociones y su mente para dejar que su cuerpo exprese la mxima energa,
la potencia mxima. La msica armoniza las leyes de la naturaleza con las leyes
espirituales de la conciencia. Cada gesto se torna significativo porque responde a
los ritmos profundos del cosmos, de cada ser. Se han vuelto poderosas: los
elementos le responden, pueden mirar frente a frente el existir y el vaco. Pueden
destruir. Pueden crear.
11
PLOTINO: Las Enadas. Mxico, 1951. En rigor de verdad, aunque el sentido es el mismo, Plotino no se refiere
a las brujas sino a os coros griegos que cantaban y danzaban alrededor del altar
CAPTULO XXI
En general, los wiccanos adoran a la Diosa tanto como al Dios Astado; sin
embargo, la importancia relativa que conceden a una y el otro marcan entre ellos
diferencias significativas. No obstante, todos aceptan la polaridad y la analoga
como los conceptos bsicos que mueven el universo a travs de los elementos, que
son los cuatro de la tradicin griega: aire, fuego, tierra y agua. En algunos casos se
le aade un elemento ms, el akasha -ter, espritu- de la tradicin hinduista, que
estaran simbolizados en la estrella de cinco puntas del pentagrama que usan. Estos
elementos tejen una red de opuestos que se equilibran mutuamente: positivo-
negativo, luz-oscuridad, femenino-maculino. A su vez, esos elementos, que
dominan emociones, energas, fuerzas, colores, lugares y objetos con los que se
corresponden, estn regidos por los Seores de las Atalayas. Estos elementales,
segn sus caractersticas y atributos, reciben el nombre de silfos (aire, inteligencia,
imaginacin), gnomos (tierra, responsabilidad, resistencia), ondinas (agua,
compasin, amor) y salamandras (fuego, luz, accin). Si se precisa ayuda, debe
invocrselo sin obligarlos, de lo contrario, pueden hacer lo opuesto de lo que se les
pide.
Adems del Crculo y el altar -una caja cubierta con un mantel o, en su defecto, un
sector del suelo que lo represente- el grupo dispone de instrumentos rituales tales
como un caldero, un cliz, una escoba, el athame o cuchillo personal, la espada del
altar y un Libro de las Sombras, todos ellos necesarios de acuerdo a los distintos
grados de iniciacin, vale decir, de educacin del adepto. La Wicca ensea
niveles de conciencia ensea la transferencia de la atencin y la accin a niveles
de realidad. La clarividencia, el trance, la proyeccin astral, son otras tantas formas
de esta transferencia, como lo son las incomunicables experiencias de los msticos.
Son trabajos duros y hay que aprenderlos. El acento se pone en el esfuerzo
personal, en el voluntarismo. El aprendizaje se efecta a travs de ejercicios de
complejidad en aumento que, a la vez, van desarrollando un empleo juicioso del
libre albedro, una mayor responsabilidad en quien los aprende. Por ello suele ser
muy diferente la interpretacin que los adeptos le dan a la divisa wiccana de Y si
no daa, haz lo que quieras.
La frecuencia de los encuentros de los covens es variable, aunque los grupos suelen
respetar los ocho grandes festivales, a saber: los dos solsticios, los dos equinoccios
y los cuatro das cruzados. No obstante, hay quienes piensan que slo debe haber
cuatro sabbaths o celebraciones.
Suele decirse que los wiccanos son neopaganos pero que no todos los neopaganos
son wiccanos. Lo cierto es que la wicca y el neopaganismo tienen en comn
muchas concepciones, ideas y rituales; los festivales constituyen una de esas
coincidencias, aunque lleven nombres distintos.
2
Es clara la similitud con los digambara hinduistas, los ascetas que transitan por el mundo cubiertos slo de cielo.
