Teoria y Primera Entrevsita Fiorini
Teoria y Primera Entrevsita Fiorini
Teoria y Primera Entrevsita Fiorini
LA PRIMERA ENTREVISTA
Importa que sea destinada a cumplir no solo con funciones diagnosticas y e fijación de contrato,
sino q en psicoterapias breves juega siempre un rol terapéutico. Se trata entonces de q e el
terapeuta pueda además realizar intervenciones adecuadas. Esta entrevista, para ser eficaz, debe
cumplir varias tareas en fases sucesivas:
1) Diagnostico aproximativo inicial a partir de los datos aportados por el paciente. Este diagnostico
se establece en 3 planos:
c) El diagnostico de las condiciones de vida del paciente. Requiere evaluar estabilidad geográfica,
horarios, obligaciones, en relacion con los otros planos. Y además acá se identifican factores
patogénicos en esas condiciones de vida.
Cualquier técnica responde a un principio de coherencia interna. Tal coherencia deriva en primer
lugar del acuerdo entre los objetivos q se propone alcanzar y la estrategia de cambio adoptada
para lograr dichos objetivos. En segundo término, determinados recursos técnicos (instrumentos)
resultan adecuados o no según su congruencia con la estrategia de cambio indicada. La estrategia
psicoterapéutica global define entonces como apropiadas ciertas actitudes del terapeuta, ciertas
intervenciones del mismo, la adopción de determinado encuadre, etc.
Entonces, es muy importante que en cada una, en su manipulación concreta, los objetivos y la
organización estratégica de sus instrumentos configuren una gestalt. Así, por ejemplo, es eficaz la
inserción de la interpretación transferencial en psicoterapias, pero diferente que en PSA. En una
terapia de apoyo pueden ser contraproducentes intervenciones sobre la transferencia o dirigidas
al nivel motivacional de la conducta. O en las de esclarecimiento puede ser contradictorio dar
directivas.
En cuanto a los parámetros para estudiar una técnica, nos parece enriquecedor hacerlo desde
varios enfoques complementarios: “psicodinamico” (en especial con referencia a la teoría de
relaciones objetales, teniendo en cuenta aspectos transferenciales), “comunicacional” (estudiando
fenómenos de interacción diádica tales como el control de la relacion, definición de su naturaleza,
etc.), y en base a conceptos de la teoría del aprendizaje (sobre todo aspectos pedagógicos en el
vinculo, la influencia del rol social “experto”, y el papel correctivo de la experiencia del vinculo con
el terapeuta). Tomamos en cuenta 3 tipos de psicoterapia, de prevalencia en nuestro medio.
PSA Esclarecimiento Apoyo
Definición del Ambiguo (depositario Definido (sobre todo Definido (sobre todo
rol terapeuta potencial de múltiples como docente, antes que como protector). (roles y
roles) indefinición el de silenciosa pantalla tareas definidas, no
personal. Esta para la proyección de ambiguas: así hay mas
ambigüedad ataca el roles virtuales). El frente control del paciente
control q el paciente a frente refuerza ya la sobre el obj
tiende a ejercer sobre discriminación de la persecutorio)
sus objetos persona real del
perseguidores terapeuta y de su rol
disociados. específico.
EL CONCEPTO DE FOCO
Estructura del foco: en la práctica el foco tiene un eje central. Con la mayor frecuencia el eje eta
dado por el “motivo de consulta” (síntomas más perturbadores, situación de crisis, amenazas de
descompensación q alarmen, fracasos adaptativos). Ligado al motivo, y subyacente al mismo, se
localiza cierto “conflicto nuclear” exacerbado.
