Bombini (2012)
Bombini (2012)
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la imagen de aquel profesor que, siguiendo un libro de texto, nos indicaba bito académico. Se trataba de una operación de legitimación que jerarqui-
la lección para la clase siguiente señalando desde qué página hasta cuál zaba la política curricular y a la vez generaba la ilusión de una escuela "al
otra debíamos leer, estudiar y, seguramente, mcmori/ar. O, en el caso de día" y una academia comprometida con las prácticas educativas de otros
análisis referidos a la lengua, la tarea escolar se reducía a la aplicación niveles del sistema. Lo que en realidad ocurrió en este caso, al menos en
mecánica de unas determinadas categorías de análisis, unos métodos de el área de Lengua, es que se reforzó la brecha entre conocimiento escolar
reconocimiento (por ejemplo, la sustitución por el pronombre lo/los, la/las y conocimiento académico en tanto que la actualización en cuestión no
para reconocer el modificador del verbo llamado "objeto directo"), operacio- Tj-etomó tradiciones y prácticas arraigadas en la historia de la escuela sino
nes en las que no se hacía presente reflexión alguna sobre el significado de que las tomó como parte de un equívoco a superar. Al menos ésta fue una
estas categorías y sobre los efectos de sentido. En su interesante trabajo de las representaciones que circularon. De este modo, gramática e historia
"Las formas del conocimiento escolar", Verónica Edwards (1995) ha tipi- literaria fueron valoradas como campos de referencia desactualizados que \n ser
ficado los modos en que se presenta el conocimiento en el aula, haciendo
hincapié en la idea de que la forma no es independiente del contenido, respectivamente, sin que hubiera mediado una discusión epistemológica
sino que ella misma transmite significados. A partir de la observación de v l'undamentalmente didáctica acerca de los nuevos sentidos posibles de
í
clases, advierte la existencia de una forma de conocimiento a la que llama
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es;is "antiguas" disciplinas presentes hasta hoy en la enseñanza y en la
"tópico" que se asocia a lo que llama el "rito del dato", un conocimiento
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nominal, presentado como verdad incuestionable, transmitido en un len- Asimismo, la decisión respecto del recorte de contenidos no estuvo li-
guaje específico de la disciplina y donde se espera que las lecturas del ¡;nda a la construcción de una propuesta didáctica que, aun cuando no se
alumno sean unívocas y textuales según la fuente leída. Tales los casos de esperaba que determinara el sesgo final del conocimiento oficializado, sí
la memorización de los datos de la biografía de un autor o del resumen del i|iie trazara algún derrotero en las complejas operaciones de selección que
argumento de una obra, ejemplos que se inscribirían con comodidad dentro imponen las decisiones acerca de la instauración de nuevos saberes de refe-
1 igp.---»^
\de lo que Edwards llama "conocimiento tópico". Otra de las formas des- i enna en el campo de la enseñanza, del curriculum y de la formación. Más
"7 /criptas es el denominado ¡"conocimiento como operación", que propone una i luí uniente, las operaciones de introducción de temas como la teoría de
relación más compleja y consiste en la aplicación de un conocimiento ge- IIIM actos de habla o la tipología textual deben estar acompañadas de una
neral altamente formalizado a casos específicos. El ejemplo evidente (Ed- |iuililic¡ición acerca del sentido de su enseñanza que vaya más allá de su
wards da el mismo) es la aplicación del modelo de análisis de la gramática li'l'.il imación en el campo de la lingüística, contenidos tal vez más adecua-
estructural a oraciones particulares, pero podríamos sumar ejemplos en ilnn puní un curso introductorio de la carrera de Letras que para un aula^
los que se aplican reglas de cohesión y coherencia en el análisis de textos de Me|Mindo año de secundaria. Prestigio, legitimidad, actualización, son
o categorías elasificatorias en textos narrativos. La tercera forma es la del Inn nulos justilicatorios de operaciones de academización del conocimiento -
llamafloj^conocimiento situacionáTOy apunta a la significatividad que el imnilnr i|ue es necesario revisar y a los que este libro no quiere adherir.
cQnocimieñío tiene para el sujetoj el ejemplo que da Edwards es el de una l.ii otra matriz desde donde se pueden pensar operaciones de selección
clase de lengua donde se discuten los diversos sociolectos y en la escena de i niilenidos es la de la directa incidencia de las teorías psicológicas que
de clase registrada los alumnos se implican en la discusión interpelados II ponliilan como teorías del aprendizaje y alas que, por ende, se les reco-
desde su pertenencia social; la lectura interpretativa de un texto literario m u i li'i'il unidad a la hora de seleccionar contenidos para el curriculum e
sería también un ejemplo de conocimiento situacional. un Inim p u n í construir la propuesta didáctica.
