Escala S
Escala S
Escala S
Escudo Nacional
ISBN 978-612-01-0310-4
3
ANTOLOGÍA LITERARIA Antología literaria SECUNDARIA
3
SECUNDARIA
literaria
Antología
EL ACUERDO NACIONAL
El 22 de julio de 2002, los representan- GDG QRV VLQWDPRV SDUWH GH HOOD &RQ
tes de las organizaciones políticas, re- HVWH¿QHO$FXHUGRSURPRYHUiHODFFH-
ligiosas, del Gobierno y de la sociedad VRDODVRSRUWXQLGDGHVHFRQyPLFDVVR-
FLYLO¿UPDURQHOFRPSURPLVRGHWUDEDMDU ciales, culturales y políticas. Todos los
todos, para conseguir el bienestar y de- SHUXDQRVWHQHPRVGHUHFKRDXQHPSOHR
VDUUROORGHOSDtV(VWHFRPSURPLVRHVHO GLJQRDXQDHGXFDFLyQGHFDOLGDGDXQD
Acuerdo Nacional. salud integral, a un lugar para vivir. Así,
DOFDQ]DUHPRVHOGHVDUUROORSOHQR
El acuerdo persigue cuatro objetivos fun-
GDPHQWDOHV3DUDDOFDQ]DUORVWRGRVORV
3. Competitividad del País
SHUXDQRV GH EXHQD YROXQWDG WHQHPRV
3DUD D¿DQ]DU OD HFRQRPtD HO $FXHUGR
GHVGH HO OXJDU TXH RFXSHPRV R HO URO
VH FRPSURPHWH D IRPHQWDU HO HVStULWX
TXH GHVHPSHxHPRV HO GHEHU \ OD UHV-
ponsabilidad de decidir, ejecutar, vigilar GH FRPSHWLWLYLGDG HQ ODV HPSUHVDV HV
RGHIHQGHUORVFRPSURPLVRVDVXPLGRV GHFLUPHMRUDUODFDOLGDGGHORVSURGXF-
(VWRV VRQ WDQ LPSRUWDQWHV TXH VHUiQ tos y servicios, asegurar el acceso a la
UHVSHWDGRVFRPRSROtWLFDVSHUPDQHQWHV IRUPDOL]DFLyQ GH ODV SHTXHxDV HPSUH-
para el futuro. VDV\VXPDUHVIXHU]RVSDUDIRPHQWDUOD
FRORFDFLyQGHQXHVWURVSURGXFWRVHQORV
3RUHVWDUD]yQFRPRQLxRVQLxDVDGR- PHUFDGRVLQWHUQDFLRQDOHV
OHVFHQWHVRDGXOWRV\DVHDFRPRHVWX-
GLDQWHVRWUDEDMDGRUHVGHEHPRVSURPR- (VWDGR (¿FLHQWH 7UDQVSDUHQWH \
ver y fortalecer acciones que garanticen 'HVFHQWUDOL]DGR
HOFXPSOLPLHQWRGHHVRVFXDWURREMHWLYRV (V GH YLWDO LPSRUWDQFLD TXH HO (VWDGR
que son los siguientes: FXPSODFRQVXVREOLJDFLRQHVGHPDQH-
UD H¿FLHQWH \ WUDQVSDUHQWH SDUD SRQHU-
1. Democracia y Estado de Derecho se al servicio de todos los peruanos. El
La justicia, la paz y el desarrollo que ne- $FXHUGR VH FRPSURPHWH D PRGHUQL]DU
FHVLWDPRVORVSHUXDQRVVyORVHSXHGHQ OD DGPLQLVWUDFLyQ S~EOLFD GHVDUUROODU
GDU VL FRQVHJXLPRV XQD YHUGDGHUD GH-
LQVWUXPHQWRVTXHHOLPLQHQODFRUUXSFLyQ
PRFUDFLD (O FRPSURPLVR GHO $FXHUGR
R HO XVR LQGHELGR GHO SRGHU$VLPLVPR
Nacional es garantizar una sociedad en
GHVFHQWUDOL]DU HO SRGHU \ OD HFRQRPtD
la que los derechos son respetados y
para asegurar que el Estado sirva a to-
los ciudadanos viven seguros y expre-
san con libertad sus opiniones a partir GRVORVSHUXDQRVVLQH[FHSFLyQ
GHOGLiORJRDELHUWR\HQULTXHFHGRUGHFL-
GLHQGRORPHMRUSDUDHOSDtV 0HGLDQWHHO$FXHUGR1DFLRQDOQRVFRP-
SURPHWHPRV D GHVDUUROODU PDQHUDV GH
2. Equidad y Justicia Social FRQWURODU HO FXPSOLPLHQWR GH HVWDV SR-
3DUD SRGHU FRQVWUXLU QXHVWUD GHPRFUD- líticas de Estado, a brindar apoyo y di-
cia, es necesario que cada una de las IXQGLUFRQVWDQWHPHQWHVXVDFFLRQHVDOD
SHUVRQDVTXHFRQIRUPDPRVHVWDVRFLH- sociedad en general.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Dirección de Educación Secundaria
Antología
literaria
3
Ministerio de Educación
Calle Del Comercio N.º 193, San Borja
Lima 41, Perú
Teléfono: 615-5800
www.minedu.gob.pe
Coordinadora
Karen Coral Rodríguez
Antologadores
Marco Bassino Pinasco
Marcel Velázquez Castro
Editor
Alfredo Acevedo Nestárez
Recopiladores de textos
Elizabeth Lino Cornejo
Agustín Prado Alvarado
Ilustrador
Oscar Casquino Neyra
Diseño y diagramación
Hungria Alipio Saccatoma
Impreso
Se terminó por:
de imprimir en XXX de 2017, en los talleres gráficos de Quad/Graphics Perú S.A.,
Consorcio
sito en Av. Corporación
Los FrutalesGráfica
344, AteNavarrete S.A., Amauta Impresiones Comerciales S.A.C. y Metrocolor S.A.
Se terminó de imprimir en setiembre de 2017, en los talleres gráficos de Metrocolor S.A., sito en Jr. Los Gorriones
Nº 350 - Urb.de
© Ministerio LaEducación
Campiña, Chorrillos, Lima.
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin
© Ministerio
permiso de Educación
expreso de los editores.
Todos
Hecho los derechosLegal
el Depósito reservados. ProhibidaNacional
en la Biblioteca la reproducción
del Perúde este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin
permiso expreso de los editores.
N.º 2017-XXX
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú
N.º 2017-10994
Impreso en el Perú / Printed in Peru
Impreso en el Perúse
En esta antología, / Printed in Peru
ha optado por emplear términos en masculino para referirse a los géneros de las personas. Esta
medida no implica faltar el respeto que todos los seres humanos merecemos.
En esta antología,
Asimismo, en los se ha optado
relatos, por emplear
cuentos y poemas términos
se ha en masculino
respetado parade
el uso referirse a los géneros
las variedades de las personas.
regionales Esta
del castellano
medida
cuando,noporimplica faltar
voluntad delelnarrador
respeto oque todos
autor, los seres
el texto humanos
original merecemos.
lo propone.
Asimismo,
Por último, en los relatos,
se está aplicandocuentos y poemas
la normativa se ha respetado
ortográfica vigente delelespañol,
uso depublicada
las variedades
el año regionales
2010. del castellano
cuando, por voluntad del narrador o autor, el texto original lo propone.
Por último, se está aplicando la normativa ortográfica vigente del español, publicada el año 2010.
Índice
Presentación.............................................................................................................. 5
Introducción.............................................................................................................. 6
MI CORBATA........................................................................................................... 48
Manuel Beingolea
EL PRÓXIMO MES ME NIVELO........................................................................... 53
Julio Ramón Ribeyro
EL RUMOR DEL OLEAJE...................................................................................... 61
Yukio Mishima
IDILIO MUERTO..................................................................................................... 73
César Vallejo
LA TREGUA.............................................................................................................. 74
Rosario Castellanos
UN HOMBRE CON PODER.................................................................................... 79
Tradición oral del Valle del Colca
RELATO DE UN BORRACHO Y UN EPE´YUI..................................................... 80
Tradición oral wayuu o guajiro de Venezuela-Colombia
Actividades................................................................................................................ 82
EL PUENTE.............................................................................................................. 92
Franz Kafka
EL PRÍNCIPE ALACRÁN........................................................................................ 93
Clemente Palma
EL GRILLO............................................................................................................... 100
Pu Songling
EL ERMITAÑO DEL RELOJ................................................................................... 104
Teresa de la Parra
PISHTACO, NACACC.............................................................................................. 113
Testimonio de Jesús Urbano Rojas
Actividades................................................................................................................ 116
El libro que tienes en las manos es una puerta que te permite entrar o salir de
muchos lugares: un extenso campo, otro planeta, un lugar inventado, el fondo del
mar, la mente de una persona. En realidad, no existen límites para lo que hay
detrás de cada puerta.
Si abres este libro, te encontrarás en una clínica donde te van a operar, en
un cine donde tu amigo va a declararse, en la calle peleando por defender a uno
de tus compañeros, en un barco en medio de una tormenta realizando una hazaña
que te hará héroe. También te convertirás en un puente, un grillo de pelea, un
perro que debe cumplir con una venganza, una persona que ha perdido el deseo
de vivir, un cóndor…
Así, al cruzar el umbral de las diversas puertas, imaginamos que puedes
tener algunas preguntas y aquí vamos con ellas y sus respuestas.
