Curso de Escritos Paulinos. Parte A
Curso de Escritos Paulinos. Parte A
Curso de Escritos Paulinos. Parte A
1. OBJETIVO
2. JUSTIFICACIÓN
En la introducción del mensaje final del Sínodo sobre la Palabra de Dios (Octubre
2008) encontramos el quid que da razón a nuestro estudio. “A los hermanos y
hermanas… «Paz y caridad con fe de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo. La
gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo en la vida incorruptible».
Con este saludo tan intenso y apasionado san Pablo concluía su Epístola a los
cristianos de Éfeso (6, 23-24). Con estas mismas palabras nosotros, los Padres sinodales,
reunidos en Roma para la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos
bajo la guía del Santo Padre Benedicto XVI, comenzamos nuestro mensaje dirigido al
inmenso horizonte de todos aquellos que en las diferentes regiones del mundo siguen a
Cristo como discípulos y continúan amándolo con amor incorruptible.
PLAN GENERAL
1. Cronología paulina
2. El itinerario de su vocación
- Hechos 9,1-25
- Gálatas 1,11-24
3. Hombre de tres culturas
4. El mayor misionero en los inicios del cristianismo
5. los opositores de Pablo
6. El final de la vida del Apóstol
BIBLIOGRAFÍA
“EL EVANGELIO ANUNCIADO POR MÍ,
NO ES DE ORDEN HUMANO”
PARTE I
I
¿DÓNDE CONOCER LA PERSONA Y LA OBRA DE
PABLO?
2.) Fuentes extrabíblicas (apócrifas): Existen además una serie de escritos a los
cuales no siempre podemos acceder, pero que han servido y sirven a los estudiosos para
verificar por lo menos ciertos datos de la vida y obra del Apóstol. No todos tienen
informaciones de interés, ni todos fueron escritos de buena intención; algunos incluso
pueden tergiversar u oscurecer determinados aspectos o enseñanzas paulinas. Sobre el
valor y la importancia de los mismos los expertos no están de acuerdo. Así por ejemplo,
Vidal reflexiona: “En ocasiones, se descubren en ellos tradiciones especiales conservadas
por las comunidades paulinas, con importantes recuerdos históricos sobre la vida y la
misión de Pablo. Pero también es evidente en ellos el influjo de la incontrolable leyenda
popular sobre aquel famoso personaje de los primeros tiempos cristianos” 6 Este parece
3
El libro de los Hechos de los Apóstoles fue escrito unos treinta años después de las primeras cartas del
Apóstol Pablo.
4
La clasificación en Protopaulinas, Deuteropaulinas y Tritopaulinas es propuesta por el P. Ugo Vanni, cf.
Corso di Corpus Paulinum, P.U.G. Roma, 1996-1997, p. 160.
5
Vidal, Senén, Pablo, de Tarso a Roma, Santander, Sal Terrae, 2007, p.17.
6
Vidal, S., Pablo, de Tarso a Roma, p. 18.
ser un hecho que siempre ha escapado al control en relación con grandes personajes de la
historia, tanto religiosa como pagana.
Entre éstos podemos hacer mención de los siguientes: Los hechos de Pablo y
Tecla (s. II d.C.), El Apocalipsis de Pablo (s.III-IV d.C.), El martirio de Pablo (s. IV),
algunas homilías atribuidas a Clemente Romano (s. IV), la Oración de Pablo (sin fecha
precisa), entre otros de menor importancia.
Un criterio valorativo se puede decir sobre ésta obras: el conjunto de las mismas
confirma el impacto e interés que suscitaba la personalidad de Pablo al interno y al
externo de las comunidades cristianas de los primeros siglos. Se puede decir con bastante
seguridad que “ninguno de los autores que ha escrito sobre los orígenes del cristianismo
en los últimos cien años ha prescindido de las fuentes judías y paganas” 7 Esto es clave, ya
que hoy el trabajo interdisciplinario es imprescindible.
3.) Fuentes paganas: Sin embargo, la personalidad del Apóstol también puede
conocerse mediante las fuentes literarias, epigráficas, papirológicas y arqueológicas. Son
fuentes literarias las obras de Flavio Josefo (s. I d.C), entre las que tenemos: Guerra
judaica, Antigüedades judaicas, Autobiografía, Contra Apión; otro autor muy destacado
es Filón de Alejandría (s. I d.C.), particularmente su obra titulada Contra Flaco, y la carta
enviada al emperador Calígula titulada: Legatio ad Gaium.
7
Sánchez Bosch, Jordi, Nacido a tiempo. Una vida de Pablo, el apóstol, Estela (Navarra), Verbo Divino,
1994, p. 10.
Por último, señalamos la multitud de papiros8 antiguos hallados en diversos
lugares, los cuales se conservan de manera fragmentaria o completa. Estos han sido
descubiertos en Egipto y otros lugares del mundo bíblico. Todo sumado, nos ayuda para
profundizar en el perfil humano y cristiano de este hombre de tres culturas.
8
Entre los papiros antiguos destaca el P46 (también llamado: Chester Beatty) del 200 d.C. que contiene gran
parte de Rom, 1 y 2 Cor, Gál, Ef, Flp, Col, 1Tim; también buena parte de hebreos; se encuentra en la
biblioteca de Dublín (Irlanda). Cf. Nestle-Aland, Nuovo Testamento Greco – Italiano, Roma, 1996, p.686-
687.
II
De hecho, varios son los datos9 para un estudio biográfico que estos dos
versículos nos ofrecen. Su origen de raza, su lugar de nacimiento, el lugar donde se
educó,10 el nombre del maestro de quién recibió su formación, el espíritu en el cual fue
9
“En pocas frases Lucas traza un esquema de la biografía de Pablo: su origen y su formación judíos, su
papel como perseguidor de la Iglesia, su conversión por iniciativa de Dios y su misión universal como
testigo de Jesús”. Fabris, Rinaldo., Pablo. El Apóstol de las gentes, Caracas, Hijas de San Pablo, 1999, p.
14.
10
A partir de las diversas noticias que actualmente se han podido establecer se puede sostener que Pablo en
su educación vivió dos fases. La primera en Tarso de Cilicia y la segunda en Jerusalén, y que cada una le
dio aspectos que caracterizarán su personalidad. Sobre este punto puede verse: Comblin, José., Pablo,
Apóstol de Jesucristo, Madrid, San Pablo, 1996, pp.9-16; Fabris, R., Pablo. El Apóstol de las gentes, pp.
36-64.
formado, su actitud como hombre religioso, y hasta su campaña contra la nueva religión
que está surgiendo. Trazar un perfil básico de la vida y acción misionera del Apóstol de
las gentes constituye nuestro cometido inmediato.
a.) Esquema tradicional clásico: Este sigue en líneas generales los datos
ofrecidos por los Hechos de los Apóstoles. En consecuencia sigue el ritmo de la misión
de Pablo en sus cuatro grandes viajes. Además coloca la llamada “Asamblea de
Jerusalén” (años 49-50d.C.) después del primer viaje; la prisión en Cesárea marítima en
los años 58-60 d.C. y la prisión en Roma en el bienio 60-62 d.C.; por tanto, el segundo
arresto y la consecuente muerte quedan situados entorno al año 64 ó 67 d.C.
b.) Esquema crítico (revisionista): Sigue los datos ofrecidos por los escritos
auténticos de Pablo. Este coloca la “Asamblea de Jerusalén” después del segundo viaje
misionero que llevó a cabo Pablo a Grecia, es decir por el año 50/51 d.C.; en los 52/55
d.C. su estancia en Éfeso; en el año 56 d.C. su arresto en Jerusalén; por el invierno del
57/58 d.C. su viaje a Roma; por los años 58-60 d.C. su residencia obligada en la capital
del imperio y entorno al año 64 d.C. bajo Nerón13, su martirio.
del 51 y mayo del 52. Por tanto, en el decurso de este año, Pablo estuvo en Corinto”, Penna, Romano., Un
cristianismo posible, Pablo de Tarso, Madrid, Paulinas, 1993, p. 17.
13
Nerón reino en el Imperio Romano entre los años 54-68 d.C. Se sabe que se suicidó en Junio del 68 d.C.
nombres de las cartas paulinas, cuando se plantea una fecha alternativa para el
surgimiento de alguna carta, ésta aparece con un signo de interrogación. La cronología
tradicional va en negrita, mientras que la cronología revisionista va en cursiva.
A modo de conclusión urge decir que a pesar de todos los esfuerzos y logros
aportados por la crítica bíblica en los últimos años, es necesario reconocer que “la
cronología paulina es todavía una cuestión abierta a la discusión”. 14 Un punto focal para
descifrar las cosas es la colocación del segundo viaje misionero antes o después de la
“asamblea de Jerusalén”. La posición entre la línea tradicional y la revisionista se halla
encontrada. Sin embargo, podemos decir que los logros son tan positivos que ahora
contamos con un marco bastante definido que nos asegura un conocimiento suficiente de
los hechos más significativos de la vida y obra de nuestro célebre personaje.
14
Bartolomé, Juan José., Pablo de Tarso, una introducción a la vida y a la obra de un Apóstol de Cristo,
Madrid, Ed. CCS, 1997, p. 76.
CRONOLOGÍA PAULINA15
TRADICIONAL SUCESO REVISIONISTA
15
Es de Raymond Brown de quien tomamos nuestra tabla; cf. Brown, R. Introducción al Nuevo
Testamento, II, Madrid, Trotta, 2002, p.566. A la presente tabla bien se pueden agregar al menos tres datos
previos: Fecha de nacimiento (7-10 d.C.), formación académica del Apóstol (± 25-30 d.C.), Pablo
perseguidor (33 d.C.).
2.) EL ITINERARIO DE SU VOCACIÓN
De manera paralela tanto en los Hechos de los Apóstoles como en los escritos
paulinos deducimos con claridad que Pablo fue enemigo encarnizado de las comunidades
cristianas de los primeros momentos. Por ejemplo en Gálatas nos cuenta: “Pues ya estáis
enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a
la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis
compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis
padres” (Gál 1,13-14). A su vez la segunda obra lucana constata como Saulo aprobaba la
muerte de Esteban; también testifica las primeras persecuciones contra los neocreyentes y
su primera dispersión: “Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran
persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se
dispersaron por las regiones de Judea y Samaria” (Hch 8,1).
Los dos bloques literarios, también nos entregan el testimonio del sorpresivo
proceso de cambio en el decimotercero de los Apóstoles. Se trata de una especie de
cataclismo repentino que lo transforma de perseguidor en discípulo misionero de
Jesucristo y de su Iglesia.
El libro de los Hechos de los Apóstoles narra en tres ocasiones este hecho, pero
cada narración plantea un gancho teológico-misionero que encaja perfectamente con el
plano del autor. En Hch 9, 1-25 tenemos un relato en tercera persona, donde se narra con
mayor detalle su vocación y su posterior testimonio ante los propios discípulos del Señor;
en Hch 22, 1-21 tenemos un relato en primera persona, allí habla autobiográficamente a
la multitud de Jerusalén, se mueve en el marco del judaísmo contemporáneo; en Hch
26,1-23 el propio Pablo tiene ocasión de testificar su visión y sus primeros pasos
misioneros ante el representante del Imperio de turno, ante el rey Agripa, se mueve en el
horizonte de los gentiles. Como vemos, los tres relatos16 tienen un alcance teológico-
misionero intencionado.
16
Un ejercicio comparativo sobre los tres relatos nos permite visualizar un elenco valioso de semejanzas y
diferencias notables.
