Radicalización Del Naturalismo
Radicalización Del Naturalismo
Radicalización Del Naturalismo
* Agradezco a Rom Harr, Valeriano Iranzo, MA Angustias Molina y Esther Romero sus
Rvistn de Filoso/a, 3 poca vol. VIII (1995), nm. 14. pgs. 1t17-I 34. Servicio de Publicaciones.
Universidad Complutense. Madrid, 1995
108 Francisco Javier Rodrguez Alczar
1. Qu es el naturalismo?
saber que hacia de la metafsica la reina de las ciencias ~. Esto ltimo signi-
fica, en primer lugar, que a partir de Kant la epistemologa ocupar la posi-
cin privilegiada que antes corresponda a la metafsica. Pero resulta mucho
mas importante para el tema del presente artculo el hecho de que con esa
sustitucin tambin se modifican las relaciones entre la filosofa y las dems
regiones del saber. La antigua metafsica era, al fin y al cabo, una ciencia (eso
s, una ciencia peculiar por su objeto de estudio y por su forma de estudiar-
lo); en cambio, la nueva epistemologa no es una de las ciencias, sino una (lis-
ciplina exterior a stas. Aparece por vez primera, de este modo, una clara
distincin entre la ciencia y la filosofa, una distincin radical que, excep-
tuando el importante parntesis de Hegel y sus herederos, ha sobrevivido
con escasa oposicin hasta nuestro siglo.
Esta escisin no afecta, desde luego, nicamente a la teora del conoc-
miento. Tampoco la tica, por ejemplo, es una ciencia para buena parte del
pensamiento moderno. En general. se asume que una ciencia de la moral slo
podra ofrecernos una descripcin (en trminos psicolgicos, sociolgicos, his-
tricos o, quizs, biolgicos) de las inclinaciones y las costumbres de los seres
humanos, cuando lo que interesa al filsofo moral no es tanto cmo se com-
portan de hecho los individuos y las comunidades, sino cmo deben compor-
tarse. De forma similar, la epistemologa no tiene por misin primera describir
(como podra hacerlo la psicologa o, quizs, la sociologa) de qu forma ela-
boran realmente sus concepciones del mundo los individuos de carne y hueso,
sno indagar cmo procede idealmente un ser racional en la adquisicin del
conocimiento o, con otras palabras, cmo deber proceder todo ser humano
que quiera escapar a los errores heredados de una tradicin acrtica. As pues.
mientras la ciencia se concibe como una empresa descriptiva, volcada en la ex-
plicacin y en la prediccin de los sucesos de la realidad tal y como sta es la
epistemologa y la tica son disciplinas eminentemente normativas disciplinas
cuyo asunto principal no es el ser sino el deber ser. De ah que en ambas ocupe
un lugar central la nocin de justtficacin.
La funcin justificadora de la teora del conocimiento la ha convertido en
garante de la capacidad de las ciencias para ofrecernos una descripcin y una
explicacin adecuadas de los procesos que se dan en el mundo. No es que el
comn de los mortales (ni siquiera de los mortales ms ilustrados) dudara de
esa capacidad y aguardara anhelante la justificacin epistemolgica para
creer en la ciencia; las explicaciones del epistemlogo han ido dirigidas ms
bien a un personaje escasamente representado en el mundo real pero capaz,
sin embargo, de provocar con sus inquietantes preguntas una respuesta cuan-
titativamente desmesurada. El tal sujeto es el escptico, que pone en duda que
los instrumentos cognoscitivos al alcance de los humanos proporcionen a
stos un genuino acceso a la realidad.
4ss.y 127-128.
Sobre este punto, cfr., p. e., Rorty (i983), l
lo Francisco Javier Rodrguez Alczar
2 Cules sean esas creencias privilegiadas ha sido, por supuesto, una cuestin ampliamente
disputada. As, recurdense las discrepancias entre racionalistas y empiristas acerca dc la natu-
raleza de tales creencias. 6 a Roy Bhaskar como ejemplo de tal postura. Cfr. Bhaskar <1979).
Ms abajo me referir
La radicalizacin del naturalismo 111
2. El naturalismo de Quine
Como acabo de apuntar, Quine es uno de los filsofos naturalistas que
rechazan las dos condiciones iniciales que la epistemologa tradicional exiga
a toda respuesta convincente al escptico. En este apartado voy a describir
sus razones para romper con el programa epistemolgico previo y sus argu-
mentos en favor de una forma alternativa de practicar la teora del conoci-
miento. En un primer momento veremos por qu Quine no considera reali-
zable el programa que hace de la epistemologa una filosofa primera. A
continuacin explicar por qu considera que las ambiciones de ese proyecto
epistemolgico son, adems de inalcanzables, innecesarias.