2 de febrero: Imbolc. Es la antigua fiesta lupercal que el cristianismo convirti en
la Fiesta de la purificacin de la Virgen Mara o Candelaria. Los wiccanos la
celebran bailando la Danza Volta -precursora del vals- iniciando nuevos brujos,
comiendo y jugando a la vela. Este juego consiste en que las mujeres formen un
anillo alrededor de los hombres sentados en el medio. Los varones se van pasando
una vela encendida mientras las mujeres tratan de apagarla.
La parte central de la ceremonia la constituye el Gran Rito que tanto escndalo ha
suscitado. Dado que se trata de un festival de la fertilidad, se impone la realizacin
de este rito, que tambin sirve para un grado elevado de iniciacin. El Sumo
Sacerdote y la Suma Sacerdotisa, en funcin de deidades, se ubican dentro del
Crculo donde llevan a cabo la cpula sexual.
21 de marzo. Ostara. Celebracin del equinoccio de primavera, en que todo renace.
Los smbolos de Ostara son los huevos, los pollos y los conejos, adoptados por el
cristianismo para la celebracin de Pascuas. Se enciende un caldero en medio del
Crculo sobre el que debern saltar los asistentes. El Libro de las Sombras
recomienda; La ltima pareja que salte sobre el fuego antes de que se extinga
deber ser bien purificada.
30 de abril. Beltane. La vspera de mayo es tambin la Noche de Walpurgis -
Walburg es el nombre teutn de la Madre Tierra. Se celebra el Matrimonio del
Dios y la Diosa. Se trata de la antigua fiesta de Hades, que la Iglesia traslad al 3
de mayo con el nombre de Da de la Cruz. Sin embargo, ha sobrevivido con mucha
fuerza en la tradicin cristiana como la fiesta del Palo de Mayo del da 1ro. del
mes, cuyo simbolismo flico de fertilidad es translcido.
21 de junio. Midsummer. El Solsticio Estival, trasladado por el cristianismo al 24
de junio como da de San Juan. Se busca, mediante gestos mgicos como saltar por
sobre una hoguera, estimular el crecimiento de los granos y la fertilidad de los
animales. Se celebra bailando alrededor del fuego, con tortas y vino.
31 de julio. Lammas. La vspera de agosto se conoce como el festival cltico del
fuego de Lugnasadh, en que el rey-sacerdote era ofrecido en sacrificio para que el
grano brotara de los trozos de su cuerpo sembrados en los campos.
21 de setiembre. Mabon. El equinoccio de otoo debe celebrarse con adornos de
ramas de roble, pias y mazorcas. Es el tiempo de reconocer lo que se tiene y
prepararse para lo que viene.
31 de octubre. Samhain. La vspera de noviembre, convertida por el cristianismo
en Vspera de Todos los Santos. Es el festival galico del fuego de Samahain, un
tiempo de muerte en que debe recordarse a los que han partido. Hay que cerrar
todas las puertas y ventanas porque andan sueltas las fuerzas del inframundo: el
mundo fsico y el del ms all se hallan muy tenuemente separados. Los brujos
bailan danzas lentas, llevando antorchas o velas: se come y se bebe. Quiz para
contrarrestar las potencias de la muerte, se recomienda la prctica del Gran Rito.
21 de diciembre. Yule. Se celebra el renacimiento del dios Sol. El solsticio de
invierno ha sido trasladado por el cristianismo al 25 de diciembre como nacimiento
del nio-Dios. Los brujos lo celebran teniendo por centro de la ceremonia el
Caldero de Cerridwen, smbolo de la inmortalidad.
XXI. 2 El neopaganismo
3
Efectuadas en el Vaticano el 3 de agisto de 1986.
hacia expresiones menos falseadas aunque no necesariamente ms verdaderas. Las
ms obvias manifestaciones de ese giro estuvieron centradas en la reivindicacin
de las figuras denostadas por la Iglesia y, en primer lugar, la figura de Satn.