Consideremos el primer relato de la vocación de Pablo más en detalle:
Hechos 9,1-2517
1
Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del
Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco,
para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera
llevar atados a Jerusalén. 3 Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de
Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, 4 cayó en tierra y oyó una voz que
le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» 5 El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y
él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo
que debes hacer.» 7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto;
oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos
abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco. 9 Pasó
tres días sin ver, sin comer y sin beber. 10 Había en Damasco un discípulo llamado
Ananías. El Señor le dijo en una visión: «Ananías.» El respondió: «Aquí estoy, Señor.» 11
Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de
Tarso llamado Saulo; mira, está en oración 12 y ha visto que un hombre llamado Ananías
entraba y le imponía las manos para devolverle la vista.» 13 Respondió Ananías: «Señor,
he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus
santos en Jerusalén 14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar
a todos los que invocan tu nombre.» 15 El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un
instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de
Israel. 16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.» 17 Fue Ananías,
entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el
Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la
vista y seas lleno del Espíritu Santo.» 18 Al instante cayeron de sus ojos unas como
escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado. 19 Tomó alimento y recobró las
fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco, 20 y en seguida se puso a
predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios. 21 Todos los que le oían
quedaban atónitos y decían: «¿No es éste el que en Jerusalén perseguía
encarnizadamente a los que invocaban ese nombre, y no ha venido aquí con el objeto de
llevárselos atados a los sumos sacerdotes?» 22 Pero Saulo se crecía y confundía a los
judíos que vivían en Damasco demostrándoles que aquél era el Cristo. 23 Al cabo de
bastante tiempo los judíos tomaron la decisión de matarle. 24 Pero Saulo tuvo
conocimiento de su determinación. Hasta las puertas estaban guardadas día y noche
para poderle matar. 25 Pero los discípulos le tomaron y le descolgaron de noche por la
muralla dentro de una espuerta.
17
Uso la versión de la Biblia de Jerusalén en los textos citados.
No hay duda que en el plano teológico de Lucas existen unas coordenadas bien
precisas, también unos personajes columna que él resaltará muy bien. El libro de los
Hechos es, sin duda, la realización de tal plano. Así por ejemplo, al leer Hch 1,8:
“recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos
en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”, notamos en
seguida que el evangelista coloca como centro geográfico de la misión la ciudad de
Jerusalén, desde ella parten los Apóstoles enviados por el Resucitado, es allí donde
entregan el primer testimonio 18 los creyentes de la primera generación, allí comenzará la
predicación del Evangelio hasta los confines de la tierra. Estamos, sin duda, ante un
versículo programático.
En este sentido resulta importante considerar los rasgos más influyentes que el
autor de los Hechos de los Apóstoles 19 ha querido tener en cuenta a la hora de ensamblar
su obra, esto nos ayudará a comprender en detalle el itinerario de la conversión del
Apóstol de las gentes. Entre esos rasgos destaca la actividad de Pedro 20 como jefe de los
doce, y el proceso continuado de ruptura con la matriz judía inicial.
18
Por ejemplo San Esteban el protomártir del cristianismo fue lapido en Jerusalén y ese día se desató una
gran persecución contra la Iglesia de la ciudad santa, cf. Hch 7,55-8,1.
19
Es importante subrayar que el testimonio dado en Hechos no puede ser considerado directo. Los exegetas
miran con mucha atención este aspecto; por ejemplo, S. Légasse indica al repecto: “Los relatos de los
Hechos de los Apóstoles, no hace falta decirlo, no constituyen un testimonio directo. Ahora bien, es
deplorable que en las cartas de Pablo falte un relato personal, aunque fuera poco detallado, sobre el hecho
que cambio su vida por completo”. Légasse, Simon., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, Bilbao,
Desclée de Brouwer, 2005, p. 77.
20
Desde el punto de vista de los protagonistas, Hechos de los Apóstoles esta estructurado en dos grandes
partes: tras el prólogo (1,1-6) viene la primera parte 1,7-12,25 dónde es San Pedro el protagonista por
excelencia; la segunda parte 13,1-28,31 coloca como misionero protagonista a San Pablo.
21
En Hch 7,58 es la primera vez que aparece mencionado Saulo.
El paso siguiente es convertirse en perseguidor de la Iglesia de Damasco. 22 Este
propósito de Saulo le servirá a Lucas para presentarnos su primera narración de la
vocación de su famoso héroe. Solo que su intención en Damasco no se realizará, pues, el
Resucitado le cambiará los planes. Su antes (perseguidor) ahora termina, comienza su
después (evangelizador): es transformado por el propio Cristo resucitado.
a.) Realidad de Saulo antes de su encuentro con Jesús resucitado (vv. 1-2): Sin
duda continúa la descripción de Hch 8,3; el perseguidor sigue en acción. La forma como
es narrado da a entender que Saulo ha perseguido a los seguidores del camino 24 en
Jerusalén y su entorno. Además, los dos versículos preparan el escenario para lo que esta
por suceder en la vida de nuestro personaje. Nos ofrecen el escenario geográfico y
cronológico sucesivo.
Estaba cerca de Damasco (v. 3): La identificación es concreta; Pablo esta en las
proximidades de la ciudad, esta para llegar a su meta. Algunos han identificado el lugar
con Kaukab; sin embargo, es difícil determinar con certeza la localización precisa de la
revelación.
Yendo de camino26…le envolvió una luz venida del cielo (v.3): El término
“camino” esta cargado de sentido teológico: El mismo Resucitado hace que Saulo vaya a
su encuentro por el camino a Damasco. Esta claro que Pablo percibe la luz divina, pero
no parece ser este el aspecto más influyente. El énfasis es puesto en la visión y sus
efectos sobre la vida del notable protagonista.
Cayó en tierra y oyó una voz que le decía (v. 4): Indiquemos con precisión que en
los tres relatos de la vocación de Pablo (cf. Hch 9,4; 22,7; 26,14) el énfasis esta puesto en
el aspecto auditivo. El caer con el rostro en tierra normalmente es identificado con el
reconocimiento de la grandeza y sublimidad de Dios, a su vez expresa la pequeñez y
finitud del ser humano. En las teofanías del primer testamento, Ezequiel y Daniel son
presentados con un gesto similar de reconocimiento; así por ejemplo, Ez 1,28b después
de darnos los detalles de la visión del carro de Yahveh, termina diciendo: “Era algo como
26
El término griego hodos que se puede traducir en nuestra lengua como: camino, ruta, viaje; se encuentra
101 veces en el N.T. especialmente en los textos del Evangelio, de modo especial en la obra de Lucas, en
práctica una tercera parte del total. Esta presencia marcante en Lucas no es casual, muestra un claro
propósito teológico de nuestro autor. Cuando Lucas habla del “camino”, podemos decir que se refiere a dos
sentidos: (a) sentido literal, que tiene que ver con la senda o ruta por la que se transita; (b) sentido
metafórico, que tiene que ver con la opción por un modo de vida o conducta. En el Evangelio de Lucas el
término es usado con frecuencia en los dos sentidos; especialmente en el viaje de Jesús a Jerusalén (cf. Lc
9,51-19,27), incluso en ocasiones es difícil distinguir entre uno y otro sentido. En los Hechos de los
Apóstoles, el “camino” designa una nueva vida que se genera por la fe en Cristo (cf. Act 22,4.14.22). Balz,
A. – Schneider, G., Diccionario Exégetico del Nuevo Testamento, Salamanca 2001, p.
la forma de la gloria de Yahveh. A su vista caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba ”.
Aparecen pues los dos elementos señalados: caer rostro en tierra y escuchar una voz (cf.
también Ez 3,23; 43,3). Por su parte, leemos en Daniel: “Mientras él me hablaba, yo me
desvanecí, rostro en tierra. El me tocó y me hizo incorporarme donde estaba” (Dn 8,18a),
es decir, el vidente acoge con sublime respeto lo que está escuchando.
Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? (v. 4): El mismo Cristo resucitado dirige la
palabra a Saúl. Nótese que sólo el Resucitado y Ananías usan la forma hebrea (¿aramea?)
del nombre (cf. Hch 26,14). Es típico de los relatos de llamada (vocación) a los grandes
personajes bíblicos oír nominar a la voz divina por doble vez el nombre del elegido (cf.
Ex 3,4; 1 Sam 3,10; Lc 8,24; 10,41; 22,31). El reclamo es directo, va al objeto de sus
obras pasadas.
El preguntó: ¿Quién eres Señor? y él: «Yo soy Jesús a quien Tu persigues » (v. 5):
La expresión “Señor” (Ku,rioj) que también se encuentra en 22,8 y 26,15 parece dar
inicio a la paulatina profesión de fe que el Apóstol dará incluso con su propia vida. Por su
parte, el Resucitado responde a Pablo identificándose como normalmente se identifica
con sus discípulos,27 con la propia Iglesia (cf. Hch 22,8; 26,15; 1 Cor 15,8-9; Gál
1,12.16; también Lc 24,39). La identificación del Señor incluye lo divino (Yo Soy) y lo
humano-histórico (Jesús). Se puede decir, que quien lo persigue, persigue a su Iglesia.
Levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que debes hacer (v. 6): El Resucitado
ordena a Pablo terminar su recorrido, pues al llegar a Damasco un judeocristiano
elegido,28 servirá como mediación en el inicio de la misión que está por recibir.
c.) Actitud de los acompañantes y situación provisional de Pablo (vv. 7-9): Los
acompañantes están llenos de sorpresa, no atinan a comprender lo que está sucediendo; su
papel, sin embargo, permanece en un segundo plano. El detalle indicado en el v. 8 sobre
como Saulo tiene los ojos abiertos, pero no ve nada es muy sugerente. Llega siego a su
destino; sin duda, esto tiene un sentido profundo que Colzelmann explica: “La ceguera no
27
Fitzmyer, J, Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 23.
28
El detalle de la mediación no aparece en el tercer relato, cf. Hch 26, 1-23.
es un castigo físico, sino una indicación de la impotencia del que anteriormente fue un
adversario poderoso”29 A la ceguera es agregado otro detalle: el ayuno, es decir, el elegido
debe prepararse para recibir el bautismo30 y para la sublime misión que ahora le espera.
El diálogo entre el Señor y Ananías sigue adelante usando el estilo del primer
testamento (cf. Gén 22,1ss). A este discípulo se le encomienda una misión precisa en
relación con Saulo; parece lógico que experimente sorpresa y un poco de resistencia, pero
la respuesta del Señor es contundente: “El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un
instrumento de elección para que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos
de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.»” (Hch 9,15-
16). En efecto, Pablo una vez bautizado (cf. Hch 9,18; 22,16) da comienzo a su misión,
comenzando por los Hijos de Israel y pasando luego a los gentiles. Ananías cumple la
misión que le sido dada; al instante vienen los primeros efectos salvíficos sobre la vida de
Pablo: caen de sus ojos las escamas, recobra la vista, se levanta y es bautizado (cf. Hch
9,18). No cabe duda que la ceguera es signo de la ausencia de Dios, mientras que el
hecho de recuperar la vista (la caída de las escamas, cf. v. 18) revela la presencia de Dios
29
Fitzmyer, J, Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 24.
30
Sobre el ayuno como preparación para el bautismo puede verse la Didajé 7,4.
31
Hechos de los Apóstoles usa la expresión “discípulos” para designar al nuevo grupo de cristianos (cf. Hch
6,1.2.7; 9,1.19.25.26; 11,26.29; 13,52; 14,20.22.28; 15,10; 18,23.27; 19,1.9.30; 20,1.30; 21,4.16),
seguidores de Jesús resucitado. De esta manera los asemeja al grupo de los setenta y dos de los cuales nos
dan cuenta los sinópticos (cf. Mt 10,1; Mc 3,14; Lc 9,1)
32
Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 25. Por su parte, Légasse dice: “la presencia del
cristianismo en Damasco escapa al esquema geográfico trazado por el autor para la propagación del
Evangelio (Hch 1,8). El origen del grupo sigue siendo, sin embargo, incierto. Sin que debamos descartar
una infiltración desde Galilea, tal vez no nos equivocaríamos al reconocer en estos primeros cristianos de
Damasco el fruto de una propaganda realizada por algunos de los fugitivos helenistas, a raíz de la de la
persecución de Jerusalén (Hch 8,1)” Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 75.
