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ESCUELA DE DERECHO
DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES
PLAN LECTOR II
Orientador: Angélica Delghans Pabón
ANTÍGONA, Sófocles
CONTEXTO HISTÓRICO Y LITERARIO
a. “…Edipo nos lleva a pensar en forma radical que el infierno soy yo mismo,
así como somos ángel y demonio a la vez, sapiens y demens…”
b. …”Este es de modo preciso un tema que surge del Edipo, quizás el tópico
mayor: el saber, un saber profundo, un saber entrañable, sólo surge
luego de una extraordinaria gesta de la lucidez trágica.”
c. “…Freud tomó muy a pecho el tema del parricidio , pero olvidó algo crucial
como sucede cuando alguien quiere interpretar las cosas a su manera:
previo al parricidio hay un intento de filicidio.”
g. “La obra de revelar lo que con mucho ardid y fuerza se ha ocultado como
un enorme secreto no se realiza por una iluminación súbita. Median
tiempo, provisión de pruebas, cotejo de las mismas, conjeturas, hipótesis,
como hoy se sabe por toda investigación policíaca o psicoanalítica,
temas que sin duda permiten nuevas lecturas de la saga de Edipo como
investigación profunda…”
TEXTO ANEXOS
Sobre la fecha de su muerte, haciendo caso a la Vita de Eurípides, cuando en 405 a.C.
Aristófanes representó Las Ranas, Sófocles ya había muerto.
Los eruditos alejandrinos atribuían a Sófocles un total de 123 o 130 obras, pero en
realidad sólo son seguros 114 títulos de los cuales solo se conservan 7 dramas, al
igual que en Esquilo, más un drama satírico. Poco sabemos de su Triptólemo, una de
las obras premiadas por el arconte Cimón en 468a. C. Como innovaciones en la técnica
de la tragedia se le atribuyen el aumento del número de miembros del coro, que pasa
de 12 a 15, así como la introducción del tercer actor, con lo que aumenta la acción y
pierden protagonismo los coros. También se le atribuye la introducción de la
escenografía, aunque no sea una información segura; lo que sí es cierto es que
abandona la estructura de la trilogía y escribe piezas de contenido independiente, en
las cuales los protagonistas individuales se convierten en el tema central.
Las siete obras que se conservan son: Ayax, Antígona, Traquinias, Edipo rey, Electra,
Filoctetes y Edipo en Colona.(citadas cronológicamente).
Edipo rey debió ser representada hacia el 425a.C. y es el núcleo de la creación trágica
de Sófocles, siendo irreprochable su estructura dramática. El tema está tomado
también del ciclo tebano y se centra en el descubrimiento de la causa de la peste que
asola a Tebas y que Edipo, rey de la ciudad, se compromete a descubrir y poner
remedio. Toda la obra es el desarrollo del proceso que conduce al descubrimiento de
ese enigma que, trágicamente, devela a Edipo su propio enigma: él es el causante de
la peste, pues lleva consigo la terrible mancha del parricidio y el incesto. Al descubrir
la verdad, Edipo se precipita dentro de palacio, encuentra a Yocasta, madre y esposa,
ahorcada, y se saca los ojos al no poder soportar la visión de lo que ha hecho. Ciego
ya, se despide de sus hijas partiendo al destierro y liberando así a Tebas de otros
posibles males bajo su mandato. La obra concluye con palabras del coro mostrando el
ejemplo de Edipo, que había conseguido la cumbre en el poder y caído en desgracia,
para que nadie se considere feliz hasta el último día de su vida.
Por otro lado la tragedia sofoclea nos muestra que el poder, y su concepción, debe ser
lo suficientemente coherente - es el espíritu de la democracia ateniense - como para
que sus decisiones no choquen ni con las leyes no escritas ( las que se tienen por
costumbre), ni con el consenso de los ciudadanos, ni con el código oficial de las leyes
divinas.
EL ESTILO DE SÓFOCLES
Como se ha citado ya, Sófocles introdujo el tercer actor en la tragedia y dio mayor
naturalidad a su narrativa. Amplió el número de coreutas de 12 a 15 y redujo el papel
del coro a unas intervenciones fijas más uniformes. Pero su mayor innovación se
refiere a la concepción de la tragedia como un todo y no como parte de una trilogía.
