Tema II - Las Instituciones en América
Tema II - Las Instituciones en América
Tema II - Las Instituciones en América
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Estos secretarios comenzaron a reunirse en una Junta de Estado, siendo el medio apropiado para
solucionar las diferencais entre los departamentos y trazar la política de común acuerdo.
En un primer momento, la mayoría de los asuntos americanos eran enviados al Secretario de
Marina, pero durante el reinado de Carlos III la preocupación del monarca por las Indias lo impulsa a
crear en 1787 dos secretarías de Indias: la de Gracia y Justicia; y la de Guerra, Hacienda, Comercio y
Navegación. De esta manera, el papel del Consejo de Indias se transformó en meramente consultivo.
Sin embargo, en 1790 con Carlos IV se vuelve a la organización original, tratando los asuntos
americanos la Secretaría de Marina e Indias.
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2- Establecer la entrada y salida de mercaderías e inspeccionar los barcos que salían para
América.
3- Supervisar los vínculos marítimos y comerciales entre la península y las Indias. Se llevan
registros de barcos, pasajeros, mercaderías, correspondencia, etc.
4- Encargarse de todo lo relacionado con la navegación (rutas de navegación, registros de
embarcación), ya que ésta era el único nexo con América.
5- Estructurar un sistema de correspondencia y comunicación estatal y privada con
América.
6- Controlar y promover la organización de los convoyes que partían para América.
Hasta que no se estableció el Consejo de Indias, la Casa entendió en los asuntos administrativos
americanos. Finalmente, en 1557 Felipe II crea el cargo de Presidente de la Casa. De esta manera, no era
solamente un exclusivo centro fiscalizador de la economía indiana, sino también un centro científico,
instituto geográfico, tribunal marítimo y mercantil, aduana, almacén bélico, despensa de lo que se
embargaba y confiscaba, organismo que vigilaba la emigración y cuidaba de la navegación en todos los
aspectos. Por lo tanto, tenía funciones administrativas, científicas, políticas y judiciales.
La Casa de Contratación estuvo directamente suspeditada al Poder Real, ejercido primero por
medio del Secretario Fonseca y a partir de 1524, por el Consejo de Indias.
En el siglo XVIII las nuevas teorías económicas llevan a una liberalización en materia comercial,
lo que lleva a la decadencia de la Casa de Contratación. Los borbones, empeñados en sustituir el sistema
de los Consejos por el de las responsabilidades personales le quitan parte de sus atribuciones en 1717 para
entregárselas al intendente general de Marina. La casa se reservaba la parte contensiosa, por lo que no
necesitaba tantos miembros: quedó reducida a un presidente, dos ministros asesores, un procurador, dos
escribanos y un contador. En 1772 se dispuso el traslado de la Casa a Cádiz y finalmente, la libertad de
comercio de 1778 le dio un golpe tan brutal, que en 1790 se la suprime y las pocas atribuciones que
todavía conservaba son absorbidas por el Consulado y el Consejo de Indias.
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Por lo tanto, tenía competencia en todas las cuestiones (ramos) de la administración americana
aunque en el aspecto de gobierno sus funciones nunca fueron detalladas de modo sistemático. Era
necesario el voto de las dos terceras partes de los asistentes para proponer al rey lo que fuere. Esta
proposición se hacía mediante consultas. Algo distinto de las consultas eran los autos acordados,
auténticas decisiones que el Consejo en pleno tomaba sobre asuntos propios, que luego el rey refrendaba
y pasaban a ser parte de la legislación.
A lo largo del tiempo varió la composición de sus miembros. Al principio eran 4 o 5 consejeros
que podían ser clérigos o letrados; 2 secretarios; 1 fiscal; 1 relator. En la época de Felipe II va a sufrir
grandes cambios. Su preocupación por los asuntos americanos lo lleva a potenciar la calidad del Consejo
de Indias, de ahí que comience el predominio de los letrados bajo la estricta vigilancia real.
En las Leyes Nuevas de 1542 se fijó la estructura de este alto organismo por medio de unas
ordenanzas muy minuciosas. Nuevas ordenanzas fueron redactadas en 1571, con motivo de la visita al
Consejo. Estas establecen que el personal del Consejo se compondría de:
- 1 Presidente, que podía ser un letrado
- 1 Gran Canciller:
- 8 Consejeros
- 1 Fiscal, que examinaba las visitas y residencias y defendía a la Hacienda
- 1 Secretario, que refrendaba. A partir de 1602 fueron dos
- 2 Escribanos de cámara, de justicia y gobierno
- Varios Relatores que resumían los pleitos
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- 1 Abogado y Procurados de Pobres, para defender a los que no tenína medios para pagarse un
letrado
- Varios funcionarios económicos: tesorero, contadores
- Varios funcionarios ejecutivos: alguaciles
- Funcionarios científicos: Cronista Mayor y Cosmógrafo Mayor.
