El Vocabulario de Deleuze PDF
El Vocabulario de Deleuze PDF
El Vocabulario de Deleuze PDF
Francos Zourablchvi
Nueva Serie
NUEVA SERIE
ELVOCABTILARIO
DEDELEUZE
ATUEL
Zourabchvili, Francois
El vocabulario de Deleuze. - 1a ed. - Buenos Aires : Atuel,
2007. 12S p. ; 19x12 cm. - (Nueva Serie Atuel. Anfora)
Coleccin NUEVA SERIE I , "Al pie de la letra ": qu auditor de Deleuze no con-
Dirigida por Germn Garca serv el recuerdo de esa mana de lenguaje? Y cmo, bajo
su aparente insignificancia, no or el llamado incansable y
Composicin- y armado: [estudio dos] comunicacin visual. casi imperceptible de un gesto -que sustenta toda la filosofa
Diseo de Tapa; [estudio dos] comunicacin visual. de la "disyuncin inclusiva", de la "univocidad" y de la
"distribucin nmada"? Los escritos, por su lado, testimo-
"Cet ouvrgc, publi daos le cadre du Programme d'Ade la Publication nian en todas partes la misma advertencia insistente'; no
Victoria Ocampo, beneficie du soutien du MnJstere fnm$ais dea Affares tomen como metforas conceptos que, a pesar de la apa-
Btangctes et du Service de Coopraton ct d'Acton Culturelle de
l'Ambossade de Frunce en Argentne" riencia, no lo son; comprendan que la misma-palabra met-
fora es una engaifa, un seudo-concepto, en el que se dejan
"Esta obra, editada en el marco del Programa de Ayuda a la Publicacin atrapar en filosofa no slo sus adeptos sino tambin sus
Victoria Ocarnpo, cuenta con el apoyo del Ministerio de Asuntos Extran- detractores, y cuya refutacin es todo el sistema de los
jeros de Francia y del Servicio de Cooperacin y de Accin Cultural de la
Embajada de Francia en la Argentina".
"devenires" o de la produccin del sentido. El auditor con
sentido comn bien poda oponer su registro a esa cadena
Ellipses dition-Marketng, 2003, France.
extraa y abigarrada que desplegaba lapalabra de Deleuze,
Le Yocabulaire de Deleuze. Franfois Zourabichvili
y no encontrar ms que lo figurado. Pero no por ello dejaba
de recibir en sordina el perpetuo ments del "al pie de la
2007 letra", la invitacin a ubicar su escucha ms ac de la divisin
ATUEL
Pichincha 1901 4" A. Buenos Aires, Argentina
Tel/fax: 4305-1141
vww.edi torial atu el. corn.ar / info@editorialatuel.com.ar
1. Como botn de muestra, tomados al azar: DR. 235, 246, 257; A(E.
Hecho el depsito que marca la ley 11.723 7, 43. 49, 100, 165-166, 348, 464; Kplm. 40, 65, 83; D, 9, 134, 140,
Impreso en Argentina 169; MP, 242, 245-246, 286-292, 336, 567; 1T. 32, 78, 169, 233,
Prnted In Argentina 315; CC. S9; etc.. [Las referencias y abreviaturas asi, como losJbros
que fueron traducidos al espaol, figuran al final del libro: Los
nmeros de pginas remiten a ediciones francesas. (N. del T.)]
ISBN 97S-987-V155-43-9
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
FRAN^OIS ZguRABictmu
po que la paciencia de soportar se vuelve infinita. Que el sino para la ilusin del sentido comn, no se reduce la
corazn lata al leer los textos es un prembulo necesario, historia de la filosofa a un alineamiento de homnimos?
ms an, una afinidad requerida para comprender; pero Ms bien, ella testimonia mutaciones de variables explora-
eso no es ms que la mitad de la comprensin, la parte, das por el f!empirismo trascendental".
como diceDeleuze, de "comprensin no filosfica" de los Adems, el mismo'Deleuze practic tres veces el lxi-
conceptos. Es cierto que esa parte merece un esfuerzo, ya co: basta remitirse al "diccionario dlos principales per-
que la prctica universitaria de la filosofa la excluye casi sonajes deNietzsche" (N, 43-48), al "ndice de los princi-
metdicamente, mientras que el diletantismo, al creer que pales conceptos de la tica" (SPP, cap. IV), y por ltimo
la cultiva, la confunde con cierta doxa del momento. Pero a la "conclusin" &Mil mesetas. El eco entre esta ltima
que un concepto no tenga ni sentido ni necesidad sin un y la introduccin del libro ("Introduccin: rizoma") su-
"afecto" y un "percepto" correspondientes no impide que braya que lo arbitrario del orden alfabtico es el medio
sea otra cosa que ellos: un condensado de movimientos ms seguro de no sobreimponer, a las relaciones de imbri-
lgicos que debe efectuar el espritu si quiere filosofar, so cacin mltiple de los conceptos, un orden artificial de
pena de quedarse en la fascinacin inicial de las palabras y las razones que desviara del verdadero estatuto de la
las frases, que entonces toma, equivocadamente por la par- necesidad en filosofa.
te irreductible de comprensin intuitiva. Porque, como lo Cada entrada comienza con una o varias citas: en la
escribe Deleuze, "se necesitan ios tres para hacer el movi- mayora de los casos no se trata tanto de una definicin
miento" (P, 224). No necesitaramos a Deleuze si no presin- como de una vislumbre del problema con el que se vincula
tiramos en su obra algo para pensar que todava no lo el concepto, y de una primera impresin de su entorno
fue, y de lo que an no medimos bien cmo podra resultar terminolgico, La frase, primero oscura, debe aclararse y
afectada la filosofa, por no dejarnos afectar filosfica- completarse a lo largo de la resea, que propone una suer-
mente por ella. te de bosquejo, trazado con palabras. En cuanto a la elec-
cin de las entradas, por supuesto puede ser parcialmente
3. Nada parece ms propicio a Deeuze que un lxico discutida: por qu "complicacin" y no "mquina abs-
que deletree los conceptos uno a uno al tiempo que subra- tracta", concepto sin embargo esencial a la problemtica
ye sus implicaciones recprocas. En primer lugar, Deleuze de la literalidad? Por qu icorte-flujo" ms que "cdigo y
se Ocup l mismo de dar al concepto de concepto un peso axiomtico", "mquina de guerra" y no "bloque de infan-
y unaprecisin que a menudo le faltaban en filosofa (QPh, cia"? Sin lugar a dudas, no podamos ser exhaustivos; al-
cap. 1). Un concepto no es ni un tema, ni una opinin gunas entradas, como el "plano de inmanencia", a nuestro
particular que se pronuncie sobre un tema. Cada concepto juicio merecan un examen profundo; pero tambin deba-
participa en un acto de pensar que desplaza el campo de la mos contar con el estado provisional, inacabado, de nues-
inteligibilidad, y modifica las condiciones del problema que tra lectura de Deleuze (de donde procede la ms evidente
nos planteamos; en consecuencia, no se deja asignar su de las lagunas: los conceptos sobre el cine). Lo que pro-
lugar en un espacio de comprensin comn dado de ante- ponemos es una serle de "muestras", como le gustaba de-
mano, para discusiones agradables o agresivas con sus cir aLeibniz, pero tambin como deca Deleuze a travs de
competidores. Pero si no hay temas generales o eternos Whitman(CC, 76).
Acontecimiento
naturaleza de la mezcla de cuerpos correspondiente (cuan- acontecimiento. De ah tambin las dos vas a las que con-
do el cuchillo entra efectivamente, materialmente, en la duce la primaca reconocida al acontecimiento: teora del
carne) (MP, 109). La efectuacin en los cuerpos (encarna- signo y del sentido, teora del devenir. Por un lado, Deleuze
cin o actualizacin del acontecimiento) slo da lugar a la se opone a la concepcin de la significacin como entidad
sucesin de dos estados de cosas, antes-despus, segn plena o dato explcito, todava apremiante en la feno-
el principio de la disyuncin exclusiva, mientras que el menologa y en toda filosofa de la "esencia" (un mundo
lenguaje recoge la diferencia de esos estados de cosas, el de cosas o de esencias no producira sentido por s mismo,
puro instante de su disyuncin (vase "Ain"): a l le co- le faltara el sentido como diferencia o acontecimiento,
rresponde realizar la sntesis disyuntiva del acontecimien- nico que torna sensibles las significaciones y las engen-
to, y es esa diferencia la que produce sentido. dra en el pensamiento). De ah el inters por el estilo o la
Pero del hecho de que el acontecimiento encuentre creacin de sintaxis, y la tesis de que el concepto -que es
amparo en el lenguaje no debe inferirse su naturaleza lin- propiamente el acontecimiento deslindado por s mismo en
gstica, como si no fuera ms que el equivalente de la la lengua- no se compone de proposiciones (QPh, 26-27;
mezcla de los cuerpos en otro plano: la frontera no pasa 36-37). Por otro lado, bosqueja una tica de la conra-
entre el lenguaje y el acontecimiento de un lado, el mundo efectiiacin o del devenir-imperceptible (LS, serie 21a; MP,
y sus estados de cosas del otro, sino entre dos interpreta- mesetas 8 y 10), fundada en la liberacin de la parte de
ciones de la relacin entre el lenguaje y el mundo. Segn la acontecimiento, "inefectuable", de toda efectuacin. En
primera, querida por los lgicos, la relacin se establece resumen, el acontecimiento es inseparablemente el senti-
entre la forma preposicional a la que se ve reducido el do de las frases y el devenir del mundo; es aquello del
lenguaje, y la forma del estado de cosas al que se ve lleva- mundo que se deja envolver en el lenguaje y le permite
do el mundo, a partir de entonces. Sin embargo, la distin- funcionar. Por eso el concepto de acontecimiento se expo-
cin por la cual Deleuze pretende remediar esta doble ne en una Lgica del sentido.
desnaturalizacin.pasa a la vez por el lenguaje y el mun- *** Estamos autorizados a oponer pensamiento del
do; la paradoja del acontecimiento es tal que, puramente acontecimiento y pensamiento del ser, o por el contraro a
"expresable", no deja de ser "atributo" del mundo y de sus confundirlos? El acontecimiento se mantiene en dos nive-
estados de cosas, de tal modo que el dualismo de la propo- les, en el pensamiento deDeleuze: condicin bajo la cual el
sicin y el estado de cosas correspondiente no se encuen- pensamiento piensa (encuentro con un afuera que fuerza a
tra en el plano del acontecimiento, que slo subsiste en el pensar, corte del caos por un plano de inmanencia), "obje-
lenguaje al tiempo que pertenece al mundo. El aconteci- tos"1 especiales del pensamiento (el plano slo est po-
miento, por tanto, est de ambos lados a la vez, como aque- blado de acontecimientos o devenires, cada concepto es
llo que, en el lenguaje, se distingue de la proposicin, y la construccin de un acontecimiento sobre el plano). Y si
aquello que, en el mundo, se distingue de los estados de no hay manera de pensar que no sea tambin manera de
cosas. Ms an, es la doble diferenciacin de las significa-
ciones por un lado, de los estados de cosas-por el otro. De
ah procede la aplicacin del par virtual-actual (y, en una
medida menor, del parproblema-solucin) al concepto de Objeclits en el original. [N. del
14 FRAjjgOLS ZpURABICHVILI
EL VOCABULARIO DE DELEUZE 15
hacer una experiencia, de pensar lo que hay, la filosofa no
asume su condicin de acontecimiento de la que pretende fundamentalmente en juego en el devenir (en trminos
recibir la garanta de su propia necesidad, sin proponer al deleuzianos estrictos: no es su problema, ella plantea otro
mismo tiempo la descripcin de un dado puro, en s mismo, problema). En efecto, ella no piensa ms que un devenir-
de acontecimiento. Llamemos a esto, si se quiere y por mismo (la forma en vas de nacer, el aparecer de la cosa) y
provisin, experiencia del ser; aunque, ni en su estilo ni en no lo que debera ser un pleonasmo, un devenir-otro. No
sus considerandos, e proceder deleuziano tenga nada en es lo que expresa la desarticulacin heideggeriana de la
comn con el de Heidegger; y aunque el ser sea aqu una palabra Ereignis (acontecimiento) en Ereignis (acaecimien-
nocin engaosa, si es cierto que no hay dado sino en to propio)? De aqu procede el equvoco, cuando la
devenir (obsrvese que Deleuze evita tanto como sea po- fenomenologa que sobrevive a Deleuze pretende retomar
sible la palabra "ser"). Hablar de ontologa deleuziana, el tema del acontecimiento y volver a descubrirlo como el
pues, debe hacerse con grandes precauciones, as fuera corazn mismo de lo que desde siempre se ocupaba en
por consideracin hacia un pensador que no manejaba de pensar. Porque habida cuenta de su problemtica funda-
buena gana ese gnero de categoras. Estas precauciones mental, jams puede obtener otra cosa que advenimien-
son de dos rdenes. Por un lado, debemos observar clara- tos, de tipo nacimiento p llegada (pero una vez mas, aqu
mente lo que permite en Deleuze la conversin de la filoso- su problema es otro, sin duda es lo que ella desea, o lo que
fa crtica en ontologa: el hecho de que lo dado puro no su "plano" le entrega del "caos"). Su tema es el comienzo
sea para un sujeto (la divisin del. sujeto reflexivo y del del tiempo, gnesis de la historicidad; no, como en Deleuze,
objeto intencionado y reconocido slo se opera en lo dado, la cesura o ruptura que corta irrevocablemente el tiempo
mientras que lo dado puro .remite a una subjetividad para- en dos y lo fuerza a re-comenzar, en una captacin sintti-
djica "en adyacencia", vale decir, no trascendental sino ca de lo irreversible y lo inminente, dndose el aconteci-
situada en cada punto del plano de inmanencia). Por otro miento en la extraa estacin de un todava~presente-y-
lado -y es el aspecto que aqu desarrollaremos-, se trata ya-pasado, todava-vendero-y-ya-presente (vase
de pensar una heterognesis, segn la esplndida palabra "Ain"). A partir de entonces, la historicidad en Deleuze
de Flix Guattari, donde "gnesis" no se entiende ya sola- est a su vez en devenir, afectada desde adentro por una
mente en su sentido tradicional de engendramiento, de exterioridad que la socava y la hace divergir de s. En defi-
nacimiento o de constitucin (la verdadera relacin del nitiva, ese dueo de dos pensamientos del acontecimiento,
derecho con el hecho que reclama Deleuze, y que dice no del gnesis, del devenir, donde uno puede reivindicar al
encontrar ni en Kant B en Husserl, porque ambos "cal- "ser", y donde el otro no ve ms que una pantalla o una
can" la condicin sobre lo condicionado, la forma de lo palabra, no es el duelo de una concepcin cristiana y una
trascendental sobre la de lo emprico: forma recognitva concepcin no cristiana de lo huevo?
del objeto cualquiera, relativa a un sujeto consciente).
"Gnesis" tambin se entiende respecto del nuevo con-
cepto de "devenir", y sin duda es lo que ms aleja a Deleuze
de la fenomenologa y de sus herederos incluso ingratos.
La fenomenologa "fracasa" en pensar la heterogeneidad
16 FR EL VOCABULARIO DE ELEUZ-E 17
plano de su gnesis y por consiguiente de su insinua- puede volver equvoca la operacin: en realidad, la eterni-
cin recproca ( " m q u i n a abstracta")? La de la dad propia del instante tal y como la conciben los estoicos
"ecceidad" (composiciones intensivas, de afectos y de slo tiene un sentido inmanente, sin relacin con lo que
velocidades -prolongacin significativa de la concep- ser la eternidad cristiana (eso ser tambin lo que est en
cin de El anti-Edipo, fundada en la sntesis disyunti- juego en la reinterpretacin por Nietzsche del terna estoico
va y los "objetos parciales"); y la de una enunciacin del Eterno Retorno). Ain se opone a Chronos, que desig-
que privilegia el verbo al infinitivo, el nombre propio y na el tiempo cronolgico o sucesivo, donde el antes se
el artculo indefinido. Ambas comunican en la dimen- ordena al despus con la condicin de un presente
sin de Ain (MP, 318-324 -sobre todo, el ejemplo del englobante en el cual, como se dice, todo ocurre (Deleuze
pequeo Hans). Por ltimo, es alrededor del concepto compite aqu con Heidegger, quien, con el nombre de "re-
de agenciamento donde puede evaluarse la relacin de solucin anticipante", haba discutido La primaca del pre-
Deleuze con Foucault, los prstamos desviados que le sente de Agustn a Husserl2). Segn una primera paradoja,
hace, el juego de proximidad y de distancia que relacio- el acontecimiento es lo que no subsiste del mundo como
na a los dos pensadores (MP, 86-87 y 174-176; todo el tal sino envolvindose en el lenguaje, al que a partir de
Foucaith est construido sobre los diferentes aspectos entonces posibilita. Pero hay una segunda paradoja: IE1
del concepto de agenciamento). acontecimiento es siempre un tiempo muerto, all donde no
ocurre nada" -(QPh, 149). Ese tiempo muerto, que en cierto
modo es un no-tienipo, bautizado todava "entre-tiempo",
es Ain. En ese nivel, et acontecimiento no es ya solamente
la diferencia de las cosas o de los estados de cosas; afecta
Ain la subjetividad, lleva la diferencia en el mismo sujeto. Si se
* ''Segn Ain, nicamente el pasado y el futuro insis- * La traduccin de este fragmento pertenece a Lgica del sentido,
ten o subsisten en el tiempo. En lugar de un presente que biblioteca electrnica de la escuela de filosofa de la Universidad ARC1S.
traduccin de Miguel Morey, pg, 119. [N. del T.J.
reabsorbe el pasado y el futuro, un futuro y unpasado'que 2. Vase Ser y tiempo, 61 y sigs. A los tres "ek-stass" temporales
dividen el presente en cada instante, que lo subdividen presentados en el 65 responden las tres sntesis del tiempo de
hasta el infinito en pasado y futuro, en los dos sentidos a Diferencia y repeticin (cap. II), donde la relacin directa del pasado
la vez. O ms bien, es el instante sin espesor y sin exten- y el futuro, asf como e] status temporal de lo posible, son igualmente
decisivos, pero concebidos de manera diferente y en una perspectiva,
sin que subdivide cada presente en pasado y futuro, en
tico-poltica incompatible con la de Heidegger. Para un rpido
lugar de presentes vastos y espesos que comprenden, unos vislumbre de la divergencia que opone Deleuze a Heidegger,
respecto de otros, el futuro y el pasado"*. confrntense aunque ms no sea sus conceptos respectivos del destino
** Deleuze rehabilita Indistincin estoica de ain y de (DR, 112-113; Ser y tiempo, 74). La comprensin de la posicin
chronos para pensar la extra-temporalidad del aconteci- deleuziana supone la lectura conjunta de Diferencia y repeticin (las
tres sntesis del tiempo), de Lgica del sonido (la oposicin de Chronos
miento (o, si se prefiere, su temporalidad paradjica). La y de Ain) y de La imasen-ticmpo (la oposicin de Chronos y de
traduccin corriente del primer trmino por "eternidad" Cronos, cap. 4 -vase "Cristal de tiempo").
