Mujeres Trascendentes de La Biblia

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MUJERES TRASCENDENTES DE LA BIBLIA - V

RUTH LA MOABITA - 1
Y Rut oy, en las lejanas de s misma, la voz que llamaba a los gentiles.
E hizo su voto perpetuo de maternidad predestinada.
Y abri el claustro de su vida en flor, el de todas sus potencias y sentidos,
al Esperado, al Santo de Israel. Juan Zorrilla de San Martn
DECISIN Y COMPROMISO
El Libro de Rut, gruta de divino azul dice Zorrilla de San Martn (El libro de Ruth), est
cubierta de plantas a la entrada; se penetra en l entre rboles atentos, separando con las
manos las ramas que nos tocan la cara; oyendo voces de vidas ignotas que vienen de las
lejanas; sintiendo palpitaciones de sangre melodiosa, que circula en las arterias de los
follajes; se siente en seguida la dilatada frescura del otro lado, del otro viento. Es un libro
de encanto..., reclama el recogimiento y la paz del alma pura para ser respirado. Es cierto,
Rut es un libro nico y peculiar. Respira los aires de los campos grvidos, cubiertos de
espigas, llenos de sol y gratitud, pero adems, tiene el calor de una intimidad domstica,
suave y tierna. Es un libro fresco, luminoso y encantador. No cuenta la historia grande, de
los poderes y los reyes, sino los dramas y alegras de la gente pueblerina y sencilla. Los
expertos distinguen este libro como una de las joyas ms valiosas de la literatura bblica,
los historiadores lo prefieren porque describe como ninguno las costumbres de aquella
sociedad de la antigedad, todos lo admiramos por la vida de aquella notable mujer,
humilde y grande, cuyos gestos sublimes le dieron un lugar singular en la posteridad.
Podramos glosar la historia en estos trminos.
Aconteci que un hambre muy grande sobrevino en aquella tierra. Los trigos y cebadas
desfallecan y el campo estaba exhausto. Un vecino de Beln de Jud, llamado Elimelec,
perdi su cosecha y en su indigencia decidi expatriarse. Hombre educado con fuertes
convicciones religiosas, ya que su nombre significa mi Dios es rey (2CBA, 430),
seguramente entendi que Dios tendra algn destino mejor en otro lugar. As que emigr
a la tierra de los moabitas, con su mujer, Noem y sus dos hijos endebles, Quelin, que
significa languidez, y Mahln, el enfermizo. Pero he aqu que muri Elimelech. Y Noem,
su viuda, con sus dos hijos Quelin y Mahln, quedaron en aquella tierra de gentiles. Los
dos hijos se casaron con mujeres moabitas; la de Quelin, se llamaba Orfa, una joven
atractiva por su bella cabellera (su nombre significa ricamente adornado con cabello;
2CBA, 430), y Rut la otra, esposa de Mahln, simptica y sociable. Pero he aqu que
murieron tambin los dos hijos de Elimelec. Y Noem, la madre anciana, qued sin marido
y sin hijos, junto a sus nueras, jvenes viudas, que no llegaron a ser madres.
Noem, despus de diez aos de exilio, oy decir que el Seor haba visitado a su pueblo
para darles de comer y resolvi volverse. Habindose levantado, tom el camino de Beln
por el vado del Jordn, en compaa de sus dos nueras. Las tres viudas pasaban por las
colinas, como tres blancos misterios caminantes (Zorrilla, 207). A poco de andar, la
anciana se detuvo, y dijo a las nueras: Idos a casa de vuestra madre, hijas mas. Que
Jehov haga misericordia con vosotras, como la hicisteis vosotras con los difuntos y
conmigo. Y las bes. Ellas se pusieron a llorar y dijeron: No, contigo iremos a tu pueblo.
Noem insisti que regresaran dando muchas razones. Nada tena que ofrecerles.
Volveos, hijas mas, e idos, les repiti. Finalmente, Orfa bes a su suegra y se volvi a su
casa en Moab. Pero Rut qued abrazada al cuello de su suegra. Mira dijo la anciana, tu
cuada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses. Vete con ella. Entonces, Rut dio el paso
clave, aquel que decidi su destino y la proyect en la historia de la salvacin; un acto
supremo de lealtad que exhibe la esencia de su personalidad. Dijo:
No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que t fueres, ir yo,
y dondequiera que vivieres, vivir. Tu pueblo ser mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde t
morieres, morir yo, y all ser sepultada; as me haga Jehov, y aun me aada, que slo
la muerte har separacin entre nosotros dos. (Rut 1:16-17).
Del libro "Psicologa de los personajes bblicos" de M.Pereyra (Montemorelos, 2010)
MUJERES TRASCENDENTES DE LA BIBLIA - V