En un foco, el eje entonces (dado por el motivo de consulta y el conflicto nuclear subyacente) se
inserta en una “especifica situación grupal”. Estos tres (motivo, conflicto nuclear, situación grupal)
son aspectos fundamentales de una “situación” q condensa un conjunto de determinaciones. Lo
esencial es respetar el carácter de estructura de la situación tal como existe, de modo q todo
trabajo analítico parte de delimitar esa totalidad de la situación, en toda su amplitud. El estudio de
diversos componentes de la situación deberá hacerse en el sentido de despliegue de “niveles de
análisis”, entendidos como estratos funcionales enraizados en la situación, actualizados y
totalizados por esta. Así podemos deslindar diferentes zonas de componentes de la situación:
#Momento evolutivo individual y grupal: es otra zona integrante de la situación. Las tareas q se
desprenden de necesidades propias de ese momento evolutivo y la prospectiva global q comporta
esa etapa. Gran parte de la conflictiva agudizada de la situación deriva no solo de la reactivación
de conflictos infantiles, sino del choque entre las limitaciones dadas por la persistencia de esos
conflictos y las necesidades propias de la etapa evolutiva abierta q urgen una satisfacción.
Urgencias subjetivas (autoestima) y objetivas (presiones sociales para la maduración y la
eficiencia) a la vez.
#zona de “determinantes del contexto social más amplio”. La serie de componentes de la situación
tiene q ser puesta en relacion, además, con un conjunto de determinaciones concurrentes
(conjunto de condiciones económicas, laborales, ideológicas q intervienen de muchas maneras en
la situación).
Ahora bien, entre estas zonas de determinaciones hay dinamismos, articulaciones, encajes,
potenciaciones y oposiciones propios de una totalización, a la que llamamos “situación”, q es
concreta, singular y en movimiento, del individuo o grupo en estudio.
Diafragmado operacional del foco sobre la base de ciertos reguladores y retorno a la totalización:
Este conjunto de factores establece la amplitud general q habrá de darse al trabajo sobre el foco.
#en cada momento de proceso no obstante, la focalización adquiere una amplitud particular.
Este conjunto de reguladores delimita sobre la situación total un cono de amplitud variable; cada
sesión puede ahondar selectivamente ciertas zonas del cono. Lo esencial es q cualquiera sea el
sector de elementos explorados, estos sean comprendidos como integrantes estructurados-
estructurantes de la situación.
1) El paciente inicia sesión aportando material disperso hecho de episodios recientes, recuerdos,
observaciones sobre los otros, y vivencias personales.
Un movimiento donde se trabaja a la vez sobre los detalles y sobre el conjunto. Cada hecho una
vez establecido, se interroga y se descifra como parte de un todo; y es sobre él, por medio del
estudio de sus faltas o sobre-significados como se determina a titulo de una hipótesis, la totalidad
en el seno de la cual encontrara su verdad.
A lo largo del proceso terapéutico el foco puede ir modificándose. En una psicoterapia breve es
probable q todo el proceso gire sobre una situación focal, y el avance del proceso consista solo en
el enriquecimiento del modelo estructural q se vaya armando de esa situación: densificación
progresiva de los componentes del foco por la comprensión de sus sobredeterminaciones,
clarificación de las articulaciones y líneas de fuerza principales en el montaje de la estructura. En
psicoterapias prolongadas puede ir desplegándose una sucesión de focos, cada uno de ellos
caracterizando una etapa del proceso. El paciente suele, aca, proponer espontáneamente una
seriación, privilegiando una situación en cada etapa. En cada una de estas etapas el trabajo con un
foco privilegiado no difiere en esencia del q se realiza en una breve.
El modelo propuesto de foco a su vez intenta responder a la necesidad de trabajar con enfoques
psicológicos-psicopatológicos, diagnósticos y terapéuticos coherentes, integrados en una
concepción totalizadora de la experiencia humana. Una concepción desde la cual las condiciones
de realidad (micro y macro social) y los dinamismos propios del mundo interno personal y
endogrupal sean abordados en su integración interpretante y en sus movimientos de
estructuración-variación-reestructuración constantes. Si el diagnostico no se encara con este
sentido de movimiento al encuentro de una totalización concreta el ser humano real desaparece.