IL VOCABULARIO DEDfiLEUZE 23
llama acontecimiento a un cambio en el orden del sentido *** Bajo el nombre de An, el .concepto de aconteci-
(lo que produca sentido hasta ahora se nos ha vuelto in- miento marca la introduccin del afuera en el tiempo, o la
diferente y hasta opaco, aquello a lo cual en adelante so- relacin del tiempo con un afuera que no le es ya exterior
mos sensibles no produca sentido antes), hay que inferir (contrariamente a la eternidad y a su trascendencia). En
que el acontecimiento no ocurre en el tiempo, porque afec- otros trminos, la extra-temporalidad del acontecimien-
ta las condiciones hasta de una cronologa. Ms bien mar- to es inmanente, y por esa razn paradjica. Con qu de-
ca una cesura, un corle, tal como el tiempo se interrumpe recho se puede sostener que ese afuera est en el tiempo,
para reanudar en otro plano (de ah la expresin "entre- si es cierto que separa el tiempo de s mismo? Vemos en
tiempo"). Al elaborar la categora de acontecimiento, por seguida que no bastara con invocar la necesidad de una
lo tanto, Deleuze exhibe el lazo primordial del tiempo y el efectuacin espacio-temporal del acontecimiento. Lares-
sentido, a saber, que una cronologa en general slo es puesta implica dos momentos; i) El acontecimiento est en
pensable en funcin de un horizonte de sentido comn en el tiempo en el sentido en que necesariamente remite a una
sus partes. As, la nocin de un tiempo objetivo, exterior a efectuacin espacio-temporal, como tal irreversible (LS,
la vivencia e indiferente a su variedad, no es ms que la 177). Relacin paradjica entre dos trminos incompati-
generalizacin de ese lazo: su correlato es el "sentido co- bles (antes / despus, donde el segundo trmino hace "pa-
inn", la posibilidad de desplegar la serie infinita de las sar" el primero), implica materialmente la exclusin que
cosas o las vivencias en un mismo .plano de representa- suspende lgicamente. 2) El acontecimiento est' en el tiem-
cin. El acontecimiento, como "entre-tiernpo", por s mis- po en el sentido en que es la diferencia interna del tiempo,
mo no pasa, a la vez porque es puro instante, punto de la interiorizacin de su disyuncin: separa el tiempo del
escisin o de disyuncin de un antes y un despus, y tiempo; no hay razones para concebir el acontecimiento
porque la experiencia que le corresponde es laparadoja de fuera del tiempo, aunque l mismo no sea temporal. En
una "espera infinita que ya es infinitamente pasada, espe- consecuencia, es importante disponer de un concepto de
ra y reserva" (QPh, 149). Por eso la distincin de Ain y de multiplicidad tal que la "cosa" no tenga ya unidad sino a
Chronos no acompaa la dualidad platnico-cristiana &^ travs de sus variaciones y no en funcin de un gnero
la eternidad y el tiempo: no hay experiencia de un ms all ' comn que subsumira sus divisiones (bajo los nombres
del tiempo, sino solamente de una temporalidad trabajada de univocidad y de sntesis disyuntiva, el concepto de
por Ain, donde la ley de Chronos dej de reinar. se es el "diferencia interna" realiza ese programa de un afuera pues-
"tiempo indefinido del acontecimiento" (MP, 320). Esta expe- to adentro, en el nivel de la estructura misma del concepto:
riencia del no-tiempo en el tiempo es la de un "tiempo flotan- LS, series 24a y 25a). Esta idea tambin se expresa diciendo
te" (D, i 11), llamado tambin muerto o vaco, que se opone al que no hay acontecimientos fuera de una efectuacin es-
de \& presencia cristiana: "Ese tiempo muerto no sucede a lo pacio-temporal, aunque el acontecimiento no se reduzca a
que llega, sino que coexiste con el instante o el tiempo del ello. En suma, el acontecimiento se inscribe en el tiempo, y
accidente, pero corno la inmensidad del tiempo vaco donde es la interioridad de los presentes disjuntos. Adems,
todava se lo ve venidero y ya llegado, en la extraa indife- Deleuze no se contenta con un dualismo del tiempo y el
rencia de una intuicin intelectual." (QPh, 149) En todo caso, acontecimiento, sino que busca un lazo ms interior del
es la temporalidad del concepto (QPh, 150-151). tiempo con su afuera, y quiere mostrar que la cronologa
FR-\ cois ZOURABICHVILI_ K\. VOCABULARIO DE ELEUZE 25
deriva del acontecimiento, que este ltimo es la instancia mltiple. La eternidad no les pareca la ausencia de cambio, ni
originarla que abre toda cronologa. A diferencia de Husserl .siquiera la prolongacin de una existencia sin lmites, sino el
y de sus herederos, el acontecimiento o la gnesis del tiem- estado complicado del mismo tiempo..." (PS, 58)
po se declina en plural. En efecto, es importante mantener ** El concepto de complicacin comprende dos nive-
la inclusin del afuera en el tiempo, a falta de lo cual el les, que corresponden a dos usos de la palabra. Primero
acontecimiento sigue siendo lo que es entre los expresa un estado: el de las diferencias (series divergen-
fenomenlogos; una trascendencia nica que abre el tiem- tes, puntos de vista, intensidades o singularidades) en-
po en general, instancia que se ubica lgicamente antes vueltas o implicadas unas en otras (LS, 345-346). Compli-
de todo tiempo, y no -si puede decirse- entre el tiempo cacin significa entonces co-implicacin, implicacin
vuelto multiplicidad. En el razonamiento fenomenolgico, recproca. Este estado corresponde al rgimen de lo vir-
ya no hay lgicamente ms que un slo acontecimiento, el tual, donde las disyunciones son l ncluid.as" o
de la Creacin, aunque no deje de repetirse: la homogenei- "inclusivas", y se opone al'rgimen de lo actual, caracteri-
dad fundamental del mundo y de la historia est a salvo (la zado por la separacin de las cosas y su relacin de exclu-
invocacin de "un solo y mismo acontecimiento" en Deleuze sin (o bien... o bien): por o tanto, no est regido por el
~LS, 199,209- remite a esa sntesis inmediata de lo mlti- principio de contradiccin. En consecuencia, complicacin
ple llamada "disyuntiva", o diferencia interna, y debe ser califica un primer tipo de multiplicidad, llamada intensiva.
distinguida con cuidado del Uno como significacin total Es la lgica misma del mundo en cuanto "caos" (DR, 80,
y englobante, incluso cuando se concibe a este ltimo ms 162-163,359; 1^,345-346).
ac del reparto del uno y lo mltiple, como ocurre con la *** Pero ms profundamente, "complicacin" expresa
"diferencia ontolgica" de Heidegger: vase QPh, 91). Sin la operacin de sntesis de los dos movimientos inversos
embargo, no es seguro que el corte entre el tiempo y otra de lo virtual a lo actual (explicacin, desarrollo, proceso) y
cosa que l justifique todava el nombre de acontecimien- de lo actual a lo virtual (implicacin, envolvimiento,
to. Donde volvemos a la clusula deleuziana preliminar de enrollamiento; en la ltima parte de su obra, Deleuze ha-
que no hay acontecimiento fuera de uaa efectuacin en el blar de cristalizacin) (PS, 58;SPE, 12; Lepll, 33). Deleuze
espacio y el tiempo, aunque el acontecimiento no se redu- subraya constantemente que esos dos movimientos no se
oponen sino que siempre son solidarios (PS, IIQ',SPE, 12;
ce a ello. Le pli, 9). Lo que los destina uno al otro es la complica-
cin, en la medida en que ella asegura la inmanencia del
uno en lo mltiple y de lo mltiple en el uno. No hay que
confundir la implicacin recproca de los trminos compli-
Complicacin cados con la implicacin recproca del uno y lo mltiple,
tal como lo opera la complicacin. De aqu se desprende la
* "Algunos neoplatnicos utilizaban una palabra profun- relacin de dos multiplicidades, virtual y actual, que testi-
da para designar el estado originario que precede todo desa- monia la superacin del dualismo inicial hacia un monismo
rrollo, todo despliegue, toda 'explicacin': la complicacin, donde la misma Naturaleza oscila entre dos polos: lo mlti-
que envuelve a lo mltiple en el Uno y afirma el Uno de lo ple implica al uno en el sentido en que es el uno en el estado
'Gt, VOCABULAR1O DEELEUZE 27
explicado; el uno implica lo mltiple en el sentido en que es mquina. La mquina no produce un corte de flujo sino en la
lo mltiple en el estado complicado. La importancia del con- medida en que est conectada a otra mquina que supues-
cepto de complicacin, pues, es clara: en la misma historia tamente produce el flujo. Y sin duda, esta otra mquina a su
del Neoplatonismo, se opone a la soberana retirada del Uno; VC7, es en realidad corte. Pero slo lo es en relacin con una
lleva lo mltiple en el origen, bajo la condicin de un rgi- tercera mquina que produce idealmente, vale decir, relati-
men especial de inseparacin o de c o-implicacin (este ras- vamente, un flujo continuo infinito." (ACE, 44)
go distingue a Deleuze de la fenomenologa, de Heldegger, ** Flujo y corte forman en El anti-Edipo un solo y
pero tambin, en resumidas cuentas, deDerrida).No menos mismo concepto, tan difcil como esencial. No remiten a un
clara es la importancia de la operacin que expresa, y que dualismo oncolgico o a una diferencia de naturaleza: el
remite uno a otro ambos movimientos de actualizacin y de flujo no es solamente interceptado por una mquina que lo
redistribucin, de diferenciacin y de repeticin, cuyo fun- orta,, es a su__veentido por una mquina. Por lo tanto no
cionamiento solidario da la frmula completa del mundo se- hay ms que un solo termino onto'ogico^'^quina'', y por
_^^J^.JJ.J_lnMt^m**-^_- - > . M W ! | J . I -.1^__._. |__^ " ""!Li-lU-!**lii'[_''
gn Deleuze. La "conversin" neoplatnica, inversa de la uso toda mquina es "m q uum3el5Squtii^%?lffi, 7). La
"procesin" del Uno hacia lo mltiple, en efecto no es apta regresin al infinito es tradcionalmente el signo de un fra-
para acarrear un movimiento de redistribucin en el seno de caso del pensamiento: Aristteles le opone la necesidad
lo mltiple; no es su objeto, puesto que apunta al retorno eu de un trmino primero ("hay que detenerse"), y la edad
la plenitud del Uno, cuya trascendencia est sealada por la clsica no lo asume sino subordinndola al infinito en acto
indiferenciacin e indiferencia a lo mltiple. Muy diferente desde el punto de vista de Dios. La regreslvidad adopta en
es el ascenso hacia el uno como compcacin (unidad o Deleuze un valor positivo porque es el corolario de la tesis
sntesis inmediata de lo mltiple, puro "diferenciante'1), que nmanentista paradjica, segn la cual ja relacin est pr-
trabaja toda cosa actual del interior y la abre a la totalidad mera,j^dorigeriej^ convertida en objeto de
virtual complicada que implica. La lgica de la complicacin afirmacin, ofrece una garanta metodolgica contra el re-
confluye aqu con la tesis de la univocidad del ser, mientras torno de la ilusin del fundamento (ilusin de un reparto
que el nombre de ser tiende a borrarse ante aquel, real del ser como referencia trascendente del pensamien-
diferenciable, de devenir. to). En efecto, ,QQ_haY &o_ciu& no_sea producto, lo dado
es siempre la diferencia de intensidad surgida de un aco-
plamiento llamado dispars (DR, 154-155,286-287; ACE, 384;
MP, 457 y sigs.). Hasta los dos trminos de la percepcin,
sujeto y objeto, derivan de un acoplamiento que los distri-
Corte-flujo buye uno y otro como presuponindose recprocamente:
(o sntesis pasiva, o contemplacin) el ojo, en este sentido, no es ms que la pieza de una m-
quina separada de manera abstracta de su correlato (luz).
Husserl omite la verdadera definicin de la sntesis pasi-
* "Lejos de que el corte se oponga a la continuidad, la va: porque ella remite a tales acoplamientos, a tales "con-
condiciona, implica o define lo que corta como continuidad templaciones" o "contracciones" primarias (DR, 96-108);
ideal. Ocurre que, como vimos, toda mquina es mquina de pero si el acoplamiento est en el punto de gnesis, sta
!l, VOCABULARIO DE ELEUZE 29
sola imagen en dos partes que remiten originariamente en .sin que sta, a su vez, se actualice en otra, y as
una a la otra. Sin duda, Freud tiene razn de creer que la lUCt.sivamente en un conjunto homogneo en devenir
relacin del pequeo Hans con los caballos concierne a (|U desborda toda metfora (IT, 78). Por ltimo, hay cris-
otra cosa que a estos; pero no en el sentido en que l lo l.i cuando lo actual, vivido o imaginado, es inseparable
entiende. El mundo en suriqueza y su complejidad no es la j U!\l que le es co-originario, de tal manera que
caja de resonancia de una nica y misma historia (Edipo) pilado hablarse de i;su propia" imagen virtual. La ma-
sino el cristal proliferante de trayectorias imprevisibles. La yen se divide en s misma, en vez de actualizarse en otra,
interpretacin metafrica del psicoanlisis, pues, debe ser O tic ser la actualizacin de otra.
sustituida por un desciframiento literal, "esquzo-analti- Este desplazamiento del par real-imaginario (o real-irreal)
co". Vemos que "literal" no quiere decir adhesin a lo ac- llticia el par actual-virtual quita toda consistencia a ia obje-
tual puro (como si, por ejemplo, la no-metaforicidad de la On de quien se asombrara de que Deleuze pueda pasar sin
escritura de Kafka significara que se agota en su conteni- Ifim.sicin de los nios a los artistas ("a su manera, el arte
do ficcional). Sin embargo, la identificacin de lo imagina- dice lo que dicen los nios", CC, 86; lo que no significa,
rio con lo irreal no permite comprender que una ficcin como constantemente lo recuerda, que los nios sean artis-
literaria, ms all de la alternativa de la representacin llis). Si el cristal disuelve la falsa oposicin entre lo real y lo
metafrica de io real y de la evasin arbitraria en el sueo, in.ifigmario, debe darnos a la vez el verdadero concepto de
pueda ser ana experiencia, un campo de experimentacin. lo imaginario y el verdadero concepto de lo real; por ejemplo
A la inversa, lo real opuesto a lo imaginario aparece como n Uieratura como ficcin efectiva, produccin de imgenes
un horizonte de puro reconocimiento, donde todo es como poro tambin produccin real o de real, delirio de imagina-
ya conocido, y casi no se distingue ya de un estereotipo, cin articulado a la realidad de un devenir, guiado y sancio-
de una simple representacin. En cambio, si se remite lo nado por ella (vase el Kafka}. Porque si lo imaginario no se
imaginario como produccin o creacin al par actual-vir- opone ya a lo real, salvo en el caso de la metfora o de la
tual en su rgimen llamado cristalino, resulta indiferente fintasa arbitraria, lo real, por su lado, no es ya actualidad
que lo actual sea vivido o forjado (imaginado). Porque e pura, sino "coalesccncia", segn la palabra de Bergson, de
desglose conceptual ya no es el mismo: lo que se ve virtual y de actual. El cristal de una obra o de una obsesin
sobre una pantalla de cine, lo que un escritor narra o infantil hace ver lo real en persona precisamente por las vas
describe, lo que un nio imagina en la exploracin de do lo imaginario.
sus goces y sus pavores, es actual -o dado- de la mis- Tal vez podarnos comprender mejor ahora lo que signifi-
mamanera que una escena "real". Lo importante es en- cu literalidad. Una vez ms, toda la cuestin est en la natu-
tonces el tipo de relacin que io actual mantiene con un raleza extrnseca o intrnseca del lazo de lo actual y lo vir-
eventual elemento virtual. Hay metfora cuando lo ac- tual: representacin de una escena o trazado de un devenir.
tual supuestamente recibe su verdadero sentido de otra Ocurre que la literalidad no es el sentido propio ("no hay
imagen, que se actualiza en ella pero podra actualizarse palabras propias, no hay tampoco metforas", Dt 9): el cris-
por s misma (tipo de escena primitiva o fantasma -el U\l, al aquejar de abstraccin la dualidad real-imaginario, tras-
fondo de la metfora es el recuerdo). Hay sueo cuando torna al mismo tiempo el reparto supuestamente originario
las sensaciones del que duerme no se actualizan en una d(i lo propio y lo figurado. Como para el par del sujeto y el
39
38 FRANCO is ZPURABICUVILI
ordinario descrito por los fenomenlogos; tampoco con- evocados ms arriba, articulacin llamada
cierne a un vivido raro o extraordinario (aunque algu- de real, de deseo, o de vida (al mismo tiempo
nos agenci amientes puedan alcanzar el CsO en condi- Q comprende por qu una mquina deseante "slo mar-
ciones ambiguas: droga, masoquismo, etc.). Es el "lmite llfi descomponindose").
del cuerpo vivido", "lmite inmanente" (MP, 186,191) en
la medida en que el cuerpo recae en ellos cuando est
atravesado de "afectos" o de "devenires" irreductibles I)i$territorializacin (y territorio)
a los vividos de la fenomenologa. Tampoco es un cuer-
po propio, puesto que sus devenires deshacen la inte-
rioridad del yo (MP, 194, 200, 203). Siendo impersonal, "La funcin de desterritorializacin: D es el movi-
no por ello deja de ser el lugar donde se conquista el por el cual 'se1 abandona el territorio." (MP, 634)
nombre propio, en una experiencia que excede el ejerci- "B! territorio no est primero respecto de la marca cualta-
cio regulado y codificado del deseo ''"separado de lo que tl.Vi; es la marca lo que hace al territorio. Las funciones en
puede". Si el CsO no es el cuerpo vivido sino su lmite, Uj.! [trritoro no son primeras, ante todo suponen una ex-
es porque remite a una potencia insoportable como tal, que constituye territorio. Realmente es en este
la de un deseo siempre en marcha y que j amas se deten- como el territorio, y las funciones que all se ejer-
dra en formas: la identidad praducir-producjo (AGE, son productos de la territorializacin. La
10-14; estas pginas no se comprenden plenamente sino Iqi'rUorializacin es el acto del ritmo vuelto expresivo, o de
sobre el fondo de polmica implcita con el cap. Q, 6 de IOS componentes de medios convertidos en cualitativos."
la Metafsica de Aristteles). Por eso no hay experien- OW/388)
cia del CsO como tal, salvo en el caso de la catatona del ** El trmino "desterritorializacin", neologismo apa-
esquizofrnico. Es comprensible la ambivalencia a pri- recido en El anti-Edipo, desde entonces se extendi am-
mera vista desconcertante del cuerpo sin rganos: con- pj j nmente en las ciencias humanas. Pero por s solo no
dicin del deseo, lo cual no impide que sea "modelo de constituye un concepto, y su significacin es vaga mien-
la muerte", envuelto en todo proceso de deseo (A(E, 14 tras lio se lo refiera a otros tres elementos: territorio, tierra
y sobre todo 393; toda sensacin envuelve la intensi- y Flcrritorializacin, conjunto que en su versin acabada
"dad = 0 precisamente tambin en este sentido, A(E, 394; forma el concepto de ritornelo. Se d i s t i n g u e una
FB-LS, 54). El CsO, respecto de ios rganos, es a la vez jerritorializacin relativa, que consiste en rctcrrito-
"repulsin" (condicin sin ia cual un organismo se'se- {Ittlznrse de otra manera, en cambiar de territorio (pero de.-
dimentara, de tal modo que la mquina no funcionara) yg/i/V no es cambiar, puesto que no hay un trmino o fm al
y "atraccin" (los rganos-mquinas se inscriben sobre .dtVeur; tal vez aqu habra cierta diferencia con Foucault);
el CsO corno otros tantos estados intensivos o de nive- y inii desterritorializacin absoluta, que equivale a vivir
les que lo dividen en s mismo) (A(E, 394). O incluso: m lina lnea abstracta o de fuga (si devenir no es cambiar,
instancia de anti-produccin en ei corazn de la pro- &i Compensacin todo cambio envuelve un devenir que,
duccin (ACE, 14-1.5). Tal es la articulacin frgil -ya tOinndo como tal, nos sustrae al dominio do la retcrri-
que roza por naturaleza la autodestruccin- de los dos Lurinlizacin: vase el concepto de "contra-cfccluacin""
li-
43
FRANCOIS ZouRAniCHViLi
de un "agenciamiento"; vase esta palabra) y
del acontecimiento, LS, serie 21a, y la pregunta "qu ha i l f o l f v n (fronteras problemticas de mi "potencia"). El
ocurrido?", MP, meseta 8). Tal es el esquema que ms o icrrtorial distribuye un afuera y un adentro, a
menos prevalece en El anti-Edpo, donde percibido pasivamente como el contorno ntoca-
"desterritorializacin1' es sinnimo de "decodificacin1'. lll de in experiencia (puntos de angustia, de vergenza,
Sin embargo, ya se plantea el problema de la G inhibicin), otras frecuentado activamente como su
"reterritorializacin", que conduce al tema polmico de la 1 fllGH de fuga, por tanto como una zona de experiencia.
