Mendoza, B en Espinosa Y Tejiendo de Otro Modo
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ISBN: 978-958-732-151-7
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y cuando se cite la fuente y se haga con fines académicos y no comerciales.
Agradecimientos...............................................................................................................................9
Prefacio............................................................................................................................................ 11
Introducción................................................................................................................................... 13
Presentación.................................................................................................................................... 41
Feminismo y modernidad/colonialidad:
entre retos de mundos posibles y otras palabras ............................................................ 353
Diana Marcela Gómez Correal
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La epistemología del sur, la colonialidad del género
y el feminismo latinoamericano1
Breny Mendoza
1. Introducción
Mi reflexión […] está guiada por tres preguntas: ¿Cuán lejos llega el nuevo
‘conocimiento otro’ latinoamericano en su inclusión del pensamiento feminista
y la cuestión del género? ¿Cómo se puede articular el feminismo y el género en
esta nueva epistemología del sur (como le llama Boaventura de Sousa Santos a las
nuevas teorías) de manera que el sufrimiento y los sueños de las mujeres se tomen
en cuenta y sus conocimientos no queden soterrados como de costumbre? ¿Qué
lugar ocupan las feministas latinoamericanas en el surgimiento y constitución de
la epistemología del sur y cuál puede ser su aporte?
[…] Al margen, hasta hace poco de los grandes debates sobre el postmodernismo
y el postcolonialismo de los sudasiáticos dentro de la academia norteamericana, la
crítica latinoamericana de la modernidad y la colonialidad empieza a colocarse al
centro. Su planteamiento es además de radical original y representa la apertura de
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La idea de raza [...] reordena todas las áreas de existencia humana básicas que
comportan en sí todas las luchas de poder por el control de recursos y los
productos que de ellos se derivan: el sexo, el trabajo, la autoridad colectiva y la
subjetividad/intersubjetividad. Desde esta perspectiva, la idea de raza reordena los
regímenes de género pre existentes en las sociedades colonizadas y antes de su
colonización. El género queda así subordinado a la lógica de raza [...].
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La epistemología del sur
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Esta confabulación de los hombres colonizados con sus colonizadores […] impide
construir lazos fuertes de solidaridad entre las mujeres y los hombres del Tercer
Mundo en procesos de liberación. Pero ignorar la historicidad y colonialidad de
género también ciega a las mujeres blancas de Occidente, a quienes igualmente
les ha costado reconocer la interseccionalidad de raza y género y su propia
complicidad en los procesos de colonización y dominación capitalista. [L]es es
difícil a las feministas occidentales todavía hoy construir alianzas sólidas con las
mujeres no blancas en sus países y del Tercer Mundo. Es […] en la reflexión sobre
las difíciles alianzas del feminismo transnacional […] que mi crítica a Quijano se
enlaza con la de Lugones, aunque yo le doy mas peso a la intersección género,
raza y clase, y la consecuencia que ello tiene para el ejercicio real de la ciudadanía.
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La epistemología del sur
Sin embargo, Quijano […] reconoce la intersección de raza y clase, pero ignora por
completo ‘la idea de género’ que se produce concomitantemente con la idea de raza.
Para Quijano, el sistema de castas colonial sirvió no solo para clasificar racialmente
a los sujetos colonizados, sino que sirvió asimismo para designar los tipos de trabajo
a los que las personas tenían acceso. Las relaciones sociales de capital y trabajo que
se engendraron a partir de la experiencia colonial con España y luego con Inglaterra
y Estados Unidos estuvieron desde el principio sujetas a una división racial de
trabajo en la cual el trabajo no libre, no pagado (esclavitud y servidumbre) estuvo
reservado para los no europeos, y el trabajo libre asalariado, para los europeos. Por
ello —dice Quijano— vemos la generalización del trabajo asalariado donde hay
mayorías blancas y la coexistencia de trabajo asalariado y trabajos no asalariados
en los países donde la población indígena conserva una presencia significativa.
