Agosti - Defensa Del Realismo
Agosti - Defensa Del Realismo
Agosti - Defensa Del Realismo
Héctor P. Agosti
El autor debe decir ahora que Defensa del realismo constituye una
tentativa de esclarecimiento practicada ante todo para consigo mismo,
un esfuerzo para desmontar los primeros problemas, extirpar malezas
innecesarias y permitirse ver con mayor claridad algunos temas
relacionados con el episodio de la creación artística. El ensayo que da
título al volumen --como bien puede percibirlo cualquier lector
ligeramente atento-- constituye una aproximación gnoseológica a la
estética o, si se prefiere, una exploración del arte como forma particular
y específica del conocimiento de la realidad. No es por lo tanto una
estética, sino en todo caso el probable punto de partida para una
estética. Es indudable que el conocimiento estético no es solamente
conocimiento, sino además sensibilización del conocimiento; pero es
indudable, también, que toda estética presupone una forma particular
de la indagación gnoseológica a partir de la teoría del reflejo. En estos
conceptos se articulan los ensayos reunidos en torno al tema central de
Defensa del realismo, que fueron para mí mismo (debo repetirlo) una
intención de mise au point [clarificación] para futuros trabajos
orgánicos siempre al acecho del último empuje que los arroje al
mundo.
H. P. A.
2. Realismo y Verismo
La diferencia del nuevo realismo con cualquier otra teoría del arte
consiste en que aspira a tornar consciente esa conciencia a veces
inconsciente con que el artista aborda los objetos. Si la conciencia obra
de rechazo sobre la materia que pretende conocer, parece innecesaria
tautología [repetición de pensamiento] afirmar la conveniencia de que el
artista tenga conciencia de esa conciencia. Y esto, lejos de empujarlo a
un arte de gélidas proyecciones racionales, lo arroja, por el contrario,
en el hirviente torbellino de las ideas vivas. ¿No se ha dicho que la
ciencia del conocimiento, abstraída sobre un hombre ideal y aislado,
necesita integrarse con una experiencia humana multitudinaria? Las
supervivencias de la razón teórica aun se sobreponen a la praxis en un
esquema desprovisto de vitalidad. Si a causa de ello el renacimiento
filosófico tendrá que señalarse preferentemente por la ruptura de las
barreras metafísicas entre las abstracciones racionales y el contenido
vivaz y hasta pintoresco de la experiencia, el nuevo realismo comienza
por asignar al arte un papel gnoseológico primordial. El arte podrá
captar "directamente, en las cosas mismas, conceptos que en el estadio
actual de la sociedad y de la conciencia son captados aparte de las
cosas, exteriormente a ellas". Dicho destino de conocimiento suplanta
la inmovilidad del viejo naturalismo sometido a la naturaleza. Por lo
mismo que las cosas no le son dadas de una vez para siempre, este
nuevo realismo descubre su tono en ese movimiento incesante de
penetración en la materia inestable, en esa tenacidad poética (esto es,
creadora) con la que pretende descubrir el mundo posible entre los
aparentes rigorismos del mundo real.
4. Objetividad y Subjetividad
Pasiva hasta el hastío, aquella objetividad era forzoso que se
entumeciera en la impotencia, incapaz para reproducir o reflejar la
realidad cambiante. Y ese hastío del contenido condenaba al
aniquilamiento de la forma, cohibida en un recinto donde toda audacia
de invención quedaba punto menos que humillada. Recién cuando se
medita sobre las circunstancias históricas en que se produjo la
revolución del arte abstracto puede atisbarse una explicación
satisfactoria. Al desacuerdo fundamental entre la sociedad y los artistas
habían respondido los románticos exaltando un héroe individual ungido
de todas las virtudes abismadas por la civilización burguesa: habían
respondido los realistas abandonando al héroe sobrehumano y
desnudando el alma pequeña de dicha ordenación esencialmente
antipoética; respondían ahora los epígonos del arte abstracto
evadiéndose de la realidad de los objetos y fraguando su propio mundo
subjetivo de las cosas. Paradigma de ese subjetivismo obstinado que
pretende arribar a lo real por el atajo de la magia puede ser Schrimpf,
aquel pintor que construía sus paisajes dentro del estudio, sin
esbozarlos nunca previamente ante la naturaleza, erigiéndose él mismo
en arquitecto de su personal naturaleza. Como oposición a una
existencia recargada de trivialidad consiguieron los cubistas ese
descubrimiento de las preformas primordiales, que de súbito pareció
transportarlos más allá de la materia concreta de los objetos.
Advirtieron, en efecto, que el nuevo contenido emocional del mundo va
no podía ser adecuadamente alojado en las viejas formas de expresión;
pero en lugar de insertarse plenamente en el mundo con una lúcida
conciencia adivinatoria de sus leyes, prefirieron adoptar un aire de fuga
que los replegó en la subjetividad extremosa primero, en el delirio
irracional del surrealismo más tarde. Siempre en un término de
enfrentamientos poláricos que no consiguen conciliarse: un objetivismo
cerrado por un lado, un subjetivismo orgulloso por el otro.
5. La creación artística
Si toda creación artística equivale a transformar las realidades
sustanciales o formales en materia de representación, el modo de
representación realista de ninguna manera puede circunscribirse en la
aburrida mezquindad de la copia.
6. Acción Recíproca