"nueva tierra", siempre por venir y siempre por construir, "fjl El nti-Edipo, el territorio no se distingua del cdi-
contra toda tierra prometida o ancestral, reterritorializacin gp, porque ante todo era un indicio de fijeza y de cierre.
arcaica de tipo fascista (ACE, 376-384,306-307). Bll :/// meseras, esa fijeza no expresa ya ms que una
EnJW/7 mesetas el esquema se complica y se afina, alre- l'lflQn pasiva con el territorio, y por eso aqu este lti-
dedor de una acentuacin de la ambivalencia de la rela- mo Su convierte en un concepto distinto (396): "marca
cin con la tierra -profundidad de lo Natal y espacio SOlUlIluyente de un mbito, de una morada", no de un
Uso del nomadismo- que, desde entonces, tambin afecta glljel), el territorio designa las relaciones de propiedad
al territorio. No slo la rigidez del cdigo ya no da cuen- Q Cj apropiacin, y de manera concomitante de distan-
ta de todos los tipos de territorio, sino que la lflj un lo que consiste toda identificacin subjetiva; "un
reterritorializacin en adelante es plenamente asumida iQJlSf Hus profundo que el ser" (MP, 387). El nombre
como el correlato de toda desterritorializacin, una vez pi'plo, el yo slo adquieren sentido en funcin de un
que digamos que no se efecta ya necesariamente sobre "no" o de un "en mi casa" (MP3 393, 629). Este valor de
un territorio, hablando con propiedad, sino, cuando es HjKOpncin es solidario de un devenir-expresivo de las
absoluta, sobre una tierra no delimitada: agenciamiento S(l!id;ules sensibles, que entran como variaciones in-
nomdico, desierto o estepa como territorio paradjico, gQjWbles en la composicin de un ritornelo, ya que la
donde el nmada "se reterritorializa sobre la propia llflfcncin de las distancias -punto decisivo- resulta,
desterritorializacin" (MP, 473; la diferencia relativo- llClUSO entre los animales, anterior a toda funcionalidad
absoluto corresponde a la oposicin de la historia y del (MPt 387-397; QPh, 174). El territorio, en consecuencia,
devenir, ya que la desterritorializacin absoluta es el 6 la dimensin subjetlvante del agenciamiento; a tal
momento del deseo y e] pensamiento: QPh, 85). Este [)UJl.O slo hay intimidad afuera, en contacto con un
desplazamiento de acento abre la senda al concepto de &turior, surgida de una contemplacin previa a todadi-
ritornelo. ysill de un sujeto y un objeto (vase "Cortc-fiujo" y
*** Tomando en prstamo a la etologa ms que a la 'Vpljilt de inmanencia). Deleuze haba tematizado prime-
poltica, el concepto de territorio implica por cierto el l'p este tener primordial con el nombre de "hbito" o
espacio, pero no consiste en la delimitacin objetiva de "gpttlomplacin (DR, 99-108). El concepto ha cambiado,
un lugar geogrfico. El valor del territorio es exstencial: &U1Q lo testimonia la distincin de Jos medios y los te-
circunscribe para cada uno el campo de lo familiar y de rritorios (Ai?, 384-386). Tomado en la lgica-del
lo vinculante, marca las distancias con el otro y protege ri{0ehuniento y el ritornelo, el motivo del tener contri-
del caos. La investidura mnima del espacio y el tiempo buyo en adelante a la definicin, del problema prctico
implica esa delimitacin, inseparablemente material (con-
E DELEUZE 45
t
l ^**_Devejre^
_,wrw*W*^.sfwww9B1BSaCiW.le-^pQa^.^
deseo (mquinas
d e s e a n t e s o agenciamientos): de^e^^^eJ^^alHlE^
"!I^T~"^'~'
devenires. Deleuze yThiattarTo enuncian desde El anlt-
Edipo, pero slo lo convierten en un concepto especfico
a partir del Kafka. Ante todo, devenir no es una generali-
YE3 molecular", MP, 337); b) (caso restringido) la posibili-
itllKi Cjie cltrmino encontrado sea a su vez encontrante,
001110 en los casos de co-evolucn, de manera que un do-
j)l devenir tiene lugar de cada lado (vase el ejemplo de la
m y la orqudea, MP, 17). En suma, el devenir es uno
dad, no hay un devenir en general: no es posible reducir J|
$ polos del agenciarniento, aquel en que contenido y
este concepto, herramienta de una clnica fina de la'exis- H
tienden a lo indiscernible en la composicin de
tencia concreta y siempre singular, a la aprehensin exttica
_ f a abstracta" (de ah la posibilidad de conside-
del mundo en su flujo universal-maravilla filosficamente
fflf JQtVio no-metafricas formulaciones como: "escribir
hueca. En segundo lugar, devenir es una realidad; los
ni rata que agoniza", MP, 293).
Kafka y Mil mesetas presentan una jerarqua de
103 (Itivciiires. Esta jerarqua, no menos que la lista que ella
ftlOl, slo puede ser emprica, al proceder de una eva-
llifidn inmanente: animalidad, infancia, feminidad, etc.,
[N. del T.]
OKIEUZE 47
no tienen ningn privilegio a prior!, pero el anlisis com- y^,,^^ Jjiji preguntas "qu ocurre?", "cmo anda eso?",
prueba que el deseo tiende a investirlos ms que cualquier . ftltf]!lf4M ii n ascendiente definitivo sobre-"qu significa
otro mbito. No bastara con observar que son otras tan- 080'^ liO t;l renunciamiento al sentido, sino por el contra-
tas alteridades respecto del modelo de^lH^nlItTcccin ma-
^_^>~- _- -w*r**t-rtTikf^^^*^1*5-**
fj $11 'productividad, en un rechazo de la confusin senti-
yoritana (hombrd-aoulto-varon, etc.), porque en modo al-
r-L^^-i^^-I^T^^T?*****^^**^ -**-
ytNsip.Kiencin y de la distribucin sedentaria de las pro-
"~=*.-.,."--i '-"-*4- -~" --^~^w*&>K tc=^;.'ir^
guno se proponen como modelos alternativos, como Jr J )
pl.i|lllS. liste tercer grado, aunque aqu no haya ni
formas o cdigos de substitucin. Animalidad, infancia, lrOEOl^"
i - - C
dialctica ni- serie cerrada, se llama "devenir-
feminidad valen por su coeficiente de alteridad o de IHSP^O", "devenir-molecular", "devenir-imperceptible",
^deslerrhorializaVin a5ro7wmT~brIendo a un ms alde 'HlVtnIt'-lodo-el-mundo" (vase, Kplm, caps. 2 y 4; MP,
la forma que
^--- -^J^.
- .
fljdiisuiO).
la forma "
no
_ ^
es ffl
"molecular": entonces la percepcin capta variaciones in-
_^_ s ..jfj?=&&ft* .
tensivas (composiciones de velocidad entre elementos in-
formales), ms que un recorte de formas (conjuntos Qliiribucin nmada (o espacio liso)
"molares"), mientras que la afectividad se emancipa de sus
cantinelas y sus atolladeros ordinarios (vase "Lnea de
fuga")- Pongamos el ejemplo del animal: como tal, no es " * HUs una distribucin de vagabundeo e incluso de
ese individuo domesticado y vuelto familiar que puede 'llio1, donde las cosas se despliegan sobre toda la ex-
aadirse a los miembros de la familia; inseparable de una ffjfln tic un Ser unvoco y no compartido. No es el ser
banda incluso virtual (un lobo, una araa cualesquiera), JU $ coinparte segn las exigencias de la representa-
no vale sino por las intensidades, las singularidades, los Q50i sino todas las cosas que se reparten en l en la
dinamismos que presenta. La relacin inmediata que tene- Etll Vcidad de la simple presencia (Uno-Todo)." (ZXft, 54)
mos con l no es la relacin coa una persona, con sus $* Ti diferencia entre compartir un espacio cerrado y
coordinadas identificatorias y sus cargos; ella suspende, ffipinrst; tm un espacio abierto, entre distribuir a los hom-
el recorte dcotrnico de los posibles, el reconocimiento de ; |18 UA espacio desde entonces dividido en partes y ds-
formas y funciones. No obstante, la misma posibilidad de : tlftutr los hombres en un espacio indiviso, primero tiene
anudar una relacin familiar con el animal, o de asignarle Un tiUido pastoral (el nomos griego, antes de significar la
atributos mitolgicos, indica un lmite de la relacin con el' U)', rfiftlte primero a la actividad de hacer pastar: DR, 54 y
, animal desde el punto de vista de la desterritorialzacin. M-^l.TS)- Lo aplica Deleuzepor metfora a la diferencia de
\ 66-67; MP, 294). Entre los tipos de devenires, el tl'ff 'Qftttulos del pensamiento, creador y representativo?
criterio de seleccin no puede ser ms que un fin inmanen- OiOfb'fjUe no, puesto que a su vez los dos valores socio-
te: en qu medida el devenir, en cada caso, quiere ser l. lllfl.cbS del nomos (modos de existencia nomdca y
mismo? Devenires-nio y devenir es-mujer parecen as con- Slilf.in) implican esta diferencia. Ocurre que el pensa-
ducir ms lejos que los devenires-animales, porque tien- '(s afectado en lo ms ntimo de s mismo por el
den hacia un tercer grado donde el trmino del devenir ni ] y se elabora en funcin de espacios abstractos a
siquiera es asignable, hacia una "asignificancia" que ya "lisos" y otras "estriados", o segn un mixto vara-
no se presta al menor reconocimiento o interpretacin, y 1.1 l (lo ambos (vase la rehabilitacin de la distincin
!?L V O i M I I I U [ t o 1)1! DliLEUZE 49
E?".Vi; ,-i-aIin^i
el uso emprico de todas las facultades segn lo que co- Y o! uspiiu'/.ismo de Deleuze? No procede de una
rresponde a cada una en la forma de su colaboracin. Por muy distinta, ontolgica, ya que all inter-
eso lo trascendental por su cuenta est sometido a un Ifl fumosn tesis de la univocidad del ser? Deleuze
mbito superior, nico capaz de explorar su campo y sus Vfi q u e la paradoja de Spinoza es poner el
regiones, ya que, contrariamente a lo que crea Kant, no ill servicio del racionalismo (SPE, 134), y cons-
puede ser inducido de las formas empricas ordinarias tal y lili pinito de experiencia pura que pronto, con el
como aparecen bajo la determinacin de un sentido co- ilo ''plano de inmanencia", coincide con el cam-
mn." (DR, 186) fu "irnaaendentnl reacondicionado (MPt 310-311; SPP,
** El problema ms general de Deleuze no es el ser sino Ifipi Vil (2/Vi, 49-50; la lgica del ser unvoco, donde
la experiencia. Es en esta perspectiva, crtica o trascenden- Hl Sl'tj, pura diferencia, slo se mide con los otros en
tal, corno son encarados Bergson y Nietzsche. Ambos es- ll FftiiSiOl con su propio lmite, se emparenta con la de
tudios tienen un diagnstico en comn: Kant supo crear la !li i!.'Mi fie las facultades). Deleuze puede entonces
cuestin, de las condiciones de la experiencia, pero el VOlVtJ.r fl Uurgson y leer el comienzo del primer captulo
condicionamiento que invoca es el de la experiencia posi- 5 - A;fn/./'/V/ v memoria como la instauracin de tal plano
ble y no real, y permanece exterior a lo que l condiciona UUtttmeiicii (1M, 83-90; QPh, 50). Pero porqupare-
(NPh, 104;_B, 17). Yapelanalamismaradicalizacindela g tolhir con tanta facilidad del estilo trascendental al
cuestin: pensar "condiciones que no sean ms amplias invocando por' ejemplo el "puro plano de
que lo condicionado", asunto de un "empirismo superior" de un pensamiento-Ser, de un pensamiento-
(NPk, 51; B, 17,22; y ya en "La concepcin de la diferencia HiUii.niUy/.a" (QPh, 85)? Esta impresin viene de que no
en Bergson", JA 49). Paralelamente, Deleuze expone a tra- l$y y H. un Bgo originario para sealar una frontera entre
vs de Nietzsche y Proust una "nueva imagen del pensa- JOft don discursos*. Sin embargo, no se vuelve a una
miento", alrededor de la idea de que "pensar no es innato, iSO'! dogmtica del en-s del mundo, mucho menos a
sino que debe ser engendrado en el pensamiento" (DR, MU) -Qfiii do intuicin intelectual en el sentido kantiano:
192): de aqu proceden los temas dlo involuntario, dla fciCftplliUloutc, ^ a inmanencia ha salido de las fronteras
violencia de los signos o del encuentro con lo que fuerza a gl flUj&to, mientras que el en-s no es ms que el de la
pensar, y el problema de la necedad elevado a lo trascen- cuyos grados recorre el sujeto, derivado y
dental (NPh, 118-126; PS, 115-124). Todos estos temas son (lgica de la disyuncin inclusiva; sobre esta
retomados &n Diferencia y repeticin (94, 180-200, 364), S0BV!Mu, vase IT, 110; y sobre la intuicin, vase
aumentados por un nuevo argumento: el error de Kant es filio. de. inmanencia"). Se ha vuelto indiferente hablar
haber "calcado" lo trascendental sobre lo emprico" dn-
dole la forma de un sujeto consciente correlacionado con
I lugar para desarrollar la divergencia de Deleuze respecto
la de un objeto (DR, 176-177; 186-187; LS, 119).Es enton- . (('c origen cartesiana, la exigencia de corrclridonar el ser
ces cuando se rehabilita la doctrina de las facultades (tex- 'experiencia es renovada y radicalizada por Husserl; es
to ms arriba, y PS, 121), mientras que se enuncia la idea . con Heidegger como, por primera vez, la experiencia
de un campo trascendental impersonal, constituido por !]l Vflljflu el discurso ontolgico deja de ser transferida a un sujeto
H"}$lfti,H) y, simultneamente, deja de depender de una "evidencia"}-
singularidades preindividuales (LS, 121, 133).
52 FRANCOIS ZOURABICHVIU 53
en uno u otro estilo: la ontologa de lo virtual o de las ", ID, 51, 60-61), principio diferencial o
singularidades no es otra cosa que la herramienta de interna, donde cada grado designa un
descripcin de la experiencia "real". dft existencia y de pensamiento, una posibilidad de
*** 1) Empirismo trascendental significa primero que VlUlti ''Plano de inmanencia").
el descubrimiento de las condiciones de la experiencia su-
pone a su vez una experiencia en el sentido estricto; no el
ejemplo ordinario o emprico de una facultad, porque los fuga (y menor-mayor)
datos de la vivencia emprica no informan al pensamiento
sobre lo que puede, sino esa misma facultad llevada a su
lmite, enfrentada con lo que la solicita en su sola potencia '" \a de fuga es una desterritorializacn. Los
propia (ah, por ejemplo, donde la filosofa descubre estar saben bien lo que significa. Evidentemente,
destinada tan slo al concepto, ms que a la opinin o a la 6QU10 iodo el inundo, pero piensan que huir es salir
reflexin). Por eso no slo la filosofa crtica debe hacerse , cuestin de mstica o arte, o bien que es algo
empirista, sino que el empirismo, que "trata el concepto i porque se escapa de los compromisos y las res-
como el objeto de un encuentro" (DR, 3), slo lleva a cabo Uides. Huir no es para nada renunciar a las ac-
su vocacin elevndose a lo trascendental. Puede com- mas activo qne una fuga. Es lo contrario de lo
prenderse tambin por qu el uso del material clnico o pj'h), De igual modo es hacer huir, no por fuerza a los
literario tiende a remplazar los vividos de primera mano de SlllO huccr huir algo, hacer huir un sistema como se
la fenomenologa: es inherente a ese tipo de experiencia el tubo... Huir es trazar una lnea, varias lneas,
ser rara, no cotidianamente disponible, y exigir una inven- ^cartografa." (A 47)
cin semitica apropiada. 2) Empirismo trascendental sig- concepto define la orientacin prctica de la
nifica luego que las condiciones nunca son generales sino JG Dcleuze. Primero se observa una doble igual-
que se declinan segn los casos: de ah procede el enun- as fuga, huir = hacer huir. Lo que define una
ciado capital segn el cual no pueden ser ms amplias que os cierta distribucin de los posibles, el recorte
lo que condicionan. A primera vista, este enunciado pare- pi|HQ* temporal dla existencia (papeles, funciones, ac-
ce anular la distincin del derecho y. el hecho alineando el duscos, gustos, tipos de alegras y penas, etc.).
primero sobre el segundo (sera el colmo, para'quien de- tfUtu tanto de ritual-de repeticin taciturna, de al-
nuncia el "calco" de lo trascendental sobre lo emprico). tlomasiado regulada, de estrechez excesiva del
Su sentido real es que jams podemos hablar de antemano - como de la forma misma, dicotmica,
para toda la experiencia, a menos que se pierda su esencial : o bien-o bien, disyunciones exclusivas
variacin, su singularidad inherente, y se le aplique un (masculino-femenino, adulto-nio, humano-
discurso demasiado general para no dejar el concepto y la anual, trabajo-esparcimiento, blanco-
cosa en una relacin de indiferencia mutua. En consecuen- .rscxual-homosexual, etc.) que de antemano
cia, se necesita un tipo de concepto especial: un "princi- ,\, la afectividad, el pensamiento, en-
pio plstico", a la manera de la Voluntad de Poder (NPh, xperiencia en. formas estereotipadas, nclusi-
57) o de la Duracin-fvemoria ("La concepcin de la dfe- ftCli'o y de lucha.