Quijano recurre sin dificultad al archivo histórico a lo largo de América del Norte y
Sur para probar que una ideología de supremacía blanca fue crucial para diferenciar
el trabajo de los esclavos del trabajo asalariado. […] Lo interesante es que Quijano es
consciente de que el trabajo asalariado estuvo reservado solamente para hombres
blancos, pero no profundiza en este hecho. Si lo analizara, se vería forzado a
reconocer que al interior de la definición del trabajo asalariado hay igualmente
una connotación de género y no solo una racial. Hay dos cosas que se pueden
deducir de este hecho. Una que Quijano y los postoccidentalistas reconocen, es que
el trabajo libre asalariado como forma principal del capitalismo no pudo haberse
desarrollado ni sostenido a largo plazo sin las colonias. Sin la esclavización de los
africanos y la servidumbre indígena no habría capitalismo. Por otro lado, habría
que tomar en cuenta que para generalizar el trabajo asalariado ‘libre’ primero se
debió haber pasado por una domesticación de las mujeres en la metrópoli y luego
someter a un régimen de género a las mujeres en las colonias. En Europa vimos
cómo ello fue realizado en forma sistemática mediante la caza de brujas desde el
siglo XV tanto por parte de los protestantes como por la Santa Inquisición católica.
Más tarde lo veríamos en lo que Marx llamó el proceso de acumulación primitiva
que desposeyó a la masa campesina y separó en buena medida a las mujeres de
la esfera productiva, al mismo tiempo que las convirtió en amas de casa u obreras
sobre explotadas. En las colonias lo vimos con las violaciones masivas de mujeres
indígenas como instrumento de guerra de conquista y asentamiento colonial, la
pérdida de su estatus social y político, esclavización, reducción a servidumbre, y la
intensidad letal del trabajo, entre otras cosas. Esta ‘domesticación’ la vemos […] hoy
con los femicidios, el tráfico de mujeres pobres, el turismo sexual, la maquilización
y feminización de la industria y la pobreza bajo el capitalismo neoliberal.
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La definición racializada del trabajo asalariado creó las bases para un pacto
social entre capitalistas y la clase obrera masculina de origen europeo (blancos)
en detrimento de los trabajadores no asalariados no blancos. Implicó un pacto
social entre hombres, de género, parecido al contrato sexual del que habla
Carole Pateman3 [...]. El pacto social de género tuvo implicaciones políticas en la
conformación de la ciudadanía y no solo económicas en la construcción de clase.
[…] [L]a definición del trabajo asalariado como un privilegio de hombres blancos
europeos impidió que la mayoría de los hombres blancos pobres cayeran en
la esclavitud, y los liberó […] del trabajo doméstico. Por eso, aunque el trabajo
asalariado masculino estuviese sujeto a la explotación capitalista, el pacto sirvió
para sentar las bases de la figura del ciudadano masculino: un individuo libre,
que posee control sobre su cuerpo y el derecho y el tiempo para la participación
política; derechos legales, civiles, individuales y políticos que excluyen a mujeres
y esclavos. Es decir, sin el trasfondo de la esclavitud en las colonias no habría […]
ciudadano y jefe de hogar masculino blanco en Occidente. En breve, la fusión de la
idea de raza y la idea de género son claves para configurar la ciudadanía libre que
conoció Occidente al configurarse el capitalismo y la democracia liberal. […] [Así] la
democracia liberal real existente en Occidente fue posible solo por esta fusión de raza
y género. Por eso, debemos hablar no solo de la colonialidad de género sino incluso
de la colonialidad de la democracia liberal. […] [S]in la colonización no se hubiesen
podido establecer los estados naciones de Occidente ni los capitalismos patriarcales
racistas. Es comprendiendo este proceso que llegamos a ver la confluencia del
sistema heterosexista, del sistema de género colonial moderno del que nos habla
Lugones, con el capitalismo y la democracia liberal.
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La epistemología del sur
En el pasado, las mujeres blancas habían sido con frecuencia […] espectadoras
y cómplices silenciosas de la necropolítica que caracteriza la colonialidad del
poder […] pero no habían sido autoras intelectuales o directas de la opresión
colonial. La guerra contra el terrorismo redefinió la colonialidad de género y la
llevó a otro nivel.
Por esta razón, es difícil esperar próximamente un ataque serio contra el sistema
de género moderno colonial capitalista de parte de las mujeres blancas de la
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Enrique Dussel [2008] ha puesto recientemente sobre el tapete una nueva teoría y
una propuesta política basada en tesis que nos ayudan a responder nuestra pregunta.
Las veinte tesis detallan un programa que en sus palabras sientan las bases para una
civilización transmoderna, transcapitalista, más allá del liberalismo y el socialismo.
[…] En [el] conglomerado de movimientos [que en este momento histórico] toman
el escenario político, por primera vez, las feministas son tomadas en cuenta [...]. La
incorporación […] [se] reflejaría [en] el eslogan zapatista […] que exige un mundo
donde todos y todas quepamos, el mundo menos excluyente posible.
