Boletín Proyecto de Restauración de La Confederación Granc
Boletín Proyecto de Restauración de La Confederación Granc
Boletín Proyecto de Restauración de La Confederación Granc
Asamblea Nacional
Dirección de Archivo
2º Boletín
Archivo Histórico
Caracas, 2002
REPÚBLICA BOLIVARIANA
DE VENEZUELA
ASAMBLEA NACIONAL
DIRECTORIO
WILLIAN LARA
Presidente
RAFAEL SIMÓN JIMENEZ
Primer Vicepresidente
NOHELI POCATERRA
Segundo Vicepresidente
EUSTOQUIO CONTRERAS
Secretario
SULMA TORRES DE MELO
Subsecretario
MARÍA DE JESÚS DAZA B.
Directora de Archivos
JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ
Coordinador de Gestión Legislativa
XIOMARA AGUILAR
Directora de SAIL (Servicio Autónomo de Información Legislativa)
ANTONIO BRICEÑO SALAS
Director de Publicaciones
Eduardo Cobos
Luis Gustavo Pérez
CORRECCIÓN DE TEXTOS
Lorena Puerta
Eva Moreno
Luis Gustavo Pérez
COLABORADORES
ISSN: 1317-729X
Impreso en Venezuela
Caracas - 2001
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G. Barraclough.
INDICE BOLETÍN
(Toda la documentación contenida en este volumen ha sido transcrita con la grafía propia
de sus originales)
Pag.
Presentación Dirección de Archivo Histórico.
Presentación Coordinación de Gestión Legislativa
Estudio Introductorio
DOCUMENTOS
1 Carta de Jamaica.1815
2 Discurso de Angostura. 1819.
3 Ley Fundamental de Colombia. 1819.
4 Congreso de Cúcuta. 1821.
5 Acta del Congreso Constituyente de Venezuela de 1830.
6 Decreto declarando la disposición de Venezuela a entrar en
pactos de federación con las secciones de Colombia. 1830
7 Decreto declarando la disposición de Venezuela a entrar en
pactos de federación con las secciones de Colombia. 1830
8 Resolución reconociendo a los Estados de Nueva Granada y
Ecuador y ordenando el envio de una comisión para tratar de las
relaciones de que habla el art. 227 de la Constitución.1832
9 Mensaje Anual del Presidente de la República General José
Tadeo Monagas al Congreso Nacional. 1856.
10 Contestación del Congreso Nacional al Mensaje
Presidencial.1856
11 Proyecto de Confederación Colombiana de 1856.
12 Exposición que hace el Concejo Municipal del Cantón Caracas,
de fecha 12 de febrero de 1856, solicitando a nombre de los
pueblos de ese Cantón, se ocupe de dictar las medidas
necesarias a favor de la Confederación Colombiana.
13 El Concejo Municipal del Cantón Bailadores, con sede en la Villa
de Tovar, se pronuncia a favor de la Confederación Colombiana.
14 Los vecinos de la Parroquia de San Buenaventura, Cantón
Aragua, Provincia de Barcelona, piden la Confederación
Colombiana.
15 Los vecinos de la Parroquia San Silvestre, provincia de Guayana,
se pronuncian a favor de la Confederación Colombiana.
16 Los Concejos municipales de los cantones de La Victoria,
Turmero, San Sebastián, San Luis de Cura y Maracay, se
pronuncian a favor de la Confederación Colombiana.
18 Los vecinos de San Miguel, Cantón de Píritu, Aragua de
Barcelona, el Concejo Municipal de Cantaura, los vecinos de la
Parroquia Clarines, los de San Lorenzo, los del Cantón Obispos,
pertenecientes a la Provincia de Barinas, se pronuncian a favor
de la Confederación Colombiana.
19 El Consejo Municipal del Cantón Capital de la Provincia de
Margarita se pronuncia a favor de la Confederación Colombiana.
20 Los vecinos de Baúl emiten pronunciamiento a favor de la
Confederación Colombiana.
Por último, el Sistema de Seguimiento y Control del trabajo legislativo que bajo
la Dirección del mismo nombre es responsable de registrar, actualizar y dar a
conocer las incidencias y progresos de los proyectos de leyes, a través de los
distintos informes recabados de las distintas comisiones permanentes o mixtas;
implementar y desarrollar una base de datos de estimación y medición de los
proyectos de leyes, para determinar su efectividad y oportunidad del tiempo
empleado en cada uno de ellos; y proveer de la información requerida mediante la
consulta al sistema, que reflejará la condición actual y ubicación de cada proyecto
de ley. Entre sus funciones está la de aportar información a la Junta Directiva de la
Asamblea Nacional, Comisiones Permanentes, Comisión de Legislación y público
en general sobre la marcha de la agenda legislativa de cada año. Se incluye
dentro de este sistema de asesoría una base de datos confiable de expertos e
instituciones especializadas en áreas y materias de la actividad nacional, y un
sistema de consulta especializado, multidisciplinario, interinstitucional e
intersectorial, de carácter permanente y público sobre los temas en debate.
Introducción
1
“Carta de Jamaica, 6 de septiembre de 1815” en Vicente Lecuna, Escritos Selectos. Itinerario Documental
de Simón Bolívar, p. 129.
*
En 1846 el Congreso Nacional, presidido en la Cámara de Senado por Rafael Enriquez, y en la Cámara de
Representantes por Pedro José Rojas, en vista de la solicitud de las autoridades y algunos vecinos de la ciudad
de Angostura capital de la Provincia de Guayana pidiendo se le diera el nombre de Bolívar, en vista de que el
Congreso de Cúcuta había decretado la erección de una ciudad con ese nombre y que hasta la fecha (1846) no
había tenido efecto, y considerando que esta provincia tenía motivos muy particulares para llevar el augusto
nombre de Bolívar, porque fue la segunda cuna de la independencia y el asilo de los patriotas errantes en
países extranjeros; y porque allí dio principio la época más gloriosa de Bolívar, y de allí saco los recursos para
libertar la Nueva Granada y el resto de Venezuela, decretó que la ciudad de Angostura capital de esa
provincia desde su publicación se denominará Ciudad Bolívar. En Leyes y Decretos de Venezuela, 1851, t. I,
p. 661.
2
“Discurso de Angostura, 1819”, Ob. cit., p. 148.
vicepresidentes de los departamentos fueron Juan Germán Roscio de
Venezuela y Francisco de Paula Santander de Cundinamarca. El del
departamento de Quito no se designó por estar bajo el dominio español.
La Gran Colombia
En 1855, cuando ejercía el General José Tadeo Monagas por segunda vez la
presidencia de Venezuela, se intenta nuevamente la restauración de la Gran
Colombia. Para esa fecha el secretario de Relaciones Exteriores de Venezuela era
Francisco Aranda quien, por orden del presidente Monagas, le encarga al general
Carlos Castelli, ministro plenipotenciario de Venezuela en Bogotá, que indague la
receptividad por parte del gobierno colombiano de una propuesta venezolana de
reinstaurar la antigua Colombia.
3
F. González Guinán, Historia Contemporánea..., t. II, p. 21; y en la Constitución de 1830 que en su artículo
227, dispone: “Los futuros Congresos Constitucionales están autorizados para dictar las providencias
conducentes a que se verifiquen de la manera más conveniente a los pueblos de Venezuela, los pactos de
federación que unan, arreglen y representen las altas relaciones de Colombia, luego que se cumplan las
condiciones”.
4
“Proyecto de Confederación Colombiana [1856]”, Archivo Histórico Asamblea Nacional, Cámara de
Representantes, t. 316, fs. 2-2vto. (En adelante AHAN, CR).
momento esta propuesta del Poder Ejecutivo se extiende con gran popularidad por
todas las provincias de la República, los representantes de sus cantones,
parroquias, concejos municipales, jueces de paz, juntas comunales y
representantes de los comerciantes y agricultores que solicitan al Congreso
Nacional la realización del pensamiento sobre Confederación Colombiana.
5
“Exposición que hace el Concejo Municipal del Cantón Caracas a la honorable Cámara de Representantes
[1856]”, AHAN, CR , t. 316, f. 5.
6
“Art. 193. Todo venezolano puede representar por escrito al Congreso, al Poder Ejecutivo, y demás
autoridades constituidas, cuanto considere conveniente al bien general del Estado; pero ningún individuo o
asociación particular podrá hacer peticiones en nombre del pueblo, ni menos arrogarse la calificación de
pueblo. Cuando muchos individuos dirigieren alguna petición al Congreso, al Poder Ejecutivo y demás
autoridades, todos serán responsables de la verdad de los hechos, y los cinco primeros que suscribieren
quedan responsables de la identidad de todas las firmas”. “Constitución de 1830” en Compilación
Constitucional de Venezuela. SAIL. Asamblea Nacional, p. 99.
seguridad interior y a la consolidación de su independencia y libertad. Segundo:
Unidos en los intereses generales de la confederación y en su política exterior.
Tercero: Estabilidad del Gobierno general y de los de cada una de las secciones de
Estados Generales. Cuarto: Aumento de medios para hacer más eficaces los lazos de
fraternidad y amor entre los pueblos, que forman a Colombia. Quinto: Nuevos resortes
para impulsar la prosperidad formal y material de esos mismos estados provenientes
de la identidad de circunstancias del ensanche de su comercio. (...) Sexto: otra
corriente de ideas, otro campo más basto para los talentosos políticos, financieros o
diplomáticos, y haciendo un llamado solemne a la juventud laboriosa, honrada,
inteligente y patriota. Séptima: Paz en vez de luchas estériles de discusiones vacías
de sentido, de pasiones mezquinas, mira más elevada y más provechosas habrá de
comprar la atención de los gobernantes y de los gobernados...7
10
“El Concejo Municipal del Cantón Cumaná pide la ‘Confederación Colombiana [1856]’”, AHAN, CR, t.
316, fs. 271-271vto.
República como los concejos municipales, los representantes de los vecinos de
los cantones, y las juntas comunales.
Cecilia Vivas
Investigadora
SAIL
Fuentes primarias
Fuentes secundarias
Compilación documental
CARTA DE JAMAICA
[1815]
Muy señor mío: Me apresuro a contestar la carta de 29 del mes pasado que
usted me hizo el honor de dirigirme, y yo recibí con la mayor satisfacción.