Hasta 1561 el Consejo sigue al rey y su corte móvil, llevando todos sus papeles sin que ninguno se
pierda. Pero en ese año se instala en Madrid.
Uno de los controles que ejercía la corona era la Visita, envío de una especie de inspección o
auditoría. En 1569 se llega a visitar al Consejo de Indias, enviando a Juan de Ovando quien comprueba la
ignorancia de los principales problemas coloniales por parte de los integrantes del consejo. Por esto
propone las "reformas ovandinas" cuya conclusión principal es la necesidad de tener un conocimiento
más fehaciente de la situación en América. Por esto se envían científicos, y se pide la confección de
cuestionarios e informes periódicos a las autoridades en América. Esto lleva a la recopilación de gran
cantidad de información para que las nuevas políticas se hiceran sobre bases más sólidas.
En 1571 se crea el cargo de Cronista y Cosmógrafo Mayor, encargado de la historia, geografía,
cartografía y navegación americana. López de Velazco logra una importante obra de síntesis en su
"Geografía y Descripción de las Indias" elaborada sobre la base de las informaciones proporcionadas por
los cuestionarios que se enviaban a las Indias.
En 1591, cuando López de Velazco es designado a la Secretaría del Rey, el cargo se divide en un
Cosmógrafo Mayor (Ambrosio de Onderis) y un Cronista Mayor (Arias de Loyola). Aparece la Crónica
Mayor de Indias. Antonio de Herrera y Tordesillas es nombrado en 1596 y escribe una "Historia General
de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme de la Mar Océano" conocida vulgarmente como
Décadas ya que está organizada por decenios y abarca unos 80 años.
En 1575 se creó la Junta de Hacienda de Indias y en 1579 la Junta de Guerra.
El Consejo de Indias se fue acomodando a los cambios producidos en los distintos reinados. Va a
ser distinta su participación durante el reinado de las Austrias Menores, debido a las escasa ingerencia de
estos monarcas en los asuntos americanos. Sin embargo, comienza a perder influencia con el cambio de
dinastía, cuando los Borbones plasmen sus objetivos de reestructuración de la administración americana y
se desata una puja de espacios y de jurisdicción entre las Secretarías de Estado y el Consejo de Indias.
En 1717 Felipe V creó la Secretaría del Despacho Universal de las Indias, lo que transformó al
Consejo de Indias en un mero órgano consultivo al quedar eliminadas sus funciones ejecutivas y
legislativas, restringiendo su competencia a los asuntos judiciales. Finalmente, durante la prisión del rey
Fernando VII las Cortes de Cádiz suprimen el Consejo de Indias aunque con la vuelta del monarca es
temporariamente restablecido, desapareciendo definitivamente en 1823.
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2- Los Adelantazgos:
Por exclusiva iniciativa de Cristóbal Colón y con el propósito de favorecer a su hermano
Bartolomé, se creó en las Indias el cargo de Adelantado, confirmado posteriormente por los reyes. Este es
una exacta reproducción de su similar del reino de Castilla, caracterizado por su esencia militar. Así lo
entiende Colón, muy urgido de tener un hombre de su absoluta confianza mandando sus fuerzas militares
para contener las protestas de Roldán y su gente.
Este título ya se encuentra regulado y establecido por las Partidas de Alfonso X, existiendo
diversos tipos. Pero en tiempos de los Reyes Católicos se había vuelto un título honorífico. El
descubrimiento del Nuevo Mundo, que remozó tantos cargos e instituciones medievales, revitalizó
también el oficio de adelantado. En la etapa inicial de los descubrimientos fue confiado el gobierno de los
nuevos territorios a los jefes de las expediciones.
Si la Corona mantenía su protección a las clases privilegiadas y beneficiaba con su pasividad
al señorialismo, resultaría importante (y atractiva) la empresa de las Indias, atrayendo capitales
privados en la empresa. Pero al comprobarse que el Estado mantenía una firme actitud,
discordante con los intereses de los particulares, la nobleza se retrajo de la empresa indiana. Sin
embargo, se podía contar con los sectores sociales medios y bajos, cuya aspiración a mejorar su
situación y librarse de su condición de pecheros (pagaban impuestos) convirtiéndose en hidalgos,
era un importante aliciente para emprender la aventura en las Indias.
En las capitulaciones con los conquistadores se designa al capitán como adelantado, por lo que se
supone que se tomó el modelo antiguo con atribuciones judiciales y militares, siendo jefes de
expediciones, con autoridad política y judicial en la paz, y militar en la guerra. Se otorgó el título de
Adelantado con un carácter vitalicio o hereditario al jefe de la expedición descubridora. Se le facultó para:
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- Hacer expediciones por cuenta propia, siguiendo las instrucciones reales y podía hacer levas de
gentes.
