Richard Neutra - Sevilla PDF
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Título:
Richard Neutra: Un lugar para el orden
Autor:
José Vela Castillo • Arquitecto
Director de Tesis:
José González Gallegos • Doctor Arquitecto
1999
RICHARD JOSEPH NEUTRA [l892 —1970]
TESIS D O C T O R A L
Introducción
IX Un lugar para el orden
Capítulo 1
1 El hombre en el mundo
Capítulo 2
43 Ángulo recto y forma natural
Capítulo 3
77 Máquina en el jardín
Capítulo 4
139 Transiciones y umbrales
Capítulo 5
201 De la casa y el lugar
Capítulo 6
271 Acerca de la percepción, lo concreto y la luz
Capítulo 7
337 Estructura o el orden construido
397 Figuras
449 Notas
473 Bibliografía
Introducción Un lugar para el orden
Si he sido más bien insistente en mi especulación acerca de la existencia física del modelo cósmi-
co de Anaximandro como un artefacto compuesto de tres partes, ha sido porque las verdaderas
bases de su cosmología, que para mí son inseparables del pensamiento expresado en el fragmen-
to, pueden ser vistas en la construcción real, en el kosmon (ordenamiento/ordenación: arran-
ging/arrangement), de este modelo. Supuesto que el modelo fue construido, y que el hacerlo supu-
so la generación, la génesis, de lo que se expresa verbalmente en la especulación, la implicación
no es qué forma tomó el modelo cuando se proyectó sobre los cielos. Más bien, y debo insistir, el
orden celeste fue simultáneamente hecho aparecer y descubierto a través del hacerse (énfasis aña-
dido). Los detalles de la construcción del modelo pueden haber sido como los he imaginado, o
no. Esto es básicamente irrelevante.
Indra KAGIS MCEWEN'
Parece de manera sistemática que el uso por la crítica arquitectónica del concepto
de orden automáticamente implica una referencia a geometrías puras, a sistemas
cerrados de representación y de explicación del mundo, a un énfasis en una actitud
trascendente y trascendida que parece ligarnos a los objetos ideales platónicos y a
las ideas puras e incontaminadas de la belleza agustiniana como forma de legitimar
una opción en el fondo estética. A una concepción de tipo geométrico que implica
una perfección y pureza formal heredera de los presupuestos euclidianos.
Hay sin embargo otro orden. Existe otra genealogía intelectual del orden, que
nos lleva al nacimiento del pensamiento occidental y de la propia arquitectura, que
nos conduce hasta antes de Sócrates y Platón, que nos liga con las primeras con-
cepciones del mundo que se experimentaron en la Grecia preclásica de los pensa-
dores milesios. Es necesario echar una mirada a lo que Husserl llamó "el naci-
miento de la Europa espiritual," al amanecer de la conciencia occidental de modo
que podamos comprender y analizar las alternativas luego desechadas en el largo
camino de la metafísica y el arte hasta nuestros días, porque nos proporciona un
camino de reflexión que ilumina con claridad la construcción de la arquitectura de
Richard Neutra.
La arquitectura de Richard Joseph Neutra es, primordialmente, una arquitectu-
ra del orden.
i.l Santuario de Perachora, Grecia.
i.2 Kepler, modelo del universo según
aparece en su Mysterium Cosmographicum.
i.3 Knossos, fresco de la "danza del toro."
INTRODUCCIÓN
De un orden que remite esencialmente a la creación del mundo: "El diseño, el
acto de construir un orden, o un desorden, parece formar parte del destino del
hombre."^ Pero no al mundo de la metafísica occidental hasta Kant, y menos aún
al mundo positivista y tecnológico del siglo diecinueve; sino al mundo fenome-
nológico del acontecer y del habitar según la revisión heideggeriana, la vuelta a los
inicios; un orden ligado a la percepción y a los sentidos humanos y no a un meca-
nicismo instrumental.
Un orden, kosmos, que se encuentra, buscando en los orígenes del primer frag-
mento filosófico conservado, en el modelo que propone Anaximandro en el siglo
VI a.C. Para el pensamiento arcaico es a través del hacer, del construir, como el
kosmos -luego el orden, que es su significado original- se hace visible, aparece: y
es el artefacto, ese primer modelo celeste construido físicamente por Anaximandro
como resultado de su especulación filosófica el que lo pone de manifiesto. El uni-
verso ordenado, el cosmos como lo entendemos actualmente, como ya aparece en
Platón (el mundo, del latín mundus traducción del griego kosmos, como un arte-
facto) creado conforme a un paradigma por un artesano o demiurgo,^ no es el que
en la Grecia arcaica se hacia presente por primera vez y no es el que queremos
identificar en su formación. Pues en ese momento inicial el paradigma, en vez de
como algo fijo, inmutable y reproducible, como lo concebimos en la actualidad se
entendía como algo en constante movimiento, como un ritmo gobernado por un
rápido movimiento, en cierto sentido como las figuras distintas de una danza. El
orden (o ritmo) era redescubierto, cada vez, con cada nueva figura de la danza; con
cada nueva construcción se hace visible, aparece más claro; pero cada vez de una
forma distinta.
Decimos que el orden aparece en la construcción de algo. Como apunta Hei-
degger, para los griegos, techne, como técnica y arte, producción, se entiende fun-
damentalmente en términos de dejar aparecer* - o hacer presente-: es por tanto la
producción la que hace visible. Es decir, el orden, que regula todo lo que existe, el
universo lo mismo que la polis, la arquitectura como la construcción de navios, no
se entiende como algo externo, extrínseco, más allá de lo experimentado, sino que
se produce, está al surgir, íntimamente ligado a aquello, objeto y proceso -movi-
miento- que lo hace aparecer. Y además, se entiende como un aparecer ligado a la
superficie; lo que se nos explica con la palabra epiphaneia, que en griego tiene el
significado a la vez de aparición y de superficie y brillo: la superficie en la que algo
se hace visible. Y, ¿no es acaso y primeramente la de Neutra una arquitectura de
superficies?
Es por tanto este orden universal, concebido como un hacer aparecer, el que
creemos revela al construirse la arquitectura de Richard Neutra. Y es en torno al
cual, como substrato, vamos a construir esta interpretación de su obra. Queremos,
de un modo genérico, mostrar cómo las casas de Richard Neutra nos hacen cons-
cientes de una presencia del hombre en la naturaleza (universo) y de su inextrica-
XI INTRODUCCIÓN
i.4 Richard Neutra,
reflejos sobre el vidrio en la casa Oyier, Lone
Pine 1959.
XII INTRODUCCIÓN
ble unidad con ésta y, en el mismo acto, muestran su estructura oculta. Y así dice:
"[Los Griegos] intuitivamente entendieron los parámetros sensoriales y psicológi-
cos de la forma arquitectónica, y éste es el "orden" trascendiendo el dórico de Agri-
gento o de la Acrópolis que haríamos bien en emular."'
El hombre no vive únicamente su vida personal como individuo, sino que también, consciente o
inconscientemente, participa de la de su época y de la de sus contemporáneos.
Thomas MANN'
XIII INTRODUCCIÓN
gación-, también aunque en parte silenciado, de investigación, que se extenderá
hasta la crisis que ahora denominamos postmoderna de finales de los años sesenta.
De forma genérica, el trabajo de Neutra abarcará activamente este periodo históri-
co, desde su temprana participación en la exposición del MOMA, hasta la reacción
belicosa de Robert Venturi. Un largo periodo desde luego -más de cuarenta años-,
durante el cual, sin renunciar a su carácter absolutamente moderno, su obra
emprende poco a poco caminos, desarrolla expresiones que pueden - y deben- des-
de la perspectiva actual ser valoradas mediante una interpretación que trascienda
su más superficial adscripción al -tan denostado- Estilo Internacional, para buscar
las claves de una arquitectura que sin dejar de ser fiel a "lo moderno" ofrece a la
vez bases suficientemente fuertes como para permitir una lectura sustancialmente
nueva.
Richard Joseph Neutra, nace el 8 de abril de 1892 en la Josephinengasse n°7.
Segundo Distrito, Viena y muere en Wüppertal, Alemania el día 16 de abril de
1970, ocho días después de su cumpleaños y dos del de su mujer Dione, tras sufrir
un ataque al corazón mientras realizaba una visita fotográfica a una de sus casas,
costumbre esta, la de visitar sus construcciones, que practicaba con frecuencia y
meticulosidad casi obsesiva. Ligeramente más joven que las dos figuras emblemáti-
cas y fundacionales Charles Edouard Jeanneret-Le Corbusier y Mies van der Rohe
(nacidos en 1887 y 1886 respectivamente), veinticinco años menor que Frank
Lloyd Wright (1867) y seis años mayor que el maestro finés Alvar Aalto (1898)
-con quién muestra numerosos y esclarecedores puntos en común- viene al mun-
do en la aún Imperial y Real ciudad de Viena, la vieja kakania de Musil y Krauss,
en el seno de una acomodada familia judía de pequeños artesanos. A través de sus
hermanos, que frecuentan los muy ricos círculos culturales de la Viena de pregue-
rra, entra en contacto con la obra y con la persona de Sigmund Freud, Gustav
Klimt, Arnold Schonberg o con el poeta Georg Trakl entre otras figuras ilustres en
el hervidero cultural de la primera década del siglo. Tras algunas dudas, en 1911
comienza sus estudios de arquitectura en Viena en la Technische Hochschüle
-curiosamente no en la Wagnerschüle donde sí estudió su amigo Rudolf Michael
Schindler (1887-1953). Sus primeras fascinaciones sin embargo serán la arquitec-
tura de Otto Wagner - a través por ejemplo de las estaciones del Metropolitano-,
la de Frank Lloyd Wright -que conoce en 1914, a través de la edición Wasmuth de
1911, y algunas de cuyas casas encontramos dibujadas en su diario- y sobre todo
la del moravo Adolf Loos, en cuyo estudio llega a colaborar, y a cuyas "clases" en
el Deutsches Haus Café acude sin falta cada jueves. Tras servir durante la Gran
Guerra como oficial de artillería en los Balcanes, en 1917 retorna a Viena para gra-
duarse brillantemente cum laude en arquitectura.
Durante el año 1919 marcha a Suiza, donde trabaja brevemente con Gustav
Amann -célebre arquitecto paisajista- en Zurich y donde conoce a su mujer, Dio-
ne Niedermann, para continuar luego viaje a Alemania, empleándose como arqui-
XIV INTRODUCCIÓN
tecto municipal en la pequeña ciudad de Lückenwalde, cerca de Berlín. En 1921
entra en el estudio de Erich Mendelsohn como colaborador, pero, desencantado
del empleo -mucho trabajo y aparentemente poco reconocimiento por parte de su
jefe- se decide a realizar su viejo sueño americano y en 1923 emigra a los Estados
Unidos. Tras un corto periodo en Nueva York, se traslada a Chicago y se emplea
provisionalmente en la oficina de Holabird y Roche. Durante sus visitas explora-
torias por la ciudad conoce a la gran figura Louis Sullivan, por entonces pobre y
olvidado, con quien traba una corta amistad hasta su cercana muerte acaecida en
1924. En su funeral, entre los pocos condolentes, encuentra finalmente a su admi-
rado Frank Lloyd Wright que le invitará a conocer Taliesin; y a continuación
comienza a trabajar en su estudio de Spring Green, donde reside ya con su mujer
que acaba de llegar de Europa, durante el otoño e invierno de 1924-25.
Al contrario que la mayoría de los arquitectos (e intelectuales y artistas) euro-
peos que emigraron a Estados Unidos, particularmente tras la Segunda Guerra
Mundial, fue uno de los pocos que lo hizo voluntariamente movido por la admira-
ción hacia la cultura y la libertad que representaba América (Usonia), adquiriendo
rápidamente la ciudadanía norteamericana. Y lo hizo específicamente para conocer
de primera mano el mundo de Sullivan y Wright, que tanto le fascinaba, y conven-
cido de la bondad del país por las entusiastas -quizás excesivas- críticas de Adolf
Loos. Animado por su amigo de juventud, el también vienes y colaborador de
Wright Rudolph Schindler, abandona pronto Taliesin para establecerse definitiva-
mente en Los Angeles en febrero de 1925. Desde entonces, el resto de su carrera
se desarrollará en California, exceptuando un breve paréntesis en 1930 en que rea-
liza un viaje a Europa atravesando el Pacífico. Este viaje tendrá gran importancia
en su vida, pues le permitirá conocer Japón -donde es ya recibido como un héroe
de la arquitectura moderna, pronunciando numerosas conferencias-, así como
enseñar brevemente en la Bauhaus y trabar conocimiento con Mies van der Rohe o
con el fabricante de chocolate y mecenas holandés C.H. Van der Leeuw (recorde-
mos la fábrica Van Nelle de J.A. Brinkman, L.C. van der Vlugt y M. Stam), asistir
al CIAM III en Bruselas como delegado norteamericano y entrar en contacto directo
con el clima intelectual en que la arquitectura europea del momento se hallaba
inmersa.
En 1931 sin embargo se encuentra ya de vuelta en Los Ángeles, entristecido por
el clima político y social que se respira en Europa, y aún más convencido de que es
éste y no otro el lugar ideal para desarrollar su trabajo, que se ha de revelar con el
tiempo tan importante para la zona del sudoeste de los Estados Unidos como
podría serlo el de Wright y Sullivan para el Medio Oeste, y ha de dominar desde
entonces la escena arquitectónica californiana durante casi medio siglo. Desde Los
Angeles, su arquitectura adquirirá muy pronto renombre internacional, contribu-
yendo a fundar una cierta práctica regional luego continuada con éxito por algu-
nos de sus primeros colaboradores como Harw^ell Hamilton Harris, Gregory Ain o
XV INTRODUCCIÓN
i.5 Francisco José I (1830-1916).
i.6 Otto Wagner, estación de metropolitano
de Karsplatz. Viena 1898 (reconstrucción);
fotografía del autor.
i.7 Adolf Loos, Kártner Bar (American Bar).
Viena 1910.
XVI INTRODUCCIÓN
i.8 Erich Mendelsohn, Frank Lloyd Wright y
Neutra en Taliesin, otoño de 1924.
i.9 Richard Neutra en 1919 en Suiza, con el
uniforme austríaco.
i.10 Richard Neutra, dibujo de la adición del
edificio Berliner Tageblatt para Erich
Mendelsohn. Berlín 1923.
XVII INTRODUCCIÓN
Raphael Soriano, que enlaza de hecho con los episodios más valiosos de la arqui-
tectura moderna en los Estados Unidos. Su trabajo muestra una práctica muy liga-
da al medio espiritual sin compromisos que se respira en el benigno clima de Cali-
fornia, ese cierto paraíso de la Costa Oeste, tierra en construcción lo que quiere
decir abierta, en desarrollo, inmune en cierto sentido al espacio de decadencia hei-
deggeriano, para qué poetas en tiempos de miseria. Porque además en los años vein-
te y treinta no estamos construyendo en la metrópoli actual, en el desolado paisa-
je de la megalópolis indiferenciada, sino en cierta medida en contacto directo con
la naturaleza, en un espacio de ciudad que semeja bastante todavía el jardín natu-
ral que fue América en el siglo anterior. No es aún Los Angeles y California en
general ese espacio de collage que define ahora Frank Gehry; estamos ante un lugar
abierto, en la naturaleza, donde aún son posibles los espacios nuevos del desierto
por colonizar o los bosques y montañas inmaculados de la bahía de San Francisco
y el norte de California. Nos recuerda Neutra:
California [en los años treinta] parecía la nueva Hélade, pero no en el sentido de que Los Ánge-
les contara con una maravillosa acrópolis, Dios lo sabe. No era ese el caso, y toda la estructura
social y política estaba envuelta en una completa confusión, en un vertiginoso apresuramiento
donde no se vislumbraba Feríeles alguno. Con todo, desde el punto de vista climático era un lugar
apropiado para emprender una nueva arquitectura, un poco más conectada con las necesidades
biológicas (cursiva en el original), una nueva manera de vivir. En consecuencia traté de iniciarla.
Los proyectos de alojamiento y vivienda que pude construir, en los que buscaba la fusión de los
interiores con la naturaleza exterior resultaron significativos.'
La obra de Richard Neutra, aún cubriendo todo tipo de proyectos y encargos, gran-
des medianos y pequeños, obtiene sus mayores logros en el espacio "menor" de la
arquitectura residencial, el espacio doméstico y de pequeña escala de la casa; inclu-
so podemos decir que cuanto más pequeño resulta ser el objeto arquitectónico,
mayor es su calidad y de más hondo calado resultan ser sus aportaciones, en una
búsqueda de la honestidad que en algo nos recuerda las afirmaciones de Le Cor-
busier en Une maison—un palais. Nos limitaremos por tanto en éste trabajo al estu-
dio de su arquitectura residencial, que cubre todo su largo periodo de actividad, y
que, a pesar de atravesar algún periodo de una cierta blandura y pérdida de auto-
exigencia hacia el final de su carrera -en gran medida explicable por la cantidad de
encargos y una cierta relajación en el trabajo del estudio-, es en el entorno en que
obtiene sus resultados más consistentes y duraderos, y es además el terreno ideal
para explorar la manera en que la vida del ser humano determina primeramente su
concepción del mundo.
En la vertiente opuesta no queremos dejar de citar los grandes proyectos, como
la Embajada de los Estados Unidos en Karachi, Pakistán (1959), el edificio de
Registro del Condado en Los Angeles (1962) o el Centro de visitantes y Museo Lin-
XVIII INTRODUCCIÓN
coln en Gettysburgh, Pensilvania (1961), en inminente peligro de derribo, todos
ellos en colaboración con Robert Alexander y su hijo Dion. Edificios que muestran
una falta de carácter y de resolución lejos de sus mejores momentos pero no obs-
tante dignos de un estudio atento que habrá de ser emprendido. Es ésta una críti-
ca curiosamente extensible a otras grandes figuras contemporáneas de Neutra,
como pueda ser Marcel Breuer y cuyas razones creemos han de ser buscadas prin-
cipalmente en la ausencia de un planteamiento coherente con esta necesaria nueva
monumentalidad del edificio institucional y con su redefinición en la práctica
arquitectónica de la época. Más interesantes resultan ser algunos grandes proyec-
tos urbanos, como los grandes desarrollos de viviendas para obreros de Channel
Heights (1942) que delatan claras influencias de las siedlungen alemanas, o el frus-
trado desarrollo, ya en colaboración con Robert Alexander, de Elysian Park
Heights a comienzos de los cincuenta en una zona céntrica pero degradada de Los
Angeles, gran proyecto de regeneración urbana que al final una operación munici-
pal frustró en favor de la construcción del nuevo estadio de los Dodgers.