¡Vamos!
¡Pasa las páginas y adelante!
E
l Country Club es uno de los hoteles más elegantes de Lima, y
dicen que tiene más de cien habitaciones. Está situado en San
Isidro, barrio residencial, a unos veinte minutos en automóvil
del centro de Lima, y rodeado de hermosos jardines. Durante el
verano, mucha gente viene a bañarse en las piscinas del club, y
a jugar tenis. Para los muchachos en vacaciones escolares o universitarias,
es un entretenido centro de reunión.
3 de enero
Esta mañana he ido al Country por primera vez en estas vacaciones.
Encontré, como siempre, a muchos amigos. Todos fuman, y me parece que
Enrique fuma demasiado. Enrique me ha presentado a su enamorada. Es
muy bonita, pero cuando me mira parece que se burlara de mí. Se besan
todo el tiempo, y es muy incómodo estar con ellos. Yo sé que a Enrique
le gusta estar conmigo, pero si siguen así, no voy a poder acercarme.
Enrique no hace más que fumar y besar a Carmen. Carlos también tiene
enamorada, pero creo que lo hace por pasar el verano bien acompañado. No
es ni bonita, ni inteligente. Es fea. Los demás no tenemos enamorada. Este
verano empieza bien. Hay muchas chicas nuevas, y algunas mocosas del
año pasado se han puesto muy bonitas. Veremos. Regresaré como siempre
a almorzar a mi casa...
11 de enero
Hoy he visto a la chica más maravillosa del mundo. Es la primera
vez que viene a la piscina, y nadie la conoce. Llegó cuando ya iban a cerrar
la puerta. Solo vino a recoger a un chiquillo que debe ser su hermano. Me
ha encantado. ¿Qué puedo hacer? No me atreví a seguirla. ¿Quién será?
Todo sucedió tan rápido que no tuve tiempo para nada. Me puse demasiado
nervioso. Hacía rato que estaba sentado en esa banca, sin saber que ella
10
15 de enero
Parece que seguirá viniendo todos los días. Nadie la conoce, y tengo miedo
de pedirle ayuda a Carlos o a Enrique. Serían capaces de tomarlo a la broma...
16 de enero
La he seguido. No se ha dado cuenta de que la he seguido. Vive cerca a
mi casa. No me explico cómo no la he visto antes. Tal vez sea nueva por aquí...
¡Qué miedo me dio seguirla! Ya sé dónde vive. Tengo que conocerla. Mañana...
20 de enero
¡Se llama Cecilia!
No sé qué pensar de Piltrafa. Todos dicen que es un ladrón, que es
maricón y que es un hipócrita. No sé qué pensar, porque a mí me ha hecho
el más grande favor que se me podía hacer. Me la ha presentado. Y, sin
embargo, tengo ganas de matarlo. Me cobró un sol. Yo hubiera pagado mil.
Fue la forma en que me la presentó lo que me da ganas de matarlo. Me
traicionó. Le dijo que yo le había pagado un sol para que me la presentara.
Ella se rio, y yo no sabía qué cara poner. Se ha dado cuenta de que me
gusta. La quiero mucho, pero me molesta que lo sepa desde ahora. Mis
amigos dicen que eso me ayudará. No sé...
30 de enero
¡La adoro! La veo todos los días. Viene a la piscina por las mañanas y por las
tardes. Tenemos nuestra banca, como Enrique y como Carlos. Los mocosos son una
pesadilla. Nos miran y se ríen de nosotros. Ella tiene miedo de que su hermano nos
vea. Se la he presentado a Carlos y a Enrique. Dicen que es muy bonita, pero no
me gusta cuando Carlos dice que tiene muy buenos brazos. Lo dice en broma, pero
no me gusta. Carmen, la enamorada de Enrique, me ha prometido hacerme el bajo.
Ella es mayor y entiende de esas cosas. ¡Qué complicado es todo! Ahora me dicen
que disimule; que no la deje entender que estoy templado. ¡Qué difícil! Además, ella
ya lo sabe. Mañana voy a decirle para acompañarla hasta su casa...
31 de enero
Hoy la acompañé hasta su casa. Nadie sabe cuánto la quiero.
11
7 de febrero
La acompaño todos los días hasta la puerta de su casa. Su mamá nos
ha visto, pero se hace la que no se da cuenta, y no se molesta. Creo que
es buena gente. ¡Cecilia no sabe cuánto la quiero! Es tan difícil decir todo
lo que uno siente. Hoy, por ejemplo, cuando regresábamos de la piscina,
ella me dijo que sus padres la habían amenazado con ponerla interna
porque sus notas no habían sido muy buenas. Me di cuenta de que eso la
preocupaba mucho. Hubiera querido abrazarla. Hubiera querido decirle
que yo era capaz de hablar con sus padres. Además, quise decirle que si la
mandaban interna, yo iría a verla todos los días por la ventana del colegio
(no sé cómo, porque yo también estoy interno). Quise decirle tantas cosas,
y solo me atreví a decir que no se preocupara, que todos los padres dicen
lo mismo. Es terrible lo poco que uno dice, y lo mucho que siente. La
quiero tanto…
10 de febrero
Podría morirme. Ayer Cecilia no vino a la piscina porque una
compañera de clase la había invitado. La extrañé mucho. Carlos y
Enrique se burlaban. Hoy la he visto nuevamente. ¡Qué maravilloso fue
verla entrar! Parecía un pato. Ya todos mis amigos la llaman «pato», y yo
le he regalado una figura de un pato que hizo uno de mis hermanos. Pero
Cecilia me ha contado algo terrible. Ayer, en casa de su amiga, estuvo
con César. César es el don Juan de mi colegio. Es el mayor de todo el
colegio y un matón. No puedo tolerarlo. Me parece que me voy a volver
loco encerrado aquí, en mi cuarto. ¿Cómo hacer para que no regrese donde
esa amiga? Tengo que hablar con Carmen. No debo escribir más. Esto no
es de hombre. Pero podría morirme...
12
15 de febrero
Y ahora tengo que invitar a Cecilia al cine. Mis amigos están preparando
todo. En el cine, tengo que pasarle el brazo un rato después de que empiece la
película. Si no protesta, debo tratar de acariciarle el hombro. En la fila de atrás,
estarán Enrique con Carmen, y Carlos con Vicky. Ellos se encargarán de darme
valor. Pepe y el Chino se sentarán, uno a cada lado nuestro, y hacia la mitad de la
película cambiarán de asiento alegando no ver bien. Así podré actuar sin que los
vecinos me molesten. Ellos llegarán antes que yo, para coger asiento. Todo esto me
parece imposible. Si Cecilia se da cuenta, podría molestarse. Hasta cuándo durará
todo esto. Sería tan fácil que la llamara por teléfono en este instante y le dijera
cuánto la quiero. ¡Qué manera de complicarme la vida! Si todo terminara en el
cine; pero no: por la noche, iremos al Parque Salazar, y allí tengo que declararme.
16 de febrero
¡Estoy feliz! Estoy muy nervioso. Cecilia ha aceptado mi invitación.
Iremos todos al cine Orrantia. Sus padres la llevarán, y yo debo esperarla
en la puerta a las 3.30 de la tarde. Mis amigos entrarán un rato antes para
coger los asientos. Dice Cecilia que después irá a tomar el té a casa de una
amiga, en Miraflores, y que luego irán al Parque Salazar juntas. Creo que
la primera parte ha salido bien. Estoy muy nervioso, pero estoy contento.
17 de febrero
Soy el hombre más feliz de la tierra. Cecilia. ¡Cecilia! No puedo escribir.
No podré dormir. ¡No importa!
13
14
15
2 de marzo
Nos vemos todos los días, mañana y tarde en la piscina. Tenemos
nuestra banca, y ahora tenemos derecho a permanecer largo rato con
Carmen y con Enrique, con Carlos y con Vicky. Hoy le he cogido la mano
por primera vez. Sentí que uno de los más viejos sueños de mi vida se
estaba realizando. Sin embargo, después sentí un inmenso vacío. Era como
16
6 de marzo
Hoy llevé a Cecilia por los jardines. Nos escondimos entre unos árboles,
y la besé muchas veces. Nos abrazábamos con mucha fuerza. Ella me dijo
que era el primer hombre que la besaba. Yo seguí los consejos de Enrique, y
le dije que ya había besado a otras chicas antes. Enrique dice que uno nunca
debe decirle a una mujer que es la primera vez que besa, o cualquier otra
cosa. Me dio pena mentirle. Hacía mucho rato que nos estábamos besando,
y yo tenía miedo de que alguien viniera. Cecilia no quería irse. Un jardinero
nos descubrió y fue terrible. Nos miraba sin decir nada, y nosotros no
sabíamos qué hacer. Regresamos corriendo hasta la piscina. Todo esto tiene
algo de ridículo. Cecilia se quedó muy asustada, y me dijo que teníamos que
ir a misa juntos y confesarnos...
7 de marzo
Hoy nos hemos confesado. No sabía qué decirle al padre. Enrique
dice que no es pecado, pero Cecilia tenía cada vez más miedo. A mí
me provocaba besarla de nuevo para ver si era pecado. No me atreví.
Gracias a Dios, ella se confesó primero. Yo la seguí y creo que el padre
se dio cuenta de que era su enamorado. Me preguntó si besaba a mi
enamorada, antes de que yo le dijera nada. Al final de la misa nos vio
salir juntos y se sonrió.