- Dictar ordenanzas.
- Hacer de justicia: entendía en pleitos civiles y causas criminales en alzada de los alcaldes
ordinarios.
- Se le autorizó para la erección de fortalezas y para gozar vitalicia o hereditariamente, de la
tenencia de las mismas
- Se le permitió la provisión de oficios públicos en las ciudades de su jurisdicción y se unieron a
éstas otras lucrativas recompensas de carácter patrimonial (Ots Capdequi)
- Podían nombrar interinamente a los oficiales de la Hacienda Real
- Fundar ciudades y nombrar a los regidores de los municipios que fundaba. Repartía tierras y
solares entre los vecinos y podía encomendar indios.
- Percibían tributos
- Podían dividir su región en distritos y designar a un sucesor
Los adelantados recibían además los cargos de Justicia Mayor, Capitán General y alcaide de las
fortalezas que edificase, quedando exento de pagar almojarifazgo y alcabala por veinte años. Aunque
obtenía facultades omnímodas para aquel cometido, en ocasiones debía consultar con los clérigos y
oficiales reales que lo acompañaban, siendo muy importante la presencia de estos en la conquista de
América. Incluso, los adelantados no estaban exentos del juicio de residencia.
El cargo de adelantado tenía un carácter vitalicio y en ocasiones hereditario. Además, cuando se
crearon los virreynatos, se mantuvo a los adelantados exentos de la jurisdicción de los virreyes. Los
adelantados poseían una elevada categoría social pero no títulos nobiliarios, debido a que la corona
recelaba de otorgar títulos aristocráticos a personas a fin de evitar el surgimiento de "feudos" en América.
El cargo de Adelantado se convierte en la figura más característica de la primer etapa de
expansión, hasta que a mediados del siglo XVI se produce un cambio en la concepción del manejo global
de los asuntos americanos y la corona comienza a crear una gran estructura burocrática. Este cargo
evolucionó en América de igual forma que lo había hecho en España. Pasó de dignidad con atribuciones
políticias a ser un simple título hereditario, honorífico.
3- Los Virreyes:
A mediados del siglo XVI, las guerras civiles llevan a tratar de institucionalizar el gobierno para
lograr un mejor control de la situación en América. La monarquía centralista española, que tantos
esfuerzos debió llevar a cabo para imponerse en España, no iba a permitir que los españoles en América
tuvieran mucha autonomía. El rey debe estar en todo porque todo le pertenece a él (concepto patrimonial
del Estado), por lo que la máxima institución para América debe ser el Rey.
Las capitulaciones son reemplazadas por funcionarios que pueden ser desplazados en cualquier
momento, produciéndose una reacción contra los intereses de los conquistadores al crear una estructura
puramente administrativa. Se crean instituciones y autoridades iguales a las que se encontraban en
territorio español, aunque algunos poderes se superponen y controlan entre sí: entre ellas el virreynato, de
inspiración aragonesa.
Si bien Cristóbal Colón tuvo el título de Virrey, este era más de carácter honorífico y estaba unido
al de Almirante y Gobernador de la Mar Océano. Además, las facultades de justicia eran entregadas a
quien ejercía la alta representación del monarca. En 1535 se crea el virreynato de Nueva España y en
1542 el del Perú. El primero era el más extenso pero el segundo era el más importante y el más rico.
Varios reyes de Nueva España pasaron luego a serlo del Peru, como parte de un ascenso en su carrera.
Al ser nombrado como Virrey recibía además los títulos de Gobernador de la provincia donde
estuviera la capital virreynal; Presidente de la Audiencia que ejerciera en su sede de gobierno; Capitán
General del territorio de su jurisdicción y con poder general por el que el rey lo facultaba para que
acturara como si fuera el mismo rey en persona, por lo que se concentraban en él las máximas
atribuciones que cabían a un funcionario. Sin embargo, la posición de un virrey no implicaba atribuciones
jurisdiccionales o admnistrativas concretas.
Los virreyes más bien representaban el poder soberano del monarca y disponían por lo tanto, de
una autoridad política general. Unicamente poseían atribuciones de cargo concretos en su función como
capitanes generales, gobernadores y presidentes de la Audiencia
- Como Virrey: era el máximo representante de la corona.
- Como Capitán General: era el máximo jefe militar (de mar y tierra), incluso el almirante de una
flota que penetrara en su jurisdicción debía ponerse bajo sus órdenes. Debían encargarse de la defensa
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contra ataques exteriores (de otras potencias europeas) y de los indígenas, construyendo fortificaciones,
patrullando las fronteras. Contaba para esto con la ayuda de una Junta de Guerra y de un auditor.
