Estrategia y Táctica
Estrategia y Táctica
Estrategia y Táctica
Y TACTICA
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Este cuaderno es el producto
del esfuerzo de los trabajadores
de Quimantú, dirigido
a todos los trabajadores de Chile.
CUADERNOS DE E D U C A C I O N POPULAR
SEGUNDA SERIE:
PARA LUCHAR POR EL SOCIALISMO
ESTRATEGIA
Y
TACTICA
MARTA HARNECKER
GABRIELA URIBE
«julmonlu
a 40814
EMPRESA EDITORA NACIONAL QUIMANTU LTDA.
Av. Santa María 076, Casilla 10155, Santiago de Chile.
Primera Edición de 30.000 ejemplares/ mareo de 1973.
Director División Editorial: Joaquín Gutiérrez M.
Jefe Departamento Ediciones Especiales: Alejandro Chelen R.
Encargada de la Colección: Gabriela Uribe B.
Proyectó la Edición: Pedro Parra S.
Diseñó la Portada: -María Angélica Pizarro B.
ESQUEMA
INTRODUCCION
CONCLUSION
RESUMEN
CUESTIONARIO
BIBLIOGRAFIA
6
INTRODUCCION
3
CEP 7: Socialismo y comunismo.
9
Esta situación es la que hace necesario que la
clase obrera se organice en forma tal que pueda
ser capaz de conducir esta lucha hasta su victoria
final. Para Lenin, la lucha de clases entre el proleta-
riado y la burguesía debía ser concebida como una
guerra. En ella el proletariado sólo podría triunfar
si sus sectores más avanzados lograban darse una
organización parecida a la de un ejército, capaz de
movilizar en forma inteligente y disciplinada a las
grandes masas proletarias contra sus explotadores.
Esa organización es el partido del proletariado.
El partido proletario es, entonces, la organiza-
ción que debe dirigir el proceso revolucionario, que
conduce al proletariado y al pueblo como si se tra-
tara de una guerra contra un ejército enemigo.
Pero, ¿cómo logra aunar las fuerzas del prole-
tariado y del pueblo? ¿Cómo puede ir debilitando el
poder de la minoría dominante en la sociedad?
¿De qué manera puede avanzar paso a paso, sin
perder de vista el objetivo final? ¿Cómo logra avan-
zar desarrollando las fuerzas y la conciencia de las
masas? ¿Qué elementos debe tomar en cuenta para
transformar cada momento de la lucha en una victo-
ria que asegure el triunfo definitivo? ¿De qué ma-
nera logra interpretar el sentir de las masas para
lanzarles a acciones que hagan avanzar el proceso?
En este Cuaderno contestaremos todas estas in-
terrogantes, analizando de qué manera se planifi-
can científicamente y se impulsan los combates que
permiten a la clase obrera y al pueblo ganar la
guerra contra sus enemigos para construir una so-
ciedad socialista.
n
I. LOS CONCEPTOS DE ESTRATEGIA Y
TACTICA,
fckleMttoV
J9
U. LA OFENSIVA Y LA DEFENSIVA EN El
TRANSCURSO DE LA LUCHA.
22
II!. LA ESTRATEGIA DE I A UNIDAD
POPULAR.
5
Algunos han llamado "paso táctico" a este paso
para señalar que no es el objetivo final hacia el
cual se camina. Pensamos que haciendo la distinción
entre objetivo estratégico final y objetivo estratégico
parcial se puede lograr una mejor comprensión del
problema. Así, el Programa de la UP señala cuál es
el objetivo estratégico parcial' que hay que lograr pa-
ra avanzar hacia el objetivo estratégico final: el so-
cialismo. Esta forma de plantear las cosas nos permite
diferenciar dentro del programa: a) el objetivo estra-
tégico parcial, y b) los pasos tácticos para lograrlo.
Esto no sería posible si a todos ellos los llamáramos
pasos tácticos.
32
ios recuperado para Chile importantes industrias
estaban en manos de extranjeros o de grupos
«páticos:
3 i-
IV. CORRELACION DE FUERZAS "POSIBLE
Y "REAL"
39
V. LOS PARTIDOS PROLETARIOS Y LA
E S T R A T E G I A D E LA UP. ( P R O G R A M A
MINIMO Y PROGRAMA MAXIMO.)
• " C o c i n a s
un proceso ininterrumpido, uno marcha que no
se detiene en su avance al socialismo.
Es en este sentido que los partidos prole-
tarios están dispuestos a jugarse por entero
para que se cumpla el Programa de la UP,
manteniendo siempre su independencia políti-
ca para continuar luchando por la realización
de su objetivo final: establecer el socialismo
en nuestro país y terminar con toda explota-
ción.
Si un partido revolucionario no es capaz
de fijarse un programa mínimo, si no es capaz
de visualizar cuáles son las tareas concretas
e inmediatas que permiten a v a n z a r hacia el
objetivo estratégico final, no podrá convertirse
en una verdadera vanguardia revolucionaria
ya que funcionará con puros esquemas abs-
tractos que las masas populares difícilmente
comprenderán. El programa mínimo es el me-
jor programa para esa situación histórica y, por
lo tanto, el único programa verdaderamente
revolucionario, ya que es el único que permite
a v a n z a r el proceso. Muchos programas más
revolucionarios en el papel pueden llegar a ser
un freno para la revolución si pretenden ser
aplicados cíe inmediato.
