Jesús Sana A Un Leproso
Jesús Sana A Un Leproso
Jesús Sana A Un Leproso
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ntocable
Pero lo que aun era más doloroso, es que la lepra hacía a las personas
ceremonialmente impuras. En algún momento, este hombre habría sido
examinado por un sacerdote y diagnosticado como leproso. Desde entonces
estaba obligado a vivir al margen del pueblo de Dios y excluido de la vida
religiosa de Israel (Lv 13:45-46). Unido a esto estaba la terrible duda que se
generaba en el leproso de si tal vez Dios mismo lo rechazaba.
(Ro 10:17) "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."
"Quiero, sé limpio"
El milagro
"Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel": El
endemoniado fue liberado en forma instantánea (Mr 1:26), la fiebre le
dejó a la suegra de Pedro también en forma instantánea (Mr 1:31).
Ahora, el leproso es sanado en forma inmediata.
Eran muy pocos los casos conocidos de leprosos que hubieran sido
sanados: Naamán el sirio (2 R 5), María, hermana de Moisés (Nm
12:9-15). Pero la temible enfermedad, una verdadera muerte en vida
en aquellos tiempos, tuvo que ceder ante el Príncipe de la Vida.
Una prohibición
Jesús insistía mucho a aquellos a los que sanaba para que no lo divulgasen,
porque quería evitar que sus obras de misericordia se convirtieran en un
espectáculo barato. Él rehusó convertirse en un mero obrador de milagros y
no quiso aceptar la fama relacionada con sus milagros (Jn 6:26-27).
Pero con todo esto, el Señor quería enseñar algunas cosas esenciales.
Primeramente, dejó claro que él respetaba la Ley en todas sus partes hasta
que fue cumplida por el Sacrificio que él mismo realizó en la Cruz.
Pero había otra finalidad más en este mandamiento. El Señor pretendía que
la vida social y religiosa de aquel hombre en Israel fuera completamente
restaurada, y los encargados de hacerlo eran los sacerdotes siguiendo las
instrucciones que marcaba la ley.
Pero incluso en el tipo de sacrificio que se debía ofrecer en esa ocasión había
algo único que anunciaba la obra de Cristo. A diferencia de otros sacrificios,
aquí se requerían dos animales (dos avecillas) en lugar de uno sólo. Una de
las avecillas era muerta y su sangre se derramaba sobre la avecilla que
quedaba viva. Después la avecilla viva era soltada y emprendía su vuelo al
cielo. ¡Qué hermosa ilustración de nuestro Señor Jesucristo que una vez
resucitado conservaba las marcas de su muerte, y ascendía glorioso al cielo!
¡Qué poderoso testimonio tuvo que ser para los sacerdotes cuando
escucharan de su resurrección y ascensión al cielo!
¡Qué irónico! Antes de ser sanado, Cristo podía andar por la ciudad,
pero no el leproso. Ahora que fue sanado, el leproso podía andar por
la ciudad, ¡pero no el Señor!
Preguntas