Ligado a algunas de estas formas del conocimiento escolar, encontramos Nln d u d n , la relación entre didáctica, curriculum y psicología(s) reco-
lo que podríamos llamar "el fetiche de la actualización" como una repre- i ...... n u i l historia que se remonta hasta la vieja psicología evolutiva pen-
sentación acerca del conocimiento recurrente en la enseñanza, del curricu- H i l i i i unió l>ra/o teórico de la didáctica y de la enseñanza para la toma
lum y de la formación docente. Tal el caso de la transformación curricular • I. .1. i i .iones, por ejemplo, de selección y de secuenciación de contenidos.
de la década de los90 cuando, frente al diagnóstico de la escuela vacía do i l u í ni i i l i / . n d i i rumo la d i s c i p l i n a que da cuenta de los modos de aprender
contenidos que había dejado la dictadura de los años 70 y 80, se imponía la .li l i i p i» di I iprendi/.a|e, la psicología en su relación con la construcción
tarea de actualizar los contenidos escolares para que estuvieran en diálogo i ni i H i i l u í s d n l i i i I u a ¡ie postulo de manera dominante como el tamiz evi-
directo con el desarrollo de los conocimientos mas ac(,uali/,ndoH en el ám- ni. a luien t e r m i n o en ese proceso. Periódicamente la
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psicología educacional y, más específicamente las teorías del aprendizaje brán de desarrollarse en el más desierto campo conceptual. Al respecto, a
renuevan su repertorio conceptual y refuerzan su lugar de disciplina de la hora de justificar las decisiones tomadas para la construcción curricular
referencia; sin embargo, desde el campo de la pedagogía, desde la propia Delia Lerner (2001) explica:
psicología educacional y desde la didáctica específica en lengua y litera-
tura, esa centralidad del paradigma psi en didáctica ha sido puesta en La caracterización del objeto de referencia —del "modelo" que
cuestionamiento. Desde el campo de la psicología de la educación, Félix orienta la construcción del objeto de enseñanza— resulta especial-
Temporetti (2006) en un crítico artículo observa la imprecisión con la que, mente problemática en nuestra área. En efecto, el objeto a ense-
desde distintas teorías psicológicas, se utiliza el término "aprendizaje", ñar en este caso no es el producto de la actividad científica, o por
lo menos no lo es en el mismo sentido que otros. Cuando se trata
a tal punto de postular como teorías del aprendizaje teorías psicológicas de enseñar, por ejemplo, la proporcionalidad o las guerras de la in-
que no son necesariamente teorías del aprendizaje, más la agravante de dependencia, es posible tomar como referencia la definición que la
creer que, asumida alguna de estas teorías, como parte por ejemplo de los matemática hace de la proporcionalidad y sus propiedades o las in-
contenidos de un curso, los docentes aplicarán esa "teoría del aprendizaje" vestigaciones e interpretaciones históricas acerca de las guerras de
a sus clases. El autor va más allá y, a la hora de analizar críticamente la la independencia. Las prácticas sociales de lectura y escritura, en
psicología educacional presente en el contexto de la reforma neoliberal, cambio, existen desde mucho tiempo antes y son independientes de
señala: los estudios —lingüísticos, psicolingüísticos, sociolingüísticos...— que,
se ocupan de ellas. (91)
Una verdadera mezcla terminológica del más torpe eclecticismo.
