Paradigma Sociohistorico
Paradigma Sociohistorico
Paradigma Sociohistorico
Ante esto crea su propia propuesta, la teoría histórico-cultural o sociocultural del psiquismo
humano. Toma como punto de partida las funciones psicológicas de los individuos, las cuales
clasificó de elementales y superiores, para explicar el objeto de estudio de su psicología: la
conciencia.
La teoría del desarrollo vygotskyana parte de la concepción de que todo organismo es activo,
estableciendo una continua interacción entre las condiciones sociales, que son mutables, y la base
biológica del comportamiento humano. Él observó que en el punto de partida están las estructuras
orgánicas elementales, determinadas por la maduración. A partir de ellas se forman nuevas, y cada
vez más complejas, funciones mentales, dependiendo de la naturaleza de las experiencias sociales
del niño. En esta perspectiva, el proceso de desarrollo sigue en su origen dos líneas diferentes: un
proceso elemental, de base biológica, y un proceso superior de origen sociocultural.
En ese sentido, es lícito decir que las funciones psicológicas elementales son de origen biológico;
están presentes en los niños y en los animales; se caracterizan por las acciones involuntarias (o
reflejas); por las reacciones inmediatas (o automáticas) y sufren control del ambiente externo.
En contrapartida, las funciones psicológicas superiores son de origen social; están presentes
solamente en el hombre; se caracterizan por la intencionalidad de las acciones, que son mediadas.
Ellas resultan de la interacción entre los factores biológicos (funciones psicológicas elementales) y
los culturales, que evolucionaron en el transcurrir de la historia humana. De esa forma, Vygotsky
considera que las funciones psíquicas son de origen sociocultural, pues resultaron de la interacción
del individuo con su contexto cultural y social.
Herramientas: el ser humano las utiliza para modificar los objetos. Por ejemplo una pala.
Signos: aspiran a controlar y desarrollar los propios procesos psicológicos del ser humano,
están orientados hacia el interior. Por ejemplo las palabras, los números, símbolos
algebraicos, ayudas mnemotécnicas, obras de arte, mapas, etc. Estos son mediadores
semióticos.
Solo los seres humanos utilizamos mediadores entre nosotros y los objetos. Estos mediadores
tienen un origen social.
Las funciones psicológicas superiores, a pesar de que tengan su origen en la vida sociocultural del
hombre, sólo son posibles porque existen actividades cerebrales. En efecto, esas funciones no
tienen su origen en el cerebro, aunque no existen sin él, pues se sirven de las funciones
elementales que, en última instancia, están conectadas a los procesos cerebrales.
Para Vigostski, el lenguaje nace en el seno de la interacción del niño con los adultos que lo rodean,
con una función comunicativa desde el primer momento, y la supuesta “habla egocéntrica” es
también un habla social, pero dirigida a comunicarse con uno mismo, una forma rudimentaria de
habla privada que todavía no ha sido interiorizada totalmente.
Con el tiempo el niño será capaz de autoregularse a través del lenguaje (siendo entonces un
instrumento de mediación) sin manifestación interna alguna.
Así, la tesis vigotskiana sobre la naturaleza esencialmente social del desarrollo se concreta en lo
que denominará “ley genética general del desarrollo cultural”: “todas la funciones
psicointelectivas superiores aparecen dos veces en el curso del desarrollo del niño: la primera vez
en las actividades sociales, o sea como funciones interpsíquicas, la segunda como propiedades
individuales, como propiedades internas del pensamiento del niño, o sea como funciones
intrapsíquicas.”