Muestra Quine de una vez por todas que las pretensiones de la episte-
mologa tradicional son imposibles de realizar? Lo cierto es que Quine no
muestra tanto. Para empezar, no se ocupa apenas de criticar otras tradiciones
distintas de la empirista ni intenta la descomunal tarea de elaborar un argu-
mento vlido contra toda posible modalidad de epistemologa fundamentalis-
ta. Se limita a mostrar que hasta los intentos fundamentalistas ms promete-
dores (a su juicio, aqullos realizados bajo los presupuestos del empirismo)
fracasan iicluso en su forma menos ambiciosa y ms elaborada. Este hecho
proporcionara ya una buena razn para dudar inicialmente del programa
fundamentalista. La estrategia se completa sealando que la bsqueda del
fundamento es, adems de (probablemente) imposible, una misin innecesa-
ria, pues no es preciso encontrar ese fundamento ltimo para llevar adelante
las funciones, descriptivas y normativas, propias de la teora del conocimien-
to (incluyendo la de responder adecuadamente al escptico). Con todo, la
epistemologa naturalista no habr derrotado plenamente a la epistemologa
tradicional hasta que en su propio desarrollo se muestre capaz de encarar
con xito aquellas mismas tareas en que esta ltima fracas.
Los argumentos de Quine contra los ltimos intentos fundamentalistas
aparecen en algunos de los prrafos mas conocidos de su no menos conocido
articulo Naturalizacin de la epistemologao De acuerdo con el relato qui-
-.
anda mal en esa amplia red de teora, pero la falsacin no puede determinar
por s sola qu porciones concretas de la teora hay que modificar para de-
volver a sta su eficacia predictiva 6~ Al cientfico tocar decidir, a la luz de
otros criterios, qu modificaciones realiza en el interior de la teora somelida
a contrastacin para librarla de los fallos predictivos detectados ~.
Cuando esta tesis se combina con la concepcin verificacionista del sig-
nificado (que, utilizando una formulacin quineana. se resume en la afirma-
cin de que el sentido o significado de un enunciado es el mtodo de confir-
macin o confutacin emprica del mismo ~)obtenemos como resultado la
imposibilidad de hablar del significado de cada oracin del discurso cientfi-
co aisladamente considerada. De ah que, si la doctrina del holismo es acerta-
da (y dando por supuesta, al ser admitida tambin por el oponente, la validez
de la concepcin verificacionista del significado), entonces es manifiesta la
imposibilidad de realizar el proyecto carnapiano tal y como ste se formula
en la Aujbau (pues, recordemos. ese proyecto asuma la posibilidad de ofre-
cer una reconstruccin fenomenista del significado de cada oracin de la
ciencia).
Una vez que se rechaza la posibilidad de la reconstruccton racional cama-
piana, existe una slida base para dudar de la viabilidad de la ambicin con-
ceptual del empirismo tradicional. Unido este hecho a la previa renuncia al
proyecto doctrinal de aqul, la versin fundamentalista del empirismo esta,
para Ouine, herida de muerte.
Dado que nuestro autor no espera demasiado de las posiciones filosfi-
cas que tradicionalmente se han presentado como alternativas al empirismo,
es la misma tradicin epistemolgca la que se encuentra en la picota. La al-
ternativa de Quine tiene como punto de partida la renuncia a seguir viendo
en la teora del conocimiento una filosofa primera que intenta fundamentar
desde fuera el conocimiento cientfico. La epistemologa se concibe ahora en
continuidad con la ciencia y libre para hacer uso de la informacin propor-
conada por sta:
Otras formulaciones, en general bastante similares aunque con distintos nfasis, de lo que
1)-PP. 2172 y 85.
Ouine enjende por naturalismo se encuentran. p.c., en Quine (195
La radicalizacin del naturalismo .115
~ Gibson (1987), 57, distingue tambin dos usos, positivo y negativo, del trmino natura-
lismo en la filosofa de Onine. Sin embargo, tanto mi caracterizacin de estos dos aspectos del
nnturalisn,o como mi utilizacin de la distincin difieren en buena medida de las de Gibson.