La estilística de Sófocles muestra algunos rasgos muy utilizados por el poeta, tales
como anáforas y aliteraciones. Con todo, es en el terreno de las imágenes donde
más atractiva aparece la dicción de Sófocles. Así, por ejemplo, la ciudad es como un
náufrago que sufre el embate de las olas, la ciudad es como una vieja decrépita que
se consume, el Hades es ese hombre ávido de lucro que se enriquece con llantos y
gemidos, etc. Por último decir que el propio Sófocles dice que su estilo sufrió tres
etapas en su desarrollo: una primera donde vence el estilo recargado de Esquilo, una
segunda en la que se enfrenta a la aspereza y artificiosidad de su propia naturaleza,
y la tercera en que consigue la mayor perfección formal ( Edipo)
http://www.avizora.com/publicaciones/biografias/textos/textos_s/0033_sofocles.htm
LA TRAGEDIA DE SÓFOCLES
…Algún crítico dijo que Sófocles es el poeta feliz. Mucho decir, por cierto, ya que los
poetas, cuando lo son de veras, no suelen ser felices. Como hombre, en su juventud no
pudo quejarse. Hijo de fabricante de armas, tuvo un buen pasar. No solían tenerlo los
jóvenes de Grecia tan fácilmente. Su padre entendió que ya la joya necesita pulimento
y dio una excelente formación literaria y humana a su hijo. Debió a la naturaleza misma
la gallardía y hermosura viril de su persona. En los ejercicios atléticos no tuvo casi nadie
que con él antagonizara. Y para la declamación y el canto nos da testimonio de su
capacidad el haber sido el que celebrara el triunfo de Salamina en nombre de todo el
pueblo.
Ni fue menos feliz casado. Su mujer Nicóstrata le dio un hijo. Yofón fue su nombre y
siguió por los caminos de su padre, escribiendo también tragedias. Como hombre de
sus tiempos, tuvo Sófocles una amante, a la cual amó acaso, más que a la esposa
legítima. Era ella, nativa de Sición, y de nombre Teoris; le dio un hijo. Gallardo y rival
en hermosura a su padre, también se dio a la tragedia. Y el hijo de Aristión, que heredó
el nombre de su abuelo, algo de su genio debe haber heredado. No tenemos de su obra
sino vagas referencias. Fue este Sófocles el Menor quien alcanzó para su abuelo un
triunfo después de Muerto.
Sófocles quiso mucho a su homónimo nieto. Lo cual provocó los celos de su hijo legítimo,
Yofón, que no dejó de causar penas a su padre ya viejo. Lo de su acusación ante el
tribunal para pedir su interdicción, parece que no pasa de leyenda. Y si leyenda es,
podemos decir que mantuvo feliz, a pesar de rayar su vida en los noventa años cuando
la dejó. Raro caso por cierto.
Aunque los poetas satíricos no son fuente histórica, son de los que más ayudan a conocer
los caracteres morales y aun intelectuales de aquellos que satirizan. Como el dibujante
de caricaturas capta el mejor rasgo que hace como peculiar del que trató de burlar, así
es la sátira literaria. Por esto acudo a Aristófanes, regocijado y mordaz, para que en
dos palabras nos defina el carácter de Sófocles. En Las Ranas (vv.70 y ss), finge el poeta
que va Dióniso a buscar el Hades y que Heraclés le hace estas preguntas:
“Pero vas hasta el fondo del Hades?
-Sí que voy. Y si es fuerza, más abajo. ¡Por Zeus que sí!
-Pero, ¿a qué vas? ¿qué buscas?
-Necesito un poeta digno…!
-Los buenos no existen ya, y los que existen son malos.
-Pues, ¿qué ya murió Yofón?
-¡Bah, es lo que nos queda…!y ¡eso quién sabe! Tengo yo duditas acerca del
particular…¿Es él, o es otro? ¿Me entiendes?
-Bueno, si tanto te empeñas en sacar a un poeta del Aveno, ¿por qué no te llevas a
Sófocles, que vale mucho más que Eurípides?
-Deja, deja que puede yo lo que puede Yofón, ¡él solito! ¡A ver que puede hacer sin
Sófocles! ¿A Eurípides? ¡No es muy mañoso va a echar a andar todas sus tretas y
artimaña, y es muy capaz de engatusarme para que yo me lo lleve…¡Sófocles, no: ese
es hombre perfectamente adaptado: si está adaptado aquí, se ha de adaptar allá!”
GARIBAY K, Ángel Ma. en Las Siete Tragedias, México, Editorial Porrúa, 2007.
…Edipo nos lleva a pensar en forma radical que el infierno soy yo mismo, así como somos ángel y
demonio a la vez, sapiens y demens… Edipo nos muestra la fuerza del destino, su fatalidad, lo
inexorable de su imperativo, el modo como somos mandados por nuestra predestinación.
