Pensamiento y Accion Política de Manuel Gonzales Prada
Pensamiento y Accion Política de Manuel Gonzales Prada
Pensamiento y Accion Política de Manuel Gonzales Prada
ENSAYOS Y POESÍAS
Manuel Gonzales Prada es uno de los intelectuales referentes en la historia del Perú. Natural de
Lima, cuya fecha de nacimiento fué el 5 de enero de 1844. Vino al mundo en el seno de una
familia de origen colonial e importante poder económico. Como miembro de un sector
privilegiado de la sociedad fue bautizado con un nombre que evidenciaba la posiciòn de su
familia: José Manuel de los Reyes Gonzales de Prada y Ulloa.
Sus padres fueron Francisco González de Prada y Josefa Álvarez de Ulloa. Perteneció a una de
las familias más aristocráticas de Lima, heredera de los más rancios blasones coloniales y muy
identificada con la devoción religiosa. Pero Don Manuel nunca se sintió identificado con aquella
herencia familiar y optó por mantener una postura más bien republicana y burguesa,
renegando de los valores estéticos y religiosos familiares. Ello se hizo evidente en el hecho de
que firmara simplemente como Manuel González Prada.
Fue un hombre que siempre se sintió identificado con el Perú y sus problemas, Durante la
guerra con Chile, defendió la capital de la invasión chilena, participando en las batallas de San
Juan y Miraflores. Al saber que la defensa había sido incapaz de impedir la ocupación chilena
de la capital se auto-recluyó en su casa en señal de protesta hasta concluida la desocupación
de nuestra capital por el ejército invasor. La experiencia que recogió de la guerra lo convirtió en
un duro crítico del sistema peruano, al que consideró decadente. Esta actitud lo llevó a abrazar
el ensayo como instrumento de crítica política y literaria. La literatura pasó a ser, especialmente
a partir de la post-guerra un instrumento con el cual poder desenmascarar la decadencia en la
que estaba sumido el Perú. Esta fue su gran tarea, por ello cultivo el realismo como género
literario.
Viajó a Europa a finales de 1891. Permaneció en el viejo continente alrededor de siete años.
Esta experiencia europea fue sumamente rica para él pues le dio la oportunidad de conocer a
intelectuales de enorme influencia en el campo de la literatura; como fue el caso de Zola,
Renan y Unamuno. Al volver de Europa en 1898, empezó a divulgar el anarquismo en el Perú.
Desde el punto de vista literario sus obras están enmarcadas dentro del llamado realismo. Esta
corriente surgió en Francia, durante la segunda mitad del siglo XIX, como un movimiento que
describe y realiza una crítica de la realidad social para proponer su regeneración. Esta
tendencia busca la reivindicación de la mujer. Las características más saltantes de este
movimiento literario fue su radicalismo político y social de corte anti-hispanista, el
nacionalismo, el indigenismo, la temática socio-económica y la orientación hacia la objetividad.
Estuvo marcada por la sociología de Comte.Estas obras señalan el compás del desarrollo del
pensamiento político de Gonzales Prada. Pájinas Libres marca la actitud contestataria en
términos literarios al adoptar una ortografía que iba en franca oposición al tratado de Andrés
Bello; Horas de Lucha es el resultado del rechazo de todo el pasado oprobioso del Perú, que a
decir de éste pensador, era el resultado de las clases dominantes peruanas; el ensayo nuestros
indios va a marcar un importante punto de inflexión en los enfoques sociales en nuestro país,
pues fue el primero en plantear que el problema indígena es fundamentalmente de índole
social y no racial, como solía enfocársele hasta entonces. De esta manera Gonzales Prada
superó incluso a las tesis indigenistas, mantenidas en el Perú hasta bien entrada la década de
los años 20´s que planteaban la protección del indígena, de un indígena idílico que poco tenía
que ver con los hombres y mujeres de carne y hueso.
El ensayo nuestros indios tuvo una poderosa influencia en los enfoques de José Carlos
Mariátegui y Haya de la Torre. Estos intelectuales, a diferencia de los que le antecedieron,
como Javier Prado y Alejandro Deústua, sostuvieron que eran las relaciones de explotación de
carácter semi-feudal las que mantenían al indígena en la condición de atraso económico, social
y cultural.
Su actitud siempre fue la de un libre pensador. Buscó la palabra frontal y directa para referirse
al Perú y a sus problemas. Así él mismo mencionó.