(cf. Ex 24,15-17; Mt 17,2); la luz de Dios ilumina más los ojos del corazón que los ojos
del cuerpo.33 Ahora Pablo tiene certeza que Ananías es el enviado del Señor porque le es
revelado que éste ha tenido una visión en relación con él.
e.) Enseguida se puso a predicar y los judíos deciden matarle (vv. 19b- 25):
Dos escenas sucesivas dan inicio a la misión del recién llamado. La primera nos da
cuenta de la misión inaugural de Pablo (vv. 19b-22) en la sinagoga judía de Damasco. El
contenido central de su mensaje no puede ser más claro: “este es el Hijo de Dios”
(Hch9,20b). Tal hecho no podía menos que causar admiración y sorpresa; sin embargo,
Pablo continúa adelante.
La segunda escena (vv. 23-25) nos da cuenta de las primeras decisiones de los
judíos contra la vida del Apóstol, como también de la protección que recibió por parte de
los discípulos de la Iglesia de Damasco. No se precisa al cabo de cuanto tiempo comienza
esta fase de persecución; en cambio en Gál 1,17-18 el Apóstol nos dice: “Sin subir a
Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente
volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y
permanecí quince días en su compañía”; lo cual nos permite indicar que esto ocurrió
unos tres años más tarde.
33
Odoríssio, Mauro., Atos dos Apóstolos, texto e comentário leitura facilita, Sao Paulo – Brasil, Ed. Ave-
María, 2001, p. 74.
He aquí el mapa del camino de la vocación de Saulo de Tarso:
EL ITINERARIO DE MI VOCACIÓN
MI REALIDAD PERSONAL
ANTES DEL ENCUENTRO
CON JESÚS RESUCITADO
MI ENCUENTRO CON
JESÚS RESUCITADO
ACTITUD DE MI FAMILIA,
AMIGOS Y CONOCIDOS
PERSONAS DE LOS
CUALES SE VALE JESÚS
RESUCITADO PARA QUE
ME AYUDEN EN MI
PROCESO DE FE
MIS RESPUESTAS A
JESÚS, LOS PASOS MÁS
SIGNIFICATIVOS EN MI
PROCESO DE
CONVERSIÓN Y LAS
DIFICULTADES MÁS
SENTIDAS
Segundo: Pero es sobre todo en su carta a los Gálatas dónde nos regala una
indicación directa de todo su camino vocacional y de conversión. Hoy muchos de los
estudiosos están de acuerdo en considerar esta perícopa como clave fundamental para
diseñar un plano biográfico sobre el décimo tercero de los Apóstoles; hay incluso quienes
piensan que se debería prescindir de cualquiera otro testimonio por ser la única referencia
34
Vidal, S., Pablo, de Tarso a Roma, p.53.
35
En este sentido puede compararse p.e. Gál 1,15 con Jer 1,5.
de primera mano que nos ha llegado. “De todos los acontecimientos de su agitada vida,
Pablo no retiene como fundamental más que el de su encuentro con Cristo en el camino
de Damasco”.36 Será este el que marque su vida y constituya el eje central de su nueva
realidad espiritual como también punto básico de partida en su pensamiento teológico.
Conviene, por tanto, detenernos unos momentos en este pasaje primordial:
Gál 1,11-24.
11
Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden
humano, 12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de
Jesucristo. 13 Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán
encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, 14 y cómo sobrepasaba
en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo
por las tradiciones de mis padres. 15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de
mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien 16 revelar en mí a su Hijo, para que le
anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, 17 sin
subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde
nuevamente volví a Damasco. 18 Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer
a Cefas y permanecí quince días en su compañía. 19 Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a
Santiago, el hermano del Señor. 20 Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no
miento. 21 Luego me fui a las regiones de Siria y Cilicia; 22 pero personalmente no me
conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo. 23 Solamente habían oído decir: «El
que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería
destruir». 24 Y glorificaban a Dios a causa de mí.
mensaje, preferentemente de carácter público - victoria militar o deportiva-, pero también privado, como el
éxito o la curación. Por asociación con la experiencia gozosa comunicada o proclamada como euanghélion,
el término indica antes que nada la recompensa (por lo general en la forma plural euanghélia) al portador
de la alegre nueva, o bien los sacrificios ofrecidos a los dioses como agradecimiento o propiciación por
recibir el beneficio recién anunciado. Así vemos como la expresión griega euanghélia thyein o epághein se
vuelve estereotipada para indicar las fiestas y celebraciones con ocasión de una alegre noticia. El uso del
término “evangelios“ (plural) para indicar los libros se remonta al siglo II d.C. (en el año 150 San Justino,
Apología I, 56,3); San Ireneo de Lyon emplea la palabra aun en el doble sentido de predicación oral y de
texto escrito (Adv. Haer. III, 1,1.8; cf II, 11,7). En la época del Nuevo Testamento y en la inmediatamente
posterior el término evangelio no tiene aún este sentido. Indica más bien una actividad: lo que Jesús hizo y
enseñó (cf. Mt 26,13; Mc 1,1) y lo que de él transmitieron los apóstoles mediante su predicación (cf. Flp 4,
15). Evangelio, de una forma bastante amplia, indica en la edad apostólica bien la obra de la
evangelización (cf. 1 Cor 9, 14-18; Flp 4,3.15), bien el mismo mensaje predicado (cf. Rom 1,3-9.16), bien
finalmente toda la realidad cristiana (cf. Rom 1,16). En el Nuevo Testamento tenemos dos expresiones: «el
evangelio de Dios» (cf. Rom 1,1; 2 Cor 11,7) y «el evangelio del Hijo»; la primera dice al mismo tiempo
que Dios es su autor y su objeto; la segunda indica que fue Jesús el primero en predicarlo y que todavía
hoy actúa en el predicador que lo proclama, o bien que él constituye su objeto. En síntesis podemos decir:
el Evangelio o “buena nueva o alegre mensaje” es que Dios nos salva en Jesucristo. Cuando los Apóstoles
comunican esta noticia (”Jesús nos ha salvado”) entonces evangelizan. Después se escribió este anuncio o
Evangelio y cuatro de estos escritos o Evangelios han sido declarados inspirados y por tanto son
canónicos (forman parte del canon de las Sagradas Escrituras). Puede verse: www.wikipedia.com
38
Elsa Tamez, “CARTA A LOS GÁLATAS” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo Testamento,
Navarra; Verbo Divino, 2003, p. 902. En el mismo sentido se pronuncia Fitzmyer, cf. Joseph A. Fitzmyer,
“CARTA A LOS GÁLATAS” en Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo, Nuevo Testamento y artículos
temáticos, Navarra, Verbo Divino, 2004, p. 293.
39
Schneider, Gerard., Carta a los Gálatas, (colección: El Nuevo Testamento y su mensaje, Comentario para
la lectura espiritual) Barcelona, Herder, 1980, p.32.
arranca de la autonarración paulina es claro y centra su atención en la fuerza del
Evangelio y su contenido, no tanto, en la visión.
b.) Es recibido por revelación de Jesucristo (v. 12): Es decir, sin mediación de
intermediario alguno. No se puede dudar que la visión camino de Damasco iluminó a
Pablo acerca del significado del acontecimiento Cristo para toda la humanidad, pero a la
vez queda claro que “el v. 12 no significa que los hechos acerca de la vida de Jesús le
fueran comunicados a Pablo de manera que no tuviera que depender nunca de ninguna
tradición primitiva procedente de la Iglesia de Jerusalén”.40 Podemos vislumbrar un
proceso continuado de conocimiento y profundización sobre el gran acontecimiento del
Cristo en su pasión, muerte, resurrección y exaltación.
d.) “Aquel que me separó desde el seno de mi madre” (vv. 15-17): Ahora
quiere fundamentar la gracia que ha recibido por revelación colocándose en el plano de la
elección vocacional profética. Sus palabras nos recuerdan a Isaías (cf. Is 49,1), a Jeremías
(cf. Jer 1,5), a Juan el Bautista (cf. Lc 1,15). “Como a un profeta, Dios había separado ya
a Pablo desde el seno de su madre. Esta separación significa que Dios cubre al hombre
con armadura, le consagra y le santifica para su servicio. El servicio había de consistir en
la predicación del Evangelio de Dios. El Apóstol es instrumento en la mano de Dios”.42
40
Joseph A. Fitzmyer., “CARTA A LOS GÁLATAS” en Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo, Nuevo
Testamento y artículos temáticos, p. 293.
41
Sobre la figura de Pablo como perseguidor de la Iglesia podemos ver varios pasajes: 1 Cor 15,9; 2 Cor,
11,1ss; Hch 8,3; 9,1-2.
42
Schneider, G., Carta a los Gálatas, p. 35.
En esta autonarración de Pablo no es mencionada Damasco, lo cual ha dejado
perplejos a los estudiosos. Después de decir “tuvo a bien revelar en mí a su Hijo” (Gál
1,15c-16a) pasa a narrar su misión entre los gentiles, hace mención de su ida a Arabia y
su posterior regreso a Damasco. Con decisión indica que no subió inmediatamente a
Jerusalén (cf. Gál 1,17), lo cual contrasta con los datos ofrecidos en Hechos (cf. Hch
9,26ss).
Luego de su estadía en Jerusalén nos relata de manera muy breve lo que será la
continuación de su misión. Dice que se fue a las regiones Siria y Cilicia (cf. Hch 9,30;
11,25-26). Hace notar la falta de conocimiento personal que sobre él tienen las Iglesias de
Judea, y los deja declarando acerca de él: “«El que antes nos perseguía ahora anuncia la
buena nueva de la fe que entonces quería destruir»” (Gál 1,23). Vemos que “en Judea se
comentaba por todas partes con asombro la conversión del que había sido perseguidor
encarnizado”.44
43
Barnabas, P. – Ahern, M., Epistolas a los Gálatas y Romanos, (colección: Conoce la Biblia: Nuevo
Testamento), Santander (España), Sal Terrae, 1966, p.21.
44
Kuss, Otto., Carta a los Romanos, Cartas a los Corintios, Carta a los Gálatas, Barcelona, Herder, 1976,
pp. 407.
Tercero: En su carta a los Filipenses escribe: “continúo mi carrera por si consigo
alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Flp 3,12b), estando en
controversia con sus adversarios judaizantes y seguramente combatiendo contra el ideal
de la autojustificación, declara con precisión que ha sido alcanzado por Jesús resucitado.
Al decir que ha sido alcanzado por el Señor, está aludiendo al acontecimiento que marco
su vida y su camino como evangelizador para siempre.
Una mirada general, con carácter de conclusión puede expresarse así: Son tres
testimonios los que encontramos en sus cartas (como tres son los relatos que hallamos en
Hechos), de los mismos ofrece una valoración P. Rossano: “A pesar del carácter
autobiográfico, tanto las tres narraciones de los Hechos como las tres referencias de las
cartas aparecen sensiblemente teologizadas y reflejan una lectura retrospectiva del
acontecimiento a la luz de toda la vida del Apóstol y del camino de la Iglesia. Pero lejos
de debilitar su valor histórico, todo ello revela el carácter cierto del suceso”.45
45
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1353.
46
Así por ejemplo A. Diessman, un gran estudioso del Apóstol a comienzos del siglo XX. Puede verse su
obra: Paulus. Ein kultur – und religionsgeschichtliche Skizze, Tubinga 1925.
47
Sobre la lengua que Pablo utilizó se pronuncia Legasse en favor de un bilingüismo (Griego-Hebreo) del
Apóstol. Cf. Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, pp. 49-51.
turno. Hasta su mismo nombre48 ha sido considerado como descriptivo de su procedencia
y riqueza cultural.
a.) “Yo soy judío”: En Hch 21,39 responde al Tribuno romano: “Yo soy un judío,
de Tarso,49 ciudadano de una ciudad no oscura de Cilicia. Te ruego que me permitas
hablar al pueblo”. Estamos en la ocasión de su arresto en Jerusalén. La declaración y
solicitud de Pablo están “indicando de este modo que pertenece a la diáspora judía
dispersa por el mundo helenizado”.50 Es un reclamo de su derecho de ciudadanía.
