Modelo de Intervención en Psicoterapia Breve
Modelo de Intervención en Psicoterapia Breve
Modelo de Intervención en Psicoterapia Breve
Intervención
en Psicoterapia
Breve
Técnicas y estrategias
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aurora
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Modelo de Intervención en
Psicoterapia Breve
Técnicas y estrategias
En este modelo no planteo omnipotencia alguna, es sólo una herramienta más, tal como en
la caja de herramientas del carpintero, todos los instrumentos son de utilidad, para
facilitar el trabajo y mejorar los resultados.
Al hacer este trabajo experimenté una vivencia llena de amor por mi escuela en la
que me formé como Psicólogo.
La Facultad de Psicología de la Universidad de Guanajuato, ubicada en mi ciudad
natal León, Guanajuato. En ese tiempo tenía su domicilio en Avenida de las Rosas 501 en la
Colonia Jardines de Jerez.
Carmen Vargas Vivero, Mario Sánchez Tapia, Malena Fuentes, Enrique Fernández Flores,
Jaime Sámano Liceaga, Ángel Guerrero Jaime, Tere Torres, Vicky Orozco, Jorge González,
Diana Ramírez Álvarez, Toño Luna Villaseñor, Ana María Chávez Hernández.
Este trabajo es también un producto de ellos, quienes siempre estuvieron dispuestos a dar
lo mejor de sí para forjar a los psicólogos de la Universidad de Guanajuato.
JCVP
MODELO DE INTERVENCIÓN EN PSICOTERAPIA BREVE
Definición de psicoterapia: Para los fines de este trabajo, se plantean como definiciones
de Psicoterapia:
Dada la naturaleza y las limitaciones de este modelo, no es posible dar atención a todos los
diversos trastornos mentales y emocionales. En este sentido es muy importante,
considerar desde la propuesta psicoanalítica la estructura de la personalidad y el tipo de
trastorno que sufre, a fin de hacer correctamente la indicación.
Indicaciones Contraindicaciones
Trastorno de ansiedad. Retraso mental.
Tratamiento de apoyo en duelo y pérdidas Lesión Cerebral
significativas. Psicosis.
Estrés psicosocial y académico. Trastornos de conversión.
Depresión en estructuras neuróticas. Trastorno narcisista.
Trastornos de inicio reciente: Insomnio, fatiga, Trastorno límite.
burnout, angustia. Adicciones.
Tendencias suicidas.
Trastorno disocial.
Neurosis conversiva.
Neurosis fóbica.
Límite y alcance de este modelo: Atención a estructuras neuróticas y aquellos casos en los
que haya una genuina conciencia de enfermedad.
“La terapia debe cumplir con tres tareas: la transformación cognoscitiva, la movilización
afectiva y la modificación de la conducta” (Túbert-Oklander, 2009). En este sentido los
efectos terapéuticos se esperan concatenados e intercomunicados por la naturaleza
sistémica del aparato psíquico. A este respecto el objetivo “puede centrarse en el área
cognoscitiva, en el área afectiva o en el área conductual” (Túbert-Oklander, 2009). El
objetivo que se plantee trabajar, tendrá en el proceso de la terapia, efecto sobre las otras
áreas, como ya se mencionó, debido a la naturaleza sistémica del aparato psíquico.
Manejo del principio YO Y TÚ. Este principio busca dirigir la comunicación de manera
efectiva hacia quien tiene que ir. “Hay sujetos que actúan como si hablaran al vacío, o a
alguien ausente. Al preguntarle a quién está hablando y pedirle que se lo diga, se facilita
enfrentar su evitación” (Martín, 2010), y se promueve el envío de mensajes a quien debe
ser, este principio puede apoyarse por ejemplo con el ejercicio de la silla vacía.
Convertir las preguntas en afirmaciones. “Las preguntas muchas veces son maneras de
llamar la atención, son preguntas huecas en sí mismas, que lo que pretenden es una
afirmación de los demás, un esperar la confirmación de mi razonar, preguntas que en sí
mismas ya llevan contenida la respuesta, o que pretenden ponerse uno mismo por encima
del (los) otros, preguntas falsas cuyo objetivo es competir y manipular. Ante esto en
gestalt pedimos la afirmación en vez de la pregunta, para que la persona se apropie de lo
suyo, no lo proyecte, y se dé cuenta del objetivo cierto de su hacer” (Instituto Ananda
2010).
El pero… y el Sí… pero. Cuantas veces afirmamos algo en una frase y a continuación
incluimos un “pero”, que quita toda la intensidad al contenido de nuestra afirmación.