“No esperen ustedes de mis labios reticencias, medias palabras, contemporizaciones, ni tiros
solapados y cobardes: expreso clara y toscamente las ideas; sin máscara ni puñal, ataco de
frente a los malos hombres públicos. No hablo para incensar a los que mandan ni para servir de
vocero a los que sueñan con arrebatar el poder, sino para decir cuanto me parece necesario y
justo, hiera los intereses que hiriere, subleve las iras que sublevare.”[1]
En 1912 asumió la conducción de la Biblioteca nacional del Perú, en reemplazo de otro grande
de las letras peruanas: Ricardo Palma.
Es considerado por muchos como el iniciador del anarquismo en el Perú, y el primero que
buscó la unidad entre la actividad intelectual, la política y las luchas de los trabajadores. Fue
además uno de los críticos más acerbos contra el caudillismo imperante en la política peruana
de aquel entonces, representado por Don Nicolás de Piérola. Falleció en Lima el 22de julio de
1918.
El célebre Discurso del Politeama fue lapidario con respecto a las viejas oligarquías económicas
y políticas del Perú; pero a la vez, y lejos de hundirse en el pesimismo irresoluto, renueva sus
votos a la juventud llamándola a cumplir el rol de regenerar la república. El famoso y vibrante
discurso pronunciado en el teatro Politeama empezó con estas palabras:
“Señores:
Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoy para dar una lección a los que se acercan a las
puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene mucho de patriotismo y algo de ironía;
el niño quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro.
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la generación que se levanta es siempre
acusadora y juez de la generación que desciende. De aquí, de estos grupos alegres y
bulliciosos, saldrá el pensador austero y taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de
acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del culpable con un sello de
indeleble ignominia.
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna generación recibió herencia más
triste, porque ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir, errores más graves que
remediar ni venganzas más justas que satisfacer.
La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne y machacó nuestros huesos; pero los
verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia y nuestro espíritu de
servidumbre.”[i]
Para Gonzales Prada la situación de nuestro país era la consecuencia de una larga historia que
venía desde el propio carácter de la dominación hispánica en nuestro país. Así, en el discurso
del Politeama dijo lo siguiente:“La nobleza española dejó su descendencia degenerada y
despilfarradora: el vencedor de la Independencia legó su prole de militares y oficinistas. A
sembrar el trigo y extraer el metal, la juventud de la generación pasada prefirió atrofiar el
cerebro en las cuadras de los cuarteles y apergaminar la piel en las oficinas del Estado. Los
hombres aptos para las rudas labores del campo y de la mina, buscaron el manjar caído del
festín de los gobiernos, ejercieron una insaciable succión en los jugos del erario nacional y
sobrepusieron el caudillo que daba el pan y los honores a la patria que exigía el oro y los
sacrificios. Por eso, aunque siempre existieron en el Perú liberales y conservadores, nunca
hubo un verdadero partido liberal ni un verdadero partido conservador, sino tres grandes
divisiones: los gobiernistas, los conspiradores y los indiferentes por egoísmo, imbecilidad o
desengaño. Por eso, en el momento supremo de la lucha, no fuimos contra el enemigo un
coloso de bronce, sino una agrupación de limaduras de plomo; no una patria unida y fuerte,
sino una serie de individuos atraídos por el interés particular y repelidos entre sí por el espíritu
de bandería. Por eso, cuando el más oscuro soldado del ejército invasor no tenía en sus labios
más nombre que Chile, nosotros, desde el primer general hasta el último recluta, repetíamos el
nombre de un caudillo, éramos siervos de la Edad media que invocábamos al señor feudal.”
“…No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja
de tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de
indios, diseminadas en la banda oriental de la cordillera. Trescientos años ha que el Indio
rastrea en las capas inferiores de la civilización, siendo un híbrido con los vicios del bárbaro y
sin las virtudes del europeo: enseñadle siquiera a leer y escribir, y veréis si en un cuarto de siglo
se levanta o no a la dignidad de hombre. A vosotros, maestros de escuela, toca galvanizar una
raza que se adormece bajo la tiranía del juez de paz, del gobernador y del cura, esa trinidad
embrutecedora del indio.”
Encontramos en Gonzales Prada una marcada postura voluntarista. Era un voluntarismo que,
pese a todas las desgracias del Perú, le permitía avizorar para nuestro país un futuro mejor.
