El Triunfo de La Muerte (Selección de Relatos Cortos)
El Triunfo de La Muerte (Selección de Relatos Cortos)
El Triunfo de La Muerte (Selección de Relatos Cortos)
La presente obra se escribi entre los meses de enero de 2014 a febrero de 2017.
Esputo al santo
Quien no salva, si no es alabado....
Tewalos Doduar
3 de febrero de 2011
PREFACIO 1
VANIDAD DESMESURADA 10
I 11
II 15
III 19
IV 20
V 23
VI 25
VII 26
VIII 29
IX 34
X 35
XI 37
XII 39
XIII 40
XIV 43
XV 47
XVI 49
XVII 53
SUICIDA MANIFESTO 56
I 57
II 60
III 63
IV 65
V 69
VI 74
VII 81
EL MONLOGO DE ALBN. 89
CUADRO PRIMERO. 90
CUADRO SEGUNDO 101
CUADRO TERCERO 114
CUADRO CUARTO 122
CUADRO QUINTO 128
CUADRO SEXTO 139
I. EL ESNOBISMO 141
II. LA PERFECCIN 156
III. UNA CALLEJUELA 170
IV. VACO 179
V. CERO, A LA IZQUIERDA. 185
VI. LOS DOS SUICIDAS 190
AUTOTROFISMO 208
I 209
II 210
III 225
IV 227
V 234
VI 239
VII 245
VIII 249
IX 254
X 255
XI 259
XII 260
XIII 265
XIV 267
XV 270
XVI 272
XVII 274
XVIII 276
XIX 279
XX 282
XXI (EPLOGO) 288
EL TRIUNFO DE LA MUERTE 293
Pero no hay tal. No sobra sealar que para morir hemos nacido.
Y aquella felicidad, aquel hedonismo, aquel nihilismo que
perseguimos a lo largo de nuestra existencia, no son ms que
excusas para olvidarnos momentneamente de aquella cuenta
regresiva que nos atormenta desde el instante mismo de
nuestro nacimiento.
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Las cinco historias que componen este libro, intentan explorar los
confines caprichosos de eso a lo que llamamos la muerte.
Haciendo uso de aquella imagen que ilustra a un galeno
sosteniendo a un enfermo, queriendo arrancarle de los brazos
de la muerte, es menester sealar que cuando el juramento
hipocrtico se agota, aquella sale victoriosa. Pero en realidad
recupera su lugar, pues, solo de lo muerto puede emerger lo
vivo.
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Habr acaso una Muerte buena y una muerte mala? Tal vez
todo sean meras elucubraciones; y quiz la materia
experimente con s misma produciendo rocas, o mamferos, sin
existir realmente importancia mayor de lo vivo sobre lo muerto.
Sin embargo, deseamos vivir, sea lo que ello signifique, y por ello
mismo, estamos dispuestos a asesinar. Qu crueldad la muerte
naturalizada! Sin embargo volvamos a la raz de este asunto: si
matar para alimentarse es en s misma una contradiccin, es
necesario sealar una pregunta dramtica: acaso no poda lo
vivo devenir en algo eterno, extenso, universal, ubicuo,
inmutable y trascendental? La vida no podra inventarse de
esa manera?
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El triunfo de la muerte
I
Ahora que no han dejado nada de m en aquella
herrumbrosa senda de las amalgamadas penas, ahora que mi
alma fluye por el pasado queriendo revivir el presente, y las
partculas que hicieron mi carne yacen en los cuernos del alce
Yo le miro. Le sigo por la duna y le espo incesante. Con el fierro
de mi espritu trato de darle caza y esperar que retorne a mi
cuna lo que siempre ha sido mo.
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II
Quin dice que el mar es una extensa mancha de agua que
nos separa? No yo, s: t.
