Sentencia - 2008 - 12
Sentencia - 2008 - 12
Sentencia - 2008 - 12
El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por doa Mara Emilia Casas
Baamonde, Presidenta, don Guillermo Jimnez Snchez, don Vicente Conde Martn de Hijas,
don Javier Delgado Barrio, don Roberto Garca-Calvo y Montiel, doa Elisa Prez Vera, don
Eugeni Gay Montalvo, don Jorge Rodrguez-Zapata Prez, don Ramn Rodrguez Arribas, don
Pascual Sala Snchez, don Manuel Aragn Reyes y don Pablo Prez Tremps, Magistrados, ha
pronunciado
I. Antecedentes
LOIMH), por posible vulneracin del art. 23, en relacin con los arts. 6 y 14, todos ellos de la
Constitucin.
b) El 28 de abril de 2007 el representante legal del Partido Popular ante la Junta Electoral
de Zona antes mencionada aleg que la candidatura presentada por dicha formacin poltica era
adecuada a la Constitucin y no caba rectificacin o subsanacin de su composicin.
Consecuentemente solicitaba de la Junta Electoral de Zona de Icod de los Vinos la proclamacin
de la candidatura.
3. La parte argumentativa del referido Auto se inicia con la constatacin de que el nico
extremo controvertido en el proceso contencioso-electoral es el relativo a la constitucionalidad
del art. 44 bis LOREG, cuyas determinaciones en punto a la composicin de las listas
electorales la parte actora reconoce que no ha observado. Dicho lo cual y tras dejar constancia
de las posiciones defendidas por las partes en el proceso, el rgano judicial seala que lo
expuesto en la demanda refleja dudas objetivas y razonables cuyo esclarecimiento no puede ser
resuelto en el sentido de afirmar rotundamente la constitucionalidad de la Ley.
legal (arts. 23 y 24 CE) que presentan una mayor indeterminacin y por ello necesitan un mayor
complemento legislativo que termine de disear su contenido y les permita alcanzar plena
efectividad.
Por otro lado recuerda que los derechos fundamentales de nuestra Constitucin estn
ntimamente relacionados con los proclamados en los tratados internacionales (art. 10.2),
sealadamente en el Convenio europeo de derechos humanos, que junto con las tradiciones
constitucionales de los Estados miembros son principios generales del Derecho comunitario.
Los derechos fundamentales comunitarios se han recogido en la Carta aprobada en Niza en el
ao 2000, donde se contiene el acervo constitucional comn en la materia. Se apunta de este
modo una tendencia a la uniformidad en los pases de nuestro entorno cultural ms prximo.
acceso a la funcin pblica, lo que constituye una discriminacin positiva indirecta en mritos
del artculo 49 CE.
En otro orden de cosas apunta el titular del rgano judicial promotor de la cuestin de
inconstitucionalidad que en materia de igualdad se ha avanzado mucho en poco tiempo, a pesar
de lo cual la desigualdad de la mujer por circunstancias fundamentalmente socio-culturales
sigue siendo una tarea pendiente que exige la efectividad del principio de igualdad de
oportunidades. Este objetivo puede hacerse real y efectivo con discriminaciones positivas,
pero plantea la duda de constitucionalidad cuando incide en las circunstancias del art. 14 CE.
En el caso sometido a la consideracin del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nm. 1
de Santa Cruz de Tenerife las recurrentes son mujeres y se da la paradoja de que una Ley hecha
para beneficiarlas les perjudica. El lmite mximo del 60 por ciento a la libre concurrencia de
mujeres y hombres produce un efecto contraproducente y hay que explicarles a las mujeres
recurrentes que tendran que sacrificar su libertad poltica en mrito de la igualdad general de
todas las mujeres, que se podran beneficiar del equilibrio electoral, pero que no puede haber
una lista electoral completa de mujeres por el hecho de serlo ya que en la concepcin del mundo
que muestra el legislador no cabe la aspiracin a un pleno municipal en el Ayuntamiento de
Garachico constituido por todas las mujeres recurrentes en caso de que fueran elegidas o de
mujeres de varios partidos cuya capacidad de tomar decisiones consensuadas a lo mejor es ms
flexible que la que ha mostrado la gestin poltica mayoritariamente masculina.
No estamos ante un supuesto tpico de diferenciacin por razn de sexo, pues no hay
agravio comparativo ante la Ley. Si todos los ciudadanos tienen derecho a acceder en
condiciones de igualdad a los cargos pblicos representativos, el trmino de comparacin se
centrara en si la persona titular de ese derecho puede ser restringida discriminada por
razn de gnero que indudablemente es lo que habra ocurrido en este caso, segn manifiesta
el Auto de planteamiento de la cuestin de inconstitucionalidad.
histrico comn, por lo que no parece que el juicio de igualdad pueda ser diferente entre pases
cultural y jurdicamente tan prximos; de manera que las decisiones de esos rganos
jurisdiccionales tienen, al menos, la autoridad de una cita doctrinal para suscitar dudas
intelectuales al margen de convicciones polticas subjetivas.
que al final se est buscando candidatos de cuota y no por vala personal puede incluso ser
contrario a la dignidad de la persona.
El Fiscal General del Estado evacu el trmite conferido el 18 de junio de 2007, fecha
en la que comunic a este Tribunal que, a su parecer, no concurre la falta de condiciones
procesales a la que se aluda en el provedo de referencia.
Dicha publicacin se llev a efecto en el Boletn Oficial del Estado nm. 178, de 26
de julio de 2007.
a) Al respecto recuerda que la LOIMH se suma a una serie de reformas legales recientes
en pases de la Unin Europea tendentes a incorporar a su ordenamiento la Directiva
2002/73/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de septiembre de 2002, sobre
igualdad de trato en el acceso al empleo, a la formacin y a la promocin profesionales y, en
menor grado, la Directiva 2004/113/CE, de 13 de diciembre de 2004, de igualdad de trato en el
acceso a bienes y servicios y su suministro. Sin embargo, la citada Ley Orgnica no es mera
transposicin al Ordenamiento espaol de estas Directivas comunitarias.
Para tratar de alcanzar la igualdad, la LOIMH comienza con una declaracin de sumo
inters, al afirmar en su art. 1 que hombres y mujeres son iguales en dignidad humana, e iguales
tambin en derechos y deberes. La Ley pretende hacer efectivo el principio de igualdad de trato
y de oportunidades, a cuyo efecto invoca los arts. 9.2 y 14 CE. Como en su exposicin de
motivos se resea, la aprobacin de la LOIMH era necesaria porque, a pesar de los enormes
avances habidos en nuestro Ordenamiento, la realidad demuestra que no se ha asegurado
todava la igualdad formal y material entre personas de distinto sexo, siendo precisas nuevas
intervenciones del legislador para garantizar una igualdad efectiva, sin privilegios ni
limitaciones.