Pensamos que uno de los errores de algu-
nos sectores revolucionarios fuera de la UP fue
no tener un programa mínimo, y cuando afir-
maban que el programa de la UP no era "su"
programa, lo que en el fondo estaban afir-
mando era que este Programa no correspondía
a su programa máximo, que era un Programa
socialista.
44
Pero si bien es erróneo no tener un pro-
grama mínimo, también es importante seña-
lar que no menos erróneo sería el que un par-
tido proletario hiciera del programa mínimo
su único programa, es decir, si hiciera del pro-
grama mínimo su programa máximo. Aban-
donaría así su deber de elevar el nivel de con-
ciencia de las masas, especialmente de los
trabajadores, para que ellos estén dispuestos
a luchar por hacer de nuestro país un país so-
cialista.
La elevación de la conciencia de las ma-
sas se realiza en el curso mismo de la lucha,
en su movilización contra el enemigo, en la
unión -de la teoría a la práctica de sus luchas.
En este sentido es importante tener en
cuenta que el programa mínimo se refiere a
la situación histórica concreta que es necesa-
rio transformar. Por lo tanto, cuando se pro-
ducen modificaciones importantes en esta si-
tuación se deben hacer modificaciones impor-
tantes en el programa.
Por eso, los revolucionarios deben estar
continuamente analizando sus resultados y las
nuevas situaciones que se van creando. Deben
estar atentos a la necesidad de adecuar este
programa a la realidad, pero siempre en la
perspectiva del objetivo final, de avanzar al
socialismo.
45
VI. LAS CONSIGNAS POLITICAS
... • •
llevan la menor cantidad de color político pue-
den ser consideradas como medios necesarios
para aglutinar a las masas cuando la situa-
ción no permite pasar a acciones revoluciona-
rias decisivas". 9
Es necesario distinguir dos tipos de con.
signas: las consignas de p r o p a g a n d a y las
consignas de acción.
Como ejemplo de las primeras, podría-
mos citar las siguientes: "aumentar la produc-
ción es hacer revolución"; "la distribución es
tarea del pueblo"; "contra el legalismo bur-
gués: justicia popular", etc. Como ejemplo de
las segundas podemos citar las siguientes: " a
impedir el paro patronal haciendo producir las
fábricas"; "formar una J A P por m a n z a n a " ;
"fortalecer los comandos comunales", etc.
Una de las características de las desvia-
ciones de ultraizquierda es la utilización de
consignas que n a d a tienen que ver con el mo-
mento político que se está viviendo. Por ejem-
plo: "la consigna del momento es destruir el
Parlamento", cuando de hecho se sabe que no
se cuenta con la fuerza como p a r a hacer de
ello una realidad; "insurrección o morir", cuan-
do n a d a hace pensar que la insurrección es-
té a la orden del día; "no a l voto, sí a l fusil",
cuando la mayor parte del pueblo cree en las
elecciones y quiere la paz.
Lanzar a las masas a combates decisivos
prematuros o demasiado tardíos es siempre
9
Le Duan: La Revolución Vietnamita, Serie Camino de
Victoria, Editorial Austral, 1971, pág. 51.
51
peligroso para la revolución. Sólo un partido
que tiene un verdadero contacto con las ma-
sas, que conoce sus intereses inmediatos, que
evalúa correctamente su potencial revolucio-
nario, es capaz de lograr una conducción polí-
tica correcta haciendo que éstas lo reconozcan
como su vanguardia.
Los partidos o grupos políticos que no tu-
vieron una verdadera línea de masas tienden
a lanzar consignas abstractas que pueden ser
correctas desde el punto de vista estratégico,
pero que carecen de significación actual para
las masas, ya que no aparecen ligadas de ma-
nera alguna a sus intereses inmediatos.
El arte de la dirección política justa con-
siste en saber lanzar consignas aue, partiendo
de estos intereses, conduzcan a las masas ha-
cia los objetivos estratégicos que se persiguen.
Lenin nunca planteó el socialismo como una
consigna en sí, abstracta —lo ligó a los intere-
ses más inmediatos de las masas rusas: tierra,
pan y paz—, pero planteó las cosas de manera
tal, que a l luchar por estos intereses inmediatos
las masas luchaban a la vez por el socialismo
y desarrollaban su conciencia revolucionaria
a través de la acción.
53
CONCLUSION
1 ¡¡ende Llamó a
Organizar VigHanduJi^
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•obre Abastecimientos - ta» UMMonr]
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fuerza se centuplica. Hay que organizar a las masas
para luchar. No obstante, también mediante la lu-
cha se logra su organización y educación y el de-
sarrollo de las fuerzas revolucionarias. Por lo tanto,
la propaganda, la organización y la lucha deben
estar estrechamente vinculadas, y todas se encami-
narán a crear y desarrollar el contingente político
de masas en preparación del salto cualitativo defini-
tivo".10
"Organizar y luchar, luchar y organizar y de
nuevo luchar. De una lucho surge otra; y una vez
que las masas entran en ella van elevando rápida-
mente su conciencia, y a través de sus propias expe-
riencias se darán cuenta de la verdad y de cómo de-
ben luchar".11
"Y, por último, el arte de la dirección estratégica
y táctica revolucionaria, así como la dirección de la
jucha, se manifiesta ante todo en saber lanzar con-
signas eficaces, correctas y oportunas de acuerdo
con la situación concreta".12
10
le Duan: La Revolución Vietnamita, Serie Camino
de Victoria, Editorial Austral, 1971, pp. 47-49.
u
O p . cit., p. 50.
l2
Op. cit, p. 51.
57
RESUMEN
60
CUESTIONARIO