Se elaboró una verdadera "Macedonia conceptual" compuesta de liste arbitrario tratamiento diferenciado para el campo disciplinario
"conceptos y procedimientos", "aprendizaje significativo", "conflicto "lengua y literatura", cuya especificidad disciplinar, tradición y enseñanza
cognitivo", "mapas conceptuales" e "ideas previas", todo aderezado iic desconocen, parece dejarlo en el más acuciante desamparo conceptual.
con una dosis de "zona de desarrollo próximo" sostenida en un "cu- A modo de atenuante a lo dicho anteriormente leemos en Lerner:
rrículo en espiral" elaborado en el marco de un "proyecto institucio-
nal". (97) La contribución de las ciencias del lenguaje es, de todos modos,
fundamental ya que, si bien no nos suministran un objeto de referen-
Desde el campo de la didáctica de la lengua y la literatura, ya hemos in- cia directo con base en el cual delinear el objeto de enseñanza, hacen
sistido en la .necesidad de diversificar el espectro de disciplinas de referen- un aporte decisivo a la conceptualización de las prácticas y permiten
cia que configuran el campo de la didáctica como campo multidisciplinario así explicitar algunos de los contenidos que deben estar enjuego en
y en la necesidad de evitar nuevas formas del reduccionismo psicológico en el aula:
didáctica (Bombini, 2001).
Pese a estas críticas, y porque el campo de la didáctica parece ser poco Si bien podríamos acordar con algunos de los sentidos de esta cita, aun-
propicio a las polémicas, asistimos hoy a un proceso de cambio curricular que m u y claro no nos queda a qué se refiere la autora cuando habla de
que, en algunas jurisdicciones del país (como la ciudad de Buenos Aires y "iilijrl.o de referencia directo", la incertidumbre aumenta cuando, luego de
las provincias de Buenos Aires y Córdoba), en el nivel primario en algunos ln'i «Ion puntos (:) que quedaron en suspenso al final de la cita anterior, se
casos, y en el primario y en el secundario en otros, se ha bautizado al área |ne:ienl.a la siguiente enumeración:
con el nuevo nombre de "Prácticas del lenguaje". Está claro que no se trata
de un inocente cambio de terminología sino de un cambio en la concepción Las estrategias puestas en acción por los lectores, las relaciones
del objeto de enseñanza y de un modo de avanzar en la construcción del mi rr IOK propósitos y las modalidades de lectura, las operaciones in-
volucradas en la escritura, los problemas que se plantean al escribir
cambio disciplinario.
v luí: recursos lingüísticos que contribuyen a resolverlos...
La situación es alarmante puesto que el punto de partida de esta con-
cepción de la disciplina escolar es la desestimación de los conocimientos l ' i M l n e i i u m e i - a c i ó n es imprecisa, no parece referirse a conocimientos
específicos del área y sus tradiciones, a favor de poner en el centro las i p l i m n ii):i del campo específico sino a problemas didácticos descriptos
l l a m a d a s "prácticas sociales de lectura y escritura", como prácticas que ha- cierto u porte de las Leonas cognítivas de la escritura, las referencias a
14 Gustavo Bombini Teorías lingüísticas y literarias 15
lectura y lectores no parecen encuadrarse en ninguna teoría psicolingüís- construcción de esas prácticas de lectura y escritura, y la reflexión sobre
tica, semiológica o literaria acerca del lector. En este punto, se llega a la ellas, así como también a asomarse con curiosidad a las preguntas acerca
preocupante paradoja de que un enfoque curricular que privilegia "prác- de dos enormes universos de la experiencia que son la lengua y la litera-
ticas sociales" por sobre contenidos disciplinarios parece no tener claro tura. Ha sido Jean-Paul Bronckart(2007) quien en más de una ocasión ha
qué es aquello que está excluyendo; lo que se cree que se está excluyendo planteado la necesidad de complejizar la teoría de la transposición didácti-
es el metalenguaje que históricamente se ha reconocido como propio de ca originada en el campo de la matemática, a favor de la consideración de lo
la disciplina y que desde estas posiciones se considera un obstáculo para la que llamó -retomando a Jean-Louis Martinand- las "prácticas sociales de
construcción de situaciones de aprendizaje exitosas. referencia", como parte del proceso de trabajo en la transposición; sin em-
Así, interesa que niños y adolescentes desarrollen a lo largo de su es- bargo, Bronckart ha respondido muy claramente a la pregunta que él mis-
colarización su¡l"quehaceres)' (¿un modo de nombrar las prácticas sociales mo realiza: "¿Pueden los programas de un sistema de enseñanza inspirar-
de lectura y escritura?, ¿un concepto perteneciente a un campo teórico no se directamente en las prácticas? ¿Los préstamos no son necesariamente
declarado?, ¿una invención didáctica?) de lectores y escritores como pro- mediatizados por esas representaciones de las prácticas recién descriptas,
pósito final del trabajo con la lengua en la escuela. El cruce entre el para- representaciones (o conocimientos) que tienden inevitablemente a organi-
digma constructivista en alfabetización inicial y la orientación emergente /nrse en saberes?" (108). La pregunta es retórica, por lo que la respuesta es
-contra el dominio histórico del estructuralismo- surgida en la década del que no hay forma de evitar la mediatizaciójn, y esa mediatización, entendida
90, que jerarquiza la función comunicativa del lenguaje en el campo de la como un juego de representaciones, ancla necesariamente en conocimientos
enseñanza de la lengua, dan como resultado una construcción didáctica u. más ampliamente en saberes, que son, como dice Bronckart, "saberes de
y curricular centrada en la confianza de que es en el terreno exclusivo de i-specios, saberes escolares, saberes del sentido común".