The Earth, the Temple and the Gods era el título de un libro de Vincent Scully. Fue publicado
varias veces, en 1962, en 1969, en 1979.
El libro de Scully nos enseño algo que quizás desconocieran los viajeros que, desde el siglo
XVIII, iban a Grecia a dibujar las ruinas para aprender arquitectura.
Scully nos ha dicho que la arquitectura no es un objeto, un edificio, una cosa física, sino un
XIX INTRODUCCIÓN
sistema abierto, iniciado y apoyado en el triángulo intersección de aquellas tres presencias -la tie-
rra, el templo, las deidades-, pero abierto en referencias cada vez más amplias, sin sobresaltos,
hasta convertirse en suelo, camino y cielo; en memoria, trayecto y gesto.
Después de leer el libro de ScuUy, ¿qué podría querer dibujar ya el viajero?
Fotografiar un templo es también, volverse de espaldas a él y fotografiar el horizonte enfren-
te suyo. Mirar un templo es, también, mirar el atardecer."
No tratamos desde luego de ofrecer una perspectiva historicista, porque nos pare-
ce poco atractivo, incluso falso. La historia, como sucesión lineal de acontecimien-
tos es sólo un componente más a ser considerada como medio, milieu. Luego
rechazamos las lecturas unidireccionales, no pretendemos buscar la filiación preci-
sa, el hilo que conduce, inevitablemente a un origen sino que estamos abiertos a
distintas interpretaciones. No queremos reconstruir con exactitud las ideas de Neu-
tra, lo que Neutra realmente pensaba, pues esto, aparte de imposible, no deja de
ser estéril, paralizante: un exceso de veracidad más que probablemente se deje fue-
ra aquellas aportaciones implícitas pero no explicadas que, desde nuestra posición
no de historiadores del arte sino de arquitectos, intuimos. Es más bien aportar un
camino de interpretación del que podamos extraer, con nuestra mirada actual
-siempre la mirada- finas capas de significado, que se superpongan o no, a las
capas, más gruesas, que ha sedimentado la Historia, que las corrijan, las contradi-
gan, las corroboren.
En el fondo no se trata más que de una búsqueda de lo que de intemporal tiene
la arquitectura, y por tanto de lo que la dota de un sentido, de su significado pro-
pio: la búsqueda del orden que en el prefacio esclarecíamos, la construcción de un
objeto en relación con la tierra sobre la que se asienta que nos permita sentir la
identidad con lo que nos rodea. Y esto parece aún más necesario en los tiempos que
corren. Como acertadamente resume Juan Antonio Cortés:
La arquitectura supone, pues, para el hombre separarse del mundo y, a la vez, abarcarlo. Imponer
su orden a la naturaleza y, a la vez, extraer el orden de ésta. Disponer el espacio según su propia
dimensión y, a la vez, dotar a ese espacio de una referencia a la dimensión del universo. Concen-
trarse en sí mismo y, a la vez, hacer de su espacio el centro del mundo. Abstraerse del mundo y,
a la vez, reflejar el mundo."
XX INTRODUCCIÓN
i.11 Richard Neutra y Robert Alexander,
National Charlty League. Los Angeles, 1953.
XXI INTRODUCCIÓN
¡.12 Richard Neutra, casa Kramer a la
anochecida. Norco, California 1953.
XXII INTRODUCCIÓN
través del movimiento, del suyo propio y de la naturaleza en que está inmerso. Este
proceso es el que, en los capítulos siguientes, desde la visión de una arquitectura
natural, vamos a tratar de poner en claro. El físico David Bohm'^ lo explicaba
cabalmente con su terminología del "orden implicado" enseñándonos que bajo
cada aparente "orden desplegado," es decir, el que vemos ante nuestros ojos en pri-
mera instancia, existen ese otro segundo orden oculto que se muestra en el mate-
rializarse cada orden particular como una totalidad; es el orden que contiene la
totalidad.
Estamos dibujando una sección o levantando un plano que nos narra, a la mane-
ra de Neutra, el modo en que la arquitectura debía de insertarse en el entorno nat-
ural, como un entrecruzamiento entre el lugar y el artefacto de la geometría para
construir significado. Naturaleza que se concibe como paisaje por una parte, pero
no solo como fondo a contemplar, sino como parte integrante, elemento pertene-
ciente en igualdad de condiciones a un todo más amplio, que nos acerca al univer-
so. Metáfora de lo natural, de un cierto paraíso, de una concepción a medio cami-
no entre lo intelectual y lo instintivo. En el concepto de naturaleza que desarrolla
Neutra el hombre ha de intervenir en ella creando un nuevo paisaje con la incor-
poración de su artefacto, tratando de radicarse de alguna manera, de buscar una
entidad de nivel superior, la creación de una segunda naturaleza no solo humana
ni solo natural, sino mediando, conciliando ambas entidades.
No se tratará del modo radical con el que Mies se relaciona con el entorno nat-
ural, donde la palabra "naturaleza" se queda fuera, significa a lo exterior, a lo que
queda inalcanzable, aislado el interior de la casa -primero casi virtualmente en el
pabellón de Barcelona y luego físicamente en la casa Farnsworth-, donde la natu-
raleza queda salvaje e inmaculada al exterior (collage Resor) y la construcción se
eleva sobre un podio reconociendo su carácter distinto. Cuando Mies van der Rohe
comenta a Christian Norberg-Schulz (en 1958), con su habitual laconismo.
También la Naturaleza debería vivir su propia vida. Deberíamos evitar perturbarla con el colori-
do de nuestras casas y con el mobiliario. De todas maneras deberíamos esforzarnos por conseguir
establecer una mayor armonía entre naturaleza, vivienda y hombre. Cuando se mira la naturale-
za a través de las ventanas de la Casa Farnsworth, adquiere un significado más profundo del que
tiene cuando se está fuera, al aire libre. La naturaleza se realza al pasar a formar parte de un gian
conjunto."
XXIII INTRODUCCIÓN
fechas similares: "La antigua noción dualista de que las fuerzas interiores y exte-
riores del mundo están segregadas es una peligrosa tontería. Nunca ha habido
ningún dualismo en la naturaleza. "1+
Una actitud la de Mies que nos trae al recuerdo el trabajo del arquitecto que en
Las afinidades electivas da imagen cabal de su arte según la novela de Goethe: "El
destino más extraño de todos [los artistas] lo poseen, a este respecto, los arquitec-
tos. Cuántas veces emplean todo su espíritu, todo su cariño en construir recintos
de los que tiene que excluirse a si mismos.""
Al contrario. Se trata de poner en práctica un sutil modo de apropiación
-geométrica luego humana- del lugar para revelar su esencia. Se encuentra Neutra
mucho más cercano al modo tradicional japonés - y a Wright- en donde el proce-
so, el cambio es tan importante, y donde la inserción de la casa en la naturaleza sig-
nifica en gran medida la incorporación de la principal característica de aquella -el
cambio- a su propia esencia, en este caso como luz y sombra, como reflejo del paso
de las estaciones, de las nubes que corren por el cielo, del sonido del agua al fluir,
de la suave brisa que se deja penetrar y barre el espacio, de la entrada de los aro-
mas de las flores y del campo. Como percepciones fenoménicas y no construccio-
nes intelectuales.
El resultado finalmente en cuanto a concepción espacial se concreta en una
arquitectura muy pegada al terreno, siguiendo en muchos casos sus líneas, su topo-
grafía, creando una sensación permanente de flotación en el plano del suelo con
leves diferencias de nivel, con la incorporación de verandas, terrazas, piscinas,
estanques, que extienden la casa en la naturaleza y viceversa y que reflejan, captu-
ran el cambio. No implicándose orgánicamente al modo de Wright en un todo
armónico y si queremos indisoluble, o tratando en gran medida de imitar a la pro-
pia naturaleza en su trabajo como sería el ejemplo aaltiano de Villa Mairea. Si,
como interpreta Alan Colquhoun: "Es evidente que la concepción de la planta en
Le Corbusier es dialéctica en si misma, que hay un orden abstracto y una simetría
que es modificada por las presiones de las necesidades y el uso,"'' para Neutra es
además fundamental, determinante para la concepción de la planta, de la huella o
de la sombra que sobre el terreno deja la casa la intervención de ese otro orden
natural, del que, en el fondo, deriva el propio orden geométrico que subyace en la
arquitectura y que no es un a priori. De modo que las deformaciones a las que se
somete la composición de la planta y por tanto de toda su arquitectura quedan
regidas por la intervención de factores que podemos adscribir a un orden intrínse-
co y a los que en su particularización llamaremos necesidades, uso o conveniencia,
pero también y especialmente naturaleza y lugar.
Una arquitectura sobre o con la Naturaleza. Una máquina en el jardín atenta a los
cambios, capaz de adaptarse a ellos, de responder de forma activa a ellos a través de
diversos instrumentos especialmente diseñados por los que la casa está constituida:
XXIV INTRODUCCIÓN
La casa [Kaufraann] es realmente un artefacto, una construcción transportada en varias piezas
fabricadas en un taller desde una larga distancia. Sus praderas y parterres son importados, lo mis-
mo que el aluminio y el vidrio; pero el vidrio, el aluminio y el agua de la piscina, todos reflejan
los cambios dinámicos en el talante (mood) del paisaje. Aunque no ha crecido ni se ha enraizado
aquí, el edificio de todas maneras se funde en su emplazamiento, participa de sus acontecimien-
tos, enfatiza su carácter.'^
Un espacio humanizado, de hábito como uso, donde sea posible hallar la verdade-
ra experiencia de ser en el mundo.
Como resumen, es un intento de aportar una visión, si no nueva, al menos dife-
rente sobre un arquitecto y un periodo en cierta medida olvidados, desde la dis-
tancia y el medio cultural actual. En el fondo, y esto siempre es así, no se trata más
que de investigar sobre la esencia de eso que llamamos arquitectura.
XXV INTRODUCCIÓN
i.13 Mies van der Rohe, casa Farnsworth.
Plano, Illinois 1945-50.
i.14 Pabellón ceremonial de té. Sayhó-ji,
Kyoto c. 1340.
i.15 Frank Lloyd Wright, casa Kaufmann.
Mili Run, Pennsylvania 1934-37.
i.16 Alvar Aalto, Villa Mairea. Noormarkku
1937-39.
XXVI INTRODUCCIÓN
¡.17 Richard Neutra, perspectiva de la
casa Perlíins. Pasadena 1955.
NOTA
En cuanto a la organización del trabajo, se ha estructurado de forma muy sencilla.
Comenzamos por dos capítulos que introducen como marco de referencia en el
cuál nos vamos a mover el entorno filosófico de la fenomenología y el arquitectó-
nico de la casa y el jardín japonés (y que consideramos han de tenerse presentes a
lo largo de todo el desarrollo), para a continuación en los cinco capítulos siguien-
tes tratar con cierta exhaustividad aquellos aspectos que consideramos más rele-
vantes para una interpretación de la arquitectura de Richard Neutra en el campo
de la casa unifamiliar, desde su implantación en el terreno al tipo de estructura
favorecido o a la importancia que el lugar concreto tiene en la construcción de esta
arquitectura universal y a la vez tan particular.
Por otro lado se ha realizado un esfuerzo para dotar de la mayor coherencia y
unidad a la parte gráfica del trabajo, de modo que suponga un paso más allá de un
mero apoyo icónico para aportar también su propio valor analítico. Anotaba Wal-
ter Benjamin en su cuaderno de notas personal el 12 de octubre de 1928: "Lo que
se ofrece a la vista nunca debe ser lo mismo, o sencillamente más o menos, que lo
que diga el texto, sino que tiene que conllevar algo nuevo, una artimaña de la evi-
dencia que por principio no se pueda lograr con palabras."" De este modo -unido
a fotografías y dibujos originales y a fotografías recientes tomadas por el autor- se
ha redibujado a partir de las plantas conservadas una selección de las arquitecturas
que entendemos más relevantes para la comprensión de la obra de Neutra
\f.l-f.SO]. Tratando con ello no solo mostrar a través del dibujo, sino en gran medi-
da interpretar -entendido el dibujo como un método de pensamiento, el método
XXVII INTRODUCCIÓN
¡.18 Richard Neutra, casa Kaufmann.
Palm Springs 1946; fotografía del autor
que los arquitectos primeramente emplean para comprender y comunicar sus pro-
yectos. Por tanto, el conjunto del análisis gráfico, aun manteniendo un apoyo cons-
tante en el discurso escrito, mantiene una independencia que permite su recepción
como un discurso cerrado en sí mismo y esperamos con un valor propio. De ahí su
ubicación como conjunto al final del texto. En todo caso, el objetivo es revelar a
través de una estrecha relación entre palabra, imagen y dibujo el orden conceptual
y experiencial de la arquitectura.
XXVIII INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 El hombre en el mundo
Por tanto es entre estas dos situaciones, entre la imitación (mimesis es imagen de,
huella) y la interiorización, donde se va a producir la arquitectura de Richard Neu-
tra. Una arquitectura que se sitúa en el mundo vivido, en el Lebenswelt (el mundo
de la vida) de Husserl. En un espacio que consideramos poblado no sólo por la
razón geométrica, sino por una geometría de la experiencia. En un espacio, diga-
mos, fenomenológico, que busca reunir de nuevo técnica y poesía. Exploremos su
contexto.
Pero, ¿de qué trata entonces la fenomenología misma? «Qué significa entonces el regreso a las
cosas mismas cuando las vemos como positivas.' Significa, sencillamente, que los puntos de vista
según los cuales se observan y se tratan las cosas, han de ser desarrollados a partir de la visión de
la cosa, y sobre ningún otro fundamento.'
Y esto es lo que principalmente nos interesa, ese interés por la cosa, por el objeto
en sí mismo que nos permite remitirnos a la arquitectura desde perspectivas nue-
vas, que nos facilita interpretar la obra de arte superando los análisis subjetivos del
XIX indagando en la recepción del mundo, real e ideal a través de la experiencia.
Para Heidegger, ahora la obra de arte existe de modo natural como una cosa. Y es
Partamos de un ejemplo. Veo continuamente esta mesa, le doy la vuelta y cambia como siempre
mi posición en el espacio; constantemente tengo conciencia de la existencia corporal de una sola
y misma mesa que en sí permanece incambiada. Sin embargo, la percepción de la mesa no deja de
cambiar; es una serie continua de percepciones cambiantes.
[...]
Una sola y misma forma dada corporalmente como idéntica se me revela constantemente de otra
manera en los esbozos de formas que siempre son otras.'
Una figura que entendemos clave en el proceso a que aludía Gregotti, es la tan
enigmática de Martin Heidegger (1889-1976), el maestro de Alemania (Safranski),
el hombre nacido en las montañas. El alumno y ayudante superdotado de Husserl,
que aunque ya había obtenido su cátedra cuando llegó éste a Friburgo, comenzó
trabajando entusiasmadamente a su lado, para luego irse distanciando -intelectual
pero también políticamente, no olvidemos que la mujer de Husserl era judía- del
maestro. Su más que cuestionable actitud durante la Segunda Guerra Mundial -por
decirlo suavemente- hizo su recepción inmediatamente posterior bastante difícil,
pero no obstante su influencia se ha ido extendiendo enormemente en el ámbito
filosófico (el inicial existencialismo de Sartre por ejemplo), siendo evidente inclu-
E L HOMBRE EN EL MUNDO
T^TWS XLK.
Ustedes entran como siempre en el aula a la hora acostumbrada y van a su puesto de costumbre.
Retengan con firmeza esta vivencia de 'ver su puesto;' o bien, si ustedes quieren, pueden com-
partir mi propia experiencia: entro en la clase y veo la cátedra... ¿Qué 'veo'? ¿Superficies marro-
nes que se cortan en ángulo recto? ¡No!, veo otra cosa. ¿Es esto una caja y, más en concreto, una
caja mayor con otra más pequeña construida encima de ella? ¡De ninguna manera!
Yo veo la cátedra en la que tengo que hablar. Ustedes ven la cátedra desde la cual se les habla,
y en la que yo he hablado ya. En la vivencia pura no se da ningún nexo de fundamentación, según
es usual decir. O sea, no es que primero yo vea superficies marrones que se cortan, y que luego
se me presentan como cajas, después como pupitre, y en un análisis posterior como pupitre acadé-
mico, como cátedra, de manera que yo pegue en la caja lo referente a la cátedra como si fuera una
etiqueta. Todo eso es una interpretación mala, tergiversada, un cambio de dirección de la pura
mirada al interior de la vivencia. Yo veo la cátedra de golpe, por así decirlo; no la veo aislada, yo
veo el pupitre como si fuera demasiado alto para raí. Veo un libro puesto allí, corao molestándo-
me inmediatamente... Veo la cátedra en una orientación, iluminación, en un trasfondo... En la
vivencia de ver la cátedra se me da algo desde un entorno inmediato. Este mundo que nos rodea...
no consiste en cosas con un determinado contenido de significación, en objetos a los que además
se añada el que hayan de significar esto y lo otro, sino que, por el contrario, lo significativo es lo
primero, es lo que se me da inmediatamente, sin ningún rodeo intelectual a través de una capta-
ción de la cosa desnuda. Viviendo en un mundo circundante, hay significación para mí siempre y
por doquier, todo es mundano, mundea.'