Pero a la vez era consciente que las viejas oligarquías nacionales no eran capaces de redimir al
indio, ni de sacar al país del atraso; por ello, se refugió en los jóvenes, habló y escribió para
ellos. Al finalizar el Discurso del Politeama tuvo las siguientes palabras que han pasado como
las más emblemáticas de este insigne pensador:
“En esta obra de reconstitución y venganza no contemos con los hombres del pasado: los
troncos añosos y carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletéreo y sus frutas de sabor
amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas y frutas nuevas! ¡Los viejos a la
tumba, los jóvenes a la obra”
“Sobre el Civilismo gravita una responsabilidad menos eludible que la bancarrota; dándose un
nombre que implicaba el reto a una clase social, partiendo en guerra contra los militares,
olvidó que si las capas inferiores de la Tierra descansan en el granito, las sociedades nuevas se
apoyan en el hierro. Este olvido contribuyó eficazmente a nuestro descalabro en la última
guerra exterior. Chile tuvo la inmensa ventaja de combatir, en el mar contra buques viejos y
mal artillados, en tierra contra pelotones de reclutas a órdenes de militares bisoños, cuando no
de comerciantes, doctores o hacendados8. Castilla, soldado sin educación ni saber pero
inteligente y avisado, comprendió muy bien que al Perú le convenía ser potencia marítima.
Cuando los chilenos construyan un buque de guerra, decía, nosotros debemos construir dos.
Pardo prefirió las alianzas dudosas y problemáticas a la fuerza real de los cañones, y solía
repetir con una ligereza indigna de su gran suspicacia: Mis dos blindados son Bolivia y la
República Argentina. Con todo, puede también disculpársele de no haber aumentado nuestra
marina: tuvo que malgastar en combatir contra Piérola el oro que debió invertir en buques de
guerra.”[1]
“¿Qué fueron por lo general nuestros partidos en los últimos años? sindicatos de ambiciones
malsanas, clubs eleccionarios o sociedades mercantiles. ¿Qué nuestros caudillos? agentes de
las grandes sociedades financieras, paisanos astutos que hicieron de la política una faena
lucrativa o soldados impulsivos que vieron en la Presidencia de la República el último grado de
la carrera militar.”[2]
Para Gonzales Prada la guerra con Chile nos había dejado una importante lección: la de
prepararnos para la guerra; y un compromiso nacional: el de alcanzar la vindicta. Al respecto
manifestó lo siguiente:
“No se trata de lanzarnos hoy mismo, débiles y pobres, a una guerra torpe y descabellada, ni
de improvisar en pocos días toda una escuadra y todo un ejército; se pide el trabajo
subterráneo y minucioso, algo así como una labor de topo y de hormiga: reunir dinero, sol por
sol, centavo por centavo; adquirir elementos de guerra, cañón por cañón, rifle por rifle, hasta
cápsula por cápsula. Las naciones viven vida muy larga y no se cansan de esperar la hora de la
justicia. Y la justicia no se consigue en la Tierra con razonamientos y súplicas: viene en la punta
de un hierro ensangrentado. Cierto, la guerra es la ignominia y el oprobio de la Humanidad;
pero ese oprobio y esa ignominia deben recaer sobre el agresor injusto, no sobre el defensor
de sus propios derechos y de su vida. Desde las colonias de infusorios hasta las sociedades
humanas, se ve luchas sin cuartel y abominables victorias de los fuertes, con una sola
diferencia: toda la Naturaleza sufre la dura ley y calla, el hombre la rechaza y se subleva. Sí, el
hombre es el único ser que lanza un clamor de justicia en el universal y eterno sacrificio de los
débiles. Escuchemos el clamor, y para sublevarnos contra la injusticia y obtener reparación,
hagámonos fuertes: el león que se arrancara uñas y dientes, moriría en boca de lobos; la
nación que no lleva el hierro en las manos, concluye por arrastrarle en los pies.”[3]
“El primer caso de acción reivindicativa que utiliza la huelga como medio de presión lo
constituye el paro de los tipógrafos por mejoras salariales en diciembre de 1883. Pero fue
probablemente la huelga de los panaderos de Lima, en enero de 1887, la que tuvo mayores
repercusiones al conducir a la creación, en abril del mismo año, de la Sociedad Obrera de
Panaderos “Estrella del Perú”, una organización que desempeñó un papel precursor en la
formación de la conciencia de clase del proletariado. En 1896 ocurrió el primer gran conflicto
industrial: la huelga los tejedores de Vitarte (agosto), seguida por los movimientos de los
cigarreros (septiembre), los tipógrafos (septiembre) y los pasteleros de la capital.”[5]
Las luchas sociales proletarias en nuestro país tuvieron un notorio tinte internacionalista.