- Como Gobernador: tenía el supremo mando político.
- Como Presidente de la Audiencia de la capital virreynal: debía vigilar la actuación y
administración de la Justicia. Podía determinar qué cosas tomaban una vía administrativa y cuáles
judicial. Presidía la Audiencia de la capital aunque no debía inmiscuirse en las funciones judiciales de la
Audiencia debido a que este cuerpo tenía algunas atribuciones sobre el virrey.
- Como Vicepatrono indiano: le correspondía la presentación de las dignidades eclesiásticas y la
percepción del diezmo, con la obligación de atender antes que nada a los gastos ocasionados por la
erección de Iglesias.
- Como Protector de los Indios: debía representarlos ante la Audiencia.
Además, el Virrey tenía funciones:
- Administrativas: promulgaba instrucciones para todos los funcionarios, de distinta índole (para
un mejor gobierno, sobre actividades que se debían llevar a cabo, para fomentar el conocimiento de la
región, preocupación por la demografía - censos-). Debía ir "en consulta" a la corona cuando le llegaban
instrucciones desde la península que él considerara perjudiciales. Debía acatarlas aunque estaba en su
derecho no aplicarlas hasta tanto no se informara de la situación al rey.
- Económicas: estaba autorizado a otorgar o vender tierras; debía fomentar la colonización, la
fundación de nuevos pueblos y ciudades; debía fomentar el desenvolvimiento económico de la región
siguiendo las pautas fijadas en España; tenía que controlar la recaudación impositiva, el movimiento
financiero, incrementar las rentas, realizar obras públicas, etc.
- Financieras: en materia de la Real Hacienda, el virrey ejercía la Superintendencia, con funciones
legislativas, fiscalizadores, administrativas, dictando leyes para el mejor funcionamiento de la Hacienda.
También arrendaba determinados rentas y monopolios (alcabalas, salinas, azogues, estanco de naipes, etc)
- Eclesiásticas: recaía en él el vicepatronazgo indiano. No se podía quitar a un eclesiástico sin
informar al virrey aunque el nombramiento viniera desde la península. Debía proteger a los indios y
representarlos ante la Audiencia, velar por su conversión, etc. También debía mediar en los problemas que
surgían entre la justicia del reino y la eclesiástica.
Las Leyes Nuevas de 1542 recortaron el poder del virrey al perder el derecho de autorizar la
conquista y asentamiento de nuevas encomiendas.
Pese a todo este gran poder, fueron numerosas las Reales Cédulas que se dictaron para proteger a
Gobernadores y Oficiales Reales contra intromisiones abusivas de los Virreyes, aunque también para
recordar a aquéllos la estricta obediencia que a éstos debían.
La amplitud de poderes de los primeros virreyes se fue limitando poco a poco. De un lado, por la
obligación que se les impuso de informar a los monarcas de todas sus actividades de gobierno; y por otro,
por la minuciosidad reglamentaristas con que se legislaba desde España.
El virrey contaba con asesores, secretarios, letrados. En el ámbito militar colaboraban con él una
Junta de Guerra y un asesor militar. Por medio de instrucciones trazaba las pautas para el desempeño de
sus actividades a los gobernadores y otros funcionarios dependientes de su autoridad.
Los virreyes en América tenían más poder que los virreyes en Europa, pero al igual que en el caso
de los Adelantados, el ser Virrey no otorgaba nobleza por el hecho de estar ocupando este cargo, aunque
eran designados muchos nobles para estos cargos. El virreynato tampoco era vitalicio ni hereditario,
aunque el cargo era bien pago a fin de evitar que el virrey se involucrara en hechos de corrupción. Trató
de fijarse un témino de 3 años de mandato, pero esto no fue una norma de uso.
Un virrey era nombrado directamente por el rey a propuesta del Consejo de Indias o de la
Secretaría de Despacho Universal (esto a partir de 1705). En el siglo XVIII los virreyes ya no serán
escogidos dentro de la nobleza sino entre los militares.
El virrey venía con instrucciones escritas emanadas de la península, pero también se basaba en la
información que le legaba su antecesor. Cada virrey, al terminar su mandato debía elaborar un informe
(memoria de gobierno) sobre todo lo actuado, en el que debía constar un cuadro de la situación en que
dejaba el gobierno, dejando constancia de su experiencia de gobierno. Esto era sumamente importante
para que existiera continuidad en las políticas. Además, debía someterse a un juicio de residencia.
Nunca el virreynato podía quedar acéfalo. En caso de muerte repentina del virrey, sus atribuciones
eran desempeñadas interinamente por la Audiencia, aunque desde fines del siglo XVII lo común era que
el mismo virrey fuera quien estableciera su "providencia" (pliego de mortaja) que se abría en caso de
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producirse su muerte. En este pliego constaban los nombres de tres personas, en orden de sucesión, que
debían hacerse cargo interinamente del gobierno, hasta la llegada del nuevo virrey nombrado por la
corona.