EL HOMBRE EN EL MUNDO
estricto no hable de forma directa de arquitectura, será Construir, habitar, pensar
(Bauen, Wohnen, Denken, 1948) aquel que despierte análisis más vigorosos y con-
clusiones más positivas, de hecho incluso necesarias. Apuntemos algunos comenta-
rios que nos permitan poner de manifiesto preocupaciones que parecen de una
manera u otra rondar las construcciones de Richard Neutra, en general toda arqui-
tectura que busca un sentido en el lugar. En él la preocupación fundamental de
Heidegger es articular como base la relación primaria entre los conceptos construir,
habitar, cultivar y ser. Trazando con esmero la etimología de la palabra alemana
bauen, construir, se aproxima a significados más amplios y extensos, buscando en
ella la raíz del ser, Ich bin, y definiendo entonces consecuentemente el habitar
como "el modo en que los hombres somos en la tierra."
El texto al que aludimos no es un escrito independiente y aislado, sino que
adopta un cierto carácter instrumental; de hecho es una respuesta concreta en for-
ma de conferencia, que fue dictada en la mañana del sábado 5 de agosto de 1951
en la ciudad de Darmstadt, como parte de los Darmstadter Gesprách. Coloquios
que ese año acogían una audiencia de expertos de diversos países en torno al tema
de la vivienda (bajo el título Mensch und Raum, "Hombre y espacio"), la mayoría
de ellos arquitectos (se encontraba entre los ponentes por ejemplo Rudolph Sch-
warz), y entre los que estaba, no casualmente, José Ortega y Gasset que hablaría en
la tarde del mismo día.' En el clima de destrucción y reconstrucción postbélico en
que aún Alemania se encontraba, Heidegger apunta la necesidad de construcción
no o no sólo de viviendas en el sentido de edificaciones sino, dando un giro a lo
que le parece esencial, del modo de vivir, del habitar en este mundo contemporá-
neo, un mundo en el que el hombre, separado de la tierra por la técnica, se ha ter-
minado por convertir en un apatrida, en un ser que carece de morada. El habitar
se entiende pues como un proceso, un proceso mediante el cual nos esforzamos por
salir del desarraigo, y que nos lleva, que es en sí mismo, construcción, y que en últi-
mo término nos debe de llevar a la edificación de una arquitectura distinta. Una
construcción en la que el hombre congrega, reúne y cuida de las cosas: "El cons-
truir como habitar se despliega en el construir que cuida, es decir, que cuida el cre-
cimiento... y en el construir que levanta edificios;""' en la que levantar una mora-
da produzca un lugar físico y espiritual en que el que este habitar, arraigado en la
vida, constituya un germen moral.
En su reflexión, que se encuentra llena de referencias a la construcción y a la
arquitectura, el puente de Heidelberg, las autopistas, y sobre todo su casa en la Sel-
va Negra -la cabana rústica en el monte como sueño fundacional de una arquitec-
tura-, se dirige también hacia una redefinición y una meditación sobre el carácter
del espacio. El espacio, que no será ya el espacio abstracto cartesiano, sino, siguien-
do la crítica fenomenológica de Husserl, un espacio cuya esencia se encuentra liga-
da a la experiencia del sujeto en el mundo, a la percepción, y se caracterizará por
una geometría de la experiencia. El espacio del habitar resulta ser un espacio exis-
E X P E R I E N C I A Y POESÍA
También aparece especialmente interesante para establecer un apunte de fenome-
nología de la arquitectura el trabajo del filósofo francés Maurice Merleau-Ponty
-seguimos en las mismas fechas, en torno al año cuarenta- que se halla, por otra
EL HOMBRE EN EL MUNDO
parte, especialmente cercano a Bergson y a Descartes en la tradición francesa, y tra-
ta de desarrollar una forma de fenomenología en la que la corporeidad no sólo
marca la frontera fáctica de los proyectos humanos, sino que presenta su punto de
anclaje y les confiere vitalidad. Donde otros hablan de ser y de existencia, él pre-
fiere hablar de comportamiento, de modo que el sujeto y la acción cobran un papel
más relevante. En la Fenomenología de la percepción (1945) resume sistemática-
mente una investigación que, desde los estudios sobre estructura del comporta-
miento y el primado de la percepción, había desplazado lo meramente visual hacia
una idea de que la experiencia del mundo que nos rodea se hace con la totalidad
de nuestro cuerpo, un cuerpo que no "se encuentra" en el espacio y el tiempo sino
que "es" elemento constitutivo de ellos: "Ser cuerpo es estar anudado a un cierto
mundo [...] y nuestro cuerpo no está, ante todo, en el espacio: es del espacio."'*
La percepción constituye no sólo un fenómeno más entre otros, "sino es un
fenómeno básico [...] Nuestro propio cuerpo nos abre distintas dimensiones de
experiencia. Nos vincula con el correspondiente Aquí (Hier) a partir del cual se
abren márgenes de movimiento. Sintiendo se encuentra en armonía o disarmonía
con los ritmos del acontecer mundano, percibiendo investiga la pluralidad de las
cosas. En los gestos del lenguaje corporal y verbal, confiere sentido en la forma de
la expresión creadora, " i ' La arquitectura formará parte de ese mundo percibido
con el propio cuerpo, y se establecerán unas relaciones espaciales y temporales
entre ambos a través del movimiento de éste y de la medición (geometría) de aque-
lla que se produce. El movimiento del cuerpo es por tanto la clave de la aprehen-
sión del espacio y resulta en este sentido fundamental para la comprensión de la
arquitectura de Neutra, puesto que otorga su medida real, independiente de una
geometría abstracta.
En su libro inacabado Lo visible y lo invisible, evolucionará Merleau-Ponty defi-
nitivamente desde la fenomenología de la percepción hacia una ontología de la
visión. La visión pasa de ser un acto de un sujeto a convertirse en un acontecer
entre el que ve, lo visible y el Otro. Sus textos sobre Proust o Cezanne son a este
respecto reveladores, el mundo ya no se presenta delante, a través de la represen-
tación perspectiva, sino es en el pintor (en el observador, en el lector) en el que las
cosas cobran existencia; como él mismo apunta acerca de Proust, "traducimos una
experiencia que se convierte en texto justo a través de la palabra que ella evoca."
Siguiendo con este breve apunte por la filosofía contemporánea en torno a la
fenomenología y sobre todo su contribución al entendimiento y explicación de la
obra de arte -y de la arquitectura en particular en tanto no sólo objeto, sino viven-
cia-, hemos de citar también los escritos del también francés Gastón Bachelard,
Poética del espacio y Poética de los sueños, como desarrollo de una mezcla de ele-
mentos fenomenológicos con elementos surreaÜstas y psicoanalíticos; una efectiva
descripción del poder de imaginación poético aplicada al sentir de la casa y del
habitar: "El poeta... siempre irá un poco más allá de la realidad. Es ésta la ley feno-
Para un estudio fenomenológico de los valores de intimidad del espacio interior, la casa es sin
duda alguna, un ser privilegiado, siempre y cuando se considere a la casa en su unidad y su com-
plejidad, tratando de integrar todos sus valores particulares en un valor fundamental. La casa nos
brindará a un tiempo imágenes dispersas y un cuerpo de imágenes. En ambos casos, demostrare-
mos que la imaginación aumenta los valores de la realidad. Una especie de atracción de imágenes
concentra a éstas en torno de la casa. A través de todos los recuerdos de todas las casas que nos
han albergado, y allende todas las casas que soñamos habitar, ¿puede desprenderse una esencia
íntima y concreta que sea una justificación del valor singular de todas nuestras imágenes de inti-
midad protegida? He aquí el problema central."
La noción de albergue se asocia en mi mente con un sentimiento que data de aquellos días [de la
niñez]. El cielo raso de nuestra sala estaba a una altura que me era desagradable, y por eso solía
permanecer y jugar en el espacio de poca altura que quedaba debajo del piano de cola, el lugar
más agradable que conocía. Muchas preferencias y aversiones deben haberse formado en el niño
de entonces, como sucede con todos los niños. De noche había espacios oscuros, inaccesibles y
misteriosos: como el área que quedaba detrás del "confidente," cubierto con tela de color verde
olivo, que estaba puesto contra el rincón de la pieza. Aún me estremezco cuando me acuerdo. Y
sigo aborreciendo el espacio malgastado detrás de los muebles.
Aquellas experiencias infantiles me dieron lecciones sin palabras para apreciar el espacio, la
textura, la luz, la penumbra, el olor de los tapetes, el calor de la madera y el frío de la loza que
estaba frente a la estufa.'^
EL HOMBRE EN EL MUNDO
ambiente planeado puede darnos y de hecho nos da, una pauta para muchas clases
de sensaciones que se derivan de corrientes de aire, pérdidas de calor, olores, tex-
turas, elasticidades y de la [omnipresente] fuerza de la gravedad"''- también el
detalle y la junta, a la que se dedica una especial atención desde el punto de vista
de su significación tanto simbólica como táctil. Así como los valores evocativos, la
memoria, el recuerdo, la imaginación.
Sobre bases también fenomenológicas se encuentran fundados los análisis que,
siguiendo el concepto de Regionalismo crítico de Liane Lefaivre y Alexander Tzo-
nis, realiza Kenneth Frampton, recogiendo aquellas respuestas que la edificación
vernácula articula en relación con el lugar; las condiciones de respuesta a la luz, al
viento o a la temperatura de los climas en que se encuentran, buscando a la vez un
arquitectura más sensible al entorno y en lucha contra las corrientes homogeneiza-
doras del capitalismo triunfante en todas partes del mundo. Por una parte se pue-
de aventurar en la arquitectura de Neutra un cierto regionalismo californiano, y así
se ha explicado muchas veces su obra, como respuesta a un específico clima natu-
ral y cultural. Por otra la imagen a primera vista moderna de su arquitectura pare-
ce contradecir esta opinión. En todo caso, si la arquitectura de Neutra no está fun-
dada en una visión antropológico-vernácula, es innegable su atención a estas cues-
tiones, desde un punto de vista más universal pero a la vez particular, enraizado en
un lugar no como construcción cultural (el regionalismo) sino como lugar especí-
ficamente arquitectónico o sensible pero no predeterminado por una concepción
previa. Las construcciones de Neutra, si bien usan de elementos universales reco-
nocibles en la estela Moderna, pertenecen sin embargo inseparablemente al lugar
en que se elevan debido a la sensibilidad especial con que se manipulan.
Junto a un acercamiento sensible a las condiciones topográficas del lugar y al
genius loci, Frampton también se demora en la condición tectónica, que surge
como una respuesta a la construcción manufacturada industrial e indiscriminada y
hace hincapié en los conceptos ya conocidos de la junta, el detalle, y el gusto por
la calidad de los materiales y su representación en cuanto posibilidad de comuni-
cación. Es en esta dirección donde encontramos más puntos de contacto. Frente a
una arquitectura de la imagen, se busca una arquitectura que alcance el sentido en
la narrativa que se desprende (siguiendo a Semper) de la correcta elección de los
materiales y su inteUgente ensamblaje como forma completa y significante. Implí-
cito en todo ello, se encuentra una crítica, una mirada desilusionada hacia la téc-
nica en tanto que fuerza autónoma y no puesta al servicio del hombre, a la tecno-
logía como valor supremo casi espiritual, en una búsqueda de la conciliación del
hombre contemporáneo con su mundo técnico común a la visión última de Neu-
tra.
Las situaciones más recientes sin embargo ponen de manifiesto que también es
cierta la posibilidad de que el lugar de la fenomenología no sea sino, actualmente,
una metáfora nostálgica y olvidada y en cierta medida carente de sentido, y que
Todo organismo se funde con el universo [...] Los seres no viven para sí mismos, sino que se fun-
den con el universo, y cuando digo universo no aludo solamente al ambiente que nos rodea de
forma inmediata.^
Topografía: El lugar
Crear un espacio que medie, que sirva de diálogo entre hombre y naturaleza en la
búsqueda de un orden es en gran medida la función de la arquitectura, y en gene-
ral de todas las acciones humanas. No sólo permitir la creación de un espacio abs-
tracto, sino dotarlo de caracteres físicos^' y poéticos, de introducirlo en la corrien-
te de experiencias y sensaciones que el mundo natural en que necesariamente se
11 EL HOMBRE EN EL MUNDO
sitúa provee, y por tanto poner las condiciones para que sirvan al hombre en su
intercambio con la naturaleza. Esto es, que haga consciente al hombre de la pre-
sencia de ese mundo natural y de su indisoluble unidad con él: "Es evidente que
para la vida y el diseño vital no puede existir un espacio vacío, solitario, por sí mis-
mo, sino sólo un espacio-tiempo múltiple lleno de latidos y calor. El diseño no debe
ajustarse a formas heladas suspendidas en el vacío, sino a fenómenos de energía que
pasan con rapidez de una forma a otra."^^
Un lugar que es único en cada momento, distinguible de cualquier otro, en el
que se entrelazan las presencias propias y la arquitectura que se construye en un
todo coherente, particular y universal a la vez. Dice Neutra:
Podemos definir los objetivos ideales de la arquitectura diciendo que el propósito de un edificio
es actuar como un instrumento que recoja todas las influencias positivas de la naturaleza en bene-
ficio del hombre, y al mismo tiempo le proteja de aquellas no favorables que aparecen tanto en
la naturaleza como en el entorno específico de un edificio. Si aceptamos ésta como una generali-
zación válida del objeto de la arquitectura -y no puedo pensar en otra mejor- debemos asimismo
August Schmarsow cita como el primer signo de demarcación espacial que el ser
humano traza una línea dibujada con la punta de un palo en la tierra, representa-
ción simbólica del primer borde, de la primera frontera. A continuación, cuando la
lluvia y el viento lo difuminan, lo borran, se erige una valla o un pequeño seto, que
se transformará poco a poco en una barrera más sólida: una línea recta, construi-
da con piedra, un material duradero, y que, en su pureza geométrica, se convierte
en signo de la intervención humana, en producto de la creación intelectual y por
tanto de apropiación de un territorio.
Si el primer instinto queda ejemplificado en la construcción de la barrera, de la
marca, el siguiente paso para Schmarsow es la consideración del espacio en rela-
ción al ser humano, que conforma el centro de este mundo fenoménico: la posi-
ción vertical, erecta, define el eje vertical dominante a partir del cual percibimos el
mundo y proyectamos una geometría. Puesto que debido a nuestra organización
corporal siempre establecemos una dirección -dimensión- para el espacio, deter-
minada por la situación de la cara y la posición de los miembros, hemos de con-
cluir que la dimensión más importante para la creación espacial es la profundidad;
de modo que esta dirección cumple la función de transformar cualquier cerra-
miento espacial en un espacio vividero, es decir en un recinto en el que nuestra
proyección queda limitada.
Debemos señalar las afinidades entre la obra de Schmarsow y los primeros desa-
rrollos de la fenomenología, distanciándose de las bases más estrictamente fisioló-
gicas de que antes se había servido, por ejemplo la psicología de Wundt. Tanto con
Max Scheler, por ejemplo en un ensayo de 1919 donde discute sus tesis sobre el
formalismo en la ética y la distinción entre los conceptos de Kórper y Leib en rela-
ción al cuerpo y la conciencia, como con Husserl, particularmente su teoría de la
kinestesis como factor constitutivo del espacio, o las nociones de terreno {Grund
und Boden), centrales en la fenomenología, y que Schmarsow considera de similar
manera: "La tierra bajo nuestros pies se toma como algo seguro, es decir como una
condición previa para las sensaciones de nuestro cuerpo y para nuestra orientación
sobre el espacio genérico del terreno. Esto es, de todas maneras, también una con-
dición previa al desarrollo natural de nuestra sensación de espacio, aquella que es
cultivada en los seres que están de pié y andan erectos" y "[la tierra es] la base abso-
lutamente necesaria para el ser humano. Es aquello sobre lo que estamos y anda-
mos; es la base común para nuestra actividad constructiva también."^'
Las nociones de barrera y umbral por tanto definen el espacio en que la arqui-
tectura se desenvuelve, en que realmente aparece en su verdadera dimensión. La
experiencia de la unicidad y de la creación del lugar, a partir de datos geográficos
13 EL HOMBRE EN EL MUNDO
y d e apreciaciones fenoménicas, resulta en la creación de u n a espacialidad, en la que
se dispone la construcción a partir de u n a cierta imposición, m e d i a n t e u n a inter-
vención necesariamente h u m a n a cuyo fin último es revelar la v e r d a d e r a esencia de
ese lugar, el o r d e n oculto de la naturaleza que n o s r o d e a . Para Francesco Dal C o :
El primer signo de construcción en el paisaje natural es una imposición que separa y define, que
establece la diferencia entre la arquitectura y el orden natural.^^
Refiriéndonos al concepto topográfico del recinto como elemento inicial, del terre-
no acotado frente a la inmensidad de la naturaleza -o de la megalópolis si quere-
mos en un análisis posterior- como primera marca de la arquitectura (antes de la
mítica casa de Adán en el paraíso), intentamos ahora aprehender el espacio en estos
términos, tratando de soslayar una definición exclusivamente abstracta del mismo
para incluir la vivencia, para introducir lo humano. Volviendo entonces a las pala-
bras de Heidegger, apunta en el ya comentado Construir, habitar, pensar:
Las cosas que son lugares de este modo, y sólo ellas, otorgan cada vez espacios. Lo que esta pala-
bra «Raum» (espacio) nombra, lo dice su viejo significado: raum, rutn quiere decir lugar franque-
ado para población y campamento.
Un espacio es algo aviado (espaciado), algo a lo que se le ha franqueado espacio, o sea dentro
de una frontera, en griego ire.pal,. La frontera no es aquello en lo que termina algo, sino, como
sabían ya los griegos, aquello a partir de donde algo comienza a ser lo que es (comienza su esen-
cia). Para esto está el concepto: opicrjjioí, es decir, frontera. Espacio es esencialmente lo aviado
(aquello a lo que se ha hecho espacio), lo que se ha dejado entrar en sus fronteras. Lo espaciado
es cada vez otorgado, y de este modo ensamblado, es decir, coligado por medio de un lugar, es
decir, por una cosa del tipo del puente. De ahí que los espacios reciban su esencia desde lugares y
no desde «el» espacio... Aquello que los sitios han aviado es un espacio de un determinado tipo.
