Corrientes y Tendencias Del Pensamiento Histórico
Corrientes y Tendencias Del Pensamiento Histórico
Corrientes y Tendencias Del Pensamiento Histórico
Aristóteles no vio el fondo del problema: tal vez estuvo más cerca de él Isócrates, al
establecer las bases de la educación humanística y el valor educativo de la historia – opinión.
Aristóteles tomó contacto con el material histórico, pero siempre para fines de especulación
filosófico – político, es decir para alcanzar la formación de leyes. Por otra parte, era muy difícil
que el substancialismo griego dominante en todo el pensamiento griego, con excepción de
Heródoto, pudiera llegar a ver lo universal en lo particular histórica. Otro factor de
incomprensión histórica para los griegos fue el que notaran que el historiador no estudia los
acontecimientos directamente frente al acontecimiento que investiga, sino en forma mediata.
Los restos se van acumulando en las bibliotecas y museos, ¿Qué valor tendrán esos restos
dentro de cien mil años de historia humana? Goethe dio una respuesta: <<Al historiador no se le
reprocha el que se preocupe de los resultados: pero con ellos piérdase el acto aislado y el hombre
particular. Si hubiéramos de juzgar del esplendor de la primavera y de sus flores, por los escasos
frutos que luego se recogen de los árboles, nos formaríamos una idea incompleta de esa amable
estación del año. Y, sin embargo, el jardinero está en su derecho al juzgar de cómo se dio el año
por aquello que llenó su bodega y su borreo. Todo lo verdaderamente biográfico, incluyendo bajo
esa denominación las cartas, diarios, memorias, y tantas cosas más, sacan a luz de nuevo la vida
pretérita, más o menos realmente o en detallada imagen. No se cansaría uno nunca de leer
biografías y libros de viajes, porque se vive con lo vivo. La historia, aún la mejor, tiene algo de
cadavérico, exhala hedor a sepultura. Hasta puede decirse que cada vez se hará más pesada de
leer, según se vaya haciendo más viejo el mundo; pues todo el que viene detrás se ve obligado a
analizar de manera más aguda y sutil los acontecimientos del mundo, si no queda reducido a un
mero caput mortum, desvanécese en humo.
Si la historia fuera una reconstrucción del pasado, la opinión de Goethe será razonable.
Pero ¿es la historia una reconstrucción? Se nos plantean dos problemas: así como la imagen del
universo va enriqueciéndose a media que avanzan las investigaciones igual ocurre con el hombre
histórico: pero así como el conocimiento científico no requiere de la totalidad del saber, así
tampoco la comprensión histórica exige una experiencia directa de todo el material acumulado.
Gran parte de nuestro saber es una fe, inalterable mientras un dato debidamente comprobado no
la contradice. El futuro de la ciencia y de la historia descansa pues en nuestra confianza en el valor
autónomo de la naturaleza humana. Los objetos que descubrimos en el pasado, los restos en sí
mismos, proceden de un mundo que fue una totalidad completa en la cual estuvo sumido el
hombre, esos objetos participaron de su historicidad, fueron sus símbolos y sus signos, con ellos
vivió y murió, en ellos quedó el sello de su personalidad de sus alegrías y dolores: tras ellos está el
hombre, y tras el hombre el proceso que llegó hasta nosotros: por medio de un poderoso esfuerzo
dialéctico e imaginativo debemos acercarnos a esos hombres, a su intimidad, para comprender el
mundo en que vivieron y la comprensión que de él tuvieron. Una imagen descriptiva de ese
hombre y su mundo sería inagotable e imposible, pero ella no es necesaria para su comprensión.
Reconstruir implicaría devolver la vida lo que está muerto, y eso es imposible. Ya Isaías lo dijo,
<<aquellos a quienes cubrió el polvo de la muerte no se levantarán jamás>>. La vida que el
historiador da a los materiales no es una vida reconstruida, es una nueva vida, y cada historiador,
en cada época da un tono, un color diferente a esa vida ¿Por qué? Porque en cada resto,
documento, etc., están muchas posibilidades, una de ellas fue y escapó para siempre, otras
quedaron y con ellas trabaja la comprensión del historiador, porque cada cosa fue obra de luchas y
tensiones entre elementos opuestos. El historiador es por tanto totalmente responsable de lo que
escribe, del método con que trabaja, del material que selecciona para llegar a una comprensión y
transmitirla a nosotros. La historia es una reversión del pasado y esto es lo útil de la historia.