La fama de LaVey fue creciendo al punto que le vali ser llamado el Papa
Negro. Su ideario qued explicitado en tres libros: The Complete Witch, The
Satanic Rituals y The Satanic Bible y un cuarto, Devils Note Book, puesto en
circulacin pstumamente.
The Satanic Bible, publicada en 1969, fue escrita con la pretensin de ser un
desafo a todas las religiones, aunque en realidad se trata de una virulenta
oposicin al cristianismo. Conforme a los enunciados de LaVey, la figura de Satn
resulta ambigua; por una parte pareciera tratarse de un ser personal a quien se
dirigen las invocaciones y, por otro, una expresin de la transgresin y el
racionalismo. En efecto, en el primer libro de la Biblia Satnica, LaVey reclama
el derecho del Prncipe de las Tinieblas a hacerse or a igual tenor que el Seor de
los Justos, cosa que no ha ocurrido porque los dueos del plpito han definido qu
es el bien y qu el mal. Por ello, en el segundo libro clama que la duda, no la
verdad, es lo que har libres a los hombres, porque cada hombre es un dios si opta
por reconocerse a s mismo como dios por ello, no debe ordenar pleitesa a ningn
espritu sino ordenarle. En ese sentido, en el cuarto libro donde habla de las
invocaciones mgicas, se dirige a Satn con estas palabras: In nomine Dei nostri
Satanas Luciferis excelsi!..Abrid de par en par las puertas del infierno, salid del
abismo y venid hacia m para recibirme como vuestro hermano y amigo! He
tomado tu nombre como parte de m mismo!4
Al reivindicar al hombre como objeto de adoracin, LaVey reivindica el cuerpo y
los deseos: Vivo como las bestias del campo, regocijndome con la vida carnal.
El imperio de la lubricidad, la gula, el egosmo son considerados seales de fuerza,
de poder. Con relacin al sexo o la lujuria, aprovchate plenamente de los
hechizos y encantamientos que actan. Si eres hombre, hunde en ella tu miembro
erecto con delicia lasciva. Si eres mujer, abre bien tu sexo con lujuriosa
anticipacin.
En este camino del triunfo del ms fuerte, la compasin es considerada un
obstculo y buscar la destruccin ajena un motivo de jbilo antes que de
remordimiento.
Antn LaVey redact para su iglesia un cdigo que resuma su ideario compuesto
por los nueve pecados satnicos, las once reglas de la Tierra y las nueve
declaraciones satnicas. Estas ltimas enumeran lo que Satn representa: la
indulgencia en vez de la abstinencia, la existencia vital en lugar de quimeras
espirituales, sabidura no mancillada en vez de auto-engao hipcrita, amabilidad
para quienes se la merecen en lugar de amor desperdiciado en ingratos, venganza
en lugar de la otra mejilla, responsabilidad para el responsable, sin preocuparse por
vampiros psquicos; y contina Satn representa al hombre como otro animal,
algunas veces mejor, la mayora de las veces peor que los que caminan en cuatro
patas; animal que por su desarrollo divino e intelectual se ha convertido en el ms
vicioso de todos, representa a todos los llamados pecados en tanto stos lleven a
la gratificacin fsica, mental o emocional y en la ltima declaracin afirma con
irona que Satn ha sido el mejor amigo que la Iglesia haya tenido jams, pues la
ha mantenido todos estos aos.
XXI. 4 El luciferismo
La Iglesia de Satn fundada por LaVey no fue la nica de este tipo. Le siguieron la
Church of Satanic Brotherhood, la Church of War, la Church of Satanic Liberation,
4
ANTON SZANDOR LA VEY. La Biblia Satnica. Madrid, 1996. Esta cita y la siguiente pertenecen a la misma
obra.
la Order of the Black Ram y otras muchas, algunas de la cuales tuvieron una
existencia efmera.