Sensible como debo, al interés que usted ha querido tomar por la suerte de
mi patria, afligiéndose con ella por los tormentos que padece, desde su
descubrimiento hasta estos últimos períodos, por parte de sus destructores los
españoles, no siento menos el comprometimiento en que me ponen las solícitas
demandas que usted me hace, sobre los objetos más importantes de la política
americana. Así, me encuentro en un conflicto, entre el deseo de corresponder a la
confianza con que usted me favorece, y el impedimento de satisfacerle, tanto por
la falta de documentos y de libros, cuanto por los limitados conocimientos que
poseo de un país tan inmenso, variado y desconocido como el Nuevo Mundo.
“Tres siglos ha -dice usted- que empezaron las barbaridades que los
españoles cometieron en el grande hemisferio de Colón”. Barbaridades que la
presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la
perversidad humana, y jamás serían creídas por los críticos modernos, si
constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades. El
filantrópico obispo de Chiapa, el apóstol de la América, Las Casas, ha dejado a la
posteridad una breve relación de ellas, extractada de las sumarias que siguieron
en Sevilla a los conquistadores, con el testimonio de cuantas personas
respetables había entonces en el Nuevo Mundo, y con los procesos mismos que
los tiranos se hicieron entre sí: como consta por los más sublimes historiadores de
aquel tiempo. Todos los imparciales han hecho justicia al celo, verdad y virtudes
de aquel amigo de la humanidad, que con tanto fervor y firmeza denunció ante su
gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario.
Con cuánta emoción de gratitud leo el pasaje de la carta de usted en que me
dice “que espera que los sucesos que siguieron entonces a las armas españolas,
acompañen ahora a las de sus contrarios, los muy oprimidos americanos
meridionales”. Yo tomo esta esperanza por una predicción, si la justicia decide las
contiendas de los hombres. El suceso coronará nuestros esfuerzos, porque el
destino de América se ha fijado irrevocablemente; el lazo que la unía a España
está cortado; la opinión era toda su fuerza; por ella se estrechaban mutuamente
las partes de aquella inmensa monarquía; lo que antes las enlazaba ya las divide;
más grande es el odio que nos ha inspirado la Península que el mar que nos
separa de ella; menos difícil es unir los dos continentes, que reconciliar los
espíritus de ambos países. El hábito a la obediencia; un comercio de intereses, de
luces, de religión; una recíproca benevolencia; una tierna solicitud por la cuna y la
gloria de nuestros padres; en fin, todo lo que formaba nuestra esperanza nos
venía de España. De aquí nacía un principio de adhesión que parecía eterno; no
obstante que la inconducta de nuestros dominadores relajaba esta simpatía; o, por
mejor decir, este apego forzado por el imperio de la dominación. Al presente
sucede lo contrario, la muerte, el deshonor, cuanto es nocivo, nos amenaza y
tememos: todo lo sufrimos de esa desnaturalizada madrastra. El velo se ha
rasgado, ya hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas: se han roto
las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo
esclavizarnos. Por lo tanto, América combate con despecho; y rara vez la
desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria.
El reino de Chile, poblado de ochocientas mil almas, está lidiando contra sus
enemigos que pretenden dominarlo; pero en vano, porque los que antes pusieron
un término a sus conquistas, los indómitos y libres araucanos, son sus vecinos y
compatriotas; y su ejemplo sublime es suficiente para probarle, que el pueblo que
ama su independencia, por fin la logra.
Las islas de Puerto Rico y Cuba, que entre ambas pueden formar una
población de setecientas a ochocientas mil almas, son las que más tranquilamente
poseen los españoles, porque están fuera del contacto de los independientes. Mas
¿no son americanos estos insulares? ¿No son vejados? ¿No desearán su
bienestar?
Este cuadro representa una escala militar de dos mil leguas de longitud y
novecientas de latitud en su mayor extensión en que dieciséis millones de
americanos defienden sus derechos, o están comprimidos por la nación española
que aunque fue en algún tiempo el más basto imperio del mundo, sus restos son
ahora impotentes para dominar el nuevo hemisferio y hasta para mantenerse en el
antiguo. ¿Y la Europa civilizada, comerciante y amante de la libertad permite que
una vieja serpiente por sólo satisfacer su saña envenenada, devore la más bella
parte de nuestro globo? ¡Qué! ¿Está Europa sorda al clamor de su propio interés?
¿No tiene ya ojos para ver la justicia? ¿Tanto se ha endurecido para ser de este
modo insensible? Estas cuestiones cuanto más las medito, más me confunde;
llego a pensar que se aspira a que desaparezca la América; pero es imposible
porque toda Europa no es España. ¡Qué demencia la de nuestra enemiga,
pretender reconquistar América, sin marina, sin tesoros y casi sin soldados! Pues
los que tiene, apenas son bastantes para retener a su propio pueblo en una
violenta obediencia, y defenderse de sus vecinos. Por otra parte, ¿podrá esta
nación hacer el comercio exclusivo de la mitad del mundo sin manufacturas, sin
producciones territoriales, sin artes, sin ciencias, sin política? Lograda que fuese
esta loca empresa, y suponiendo más, aun lograda la pacificación, los hijos de los
actuales americanos unidos con los de los europeos reconquistadores, ¿no
volverían a formar dentro de veinte años los mismos patrióticos designios que
ahora se están combatiendo?
“La felonía con que Bonaparte -dice usted- prendió a Carlos IV y a Fernando
VII, reyes de esta nación, que tres siglos ha aprisionó con traición a dos monarcas
de la América meridional, en un acto manifiesto de retribución divina y, al mismo
tiempo, una prueba de que Dios sostiene la justa causa de los americanos y les
concederá su independencia”.
Parece que usted quiere aludir al monarca de Méjico Moctezuma, preso por
Cortés y muerto, según Herrera, por el mismo, aunque Solís dice que por el
pueblo, y a Atahualpa, inca del Perú, destruido por Francisco Pizarro y Diego
Almagro. Existe tal diferencia entre la suerte de los reyes españoles y los reyes
americanos, que no admiten comparación; los primeros son tratados con dignidad,
conservados y al fin recobran su libertad y trono; mientras que los últimos sufren
tormentos inauditos y los vilipendios más vergonzosos. Si a Guatimozín sucesor
de Moctezuma, se le trata como emperador, y le ponen la corona, fue por irrisión y
no por respeto, para que experimentase este escarnio antes que las torturas.
Iguales a la suerte de este monarca fueron las del rey de Michoacán, Catzontzin;
el Zipa de Bogotá y cuantos Toquis, Imas, Zipas, Ulmenes, Caciques y demás
dignidades indianas sucumbieron al poder español. El suceso de Fernando VII es
más semejante al que tuvo lugar en Chile en 1535 con el Ulmén de Copiapó,
entonces reinante en aquella comarca. El español Almagro pretextó, como
Bonaparte, tomar partido por la causa del legítimo soberano y, en consecuencia,
llama al usurpador, como Fernando lo era en España; aparenta restituir al legítimo
a sus estados y termina por encadenar y echar a las llamas al infeliz Ulmén, sin
querer ni aún oír su defensa. Este es el ejemplo de Fernando VII con su
usurpador; los reyes europeos sólo padecen destierros, el Ulmén de Chile termina
su vida de un modo atroz.
He dicho la población que se calcula por datos más o menos exactos, que
mil circunstancias hacen fallidos, sin que sea fácil remediar esta inexactitud,
porque los más de los moradores tienen habitaciones campestres, y muchas
veces errantes; siendo labradores, pastores, nómadas, perdidos en medio de
espesos e inmensos bosques, llanuras solitarias, y aislados entre lagos y ríos
caudalosos. ¿Quién será capaz de formar una estadística completa de semejantes
comarcas? Además, los tributos que pagan los indígenas; las penalidades de los
esclavos; las primicias, diezmos y derechos que pesan sobre los labradores, y
otros accidentes alejan de sus hogares a los pobres americanos. Esto sin hacer
mención de la guerra de exterminio que ya ha segado cerca de un octavo de la
población, y ha ahuyentado una gran parte; pues entonces las dificultades son
insuperables y el empadronamiento vendrá a reducirse a la mitad del verdadero
censo.
Todavía es más difícil presentir la suerte futura del Nuevo Mundo, establecer
principios sobre su política, y casi profetizar la naturaleza del gobierno que llegará
a adoptar. Toda idea relativa al porvenir de este país me parece aventurada. ¿Se
puede prever cuando el género humano se hallaba en su infancia rodeado de
tanta incertidumbre, ignorancia y error, cuál sería el régimen que abrazaría para su
conservación? ¿Quién se habría atrevido a decir tal nación será república o
monarquía, ésta será pequeña, aquélla grande? En mi concepto, esta es la
imagen de nuestra situación. Nosotros somos un pequeño género humano;
poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares; nuevos en casi todas
las artes y ciencias, aunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil.
Yo considero el estado actual de América, como cuando desplomado el imperio
romano, cada desmembración formó un sistema político, conforme a sus intereses
y situación, o siguiendo la ambición particular de algunos jefes, familias o
corporaciones; con esta notable diferencia, que aquellos miembros dispersos
volvían a restablecer sus antiguas naciones con las alteraciones que exigían las
cosas o los sucesos; mas nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo que
en otro tiempo fue, y que por otra parte no somos indios, ni europeos, sino una
especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores
españoles; en suma, siendo nosotros americanos por nacimiento, y nuestros
derechos los de Europa, tenemos que disputar a éstos a los del país, y que
mantenernos en él contra la invasión de los invasores; así nos hallemos en el caso
más extraordinario y complicado. No obstante que es una especie de adivinación
indicar cuál será el resultado de la línea política que América siga, me atrevo a
aventurar algunas conjeturas que, desde luego, caracterizo de arbitrarias, dictadas
por un deseo racional, y no por un raciocinio probable.
¡Cuán diferente entre nosotros! Se nos vejaba con una conducta que,
además de privarnos de los derechos que nos correspondían, nos dejaba en una
especie de infancia permanente, con respecto a las transacciones públicas. Si
hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos domésticos en nuestra
administración interior, conoceríamos el curso de los negocios públicos y su
mecanismo. Gozaríamos también de la consideración personal que impone a los
ojos del pueblo cierto respeto maquinal, que es tan necesario conservar en las
revoluciones. He aquí por qué he dicho que estábamos privados hasta de la tiranía
activa, pues que no nos está permitido ejercer sus funciones.