Dussel interpreta este enunciado zapatista como un fundamento político que nos
ayudaría a crear una categoría unificadora de todos los movimientos, clases, razas,
feminismos, etc. La diversidad y las demandas particulares deben negociarse en
torno a un bloque hegemónico […] [al que] llama ‘pueblo’ […].
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La epistemología del sur
En primer lugar, llama la atención que […] [en] las Veinte tesis […], Dussel […]
afirm[e] que lo privado es el espacio intersubjetivo que protege a los sujetos de
ser observados y atacados por otros miembros de otros sistemas intersubjetivos.
Mientras que lo público es el espacio intersubjetivo en donde los sujetos se
desempeñan con base en roles y se exponen a la mirada de otros actores de otros
sistemas intersubjetivos. [Establece] que lo público es lo político por definición y
que lo público político es el único espacio donde el cambio civilizatorio es posible.
Lo interesante, no obstante, es cómo los principios éticos que Dussel escoge para
redefinir la ‘nueva’ política han sido tomados de imaginarios femeninos, tanto
occidentales como orientales y amerindios, y a los que algunas feministas del Norte
global han utilizado en sus propias formulaciones de lo político. Tomemos su idea
de que la nueva política tiene como objetivo la perpetuación de la vida. Esta nueva
política prioriza el deseo de mantenerse con vida antes que el deseo de matar. El
nuevo paradigma político negaría la necropolítica de la razón genocida occidental que
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La epistemología del sur
Por ejemplo, la crítica poscolonial del sudeste asiático cuenta con una clara
vertiente feminista con la presencia de grandes figuras como Gayatri Spivak y
Chandra T. Mohanty. Las mujeres indígenas en Norteamérica y las teóricas africanas
como Oyéronké Oyewùmi no solo han logrado construir una teoría de género en
base a su experiencia colonial particular, sino que nos han cambiado la manera
de pensar el género. Las chicanas y las afroamericanas en Estados Unidos han
revolucionado la teoría feminista con sus conceptos como la interseccionalidad
de género, raza, clase y sexualidad, la conciencia de la mestiza y el pensamiento
fronterizo al que tanto se refieren los postoccidentalistas. Pero desconozco una
teoría feminista de la región que profundice en su propia experiencia colonial y
poscolonial. Las chicanas no pueden suplantar la teoría feminista latinoamericana.
La misma Lugones, que esgrimió la idea de la colonialidad de género de Quijano,
no basó su reflexión en América Latina, sino en los avances teóricos de feministas
indígenas norteamericanas y africanas.
Si bien es cierto que las obras de autoras chicanas como Gloria Anzaldúa, Cherrie
Moraga, Norma Alarcón, Emma Pérez, Chela Sandoval y otras han mostrado un
potencial epistémico de ‘lo latinoamericano’, ellas nos devuelven una imagen de
América Latina doblada y subtitulada. […] La zona en la que se escribe ‘lo chicano
latinoamericano’ es en verdad un cruce de fronteras donde la colonialidad del poder
anglo y español se unen para transmutar el significado de ‘lo latinoamericano’.
Pero la escritura de ‘lo latinoamericano’ en inglés, aunque esparcido de español
y náhuatle, tiene el efecto de cambiar su contenido. Por más latinoamericana
que aparezca la teoría feminista chicana no puede ella aprehender la experiencia
vivida de las latinoamericanas que no migran hacia el norte. No puede pasar por
teoría feminista latinoamericana. […] Sin duda, el lugar desde donde se concibe
la teoría es importante más aún si consideramos las vicisitudes recientes de la
colonialidad de género que se dan en contextos de la guerra contra el terrorismo
y la economía global.
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Bibliografía
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La epistemología del sur
Mendoza, Breny
2006 ‘A feminist postoccidental approach to the contemporary debates of
empire and democracy’. Trabajo inédito presentado en la conferencia
anual de LASA, San Juan de Puerto Rico.
Oyewùmi, Oyéronké
1997 The Invention of Women. Minneapolis: University of Minnesota Press.
Pateman, Carole
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Quijano, Aníbal
1992 “Colonialidad y Modernidad/Racionalidad”. En: H. Bonilla (comp.),
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Sarto, Alicia Ríos y Abril Trigo (eds.), The Latin American Cultural
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Vuola, Elina
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Rieger (ed.), Option for the margins. Theological and other Challenges
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