El mangle tiembla por la brisa. Sus races refugian los miedos que
trae la marea. La sal se endulza. Ya nada es como antes, dice
el viejo descalzo a la orilla del camino con sus barbas de tres
das irradiando destellos de luz brillante que confunden el nimo
de los insectos. La autopista se cubre de los mortecinos, hijos de
la imprudencia. Los peces se asfixian. l recuerda los aos del
colegio, distantes y con olor a hongos aejos, abatirse entre los
muros de un encierro que solo disciplina para la miseria.
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Esta agua, s tiene sal.... esta agua tambin tiene sal el agua
solo tiene sal. Baja por la garganta y quema. Solo aumenta la
sed y arroja al abismo. El abismo de los ojos cerrados. Nadie vio
nada. Nadie lo supo tampoco. Es un hecho inexistente porque
nadie puede dar fe de l. Pero la sal lo corroe. Le llena de
ansiedad, de rabia. Le hace ms humano que de costumbre. Le
convierte en masa, presa de su salinidad.
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III
Lanzas, prestigio, putas, carne, vino y tierra. Qu ms puede
desear un hombre! Poder es el hecho sustancial que redime al
sujeto annimo. El anonimato es carecer de nombre, aunque se
tenga uno. Anonimato y poder, poder y anomia. Solo basta que
el poder se riegue por entre las venas del hombre annimo para
que este sienta el influjo de las necesidades ms humanas y
arrase con todo. Sin creer en nada, ni en s mismo, la anomia se
convierte en pasmosa anomala.
Poder anmalo sobre el aire que respira, sobre el suelo que pisa,
sobre el monte que escala, sobre la planta que lo alimenta.
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IV
De la frontera del pensamiento emanan los vapores de lo
irracional. Seales de humo. Puentes milenarios que son
transitados con vergenza. Manojos de cereal escapando por
entre los dedos para comprar la libertad del esclavo. Porque es
ms peligroso dar la mano al pobre de espritu que pan al pobre
de riquezas. El uno te muerde, pero el otro te vende.
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V
Vuelan las aves y siguen de largo, derramando su canto,
dejando su alma en mejores tierras, abandonando el pasado
con cada movimiento. Y se van, y les miro marcharse,
recordando esos das cuando se posaban, cuando queran
posarse, cuando haba alimento y la brisa brotaba desde los
suelos, cuando las nubes se quedaban dejando la lluvia,
cuando la lluvia se quedaba alimentando las flores.
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VI
Te regal la muerte, en el momento justo que te vi. Morir para
yacer vivo. La memoria de los muertos. Los muertos
deambulando por la noche, a lo largo del camino,
conversando entre ellos como si nada hubiera pasado.
Comentan el clima, y a pesar que la luna rige el viento helado
que sacude las plantas, conversan de lo hermoso que golpea el
sol sobre el valle.
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VII
El fretro desciende por entre un manto de tierra que en el
fondo del hoyo luce hmeda. Es como asomarse a la boca de
una botella e imaginarse que poco a poco se desciende por
ella, quedando atrapado para no poder salir nunca de all. Da
resplandeciente. Yendo de adelante hacia atrs, recuerdo los
visos prpura de la tarde que recorren el cielo. Un viento helado
surca las calles del lejano pueblo donde nac, y las personas
caminan desprevenidas haciendo al tiempo retroceder, sin
tener claro qu harn unos minutos antes.
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VIII
La msica choca en el fondo de un bar. Me lastima tanto! No
solo porque es una disfona de acordes tumultuosos que
escapan al viento para perderse y no ser disfrutados nunca ms,
sino porque les escucho a la distancia sin lograr entenderles.
El miedo a volar las aterroriza. De todas las mascotas son ellas las
que solo sienten miedo. No baten sus rabos a nadie, no
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Aqu todo es fro. Fras las miradas y las gentes fras, debajo de
sus tibios ropajes hechos con frialdad en las maquilas distantes
en las que frvolos capataces pagan a precio de miseria los
cortes, las costuras, los planchados y los embalajes de una
mercanca que no difiere de la carne de cultivo: engordada,
rasurada, cercenada y enlatada.