Los americanos en el sistema español que está en vigor, y quizá con mayor
fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios
para el trabajo y, cuando más, el de simples consumidores; y aun esta parte
coartada con restricciones chocantes; tales son las prohibiciones del cultivo de
frutos de Europa, el estanco de las producciones que el rey monopoliza, el
impedimento de las fábricas que la misma Península no posee, los privilegios
exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad; las trabas
entre provincias y provincias americanas para que no se traten, entiendan, ni
negocien; en fin, ¿quiere usted saber cuál era nuestro destino? Los campos para
cultivar el añil, la grana, el café, la caña, el cacao y el algodón; las llanuras
solitarias para criar ganados, los desiertos para cazar las bestias feroces, las
entrañas de la tierra para excavar el oro que no puede saciar a esa nación
avarienta.
Los acontecimientos de la tierra firme nos han probado que las instituciones
perfectamente representativas no son adecuadas a nuestro carácter, costumbres y
luces actuales. En Caracas el espíritu de partido tomó su origen en las
sociedades, asambleas y elecciones populares; y estos partidos nos tornaron a la
esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la república americana que más se ha
adelantado en sus instituciones políticas, también ha sido el más claro ejemplo de
la ineficacia de la forma demócrata y federal para nuestros nacientes Estados. En
Nueva Granada las excesivas facultades de los gobiernos provinciales y la falta de
centralización en el general han conducido aquel precioso país al estado a que se
ve reducido en el día. Por esta razón sus débiles enemigos se han conservado
contra todas las probabilidades. En tanto que nuestros compatriotas no adquieran
los talentos y las virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del Norte,
los sistemas enteramente populares, lejos de sernos favorables, temo mucho que
vengan a ser nuestra ruina. Desgraciadamente, estas cualidades parecen estar
muy distantes de nosotros en el grado que se requiere; y por el contrario, estamos
dominados de los vicios que se contraen bajo la dirección de una nación como la
española que sólo ha sobresalido en fiereza, ambición, venganza y codicia.
Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación
del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria. Aunque
aspiro a la perfección del gobierno de mi patria, no puedo persuadirme que el
Nuevo Mundo sea por el momento regido por una gran república; como es
imposible, no me atrevo a desearlo; y menos deseo aún una monarquía universal
de América, porque este proyecto sin ser útil, es también imposible. Los abusos
que actualmente existen no se reformarían, y nuestra regeneración sería
infructuosa. Los Estados americanos han menester de los ciudadanos de
gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra.
La metrópoli, por ejemplo, sería México, que es la única que puede serlo por su
poder intrínseco, sin el cual no hay metrópoli. Supongamos que fuese el istmo de
Panamá punto céntrico para todos los extremos de este vasto continente, ¿no
continuarían éstos en la languidez, y aún en el desorden actual? Para que un sólo
gobierno dé vida, anime, ponga en acción todos los resortes de la prosperidad
pública, corrija, ilustre y perfeccione al Nuevo Mundo sería necesario que tuviese
las facultades de un Dios y, cuando menos, las luces y virtudes de todos los
hombres.
Los Estados del istmo de Panamá hasta Guatemala formarán quizás una
asociación. Esta magnífica posición entre los dos grandes mares, podrá ser con el
tiempo el emporio del universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo:
estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia; traerán a tan feliz
región los tributos de las cuatro partes del globo. ¡Acaso sólo allí podrá fijarse
algún día la capital de la tierra! Como pretendió Constantino que fuese Bizancio la
del antiguo hemisferio.
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola
nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene
un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería, por consiguiente,
tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de
formarse; mas no es posible porque climas remotos, situaciones diversas,
intereses opuestos, caracteres desemejantes dividen a la América. ¡Qué bello
sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los
griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto
Congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y
discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las
otras tres partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en
alguna época dichosa de nuestra regeneración, otra esperanza es infundida,
semejante a la del abate St. Pierre que concibió el laudable delirio de reunir un
Congreso europeo, para decidir de la suerte de los intereses de aquellas naciones.
DISCURSO DE ANGOSTURA
[1819]
Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la libertad de Venezuela puedo
aspirar a la gloria de ser contado entre sus más fieles amantes, permitidme, señor,
que exponga con la franqueza de un verdadero republicano mi respetuoso
dictamen en este Proyecto de Constitución que me tomo la libertad de ofreceros
en testimonio de la sinceridad y del candor de mis sentimientos. Como se trata de
la salud de todos, me atrevo a creer que tengo derecho para ser oído por los
representantes del pueblo. Yo sé muy bien que vuestra sabiduría no ha menester
de consejos, y sé también que mi proyecto acaso, os parecerá erróneo,
impracticable. Pero, señor, aceptad con benignidad este trabajo, que más bien es
el tributo de mi sincera sumisión al Congreso que el efecto de una levedad
presuntuosa. Por otra parte, siendo vuestras funciones la creación de un cuerpo
político y aun se podría decir la creación de una sociedad entera, rodeada de
todos los inconvenientes que presenta una situación la más singular y difícil,
quizás el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro
encubierto o desconocido.
Meditad bien vuestra elección, legisladores. No olvidéis que vais a echar los
fundamentos a un pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la
naturaleza le ha señalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente rango
que le espera. Si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar de
Venezuela que debe inspiraros el acierto de escoger la naturaleza y la forma de
gobierno que vais a adoptar para la felicidad del pueblo; si no acertáis, repito, la
esclavitud será el término de nuestra transformación.
Aunque las facultades del Presidente de los Estados Unidos están limitadas
con restricciones excesivas, ejerce por sí solo todas las funciones gubernativas
que la Constitución le atribuye, y es indudable que su administración debe ser más
uniforme, constante y verdaderamente propia, que la de un poder diseminado
entre varios individuos cuyo compuesto no puede ser menos que monstruoso. El
poder judicial en Venezuela es semejante al americano, indefinido en duración,
temporal y no vitalicio, goza de toda la independencia que le corresponde.
Mas por halagüeño que parezca, y sea en efecto este magnífico sistema
federativo, no era dado a los venezolanos gozarlo repentinamente al salir de las
cadenas. No estábamos preparados para tanto bien; el bien, como el mal, da la
muerte cuando es súbito y excesivo. Nuestra constitución moral no tenía todavía la
consistencia necesaria para recibir el beneficio de un gobierno completamente
representativo, y tan sublime que podía ser adaptado a una república de santos.
Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una materia que
puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que nuestro pueblo no es
el europeo, ni el americano del norte, que más bien es un compuesto de África y
de América, que una emanación de Europa, pues que hasta España misma, deja
de ser Europa por su sangre africana, por sus instituciones y por su carácter. Es
imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. La mayor
parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y
con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos
todos del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en
sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis; esta
desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia.
Roma y la Gran Bretaña son las naciones que más han sobresalido entre las
antiguas y modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres; pero ambas se
constituyeron no con brillantes formas de libertad, sino con establecimientos
sólidos. Así, pues, os recomiendo, representantes, el estudio de la Constitución
británica, que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los
pueblos que la adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros
su imitación servil. Cuando hablo del Gobierno británico sólo me refiero a lo que
tiene de republicanismo, y a la verdad ¿puede llamarse pura monarquía un
sistema en el cual se reconoce la soberanía popular, la división y el equilibrio de
los poderes, la libertad civil, de conciencia, de imprenta, y cuanto es sublime en la
política? ¿Puede haber más libertad en ninguna especie de república? ¿y puede
pretenderse a más en el orden social? Yo os recomiendo esta Constitución
popular, la división y el equilibrio de los poderes, la libertad civil, de como la más
digna de servir de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre y
a toda la felicidad política que es compatible con nuestra frágil naturaleza.
El amor a la patria, el amor a las leyes, el amor a los magistrados son las
nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el alma de un republicano.
Los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes; porque éstas han sido
nocivas, y eran la fuente del mal; tampoco han podido amar a sus magistrados,
porque eran inicuos, y los nuevos apenas son conocidos en la carrera en que han
entrado. Si no hay un respeto sagrado por la patria, por las leyes y por las
autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo: es un conflicto singular de
hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo.
La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del
Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son
nuestras primeras necesidades. Tomemos de Atenas su areópago, y los
guardianes de las costumbres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y
sus tribunales domésticos; y haciendo una santa alianza de estas instituciones
morales, renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser
libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus austeros
establecimientos, y formando de estos tres manantiales una fuente de virtud,
demos a nuestra República una cuarta potestad cuyo dominio sea la infancia y el
corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la moral
republicana. Constituyamos este areópago para que vele sobre la educación de
los niños, sobre la instrucción nacional; para que purifique lo que se haya
corrompido en la República; que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del
amor a la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los
principios de corrupción, de los ejemplos perniciosos; debiendo corregir las
costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos con penas
aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las burla; no
solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que viola la
Constitución, sino lo que viola el respeto público. La jurisdicción de este tribunal
verdaderamente santo, deberá ser efectiva con respecto a la educación y a la
instrucción, y de opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus anales, o
registros donde se consignan sus actas y deliberaciones; los principios morales y
las acciones de los ciudadanos, serán los libros de la virtud y del vicio. Libros que
consultará el pueblo para sus elecciones, los magistrados para sus resoluciones, y
los jueces para sus juicios. Una institución semejante que más que parezca
quimérica, es infinitamente más realizable que otras que algunos legisladores
antiguos y modernos han establecido con menos utilidad del género humano.
Hombres que se han desprendido de todos los goces, de todos los bienes
que antes poseían, como el producto de su virtud y talentosos hombres que han
experimentado cuanto es cruel en una guerra honrosa, padeciendo las privaciones
más dolorosas, y los tormentos más acerbos, hombres tan beneméritos de la
patria, han debido llamar la atención del gobierno. En consecuencia he mandado
recompensarlos con los bienes de la nación. Si he contraído para con el pueblo
alguna especie de mérito, pido a sus representantes oigan mi súplica como el
premio de mis débiles servicios. Que el Congreso ordene la distribución de los
bienes nacionales, conforme a la ley que a nombre de la República he decretado a
beneficio de los militares venezolanos.