Critica a Mannoni: ella emplea “situación” para caracterizar el problema motivo de consulta. Pero
se interesa en destacar la óptica psicoanalítica de la situación, y salvaguardar sus dimensiones
psicoanalíticas, y así restringe su mirada. Para nosotros en cambio, “situación” incluye un conjunto
más vasto, heterogéneo de series y articulaciones.
LA RELACION DE TRABAJO
5) Actitud docente. Marca su actividad en una definida concepción pedagógica, y moviliza en ella
todos sus recursos didácticos destinados a facilitar los aprendizajes. Aplica ciertos principios
pedagógicos generales (motivar para la tarea, clarificar sus objetivos, reforzar todo logro), y pone
en juego un arsenal didáctico (claridad del método expositivo, abierta exposición de su método de
pensamiento, incluye recursos para ahondar la comprensión de la problemática en estudio -acá no
restringe el intercambio a la comunicación verbal, si no que abre la tarea a los aportes de dibujos,
fotos, poemas, objetos, tareas concretas realizadas en sesión, grabación de sesiones, realiza
esquemas, trabaja con la “tarea-problema” para q sea objeto de observación directa, cada uno de
estos recursos puede revelar facetas q el intercambio verbal a veces no destaca-).
6) Inclusión del terapeuta como persona real. En psicoterapias la presencia personal no actúa
como un agregado perturbador del campo terapéutico, sino como parte nuclear del instrumental
técnico. El rol del terapeuta se ejerce no solo por lo que permite al paciente ver de su mundo, sino
por el papel que desempeña en ese mundo. El rol es no solo objetivador sino también rectificador.
El comportamiento vincular del terapeuta nos conduce a pensar en el tratamiento “mediante la
palabra y una especifica relacion humana, mutuamente potenciadas”. La relacion real conduce a
una identificación que provee también la motivación para el trabajo (identificacion en el nivel de
identificaciones infantiles – proyección, dependencia, idealización- pero también en un nivel
adulto de identificación con funciones y cualidades de su rol real).
La personificación del vínculo en la relacion de trabajo debe entenderse en sus dos vertientes:
adecuación del vínculo a necesidades especificas de cada paciente, y puesta en juego de
capacidades y actitudes reales del terapeuta al servicio del proceso. Aquí la inclusión selectiva de
rasgos personales del terapeuta es parte de la técnica. En el proceso terapéutico se van
entretejiendo entonces dos tareas. Una, la que se concentra en la activación yoica del trabajo en
un foco, y otra, la realización de un vinculo en el cual simbólicamente se proveen gratificaciones y
estimulos rectificadores de ciertas condiciones vinculares del desarrollo, que actuaron
precisamente como obstáculos para un mejor crecimiento previo del potencial yoico. Esta segunda
tarea es importante, ya que es la realización simbolica que se va operando a través de ese vinculo
real, personificado, la que provee el sustento dinamico para el proceso de activación yoica en la
elaboración del foco, y para toda otra serie de cambios.
Funciones yoicas:
Básicas: dirigidas al mundo exterior, a los otros, y a aspectos de sí mismo: percepción, memoria,
atención, pensamiento, anticipación (planeamiento o programación de acción), exploración,
ejecución, control, coordinación de la acción. Aparecen dotadas de un cierto potencial de
autonomía primaria, actúan con eficacia dentro de cierto margen. Este potencial de acción “libre
de conflictos” es relativo, reversible, móvil.
El trabajo en psicoterapia dirigido a reforzar funciones yoicas debe partir de respetar los efectos
exitosos de estas funciones (ej.: hacer explícitos los logros del pensamiento manifiesto en sus
mensajes intencionales) y señalar sus fracasos y explorar los motivos de esos fracasos. Esto
significa un terapeuta atento a un doble frente constante: el de mensajes “latentes” y el de
mensajes manifiestos e intencionales (a diferencia del PSA de Klein cuya premisa es “todo
acontecimiento en el campo debe ser al mismo tiempo otra cosa”, esto es antagónico con la
atención que las psicoterapias prestan, entre otros niveles, al del rendimiento yoico).