Es, en tanto que distancia, lo que la misma palabra stadion nos dice en latín: un «spatium», un
espacio intermedio. De este modo, cercanía y lejanía entre hombres y cosas pueden convertirse
en meros alejamientos, en distancias del espacio intermedio... No sólo eso, desde el espacio como
espacio intermedio se pueden sacar las simples extensiones según altura, anchura y profundidad.
Esto, abstraído así, en latín abstractum, lo representamos como la pura posibilidad de las tres
dimensiones. Pero lo que esta pluralidad avía no se determina ya por distancias, no es ya ningún
spatium, sino sólo extensio, extensión. El espacio como extensio puede ser objeto de otra abs-
tracción, a saber, puede ser abstraído a relaciones analítico-algebraicas. Lo que éstas avían es la
posibilidad de la construcción puramente matemática de pluralidades con todas las dimensiones
que se quieran. A esto que las matemáticas han aviado podemos llamarlo «el» espacio. Pero «el»
espacio en este sentido no contiene espacios ni plazas. En él no encontraremos nunca lugares..."
15 EL HOMBRE EN EL MUNDO
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\^' \. Cf/f-rn/i
17 E L HOMBRE EN EL M U N D O
1.12 Charles and Ray Eames, CSH#8.
Pacific Palisades 1945-49; fotografía del
autor.
1.13 Richard Neutra, VDL Research House.
Silverlal<e 1965; fotografía del autor.
19 EL HOMBRE EN EL MUNDO
mo. Del lugar sentimos nostalgia, que etimológicamente proviene del griego nos-
tos, volver a casa {nostoi se llamaban los cantos que los aedos arcaicos entonaban
cantando las desventuras de los aqueos en su viaje de regreso a Grecia desde la
arrasada Ilion). También, abundando en estos conceptos, en griego originalmente
theoria significaba algo relacionado con espectáculo, y derivaba de theoros, espec-
tador, que es un término principalmente entendido como una suma de capacidades
del intelecto y capacidades del sentido, ligado a la experiencia del lugar como un
todo a través del sentimiento, la imaginación, la memoria. Tenía que ver con la
pura visión, aquella que los mensajeros de una ciudad tenían cuando eran enviados
a otra en sus festivales sagrados como meros observadores, sin poder participar:
estaba por tanto ligado a la observación y a la presencia en un lugar, transmitía una
percepción completa unida a un espacio significante, el del choros de la danza. Era
una aprehensión de la realidad a distancia, pero de la realidad completa.
Una cita final. La creación del lugar a partir de la naturaleza indiferenciada del
espacio como lugar de incidentes, de acontecimientos humanos, que liga al hombre
con la tierra, queda perfectamente ejemplificada en la frase que escribe, sentimen-
talmente, un Goethe ya mayor: "El campo, el bosque y el jardín eran para mi sólo
espacio, hasta que tu, mi amada, los has transformado en un lugar. "^^ Se trata de
algo, por tanto, humano -demasiado.
El lugar construido por la arquitectura, real y presente (distinto por tanto del lugar
imaginado o soñado), viene determinado como un espacio vivido, habitado. La
percepción de éste se realiza a través de los distintos órganos sensitivos, por tanto
del cuerpo y se recibe como una impresión completa. La interacción entre el cuer-
po físico y la arquitectura debe recobrar, frente a una tradición moderna excesiva-
mente conceptualizada, autoreferencial, su valor formativo, es decir la necesaria
relación entre los objetos físicos y sentimentales que la componen y nuestro pro-
pio cuerpo como objeto, indistinguible sin embargo del propio acto de percibir.
Para Neutra, por una parte las sensaciones que experimentamos a través de nues-
tro cuerpo son el modo de que disponemos para comprender la estructura tridi-
mensional del espacio, y nos ofrecen algo más que su definición intelectual, racio-
nal: "Todo lo que captan nuestros diferentes sentidos lo organizamos en un con-
cepto espacial con ayuda de la experiencia práctica de nuestra vida, y este concep-
to está engarzado con variadas asociaciones significativas."^' Por otra, el cuerpo
asimismo nos dará la medida de la geometría que sobre el espacio proyectamos y
mediante la cual lo comprendemos; una geometría que ha de responder a nuestra
propia estructura y que de hecho imponemos como nuestra forma de estar en el
mundo. Las distancias, la proximidad y la lejanía las entendemos en función del
El espacio concebido fisiológicamente [...] cuenta con "propiedades vectoriales" naturales, como
diría un matemático. Sin ellas, ni siquiera podría entrar en la experiencia sensorial. Los estímulos
siempre se originan en algún lugar, y desde allí llegan a nuestros receptores sensoriales. Esto anu-
la de antemano cualquier posibilidad de indiferencia ante las direcciones. Las diferentes direccio-
nes por sí mismas tienen o adquieren para un ser viviente significados muy diferentes y cargas
emocionales específicas. Nuestro aparato nervioso no registra nada que podríamos llamar un
espacio sin el acompañamiento de estos significados y estas emociones. Estos son productos deri-
vados y concomitantes de toda nuestra percepción del espacio.
Arriba y abajo, derecha e izquierda, adelante y atrás, lejos y cerca, no son términos geométri-
cos. Si realmente queremos ajustar la arquitectura del medio construido a la vida, y asentarla de
este modo sobre una base fisiológica, debemos dar el paso decisivo y trasponer las abstracciones
de la geometría euclidiana.'°
21 EL HOMBRE EN EL MUNDO
yección del cuerpo humano (representación simbólica de la perfección de la natu-
raleza) en la forma arquitectónica, ésta adquiere una armonía en proporción, que
se refiere tanto a la escala como a lo individual. "^'* El significado de la arquitectu-
ra no es sólo conceptual, como el énfasis de la teoría moderna ha pretendido impo-
ner, sino que ha de estar relacionado con la comprensión a través de la experien-
cia. En las palabras de Tadao Ando, que introduce el concepto particular de Shin-
tai para articular la relación entre el ser y el espacio vivido en que se desarrolla:
El hombre articula el mundo mediante su cuerpo. El hombre no es un ser dualista en el cual espí-
ritu y carne son esencialmente distintos, sino un ser corporal activo en el mundo. El "aquí y aho-
ra" en el que este cuerpo individual está situado es tomado inicialmente como dado, y de esta
manera el "aquí" se hace presente. A través de la percepción de esta distancia, los alrededores se
hacen manifiestos como una cosa dotada de varios significados y valores. Puesto que el hombre
tiene una estructura física asimétrica con una parte de arriba y de abajo, una izquierda y una dere-
cha, un delante y un detrás, el mundo articulado, resulta, en cambio, en un espacio heterogéneo.
El mundo que aparece a los sentidos del hombre y se hace presente en el cuerpo del hombre se
hace por tanto interdependiente. El mundo articulado por el cuerpo es un espacio real, vivido.
El cuerpo articula el mundo. Al mismo tiempo, el cuerpo es articulado por el mundo. Cuan-
do "yo" percibo algo concreto como frío o duro, "yo" reconozco el cuerpo como algo caliente y
suave. En este sentido el cuerpo en su relación dinámica con el mundo se convierte en el shintai.
Es únicamente el shintai en este sentido que construye o comprende la arquitectura. El shintai es
un ser sensible que responde al mundo."
El cobijo proporcionado por la huppah [un tipo de construcción-cabana ceremonial judía] era
imaginario. Pero aunque imaginario, era de todas maneras necesario. Su suelo era la tierra, sus
soportes seres vivos, su tejado pergolado era como una leve cielo de hojas y flores: para la pare-
ja que se cobijaba, era a la vez imagen de sus cuerpos unidos y una señal del consentimiento del
mundo a su unión. Era más; pues les proveía, en un momento crítico, con una mediación entre
las sensaciones íntimas de sus propios cuerpos y el sentimiento del gran mundo inexplorado que
les rodeaba. Era por tanto una imagen del cuerpo de los ocupantes y un mapa, un modelo de sig-
La comprensión del mundo exterior como algo ordenado, relacionado con el cuer-
po y por tanto con el hombre le llevaría a los primeros asentamientos estables, lue-
go a la arquitectura compuesta a su imagen y semejanza, repitiendo su estructura.
Los primeros asentamientos humanos buscaban una determinada orientación res-
pecto a accidentes naturales -cuya pervivencia por ejemplo en la geomancia china
es clara-, la alineación con montañas u otros accidentes geográficos, que les per-
mitía integrarse en el orden infinito del mundo exterior y formar parte de él en
cierta medida; V. Scully lo ha estudiado acertadamente respecto a los asentamien-
tos micénicos. La geometría funciona desde el inicio por lo tanto como medio
ordenador del enigma de la naturaleza, como el sistema de introducir lo humano
en lo natural, por una parte como proceso racional, intelectual y por otra referido
a la propia constitución al cuerpo humano, de donde deriva. Una geometría basa-
da en la vertical, en el ángulo recto que forma el ser humano al andar erguido, el
origen del concepto griego de gnomon. La geometría como orden del edificio, pro-
cede por una parte del propio proceso constructivo, de la estructura, del modo de
colocar los materiales, y por otro lado de la constitución del cuerpo humano y su
forma de percibir el espacio, el carácter vertical que nos impone la percepción de
la horizontal como reposo -Schmarsovi^-, que nos hace percibir el mundo dentro
de una estructura de referencias de ángulos rectos, tanto en el plano vertical como
en el horizontal -es de esa característica de nuestra percepción del mundo que la
geometría surgió.
La geometría fisiológica comenzó con la innata rectangularidad relativa de nuestro arriba y aba-
jo, nuestro delante y detrás, y nuestra mano derecha e izquierda. Nos orientamos mediante coor-
denadas fisiológicas y existimos gracias a las formas sensoriales que nos rodean y estimulan, es
decir, estimulan nuestro cuerpo que ocupa una determinada posición."
No muy distinta puede ser la actitud fenomenológica que adopta Neutra cuando
inserta cuidadosamente sus objetos descuidadamente geométricos, siempre perfec-
tamente definidos en torno al ángulo recto, a una geometría muy clara en lo abier-
to de la naturaleza y cómo se articula una secuencia de percepciones visuales, tác-
tiles, sonoras a través de los materiales y las formas desde el exterior hasta el hogar
de la casa que nos remite al hombre; un modo de organizar un fragmento de espa-
cio en la naturaleza que se ha de entender participando de ambos mundos a la vez
mediante la percepción, y considerando los valores fisiológicos del ser humano
como los datos objetivos que han de determinar el espacio, la brisa que penetra por
23 EL HOMBRE EN EL MUNDO
1.14,15,16 Richard Neutra, casa Bailey
CSH#20, Pacific Palisades 1947-48;
fotografías del autor.
25 EL HOMBRE EN EL MUNDO
1.18 Interior del Panteón. Roma, S. I d.C.
1.19 Tadao Ando, patio del Centro
Comunitario en Ayabe. Kyoto 1993-95.
El patio de la casa Azuma ocupa la tercera parte de la superficie en planta y enlaza el exterior con
el interior. Es un ardid para apropiarse de un trozo de naturaleza, pero no de naturaleza artificial
y sometida, sino capaz de enfrentarse al individuo. Claro está que introducir la naturaleza aumen-
ta el rigor de la vida... Los espacios habitables de hoy pueden brindar mayor comodidad y fun-
cionalidad, pero una casa donde se entremete la naturaleza es más adecuada al hombre y armo-
niza mejor con la esencia de la misma. La importancia del patio reside en que es un espacio don-
de los sentidos perciben el cambio de las estaciones. La expresión de la naturaleza varía sin cesar.
La luz, el viento y la lluvia no se libran tampoco del cambio estacional, pueden ser desapacibles
o dulces y agradables. Activan el espacio, informan sobre las estaciones y alimentan en nuestro
interior una sensibilidad más exquisita."
La casa como primera construcción, se nos presenta como imagen, como proyec-
ción del cuerpo en lo construido. Si para Heidegger la ecuación habitar=construir
es cierta, si habitar aparece como el acto que nos convierte en humanos, entonces
la casa es la herramienta de la que nos servimos. Como nuestro dominio, en su cen-
tro se halla situado el hogar, el focus en latín. Es decir, el corazón y el uso son sus
atributos. Gastón Bachelard ha hecho excepcionales comentarios al respecto. La
casa primigenia para el antropólogo Mircea Elíade quedará definida en estos tér-
minos: "El universo que el hombre construye para sí mismo imitando la creación
paradigmática de los dioses, la cosmogonía.""^ Las evidencias antropológicas de
diversos pueblos muestran claramente la relación que la casa, en sus partes, distri-
bución, construcción, alineación etc. tiene con la naturaleza, una relación cósmica.
De la misma manera el templo griego como casa de la deidad, estará derivado del
megarón primitivo, de la casa ancestral, evolucionado para contener ahora al dios,
para ser su materialización física. Forzando las analogías (Quetglas) incluso el
Pabellón de Barcelona de Mies van de Robe puede ser entendido como un templo
dórico, es decir como la -nueva- casa de la modernidad. Nueva casa que representa
a la nueva Alemania, pero que se halla anclada subliminalmente en las más antiguas
definiciones de la misma.
De una forma similar se unen geometría y cultura en la interpretación del deno-
minado centuriaton que se refiere a la práctica en el Imperio Romano de dividir y
parcelar la tierra circundante a una ciudad nueva a partir de la geometría impues-
ta por cardo y decúmano, creando una trama reticular, de modo que el paisaje, real
27 EL HOMBRE EN EL MUNDO
y simbólicamente se incorpora a la retícula geométrica que marca el dominio de
Roma, es decir al dominio de la cultura;'*' apropiación geométrica del lugar como
clave de la intervención, de la aprehensión por parte del hombre del terreno: cre-
ación de un lugar a través de la operación humana por excelencia, la construcción.
Aunque también, se da cuenta Neutra de que: "El parcelamiento de la tierra llana
constituyó uno de los primeros actos de este drama espacial sociológico. De él, y
surgiendo de la práctica descriptiva del topógrafo, nació toda la subsecuente tra-
gedia de la geometría euclidiana convertida inesperadamente en diseño creativo.
En la grandiosidad de su abstracción, la hemos visto a menudo mutilar terrible-
mente el espacio fisiológico, la hemos visto desorganizarlo o, más bien, 'in-organi-
zarlo.' Cuando se abandonaron y olvidaron las nociones de dirección, distancia
orgánica, altura, profundidad, arriba y abajo, derecha e izquierda, delante y detrás,
el espacio se convirtió en algo desnaturalizado y amorfo."'*^
Por tanto, acaba diciendo Neutra: "Así, la pauta cinestésica interior (dentro del
cuerpo) que mencionamos está íntimamente ligada con la disposición y la pauta del
diseño exterior. La arquitectura es, en efecto, precisamente una pauta de esta cla-
se, establecida a nuestro alrededor para guiar constantemente los movimientos y
los esfuerzos de ojos, cuellos, brazos y piernas, y puede hacer posible o impedir que
disfrutemos de alivio corporal y de satisfacción emocional."'*'
Segunda naturaleza
[...] El mundo construido es visto como una cierta naturaleza en sí mismo. Como el mundo nat-
ural a partir del cual se crea, el mundo construido opera en respuesta a sus propias reglas, a sus
propios medios de cambio y permanencia mediante la interacción de una multitud de fuerzas
variadas.
Norman CROWE'"
Decía Cicerón en el S. I a . C :
Una segunda naturaleza pues artificial, pero que aún, en ese mundo clásico, per-
mitía al hombre primitivo sentirse un poco como los dioses: tener la oportunidad
de controlar el medio de una forma efectiva, aquello que es imposible con la pro-
pia naturaleza primigenia, y encontrarse en cierta medida en unión con ésta, en una
relación íntima y de cercanía. Disponer de la capacidad tranquilizadora de contro-
lar, aunque sea en una porción pequeña, la naturaleza a través de los medios téc-
29 EL HOMBRE EN EL MUNDO
nicos aun primitivos de que se dispone. Ortega, en su ensayo Meditación de la téc-
nica*^ de 1933 apunta que el conjunto de actos que el ser humano realiza para
adaptar su circunstancia a la naturaleza resulta en una modificación de ésta para
lograr que halla en ella lo que en principio no hay y que se hace necesario para la
vida del ser humano. Este conjunto de actos es lo que constituye la técnica, que
redunda por tanto en un cambio de la propia naturaleza, en una reacción enérgica
contra la naturaleza, que provoca la creación de otra naturaleza interpuesta, que
Ortega denomina sobrenaturaleza. El hombre moderno ya no es capaz de sustraer-
se a este sobremundo o sobrenaturaleza, está ya "irremediablemente adscrito a ésta
y colocado en ella como el hombre primitivo en su contorno natural. "+7
Para Ortega pues.
El conjunto de [los actos técnicos] es la técnica, que podemos, desde luego, definir como la refor-
ma que el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades. Éstas,
hemos visto, eran imposiciones de la naturaleza al hombre. El hombre responde imponiendo a su
vez un cambio a la naturaleza. Es pues, la técnica, la reacción enérgica contra la naturaleza o cir-
cunstancia, que lleva a crear entre éstas y el hombre una nueva naturaleza puesta sobre aquella,
una sobrenaturaleza (énfasis aftadido).t'
El habitat humano -originalmente la selva primitiva o las grandes praderas- se ha ido convirtien-
do cada vez más en un producto del hombre. Y, en nuestro caso, se compone en un 90% de obras
hechas por las manos y, esperémoslo, por el cerebro del hombre. La vida del hombre civilizado
transcurre dentro o entre estructuras. Éstas, así como los espacios que las rodean, requieren
urgentemente un diseño racional e integrado, y lo necesitan con mayor razón porque son estáti-
cas y permanentes, a diferencia de los campamentos nómadas que podían descuidarse y luego
abandonarse fácilmente cuando se tornaban inhabitables. Sin embargo, esta indiferencia de los
nómadas primitivos aún caracteriza a menudo el tratamiento que damos a nuestro medio físico.