Pues bien, las disposiciones adicionales primera y segunda LOIMH desarrollan y hacen
efectiva
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La idea de democracia paritaria parte del reconocimiento del hecho de que las mujeres
constituyen el 50 por 100 de la sociedad. Se empieza a hablar de democracia paritaria a raz de
la llamada Declaracin de Atenas, aprobada en la primera Cumbre Europea Mujeres en el
poder, celebrada en la capital griega el 3 de noviembre de 1992. Tambin en la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Pekn en 1995 se reiter la necesidad de
garantizar un reparto equilibrado de las responsabilidades, los poderes y los derechos. En el ao
2000 tuvo lugar en Nueva York el encuentro que Naciones Unidas program para efectuar un
balance de los acuerdos adoptados en Pekn, insistindose en los argumentos ya expuestos en
aquella Conferencia mundial.
Se cita tambin la labor constante del Consejo de Europa, que en 1989 organiz una
Conferencia sobre el tema El principio democrtico de igual representacin. Cuarenta aos de
actividad del Consejo de Europa, en la que se difundieron dos importantes ideas que apuntan
a la promocin de este principio: el concepto de democracia paritaria y la propuesta de incluir
el principio de igualdad entre hombres y mujeres en un protocolo adicional a la Convencin
europea de derechos humanos. De la IV Conferencia ministerial europea sobre igualdad entre
hombres y mujeres, celebrada en Estambul los das 13 y 14 de noviembre de 1997 surgi una
declaracin sobre la igualdad como criterio fundamental de la democracia.
c) A rengln seguido expone la Abogaca del Estado las razones en virtud de las cuales
concluye que la doctrina constitucional de Derecho comparado que se alega de contrario no
resulta trasladable a nuestro Ordenamiento jurdico.
a los partidos polticos a la consecucin de este objetivo. Pues bien, un anlisis comparativo de
los arts. 3 y 4 de la Constitucin francesa y 9.2 de la nuestra permite extraer la conclusin de
su anloga potencialidad para amparar la regulacin mediante ley de la composicin paritaria
de las candidaturas, en especial a partir de la jurisprudencia constitucional, que vincula al art.
9.2 la remocin, por parte de los poderes pblicos, de los obstculos existentes para que las
mujeres participen con plenitud en la vida poltica, econmica, social y cultural.
d) Hechas estas consideraciones generales pasa el Abogado del Estado a dar cuenta de
los argumentos en virtud de los cuales defiende la constitucionalidad de la reforma de la
LOREG. Argumentos que parten de la afirmacin de que la discusin sobre si la reforma
introducida por la LOIMH en el Derecho electoral constituye una discriminacin positiva,
una discriminacin inversa o una positive action depender de cmo se defina cada una de
estas categoras. La definicin de tales conceptos nos parece ajena a este proceso constitucional,
en el que simplemente habr de decidirse si el art. 44 bis LOREG es o no constitucional, con
independencia de su categorizacin ms o menos acertada.
El sexo no viene determinado por causas culturales o sociales, sino que va ligado a la
nocin misma de ser humano, se trata de una caracterstica irremediablemente inherente a todo
individuo, e inmodificable en su conjunto. Por ello las denominadas cuotas por sexo, en
trminos de equilibrio entre hombres y mujeres, no pueden compararse a posibles cuotas
basadas en caractersticas culturales, sociales o fsicas de una parte de la poblacin que s
podran, en su caso, vulnerar la indivisibilidad y unidad del cuerpo electoral. Las mujeres no
son una minora ni un grupo social que defienda intereses parciales, por lo que no sera
adecuado, en relacin a los dems supuestos, el tertium comparationis, tal y como lo ha definido
el Tribunal Constitucional en sus Sentencias 148/1986, 29/1987 y 1/2001.
Por otra parte, cualquiera que sea la caracterizacin que merezca la reforma de la
LOREG lo cierto es que no se articula como una clsica medida de discriminacin positiva que
acte slo en beneficio de un determinado grupo escasamente representado sino que ofrece un
trato igualitario a las dos mitades sociales. La norma, desde el punto de vista de su construccin
abstracta, es escrupulosamente respetuosa con el principio de igualdad, dando exactamente el
mismo tratamiento a hombres y mujeres. Otra cosa ser que de su aplicacin prctica y por
razones puramente estadsticas, derivadas de la tradicional inferior presencia de las mujeres en
las candidaturas de los partidos polticos, la reforma de la LOREG pueda operar inicialmente
en beneficio de esta mitad social, corrigiendo una situacin de desigualdad de origen.
Para confirmar esta tesis se recuerda la doctrina elaborada por este Tribunal acerca del
principio de igualdad y su proyeccin sobre el art. 23.1 CE. Nuestra Constitucin configura la
igualdad como un principio y valor que impregna todo el Ordenamiento jurdico (art. 1.1 CE),
como un derecho pblico subjetivo (art. 14 CE), y como un referente para la accin social del
Estado, que debe tender a la igualdad sustancial (art. 9.2 CE). Los valores no conciernen slo
al legislador sino a todos los poderes del Estado y el art. 9.2 CE es la norma de justificacin de
las posibilidades de conseguir estndares de libertad y de igualdad a travs de la actuacin de
los poderes pblicos; desde la interaccin de los arts. 9.2 y 14 CE se ha entendido justificada la
interaccin de las desigualdades compensatorias. En efecto, este Tribunal Constitucional ha
fijado su doctrina de forma evolutiva desde la STC 103/1983 hasta la actualidad, profundizando
en ese concepto de igualdad material por encima de la mera apariencia formal.
Ahora bien, el precepto ni tan siquiera aspira a remover los obstculos que han impedido
tradicionalmente la participacin de las mujeres en la vida poltica, no impone una desigualdad
compensatoria sino que, plenamente respetuoso con las dos vertientes del principio de igualdad,
trata de corregir una desigualdad de partida garantizando una mnima presencia de hombres y
mujeres en las candidaturas electorales y, por tanto, una efectiva igualdad de oportunidades de
participacin poltica a ambas mitades sociales.
La igualdad del art. 14 CE es la igualdad jurdica ante la ley, nocin a la que en este
mismo precepto constitucional se aade la prohibicin de discriminacin, erigiendo al sexo en
una de las categoras denominadas por la doctrina como sospechosas. Por lo que respecta a esta
prohibicin, en un primer momento la doctrina constitucional se atuvo al concepto puramente
formal de la igualdad, dndose un giro a favor de la concepcin finalista de la igualdad a partir
de la STC 128/1987.
Pese a que la norma cuestionada es bidireccional, apunta el Abogado del Estado que una
norma electoral que actuara unidireccionalmente a favor del sexo femenino sera igualmente
conforme con la doctrina plasmada en las resoluciones antes citadas. As, tendra un fin lcito y
legtimo, como sera la superacin de la desigualdad histrica de participacin poltica de las
mujeres, procurando que las candidaturas reflejen la distribucin de la poblacin por gneros
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existente, y, por otro lado, la presencia equilibrada de hombres y mujeres en las listas es una
medida racional y absolutamente proporcionada al fin perseguido. Concretamente, la exigencia
de composicin equilibrada resulta proporcionada porque es significativamente equivalente al
peso real y numrico de las mujeres en el cuerpo electoral.