Los efectos de las funciones yoicas: son la adaptación a la realidad, sentido y prueba de realidad,
control de impulsos, regulación homeostática del nivel de ansiedad, mayor tolerancia a la
ansiedad y frustración con capacidad de demora, productividad, capacidad sublimatoria,
integración y coherencia de una diversidad de facetas de la persona. Hay q diferenciar entre
estado de adaptación (como meta alcanzable en la q se aspira a detenerse) y proceso de
adaptación (que comprende una puesta en tensión activa de aquel repertorio de recursos del
sujeto.
Plasticidad: se pone de manifiesto según la capacidad de reajuste del repertorio de funciones ante
las variaciones.
Tres grupos de factores: la intensidad de los impulsos, la dotación genética y las influencias
ambientales (que también hay que entender como codeterminantes de la intensidad de los
impulsos). El grupo familiar aparece jugando un rol primordial en la evolución de estas funciones:
la riqueza o pobreza perceptiva, imaginativa, cognitiva, la existencia de un área “libre de
conflictos”, la plasticidad del repertorio defensivo, son siempre coproducciones (individuo-grupo
las van gestando en sus vínculos). El papel del grupo tiene q ser también reconocido en el
funcionamiento actual de esas funciones. Entonces hay situaciones grupales e instituciones yo-
reforzadoras y otras yo-debilitantes. Ya no se trata de evaluar funciones yoicas del individuo, si no
de indagar principalmente la relacion entre estas funciones y un conjunto de condiciones de
realidad que inundan al sujeto penetrando sus rendimientos.
El terapeuta con su propia actividad provee además al paciente un modelo yoico de identificacion.
Por otra parte entre las funciones yoicas del paciente y las del terapeuta hay un interjuego: entre
ambas hay una constante cooperación. Se postula una relacion de reforzamiento muto entre
autoestima y experiencias de eficacia yoica. Con frecuencia el reforzamiento del yo se asemeja al
concepto de “trabajo con las partes sanas” del paciente, lo que comprende el conjunto de
funciones yoicas potencialmente rescatables a pesar el conflicto, y también aspectos motivaciones
y vocacionales de nivel más maduro.
Paralelamente al proceso hay una movilización y consolidación progresiva de las funciones yoicas
del terapeuta. Esta movilización yoica del terapeuta es selectiva y parece desplegarse según leyes
de complementariedad con el perfil del funcionamiento yoico del paciente, dado por funciones
debilitadas y funciones conservadas en grado diverso. El terapeuta se apoya en las funciones
yoicas mejor conservadas del paciente y le suministra aquellas que en él están menos
desarrolladas o momentáneamente inhibidas.
Así también es acertada una intervención del terapeuta en la medida en que se modele sobre el
nivel de posibilidades yoicas evidenciado por el paciente en sus mensajes más recientes.
Un agente importante actúa en la “continencia” ofrecida por el vinculo terapéutico. Por ella se
reactivan elementos de una relacion infantil de dependencia (reaseguramiento, sostén,
recuperación de autoestima a partir de la calidez del terapeuta). Los fenómenos de proyección-
depositacion, inherentes a esta relacion, proporcionan con frecuencia un alivio en el monto inicial
de la ansiedad, que interferiría una mejor disponibilidad del repertorio de funciones yoicas. La
necesidad de este vinculo dependiente inicial puede modificarse, una vez recuperado ese
potencial de funciones yoicas. La posibilidad de una regresión más profunda que tienda a
cronificar la dependencia encuentra sus límites en la psicoterapia por la constante presencia de las
condiciones de realidad del vínculo, incluidos los límites temporales.