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IX
Que se pudra el hacha aunque el leador y su familia entera
mueran de hambre... en la copa del frondoso alzarn las aves
sus almas, sus vuelos entrenzados, sus cantos entrinados, su
marchar por los aires y Gabrielavillado yo, les ver asomarse
por la maana ante mi ventana, cantar infinitos, una y otra vez,
por enteras generaciones, mientras el horno calienta el hogar...
una madrugada cualquiera una madrugada ms a salvo del
dao del gran talador de trascendencias!
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X
Esperarte sobre el andn muerto de la va por la que solo
transitan seres impersonales. Esperarte. Una tarde de sol
anaranjado en la que las araas se descuelgan buscando mejor
destino.
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XI
Como el hielo derritindose entre mis manos, como el fuego que
quema mientras consiente y abraza, el viento tocando el rostro,
la sangre fluyendo, lo vital perdurando y ese momento
excepcional erguido sobre la roca dura soportando el azote de
la lluvia.
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XII
El tiempo ha pasado lento, pero sin darme cuenta se ha ido. Le
dejo marcharse. Es la ltima sustancia que al desaparecer,
mostrando la espalda, se aleja.
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XIII
Verdad inexorable que un amor es sufrimiento, vanidad,
envilecimiento, una hoja que se desprende de nuestras vidas y
cayendo en silencio, quebranta una ley inexorable: la del alma
en paz, la de la quietud y la calma, la del paso silencioso de la
multitud que nos inunda, la carencia de barullo, el fruto de una
celeste cadencia que recorre el firmamento sin importarle el
mundano clamor de los humanos.
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XIV
Este espacio lmpido e imperfecto del que escapan todas las
cosas, al que se le asla cada instante para convertirlo en
territorio inexplorado.
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XV
Permanezco al borde de mi propia costa, sentado mientras la
brisa es indiferente a mis quejumbrosos pensamientos. La arena
cubre mis pies y por la carretera vuelan los otros, sapientes seres
perdidos en los intrincados rizos de sus vidas hechas jirones, sin
parar siquiera a echar un ojo, sin mover su rostro para ver cmo
me alejo por el retrovisor de sus coches.
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XVI
Los dragones milenarios, reminiscencias simblicas de antiguos
reptiles gigantescos que ya no proveen ni carne, ni huevos, ni
miedo. Yacen sus restos petrificados bajo el suelo; ora caliza
dura que resiste lentamente pero con persistencia el embate del
tiempo, ora licuefaccin viscosa que ennegrecida por los eones
yace atrapada a espera de ser descubierta por algn
bonachn de sombrero de copa y frac.
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XVII
Sentado sobre mi lecho improvisado con cartones. Guardo el
espejo en mi bolsillo. Lanzo un suspiro y con pereza acerco a m
ese envoltorio arrebolado, plagado de pertenencias sin valor
que yace en el suelo a pocos centmetros de m. Busco en l
con un poco de desesperacin pero satisfecho porque el
aguacero nocturno no logr mojar las cosas que en l haba.
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I
La tarde choca contra el cristal de mi habitacin; el sonido
distante de las calles, all abajo, a lo lejos revela la existencia de
mis extraos y desconocidos congneres: un pesado
pensamiento me embarga, pero por desgracia mi nimo no es
congruente con l
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II
No temo a la sangre, pero me parece una sustancia
innecesaria. Si las maneras humanas nos parecen por lo menos
brbaras solo hay una barbarie fundamental: la que rige la
naturaleza misma.
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III
Imagino cmo todo transcurre ms all de mi cabeza. Intento
hacerme consciente de aquella porcin del universo que no
pude saber de su propia existencia. La mayor parte del cosmos,
quiz! De nuevo me embarga esa sensacin de pequeez que
me hace sufrir al saberme incapaz de alcanzar los astros,
tomarlos entre mis manos y hacer malabares con ellos mientras
sus lenguas de fuego intentan escapar por entre mis dedos
sus planetas y satlites, sus cometas y asteroides tibios se
suceden al danzar de mi propia danza, como trenzas galcticas
que se tejen a s mismas como en busca del ms armonioso de
los patrones
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IV
Todo muere todo muere todo muere indefectiblemente se
agota el sol y las tardes se abruman con su ausencia el fro
colma las paredes de este extrao paraje y perdido en medio
de una inmensa nada descubro que todo muere
Mueren las aves, los venados, las montaas y los mares, las
calles colmadas de gentes se abandonan a su silencio, las
estrellas desaparecen en la distancia profunda sin que
podamos saber su an existes, o si en una explosin fatal se han
convertido en polvo errante que se difumina hasta desaparecer
de todo recuerdo.