Llamo a esta región América Ladina y no latina, porque el último es nombre propio que es muy
impropio. Fuimos nombrados por el Otro, el otro amo, el otro imperio…
…Lo ladino, en cambio, remonta a la España multiétnica del Reino de Toledo en el siglo XIII y
designa la capacidad intercultural o transcultural de los judíos sefarditas que hablaban ladino en el
intercambio recíproco con los españoles y los árabes en la exposición de sus respectivos idiomas
y culturas…
…Estamos en capacidad de leer y de escribir de un modo nuevo las tragedias, porque vivimos en
la tragedia, como se muestra en la vida cotidiana en Colombia o en el mundo figurado, por ejemplo,
en la obra de Gabriel García Márquez… Por supuesto, no basta padecer algo para comprenderlo.
Este es de modo preciso un tema que surge del Edipo, quizás el tópico mayor: el saber, un saber
profundo, un saber entrañable, sólo surge luego de una extraordinaria gesta de la lucidez trágica.
Entonces, un pensador ha de empinarse por encima de su propio dolor y del dolor colectivo para
transformar el padecimiento en pasión, la dificultad en oportunidad: la oportunidad áurea de un
saber radical.
Por supuesto, la relectura y la recreación de la tragedia griega ofrecen muchos problemas, vistas
desde estas coordenadas. Antígona, por ejemplo, se ha representado y traducido muchísimo en
América Ladina, pero siempre nos encontramos con un problema, un inmenso problema: no hay
cuerpos para elaborar los duelos mediante ritos funerarios. Y así como no hay cuerpos, a veces
desaparecen los indicios, los testigos, la memoria…
…La violación de leyes naturales (conservación de la vida) o de leyes divinas (la piedad mandada)
entrañará la aparición de las moiras, las erinias, fuerzas de venganza que a modo de culpas claman
por restauración. Por ello la tragedia, que se instala entre el paso de un ley natural y divina guiada
por la piedad (por ejemplo, la epiqueia o justicia benevolente) a una ley abstracta e impersonal
dictada por el Estado (la justicia ciega y anónima, indiferente a las diferencias), en este caso dictada
en la ciudad Estado, surge, como en Antígona, con la oposición entre piedad, encarnada por la hija
que sirviera de báculo a su anciano y ciego padre, y cálculo o razón de Estado, personificada por
Creonte, oposición en la que media el Coro, pero en la cual emerge el trasfondo de fantasmas,
moiras, erinias y todas aquellas personificaciones del remordimiento de la conciencia trágica, la
misma que aparecerá como cadáver que no ha sido bien velado o reparado en el espectro del padre
de Hamlet.
Edipo nos refiere una maldición cifrada en la destinación trágica tras-generacional de los
Labdácidas. Una palabra indoeuropea, Gift, cifra lo que nos ocurre a todos y lo que constituye
siempre la agenda mayor de nuestra vida, pero que en la doble tragedia de Sófocles se condensa
en modo mayúsculo: de nuestros padres recibimos el don o regalo (Gift en inglés) de la vida, pero
también el veneno propio (Gift en alemán) que proviene de pertenecer a una especie sanguinaria
y compartir un mal común: la falta de amor, la falta de vida, experimentadas en cada familia según
sus trayectorias diferenciales…
… Como sea, Edipo recibe más veneno que don y su vida se encierra en la esfinge (literalmente,
paso angosto) de un dilema por excelencia trágico: el filicidio o el parricidio. Edipo es bautizado
como pies hinchados a partir de un revés de infancia: el ser perdonado por el pastor que lo debía
asesinar, siendo colgado de los pies atado a una soga, con la cabeza contra la tierra, una posición
contra natura. Freud tomó muy a pecho el tema del parricidio, pero olvidó algo crucial, como sucede
cuando alguien quiere interpretar las cosas a su manera: previo al parricidio hay un intento fallido
de filicidio. Y ello es metáfora del drama universal de nuestra especie que, al parecer, difícilmente
concibe la vida por fuera del horizonte de ser muerto o de dar muerte.
Se puede trazar una distinción muy fecunda entre mirar, ver y poseer visión o videncia, lo mismo
que entre oír, escuchar y auscultar…
…Aunque revestido de entrada con todo el poder, pronto se sabe, con la aparición de Tiresias, el
doble negativo de Edipo, que éste es ignorante (ing noscere), necio (ne scire), in genuus (no nacido,
en este caso al saber o a la cultura), inocente (in scire). Viendo, Edipo es empero invidente:
contraposición que se expone en la relación del máximo poder que es máximo no saber no viendo
al ver, encarnado en Edipo, y máximo saber junto a mínimo poder que es un saber viendo
demasiado sin ver, representado por Tiresias.