“Los panaderos adoptaron como objetivo la jornada de ocho horas y celebraron en 1905, por
primera vez en el país, la fiesta del Primero de Mayo.”[6]
En los orígenes del sindicalismo peruano podemos notar la emergencia de una gran cantidad
de literatura anarquista de circulación entre los obreros. Uno de los animadores principales de
todo ello fue Gonzales Prada:
“En marzo de 1904 también empezó a ser publicado en Lima el mensual Los Parias, que fue la
primera publicación ácrata importante del país. Principalmente animada por M. González
Prada.”[7]denigrarnos i acometernos, porque persigue la obra sistemática i brutal de
imprimirnos en la cara un afrentoso estigma, de clavarnos un puñal
La Uniòn Nacional
La apariciòn del Partido Uniòn Nacional se dió en el contexto de una marcada represión
impulsada por el entonces presidente Andrés A. Cáceres. Este buscó la eliminación de toda
oposición a su gobierno y a sus medidas. Los Liberales, con Quimper a la cabeza, debieron ir al
exilio. Los radicales, entre los que encontraba Gonzales Prada, acordaron unificarse en torno a
un partido que les permitiera resistir la arremetida Cacerista. Fue así que nació el Partido Unión
Nacional.
Los radicales reunidos en torno a la figura de Gonzales Prada le encargaron a este la redacción
de una declaración de principios programáticos. En ella, Gonzales Prada propuso la
desconcentración del poder a través de un gobierno federal. Fue pionero al plantear el tema de
la responsabilidad del presidente de la República y la creación de mecanismos de control
ciudadno sobre los congresistas de la República. Buscó dotar al Estado de las rentas necesarias
a través de una efectiva reforma Tributaria. En el campo social buscó la redención indígena a
través de la devolución de las tierras que les habían sido arrebatadas por los hacendados.
Asimismo fue el primer líder político que planteó mejores condiciones de trabajo para los
obreros, así como la creación de milicias urbanas que reemplazaran al ejército.
Una crisis familiar, motivada por la muerte de su segundo hijo, lo hizo decidirse a dejar el país.
Su partida a Europa presumiblemente iba en concordancia con su deseo de no ser un caudillo
más en un país que estaba sobrado de ellos.
Don Manuel, como solía referirse a él Luis Alberto Sánchez, pronunció un discurso el Primero
de Mayo de 1905, conmemorando el día internacional del Trabajo, cuyo título era “El
Intelectual y el obrero”. Esto ocurrió a propósito de la invitación que le hiciera la federación de
Panaderos Estrella del Perú, cuyo líder era Manuel Caracciolo Lévano.
REFLEXIONES FINALES
El pensamiento y la acción política de Manuel Gonzales Prada estuvieron signados por los
acontecimientos históricos que a éste le tocaron vivir. Fue el curso que éstos tomaron los que
fueron forzando al insigne intelectual a tomar una postura frente a ello. Pensamiento y acción
son indisolubles en él y forman una amalgama imposible de desagregar.
Un rasgo esencial en la personalidad de Manuel Gonzales Prada será su actitud crítica frente a
la realidad y su disposición para enfrentar a la realidad críticamente, para “romper el pacto
infame de hablar a media voz” y señalar todos los aspectos decadentes de la sociedad peruana
para extraer de ello lecciones y esperanzas de superación en la juventud trabajadora y
proletaria del Perú.
Rehuyó la polémica, no porque le temiese sino por no perder el empuje respondiendo libelos
insignificantes que se concentraban en personas y no en ideas.
Gonzales Prada es el escritor más vigente del Perú, incluso comparándolo con los
contemporáneos. Fue un hombre singular porque a diferencia de todos los que han hecho
política en nuestro país, tuvo un enorme desprecio por el poder. Siempre rechazó y enfrentó el
caudillismo. Fue un hombre de su tiempo; pero también del nuestro. Sus críticas suenan hoy
cómo dichas para enfrentar a los personajes que hoy siguen condenando a nuestro país a la
miseria y el atraso. Su sueño sigue estando pendiente: el de ver el renacimiento de la patria
empezando por los más pobres.
[1] Manuel Gonzales Prada. Los Partidos y la Unión Nacional. Conferencia pronunciada el 21 de
agosto de 1898.
[4] Manuel Gonzales Prada. Citado en : Sobrerilla, David. El anarquismo de Gonzales Prada.
[1] Manuel Gonzales Prada. Los Partidos y la Unión Nacional. Conferencia pronunciada el 21 de
agosto de 1898.