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V
Solo los ignorantes pueden ser autnticamente felices, pues la
ignorancia es la imposibilidad de relacionar el sufrimiento con la
manera de superarlo. El ignorante desconoce las causas de su
desdicha y por ello le parece un accidente La sufre, una y
otra vez, pero en ello no encuentra explicacin y as termina
vinculando demonios, espritus y deidades con los accidentes
de su propia existencia, que es, por mucho, un accidente en s
misma.
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VI
Si la muerte es una manera de negacin, para el infeliz sera
semejante a una forma de separarse de toda posibilidad de
desdicha.
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Cada imagen borrosa es matizada por una sonrisa, por una piel
prstina y suave, por un placer simple que cuesta algunas
monedas y que podr alcanzarse con tan solo salir de la casa,
extender la mano y arrancarlo y llevarlo a la boca. Veo
entonces, calle arriba, los andenes adornados por rboles
inmensos, verdes e intensos que florecen todo el ao,
emanando de ellos frutos estupendos. Una mirada de especies
arbreas se alza por doquier, y de cada una de ellas pende
una particular fruta exquisita que a su paso, cada cual arranca
para alimentarse tarjetas de crdito que alimentan el alma
talonarios, cheques, vales y promociones que ensalzan el ego y
esculpen la felicidad
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VII
Es casi media noche pesadamente me dirijo a la ventana: los
gritos lastimeros de un hombre le obligan a asomarme; y all,
abajo en la calle, observo cmo va y viene, agarrndose la
cabeza como si hubiese visto la desgracia ante sus ojos.
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Afuera los perros allan la brisa hace rugir los tejados, el fro se
apodera de las pieles de los incautos sin techo Por un instante,
luego de retirarme de la ventana, antes de cerrar los ojos,
llegu a sospechar que todo esto podra quiz, haber sido un
sueo del que tarde o temprano despertara
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Personajes:
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Cuadro primero.
(Albn permanece de pie frente al pblico, vestido con un traje
hecho de papel peridico reciclado, sostiene un sombrero en su
mano derecha y en el antebrazo izquierdo su ruana. De esa
misma mano cuelga un maletn con cerraduras. Al fondo se
divisa un paisaje hecho en el mismo material que simula el
paraje de un parque. Una luz se posa sobre l y acta como si
estuviese perdido).
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Cuadro segundo
(El fondo ensea una especie de gruta. Albn permanece
sentado en ella, y al fondo una fuerte tormenta se hace sentir
con el sonido de sus gotas cayendo y de los truenos que se
desprenden del cielo. Albn tiene encima su sombreo y su
ruana. Su maletn cerrado permanece al frente suyo)
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Esto, para que nadie pudiese sospecharlo si tal vez tras de todo
ello hubiese una intencin diferente: si deca deseo comer
helado, no podra haber la menos posibilidad de que
significase otra cosa.
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Cuadro tercero
(Albn permanece de pie y eventualmente da un paso hacia
adelante o hacia atrs, mientras el fondo se mueve
constantemente como ilustrando su paseo por aquel parque.)
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Ninfa: y adentro?
Albn: Adentro nos consumir el pesimismo. Descubrir que la
existencia es una roca que cae hasta el fondo de un profundo
lago, y all se cubre de limo hasta desaparecer en las tiniebla,
lejos de cualquier luz, nos llenar de tormentos. No poder ser
libres si no es en la celda de nuestro propio monlogo, no poder
liberarnos sin trasgredir nuestro mundo, no poder estar en paz
aun cuando la paz pareciera acompaarnos. En fin hace
calor! En realidad es as, o tan solo estos pensamientos me
ponen en un estado de excitacin intolerable?