…La segunda oposición es todavía más potente: es la relativa al ver y al no ver. Edipo mira pero
no ve y menos posee visión, por oposición a Tiresias que, sin mirar, posee visión, que es un ver a
distancia, tanto el pasado como el porvenir con una mirada estereoscópica o en redondo, hacia los
lados y hacia arriba y hacia abajo. Sincrónica, la mirada es también diacrónica, pues puede ver de
lejos y de cerca.
…Pero de allí se podría derivar una lección infinita: hay un no mirar viendo demasiado, que es el
que se puede llamar invidere, invidencia, de donde deriva también envidia, y es un ver que se ciega
por las pasiones tristes, como las llamaba Espinosa, o por lo que entre los griegos y en la tragedia
de Edipo se erigía como Hybris: orgullo, desmesura.
LA HYBRIS
…La hybris de Edipo emerge de una suerte de trampa del destino, porque surge de un saber que
lo hará perder. Entre más evita su destino, más se aproxima Edipo a él. En su juventud, se nos
dice, Edipo sospecha que su vida al lado de los supuestos padres es ficticia, por la burla de sus
compañeros que sospechan con razón que él no sea hijo auténtico de Pólibo y Méribe . Y es verdad
que su existencia es allí virtual: sus padres son adoptivos, sin que Edipo lo sepa. Esta es una de
las razones por las cuales la tragedia y la vida de Edipo nos apasionan en América Ladina ya que,
como Ariel o incluso como Calibán, somos como seres extraños a nuestro propio suelo, colonizado
por Próspero. No hay comunidad de sangre o genes allí donde Edipo se amamanta, camina y crece.
Edipo se reconoce como extraño en su propio hogar. Pero aún si prescindimos de esta evidencia
externa, la juventud es el momento en el cual el sujeto comienza a constituirse como hijo de sí
mismo a través de la pregunta y de la disidencia…
… En busca de esclarecer el enigma de su origen, Edipo acude al oráculo de Delfos, que le señala
en su economía elíptica que será asesino de sus padres y se casará con su madre. Allí es cuando
el pobre Edipo queriendo huir de su destino se acerca a él: huye de Corinto, sólo para acercarse a
lo real huyendo de lo putativo e imaginario. Edipo obtuvo por ironía del destino que suele burlarse
de la seriedad de los héroes, una victoria pírrica al resolver el acertijo de la Esfinge..
…Edipo pudo resolver los acertijos haciendo que la Esfinge se desvaneciera, despeñándose, porque
las preguntas se amoldaban a su condición…
…No hay poder que no se erija en un saber y el de Edipo no es la excepción. Llega a la madurez de
su destino debido a que resuelve el acertijo de la Esfinge. Gracias a ello fue erigido como rey, el
rey que llenaba la vacante del rey muerto, su padre: pero precisamente la peste que surge, una
especie de furia o de erinia natural, emerge de esa sustitución y por ello es como si el destino
elevara a Edipo al trono sólo para burlarlo. Porque allí mismo comienza su expurgación. Y allí
mismo se prueba que el saber del poder en muchas ocasiones es un no saber y un no ver, como
en el cuento de El Traje del Emperador. Uno de los grandes cuidados que ha de procurarse
cualquiera que se dedique al saber es el de creer que lo sabe todo: la cura contra la euforia que
produce el saber es, como lo sabía Sócrates quien practicaba un no saber heurístico, o como lo
saben los grandes científicos, una de las grandes lecciones del método de todos los tiempos. Edipo
fracasará al triunfar.
Anagnórisis es, nos dice Aristóteles, “el paso de una persona desconocida a una conocida”. ..Lo
admirable de Edipo Rey y de Edipo en Colona es que la anagnórisis en este caso se aplica al mismo
sujeto. Es el propio Edipo quien deja de ser para sí mismo un ser desconocido mediante un trabajo
de duelo que es casi titánico.
…Edipo comenzó a redimir su destino cuando se arrancó los ojos. Esto hay que tomarlo en un
sentido amplio: Edipo se despoja de la mirada del poder. Desiste de su hybris, se despoja de su
investidura, se humilla haciéndose mendigo y vagabundo, se exilia, se destierra: se abandona a la
piedad de su hija Antígona.
