Alfonso Cantigas Nacido en Toledo en 1221

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Nacido en Toledo en 1221, primogénito del Rey Fernando III y de Beatriz

de Suabia, fue el rey de Castilla y León desde 1252 hasta 1284, año que
murió en Sevilla. Su ingente labor cultural y su inmensa labor literaria,
jurídica y científica le ganaron el sobrenombre del Sabio por el que se le
identifica. Educado como su padre en Galicia, adquirió el gusto por el
gallego como lengua poética, lo que impulsó el desarrollo de la lírica
galaicoportuguesa a la que contribuyó con 44 cantigas profanas, en su
mayoría satíricas y sobretodo impulsó la elaboración de un corpus de
cantigas de temática religiosa, las Cantigas de Santa María.
Elaboradas a mediados del siglo XIII constituyen el cancionero
religioso medieval de la literatura en galaico-portugués, frente al profano
que estaría constituido por las cantigas de amigo, de amor y de escarnio.
Por su coherencia, la belleza de los códices que las contienen, por su
número y por su temática, constituyen un hecho singular sin precedente
en la historia de la música medieval de Occidente.
Se trata de un conjunto de 427 composiciones en honor a la Virgen
María, de las que 356 son cantigas que narran milagros de la Virgen
María, y las demás, salvo una introducción y dos prólogos, son de
alabanza o loor a la Virgen, o se refieren a festividades marianas o
cristológicas. Todas están acompañadas de escritura musical, salvo el
poema de introducción.
La devoción mariana estaba en auge en ese siglo y participaban en
ella religiosos y caballeros. En este ambiente el rey alentaba en sus
cantigas a poetas y juglares para que dedicaran sus esfuerzos e
inspiraciones a la «Santa Dama».
Las dudas sobre la autoría directa del rey Alfonso X el Sabio están
resueltas hacia su participación como compositor en no pocas, al menos
diez de ellas de atribución real en integridad de modo indudable. Un
manuscrito toledano le atribuye la autoría de unas cien, pero en muchas
de ellas debe ser de una forma participada, y otras muchas fruto de la
labor encomendada a los colaboradores integrantes de su corte poética,
entre ellos el clérigo compostelano y conocido como segrel de cantigas
profanas galaico-portuguesas Airas Nunes. Una cita del prólogo de las
cantigas, apoyaría la idea de la autoría personal del monarca: …quero seer
oy mais seu trobador, / e rogolle que me queira por seu / trobador e que
queira meu trobar / reçeber, ca per el quer eu mostrar / dos miragres que
ela fez…

El propio códice nos


precisa su participación mediadora en una miniatura (Ms. TI1 de El
Escorial, fol. 170v) en que aparece el rey arrodillado, presentando a la
Virgen los músicos y bailarines que interpretan música para ella.
Obsérvese su papel mediador acentuado por la posición de su mano
derecha, que se señala a sí mismo. Esta y otras referencias directas a su
persona convierten esta obra en la más personal de Alfonso X el Sabio.
Las 427 cantigas se conservan en cuatro códices, todos procedentes
de la corte real. El primero es el llamado Códice de Toledo, que perteneció
a la catedral toledana hasta 1869 y ahora se conserva en la Biblioteca
Nacional de Madrid. Contiene 128 composiciones con notación musical.
Son 160 hojas de pergamino a dos columnas, en letra francesa del siglo
XIII. Otros dos se conservan en la Biblioteca de San Lorenzo del Escorial,
el códice J.b.1, con 198 cantigas en 296 hojas de pergamino escritos con
letra francesa del siglo XIII, con notación musical y miniaturas de gran
valor iconográfico. Y el códice J.b 2, el más rico de los cuatro, con 417
cantigas e ilustrado con 40 miniaturas en 361 hojas de pergamino
también escrito a dos columnas con letra francesa del siglo XIII. El cuarto
es el códice de Florencia, conservado en su Biblioteca Nacional, con 104
cantigas, 2 de ellas exclusivas, pero quedó inacabado en algunas estrofas,
con miniaturas sin dibujar y líneas de notación musical en blanco. Son 131
hojas escritas con letra gótica del siglo XIII.