Ya que por infinitos triunfos hemos logrado anonadar las huestes españolas,
desesperada la Corte de Madrid ha pretendido sorprender vanamente la
conciencia de los magnánimos soberanos que acaban de extirpar la usurpación y
la tiranía en Europa, y deben ser los protectores de la legitimidad y de la justicia de
la causa americana. Incapaz de alcanzar con sus armas nuestra sumisión, recurre
España a su política insidiosa; no pudiendo vencernos, ha querido emplear sus
artes suspicaces. Fernando se ha humillado hasta confesar que ha menester de la
protección extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo, ¡a un yugo que todo
poder es nulo para imponerlo! Convencida Venezuela de poseer las fuerzas
suficientes para repeler a sus opresores, ha pronunciado, por el órgano del
gobierno, su última voluntad de combatir hasta expirar, por defender su vida
política, no sólo contra España, sino contra todos los hombres, si todos los
hombres se hubiesen degradado tanto, que abrazasen la defensa de un gobierno
devorador, cuyos únicos móviles son una espada exterminadora y las llamas de la
Inquisición. Un gobierno que ya no quiere dominios, sino desiertos; ciudades, sino
ruinas; vasallos, sino tumbas. La declaración de la República de Venezuela es el
Acta más gloriosa, más heroica, más digna de un pueblo libre; es la que con
mayor satisfacción tengo el honor de ofrecer al Congreso ya sancionada por la
expresión unánime del pueblo de Venezuela.
Considerando:
Art. 3º Las deudas que las dos repúblicas han contraído separadamente, son
reconocidas in solidum por esta Ley como Deuda Nacional de Colombia, a cuyo
pago quedan vinculados todos los bienes y propiedades del Estado, y se
destinarán los ramos más productivos de las rentas públicas.
Art. 7º Una nueva ciudad que llevará el nombre del Libertador Bolívar, será la
capital de la República. Su plan y situación se determinarán por el primer
Congreso General bajo el principio de proporcionarla a las necesidades de los tres
departamentos, y a la grandeza a que este opulento país está destinado por la
naturaleza.
Simón Bolívar.
Diego B. Urbaneja.
Venezolanos:
Toca a los hombres de influencia ilustrar y dirigir la opinión general para que
pronuncie con acierto las mejoras de que es susceptible: fijemos en ella nuestras
miradas respetuosas cuando nos indique estas reformas. Es muy fácil hacerlas
sin atacar los fundamentos de esta acta de vuestros derechos, porque ella provee
un medio pronto y seguro de practicarlas. Tened presente que es mucho menos
expuesto y más fácil y seguro ir corrigiendo en la estructura de un gobierno los
pocos defectos que la experiencia demuestre, que por perfeccionarla, destruirla
toda de un golpe. Este procedimiento marca siempre los manejos de un partido,
que lo trastorna todo, para preparar la senda de sus miras interesadas. Imitemos
al escultor que, prendado de su obra, se ocupa sin cesar de retocar sus formas y
en pulirla. Que esta obra nacional sea el objeto santo de los cuidados de los
venezolanos, y su corrección será hecha oportunamente y sin riesgos. Después
de tantas tribulaciones, a vista de escenas tan lastimosas de miseria, calamidad y
exterminio, ya al desaparecer nuestros pueblos dulces y benévolos de la faz de la
tierra, y prontos a convertirse en hordas salvajes que vaguen por desiertos unas
contra otras, y cometiendo robos y asesinatos, volvamos en nosotros mismos y
busquemos en este mandato de orden y de ley la tabla de salvación. Con el
recuerdo vivo de lo pasado, con las impresiones aflictivas de nuestra actual
desgracia, y en el riesgo inminente de una destrucción completa, acojámonos a la
constitución como a la arca santa de nuestra seguridad, libertad y bien. Que la
adhesión y respeto de todos los venezolanos sea su mejor apoyo y la fuerza
omnipotente en que se estrellen los designios parricidas. Si sufrís que alguno la
toque, dejáis destruir vuestra salvaguardia. Por la primera brecha que le abran los
abusos, harán una irrupción para colocar sobre sus ruinas el despotismo y la
tiranía, y entonces esperad todo género de turbulencias, zozobras, despojos,
homicidios y espantosa servidumbre.
Dos clases de enemigos lo asestarán sus tiros: unos, ocultos detrás del velo
del interés público, no defenderán más que un interés de partido, un orden de
cosas que hallan conforme a sus caprichos y rencillas, o a sus intereses más
calculados. Otros, instigados de aspiraciones criminales, so pretexto de salvar la
patria por medios eficaces y enérgicos, sólo marcharán a su propio
engrandecimiento. Con demandas ilimitadas por los servicios tributados a la
causa de nuestra independencia, nos exigirán por ellos un precio demasiado caro,
y sin reparar en los medios cerrarán los ojos a las lástimas compasibles de su
patria, zapando por los cimientos todo régimen legal de igualdad y justicia.
Que nuestros ilustres guerreros, no menos celosos del glorioso timbre del
valor, su distintivo, que de los de patriotismo, magnánimo desprendimiento, amor
a la libertad y respeto a las leyes, que santificaron sus esfuerzos en la noble lucha
de la independencia, sean los más vigilantes custodios del acta de nuestras
libertades y de la majestad de nuestras leyes; que por su consagración a la salud
de la patria sean los centros de reunión y amparo, a cuyo rededor corran los
demás ciudadanos a defenderla, haciéndose los ídolos de su amor y los más
dignos objetos de su respeto.
El Presidente,
Carlos Soublette.
8.- Mensaje anual del Presidente de la República General José Tadeo Monagas al
Congreso Nacional, 1856.- 11
José L. Silva
EXMO. Señor:
13
Archivo Histórico Asamblea Nacional, Cámara de Representantes, 1856, t. 316, fs. 1-2vto.
La Secretaría pasó en el acto la competente nota a los señores Secretarios
del Despacho.
Segunda
Febrero 15. La Secretaria avisa a los Señores Ministros de Estado que el día
de mañana tendrá lugar la 2ª. Discusión de este proyecto.
Tercera
Decretan
Art. 2º. Si los Gobiernos que representan las repúblicas de Nueva Granada y
Ecuador, quisiesen cooperar o creyesen realizables, la Confederación
Colombiana, el P. E. queda autorizado para nombrar los representantes de
Venezuela que concurran a confeccionar el proyecto que conduzca a realizar la
idea.
Art.5º. Los acuerdos que efectúen los representantes de las tres secciones
de la que antes fue Colombia se someterán a la aprobación del Congreso de
Venezuela.
14
Ibídem, fs. 3-4.
Dado firmado
J.L. Requena.
Federico Uslar.
Matute.
Arismendi.
J.P. Lara.
15
Ibídem, f. 5.
inacción vergonzosa á que parecían estar condenados i a poner término á la
indiferencia, al abonado i desaliento en que yacían, olvidados, sin duda, de los
esfuerzos i sacrificios que á esos mismo pueblos costara su independencia;
porque solo con el restablecimiento de Colombia puede salvarse la Republica i
con ella la causa de la moderna civilización.
Honorable Cámara.
El Jefe Político.
José María Monteverde.
Víctor Saravia.
Vicente Manzo.
Alejandro Ibarra.
José de Jesús Lucena.
Mateo Plaza.
José de Jesús Lucena.
José María Ferro.
Gonzalo A. Ruiz.
Víctor M. García.
Cámara de Representantes.
16
Ibídem, fs. 20-24.
del patriotismo y a las exigencias de sus comitentes si por timidez u otra causa
dejara de exhibir su voto en una cuestión de tan alta trascendencia ya que no le es
dado ilustrar acerca de ella, el ánimo de sus conciudadanos.
Para servir a esa republica gigante que entusiasma todos los ánimos y
despierta las más lisonjeras esperanzas, el cantón Bailadores que hoy ocupa un
lugar muy secundario entre los pueblos de Venezuela se siente impulsado para
pretender alistarse entre los primeros que con su opinión y sus esfuerzos, aliente y
verifiquen aquel postrer voto que Colombia en su agonía legó á sus hijos que el
libertador en la suya repitió a sus compatriotas cuando dijo: “No aspiro a otra gloria
que a la felicidad de Colombia si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y
que se consolide la unión, yo bajare tranquilo al sepulcro”. Estos fueron los últimos
conceptos del Héroe de la América ratificando el voto de Colombia por la unión de
sus hijos y su organización política.
Y si bien puede decirse que la mayor parte de los pueblos de la América del
Sur, tiene su Educación lo mismo que su fortuna por hacer y para ello todo esta
por el porvenir, nada en su historia, también debe confiarse que el pueblo no ha
permanecido estacionario, que su educación y su fortuna han empezado; porque
su fé se ha desviado de los hombres para fijarse en sus principios, así como su
espíritu, vive ya, no del pasado, sino del porvenir. Tócanos llevarla a cabo, o por lo
menos, impulsarla empleando una nueva sabia que es la unión.
Hay en la vida de los pueblos épocas como la actual en que todos los
intereses, todas las ambiciones, todos los deseos se aúnan como por encanto,
para reunir a servir como débiles instrumentos a los designios de Dios. Épocas en
que el espíritu humano reconoce ciertas verdades o principios que otro tiempo
desechaba como erróneos para llegar a su destino. Y obrar entonces, según ella
es dar vida a las naciones, así como mirarlas desapercibidas y llevarlas a sus
vecinos.
H. H: S.S. y R. R.
El Presidente: C. Valbuena.
El Concejal 1º. Jaime Burguera.
El Concejal 2º: Pablo Peña.
El Concejal 3º: A. García.
El Secretario C. Ochoa.
El Secretario. C. Ochoa.
El Jefe Político
Juan J. Ortega.
Presidente del Concejo
C. Ortega.
5.- República de Venezuela gobierno superior político de la provincia de
Merida17
(firma ilegible)
Hay días en la historia de las naciones que jamás pasan y que más bien la
sucesión de los tiempos, respetándolos los eleva a la categoría de dogma o
principios políticos. Tal es el venturoso diez y nueve de Abril de 1810 para
Colombia.
Colombia, al nacer; pues que son diez y nueve años en la eternidad de los
tiempos, y después de veinte y seis años de sepultada vuelve al fin y se muestra
17
Ibídem, f. 25.
18
Ibídem, fs. 26-31.
soberana como en su principio la vieron los que le dieron vida e Independencia
Colon y Bolivar.
Nota: Sigue en lista los nombres que hallándose presentes no suscriben por
no saber leer y escribir.
Hubo un tiempo en que todo corazón que sintiera el fuego sagrado del amo
nacional, abrigaba la esperanza de decir algún día con noble orgullo: “Yo soy
Colombiano”. De la misma manera que un ciudadano de la antigua y Soberbia
19
Ibídem, fs. 42-43.
Inglaterra puede decir hoy lleno de satisfacción: “Yo soy Inglés”, según la bella
expresión de ilustre y elocuente Zea. Pero esta misma esperanza llevó a la tumba
con los restos mortales de Bolívar. Ella tuvo vida mientras la tuvo el Héroe que la
alimentaba y el día 22 (su fallecimiento fue el día 17) de Diciembre de 1830 fue
doblemente funesto... En el bajo a la tumba, victima de la envidia y perseguido de
desleales e ingratos compatriotas, el inmortal genio de América...