La radicalizacin del naturalismo 117
Aunque los dos sentidos expuestos son independientes el uno del otro
(as, es perfectamente posible que alguien que abogue por N1 no simpatice
total o parcialmente con los compromisos vinculados a N2) 16, Quine no dis-
tingue suficientemente entre ambos ~. De ello deja constancia la argumenta-
cin quineana en Naturalizacin de la Epistemologa. Los argumentos all
esgrimidos (concretamente, los dirigidos contra la reconstruccin racional
carnapiana) son argumentos que favorecen N1, pero no necesariamente N2: la
constatacin del fracaso del ltimo gran intento fundamentalista apoya la
idea de que puede merecer la pena probar suefle con una epistemologa cien-
tifica que se inicie con el estudio de cmo proceden los seres humanos en la
elaboracin del conocimiento; pero de ah no se sigue que el modelo de cien-
cia en cl que se inspira la nueva epistemologa tenga que ser el de una cenexa
natural entendida en clave fisicalista (y no, por ejemplo, el de unas ciencias
sociales con metodologas significativamente diferentes a la de la fsica); ni
que sea la psicologa emprica (y no, por ejemplo, la sociologa o la historia)
la ciencia que proporciona sus materiales a la epistemologa naturalizada.
Todos estos componentes del naturalismo quineano brotan de convccones
que Quine ha adquirido por vas (en algunos casos, el influjo positivista) dis-
tintas a su polmica con el fundamentalismo epistemolgico. Sin embargo,
Quine salta hasta N2 desde los argumentos en favor de N1 sin hacer explcitas
las premisas que justificaran el salto. Este salto en la argumentacin se pro-
duce subrepticiamente, por ejemplo, en varios pasajes de Naturalizacin de
la epistemologa en los que Quine, tras rechazar la viabilidad dc la recons-
traccin racional de Carnap, concluye sin ms argumentos que la epistemolo-
ga alternativa ha de ser una seccin de la psicologa emprica, ignorando
otras posibilidades:
< Hookway afirma con toda la razn.- (...) alguien podra estar de acuerdo con Quine en
que la filosofa debera ser considerada una parte de la ciencia y, al mismo tiempo, rechazar por
excesivamente pobre la visin cientfica de la realidad que el propio Ouine defiende (Hook-
way, 1988,55).
Como comprobaremos ms abajo, Quine reconoce que la opcin por el fisicalismo es
4. Orden de prelacin
5. Naturalismo y normatividad
esp. caps. 1-4. Proctor (1991) ofrece un amplio muestrario de diferentes objetivos <extrnsecos
(polticos, morales, etc.) atribuidos a la ciencia a lo largo de su historia.
27 En las lneas anteriores he utilizado la misma terminologa que (ioldman (1985, 29-41).
Este autor ha distinguido entre tres concepciones de la epistemologa que, aunque habitual-
mente consideradas antagnicas, l prefiere tener por complementadas. Estas tres concepcio-
nes son denominadas por l, respectivamente, epistemologa descriptiva, epistemologa analtica
y epistemologa normativa. La primera concepcin (la nica, por cierto, que Goldman, erronea-
mente, atribuye a Onine ibid., p. 31) se ocupa de identificar los procesos, individuales y socia-
les, de adquisicin dc conocimiento. Misin de la segunda es el anlisis de trminos epistemo-
lgicos clave, como conocimiento>, racionalidad o justificacin>. La tercera tiene a su cargo
tareas tales como la evaluacin de creencias y la recomendacin de estrategias epistmicas.
Goldman observa correctamente que el rechazo por Quine del anlisis conceptual se-
para de torma importante su propia cuncepcin de la epistemologa de la quineana. Cfr. GoId-
man (1985). 33.
124 Francisco Javier Rodr4guez Alczar
Quine encuentra tan difcil la papeleta que rechaza que la tica normativa pueda alcan-
zar ninguna forma de objetividad semejante a la cientfica. En esto consiste bsicamente la tesis
quineana de la endeblez metodolgica de la rica (cfr. <On the Nature of Moral Values, en
Quine. 1983. PP. 55-66). El carcter <light de la normatividad epistemolgica puede interpre-
tarse precisamente como un intento de librar a la epistemologa naturalizada de esa endeblez<.
126 Francisco Javier Rodrguez Alczar
32 Este presupuesto es, por cierto, bastante caro a Ouine. As, en Las races de la referencia
~ Bhaskar (1979), 2.
~ El naturalismo de Thomas es, por otra parte, moderado en tanto en cuanto su defensa de
un estudio cientfico-natural no excluye otras metodologas. Adems, Thomas insiste en que
slo es posible defender la posibilidad de un estudio cientfico-natural de la sociedad si previa-
mente se han abandonado varios supuestos empiristas sobre las ciencias naturales. Cfr. Thomas
(1979), esp. 1-12.