La importancia de las cantigas de Alfonso X el Sabio reside en


aspectos literarios, musicales y pictóricos. Musicalmente la colección esta
considerada la más importante de la música monódica medieval. Alfonso
X heredó de su padre Fernando III su Capilla musical, con intérpretes y
compositores de varias culturas, de los que aparece rodeado en la
miniatura de la cantiga nº 1 del códice, al igual que en otra aparece
rodeado de los miembros de la escuela de traductores. Las melodías están
tomadas de fuentes diversas: la monodia gregoriana, la lírica popular y las
canciones de los trovadores, y adoptan en su mayoría la forma de
rondeau, con un estribillo musical que se repite tras las glosas.
Los códices de la Biblioteca del Escorial están adornados con
profusión de miniaturas. Muchas de ellas han sido decisivas para el
conocimiento de los instrumentos medievales que se usaban en el siglo
XIII. En el códice de cantigas están representados todo tipo de
instrumentos: organistrum, salterio, laúd, viola de arco, rabel, cítara,
arpa, trompa, trompeta, castañuelas, cornamusas, dulzainas y muchos
otros. De algunos sabemos sus características por las imágenes de las
cantigas de Santa María, hasta el punto que el estudio minucioso de las
miniaturas ha sido importantísimo en la investigación de la música de la
época, y la reconstrucción de los instrumentos.
Este ha sido el caso del rebec morisco o rabel, que aparece en la
cantiga 170, reconstruido con distintos materiales, tal como se ve en la
miniatura.
Desde los siglos XI o XII existen dos tipos de “guitarres” o
“guiternes”: la latina (origen greco-latino), de fondo plano, y la guitarra
morisca (origen árabe) de fondo ovalada, de la familia de los laúdes. Uno
y otro tipo de guitarra están perfectamente representados en las
miniaturas de las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio.
Un instrumento de origen incierto es la Baldosa, quizás
emparentado con el laúd y la cítola. El mostrado aquí es una fiel
reproducción de los que aparecen representados en la miniatura de la
Cantiga de Santa Maria nº 120.

Como evolución de instrumentos vemos el carillón de campanas, de


dos formas medievales, ambas representadas en las Cantigas de Santa
Maria. Uno con las campanas en forma de tulipa y golpeadas
directamente con un martillo por el intérprete; el otro, técnicamente más
completo, tañido mediante un mecanismo indirecto que actúa sobre los
badajos de cada una de las siete campanas, configurando una escala
diatónica.

El órgano portativo o de mano, que aparece en la miniatura de la


cantiga 200, era muy usado desde el siglo XII. Su timbre era muy agudo
por la cortedad de sus tubos. El fuelle se acciona con una mano mientras
con la otra se tañe el teclado. Se usaron hasta bien entrado el siglo XV en
procesiones religiosas, y música de calle.
Un instrumento que echará hondas raíces folclóricas en Galicia es la
gaita, que aparece en la cantiga de Santa María 340. El nombre inicial es
el de cornamusa, como se le llama en Francia, y en el reino de Aragón.
Consiste en un odre o pellejo donde se almacena el aire, una boquilla para
introducirlo, un tubo melódico o clarinete, y dos bordones o roncones,
que hacen resonar la fundamental y la quinta. Llegó a Europa en la Edad
Media, procedente de Asia, y ya no nos abandonaría nunca, aunque muy
pronto se lo recluyera en la trastienda de la música folclórica y popular.
Una variedad de la gaita, documentada en la cantiga 260 es el odrecillo,
pequeña gaita sin bordón y con un puntero recto y largo, pero quebrado
en forma angular.