54
EL VOCABULARIO DE ELEUZE 55
EL VOCABULARIO DE DELEUZE 57
56 FRANCOlsZoURAItlCtlVILT
todo ocurre como si la filosofa envolviera sus propios sin embargo, no dejan de renovarse en funcin de los
afueras, como si su verdadero afuera no estuviese fuera agenciarnientos en los cuales son tomadas).
de s misma (salir de la filosofa volvindose socilogo, Siempre hacer huir, ms que criticar (Kplm, 85)... Pero,
antroplogo, psicoanalista, o militante; lo que deja intacta por qu hablar de perversin? No pensamos solamente
la situacin para saltar a otras situaciones consideradas en la definicin usual -desviacin en cuanto al objetivo o
intrnsecamente mejores), sino que debiera descubrirse en el objeto- sino en un texto sobre la actitud que Freud ha-
su seno. Tendramos aqu la base de una confrontacin ba convertido en el rasgo distintivo de la perversin: "Po-
posible con Derrida: all donde este ltimo define la situa- dra parecer que una denegacin en general es mucho ms
cin por el "cierre de la metafsica" y, lejos de pensar en superficial que una negacin o incluso una destruccin
otro logos que el logas, todo de palabra y de presencia, se parcial. Pero no hay tal; se trata de una operacin muy
propone "deconstrurlo" a partir de lo excluido que lo so- distinta. Tal vez haya que comprender la denegacin como
cavaba desde siempre (la escritura y sus efectos de el punto de partida de una operacin que no consiste en
"diferencia"), Deleuze procede mediante un mtodo que negar, ni siquiera en destruir, sino realmente en impugnar
podra llamarse de perversin, que consiste a veces en la legitimidad de lo que es, en afectar lo que es con una
discernir y cultivar una lnea de pensadores :'que parecan suerte de suspensin, de neutralizacin propias para abrir-
formar parte de la historia de la filosofa pero que se esca- nos, ms all de lo dado, un nuevo horizonte no dado"
paban de ella por un costado o por todas partes: Lucrecio, (PSM, 28). Porque no se trata de huir fuera-de sino de ha-
Spinoza, Hume, Nietzsche, Bergson" (D, 21), otras en des- cer huir; realmente hay algo de lo que uno huye, y que se
viar briznas de teoras de toda naturaleza para utilizarlas confunde con el hacer-huir: el reino absoluto del s y el no,
con otros fines (DR, LS, A(Et MPf otros lugares), otras ms de la alternativa como ley de lo posible, la eleccin como
en remitir un concepto a sus verdaderas condiciones, vale seudo-lbertad del deseo sometido a los recortes
decir, a las fuerzas y los dinamismos intuitivos que lo sus- preestablecidos (LS, 372; CC, cap. X, no solamente la con-
tentan (ID, 137 y sigs.; mtodo de "dramatzacin"), >' otras, fusin de la alternativa por Bartleby, 89-98, sino la "per-
por ltimo, ms que a criticar de frente un terna o una no- versin metafsica" del capitn Achab, el hombre que "huye
cin, a encararlo por el sesgo de una "concepcin total- de todas partes", 99-102; finalmente E, varios lugares).
mente torcida" (el contrato jurdico a partir de Sacher- Contrariamente a la dialctica, que pretende superar la al-
Masoch, P, 229 y PSM, 80 y sigs.). Casi podra descifrarse ternativa mediante una reconciliacin sinttica, y de ese
la oposicin de los dos procedimientos en el texto "Para modo admite y conserva su premisa (no se alcanza el deve-
terminar con el juicio" (CC, cap. XV): uno llevado por un nir combinando el ser y la nada), la lnea de fuga est ubi-
sentido del anlisis interminable como nica Justicia posi- cada bajo el signo de lo indiscernible y de la disyuncin
ble, el otro operando por serie de "procesos finitos" (por- inclusiva. Perverso, finalmente, en el sentido casi
que realmente de esta manera Deleuze utiliza la historia de etimolgico, es el hombre de las superficies o del plano de
la filosofa; ejemplos de procesos finitos: sus interpreta- inmanencia (LS, 158). Porque es en verdad de travs como
ciones del Cogito kantiano, de la contemporaneidad para- se traza la lnea, otro aspecto de la doble igualdad. Es median-
djica del pasado y el presente en Bergson, etc., como te un libre uso del rgano como se lo desterritorializ, como
otras tantas piezas definitivas cuyos efectos de sentido, se deja de vivirlo en cuanto originariamente consagrado a la
FRANCOIS ZOUKAUICHVILI EL VOCABULARIO DE ELEUZE 59
funcin que le atribuye el organismo, para agenciarlo de fijas y uno del devenir, sino diferentes estados de la lnea,
otro modo sobre el "cuerpo sin rganos" o sobre el plano diferentes tipos de lneas, cuyo entrelazamiento constitu-
de inmanencia, en funcin de los encuentros con otros ye &[.mapa reacondlcionable de una vida. Este tema geo-
"objetos parciales", a su vez retenidos o desviados. Lo grfico del mapa se opone al proceder arqueolgico del
cual implica que la lnea de fuga siempre es transversal, y psicoanlisis (vaseMP, 20,24S;P, SO; CC, cap.IX).
las cosas pierden su rostro, dejan de ser preidentificadas En el fondo, qu es una lnea? Es un signo que en-
por esquemas estereotipados, y adquieren la consistencia vuelve el tiempo, el elemento de base de una semitica de
de una vida o de una obra, vale decir, de una "unidad no la duracin, de una clnica de la existencia (Deleuze no
orgnica", precisamente relacionadas de una manera trans- llega a ese concepto sino a partir de los Dialogues, 141-
versal (PS, 193-203). La transversal es como el corte de la 169: Prous el les signes, 35, que describa los "mundos de
univocidad en las formas constituidas, el plano de expe- signos" que se desplegaban "segn lneas de tiempo";
riencia pura sobre el cual todo comunica con todo (y se buscaba la sntesis d& los dos trminos pero los mantena
compone o no), ms all de las barreras de forma, de fun- todava separados). Un agenciamiento o una situacin
cin o de especie5. cualquiera, pues, se analiza mediante una diferenciacin
*** De este modo, nuestras dos igualdades se supe- del concepto de lnea, en el lado opuesto del "sistema de
ran hacia una tercera; trazar una lnea de fuga = pensar en puntos y de posiciones" que caracteriza los pensamientos
trminos de lneas. No porque, en el plano de inmanencia, de tipo estructuralista (D, 48). Se distinguen tres tipos,
haya otra cosa que esas lneas de fuga donde se constru- que definen otras tantas relaciones con el espacio y el
ye la "vida no orgnica", transversalmente respecto de las tiempo: fuera de las lneas de fuga, que remiten a Ain y al
formas constituidas. Pero trazar una lnea sobre el plano espacio liso, lneas "de segmentaridad dura" (ciclos
da otro punto de vista sobre el conjunto de una situacin, binarios y espacio estriado) y, entre esos dos polos, un
un criterio inmanente que permite analizar los tipo de lnea de naturaleza ambigua, llamada "de
agenciamientos segn sus dos polos, desterritorializacin segmentaridad flexible" (muestras fragmentarias, umbra-
y estratificacin (instituciones). En efecto inmanente, por- les de redistribucin afectiva) (MP, 238-252,271-283).
que, de acuerdo con la primaca del plano de inmanencia Por qu Deleuze afirma la primaca de las lneas de
desde el punto de vista crtico (condiciones de la expe- fuga (A 152, 163; MP, 250), cuando parecen tan frgiles,
riencia), toda forma u organizacin debe constituirse a tan inciertas, en ocasiones ausentes, o bien agotadas, mien-
partir de l. Por lo tanto, no hay un mundo de las formas tras que una situacin parece primero definirse por sus
regularidades, sus movimientos peridicos de los que pre-
cisamente hay que salir? El orden de hecho no debe ocul-
tar el derecho: si es cierto que la transversal est primero
5. Fue Flix Guattari el que forj un concepto de transversalidad, en la experiencia, justamente sobre ellas se construyen las
antes de su colaboracin con Deleuze. Vase Psychanalyse el formas y los sujetos, que deben estar constituidos en lo
iransversaUt, que las ediciones La Dcouverte acaban de reeditar.
Los dos pensadores no dejaron de intercambiarse nociones que cada
dado. De donde, a la inversa, las lneas de fuga que las
uno utilizaba y comprenda a su manera, sin perjuicio de retrabajarlas atraviesan originariamente desde adentro, las mltiples
juntos en e] marco de una tarea comn. exterioridades internas que las trabajan al tiempo que las
iimininnii!imfflni!iMliillllninillIT11!
60 FlU NgOIS_Zo URA BICHVILI EL VOCABULARIO DE ELEUZE
constituyen, y que justifican un "alegre pesimismo", una rico?). Todo parte de una meditacin sobre la relacin cu-
fe inmanente, la expectativa serena de das mejores aun- tre la guerra y el deseo, sobre la recurrencia de la imageu
que las cosas vayan necesariamente mal. Porque si nues- de la guerra en los escritores arrastrados sobre una "lnea
tras formas estn construidas sobre desterritorializaciones de fuga". Como siempre, Deleuze y Guattari rechazan la
primeras, y si padecemos por su dureza, no por ello deja- calificacin de metfora como procedente de un contra-
mos de necesitarlas para reproducir nuestra existencia. sentido (D, 169). El concepto de mquina de guerra res-
"Deshacer el organismo nunca fue matarse, sino abrir el ponde a la cuestin de la ambigedad de la "lnea de fuga"
cuerpo a conexiones que suponen todo un agen- JTirjin^JiLadnJU^^^n^^
ciamiento ... Hay que conservar bastante el organismo para rrsprjuao&4e4estem^^
que se reforme en cada amanecer" (MP, 198); porque una su capacidad de convertirse en lnea de abolicin. Porque
vez ms, el problema no es huir (el organismo) sino hacer as como sera demasiado sencillo considerar el amor a la
huir. muerte o el vrtigo fascista como lo opuesto al deseo, se-
ra demasiado sencillo creer que el deseo no enfrente otro
peligro que el de su reterritorializacin. En El ani-Edipo,
Mquina de guerra a pesar de la lgica del "cuerpo sin rganos", la relacin
que el deseo colectivo mantiene con la muerte permaneca
, f^^^^-,j&itxffm**r*^^'ft?r*-f?G*Stt^ef^^
" ' ' - *
ligado "con ra"iritenGrizacin de su propia regresin: en tal
* "Cada vez que una lnea de fuga se transforma en con1:erEcj7HTas^ todava de cualquier
lnea de muerte, no invocamos una pulsin interior del tipo otra sociedad sino por la ndole extrema de la
'instinto de muerte', seguimos i n v o c a n d o un reterritorializacin arcaica a la que procede para conjurar
agenciarmento de deseo que pone en juego una mquina la desterritorializacin propia de la poca capitalista (A(E,
objetiva o intrnsecamente definible. En consecuencia, no 37. 306-307, 439-440). Muy distinto es lo que ocurre con
es por metfora por lo que, cada vez que alguien destruye Mil mesetas: ''pasin de abolicin" designa el momento
. *' JJnUj,U( I, WV'i<e^.JJ.t.'i>5>3)t*-jai^-''>1SW
a los otros y se destruye.a s mismo, sobre su lnea de fuga enoueisideseo enfrenta su represin en condiciones
**w*"*"~^'*ia****v^i^iafr(ga^1[^^^
des-
saa --tte-MaSa*
invent su propia mquina de guerra." (D, 171) "Defini- ^rejMas^
J
encu^traen la destruccin de los otros v de
^^^Sw.=dw-*S*r?^^
mos la 'mquina de guerra' como un agenciamiento lineal objeto" que le queda^ujrm^r^^u^p^
que se construye sobre lneas de fuga. En este sentido, la _ e..$..g.se^mgjrientoj
mquina de guerra no tiene en modo alguno por objeto la compliy^^^ n,
guerra; su objeto es un espacio muy especial, espacio liso, donoeel deseo encuentra en el rrdsrnoseno de laderrota el
''* i , i uH-*^""nA*--' *' ^>- *^ **"*k i fM"Watjtnny ^>ft<i*togJ>>dt^j<UB^.as,&^ifY^^--y?.j<:^. fXtrttfpli J ^fV
que ella compone, ocupa y propaga. El nomadismo es pre- recurso atrozde volver el Estadocorig^^)^^^]ja^;ggQp
cisamente esta combinacin mquina de guerra-espacio ^a^aT^a*v^cKefT^^sgu^SJ^S]^3" (MP> 279-
liso." (Pt 50) 2^7^*E^&^st^afT^eTQ?eseo funcionando por as decirlo en
** Este concepto comprende dos niveles de dificultad, vaco no se confunde con el no-deseo de la neurosis, .por-
que conciernen al contenido (se dice con insistencia que que lo que el deseo conjura dndose por objeto ltimo la
la mquina de guerra no tiene por objeto la guerra) y al guerra o la muerte es precisamente la interiorizacin;
status (es un agenciamiento histrico, universal, metaf- pinsese ms bien en el polo "repulsivo" o "paranoico"
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
02 RANCOIS ZOURABICHVTU
produccin (comprese este texto con el comienzo del pri- entre la experiencia que designa, y que se trata de elevar i!
mer captulo de Materia y memoria, dado posteriormente concepto, y la interpretacin que transmite, ajustada a las
como ejemplo de instauracin de un plano de inmanencia: exigencias de las representaciones conscientes de un su-
IM, cap. 4; QPh, 50). En segundo lugar, los cortes de flujo jeto constituido. Por lo general se opone el deseo a su
se inscriben, se registran o se distribuyen segn la ley de realizacin, de tal modo que es rechazado del lado del sue-
la sntesis disyuntiva sobre un cuerpo pleno sin rganos o, del fantasma, de la representacin. Pero ocurre que el
(A05, 15-22). Por ltimo, un sujeto que en ningn caso deseo es llevado del lado de la produccin, que su modelo
preexiste a la mquina sino que es all producido como un no es ya el teatro -la eterna representacin de la historia
"resto" o un "residuo" circula a travs de las disyunciones de Edipo- sino la fbrica, y que "si el deseo produce, pro-
y las consume como otros tantos estados de s mismo (A(E, duce lo real... el ser objetivo del deseo es lo Real mismo"
22-29; para una recapitulacin de los tres aspectos, 43-50). (ACE, 34). El deseo no es la representacin de un objeto
Lasjafluinas T
deseantes son paradjicas: t:slo funcionan
,rgrr--Mw^*w*TH *-gi~^pH*.p^-^ -- r.^pj^-.-yM^-y^A-^^^.I^Q^^^J i.jtiri f-^"*;*'"- m-i m.r~f'^ *-^
! ! ;V : ng
ausente o faltante sino una actividad de produccin, una
descompuestas"
***.=s*'W<^t^^
(A(E, 38-39). Esta paradoja r >
slo _
es apa-
r
experimentacin incejyine^_rm^ La
rente- si uno se percata de que la palabra maquina no es proposicin famosaV'eldcsep es mquina^VACE, 34), ad-
aqu una metfora. En efecto, el sentido corriente de la quiere as un doble alean" ce'polmicb: O Impugna la idea
palabra resulta de una abstraccin por la cual se aisla la psic o analtica segn, la cual el sueo sera el ''"camino real1.'
mquina, tcnica de las condiciones de su emergencia y de hacia el inconsciente; 2) ms que coincidir, compite con el
su funcionamiento (hombres, eventualmente animales, tipo marxismo, suscitando a su vez el problema de la produc-
de sociedad o de economa, etc.). La mquina es entonces cin de la existencia y planteando que 'J^Jjfiseo-forma-
social antes de ser tcnica, ignora la distincin entre su parte de la infraestructura" (A(E> 124; el modelo del in-
produccin y su funcionamiento, y en modo alguno se c^nscTeTte^a^nca^^ia'za al del inconscente-teatro).
confunde con un mecanismo cerrado (Kpltn, 145-146:^4(E, Sin embargo, romper con las concepciones habitual-
43 y sigs. y 464). Por ltimo, no hay diferencia de naturale- mente idealistas del deseo implica impugnar su lgica:
za entre las "mquinas sociales" (mercado capitalista, Es- cuando uno se figura el deseo como la tensin de un suje-
.tado, iglesia, ejrcito, familia, etc.) y las "mquinas to hacia un objeto (lgica de la representacin del deseo),
deseantes", sino una diferencia de rgimen o de lgica: se lo^s.ubt.dlna.a un fin que se distingue de l: la pose-
- J ' " *'*~^-****^^f^~*-^*r*~~*-v^f*~i>M*^ttrvJf^^ ~,^~
stas "invisten" aqullas y constituyen su inconsciente, sin; de tal modo, no slo no se pone de manifleSffTa
**M*Wfc
vale decir, a la vez se alimentan de ellas y las posibilitan, al realidad del deseo como tal o de su formacin, sino que el
tiempo que las hacen "huir" ((E, 406 y sigs., 483), EnM deseo se engaa a s misino. Ciertamente, creo necesario
mselas, el concepto de mquinas deseantes desaparece poder disponer de los seres y las cosas sobre los cuales
en beneficio de los conceptos de agenciamiento y de m- son tomadas las singularidades que entran en la composi-
quina abstracta (donde se encuentra esa funcin paradji- cin maquinstica de mi deseo, y establecer as mi "territo-
ca de condicionamiento desestabilizante). rio"; pero esto es para poder desear, en otras palabras
*** No debe asombrar el desvo entre la concepcin para proseguir una aventura afectiva en ese plano
deDeleuzey Guattary la significacin corr ente de la pa- maqunico. El deseo, en este sentido, no es falta sino pro-
labra deseo: en verdad el desvo est en la palabra misma, ceso, aprendizaje vagabundo; tan slo padece que lo inte-
66 FRANCOIS ZOURABICHVILI EL VOCABULARIO DE DELEUZE f? }
rrumpan, y no que el "objeto" se sustraiga una y otra vez. ma se convierte en el de la distincin de do.s tipos de
Asimismo, es en esto en lo que se distingue del placer: la multiplicidad (actual-extensiva, que se divide en parias
exploracin de dolores tambin tiene que ver con el deseo; exteriores unas a otras, como la materia o la extensin; y
no porque se quiera sufrir y encontrar placer en eso, pero virtual-intensiva, que slo se divide en dimensiones en-
todava se trata de un devenir, de un viaje afectivo (ejem- vueltas unas en otras, como la memoria o la duracin).
plos del amor corts: D, 119-121 y MP, 193-194; del maso- Ms an, la vieja oposicin aparece relativa a uno de
quismo: MP, 188,192). El otro engao es el del sujeto: re- los dos tipos, el tipo actual-extensivo, que deriva por
presentarse el deseo como una facultad ya lista para "actualizacin" del tipo vrtual-intensivo. Por eso la in-
expresarse, cuyas nicas trabas conocidas son exteriores vocacin de una o varias multiplicidades sin otra forma
(sujeto refrenado, impedido de exteriorizarse). En realidad, de precisin siempre remite en Deleuze al upo virtual-
el deseo no est dado de antemano y no es un movimiento intensivo, nico que realiza la unidad inmediata de lo
que ira del adentro al afuera: nace afuera, de un encuentro mltiple, la inmanencia recproca de lo mltiple y el uno.