lasjjrácticas donde se resolverán los problemas de la enseñanza. De este 11 na vez más -como en otros momentos de la historia de la disciplina-
modo, todo aquello que remita de manera explícita a referencias de tipo II I cataría de evitar los riesgos de un cierto activismo que postula una
teórico-disciplinario será concebido como un obstáculo de carácter metalin- 110, lición simplificadora de lo que son los procesos de construcción de cono-
güístico para la fluida construcción de la relación entre niños, adolescentes lento escolar y respecto del aprendizaje. Uno de los obstáculos para lle-
y esas prácticas del lenguaje en estado puro. V I M adelante esta discusión es el hecho de que una tendencia en el campo
El planteo es a todas luces simplificador en tanto, por una parte, deshis- didnclico, que asume el lugar de tendencia curricular dominante, parece
toriza las propias tradiciones y prácticas de enseñanza (aspecto que, como mi o noce r una sólida legitimidad. Pero vale aclarar que esta legitimidad
veremos en este libro, consideramos crucial para la formación docente) y v i i no es científica ni está apoyada en alguna forma de consenso desde el
por otra relativiza o directamente niega el acceso al discurso propio de las i niiipo escolar sino que se sostiene en el poder prescriptivo de una determi-
disciplinas científicas que se ocupan del lenguaje. Una política curricular i i i u l . i pohl.ica curricular, deviene enfoque oficial y, en este sentido, sofoca
del retaceo estaría negando la posibilidad de que, por ejemplo, los chicos • i n i l ( | i i i e r Corma de disidencia que no tenga el mismo peso en términos de
aprendan en la escuela primaria cuáles son las clases de palabras y dis- j i o l i l ic¡i curricular, obtura otras voces que desde el colectivo docente o des-
tingan un sustantivo propio de otro común o un verbo regular de uno irre- di- ni ileluil.e académico podrían estar poniendo en cuestión aspectos de esa
gular y reconozcan la complejidad que estos sistemas propios de la lengua h m l e n c u i Asimismo, el hecho de que un enfoque sea dominante parece
tienen en la producción textual. Construir la disciplina escolar "Lengua y H-.I| iler ¡i cierta expectativa social y del colectivo docente que pone toda
literatura" supone asumir la historia misma del doble desarrollo concep- I linii/M en el surgimiento de una propuesta metodológica innovadora
t u a l del área y entender que como cualquier otro campo disciplinario -aun • ini', ii ln m u ñ e r a de un den* ex machina, desde arriba, alguien, un cuerpo
los que pudieran asumir distintas formas de concreción práctica- "lengua y .1.- iHM'nhf.iidoi-es en didáctica, una prescripción curricular, unos nuevos
literatura" supone poner enjuego los conocimientos específicos que las res- l i l n . . < l i < t e x t o , "bajara" la innovación, la clave para la solución de los pro-
pectivas tradiciones de investigación vienen desarrollando. De este modo, U . - i m i M I M . I I I ncncianles de la práctica. Alguien será el dador de la "solución
nos parece necesario aclarar que enseñar gramática no es necesariamente h i n i i i i ii Ion prolilemas de la práctica y, por supuesto, esa solución se
someler a generaciones de niños y jóvenes al tedio de las clasificaciones, las nl.i, ,n n en el I t i ^ n r que deber;! dejar libre la vieja enseñanza.
descripciones y los análisis sin sentido, sino que es poner a disposición de |< u ,,i p l c | i d i i d , l , i ensenan/,.-! i m p o n d r á su lógica que no es la de la
ellos los modos de mencionar fenómenos complejos que a l a t i e n a la posible H I I - I M M \n i | ( - hi r e : i i : ; l e n c i ! i a los cambios s i n o la lógica de una p r a c l i c a
Gustavo Bombiní Teorías lingüísticas y literarias 17
,.