Tiene mucho que ver con los dobles mensajes recibidos en la infancia…”Te quiero
mucho….pero, tu hermano es muy listo”, o con los mensajes contradictorios, entre el
mensaje verbal, y el mensaje en acción. El sí….pero, implica una falta de responsabilidad,
Perls decía que el sí…pero, tiene que ser transformado en si…..si. Con esta fórmula uno se
apropia de su decisión, y no echa la culpa al otro, a la situación, o a los demás de aquello
que desea hacer ….pero, no se atreve porque hay un impedimento que no es suyo, o un
compromiso no asumido, o una responsabilidad no aceptada” (Instituto Ananda 2010).
INSTRUMENTOS DEL TERAPEUTA
PARA ESTE MODELO DE PSICOTERAPIA
Para este modelo se plantean herramientas de intervención verbal, así como herramientas
psicocorporales provenientes de la Gestalt.
Reflejo verbal: Consiste en repetir lo que el paciente acaba de decir, con sus mismas
palabras, a veces en tono afirmativo y otras, como pregunta. Esta técnica fue desarrollada
por Carl Rogers y su escuela. Se utiliza para poner énfasis o dar relieve a aquél contenido
verbal que reviste importancia y permite o justifica la intervención del terapeuta, que
busca un acto reflexivo en el paciente.
Reflejo visual: Se da cuando el terapeuta describe al paciente la imagen que está teniendo
en ese momento de él. Podríamos decir que la visión del terapeuta está actuando como un
espejo para el paciente. Este tipo de descripción difiere de un señalamiento, en que este
último siempre supone una propuesta de trabajo, tendiente a analizar por qué el paciente
se presenta de tal o cual manera. El reflejo visual, en cambio, no tiene otro objetivo que
devolverle al paciente una imagen de sí mismo.
Reflejo auditivo: Es semejante al anterior, pero por la vía auditiva. Aquí el tono de la voz
del terapeuta le devuelve al paciente algo de sí mismo. Por ejemplo, los colegas cambian el
tono de voz, volviéndolo más cálido e íntimo, cuando saben que el paciente está sufriendo.
Reflejo relacional: Se refiere al efecto especular que tiene la interacción espontánea que
se da entre paciente y terapeuta. Cada vez que éste último reacciona ante las
manifestaciones del primero, el paciente se ve confirmado en su existencia y su valor ante
los ojos del terapeuta.
Reflejo corporal: Se da cuando se produce un contacto físico, como podría ser un apretón
de manos o un abrazo entre paciente y terapeuta. Este tipo de contactos, puede ser
sumamente importante y terapéutico con algunos pacientes, en particular con aquellos
que tienen bien delimitadas sus relaciones objetales y su identidad yoica. En consecuencia
se sugiere discreción y prescripción bien analizada, si se considera utilizar esta técnica con
pacientes psicóticos y con trastorno límite de personalidad.
Pregunta: Es uno de los recursos que más utilizamos los terapeutas, nos permite obtener
más información sobre lo que el paciente está diciendo, al mismo tiempo que le
confirmamos que lo estamos escuchando y que lo que dice es importante para nosotros.
Pero también una pregunta es una formulación incompleta, que dirige el pensamiento del
paciente en cierta dirección, es por esa razón que el terapeuta debe considerar la
pertinencia y justificación terapéutica de la pregunta antes de formularla.
Descripción: Es una técnica muy útil. Con esto nos referimos, no a describir, sino a pedir
descripciones. En vez de adelantarnos a interpretar lo que el paciente está expresando, le
pedimos que lo describa y, con frecuencia, el solo hecho de describirlo con más precisión
hace que él mismo se percate de su sentido.
Clarificación: Consiste en repetir lo que el paciente acaba de decir pero con otras
palabras. Esto permite al terapeuta confirmar si ha entendido bien y al mismo tiempo,
indica al paciente que ha sido escuchado y entendido. Pero esta maniobra, al igual que
todas las anteriores, también orienta al pensamiento del paciente en la dirección que el
terapeuta considera conveniente.
Interpretación: Consiste en formularle al paciente una nueva visión de las cosas, es una
propuesta del terapeuta, diferente a la que trae el paciente. Una interpretación es siempre
una opinión del terapeuta, que pretende dar sentido o explicar un hecho, pero siempre
desde su particular perspectiva, concepción del mundo y teorías.
Construcción: Es una interpretación compleja, que pretende explicar un suceso o
conjunto de sucesos, en función de una teoría sobre la vida del paciente y sus
circunstancias. Las más conocidas son las construcciones históricas, en las que se explica
la vida actual del paciente, o algún aspecto de la misma, en función de su pasado. Pero
también es posible hacer construcciones sociológicas, que explican al paciente en términos
de su ubicación en el contexto social. Lo importante es el marco de referencia teórico
usado por el terapeuta: según su orientación, la construcción puede ser también de corte
filosófico, religioso, político o económico.