La LOREG debe respetar el contenido mnimo de este derecho fundamental, pero goza
de libertad para su configuracin ms o menos amplia. Pues bien, en la legislacin electoral hay
causas de inelegibilidad (arts. 6 y 7 LOREG), causas de incompatibilidad (arts. 155 y ss.) y
requisitos de presentacin de candidaturas (art. 46, entre otros), sin que parezca que estos
requisitos o causas tengan una naturaleza distinta de los requisitos de paridad electoral. El
contenido del derecho de sufragio pasivo consiste en que el candidato que satisface los
requisitos de la ley electoral, alcance la eleccin y se halle habilitado para tomar posesin y
ejercer el cargo de representante. Ahora bien, nadie tiene derecho a ser candidato, habida
cuenta de que la condicin de candidato no existe hasta la publicacin oficial de la candidatura.
De modo que las medidas de paridad entre hombres y mujeres aqu controvertidas se enmarcan
en una dimensin distinta a la del estricto ejercicio del derecho fundamental de sufragio pasivo
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Es cierto que la exigencia de una composicin equilibrada de las listas incide sobre el
mbito de decisin de los partidos polticos en la elaboracin de las candidaturas, pero no es
menos cierto que el art. 6 CE condiciona la libertad de los partidos polticos al respeto a la
Constitucin y, tambin, a la ley. De suerte que la libertad de los partidos en este mbito est
fuertemente condicionada, habida cuenta de que en la LOREG se regulan, entre otros extremos,
la confeccin de listas cerradas y bloqueadas, las causas de inelegibilidad, el rgimen de
incompatibilidades, inscripcin en el censo, obligatoriedad de presentar tantos candidatos como
puestos a cubrir, etc. A ello debe aadirse que los partidos polticos no son titulares del derecho
fundamental de sufragio pasivo sino instrumentos para que la participacin poltica sea efectiva
y, a su travs, los ciudadanos puedan ejercer los derechos que la Constitucin les reconoce. La
determinacin de la condicin de candidato es, en su integridad, obra del legislador, al que
corresponde establecer los requisitos de elegibilidad y los supuestos de inelegibilidad.
El Fiscal General del Estado achaca al Auto de planteamiento que no tiene gran sentido
aceptar esa idea general de la promocin de esas polticas de igualdad y negar su presencia
precisamente en aquel mbito en que las mismas van a nacer. Asimismo, subraya el elevado
casuismo del precepto legal cuestionado, que procura distinguir situaciones, como las pequeas
poblaciones y determina condiciones aceptables y nada radicales en relacin con el reflejo de
condiciones de equilibrio razonables entre candidatos masculinos y femeninos.
Finalmente, apunta el Fiscal General del Estado que el precepto no va en contra del
pluralismo poltico, sustento de los partidos polticos (art. 6 CE) en la formacin y
manifestacin de la voluntad popular y como instrumentos de participacin poltica. El Auto de
planteamiento no ofrece ninguna razn de entidad jurdico-constitucional que sustente este
reproche.
B) Recurso de inconstitucionalidad nm. 5653-2007.
a) Denuncian en primer lugar los Diputados recurrentes vulneracin del art. 23 CE. A
este respecto sealan que la finalidad principal de la reforma es alterar el sistema electoral
espaol exigiendo a los partidos, federaciones, coaliciones y agrupaciones que se presenten a
esos procesos de renovacin institucional que incluyan un nmero de no menos del cuarenta
por ciento de mujeres u hombres, en cada tramo de cinco nombres, en las candidaturas
constituidas por listas cerradas y bloqueadas, acompandolas con una serie de ajustes,
excepciones y moratorias.
Pues bien, para los actores la accin compensatoria a favor de un sexo, basada
generalmente en el art. 9.2 CE y en fuentes internacionales requiere de unos mnimos pilares.
La proteccin de la mujer por s sola no es razn suficiente para justificar la diferenciacin ni
suficiente es tampoco que el sujeto beneficiario de la proteccin sea la mujer en cuanto tal pues
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ello, en esos trminos, es contrario al art. 14 CE segn la doctrina recogida en la STC 81/1982,
FJ 1. Las medidas promocionales compensatorias hacia un colectivo (art. 9.2 CE) tienen su
mbito en los campos sociales, laborales, culturales, econmicos e incluso polticos con respeto
en todo caso a los derechos e instituciones constitucionales que, por su naturaleza, no son
capaces de aceptar en su concepcin y funcionamiento la invasin de la accin positiva, por
razones de incongruencia o irrazonabilidad, particularmente cuando se vulnera un derecho
fundamental garantizado completamente por el Ordenamiento para el colectivo al que se
pretende promocionar, incluso por la desproporcionalidad de la medida, pues puede llegar a
perjudicar a ese colectivo en los casos en los que ya ha conseguido (o superado) una igualacin
en el punto de partida.
El legislador electoral debe ser neutral respecto al sexo, raza, edad o religin, teniendo
vedada toda discriminacin, positiva o negativa, basada en tales circunstancias. Si fuera
constitucionalmente admisible que la mitad social femenina se reflejase obligatoriamente en las
candidaturas, con igual razn podran exigir ese beneficio otras categoras o segmentos sociales,
con reservas de puestos a ancianos, jvenes, discapacitados y as sucesivamente. Ello
conllevara la disolucin del inters general en un conjunto de intereses parciales o de
categoras, ms cercanos al corporativismo de regmenes antidemocrticos que a la libertad de
la democracia representativa. Para los actores el precepto legal recurrido representa una revisin
de la democracia representativa espaola, lo que exigira una previa reforma constitucional.
Tras subrayar que es en otros campos de las relaciones polticas, jurdicas, sociales,
econmicas, culturales y laborales donde las acciones de discriminacin positiva en aras de la
promocin tienen su adecuado mbito de actuacin, se da cuenta del contenido de la Sentencia
de la Corte Constitucional de Italia de 6 de septiembre de 1995, donde se afirma que la absoluta
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igualdad de sexos impide que la pertenencia a uno de ellos pueda ser asumida como requisito
de elegibilidad, habida cuenta de que la elegibilidad es la condicin necesaria para poder ser
elegido, para beneficiarse del derecho de sufragio pasivo y se aade que la remocin de
obstculos que impiden a un sexo alcanzar determinados objetivos no puede traducirse en la
atribucin directa de los objetivos pretendidos. Para los Diputados recurrentes la Corte
Constitucional de la Repblica italiana diferencia con claridad, concrecin y rotundidad la
remocin de obstculos y la promocin de gnero, de la manipulacin del contenido de los
derechos derivada de invasiones legislativas que adjudiquen y seleccionen a quines
corresponde ejercitarlos en cada momento y lugar, menoscabando por criterios arbitrarios la
posibilidad de titularidad y ejercicio. Con posterioridad, en Italia se han sucedido sendas
reformas constitucionales en 2001 y 2003, pero ninguna de ellas consagra una limitacin del
derecho de sufragio y de la libertad de los partidos polticos, como se deduce de la Sentencia
de la propia Corte Constitucional de 13 de febrero de 2003, de la magnitud de la ahora
controvertida.