Por otra parte, les dice a los Filipenses que fue “circuncidado el octavo día; del
linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley,
fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley,
48
El libro de los Hechos lo presenta con doble nombre (cf. Hch 7,58; 8,1.3; 9,1.11, etc.), mientras que en
las cartas aparece únicamente el nombre grecorromano de Pablo (cf. p.e. el inicio de las mismas). “El doble
nombre era un fenómeno ordinario entre los judíos helenistas que utilizaban su nombre judío para el ámbito
de la comunidad judía, y otro nombre helenista, elegido normalmente por su semejanza fonética con el
nombre judío, para el ámbito de fuera de la comunidad. En el caso de Pablo, el nombre helenista Paulos, se
eligió probablemente por razón de su semejanza fonética con el judío Sha´ul (Saulos)”. Vidal, S., Pablo, de
Tarso a Roma, p.36; sobre el nombre también puede verse: Fabris, R., Pablo, el Apóstol de las gentes, pp.
32-35. Resulta evidentemente llamativo que a partir de 13,9 Hechos use solamente el “Pablo”, obedece
seguramente a su propósito teológico de mostrar la grandeza del cambio de vida en el Apóstol.
49
Una sencilla descripción de la ciudad se puede hacer en éstos términos: “la ciudad helenista de Tarso era
uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, con libertad, inmunidad y derecho de ciudadanía
concedidos por marco Antonio y confirmados por Augusto. Era un lugar muy abierto a las civilizaciones
griega y romana, muy cosmopolita, conocido como centro de cultura, filosofía y enseñanza, Así como, en
las escuelas de Atenas y Alejandría, la mayoría de los estudiantes eran extranjeros, en Tarso, la mayor parte
eran de la misma provincia de Cilicia. Eso da idea del nivel cultural de la población”. Sánchez Bosch, J.,
Nacido a tiempo. Una vida de Pablo, el apóstol, p. 21. Otros detalles sobre Tarso pueden leerse en: Fabris,
R., Pablo, el Apóstol de las gentes, pp. 14-20; Vidal, S., Pablo, de Tarso a Roma, p. 35; hoy también es
posible observar críticamente materiales audiovisuales que han surgido como fruto de las diversas
excavaciones arqueológicas, por ejemplo: San Pablo y Tarso en: The History Channel (Documentales).
50
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1353.
intachable” (Flp 3,5-6).51 Con ello resalta todavía más el nuevo estado en que se
encuentra después de haber sido alcanzado por Jesús resucitado. Denota de igual manera
que ha cumplido todo lo que su religión de origen le pedía, pero que ahora las cosas han
sido cambiadas por Cristo.
Una nota teológica especial nos ofrece un texto de su carta magna. “Pues desearía
ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la
carne, - los israelitas -, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la
legislación, el culto, las promesas, y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo
según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos.
Amén” (Rom 9, 3-5). Este pasaje figura dentro de la sección de la carta a los Romanos
donde reflexiona sobre la situación en orden a la salvación de sus hermanos de credo
religioso; son los capítulos 9-11 de la carta. En estos versículos aparece con lucidez su
conciencia de pertenecer por origen al pueblo llamado por Dios para su designio de
salvación a favor de toda la humanidad.52 Sobre ellos declara que les pertenecen en
primer lugar: la adopción filial, la gloria, las alabanzas, la legislación, el culto, las
promesas, los patriarcas, y por último dice, de ellos también procede Cristo.
Son diversos los influjos que encontramos del judaísmo en el clima espiritual que
expresa el décimo tercero de los Apóstoles. En 1 Cor 16,8 al fijar el plazo de su estancia
en Éfeso se ve que lo hace en términos del calendario judío; por dos ocasiones los Hechos
de los Apóstoles lo presentan comprometido con el voto de nazireato (cf. Hch 18,18;
21,17-18); cuando usa la Sagrada Escritura lo hace con la propiedad de quien se ha
formado en el mundo judío, sigue los métodos de lectura y modos de interpretación
51
En Rom 11,1b en práctica encontramos que repite lo mismo: “Que también yo soy israelita, del linaje de
Abraham, de la tribu de Benjamín!”
52
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1353.
(Veáse, por ejemplo, 1 Cor 10,1-1053); en un versículo realiza en práctica una síntesis de
su vida, destacando junto a quien es educado (cf. Hch 22,3); el oficio que desempeña
como “fabricante de tiendas” atestiguado en Hch 18,3, también procede del ambiente
judaizante. Este oficio le servirá, como él mismo lo dice, para no ser gravoso a nadie (cf.
1 Tes 2,9; 1 Cor 9,13-15; Hch 18,1-3; 20,34).
b.) El influjo griego: Tarso, la ciudad de nacimiento del Apóstol de las gentes,
por la época experimentaba un gran apogeo helenista y cosmopolita. Era una las patrias
del estoicismo, no será extraño, por tanto, que Pablo haya conocido este estilo de
pensamiento con sus rasgos característicos y con su ideal ético. Algunos textos denotan
que ha asimilado ciertos rasgos del estoicismo (cf. Flp 4,11; Rom 1,19-20).
Una semblanza del influjo griego puede expresar de esta manera: “Todo el marco
de su actividad se coloca en un ambiente cultural helenista; utiliza el griego con
desenvoltura y de forma personal; no le resultan extrañas ni las formas de la diatriba ni
las figuras de la retórica contemporánea y se manifiesta lingüísticamente creativo”. 54
Muchas veces adapta las palabras griegas a su intención de comunicar el Evangelio,
incluso hasta se atreve a crear ciertos términos, si es del caso. No cabe duda de su
esfuerzo para inculturizar el Evangelio echando mano de la riqueza cultura que conocía.
Es un evangelizador que “en medio del fuego de su acción misionera, dictaba sus cartas
y, con toda probabilidad, no las leía. No obstante, maneja el griego con soltura (su lengua
no es un griego de traducción), mostrando con ello que lo habló desde la infancia”. 55 Este
53
En 1 Cor 10,1-10 estamos ante un caso de midrashim: una relectura de la historia de Israel en clave de
salvación, buscando lecciones de vida para los nuevos creyentes. Sobre el significado del término tenemos:
Midrash ( ;מדרשplural midrashim) es un término hebreo que designa un método de exégesis de un texto
bíblico, dirigido al estudio o investigación que facilite la comprensión de la Torá. El término midrash
también puede referirse a una compilación de enseñanzas midrásticas en forma de comentarios legales,
exegéticos u homiléticos del Tanaj (Biblia hebrea). Toma elementos actuales para ejemplificar de modo
comprensible textos antiguos. Proviene etimológicamente del verbo hebreo darâs, que significa «buscar,
investigar, estudiar». Como segunda acepción, no compartida por todos los estudiosos, en los últimos años
se viene hablando de estilo midrástico para denominar al utilizado en algunos pasajes del Nuevo
Testamento, por el cual se hace referencia a textos del Antiguo Testamento, que mezclados con hechos
actuales para el autor, intentan hacer comprensibles los relatos neotestamentarios. Puede verse:
www.Wikipedia.com
54
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1354.
55
Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 49.
aspecto denota, sin duda, como el mundo griego permeó la vida y obra de nuestro
Apóstol.
Como sabemos esta era una ciudad prospera por la época, famosa por la
fabricación del “cilicio”, una tela muy resistente que se hacía de pelo de cabra y estaba
destinada a las tiendas de los nómadas; en consecuencia este dato, nos lleva a pensar que
allí mismo debió aprender su oficio como fabricante de tiendas.
56
“PABLO Y LAS CARTAS PAULINAS” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo Testamento, p.
750.
57
Se puede decir que existe una especial insistencia en Hechos de los Apóstoles sobre Pablo como
ciudadano romano. En este sentido pueden verse los siguientes textos: Hch 16,37-38; 22,25-29; 23,27.
pues, ha nacido en una de las ciudades del imperio, sino que quien lo está juzgando, el
tribuno, ha comprado la ciudadanía.
Tanto el testimonio de los Hechos de los Apóstoles, como el testimonio del propio
Pablo en sus escritos nos ponen en evidencia que estamos ante la grandeza del Apóstol
como difusor del Evangelio del Resucitado. El itinerario trazado por la obra lucana no
coincide en muchos aspectos con la información que nos brindan las cartas, pero en
líneas generales confirman los datos recogidos por Hechos.
58
¿Cómo se adquiría la ciudadanía romana?. “La adquisición individual podía llevarse a cabo en virtud del
nacimiento de padres romanos (y de una madre romana, no peregrina). El niño debía ser inscrito en el
registro, a lo que parece, tres días después de su nacimiento. En las provincias, el padre en persona o por
persona delegada, hacía una declaración (professio) ante el gobernador de la provincia en una especie de
oficina del registro civil (tabularium publicum) y su declaración quedaba asentada en un registro (album
professionum). Pero también era posible convertirse en ciudadano por la manumisión (manumissio) de
esclavos de amos romanos o incluso a título de recompensa por algún servicio insigne rendido al estado.
También existía la concesión colectiva, como aquella con la que la autoridad favorecía a ciertos municipios.
Las legiones no enrolaban en el ejército más que a romanos y, a partir de Claudio, las tropas auxiliares y la
flota adquirieron el derecho de ciudadanía. Hemos de añadir aún que algunos lo obtenían por medios
financieros, y éste fue el caso especialmente en tiempos de Claudio”. Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de
biografía crítica, p. 37-38.
59
También nos preguntamos, ¿cómo podía demostrarse el derecho de ciudadanía?. Parece que la forma más
común consistía en portar la professio, en forma de tabletas unidas entre sí y selladas con el sello de los
testigos, que eran como la referencia al original. Cf. Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía
crítica, p. 38. Es probable que pudieran existir otros mecanismos, pero no ha sido fácil su determinación.
Cuando se sigue de cerca el recorrido seguido por el Apóstol descubrimos que nos
hallamos con una intencionalidad bien determinada. Pablo, en su proyecto misionero
consideró como puntos clave las ciudades y regiones más importantes de la zona costera
del Mediterráneo. Lo encontramos evangelizando Damasco, Tarso, Antioquía de Siria,
Chipre, Anatolia sudoriental, después siguen las ciudades de Filipos, Tesalónica, Berea,
Atenas, Corinto, Éfeso, que es capital de la provincia romana de Asia, y Roma, la capital
del imperio. No hay duda que “escogía intencionadamente las grandes aglomeraciones de
las ciudades más pobladas, sobre todo las que no habían sido tocadas aún por el
Evangelio, en donde intentaba hacer surgir al menos una pequeña comunidad cristiana,
que estuviera animada y presidida por personas especialmente entregadas y generosas”. 60
Sobre este detalle puede verse, por ejemplo, 1 Tes 5,12-13; 1 Cor 16,15-16. Por el siglo I
d.C. estas ciudades tienen un papel destacado bien como centros políticos, bien como
centros de intercambio comercial. Nuestro Apóstol sabía muy bien a donde y desde donde
realizar la difusión del Evangelio.
Por los datos que se han podido reconstruir, en especial mediante los aportes de
las investigaciones arqueológicas, en tales ciudades existían grupos de judíos, 61 por
consiguiente, había por lo menos una sinagoga en la mayoría de ellas. Desde la
sinagoga62 Pablo solía iniciar su camino evangelizador; esto era una táctica constante en
él (cf. Hch 13,14; 14,1; 16,13; 17,2.10.17; 18,4.19; 19,8; 28,17.23). Primero buscaba
dirigirse a sus hermanos de religión; esto con seguridad debe responder a un principio: la
prioridad en la predicación de la fe corresponde a los judíos.
Esto lo expresa con suma claridad en Hch 3,26: “Para vosotros en primer lugar
ha resucitado Dios a su Siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno
60
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1355.
61
Los judíos presentes en estas ciudades seguramente procedían de la diáspora. El término diaspora,,
significa dispersión. Son seguramente los LXX quienes lo acuñan; con él expresan la situación de destierro
en el que el pueblo de Dios vivía entre los gentiles (cf. Dt 28,25; Sal 146,2; Is 49,6; Jer 15,7; 2 Mac 1,27;
Jdt 5,19). Balz, Horst – Schneider, Gerhard., Diccionario Exegético del Nuevo Testamento, I, Salamanca,
Sígueme, 2001, p.941. La realidad de dispersión esta presente ya desde el 586 a.C. con ocasión de la caída
de Jerusalén, el consiguiente destierro a Babilonia, y se prolongará en los siglos sucesivos.