(firmas ilegibles)
De mucho tiempo atrás los miembros que componen este cuerpo han
suspirado por la regeneración de aquella magnifica Republica, que fue la obra del
Genio y de los portentos del entusiasmo. Hoy una serie de hechos á cual unas
elocuentes los ha persuadido de que Venezuela no puede ser feliz sino á la
sombra del pabellón colombiano.
20
Ibídem, fs.55-68.
La ocasión por otra parte no puede ser mas propicia. La Republica tiene á su
frente al hombre llamado por todos los títulos á realizar tan sublimes esperanzas,
al hombre que después que contribuyó á fundar á Colombia con tantos sacrificios,
ha probado con su conducta posterior que es digno del titulo de libertador, que ha
guardado su adoración por la Gran Republica y que su gloria y su fama y sus
prodigios le ha sido siempre caros como dogmas de sus creencias.
El Presidente
Demetrio Liebano
El Concejal
José A. Oryarzábal
Concejal
A. Alfonso
Concejal
León Lameda
Concejal
Juan de Mata Ovalle
Concejal
Simón Ramírez
Concejal
Ramón Pérez
Concejal
José E. Mora
Concejal
Pablo Ramos
El Procurador
Jesús María R.
H. Cámara
Concejales
Raúl Guzmán,
Ignacio Saa
Rafael Maria Peña
Procurador Municipal
Lorenzo Zamora
Concejal Secretario,
Manuel Luque
El Concejo Municipal de San Luis de Cura, lleno del mas ferviente deseo por
la salud y prosperidad de la Republica, viene á pediros también, lo que otros
pueblos han reclamado ya, como una medida de gran necesidad y de importancia
vital para la marcha regular del país, para la estabilidad de las instituciones, para
dar á los Venezolanos la felicidad que ansían. Esta medida es la “Confederación
Colombiana”, que remedia los males de la actual situación, y asegura la suerte de
una porción considerable del suelo americano.
Esta innovación agita á toda la Republica, este deseo conmueve á todos los
corazones, esta expectación preocupa á todos los ciudadanos. Los pueblos, que
tienen derecho á buscar su bien, á promoverlo de todas maneras, y á pedirlo á sus
mandatarios: los pueblos, que no pueden ver con ojo indiferente un porvenir
dudoso y oscuro desfallecida la esperanza de su mejora y engrandecimiento,
deben ser oídos cuando ocupados de su propia conversación, surge en su mente
el medio de llevará cima una reforma que satisfaga sus deseos, prometiéndoles
paz y estabilidad, y haciendo efectivas las hermosas garantías de los gobiernos
representativos. Venezuela ha llegado ya á este punto, experimenta la crisis que,
por lo común, cabe en suerte á los pueblos nacientes, y que hace poco, figuran
como naciones del globo. Ella, que ha encontrado obstáculos en el camino que
emprendido desde el año de 1830 defectos y vacíos en su constitución é
inconvenientes de todo linaje para lograr la felicidad que tanto anhela: ella,
aleccionada por la experiencia de algunos año, y convencida hoy de que no ha
hecho otra cosa que recorrer el circulo de la revoluciones, y aniquilarse con las
tempestades políticas, ha echado en torno de así una mirada escrutadora, y ha
comprendido que su constitución es deficiente, que sus grandes intereses
nacionales no se despliegan ni se ensanchan con la riqueza y ferocidad de su
sueldo, que su progreso es harto mezquino, que ha menester una variación que
afiance sus instituciones, consolide la paz pública, haga brotar las fuentes de
prosperidad, y que este nuevo orden es la “Confederación Colombiana”,
pensamiento de inmortal Bolívar, poderosa concepción del genio mas grande de la
América.
El Concejal
Carlos Seijas
El Concejal
Felipe Hernández
El Procurador municipal
Ramón Silva
El primer Concejal
Dr. Jaime Bosch
El Concejal
Eugenio Rivas
El Secretario Municipal
J.J. Ojeda
Así corrían los tiempos, y así seguían pensando los pueblos siempre
suspirando por su dicha, viendo siempre obstruidas las vías que habían de
conducirles á ellas.
Así se explica H. Cámara el júbilo de que todos los pueblos están hoy
poseídos: todos desean que cuantos ante se lleve a cabo esa feliz transformación,
y que de la manera mas convenientes á sus intereses, se verifiquen los pactos
que han de establecer las altas relaciones de Colombia.
Honorable Cámara
El Presidente del Concejo
Juan Aguilera
Concejal
Maximiano Fría
El Concejal Secretario
Juan Romero
21
Ibídem, f. 77.
Federaciones Colombianas H.H. Legisladores en el clamor general de los
pueblos venezolanos y el de esta parroquia de Guanape abril 12 de 1856.
El juez 1º de paz
Lino Alvarez
El juez 2º de Paz
Miguel de Calzadilla.
10-. Los vecinos de San Miguel del Canton Piritu, los de Aragua de
Barcelona, el Concejo Municipal de Cantaura, los Vecinos de la parroquia de
Clarines, los de San Lorenzo, los del Canton Obispos, en la provincia de
Barinas y los de San Andres de Onoto, piden Confederación Colombiana22
22
Ibídem, fs. 107-110.
Ignoramos (sic) los motivos que hubiera para tal separación, pero actos
posteriores testificaron lo bastante, que no quisimos nunca una separación
absoluta. Sobrado tiempo ha transcurrido después de cumplidas las dos
condiciones previas, justas ocurridas por consecuencia de la comisión del Señor
Aranzazu y si entonces se conoció la necesidad de Confederamos después de
tantos disturbios i sufrimientos sin cuentos, ocasionados con razón o sin ella.
(siguen firmas)
23
Ibídem, fs. 111-112.
Los infrascritos vecinos del Cantón Obispos de la Provincia de Barinas en
uso del sagrado derecho de petición, unimos nuestra voz a la opinión nacional
para pedir la regeneración de Colombia y la reforma de la Constitución de 1830 en
el sentido que le haga capaz de llenar exigencia de la actualidad como quiera que
ella nos representa sino el temor que tenia á la dominación absoluta de un
hombre. La marcha progresiva del siglo, las dolorosas lecciones de la experiencia,
la sangre derramada en contiendas civiles, todo se aúna por hacer comprender
que es viciosa nuestro pacto fundamental. Que Colombia regeneradora lleva en
sus manos el nuevo Código Constitucional para que los grandes destierros de
América se cumplan a sombra de la paz, del orden y la libertad.
El Juez de Cantón
Domingo Cevallos
(siguen firmas)
24
Ibídem, fs. 113-116vto.
Honorable Diputados ¡La voz mágica de Colombia pronunciada en las
eminencias del poder, ha excitado admirablemente el entusiasmo y la alegría de
los ciudadanos y despertados como por encanto el patriotismo helado de estos
pueblos que con faz risueña saludan el advenimiento de la gran Republica,
emblema de la libertad é independencia sud-americana.
Estos son los deseos que el Concejo Municipal del 1er. Cantón de la
provincia de Margarita se complace en manifestar á la Representación Nacional
de sus comitentes.
El Presidente
Tomas Caraballo
1er. Concejal
Manuel Villanueva.
República de Venezuela
25
Ibídem, f. 117.
Jefatura Política
Del Cantón Capital Asunción Abril 3 de 1856
Núm. 33 27º y 46º
Tomas Caraballo
Eximo. Señor
26
Ibídem, fs. 118-121.
genios mismos que la engendraron; rica y pura como toda la creación de ese
genio americano, festiva e imposible creyose verla florecer, entonces recoje (sic)
sus hermosas galas y atavíos y como aquel sentimos su letal dolor, su existencia.
¡Mas! Pasa el tiempo como vuela el pensamiento, y en medio de ese silencio de
su fatal destino, una rosa de oriente le conforta en su fatal letargo, decreto oculto
le esta reservando, el fiel amigo de Bolívar, el nombre ilustre que nuevos fines le
prepara, desata sus ligaduras y enfoca su patriotismo, en su orfandad, le extiende
su mano protectora y paternal. ¡Sí! Eximo. Señor, ese horizonte, ese fiel amigo,
sois vos, que movido siempre por ese noble y zeloso (sic) sentimiento que
albergáis, en la ventura de nuestra brillante carrera, la estrella del destino quiso ya
que ensanchaseis vuestro corazón cumpliendo dejadnos satisfecho el deseo sud
americano.
Bajo este cielo que os vio nacer y cubre nuestra vida, llena de heroísmo y
blasones, retumba el corazón que os inflama, y nosotros pequeña fracción del
pueblo venezolano pero entusiastas decidios por la felicidad de nuestra querida
patria, aplaudimos con voz y celebramos también el nuevo y esplendente lauro
que adorna una de las sublimes paginas de nuestra historia, adornaran también
una vez mas nuestra cargadas cabezas que aparte de todos los pensamientos.
Aceptas pues Excmo. Sr. Este pequeño rasgo de nuestro mas cordiales
sentimientos lisonjeros y atraídos, ni por el fuego sagrado del patriotismo,
manifestamos la decidida adhesión por el hermoso sistema “Confederación
Colombiana” que tan sabiamente las Honorables Cámaras Legislativas en
solemnes actos han pronunciado conquistando un nombre digno de unos fieles
delegados del pueblo que harán su memoria eterna. Acepta pues, y deseamos
que tan feliz inspiración realizada del sentimiento mas adecuado venga a dar vida
a los intereses del pueblo sud americano. Baúl Abril ocho de mil ochocientos
cincuenta y seis.
Guaicaipuro Ricart
Demetrio Sánchez
Rafael Hernández
Santiago Medina
(siguen firmas)
Ecmo. Señor
Sean cuales fueran las razones que se tuvieron en 1830 para disolver la gran
Republica de Colombia, esa que el nuevo mundo se hizo respetar y admirar desde
su nacimiento por la naciones del Viejo, es lo cierto que no fue general la
aprobación de los colombianos en Venezuela á la disolución de la Gran Republica,
como ni en las otras de la Nueva Granada y Ecuador y el deseo de su
rejeneración (sic) é integridad, jamás dejo de arder en los corazones de una
27
Ibídem, fs. 123-129.
respetable mayoría. Esta suma verdad incontestable en las tres Republicas
hermanas.
28
Ibídem, fs. 130-134.
manifestación de la voluntad nacional, la sublime idea de Confederación
Colombiana que el preclaro Jefe del Estado, ha encomendando al Soberano
Congreso, en el ultimo párrafo de su famoso mensaje.