Por último, una de las aportaciones más valiosas de las Cantigas de


Santa María de Alfonso X, son las riquísimas ilustraciones, que
constituyen una verdadera historia dibujada en viñetas de extraordinaria
calidad pictórica.
Su riqueza temática es inmensa al mezclar loores a la virgen con
relatos de milagros muy difundidos en la edad media y sucesos de la vida
personal del monarca. Son testimonio de la intensa devoción Mariana
que, aunque no se relaciona directamente con la peregrinación jacobea, si
arraigó en ciudades del Camino de Santiago como Villasirga o Ponferrada
donde, por mediación milagrosa de la Virgen, algunos peregrinos jacobeos
obtienen la curación a su retorno de Santiago.
El tema de cada historia se
desarrolla en seis viñetas separadas por cenefas, pero conformando una
unidad gráfica, y constituyendo un documento precioso por la perfección
de su factura, por su riqueza cromática y por la abundante y variada
información que aportan. Su valor iconográfico es incalculable por el
admirable realismo de las imágenes y su originalidad y mérito es
incomparablemente superior a cualquier otra obra europea, y nos ofrece
un documento fiel de la forma de vida hispana en la Edad Media, en
detalles inagotables como la indumentaria de hombres y mujeres, moros y
judíos, sus calzados y tocados, la arquitectura, las armas, los navíos, el
mobiliario de todo tipo, los tapices, los retablos, la orfebrería, los cuadros,
las esculturas, los instrumentos musicales e infinidad de detalles que
hacen de esta obra un monumento histórico y artístico sin parangón.
CANTIGAS PREPRESENTATIVAS RELACIONADAS CON EL CAMINO Y
LA PEREGRINACIÓN:
Cantiga nº 26, “Non e gran cousa”: sobre como Santa María juzgó el alma
de un peregrino que iba a Santiago, que se mutila y muere en el camino
por engaño del diablo, para que volviese al cuerpo e hiciese penitencia. Se
trata de uno de los más conocidos relatos tradicionales del Camino de
Santiago. En el siglo XII era conocido como el gran milagro y tenía una
fiesta especial en la catedral compostelana. Un peregrino peca contra la
castidad y engañado por el diablo se mutila los genitales, con lo que
muere en pecado y el diablo se lleva su alma. Santiago le defiende u
reclama la abogacía de la Virgen María.
Cantiga nº 49, “Ben com’aos”: sobre como Santa María guió a los
peregrinos que iban a su iglesia de Soissons, y siendo de noche erraron el
camino. Se trata de la aparición de la Virgen Peregrina que ilumina y
conduce a los peregrinos que andan perdidos y temerosos ante los
peligros de la noche.
Cantiga nº 157, “Deus por sa Madre castiga a vegadas ben de chão”: sobre
unos romeros que iban a Rocamador y se albergaron en un burgo, y la
hospedera les hurtó la harina que traían. Como castigo quedo con un
cuchillo en la boca del que no pupo librarse hasta que lloró su pecado ante
Santa María de Rocamador (variante francesa del Camino de Santiago
desde Puy-en-Velay).
Cantiga nº 184, “A Madre de Deus”: sobre el milagro de Santa María para
salvar a un niño en el vientre de su madre, que ocurrió en un lugar
montañoso en tierra de Santiago.
Cantiga nº 253, “De grand’á Santa María”: sobre un peregrino de Francia
que iba a Santiago, que en Santa María de Villalcazar de Sirga, no pudo
dejar la barra de hierro que traía en penitencia.
Cantiga 268, “Gran confiança na Madre de Deus sempr’ aver devemos”:
sobre la curación de una mujer tullida de pies y manos por Santa María de
Villalcazar de Sirga.
Cantiga 278, “Como sofre mui gran coita”: Sobre la curación de una ciega
por intercesión de Santa María de Villalcazar de Sirga.
Cantiga nº 313, “Ali u todo los santos”: sobre la protección por Santa-
María de Villa-Sirga de una nave en peligro, al invocarla.
La obra lírica escrita en galaico-portugués, abarca 470 cantigas.
Las de tema religioso, las “Cantigas de Santa María”, son 426, y
constituyen el cancionero religioso medieval por antonomasia.
Están escritas y compuestas en honor a la Virgen María. Pueden dividirse en dos grupos: las
narrativas (356), que constituyen un compendio de milagros, historias y alabanzas dedicadas a
Nuestra Señora, y las cantigas de loor, que son poemas de corte más profundo, casi místico,
verdaderas oraciones.

Sobresalen por múltiples aspectos: la extensión, la variedad métrica, la artificiosa organización del
conjunto, el lirismo profundamente emotivo de la poesía, las miniaturas (en particular, por las
representaciones de instrumentos musicales) y las anotaciones musicales de los cuatro códices
originales que de ellas se conservan.

En cuanto a aspectos musicales, están consideradas como la colección de música cortesana de tipo
monódico más relevante del siglo XIII, ya que aúna el canto gregoriano, la lírica popular y las
composiciones trovadorescas.

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