Ninfa: mejor?
Albn: Un poco, s Uf! As que, nuestras lombrices me
recuerdan cmo es inefable aquello que nos atormenta,
porque todo est all para producirnos molestia de uno u otro
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modo. Para qu molestarse por vivir, si cada cosa que nos toca
nos arrastra a una forma de sufrimiento? Igual que esos
pequeos gusanos de tierra arrastrndose para huir de la
sofocante inundacin. No puedo dejar de pensar, por ejemplo,
en la triste vida del burrata vapuleado por sus superiores y
despreciado por su clientela, debe esperar aos, que a lo
menos le parecern eternos, para disfrutar de una pensin que
solo anuncia el fin de sus das. Qu hace el pensionado?
Aguardar la muerte. Como aquel personaje de Dostoyevski,
tratando por todos los medios de ser reconocido, pero a la vez,
presa de una ruina que le arrastra cada vez ms abajo. Cules
son los esfuerzos que nos quedan? Dime, conoces alguno que
valga la pena?
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Cuadro cuarto
(Albn se ha acomodado junto al rbol. Las aves cantan por
doquier y frente a s nuevamente est su maletn)
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El terror por todos los medios y con un solo autntico fin ltimo:
demandar la obediencia de sus sbditos. Sin esa obediencia, los
gobiernos se derrumbaran y a cambio, las multitudes deberan
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Cuadro quinto
(Albn se mueve por entre un basurero. Llega hasta una choza
hedionda que l mismo ha adaptado. La escenografa muestra
un arrume de objetos en desecho, un sof destruido y algunos
trapos que parecen cobijas)
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Tal vez la nica razn para detenernos en esta travesa era que
t entendieses por qu estamos aqu: para aborrecer
precisamente la pequeez de nuestra existencia y la prdida de
nuestra dignidad. Millones de emperadores, de sabios y de
polticos se han abrogado el derecho a quitrnosla poco a
poco Pero t sigues encomendndote a los ngeles pues
temes que la inclemencia derribe este rancho que he fabricado
o que el fro penetre tanto en tus huesos que te impida dormir a
gusto. Djame decirte: si estamos aqu hoy, justo ahora, es para
deshacernos de esos miedos prefabricados y enfrentarnos a la
nica realidad esencial que podemos afrontar con dignidad
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materia oculta tras esta dulce voz de la que jams has podido
deshacerte por completo (La voz de Ninfa cesa por completo
luego de hacerse completamente distante).
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Cuadro sexto
(La nubosidad alrededor de Albn se disipa. En lugar del
rancho, los vejestorios y el sof, se muestra una habitacin vaca
que evoca la de una clnica y all est Albn vestido con una
tnica sobre una silla de ruedas, adoptando una postura
catalptica y mostrando en su rostro las facciones de un
marcado dolor y desubicacin. A su lado, est una mujer quien
bebe de una botella con agua y a continuacin la introduce
entre los labios de Albn hasta mojarlos con su contenido.
Ambos lucen en sus cabezas extraos artefacto que se
conectan mediante tubos. Ella empieza a hablar con la voz de
Ninfa).
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I. El Esnobismo
Estbamos sentados ante la mesa, en un bar recndito, oculto
a los ojos de los mortales, protegido por la msica "underground"
de algn grupo de nombre indescifrable: sus notas quiz
evidenciasen rastros de jazz, msica experimental o simple y
decadente ruido.
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Pero ella sabe que con una mirada me lo dira todo. Por un
segundo nos quedamos sentados en la mesa, en silencio pues
la msica del bar ha cesado. Gabriela roz sutilmente la mano
de Willem y nuestros ojos se encuentran con una aceptacin
obligatoria, pues hemos acordado que no somos dueos el
uno del otro.