“Veo esta prodigiosa Colombia que tiene por cabeza el Chimborazo, por un
ilustrísimo que descansa sobre el golfo dulce y el de Méjico; por lecho dos
océanos inmensos; por brazos estupendos el Orinoco y el Amazonas; por manto
de esmeralda y oro una complicada cordillera cuyos pliegues se descuelguen
desde el Lotópas y hasta el Norte la Sierra Nevada y el Avila; y por arterias el
Neyali, el Marañon, el Guayas, el Napo, el Putismaya, el Lagueto, el Río Negro, el
Patria, el Alcato. El Cauca, el Magdaleno, el Sogomaso, el Julia, el Apure, El
Portuguesa, y el Tocuyo.
Vino toda esta región de maravillas, todas esas aguas, todas esas
cordilleras, todas esos desiertos, todos esos tesoros, todas esas costas, toda esa
inmensidad que constituye el mas admirable sistema hidrográfico, que naturaleza
haya creado: Unid nuestros puertos bahía sin rival; encadena en un solo cordón
portentoso a Guayaquil, Panamá, La Bahía del Almirante Colón, Cartagena,
Barcelona, Cumaná y Ciudad Bolívar.
Hace todo eso, lo repito; unid esos elementos dispersos; formad un gran
pueblo y una gran región sin rival en todo el globo; y cuando la hayáis (sic) dado
Instituciones libres que sean el amparo de todos los afligidos, levantad llenos de
gloria y confianza, el pabellón tricolor del Colombiano, y brindarle a la humanidad
entera todo este mundo de grandeza maternal, como una esperanza, como una
garantía de grandeza social imperecedera.
“Suprimid las fronteras que dividen a Colombia: Haced flotar sobre sus aguas
un mismo pabellón: Dadle un conjunto de instituciones liberales, que le hagan vivir
agitarse y fecundarse; hacinad sin dispersos intracus: injuradle un solo espiritu,
una sola voluntad, un solo amor, lanzadla después ante las naciones de la tierra,
para que sea libre, opulenta, hospitalaria, prospera y gloriosa!
Raimundo Diaz
Pilar Hurtado
Eulogio Gonzalez
Juan Eustaquio Díaz
(siguen Firmas)
29
Ibídem, fs. 135-137vto.
Sr. Presidente de la Honorable Camara de Representantes
E. S Presidente de la H. C. de R.
Comisario Comisario
José Eusebio Díaz Agapito Castillo
(siguen firmas)
30
Ibídem, fs. 138-139vto.
Sr. Presidente de la H. C. de Representantes
Camilo Díaz
José S. Medina
Pedro Diaz
Fermin Herrera
(siguen Firmas)
31
Ibídem, fs. 140-143vto.
El Concejo Municipal del segundo cantón de esta Provincia Margarita,
animado del mas patriótico deseo, cree cumplir hoy con uno de sus mas sagrados
deberes, haciéndose la siguiente manifestación.
Villa Norte,
Marzo 17 de 1856
Honorable Cámara.
(siguen Firmas)
20- Los vecinos del Cantón San Cristóbal en la Provincia de Mérida piden
Confederación Colombiana32
El Concejo Municipal del Cantón San Cristóbal inspirado por los sentimientos
del más puro patriotismo, influido por el gran pensamiento americano, ¡deseando
unir su voz á la de una inmensa mayoría que, en Venezuela, Nueva Granada
¡Ecuador, aspiran con anhelantes afán a la gloriosa restauración del mágico
nombre de Colombia, bajo cuyo estandarte vencedor por doquiera, esas tres
grandes secciones quebrantarán unidas las ferres cadenas de la esclavitud,
proclamaran la absoluta independencia de su antigua metrópoli, i encaran los
santos lemas de Libertad, Igualdad, Fraternidad, el Concejo, después de una
maduro examen acerca de los puntos cardinales que de suyo abraza tan delicada
cuestión, ha acordado en su tenida de esta fecha, hacer ante vosotros la
espontánea manifestación de sus opiniones bajo aquel respecto.
El primer lugar, i como medida previa, cree el Concejo que para llegar con
paso firme i ánimo resuelto, á la prominente altura á que aspiramos, es forzado, es
indispensable emprender la reforma actual Constitución sobre las bases de un
gobierno esencialmente democrático, ¡Bajo la pauta de una bien organizada
federación, dividiendo la republica en tantos estados, cuantos sean necesarios
para promover el bienestar i el progreso de las respectivas localidades, dando á
cada una suma de poder que sea suficiente para bastarse asimismo, sin otra
dependencia del gobierno nacional, que aquella que forzosamente demande la
buena i cabal administración general de la republica.
32
Ibídem, fs. 144-151.
sometiendo entre tanto todas las cuestiones que la reforma deba arrojar á la
discusión pública, al sano criterio de los miembros de nuestra gran familia,
preparando así el fecundo terreno sobre cuya área ha de planearse el gigantesco
edificio de la anhelada transformación política-federal.
Loas a los ilustres que, inspirados por los gloriosos recuerdos del gran genio
de la América del Sur, trabajan sin tregua en la labor del bien común en busca de
la perfectibilidad de las instituciones patrias en pro de la permanente nacionalidad
del nuevo mundo.
El Jefe Político
León Candas
El Concejal 2º
José María Contreras.
El Concejal 3º
Antonio Mª. Gatell
El Concejal 5º
Martin Ramán.
El Concejal 4º.
Agustín Arias.
El Procurador Municipal
D. Martínez.
33
Ibídem, fs. 152-155.
Con júbilo ha visto aunque tarde el Concejo Municipal del Cantón Ortiz el
mensaje que Su Excelencia el Presidente de la Republica os ha dirijido (sic) al dar
principio a vuestros trabajadores legislativos inspirados por el patriotismo
característico de todo corazón republicano no ha vacilado un instante en elevar su
humilde voz hasta el recinto sagrado de las leyes para imprentar de los escogidos
del pueblo venezolano la realización del grande gran pensamiento de la
confederación colombiana que con tanto entusiasmo ha aseptado (sic) todo el
pueblo de Venezuela.
(siguen firmas)
34
Ibídem, fs. 156-159.
respecto a los estados que la componga, sino también para las demás naciones
que miraran este acontecimiento como la protesta mas solemne contra las
aberraciones que han eclipsado nuestras glorias tan justamente adquiridas en la
Heroica lucha que sostuvimos para conquistar nuestra libertad e independencia.
El deber, pues, que tienen las sociedades políticas de procurar todo lo que
tienda a su mejora, a su engrandecimiento u a su perfección y el que la gratitud y
la justicia imponen a los hombres y a las Naciones hacia sus benefactores, son
motivos muy poderosos para que los legisladores de Venezuela, secundando las
grandiosas miras del presidente de esta Republica, y correspondiendo a las
esperanzas y deseos de sus comitentes, dicten las providencias necesarias para
dar cima a la proyectada obra de la Confederación Colombiana. Estos son H. H.
Representantes los fervientes votos de los miembros del Concejo Municipal de
este Cantón que encarecidamente os suplican accedáis a su justa solicitud.
Guanare Marzo 5 de 1.856.
Honorable Cámara
Vicente Vidal
Dámaso Vargas
(siguen firmas)
35
Ibídem, fs. 160-163vto.
Federación Colombiana es Honorables Representantes el clamor general de
todos los pueblos porque el nombre de Colombia es el recuerdo mas grandioso y
glorioso de nuestra historia. Esta es H.H. R.R. la voz del primer magistrado de la
Republica, nuestro digno Presidente que lleno del ardor republicano con que
contribuyo noblemente a la libertad de su os pide como medida salvadora y como
redención de los grandes males que amenazaban la nación.
36
Ibídem, fs. 164-168.
El Nombre y las gloriosas de Colombia conocidos y apreciados en todos los
pueblos cultos de la tierra, no han podido ser indiferentes mucho menos olvidados
por ninguno que lleve en su frente el nombre de venezolano, y en su pecho el
fuego sagrado del patriotismo: nuestra sangre derramada en los campos de
batalla, nuestros timbres, nuestro honor nacional todo esta asociado al nombre
ilustre de aquella madre común.
Honorable Cámara
(siguen firmas)
37
Ibídem, fs. 195-199.
Los suscribimos nos acercamos á vosotros para exponeros.
Casi por un decenio, los pueblos, desde donde el Sol hiere de diferentes
modos las zonas de la tierra hasta donde el mar de las Antillas ciñe una parte de
nuestro Continente, se estremecían con el aire apacible del contento, festejando la
Libertad y las victorias de las batallas con algazaras y bullicios de júbilo,
esperaban un porvenir más dichoso. Empero, luego se disolvió Colombia, y en los
veintes y siete años que Venezuela, la nueva Granada, y el Ecuador han vivido
formando nacionalidades distintas, nuestra vida ha sido tempestuosa por la
revoluciones que interrumpiendo la paz, han paralizado el crecimiento de la
riqueza general, menoscabado la confianza en los países estrangeros (sic), y
desacordado los ánimos.
(siguen Firmas)
26.- Los concejos Municipales de los Cantones San Luis, Coro y Cumarebo,
piden se lleve a efecto el pensamiento sobre Confederación Colombiana38
38
Ibídem, fs. 218-224.
grandes; i persuadidos en fin que la época actual, en que rige los destinos de unas
de las secciones Colombianas el Benemérito General José Tadeo Monagas, es la
mas adecuada para cumplir los últimos votos del padre de la patria, puesto que
con su misma sangre contribuyo a fecundar el árbol Colombiano segado en mal
hora por bastarda mano, no titubea en adherirse al feliz pensamiento del
presidente de Venezuela, que realizada vendrá a ser el mas lucido florón de su
corona de gloria.
(siguen firmas)
Concejo Municipal de Coro solicita al Congreso la Confederación
Colombiana
Honorables Representantes.
(siguen firmas)
H.H. R.R.
El Presidente del H. C. M.