\ de un acoplamiento (D, 66,116). Explorador, experimen- Por un lado, Deleuze permanece profundamente fiel
tador, el deseo va de efecto en efecto o de afecto en afec- a la idea bergsoniana segn la cual lo concreto es siem-
to, movilizando a los seres y las cosas no por ellos mismos pre un mixto donde el pensador debe distinguir las dos
sino por las singularidades que ellos emiten y que l toma. tendencias o los dos tipos de multiplicidades: de aqu
Esta toma no implica que las cosas se fragmenten, corno en proviene la serie de las grandes dualidades: Chrbnos-
el concepto kleniano, porque las cosas y los "objetos par- Ain: espacio estriado-espacio liso; molar-molecular; etc.
ciales" no operan en el mismo plano, y porque el plano en (lase comparativamente B, 11-28 y MP, 593). Y se ve
que estos "se maquinan" no implica cosas. La representa- que no se trata de dos mundos, ni siquiera de dos op-
cin usual del deseo-tensin hacia algo o alguien-, pues, ciones separadas entre las cuales la existencia tendra
remite a la formacin de una "mquina deseante'' que pre- que hacer una eleccin: de una manera general, para
cede la divisin sujeto-objeto y da cuenta de ella. Deleuze slo hay cuerpos, y el acontecimiento en su
superficie, ya que el espritu se confunde con las aven-
. turas "cristalinas" del plano de inmanencia o del cuerpo
Multiplicidades sn rganos (FB-LS, 34); en ningn caso lo virtual tras-
ciende lo actual o existe fuera de l, aunque lo asedie y
lo desborde.
* "La multiplicidad no debe designar una combina- -Por otro lado, Deleuze constantemente trabaja el con-
cin de mltiple y de uno sino, por el contrario, una orga- cepto de multiplicidad, llevndolo por caminos ajenos a
nizacin propia de lo mltiple en cuanto tal, que de nin- Bergson. Del concepto inicial sobre todo retiene un ras-
guna manera necesita de la unidad para formar un go notable, al que da un alcance indito: t!lo que no se
sistema." (DR, 236) divisa sino cambiando de naturaleza" (B, 32; DR, 306,
** De origen bergsoniano, este concepto opera un 331; MP, mesetas 1, 2, 10, 14; IM, caps. 1-2)."Lo cual
doble desplazamiento: por un lado la oposicin del uno implica todo el equvoco de la tesis de una primaca del
y lo mltiple deja de ser pertinente, por el otro elproble- Uno en Deleuzefi, En Diferencia y repeticin, la multipli-
68 FEANCOIS ZOURABICHVILI EL. VOCABULARIO DE DELEUZE
cidad entraba en una teora del problema o de la Idea toma no implica fragmentacin o prdida de un todo, como
(236 y sigs.); ya, bajo el nombre de''perplicacin1', Deleuze en Melanie Klein, ya que al abandonar el plano de las ro u-
evocaba all transiciones no-jerrquicas, laterales, entre lidades constituidas (los objetos de lo dado emprico, or-
Ideas de toda naturaleza, segn la "anarqua coronada" ganizado segn las exigencias de la representacin) para
del ser afirmado en su univocidad (242, 359); sin embargo, alcanzar aquel donde se agencian fragmentos de alguna
la descripcin lgica de las multiplicidades aqu conserva- manera absolutos, sin horizonte de totalizacin, no se hace
ba todava algo esttico. Es en Mil mesetas donde las con- ms que alcanzar las condiciones de la experiencia "real".
secuencias del rasgo notable son enunciadas con ms cla- Al no tener ni forma ni individualidad, esos fragmentos de
ridad: articulada directamente a la idea de encuentro, se realidad cualquiera dan lugar al agenciarse a
comprende mejor en qu toda multiplicidad es de entrada individuaciones intensivas (o "ecceidades"; MP,-31S y
"multiplicidad de multiplicidades" (MP, 47; la composicin sigs.); constituyen, a manera de "singularidades
del libro, por otra parte, obedece explcitamente a esta l- prendividuales", las dimensiones intensivas de una mul-
gica). Paralelamente, el concepto de multiplicidad suminis- tiplicidad (LS, 345;CE, 369n28 y 387). Desde este punto
tra la lgica de las piezas que componen las mquinas d vista, la lgica de las multiplicidades completa la de las
deseantes o los agenciamientos: "objetos parciales" cuya disyunciones inclusivas, y los conceptos de multiplicidad
y de singularidad resultan estrechamente solidarios.
En este punto, el lector puede tener la desagradable
sensacin de un arrebato, hasta de una neutralizacin re-
6. Esta tests es sostenida por Alaln Badiou, en un libro del que por otra
parte hay que saludar la altura del punto de vista y la preocupacin por
cproca de los conceptos; las dimensiones de una multipli-
una verdadera controversia: Deleuze. La clatneur de l'ire. Pars, cidad son a su vez multiplicidades, por tanto singularidad
Hachette, 1997. Si el pluralismo impugnado por Deleuze es el de la - multiplicidad, etc. Esta sensacin se disipa cuando uno
equivocidad (pg. 38), no podemos ms que estar de acuerdo; slo que la recuerda que una multiplicidad se compone de-dimensio-
equivocidad es precisamente para Deleuze un seudo-pluralisnio, la garanta
ms segura de la trascendencia del Uno respecto de lo mltiple. El fondo
nes que se envuelven unas a otras, cada una retomando al
del problema es el siguiente: para Deleuze, el pluralismo no puede resto en otro grado, segn una lista abierta que puede
pensarse sino a condicin de que exista una primaca ce la relacin, aumentar con nuevas dimensiones; mientras que, por su
cosa que Badiou no puede admitir, en nombre del vaco portador de un parte, una singularidad nunca es aslable, pero siempre
suplemento, el cual, para Deleuze, dependera del milagro trascendente
"se prolonga hasta la vecindad de otra", segn el princi-
y no de la creacin (el malentendido llega al colmo bn la pg. 135,
cuando el pasado virtual es confundido con un simple pasado vivido; pio de la primaca de los acoplamientos o de las relaciones.
vase aqu mismo "Cristal de tiempo"). A partir de entonces, Deleuze As es como la multiplicidad se transforma "dividindo-
efectivamente necesita "un concepto renovado del uno" (pg. 19), se", en un cuerpo sin rganos que jams equivale a un
pero como sntesis inmediata -o disyuntiva- de lo mltiple ("univocidad
del ser" no tiene otro sentido). De ah procede la ecuacin: "pluralismo
"cuerpo propio" (por el contrario, ese concepto supone la
= monismo" (MP, 31), que podra expresarse igualmente: diferencia detencin del juego primario de las mquinas deseantes, y
interna = exterioridad de las relaciones. Al respecto, el concepto de la distribucin "sedentaria" de un organismo).
'"simulacro", aplicado al ente, es menos esencial para el deleuzianismo *** Otra dificultad aguarda al lector; el aparente equ-
que para la interpretacin que da Badiou de l; nos sentiramos ms
inclinados, por nuestra cuenta, a preguntar por qu Deleuze lo abandona
voco ligado con la consideracin de dos niveles de
definitivamente luego de la Lgica del sentido. Vase "Univocidad del preindividualidad, en algunos pasajes de Mil mesetas. La
ser".
70
PRANCQIS ZOURABICKVILI
El. VOCABULARIO DE ELEUZE
datos, ya no tenemos fe en los encadenamientos de la cos- otros, donde "infinitos" significa: abstrados do todas l,is
tumbre o de la tradicin que, en las puntualidades aleatorias coordenadas espacio-temporales, reducidos a su puro sen-
de la vida individual y colectiva, nos haran reconocer da- tido expresablepor el infinitivo verbal. Las determtnacio-
tos prolongables en accin, y que mantenemos a falta de nes consideradas son las que el pensamiento identifica
algo mejor, en una forma relajada; volvemos a una suerte como las que le pertenecen en derecho: as se hace un;t
de indiferencia, cuya renegacin, cada da ms penosa, es divisin del hecho y el derecho -divisin singular y
mantenida por los restos de viejos esquemas. Aunque pre- reacondicionable, no originaria; volveremos sobre esto ms
sentimos que hay algo importante a extraer del caos, pero abajo- que libera una imagen del pensamiento, cuyo
nos repugnan las formas consuetudinarias de su asigna- correlato es uno o vatios persona]es conceptuales que efec-
cin, y adivinamos que las condiciones de un discerni- tan sus movimientos constitutivos. Estos personajes no
miento inmanente no estn ellas mismas dadas sino que se confunden ni con el autor ni con los interlocutores fic-
dependen de un acto especial. En suma, carecemos de un ticios a quienes puede ocurrir que haga dialogar, aunque
plano que recortara el caos, de condiciones que nos per- en ocasiones estos los encarnen: ellos mismos tomados
mitiran ligar esos datos y encontrarles un sentido, en el sobre el caos (Juez, Investigador, Idiota, Tartamudo, etc.),
modo de una problemtica ms que de una interpretacin. son otras tantas posturas que el pensador adopta mien-
Pensar comienza por la efectuacin de tal corte o la instau- tras piensa, y que a travs de l se convierten en meras
racin de tal plano. El plano de inmanencia es la condicin determinaciones de pensamiento. El conjunto plano-per-
en la cual tiene lugar un sentido, siendo el mismo caos ese sonaje define el o los problemas que se plantea un pensa-
no-sentido que habita el propio fondo de nuestra vida. Sin dor a travs de esa tentativa de resolucin que es la crea-
embargo, el plano es algo muy distinto que-un esquema de cin de conceptos (QPh, cap. 3).
interpretacin, que tiene que ver con las formas de pensa- Lo cual implica hasta qu punto la intuicin tiene un
miento estereotipadas, con los lugares comunes cuyo caos papel en filosofa, por lo menos "si se considera la intui- 1
recuperamos, en vez de enfrentarlo: el plano no es subya- cin como la envoltura de movimientos infinitos de pensa- i
l
cente a lo dado, como una estructura que lo hara inteligi- miento que recorren incesantemente un plano de inmanen-
ble a partir de una "dimensin suplementaria" a las que cia" (QPh, 42), no como el acceso a realidades superiores,
implica. a esencias independientes del pensamiento. Es en este
De qu naturaleza es el plano? Por fuerza presenta sentido, y solamente en ste, como el pensador tiene vi-
dos caras, cada una de las cuales es el espejo de. la otra: siones, que se confunden con el devenir-filosfico de al-
plano de pensamiento, plano de naturaleza, porque "el
movimiento no es imagen del pensamiento sin ser tambin
gunas determinaciones del mundo, con el gesto de orien- I
tar el pensamiento sin referencia, de inventar su propio
materia del ser" (QPh, 41). Desde el punto de vista "for- sistema de orientacin (QPh, 40; P, 202): "no estn afuera
mal", como habra dicho Spinoza, el acto consiste en se- del. lenguaje, son su afuera" (CC, 16). Es tambin en este
leccionar algunas de las determinaciones caticas -aque- sentido como los conceptos-de la filosofa, que slo reci-
llas quemas arriba llambamos ocurrencias, puntualidades, ben su sentido del problema con el que se vinculan, estn
o datos por as decir mrraaWes-para "conservarlas" como sometidos a una parte de comprensin no-conceptual, la
otros tantos "movimientos infinitos" plegados unos en que involucra tanto al no-filsofo -porque permite com-
76 EL VOCABULARIO DE.ELEUZE
TL
prender en qu la filosofa se dirige a l en derecho- corno Bergson - vase QPh, 49-50)? La-respuesta puedo
al filsofo, que hara mal en desterrar de su trabajo la parte esquematizarse as: 1) s el conjunto de los datos o las
de s mismo que no filosofa. Obsrvese queDeleuze llama determinaciones es un caos es porque llevan en s imge-
Razn a ese momento puramente intuitivo del plano (QPh, nes del pensamiento rivales, de tal modo que el pensador
74). No slo por ocurrencia o provocacin, sino para sea- que los retuviera a todos se derrumbara y su plano no se
lar que no es posible concebir una razn nica originaria; distinguira ya del caos; 2) pero a la inversa, toda selec-
si existe razn, depende plenamente de una instauracin, cin, por su coherencia misma y su reposo relativo, corre
o ms bien de actos mltiples de instauracin, llamados el riesgo de desembocar en que el pensador identifica su
"procesos de racionalizacin" (PV, 1-9 y 15). Perpetuamen- plano con un plano nico y universal que remplazara en-
te bifurcante, no existe fuera de racionalidades distintas, tonces el caos, y volvera a entronizar la trascendencia,
cada una de las cuales remite a un acto de fundacin forzo- devaluando por eso mismo sus propios conceptos en opi-
samente irracional, pero que no por ello deja de testimo- niones (vase la oposicin distribucin nomada-distribu-
niar .acerca de una necesidad de otro orden: el pensamien- cin sedentaria); 3) el pensador slo conjura ese retorno
to qne cree poseerse l mismo o que proyecta ese ideal en de la trascendencia y la opinin si traza su plano de mane-
un porvenir indefinido no puede ms que remitirse a la ra de envolver tanto como pueda EL plano de inmanencia,
trascendencia, a creencias que superan lo dado y que se o sea, lo impensable que volvera a conducir al caos al
sustraen a la misma prueba del pensar (vase AGE, 447, 455 pensamiento que se identificara con l pero cuya afirma-
&ID, 365-366: "La razn es siempre una regin cortada en cin no es menos necesaria para evitar la otra identifica-
lo irracional..."). Por ltimo, la intuicin va de la mano con cin, la de lo creado y lo originario; 4) por tanto, debe
un gusto en la adaptacin de los conceptos creados en el retener como determinaciones de derecho del pensamien-
plano que los requiere. La consecuencia ltima del con- to aquellas que lo afectan con movimientos infinitos que
cepto de plano de inmanencia se la puede adivinar, y es expresan la avanzada por perpetuo nuevo comienzo y bi-
que no hay verdad sino creada (QPh, 31-32; 55; 1T, 191). furcacin, o la insistencia de otro pensador en el pensador
De manera que, una vez ms, el criterio de verdad, que slo (tartamudeo, glosolalia, bsqueda como un perro por sal-
interviene en la relacin del plano con el concepto, del tos desordenados, etc.) (sobre todo esto, vase QPh, 51,
problema con su solucin, se subordina al de lo interesan- 55,59, 67, etctera)..
te, de lo importante, de lo notable (DR, 245; QPh, 80 - lo Este concepto es el primero en el "orden de las razo-
que Deleuze llamaba antes "llevar la prueba de lo verdade- nes"? En apariencia, la pregunta puede formularse porque,
ro y lo falso a los mismos problemas" (B, 3;DK, 198-213). siendo un concepto de las condiciones de la experiencia,
No debe confundirse entonces la crtica y la subordina- el plano de inmanencia no deja de aparecer precedido por
cin deleuzianas del concepto de verdad con una supues- el caos. Aclaremos un equvoco: no puede haber experien-
ta indiferencia de Deleuze a la cuestin de la verdad (vase cia del caos, porque sta se confundira con el derrumbe
JT, caps. 5-6). del pensamiento, que se dejara atrapar por l sin encon-
Pero por qu Hay planos, ms que un solo y nico pla- trar algunos esquemas que pueda oponerle, ni tener la in-
no que podra llamarse EL plano, y que muy escasos pen- tuicin de un plano que vendra a recortarlo y le permitira
sadores parecen haber encarado (Spinoza y fugitivamente adquirir consistencia en un cuadro clnico. Por eso las
EL VOCABULARIO DE ELEUZE
-FlUNCOTS ZoURABTCllVlLI
que significa pensar y que no puede ms que volver ince- "De inmanencia" y no ya "trascendental": porque el
santemente al acto que lo engendra (corte del caos). S plano no precede alo que viene a poblarlo o llenarlo, sino
puede decirse que Spinoza mostr EL plano, es en la medi- jiic se construye y sereacondiciona en la experiencia, de
da en que el pensamiento se refleja en ese "espacio liso" I al manera que no tiene ya sentido hablar de formas a priori
ocupado nicamente por movimientos desiguales, de la experiencia, de una experiencia en general, para to-
componibles o no, recomponbles siempre de otra manera, dos los lugares y todos los tiempos (as como tampoco
y los vive como otros tantos dramas de s mismo, de ensa- puede uno contentarse con el concepto de un espaco-
yos o de alucinaciones de lo que puede significar pensar. icmpo universal e invariable). En otros trminos, tales
Concluyamos con algunas referencias. El concepto de condiciones no son "ms amplas de lo que condicionan",
plano de inmanencia remplaza el "campo trascendental" y por eso la filosofa crtica as radicalizada pretende enun-
surgido de las filosofas de Kant y de Husserl (sobre estos ciar los principios de una verdadera gnesis, no de un sim-
dos autores, vanse LS, series 14a-17a y QPh, 48-49). ple condicionamiento externo indiferente a la naturaleza
"Plano" y no ya "campo": porque no es para un su- de Lo que condiciona (los episleme o los "apo histri-
jeto supuestamente fuera de campo, o en el lmite de un cos" de Foucault dan una idea de esta exigencia, aunque
campo que se abre a partir de l en el modelo de un tos planos de pensamiento segn Deleuze se refieran ms
campo de percepcin (vase el Ego trascendental de la bien a autores y a obras).
fenomenologapor el contrario el sujeto se constituye No habr de verse una contradiccin en el hecho de
en lo dado, o ms exactamente en el plano); y tambin que Deleuze no renuncie muy simplemente a un discurso
porque todo lo que viene a ocuparlo no crece o no se de tipo "trascendental": el concepto forzosamente general
conecta sino lateralmente, sobre los bordes, y all todo de las condiciones de la experiencia real (o sea, siempre
no son ms que resbalones, desplazamientos, cnamen singular, inseparable de una produccin de novedad) no
(LS, 15-16,311-312), y hasta "clnica", no slo en el sen- se confunde con supuestas condiciones de la experiencia
tido definido ms arriba de "deslizamiento de una orga- c.n general. Pero innegablemente hay que resolver una di-
nizacin a otra", sino en el de "formacin de una desor- ficultad, hay que realizar una mutacin filosfica, puesto
ganizacin, progresiva y creadora" (lo que remite a la que se trata de pensar el concepto de algo que jams es
definicin deleuziana de ^perversin vase "Lnea de dado de una vez ni para siempre, que tampoco se da pro-
fuga"). Los movimientos en el plano-se oponen a la ver- gresivamente parte por parte, pero que se diferencia o se
ticalidad de una fundacin o a la rectilinealidad de un redistribuye, y no existe sino en sus propias variaciones
progreso (es en Lgica del sentido donde el campo tras- (vase la oposicin del ( una vez por todas" y del "por
cendental comienza a ser pensado como un plano, aun- todas las veces". DR, 127-128,152; LS, 76). Desde su pri-
que la palabra no sea pronunciada: LS, 133; y la trada mer artculo "La concepcin de la diferencia en Bergson"
profunddad-superficie-altura -vale decir, mezclas de en. 1956, Deleuze aboga por un tipo nuevo de concepto,
cuerpos en interaccin y compenetracin, acontecimien- cuyo bosquejo encuentra en Nietzsche (Voluntad de po-
tos, formas- ser vuelta a jugar o repetida de diferente der) y en Bergson (Duracin, Memoria): un concepto que
manera encaos-plano-trascendencia u opinin en Qu obedece a la lgica de la diferencia interna, o sea, cuyo
es la filosofa?}. objeto "no se divide sin cambiar de naturaleza" a cada
84 FUANCOIS ZOURABICHVILI lM, VOCABULARIO DE DELEUZE 85
momento de su divisin, pero difiere de s con cada afirma- licen afuera, por el otro no se distinguen otolgicamente,
cin de s (vase "Empirismo trascendental"). As se ob- no siendo ms que dos expresiones de una sola y misma
tiene el concepto de condiciones de la experiencia que se ccalidad); 2) la ruptura de tono ocasionada por la insercin
van diferenciando con la experiencia, sin por ello confun- abrupta de la teora de los cuerpos en el curso deductivo
dirse con ella y alcanzar lo emprico por confusin del de- de la 2a parte (el pasaje se encuentra despus del escolio
recho y el hecho. Tal concepto no expresa ya nada de uni- de laprop. 13); y 3) el alcance expresamente tico de esta
versal: de ah que Deleuze hable a veces del plano de teora (vase IV, 39 y dem.). "Era necesario que el autor
inmanencia en general, otras del plano instaurado por tal o diga efectivamente todo lo que yo le haca decir" (P, 15):
cual filsofo. Realmente son las variaciones de un solo y bajlas apariencias de una broma, puede la historia de la
mismo plano, una vez que decimos que "un solo y mismo" filosofa desear mxima ms rigurosa y ms profunda (sal-
no expresa ya nada de permanente o de idntico a s (Lgi- vo que nos despidamos de la filosofa).?
ca del sentido trabaja particularmente esta nocin de "un
solo y mismo" en el sentido de lo que no existe sino difi-
riendo consigo; la nocin de "comn" padece una suerte Problema
paralela-vase "Univocidad del ser").