Precisión: Es la acción de llamar a las cosas por su nombre. Con frecuencia, el paciente
logra describir claramente un sentimiento, una experiencia o situación, pero no puede
darle el nombre correcto. En esos casos es el terapeuta quien lo hace.
Extensión: Consiste en pedir al paciente que amplíe una idea o un episodio que ha
expresado en forma sucinta o muy concreta. El paciente es orientado a extender su
discurso y a tener conciencia de la concreción a la que reduce situaciones o circunstancias.
Repetición: Es una técnica por la cual el terapeuta indica al paciente que repita varias
veces una frase que acaba de decir en una forma carente de contenido emocional, hasta
que se ponga en contacto con la emoción subyacente.
Reformulación: Se parece a la repetición, ya que el terapeuta pide al paciente que repita
una frase que acaba de decir, sólo que con ciertos cambios lingüísticos que la personalizan,
reconectándolo con los sentimientos implícitos.
Anclas: Son una técnica muy parecida a la anterior, en el sentido de que se le pide al
paciente que repita varias veces una frase, sólo que ésta la propone el terapeuta. El
contenido de la frase indicada es un equivalente de interpretación. Tienen el efecto de
provocar un anclaje en un cierto momento del proceso de psicoterapia o de enganchar al
paciente, llevándolo a una nueva forma de experimentar emocionalmente su situación.
Provocación: Consiste en una forma de dirigirse al paciente de un modo tal que induzca
en él una reacción emocional o conductual. Este tipo de intervención sólo es adecuada si lo
que el terapeuta pretende es ayudar al paciente a recuperar funciones o partes
emocionales de su personalidad abandonadas o escindidas, tales como la capacidad de
enojarse, la de llorar, etc.
Exageración: Esta técnica ayuda al paciente a vivenciar con mayor claridad la experiencia
subyacente a una manifestación suya que le puede estar pasando inadvertida. Esto puede
lograrse cuando el terapeuta refleja una versión propositivamente exagerada de lo que el
paciente acaba de expresar, o cuando le pide a él que exagere una conducta, un gesto, una
expresión o una fantasía, con el fin de ‘ver cómo se siente’ y llevarlo a otro nivel de
conciencia de sí y de su vivencia.
Disociación: Es una técnica muy parecida a la anterior, en el sentido de que se hace hablar
a una parte de la persona del paciente (su angustia, su miedo, su dolor de estómago, sus
piernas, etc.). Se inicia con una pregunta del tipo de: ‘¿Qué dice tu dolor de cabeza?, déjalo
hablar’. Posteriormente, puede intentarse un diálogo entre el yo del paciente y la parte
disociada. Esta técnica se utiliza habitualmente en el abordaje gestáltico de los sueños, en
el que el terapeuta induce al paciente a que haga hablar a cada uno de los elementos del
sueño.
Fantasía dirigida: Esta estrategia busca inducir al paciente una experiencia imaginaria
que le genere respuestas emocionales, a través de las sugestiones e indicaciones del
terapeuta. En este ejercicio el paciente permanece con ojos cerrado para ‘poder ver a
realidad imaginada’. En esta técnica se pueden hacer ‘viajes, reconstrucciones,
resoluciones, encuentros, ensayos’ etc. Se sugiere que después de terminar el ejercicio de
fantasía dirigida, se habrá un espacio para la reflexión, para que el paciente exprese las
experiencias que vivió.
Completar sueños o fantasías: Es una técnica afín a la anterior. En ella, en vez de analizar
un sueño o una fantasía relatados por el paciente, se le pide que vuelva a visualizarlo y que
lo continúe libremente más allá de lo que recuerda. Podríamos decir que, con este
abordaje, en vez de analizar los sueños o fantasías, lo que estamos haciendo es explorar el
mundo del sueño y la fantasía. Esta es la técnica de la ‘Imaginación activa’ desarrollada por
Jung para la investigación de los procesos inconscientes.
Consejo: Es una opinión vertida por el terapeuta, acerca de cuál es la conducta que
considera más conveniente, para el paciente, en su situación actual, pero sin exigir su
cumplimiento.
Indicación: Es un pedido concreto al paciente de que haga o deje de hacer algo. Cuando se
lo que se le pide es que haga algo, se denomina ‘prescripción’; cuando se trata de que
abstenga de una conducta, se le llama ‘proscripción’. En todos los casos, el terapeuta
espera que el paciente tome su indicación como algo serio e intente realizarla, aún en
aquellos en los que la intención subyacente es buscar un efecto paradójico.
Tarea: Consiste en una conducta o serie de conductas que el terapeuta indica al paciente,
pero de la cual queda totalmente claro que se trata de un ejercicio artificial o de un
experimento, y no de una norma para la vida. Aquí se incluyen aquellas actividades que
tienen intención de un efecto cognoscitivo.