Sin embargo, quiz la diferencia ms significativa surgi de un cisma de la Iglesia
de Satn. Un grupo encabezado por Michel A. Aquino plante serias diferencias
con el enfoque de LaVey respecto a la figura del Demonio. No slo se oponan a la
excesiva comercializacin que los laveyanos haban hecho de la figura del Diablo
sino que lo vean como una criatura preternatural, un ngel cado hacia el que deba
sentirse el mximo respeto. Esto los llev a fundar en 1975 el Temple of Set,
creando una nueva corriente que se defina como la madurez de la Iglesia de
Satn.
Sostienen los fieles de este templo que Set es una de las formas que adquiere el
Prncipe de la Oscuridad, cuyo sacerdocio puede rastrearse hasta los egipcios pre-
dinsticos. En consonancia con las viejas enseanzas del Sendero de la Mano
Izquierda oriental, la propuesta setiana es liberar al individuo de las cadenas que lo
fijan a un dios o diosa para elevarlo al reconocimiento de la divinidad en s mismo.
Esto lleva a dejar de lado los parmetros de la filosofa y la metafsica cuyas
conceptualizaciones y simbolismos estn anclados en la tradicin judeo-cristiana y
revalorizar los sistemas de pensamiento representados por el principio egipcio de
Xeper -alternativamente Kefer, Kepher- traducido de manera basta como auto-
desarrollo o auto-creacin. No se trata de ocultismo, ya que los setianos
advierten que el ocultismo es similar a las religiones convencionales en tanto gira
en torno al positivismo lgico y el materialismo cientfico.
El Templo de Set es una religin que ha sido reconocida como tal por el estado de
California y el gobierno federal de Norteamrica. Sin embargo, a diferencia de las
dems religiones, no tiene una iglesia o edificio estable y no adoran a Set, que slo
representa el ltimo grado de la iniciacin. Los entrenamientos, que incluyen la
prctica sexual al estilo tntrico, tienen por centro trabajar con Set como un padre,
un amigo o hermano, no como un dios. No se precisa que los miembros tengan
convicciones religiosas, aun cuando haya quienes necesiten pensarlo como una
deidad. El objetivo de los ejercicios que forman la columna vertebral de las
iniciaciones es permitir a cada uno llegar a entrar en contacto con su yo
trascendente, la conciencia psicocntrica.
Especialmente aislados trabajan los seguidores de la magia del caos, que sustentan
teoras sobre prctica mgica muy influenciadas por el discordianismo y las ideas
radicales de Austin Spare, el creador de los sigilos5, que denunciaba el ritual y las
ceremonias de los sabbaths, tachndolos de arbitrarios, obstaculizantes y confusos.
El principal terico de la chaos magic, Peter Carroll, fund el Magical Pact of the
Illuminates of Thanateros, aunque, previsiblemente, la mayora de los practicantes
no reconocen afiliacin alguna. Carroll introduce la idea del estado gnstico
como un estado especial de conciencia para trabajar las diversas formas de magia y
la complementa con la de cambio de paradigma mgico, esto es, la opcin de
cambiar arbitrariamente el modelo mgico propio.
5
Los sigilos son un complejo lenguaje mgico basado, segn palabras de Spare, en la combinacin de las letras del
alfabeto simplificadas y luego colocada en un glifo pictrico donde se vuelve a combinar. El sigilo y su confeccin
material obran como una disciplina que silencia las actividades conscientes permitiendo que aflore lo subyacente, lo
divino en el ser. Spare tuvo una notoria influencia sobre los surrealistas y el pensamiento filosfico
desconstructivista.
CAPTULO XXII
EL MOVIMIENTO DE LA DIOSA
La segunda ola de feminismo, que comenz a fines de la dcada del 60, despleg
una actividad incansable para mostrar los entretelones del patriarcalismo, asentado
sobre el sometimiento del gnero mujer. Se cuestionaron los cimientos sobre los
que descansa la sociedad humana: la explotacin econmica, la cosificacin sexual
femenina, la verticalidad de un poder dominante que pauperiza a las grandes
masas. Este esquema se atribuy primariamente a la forma de produccin
capitalista, pero luego se fue descubriendo que, con las variantes correspondientes,
apareca en otras culturas y otros tiempos histricos.