41 (Sfr. Bhaskar (1979), esp. 1-23.
42 En el sentido que Bhaskar da a la palabra (vid supra); no, insisto, en el que vengo consi-
zadas por este filsofo, aquella doctrina de acuerdo con la cual no hay cam-
bio sin un cambio en las posiciones o en los estados de los cuerpos 43. De
esta doctrina se sigue que la materia objetiva del conocimiento (sus facts of
the manero) est formada por estados fsicos elementale& Y de ello concluye
Quine que la explicacin cientfica de cualquier hecho consiste, en ltima
instancia, en la descripcin de los cambios producidos a nivel microfsico.
De ah que la ciencia deba procurar, siempre que sea posible, la sustitucin
de cualquier otro tipo de lenguaje por un lenguaje construido exclusivamente
a partir del vocabulario de la fsica ~ Por desgracia, siempre segn Quine, en
determinados mbitos cientficos esta sustitucin est lejos de poderse reali-
zar. Uno de estos mbitos es el de la psicologa; otro es el de la semntica.
Pero en ambos casos disponemos, sin embargo, de un nivel intermedio que,
sn suplantar al microfisico, supone un considerable avance (por estar abierto
a estudio intersubjetivo) sobre un estadio puramente mentalista de descrip-
clon. Se trata del nivel de la conducta. La traduccin a trminos conductuales
de nuestro discurso acerca de estados y sucesos mentales nos permite ase-
gurarnos de que, en ltima instancia, hay una realidad objetiva compuesta
por estados y sucesos microfsicos a la cual nos estamos refiriendo, aunque
la descripcin de esos estados y sucesos fsicos no se encuentre a nuestro
alcance:
quen parece aplicable sin reservas tanto a la ciencia natural como a la ciencia
social y a los diversos modos de argumentacin normativa ~ Y es probable
que un anlisis ms detallado de los mtodos en cada uno de estos mbitos
ponga al descubierto ms analogas parciales entre unos y otros. Pero esto no
es lo mismo que resucitar el viejo proyecto positivista de la unidad del mto-
do. Este proyecto, en efecto, exige de las distintas ciencias que compartan
pautas metodolgicas bastante ms especficas que las que se siguen de la te-
sis del holismo. Con otras palabras, aceptar una concepcin general holista
de la justificacin es compatible con la reivindicacin antipositivista de un
pluralismo metodolgico para las ciencias sociales 50
En cualquier caso, la conclusin principal de este apartado es que, de
acuerdo siempre con el espritu de N~, el grado de continuidad metodolgica
existente entre las ciencias sociales y naturales no es algo que deba determi-
narse a priori, sino a remolque de la evolucin de la prctica cientfica efecti-
va. Pero, por otro lado, esta ltima afirmacin no debe interpretarse como
una forma de conductismo epistemolgico conformista. Antes bien, y en con-
sonancia con lo afirmado en el apartado anterior, la renuncta a imponer a
priori un mtodo al cientfico no significa renunciar a la normatividad, sino
abogar por un intercambio (que podramos llamar dialctico S si la palabra
no estuviera tan filosficamente cargada) entre la epistemologa naturalista y
la ciencia. En este intercambio, el epistemlogo aprende de la prctica real
de la ciencia antes de sentirse capacitado para discutir la idoneidad de los
procedimientos cientficos, pero luego se encuentra tan legitimado como
cualquier miembro de la comunidad cientfica para dejar or su voz en las
disputas metodolgicas.
logia naturalizada y a la ciencia. Pero, en primer lugar, el naturalismo no se deduce, sin ms del
holismo (pues ste proporciona, como hemos visto, slo un apoyo parcial e indirecto a aqul);
en segundo lugar, la afirmacin de la necesidad de un mbito trascendental que hable de la
ciencia sin estar en conlinuidad con ella es incompatible con lo postulado por el naturalismo
quineano (N<) y hara inconsistente, por tanto, el sistema de Quine. Las opiniones de Roth so-
bre el particular se encuentran en Roth (1980), 431 ss,y Roth (1984), 218 ss.
~ (Sfr., de nuevo, mi artculo Naturalized Epistemology and the ls/Ought Gap.
Una defensa de ese pluralismo metodolgico se encuentra en Roth (1987).
El adjetivo es usado, en un contexto similar, por Shimony (1 987b).
132 Francisco Javier Rodrguez Alczar
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