Ritual: Es una tarea compleja que el terapeuta indica al paciente, para que la realice en
ciertas situaciones de vida o bajo ciertas condiciones. En este caso la tarea no se presenta
como un ejercicio, sino como una solución y presenta ciertos matices mágicos (de efecto
sugestivo), lo que la emparenta con los efectos de la ‘magia’.
Intención paradójica: Es una técnica desarrollada por Viktor Frankl. Consiste en ayudar
al paciente a cortar un círculo vicioso, adoptando la actitud contraria de lo que se desea.
En muchos casos el comportamiento inadecuado se desarrolla porque la persona
literalmente le tiene miedo al miedo en sí mismo. O sea, una vez que la persona cree que
cierta situación le va a crear ansiedad, comienza a sentirse extremadamente atemorizada
al pensar que pueda verse envuelto en ella. Esto se conoce con el nombre de ansiedad
anticipada y puede llegar al punto de paralizar a la persona. El miedo a experimentar el
miedo que ocasiona una situación específica, así como la situación en sí, crean un círculo
vicioso que hace a la persona evitar su confrontación. De esta forma, será incapaz de
funcionar ante la experiencia real cuando esta se presente. Al usar la intención paradójica
en estos casos, la persona es llevada a la confrontación directa con la situación y de hecho
se le pide que desee el encuentro con tal experiencia, que desee confrontarse con el miedo
y por eso el nombre de intención paradójica. El miedo patogénico es reemplazado por un
deseo paradójico con el objetivo de evitar la ansiedad anticipada. Así la persona estará
más calmada y relajada y de esa manera podrá confrontarse con dicha situación de
manera efectiva.
La silla vacía: Consiste en poner frente al paciente una silla vacía, sobre la cual, con las
instrucciones del terapeuta, el paciente deposita las partes que se le oponen, se niegan o se
rechazan, para ponerse en contacto con ellas. “También puede desarrollarse el diálogo
entre al paciente y una persona significativa para él. Por medio de este juego el paciente va
adquiriendo la habilidad, no sólo de reincorporar partes suyas proyectadas en los otros,
sino también la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Esto le da una nueva perspectiva
y percepción del otro, con una visión nueva que puede ser enriquecedora para él y para la
relación entre ambos, pudiéndose dar una forma de diálogo nueva y más creativa” (Martín,
2010).
El juego de las proyecciones: “Ocurre que muchas veces las percepciones que tenemos
no son más efecto de nuestras proyecciones. Así un paciente que le dice al terapeuta: ‘no
puedo confiar en usted, usted no me da confianza’, entonces se le pide que represente a
una persona poco digna de confianza. Esto sirve para descubrir su conflicto interno en ese
ámbito. Tras esto, se le puede preguntar si él no tiene también estos rasgos y si ha podido
ver algo suyo o de alguien significativo reflejado en esa representación” (Instituto Ananda,
2010).
Juego de roles: “Se le dice al paciente que represente un rol que sea todo lo contrario a su
síntoma o problema. Con esta técnica se trata de desarrollar la polaridad inhibida y así
liberar la energía contenida en ella, ampliando y mejorando sus recursos. Al meterse en
este papel, se pone en contacto con una parte de sí mismo que había permanecido
reprimida y oculta, que suele ser portadora de una gran cantidad de energía que ha estado
bloqueada” (Instituto Ananda, 2010).
Dar (se) cuenta: Es otra forma de enunciar la máxima psicoanalítica ‘hacer consciente
lo inconsciente’; este aspecto es absolutamente aprehensible y constatable en el decir y
el hacer de la persona observada o del paciente en curso. Es la capacidad de la persona
para aceptar su realidad psicológica o fisiológica, sin el estorbo de mecanismos
defensivos o estrategias de autoengaño.
Ser sujeto de sí: Es reconocerse como quien experimenta una realidad psicológica o
fisiológica sin recurrir a estrategias defensivas de tipo maniaco como la negación o la
proyección. En un buen estado de salud, la persona se reconoce como quien experimenta
un problema, como quien desea, quien se interesa, quien necesita y en general como
quien está motivado. En este factor se encuentra el criterio de Conciencia de
Enfermedad, cuya presencia puede revelar partes sanas del sujeto.
Ser activo: Es la capacidad operativa del sujeto, convertir en hechos sus palabras, sus
pensamiento, motivaciones e integrarse al proceso social de producción y gregarismo. El
nivel de salud en este aspecto incide en la congruencia entre el dicho y el hecho, así
como en los hechos mismos, que deben estar orientados al desarrollo individual y a la
integración de los otros. La inactividad y la falta de iniciativa son signos de presencia de
anomalías psicológicas o fisiológicas.