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II. La perfeccin
Que si la perfeccin existe? Esta es una cuestin de mera
consonancia. De poner de acuerdo dos loros y hacer que
canten al unsono el himno nacional; es tan sencillo como eso.
Usted podr resolverlo y no dudar que aunque exista una
posibilidad entre "ene a la cien, la condicin de perfeccin
podra presentarse.
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IV. Vaco
Es un sinsentido negarse a percibir el vaco que habita cada
espacio al interior de uno mismo. Y no me refiero al vaco en la
forma de la soledad, el abandono o todas esas cosas que
comnmente percibimos. No. El vaco, en tanto incapacidad
para comprender a los dems, de entenderles, de
hermanarnos, de solidarizarnos.
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V. Cero, a la izquierda.
Ya no existen ni el futuro ni el pasado.
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Por ello, fui solo un accidente del presente. No fui ms para ella;
ni un recuerdo agradable del pasado ni una tibia expectativa
a la vuelta de la esquina, en el futuro. Primero, descubr con
sorpresa que ha olvidado casi todo lo que antao llenaba
nuestra presencia de significado.
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No creo que pueda llegar vivencia que reste por ser vivida. He
permanecido estos aos como en un gran banquete,
saboreando cada cosa que me ha dado curiosidad, y aunque
no lo prob todo, al menos s qu se esconde tras su apariencia
jugosa y su aroma exquisito.
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I
Algunas cosas han de desvirtuarse primero: las tecnologas del
yo, algunos aspectos de la bio-tica, ciertos instrumentos de
control colectivo e individual, y en general las conductas y las
tcnicas de depredacin Estar listos para transformar el
mundo implica estar listos para transformarse a s mismos. La
superacin de la egolatra solo puede aceptarse si la egolatra
misma ha declinado por completo.
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II
El doctor Drek ha llegado primero a la sala de reuniones, pues su
anterior labor termin antes de lo acordado. Uno a uno,
ingresan desprevenidos aquellos a quienes ha citado, dando
especial muestra de puntualidad y respeto hacia el director del
Instituto.
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Martha?
Alguien al final de la fila derecha, levanta su mirada,
observando fijamente a los ojos de Drek
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III
Sobre las tres de la tarde las puertas de la sala de juntas se
abren automticamente despidiendo un silbido suave. Collins
sale primero, en silencio, tratando de lucir lo menos abatido
posible Otros tantos le siguen como si se tratase de una
marcha robtica de seres que quiz solo estuviesen
programados para demostrar la sobriedad de un desfile
fnebre. Pareciera que desean huir cuanto antes. El Doctor Drek
permanece sobre su silla, en silencio. Martha abandona
tranquilamente la sala, pero sin ocultar que una procesin
empuja desde la parte baja de su vientre hasta trancarse en su
garganta.
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Lo han logrado
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El triunfo de la muerte
IV
La sala de comunicaciones est abarrotada. Pocas veces la
muchedumbre de cincuenta personas que conforman la
mayora del equipo se ha conglomerado en el reducido
espacio con el nimo de acompaar una conversacin tan
simple.
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Ms demora y ruido
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Doctora me ha escuchado?
S, s Si no estoy mal tardaramos cerca de un mes
escaneando en estndar y dos meses en baja
Afirmativo Pero recuerde que la mitad de las muestras ya
fueron revisadas.
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V
Tal vez era un acto de ingenuidad esperar que las mquinas
llegasen a hablar. No solo aterrorizaba a muchos Era
tcnicamente engorroso; y ahora, aqu en medio de la nada,
debo gastar mis dedos introduciendo comandos desde este
teclado. Dios! Qu calor hace! A ver a ver. ajustar
parmetros de temperatura Perfecto.
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()
Barrimore?
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()
Hola Franco
Disculpe que no reconozca su voz Ya sabe: aqu escucho
solamente una seal plana transducida con el mismo timbre. Me
resulta imposible.