El interés del vinculo centrado en la persona, el respeto y la receptividad del terapeuta para su
más libre expresión conjugan “influencias reaseguradoras del autoestima”. Sobre tal
fortalecimiento se apoyan aperturas (con la ansiedad y el dolor de las mismas) y se refuerza la
motivación para seguir enfrentando la incertidumbre de lo desconocido. El reaseguramiento
efectivo es esencial para llevar la ansiedad a un nivel útil y para facilitar el crecimiento de
funciones yoicas autónomas. Un aspecto de gratificación emocional importante es el producido en
la experiencia de ser comprendido por el terapeuta en la actitud de éste que va al encuentro de lo
más personal e intimo del paciente, de zonas no solo desconocidas sino solitarias, necesitadas de
contacto con el otro.
2) Variaciones correlativas en el empleo del repertorio defensivo, con posibilidad de que defensas
más primitivas (disociación, negación, splitting) cedan lugar a otras de mayor valor adaptativo.
Tales variaciones pueden responder a la convergencia de reforzamientos yoicos, alivio de
ansiedad, y modificación en las condiciones grupales.
4) Adquisición de una autoestima más realista, vinculada a una mayor comprensión de sus
dificultades y posibilidades, a una evaluación del propio rol grupal, y a cierto desvanecimiento de
mitos personales y familiares autodestructivos o estimulantes de la omnipotencia. En este nivel
debe verse la emergencia de una relacion del sujeto consigo mismo, activada por el proceso, capaz
de integrar algunos nuevos soportes de la identidad.
5) Cambios en la conducta de los otros cercanos, correlativos al nuevo repertorio de mensajes que
es capaz de trasmitir el paciente en base a los cambios en él operados.
A las influencias de cambio y sus efectos hay q pensarlos en sus interacciones, lo que abre la
posibilidad de comprender otros dinamismos propios del proceso que puede poner en marcha la
psicoterapia.
2) Proporcionar información.
4) Clarificar, reformular el elato del paciente de modo que ciertos contenidos y relaciones del
mismo adquieran mayor relieve.
No hay una jerarquía dentro del conjunto que permita distinguir algunas más importantes q otras
para el proceso. Esto marca una diferencia con el PSA que jerarquiza a la interpretación como la
intervención decisiva para producir el cambio especifico del proceso analítico dejando a todos los
otros principios subordinados a ella. Mientras que la psicoterapia dinámica está construida en
torno de distintas selecciones y combinaciones de cinco principios terapéuticos: sugestión,
abreacción, manipulación, clarificación e interpretación. Y Fiorini agrega la objetivación, la
autoafirmación por el acto de verbalización no meramente catártico, información, experiencia
emocional correctiva no simplemente sugestiva, entre otros.
La acción en el curso del proceso podrá darse en un amplio rango de expresiones corporales,
verbales y gestuales del afecto e interés personal por el paciente, que irán expresando vicisitudes
del proceso, revelando aspectos del mismo y contribuyendo a su avance. La participación del
cuerpo en la comunicación cambia el tipo de mensaje, entran más elementos en juego. También
en el uso libre del espacio, del ambiente de trabajo, que puede ser flexiblemente usado según
necesidades de distintos momentos del tratamiento. En regalos, prestamos mutuos. En diálogos
sobre diversos temas. En encuentros fuera del ámbito terapéutico, y/o en otros roles. Cada una de
estas experiencias puede ser ocasión de una apertura nueva en el proceso terapéutico, dadas las
defensas que habitualmente se inmovilizan en el discurso verbal y en la fijeza de contexto y roles.
Cada una de estas experiencias, tradicionalmente supuestas como al margen del proceso, o como
posibles interferencias del mismo, son a menudo ocasiones de su enriquecimiento si son
comprendidas en toda su significación dinámica. Su papel terapéutico lo juegan no solo por lo que
luego permiten incorporar a la elaboración verbal, sino además por el vinculo que simbólicamente
realizan en lo efectivamente vivido, el encuentro más pleno. Ahora bien, hay q dar tiempo para el
despliegue de la acción, no apurar la interpretación de lo q está ocurriendo o de lo q significaría
una propuesta de acción diferente, ya que podría trasmitir una serie de mensajes opuestos a los
fines del proceso.