A travs de desenmaraar los contenidos de la experiencia personal, se puso de
relieve el alto grado de ideologa que conllevaba hasta el menor gesto cotidiano. Se
forj un slogan: lo personal es poltico, entendiendo por poltico las reglas que
informan la vida en sociedad. En los grupos de auto-concienciacin que
proliferaron se fue imponiendo la idea de cambiar aquello que impeda la libre
expansin de las potencialidades, anclando a la mujer a roles prefijados en
subordinacin al varn. Comenz un perodo revisionista: de las leyes, de la
historia contada por los vencedores, del lenguaje, de la educacin, de las ciencias,
de la forja del carcter, de los valores ticos, del manejo del cuerpo, de la
simbolizacin, de los mitos, del arte, de la religin. Tan atrs como se mirara y
tanto como se siguiera la rosa de los vientos, se descubra un desequilibrio
profundo entre los sexos, una desigualdad pattica en contra de las mujeres.
El peso de los hechos y la desesperacin milenaria hicieron surgir la utopa:
cambiar el mundo, cambiar la cosmovisin. Haba que comenzar por lo inmediato:
la vida de cada una deba ser reflejo de ese nuevo mundo que se soaba. A la
verticalidad se opuso lo horizontal; al mandato, el consenso; a la culpa, el
verdadero conocimiento; a la dominacin, la igualdad; a la norma arbitraria, la
imaginacin; a lo pautado, la creatividad; al avasallamiento, el respeto. Cada esfera
de la vida, exterior e interior, deba estar sujeta a examen. Ser viga de s misma
para tener el derecho moral de ser custodia del universo.
La tarea era excesiva, abismal, y esto produjo vrtigo. Numerosas mujeres dejaron
la militancia feminista y se retiraron a sus hogares. Las que permanecieron,
comenzaron a separarse por diversas razones: establecer prioridades de cambio,
efectuar anlisis tericos, concentrarse en ciertos reclamos con prescindencia del
resto. Abundaron las separaciones, se abrieron nuevos colectivos ms
estructurados, floreci el personalismo que tom el disfraz, entre otros, de la
reflexin. Se publicaron libros sobre aspectos especficos de la mujer y su historia,
comenzaron a gestionarse los estudios acadmicos. El potencial transformador a
gran escala del feminismo estaba herido de muerte.
En 1968, uno de los tantos grupos que se formaron con el fin de llevar a cabo
tareas de concienciacin poltica, llev el nombre de W.I.T.C.H., sigla de
Womens Internacional Terrorist Conspiracy from the Hell. El nombre era ms
rimbombante que el contenido, dirigido en realidad a cambios pacficos en la
sociedad tanto como en el propio interior. Muy ligado en cierto modo a los ideales
hippies, introdujo la idea de tomar conciencia como eje de las reuniones, nocin
cuyas repercusiones todava no han cesado. 2 Sin embargo, esto inspir la
formacin de otros conventculos de orientacin espiritual, siendo el ms destacado
el Susan B. Anthony Coven Nro. 1, fundado en 1971 por Zsuzsana E. Budapest. Z.
Budapest, bruja por tradicin materna, junto con el conventculo puso en
circulacin el primer libro de Espiritualidad Femenina y abri un negocio de magia
llamado Feminist Wicca.
El nombre del conventculo fundado por Budapest anunciaba de algn modo que
era un grupo de mujeres con actividades polticas, dispuesto a recordar el pasado
de las mujeres, que haba incorporado la tradicin de la brujera, vale decir, valores
2
Kathy Amatniek fue la primera en introducir la idea de consciousness-raising: despertar a las mujeres a su suerte,
tomar conciencia de la influencia de las normas impuestas en la formacin de la personalidad y sus conflictos, a la
par que esto daba la idea de sisterhood, de hermandad entre las mujeres, como haba habido hermandad entre las
brujas. El grupo W.I.T.C.H. produjo un imporante documento, las Notes from the first year, publicadas en mayo
de 1968. Los trabajos salieron sin copyrigh como parte de la militancia.
feministas entremezclados con la wicca gardneriana y elementos folclricos de
hechicera y magick3.