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VI
La parte baja de la hondonada est cubierta por pedruscos
que podran deslizarse con facilidad. Algunas veces los
remolinos de viento los remueven como si se tratase de bolas de
heno. A simple vista es fcil determinar que se trata de
formaciones jvenes. Ms abajo, una versin compleja del
caldo fundamental es azotada por los vientos glidos que
descienden desde las montaas.
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Despierta!
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Franco re estrepitosamente
No es un asunto muy inteligible para un operador de radio
Ehm Barrimore titubea. La seal plana le obliga a asumir que
es una broma y no un comentario ofensivo. Recuerda que esta
tarde debers comunicarte con el asistente de la doctora
Martha.
Lo tengo claro, gracias por el recordatorio. En estas
condiciones no faltara a una cita por ninguna razn.
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Pilotea la sonda hasta posarla en otra orilla del mismo lugar. Esta
vez la muestra es congruente con los datos del escner. Es
guardada. Un solo espcimen es suficiente. Es arrojado dentro
de un diminuto tubo que contiene nutrientes.
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VII
()
Las muestras que has compaginado son excelentes, Franco.
Deseamos saber si mientras el escaneo avanza, podras
enviarnos algunos paquetes de informacin para empezar a
realizar las clonaciones.
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Exactamente
()
Enviar cuanto antes algunos datos.
Por favor enva una seleccin de cinco especies tomadas
aleatoriamente.
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VIII
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Todas las pruebas han concluido con absoluto xito, tal y como
lo puedo ver en estos reportes
Es correcto, Director hemos garantizado menos de un uno
por ciento de ataques a clulas benignas y una efectividad
superior al noventa y nueve por ciento para los ataques con
soluciones letales a las clulas malignas. La probabilidad de que
un incidente descontrolado arrase nuestras clulas o deje
prosperar las nocivas es del menos del cero-pun to cero uno
por ciento.
Doctor, djeme decirle que estamos gratamente sorprendidos
pues esta compleja configuracin es el resultado de aos de
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IX
Tenemos errores en el mdulo 75-a es un subgrupo de la
variedad B De all suceden los sub-subgrupos mil
cuatrocientos cincuenta y uno hasta el tres mil cuatrocientos
sesenta y siete
Sabemos en qu consisten las fallas?
Al parecer se debe a compilaciones en la programacin. Estoy
intentando depurar los cdigos por subgrupos hasta detectar en
dnde se detienen las rutinas.
Alguna otra novedad?
Ninguna; por cierto: los diseos de los grupos A y C
funcionan de manera impecable. Inicio la produccin masiva?
Estamos planteando nuestras propias pruebas para depurar el
cdigo en los mdulos que usted nos ha planteado, Franco. Por
favor hganos saber de cualquier error nuevo o de cualquier
avance en la solucin.
As lo har.
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X
Franco realiza sus propias pruebas Ha programado el equipo
bio-qumico de a bordo para producir un pequeo lote con el
fin de verificar el funcionamiento del arsenal, sometindolo a
funcionamiento bajo microscopio.
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La radio suena:
Franco, me copia?
Tan claro como si tuviese una caja de galletas parlanchina al
lado
Hemos realizado las pruebas sobre los tipos B No hemos
detectado fallas en los mdulos.
Se debe entonces a fallas de transmisin replica Franco.
Sin duda; debemos revisar los protocolos de comunicaciones,
mas como te he dicho, no tenemos realmente ningn problema
serio.
Recin acabo de realizar algunas pruebas. He replicado unas
pocas unidades segn lo establecido en esta fase He tomado
ejemplares que durante el control fueron exitosas, as como
unidades resultantes de cdigos corregidos. Luego he puesto a
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XI
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XII
Nuevamente la sala de comunicaciones est abarrotada. Un
silencio frugal se espacre entre los asistentes, y los rostros plidos
denotan la preocupacin que los ha embargado.
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Sigues ah?
S doctor Franco suena especialmente abatido. Espero sus
instrucciones.
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XIII
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XIV
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Franco despierta.