\l y>toW-
io Gustavo Bombini 19
teorías lingüísticas y literarias
minación) viene denominando "cronolecto" o variante dialectal de los ado- t-anto en el interior de la propia lógica disciplinaria como en la lógica de
lescentes: una verdadera invención teórica escolar cuyo fin último y bien construcción de la propuesta didáctica. Así, atravesar la gramática supon-
intencionado es el de tratar de comprender en algún sentido la relación drá dar cuenta del primer nivel de un recorrido mayor que toca las diver-
de los adolescentes con la lengua. Si, como veremos en el artículo escrito HHS unidades de análisis tanto en el estudio del sistema de la lengua como
por Beatriz Bixio, la sociolingüística pone en tensión pactos naturalizados en las prácticas de producción y lectura desarrolladas en el aula.
sobre la misión normalizadora de la escuela, su ausencia como paradigma De este modo, leer y/o escribir oraciones es hacerlo en relación con uni-
fundamental en la formación de un profesor crítico y autorreflexivo respec- dades más amplias que son los textos y es en esta progresión desde el micro
to de su propio lugar de poder, por lo menos, llama la atención y, en este Inicia el macronivel donde será posible dar cuenta de procesos complejos
sentido, volver a él nos parece una manera de poner de relieve un campo v muy específicos de lectura y escritura que se desarrollan en el aula. Se
soslayado desde que, en los años 90, muchas otros tópicos de la lingüística I cata, como dice María José Bravo en su artículo, de hacer "un movimiento
comenzaron a formar parte del discurso curricular en el área de lengua. didáctico" que reincluya la gramática en el repertorio de conocimientos es-
La ausencia es notable porque es la perspectiva sociolingüística la que nos i.olnros sin que esto implique un inexorable retorno a prácticas mecaniza-
permite pensar en la relación entre lenguaje y problemas educativos: di- diiH, memorísticas o de mero reconocimiento. El problema es didáctico y no
versidades e identidades, distribución social del fracaso escolar, la noción ilÍH('jj)lir^a,rio- Los sentidos de la gramática están claros dentro del campo
de variedad estándar y su lugar en el escuela, el conflicto entre código üV los estudios de la lengua y no lo están —y urge el desarrollo de investi-
escolar y otros códigos, son algunos temas que la sociolingüística invita a l'.nciones y experiencias- en una propuesta de una didáctica de la lengua
inscribir en la agenda de la formación de profesores a la hora de ofrecer i|iir so construya a partir de la pluralidad de aportes de los estudios lin-
elementos críticos, polémicos, controvertidos, que enriquecen la mirada so- i ' i i i ü l icos posteriores a la gramática estructuralista. Dominante durante
bre la práctica de la enseñanza. iliM'ndas, la gramática estructural asistió a un proceso de descrédito que no
De la misma manera, y esto es también asunto de esta compilación a M i i i l n i consecuencias y que simplificó, en cuanto a los argumentos posibles,
partir del artículo de Paola Piacenza, una mirada crítica sobre el canon pin u MU desalojo. No se trataba de polarizar la discusión didáctica —como
como proceso cultural y sobre el canon escolar en tanto variable institu- • I* <. l mímente se hizo- en términos de gramática sí o gramática no, sino
cional específica estaría poniendo de relieve y para la reflexión elementos 1 14 je! 11 t.uarla en el contexto de una propuesta didáctica más general y de
críticos que hacen a la construcción del conocimiento escolar. La decisión ' | i ' if.iiilicarla en función de las prácticas de lectura y escritura, en tanto
acerca de cuál ha de ser el corpus de textos legibles en la escuela trascien- |n mlicas electivas que constituyen centralmente el trabajo en el aula. En
de la lógica del mero listado prescriptivo o de recomendación sino que, iwt' ilolilo trabajo las categorías gramaticales retornarán con sentido, ya no
con su sola existencia, señala derroteros de tradiciones estéticas, retóri- |MiniNc¡¡ de sor descriptas sino en una relación dinámica con las prácticas.