Huyendo de Corinto, primero, y de Tebas, luego, el constante fugitivo, el errante, el peregrino, el
triplemente exiliado Edipo se refugia en Atenas. Hasta allí lo persiguen las guerras que parecen,
como la peste, derivar de la maldición de la genealogía, esta vez encarnada por los dos hermanos,
Etéocles y Polinice, que se disputan el reino de Tebas, ambos hijos de Edipo y por tanto producto
de una violación al orden esperado de la estructura de parentesco. La guerra extiende su geografía
y amenaza a Atenas. Pero allí, Edipo, ya cierto de su secreto, hecho público, exculpado mediante
la conciencia de la inocencia, es elevado por los dioses y su lugar de muerte es erigido como
santuario de protección de Atenas. El ciclo de Edipo se encierra en dos encrucijadas (trívium): en
una mata al padre, en la otra es elevado en apoteosis como guardián de Atenas. Guardián y
arquetipo de la pregunta, que es la clave fundamental tanto de la filosofía, como de la
democracia…
…Edipo significa allí no sólo la fatalidad del destino, que es lo que siempre se subraya, sino la
redención del mismo, mediante la conciencia, es decir en este caso mediante una extraordinaria
anagnórisis: ya no se trata tanto de la fuerza ciega del destino sino del nacimiento de la conciencia
de la libertad. Lo que está en el fondo es la erección del saber profundo, del saber de la vida,
surgido de la búsqueda valiente de la verdad, como señal de protección a la filosofía y a la
democracia, porque una y otra, tal como surgieron a partir de Pericles, reposan en la libertad y en
el coraje del saber, en el sapere aude horaciano, ese atrévete a pensar, que fuera designado por
Kant en 1784 como divisa de la razón.
…La obra de revelar lo que con mucho ardid y fuerza se ha ocultado como un enorme
secreto no se realiza por una iluminación súbita. Median tiempo, provisión de pruebas,
cotejo de las mismas, conjeturas, hipótesis, como hoy se sabe por toda investigación
policíaca o psicoanalítica, temas que sin duda permiten nuevas lecturas de la saga de
Edipo como investigación profunda…
…La mayor prueba de capacidad de un investigador para desplegar su creatividad es su arrojo para
enfrentar lo que se llama en la ciencia los “hechos incómodos”, es decir, los argumentos en
contrario…
LO TRIVIAL NO LO ES TANTO
…Que el ciclo de Edipo se tienda de una encrucijada a otra no es casual. Encrucijada es trívium,
cruce de tres vías. ¿De dónde lo trivial? No hay nada trivial en una encrucijada. Porque allí donde
se entrecruzan varios caminos las posibilidades se multiplican y por tanto lo aleatorio, la sorpresa,
el asombro, la necesidad de decidir, la libertad de opciones…
…Necesitaríamos preguntarnos, pues, por qué lo trivial pasó a significar lo trivial en la acepción
moderna, es decir, un lugar común, un tópico banal. La respuesta es sencilla: en la edad media se
designó como trívium al conjunto de retórica, gramática y lógica que presidía el conjunto de un
saber que proseguía con el quadrivium de saberes sustanciales. La modernidad encontró, no sin
cierta razón, aunque como siempre con mucha exageración, que el trívium medieval era banal,
repetitivo, obvio (ob vio, literalmente lo que está delante de la vía).
Empero, hoy podríamos indicar, siguiendo el curso profundo de la tragedia de Edipo, que lo trivial
no es nada trivial…Una invitación a indagar en las encrucijadas de la vida cotidiana, en la banalidad
mediática, en los tríviums de los “nodos” de la internet, aquella diferencia que separa un destino
impuesto y fatal de un destino elegido a partir del ejercicio sistemático de la pregunta.
…La tragedia de Edipo radicó en que su existencia reproducía con tozudez el imperativo de su
insistencia maldita, del potente veneno (gift en alemán) proveniente de una familia que, como la
de los Buendía, acrecentaba a de generación en generación la hybris de la guerra, del desamor, de
la locura. Sólo cuando mediante el trabajo de dolor, conciencia y pregunta Edipo comprende sus
propios Cien Años de Soledad, la tragedia de su estirpe, logra destilar la clave de su existencia y
transforma por tanto su experiencia en un designio de la lucidez, el destello auroral de la conciencia.
Profunda lección para nuestro tiempo, uno en el cual asistimos a una paradójica inflación y deflación
del yo. Inflación, porque desde la modernidad el yo predica su potencia y soberanía en una hybris
inocente, ignorante, ingenua y necia, ahora con todas las prótesis virtuales, como cualquiera
comprueba en Facebook. Pero deflación, porque nunca, como antes, el yo real es mínimo,
contingente, hundido en las humillaciones del mundo, proclamado como adjetivo prescindible, o
como una coma, un punto suspensivo, una interrogación por los Estados, las Corporaciones, el
mercado o el arsenal nuclear.
Lección para pensar que aún en la nada del mundo, en la tremenda humillación del ser, puede
haber lugar para una épica de la conciencia.