b) Sostienen los Diputados recurrentes que el precepto es contrario al art. 14 CE. Dentro
del campo constitucional de la igualdad caben medidas o acciones positivas que, de acuerdo
con el art. 9.2 CE, tienden a conseguir una igualdad de oportunidades, colocando en un mismo
punto de partida a todos aquellos que desean alcanzar una meta poltica, social, econmica o
cultural. Es, por tanto, una injerencia externa ante la pugna de individuos para que la pertenencia
de stos a un colectivo o grupo desfavorecido en general o en particular, no sea obstculo para
conseguir aquello a lo que legtimamente se aspira, singularmente si se trata de un derecho. La
intervencin del poder pblico cesa cuando se garantiza la igualdad en el punto de partida y
deja de tener sentido cuando la ayuda se excede perjudicando a otros individuos en la
consecucin de sus derechos. Hechas estas consideraciones se aade que las acciones de
discriminacin positiva tienen por ello un marco casustico muy particular, que depende de cada
circunstancia concreta y un espacio de desarrollo complejo en tanto quieran ser compatibles
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con el principio de igualdad ante la ley (a fin de no ser ellas mismas, nacidas de la igualdad, las
que terminen menoscabndola). Recordando la Sentencia de la Corte Constitucional italiana
se insiste en que estas medidas pueden ser adoptadas para eliminar situaciones de inferioridad
social o econmica o, ms en general, para compensar y remover la desigualdad material entre
los individuos, pero no pueden incidir directamente en el contenido mismo de los derechos
rigurosamente garantizados en igual medida a todos los ciudadanos.
En este caso se limita el derecho de sufragio pasivo en razn del sexo sin que exista
siquiera la posibilidad de evaluar la concurrencia de una situacin de pretericin de un colectivo
en el mbito del conjunto de votantes de un territorio, establecindose una suerte de presuncin
legislativa convalidante que supera la concurrencia de las situaciones de postergacin de un
colectivo en razn de su gnero, en cada uno de los territorios que van a participar en la
consulta. Ni siquiera a efectos dialcticos puede aplicarse un test constitucional en el que se
valore la finalidad, razonabilidad y proporcionalidad de la norma presuntamente promotora de
la igualdad, en los trminos de las SSTC 114/1987, 123/1987, 209/1988 46/1999, o de la
STEDH de 12 de enero de 2006, asunto Mizzi, entre otras muchas. En esta ltima resolucin
se seala que una diferencia de trato es discriminatoria si carece de una justificacin objetiva y
razonable, por no perseguir un fin legtimo o por no guardar una relacin razonable de
proporcionalidad entre los medios empleados y el fin que se pretende conseguir, siendo as que
aqu se pretende la paridad limitando el derecho fundamental del colectivo al que se aspira a
promocionar. Se cita igualmente el Dictamen del Consejo de Estado nm. 803/2006, de 22 de
junio, que hace hincapi en la utilizacin de medidas de fomento sobre las coercitivas.
Las cuotas aplicadas al derecho de sufragio generan hacia quienes pretendan formar
parte de las candidaturas y no puedan hacerlo por sobrepasar los optantes de su gnero un
nmero mayor al legalmente establecido una vulneracin de su derecho a la igualdad por razn
de su sexo, que se suma a la ya argumentada violacin de su derecho de acceso a los cargos
pblicos representativos, sin que esta desigualdad pueda ser exculpada como medida de
discriminacin positiva en los trminos expresados por el propio Tribunal en resoluciones como
las SSTC 28/1992, 3/1993, 216/1991 y 16/1995, entre otras. Adems, el legislador no ha
explicado las razones de esta medida de discriminacin positiva, de modo que carece de la
motivacin que la valida como excepcin al tratamiento general.
Sealan por otra parte los Diputados recurrentes que es justamente en los supuestos
excepcionados por los nuevos arts. 187.2 y 201.3 LOREG donde resulta ms manifiesta la
tradicionalmente escasa participacin de la mujer. De modo que la utilizacin selectiva del art.
14 CE en atencin a la remocin de obstculos (art. 9.2 CE) deriva en una negacin de la
premisa mayor justificativa de la norma en la que se encuentra el precepto impugnado: las
mujeres y hombres en estos ncleos carecen de la posibilidad de estar representados
equilibradamente.
En segundo trmino se denuncia la vulneracin del art. 68.5 CE, donde se perfila una
valoracin del constituyente opuesta a la distincin interna de categoras personales entre los
elegibles. La unidad de la Constitucin a efectos interpretativos invita a mirar la valoracin
constitucional implcita en el art. 68.5 CE a la hora de examinar la compatibilidad del precepto
legal impugnado con los arts. 14 y 23.2 CE. De nuevo se subraya que la introduccin de
categoras de gnero alterando el derecho fundamental de acceso a cargos pblicos
representativos no cabe sin reforma de la Constitucin. As se deduce de la valoracin
constitucional implcita en la configuracin del derecho de sufragio pasivo en las elecciones al
Congreso de los Diputados plasmado en el primer prrafo del art. 68.5 CE en relacin con el
art. 66.1 CE.
Aqu se indica que el segundo prrafo del apartado uno de la disposicin adicional
segunda de la Ley Orgnica 3/2007 pudiera ser constitucional al referirse al cumplimiento del
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Las excepciones introducidas en los arts. 187.2 y 201.3 LOREG pierden su razn de ser
ante la inconstitucionalidad de la adicin operada por el nuevo art. 44 bis LOREG. Tambin
quedara afectada la modificacin del apartado segundo de la disposicin adicional primera
LOREG en la medida en que se refiere al art. 44 bis y la moratoria de la nueva disposicin
transitoria sptima.
11. Por providencia de 12 de de julio de 2007 el Pleno de este Tribunal acord admitir
a trmite el recurso de inconstitucionalidad promovido por ms de cincuenta Diputados del
Grupo Parlamentario Popular del Congreso de los Diputados contra la disposicin adicional
segunda de la Ley Orgnica 3/2007, de 22 de marzo; dar traslado de las actuaciones recibidas,
conforme establece el art. 34 LOTC, al Congreso de los Diputados y al Senado, por conducto
de sus Presidentes y al Gobierno, por conducto del Ministerio de Justicia, al objeto de que en el
plazo de quince das pudieran personarse en el proceso y formular las alegaciones que estimasen
pertinentes y, finalmente, publicar la incoacin de la cuestin en el Boletn Oficial del Estado.
Dicha publicacin se llev a efecto en el Boletn Oficial del Estado nm. 178, de 26
de julio de 2007.
12. Con fecha 30 de julio de 2007 el Abogado del Estado, actuando en la representacin
que legalmente ostenta, se person en nombre del Gobierno en el recurso de
inconstitucionalidad nm. 5653-2007, solicitando una prrroga del plazo conferido para
formular alegaciones.