Cecilia me ha pedido que vayamos a misa juntos todos los domingos.
Me parece una buena idea. Iremos a misa de once; y de esa manera podré
verla también los domingos por la mañana. Además, estaba tan bonita en
la iglesia. Se cubre la cabeza con un pañuelo de seda blanco, y su nariz
respingada resalta. Se pone linda cuando reza, y a mí me gusta mirarla de
reojo.
Tiene un misal negro, inmenso, y muy viejo. Dice que se lo regaló
una tía que es monja, cuando hizo su primera comunión. Lo tiene lleno de
estampas, y entre las estampas hay una foto mía. Me ha confesado que le
gusta mirarla cuando reza. Cecilia es muy buena...
17
La amaba porque era un muchacho de quince años, y porque ella era una
muchacha de quince años. Cuando hablaba de Cecilia, Manolo hablaba siempre
de su nariz respingada y de sus ojos negros; de sus pecas que le quedaban
tan graciosas y de sus zapatos blancos. Hablaba de las faldas escocesas de
Cecilia, de sus ocurrencias y de sus bromas. Le cogía la mano, la besaba, pero
todo eso tenía para él algo de lección difícil de aprender. De esas lecciones que
hay que repasar, de vez en cuando, para no olvidarlas. No prestaba mucha
atención cuando sus amigos le decían que Cecilia tenía bonitos brazos y
bonitas piernas. Su amor era su amor. Él lo había creado y quería conservarlo
como a él le gustaba. Cecilia tenía más de pato, de ángel, y de colegiala, que
de mujer. Cuando le cogía la mano era para acariciarla. Le hablaba para que
ella le contestara, y así poder escuchar su voz. Cuando la abrazaba, era para
protegerla. (Casi nunca la abrazaba de día.) No conocía otra manera de amar.
¿Había, siquiera, otra manera de amar? No conocía aún el amor de esa madre,
que, sonriente, sostenía con una mano la frente del hijo enfermo, y con la otra,
la palangana en que rebalsaba el vómito. Sonreía porque sabía que vomitar lo
aliviaría. Manolo no tenía la culpa. Cecilia era su amor.
18 de marzo
Hoy castigaron a Cecilia, pero ella es muy viva, y no sé qué pretexto
inventó para ir a casa de una amiga. Yo la recogí allí, y nos escapamos
hasta Chaclacayo. Somos unos bárbaros, pero ya pasó el susto, y creo que
ha sido un día maravilloso. Llegamos a la hora del almuerzo. Comimos
anticuchos, choclos, y picarones, en una chingana. Yo tomé una cerveza, y
ella una gaseosa. Por la radio, escuchamos una serie de canciones de moda.
Dice Cecilia que cuando empiece el colegio, nos van a invitar a muchas
fiestas y que tenemos que escoger nuestra canción. La chingana estaba
llena de camioneros, y a mí me daba vergüenza cuando decían lisuras, pero
Cecilia se reía y no les tenía miedo. Ellos también se rieron con nosotros.
18
25 de marzo
Detesto esas tías que vienen de vez en cuando a la casa, y me dicen
que he crecido mucho. Sin embargo, parece que esta vez es verdad. Cecilia
y yo hemos crecido. Hoy tuvimos que ir, ella donde la costurera, y yo donde
el sastre, para que le bajen la basta a nuestros uniformes del colegio. La
adoraba mientras me probaba el uniforme, y me imaginaba lo graciosa que
quedaría ella con el suyo. Le he comprado una insignia de mi colegio, y se
la voy a regalar para que la lleve siempre en su maleta. Estoy seguro de que
ella también pensaba en mí mientras se probaba su uniforme.
11 de abril
Es nuestro último año de colegio. Vamos a terminar los dos de dieciséis
años, pero yo los cumplo tres meses antes que ella. Estoy nuevamente
interno. Es terrible. No nos han dejado salir el primer fin de semana. Dicen
que tenemos que acostumbrarnos al internado. Recién la veré el sábado.
Tengo que hacerme amigo de uno de los externos para que nos sirva de
correo.
Estoy triste y estoy preocupado. Estaba leyendo unos cuentos de
Chéjov, y he encontrado una frase que dice: «Porque en el amor, aquel que
más ama es el más débil». Me gustaría ver a Cecilia.
19
«¿Q
ué haces aquí?», preguntó, y se inclinó para observarme,
don Isauro Oscovilca, y luego de un espacio agregó:
«Algún día volverás a hablar, Eliseo, y algún día,
también, serás músico». Se irguió, después, y apoyándose
en su bastón se alejó. Yo permanecí inmóvil, sentado
junto a la portada del templo, tan absorto como estoy ahora aquí en el coro, en
el mismo banco en que él se sentaba, frente al armonio cuyo teclado recorría
con sus dedos. Sí, preguntándome, recordando, en esta hora matinal de junio,
de retorno y homenaje. Se marchó, pues, esa mañana, el viejo organista, y
al cabo de un rato lo hice yo, contento porque me había dirigido la palabra.
Me conocía, desde luego, pues ¿quién no sabía en el pueblo que yo era Eliseo,
el mudo? ¿Quién no me había visto andar por las calles con los balayes de
mi madre? Ignoraba, en cambio, el viejo señor, que yo era asiduo oyente de
su arte, tan hermoso para mí como el amanecer o la blancura de la nieve.
Y no obstante, movido acaso por una súbita intuición, me había hecho aquel
pronóstico. Dejé que pasara, pues, un rato, y comenzó a atardecer. Me levanté
al fin y regresé a casa, para preparar la cena, y aguanté con paciencia los
rezongos de mi madre, y en la mesa los secos comentarios de mi padrastro.
¡Era tan tediosa nuestra existencia, y a veces me pesaba tanto, a mis quince
años, la mudez en que me hundí un día! Mas esa noche me sentía contento,
casi dichoso por lo que había escuchado, y por eso, después de comer y lavar
la vajilla, me quedé en el corredor del patio hasta muy tarde. Yo, Eliseo, hijo
de José Riquelme, ya finado, y de Jacinta Chávez, viuda y conviviente, sabe
Dios por qué, de ese malhumorado individuo, chacarero y negociante al por
menor. Yo había atraído, y eso era lo importante, la atención de ese anciano,
que desde hacía años no salía de su casa sino para ir a la iglesia y tocar
este instrumento, al que algunos llamaban también, con antiguo nombre,
melodio. ¿Se acordaría don Isauro de que alguna vez fui como los demás
niños del lugar, y que hablaba y asistía a la escuela, hasta esa mañana de
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
¿Por qué Manolo se siente incómodo con todo lo que sus amigos le aconsejan hacer para
declararse a Cecilia?
En la entrada del 14 de marzo aparece la siguiente cita: «Cecilia tenía más de pato, de
ángel, y de colegiala, que de mujer». Explica qué crees que quiere decir.
Imagina que eres Cecilia o Manolo y que ya es junio, pero no han podido verse, pues
Manolo está interno y no ha podido salir. Escribe una página del diario del personaje
que has escogido. ¿Cómo crees que se siente? ¿Qué crees que le puede contar de su
colegio? ¿Qué crees que quisiera decirle?
40
EL RETORNO DE ELISEO
Explica en qué circunstancias don Isauro Oscovilca le dice a Eliseo: «Algún día volverás a
hablar, Eliseo, y algún día, también, serás músico». Luego comenta de qué manera este
comentario repercute en la vida de Eliseo.
La lectura y la escritura son elementos importantes en la vida de Eliseo. ¿De qué manera
estas lo ayudan, en su condición de «mudo», a enfrentar diversas situaciones en
diferentes etapas de su vida?
De los tantos hechos que vive Eliseo, cita uno que te haya llamado más la atención y
comenta por qué. Luego relaciona este hecho con la vida de otras personas que conoces
y comenta si estas han reaccionado de la misma forma que Eliseo. ¿Qué aspectos
comunes y distintos encuentras en sus historias? Comenta.
Al final del cuento, Eliseo vuelve a su pueblo después de treinta y nueve años. ¿Por qué
crees que regresa y deja todo lo que había conseguido? ¿Qué opinas de esta actitud?
Harías tú lo mismo si te encontraras en esta situación.
¿Qué emociones y sentimientos vive Eliseo cuando escucha tocar a don Isauro Oscovilca?
¿A qué crees que se deben? ¿Crees que estas emociones y sentimientos se repiten en
diferentes situaciones de su vida? Explica tu respuesta.
41
RIMA XLI
En la Rima XLI, ¿cómo nos damos cuenta de que se trata de un amor imposible?
La voz poética se compara a sí misma con una alta torre y una enhiesta roca. ¿Por qué
escoge una torre y una roca? ¿Qué tienen en común?
Por otro lado, compara a la amada con un huracán y el océano. ¿Por qué escoge esos
elementos? ¿Qué tienen en común?
Observa que los verbos utilizados para describir el encuentro de los dos personajes implican
el hecho de que uno someta al otro: «estrellarte o abatirme», «romperte o arrancarme». Ahora
recuerda que uno de los personajes es una torre o una roca y el otro un huracán o un océano.
Explica cómo esos verbos comunican la imposibilidad del amor entre ambos.
AL AMOR
«Al amor» nos cuenta de lo contradictorio que puede ser el sentimiento amoroso. La voz
poética le está hablando a alguien. ¿A quién crees que se dirige en este poema?