Además, la especie humana, más numerosa que nunca, está apretujada, entumecida y atormenta-
da por su propia densidad. Una gran parte del mundo se ha convertido en un hacinamiento de
barrios miserables.
A pesar del progreso técnico, o quizás a causa de sus fallos, nuestro medio hecho por el hom-
bre (man-made environment) ha mostrado una tendencia ominosa a sustraerse cada vez más a
nuestro control. Mientras más se aleja el hombre de la integración equilibrada de la naturaleza,
más perjudicial se vuelve su medio físico.-"
31 EL HOMBRE EN EL MUNDO
1.21 Erich Mendelsohn, Times Square
(Nueva York). Fotografía de Amerika:
Bilderbuch eines Architekten. Berlín 1926,
33 EL HOMBRE EN EL MUNDO
R^-FABI*F'.
35 EL HOMBRE EN EL MUNDO
madera y la piedra unidos a los artificios más modernos como los cables tensiona-
dos que habían de soportar la terraza exterior. Es curioso notar cómo las casas de
Breuer, de una sensibilidad natural muy próxima a la de Neutra, adoptan un esque-
ma estructural que aún recae más en las tradiciones del muro resistente de piedra,
y que, quizás por el clima, mantienen un carácter más cerrado que el de Neutra.
Será principalmente después de la Segunda Guerra cuando, tras el paréntesis
obligado por su desarrollo, se impongan las nuevas reflexiones. La respuesta feno-
menológica, su crítica de la técnica, su vuelta a las cosas mismas, representa enton-
ces un punto de inflexión en esta situación, especialmente a través de Husserl (véa-
se La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental) y Heidegger.
La reflexión protoecológica aparece, y la atracción que ejercerá el organicismo nór-
dico y su reivindicación de la tierra se extenderá por toda la arquitectura.
También entonces habremos de tener en cuenta esta otra expresión del proble-
ma, no otro sino el del impacto de la técnica, de su potencial por una parte crea-
dor y por otra destructor en las sociedades que se desarrollan tras la Segunda Gue-
rra Mundial, puesto que la tecnología como ente aparte ha tomado un camino pro-
pio, en gran medida desligado de las necesidades humanas para seguir un recorri-
do que se autoalimenta y que genera sus propias condiciones de posibilidad y exis-
tencia. Es, como ya anunciaba Heidegger, principalmente la tendencia de la tecno-
logía a transformarlo todo, a como pone de ejemplo interpretar un río simplemen-
te en términos del pantano que podemos construir y la explotación en forma de
energía eléctrica o del turismo que podemos obtener, lo que realmente asusta, y lo
que ha concluido un proceso, iniciado en Roma, que ha desligado totalmente de
sus raíces y ha lanzado al hombre a un mundo incierto y terrorífico.
En este aspecto, la postura de Neutra no deja de ser contradictoria, oscilando
entre un primer purismo técnico aunque tamizado por su pasión wrightiana y un
humanismo ecológico con una fuerte componente de todas maneras tecnológica.
Porque, de hecho, la arquitectura no puede sustraerse a la tecnología de la época
en que se desarrolla, ni en cierta medida a expresar sus valores, y lo que puede con-
siderarse un retorno a la edad clásica, en una cierta retirada de la tecnología en una
posible artesanía, no puede dejar de ser una actitud por demás ingenua, inviable
además en el clima americano desde la posguerra, por lo que "depositamos nues-
tra esperanza en el diseño psicosomático, en una comprensión consagrada y unita-
ria de lo orgánico sutil que reside en nosotros, complementado por la áspera téc-
nica que nos rodea, pero no desplazado por esta."" Aunque su fe en las posibili-
dades conciliadoras de la ciencia es grande, sin embargo, a diferencia por ejemplo
de Buckminster Fuller, la tecnología se presenta siempre, incluso en sus momentos
más militantes, como un medio, como una aportación mediática que tiene más que
ver con una cierta cultura pop, y con un sentimiento liberador y amable que con
estrictos fundamentalismos, encaminada siempre a mejorar las condiciones de vida
del habitante en un habitat lo más humanizado posible. Podemos hablar al respec-
37 EL HOMBRE EN EL MUNDO
rita -lo que llevaba a decir a Edward Tuttle, amigo y reconocido lingüista en UCLA,
que sus casas eran tan agresivamente informales que era preciso dormir con paja-
rita para no perder el último vestigio de civilización. Todo lo cual nos trae a la
mente la irónica imagen de la modernidad que Jacques Tati presentaba en sus pelí-
culas.
Biorrealismo
He construido mi filosofía del biorrealismo -derivado de la palabra griega bios, que significa
vida- durante casi medio siglo. Pero ello no significa que tenga ningún sentimiento de autocom-
placencia o pedantería [sic]. Trata de cuestiones sin responder. Espero que lo que tenga que decir
os impela a acercaros al medio desde vuestra propia percepción, experiencia sensorial y profesio-
nal, y ensanche vuestra perspectiva para que penséis en las observaciones y habilidades que podéis
aportar a su mejora."
Su arquitectura por tanto refleja cada vez más la influencia de la componente psi-
cológica y nerviosa, que por otra parte ha estado presente en su vida desde siem-
pre, como atestiguan sus diarios de juventud (sus lecturas jóvenes de Freud, de Jung
etc.) y como está presente en las cartas de los años veinte destinadas a su mujer
Dione." Ya en el año treinta escribía en carta a Dione durante su viaje hacia Euro-
pa desde Los Angeles a través del Pacífico en un carguero japonés "estarás encan-
tada de saber que se me considera el chico más guapo a bordo. No puedo ni ima-
ginar que alguna vez volveré a trabajar. Todas las preocupaciones relacionadas con
la arquitectura, o con cualquier otra cosa, excepto aquellas directamente fisiológi-
cas, me parecen ridiculas. Estas agua tropicales van a arruinar mi aspecto para
siempre."*"
En esta línea también es de destacar el interés que mostraba Neutra por sus
clientes, sus modos de vida y particularidades personales; Neutra nunca intentó
diseñar para un hombre abstracto, un término medio futurible, sino que su com-
promiso era con la gente que lo rodeaba, con personas siempre reales. De ahí que
el agrado de sus clientes fuera casi siempre grande. Y es habitual encontrar en sus
archivos las cartas de agradecimiento de los mismos, incluso muchos años después
de haberlas construido.
También aparecen con frecuencia componentes de lo que hoy podríamos llamar
un interés protoecológico, y en este sentido ha seguido trabajando su hijo Dion.''
Es ésta una cuestión que, si bien desde una posición actual no han hecho más que
confirmarse o aumentar de escala, ya aparecía como preocupaciones bastante tem-
pranas en la obra de Richard Neutra, en forma de crítica de la técnica y acerca-
miento a un humanismo existencialista: "Si el diseño, la producción y la construc-
ción no pueden manejarse en bien de la supervivencia, si fabricamos un medio -del
39 EL HOMBRE EN EL MUNDO
que, por lo demás, parecemos formar parte inseparable- y no lo podemos conver-
tir en una extensión orgánica racional de nosotros mismos, entonces sí es posible
que tengamos a la vista el fin de nuestra raza, pues es improbable que una especie
que, como la nuestra, experimenta tan desaforadamente con su medio vital, pueda
subsistir"*^ y paralelamente Heidegger: "Salvar la tierra es más que explotarla o
incluso estragarla. Salvar la tierra no es adueñarse de la tierra, no es hacerla nues-
tro subdito, de donde sólo un paso lleva a la explotación sin límites."^'
En relación con el pensamiento europeo, es hacia los años cuarenta cuando en
el clima cultural postbélico el existencialismo surge como corriente filosófica esen-
cial tras la Segunda Guerra Mundial, y una corriente humanista recorre el ambien-
te del pensamiento y del arte. El problema de la reconstrucción de las ciudades
europeas que. Neutra contempla con especial ilusión como experimento único para
crear la de verdad nueva arquitectura moderna, conlleva el despertar de una nue-
va sensibilidad, como se evidencia en el manifiesto pubÜcado en 1947 en Baukunst
und Werkform por un grupo de arquitectos alemanes entre los que se encuentran
Max Taut, Otto Bartning o Lilly Reich con ese llamamiento a las necesidades fun-
damentales para emprender esa reconstrucción de la Europa devastada o en las
conferencias aludidas de Darmstadt. Anotamos también su participación entusiasta
en los CIAM de los que era delegado americano, por ejemplo representó a los CIAM
en la conferencia internacional de San Francisco en 1945 que dio nacimiento a las
Naciones Unidas, que en 1947 se reúnen de nuevo en Europa en Bridgewater,
Inglaterra -destaquemos la ponencia de Aldo van Eyck sobre una arquitectura que
satisfaga las necesidades humanas de tipo emocional''*-, y su activa presencia en la
Princenton's 1947 Bi-Centennial Conference on the Environment, en la que tam-
bién participan Gropius, Giedion, Aalto, o Sert para discutir los problemas y posi-
bilidades del planeamiento territorial y que abrirá nuevas dimensiones al respecto,
luego puestas en práctica en Latinoamérica. En el seno de estas preocupaciones
quedan insertos sus trabajos sobre el desarrollo para Puerto Rico de los años cua-
renta, cuyas experiencias se plasman en el libro publicado en inglés y portugués
Architecture of Social Concern in Regions ofMild Climate (1948). Cierto que Neu-
tra no llegó a darse cuenta de manera consciente, aunque aparece esbozado en sus
últimos escritos, del peligro que la masiva producción de arquitectura en estilo
moderno estaba produciendo en el mundo occidental, en parte por su notable inca-
pacidad de recrear esquemas urbanos similares a los ya establecidos, en parte por
su escasa calidad.
Como ya hemos adelantado, su pensamiento queda plasmado en su forma más
completa en el libro Survival Through Design, publicado en 1954 por la Oxford
University Press, y que recoge una colección de cuarenta y siete breves ensayos
escritos principalmente durante los años cuarenta -aunque como él mismo dice en
el prólogo elaborados durante prácticamente toda su vida, "un ciclo informal pero
coherente de escritos recogidos durante casi una vida." Se trata de un libro por
41 E L HOMBRE EN EL M U N D O
su influencia sobre nuestra conciencia parece más fuerte que la de todos los demás sentidos. Algu-
nos de estos, como el olfato, quizá no sólo se han detenido en un nivel inferior, sino que han sufri-
do una regresión y se han atrofiado si se los compara con el equipo correspondiente de ciertos
animales.
Pero debemos cuidarnos de suponer que sólo cuentan realmente aquellas percepciones senso-
riales que podemos registrar fácil y conscientemente. Podríamos decir que las influencias del
medio ambiente rara vez pueden penetrar en la conciencia, pero que pueden volverse harto per-
niciosas si la conciencia no puede corregirlas o contrarrestarlas. Por tanto, deberíamos interesar-
nos por todos los aspectos no visuales del medio arquitectónico y de diseño, aunque esos aspec-
tos no estén por lo general en la superficie de nuestra conciencia.''
Ver, oír, oler un perfume del minúsculo jardín en el patio, complacerse en las sensaciones inte-
riores de posición y tensión muscular cuando se recorre un sendero zigzagueante y se atravie-
sa con paso leve un puente sobre el estanque de lotos: todo parecía configurar un arte, el de
conocer las muchas y combinadas respuestas del hombre. Aun saborear y beber el té en una
exquisita y minúscula vajilla, murmurando unas pocas sílabas de poesía, apenas audibles, allí
donde nosotros los occidentales ofreceríamos un recitado y una declamación estrepitosos, con
esto expresaba mi propio respeto por el "valor de lo pequeño" pero decisivo para la vida y la
biología humanas. 1
abierta y asumidos como composición humana, y por tanto dotados de una estruc-
tura significante reconocible. Ello lo que nos lleva es a afirmar que en la estética
japonesa (e igualmente en Neutra) la fusión de arquitectura y naturaleza es deter-
minante para el placer estético, puesto que la arquitectura provee ese espacio gené-
rico, esa estructura racional humana necesaria para aprehender el significado de la
naturaleza, para ser capaces de captarla como "lo otro" (que sin embargo sigue for-
mando parte del "nosotros").
La historia del jardín japonés comienza, en primera instancia, con la imitación
directa de la naturaleza en la parcela de terreno que se obtiene una vez establecido
el cercado, una vez reconocido un espacio, un lugar como propio; como nos recor-
daba Gregotti, "el hombre puso una piedra sobre la tierra para significar un sitio
en medio de un universo desconocido: para reconocerlo y modificarlo." Según se
van comprendiendo sus reglas, aprehendiendo su esencia o sus sistemas y estructu-
ras de funcionamiento, la imitación comienza a ser no ya la de las manifestaciones
externas, sino la de la esencia interna, la regularidad escondida en lo natural y ocul-
ta a la primera mirada: es entonces cuando el jardín alcanza su definitiva categoría
como arte al ser capaz de revelar conocimiento. El proceso deviene en una cierta
estética circular, no lejana del modelo que puede representar la composición musi-
cal bachiana, ilustrada por ejemplo en los contrapuntos y cánones del Arte de la
fuga. El último paso será el que ha dado el hombre moderno, que trata de impo-
ner su voluntad sobre la de la naturaleza no contentándose con haber descifrado
sino a toda costa pretendiendo dominar e imponer su voluntad absoluta, pero esto
ya es otra historia. Buscamos esa regularidad interna, que no es sino consistencia,
y que se manifiesta especialmente en Neutra mediante el muy cuidado empleo y
disposición de una serie de pistas que tratan de dejar constancia de la cualidad en
última instancia revelada de lo natural, y que siguiendo sobre ese cantus firmus ela-
bora, en las voces superiores e inferiores las distintas líneas cuya superposición
simultánea revela la presencia de naturaleza y arquitectura en un mismo impulso.
Dentro de la historia del jardín japonés el episodio más conocido y más influ-
yente en occidente es el del llamado Kare-sansui, o "paisaje seco de montaña y
agua," como Neutra reconocía en el prólogo al libro Japáñese Gardens for TodayJ
Concebido al gusto de los monjes zen y de los samurais, son jardines antes de con-
templación que de recreo, y se sitúan en el interior de los templos concebidos como
pequeños microcosmos que apuntan a la esencialización de los procesos de la vida.
Es un tipo de jardín que en la cultura occidental se tiende a leer como metafísico,
en referencia a la pureza y despojamiento que se ponen en juego en su dimensión
perceptiva, pero que antes que referirse a una realidad más allá apuntan a una cier-
ta reducción fenomenológica de la vida y su devenir, a una dimensión afectiva que
implica la inmersión totalizadora del individuo. Son jardines habitualmente pensa-
Y también
Montañas
y jardín se van adentrando
hasta la
habitador) en verano
Basho
Asimetría
Simplicidad
Austera majestad o majestuosa aridez
Naturalidad
Refinada profundidad o profunda reserva
Serenidad suspendida
Paz9
Otro tipo de efectos, si bien íntimamente relacionados, serán los que operen prin-
cipalmente en el jardín que acompaña a la Casa de té y que aportan otra dimensión
complementaria al significado del jardín seco, introduciendo el concepto de reco-
rrido o de paseo frente a la dimensión de contemplación estática. El jardín de té,
consolidado a partir del siglo XVI, recibe el nombre de roji. Roji significa, literal-
mente, "paso," "senda," "paisaje de chozas" o "lugar donde cae el rocío."'" De esta
manera, a diferencia de los jardines secos, debía ser, específicamente, parte del
camino que conduce al cenador de té. Proyectado para ser recorrido andando, se
completó a lo largo del tiempo con diversos elementos, poco a poco normalizados,
cuya intención era la de enriquecer el camino de modo que el participante en la
ceremonia adquiriese conciencia de sí mismo y de lo que le rodeaba en un acto de
purificación (abundan por tanto las fuentes, los lugares de limpieza, tanto real
como espiritual). Son efectos de tipo dialéctico, que implican activamente al espec-
tador que ahora no es tal - o lo es en el sentido griego-, y que buscan una rituali-
zación de lo cotidiano y una forma de tomar conciencia que implica una percep-
ción estética especial, de una depuración y sencillez excepcionales (wabi). De esta
manera las puertas pequeñas, donde es necesario agacharse para percibir el sentido
del paso, las piedras que conforman el camino, siempre naturales y que aparte de
proteger el musgo que siempre crece obligan, al ralentizar el tránsito, a una con-
templación más detallada del espacio y de la naturaleza, o la puerta de tamaño
mínimo que se abre en la propia cabana de té que recrea la sensación de entrar a
un espacio mayor al ser preciso agacharse en extremo, cuando el tamaño real de la
cabana es pequeño (esto es un recurso que Le Corbusier empleaba con mano maes-
tra desde que lo descubrió en la arquitectura oriental, también Wright) se encami-
nan siempre a lograr este efecto de apercibirse como placer estético y espiritual. En
los cuidados recorridos de acceso a las casas de Neutra y de tránsito a y por el
jardín, esta sensibilidad quedará claramente manifiesta.
Una segunda implicación se refiere a la relación con la naturaleza que se tiene
desde el interior de la cabana destinada al ritual, puesto que ahora la naturaleza, el
exterior, no es visible estando sentado al interior: el exterior se deja consciente-
mente, después de ser experimentado afuera. Es una visión distinta y sin embargo
complementaria de la tradicional arquitectura sukiya, donde aquí sí, la casa se fun-
de totalmente con la naturaleza, que más que rodearla la envuelve. Es un hecho que
raras veces aparecerá en Neutra esta segunda actitud, más pudorosa y recatada ante
En el final del siglo veinte, un cierto tipo de jardín parece estar en constante confrontación con-
tra las restricciones tanto de una mathesis (universal o de otro tipo) como de una mimesis; un
jardín que no es "natural," pero que permite la aparición de la naturaleza; un jardín marginal, que
corresponde a lo que Deleuze llama obras "menores," prestando atención a su efectos subversi-
vos; un jardín cuyas formas trasciendan la imaginación, sin, de todas maneras, evocar lo sublime.