RUTH LA MOABITA - 1
Y Rut oy, en las lejanas de s misma, la voz que llamaba a los gentiles.
E hizo su voto perpetuo de maternidad predestinada.
Y abri el claustro de su vida en flor, el de todas sus potencias y sentidos,
al Esperado, al Santo de Israel. Juan Zorrilla de San Martn
DECISIN Y COMPROMISO
El Libro de Rut, gruta de divino azul dice Zorrilla de San Martn (El libro de Ruth), est
cubierta de plantas a la entrada; se penetra en l entre rboles atentos, separando con las
manos las ramas que nos tocan la cara; oyendo voces de vidas ignotas que vienen de las
lejanas; sintiendo palpitaciones de sangre melodiosa, que circula en las arterias de los
follajes; se siente en seguida la dilatada frescura del otro lado, del otro viento. Es un libro
de encanto..., reclama el recogimiento y la paz del alma pura para ser respirado. Es cierto,
Rut es un libro nico y peculiar. Respira los aires de los campos grvidos, cubiertos de
espigas, llenos de sol y gratitud, pero adems, tiene el calor de una intimidad domstica,
suave y tierna. Es un libro fresco, luminoso y encantador. No cuenta la historia grande, de
los poderes y los reyes, sino los dramas y alegras de la gente pueblerina y sencilla. Los
expertos distinguen este libro como una de las joyas ms valiosas de la literatura bblica,
los historiadores lo prefieren porque describe como ninguno las costumbres de aquella
sociedad de la antigedad, todos lo admiramos por la vida de aquella notable mujer,
humilde y grande, cuyos gestos sublimes le dieron un lugar singular en la posteridad.
Podramos glosar la historia en estos trminos.
Aconteci que un hambre muy grande sobrevino en aquella tierra. Los trigos y cebadas
desfallecan y el campo estaba exhausto. Un vecino de Beln de Jud, llamado Elimelec,
perdi su cosecha y en su indigencia decidi expatriarse. Hombre educado con fuertes
convicciones religiosas, ya que su nombre significa mi Dios es rey (2CBA, 430),
seguramente entendi que Dios tendra algn destino mejor en otro lugar. As que emigr
a la tierra de los moabitas, con su mujer, Noem y sus dos hijos endebles, Quelin, que
significa languidez, y Mahln, el enfermizo. Pero he aqu que muri Elimelech. Y Noem,
su viuda, con sus dos hijos Quelin y Mahln, quedaron en aquella tierra de gentiles. Los
dos hijos se casaron con mujeres moabitas; la de Quelin, se llamaba Orfa, una joven
atractiva por su bella cabellera (su nombre significa ricamente adornado con cabello;
2CBA, 430), y Rut la otra, esposa de Mahln, simptica y sociable. Pero he aqu que
murieron tambin los dos hijos de Elimelec. Y Noem, la madre anciana, qued sin marido
y sin hijos, junto a sus nueras, jvenes viudas, que no llegaron a ser madres.
Noem, despus de diez aos de exilio, oy decir que el Seor haba visitado a su pueblo
para darles de comer y resolvi volverse. Habindose levantado, tom el camino de Beln
por el vado del Jordn, en compaa de sus dos nueras. Las tres viudas pasaban por las
colinas, como tres blancos misterios caminantes (Zorrilla, 207). A poco de andar, la
anciana se detuvo, y dijo a las nueras: Idos a casa de vuestra madre, hijas mas. Que
Jehov haga misericordia con vosotras, como la hicisteis vosotras con los difuntos y
conmigo. Y las bes. Ellas se pusieron a llorar y dijeron: No, contigo iremos a tu pueblo.
Noem insisti que regresaran dando muchas razones. Nada tena que ofrecerles.
Volveos, hijas mas, e idos, les repiti. Finalmente, Orfa bes a su suegra y se volvi a su
casa en Moab. Pero Rut qued abrazada al cuello de su suegra. Mira dijo la anciana, tu
cuada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses. Vete con ella. Entonces, Rut dio el paso
clave, aquel que decidi su destino y la proyect en la historia de la salvacin; un acto
supremo de lealtad que exhibe la esencia de su personalidad. Dijo:
No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que t fueres, ir yo,
y dondequiera que vivieres, vivir. Tu pueblo ser mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde t
morieres, morir yo, y all ser sepultada; as me haga Jehov, y aun me aada, que slo
la muerte har separacin entre nosotros dos. (Rut 1:16-17).
Del libro "Psicologa de los personajes bblicos" de M.Pereyra (Montemorelos, 2010)

MUJERES TRASCENDENTES DE LA BIBLIA - V

RUTH LA MOABITA - 1

Y Rut oy, en las lejanas de s misma, la voz que llamaba a los gentiles.