3
Magick es el trmino forjado por Aleister Crowley para definir su teora; en sus propias palabras, magick es la
Ciencia y el Arte de provocar cambios producidos conforme a nuestra Voluntad.
4
STARHAWK. The Spiral Dance. A rebirth of the ancient Religion of the Great Goddess. Nueva York, 1979.
cabo en un altar improvisado entre todas, con objetos sencillos como piedras,
flores, plumas o fotos.
Si el cuerpo es sagrado, tambin lo es la mente, la voz, las emociones: en rituales y
prcticas honran su fantasa, su intuicin, su capacidad ldica. No es menor el
lugar que ocupa la creacin entre sus actividades, desplegando una poderosa
imaginacin en sus discursos mito-poticos. Mediante invocaciones,
teatralizaciones tomadas del psicodrama y actuaciones del performance art tratan
de revalorizar las imgenes degradadas de la mujer, de curar viejos miedos, de
solucionar conflictos personales, de elevar la auto-estima, de dar libre curso a
potencialidades ocultas.
Sin duda las prcticas dinicas no parecen ser una va adecuada para obtener
repercusin en un mundo patriarcal. Y est claro que un discurso saturado por
emociones, que habla de labios vaginales, de sangre, pechos, llanto, leche,
prdidas, derramamientos, que se concentra slo en las mujeres, es difcil que sea
ledo por muchos hombres y menos por aquellos que administran la sociedad. 5 Sin
embargo, su opcin de ser cultoras de Diana no es entendido slo como una
eleccin religiosa sino tambin poltica. Su compromiso las obliga a encontrar
soluciones afirmativas para los problemas personales y globales, de modo que
suelen exponerse a la opinin general llevando a cabo reuniones pblicas y
tomando parte en conflictos ecolgicos, educativos o legales. Es famoso el caso de
Z. Budapest que estuvo presa por leer el tarot y luego accion contra el Estado de
California para que fuera derogada la ley que la haba llevado a la crcel.
5
MARILYN FRENCH. Beyond Power. Nueva York, 1985.
misma y luego a las estrellas, sin dejar de ser uno mismo, se llega a un estado de
santidad que permite la curacin del alma y el cuerpo.
Algunas psicoterapeutas trabajan con la energa que rodea los cuerpos fsicos, otras
con venerables recetas folclricas, otras apelan a la cromoterapia o a la sanacin
mediante piedras, gemas u oraciones; asimismo, hay quienes apuntan a las figuras
arquetpicas que cada una guarda dentro de s o a las manipulaciones de la alta
magia o de la Cbala. Bregar con fuerzas enigmticas, alejadas de los parmetros
corrientes, entraa un grado de peligro superlativo cuando no se est
suficientemente preparado. Las neo-brujas consideran que hallarse dentro del
crculo mgico, tomadas de la mano, es toda la proteccin que necesitan para no
cruzar la lnea fronteriza de la enajenacin.
Las explicaciones de las brujas respecto a su magia suelen ser tan vagas como las
definiciones de la psicologa profunda; sin embargo, parecieran responder a los
nuevos conceptos que ven al universo como un paradigma hologrfico, donde cada
parte contiene a la totalidad6. En la base de la ciencia occidental se encuentra la
categorizacin, la diseccin, la separacin en partes, el arrancarlas de la totalidad
para estudiarlas mejor. Sin embargo, pareciera que ahora se est abriendo paso un
saber donde todo est relacionado con todo en un tejido sin costuras, en una red
donde el menor movimiento repercute en el conjunto, como en los campos
morfogenticos o su correlato, la resonancia mrfica. En ese continuum espacio y
tiempo no seran sino facetas de esa holografa. Por ende, si el todo est contenido
en cada parte, las operaciones de magia y brujera dejan de caer en la esfera de la
supersticin para tratarse de un punto focal diferente de comprender la realidad.