4- Los Virreinatos (V. Vives, Hist. de España y América, Tomo IV, p. 390):
Por tradición legal, cada virreinato se gobernaba no como un patromonio de la Corona sino como
un reino. En consecuencia, las rentas públicas se administraron privadamente para atender, en primer
lugar, los gastos de la demarcación administrativa, utilizando los ingresos obtenidos en esa misma
demarcación. El sobrante, si lo había, constituía la renta de la corona, especialmente surgida de los dos
grandes virreinatos de Nueva España y Perú.
Ningún virrey ignoraba que el medio más seguro para permanecer en el cargo era el envío a la
tesorería de Madrid de la mayor cantidad posible de dinero. De todos los virreinatos, el principal
contribuyente fue el de Nueva España. De él recibía el rey de España el doble de lo que en la misma
época recibía el rey de Inglaterra de sus posesiones en la India, cuyo potencial humano era doble que el
de Nueva España. Las Capitanías Generales de Caracas, Chile , Guatemala, Cuba y Puerto Rico
consumían todas sus entradas en gastos de administración.
6- Los Gobernadores:
El cargo de Gobernador era entregado a los jefes de expediciones de conquista y asentamiento en
función de una capitulación, aunque a veces era confirmado como premio o merced del rey. En este
sentido tiene una inmediata vinculación con la toma de posesión previa y un carácter personalista.
Demostrada la inviabilidad e ineficacia del Virreynato colombino, Bobadilla y Ovando
inauguraron en los territorios indianos el cargo de Gobernador funcionario, cuyas atribuciones quedaban
definidas en sus respectivos nombramientos, siendo simples funcionarios políticos.
La gobernación, otorgada al jefe de la hueste conquistadora en el texto de las capitulaciones era
después confirmada por el rey como premio y como único medio de mantener cierto control sobre el
desarrollo de la colonización. Hay muchos tipos de gobernaciones:
- Gobernador y Capitán general
- Gobernador y Alcalde Mayor
- Adelantado
- Justicia Mayor o corregidor (para empresas de escasa importancia)
Un gobernador era un pequeño virrey en su gobernación, teniendo jurisdicción civil y
criminal, pudiendo formular sentencias y ejecutarlas. Generalmente este cargo iba unido al de
Justicia Mayor, con atribuciones judiciales como ser juez en primera o segunda instancia.
El simple título de Gobernador tiende luego a generalizarse y a implicar atribuciones de gobierno y
justicia, autoridad para encomendar o repartir indios y tierras, jefatura militar, participación económica en
los productos de la región conquistada y el carácter originariamente hereditario del título, pero pronto, el
gobierno de las nuevas tierras deja de otorgarse con carácter hereditario (V. Vives).
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Por otro lado, apenas consolidadas las conquistas, se reduce la participación económica del
gobernador en los productos de la tierra. Va siendo privado de sus ingresos de tipo mercantil y limitado
cada vez más al disfrute de un salario del rey (V. Vives).
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Existían dos tipos de provincias: las mayores, donde ejercía su jurisdicción un Presidente-
gobernador y las menores, independientes de las mayores pero a cuyo frente estaba un gobernador. Las
gobernaciones menores constituían un cinturón fronterizo estratégico que defendía los dominios
hispánicos de América.
Las diversas unidades de jurisdicción local era regidas por gobernadores o corregidores. No había
orden evidente en esta distinción, pero mientras el Río de la Plata, Paraguay y Tucumán siempre tuvieron
gobernadores, Cuyo y los distritos del Alto Perú fueron mandados por corregidores. El distrito
administrado por un gobernador era en general de mayor extensión territorial que el corregimiento y su
jurisdicción no se hallaba precisamente relacionada con una ciudad en particular. La jerarquía de un
gobernador era más elevada que la del corregidor y normalmente cumplía las funciones de capitán
general de su distrito, lo que muy pocas veces hicieron los corregidores. A pesar de estas diferencias, los
deberes de ambos funcionarios eran prácticamente semejantes. Tenían dos atribuciones: la política y la
judicial. La función de estos era supervisada por la audiencia de Charcas, a la que podían apelar los
particulares o los cabildos por medidas que considerasen perjudiciales a sus intereses (Lynch, p. 66).
Como jueces superiores de su distrito, estos funcionarios eran magistrados de considerable
categoría. Eran los jueces de primera instancia en el distrito dependiente de su capital y jueces de
apelación de los fallos de los magistrados municipales, aunque siempre quedaba la posibilidad de una
tercera apelación ante la audiencia.