cas, géneros, relaciones entre las lecturas, que parecen estar postulando I -.u ente sentido, el texto de Bravo (así como sus aportes anteriores) mues-
contenidos implícitos para el abordaje específico de esos textos, problemas l n t i 'Inri i mentó esa posibilidad de articulación entre prácticas de lectura y
a resolver o pensar que los textos promueven -y modos de leer inminentes lüii i ll u n í , y categorías de la gramática que ya no se presentan como repe-
desde la interpelación que los textos propician. Instalar la noción de canon ! II u u-, ejercicios de reconocimiento.
supone, no el más previsible gesto conservador y museístico sino, por el lleude el mismo campo disciplinario donde se incluye la mencionada
contrario, la posibilidad de revisitar los corpus de lectura presentes en uní M U Í ile canon como parte de la discusión conceptual en el campo de la
textos curriculares, en programas de cursos de formación o de enseñanza i l t i l i i i hrn de la literatura, los aportes de la teoría literaria como campo
literaria, en la oferta editorial que los pone a disposición, para descubrir la '(i u l e í encía principal para los estudios literarios en los últimos treinta
trama de decisiones, las jerarquizaciones, las valoraciones, las inclusiones itiiii" en I I I M universidades y en el terreno de la investigación invitan a in-
y las exclusiones que harán visible en definitiva una concepción de la ense- h i tn|',iii m u í üohre su relevancia tanto en la formación de profesores como
ñanza literaria en un corte temporal y espacial determinado. > ii i I i l e i u u rollo de las prácticas de la enseñanza en el nivel secundario.
Otro eje propuesto es el de revisitar el campo de la gramática para re- I ti | > i i i ' i i n h i de si es significativo enseñar teoría literaria a estudiantes
considerar sus sentidos como conocimiento escolar evitando las respuestas •tilnli . i n l i M i|iie no necesariamente van a estudiar letras se presenta
cristalizadas respecto de los propósitos de su enseñanza (del tipo "la gra- mili ...... i m l e í roj'.anl.e
. . b a n a l quo moroco una respuesta sofisticada para
mática sirve para desarrollar el pensamiento") y buscando esas respuestas M i n i n o HII Mentido 'Teoría literaria como conocimiento y campo do
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Gustavo Bombini Teorías lingüísticas y literarias
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sociohistórica antes que por una teoría o por una concepción reductiva al
indagación específico pero en clave de problematización, de interrogación
exclusivo campo disciplinario. Los procesos de selección de conocimien-
acerca de la especificidad y de las relaciones de una cierta textualidad
tos para la cultura escolar responden a intereses no sólo epistemológicos
calificada como literaria en relación con las condiciones sociohistóricas
propios de su campo sino a coordenadas más complejas resultantes de
en las que se produce su lectura; teoría literaria entendida como caja de
múltiples factores sociales, políticos, culturales e ideosincrásicos. De este
herramientas en un buen sentido, como punto de apoyo enriquecedor de las
modo, los relatos de la historia de la disciplina cuentan la lógica de los
estrategias de lectura posibles a desarrollar en el aula sin que se trate
nvatares de los procesos de cambio, los que pueden ser contrastados con
de restituir formas anquilosadas del aplicacionismo ni de imaginar que
la clase de literatura se ha de convertir en un remozado laboratorio de IOH procesos actuales.
No se cuenta en nuestro país, ni en el panorama mundial, con dema-
crítica literaria profesional. La clase de literatura es un foro (como lo
siadas investigaciones ni menos aún con experiencias docentes donde la
quiso imaginar Jerome Bruner) en el que esos lectores que debaten se
liwtoria de la enseñanza de la lengua y la literatura se presente como con-
están formando como tales y es en la especificidad de esas lecturas donde
tenido de cátedra o seminario; sin embargo, de las pocas experiencias cono-
se construyen y se incorporan nuevas formas de relación con hábitos cul-
cidas queda registro del impacto interesante que genera en las reflexiones
turales establecidos. Ningún campo de conocimiento menos doblegable a
ile los docentes o futuros docentes sobre el universo de la enseñanza, de
la lógica del conocimiento escolar: la teoría literaria está lejos de ser un
inlereses que suscita la búsqueda de fuentes específicas y de las expectati-
cuerpo monolítico o exento de polémicas; resultará difícil, y no es lo de-
fseable propiciarlo, pretender que se erija como un cuerpo de conocimien- v a : , de trabajo futuro que es posible imaginarse en este campo.