Observa que la voz poética comienza poniendo una condición. Por ejemplo: «Si eres un
bien arrebatado al cielo…» y luego hace una serie de preguntas. Un bien arrebatado al
cielo debe ser algo bellísimo y exquisito. ¿Cómo contrapone esa visión tan placentera de
la amada con las preguntas que siguen?
42
Explica por qué usa el adjetivo «vivas» para describir a las llamas e «inerte» para describir al hielo.
¿Cómo intensifica las emociones de la voz poética el uso de preguntas que no tienen
respuesta?
EL TROMPO
«El trompo» es un poema, pero no está escrito en versos, sino en prosa; es decir, de
margen a margen de la hoja. Este poema no habla, en realidad, de un trompo. Entonces,
¿de quién habla?
Observa esta comparación: «Tú caerás como una hoja de eucalipto…». Explica en tus
propias palabras el significado de esta comparación.
Teniendo en cuenta a quién va dirigido el poema, explica con tus propias palabras esta
expresión: «Danzarás y danzarás besando el equilibrio.»
43
¿Piensa la voz poética que su relación va a durar mucho? Copia una cita que sustente tu
respuesta.
HISTORIA
«Historia» es un poema de múltiples sentidos. Imagina el objeto del deseo de la voz
poética y dibújalo.
44
Observa la voz poética. ¿A quién crees que va dirigido este poema? ¿Cómo te has dado
cuenta de ello?
La voz poética emplea diversas imágenes. Explica con tus palabras cómo crees que estas
imágenes transmiten el deseo y el amor por las historias.
45
M
e la regaló Marta, una provincianita a quien seduje con mi aplomo
y mis modales de limeño. Estaba hecha de un retazo de seda
rosa, oriundo quizá, de algún vestido en receso, y sobre ella la
donante había bordado con puntadas gordas e ingenuas multitud
de florecillas azules, que no pude reconocer si eran miosotis1. Me
la envió encerrada en una caja de jabón de Windsor, que olía muy bien.
Yo por aquel tiempo era un pobrete que me comía los codos y andaba
de Ceca en Meca, galopando tras de un empleo en alguna oficina del Estado.
Ser amanuense era entonces mi mayor ambición. Cincuenta soles de sueldo
eran para mí, inestimable tesoro, que solo muy escasos mortales podían
poseer. ¡Oh, cincuenta soles de sueldo! ¡Con esa suma asegurada hubiera
yo doblado el cabo de la felicidad! ¿Qué cómo? Cuando se es amado, a pesar
de ser pobre, una gran confianza en el porvenir nos alienta. Y la dulce
serranita me amaba. Muchos pretendientes había despachado por mi causa.
Felices horteras endomingados que le hacían la rueda, mientras le vendían
media vara de surah o un corte de indiana. Así como así, eran mejores que
yo los tales horteras desde el punto de vista matrimonial. Tenían regulares
sueldos y lo que ellos llamaban las rebuscas, cosas que, probablemente, yo
me moriría sin conocer. Pero Marta los mandaba a paseo sin escucharlos
siquiera. Solo yo era el preferido. Quizá me encontraba distinto también a
los jóvenes de su tierra, sentimentales y turbulentos. A mí no me disgustaba
la muchacha. Tenía bonito pelo, ojos tiernos, y tocaba en el piano Al pie del
Misti con bastante sentimiento. ¡Con ella y mis 50 soles hubiera sido feliz!
Lo único que parecía apenarla era mi poca fe. Mi carencia de religión.
—¿Cree usted en Dios? —me preguntaba a menudo.
—Naturalmente —le respondía yo.
—No es bastante, es preciso cumplir con la iglesia, es preciso creer.
La verdad es que yo no creía sino en mi pobreza. Solo se cree en Dios
a partir de 50 soles de sueldo.
1 Miosotis: flor azul conocida como Nomeolvides. Simbólicamente se le conoce como la flor del amor
desesperado o amor eterno.
48
49
50
51
52
A
llí viene Cieza —dijo Gastón señalando el fondo de la alameda
Pardo.
Alberto levantó la vista y distinguió en la penumbra de
los ficus una mancha que avanzaba y que la cercanía dotó
de largas extremidades, anteojos negros y un espinazo más
bien encorvado.
—¡Al fin estás acá! —exclamó Cieza antes de llegar a la banca—. Te
he estado llamando toda la tarde por teléfono.
—Quítate los anteojos —dijo Alberto sin levantarse. Cieza se los
quitó y dejó al descubierto sus dos cejas hinchadas y los ojos envueltos en
una aureola violeta.
—Te has dejado masacrar —dijo Alberto—. ¿Tengo tiempo de ir hasta
mi casa? Estos zapatos no tienen punta.
—Creo que no —dijo Gastón—. Ya debe haber empezado el programa.
Ahorita llega el cholo Gálvez.
La gallada que estaba en la puerta de radio Miraflores se acercó.
Todos abrazaron a Alberto, dieron la mano a Cieza y en grupo penetraron
en la emisora. Se acomodaron en el auditorio, mirando el estrado donde
una rubia postiza cantaba aires mejicanos con una voz deplorable.
—¿Y cómo te ha ido en todo este tiempo? —le preguntó al oído el cojo
Zacarías—. Hace un año que nadie te ve.
—Trabajando —dijo Alberto—. No me iba a pasar la vida parado en
las esquinas.
El animador despachó amablemente a la rubia y el segundo aficionado
en subir al escenario fue Miguel de Albarracín. Era casi un enano que hacía
lo imposible por parecerse a Carlos Gardel. Apenas empezó su versión de
Tus ojos se cerraron, se escuchó un bullicio en las filas altas del auditorio.
—Allí está —dijo Gastón.
53
54
55
56
57
58
59
60
Esta novela está ambientada en la isla de Utajima (Japón), lugar de una belleza
natural impresionante. El texto narra los amores de dos adolescentes que deben ven-
cer los prejuicios sociales y la diferencia económica entre sus dos familias. En este
capítulo, el joven Shinji, un pescador pobre, confirma que su amada Hatsue también
lo quiere, pues esta le envía clandestinamente una fotografía. Sin embargo, ella está
prometida por su padre a otro joven rico, llamado Yasuo. Este y Shinji mantienen
una silenciosa hostilidad, pero los dos comienzan a trabajar en un barco comercial y
viven una serie de aventuras que marcan su tránsito a la adultez, pues se alejan de
su isla natal y conviven con marineros experimentados. En una de las travesías mari-
nas, se desata un tifón y la tripulación del barco debe realizar una serie de maniobras
para salvar la embarcación: una de ellas implica que un marinero se lance al mar
embravecido y ate una cuerda a una boya. Es una misión de alto riesgo y voluntaria-
mente Shinji decide asumir esa tarea sin medir las consecuencias. A continuación,
L
podrás leer el capítulo 14 de la novela.
61
62
63
64
65
66
67
68
5 Bitas: en náutica son los trozos de fierro de forma cilíndrica apernados fuertemente a las cubiertas que
sirven para tomarle vueltas a las cuerdas que atan las velas.
6 Verga: en náutica es el palo puesto horizontalmente en un mástil y que sirve para sostener la vela. Los
penoles son los extremos de las vergas.
69
70
71
72
73
R
ominka Pérez Taquibequet, del paraje de Mukenjá, iba con
su cántaro retumbante de agua recién cogida. Mujer como
las otras de su tribu, piedra sin edad; silenciosa, rígida para
mantener en equilibrio el peso de la carga. A cada oscilación
de su cuerpo —que ascendía la empinada vereda del arroyo
al jacal— el golpeteo de la sangre martilleaba sus sienes, la punta de sus
dedos. Fatiga. Y un vaho de enfermedad, de delirio, ensombreciendo sus
ojos. Eran las dos de la tarde.
En un recodo, sin ruidos que anunciaran su presencia apareció un
hombre. Sus botas estaban salpicadas de barro, su camisa sucia, hecha
jirones; su barba crecida de semanas.
Rominka se detuvo ante él; paralizada de sorpresa. Por la blancura
(¿o era una extrema palidez?) de su rostro, bien se conocía que el extraño
era un caxlán1. ¿Pero por cuáles caminos llegó? ¿Qué buscaba en sitio tan
remoto? Ahora, con sus manos largas y finas, en las que se había ensañado
la intemperie, hacía ademanes que Rominka no lograba interpretar. Y a
las tímidas, pero insistentes preguntas de ella, el intruso respondía no con
palabras, sino con un doloroso estertor.
El viento de las alturas huía graznando lúgubremente. Un sol desteñido,
frío, asaeteaba aquella colina estéril. Ni una nube. Abajo, el gorgoriteo
pueril del agua. Y allí los dos, inmóviles, con esa gravedad angustiosa de
los malos sueños.
Rominka estaba educada para saberlo. El que camina sobre una tierra
prestada, ajena; el que respira está robando el aire. Porque las cosas (todas
las cosas; las que vemos y también aquellas de que nos servimos) no nos
pertenecen. Tienen otro dueño. Y el dueño castiga cuando alguno se apropia
de un lugar, de un árbol, hasta de un hombre.
El dueño —nadie sabría cómo invocarlo si los brujos no hubiesen
1 Caxlán: en México, algunas poblaciones indígenas llaman así a los hombres blancos que son vistos como
una oportunidad pero con desconfianza.
74
75
76
77
78
¿Q
uién es el isquinayuq, karpayuq runa? Al señor
Santiago se le dice en castellano relámpago, rayo. Pero
en quechua los runas de antes le dicen señor Santiago.