José de la C. Barberas
El Concejal 2º Secretario
Bernardo Márquez
(siguen firmas)
Colombia fue pensamiento digno del genio que lo concibió y por cuya
realización se vieron tantas victimas sacrificadas en los campos de batalla, tantas
fortunas desaparecidas y tantos sufrimientos que con razón califica la historia de
39
Ibídem, fs. 225-228vto.
heroísmo. Motivos que nos del caso, referir, que introdujeron la división que al
cabo de veinte y siete años ha venido a producir el desengaño hasta para los que
creyeron de buena fé, que la desapareció podría ser útil y conveniente a las
diferentes secciones que los componían la “Gran Republica”, y los Cupireños que
en esa época se pronunciaron contrarios a semejantes proyecto, no puede
mostrarse indiferente, guardado silencio en las actuales circunstancias en que
parece haber uniformidad en todos los venezolanos por la unión de los Estados
que antes formaron ese coloso de la América del Sur. El Jefe actual de la
administración ha dedicado una parte de su mensaje a tratar la materia con el
interés y precisión propias de los documentos y el ilustre Consejo Municipal de la
Capital, ha dirigido también a la H. C. de Representantes una petición en el mismo
sentido con la cual abundan los fundamentos mas sólidos, expresados con
claridad de ilustración, y la lectura de esos consejos expresados en ambos
documentos, han bastado para revivir en nosotros el entusiasmo que abrigaban
nuestros pechos por una causa de sumo interés para el país.
La experiencia, guía seguro de las acciones del hombre nos patentizan que
los pueblos de Venezuela no pueden bajo la misma organización política que
tienen, por no ser la mas adecuada a su situación; y los ciudadanos interesados
en que no desaparezcan la fama y renombre aguerridos en la guerra de la
independencia, ven en la Confederación Colombiana, el único remedio que puede
poner termino de los grandes males que nos aquejan. Unión, si Unión entre los
pueblos que antes formaron la “Gran Republica”, y nuestro país será un asilo
seguro y perfecto de la libertad, verá un porvenir feliz, se consolidara la paz y el
orden, restablecerá la moral, los intereses materiales del país, rendirán el
desarrollo que debe esperarse, el crédito interior y exterior volverán a ofrecer la
garantía y seguridad que hoy no vienen; y por ultimo, nos haremos dignos de
pertenecer a la gran familia de las naciones.
Los habitantes del Cantón Píritu identificados con sus principios unen su voz,
a los de los demás pueblos para pedir al Congreso de Venezuela, actualmente
reunidos, dicte todas aquellas medidas que sean condecentes para que realice la
unión de las tres secciones que antes componían la “Republica de Colombia”bajo
un pacto federal. Cúpira, veinte y nueve de Febrero de mil ochocientos cincuenta y
seis.
Pedro Rivas
José Cardozo
Ramón García
Joaquín Hernández
(siguen firmas)
Honorable Cámara
40
Ibídem, fs. 229-231vto.
pensamiento de una gran mayoría de venezolanos, viene por consiguiente á
constituir una necesidad nacional.
Así sucedió en efecto: hasta que divididos formando cada pueblo de por si
una republica independiente, y de suyo débil, hemos servido de escarnio á
Naciones mas poderosas.
El consejo Municipal del cantón Sucre, haciendo uso del derecho de petición
os escita (sic) H.H. S.S. al ejercicio de las atribuciones que el articulo 227 de
nuestra carta fundamental os concede, destinados una ley que arregle y determine
lo conveniente á fin de establecer la Confederación Colombiana en la formas y
terminé lo conveniente á fin de establecer la Confederación Colombiana en forma
y términos que creáis mas cónsonos con los intereses de los pueblos cuyos
destinos os han sido encomendados.
(siguen firmas)
Honorable Representantes
41
Ibídem, fs. 244-247vto.
en el Gobierno interino de las nacientes republicas de Sud América, llevando su
pretensión hacia el estremo de exigirles con arrogancia insufrible ya la sanción de
una ley, ya la abolición de otra, conviene a sus ansiosas manos. Para rechazar
una intervención que atenta contra la soberanía y dependencia de las republicas
americanas, en menester que se hayan fuertes y poderosa por medio de la
confederación y por eso Señores, el Concejo pide hoy por la Confederación
Colombiana la tres Secciones en que se dividió la gran Republica, Concepción
sublime y maravillosa de genio extraordinario del Libertador.
Honorable Camara.
(siguen firmas)
42
Ibídem, fs. 248-250vto.
Colombia es el pensamiento y la agitaciones de tantos años, y las desgracias
multiplicadas de nuestra pobre nacionalidad, han hecho nacer en el corazón
colonial de este pueblo infeliz, dándole esperanza de bien por el volumen inmenso
de promesas que entierran para la patria y para el porvenir.
REPUBLICA DE VENEZUELA.
¡Honorable Señor!
Manuel Hortelano
43
Ibídem, fs. 262-265.
Representaciones de Jefes y Oficiales de los Ejércitos de la República
vecinos del canton de Nirgua piden Confederación Colombiana
Llegan H.H. S.S, para las Naciones momentos tan solemnes por su
naturaleza tan grave por su trascendencia, que no es posible al hombre dejar de
participar de la emoción general, dejar de tomar parte en la emociones que
apartan los ánimos de todos. El entusiasmo, ese fuego que recibimos del cielo,
verdadera fiebre del alma; motiva los nobles delirios que nos arrebatan; y basta a
veces una pequeña chispa para producir un volcán.
Empero estaba escrito, para nuestra desgracia en el libro del destino de las
Naciones, que aquel gigante de grandeza y de gloria había de caer despedazado
al nudo golpe de las naciones y de la mala ambición y Colombia cayo en efecto.
Bolívar, El Grande, no debía sobrevivirla y oprimidos por el abrumante peso de
sus dolores mayor aun, si cabe que el de sus laureles, bajo el sepulcro. Pero el
Gran Capitán Americano no murió en vano, puesto que legó a nuestra gratitud el
establecer de perpetrar su obra para nuestra común dicha.
Honorable Cámara
1er. Comté
Modesto Rodríguez
1er. Comté
Fernando Melian
2do. Comté
Modesto Rodríguez
(siguen firmas)
32.- Colombia ¡Las Creaciones del Genio son eternas! El Pao, 1856
Y por eso, guerreros y políticos la invocan, y rotas las tristes enseñan de las
comunes disensiones, todos se adhieren gustosos y entusiasta a ese pensamiento
salvaron, que sin sacrificios de ningún genero sobre su desarrollo encierra en si el
abundante germen de todas las garantías y de todas las libertades, que un pueblo
civilizado tiene derecho a disfrutas de ejercer.
Que son los pueblos, por decirlo así, más ávidos aun de sus glorias, que los
mismos individuos. Y las glorias de Colombia, nuestras glorias son por ella
vertieron su sangre nuestros padres, y en sus potentes manos flameo con los
arreos del tiempo del Ávila al Potosí, la bandera que reflejaba los colores del iris.
Con ella, y por ellas, fueron nuestros gallardos adalides rompieron cadenas,
destruyendo tiranos, constituyendo republica desde las márgenes del Orinoco
hasta el distante valle de Asacama.
Por ella, por el prestigio e sus famosos hechos, pueblos que aun batallaban
por su independencia. Tenía respectos benevolencia de sus personas
monarquías, y eran inscritos en el Catalogo de la naciones: Cual si desde
entonces se comprendiese que el Cóndor de los Andes, señoreaba las alturas, y
podía también contemplar de cerca el sol, tan serenamente como las águilas del
Capitolio o del imperio. Apenas en su cuna, Colombia encerraba ya en su genio
sabios y guerreros, prosas y oraciones: patriotas de virtud eximia, mujeres de
varonil espíritu: cuanto engrandece una nación a los ojos de los hombres, cuando
excita el entusiasmo y constituye la Gloria. Cuanto de severo tuvo Esparta de
seductor Atenas, y Roma de grandioso. Que mucho así, que el Gral. José Tadeo
Monagas, participe también de todas esas glorias, como salvado de la libertad,
guardase religiosamente su adoración por la Gran Republica, acariciarse se
recuerdo sobre su corazón, siendo suyos, pues lo eran de su Patria, la gloria y la
fama y los prodigios de Colombia.
44
Ibídem, fs. 269-272.
de los votos de su común libertador, “La unión”; unión que debe dar por resultado
las grandes ideas, las sublimes concepciones y la salud de la Patria, afianzada en
la alianza de las tres naciones, defendidas por una sola bandera, gobernadas por
las misma instituciones; y ofreciendo á la contemplación del mundo civilizado el
sublime espectáculo de una extensa y poderosa nacionalidad.
Honorables representantes
(siguen firmas)
45
Ibídem, fs. 273-278.
repetimos, ocurre al Congreso Nacional manifestándole que acepta y se propone
sostener con todos sus esfuerzos y con el mas vivo entusiasmo las miras del
legislador, así en el punto á pactos de Confederación, como en cuanto á las
reformas que sean necesarias para allanar los inconvenientes de la actualidad.
H. H. Senadores y Representantes
(siguen firmas)
H.H. Cámaras
46
Ibídem, fs. 279-287.
La antorcha luminosa que guía a los pueblos por el sendero de la felicidad,
después de haberse sembrado largo tiempo, vuelve a aparecer bella, radiante y
hermosa, para servir de mundo a los venezolanos.
El porvenir era nebuloso y triste. Al ver a nuestros hijos nos acaba la mas
negra, pesadumbre porque el ejemplo de los presentes iba a corromper su
corazón; porque no podíamos legarles sino envilecimiento y desdicha ¿Cómo
convertir una patria, cuyos campos están yernos y empapados además con la
sangre de sus hijos, cuyo nombre no respeta el extranjero, vacíos no pueden
cambiar las fuerzas de sus héroes, y cuya libertad huyo muy lejos, porque esa
Diosa a quien el hombre siempre adora y necesita, teme el miedo de los armas
fraticidas, se esconde cuando el humo de los combates; Y nunca es donde la
fuerza reina, y nuestro vivir es la guerra, como convertir, repetimos, esa patria en
una nación feliz, grande, respetada, rica y prospera, con sus héroes y hazañas del
pasado, con un porvenir que estimule, que fascine, con el pleno goce de su dicha
y libertad?
Venezuela toda agraviada bajo el plúmbeo peso de sus desventuras, gemía
y se desesperaba, y la preocupaba constante la solución del gran problema, y el
mal crecía re rápidamente, y en la misma proporción se iba menguando la
esperanza, pero su primer Magistrado velada por su suerte, amigo del gran Bolívar
fundador y sostenedor de Colombia. Él había guardado religiosamente su
adoración por la gran Republica. Había acariciado su recuerdo sobre su corazón: y
su gloria y su fama u sus prodigios, le habían sido siempre caros como dogmas de
sus creencias: él recuerda con entusiasmo los días y los acontecimientos de su
Juventud, se entristece con la presente y buscando para la patria un porvenir
mejor: Reconstruid a Colombia, nos dice, H. H. Representaciones; que se abracen
como hermanos, los que jamás abrasaron cadenas, los que jamás lidiaron por
romperlas con denuedos y bizarría, los que jamás pasearon victoriosos el pabellón
tricolor de un extremo a otro de la América del Sur: hacer que reaparezca la obra
del gran Bolívar con todos sus atributos de poder, Gloria y Libertad.