13. El 5 de septiembre de 2007 el Presidente del Senado interes que se tuviera por
personada dicha Cmara en el recurso de inconstitucionalidad nm. 5653-2007 y por ofrecida
su colaboracin a los efectos del art. 88.1 LOTC.
14. El 12 de septiembre de 2007 formul alegaciones la Abogaca del Estado, que, tras
reiterar los argumentos esgrimidos en la cuestin de inconstitucionalidad nm. 4069-2007 en
defensa de la constitucionalidad del precepto impugnado, y que han sido sintetizados en el
antecedente sexto de esta resolucin, pasa a responder a la denuncia de vulneracin de los arts.
68.5, 16.1 y 20.1 a) CE.
En cuanto a la vulneracin del art. 68.5 CE, se indica que en las consideraciones
efectuadas con respecto a las relaciones entre soberana y representacin queda suficientemente
explicitada la concepcin del gnero como una categora universal, as como los argumentos
que permiten rechazar la idea de que la democracia paritaria supone la divisin del cuerpo
electoral en razn de sexo. Por lo que atae a la denuncia de vulneracin de los otros dos
preceptos constitucionales, apunta la Abogaca del Estado que la misma carece de la ms
mnima argumentacin pues el escrito de demanda no ofrece razonamiento alguno que permita
fundamentar la vulneracin de estos derechos por la adicional recurrida, de modo que el recurso
no levanta aqu la carta de alegar que pesa sobre los actores (por todas, SSTC 233/1999, de 16
de diciembre, FJ 2; 164/2001, de 11 de julio, FF JJ 3 y 18; 206/2001, de 22 de octubre, FJ 28;
96/2002, de 25 de abril, FJ 4; 48/2003, de 12 de marzo, FJ 3; 100/2005, de 19 de abril, FJ 3, y
112/2006, de 5 de abril, FJ 19). A mayor abundamiento se destaca que, toda vez que el art. 44
bis LOREG no toma en consideracin cul sea la ideologa de los candidatos, no se aprecia en
qu medida puede llegar a suponer una vulneracin del art. 20.1 a) CE.
Finalmente se examinan las precisiones sobre el objeto del recurso que figuran en la
ltima parte de la demanda. Al respecto se indica que con la introduccin del inciso final del
art. 44 bis.1 LOREG el legislador estatal, plenamente respetuoso con la libertad de
configuracin del legislador autonmico, habilita a ste para ampliar los porcentajes de
presencia en las listas electorales. La regulacin electoral no se agota con el contenido de la
LOREG, ley estatal en la que se fijan unos topes mnimos y mximos de candidatos de cada
sexo en las candidaturas, sino que sern finalmente las respectivas leyes autonmicas
reguladoras de los regmenes electorales las que formulen una determinada opcin, sealando
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los concretos porcentajes de presencia de cada sexo, con respeto a los umbrales estatales y sin
que ello suponga, necesariamente, decantarse por el 50 por 100 (41-59, 42-58).
En cuanto a los apartados segundo y tercero, que modifican los arts. 187 y 201 LOREG,
y quinto, que aade una nueva disposicin transitoria sptima al mismo cuerpo legal, se apunta
que los criterios de poblacin manejados en los primeros y la moratoria establecida en este
ltimo resultan de todo punto proporcionados al fin perseguido con la reforma legal
cuestionada. No parece que un sistema de exigencia de listas paritarias pudiera llegar a
imponerse de una sola vez y para todos los niveles electorales. Resulta sumamente probable
que en algunos procesos electorales pudieran hacerse inviables estas medidas, como podra
ocurrir en las elecciones locales o insulares de escasos habitantes, que se veran imposibilitadas
para formar listas cumplimentando las exigencias de paridad. Tales circunstancias justifican la
introduccin de una cadencia temporal en la aplicacin de la norma, as como las excepciones
previstas. As, para la Abogaca del Estado, dada la muy diversa naturaleza que presentan los
procesos electorales locales, autonmicos, nacionales y europeos, las confecciones de sus
respectivas listas han de permitir mrgenes diferentes en cada uno de los casos, conduciendo
ello tambin a diferenciar de algn modo la exigencia de paridad. La reforma electoral permite
con tales excepciones que la libertad de los partidos polticos resulte respetada ante la dificultad
que para algunos de ellos pueda suponer hoy da el conseguir candidatas en los municipios y en
las islas de menor poblacin.
Por lo que hace al apartado cuarto, que modifica la disposicin adicional primera
LOREG para incluir la mencin expresa al nuevo art. 44 bis de dicha Ley Orgnica, se remite
la Abogaca del Estado a los argumentos expuestos en defensa de la constitucionalidad de este
ltimo precepto.
En virtud de todo ello la Abogaca del Estado solicita que se dicte Sentencia
desestimatoria del recurso de inconstitucionalidad.
inconstitucionalidad nm. 5653-2007 y por ofrecida su colaboracin a los efectos del art. 88.1
LOTC.
del Estado y la Abogaca del Estado defienden la plena conformidad de las normas
controvertidas con la Constitucin.
La literalidad del nuevo art. 44 bis LOREG es la siguiente:
1. Las candidaturas que se presenten para las elecciones de diputados al Congreso,
municipales y de miembros de los consejos insulares y de los cabildos insulares canarios en los
trminos previstos en esta Ley, diputados al Parlamento Europeo y miembros de las Asambleas
Legislativas de las Comunidades Autnomas debern tener una composicin equilibrada de
mujeres y hombres, de forma que en el conjunto de la lista los candidatos de cada uno de los
sexos supongan como mnimo el cuarenta por ciento. Cuando el nmero de puestos a cubrir
sea inferior a cinco, la proporcin de mujeres y hombres ser lo ms cercana posible al
equilibrio numrico. En las elecciones de miembros de las Asambleas Legislativas de las
Comunidades Autnomas, las leyes reguladoras de sus respectivos regmenes electorales
podrn establecer medidas que favorezcan una mayor presencia de mujeres en las candidaturas
que se presenten a las Elecciones de las citadas Asambleas Legislativas.
2. Tambin se mantendr la proporcin mnima del cuarenta por ciento en cada tramo
de cinco puestos. Cuando el ltimo tramo de la lista no alcance los cinco puestos, la referida
proporcin de mujeres y hombres en ese tramo ser lo ms cercana posible al equilibrio
numrico, aunque deber mantenerse en cualquier caso la proporcin exigible respecto del
conjunto de la lista.
3. A las listas de suplentes se aplicarn las reglas contenidas en los anteriores apartados.
ndole sustancial recogida en el art. 9.2, que obliga a los poderes pblicos a promover las
condiciones para que la de los individuos y de los grupos sea real y efectiva (STC 216/1991,
de 14 de noviembre, FJ 5).
Dicho de otro modo, el art. 9.2 CE expresa la voluntad del constituyente de alcanzar no
slo la igualdad formal sino tambin la igualdad sustantiva, al ser consciente de que nicamente
desde esa igualdad sustantiva es posible la realizacin efectiva del libre desarrollo de la
personalidad; por ello el constituyente completa la vertiente negativa de proscripcin de
acciones discriminatorias con la positiva de favorecimiento de esa igualdad material.
