El Karma Es El Juez de Nuestros Actos
El Karma Es El Juez de Nuestros Actos
El Karma Es El Juez de Nuestros Actos
Así, la Ley del Karma no da lugar a la casualidad y en ella encierra 12 leyes que
dictaminarán cómo responderemos por nuestras acciones, pensamientos y
sentimientos.
“¿Existe una máxima que debería ser la base de las acciones que uno
toma a lo largo de su vida? Seguramente es la máxima de la
compasión: no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”
-Confucio-
1. La gran ley del karma o la ley de causa y efecto:
Hemos crecido con esta ley muy presente aunque no lo sepamos. Según
ella, aquello que sembremos es lo que cosecharemos. Lo que ponemos en el
Universo es lo que vuelve a nosotros. La energía negativa enviada a otros volverá
de nuevo a nosotros, pero eso sí, 10 veces más potente. El Karma es el juez de
nuestros actos que nos ayuda a reflexionar sobre nuestros sufrimientos.
Así, y dejando a un lado este enfoque espiritual dicho principio cuenta con una
gran correspondencia psicológica. Pensemos por ejemplo en ciertas dinámicas
comportamentales. En ese padre autoritario, en esa madre controladora o en ese
amigo que traiciona o escampa rumores. El efecto de todos estos actos es
evidente en muchos casos: la distancia, el necesitar dejar a un lado ese foco que
en un momento dado nos dio solo sufrimiento e infelicidad.
Reflexionemos por tanto en dicha correspondencia. En la causalidad existente
entre nuestros actos y sus consecuencias.
2. Ley de la creación
La vida requiere que participemos de ella. Somos uno con el universo dentro y
fuera, somos parte de la corriente de nacimiento de la naturaleza y nuestras vidas
se reproducen como el resto de ciclos naturales. Lo que nos rodea nos da pistas
sobre nuestro estado interior. Crea las opciones que quieras tener en tu vida.
Dentro del budismo cada uno de nosotros somos plenamente responsables de
aquello que hacemos. El Karma nos da la libertad suficiente para que seamos
capaces de crear la realidad que deseamos. Sin embargo, más tarde seremos
jugzados en base a esas elecciones tomadas, a ese tejido diseñado en base a
nuestras acciones.
3. Ley de la humildad
Lo que te niegas a aceptar, te va seguirá ocurriendo. Este principio tan conocido
de las leyes del Karma es algo que vemos con muchas frecuencia en nuestra
cotidianidad. Todos de algún modo, presentamos ciertas realidades internas que
no queremos ver. En nosotros habita el egoísmo, el apego excesivo hacia lo
material o incluso nuestra dependencia absoluta hacia ciertas personas.
Ser humildes es ser capaz de ver al realidad aunque no nos guste. Implica mirar
hacia nuestro interior para ver todas nuestras heridas, defectos y debilidades. Solo
quien es capaz de verse con autenticidad es capaz a su vez de ejercer un cambio.
Y ese avance, ese logro debe partir desde la ley de la humildad.
5. Ley de responsabilidad
¿Asumes la responsabilidad de cada una de tus acciones? La felicidad de los tuyos
depende de lo que hagas, de lo que digas o no digas, de tus silencios, de tu
presencia o tu ausencia. Eres responsable de tus elecciones, de tus errores y de
tus éxitos. Según las leyes del Karma todo aquello que nos sucede es un reflejo del
propio interior.
Queda claro no obstante que hay cosas que escapan a nuestro control. Cuando
menos lo esperamos llega la adversidad. Ahora bien, en estos casos lo que cuenta
es tu actitud hacia esos acontecimientos. El modo en que respondes también
determinará su efecto. Así que hazlo, sé responsable de tu persona, de tus
palabras, acciones y reacciones.
6. Ley de la conexión
El propio universo se inscribe en las cosas más pequeñas. En las casuales, en
todo encuentro, en todo acto, decisión, es una elección personal. Todas esas
dinámicas según las leyes del Karma están conectadas. Porque todo lo que existe
está engarzado como una pulsera de cuentas. Si una perla se mueve moverá a las
siguientes, si una se rompe las demás también se desprenderán.
Asimismo, cada paso que damos es el resultad de nuestro pasado. Nuestras
decisiones presentes afectan a las futuras. Nada queda libre, ningún eslabón
queda suelto en nuestra existencia… Ser capaces de percibir la ley de la conexión
nos permitirá ser más consecuentes (y prudentes) en cada uno de nuestras
decisiones.
Ni el primer ni el último paso son más o menos importantes porque
ambos son necesarios para realizar la tarea. Todos estamos conectados
en pasado, presente y futuro.
En este punto es necesario aplicar también la ley del enfoque. Algo que nos enseña
muy bien prácticas como el Mindfulness.
Solo cuando aprendemos a entrenar nuestra atención en el momento presente,
podemos apreciar mejor el instante y ser conscientes de todo lo que sucede.