62
En el libro de los Hechos las referencias a la sinagoga son bastante constantes: Hch 6,9; 9,2.20;
13,5.14.43; 14,1; 15,21; 17,1.10.17; 18,4.7.19.26; 19,8; 22,19; 24,12; 26,11.
de vuestras iniquidades” (cf. también Hch 13,46; Rom 1,16; 2,9-10). Tan sólo después,
debido a la negativa de sus correligionarios decide dirigirse a los gentiles; esta es la razón
por la cual leemos: “Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario
anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y
vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los
gentiles” (Hch 13,46). Este anuncio tiene lugar en Antioquía de Pisidia; después
dirigiéndose los Corintios también encontramos la decisión rotunda de dedicarse a la
evangelización de los gentiles: “Cuando llegaron de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo
se dedicó enteramente a la Palabra, dando testimonio ante los judíos de que el Cristo
era Jesús. Como ellos se opusiesen y profiriesen blasfemias, sacudió sus vestidos y les
dijo: «Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza; yo soy inocente y desde ahora me
dirigiré a los gentiles.»” (Hch 18,5-6). Lo mismo encontramos ya casi al final de su vida;
estando en Roma mientras se dirige a los judíos de Roma les declara: “Sabed, pues, que
esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles; ellos sí que la oirán” (Hch 28,28).
Varios textos nos prueban lo que estamos afirmando. Por ejemplo, en su primer
escrito lo constatamos cuando exhorta a los cristianos de Tesalónica en estos términos:
“Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como
conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que
continuéis progresando…” (1 Tes 4,1ss). Sin duda, ese progresar tiene el sentido del
avanzar espiritual. En su carta a los Gálatas, después de reconocer los valores y
antivalores de la fe de ellos, usa un tono sumamente paternal para invitarles a la
corrección; les habla al corazón, casi consintiéndolos con sus palabras: “¡Hijos míos!,
por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros.
Quisiera hallarme ahora en medio de vosotros para poder acomodar el tono de mi voz,
pues no sé cómo habérmelas con vosotros” (Gál 4,19-20). Da la impresión que no sabe
como dirigirse a ellos, por tal motivo, preferiría estar entre ellos para adaptarse mejor a
las circunstancias.65 Bien se podría elaborar el lenguaje pastoral que caracteriza a San
Pablo.
En la segunda carta a los Corintios las cosas parecen haber tomado un tono mayor.
Haciendo apología de su tarea evangelizadora, el mismo Pablo recoge un dicho que
rondaba sobre él: “Porque se dice que las cartas son severas y fuertes, mientras que la
presencia del cuerpo es pobre y la palabra despreciable” (2 Cor 10,10). Una crítica al
parecer severa hacia carrera al interno de la comunidad; el Apóstol responde invitando a
la reflexión (cf. 1 Cor 10,11).
66
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1356.
67
“Se trata por lo general de grupos sectarios y marginales de origen judeocristiano como los Ebionitas, los
Cerintianos, los Nazoreos y los Elkiasitas. Sus posturas antipaulinas son conocidas de una manera
fragmentaria a través del testimonio de Ireneo, Tertuliano, Orígenes, Jerónimo y Epifanio”. Fabris, R., Para
leer a San Pablo, p. 194. Siendo sinceros, el frente antipaulino, en realidad ha perdurado a lo largo de los
siglos.
68
Jerome, Murphy–O`Connor., “PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS” en Nuevo Comentario Bíblico
San Jerónimo, Nuevo Testamento y artículos temáticos, p. 317.
69
El término aparece en 2 Cor 11,5; y 12,11. Son seguramente “falsos apóstoles” infiltrados en la
comunidad (cf. 2 Cor 11,13). No se trata, sin duda de los Doce, pues a ellos, Pablo les reconoce su
autoridad (cf. Gál 1,18; 2,9). Veáse nota a 2 Cor 11,5 en: Biblia de Jerusalén, 1998, p. 1701.
“falsos apóstoles” (2 Cor 11,13), que engañan y se disfrazan de Cristo (cf. 2 Cor 11,13).
Todavía, a renglón seguido, emite un juicio muy riguroso (cf. 2 Cor 11,14-15).
70
Elsa Tamez, “CARTA A LOS GÁLATAS” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo Testamento,
p. 905.
71
Esto ocurre en Gál 3,1.3. Aunque el término también lo usa pero en otro sentido en Rom 1,31; Ef 5,17, Tt
3,3.
72
Pedro Ortiz, “CARTA A LOS FILIPENSES” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo
Testamento, p. 939.
La manera como reacciona el Apóstol ante sus opositores tiene sus matices
característicos, pero en líneas generales se puede decir que gira entorno de los principios
y a la apología personal. Su caballito de batalla consiste en “salvaguardar para vosotros
la verdad del Evangelio...” (Gál 2,5; cf. también 5,14). En su defensa personal saca, una y
otra vez, sin ambages la grandeza de su carisma apostólico: “Pablo, apóstol, no de parte
de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre,
que le resucitó de entre los muertos” (Gál 1,1); poco después vuelve a ratificar: “Mas,
cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a
bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir
consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores
a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco” (Gál 1,15-17). Como a los
demás apóstoles, también siente que su carisma apostólico le ha sido dado por el Padre y
por el Resucitado como don y gracia, y eso es lo que realmente cuenta.
1.) Pablo sufrió el martirio cerca de Roma en la plaza llamada Aquae Salviae (hoy
Piazza Tre Fontane), un poco al oeste de la Via Ostia, a cerca de tres
kilómetros de la actual y espléndida basílica de San Pablo Extramuros, lugar
donde fue enterrado.
2.) El martirio tuvo lugar hacia el final del reinado de Nerón, en el duodécimo
año (San Epifanio), en el decimotercero (Eutalio), o en el decimocuarto (San
Jerónimo).
3.) De acuerdo con la opinión más común, Pablo sufrió el martirio el mismo día
del mismo año que Pedro; algunos padres latinos disputan si fue el mismo día
pero no del mismo año; el testigo más anciano, San Dionisio de Corinto, dice
solamente: kata, to,n auto,n kai,vron (kata ton auton kairon), lo que
puede ser traducido por “al mismo tiempo” o “aproximadamente al mismo
tiempo”.
4.) Durante tiempo inmemorial, la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo se
celebra el 29 de Junio,74 que es el aniversario, sea de la muerte, sea del
traslado de sus reliquias. El Papa iba antiguamente con sus acompañantes a
San Pablo Extramuros después de haber celebrado en San Pedro, aunque la
distancia entre las dos basílicas (unos 8 Kms) hacía dicha ceremonia
demasiado agotadora, particularmente en este momento del año. Así surgió la
costumbre de transferir al día siguiente (30 de junio) la conmemoración de
San Pablo. La fiesta de la conversión de San Pablo (25 de enero) tiene un
origen más bien reciente. Hay razones de creer que este día fue celebrado para
marcar el traslado de las reliquias de San Pablo a Roma, puesto que así
aparece en el Martirologio Hieronimiano.
73
Estos puntos de información sobre el final del Apóstol Pablo están apoyados en: Dowden, The Church
Year and Kalender, Cambridge, 1910, p. 69.
74
Según el testimonio dado por el actual patriarca de Constantinopla Bartolomeo I, con ocasión de la
inauguración del año santo paulino, la solemnidad se celebra en oriente en esta fecha, desde el año 258 d.C.
Eusebio de Cesarea, aquel gran historiador de los orígenes del cristianismo nos
regala la siguiente información:
Una vez que defendió su causa, según se dice, el Apóstol salió otra vez de Roma
para el ministerio de la predicación; volvió luego por segunda vez a la misma
ciudad y consumó su vida con el martirio. (Poco después agrega) Hacemos notar
que el martirio de Pablo no tuvo lugar durante su primera estadía en Roma, la
descrita por Lucas. Por otra parte, es probable que Nerón, al menos al comienzo,
se mostrara más propicio y aceptara más fácilmente la defensa de Pablo a favor de
su doctrina; pero después que avanzó en sus audacias criminales acometió contra
los Apóstoles lo mismo que contra los demás (Historia Eclesiástica, II, 22,2.7-8).
75
En Rom 15, 28 vuelve a expresarlo: “Así que, una vez terminado este asunto, y entregado oficialmente el
fruto de la colecta, partiré para España, pasando por vosotros”.
76
Clemente Romano, Primera Carta a los Corintios, 5,4-7.
En los debates recientes sobre el asunto, las cosas no cambian mucho. Así por
ejemplo, S. Légasse después de sacar a flote los diversos testimonios antiguos, concluye:
“A pesar de la ignorancia total que se cierne sobre el desarrollo de esta expedición, no
puede ser suprimida de la historia sin incurrir en ligereza”. 77 Por su parte R. Penna, un
estudioso actual, que modo especial se ha detenido a profundizar en la carta a los
Romanos, al hablar de los motivos por cuáles Pablo escribió esta carta, considera que es
prácticamente insostenible que Pablo hubiese podido hacer un viaje hasta España.78
77
Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 267.
78
Penna. Romano, Lettera ai Romani, I, Rm 1-5, Bologna, Dehoniana, 2004, pp. 44-50.
III
Sin embargo, en los escritos auténticos no faltan referencias que lleven a pensar
sobre una basta y agotadora actividad misionera de Pablo. Por ejemplo leemos: “tanto
que desde Jerusalén y en todas direcciones hasta el Ilírico he dado cumplimiento al
Evangelio de Cristo” (Rom 15,19b). Es muy seguro que en este punto esté convencido
que su actividad evangelizadora por la zona oriental del imperio haya sido cumplida, y
entonces, haya decido ir a la capital y luego a la zona occidental (cf. Rom 15,23-24). La
capacidad pastoral de Pablo desborda los límites de la normalidad, es sin la menor duda,
79
En Gál 2,1-10 tenemos una reseña muy breve con unos cuantos detalles sobre su actividad misionera y su
encuentro en Jerusalén con las columnas de la Iglesia. A partir de este texto se podría intentar una
reconstrucción, pero nos faltarían muchos detalles para trazar un cuadro lo más completo posible.
uno que ha cumplido su propia palabra muy a cabalidad, tal cual dice “Por mi parte, muy
gustosamente gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas” (2 Cor 12,15a).
Una descripción de la grandeza pastoral del Apóstol de las gentes la encontramos
formulada por San Juan Crisóstomo así:
Los resultados de este cambio son rápidamente evidentes. Pablo comprende que,
al depender Chipre de Siria y Cilicia, la isla entera se convertiría cuando las dos
provincias romanas abrazaran la fe de Cristo. Escogió entonces el Asia Menor como
campo de su apostolado y se embarcó a Perge de Panfilia, once kilómetros por encima del
puerto de Cestro. Fue entonces cuando Juan Marcos, desanimado quizá por los
ambiciosos proyectos del apóstol, abandonó la expedición y volvió a Jerusalén, mientras
que Pablo y Bernabé trabajaban solos entre las arduas montañas de Pisidia, infestadas de
bandidos y atravesando profundos precipicios. 84 Su destino era la colonia romana de
82
Hechos testifica también la presencia de Juan, quien les ayudaba. “Llegados a Salamina anunciaban la
Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan que les ayudaba” (Hch 13,5). El
personaje llamado Juan, que tiene como segundo nombre “Marcos” (cf. Hch 15,37), era hijo de una tal
María, que acogía las asambleas cristianas en su casa de Jerusalén (cf. Hch 12,12-17); en Hch 12,25
aparece en Antioquía de Siria, y finalmente abandonará a Pablo y Bernabé en Perge (cf. Hch 13,13), y
regresará a Jerusalén, quizá por lo exigente del proyecto que está emprendiendo Pablo.
83
El acontecimiento es atestiguado sólo por Hechos; lo cual no ha dejado de generar polémica, por
ejemplo, Légasse comenta al respecto: “La existencia de un procónsul llamado Sergio Paulo en Cipre por
este tiempo no tiene ninguna confirmación documental verdaderamente convincente…” Légasse, S., Pablo
Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 107-108.