Si el rayo que truena en la hora doce, coge a un runa
yendo a cualquier cerro, entonces ese runa se vuelve
en esquinayuq, carpayuq, poderniyuq. Si este runa es
visto por otro al momento de ser cogido, ya no se levanta; cuando no es
visto por nadie, este se levanta con poder. ¿Cómo este runa tiene poder?
Es un maestro que alcanza la iranta, cura a los runas, lee las hojas de
coca. Este es el Sanduyuq, hombre de conocimientos (Yachayniyuq runa).
El señor Santiago le deja a este runa su Sandu, su sabiduría, y este
runa se reviste de poder, estos runas ahora ya son pocos. Este runa con
poder te cura; cuando la tierra te coge, a cualquiera, cuando tu casa te
coge, o cuando te hace asustar cualquier cerro. ¿Este esquinayuq para que
te cure qué quiere? Te pide remedios. Hace hablar en la hora doce del día,
puede ser también de noche, a cualquier hora hace hablar a los cerros. Por
decir al cerro Qiwisa de Lari o a cualquier cerro llamándole le hace hablar;
sopla con cuidado ¡phuuu!, ¡phuuu-awki phuuu phuuu awki!, y ya sale.
¡Bummm! Llega dentro de la oscuridad, empieza a parlar, les hace pelear,
ahí los cerros discuten.
Esto es lo que hace el esquinayuq, carpayuq runa. Es runa seleccionado
por el señor Santiago. Dice no quiere a un misti. Cómo será.
79
S
egún dicen, había una vez un hombre rico. Había estado bebiendo en
una casa ajena, algo distante de la suya como hacia allá. Se dirigió a su
casa en medio de la borrachera e iba a caballo. Pues bien, le anocheció
al hombre por el camino y cabeceaba encima de su cabalgadura. Se bajó
después y se echó a dormir en la orilla del camino.
En aquella oportunidad la luna estaba resplandeciente y el hombre rico
se hallaba tendido en el suelo. Llevaba él manta1, cotiza, collar y llevaba ceñida
a la cintura su arma y también sostenía la rienda de su cabalgadura. Pues
bien, luego después, le llegó de repente un epe'yui2, que lo encontró roncando. El
epe'yui le miró a la cara, también lo palpó; no se movía, estaba profundamente
dormido. Se acercó luego el epe'yui al caballo; se puso a examinar lo que había
en la silla. Encontró entonces la bebida del hombre. La sacó, la destapó, y bebió,
y la guardó de nuevo.
Pues bien, el epe'yui se volvió a ver al hombre. Le quitó la manta, le desamarró
el cinturón, le quitó la cotiza, el collar, el sombrero y también le cogió el arma. Pues
bien, de repente el borracho se despertó porque le estaban quitando la ropa. «¿Qué
será ahora esto que me toca? ¿Y qué será ahora esto que me quita la manta?»,
pensaba para sus adentros. No se movía; abría un poco muy levemente su ojo.
El hombre veía el epe'yui parado cerca de él, «¿qué me hará?», pensaba. Pues
bien, después, el epe'yui se puso el vestido del hombre, y se ciñó de una vez su arma.
Después de eso sacó el aguardiente y bebió de él. Pues bien, acomodó el caballo para
él y se montó encima. Y lo echó a andar encaminándolo en dirección a occidente.
Pues bien, como no era nada lento el caballo, al fin de hombre rico, apenas
le amagaba el epe'yui galopaba velozmente hacia el occidente. «Tüt, tüt, tüt»,
sonaban los pasos del caballo.
Ahora bien, cuando se encontraba algo distante detuvo el caballo con la
rienda. Pues bien, lo echó a galopar nuevamente hacia el borracho. Cuando venía
1 Manta: en las mujeres es la batola; en los hombres es un paño largo y ancho que se ciñen en varias
vueltas los guajiros ricos entre la cintura y las rodillas.
2 Epe’yui: es una especie de pantera o tigre que en el relato toma un aire antropomórfico. Esta pantera
aparece siempre como envidiosa de los hombres afortunados y de las mujeres bellas. (Ambas notas
corresponden al texto original).
80
81
MI CORBATA
El cuento «Mi corbata» tiene como protagonista a un joven con pocos recursos
económicos. ¿Qué necesitaba él para ser feliz al inicio del cuento?
El protagonista recibe una invitación a una fiesta de personas muy ricas. ¿Por qué ninguna
dama acepta bailar con él en la fiesta?
82
Al final de la pelea, Alberto y sus amigos van a celebrar la victoria. Sin embargo, Alberto
les dice: «Cuídate más la próxima vez, Cieza; déjate de patotas y de niñerías. Ya no soy
el mismo de antes. Si me van a buscar la próxima vez para estas cosas, palabra que no
salgo». ¿Qué significa que ya no es el mismo?
83
Además de Shinji, Hatsue tiene otro pretendiente, llamado Yasuo. El padre de Hatsue le ha
dicho a Yasuo que debe trabajar como «pinche» si quiere que apruebe su propuesta de
noviazgo con Hatsue. ¿Por qué crees que Yasuo no quiere trabajar como «pinche»?
¿De quién crees que está enamorada Hatsue: de Yasuo o de Shinji? Explica tus razones.
Yasuo parecía ser muy inteligente, pues hablaba de muchos temas con mucho
razonamiento. ¿Qué hacía Shinji en esos casos?
¿Por qué podría decirse que Yasuo muestra soberbia cuando responde al contramaestre
que lo ha reprendido por no hacer su trabajo?
84
Finalmente, la novela termina cuando Hatsue se compromete con uno de sus dos
pretendientes. ¿Con quién crees que lo hace? Explica tus razones de acuerdo con lo que
has leído en el capítulo que te hemos presentado.
IDILIO MUERTO
En el poema «Idilio muerto», la voz poética evoca a su amada. ¿Dónde está su amada y
dónde está la voz poética? ¿Cómo nos damos cuenta de dónde está cada uno?
Observa que las dos primeras estrofas tienen la misma estructura: comienza la voz
lírica preguntándose qué sería de su amada Rita. Luego con el adverbio «ahora», en el
tercer verso, se ubica la voz misma en su presente. Explica los contrastes del lugar, los
quehaceres y el ánimo de Rita con los de la voz poética. Transcribimos las estrofas para
facilitarte el trabajo:
Explica por qué este poema expresa la tristeza de la voz poética por el hecho de no estar
en el campo.
85
El poema termina con el llanto de un pájaro salvaje. ¿De quién es realmente ese llanto?
LA TREGUA
«La tregua» es un fascinante relato que envuelve una historia de abuso social en una
atmósfera mítica. Teniendo esto en cuenta, explica a quién crees que representa el pukuj.
Explica por qué el secretario municipal de Chamula incendia las chozas de Mukenjá con
sus habitantes adentro.
¿Crees que es justificada la violencia de los pobladores de Mujenká contra el pukuj al final
del relato? Da tus razones.
86
El cuento describe al pukuj como un espíritu, pero también como una fuerza maligna,
y desde su liberación «el pukuj anda suelto y, ya en figura de animal, ya en vestido
de ladino, se aparece. Ay de quien lo encuentra». Imagínate al pukuj convertido en un
animal fabuloso que combina las partes de muchos animales. La cabeza, ¿será de toro?,
¿de cóndor?, ¿de cuy?, ¿de serpiente? ¿Y el cuerpo? ¿Y las extremidades? Describe a
continuación cómo te imaginas al pukuj.
87
¿Por qué crees que, cada vez que regresaba el epe’yui, el hombre no se movía y simulaba
estar inconsciente?
¿Qué crees que hubiera pasado si el hombre, en vez de huir, hubiera continuado
haciéndose el dormido?
88
¿Qué fue lo que hizo fácil que cazaran y dieran muerte al epe’yui?
Imagina que eres el protagonista de «Mi corbata» o que eres Hatsue de la novela El rumor
del oleaje. Si has escogido el primero, escríbele una carta a la arequipeña que te hizo la
corbata y te la regaló en una caja que olía a jabón de Windsor. Debes contarle cómo te
sientes al final del cuento, cuando ya tienes esposa e hijos, y la recuerdas y extrañas. Si
has escogido a Hatsue, escribe una carta para Shinji donde muestres tu emoción por la
acción valiente que realizó y tu deseo de que pronto regrese a verte.
89
Y
o era rígido y frío, yo era un puente, tendido sobre un precipicio,
en la parte de acá estaban atornilladas las puntas de los pies,
en la de más allá, las manos; me aferraba a un barro que se
desmoronaba. Los faldones de la chaqueta flameaban a ambos
lados. En la profundidad bramaba el helado arroyo truchero.
Ningún turista se perdía por estas latitudes intransitables, el puente aún
no había sido marcado en ningún mapa. Así permanecía yo y esperaba;
me veía obligado a esperar; un puente ya construido no puede dejar de
ser puente sin despeñarse. Una vez, por la noche, ya fuera la primera o la
milésima, no lo sé, mis pensamientos se tornan confusos, no paran de vagar
en círculo, una noche de verano, pues, cuando el arroyo murmuraba oscuro,
oí la pisada de un hombre. Hacia mí, hacia mí. Extiéndete, puente, ponte en
condición; vigas sin barandilla, sostened al que os ha confiado, equilibrad
imperceptiblemente la inseguridad de su paso, pero si vacila, muéstrate,
puente, y llévale hasta tierra como un dios de la montaña. Llegó, me tanteó
con la punta de hierro de su bastón, luego levantó con su ayuda los faldones
de mi chaqueta y los puso sobre mí, se abrió paso a través de mi pelo
enzarzado con la punta del bastón, probablemente mirando a su alrededor,
y lo dejó descansar un rato. Pero entonces, precisamente cuando soñaba que
le llevaba sobre montañas y valles, saltó con ambos pies en la mitad de mi
cuerpo. Ignorante de todo, me estremecí al sentir un dolor salvaje. ¿Quién
era? ¿Un niño? ¿Un gimnasta? ¿Un temerario? ¿Un suicida? ¿Un tentador?
