La Senal Zahori
La Senal Zahori
La Senal Zahori
La varita y el reflejo
Vayamos a los hechos: el zahorí tic en sus manos una varita bifurcada c debe ser
flexible y deformable; puc ser natural (una rama de un avellano ven es
conveniente) o artificial (dos mitas de rota de 6 mm de diámetro y cm de longitud,
atadas juntas por un tremo). La varita puede sostenerse ( 1) en una posición
inestable en la que encuentre ya un poco baja, presta a d lizarse girando hacia
abajo, o un pc alta, presta a enderezarse hacia arri Hay que aprender cómo
sostener la v Ila, y algunas personas pueden apol variantes de acuerdo con su
comodidad muscular.
El zahorí, andando a su paso natural pero evitando toda sacudida mecánica,
siente que su varita se le escapa de manos y se dirige hacia abajo (o ha arriba) si
Ilega a una zona de aguas. ta. puede reducirse a una zona defin de un metro
aproximadamente, o incluso menos, de terreno. Hay que señalar que el zahorí no
ha cambiado su actitud en nada; su cerebro envía siempre misma orden a los
músculos de sus manos para mantener la varita en posición.
En el punto en que nos encontran podemos ya decir que el reflejo
geomántico se reduce a una simple baja del tono de los músculos empleados
sostener la varita, siendo desencadenada esta bajada por la Ilegada a una zona
de aguas. Por otra parte, un paso en falso, un ruido inesperado, una sacudida que
haga perder el equilibrio, puede también desencadenar a la varita.
(6) Cf. Imbert-Nergall: "Les sciences ocultes ne sont pas des sciences", de
acuerdo, pero la geomancia no es una ciencia oculta.
El efecto es magnético
(7) Le signal du sourcier, por Y. Rocard 1962 (2~ edición, 1964). Dunod.
Otro recorrido da resultados menos buenos, parece ser que a causa de una
presencia demasiado importante de anomalías magnéticas ocultas en el terreno.
Un cuarto recorrido por las orillas del Potomac ha dado resultados pero
relacionados con el magnetismo, aunque ha debido admitirse que las grandes
estelas de numerosas canoas de motor sobre el río, y también los transportes de
motor eléctrico en una región demasiado habitada, producían campos magnéticos
parásitos variables que inutilizaban la experiencia.
Los autores, antízahoríes de partida, concluyen con gran sorpresa que la
correlación entre la reacción geomántica y las pequeñas anomalías magnéticas no
puede ponerse en duda. Esta verificación obtenida en Norteamérica es menos
sofisticada que nuestros experimentos con un cuadrado.
Éstas se desarrollan en condiciones mucho más naturales, satisfacen mejor
la ausencia de coacción psíquica en los individuos y, sobre todo, conciernen a un
número mucho más elevado de casos: 150 individuos cualesquiera, en lugar de 2
0 3 operadores seleccionados. Además, he señalado con interés que la barra de
hierro enterrada produce una anomalía magnética mucho más natural que mis
cuadrados. El campo creado por la barra es vertical, y se adapta, pues, a la
componente vertical del campo magnético terrestre. Su valor, su módulo para ser
precisos, varía, y precisamente el módulo del campo total