84
En 2 Cor 11, 26-28 el propio Pablo recuerda esta realidad y otras más: “Viajes frecuentes; peligros de
ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad;
peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin
dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi
Antioquía de Pisidia, situada a siete días de viaje desde Perge. Aquí, Pablo habló en la
sinagoga del destino divino de Israel y del providencial envío del Mesías (cf. Hch 13,16b
- 43). La estancia de los dos misioneros en Antioquía de Pisidia fue lo suficientemente
larga como para que la Palabra del Señor fuera conocida por toda la región (cf. Hch
13,49).
Cuando los judíos consiguieron con sus intrigas un decreto de destierro (cf. Hch
13,50), continuaron hacia Iconio, distante tres o cuatro días de viaje, donde encontraron
la misma persecución por parte de los judíos y la misma acogida por parte de los gentiles
(cf. Hch 14,1ss). La hostilidad de los judíos los forzó a buscar refugio en la colonia
romana de Listra, distante unos veinticinco kilómetros. Aquí, los judíos de Antioquía y de
Iconio tendieron celada a Pablo, habiéndolo apedreado y dado por muerto, pero él logró
una vez más escapar buscando esta vez refugio en Derbe, situada alrededor de sesenta
kilómetros de la provincia de Galacia (cf. Hch 14,20). Después de completar su circuito,
los misioneros volvieron sobre sus pasos para visitar a los nuevos cristianos, designando
algunos presbíteros85 en cada una de las Iglesias fundadas por ellos y finalmente
volvieron a Perge, donde se detuvieron a predicar de nuevo el Evangelio, mientras que
esperaban quizá la oportunidad de embarcar para Atalía (cf. Hch 14,25), un puerto a
dieciocho kilómetros de Perge.
Al volver a Antioquía de Siria, después de una ausencia que había durado cerca de
tres años, fueron recibidos con mucha alegría y acción de gracias, pues Dios había abierto
las puertas de la fe a los gentiles. La narración termina diciendo que “a su llegada
reunieron a la Iglesia y se pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente
86
Los datos presentados en Hch 15,1ss no coinciden con el relato paralelo que hallamos en Gál 2,1-10. La
versión que nos ofrece Pablo indica que subió a Jerusalén por una visión privada; consultó en privado a los
notables; no menciona la llamada carta apostólica; menciona a Tito y a los falsos hermanos que
solapadamente se infiltraron; dice que sólo les pidieron acordarse de los pobres. En consecuencia da la
impresión que no se trato siquiera de una reunión, sino de consultas privadas. De todos modos, los textos
nos revelan que estamos ante un debate histórico y de importancia en la Iglesia primitiva. Para ampliar
sobre el particular se puede ver: Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, pp. 185-188; Benoit, P. La
deuxième visite de saint Paul à Jérusalem: Bib 40 (1959) 778-792; Burgos Nuñez, M. de, Asamblea de
Jerusalén (Hch 15) y Gál 2,1-14, en : M.- E. Boismard – A. Lamouille., Les Actes de Deux Apôstres:
Communio 23 (1990) 405-428; Ravarotto, E., De hierosolimitano concilio (Act 15): Antón 37 (1962) 185-
218; Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 159-170; entre otros.
87
La cuestión del envío de una carta con orientaciones precisas parece estar fuera de duda. Si fue redactada
en el marco de la misma reunión o un poco después, es una cuestión más compleja. “Cuando realmente se
redactó este decreto de Jerusalén y se envió a las Iglesias locales de Antioquía, Siria y Cilicia es una
cuestión abierta al debate”. Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 214.
La restricción impuesta a los gentiles convertidos procedentes de Antioquía, Siria
y Cilicia no se aplicaba a sus Iglesias y “ni siquiera Tito que estaba conmigo, con ser
griego, fue obligado a circuncidarse” (Gal 2, 4) su compañero, no fue apremiado a
circuncidarse, a pesar de las protestas de los judaizantes. Se presume que Gálatas 2,1-10
y Hechos 15, 1ss. refieren el mismo caso ya que, por un lado, los actores son los mismos:
Pablo y Bernabé, y por el otro, Pedro y Santiago; el debate versa sobre lo mismo: la
cuestión de la circuncisión de los gentiles; la escena es idéntica: Antioquía y Jerusalén; y
la fecha idéntica: Aproximadamente el 50 d.C. y el resultado uno solo: el éxito paulino
sobre los judaizantes. Sin embargo, la decisión no fue adelante sin dificultades.
El Apóstol de las gentes enseñó abiertamente que la ley había sido abolida para
los judíos mismos. Pedro parece no pensar tan diferente, pero consideró oportuno evitar
la ofensa a los judaizantes e impedirles comer con los gentiles que no observaban las
prescripciones de la ley. Así influenciaba a los gentiles a vivir como los judíos lo hacían.
Pablo hizo ver que esto abría el camino a futuros malentendidos y conflictos, y que,
incluso, tendría consecuencias nefastas (cf. Gál 2, 11-20).
El mapa del trazado del primer viaje misionero lo tenemos a continuación:
2.) Segundo viaje misionero (Hch 15,36-18,22): Una descripción breve de este
viaje se formula en los siguientes términos: Pablo se asocia como compañero a
Silas o Silvano, y parte nuevamente desde Antioquía de Siria, va por la región
de Cilicia (Tarso), pasa por las localidades ya visitadas en el primer viaje,
aquellas que están sobre la vía imperial que atraviesa la altiplanicie de la
Anatolia: Derbe y Listra. En esta última toma consigo a Timoteo, y
atravesando las regiones de Frigia y Galacia (Iconio, Antioquía de Pisidia),
llega a Tróade; en este puerto se embarcan hacia la Macedonia, pasando por
las ciudades de Filipos, Tesalónica y Berea. Pablo llega solitario a Atenas y
después a Corinto. En esta ciudad se detiene año y medio, y se reencuentra
con sus compañeros. Desde el puerto de Cencreas, acompañado por Aquila y
Priscila (Una pareja neocreyente), se embarca para Éfeso, y desde allí toma
ruta marítima hacia Cesarea del mar; de allí pasará a Jerusalén a la Iglesia de
la ciudad santa, antes de ir nuevamente a Antioquía de Siria donde termina su
viaje.
Descripción detallada: El segundo de los recorridos misioneros de Pablo
comienza con un propósito pastoral, pues el Apóstol dice a Bernabé: “volvamos ya a ver
cómo les va a los hermanos en todas aquellas ciudades en que anunciamos la palabra
del Señor” (Hch 15,36b). Pero pronto surge un impace: La discusión a propósito de Juan
Marcos, que Pablo rechazó como compañero de viaje. Así pues, Bernabé partió con Juan
Marcos (Chipriota) y Pablo escogió a Silas o Silvano, un ciudadano romano como él y
miembro influyente de la Iglesia de Jerusalén, y partió para Antioquía a fin de llevar el
decreto de la asamblea apostólica (cf. Hch 15,37-40).
Los dos misioneros fueron primero de Antioquía de Siria a Tarso, con un alto en el
camino para promulgar el decreto del primer Concilio de Jerusalén, y luego fueron de
Tarso a Derbe a través de las puertas de Cilicia, de los desfiladeros de Tarso y de las
llanuras de Licaonia. La visita de las iglesias fundadas en la primera misión se realizó sin
incidentes si no es a propósito de la elección de Timoteo, 88 que los apóstoles en Listra
persuadieron para que se circuncidara para poder llegar mejor a los judíos, numerosos en
estos lugares.
Sea como sea, los misioneros viajaron hacia el norte en la región de Galacia
llamada así en propiedad y cuya capital era Pesinonte, aunque la cuestión de si predicaron
o no en ella, sigue sin aclarar. Esto no esta despejado, pero sabemos que la
evangelización de los Gálatas se debe muy seguramente a la enfermedad de Pablo, como
él mismo nos lo atestigua: “Pero bien sabéis que una enfermedad me dio ocasión para
evangelizaros por primera vez” (Gál 4,13). En cualquier caso, los misioneros después de
alcanzar la Misia Superior, intentaron llegar a la rica provincia de Bitinia, que se extendía
ante ellos pero el Espíritu no les consintió (cf. Hch 16,7). Por tanto, atravesaron Misia,
sin detenerse a predicar, y bajaron a Tróade, donde la voluntad de Dios les fue revelada
por la visión de un macedonio que los llamaba para evangelizar allí (cf. Hch 16,9-10).
88
En adelante Timoteo permanecerá como apoyo insustituible para Pablo (cf. Hch 17,14-15; 18,5; 19,22;
20,4; 1 Tes 3,2.6; 1 Cor 4,17; 16,10; 2 Cor 1,19; Rom 16,21), además será un compañero fiel hasta el final,
incluso dos cartas de los escritos paulinos están dirigidas a él: 1 y 2 Tim.
ruptura con los judíos era irreparable, lo que ocurría tarde o temprano, fundaba una nueva
Iglesia con sus neófitos en la fe. Permanecía entonces en la misma ciudad a no ser que
una persecución se declarara, normalmente a causa de las intrigas de los judíos. Existían,
sin embargo, algunas variantes del plan. En Filipos, donde al parecer no había sinagoga,
la primera predicación tuvo en circunstancias particulares: “El sábado salimos fuera de
la puerta, a la orilla de un río, donde suponíamos que habría un sitio para orar. Nos
sentamos y empezamos a hablar a las mujeres que habían concurrido” (Hch 16,13). Esto
provocaría la insidia de los judíos contra los misioneros.
La misión de Corinto, por otro lado, puede ser considerada como típica. Pablo
predicó en la sinagoga todos los sábados y cuando la oposición violenta de los judíos le
negó la entrada, se retiró a una casa próxima, propiedad de un prosélito llamado Tito
Justo (cf. Hch 18, 1ss). De esta forma prolongó su apostolado por dieciocho meses
mientras los judíos atentaron contra él en vano; fue capaz de resistir gracias a la actitud,
por lo menos imparcial si no favorable, del procónsul Galión (cf. Hch 18,12-15).
Finalmente, se embarca para Siria, acompañado por Priscila y Aquila, y en Cencreas hace
un voto (cf. Hch 18,18b). Llegan a Éfeso, donde se separa de la pareja misionera; después
de haber predicado brevemente, va a Jerusalén, y de allí, de acuerdo con su costumbre,
volvió a Antioquía de Siria (cf. Hch 19-22).
El mapa del trazado del segundo viaje misionero lo tenemos a continuación:
3.) Tercer viaje misionero89 (Hch 18,23-20,14 (26,32)): En breve el viaje tiene
este itinerario: Por poco tiempo Pablo se detiene en Antioquía de Siria, y parte para
recorrer buena parte de las etapas anteriores por las regiones de Anatolia central, Frigia y
Galacia, hasta llegar al puerto de Éfeso. En esta ciudad se detiene unos tres años (cf. Hch
19,1-20,1), desarrollando una intensa actividad evangelizadora que alcanza las ciudades
del Asia Menor o proconsular. Deja Éfeso, en medio de una situación dramática, y
pasando por Macedonia (Tesalónica, Atenas) llega a Corinto; allí permanecerá por tres
meses. En compañía de los delegados de las jóvenes Iglesias, vuelve a pasar por Filipos y
Tróade; desde las costas del mar Egeo se embarca para Siria haciendo una parada en
Mileto para saludar a los presbíteros de Éfeso; después pasa a Patara para el cambio de
nave, y viaja a Tiro; pasando luego por los puertos de Tolemaida y Cesarea del mar y
89
Nunca han faltado los cuestionamientos para este viaje. Los juicios son diversos, por ejemplo: “El tercer
viaje no es un viaje misionero, sino más bien una visita a las Iglesias fundadas para fortalecer su fe”.
Perego, Giacomo., Atlas bíblico interdisciplinar, Madrid, San Pablo, 1999, p. 98. El versículo que sirve
como rampla de lanzamiento nos deja con esa impresión: “Después de pasar allí algún tiempo marchó a
recorrer una tras otra las regiones de Galacia y Frigia para fortalecer a todos los discípulos” (Hch 18,23).
finalmente a Jerusalén. Estando en la ciudad santa es arrestado en el templo y mantenido
durante dos años bajo custodia militar, por último será llevado a Cesarea marítima.