E hizo su voto perpetuo de maternidad predestinada.

Y abri el claustro de su vida en flor, el de todas sus potencias y sentidos,

al Esperado, al Santo de Israel. Juan Zorrilla de San Martn

DECISIN Y COMPROMISO

El Libro de Rut, gruta de divino azul dice Zorrilla de San Martn (El libro de Ruth), est
cubierta de plantas a la entrada; se penetra en l entre rboles atentos, separando con las
manos las ramas que nos tocan la cara; oyendo voces de vidas ignotas que vienen de las
lejanas; sintiendo palpitaciones de sangre melodiosa, que circula en las arterias de los follajes;
se siente en seguida la dilatada frescura del otro lado, del otro viento. Es un libro de encanto...,
reclama el recogimiento y la paz del alma pura para ser respirado. Es cierto, Rut es un libro
nico y peculiar. Respira los aires de los campos grvidos, cubiertos de espigas, llenos de sol y
gratitud, pero adems, tiene el calor de una intimidad domstica, suave y tierna. Es un libro
fresco, luminoso y encantador. No cuenta la historia grande, de los poderes y los reyes, sino
los dramas y alegras de la gente pueblerina y sencilla. Los expertos distinguen este libro como
una de las joyas ms valiosas de la literatura bblica, los historiadores lo prefieren porque
describe como ninguno las costumbres de aquella sociedad de la antigedad, todos lo
admiramos por la vida de aquella notable mujer, humilde y grande, cuyos gestos sublimes le
dieron un lugar singular en la posteridad. Podramos glosar la historia en estos trminos.

Aconteci que un hambre muy grande sobrevino en aquella tierra. Los trigos y cebadas
desfallecan y el campo estaba exhausto. Un vecino de Beln de Jud, llamado Elimelec, perdi
su cosecha y en su indigencia decidi expatriarse. Hombre educado con fuertes convicciones
religiosas, ya que su nombre significa mi Dios es rey (2CBA, 430), seguramente entendi que
Dios tendra algn destino mejor en otro lugar. As que emigr a la tierra de los moabitas, con
su mujer, Noem y sus dos hijos endebles, Quelin, que significa languidez, y Mahln, el
enfermizo. Pero he aqu que muri Elimelech. Y Noem, su viuda, con sus dos hijos Quelin y
Mahln, quedaron en aquella tierra de gentiles. Los dos hijos se casaron con mujeres
moabitas; la de Quelin, se llamaba Orfa, una joven atractiva por su bella cabellera (su nombre
significa ricamente adornado con cabello; 2CBA, 430), y Rut la otra, esposa de Mahln,
simptica y sociable. Pero he aqu que murieron tambin los dos hijos de Elimelec. Y Noem, la
madre anciana, qued sin marido y sin hijos, junto a sus nueras, jvenes viudas, que no
llegaron a ser madres.

Noem, despus de diez aos de exilio, oy decir que el Seor haba visitado a su pueblo para
darles de comer y resolvi volverse. Habindose levantado, tom el camino de Beln por el
vado del Jordn, en compaa de sus dos nueras. Las tres viudas pasaban por las colinas,
como tres blancos misterios caminantes (Zorrilla, 207). A poco de andar, la anciana se detuvo,
y dijo a las nueras: Idos a casa de vuestra madre, hijas mas. Que Jehov haga misericordia
con vosotras, como la hicisteis vosotras con los difuntos y conmigo. Y las bes. Ellas se
pusieron a llorar y dijeron: No, contigo iremos a tu pueblo. Noem insisti que regresaran
dando muchas razones. Nada tena que ofrecerles. Volveos, hijas mas, e idos, les repiti.
Finalmente, Orfa bes a su suegra y se volvi a su casa en Moab. Pero Rut qued abrazada al
cuello de su suegra. Mira dijo la anciana, tu cuada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses.
Vete con ella. Entonces, Rut dio el paso clave, aquel que decidi su destino y la proyect en la
historia de la salvacin; un acto supremo de lealtad que exhibe la esencia de su personalidad.
Dijo:

No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que t fueres, ir yo, y
dondequiera que vivieres, vivir. Tu pueblo ser mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde t
morieres, morir yo, y all ser sepultada; as me haga Jehov, y aun me aada, que slo la
muerte har separacin entre nosotros dos. (Rut 1:16-17).

Del libro "Psicologa de los personajes bblicos" de M.Pereyra (Montemorelos, 2010)

Foto de Mario Pereyra.

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