La incorporacin de esa perspectiva es propia de la caracterizacin del Estado como
social y democrtico de Derecho con la que se abre el articulado de nuestra Constitucin y que
trasciende a todo el orden jurdico (STC 23/1984, de 20 de febrero, FJ 4). Una caracterizacin
a la que se debe reconocer pleno sentido y virtualidad en la interpretacin del alcance de los
diversos preceptos constitucionales, habida cuenta de que, como hemos afirmado, la
Constitucin no es la suma y el agregado de una multiplicidad de mandatos inconexos, sino
precisamente el orden jurdico fundamental de la comunidad poltica, regido y orientado a su
vez por la proclamacin de su art. 1, en su apartado 1, a partir de la cual debe resultar un sistema
coherente en el que todos sus contenidos encuentren el espacio y la eficacia que el constituyente
quiso otorgarles (STC 206/1992, de 27 de noviembre, FJ 3).
De modo que la caracterizacin de nuestro modelo de Estado como social y democrtico
de Derecho, con los valores superiores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo poltico que
dotan de sentido a esta caracterizacin, representa el fundamento axiolgico para la
comprensin del entero orden constitucional.
Este precepto constitucional encomienda al legislador la tarea de actualizar y
materializar la efectividad de la igualdad que se proyecta, entre otras realidades, en el mbito
de la representacin, correspondiendo a este Tribunal Constitucional la funcin de examinar si
las decisiones adoptadas al respecto son acordes con el marco constitucional aqu definido. Pues
bien, en particular del art. 9.2 CE, y de la interpretacin sistemtica del conjunto de preceptos
constitucionales que inciden en este mbito, deriva la justificacin constitucional de que los
cauces e instrumentos establecidos por el legislador faciliten la participacin de todos los
ciudadanos, removiendo, cuando sea preciso, los obstculos de todo orden, tanto normativos
como estrictamente fcticos, que la impidan o dificulten y promoviendo las condiciones
garantizadoras de la igualdad de los ciudadanos. En este punto cabe aadir que la igualdad
sustantiva no slo facilita la participacin efectiva de todos en los asuntos pblicos, sino que es
un elemento definidor de la nocin de ciudadana.
HJ - Base de Jurisprudencia Constitucional
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de serlo mediante listas cerradas y bloqueadas). Esta nueva limitacin del equilibrio por razn
de sexo, pues, ni es la nica, ni carece, por lo que acaba de verse, de fundamento constitucional.
La libertad de seleccin de candidatos por los partidos se ve ciertamente limitada en
razn de todas estas exigencias. La que concretamente ahora estamos examinando tambin lo
hace. Con todo, esa constriccin de la libertad del partido resulta perfectamente constitucional
por legtima, por razonablemente instrumentada y por no lesiva para el ejercicio de derechos
fundamentales. En otras palabras, por satisfacer las exigencias constitucionales para limitar la
libertad de los partidos y agrupaciones de electores para confeccionar y presentar candidaturas,
que en sentido propio ni siquiera es un derecho fundamental, sino una atribucin, implcita en
la Constitucin (art. 6 CE), que les confiere el legislador (expresamente apoderado por dicho
artculo para efectuarla); legislador que goza de una amplia libertad de configuracin (aunque
no absoluta, claro est). La validez constitucional de estas medidas, como se acaba de decir,
resulta clara. En primer lugar porque es legtimo el fin de la consecucin de una igualdad
efectiva en el terreno de la participacin poltica (arts. 9.2, 14 y 23 CE). En segundo trmino,
porque resulta razonable el rgimen instrumentado por el legislador que se limita a exigir una
composicin equilibrada con un mnimo del 40 por 100 y sin imposicin de orden alguno,
contemplndose excepciones para las poblaciones de menos de 3.000 habitantes y una dilacin
en la efectividad de la Ley hasta 2011 para las inferiores a 5.000, y que, por tanto, solo excluye
de los procesos electorales a aquellas formaciones polticas que ni tan siquiera aceptan integrar
en sus candidaturas a ciudadanos de uno y otro sexo. En fin, porque es inocuo para los derechos
fundamentales de quienes, siendo sus destinatarios, los partidos polticos, no son, por
definicin, titulares de los derechos fundamentales de sufragio activo y pasivo.
Respecto de la aducida vulneracin del art. 6 CE en conexin con el art. 22 interesa
sealar que aun cuando este Tribunal ha identificado cuatro facetas o dimensiones del derecho
fundamental de asociacin libertad de creacin de asociaciones y de adscripcin a las ya
creadas; libertad de no asociarse y de dejar de pertenecer a las mismas; libertad de organizacin
y funcionamiento internos sin injerencias pblicas; y, como dimensin inter privatos, garanta
de un haz de facultades a los asociados individualmente considerados frente a las asociaciones
a las que pertenecen o a las que pretendan incorporarse (STC 133/2006, de 27 de abril, FJ 3)
, el motivo impugnatorio que ahora nos ocupa no se refiere propiamente a ninguna de ellas sino
ms bien a la libertad de actuacin externa. Por lo que hace a los mbitos sealados, habida
cuenta de que la normativa cuestionada no atae a la vertiente individual del derecho
fundamental, debemos descartar que produzca intromisin en las dos primeras dimensiones,
libertades positiva y negativa de asociacin, ni tampoco en la denominada dimensin inter
HJ - Base de Jurisprudencia Constitucional
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privatos del derecho fundamental de asociacin. Igualmente, como quiera que esa normativa
no versa sobre ninguna faceta de la vida interna ordinaria de los partidos polticos, tampoco
existe vulneracin alguna de la dimensin relativa a la libertad de organizacin y
funcionamiento internos.
Hechas estas precisiones nicamente nos resta aadir que la limitacin de la libertad de
actuacin de las formaciones polticas que se plasma en la normativa controvertida no
constituye una vulneracin del art. 6, en conexin con el art. 22 CE. Como ya hemos sealado
esa limitacin no es en s misma inconstitucional. Por lo dems, y en todo caso, el mandato de
equilibrio entre sexos que se impone a los partidos, limitando una libertad de presentacin de
candidaturas que no les est atribuida por ser asociaciones, sino especficamente por ser partidos
polticos, ha de considerarse que, incluso desde la perspectiva de que son asociaciones polticas,
constituye una limitacin proporcionada y, por tanto, constitucionalmente legtima, por las
razones que se dieron ms arriba y a las que nos remitimos.
resultara proporcionada segn las razones expuestas en el fundamento jurdico 5 al que nos
remitimos.
Por lo dems resulta obvio que tanto las formaciones polticas como los ciudadanos
individualmente considerados podrn defender y postular la reforma de lo establecido en la
disposicin adicional segunda LOIMH en legtimo ejercicio de sus libertades ideolgica y de
expresin.
Lo expuesto conduce inexorablemente a la desestimacin de estos motivos de
impugnacin.