Su manera de proceder permaneció intacta. Para ganarse la vida y no ser una carga
para los fieles, tejió todos los días durante muchas horas tiendas (cf. Hch 18,3), lo que no
le impidió predicar el Evangelio. Como de costumbre, empezó en la sinagoga donde tuvo
éxito durante los primeros meses (cf. Hch 19,8). Después enseñó diariamente en un aula
puesta a su disposición por un cierto Tirano (cf. Hch 19,9). 90 Así vivió por dos años de tal
forma “que pudieron oír la Palabra del Señor todos los habitantes de Asia, tanto judíos
como griegos” (Hch 19,10). Todo da la sensación de una misión bastante exitosa en la
ciudad de Éfeso.
Pero supuesto que hubo pruebas que sufrir y obstáculos que superar. Algunos de
esos obstáculos surgieron de la envidia de los judíos, que intentaron inútilmente imitar los
exorcismos de Pablo, otros vinieron de la superstición de los paganos, particularmente
acentuada en Éfeso (cf. Hch 19,11ss). Sin embargo, triunfó de una manera tan clara que
los libros de superstición que fueron quemados tenían un valor de 50,000 monedas de
plata.91 Esta vez, la persecución fue debida a los gentiles y fue por motivos interesados.
Los progresos del cristianismo arruinaron la venta de las pequeñas reproducciones del
templo de Diana y las de la diosa Artemisa, estatuillas muy compradas por los peregrinos,
con lo que un cierto Demetrio, en cabeza de los orfebres, arengó a la plebe contra San
90
“Desde la hora quinta a la décima” (de las once de la mañana a las cuatro de la tarde aproximadamente)
de acuerdo con la interesante tradición que nos ha legado el llamado código " Beza".
91
Para la época una moneda de plata correspondía aproximadamente a un día de trabajo.
Pablo. San Lucas describió con realismo y emoción la escena, transpuesta luego al teatro
(cf. Hch 19,23-40). El apóstol tuvo que rendirse seguramente a la tormenta.
Todavía es importante citar aún tres hechos notables: en Tróade Pablo resucitó al
joven Eutico que se había caído de la ventana de un tercer piso mientras que Pablo
predicaba a altas horas de la noche (cf. Hch 20,7-12). En Mileto pronunció un discurso
emotivo que arrancó las lágrimas a los ancianos de Éfeso (cf. Hch 20, 18b-38). En
Cesárea el Espíritu Santo predijo por la boca de Ágabo que sería arrestado (cf. Hch
21,10b-12), lo que no le disuadió de ir a Jerusalén; la respuesta del mensajero del
Evangelio es contundente: “Entonces Pablo contestó: ¿Por qué habéis de llorar y
destrozarme el corazón? Pues yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino a morir
también en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Como no se dejaba convencer,
dejamos de insistir y dijimos: «Hágase la voluntad del Señor»” (cf. Hch 21, 13-14), pero
lo es también, como vemos, la comprensión de los creyentes que querían disuadirlo.
El nuevo gobernador quiso enviar al prisionero a Jerusalén para que fuese juzgado
en presencia de sus acusadores, pero Pablo, que conocía perfectamente las argucias de sus
enemigos, apeló al César en términos bien claros: “Pablo contestó: Estoy ante el tribunal
del César, que es donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún mal, como
tú muy bien sabes. Si, pues, soy reo de algún delito o he cometido algún crimen que
merezca la muerte, no rehúso morir; pero si en eso de que éstos me acusan no hay
ningún fundamento, nadie puede entregarme a ellos; apelo al César” (Hch 25,10-11). En
consecuencia, esta causa sólo podía ser despachada en Roma (cf. Hch 25,12).
El viaje del prisionero Pablo de Cesárea Marítima a Roma es descrito por Lucas
con una viveza de colores y una precisión que no dejan nada que desear. El centurión
Julio había enviado a Pablo y a otros prisioneros en un navío mercante en el que estaba
también Aristarco. Dado que la estación se encontraba avanzada, el viaje fue lento y
difícil. Costearon Siria, Cilicia y Panfilia. En Mira de Licia los prisioneros fueron
transferidos a una nave alejandrina que se dirigía a Italia, pero unos vientos contrarios
persistentes los empujaron hacia un puerto de Chipre llamado Buenos Puertos, alcanzado
incluso con mucha dificultad y Pablo aconsejó invernar allí, pero su opinión fue
rechazada y el barco derivó sin rumbo fijo durante catorce días terminando en las costas
de Malta (cf. Hch 27,1-44). En medio de la gran tempestad Pablo aparece siendo animado
por Dios y a su vez dando un mensaje de esperanza a los desesperados pasajeros: “No
temas, Pablo; tienes que comparecer ante el César; y mira, Dios te ha concedido la vida
de todos los que navegan contigo. Por tanto, amigos, ¡ánimo! Yo tengo fe en Dios de que
sucederá tal como se me ha dicho” (Hch 27,24). Este mensaje lo ha recibido por
mediación de un ángel de Dios (cf. Hch 27,23). Lo que prosigue en la narración deja la
impresión que Pablo toma la batuta del viaje.
El Papa San León Magno habla en estos términos de la llegada del Apóstol de las
gentes a Roma, capital del gran imperio y del final de su vida:
San Pablo, vaso de elección y doctor singular de los paganos, llegó a esta misma
ciudad (Roma) para ser asociado a Pedro al mismo tiempo que toda inocencia,
pudor y libertad eran oprimidas bajo el poder de Nerón. Su furor, inflamado por
los excesos de sus vicios, lo precipitó en un torrente de locura, hasta el punto de
que fue el primero en decretar una persecución general y atroz contra el nombre
cristiano, como si la gracia de Dios pudiera ser extinguida a través de la masacre
de los santos; cuando, por el contrario, sacaba el provecho más grande,
transformando el desprecio de esta vida efímera en la posesión de la
bienaventuranza eterna. Preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus santos, y
ninguna especie de crueldad puede destruir la religión fundada sobre el misterio
de la cruz de Cristo. La Iglesia no ha disminuido sino que ha sido magnificada por
las persecuciones, y el campo del Señor se reviste sin fin de una cosecha cada vez
más rica, cuando los granos de trigo, cayendo solitarios, resurgen multiplicados.
¡Qué descendencia han originado al desarrollarse estas dos excelentes plantas
divinamente sembradas (Pedro y Pablo)! Miles de santos mártires están ahí para
atestiguarlo: émulos de los triunfos de los dos apóstoles, han colmado nuestra
ciudad de multitudes empurpuradas y luminosas, cuyo esplendor se extiende
ampliamente, y la han coronado con una diadema única engastada con el fuego
entre numerosas perlas preciosas (Homilías IV (SC 200) 69,6).
El mapa del trazado del cuarto viaje misionero lo tenemos a continuación:
IV
Del Apóstol de los gentiles nos ha quedado como legado no sólo su testimonio
como el más grande misionero en los inicios del cristianismo, también nos han llegado
sus valiosos escritos (cartas) que contienen sus enseñanzas fundamentales, sus
orientaciones teológicas que son fruto de su experiencia evangelizadora, y su herencia
espiritual que perdura con el paso de los siglos.
Antes de ir adelante, cae muy bien preguntarse ¿porqué hablamos de cartas de San
Pablo? El intento de respuesta a la pregunta pasa a través de un estudio por lo menos
somero del género literario. A partir de los estudios de G. A. Deissmann 92 se ha hecho
distinción entre “carta” y “epístola”. La carta normalmente es considerada como una
realidad no literaria, un medio de comunicación entre personas que están separadas. Por
su confidencialidad, está orientada a la persona o personas a las que va dirigida, y no para
el público en general o para la publicidad; esto de hecho lo deducimos y sabemos cuando
hablamos de una carta. Por lo que se refiere a su estilo, tono y forma puede ser libre,
íntima, familiar, franca y escueta como se hace en lo corriente con una conversación entre
92
Su propuesta aparece esbozada en su clásico libro: Deissmann, G. A., Ligth from The Ancient East,
London, 2ª. Ed, 1927.
amigos(as); también puede ser oficial, es decir, ir dirigida a un grupo o varios con un
propósito determinado.
En cambio, cuando este autor define qué es una epístola 93 habla en éstos términos:
“Es un género literario artístico, una clase de literatura, lo mismo que el diálogo, el
discurso o el drama. No tiene nada en común con la carta salvo su forma; aparte de eso,
se podría aventurar la paradoja de que la epístola es lo contrario de una verdadera carta.
Los contenidos de una epístola van encaminados a la publicidad – pretenden interesar al
público”.94 Podemos compartir casi todos los aspectos mencionados por Deissmann, pero
a la vez consideramos que, una distinción tan neta es absolutista; lo cual nos deja con
cierta insatisfacción. En el uso cotidiano advertimos lo no existencia de una notoria
diferenciación.
En Jer 29,4-23 encontramos lo que bien podríamos llamar un caso típico del uso
religioso del género literario “carta” con un mensaje específico para los deportados de
Jerusalén a Babilonia; sin embargo, será en el Nuevo Testamento cuando encontremos un
uso concreto de tipo religioso para tal género. Para el caso del “corpus paulinum” y de las
93
Las epístolas fueron cultivadas en el mundo de las escuelas filosóficas (Grecia) del s. IV a.C. y tienen el
estilo de un tratado, de un diálogo o de un ensayo con finalidad instructiva sobre determinado argumento.
En Séneca y Epicuro entre otros hallamos testimonios; cf. Joseph A. F., “INTRODUCCIÓN A LAS
CARTAS DEL NUEVO TESTAMENTO” en Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo, Nuevo Testamento
y artículos temáticos, p. 273.
94
Deissmann, G. A., Ligth from The Ancient East, London, 2ª. Ed, 1927, p. 229.
76
La práctica de escribir cartas está ya presente en el ambiente pagano. Es una práctica presente en las
regiones egipcia y mesopotámica; existen testimonios milenarios muy anteriores al A.T. tanto de tipo
oficial, comercial, regio y privado; lo mismo debe decirse y aplicarse para el caso del mundo semita. Cf.
Joseph A. F., “INTRODUCCIÓN A LAS CARTAS DEL NUEVO TESTAMENTO” en Nuevo Comentario
Bíblico San Jerónimo, Nuevo Testamento y artículos temáticos, p. 273.
77
Ibid, p. 273.
95
cartas católicas, podemos atender este juicio: “Aunque las epistolai del NT constituyen
un corpus dentro de la Biblia, esto no quiere decir que originariamente pretendieran ser
epístolas”96 se trata más bien de un cuerpo de mensajes dirigidos a comunidades
específicas o personas en particular, que nacen del corazón pastoral del Apóstol y tienen
como finalidad animar, educar, seguir formando, exhortar, dar entusiasmo y nuevas
energías en el camino de fe de los destinatarios; por tal motivo, se pueden considerar
como verdaderas cartas, pues, trasluce en ellas un toque íntimo, familiar y hasta
confidencial que les es característico.
Las cartas paulinas sin lugar a dudas comparten elementos típicos de las cartas
grecorromanas, como también de las semíticas. Por otra parte, en su estilo, fondo,
estructura, orientación del mensaje comunicado y contenido presentan el gusto,
pensamiento y sentimiento del Apóstol de las gentes. Casi nos podemos atrever a
vaticinar que representan la psico-afectividad espiritual de Pablo.
96
97
Dentro de las cartas auténticas, Timoteo es mencionado en 2 Cor 1,1; Flp 1,1; Flm 1; Silvano y Timoteo
aparecen mencionados en 1 Tes 1,1; Sóstenes es nominado en 1 Cor 1,1. Entre las deuteropaulinas, Timoteo
es mencionado en Col 1,1; Silvano y Timoteo en 2 Tes 1,1; mientras que en Gálatas y en Romanos, Pablo
se reserva la exclusividad del remitente.
98
La carta a los Romanos contiene el saludo más prolongado y teológico; cf. Rom 1,1-7.