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2- Los Cabildos:
El régimen municipal indiano constituyó un fiel trasplante del castellano. Pero lo interesante era la
gran autonomía de la que gozaba, revitalizando un régimen que en España había casi muerto tras el
alzamiento comunero. Todo esto estuvo impulsado por la necesidad de establecer fundaciones para fijar la
colonización.
La gran cantidad de cabildos y su perduración en el tiempo demuestran la existencia de una vida
democrática de fuerte raigambre social en américa. Esto también estuvo motivado por las características
que se debió imprimir a la conquista de América, donde la expansión se basó en la fundación de ciudades,
con el objeto de impedir la dispersión rural y la deshispanización.
Lo primero que preocupaba a los fundadores de un poblado era la organización de un Cabildo.
Para que una población fuera considerada como ciudad debía poseer un cabildo, aunque el
establecimiento de esta institución no dependía de las dimensiones del poblado sino de consideraciones
políticas.
Sin embargo, no existían ninguna imposición legal que obligara a establecer estas instituciones.
Por el contrario, son la representación más absoluta de la espontaneidad y pervivencia del sentido
comunitario español. Los cabildos sustituían la inexistente representación en Cortes
En el caribe, se manifestó la intervención popular en el nombramiento del procurador en
Cabildo Abierto, mientras que en las grandes zonas de conquista, donde existió una fuerte
estratificación social, los cargos se vincularon al grupo de los principales conquistadores,
conformándose en aquellas regiones una mentalidad de carácter aristocrático.
Sin embargo, no duró mucho este período de florecimiento del municipio colonial. Ya en tiempos
de Felipe II se implantó en las Indias la práctica de vender en subasta pública los oficios concejiles, que
pasaron a manos de las familias más acaudaladas, surgiendo un gobierno municipal de carácter
oligárquico.
El Cabildo estaba integrado por los representantes de los vecinos de una ciudad. Para ser vecino se
debía poseer un solar (una propiedad) y ser cabeza de familia. De esta manera se obtenía la "carta de
vecindad". Al principio estos representantes eran los jefes conquistadores y sus descendientes pero luego
pasaron a ser los vecinos más notables y de mayor fortuna. No podían formar parte del Cabildo:
- Extranjeros
- Deudores al fisco
- Dueños de tiendas y negocios que debían ser controlados por el Cabildo
- Artesanos menores
- Militares en servicio activo
- Sacerdotes: sin embargo, los clérigos y militares podían participar de los Cabildos Abiertos, que
se convocaban para tratar temas graves y del que debían participar todos los sectores importantes de la
comunidad. También podían ser convocado el Ayuntamiento General, que era una asamblea integrada por
los procuradores de todas las ciudades de una región.
El Cabildo estaba integrado por miembros capitulares (que tenían voz y voto) y empleados
(auxiliares) Una ordenanza de 1573 establece la existencia de:
- Alcaldes ordinarios: oficiales de justicia civil y criminal de primera instancia, elegidos por los
vecinos. Algunos cabildos tenían 1 o 2 alcaldes, denominados de Primer y Segundo voto. Tenían
funciones judiciales en materia civil y penal y presidían el Cabildo cuando no lo hacía el gobernador.
Incluso si el gobernador moría sin dejar un sucesor (generalmente el Teniente Gobernador) el alcalde de
primer voto debía hacerse cargo del gobierno. También cuidaban del abasto. Tenían derecho a voz y voto
pero no podían ser naturales del pueblo.
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- Alferes real: sustituía a los alcaldes ordinarios y tenía voz y voto. Era el encargado de llevar el
estandarte real, que representaba la presencia del monarca. Por lo tanto, debía ser un individuo de gran
consideración social. Jerárquicamente estaban por encima de los regidores.
- Regidores: oficiales encargados del gobierno, también elegidos por los vecinos. Podían ser entre
4 y 12. Tenían funciones de policía y abasto de las ciudades, debían cuidar de las obras públicas, visitar
las cárceles, la administración de los hospitales y reemplazar a los alcaldes cuando estos estuvieran
ausentes. Llevaban la vara alta de la Real Justicia, que representaba la justicia del Rey y que iba desde
normas generales del reino hasta las ordenanzas de la ciudad. Tenían derecho a voz y voto.
- El Fiel Ejecutor: era el ejecutivo por excelencia. El cabildo le transfería su autoridad para que
vigilara las cuestiones relacionadas con la manutención del común, por lo que le otorgaba la "Vara Alta de
la Real Justicia".
- El Alguacil Mayor: ejecutaba las desiciones judiciales, debía mantener el orden y dirigir la cárcel
Los alguaciles mayores eran los ejecutores de las resoluciones de los oidores y virreyes.