7. Cuanto llevamos dicho en relacin con los partidos polticos requiere de alguna
matizacin para el caso de las agrupaciones de electores, dada la distinta naturaleza de unos y
otras, como este Tribunal ha sealado en las SSTC 16/1983, de 10 de marzo (FFJJ 3 y 4), y
85/2003, de 8 de mayo (FJ 24).
Si los partidos, como ya se dijo mas atrs, no son sujetos del derecho fundamental de
sufragio (pasivo o activo), sino slo los ciudadanos, cuya ajenidad es patente respecto del
partido que los presenta en sus candidaturas, un efecto similar puede predicarse, aunque con
menor intensidad, de las agrupaciones de electores, que no estn contempladas en la
Constitucin, y que son la reunin de sujetos individuales encaminada al solo fin de la
presentacin de candidaturas, esto es, de concurrir a la contienda electoral al margen de los
partidos. No puede olvidarse que en el partido poltico se da una alteridad entre el partido en s
y sus candidaturas, mientras que las agrupaciones de electores se enlazan inexorablemente con
las candidaturas que presentan. En todo caso, lo que aqu importa no es esa diferencia
conceptual, estructural y organizativa entre partidos y agrupaciones. Lo determinante es que ni
unos ni otras son titulares del derecho de sufragio pasivo. Los miembros de una agrupacin de
electores no ejercen el derecho de sufragio pasivo, como tampoco lo ejercen los miembros de
los rganos de los partidos polticos competentes al efecto. Unos y otros slo ejercen tal derecho
si adems de promover una candidatura se integran en ella. Los miembros de una agrupacin
de electores no candidatos ejercen el derecho de participacin en los asuntos pblicos lato sensu
(art. 23.1 CE), pero no el especfico derecho de participacin consistente en concurrir como
candidatos en unas elecciones. Este derecho no comprende la facultad de formar candidaturas
con libertad plena, sino en las condiciones fijadas en la ley. Entre ellas es legtimo que figure
el principio de composicin equilibrada, que encuentra fundamento en el art. 9.2 CE.
10. Finalmente, en cuanto a la queja, que ha de entenderse referida al apartado 1 del art.
23 CE sobre la fragmentacin del cuerpo electoral, no se aprecia que las medidas controvertidas
quiebren la unidad de la categora de ciudadano o entraen un riesgo cierto de disolucin del
inters general en un conjunto de intereses parciales o por categoras. Como ya hemos apuntado,
el principio de composicin equilibrada de las candidaturas electorales se asienta sobre un
criterio natural y universal, como es el sexo. Pues bien, debemos aadir ahora que las
previsiones de la disposicin adicional segunda LOIMH no suponen la creacin de vnculos
especiales entre electores y elegibles, ni la compartimentacin del cuerpo electoral en funcin
del sexo. Los candidatos defienden opciones polticas diversas ante el conjunto del electorado
y, caso de recibir el respaldo de ste, lo representarn tambin en su conjunto y no slo a los
electores de su mismo sexo.
No cabe atender, pues, al argumento de los recurrentes de que el requisito de la paridad
perjudica a la unidad del pueblo soberano en la medida en que introduce en la categora de
ciudadano una e indivisible para los Diputados recurrentes la divisoria del sexo. Baste
decir que el cuerpo electoral no se confunde con el titular de la soberana, esto es, con el pueblo
espaol (art. 1.2 CE), aunque su voluntad se exprese a travs de l. Este cuerpo electoral est
sometido a la Constitucin y al resto del Ordenamiento jurdico (art. 9.1 CE), en tanto que el
pueblo soberano es la unidad ideal de imputacin del poder constituyente y como tal
fundamento de la Constitucin y del Ordenamiento. Las causas determinantes de la condicin
de elector no afectan, por tanto, a esta unidad ideal, sino al conjunto de quienes, como
ciudadanos, estn sometidos al Ordenamiento espaol y no tienen, en cuanto tales, ms
derechos que los que la Constitucin les garantiza, con el contenido que, asegurado un mnimo
constitucional indisponible, determine el legislador constituido.
Pues bien, las mismas razones que nos llevan a descartar que las previsiones legales
controvertidas introduzcan una nueva causa de inelegibilidad limitativa del ejercicio del
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FALLO
Ha decidido
Votos
Voto particular que formula el Magistrado Excmo. Sr. don Jorge Rodrguez-Zapata
Prez a la Sentencia del Pleno sobre la Ley Orgnica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad
efectiva de mujeres y hombres.
1. Por primera vez desde el inicio de nuestra democracia, veintisis mujeres diecisis
en la circunscripcin de Garachico y diez en la de Brunete no han podido concurrir como
candidatas a unas elecciones a causa de su condicin de mujeres. Tal resultado tiene su origen
en el art. 44 bis de la Ley Orgnica 5/1985, de 19 de junio, del rgimen electoral general,
introducido por la disposicin adicional segunda de la Ley Orgnica 3/2007, de 22 de marzo,
para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Esta paradoja revela la complejidad de la
materia regulada por el precepto cuya constitucionalidad se cuestiona.
Una aproximacin superficial al problema de la representacin poltica paritaria llevara
a creer que lo que se discute es algo tan simple como la conveniencia de que la proporcin de
mujeres que se postulen para ejercer cargos pblicos representativos deba ser equivalente o
aproximada a la de los varones. Si se tratara de ello mi voto hubiera sido favorable a la
constitucionalidad de la Ley cuestionada. Pero el problema es mucho ms complejo puesto que,
aplicado al mbito de la representacin poltica, el sistema de paridad altera las bases sobre las
que est construida la soberana popular y la libertad ideolgica y de autoorganizacin de los
partidos polticos.
Mi posicin se resume en considerar constitucionalmente vlido que los partidos
polticos puedan acoger en sus estatutos clusulas que aseguren la participacin de la mujer en
las listas electorales. Pero que en nuestro modelo constitucional la imposicin por ley de la
paridad o de cuotas electorales vulnera el principio de unidad de la representacin poltica y la
libertad ideolgica y de autoorganizacin de los partidos polticos, resultando lesionado el
derecho de sufragio pasivo de los candidatos propuestos que queden excluidos de participar en
el proceso electoral como consecuencia de la aplicacin de la norma cuestionada.
2. La reivindicacin de la paridad se funda en la idea de que la divisin de la Humanidad
en dos sexos tiene ms fuerza y prevalece sobre cualquier otro criterio de unin o de distincin
de los seres humanos. Sin embargo, ha sido un principio fundamental desde los inicios del
Estado liberal surgido de la Revolucin francesa que la representacin poltica no puede
dividirse, porque es expresin de la voluntad general. Como reaccin frente al Ancien Rgime
y a las asambleas divididas en los brazos estamentales, el nuevo orden poltico estableci, en
palabras de Sieys, que el ciudadano es el hombre desprovisto de toda clase o grupo y hasta
de todo inters personal; es el individuo como miembro de la comunidad despojado de todo lo
que pudiera imprimir a su personalidad un carcter particular. Sobre este concepto de
ciudadano se edifica el rgimen representativo, afirmndose en el art. 6 de la Declaracin de
derechos del hombre y del ciudadano de 1789 que La ley es la expresin de la voluntad general.