La mayoría de las cartas paulinas99 hacen seguir al saludo inicial una acción
gracias que de una u otra forma hace la descripción situacional del escrito; detalla
innegables comportamientos positivos de las comunidades, con lo cual consigue atraer la
atención de los destinatarios originales y de los lectores de todos los tiempos. En la
mayoría de los casos el tono del agradecimiento está marcado por la oración que se
expresa con frecuencia recurriendo a fórmulas eucarísticas.
(b) Cuerpo de la carta: Está constituido por dos partes con una insistencia
temática especial para cada una de ellas. Las dos partes a su vez pueden subdividirse
internamente en bloques más específicos y característicos. La primera parte es de carácter
magisterial, pues expone verdades fundamentales del mensaje cristiano; mientras que la
segunda es exhortatoria, ya que da instrucciones precisas para un adecuado
comportamiento del creyente. La extensión de los dos bloques no es uniforme, el primero
de los mismos suele ser más prolongado.
(c) Conclusión y saludo final: Con alguna frecuencia remite noticias personales o
mensajes para personas específicas; termina por lo general con una bendición
característica: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros” (cf. 1 Tes 5,28;
Gál 6,18; Flp 4,23; 1 Cor 16,23; 2 Cor 13,13; Rom 16,20; Flm 25).
Con el correr de los siglos algunas de las cartas no han encontrado dificultad en
ser consideradas como auténticas del Apóstol; otras han estado seriamente debatidas en
este aspecto, y un último grupo ha sido considerado como no procedente directamente de
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Entre las auténticas solo la carta a los Gálatas omite la típica acción de gracias y, la sustituye con fuerte
regaño; entre las deuteropaulinas en Efesios no encontramos acción de gracias; entre las tritopaulinas 1ª.
Timoteo y Tito omiten una específica acción de gracias.
Pablo, sino de discípulos suyos o de escuela paulina. El debate sobre este asunto es
sumamente complejo; por tanto, habrá que estudiarlo para cada carta por separado.
Es necesario leer y profundizar con fruto cada una de los escritos paulinos. Para
responder a este objetivo se presenta a continuación un cuestionario básico 101 que
posibilite tal ejercitación y ayude en el camino de interiorización.
1 Tes
100
Tradicionalmente se han clasificado las cartas de Pablo en: (1) Auténticas, (2) de la cautividad, y (3)
Pastorales. Hoy muy pocos estudiosos sostienen esta clasificación, debido básicamente a problemas
asociados con la certeza sobre ciertos datos de la vida del Apóstol y al proceso de surgimiento de las
primeras generaciones de cristianos, lo mismo que a las temáticas tratadas en cada una de las cartas.
Nuestra clasificación se apoya en el aporte de expertos como Raymond Brown y Ugo Vanni. En nuestro
estudio de los escritos paulinos seguiremos este orden.
101
Este cuestionario en su parte fundamental ha sido propuesto por el Prof. Carlos Gil A. en el curso para
profesores de Sagrada Escritura en los Seminarios Mayores y Universidades, organizado por el CEBIPAL
(Centro Bíblico Pastoral para América Latina) en Junio- Julio de 2007. El mismo sigue un esquema
particular fruto de la investigación del docente ya mencionado. Normalmente una o dos preguntas por carta
procede de nuestra investigación, y están al final de cada elenco.
3. ¿Cuál es el tono de la carta? ¿Qué tipo de vocabulario predomina? ¿Cómo habla
Pablo?
4. ¿Qué función tiene la mención a la oración (1,2–3; 3,9–10.11–13; 5,17.23–24.25)? ¿Y
el recuerdo de los orígenes de la fe (1,5–10; 2,1–13; 3,4–5; 4,1–2.6.11)?
5. En 3,10 Pablo menciona “deficiencias” en la fe de los tesalonicenses. ¿Cuáles son
estas “deficiencias” en el conjunto de la carta? ¿A cuál da más importancia?
6. ¿Cómo sale al paso Pablo de las hostilidades (2,14; 3,3.7; etc.) que sufren los
Tesalonicenses?
7. Con todos estos datos, ¿cuál es la situación de la carta?
8. Y ¿cuál es la estrategia de Pablo para hacerle frente?
9. ¿Cuál es el pasaje de la carta que más te llama la atención? ¿Razones?
2 Tes
1. ¿Qué elementos se repiten respecto de 1 Tes? ¿Los datos que da 2 Tes de sus
destinatarios coinciden con los de 1 Tes?
2. ¿Qué más datos de la situación nos da el autor?
3. Compara 1 Tes 4,13–18 y 5,1–11 con 2 Tes 2,1–12, ¿qué cambio percibes en la
situación de cada uno?
4. ¿Cuáles son los dos temas que más preocupan al autor? ¿Por qué se escribe esta
carta?
5. ¿Dirías que esta carta es de Pablo? ¿Por qué?
6. ¿Existe algún cambio en el estilo del lenguaje con respecto a 1 Tes?
7. De esta carta, ¿Cuál texto te resulta más formativo?
Gál
1. A juzgar por los temas que se abordan en esta primera carta a los corintios, ¿cuáles
son los problemas que tiene la comunidad de Corinto en este momento? Haz una
escueta presentación de la comunidad.
2. ¿Se dirige Pablo a algún grupo concreto dentro de la comunidad?
3. ¿Qué función tiene 10,1–11 en el segundo fragmento de la carta?
4. ¿Cuál es el problema que está detrás de 11,2–16 y qué estrategia de solución plantea
Pablo ahí?
5. A juzgar por la argumentación de Pablo, ¿qué es lo que rechazan esos “algunos que
dicen que no hay resurrección de los muertos” (15,12)?
6. ¿Cuál perícopa te resulta más llamativa espiritualmente hablando?
1. El cuerpo de esta carta tiene tres partes. ¿Cuál es el tema sobre el que se elabora cada
parte?
2. ¿Dónde aparecen datos que revelan la situación de esta carta?
3. En el capítulo 3 Pablo da respuesta a una crítica; ¿cuál es y cómo argumenta Pablo?
4. ¿De qué acusación se defiende Pablo en 4,7–5,10? ¿Cuál es la estrategia que sigue
para resolverla?
5. ¿A qué sale al paso Pablo en 5,16–21? ¿Cómo lo hace?
6. ¿Crees que 6,14–7,1 pertenecía originalmente a Cor C? ¿Por qué?
7. ¿Qué sientes como creyente cuando lees las acusaciones contra Pablo?
1. Aunque en esta carta la estructura no es muy clara, ¿puedes distinguir tres partes?
2. ¿Qué nuevos datos aparecen en esta carta sobre la situación de la comunidad de
Corinto? ¿Cómo aparecen identificados los opositores de Pablo?
3. ¿Qué efecto tuvo la defensa de Pablo en 1 Cor 9? ¿Cómo ha evolucionado este
problema?
4. Pablo hace alarde de recursos retóricos en esta carta apologética. ¿Dónde utiliza la
ironía, el sarcasmo o la burla? Pon ejemplos.
5. ¿Dónde aparece el argumento teológico de fondo que sostiene la apología de Pablo en
esta carta?
6. Esta carta, según sabemos, sí causó el efecto deseado que no consiguió Cor C.
¿Dónde crees que está el éxito o el acierto de Cor D?
7. Escoge una perícopa breve de esta parte de Corintios como slogan para tu vida.
Flp A (4,10–20)
Flp B (1,1–4,9.21–23)
Flm
1. ¿Dirías que es una carta personal de Pablo a Filemón? ¿Qué papel juega la comunidad
en el tema de esta carta?
2. ¿Qué datos da la carta sobre la persona de Filemón?
3. ¿A qué recursos echa mano Pablo para conseguir el favor de Filemón?
4. Escoge el versículo que más edifica tu vida interior.
Rom A (16,1–27)
1. ¿Qué conclusión puedes sacar de esta breve carta sobre el papel de las mujeres en las
comunidades paulinas?
Rom B (1,1–15,33)
1. A juzgar por lo que dice Pablo en 15,14–33, ¿cuáles son los dos motivos
fundamentales por los que escribe Rom B? ¿Dirías que es un “tratado”?
2. En esta carta, según la tesis fundamental de 1,16–17 que desarrollará en 1,18–8,39,
Pablo recoge el sentido de “su evangelio”. Resume en unas líneas el hilo de la
argumentación de Pablo.
3. En 3,21-26 Pablo hace una interpretación de la muerte de Jesús. Lee Lv 16,14-16 e Is
53,4-5.11. ¿Cómo están influyendo ambos textos en esa interpretación?
4. ¿A qué experiencia acude Pablo en 5,1–11 para demostrarles a los romanos que
estaban salvados?
5. ¿Cómo argumenta Pablo en 6,1–11 para convencer a los romanos de que deben dejar
atrás el pecado? Ahí Pablo ofrece una lectura de la muerte de Jesús, semejante a la de
2 Cor 5,14-21. ¿Tiene alguna diferencia con la de 3,21-26?
6. En los capítulos 7 y 8 Pablo desarrolla un concepto importante en su antropología: la
“carne” (cf. Gál 5,13ss). ¿Dónde aparece? ¿A qué se está refiriendo Pablo con este
término?
7. En los capítulo 9 a 11 introduce un nuevo tema; ¿qué lo provoca? ¿Cómo argumenta
Pablo?
8. Rom 14,1–15,13 es el único texto en el que Pablo hace referencia directa a un
problema de la comunidad de Roma. ¿De qué se trata? ¿Cómo lo aborda?
9. ¿Por qué crees que Romanos es un escrito complejo? Razones y ejemplos a partir del
mismo texto.
10. Elige un texto de esta carta y haz una oración inspirado en él.
Col
1. ¿Dónde aparecen los datos sobre la situación de la carta? ¿Cuál te parece que es esta
situación?
2. ¿Dónde aparece formulada la cristología de la carta? ¿Cuáles son los elementos más
importantes?
3. ¿Cómo evoluciona el símbolo del cuerpo de Cristo en Col 1,18–20.21–22; 2,9–10.19
respecto a, por ejemplo, 1 Cor 12,12–30?
4. ¿Cuál es el problema que subyace en 2,8-23 y cómo se aborda?
5. ¿Qué relación tiene el revestirse del hombre nuevo de Col 3,9-11 con la idea del
revestirse de Cristo en Gál 3,26-29? ¿En qué varía?
6. ¿Cómo es el comportamiento con los de fuera y qué importancia tiene para la
comunidad?
7. ¿Percibes alguna evolución entre lo que decía Pablo en 1 Cor 7,20–24; 11,2–16 y en
Flm 10–20, a propósito de las mujeres y de los esclavos respectivamente, con el
“código doméstico” de Col 3,18–4,1?
8. Haga un juicio pastoral sobre la carta apoyándose en algunos de sus textos.
Ef
1. ¿Cuál sería la estructura de cada una de las tres cartas? ¿A cuál de las dos cartas a
Timoteo se parece más la de Tito?
2. ¿En qué lugares de las cartas se refiere el autor a los “falsos maestros”?
3. ¿Dónde aparece la preocupación por la ortodoxia (la sana doctrina, sanos discursos, la
verdad)? ¿Qué relación tiene con lo anterior? ¿Qué revela esto sobre la situación de
las cartas?
4. ¿Dónde aparecen los códigos domésticos de las Pastorales? ¿En qué se diferencian de
los de Colosenses y Efesios? ¿Dónde se percibe la evolución?
5. ¿Cómo legitima la carta a Tito los códigos domésticos?
6. ¿Cuál es la idea teológica fundamental sobre la que se apoya 2 Tim?
7. ¿A qué estrategia acude el autor de las Pastorales como respuesta a la situación
subyacente? ¿Qué ideas teológicas maneja? ¿Qué otros recursos utiliza?
8. Escriba tres aspectos que diferencian las tritopaulinas de los demás escritos paulinos.
9. ¿Qué le llama la atención de las diversas recomendaciones a los distintos miembros
de la Iglesia?
10. ¿Dónde se manifiesta la actualidad de las pastorales? Dé ejemplos.