Quizás estas "esculturas espacio-temporales de terrorífica ambigüedad" están de hecho destinadas
a garantizar la transformación apocalíptica del paisaje. En una naturaleza desnaturalizada que des-
cubre horizontes profundamente innaturales, "los jardines de la historia están siendo reemplaza-
dos por los lugares del tiempo.""
Finalmente, ante la desesperanza, no podemos sino transcribir esta cita de Osho: " N o
puedes oponerte a la naturaleza. ¿Quién querría hacerlo? Tú mismo eres naturaleza."
La casa precisa
A nosotros nos gusta esa claridad tenue, hecha de luz exterior y de apariencia incierta, atrapada
en la superficie de las paredes de color crepuscular y que conserva apenas un último resto de vida.
Para nosotros, esa claridad sobre una pared, o más bien esa penumbra, vale por todos los ador-
nos del mundo y su visión no nos cansa jamás."
La penumbra, el lugar frontera entre luz y sombra, de contornos borrosos, que per-
tenece a dos ámbitos a la vez -el de la luz y el de la sombra- representa ese dualis-
mo afín a la filosofía oriental. No es una disociación entre pares enfrentados, sino
una tensión transformadora, un flujo continuo entre dos elementos opuestos don-
de no se puede decir en qué momento es uno y en cuál el otro... Lo mismo la casa
de Neutra pertenece a los dos ámbitos, naturaleza y razón, a varios pares opuestos-
complementarios que permiten una unión íntima con lo natural. Se expresa Tadao
Ando:
La luz sólo se convierte en algo maravilloso cuando tiene como fondo la más profunda oscuridad.
Los cambios de iluminación a lo largo del día reflejan, una vez más, la relación del hombre con
la naturaleza, constituyéndose en la máxima abstracción de ésta, al tiempo que desempeñan una
función purificadora con respecto a la arquitectura."
En ello asimismo influye el sistema de adorno de las casas japonés, que podemos
denominar tipo teatro frente al modelo museo occidental -es decir, sacan según
precise cada momento los adornos adecuados, que se colocan en el tokonama, nada
más. Entre otras cosas, los tatamis no son para poner pesados muebles encima -lo
que hace que las habitaciones, casi vacías, adquieran una funcionalidad múltiple
acorde a las necesidades de espacio o intimidad que en cada momento se presen-
ten. Y además queda permitida la difusión de luz natural por encima de los trave-
sanos que sostienen el carril del elemento que desliza lo que permite un grado más
de unidad espacial; también existen para cerrarse celosías de madera. Esta disposi-
ción atraería notablemente a Richard Neutra, que en algún caso como en la casa
Von Sternberg introdujo, en la parte superior de unos tabiques que no llegaban al
techo, una línea de bombillas que proyectaban su luz a modo de cortina luminosa,
enlazando el juego tecnológico con el efecto de inmaterialidad obtenido en la casa
japonesa.
La diferenciación funcional en la casa japonesa se realiza tanto mediante el gra-
do de iluminación que cada espacio recibe, como por el movimiento de alturas en
cielos rasos y suelos. Los cambios de altura en los cielos rasos, para aproximar el
espacio al tipo de actividad que en él se desarrolla -generalmente son techos muy
bajos- se derivan con seguridad de la celosía de madera que se colgaba horizontal
sobre el hogar para colgar pucheros y utensilios de cocina. La casa japonesa se con-
cibe como un ámbito único, pero infinitamente maleable y divisible, donde es la
coherencia estética la que garantiza la unidad e identidad de una composición en
el fondo tan inestable. De igual manera, en Neutra el espacio es único y se cualifi-
¡Cómo la ligera casa Japonesa se adecúa a la música japonesa y a sus modos de vida y privacidad,
cómo las pequeñas habitaciones sin mobiliario corresponden a la sociabilidad japonesa, a sus
maneras de comer y a su dieta, a! igual que a sus formas de danza y al modo en que la contem-
plan! El rico y el pobre, el hacendado de la ciudad y el campesino, todos se adecúan a las mismas
dimensiones estándar, desde los tatamis para el suelo, a las puertas correderas a los tansu, arma-
rios empotrados. El detalle y el acabado son tan simples y normalizados como espléndidamente
precisos. Yo he estado luchando por todo ello, y no estoy ya más solo."
Al otro lado del Pacífico, en las islas del Japón, una nación entera ha estado viviendo en habita-
ciones minuciosamente uniformadas desde hace mil años. Es una especie de estandarización en
j tTíSMu^ii-n^
En su superficie [de la cubierta] se recortan una serie de huecos ovalados de diferentes tamaños
que permiten el paso de la lluvia y la entrada del sol. La visión del cielo a través de los huecos
ovalados permite tener perspectivas cambiantes con el paso del tiempo. La penetración del sol y
de la lluvia en el edificio proporciona a sus ocupantes una consciencia del suave fluir del tiempo.
[...] A través de todo el conjunto se producen continuas interpenetraciones entre el edificio y el
paisaje exterior, como cuando el césped y el cemento Portland visto se introducen en el espacio
común, o como cuando la plataforma abierta y la zona del baño se proyectan hacia el jardín. De
esta forma la edificación se fusiona visual y funcionalmente con el entorno, creándose un todo
unificado."
Nota: será entonces necesario para representarnos el fluir del tiempo hacer foto-
grafías a distintas horas del día, en distintos periodos del año para poder com-
prender un poco más el espacio que se crea (como Neutra le sugería al fotógrafo
Shulman al retratar la casa Kaufmann). Y de todos modos es necesario habitar el
espacio. La casa japonesa, el jardín de arena, no son para contemplarlos estática-
mente: para aprehender su esencia es necesario introducirse y habitar en ellos. ¿No
es, acaso también, esto mismo Ronchamp? Cualquiera que haya atravesado el
umbral de la pequeña puerta norte de la capilla y se halla enfrentado con el lumi-
noso muro sur, con su inefable expresión de color cambiante, desde luego es capaz
de comprender esto: los lugares no se ven detenidos, se habitan en el tiempo. Neu-
tra lo expresa con claridad: "En realidad, los seres humanos nunca hemos vivido
bajo una luz estática e invariable y pronto anhelamos la declinación dinámica de
los estímulos."^'
La arquitectura tradicional japonesa es horizontal, el espacio es exclusivamente
horizontal. Sin un centro o eje definido, se extiende como un agregado de habita-
ciones de igual valor, ninguna de las cuales está completa sino es en relación con
las otras. El espacio es flexible, sin función fija, trasladable. Las habitaciones mul-
tifuncionales, cuyo uso varía a lo largo del día y a lo largo del año, según las esta-
En relación con ello podemos poner los planos de Stijl, el espacio articulado
mediante planos independientes, que no cierran volúmenes. Superficies bidimen-
sionales, donde el resultado pierde carácter tridimensional. Las casas de Neutra se
pueden descomponer, casi atravesar secuencialmente como una serie de capas, de
imágenes holográficas en cascada. Lo veremos a lo largo de este trabajo, cómo
siempre los recorridos y secuencias de paso que se establecen en las casas de Neu-
tra hacen referencia al atravesar planos, reales o virtuales (es decir, de vidrio o sola-
mente marcados por marcos estructurales), al cruzar umbrales entendidos como
capas comprimidas en su profundidad; muy distinto por ejemplo de la característi-
ca promenade corbuseriana, empeñada en una contemplación más desde fuera.
Una última precisión sobre el vacío. El vacío en Japón, como sabía Wright pero
también Neutra muy bien, no significa no-existente, sino estar desprovisto de iden-
tidad permanente. El vacío es lo no existente donde reside lo que existe. El vacío
posibilita la existencia de las cosas. No puede existir sin lo lleno y éste sin el vacío.
Lo que existe es un movimiento que partiendo de lo lleno se despliega hasta alcan-
Así el visitante se aleja finalmente por la entrada a través de la que vino, echa una última mirada
a las peñas, a los arbustos, a los grandes robles y a las distantes montañas, y se da cuenta de cómo
el arquitecto ha reflejado la áspera intrepidez y la escondida delicadeza de la escena incluso en el
sistema estructural. La gracia de sus finas losas de cubierta podría parecer fuera de lugar de no ser
por la obvia potencia de las vigas de hormigón que la soportan; y las vigas parecerían grandes y
torpes si no fuera por el contraste en la elegancia de la fina losa y los paños de vidrio. Igualmen-
te la naturaleza se mueve entre la rugosa corteza y la delicada hoja.'
79 MÁQUINA EN EL JARDÍN
Lo que Leo Marx propone, aplicado a la crítica literaria en primera instancia
pero con la voluntad de devenir en crítica de toda la cultura americana en su más
amplia extensión, es analizar la especial mezcla entre pastoralismo e industrializa-
ción que se dio en la América de mediados del diecinueve, y que se encuentra en la
base del espectacular despegue económico de los Estados Unidos y en su identidad
como nación. Si durante el siglo dieciocho el sentimiento general que prevalecía en
la sociedad americana era el que llevaba a contemplar la enorme cantidad de terre-
no salvaje que América ofrecía como un inmenso jardín natural, poco a poco ese
mismo jardín, aun sin dejar de entenderse como tal, se propone como un inmenso
territorio cuyo fin primero y más importante es el de convertirse en terreno culti-
vado, de producir bienestar por tanto. La loa de lo simplemente pastoril como con-
cepto heredado del renacimiento o la antigüedad, tal y como se presenta en los
cuadros de Claude Le Lorrain, se mueve hacia la alabanza de las virtudes, sobre
todo morales pero también económicas, de la agricultura. El inicialmente lento
pero progresivo y en última instancia imparable afianzamiento del industrialismo
nacido en Europa, si al principio se siente como algo ajeno a la naturaleza princi-
palmente rural del país, pronto pasa, dadas precisamente las peculiaridades inhe-
rentes a la gran extensión del territorio virgen y escasamente poblado a convertir-
se en la fuerza motriz de su desarrollo, al suplantar la tarea imposible de reaHzar
manualmente por la pequeña población. Y por tanto de ahí la necesidad imperiosa
de integrar en el mito pastoral de la mejor forma posible, asimilando su necesidad
como virtud, la impronta de la máquina.
La irrupción de la máquina en el jardín, especialmente a partir de la implanta-
ción masiva durante los años cuarenta del pasado siglo del ferrocarril, comienza a
aplicarse como la metáfora predominante que explica los nuevos cambios y que de
hecho los legitima. Y lo importante es que, a pesar de algunas voces contrarias, no
se observa como una irrupción negativa, sino que se aprecia como el necesario pero
mínimo precio que se ha de pagar en nombre del progreso, invistiéndose final-
mente a la técnica de un valor casi místico. Es por tanto esta imagen de la presen-
cia insistente de la máquina, y de los artefactos ligados (ferrocarril, barcos de
vapor, hilaturas etc.) lo que dota de sentido precisamente al inacabable espacio nat-
ural del país (por más que hoy sepamos de lo finito del mismo).
Lo que nos interesa a nosotros es cómo esta dualidad y contradicción aparente
entre máquina y jardín (naturaleza) se encuentra tan ligada a la base de la propia
cultura, y cómo parece relacionarse tan íntimamente con la cultura europea del
joven Neutra que en 1923 llega a los Estados Unidos. Cuando recala Neutra en los
años veinte a California, aún un territorio si no virgen sí muy nuevo, esta dico-
tomía se encontrará de nuevo presente. Si leyó Neutra o no el célebre libro Walden
de H. D. Thoreau en el que narra sus experiencias durante el retiro en la naturale-
za que llevó a cabo en Walden Pond en 1845 (en su proceso de obtener la nacio-
nalidad americana por ejemplo) no lo sabemos, pero parece desde luego posible.'
81 MAQUINA EN EL JARDÍN
Es evidente que las casas de Neutra no echan humo ni emiten infernales sonidos
como las locomotoras que, tras sus rieles de acero, dejaban oír su silbido en el
bucólico retiro de Walden (o en el Sleepy Hollow de N. Hawthorne al que también
se refiere extensivamente Marx), y de esta manera parecen más cercanas a la pro-
pia naturaleza tal como la contempla en primera instancia Thoreau, donde la natu-
raleza aparece, en un perceptible giro desde el paisaje agrícola que se irá acen-
tuando, con toda su carga romántica:
Ésta era la Tierra [América] de la que teníamos noticias, surgida del Caos y la noche antigua. Aquí
no hay ningún jardín humano, sino el globo inmaculado. No es pradera, ni dehesa, ni campo, ni
bosque, ni llanura, ni labrantío ni tierra baldía. Es la superficie pura y natural del planeta Tierra,
como fue hecha para siempre.^
Su efectividad como máquinas, desde el punto de vista moderno (incluso del Movi-
miento Moderno) es evidente, su presencia no intrusiva en el jardín también nos lo
parece: su existencia como sublimación de las condiciones que analizaba Leo Marx
parece plenamente lograda. Su realidad es lo que analizaremos con detalle. Es
importante verlo en esta dirección. De hecho, extender la metáfora de la máquina
en el jardín a tiempos más recientes, nos proveería con otra imagen interesante. Y
es que el desarrollo de la informática y las nuevas tecnologías llamadas limpias,
aporta una nueva mirada a la interrelación de la máquina, ahora el ordenador o el
chip milimétrico, con el entorno natural. Podemos sentirnos autorizados a propo-
ner una visión de las casas de Neutra como si fueran ordenadores, artefactos lim-
pios, ligeros, alejados de las connotaciones destructivas de la industria tradicional,
y sin embargo tremendamente sofisticados, y capaces de actuar, al menos en teoría,
como nuevos paradigmas de un posible sistema híbrido entre máquina y organis-
mo.
Aunque un análisis detallado en términos económicos y sociológicos, es decir,
urbanísticos del desarrollo sufrido por la ciudad de Los Angeles (desde la llegada
de Neutra) escapa ahora mismo la intención de este trabajo, deben ser tenidos en
cuenta como entorno ideológico en el que las arquitecturas de Neutra desde luego
se mueven,7 porque fruto de este contraste surge la necesidad de que la propia casa,
en ese lugar intermedio entre suburbio y campo -ruburbia-, aporte las condiciones
que a la vez preserven la integridad del landscape y permitan disfrutar del bienes-
tar que la máquina ha proporcionado: el progreso no es en ningún caso cuestiona-
do como satisfacción de necesidades y se entiende, en esa línea de reflexión cultu-
ral aludida, en último término como algo positivo e incluso necesario.* El espacio
de la casa entonces ha de adoptar las cualidades urbanas (léase maquínicas) nece-
sarias para no perder el hábito metropolitano. Y en ello es en lo que Neutra a lo
largo de su carrera acierta a proveer una perfecta imagen, capaz de satisfacer las
demandas con precisión y economía. La hibridación no mimética con la máquina
83 MÁQUINA EN EL JARDÍN
resulta por tanto un efectivo concepto en la producción de este espacio suburbano.
La nueva máquina que es la casa también ha cambiado la percepción que de la natu-
raleza, del jardín teníamos, en el sentido de que ahora la convivencia más que ama-
ble se ha convertido en necesaria. Es en cierta manera un jardín que ya no puede
prescindir de la presencia del artefacto, que sin embargo por su parte ha suavizado
sus perfiles hasta casi fundirse en la naturaleza. Se trata de una nueva Arcadia, en
la que el sueño pastoril ha dejado paso a un sueño más humano, y que sin embar-
go se encuentra aún sometida a las fuerzas inconmensurables de lo desconocido.'
No estamos sin embargo ante una máquina determinista, cartesiana, universal: un
sistema cerrado mecanicista y, sobre todo, previsible en su comportamiento, por
tanto heredero de la ciencia natural de Newton o de la filosofía del Señor Locke
tan querida en América. Poco tiene que ver con las máquina enciclopédicas, con los
inventos técnico-mecánicos de la ilustración y desde luego con las chimeneas fabri-
les y los conglomerados industriales, sucios y desmañados de la industrialización
más dura. En la primera parte de esta tesis hemos incidido extensamente sobre las
relaciones en un plano filosófico entre técnica, naturaleza y cultura, y acerca de la
existencia de esta segunda naturaleza como esfera paralela pero autónoma, acerca
también de la postura heideggeriana al respecto. La presencia de esta máquina en
el jardín en modo alguno anula las consideraciones que exponíamos, y de las que
Neutra era consciente, acerca de la destrucción del medio y en definitiva de la cul-
tura que ha sostenido al ser humano desde el principio de los tiempos, antes bien,
se erige como un recurso o como una búsqueda de una solución de compromiso,
quizás imposible, durante un tiempo o en una época determinada.
Si no planteado en los mismos términos y con los mismos conceptos, y desde
luego en fechas posteriores, es ésta una situación que no sólo se circunscribe al
ambiente americano. Buscando otras fuentes a través de las cuales podamos enten-
der la postura de Neutra acerca de las relaciones que se establecen entre la tecno-
logía y la naturaleza y en cómo estas tensiones han de ser contempladas en la arqui-
tectura, tenemos que remontarnos brevemente a sus años de formación aún en
Europa, específicamente en Berlín, ya que aparecen conexiones que es pertinente
destacar, y que parecen influir determinantemente en un Neutra que no dejaría la
capital germana hasta octubre de 1923 y que por otro lado se encontraba ya bajo
el -poderoso- influjo de Wright y de América. El debate conocido de en qué medi-
da (y de qué manera) la arquitectura había de responder a la técnica y en qué medi-
da se había de plasmar su relación con la naturaleza como un organismo, se encon-
traba muy presente en la Alemania de los años veinte, y de hecho se presenta en la
base de la generación de la arquitectura moderna como tal, en el momento de duda
en que se comienza a abandonar el expresionismo utópico de la inmediata posgue-
rra. En alguna medida ya hemos incidido sobre ello anteriormente, acerca de la fas-
cinación que la máquina ejerció como modelo icónico en los arquitectos de la
modernidad. Sí queremos ahora ofrecer un punto de vista alternativo, desde un
85 MAQUINA EN EL JARDÍN
3.8 Erich Mendelsohn, Einsteinturm.
Potsdam 1919-21.
3.9 Hugo Háring, casa organizada por el uso
y el movimiento. 1923.