Las brujas privilegian el hacer antes que el teorizar. Sin embargo, la base en que se
apoyan suele ser ahistrica y acrtica, no estando a consideracin el objetivo al que
se aplican, vale decir, el Arte no es ni bueno ni malo en s: depende de cada
practicante decidir si el fin es benfico o destructivo. Por lo general, la intencin
que suele guiar a las brujas modernas es el bienestar de la persona o el logro de
deseos razonables.
6
El enfoque sobre el paradigma hologrfico parte de los trabajos de 1982 del fsico Alain Aspect, corroborados
despus por David Bohm, Kart Pribham y Stanislav Grof desde sus estudios de psicologa transpersonal, que hasta
entonces no haban encontrado una explicacin vlida.
En el contexto actual de crisis de las ortodoxias religiosas, la brujera se presenta
como un culto alternativo que rescata el principio femenino, la denostada figura de
la Gran Madre. Un culto opuesto al autoritarismo, a la verticalidad tirnica, a las
trabas que la educacin ofrece al pleno desarrollo de las potencialidades de la
mente y el cuerpo. Es un culto armonizado con el entorno que proporciona una
fuerte sensacin de pertenencia, de participacin en un conjunto englobante que
genera energa.
La reverencia a la Gran Madre prohija valores que las luchas por el poder y el
dominio ajeno han ido dejando atrs: la brujera propone ante todo el respeto por s
mismo y el respeto por el medio en que se vive. Internalizar ese respeto, sentirse
uno con la naturaleza, conlleva un largo aprendizaje, una prolongada exploracin
de la propia psiquis, de sus meandros ms profundos. La creatividad brota entonces
como agua fresca del manantial: el canto, la poesa, la msica se han beneficiado
con los descubrimientos de los talentos que no temieron internarse en las selvas
oscuras y profundas de que est hecha la trama de la brujera. Si se recorre
adecuadamente el camino, si no se soslayan las pruebas, por duras que sean, el
practicante sabe que alcanzar un abrazo csmico que le permitir ejercer
plenamente su arte.
La necesidad de un salto cualitativo en el estar del ser humano en el cosmos ha
legitimado a la brujera como religin, creando as el ltimo baluarte de la utopa.
BIBLIOGRAFA BREVE
Palabras preliminares
PRIMERA PARTE
Captulo I.
Las grandes diosas
Captulo II.
Las figuras menores
SEGUNDA PARTE
Captulo III
La Virgen Mara y el Diablo
Captulo IV
Ascenso y ocaso de herejes y beguinas
Captulo V
Universidades y universo mgico
TERCERA PARTE
Captulo VI
Definiciones y pactos diablicos
Captulo VII
El tercer rostro
Captulo VIII
El culto didico y las siervas de satans
Captulo IX
Muerte a la bruja
Captulo X
Convicta et combusta
CUARTA PARTE
Captulo XI
Anverso y reverso de poderes y prcticas
Captulo XII
Medicina y arte sanador
Captulo XIII
Hadas y gente menuda
QUINTA PARTE
Captulo XIV
Aquelarres y exorcismos
Captulo XV
Nios y jvenes denunciantes
Captulo XVI
Venenos, misas negras y erotismo
Captulo XVII
Vampiros, magos y sociedades secretas.
SEXTA PARTE
Captulo XVIII
Todo se cuestiona, todo se renueva
Captulo XIX
Desde la perspectiva del siglo XX
Captulo XX
Decir del silencio
Captulo XXI
Wicca y cultos satnicos
Captulo XXII
El movimiento de la Diosa
Bibliografa breve
ndice de ilustraciones