Como todos los ciudadanos son iguales ante ella, todos son igualmente admisibles en toda
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dignidad, cargo o empleo pblicos, segn sus capacidades y sin otra distincin que la de sus
virtudes y sus talentos.
En nuestros das sigue siendo cierto que los candidatos elegidos representan a todos los
ciudadanos, no slo a los que les votaron, ni siquiera slo a los que votaron, sino tambin a los
que no lo hicieron; representan a los que por ser menores, incapaces o estar condenados no
pudieron votar, a los que pudiendo hacerlo se abstuvieron y a los que votaron en blanco. A
todos representan. As lo entendi tempranamente este Tribunal al sealar que una vez
elegidos, los representantes no lo son de quienes los votaron, sino de todo el cuerpo electoral
(STC 10/1983, de 21 de febrero, FJ 4) y que los Diputados, en cuanto integrantes de las Cortes
Generales, representan al conjunto del pueblo espaol ... Otra cosa sera abrir el camino a la
disolucin de la unidad de la representacin y con ello de la unidad del Estado (STC 101/1983,
de 18 de noviembre, FJ 3). Slo as se entiende que el voto de todos los parlamentarios tenga
el mismo valor aunque cada candidato haya accedido al escao respaldado por un distinto
nmero de votos.
En las democracias occidentales la funcin primera de la representacin poltica consiste
en transformar una pluralidad inicial en una voluntad poltica, porque resulta deseable que la
heterogeneidad de razas, religiones, culturas, lenguas, lugares de nacimiento, etc., no sea
obstculo para la consideracin legal de ciudadano. Se es ciudadano y slo ciudadano. Por ello
en nuestro modelo constitucional la soberana nacional reside en el pueblo espaol en su
conjunto, del que emanan los poderes del Estado (art. 1.2 CE), las Cortes Generales representan
al pueblo espaol (art. 66.1 CE) y son electores y elegibles todos los espaoles que estn en
pleno uso de sus derechos polticos (art. 68.5 CE).
El nuevo modelo de representacin poltica que se inaugura con la Ley Orgnica 3/2007,
de 22 de marzo, interpone la condicin sexual entre la soberana y la condicin de ciudadano,
de modo que hombres y mujeres, hasta ahora personas indiferenciadas en el ejercicio del
derecho de sufragio, incorporan una circunstancia aadida de la que no pueden desprenderse.
Ciertamente no puede extraar el recelo de esta regulacin en un amplio sector de la militancia
feminista.
Debemos preguntarnos: Es concebible dividir a los representantes polticos en
categoras, con el fin de facilitar o asegurar un mnimo de elegidos de cada una, sin que resulte
gravemente afectado el principio de la unidad y de la homogeneidad del cuerpo de ciudadanos?
Si la respuesta es afirmativa ello permitir al legislador, en un futuro, imponer al cuerpo
electoral que en las candidaturas electorales deban figurar necesariamente personas integradas
en colectivos definidos por la raza, la lengua, la orientacin sexual, la religin, determinadas
HJ - Base de Jurisprudencia Constitucional
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minusvalas congnitas, su condicin de jvenes o de personas de la tercera edad, etc. sin que
la Sentencia acierte a razonar convincentemente que, en adelante, el legislador no pueda
introducir estos criterios al regular el derecho de sufragio pasivo, ya que la propia Sentencia (FJ
4) atribuye al legislador la tarea de actualizar y materializar la efectividad de la igualdad en
el mbito de la representacin poltica. As, en Blgica, mediante reforma constitucional, se han
introducido cuotas lingsticas en la actividad poltica.
3. Para la Sentencia el art. 9.2 CE es el deus ex machina que habilita para modificar el
modelo de democracia representativa vigente desde la aprobacin de la Constitucin de 1978.
Sin embargo no puede obviarse que hasta comienzos de la dcada de los ochenta no empiezan
a articularse propuestas para introducir cuotas de gnero en las listas electorales, como el
proyecto Barre en Francia o cuando en 1986 los Verdes adoptaron en Alemania el Frauenstatut
y dos aos ms tarde el SPD con la llamada Quotenbeschluss, surgiendo en los aos noventa
las propuestas de paridad electoral. Por tanto, difcilmente el constituyente espaol pudo
habilitar en 1978 al legislador, en el art. 9.2, para mutar el secular modelo de representacin
poltica. El art. 9.2 CE presenta una similitud tal con el art. 3.2 de la Constitucin italiana de
1948 que inmediatamente sugiere que nuestro constituyente se inspir en l, siendo as que en
Italia fue precisa una reforma constitucional expresa para poder introducir normas de paridad
electoral.
A mi juicio el art. 9.2 CE propicia medidas de fomento de la igualdad material y, de
hecho, es en los pases escandinavos donde la mujer ha logrado mayor presencia efectiva en las
listas electorales, slo con medidas positivas de fomento voluntariamente incorporadas a los
estatutos de los partidos polticos. Al Estado Social de Derecho le corresponde remover los
obstculos que impidan o dificulten que la libertad y la igualdad del individuo sean efectivas y
reales, adoptando medidas de fomento para que los colectivos que histrica o coyunturalmente
han visto dificultado su acceso a los cargos pblicos representativos puedan hacerlo en
condiciones de igualdad real. Para ello, en el caso de la mujer, compete al legislador establecer
medidas que permitan la conciliacin de la vida laboral o profesional con la familiar, perseguir
en todos los mbitos la violencia de gnero, el acoso sexual o la cosificacin de la mujer en los
medios publicitarios, combatir la educacin sexista, la discriminacin en el empleo o en las
remuneraciones, facilitar la opcin por la maternidad y cuantas mltiples formas de accin
positiva tiendan de modo decidido a mejorar la posicin de la mujer en la sociedad y, en lo que
ahora interesa, fomentar su integracin en la vida poltica. Por ello, considero que es
constitucionalmente vlido que los partidos polticos acojan en sus estatutos clusulas que
aseguren la participacin de la mujer en las listas electorales.
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el anlisis sociolgico concreto permitira, con mayor o menor precisin, establecer en cada
caso (STC 10/1983, de 21 de febrero, FJ 3), pero parece claro que el voto de los ciudadanos
atiende al programa que defienden los partidos polticos, coaliciones y agrupaciones de
electores, con independencia de que sean hombres o mujeres quienes integren las candidaturas.
Por ltimo, creo que debemos reflexionar sobre las razones por las que en Francia,
Alemania, Italia, Portugal o Blgica, la introduccin de cuotas o paridades en la actividad
poltica ha venido precedida de la reforma de sus respectivas Constituciones. No creo que
obedezca tan slo al respeto jurdico que a estos pases les merecen sus propias normas
constitucionales sino a algo ms profundo, cual es la necesidad de que los elementos
estructurales de la democracia sean fruto del consenso y no de la imposicin de una mayora
parlamentaria coyuntural al resto de las fuerzas polticas.
Madrid, a veintinueve de enero de dos mil ocho.