Por ltimo, comprubese que el uso deleuziano de la
palabra "inmanencia" no deriva de Husserl, aunque tam- _ * Por no ver que el sentido o el problema es extra-
bien surja en el marco de un cu esto namiento crtico y no proposicional, que difiere en naturaleza de toda proposi-
metafsco: Deleuze extrae de Spinoza la herramienta de cin, se pierde lo esencial, la gnesis del acto de pensar, el
una radicalizacin antifenomenolgica de la filosofa crti- uso de las facultades." (DR, 204) "Todo concepto remite a
ca, por una operacin que no carece de analoga con el un problema, a problemas sin los cuales no tendra senti-
post-kantismo, cuya importancia varas veces destaca. En do, y que a su vez no pueden ser deslindados o compren-
efecto, la inmanencia se vuelve "pura", o "para s" en vez didos sino en la medida de su solucin." (QPh, 22) "Nos
de esa inmanencia a la conciencia que Husserl converta hacen creer a la vez que los problemas ya vienen prepara-
en su criterio de mtodo (y cuando Deleuze rehace la ope- dos, y que desaparecen con las respuestas o la solucin:
racin unasegunda vez al interpretar el primer captulo de en ese doble aspecto no pueden ser ya sino fantasmas.
Materia y memoria, es para remedar la famosa frmula de Nos hacen creer que la actividad de pensar, y tambin lo
la intencionalidad: toda conciencia es algo, y no concien- verdadero y lo falso respecto de esta actividad, slo co-
cia de algo -vase IM, cap. 4). Convertir la lgica de las mienzan con la bsqueda de las soluciones, no conciernen
modas finitas de la substancia spinoziana en el enunciado ms que las soluciones." (DR, 205) "La verdadera libertad
de un plano de experiencia, es extralimitar el derecho del est en un poder de decisin, de constitucin de los mis-
intrprete? No, si tenemos en cuenta 1) las razones para mos problemas." (B, 4)
considerar que el concepto de substancia nica, en la 1a ** No debe desdearse la importancia del concepto de
parte de la Etica, se obtiene bajo la exigencia de la inma- problema en Deleuze, as como la precisin que le confiere,
nencia y no la inversa, o sea, a partir de los "atributos" siguiendo y ms all de Bergson. Es usual, por lo menos
que son la extensin y el pensamiento (por un lado no en Francia, que los profesores de filosofa exijan ante todo
FRANCOS ZOURABICHVILT ll. VOCABULARIO DE ELEUZE
de sus alumnos una "problemtica"; no obstante, es raro I rutista", o "historiador" en el sentido de la historia natu-
que se ejerciten en definir su naturaleza, de tal modo que la ral: taxonomista o clnico, experto en la localizacin y la 1
1
cosa se rodea de un aura de misterio inicitico que no deja diferenciacin de los regmenes de signos CP, 67, l$6;QPh,
de producir sus efectos normales de intimidacin. Toda la 55): por un lado, una nueva imagen del pensamiento, defi-
pedagoga de Deleuze resida en esa insistencia nida por la seleccin de ciertos "movimientos infinitos"
metodolgica y deontolgica sobre el papel de ios proble- (nuevo corte en el caos, nuevo plano de pensamiento);
mas (para convencerse de esto basta con consultar sobre por el otro, los personajes conceptuales que lo efectan
todo los registros o transcripciones de sus cursos, muy (QPh, caps. 2-3 y particularmente pgs. 54,72,78-80).
ampliamente disponibles hoy en da, vanse referencias Primera consecuencia: el horizonte del sentido no es
bibliogrficas): un enunciado, un concepto slo tienen universal (vase "Plano de inmanencia", "Univocidad del
sentido en faldn del problema al que se refieren. El ser"). Segunda consecuencia, o vertiente deontolgica:
problema filosfico, que debe ser enunciable, no se con- discutir en filosofa, vale decir, oponer a un autor objecio-
funde con la dramaturgia ordinaria de la disertacin, esa nes que-forzosamente no se entienden sino desde el punto
puesta en contradiccin sobre un mismo tema de tesis a de vista de otro problema y en otro plano, es perfectamen-
primera vista tan procedentes una como la otra (porque lo te vano, no es ms que la parte frivola o reivindicativa de
que se llama problema no es entonces ms que el calco la actividad intelectual. No porque el intercambio deba
artificial de las respuestas a una pregunta cada del cielo). proscribirse ni porque el pensamiento sea-autrquico -en
Cul es ese sentido que el problema confiere a la enuncia- Deleuze hay todo un tema de la "soledad poblada"-, pero
cin conceptual? No se trata de la significacin inmediata el dilogo slo tiene inters en el modo de la colaboracin
de las proposiciones: stas slo se refieren a datos (o es- desconcertante, del tipo Deleuze y Guattari, o bien en el
tados de cosas), que precisamente ellos mismos carecen modo de la libre conversacin, cuyas elipses,
de la orientacin, el principio de discriminacin, la proble- discontinuidades y otras acumulaciones pueden inspirar
mtica que les permitira relacionarse, vale decir, producir al filsofo: A primera parte; QPh, 32-33,132-133,137-139).
un sentido. Los problemas son actos que abren un hori- Tercera y ltima consecuencia: la argumentacin, si es ple-
zonte de sentido, y que sustentan la creacin de los con- namente exigible del filsofo, permanece subordinada al
ceptos: un nuevo aspecto del cuestionamiento, que abre acto fundamental de plantear un problema.
una perspectiva inhabitual sobre el ms familiar o que con- *** Este acto de posicin es la parte irreductiblemente
fiere inters a datos hasta entonces considerados insigni- intuitiva de la filosofa, lo que no significa arbitraria, ni
ficantes. Por cierto, cada uno se muestra ms o menos dis- desprovista de rigor: simplemente, Ja necesidad responde
puesto a reconocer ese hecho; pero una cosa es admitirlo, a otros criterios que el del racionalismo, es decir, de un
y otra extraer sus consecuencias tericas. Si el pensamiento que se poseera a s mismo; y el rigor, a otras
cuestionamiento es la expresin del problema, su cara di- virtudes que las de la inferencia vlida. Una vez ms, esta
rectamente enunciable (aunque las preguntas en ocasio- ltima debe ser el objeto de una preocupacin secundaria,
nes permanezcan implcitas en filosofa), no por ello dejan o sea: subordinada y no facultativa. Si fuera facultativa se
de derivar por lo menos dos constituyentes igualmente comprendera mal la ndole demostrativa de la enunciacin
enunciables, y cuya enunciacin incumbe al filsofo "re- deleuziana, inclusiva en sus aspectos alusivo y digresivo,
88 FRANCOIS ZOURABICHVILI
KL, VOCABULARIO DEDELEU2E 89
ya sea en la forma polifnica, abigarrada y discontinua de ima mutacin de la condicin a la medida de lo que debe
Capitalismo y esquizofrenia, o bien cuando adopta un - condicionar, de modo tal que no haya una forma universal
aspecto contrastado y elptico, como en los textos tensos del objeto posible sino singularidades irreductibles, frac-
de los ltimos aos (sobre lo alusivo y lo digresivo como turas de no-reconocible a las que cada vez responde, al
caracteres positivos de la enunciacin filosfica, vase correr de una "experimentacin vacilante" (QPh, 44), una
QPh, 28 y 150-151), Pero si la validez del razonamiento fue- redistribucin original de los rasgos que definen lo que
ra el primer criterio, es la filosofa en su totalidad la que se significa pensar, y por eso mismo una nueva posicin de
vera atrapada en la trampa de las contradicciones aparen- problema. La posicin de problema es injustificable me-
tes, vale decir, paradojas insostenibles por no percibir su diante argumentos: los argumentos son indispensables,
sentido ni su necesidad. En consecuencia, la filosofa es a pero lgicamente interiores a la problemtica. Ms an, si
gusto del consumidor, porque lo mismo da, irracional o sirven para desplegar su coherencia, para trazar los cami-
fundadora de racionalidades heterogneas. Irracional: la nos en el concepto o de un concepto a otro, sera ilusorio
palabra no puede dar miedo, o justificar amalgamas lasti- separarlos del acto de plantear el problema: ocurre que la
mosas, sino desde el punto de vista de una nostalgia del consistencia que garantizan slo negativamente proviene
racionalismo, vale decir, de un pensamiento que no habra de las reglas de validez lgica que respetan, as como la
recorrido el crculo del fundamento y no se hubiese con- posibilidad lgica slo condiciona por defecto lo que su-
vencido de no sostener su necesidad sino desde afuera, cede. Es evidente que si uno se contradice no habla: no
vale decir, de un encuentro con lo que obliga a pensar (PS, hay mucho inters en responderle. En cambio, las condi-
25,118; DR, 182). El criterio de un encuentro semejante es ciones de verdad de una proposicin, la validez de un ra-
que el pensamiento se vea obligado a pensar So que sin zonamiento, en otros trminos su ndole informativa, en
embargo no puede pensar todava, al no tener un esquema modo alguno garantizan que tengan sentido o inters, vale
ya listo para reconocerlo, al no disponer de la forma que le decir, que se refieran a un problema. Lo cual implica que el
permitira apriori plantearlo como un objeto. Al respecto, punto de vista de la lgica no preserva de la necedad, de
la filosofa resulta inseparable, no slo de una creencia la indiferencia catica de las expresiones vlidas que
propiamente inmanente, sino de una parte de comprensin cotidianamente solicitan el espritu con el nombre de "in-
no-conceptual, que tambin es el sesgo preciso por el cual formaciones": la filosofa no puede contentarse con el cri-
la filosofa puede pretender dirigirse a.todo el mundo (en terio de consistencia de los lgicos (sobre la cuestin de
vez de contentarse-con una pretensin general y vaga, la necedad como negativo del pensamiento ms esencial
que "todo el mundo" le devuelve cuando a cambio preten- que el error, vanse NPh, 118 ysigs.;DjR, 192 ysigs.,207,
de juzgarla segn sus criterios). Y sin dudas, la filosofa 353; P, 177). Positivamente, pues, la consistencia se defini-
bien puede darse esa forma universal del objeto posible: r por la inseparabilidad de componentes conceptuales de
entonces se cubrir con lo que se presenta como una vesti- naturaleza estrictamente de acontecimiento, que remiten al
menta demasiado amplia, que borrar su singularidad en vez acto de posicin de problema cuyos considerandos des-
de enfrentarla. Por eso el pensamiento que piensa su propio pliega, y que un puni de vista estrictamente formal es
acto al mismo tiempo piensa las condiciones de la "expe- muy impotente de fundar, fuera de que ni siquiera preten-
riencia real", por rara que sea; vale decir, las condiciones de de hacerlo (QPh, 25,133). En suma, no hay una verdadera
l'j, VOCABULARIO DE RLEUZE
90
diferencia entre conccptualizary argumentar: se trata de la Isi existencia ("lgica extrema y sin racionalidad"). Se ex-
misma operacin que especifica y resuelve un problema. pone en dos tradas un poco diferentes. Primera trada: 1.
En filosofa no hay lugar para una problemtica autnoma Tratar de alcanzar el territorio, para conjurar el caos; 2.
de la argumentacin. El lector puede entonces comenzar a Trazar y habitar el territorio que filtra el caos; 3. Lanzarse
comprender por qu Deleuze puede decir que "el concepto fuera del territorio o desterritorializarse hacia un cosmos
no es discursivo" (o que el filsofo "no encadena propo- que se distingue del caos (MP, 368 y 382-383; P, 200-201).
siciones") aunque "la filosofa proceda por frases" (QPh, Segunda trada: 1. Buscar un territorio; 2. Partir o
27-29). En definitiva, comprendemos el sentido de la posi- desterritorializarse; 3. Volver o reterritori alizar se (QPh, 66).
cin deleuziana: irracionalismo, no llogismo; o incluso E desfasaje entre estas dos presentaciones radica en la
lgica de o irracional. "Irracional" remite por un lado al bipolaridad de la relacin tierra-territorio, en las dos direc-
encuentro donde se engendra el acto de pensar (por tal ciones -trascendente e inmanente- en las cuales la tierra
motivo, es e correlato de "necesario"), por otro lado al ejerce su funcin desterritorializante. Porque la tierra vale
devenir, a las lneas de fuga que todo problema implica, en a la vez corno ese hogar ntimo hacia el cual se curva natu-
s mismo y en el objeto informe que se capta a travs de l. ralmente el territorio, pero que, tomado como tal, tiende a
"Lgica" se refiere a. la coherencia del sistema de signos o rechazar a este ltimo al infinito (as es lo Natal, siempre
de sntomas en este caso, de conceptos- que la filosofa perdido: MP, 382, 401, 417 y sigs. -pinsese aqu en el
inventa para responder a ese desafo. polo catatriico del cuerpo pleno que rechaza todo rga-
no, en El anti-Edipo); y como es^ espacio liso que presu-
pone y envuelve todo lmite, y que constituye la apertura
Ritornelo (diferencia y repeticin) en derecho, la irreductible desestabilizacin del territorio
mismo ms cerrado (QPh, 170-171 por ejemplo-obsrvese
aqu cierto flotamiento del enunciado "tierra desterri-
* El ritornelo va hacia el agenciamiento territorial, all torializada", porque ora ella lo est en derecho, a manera
se nstala o de ah sale. En un sentido general, se llama de "caosmos", ora lo est bajo el efecto de su relacin
ritornelo a todo conjunto de materias de expresin que con el cosmos, como en MP, 426). El ritornelo merece
traza un territorio, y que se desarrolla en motivos territo- dos veces su nombre: primero como trazado que vuelve
riales, en paisajes territoriales (hay ritornelos motrices, sobre s, se recupera, se repite; luego como circularidad
gestuales, pticos, etc.). En un sentido restringido, se ha- de los tres dinamismos (buscarse un territorio - tratar
bla de ritornelo cuando el agenciamiento es sonoro o "do- de alcanzarlo). As, todo comienzo es ya un retorno, pero
minado" por el sonido -pero por qu ese aparente privile- ste siempre implica un desvo, una diferencia: la
gio?" (MP, 397) "El gran ritornelo se alza a medida que uno reterritorializacin, correlato de la desterritorializacin,
se aleja de la casa, aunque sea para volver, porque ya na- nunca es un retorno a lo mismo. No hay llegada, nunca hay
die nos reconocer cuando volvamos." (QPh, 181) ms que un retorno, pero volver se piensa en una relacin
** El ritornelo se define por la estricta coexistencia o revs-derecho, recto-verso con partir, y uno parte y vuel-
contemporaneidad de tres dinamismos implicados unos en ve al mismo tiempo. A partir de entonces hay dos maneras
otros. Forma un sistema completo del deseo, una lgica de distintas de partir-volver, y de tornar infinito ese par. el
92 FRANCOIS ZOURABICHVILI IL VOC4.BUL.AR1O DE ELEUZE
vagabundeo del exilio y el llamado de lo sin-fondo, o bien en funcin de una tierra a veces natal-inmutable (es en-
el desplazamiento nmada y el llamado del afuera (ya que tonces a priori innato, o todava objeto de reminiscen-
lo Natal no es ms que un afuera ambiguo: MP, 401). Son cia) a veces nueva-venidera (est construido en un plano
dos formas de desvo a s: desgarramiento del s al que de inmanencia: cuando el filsofo traza su territorio en la
uno no deja de retornar como a un ajeno, porque est misma deserritorializacin) (QPh, 44, 67, 85).
perdido (relacin del Exiliado con lo Natal, incluido en el
2 tiempo de la primera trada); arrancamiento de s al que
no se vuelve sino como ajeno, irreconocible o vuelto im- Rizoma
perceptible (relacin de lo Nmada con el Cosmos, 3er
tiempo de la segunda trada). Por tanto, no hay incompa-
tibilidad, ni siquiera evolucin entre las dos tradas: sola- * "Sustraerlo nico de la multiplicidad por constituir;
mente una diferencia de acento. El desafo es el sentido escribir a n 1. Un sistema semejante podra ser llamado
existencial del retorno como problema (la palabra ritornelo rizoma." (MP, 13) "A diferencia de los rboles o de sus
evoca, a la manera de un acrnimo, e Eterno Retorno*): races, el rizoma conecta un punto cualquiera con otro punto
' qu hace el trazado que, al volver sobre s, diferencia un cualquiera, y cada uno de sus trazos no remite necesaria-
interior de un exterior (instauracin del territorio)? Se mente a trazos de la misma naturaleza, pone en juego reg-
abisma en el torbellino loco alrededor del origen cuyo menes de signos muy diferentes y hasta estados de no-
simulacro segrega (Natal)? O bien repite al hacerlo el signos. El rizoma no se deja reducir ni al Uno ni a lo
afuera que envuelve y cabalga al tiempo que se distingue mltiple... No est hecho de unidades sino de dimensio-
de l (el lmite es al mismo tiempo un cedazo)? En esta nes, o ms bien de direcciones mviles. No tiene comienzo
tensin lgica vemos en qu el trazado, la marca, el signo ni fin, sino siempre un medio, por el cual crece y desborda.