47
Ibídem, fs. 311-314vto.
naciones inconsideradas que se prevalecen hoy en nuestra división y debilidad
para aumentar su provecho:
Honorables Representantes
HCR. de Venezuela
Los vecinos del cantón santa Lucia, los primeros siempre a sostener la
libertad y la tranquilidad de la Republica, nos encontramos hoy trasportados de
puro gozo i de sincera alegría. El Benemérito General José Tadeo Monagas digno
Jefe del Estado y fiel compañero del héroe Suramericano del inmortal Simón
Bolívar, desea el restablecimiento de la antigua Colombia. Según la exposición
consignada en el mensaje que os dirigió en vuestra ultima reunión. Pensamiento
sublime, sugerido sin duda por la divina providencia que condolida de las
calamidades que nos aquejan ha un cuarto de centuria resuelve al fin terminar los
males de la triste Venezuela.
Se la veía como un coloso que levantaba su enhiesta cabeza entre los mares
que con un pie en el pacifico y otro en el atlántico pidiera aspirar con el tiempo as
ser la señora del mundo, modelo de heroísmo y de virtud. Bastardas pasiones
rompieron su unión, y la discordia devoró su seno, cumpliéndose así el vaticinio
del libertador en sus últimos momentos.
48
Ibídem, fs. 328-331vto.
Reservado estará á S.E. el Presidente José Tadeo Monagas revivir este
momento que él los tuvo aun más allá del heroísmo y á los pueblos nos toca
robustecer su opinión, a fin de que conociendo la voluntad general apoye en ella la
propia, y siga la marcha progresiva de esta regeneración hasta lograrla totalmente.
Destinados al cultivo de los campos, empresa hoy mas que difícil, separados
de la política i con pocas relaciones en la capital, ignorábamos cuanto pasaba en
el santuario de las leyes; Mas la exposición que el Concejo Municipal de este
cantón os dirije sobre la materia, ha hecho despertar nuestro dormido patriotismo
reuniéndonos para dirigirnos nuestros tratos que esperamos no despreciaréis; y
que serán acojido como el testimonio de un pueblo libre que siempre ha sorteado
con las armas la voluntad general.
(firmas ilegibles)
49
Ibídem, fs. 332-335.
Honorables Cámaras de Representantes
Veinte y seis años nos separan del sepulcro de la Gran Colombia. Periodo
ese marcado en las tres secciones que la constituyeron, con las más rara
vicisitudes, con las mas tremendas desgracias, y en el cual no poco ha corrido la
sangre de sus nobles y generosos pueblos.
Honorable Cámara
Rafael Amaral
(siguen firmas)
H. Cámara de Representantes
50
Ibídem, fs. 346-361.
La Junta Comunal de la parroquia de Cagua une hoy sus sentimientos y sus
deseos á los expresados por S.E. el Poder Ejecutivo en su mensaje del 20 del
ppdo. Respecto al restablecimiento de la siempre gloriosa Republica de Colombia.
Causas transitorias producidas por sucesos que ya pasaron y por el vicio que en si
llevaban unas instituciones imperfectas, acordadas, resueltas y juradas, cuando
aun el cañón enemigo resonaba en nuestras playas, determinaron violentamente
su disolución. No fue este un acto político sancionado por los grandes intereses de
Colombia. Él por el contrario los hirió de muerte. Sustituyo á la confianza que
inspiraba la gran republica, un vergonzoso descrédito, y la mas completa
desmoralización que se hay visto y jamás en pueblo civilizado.
Los miembros de la Junta comunal de esta parroquia une sus votos á los de
tantos hombres ilustrados que se han pronunciando en esta grave cuestión, y con
especialidad á los de S.E el Presidente de la Republica que os recomienda la
unión de Colombia. Sería un feliz presagio para ella que fuese sancionada en
Venezuela por el Benemérito General que en 1830 tuvo la firmeza heroica de
oponerse abiertamente á la disolución de la bella Republica que ayudo á fundar á
acto inmoral é impolítico que tanta sangre y lagrimas ha hecho derramar en el
suelo de Colombia. Si tal día llegase seria el mas glorioso para el General José
Tadeo Monagas.
(firmas ilegibles)
Presidente de la R.de.V
Junta Comunal
Cagua febrero 20 de 1856
Adjunto a V.E. una petición que la junta comunal de esta parroquia presidía
por el que suscribe dirige al soberano Congreso por el órgano de esa Honorable
Cámara.
José (ilegible)
Poseídos del más cordial deseo por la perpetuidad de la paz y por alcanzar
un porvenir venturoso suplica a la Honorable Cámara se sirva acoger la idea feliz
de la Federación Colombiana.
Estos son nuestros votos. Los dirijimos también al Cielo porque en ellos va
envueltos la felicidad de nuestra querida patria. Cagua, Febrero 17 de 1856.
(firmas ilegibles)
Los que suscriben vecinos todos del Cantón Maracay, usando del derecho
que les concede la Constitución en su Art. 193 se dirigen á esa Honorable Cámara
deseosos de manifestarle el entusiasmo con que han acojido el ilustre mensaje
que os ha dirigido S.E. el Presidente de la Republica al abrir las presentes
sesiones, muy particularmente en la parte que os demanda la reconstitución de
Colombia.
Honorable Cámara
(firmas ilegibles)
¡Colombia! Esta republica, hermosa creación del Genio del inmortal Bolívar,
fue dividida y borrada del catalogo de las naciones, por error de unos de sus hijos,
que aprovechándose de los grandes inconvenientes que presentaba la
administración de una Republica central, con un vasto territorio, con diversidad de
climas, de costumbres y de intereses, destruyeron la obra que el patriotismo solo
hubiera modificado: Los males que tenían origen en el centralismo, hubieran
desaparecido con la confederación, porque entonces, cada departamento hubiera
tenido el poder bastante para atender á sus necesidades locales, sin debilitar sus
fuerzas, ni condenar al olvido un nombre, que ha debido ser el orgullo de una
porción de la América del Sur. Sí, Honorables Representantes: el nombre de
Colombia lo es de grandes recuerdos, y no puede pronunciarse sin conmoverse
por una grata emoción: al instante nos imaginamos la guerra de independencia
con sus cien batallas y espléndidos triunfos, el poder español domado en Boyacá,
Junín, Carabobo, Aragua..., el valor, constancia y amor patrio de los grandes
caudillos: Seis millones de esclavos, libres y en el goce de sus derechos naturales,
y en fin, un cuerpo político, que presentaba ante el mundo, un gran volumen de
territorio y de riqueza, que debía atraer en poco tiempo población, y todo genero
de conocimientos útiles. Pero, como el humo, desapareció todo esto, Honorables
Representantes, con la torpe división de la Gran Republica. ¿ Cuál es hoy la
Fuerza respectiva de cada una de las que se formaron con sus despojos? ¿Cuales
las consideraciones que les dispensan los pueblos civilizados? Todos vemos y
palpamos lo que sucede. ¿ Para que, pues, referirlo? Venezuela, Nueva Granada
y Ecuador, divididos, pesan muy poco en la balanza política del mundo, pero
unidas, son siete millones de hombres, que consumen los productos de la
industria europea y le ofrecen las materias primeras que necesita: que se ligan
para defenderse de toda agresión, y cuentan con un extenso litoral, que no
bastara á bloquear bien toda la marina iglesia.
Esto es cuanto al Exterior que mayores beneficios se recibirán en el interior
por la bondad del sistema Federal, y el interés recíproco de los estados en
mantener la paz pública. Y cuando regeneraba la Republica de Colombia, vuelve á
presentarse ante las naciones cultas, sosteniendo su crédito y acreditando, con
sus virtudes y sus leyes, su ilustración y buena índole, ¿ hasta donde irá el
desarrollo de nuestra población y de nuestra industria, y cuanto no será nuestro
poder? Esa Republica colosal, que ayer estaba en la infancia, y hoy en su
pubertad, deslumbra al mundo con su grandeza y su esplendor, Los Estados
Unidos del Norte, no serán, pasado algún tiempo mas admirados que los Estados
Colombianos.
Creé este Cuerpo, que los Venezolanos quieren tener el derecho de decir
con orgullo: ¡ Somos ciudadanos de Colombia! Por que hay cosas que los
hombres no pueden dejar de querer, sin estar fuera de razón, y es en este
concepto que el congreso debe dictar todas las medidas que conduzcan á
conseguir la Confederación Colombiana.
Excmo. Señor
(firmas ilegibles)
REPUBLICA DE VENEZUELA
CONCEJO MUNICIPAL
DEL CANTON.
Núm. 57
Unidos los de las tres secciones con unos mismos intereses, un solo amor, y
una sola voluntad, podríamos presentarnos ante las naciones del mundo,
poderosos, libres, ricos y capaces de desafiar á los tiranos y á los anarquistas,
Hoy ¿Qué hacemos con esos débiles linderos que dividen naciones hermanas,
creadas por Dios para formar un solo pueblo? ¿Que con los intereses que han
surgido de la división en cada uno de esos fragmentos de Nación? ¿Qué con esos
que desean acercarse, abrazarse, hacer una sola familia y que no se atreven,
porque les han hecho atender que no hermanos? ¡Ciudadanos del Congreso!
Queredlo y desaparecerán esos linderos, se acabaran esos intereses miserables u
morirán esas torpes ambiciones¡... Queredlo ¡y nuestro querido pabellón volverá a
flotar por esa exención inmensa desde el Pumaron hasta las fuentes del
Amazonas, brillante y glorioso como en los días afortunados de la lucha contra los
reyes, se le envió flamear en manos de Bolívar¡
Así os lo suplicamos.
Honorable Cámara
(firmas ilegibles)
40.- Los vecinos de la provincia de Aragua piden a la Camara se sirva llevar a
cabo el pensamiento sobre confederación colombiana51
H. C. D. R.
51
Ibídem, fs. 379-384.
Venezolana ¿estáis penetrado de la urgente necesidad No H.H.R.R a vosotros
toca secundar las altas miras de nuestro digno Presidente. Toca a vosotros porque
estáis investidos de los poderes de la gran familia venezolana, estáis penetrados
de la urgente necesidad de la regeneración social.
Excmos. Señores.