- El Procurador General: era designado por el Cabildo pero hablaba en nombre de los habitantes
de la ciudad, tanto dentro como fuera del Cabildo e intervenía en las cuestiones de orden público..Podía
promover la aprobación o el rechazo de resoluciones del cabildo (acuerdos), peticionando o apelando al
Gobernador cuando era necesario
- Un Escribano: encargado de llevar los papeles del organismo, daba fe de lo actuado.
Es fundamental el sentido de representatividad del Cabildo y por esto tenía prerrogativas para
comunicarse directamente con el rey, a través del Procurador en Corte. No todos los Cabildos podían
mantener un procurador en España, por lo que varias ciudades se unían para esto. Este tipo de Procurador
tenía poderes de su respectivo Cabildo para representarlo en la Corte.
En la legislación se observa tres clases de poblaciones:
- Ciudades metropolitanas: en las que el cabildo estaba integrado por 12 regidores, dos Alcaldes
Ordinarios, un Procurador General, un Escribano de Concejo, un Mayordomo, un Pregonero Mayor, etc.
- Ciudades diocesanas: en las que el cabildo tenía los mismos funcionarios que en el primer caso,
excepto que el número de regidores quedaba limitado a 8.
- Villas y lugares: un Alcalde Ordinario, un Alguacil, un Escribano de Concejo público y un
Mayordomo
Las funciones del cabildo eran:
- Realizar ordenanzas para el buen gobierno local
- Ser órgano judicial en primera instancia, por intermedio de los alcaldes ordinarios
- Elegir a sus propios miembros, con excepción del corregidor o alcalde mayor
- Regular las transacciones mercantiles, fijar los precios de las mercaderías..
- Controlar y regimentar el abasto público de la ciudad, asegurando el mantenimiento de la carne y
el pan, como la tasa de los precios y el control de los pesos y medidas
- Repartir tierras
- Vigilar los lugares de diversión para evitar escándalos e inmoralidades y organizar las fiestas
populares.
El cabildo se mantenía con sus bienes propios, que incluían las propiedades públicas. Contaba
también con impuestos locales, justificados ante la corona. Señalaba lo que eran sus bienes propios y los
comunales. Estos bienes comunales también eran propiedad del municipio, cuyo aprovechamiento y uso
correspondía a todos los vecinos. Eran bienes comunales el ejido (destinado al matadero y a todo servicio
poco salubre o maloliente), la dehesa (zonas de pastos de utilización común, para la ganadería) y los
montes (de donde se extraía la madera, materiales de construcción, se cazaba). El resto de las tierras
municipales quedaban libres y desaprovechadas (eran los baldíos) (V. Vives, Hist. de España y América,
p. 412).
Las sesiones del Cabildo podían ser ordinarias (cerradas) o extraordinarias (Cabildo Abierto). En
las sesiones ordinarias participaban los alcaldes, regidores y algún otro oficial. A las sesiones
extraordinarias concurría el pueblo a interesarse por asuntos importantes y graves. Tanto los alcaldes
como los regidores tenían la facultad de convocar a Cabildos Abiertos en momentos de gravedad, así
como convocar a Ayuntamientos Generales, que eran asambleas integradas por los procuradores de todas
las ciudades de una región. Los cabildos abiertos sólo tuvieron efectividad considerable en los momentos
iniciales de la colonización y enlos años precursores a la Independencia.
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Por lo tanto, la imposición de las leyes y disposiciones legales pronto demostró ser dificilmente
alcanzable, puesto que, por una parte, las condiciones externas (grandes distancias, dificultades en la
comunicación con la metrópoli, etc.) retrasaban considerablemente la divulgación y promulgación de las
decisiones reales, de manera que las instrucciones de la metrópoli llegaban con frecuencia cuando ya las
autoridades locales habían dispuesto otros arreglos al mismo problema. Además, los conquistadores y
colonizadores se negaban a llevar a cabo las disposiciones desfavorables para ellos, invocando las
circunstancias particulares de su región, que la Corona supuestamente no conocía cabalmente.
Con frecuencia, las autoridades coloniales apelaron a la fórmula "se acata pero no se cumple".
Recibida la Real Cédula cuya ejecución no se consideraba pertinente, el funcionario la colocaba
solemnemente sobre su cabeza en señal de acatamiento y reverencia, al tiempo que declaraba que su
cumplimiento quedaba en suspenso. Se daba cuanta al Rey de lo acordado para que éste, en última
instancia y considerando la nueva información recibida, resolviese.
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Con frecuencia, los jueces de residencia eran sobornados. Dado que el sucesor era frecuentemente
el juez de residencia, era lógico suponer que se mostraría dútil sabiendo que el también debía ser luego
enjuiciado. Además, era posible apelar contra las sentencias ante la Audiencia correspondiente o ante el
Consejo de Indias.
a.4.2.- La Visita:
Era una inspección no habitual, ejercida generalmente sobre una institución colectiva. Podían ser
eclesiásticas o civiles, específicas o generales. La específica afectaba a un solo lugar o provincia, mientras
que la general abarcaba a todo un virreynato o capitanía general.
