El Varon Castrado PDF
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El Varon Castrado PDF
Matrimonio: Un ritual
que desinfla el deseo
Ariel C. Arango
Arango, Ariel
Don Juan II : el varón castrado. - 1a ed. - Santa Fe : el autor, 2010.
160 p. ; 14x21 cm.
ISBN 978-987-05-8568-8
1. Psicoanálisis. I. Título
CDD 150.195
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Capítulo I
El Varón Castrado
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Don Juan - El varón Castrado
II
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Capítulo I - El Varón Castrado
III
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Don Juan - El varón Castrado
IV
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Capítulo II
El Viejo Celoso
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Don Juan - El varón Castrado
II
24
Capítulo II - El Viejo Celoso
III
Lex dura est, sed scripta, la ley es dura pero está escri-
ta, dice Ulpiano (170-228), el jurista romano de claro
y elegante estilo. Es éste, sin duda, un pensamiento
implacable, pero es, también, una genuina afirmación
viril. Es muy propio del hombre (y no así de la mujer)
exaltar el valor de la Ley. Y es comprensible. ¡Es el terri-
ble Viejo Celoso quien la impuso!
La Ley primordial, aquella que se forjó en la noche
de los tiempos, era muy breve y concisa. La conocemos
muy bien ya que pervive en los Diez Mandamientos.
«Honrarás a tu padre y a tu madre», lo que traducido
en el lenguaje de la horda primitiva significa: «¡No coge-
rás a tu madre y no matarás a tu padre!». Los mismos
mandamientos que impone el ritual de iniciación de los
pueblos primitivos…4
El varón castrado no sólo se somete a la Ley sino
que, a menudo… ¡hasta llega a amarla! (los maridos
contumaces o los empedernidos reincidentes). Muchos,
incluso, gozan humillándose ante ella. Dante Allighieri,
por ejemplo, experimentaba una deliciosa sensación
de sosiego y beatitud cuando se hincaba de rodillas ante
el divino Padre (Paradiso, III, 85):
IV
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Don Juan - El varón Castrado
más bien, fácil, tanto que es casi obvia: ¡por miedo! Por
un miedo que está enraizado en su naturaleza y que se
renueva entre padres e hijos. Un miedo del que se ali-
mentan todos los temores y que constituye su fuente.
Un miedo a una agresión tan espeluznante que más que
temor suscita espanto… ¡la amputación de la pija y de
los huevos!
El acatamiento de la Ley es consecuencia de este
terror: el varón se somete para liberarse de una angus-
tia insoportable. La amenaza de castración quiere evi-
tar la violación de un Mandamiento. ¿Cuál? Por el cas-
tigo conocemos el crimen. ¿De qué otra cosa puede ser
convicta la pija que por entrar en la concha? Porque
no todas pueden ser habitadas por este rijoso huésped.
Algunas no…
La castración es el escarmiento por coger con quien
no se debe.
Tal es el espanto que la castración produce que, en
el arte, prácticamente no existe una representación fran-
ca del acto mismo de la mutilación (como tampoco
sucede en los sueños). La ilustración medieval que mues-
tra el momento en que el rey Guillermo III de Sicilia está
siendo cegado y castrado, y que se halla en un volumen
profusamente iluminado que contiene el De casibus
virorum illustrium de Boccaccio, en la Bibliothéque de
l’Arsenal de París es, en este sentido, una rareza.
La prohibición de coger a la madre o a la hermana
no constituye únicamente el tabú más primitivo sino
también el modelo de cualquier otro. Y del mismo
modo que la botánica nos enseña que todas las estruc-
turas de una planta no son sino variaciones y etapas de
la hoja, o que la anatomía nos muestra que la estruc-
tura del cráneo no es más que una continuación de las
vértebras de la columna vertebral que encierran al cere-
bro del mismo modo como lo hacen con la médula,
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Capítulo II - El Viejo Celoso
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Don Juan - El varón Castrado
VI
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Capítulo II - El Viejo Celoso
VII
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VIII
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IX
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Capítulo II - El Viejo Celoso
XI
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Don Juan - El varón Castrado
XII
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Capítulo II - El Viejo Celoso
«¿Quién ha de osar?
Bien puedo perder la vida;
Mas ha de ir tan bien vendida,
Que a alguno le ha de pesar15».
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Índice
Prólogo 17
Capítulo V. La felicidad 65
Notas 139
151