¿Un destructor? Y me di la vuelta para verle. ¡El puente se da la vuelta! Aún
no lo había hecho, cuando ya me había despeñado; me despeñé y ya estaba
desgarrado y atravesado por los afilados salientes que, desde los furiosos
remolinos, me habían contemplado siempre con mirada pacífica.
92
M
i hermano Feliciano no había regresado a dormir y resolví
acostarme sin esperarle más tiempo. En esa época aún
vivíamos juntos. Seguramente el muy borracho se había
quedado dormido bajo algún banco de la taberna a la que
acostumbraba ir. Ya me tenían desesperado sus vicios y
pensaba arrojarle de casa al siguiente día, pues se hacía imposible la vida
común, llevando él, como llevaba, una vida tan desastrada y escandalosa.
Creo haber dicho en alguna ocasión que Feliciano y yo éramos gemelos.
¡Malhaya la hora en que fuimos engendrados! ¡Desventurada ocurrencia de
la Fatalidad de traernos al mundo con pocas horas de intervalo, y, lo que
es peor, con rostros y cuerpos tan semejantes! Los sabios que se dedican
a estudios de psicofisiología no consideran entre las causales que pueden
romper la identidad del yo la semejanza absoluta de dos cuerpos. Antes de
seguir la relación de un extraño episodio de nuestra vida, voy a explicar
brevemente uno de los muchos fenómenos psicológicos que se realizaban en
mí, con lo cual creo prestar un positivo servicio a la ciencia.
Un actor contraído al estudio de un carácter que necesita interpretar,
puede preocuparse tanto de su asimilación que llegue a sentir realmente en
su alma el yo del personaje que estudia. Entre mi hermano y yo se realiza
frecuentemente, y sin propósito intencionado, este fenómeno, debido sin
duda no solo a la identidad de nuestras personas físicas sino también a la
confusión de nuestros espíritus en las tenebrosidades de nuestra vida fetal
común. Desde pequeños éramos tan semejantes de cuerpo y de rostro que
a nosotros mismos nos era absolutamente imposible distinguirnos. Cuando
estábamos igualmente vestidos y en una situación incolora de espíritu, la
semejanza de los cuerpos y la entonación idéntica de la voz nos causaban el
efecto de que ambos éramos incorpóreos. ¿Por qué? Porque ambos teníamos
conciencia de la distinción de nuestra persona interna, pero no así de la
de nuestros cuerpos. A la muerte de nuestro padre (nuestra madre murió
93
94
95
96
97
98
99
D
urante el reinado de Xuan De, la lucha de grillos fue muy popular
en la corte y un impuesto de grillos se exigía cada año. En la
provincia de Shaanxi eran escasos estos insectos; sin embargo,
el magistrado de Huayin —con el objeto de caerle bien al
gobernador— presentó cierta vez un grillo de notable capacidad
pugilística. En la medida en que a este distrito se le exigió presentar grillos,
los magistrados ordenaron a sus alguaciles conseguirlos. Todo el mundo
comenzó a criarlos y a pedir precios exorbitantes por ellos, mientras los
astutos alguaciles aprovechaban tal situación para ganar dinero.
En este pueblo vivía un intelectual llamado Cheng Ming, que había
fracasado muchas veces en el examen distrital. Este torpe pedante fue
encargado de cobrar el impuesto de grillos y no pudo evadir este servicio.
Pronto se exigió un nuevo impuesto de grillos y nadie pudo pagar, de modo
que Cheng tuvo que hacerlo de su propio peculio.
«¡Qué situación!», exclamó su mujer. «Sería bueno que tú mismo busques
grillos. Una posibilidad entre diez mil de que encuentres uno de valor.»
Con una vara de bambú y una jaula de alambre buscó desde el
amanecer hasta la noche entre las ruinas, removiendo rocas y hurgando
huecos, pero todo en vano. El magistrado le fijó un tiempo limitado con
amenaza de castigos corporales si no cumplía.
En este preciso momento llegó al pueblo un adivino jorobado que
leía la suerte consultando a los espíritus. La mujer de Cheng fue a pedirle
consejo. Ante la puerta, una multitud de curiosos. Dentro, una cortina, una
mesa y un incensario. Quienes consultaban su suerte quemaban incienso
y se arrodillaban tres veces. El adivino, concentrado en sus pensamientos,
movía los labios sin que nadie pudiera entender sus palabras. Por último,
un pedazo de papel con la respuesta solicitada. Respuesta siempre correcta.
La mujer de Cheng puso una moneda sobre la mesa, quemó incienso
y se arrodilló tres veces. La cortina se agitó un momento y un papel cayó
100
101
102
103
E
ste era una vez un capuchino2 que encerrado en un reloj de mesa
esculpido en madera tenía como oficio tocar las horas. Doce veces en
el día y doce veces en la noche, un ingenioso mecanismo abría de par
en par la puerta de la capillita ojival que representaba el reloj, y podía
así mirarse desde fuera cómo nuestro ermitaño tiraba de las cuerdas
tantas veces cuantas el timbre, invisible dentro de su campanario, dejaba oír su
tin-tin de alerta. La puerta volvía enseguida a cerrarse con un impulso brusco
y seco como si quisiese escamotear al personaje; tenía el capuchino magnífica
salud a pesar de su edad y de su vida retirada. Un hábito de lana siempre nuevo
y bien cepillado descendía sin una mancha hasta sus pies desnudos dentro de
sus sandalias. Su larga barba blanca, al contrastar con sus mejillas frescas y
rosadas, inspiraba respeto. Tenía, en pocas palabras, todo cuanto se requiere
para ser feliz. Engañado, lejos de suponer que el reloj obedecía a un mecanismo,
estaba segurísimo de que era él quien tocaba las campanadas, cosa que lo llenaba
de un sentimiento muy vivo de su poder e importancia.
Por nada en el mundo se le hubiera ocurrido ir a mezclarse con
la multitud. Bastaba con el servicio inmenso que les hacía a todos al
anunciarles las horas. Para lo demás, que se las arreglaran solos. Cuando
atraído por el prestigio del ermitaño alguien venía a consultarle un caso
difícil, enfermedad o lo que fuese, él no se dignaba siquiera abrir la puerta.
Daba la contestación por el ojo de la llave, cosa esta que no dejaba de prestar
a sus oráculos cierto sello imponente de ocultismo y misterio.
Durante muchos, muchísimos años, fray Barnabé (este era su nombre)
halló en su oficio de campanero tan gran atractivo que ello le bastó a satisfacer
su vida; reflexionen ustedes un momento: el pueblo entero del comedor tenía
fijos los ojos en la capillita y algunos de los ciudadanos de aquel pueblo
no habían conocido nunca más distracción que la de ver aparecer al fraile
1 Publicado póstumamente.
2 Capuchino: es una orden de monjes franciscanos, caracterizados por llevar una vida contemplativa y
dedicada al estudio. Llevan un hábito marrón con capucha que ajustan con una cuerda en la cintura.
104
105
106
107
108
109
110
111
112
E
n estos caminos había algunos sitios que eran peligrosos porque
estaban los pishtacos. Uno de esos sitios era Chaupi Chaca que
va hacia la selva antes de Uchuraccay. Otro era Ayahuarcuna de
más abajo, de Huanta a Huamanga; Suyruyrurucc como quien va
a Ñecce, y otro sitio más conocido como la Bajada de las Huatatas.
Allí esperaban y también en Puma Jahuanja que era el verdadero sitio
de los pishtacos porque allí había nacido y habían agarrado al pishtaco
Birucha. Y la gente tenía miedo de estos sitios y los viajantes tenían que ir
juntos pero nunca faltaba alguno que tenía su necesidad y andaba solo; allí
estaba el peligro.
El pishtaco tiene sus brujerías que suelta y aunque fueran varios
caminantes juntos para defenderse, siempre alguno cogía el pishtaco; al
pobre le daba ganas de orinar o se quedaba dormido, un poquito descansaba
y el pishtaco lo cogía y el resto no se daba cuenta.
Yo he visto al pishtaco una vez porque mi papá tenía ganado arriba
en Cholo y me había arriesgado a andar solo y me fui donde estaba la bajada
de Chaupichaca que es un sitio de dar miedo porque entonces estaba lleno
de árboles grandes, chachas, chilca, había piedras y también un machay
(cueva negra) que no se veía porque había árboles que tapaban su boca; pero
ahora todos la ven, porque ahora todo han botado, por la leña han llevado
los árboles para el horno. El camino tenía de un lado el río y por el otro lado
monte y en medio, estrecho, pasaba el caminante. Había salido temprano
de mi casa ese día y a las diez de la mañana estaba allí en Chaupichaca
y el jebe huaraca estaba distraído tirando a los pajaritos cuando sentí que
empezaron a gritar los chihuacos porque este pájaro avisa; entonces volteé
la cara y encima de una piedra estaba el pishtaco: el pantalón era medio
marrón, el poncho y el sombrero eran negros y tenía media tapada la cara
y se le veían los ojos grandes y en la mano llevaba un machete medio curvo
que con el reflejo del sol brillaba como si fuera una estrella. Me miraba con
113
114
115
EL PUENTE
En este cuento, un puente nos cuenta el paso de un viajero sobre él. ¿Qué había debajo
del puente?