IW (in, celebro como una característica notable de este libro el hecho
ftos teóricos homogéneo. Cualquier intento en este sentido incurrirá en
«le haber convocado a profesores de distintos campos disciplinarios, que
una impertinente simplificación. El devenir de la teoría literaria durante
h i i n investigado y trabajado en la formación de licenciados, profesores y en
el siglo xx y hacia el siglo xxi ha mostrado su infinita productividad y
.111 i v u l a d o s de posgrado de muy diversa índole y en distintas universida-
cualquier acercamiento al ámbito escolar habrá de propiciar situaciones
ilim e instituciones de formación del país. No para recurrir a la remanida
de cambio en los modos de leer, en tanto uno de los modos de formar lec-
luí m u l l í ile decir que éste es un "libro federal" pero sí para poner de relieve
tores, antes que pretender erigirse en conocimiento que llegue a la escue-
In i u l u l a d do la tarea que se realiza en distintas universidades de nuestro
la con una impronta actualizadora. En el recorrido que propone José Luis
( m i l i , n eso se agrega el plus, propio de la propuesta editorial de este libro,
de Diego en su artículo, se registran hitos que permiten una comprensión
'|ni' en In (le tender puentes, de resignificar los lazos entre la producción
del devenir de este campo en los últimos sesenta años, a la vez que se
di i "mu-imientos desde las lógicas universitarias y la necesitada escuela
expone el advenimiento de los nuevos aportes que ofrecen los estudios
culturales que exceden el límite de lo que se entiende por literatura y •ii
avanzan en propuestas de análisis que, si bien ponen en riesgo la auto-
nomía de la literatura, han permitido considerar zonas no recuperadas
en la crítica o en la historiografía tradicional. Una cita de Terry Eagleton ti" IIMHI i i u n l i i v n ('2001), "Avatares en la configuración de un campo: la didáctica
referida a la crisis actual del campo de los estudios literarios, recuperada > l i l > i l i ' i i i ' . i n i y In literatura", Lulú Coquette. Revista de didáctica de la lenguay
en el final de su artículo por de Diego, parece ser fácilmente trasladable i" !<<• i <ihun , uno 1, N" 1, Buenos Aires.
al campo de la enseñanza literaria, que ya ha venido discutiendo acerca H» i - 1 - l i - i i i i Pmil (2007), " L a transposición didáctica. Historia y perspectiva
de sus crisis curriculares, teóricas y de sentido en el ámbito de la (tam- id u n . . | . i u l i l i . i n i i l . i r a fundamental", en Desarrollo del lenguaje y didáctica de
bién en crisis) escuela secundaria. •'.i '. u , • , ! , , . . Hílenos Aires, M i ñ o y Dávila.
Por último, la historia de la enseñanza de las disciplinas escolares, en M»'Miiuil ! ii i I H K I I W I . Y ( l ! ) ! ) ( i ) , "lj¡i didáctica del francés como lengua materna: la
tanto línea de investigación incipiente que se viene desarrollando desde MU 11 . ni in di m u í u t o p i a indispensable", Textos, año m, N° 9, Barcelona, julio.
I lili V> i m u í u i I ü'.ifil, "Las formas del conocimiento escolar", en Elsie Rockwell
las últimas décadas, se postula aquí como un contenido específico para
• 1 1 1 ( 1 ' ' " • ' tn-lii i-iiinliiuiii, México, Fondo de Cultura Económica.
la formación docente en tanto horizonte.de amplia perspectiva donde po- I • . • . l ' i n i l i n i 'oo | i , "l'rolo|',o", en Delia Lerner, Leer y escribir en la escuela: lo
ijer en discusión aspectos epistemológicos, pedagógicos y didácticos del • / u / i n .1/1/1 \ in -i i-.di in. México, Koudo de Cultura Económica.
conocimiento escolar. Ese "amalgama cambiante" que es una disciplina i m l i i ¡ ' u n i . i / ,'iii'ini:. /i/()/</(/.'.•, /i'/i¡¡i/ii:; (iji-iHiK, Hílenos Aires, Del Zor/.al.
escolar, al decir de Ivor (¡oodson, merece ser abordado en su complejidad
22
Gustavo Bombini