Las visitas generales eran realizadas por órden del rey y en forma esporádica, debido a los grandes
gastos que causaban (requerían un numeroso equipo de funcionarios) y al retraso que solía ocasionar la
interrupción del desenvolvimiento rutinario de la administración. Generalmente sólo se efectuaban
cuando se trataba de imponer nuevas reformas. Los visitadores generales disponían de poderes muy
vastos, que los colocaban en posición de relevar a funcionarios, cambiar la organización de autoridades,
etc. Como generalmente este tipo de encargo redundaba en un ascenso personal, los visitadores realizaban
seriamente su trabajo, que casi siempre conducían a un mejoramiento del modo de trabajar de las
autoridades.
El Consejo de Indias era quien elegía al visitador general. El rey ratificaba el nombramiento del
elegido, que geenralmente era un consejero, letrado o inquisidor. La designación de un visitador venía
determinada por los abusos y excesos cometidos por las autoridades, por las diferencias surgidas entre
ellas o por la implantación de reformas político-administrativas.
El visitador recibía unas detalladas instrucciones y podía exigir informes a las autoridades
indianas. Oía acusaciones y denfesas y al final instruía, pero no podía sentenciar. La visita era un medio
de inspección eficaz, aunque el procedimiento de actuación secreta se prestaba a venganzas y falsos
testimonios por parte de los testigos.
a.4.3.- La Pesquiza:
Era una visita especial. Tenía un objetivo concreto y limitado, destinada a castigar, no a
inspeccionar. Era iniciada siempre con motivo de sospechas de graves delitos. El juez pesquisidor sólo
pedía informes secretos, pero no estaba autorizado para tomar medida alguna. La autoridad responsable se
reservaba este derecho. Sin embargo, la pesquiza resultó un medio eficaz para impedir excesos o delitos
demasiado graves, aunque se consideraba legítima la explotación de un cargo para el enriquecimiento
personal y ésta era socialmente tolerada, aunque dentro de ciertos límites.
Pese a todas estas medidas, a partir del reinado de Felipe II varios puestos de importancia en el
gobierno indiano comenzaron a ser vendidos al mejor postor. Salvo los virreyes, jueces reales y
gobernadores de alto rango, los demás cargos públicos podían ser adquiridos a título de propiedad
personal, con derecho a legarlos o revenderlos. Esta venta contribuyó en mucho a generar una gran
corrupción administrativa.
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En 1617 fue subdividida la provincia gigante del Río de la Plata en dos gobernaciones, la del
Paraguay y la de Buenos Aires.
A mediados del siglo XVIII la corona comenzó a crear nuevas unidades políticas. De los vastos
territorios contiguos al Brasil, en la parte este de la provincia del Río de la Plata, se crearon dos entidades
subordinadas con gobernadores propios aunque dependientes de la autoridad superior de Buenos Aires:
las provincias de la Banda Oriental y las Misiones, constituídas éstas por las comunidades guaraníes
después de la expulsión de los jesuitas. En 1766 se creó el gobierno de las islas Malvinas, también
subordinado a Buenos Aires.
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4- Paraguay
5- Potosí (con extensión sobre el Pacífico).
6- Charcas
7- Cochabamba
8- La Paz.
b) Las Gobernaciones militares: de rango un poco menor, son las regiones fronterizas con los
portugueses: Montevideo, Las Misiones, Moxos y Chiquitos. Estas provincias continuaron como
gobernaciones militares, fuera del sistema de intendencias e inmediatamente subordinadas al Virrey. Los
gobernadores militares sólo tenían jurisdicción en materia de guerra, policía y justicia. En el ramo de
finanzas el gobernador de Montevideo dependía del intendente de Buenos Aires y el gobernador de
Misiones del intendente de Buenos Aires y del de Paraguay.
La división en intendencias es uno de los gérmenes del surgimiento de las autonomías
provinciales, siendo el motivo principal el desarrollo económico regional que estaba muy relacionado con
el Camino Real que atravesaba por las ciudades de Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy,
mientras que Catamarca y La Rioja eran dejadas de lado.
Con la implementación del sistema de Intendencias se consiguió sanear la administración del
Estado español en las Indias, incrementando los ingresos del tesoro. Pero estos beneficios se vieron
contrarrestados con creces por el error político que implicó desplazar a los criollos de los puestos de
gobernadores, alcales mayores y corregidores, al sustituirlos por funcionarios peninsulares que
absorvieron sus atribuciones políticas y administrativas.
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