de territorio se confunden con el ritornelo. Los dos senti- Constituye multiplicidades" (MP, 31).
dos del retorno componen el "pequeo" y el "gran" ** Este concepto, sin duda el ms famoso de !os de
ritornelo: territorial o cerrado sobre s mismo, csmico o Deleuze y Guattari, no siempre es bien comprendido. Por s
llevado sobre una lnea de fuga semitica. Y es bajo la solo es un manifiesto: una nueva imagen del pensamiento
relacin de los dos estados del ritornelo, pequeo y gran- destinada a combatir el privilegio secular del rbol que
de, como la msica (MP, 370, 431: "desterritorializar el desfigura el acto de pensar y nos aleja de l (la introduc-
ritornelo"), luego el arte en general (QPh, 175-176), se cin de Mil mesetas, titulada "Rizoma", fue publicada por
vuelven pensables. Por ltimo, s el concepto tambin separado algunos aos antes del libro; la nocin aparece
forma parte, es en la medida en que pasa y vuelve a pasar por primera vez en el Kafka). Es flagrante que "mucha gen-
por todas las singularidades que lo componen (QPh, 25), te tiene un rbol plantado erT^ap^zTMffl^?>r24')T^''^"
trate de buscarse races o ancestros, situarla clavede una
_ ri^^1_M_^---^Mu^CV-V*glJMg*3q^-t--i^^^
^^ ^,**_S--i~.^>.~3**.>JX<
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~~-'--^>i^v.*eatrrt^^iS^-*
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modelo arborescente somete por lo rueos idealmente el los autores, con el nombre de "sobriedad", destinado a
pensamiento a una progresin de principio a consecuen-
cia, a veces conducindola de lo general a lo particular,
discpulos apurados (MP, 13, 125, 342, 425). No juzgar de
antemano qu senda es buena para el pensamiento, remi-
a
otras tratando de fundarla, de afianzarla para siempre en tirse a la experimentacin, erigirla benevolencia como prin-
un suelo de verdad (hasta a las aplicaciones multimedia, cipio, considerar por ltimo el mtodo corno una muralla
en nuestros das, les cuesta trabajo instaurar una navega- insuficiente contra el prejuicio, porque cuando menos con-
cin transversal, y las ms de las veces se limitan al vaivn serva su forma (verdades primeras): una nueva definicin
entre un resumen y rtulos sin salida. En Deleuze, esta de la seriedad en filosofa, contra el burocratismo puritano
crtica no excluye en modo alguno el mantenimiento de la del espritu acadmico y su "profesionalismo" frivolo. Esta
distincin del hecho y el derecho, salida del nueva vigilancia filosfica, por otra parte, es uno de los
cuestin amiento crtico o trascendental. Aqu hay que re- sentidos dla frmula: "condiciones no ms amplias que
doblar la atencin: si el empirismo trascendental consiste lo condicionado" (el otro sentido es que la condicin se
en pensar "condiciones no ms amplias que lo condicio- diferencia con la experiencia). Lo menos que puede decir-
nado", no es ya evidente asimilar el derecho a lo originario se es que aqu no es fcil sostenerse: desde ese punto de
. , , ***' "n iLiiiinBEJwnLyoiggaaFaBg*S3 ^a.:
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y el hecho a lo derivado. Pero la cosa puede formularse de vista, el rizoma es elmetooo del anti-metodo, y sus prin-
otra manera: el origen, a su vez afectado por la diferencia y cipios" constitutivos son otras tantas reglas de prudencia
lo mltiple, pierde su carcter de a priori englobante, mien- respecto de todo vestigio o de toda reintroduccin del
tras que lo mltiple se sustrae al dominio del Uno (n-l) y rbol y elUno en el pensamiento (MP, 13-24).
se convierte en el objeto de una sntesis inmediata, llama- , pues, se remite a la expenmeuta
da "multiplicidad"; en adelante designa lo que est prime- dn-Esta decisin implica por lo menos tres corolarios: 1)
ro en la experiencia "real" (que nunca es "en general" o pensar no es representar (no
r
se busca una adecuacin con
a.r-M**-Trr-K.a^.,L jim-rn; .; ..-ffi>a>^^g*
J l (
simplemente "posible"), por oposicin a los conceptos de una supuesta realidad objetiva, sino un efecto real que
'la representacin. El rizoma diceila^ezuWJw^^*a,de,
* . **,:**r**t**W*WM4au**l mi' " *'**-**"**"" -
vuelve a lanzar la vida y el pensamiento, desplaza sus. de-
origen o de principio primero que gobierna todo el pensa- safos, los lleva ms lejos y a otra parte);
^^"^^^S*^^
una doxa extendida. Por cierto, quien confa en pensar debe ** La "elaboracin del concepto de singulidiul jr
consentir en una parte de tanteo ciego y sin apoyo, en una de de una radicalizacin de la interrogacin crtica O
cendental: el individuo no est primero en el orden llol
"aventura de lo involuntario" (PS, 116-119); y a pesar de la
sentido, debe ser engendrado 'en el pensamiento '(problo*
apariencia o el discurso de nuestros maestros, ese Jacto
es la aptitud menos comparida, porque padecemos de de- mtica de la individuacin); el sentido es el espacio de I ti
masiada conciencia y de demasiado dominio; no consenti- distribucin nmada, no existe un reparto originario el ti Us
mos casi el rizoma. No por ello la vigilancia del pensamen- significaciones (problemtica d la produccin del senti-
do). En efecto, aunque parezca a primera .vista la ltima'
ito es menos requerida, pero en el mismo corazn de la
realidad tanto.por el lenguaje como por la representacin
experimentacin: fuera de las reglas mencionadas ms arri-
en general, el individuo supone la puesta en convergen-
ba, consisteej5LeMW
cia de cierta cantidad de singularidades, que determinan
^&2i^tgl|a(^^ Ah una condicin de cierre bajo la cual se define una identi-
es donde pensar conquista su necesidad y su efectividad
dad: el hecho de que algunos predicados sean retenidos
a la vez, en reconocer los signos que nos obligan a pensar
implica que otros sean excluidos. En las condiciones de la
porque envuelven lo que todava no pensamos. Y por eso
'representacin, las singularidades, pues, son de entrada
Deleuze y Guattari pueden decir que el rizoma es cosa de
cartografa (MP, 19-21), vale decir, de clnica o de evalua- predicados, atribuibles a sujetos. Ahora bien, el sentido es
por s mismo indiferente a la predicacin ("verdear" e's un
cin inmanente. Sin duda ocurre que el rizoma sea simula-
acontec miento como tal, antes de convertirse en la pro-
do, representado y no producido, y sirva de coartada a
piedad posible ce una cosa, ."ser verde"); a partir de en-
ensambladuras sin efecto o a verborreas fastidiosas: por-
. tonces comunica en lnea recta con cualquier otro aconte-,
que se cree que basta con que algunas cosas no tengan
cimiento/independientemente de la regla de convergencia
relacin entre s para que haya inters en relacionarlas.
que lo apropia a un sujet eventual. As, el plano en que se
Pero el rizoma es tan benvolo como selectivo: tiene la
produce el sentido est poblado de singularidades "nma-
crueldad de lo real, y s 1 o cree e al l d on de_o curr en efectos
Armiados. das", inatribuibles y no jerarquizadas ala vez, y que cons-
tituyen puros acontecimientos (LS, 65-67, 130,136). Estas
singularidades tienen entre s relaciones de divergencia o
de disyuncin, ciertamente no de convergenca.porque sta
Singularidades preindividuales ya implica el principio de exclusin que gobierna la indivi-
dualidad; no comunican ms que por su diferencia o su
distancia, y el libre juego del sentido y de su produccin
* "No podemos aceptar la alternativa que compromete
reside precisamente en el recorrido de esas mltiples dis-
a la vez la psicologa, la cosmologa y la teologa en su
tancias, o "sntesis disyuntiva" (LS, 201-204). Los indivi-
conjunto: o bien singularidades ya tornadas en individuos
duos que somos; al derivar-de ese campo nomdico-de
y personas, o bien el abismo indiferencado. Cuando se
individuacin'que no conoce ms que acoplamientos y
abre el mundo de las singularidades annimas y nmadas,
disparidades, campo trascendental perfectamente imper-
impersonales, preindividuales, finalmente pisamos el cam-
po de lo trascendental." (LS, 125) sonal e inconsciente, no vuelven a tender lazos con,ese
juego del sentido sin hacer la prueba de la movilidad de que slo es de derecho, solicita efectuarse: por eso no
sus fronteras (DR, 327, 331). En ese nivel, cada cosa misma hay redistribucin, golpe de dados creador a menos que
no es ms que una singularidad que "se abre al infinito de la "recuperacin de las singularidades unas en otras" se
los predicados por los cuales pasa, al mismo tiempo que ejerza bajo la condicin de un encuentro de "problemas"
pierde su centro, vale decir, su identidad como concepto y distintos (DR, 259) o de series heterogneas (LS, 68). De
como yo" (LS, 204,344-345). aqu procede una teora del aprendizaje (DR, 35, 248), y
*** Las singularidades preindviduales, pues, siem- dlo que significa "tener una Idea" (DR, 236-258-texto
pre son relativas a una multiplicidad. Sin embargo, dirase extremadamente difcil pero cuya comprensin es decisi-
que Deleuze vacila entre dos tratamientos posibles. A va; comprese con.7^ 90-97): realmente estamos sobre la
veces las singularidades designan las "dimensiones" in- senda de lo que explorar Mil mesetas con el nombre de
tensivas de una multiplicidad (LS, 345; ACE, 369n2S,387), "multiplicidad de multiplicidades" (teora de los
y por esa razn tambin pueden ser llamadas "intensda- "devenires").
des", "afectos", o incluso "ecceidades"; su distribucin
corresponde entonces al mapa afectivo de un
agenciamento (MP, 248; CC, 81), o incluso a la modula- Sntesis disyuntiva (o disyuncin
cin continua de un material (MP, 457-458,505-509). Otras inclusiva)
se distribuyen en el nivel de cada dimensin, y se
redistribuyen de una dimensin a otra: tales son los "pun-
tos brillantes" o notables a cada grado del cono * "Toda la cuestin es saber en qu condiciones la
bergsoniano de la memoria (B, 58, 103-104), los "puntos disyuncin es una verdadera sntesis, y no un procedi-
sobre los dados" de cada lanzamiento de la distribucin miento de anlisis que se contenta con excluir los predica-
nmada (DR, 255-256; LS, 75-76), los "puntos singula- dos de una cosa en. virtud de la identidad de su concepto
res" cuya distribucin determina las condiciones de re- (uso negativo, limitativo o exclusivo de la disyuncin). La
solucin en la teora de las ecuaciones diferenciales (DR, respuesta es dada en la medida en que la divergencia o el
228-230; LS, 69-70), etc. No obstante, no es seguro que dse en tr amiento determinados por la disyuncin se vuel-
estos dos tratamientos no converjan. Obsrvese que ven objetos de afirmacin como tales." (LS, 204) "La
Deleuze pasa fcilmente de una singularidad a unas sin- disyuncin se ha vuelvo inclusiva, todo se divide, pero en
gularidades, como si toda singularidad ya fuera varias s mismo.11 (,59-60)
(LS, 67, 345): ocurre que las singularidades que compo- ** 1) Comnmente se entiende por disyuncin
nen una multiplicidad "penetran unas en otras a travs inclusiva un complejo tal que, dadas dos proposiciones,
de una infinidad de grados", ya que cada dimensin es una u otra por lo menos es el caso (por ejemplo, "est
como un punto de vista sobre todas las otras,-que las lindo o hace fro"): "inclusiva" no tiene un sentido positi-
distribuye a todas a su nivel. sa es la ley del "sentido vo y slo significa que la disyuncin envuelve una con-
como singularidad preindividual, intensidad que vuelve juncin posible. No hay exclusin, pero se ve que las dos
sobre s misma a travs de todas las otras" (LS, 347 - proposiciones no dejan, de excluirse sino en el punto mis-
lgica de la sntesis disyuntiva). Esta "complicacin", mo en que su disyuncin se borra. En el sentido estricto,
BTilfflfflffilIffl
100 FRANCOIS ZOURABICHVLI EL VOCABULARIO DE DELEUZE_.
por consiguiente, toda disyuncin es exclusiva: no-rela- padre-nio, hombre-mujer: aqu los trminos slo l.'n
cn (relaot)' donde cada trmino es la negacin del otro. una relacin (relafwii) diferencial, la relacin (raliti
Con Deleuze, la nocin adquiere un sentido muy distinto: est primero, ella es la que distribuye los trminos
la no-relacn se convierte en una relacin, la disyuncin los cuales se establece. Por consiguiente, la prueba fil
en una relacin (relation).No era sa la originalidad de la sentido est en el doble recorrido de la distancia que los
dialctica hegeliana? Paradjicamente,'empero, sta con- relaciona: no se es hombre sin devenir-mujer, etc.; y all
taba con la negacin para afirmar la disyuncin como tal, y donde el psicoanlisis ve una enfermedad, por el contrario
slo poda hacerlo por la mediacin del todo, elevando la es la aventura viviente del sentido o del deseo sobre el
negacin a la contradiccin (B es to'do lo que no es A: DR, "cuerpo sin rganos", la salud superior del nio, del hist-
65); en consecuencia, no haba sntesis disyuntiva, siquiera rico, del esquizofrnico (A(E, 89 y sigs.). Cada vez, los
elevada al infinito, sino en el horizonte de su reabsorcin trminos en presencia son otros tantos puntos de vista o
o "reconciliacin", distribuyendo en definitiva cada trmi- casos de solucin respecto del "problema" del que deri-
no en su lugar. En realidad, hasta los contrarios o los tr- van (el estado, la generacin, el sexo) y que se describe
minos relativos (vida-muert; padre-nio; hombre-mujer) lgicamente como diferencia interna, o instancia de "lo
no estn destinados a una relacin (re ai ion) dialctica; que difiere de s" ("La concepcin de la diferencia en
"siendo inclusiva, la disyuncin no se cierra sobre sus Bergson", ID, 43 y sigs.; NPh, 58; B, 106; LS, 302). Se
trminos, por el contrario es ilimitativa" (A(E, 91 -pgina objetar 'que los ejemplos dados son equvocos porque
esencial; y la ilustracin de esta frmula por la teora de ah los trminos estn de entrada en. relacin ~de presupo-
los n sexos, 350 y sigs.); ella hace pasar cada trmino en el sicin recproca? Pongamos entonces las sntesis
ofro segn un orden de implicacin recproca asimtrica disyuntivas del anorxico: ellas forman una serie abierta
. que no se resuelve ni en equivalencia ni en identidad de (hablar-comer-defecar-respirar) que define un problema de
orden..superior. Una meditacin del perspectvismo la boca como rgano, ms all de la funcin fija que le
nietzscheano da su consistencia positiva a la disyuncin: . asigne el organismo (ACE, 7, 46, y particularmente la
distancia entre puntos de vista, indescomponible y des- disyuncin inclusiva boca-ano, 388). Ms an, es la natu-
igual a s a a vez, porque el trayecto no es el mismo en los raleza en su conjunto, la multiplicidad ramificada de las
dos sentidos (segn un ejemplo niezscheano famoso, el especies vivas las que testimonian un escalonamento o
punto (le vista de la salud sobre.Ia enfermedad difiere del una libre comunicacin de problemas y divisiones
punto de vista de la enfermedad sobre la salud ~LS, 202- resolventes que remiten en ltima instancia al ser unvoco .
204; ACE, 90-91). 2) Por qu Deleuze infiere de esto que como LA Diferencia: "la univocidad del ser no significa
"todo se divide en s mismo" (A(E, 19,91; E,62; CC, 139)? que haya un solo y mismo ser. por el contrario, los entes
Aqu es donde el nombre de disyuncin inclusiva adquiere son mltiples y diferentes, siempre producidos por una
un sentido positivo. Por ejemplo los pares vida-muerte, sntesis disyuntiva, a su vez disjuntos y divergentes,
membra disjuncJa" (LS, 210 - y DR, 57). Por tanto, cada
ser implica en derecho a todos los seres, cada concepto se
* En este prrafo, aclaramos cuando el autor se refiere a la palabra abre a todos los predicados; por ltimo el mundo, inesta-
relatton. el resto, de las veces remite a rapport. [N. del T.] ble o catico, es "complicacin" (LS, 204 y 342-350). 3)
102 FRANCOIS ZOURABICHVILI I.BULAR10 DEPELE'ZE
dependeran de un surgimiento bruto y milagroso (crea- que simuladas" (DR, 1), "el simulacro hace caer bajo Jn
cin ex. nihllo - pero de dnde vendra a potencia de potencia de lo falso (fantasma) lo Mismo y lo Semejante"
ese /i/i/7? Y cul sera esa "venida"?). Al respecto, el (LS, 303) . En Deleuze lo nico que hay de real es el juego
uno de la univocidad condiciona la afirmacin de lo ml- mvil de la sntesis disyuntiva como unidad inmediata de
tiple en su irreductbilidad (QPh, 185). Que todo proven- lo mltiple, o el Eterno Retorno interpretado como "el ser
ga del mundo, hasta lo nuevo, sin que ste sea de ningu- del devenir" (DR, 59); no el uno retirado, porque slo es
na manera tomado en el pasado, sa es la leccin de una LA diferencia, que diverge inmediatamente de s. ba-
inmanencia que se deslinda de la solidaridad de los con- mos a decir que no hay polo del uno retirado en Deleuze;
ceptos de univocidad, de sntesis disyuntiva y de virtual hay uno, pero es la muerte, el cuerpo sin rganos puro y
bien comprendido. desnudo, querido como tal. Ese polo sin duda est impli-
*** La afirmacin de la univocidad del ser, cuya fr- cado en la vitalidad y el deseo, pero precisamente como
mula constante es "ontolgicamente uno, formalmente ltimo rechazo de dejar que lo mltiple se organice o se
diverso" (SPE, 56; DR, 53, 385; LS, 75), desemboca en la unifique. Que la relacin con la muerte sea la condicin
ecuacin "pluralismo = monismo" (MP, 31). Por tanto, de lo real no significa que la muerte sea lo real y que los
nada permite inferir una primaca del uno. Esta tesis, sos- devenires no sean ms que su simulacro (esta Ilusin es
tenida por AlainBadiou 7 , no sopesa lo suficiente, al pare- muchas veces subrayada en Mil mselas corno el riesgo
cer, el enunciado segn el cual el ser es lo que se dice de inherente -al deseo). Es significativo que, solo entre los
sus diferencias y no la inversa, la unidad "es la de lo conceptos deleuzianos, el simulacro haya sido completa-
mltiple y slo se dice de lo mltiple" (NPh, 97). Adems, mente abandonado luego de. Lgica del sentido (apenas
el hecho de que el concepto de simulacro aplicado al ente se encuentran huellas en lo "Natal": vase "Ritornelo").
