La Cascada de Pensamientos

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Práctica para aprender a identificar los contenidos de la mente y hacernos

conscientes de que no somos nuestros pensamientos, sino que somos el


observador de éstos.

La cascada de pensamientos

Adopta una postura cómoda y mantén la columna recta dejando caer los hombros,
cierra los ojos, respira profundamente y siente el aire que entra y qué sale a
través de tus fosas nasales….. (pausa)

Trata de mantenerte tranquilo y con la atención muy centrada en el ejercicio


(pausa)
A partir de este momento vas a visualizar una cascada con agua cayendo
constantemente hacia un río ¿puedes imaginarte la cascada? (pausa)

Ahora vas a imaginar que esa cascada es una forma de ver tu proceso de pensar, es
decir, es la corriente de pensamientos que llegan continuamente a tu mente.

En este momento pon toda tu atención más allá o detrás de los pensamientos que
van cayendo con la cascada. Imagina que estás entrando en la cueva que hay detrás
de la cascada, en el interior de la roca. Para ello debes cruzar la cortina de agua que
cae desde arriba, imagínatelo con los mayores detalles, como si sintieras el agua
alrededor, como si escucharas el ruido del agua cayendo alrededor, ese eco en la
roca. (pausa)

Ahora ya puedes mirar la cascada desde dentro, escuchando el agua caer, estás
totalmente fuera de ese torrente, eres el observador de la cascada.
Ves como en la cascada sigue pasando agua, sigue cayendo agua rio abajo. (pausa)

Ahora ves como todos los pensamientos que te vienen a la cabeza son de esa
cascada, no paran. Puedes darte cuenta de ese torrente de pensamientos que
normalmente vienen a tu mente y de los que no sueles ser consciente.

Ves como ese torrente de pensamientos no para y sigue cayendo, a veces con más
fuerza, a veces con menos y no pasa nada, simplemente observaba sentado detrás
de la cascada. Observamos como ese torrente de pensamientos van cayendo.
Quizás los vemos en forma de imágenes, quizás lo vemos en palabras.

Vemos cómo esos pensamientos no nos afectan realmente, sólo y simplemente


observamos con interés y curiosidad. Vemos pasar ese caudal de agua que rara vez
para y que lleva nuestros pensamientos.
Los vemos caer y caer y nos damos cuenta de que nosotros estamos dentro de esa
cueva. Después de haber pasado esa cortina de agua, estamos sentados observando
nuestros propios pensamientos. Nos damos cuenta de que ahora somos
observadores de uno mismo. (pausa)
Y vemos como esos pensamientos se alargan y cambian su forma y se hacen un
poco más grandes en ese caudal que va bajando y vemos que cada vez hay menos
pensamientos que ocupan ese caudal, que ocupan nuestra mente. (pausa)

Y nos vemos sonreír ahí sentados con esos pensamientos pasando ante nuestros
ojos, sonreímos al ver que podemos verlo como algo ajeno. Realmente nosotros no
somos esos pensamientos ni esas sensaciones, ni esas emociones.
Nosotros somos quien observamos todo ello, esas cosas pasarán, se irán y
volverán, pero nosotros siempre estaremos, permanecemos ahí. (pausa)

Vemos como ya llevamos un rato viendo esos pensamientos cayendo por la


cascada y ahora van transformándose sólo en agua, vamos viendo sólo agua.
Dejamos de ver el contenido de nuestra mente reflejado en esa cascada, ahora
simplemente vemos agua, que es lo que nosotros estábamos viendo al principio y
es lo que realmente queremos ver, solo agua. (pausa)

Y nos vemos ahí sentados dentro de la cascada, y nos volvemos a hacer consientes
del espacio que ocupamos en la sala en la que estamos, nuestro peso, nuestros
hombros, nuestras rodillas, nuestros tobillos, nuestras manos. Somos conscientes
de nuestra respiración, ese aire que entra y ese aire que sale. Poco a poco vamos
abriendo los ojos y vamos volviendo al lugar de donde partimos.

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