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XV
Barrimore, responde
()
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XVI
Una y otra vez los mandos son operados para que la sonda se
acerque y se aleje de cada uno de los puntos en los que debe
descargar su contenido. Tratndose del lago que aloja los
especmenes ms preciados, ha desechado la posibilidad de
realizar vuelos automatizados.
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XVII
No s qu podr esperarme.
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XVIII
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XXI (EPLOGO)
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I. Von Stahl
Corra el ao mil novecientos sesenta y cuatro. En la silla papal
se sentaba un regente quien funga de salvador: Pablo VI. Se
dice de l que su actitud renovadora y de dilogo con las
distintas facciones de la iglesia le habra valido lo suficiente
para morir envenenado. Otros dicen que tan solo falleci, y
punto. No importa, es cierto simple y llanamente, que su Dios le
llam a calificar servicios y atrapado en la evaluacin de sus
pesares, desavenencias y pecados, se ha quedado unos
buenos aos sin resucitar.
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Pero Von Stahl tena un par de cosas que esconder a los ojos de
la pulcra nacionalidad de la que era hijo: sus ideas y el
asesinato de su esposa. De lo primero hablaremos ac y de lo
segundo simplemente diremos que haba pasado ante las
autoridades como accidente y Von Stahl, sabiendo que no lo
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As, con el paso del tiempo Von Stahl sobrevive al clima tropical
que, aunque no se admita, reina tambin en la capital, y con
cierta nostalgia recuerda su patria cada vez que en lugar de
nevar, llueve. Sin embargo se sorprende de cmo los naturales
de esta patria, an boba, ms bien retardada o al menos
bastante atontada, se ufanan al decir la palabra invierno
cuando unas gotitas de agua se descuelgan sobre sus cabezas:
quiz aspirando a que con esa sola palabra los deterministas
geogrficos pasen por alto que en el trpico capitalino s es
posible que surja algo llamado progreso, a pesar de la
ausencia de nieve.
La capital es extraa. No sinti jams este extranjero que fuera
una Atenas suramericana, pero escuchaba esta referencia
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Igual que hoy, hace tres dcadas el bien y el mal hacan parte
de los discursos, dilogos y cavilaciones de las personas
ilustradas. E igual que hoy, las personas ilustradas lanzaban sus
sentencias en los crculos de poder, esperando que su
silenciosa y pasiva demanda fuera escuchada, transformando
una contradictoria realidad en un remanso pacificado en el
cual cada cual ocupase digna, pero resignadamente, el lugar
que le haba sido asignado socialmente.
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por unas horas a un lugar con otros ms, acusados de cosas sin
importancia. Luego le encerrarn para adelantar indagacin.
Le preguntarn por cosas que nunca supo, y le acusarn de
ocultar la verdad.
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Sin que nadie lo note, sin que pueda tan solo ser sospechado mi
papel, viajo en un taxi mientras pienso que los adelantos que
han surgido de algunas ciencias tal vez eleven a nivel de
dogma religioso algunas de las cosas que las personas creen,
sin preguntarse si pueden ser verdad o simples mentiras
acomodadas.
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Por ejemplo las formas, las texturas y los colores de las cosas
ahora se le antojan meros incidentes, que caprichosamente le
han distrado de las verdaderas causas subyacentes.
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Cmo le sorprenda que fuera tan difcil relacionar las formas del
material sobrante, con el aspecto original de la sustancia
incinerada.
Ahora, sin saberlo quiz, los maestros han rebelado una idea
novedosa que tal vez ellos mismo no pudieran llevar a la
prctica. la naturaleza se rige por leyes, no por dogmas.
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V. Alucinacin
Los sentidos pueden torcerse, variar sus ngulos, desviar sus
pticas y alterar la percepcin de la realidad. A veces juegan
en pos de ilusiones inconscientemente favorables, pero
mayoritariamente son el horror y la desdicha lo que se
manifiesta en la forma de alucinaciones y paranoia. El ser
humano, ms constantemente se ve seducido por las visiones
del horror que por las visiones de lo inmaculado. Por regla
general, el ser humano alucina con la tragedia.
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