El modelo formal que es la última genial invención del espíritu terrestre -la forma orgánica- se
halla entre lo cristalino y lo amorfo. Mi arquitectura también surge desde este punto de transi-
ción. Dentro de la nueva casa, uno no sólo se sentirá como el ocupante de una fabulosa cámara
de cristal, sino como el residente interno de un organismo, vagando de órgano en órgano, un sim-
bionte que da y recibe dentro del fósil del gigante cuerpo de una madre. Un pequeño fragmento
traspuesto de la secuencia de cajas del mundo se encuentra en la secuencia de ciudad, casa, mobi-
liario y vaso; creciendo de uno a otro como gónadas de un organismo, estas criaturas huecas no
necesitan por más tiempo ser desplazados cuerpos extraños como hasta ahora. Díganme, ¿no
habéis sido nunca irritados por el brutal esquema de seis muros y el ataúd material de vuestros
cientos de necesidades? ¿Nunca una misteriosa necesidad ha reptado en vuestro interior pidien-
do que os acopléis al ritmo de la respiración de vuestras almas? (Frülicht, no. 2, p. 36)."
Desde que la ciencia se ha dado cuenta que los conceptos de materia y energía, antes rígidamen-
te separados, son meramente distintos estados del mismo elemento primario, que en el orden del
mundo nada tiene su lugar sin referencia al cosmos en relación al todo, el ingeniero ha abando-
nado la teoría mecánica de la materia muerta y ha reafirmado su creencia en la naturaleza... La
máquina, hasta ahora la manejable herramienta de nuestra explotación sin vida, se ha convertido
en el elemento constructivo de un nuevo y vivo organismo."
Insistimos en que Neutra debe de haber estado al tanto de todo ello." De nuevo
Adolf Behne apunta en esta dirección en el texto antes citado, estableciendo aun-
que con contradicciones un camino que parece seguir luego Neutra. Buscando res-
puestas a preguntas en cierta forma no claramente formuladas, intenta proponer en
la ineludible tensión que se genera entre la construcción y la naturaleza una vía en
la que la arquitectura, sin perder su carácter "matemático" (que ahora es una
87 MÁQUINA EN EL JARDÍN
3.10 Richard Neutra, VDL Research House. Silverlake 1932.
No hay duda de que algo cuyo punto de partida es la conciencia humana de comunidad está en
cierta tensión con la naturaleza. El [arquitecto racionalista] no se inclina a hacer que los edificios
armonicen con la existencia de un organismo evolucionado en un tipo de mimesis, donde el resul-
tado sólo puede ser un híbrido, ni un organismo ni un edificio; él crea una encarnación de su
voluntad humana. En oposición a las reglas de la naturaleza, su casa disputa el espacio a lo natu-
ral y lo ordena de acuerdo a los requerimientos humanos: la casa está en un estado de tensión con
la naturaleza. La casa tiene su propio centro y expresa su voluntad agresivamente (Mendelsohn:
"La naturaleza es desarrollo orgánico, la casa voluntad individual"). Pero lejos de presentarse bru-
tal y ajena en la naturaleza debido a ello, entra en contacto mucho más íntimo. La casa es matemá-
tica, y por ser matemática -esto es ley, orden, pureza, salud y consistencia lógica en sus requeri-
mientos y tendencias- se alia en lo vivo con la naturaleza, lo que nunca es posible mediante la
disolución o la relativización sino sólo a través de la absoluta lógica arquitectónica."
Basten estos ejemplos para establecer cómo estos problemas tampoco son o pro-
vienen únicamente del ambiente que puede encontrar Neutra en América, sino que
se hallan apuntados coexistiendo junto a la visión más "industrial" de por ejemplo
Sigfried Giedion" en los años veinte en Europa. La solución que procura dar Neu-
tra apunta hacia la necesaria superación de ese antagonismo en busca de una cola-
boración. Y es que ya decimos no es la casa una máquina porque parezca física-
mente de forma necesaria una máquina, ni tampoco sólo por su valor como herra-
89 MÁQUINA EN EL JARDÍN
varios años. Se trata de un patio-jardín que con el paso del tiempo cobrará la mayor
importancia, convirtiéndose en el núcleo de la casa, un ejemplo singular de retira-
da a la naturaleza en la cada vez más urbana zona de la ciudad. La estructura, de la
que hablaremos en otra parte, era básicamente de madera, sobre un semisótano de
hormigón armado novedoso en aquellos momentos, en el que situaba un pequeño
garaje así como un amplio almacén para el estudio. Como novedoso es el empleo
de materiales, parte de ellos obtenidos gratis simplemente como publicidad de los
fabricantes, tarea en la cual Neutra demostró ser un experto a lo largo de su vida.
El piso bajo, desde el que se accede por el Silverlake Boulevard albergará el estu-
dio, con dos salas de dibujo y un pequeño apartamento de soltero. En la planta
superior, con unas magníficas vistas sobre el lago y las montañas distantes, se sitúan
el estar, la pequeña cocina y los dormitorios y baño, de muy reducido tamaño. A
la salida de las escaleras, unas puertas plegables metálicas, comunican con una
terraza abierta, en realidad un sleeping porch, desde el que una escalera exterior
permite acceder a la cubierta y solarium. Es famosa la fotografía que muestra a
Dione y Dion (su hijo luego arquitecto), de crío, mirando al horizonte sobre la
cubierta de aluminio.
Exteriormente la composición es muy sencilla, alternado bandas de estuco blan-
co y bandas acristaladas, con las habituales carpinterías estándar de acero. Sin
embargo, su disposición está mucho más trabajada de lo que la descripción da a
entender no consistiendo en una sucesión indiscriminada de un mismo elemento,
puesto que la respuesta de Neutra está tomada, dentro del mismo módulo, y no
olvidemos que estamos ante una cierta máquina, acorde con las funciones de los
espacios que limitan. Pero no sólo con las funciones estrictamente utilitarias. Por
tanto en el piso superior, la altura de las ventanas es mayor, 1.5m, y de hecho se
extienden hasta el plano de cubierta que generosamente crea un profundo alero.
En la zona que corresponde al estar-living, se emplean vidrios mayores, fijos, que
permiten una mejor vista del exterior; en las habitaciones la partición intermedia
proveerá una escala más acorde. Las puertas plegables que comunican con la terra-
za exterior permiten la apertura total del espacio que queda ahora como la natural
continuación del living e incluso se prolonga visualmente, mediante la misma ban-
da de estuco que se pliega como una pérgola sobre la entrada; unos sofás bajos de
cuero negro permiten el empleo de esta habitación exterior, espacio mitad exterior
mitad interior cuya existencia, compleja, crea la propia función. Bajo el alero sudo-
este, en lo que se convertirá en un detalle estándar, corre una banda de luz ininte-
rrumpida, también albergará una rejilla de ventilación para la cubierta y un espa-
cio para el torno de un toldo. Los distintos elementos se especializan, como en un
mecanismo, para proveer su función del modo más adaptado posible. La misión de
esta línea de luz exterior es por un lado proyectar la casa al exterior, sumergirla en
la noche: "La luz exterior del techo ampliaba las habitaciones, prolongándolas
hacia un exterior suavemente iluminado," por otra la opuesta de dotar de cierta
91 MAQUINA EN EL JARDÍN
3.11 Richard Neutra, VDL Research House.
Plantas baja y primera en 1939.
3.12 Richard Neutra, VDL Research House.
Vista desde el acceso.
93 MÁQUINA EN EL JARDIN
SILVERUAK
95 MAQUINA EN EL J A R D I N
el estudio del insigne arquitecto en la ciudad del cine. También, más adelante, los
variados artefactos mecánicos, cuya imagen tiene reciente al volver de Europa. En
1930, durante su visita a Holanda, pernoctaron Neutra y su esposa durante una
semana en la casa de Rotterdam invitados por Van der Leeuw. La casa, una cons-
trucción ultramoderna de Brinkman y Van der Vlugt construida en 1928, se encon-
traba llena de novedosos sistemas mecánicos. De una gran flexibilidad espacial,
recordaba en este sentido a la casa Schroder; su estructura era de acero y junto a
unas particiones muy ligeras mantenía una relación bastante ambigua con el exte-
rior especialmente desde la percepción interior. Como recuerda Neutra, "era la
casa más moderna que yo hubiese podido concebir." Y añade: "Un conjunto de
novedades técnicas, desde las láminas de caucho que recubrían los pisos y las esca-
leras metálicas de caracol, hasta las conversaciones por medio de micrófonos en la
entrada y entre una habitación y otra, y los extractores que absorbían el humo de
los cigarrillos no bien salía de la boca; y una organización que culminaba en un
complicado tablero de llaves sobre los lechos de nuestros anfitriones, que permitían
poner en funcionamiento todos los tipos de iluminación, abrir y cerrar las cortinas
de las ventanas y obtener con mecanismos electrónicos agua fría y caliente en el
cuarto de baño. Nos bastó solamente media hora para comprender la explicación
del señor Van der Leeuw acerca de las diferentes llaves de color para sentirnos
cómodos."^'*
Desde luego la capacidad de convertirse en escenario, en pieza importante de un
juego que se desarrolla en ella es también decisiva, un juego al que Neutra jugaba
con agrado.
La jornada de trabajo de Neutra, comenzaba my temprano, dibujando en su
cama (el matrimonio tenía habitaciones separadas) hasta que bajaba a media maña-
na al estudio. Su siesta de las cuatro de la tarde era sagrada, y la familia estaba alec-
cionada para decir si alguien llamaba que se encontraba reunido, para la estupe-
facción del pequeño Raymond,^' que no entendía la "mentira" paterna. Con su pri-
mer ataque al corazón, el tiempo que pasaba Neutra en su habitación era cada vez
mayor, comunicándose con la casa a través de variados interfonos, vistiendo pija-
ma y una parece que incongruente pajarita cuando recibía a los clientes, lo que no
dejaba de resultar chocante, y formaba parte de la actuación.^^ El personaje desde
luego se encontraba a gusto en su artefacto mecánico-sorpresivo, a la vez que se
encontraba casi en una garden-room tras los frondosos árboles a los que se asoma-
ba. Se trata asimismo de una casa que para los niños había de tener un tremendo
atractivo, como relata acerca de sus recuerdos infantiles Raymond Neutra, al invi-
tar a sus amigos (nadie tenía una casa como la suya) a la casa VDL, para jugar con
las mesas que se abatían, los cajones con aperturas misteriosas, las correderas que
se movían eléctricamente como por ensalmo etc.^^
La relación con lo natural, decimos, es prioritaria. En aquellos años treinta, el
entorno de la casa era mucho más abierto que ahora, y estaba mucho menos cons-
Máquina/Organismo
Podemos desde nuestra situación actual apoyarnos en el uso del concepto "maquí-
nico" que hacen Deleuze y Guattari en Mil Mesetas.^^ Que apunta claramente en
esta dirección como evolución o superación de la tendencia organicista en el inten-
to de interpretar la casa VDL, y por extensión la arquitectura de Neutra desde esta
perspectiva. En este concepto (como dice Deleuze, crear conceptos es un acto tan
creativo como artístico, por tanto nos permitirnos el lujo de interpretar puesto que
lo que nos interesa son sus resonancias) parece clave su distinción tanto de lo sim-
plemente mecánico como de lo orgánico. Como refiere Peter Eisenman al respecto
"lo mecánico se refiere a una interrelación estructural de pequeñas partes que tra-
bajan juntas de una manera armoniosa para realizar una labor. Lo orgánico es el
mismo modelo de organización aplicado a un cuerpo vivo. Lo maquínico por otra
parte, se refiere a una actividad más aleatoria, arbitraria e incluso caótica. "^^ £§ una
noción que nos puede ser útil, en tanto que abre una vía intermedia entre lo pura-
mente mecánico y lo orgánico, donde lo fundamental parece ser el proceso, la acti-
vidad. Lo que apuntan Deleuze y Guattari es que lo maquínico se refiere al estado
de devenir; aplicado a la arquitectura significaría que la prioridad estaría no en los
objetos formales, perceptualmente estables, sino en "las condiciones de espacio,
siempre en estado de transformación."'" Podemos entonces entender desde un pun-
to de vista no o no sólo productivo la creación de una arquitectura dentro del flu-
jo, del movimiento de lo natural, como la disposición de un espacio no estático, no
igual a sí mismo, sino variable, cuya definición sea cambiante, en cierta medida ale-
atoria.
Una arquitectura entonces que sea capaz de adaptarse al devenir y de devenir
ella misma, estar en continua transformación, no ser algo fijo e inmutable -cons-
trucciones ideales como podrían ser (y es un ejemplo ya conocido) las obras de
97 MÁQUINA EN EL JARDÍN
Mies van der Rohe. Estar imbuida de las leyes, del marco de procesos que permi-
tan su generación. Desde esta postura, las casas de Neutra, las más evolucionadas
como las más sencillas no se nos presentan como un artefacto mecánico simple,
capaz sólo de repetir la misma función eternamente, puesto que la función de habi-
tar, de vivir, es variable. También es de notar su capacidad de ampliarse, de trans-
formarse. En esta dirección, dice Neutra:
Conviene suministrar y dejar espacio en los ambientes concebidos para servir los próximos trein-
ta años, espacio para las ideas que brotarán lentamente. En realidad, uno puede planificar discre-
tamente las cosas, exactamente como un auténtico jardinero, que debe conocer la estructura pre-
establecida y el desarrollo futuro de un árbol que planta en medio del conjunto. Tiene que antici-
par muchos procesos de desarrollo."
99 MÁQUINA EN EL JARDIN
3.24,25,26 R.M. Schindier, casa
Schindier/Chace. Jardín, cubierta, sieeping
porch; fotografías del autor.
3.27 R.M. Schindier, casa SchindIer/Chace.
Richard y Dione en la cubierta c. 1927.
101 M Á Q U I N A EN EL JARDÍN
técnica (es de destacar la solución de la fontanería en los cuartos de baño, total-
mente vista), su inclusión en la corriente del tiempo (atmosférico) y del clima hacen
de ella un prototipo fundamental. El matrimonio Neutra, como decimos, vivió y
trabajó aproximadamente cinco años en esta casa, desde febrero de 1925 en que
dejaron Taliesin a mediados de 1930, año en que emprendieron su viaje a Europa,
primero en la habitación de invitados, luego en el estudio de los Chace. Sus recuer-
dos son ambivalentes, en parte por su distinto carácter respecto al matrimonio
Schindler. Pero parece evidente la influencia que esta arquitectura tendrá en su pro-
pia obra, especialmente en esa fusión con la naturaleza. Junto a referencias acerca
de las goteras y la falta de confort. Neutra no deja de reconocer el encanto extre-
mo de la casa, por ejemplo al levantarse una mañana tras haber dormido al aire
libre:
Paseo mi mirada desde mi sleeping porch por la vegetación del jardín. Ayer y esta noche ha llovi-
do. Las hojas de nuestra parra brillan con gotas de lluvia. Los grandes troncos de bambú -junto
a un contingente de pájaros, que, con su piar, ponen el contrapunto colorista a las canciones de
Dione- se mecen grácilmente en la brisa. Ahora mi mirada se concentra en el follaje plumoso de
un joven pimentero que se asoma sobre el tejado y un grácil rosal que se curva cerca de la chi-
menea de Dion. [...] Las copas de veinte eucaliptos que protegen nuestra vista oeste, forman un
compacto muro gris-blanco de nubes que cubren este cielo dominical, que se hace más ligero
cuando lo atraviesan los rayos del sol. Cruzando la calle, desde los distantes robles y el salvaje
seto de rosas, el florecer de los naranjos se percibe blandamente en el aire del porche."
Muy distinta es la imagen blanca que ofrece la casa E.1027 "Maison en bord de
mer" (cuyo nombre con números no sugiere un modelo industrial sino una firma
poética como sabemos) que levanta también como vivienda personal la anglo-irlan-
desa Eileen Gray, con la "ayuda" de Jean Badovici, en Roquebrune-Cap Martín
durante los años 1926-29. Como Schindler, Gray vivió allí prácticamente todo el
tiempo que duró la construcción de la casa, impHcándose de un modo absoluto,
diseñando cada detalle incluido el mobiliario al igual que su contrafigura en Los
Angeles. E igualmente como Neutra construyendo tres años más tarde su VDL. SU
estética desde luego tiene más que ver con la estética de la máquina, y sus referen-
cias náuticas, obviamente inspiradas por el contexto, también han de remitir antes
a las preocupaciones estéticas corbuserianas (nada más apuntar las cuando menos
especiales relaciones entre ambos) que a la delicada presencia de la máquina japo-
nesa schindleriana; pero no obstante trasciende esta identificación más superficial.
