La Venganza de La Geografia
La Venganza de La Geografia
La Venganza de La Geografia
La venganza de la geografía.
Cómo los mapas condicionan el destino de las naciones.
1. El libro:
2. De sus características
3. Del autor
4. Del contenido
Los dos artículos que motivaron la obra, dice el autor en los agradecimientos,
fueron los referentes a India y China. ¿Cuáles son sus tesis al respecto?
solo de China, han crecido y crecen, para el autor, los imperios, aunque hoy, desde
otras dinámicas: “China no supone una amenaza existencial. La posibilidad de una
guerra con Estados unidos es extremadamente remota. La amenaza militar existe, pero,
como veremos, más adelante, es indirecta. El desafío que China plantea es en primer
lugar geográfico, sin desmerecer por ello otros asuntos de importancia fundamentales
tales como el endeudamiento, el comercio y el cambio climático. La emergente área
de influencia de China en Europa y África –en la “Isla Mundial” de Mackinder- está
ampliándose, aunque no en un sentido imperialista propio del siglo XIX, sino bajo otra
forma, más sutil y adecuada a la era de la globalización” (p. 255).
India se plantea desde un supuesto dilema geográfico: China o Estados Unidos en
la medida en que se vayan convirtiendo en potencias rivales. “El lado hacia el que se
incline la India podría determinar el curso de la geopolítica de Eurasia en el siglo XXI.
En otras palabras, la India se perfila como el último Estado pivote”. (p. 290). Aunque es
más previsible una guerra con Pakistán que con China, vaticina Kaplan, el desarrollo
económico, y sobre todo en tecnología bélica, harán que China e India se muestren,
indefectiblemente y en un futuro próximo, los dientes.
La India padece una “geografía cerrada y claustrofóbica”, de la cual busca
“desesperadamente escapar” (p. 314). Con China compite como potencia; con el
resto de países vecinos –Afganistán, Pakistán, Nepal, Bangladesh “estados débiles y
semidisfuncionales” (p. 318)” comparte la “zona geopolítica menos estable del mundo”.
En la sentencia final parece estar la respuesta del autor al supuesto dilema: “La india es
una potencia regional en la medida en que se encuentra atrapada en esta geografía, y
puede llegar a ser una gran potencia en la medida en que pueda liberarse de ella”. (p.
320).
En su argumentación, la que hila y da sostén a sus tesis, el mapa es un poderoso
dispositivo, por lo cual, recalca, hay que valorar el papel de los mapas en la comprensión
de la historia de la humanidad. ”Los mapas, en resumidas cuentas, pueden ser
herramientas peligrosas pero, aún así, resultan imprescindibles para comprender la
política internacional” (p. 59). “Ese es el objetivo de mi estudio: conocer y valorar el
mapa de modo que, en contra de lo que pudiera parecer, no siempre nos encontramos
limitados por él. No es solo la estrechez de miras lo que conduce al aislacionismo, sino
que forzar demasiado los recursos también causa una reacción violenta a favor de dicha
tendencia” (pág. 61).
¿De qué tendencia habla? Parece un híbrido entre el “determinismo” y el
198 “posibilismo” geográficos. Por un lado, sobredimensiona el papel del territorio, y por
el otro, lo recluye a la simple función de contenedor o escenario físico de los hechos
históricos: “Del mismo modo que la geografía no sirve para explicarlo todo, tampoco
es una solución. La geografía es meramente el telón de fondo sobre el que se libra la
batalla de las ideas. Incluso cuando la geografía actúa como elemento unificador –como
en el caso de Estados Unidos, Gran Bretaña, la India e Israel- los ideales democráticos,
la libertad y el sionismo (con su componente espiritual) han sido, a pesar de todo,
Rodolfo Espinosa López
201