Podrá objetarse que hay iniciativas de acción dominadas por los impulsos y puestas al servicio de
la repetición, más que de una elaboración. Es cierto, pero son las menos estas tendencias al acting
psicopático. Aparte crear un contexto inmovilizador blindado para protegerse de esa mínima
proporción de acting psicopáticos seria montar una defensa excesiva para situaciones que, cuando
emergen son diagnosticables y controlables. Correlativamente seria impedir el juego móvil de un
espectro más amplio de posibilidades para otra enorme proporción de relaciones terapéuticas, en
las que la inmovilización interfiere ciertos momentos necesarios del proceso, en alguna medida lo
frustra.
En la medida en que se opera con un espectro más amplio de técnicas, la programación de las
distintas fases de la intervención terapéutica adquiere mayor complejidad. Se abre, entonces, en
el trazado inicial de una estrategia terapéutica y en los pasos de su aplicación progresiva, una
tarea de elaboración, evaluación y ajustes en la programación, q denominamos “articulación de
recursos terapéuticos”.
El trabajo en equipo crea un instrumento diagnostico valioso y original. Desde el punto de vista de
la acción terapéutica, la presencia de un conjunto de técnicas ofrece la posibilidad de su
“potenciación”. Esta potenciación no se da de manera automática, se requieren requisitos de
“secuenciación”. La necesidad de encadenar eslabones tácticos obliga a evaluar cual de las
técnicas producirá una apertura para la entrada en acción de las otras. Solo de de este modo las
técnicas se colocan al servicio del paciente y no viceversa.
Es un manejo progresivo, asentado en secuencias dinámicas individuales y grupales muy
específicas, diferente de la administración de entrada y en paralelo de un conjunto de técnicas –
modelo del “total push”-. El ambiente del total push constituye un sistema terapéutico oscuro, de
efectos difícilmente seguibles, potencialmente contradictorios y hasta iatrogénicos, proveedor de
datos masivos cuya discriminación y evaluación resulta imposible.
Entonces, no hay técnicas más valiosas o eficaces que otras para producir cambios. La eficacia de
cada técnica depende de la de las otras también y cualquiera de ellas puede iniciar un ciclo de
influencias terapéuticas así como cualquiera de ellas puede revelar la necesidad de una
rectificación en la línea iniciada.
PSICOTERAPIAS Y PSICOANÁLISIS
Desde el punto de vista técnico: uso del relato como “material”, búsqueda del “insight” a través de
la interpretación, el papel del silencio, analista como pantalla de proyección, criterio de Timming
en función de la organización de las defensas, etc.
Aportes críticos, riesgosos: #las gratificaciones dadas en la relacion terapéutica a los impulsos,
dificultarían su irrupción en la conciencia, no permitiendo al yo usarlos de algún otro modo;
#ciertas manipulaciones técnicos (como sugestión, orientación) pueden crear una relacion de
dependencia que no evolucione; #las limitaciones de la agresión transferencial dificultan una
experiencia reparadora del yo (la posibilidad de agresión primitiva contra el objeto sin destruirlo ni
destruirse), experiencia que puede dar lugar a introyecciones reales constructivas en relacion con
el yo; #la disminución activa de la culpa implicaría el riesgo de debilitar al superyó sin ayudarlo a
evolucionar; la posibilidad de que se incorpore una imagen idealizada del terapeuta, con un
potencial de protección fantaseado, resultaría limitadora (la identificacion con el terapeuta como
persona, por otra parte, podría realzar a un self debilitado, con lo cual algo se agregaría, pero sin
estimular el desarrollo); #el insight mediante el “esclarecimiento” seria cualitativamente diferente
del q se logra mediante la interpretación y elaboración analítica en el sentido de que tiende a
producir una “disociación terapéutica” apartando al yo sano de sus actitudes neuróticas, mientras
el insight analítico tiende a producir mayor participación del yo ante la reactivación de los
conflictos más penosos.
Ahora bien, estos señalamientos se efectúan desde la experiencia de un proceso impulsado con la
técnica psicoanalítica que induce una profundización de fenómenos regresivos (dependencia,
idealización, persecución), pero las técnicas psicoterapéuticas no inducen regresiones similares.