EL PRÍNCIPE ALACRÁN
«El príncipe alacrán» es un relato narrado por Macario que tiene un hermano gemelo,
llamado Feliciano. Sin embargo, Macario no está seguro de ser él y no Feliciano. Explica
por qué tiene esta confusión.
116
¿Has visto alacranes alguna vez? Escribe un breve texto en el que describas la diferencia
entre los alacranes que conoces y los que se describen en este relato. Si no los has visto
nunca, busca imágenes en Internet o en algún libro.
El relato nos deja con la duda de si lo narrado ha sido vivido o soñado por el protagonista.
Basándote en el final del cuento, ¿qué crees tú? ¿Es una pesadilla o no? Plantea dos
razones utilizando citas del texto para tu respuesta.
Explica por qué crees que es mejor que el relato sea narrado por Macario y no por un
narrador que no sea personaje de la historia.
EL GRILLO
En el relato «El grillo», se cuenta la historia de un padre de familia, Cheng, que trata
de salir adelante cumpliendo sus deberes honradamente. ¿Te parecen razonables las
obligaciones que tiene Cheng? Explica tu respuesta.
117
Al final, un grillo salta a la manga de Cheng y decide atraparlo aunque no parece muy
buen peleador. ¿Qué lo convence de que es un grillo excepcional?
El hijo de Cheng despierta de su estado luego de un año y dice que soñó que era un grillo.
¿Qué crees que ha pasado con el hijo de Cheng en el periodo que estuvo inconsciente?
Este cuento nos hace pensar en el sentido de nuestra existencia. ¿Tiene sentido la vida
del ermitaño de la historia? Da tus razones.
118
PISHTACO, NACACC
En «Pishtaco, nacacc», se relata la historia de un hacendado que es pishtaco. ¿Qué
elementos podrías señalar que son reales en esta historia? Explica dos.
El nacacc no solo obtiene grasa de sus víctimas. ¿Con qué otro fin las mata?
Recordarás que, en el cuento «El puente», el narrador era un puente y que recibía un
visitante a quien finalmente hacía caer. Imagina ahora que eres una balsa, usada para
cruzar un río, y relata con ello una historia.
119
T
A continuación, tienes el primer capítulo del relato Los cachorros.
122
123
124
125
126
Anna Karenina está casada con Alekséi Aleksándrovich Karenin y ambos tienen un
hijo llamado Seriozha. Ella vive en Moscú con su amante el conde Vronski, pero teme
que su marido no le conceda el divorcio.
Después de visitar a una amiga noble y tener allí un encuentro desagradable con la
esposa de un expretendiente, Anna Karenina prosigue su agitado día angustiada,
porque ha peleado con el conde Vronski y cree haber descubierto que él no la ama
plenamente. Su carácter irritable y veleidoso se agudiza en estas reflexiones interiores
sobre su difícil situación: madre, casada y conviviente con su amante. Ella empieza a
percibir el repudio social en pequeños gestos y conductas de su entorno.
Anna Karenina ha salido a buscar a su amante, pues quiere confrontarlo, ya que sospe-
cha que puede engañarla. Además, ella quiere castigarlo por el desamor que siente. Esa
angustia interior existencial se incrementa con una reflexión profundamente pesimista
sobre la condición humana que los paisajes sociales y gentes que halla en su desordenada
marcha solo parecen confirmar. Finalmente, en una estación ferroviaria, ella toma una
decisión drástica. A continuación, te ofrecemos las secciones 29-31 de la novela.
O
29
127
128
30
«¡Otra vez soy yo misma! ¡De nuevo se van aclarando mis ideas!, se dijo
Anna cuando montó en el coche, que rodaba por un empedrado de guijas
menudas y de nuevo se renovaban una tras otra las impresiones. ¿En qué
estaba pensando últimamente? ¿En el coiffeur Tiutkin? No... ¡Ah, ya caigo!
Era en las reflexiones de Iashvín sobre la lucha por la vida y sobre el odio,
único sentimiento que une a los hombres. ¿Adónde vais tan de prisa? No
podréis huir de vosotros mismos, y el perro que lleváis tampoco os podrá
ayudar», pensó, interpelando mentalmente a un alegre grupo que ocupaba un
coche de cuatro caballos y que, evidentemente, iba a pasar el día en el campo.
129
3 The zest is gone: el entusiasmo ha desaparecido. (En el texto original, esta sección se encuentra en
inglés).
130
131
31
132
133
134
135
136
137
E
sta era una chica que tenía su enamorado. Ella lo quería mucho;
él también. Entre ellos hablaban sobre cómo harían para vivir
juntos y que sus padres lo aceptaran. «Voy a trabajar en la
mina. Apenas junte algo de plata, regreso. Entonces, podremos
decir a nuestros padres que somos enamorados». La chica tuvo
gran pena, pero aceptó el plan. Desde que él se ausentó, ella lloraba; en
medio de su ganado, se lamentaba pensando: «Estará sufriendo. Qué vida
llevará». No quería ir a su casa del pueblo. Dijo a sus padres que estaba
preocupada por el ganado y que por eso se quedaba en la estancia. Hubo
una tarde en que lloró sin consuelo y más que nunca. Es que en ese mismo
momento, en la mina, su enamorado moría aplastado por una piedra. Como
adivinando, la chica lloraba desesperada. Una noche sintió unos pasos y
tocaron la puerta de la estancia. La chica abrió y ahí estaba su enamorado.
Él parecía cansado. «He caminado mucho. Vengo de lejos. Me has llorado
demasiado, por eso he regresado». La chica le preparó algo de comer pero
él dijo que no tenía hambre. De todas maneras le sirvió y se pusieron a
comer. Los alimentos que el enamorado comía se le salían por el pecho y él
los disimulaba escondiéndose bajo el poncho. Llegó la hora de dormir. Él se
acostó rápido. Cuando también ella iba a meterse bajo la manta, notó que los
pies de su amigo tenían escamas, eran como de gallo. Entonces ella le dijo que
quería salir afuera para hacer una necesidad. Salió y se fue corriendo. Él le
gritaba: «¿Por qué me llamaste tanto? Me has hecho regresar y ahora corres
de mí». Desde entonces, ese muchacho recorría las alturas de la estancia. Se
lamentaba. Es que se había condenado. Ya no pudo regresar a su sitio, se
quedó en la Tierra penando. Por eso no hay que llorar demasiado cuando tu
pareja o tu hijo se mueren de repente. No hay que retener a quien se pierde.
138
E
l rey Inca envió a Ballquishahua para que conquistara al pueblo
de Conila por ser una comunidad muy brava. Allí había una
bruja1. Esa dijo: «Yo buscaré a Ballquishahua para ustedes».
Convirtiéndose en palla, la bruja esperó en la tranga2 por la que
Ballquishahua tenía que llegar.
Al llegar Ballquishahua, la bruja lo engañó diciéndole que lo amaba
mucho. «¡Vivamos juntos!». Se quedaron allí un rato y Ballquishahua durmió
con su cabeza sobre el regazo de esa bruja convertida en palla.
Entonces, la bruja le cortó el cabello de la cabeza y los pelos del pecho.
Ballquishahua despertó totalmente sordomudo (¿impotente?) sin poder
hablar. Entonces, la bruja mandó avisar a la comunidad para que todos los
hombres fuesen a matar a Ballquishahua.
Después de haberlo matado, de los dedos de sus manos hicieron su
antara y de su cabeza sus caracoles. De la piel de su vientre hicieron sus
tamborcitos. De los huesos de sus piernas hicieron quenas. De sus tripas
hicieron sus bajos y sus pistones. Por ese motivo, los conilanos son todos
músicos hasta nuestros días.
Y hasta hoy se tocan esos tamborcitos en las noches de los martes y
viernes cada luna nueva. Todas las comunidades los oyen.
1 Bruja: en el hispanismo, bruja se refiere a un hombre o a una mujer. En este contexto, se definía a la
bruja como yaĉaynîj byeja / yaĉa-y-niyuk vieja / «una anciana sabia y astuta».
2 Tranga: tranca; barrera con su «tranca» que se encuentra en el camino de entrada de los pueblos.
(Ambas notas son del texto original).
139
LOS CACHORROS
El relato «Los cachorros» empieza cuando Cuéllar llega a un nuevo colegio. ¿Qué
características tenía Cuéllar?
Cuando jugaban fútbol después de clases, el perro, Judas, se alteraba. ¿Cómo hace el
autor para mostrar la peligrosidad de Judas?
El año que llegó, Cuéllar no era muy bueno en fútbol, ¿qué hizo para mejorar?
Averigua qué significa mens sana in corpore sano. Explica por qué se puede aplicar este
dicho a Cuéllar.
¿Por qué crees que los padres de Cuéllar le dicen que es mejor que no diga dónde lo ha
mordido el perro?
ANNA KARENINA
Basándote en el fragmento de Anna Karenina, describe cómo se siente la protagonista.
140
Observa que el narrador ha insertado largas partes donde se muestra lo que está
pensando Anna, como si nos hablara directamente. ¿Cómo nos ayuda este recurso a
entender al personaje?