en general sea la consecuencia inevitable de la tesis de Se pueden manifestar dos razones: se prestaba a dema-
univocidad, a nuestro juicio, de ninguna manera confir- siados equvocos, pero sobre todo participaba todava
ma una primaca del uno. Esta aplicacin del simulacro al de una exposicin negativa de la "anarqua coronada",
ente significa solamente que el lxico del ser dej de ser totalmente vuelta hacia la demostracin crtica del carc-
pertinente en el universo de la sntesis disyuntiva, por lo ter producido o derivado de la identidad. El sitio vacante
que conserva de horizonte fijo e identitario. Porque cuan- es investido por el concepto de devenires.
do Deleuze anuncia la inversin del platonismo y lo uni-
versal del ascenso de los simulacros, lo que es simulado
no es otra cosa que la identidad, la delimitacin estanca Vida (o vitalidad) no-orgnica
de las formas y las individualidades, en modo alguno el
juego de las disyunciones inclusivas o los devenires que
producen su efecto; "Todas las identidades no son ms * "Hay un lazo profundo entre los signos, el aconteci-
miento, la vida, el vitalismo. Es la potencia de una vida no-
orgnica, aquella que puede haber en una lnea de dibujo,
de escritura o de msica. Los que mueren son los organis-
7. Vase "Multiplicidades", nota. mos, no la vida. No hay obra que ho indique una salida a la
El iBULARIO DEELEUZE
108 FRANCOIS ZOURABICHVILl
vida, que no trace un camino entre el empedrado. Todo cuan- 116; JT, 179-192). Por tanto, no hay vida en general, la vichi
to escrib era vitalista, por lo menos eso espero, y constitua no es un absoluto ndiferenciado sino una multiplicidad
una teora de los signos y del acontecimiento." (P, 196) de planos heterogneos de existencia, inventariares se-
** Es raro que la palabra "vitalismo" sea empleada con gn el tipo de evaluacin que los gobierna o anima (distri-
el rigor de un concepto. Como todo el mundo, los filsofos bucin de valores positivos y negativos); y ms que dis-
tienen sus momentos poco gloriosos, donde descubren tinguirlos a unos de otros, esa multiplicidad atraviesa a
sin confesrselo el inters de cultivar una doxa que les es los individuos (o incluso: los individuos no se distinguen
propia, de mantener el equvoco de algunas palabras para sino en funcin del tipo de vida dominante en cada uno de
poder lanzarlas a la cara del adversario como patente de ellos). En segundo lugar, Deleuze busca en este concepto
infamia. As, por qu no denunciar el vitalismo de Deleuze, una problemtica que permita superar la alternativa de la
ya que l mismo no deja de reivindicarlo? En este tipo de moral fundada sobre valores trascendentes y del amoralis-
maniobra mfra-filosfica es decisivo no saber de qu se mo nihilista o relativista, que toma el pretexto de la
habla. Cuando se invoca el vitalismo, uno se refiere ms o facticidad de estos ltimos para inferir que "todo da lo
menos a dos cosas: a cierto descarno de las ciencias natu- mismo'1. Ms precisamente, debemos distinguir dos for-
rales en el siglo xvm, en una suerte de mstica que se sus- mas de relativismo, de las cuales solamente una es nihilis-
trae a todo esfuerzo verdadero de explicacin (postulacin ta: "no es la variacin de la verdad segn el sujeto, sino la
de un "principio vital" como razn ltima de lo viviente), o condicin bajo la cual aparece al sujeto la verdad de una
al culto de la vitalidad que se propaga diversamente en variacin" (Le pli, 27). Una cosa es afirmar que la verdad
Europa a fines del siglo xix, y que reivindican posterior- depende del punto de vista de cada uno, y otra decir que la
mente cierta cantidad de movimientos polticos, entre ellos verdad es realmente relativa a un punto de vista pero que
el fascismo (invocacin de un genio de la raza, del pueblo no por ello todos los puntos-de vista son equivalentes.-
o del individuo, y de los derechos superiores de la vida en Pero como un punto de vista se-arrogara la superioridad,
su combate con fuerzas consideradas degeneradas). La en ausencia de toda criterio objetivo que permita medir las
impugnacin de la idea de espontaneidad, corolario de la pretensiones del afuera? Asumiendo precisamente esa con-
teora del deseo-mquina, debera bastar para hundir-en el dicin, y por consiguiente planteando e problema de.una
ridculo toda explotacin insinuante del uso deeuziano de evaluacin inmanente .de los puntos de vista o de las eva-
la palabra "vitalismo". Claro que para eso hay que ponerse luaciones que condicionan cada modo de existencia (SPE,
en un plano filosfico. Jams se encontrar en Deleuze un 247-249; 1T, 184485; QPh, 72; CC, cap. XV). Es superior e
concepto de vida en general. Si l se interesa en la nocin modo de existencia que consiste en la prueba mutua de los
nietzscheana de "voluntad de poder", y si en ltima ins- modos de existencia, o que se ocupa de hacerlos resonar
tancia la identifica con la duracin-memoria de Bergson, unos eu otros. Es cierta la distancia o el conjunto de las
1
es ante todo porque de ah deslinda el carcter diferencia- distancias experimentadas, y la seleccin inmanente que
do-diferencable, que excluye el recurso a la vida como all se opera. Lo cual implica que la verdad es creacin, no
valor trascendente, independiente de la experiencia, pre- en el sentido en que Dios habra podido hacerla diferente
existente a las formas concretas y transindivduales en las (Descartes), sino en el sentido en que es relativa a la pers-
cuales se inventa (NPh, cap. II-III, sobretodo 56-59, 114- pectiva que un pensador o un artista supo tomar sobre la
110 FRANCOS ZOURABICHVLI Ei VBULAR1O DE ELEUZE
variedad de los modos de existencia y los sistemas de va- ca (o incluso no personal -vase LSt 111', D, 61; etc.), par
lores disponibles (IT, 191). Pero la pregunta rebota: en el otro porque como lo propio de la vitalidad no orgnica
qu el punto de vista que ordena los puntos de vista sera es la creatividad y en consecuencia su imprevisibilidad
superior a los otros? En qu incluso podemos afirmar que (ciertamente no un tesoro natural u originario que bastara
los puntos de vista se ordenan en la experiencia? Porque con. exteriorizar), en vano se buscara su forma estndar
el modo de existencia creador es el nico abierto, el nico (aunque nada impida plantear a la vitalidad no-orgnica
en problematizarse l mismo y en vivir la existencia como remedando de manera penosa, triste, la Imagen que inevi-
problema? Esta respuesta correra el riesgo de reintroducir tablemente Deleuze da de ella, que sin embargo es "sin
la finalidad y comprometer la condicin de inmanencia. imagen"; as como es posible venerar el rizoma sin la som-
Preguntemos entonces por qu en definitiva ms vale pen- bra de una inspiracin rizomtica). Vida no-orgnica: la
sar que no pensar. La respuesta deleuziana es que. pensar expresin, que viene de Worringer (MP, 619-624; FB-LS, 34
es ms intenso. Hay que sopesar con prudencia la obje- y 82; IM, 75-82), est sobredeterrninada por el concepto de
cin que se nos ocurre: por cierto, es en la experiencia "cuerpo sin rganos" proveniente de Artaud (FB-LS, 33-
dnele aprendemos la superioridad intensiva de los afec- 34; CC, 164) y por el pensamiento de Bergson (IT, 109).
tos entendamos: del encuentro de lo heterogneo o el Demormonos aqu en lo que tiene que ver con Bergson:
afuera por el cual toda la afectividad resulta perturbada y "la vida como movimiento se aliena en la forma material
redistribuida- sobre las afecciones ordinarias, pero no que suscita" (B, 108), la vida es creacin pero lo viviente
sera todava, bajo la apariencia de un enunciado ltimo, es cierre y reproduccin, de manera que el impulso vital
un criterio exterior de juicio, la reintroduccin disfrazada como la duracinse disocia a cada instante en dos movi-
de un valor trascendente -la intensidad- que de tal modo mientos, uno de actualizacin-diferenciacin en una espe-
rubrica el fracaso del programa de evaluacin inmanente? cie o una forma orgnica, el otro por el cual se recupera
En ltima instancia; la intensidad es un criterio inmanente como totalidad virtual siempre abierta a cada una de sus
porque la atoafirmacin de nuestras facultades coincide diferenciaciones; as, "no es el todo lo que se cierra a la
con la afirmacin de lo nuevo, de la salida, del afecto, y de manera de un organismo, es el organismo el que se abre
ese modo determina la intensidad -cualesquiera que sean sobre un todo, y a La manera de ese todo virtual" (B, 110).
los terrores que la acompaen como dicha. Por consiguiente, es rehusando circunscribir la vida en los
*** A partir de entonces, Deleuze.puede llamar ms lmites de lo viviente formado, y as definir la vida por la
especialmente vida o vitalidad no la multiplicidad de las organizacin, como la tendencia evolutiva o creadora que
formas de vida sino aquella entre esas formas en que la atraviesa lo viviente puede ser pensada, nas all de la
vida -el ejemplo mismo de nuestras facultades quiere ser alternativa insatisf actoria del mecanismo y el finalisrno. Este
ella misma: forma paradjica, a decir verdad ms cerca de rechazo, por supuesto, conduce o a darse la vida bajo la
lo informe. Una vez ms reconocemos una inspiracin forma de un principio distinto de la materia, o a concebir la
nietzscheana, y debemos reafirmar, aunque de otra mane- materia misma como vida, no -como se habr comprendi-
ra, la ausencia en Deleuze de un concepto de vida o de do- alojndole almas directrices -lo que slo testimonia-
vitalidad en general: por un lado porque la vida tal como l ra la incapacidad de salir de la imagen de la vida como
la concibe siempre e inseparablemente es vida no orgnl- organizacin o como subjetividad constituida-^, sino lia-
\\mmmmmm\mmmwm
112 FRANCOS ZOURABCHVILI Et VOCABULARIO DEDELEUZE
mando vida a la actividad creadora annima de la materia por consiguiente de un uso literal, sea cual fuero el
que, en un momento determinado de su evolucin, se hace encarado, y de un uso "transversal" que combina en U!\ii
organizacin: esta segunda va desemboca en la concepcin literalidad igual una multiplicidad de mbitos cualesquiera,
de una vitalidad fundamentalmente inorgnica. No hay aqu por heterogneos que sean. De tal modo, nos acercamos; ti
una fantasa terminolgica, ni mucho menos -salvo que la concepcin deleuz-guattariana de la naturaleza, que
uno se sustraiga al razonamiento lgico y se deje inquietar no reconoce ya el corte de lo natural y lo artificial;'al coa-
por las prevenciones de la doxa- una fantasmagora msti- cepto de plano de inmanencia; por ltimo, como es natu-
ca; esta redefinicin de la vida tiene por desafo, volvamos ral, a la experiencia del cuerpo pensado bajo la condicin
a decirlo, pensar en qu lo viviente formado est en exceso de'la relacin con un cuerpo sin rganos.
sobre su propia organizacin, en qu la evolucin lo atra-
viesa y desborda (su lgica no puede sino impugnar y
competir con la del darwinismo -se comprende que Deleuz'e, Virtual
en su estudio del devenir, haya meditado particularmente
los casos de mutualisrno o de co-evolucin, trbol y abe-
jorro, avispa, y orqudea, para los cuales la teora de la * "Lo virtual no se opone a lo real, sino solamente a lo .
evolucin no suministra una explicacin satisfactoria: va- actual. Lo virtual posee una plena realidad, en cuanto
se MP, 17). Por ltimo, s la vida debe concebirse ms ac virtual... Lo virtual hasta debe ser definido como una par-
de la organizacin, como pura creacin de la naturaleza, no te estricta del objeto real-como si el objeto tuviera una de
hay que sospechar la menor metfora en su invocacin sus partes en lo virtual, y all se hundiera como en una
ms all -vida psquica y creacin de pensamiento. En efec- dimensin objetiva." (DR, 269)
to, todo proceso tiene que ver con la vida no-orgnica, en ** Por qu el pensamiento de Deleuze invoca lo vir-
la medida en que no vuelve a conducir a una forma consti- tual! Lo virtual es la insistencia de lo que no es dado. Slo
tuida sino que se escapa de ella, y no bosqueja una nueva lo actual es dado, inclusive en la forma de lo posible, o sea,
sino para marchar ya a otra parte, hacia otros bosquejos: de la alternativa corno ley de divisin de lo real que asigna
lo que aqu se llama "vida" no depende de la naturaleza de de entrada mi experiencia a cierto campo de posibles. Pero
los elementos (formacin material, psquica, artstica, etc.), que lo virtual no sea dado no significa que lo sea de otro
sino de la'relacin de desterritorializacin mutua que los modo o por otro: se sera el otro sentido de lo posible
arrastra hacia umbrales inditos (la organizacin, por ejem- como mundo expresado por el otro, vale decir, como punto
plo,.es un umbral franqueado por la materia -dicho sea de vista -perceptivo, intelectual, vital- diferente del mo;
para simplificar al extremo; y en la relacin de la avispa y la o incluso lo posible baj o la forma trascendente de lo nece-
orqudea, considrese la vida no-orgnica del "bloque de sario o de un punto de vista ubicuo totalizante, que uno se
devenir" que lleva sus dos formas de vida organizada, las representa ocupado por un Dios que contempla el infinito
entrelaza una a la otra hasta franquear un umbral de exis- actual de las verdades eternas, a la manera del racionalismo
tencia donde ellas se presuponen mutuamente). La vida no- clsico, o como falta perpetua y ausencia, a la manera
orgnica es un ejemplo tpico de concepto deleuziano, estructuralista. Que haya virtual, pues, significa primero que
irreductible a la asignacin de un mbito propio, susceptible no todo est dado, ni se puede dar. Luego, esto significa
FUANCQIS ZOURABICKVILI EL YOCABULARK) DEELEUZE
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que todo cuanto sucede slo puede provenir del mundo - lo virtual por s mismo no es dado, en cambio lo dado puro,
clusula de inmanencia, y de creencia correspondiente en el plano de inmanencia de la experiencia real, est en
(creer en este mundo :como en lo imposible", vale decir, contacto con l, lo implica ntimamente. Y por eso el proce-
en sus potencialidades creadoras o en la creacin de po- so de actualizacin es lgicamente inseparable del movi-
sibles: 1T, 221; QPh, 72). El recurso a esta categora, por lo miento inverso de cristalizacin que restituye a lo dado
tanto, no se explica por no se sabe qu tentacin espiritua- su parte irreductible de virtualidad.
lista de otro mundo o de un Cielo disfrazado: el contrasen- Si ahora preguntamos en virtud de qu el todo del mun-
tido elemental sobre lo virtual, en efecto,, consiste en ver do no es dado ni puede darse, la respuesta est en la refu-
en ello una actualidad de otro tipo, por tanto en confundir- tacin de la naturaleza j>eudo-originaria de lo posible: la
lo con aquello de lo que por definicin se desmarca -la historia del mundo, como la de una vida, est marcada por
trascendencia. Se explica por el esfuerzo por dotar a la redistribuciones -o acontecimientos- que pluralizan el
filosofa de un conjunto de herramientas lgico capaz de campo de posibles, o ms bien lo multiplican en campos
dar consistencia a la idea de inmanencia. incomponibles unos con otros. Esas redistribuciones cier-
*** Por eso no hay que encarar lo virtual solamente a tamente son fechables, pero no pueden alinearse en la con-
partir del proceso de actualizacin: el lector se vena-tenta- tinuidad de un presente permanente, coextensivo al tiem-
do a interpretarlo como un estado primitivo de lo real de po del mundo (sobre el sentido nuevo de la fecha, vase P,
donde deriva lo dado. Y aun cuando el modo de exposi- 51-52). No tiene sentido llamarlas sucesivas: nicamente
cin del cap. Y de Diferencia y repeticin favorezca esa lo son las efectuaciones espacio-temporales (o estados de
impresin, sin embargo contradictoria con su tesis ms cosas) cuando se las considera en abstracto, a partir de
explcita (contrariamente a Mil mesetas, que retomar el una "dimensin suplementaria" respecto de las de la expe-
tema embriolgico con relacin a la cuestin de la expe- riencia, vale decir, separndolas del campo de posibles
riencia real, y afirmar con ms claridad la contemporanei- determinado con el que se vinculan, omitiendo su parte
dad del huevo con todas las edades de la vida -vase 202- virtual para tratarlas como puras actualidades. Su ndole
203 y aqu mismo, infra), el caso es que lo virtual es derivada del campo de posibles acarrea la afirmacin de
introducido a partir del cap. II, en la perspectiva explcita una temporalidad mltiple, de un tiempo multidimensional
de un pensamiento de la experiencia, vale decir, de lo dado la revelacin de una realidad no-cronolgica del tiempo,
(DR, 128-140). Si no hay una experiencia de lo virtual como ms profunda que la cronologa (vase "Cristal de tiem-
tal, porque no es dado y no tiene una existencia psicolgi- po"). Esto implica poner la exterioridad en el tiempo; pero
ca, en cambio una filosofa crtica que se niegue a "calcar" el afuera del tiempo no es ya la supra-historicidad de lo
la forma de lo trascendental sobre la de lo emprico, y de eterno, siquiera en la forma aparentemente nmanentsta
ese modo a asignar a lo dado la forma de un ya dado como de la hermenutica, que por lo menos mantiene la continui-
estructura universal de la experiencia posible, har justicia dad de una conciencia humana y, por consiguiente, de un
a lo dado constituyendo lo real con una parte actual'}' una tiempo comn; se ha vuelto interior al tiempo, separndo-
parte virtual. Es en este sentido como no hay real es decir, lo de s de manera mltiple. Por tanto, el todo no puede ser
encuentro y no solamente objeto de antemano reconocido pensado sino mediante una sntesis de las dimensiones
como posible-sino envas de actualizacin; y tambin, si heterogneas del tiempo, de donde surge el sentido fun-
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Referencias y abreviaturas
Mapa,cartografTa: 31,34,53,59,92,96
Mquina abstracta: 17,19, 45, 64
Molecular y molar: 17,45,70
Personajes conceptuales: 75, 80, 87
Perversin: 56,57,82
Transversalidad: 18,58,59,113
Badiou(Alam):39n,6Sn, 106
Derrida (Jacques): 26,56
Estructuralismo: 59,113
Foucault (Michel): 20, 41, 73, 83
Freud (Sigmund) y el psicoanlisis: 30, 36, 57, 93
Heidegger (Martin): 14,21,24,26,51n, 104
Hermenutica: 114
Husserl (Edmund) y lafenomenologa: 14,24,27,78,82,84,93
Klein(Mlanie):2S,63,69
Marxismo: 65
Positivismo lgico: 12, 89,90, 102
y
ndice
Acontecimiento 11
Agenciamiento 16
Ain 20
Complicacin 24
Corte-flujo (o sntesis pasiva, o contemplacin) 26
Cristal de tiempo (o de inconsciente) 29
Cuerpo sin rganos (CsO) 38
Destemtorializacin (y territorio) 41
Devenir. 44
Distribucin nmada (o espacio liso) 47
Empirismo trascendental 49
Lnea de fuga (y menor-mayor) 53
Mquina de guerra 60
Mquinas deseantes 63
Multiplicidades : 66
Plano de inmanencia (y caos) 70
Problema 85
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