Por otra parte, se ignora el efecto dinamico de toda otra serie de recursos técnicos propios de las
psicoterápicas que el PSA no instrumenta (estimulación especial de funciones yoicas, de control,
objetivación, planificación, papel de la acción proveedora de otros estimulos de cambio,
relativización de síntomas y modificaciones correlativas de los intercambios grupales, etc.).
Las técnicas de psicoterapia operan con modelos implícitos de la personalidad en los que los
componentes de salud y enfermedad, el balance entre interferencias, distorsiones y capacidades
encuentran la ocasión de un mayor equilibrio en una perspectiva integradora. El trabajo
psicoterapéutico con el paciente, susceptible de inserción en contextos múltiples, incorporando el
grupo familiar, su ocupación, recursos recreativos, roles comunitarios, está utilizando modelos de
enfermedad y de curación que desbordan los modelos psicoanalíticos correspondientes.
Los aportes del PSA solo iluminan algunas de las vetas constitutivas. La relacion terapéutica,
definida como relación de trabajo, contiene una serie de ingredientes ajenos al vínculo específico
de la “relacion analítica” (realidad del terapeuta como persona, y “personificación” del vínculo,
manejo flexible de la directividad, no exclusión de vínculos extraterapeuticos) e incluye otros
recursos, distintos de la relacion terapéutica (familiares, institucionales, comunitarios). La mejoría
no se define por los parámetros que emplearía un analista para evaluar la marcha del proceso. Se
trata de técnicas diferentes asentadas sobre pilares teóricos distintos acerca del proceso.
Extrapolaciones técnicas del PSA: # conductas de anonimato (actitudes de rigidez corporal, falta de
espontaneidad, distancia afectiva, evasivas a mostrar espectros personales o profesionales); #
interés en aspectos enfermos e infantiles del paciente; # énfasis en el señalamiento de las
transferencias en desmedro de conducta relacional no transferencial, hincapié puesto en lo
repetitivo; # jerarquización de las interpretaciones como “el” instrumento de cambio; # tendencia
a la pasividad, q puede tomar las formas del silencio como estado natural, dejar la iniciativa
siempre al paciente.
No se niega la necesidad de emplear ciertos recursos técnicos propios del PSA (silencio atento,
asociaciones libres, señalamiento o interpretación transferencial), pero se trata de un empleo
discriminado, adecuado al contexto.
Parte de esta posibilidad varía según se pretenda hacer del PSA una ciencia del Icc o se aspire a
incorporarlo a una ciencia de la conducta humana (q obviamente incluya lo Icc). Desde este ultimo
ángulo, las psicoterapias están en condiciones de ampliar el campo de observación, indagar más
detalladamente los hechos (ya que el PSA actualmente no se ocupa de hechos sino de conflictos y
motivos), de recurrir a contextos múltiples contrastados, a juegos más flexibles de roles en la
relacion terapéutica. No obstante, la contribución más importante, la psicoterapia la daría gracias
al ensanchamiento de su marco teórico y técnico, y sería el dirigirse a la persona, a una persona
concreta tomada mas integralmente, y entendida en la estructura dada por las condiciones
singulares concretas que configuran su existencia, una totalidad viviente que no se limita a sus
determinaciones infantiles, sus mecanismos de repetición, sus lados conflictivos y defensivos,
aunque todos estos aspectos son también intervinientes en su conducta.
Estudiamos hasta aca, las psicoterapias breves (de 3 a 6 meses), pero vimos también que hay otras
psicoterapias, de duración intermedia, y prolongada (más de 18 meses), q comparten con las
breves demasiados elementos esenciales (ejes del proceso, instrumentos técnicos, contexto de
interacción terapéutica, influencias de cambio, delimitación de objetivos, orientación hacia una
planificación estratégica) como para establecer diferencias cualitativas entre psicoterapias de
distinta duración.