LOS MUERTOS
Observa en el poema «Los muertos» cómo se han utilizado los siguientes adjetivos en las
dos primeras estrofas: triste, doliente, mustio, silenciosas. ¿Qué atmósfera comunican
estos adjetivos?
141
Eguren imagina a la muerte caminando por una avenida que nunca termina. ¿Qué crees
que puede representar esa avenida?
En la tercera estrofa, dice que extrañan algo. Explica en tus propias palabras qué extrañan.
Observa cómo hay una sensación de movimiento en el comienzo de las primeras cuatro
estrofas:
«Los nevados muertos (…)»
«Van con mustias formas (...)»
«Lentos brillan blancos (…)»
«Al caminar, los muertos (…)»
¿Qué palabras transmiten ese movimiento?
La última estrofa habla del alejamiento de los nevados cerrando el poema. ¿Por qué
concluye el poema con los nevados en la lejanía?
DOLOR
En el inicio del poema «Dolor», se describe la tarde de octubre como divina. Observa los
siguientes versos de esa misma estrofa. ¿Cómo describe la orilla del mar en la primera estrofa?
142
En la segunda estrofa, la voz poética desea ser perfecta para estar de acuerdo con el
paisaje. ¿Por qué crees que desea eso?
Observa que en la tercera estrofa cada par de versos propone una situación. Por ejemplo:
«ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos (…)»
«pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas (…)»
¿Cómo quisiera la voz lírica reaccionar ante esas situaciones?
Finalmente, la voz poética quiere estar presente en la orilla. ¿Con qué imagen se identifica?
Pero, al mismo tiempo, quiere mimetizarse con el paisaje, ser una parte de él, sin
sentimientos ni emociones. ¿Cómo relacionas esta idea con el título del poema?
EL JOVEN LLORADO
«El joven llorado» es una interesante narración de dos jóvenes enamorados. ¿Qué le
propone hacer el joven a su amada para que los padres les acepten vivir juntos?
143
EL CUENTO DE BALLQUISHAHUA
¿Por qué quiere el Inca enviar a Ballquishahua al pueblo de Conila?
¿Cómo hace la bruja para salvar a Conila del enviado del Inca?
Completa qué partes del cuerpo de Ballquishahua dieron lugar a qué instrumentos musicales:
Piel del vientre
Tripas
Huesos de las piernas
Dedos de las manos
Cabeza
144
Hay muchas razones por las que nos podemos sentir desafortunados. Quizá amamos
a alguien sin ser correspondidos, o hemos perdido a un ser muy querido, o alguien que
era nuestro mejor amigo o amiga ha viajado a otra región o país. Quizá alguna vez te
hayas sentido desafortunado por alguna de estas razones o por otra, o tal vez sepas
de alguien que se haya sentido así. Trata de recordar esos sentimientos de tristeza.
Evócalos y trata de expresar esa pena en un poema.
145
C
I
148
II
149
150
III
151
152
L
a viuda de Pablo Saverini vivía sola con su hijo en una pobre
casita junto a las murallas de Bonifacio. La ciudad, construida
en un saliente de la montaña, colgada incluso en algunos puntos
sobre la mar, mira, por encima del estrecho erizado de escollos,
hacia la costa más baja de Cerdeña. A sus pies, por el otro
lado, contorneándola casi por entero, un corte del acantilado, que parece
un gigantesco corredor, le sirve de puerto, lleva hasta las primeras casas,
tras un largo circuito entre dos abruptas murallas, los barquitos de pesca
italianos o sardos y, cada quince días, el viejo vapor asmático que hace el
servicio de Ajaccio.
Sobre la blanca montaña, el montón de casas pone una mancha aún
más blanca. Semejan nidos de pájaros salvajes, así colgadas del peñasco,
dominando ese pasaje terrible por el que no se aventuran los navíos. El
viento sin tregua azota el mar, azota la costa desnuda, socavada por él,
apenas revestida de hierba; se precipita en el estrecho, cuyas dos orillas
devasta. Las estelas de pálida espuma, enganchadas en las puntas negras
de las innumerables rocas que hienden por doquier las olas, semejan jirones
de tela flotantes y palpitantes en la superficie del agua.
La casa de la viuda Saverini, soldada al mismo borde del acantilado,
abría sus tres ventanas a este horizonte salvaje y desolado.
Vivía allí, sola, con su hijo Antonio y su perra Pizpireta, un gran
animal flaco, de pelaje largo y áspero, de la raza de los guardianes de
rebaños. Le servía al joven para cazar.
Una noche, tras una disputa, Antonio Saverini fue matado a traición,
de un navajazo, por Nicolás Ravolati, quien esa misma noche escapó a
Cerdeña.
Cuando la anciana madre recibió el cuerpo de su hijo, que le llevaron
unos transeúntes, no lloró, pero permaneció largo rato inmóvil, mirándolo;
después, extendiendo su mano arrugada sobre el cadáver, le prometió una
153
154
155
156
157
Y a mi torre de nieve,
a mi guarida negra
te llevo y sola vives,
y te llenas de plumas
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura.
158
159
160
AMOR DE REDONDEL
En «Amor de redondel», el protagonista es un torero que se sabe destinado a ser famoso
no solo en su pueblo de la sierra y alrededores. Por eso, decide viajar a Lima. Basándote
en lo que dice el texto, explica qué imagen de esa ciudad se da en el cuento.
Su triunfo en la Plaza de Acho es inmediato. No así fuera del ruedo. Observa la siguiente cita:
161
¿Te parece el toreo una costumbre que deba prohibirse, como sostienen algunos que
consideran que es cruel? Explica tus razones.
UNA VENDETTA
«Una vendetta» narra la venganza de una madre viuda por el asesinato de su hijo, Antonio
Saverini. ¿Cómo muere este joven?
Explica cómo entrenó la viuda a la perra para cobrar la venganza que había prometido a su hijo?
Cometer un asesinato no debe hacer que una persona se sienta bien. Explica por qué el
cuento termina con esta oración: «Y esa noche, durmió bien.»
162
Uno de los ángeles que aparecen en el poema es un «ángel de luz». El otro, ¿cuál podría ser?
¿Por qué crees que la voz poética invoca al ángel de luz para que la queme?
EL CÓNDOR
En el poema «El cóndor», la voz poética es un cóndor. ¿A quién rapta?
Observa cómo sintetiza los movimientos bruscos que realiza el cóndor para asaltar a su presa:
«(...) en un ruedo
de viento, pluma, garras,
te asalto y te levanto
en un ciclón silbante
de huracanado frío.»
163
La agresividad de estas grandes aves se hace evidente en los últimos versos. ¿Qué le
propone el cóndor a su pareja?
DOS CUERPOS
Todas las estrofas del poema «Dos cuerpos» comienzan con el mismo verso: «Dos
cuerpos frente a frente». ¿Qué quiere resaltar la voz poética con esta repetición?
Observa que lo que viene después son comparaciones: dos olas, dos piedras, raíces,
navajas, dos astros. Si estas comparaciones las asociamos a estados de ánimo de la
pareja, ¿a qué estados de ánimo podrían referirse?
164
Por otro lado, todas esas comparaciones se refieren a la noche, la cual, a su vez, es
comparada con otros elementos: océano, desierto, relámpago y vacío. ¿Por qué crees
que ubica a los cuerpos en la noche?
LA HORA
En el poema «La hora», existen dos tiempos muy definidos, el ahora y el después. ¿A
quién se dirige la voz lírica?
¿Qué quiere la voz lírica que haga esa persona a la que se dirige?
La voz lírica señala que ahora ella tiene ciertas características. ¿Cuáles son?
¿Qué dice la voz lírica que va a pasar con ella en ese después?
165
Imagina que tú eres el toro y que has sido llevado para que te toreen. Ahora estás en la
puerta de entrada al ruedo. El sitio es pequeño, apenas cabes en él. No puedes moverte
y respiras con dificultad. Escuchas los gritos del público. En eso, la puerta se abre ante
ti y ves un espacio grande y vacío, y sientes que debes salir corriendo para liberarte del
encierro. Pero pronto ves a un caballo que te cierra el paso y lo embistes, y es en ese
momento que sientes la punta de la pica en tu cuello. Escribe una historia en primera
persona desde el punto de vista del toro acerca de esa corrida.
166
I. Tradiciones orales
«El cuento de Ballquishahua». Tradición oral quechua de Chachapoyas. En
Tradición oral quechua de Chachapoyas. Gerald Taylor. Lima: IFEA-
ATOQ, 1996.
«El joven llorado». Narrada por Vilma Alejo Núñez. Tradición oral de Cajatambo,
Lima. En Sobre el tema de la pasión. Mitología andino-amazónica. Alejandro
Ortiz Rescaniere. Lima: PUCP, 2004.
«Pishtaco, nacacc». Testimonio de Jesús Urbano Rojas. En Santero y caminante.
Santoruraj-Ñampurej. Jesús Urbano Rojas y Pablo Macera. Lima: Apoyo,
1992.
«Relato de un borracho y un epe´yui». Narrada por Miguel Ángel Jusayú. Tradición
oral wayuu o guajiro de Venezuela y Colombia. En Hermosos invisibles
que nos protegen. Antología Wayuu. Juan Duchesne Winter (compilador).
Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana,
Universidad de Pittsburgh, 2015.
«Un hombre con poder». Tradición oral del Valle del Colca. En La doncella
sacrificada. Mitos del Valle del Colca. Ricardo Valderrama y Carmen
Escalante (compiladores). Arequipa: UNSA, IFEA, 1997.
167
168