Su construcción material, totalmente en hormigón armado es harto más resistente,
pero también entronca con la pasión por el hormigón de la época en los dos ame-
ricanos, pues aparte de en su propia casa Schindler lo impone también en Pueblo
Ribera (La Jolla, 1923-25) y en la Lovell de la playa (Newport Beach, 1925-26) y
Neutra en los apartamentos Jardinette (Los Angeles, 1927).
vida que no tienen que ver con la moda, sino que son modos de habitar: "...el arte
se funda en el hábito, pero no en el evasivo y artificial que crea la moda. Lo nece-
sario es dar al objeto la forma relacionada con el gesto espontáneo o con el instin-
to reflejo que corresponde a su uso."'' Y esto mismo encontramos en Neutra, en el
uso del que proceden sus construcciones. La casa necesita al habitante y su presen-
cia para tener sentido, y trata a la inversa de facilitarle la vida. Necesita también
del cuidado del usuario, de su dedicación, y es desalentador el estado actual de
abandono en que se encuentra (a pesar de lo cual un aroma de intensa poesía se
desprende de la casa, como de los restos de un cierto naufragio entre los detritus
de los ocupas). Es una máquina también en tanto que está repleta de artilugios
mecánicos, desde la cubierta ventilada (las de Neutra recordemos también lo son)
hasta los diferentes elementos de mobiliario, puertas, gabinetes, etc., que además
permiten enriquecer la función de cada espacio, de manera que no son espacios
estáticos, sino móviles, cuya función depende en cada momento del uso que el
habitante desee darles. Es por tanto una máquina que se adaptan, que en cierta
medida evoluciona. Un cierto ballet mecánico acontece en la casa, un movimiento
poético y lleno de amor que en Neutra aunque parece más rígido, un tanto enva-
rado y orgulloso, también está presente. Para Gray la casa era ante todo un orga-
nismo vivo. Como en la VDL, no hay apenas espacios muertos, todo el espacio es
útil, tiene una función y a menudo más de una; siempre hay caminos, recorridos
alternativos. Es reveladora la forma de dibujar, además de planos generales muy
esquemáticos, de forma obsesiva y extremadamente rigurosa cada habitación, cada
espacio, con una técnica que parece referirse a artefactos mecánicos, dibujos inge-
nieriles que nos muestran movimientos, posibilidades, operaciones antes que for-
mas o diseños. La iluminación es también un aspecto muy cuidado. Al igual que
Neutra empleaba todo tipo de luminarias escondidas en falsos tabiques o encastra-
das en los aleros, Gray también era una fan de los efectos luminosos e ilusionistas,
por ejemplo las luces indirectas que iluminan el bar o el cabecero de su dormito-
rio; la máquina moderna es una máquina luminosa, que permite efectos muy cui-
dados. También Schindler empleará numerosos lucernarios que producen magnífi-
cos efectos, como en los cuartos de baños, donde la luz, oculta, parece filtrase y
resbalar, también emplea bombillas integradas en los paneles, tras vidrios traslúci-
dos, que vierten una tenue luz. Asimismo es significativo el extensivo empleo de los
espejos por su efecto ilusorio, pasión también muy de Neutra. Por último sirve de
base a la experimentación con materiales y sistemas nuevos.-^
Algo parecido emerge de su segunda casa, no muy lejos de Roquebrune pero
hacia el interior, a un par de kilómetros al norte de Mentón. Pero aún con más deli-
cadeza. Tempe á pailla, su vivienda en Castellar, construida en 1932-34 y luego
bastante reconstruida tras la guerra, es un más decidido ejemplo de máquina en el
jardín. Sigue teniendo ese concepto de mobiliario, pero con un carácter aún más
lúdico y a la vez más riguroso. Parece elevarse, tras un muro y una bodega exis-
tente, asomando su sonrisa técnica pero guiñando algo más que un ojo a las terra-
zas y bancadas en que el terreno en estas colinas se organiza. El mar, ahora más
lejos, sigue presente como una franja de intenso azul. Las funciones técnicas de la
casa se han llevado al máximo, pero a la vez de un modo más amable y menos
dogmático. Dada la pendiente del terreno, el acceso se franquea mediante una esca-
lera y un puente de hormigón, creando una sensación especial de llegada. Desde la
sala de estar se sale a la terraza ahora sí por una corredera, una terraza semiexte-
rior que funciona como un espacio intermedio frente a la naturaleza, que se con-
templa distante a través de la ventana corrida exterior; ahora la cercanía con Neu-
tra es espectacular, pues este espacio lo podemos analizar con las mismas categorías
que muchos de los espacios de Neutra -aun reconociendo que su complejidad espa-
cial es mayor que la del californiano. Exterior e interior se tratan de la misma
manera, y es difícil decidir donde nos encontramos, la terraza es más que un balcón
como aún era en Roquebrune para ser un espacio de estancia, con un diván exte-
rior de plaqueta cerámica espejo del que se sitúa en el estar interior, también de
fábrica. El artefacto, mitad rústico mitad sofisticado, elabora su movimiento, su
danza, con elegancia y precisión. Un curiosidad relaciona aún Neutra con Gray:
busquemos si no la inspiración del artefacto para tomar el sol que Neutra propuso
en otro lugar que en la mesita de la irlandesa, por ejemplo.
Finalmente, convenido que las casas de Neutra son sistemas, también han de ser
valoradas las aportaciones que desde el estudio de la complejidad la nueva investi-
gación física interdisciplinar está produciendo, y queremos referirnos a ellas al con-
siderar esa capacidad de transformación de la que hablamos. Así habla Ilya Prigo-
gine de que "al variar las condiciones impuestas a un sistema, éste puede presentar,
dependiendo de su naturaleza, diversas formas de comportamiento,"*' lo que nos
parece simplemente muy adecuado al tratar de los sistemas arquitectónicos en que
se han convertido tanto las casas de Neutra como los ejemplos antes expuestos, sis-
temas atentos a las modificaciones, a veces mínimas, que se producen en las con-
diciones iniciales y que permiten su modificación, su adaptación, su movilidad. Es
esa capacidad de adoptar diversas formas, de estar abiertas lo que caracteriza de
una forma tan moderna la arquitectura de Neutra, no tan lejos de algunos proyec-
tos de "casa virtual" recientes. Es de notar que el interés se ha desplazado a los
momentos ambiguos, a los estados intermedios, a los fenómenos de transición pues
El cambio
EL DISEÑO, CONSIDERADO COMO UNA AYUDA PARA LA SUPERVIVENCIA, debe tener siempre una íntima
relación con los procesos vitales a los que sirve DENTRO DEL TIEMPO.''^ En cualquier circunstancia,
la consideración de la supervivencia incluye una perspectiva de tiempo. Una característica de todo
diseño para un ser viviente es su básica supeditación al tiempo. El diseño siempre está destinado
para fomentar y conservar los procesos vitales, y no puede ser normalmente rígido o concebido
para encuadrar situaciones estáticas.-"
La naturaleza, el mundo exterior es, tal como lo apreciamos mediante nuestros sen-
tidos, básicamente un constante cambio. El mundo fenoménico se presenta a nues-
tra razón vital como un conjunto de percepciones cambiantes, cuya realidad capta-
mos en movimiento. El objeto arquitectónico, que pertenece a esta otra naturaleza
producida por el hombre quiere participar en la medida de lo posible tratando de
reflejar una condición primordial. Desarrollar una sensibilidad hacia los continuos
cambios a los que el mundo natural está sometido, o mejor decir por los que se
encuentra constituido es, en Neutra, una necesidad perentoria. En sus escritos y en
su arquitectura. El cambio es devenir, es sobre todo flujo, está relacionado con sen-
saciones similares a la de sumergirse en una corriente y dejarse llevar. La máquina
ha de estar adaptada al cambio, ella misma ha de ser cambio, movimiento, fluir. Por
tanto una arquitectura que sepa tomar ventaja de todas aquellas actitudes que sig-
nifiquen movimiento ha de ser bienvenida. Dice Neutra:
Echar raíces es una realidad fundamentalmente orgánica; consolidarse constituye una necesidad
específicamente humana. Pero también crear una pauta de movimiento periódico, fijar agradables
y oportunos itinerarios de ruta, sea entre las aves de paso, entre los peces migratorios, en el pla-
centero retorno de los hombres al hogar dentro del denso tráfico ciudadano, todo ello pertenece,
en cierto modo, a la siempre repetida y constantemente renovada historia de la creación -reno-
vada e impresa.-"
111 M Á Q U I N A EN EL JARDÍN
3.37 Richard Neutra, VDL Research House.
Sala de juego de niños abierta al patio.
3.38 Richard Neutra, VDL Research House.
Recreation room.
3.39 Richard Neutra, VDL Research House.
El patio desde el interior
AMPLIACIÓN/TRANSFORMACIÓN
Las casas de Neutra no es fácil comprenderlas mediante un único vistazo, necesita-
mos recorrerlas, pero no sólo asomarnos brevemente, sino de hecho habitar duran-
te tiempo en ellas. Y ello por dos razones, por una parte porque necesitamos tiem-
po para comprender cómo responden a las variaciones del propio medio natural, y
por otra porque no se presentan como objetos simples sino como agregados com-
plejos, e invitan a ser recorridos y descubiertos poco a poco antes que contempla-
dos desde una posición omniscente; probablemente por ello Neutra no emplea la
axonometría nunca como medio de representación. Al igual que la casa japonesa,
su forma no está en el inicio, no tienen una unidad formal que se apoye en una sim-
plicidad perceptiva, sino que funcionan como fragmentos, fragmentos de una tota-
lidad más amplia, que se entremezclan con el lugar pero no exclusivamente. Lo que
no quiere decir que carezcan de unidad interna, ni de un código reconocible, antes
bien su coherencia visual es extrema. En este sentido se diferencian notablemente
de las obras antes aludidas, que son mucho más cerradas, tienen una voluntad de
forma superior. Y por tanto no nos es fácil imaginar cómo podríamos ampliar la
E.I027, y tampoco le hubiera sido fácil a la propia Eileen Gray. E incluso en el caso
de Schindler, especialmente en sus obras posteriores a King's Road nos encontra-
Antes nos deteníamos en dos casas de los años veinte cuya similitud/influencia nos
parecía conveniente reseñar. Igualmente queremos ahora mencionar dos ejemplos
posteriores, pero también muy relacionados, entre sí y con el trabajo de Neutra en
esos años, como son la casa Eames y el pabellón Upper Lawn de Alison y Petar
Smithson. Los queremos tener presentes como ejemplos de máquina en el jardín,
pero también, como en el caso anterior, a lo largo de todo lo que seguirá. Y nos
permiten ilustrar lo que acabamos de exponer, es decir, esos mecanismos que inte-
gran la máquina en el cambio, luego en el jardín, que no son exclusivos de Neutra,
y que aparecen como reelaboración de sus concepciones dentro de la arquitectura
moderna.
La famosa casa de los Eames en Pacific Palisades también es un máquina en el
jardín, una máquina poética de significados, de movimiento, de cambio, y 1945 es
un buen año para hablar de ello. Charles y Ray Eames llegaron a Los Angeles en
1941, y su primera residencia antes de tener su propia casa fueron no casualmen-
te los Strahtmore Apartments de Neutra (1937) donde montarían su taller de expe-
rimentación con madera contrachapada iplywood), y cerca de los cuales se encon-
traba construyendo asimismo Neutra los apartamentos Kelton para sus suegros.
Años después Charles escribiría una carta a Neutra comentando lo mucho que
habían disfrutado viviendo en su edificio, lo que nos hace sospechar de la influen-
cia que su arquitectura abierta y flexible ejerció. Dentro del conocido programa de
John Entenza, la Casa Eames hace la CSH#8, y muy cerca Neutra diseñaba y cons-
truía la CSH#20, para Suart Bailey, en este caso no de acero sino de madera, y sin
embargo bajo premisas similares. Curiosamente, Neutra hacia el año cuarenta ha
abandonado en gran medida la imagen externa más industrial y metálica de sus
casas, para hacer énfasis en su componente natural.
El proyecto inicial de Charles Eames con Eero Saarinen es de 1945, pero el defi-
nitivo y la construcción se llevaron a cabo entre 1947 y 1949, y parece que la apor-
tación de Ray es ahora mucho mayor. Neutra proyecta y construye la casa Bailey
entre 1946 y 1947, al mismo tiempo que elabora tres proyectos más no construi-
dos de CSH de los que en otro lugar hablaremos; y parece posible que el interés de
Neutra y sus investigaciones sobre la relación-unión de la casa-máquina con la
naturaleza influyeran en el cambio del edificio-puente original de Eames hacia un
pabellón más en contacto con el terreno.
Su imagen exterior, una estructura metálica de perfiles estándar Truscon pinta-
da en gris oscuro, es desde luego, asimilable a la de una máquina, y no deja de tener
su paralelismo con la estructura también de acero que Neutra empleó veinte años
antes en la casa Lovell. Es conocida también la anécdota de su supuesta modifica-
ción total con el acero ya en el solar lo que habla a la vez de esa máxima flexibih-
dad y de ese hincapié en la industrialización y estandarización de la construcción.
127 M Á Q U I N A EN EL J A R D Í N
- ^ ; r
Lo informe
La máquina tiene una forma una vez construida, evidentemente, y una forma que
a su vez determina un modelo concreto de espacio. Pero esa forma no se halla
determinada al inicio, no es un dato de partida como antes hemos querido poner
La igual consideración y valoración de los positivos y los negativos no deja nada de "sobra." Ya
no distinguimos entre sustentador y sustentado, ya no hacemos una separación entre servidor y
servido, entre ademador y adornado.*'
El interés se refuerza aún más cuando los elementos matemáticos [aparecen] como elementos
"negativos," es decir como vacíos o relaciones de escala. Esto da resultados más fuertes y cohe-
rentes.
Quizá el único aspecto totalmente nuevo, y probablemente el más importante, del lenguaje for-
mal actual, sea el hecho de que los elementos "negativos" (lo residual, lo intermedio, lo substraí-
do) se hagan activos...
Otorgar el mismo valor a elementos "positivos" y "negativos" imposibilita la existencia de "resi-
duos...""
Y como recuerda su mujer Dione años después, una de sus impresiones más dura-
deras del tiempo que pasaron en la Bauhaus en Dessau en otoño de 1930, cuando
fue honrado por Mies como profesor invitado, fue una clase de Albers a sus alum-
nos acerca del papel plegado.7°
La disposición de la casa es pues una, pero puede ser otra en otro momento, su
facilidad de ampliación ya se ha comentado. La subdivisión entre exterior e inte-
rior y entre interiores se resuelve de forma similar, a través de "planos de separa-
ción (interior) y de planos de cerramiento (exterior)" (Van Doesburg), que no difie-
ren en su configuración básica unos de otros -al igual que los shoji y fusuma -, que
se caracterizan por ser móviles, por ser en gran medida mobiliario. Pantallas corre-
deras, puertas entendidas como planos oscilantes, de suelo a techo, librerías y
armarios que actúan como delimitadores del espacio en vez de tabiques, etc. pues-
to que es evidente que mobiliario procede de lo móvil, a veces detenido.
Sin embargo, de las infinitas posibilidades hay que elegir una en cada momento,
ha de quedar aunque sea por un brevísimo plazo de tiempo detenida la infinita
corriente, y surge el problema de la indeterminación. Lo describe ítalo Calvino:
...A veces trato de concentrarme en el cuento que quisiera escribir y veo que lo que me interesa
es otra cosa, es decir, no algo preciso sino todo lo que queda excluido de lo que debería escribir:
la relación entre ese argumento determinado y todas sus variantes y alternativas posibles, todos
los acontecimientos que el tiempo y el espacio pueden contener. Es una obsesión devoradora, des-
únicamente la construcción asimilada a la naturaleza detenta garantías vitales hasta en sus más
tenues peculiaridades. Y para la simple mirada, la perceptible conjunción con el paisaje constituirá
un símbolo inteligible y estimulante.
Richard NEUTRA'
tiempo real discurriendo sin hacerse intrascendente para la historia que se preten-
de contar; y por eso tan a menudo la arquitectura reciente, buscando una técnica
meramente de collage se ha vuelto fragmento sólo, porque no se ha podido - o no
se ha querido- reconstruir ese espacio virtual del que nos habla la piedra blanca de
un templo en una colina; es decir, no se ha conseguido completar un espacio total
con sentido como sí era capaz de hacerlo el templo griego, objeto escultórico y sin
embargo en plena relación con la naturaleza en que se insertaba. La arquitectura de
Richard Neutra trata de reconstruir esta imagen primigenia de unidad entre paisa-
je y arquitectura, en la nueva arcadia que la libertad angelina ofrece desde los años
veinte, y consigue en muchas de sus construcciones trascender esa tendencia a la
disgregación de la arquitectura en mero efecto para, mediante el sabio empleo de
las sensaciones y las percepciones, fusionar la arquitectura en un espacio interior-
exterior continuo: "Al igual que el edifico puede enraizarse en la naturaleza
mediante tentáculos que se proyectan y avanzan, también el lugar puede unirse al
edificio mediante agradables infiltraciones."'
Dicho esto, nos permitimos descender al nivel concreto de lo construido.
Detengámonos pues en esa disolución de la barrera del perímetro cerrado, en ese
espacio de transición a la naturaleza que abraza a las arquitecturas de Neutra; en
cómo las casas se encuentran, dialogan, se separan o se fusionan con lo que las
rodea, con el medio natural. Como rasgo característico la estrategia que pone en
valor y nos hace conscientes de lo intermedio se hace presente inmediatamente
para orientarnos acerca de nuestras percepciones -de lo que nuestros sentidos, vis-
ta, oído, olfato, etc. nos reportan-, de manera que se nos ofrecen las pistas de for-
ma visible que permiten comprender el funcionamiento de la máquina y aprehen-
der su juego para participar en él. Neutra ha de considerar como primordial la
explicación, la demostración de cómo se implementan estos sistemas de transición,
de cómo el juego revela la esencia de lo que queremos contar a nuestros sentidos
en tanto que desplazamiento, ubicación en una franja de espacio determinado y
concreto, mensurable.
Hablamos de esta manera de paso -passage-, de las sensaciones que nos trans-
miten el convencimiento de encontrarnos en el mundo -awareness- en su inextri-
cable unidad. Y por consiguiente de cómo hemos de sentir la transición de un espa-
cio interior a otro exterior y viceversa de una forma más mental o psicológica que
física, de cómo se modifica el flujo de espacio, la continuidad topológica -con-
tigüidad, frontera, recinto- de esa superficie maleable, que no sufre de esta mane-
ra discontinuidades o fragmentaciones, sino sólo deformaciones o por mejor decir
cualificaciones de modo que aparece un momento límite en que nuestro pasar se
hace autoconsciente del modo más sutil. De cómo la barrera es casi imperceptible.
El sistema de experiencia no se pone a mi disposición como si yo fuera Dios, sino que lo vivo des-
de un determinado punto de vista; yo no soy el espectador, sino que estoy implicado, y es mi com-
promiso con un punto de vista lo que posibilita la finitud de mi percepción y su apertura al uni-
verso entero como horizonte de mi percepción.''
De acuerdo con el proyecto, debía vérsela desde lejos encaramada en una cuesta de acentuada
pendiente, casi escarpada, sobre el fondo de las altas pendientes de Griffith Park, con una amplia
perspectiva hacia el sur, sobre los árboles que crecían en primer plano y que se prolongaban has-
ta el mar distante.*
Y desde luego, se la ve; aunque en la actualidad los árboles han crecido tanto que
es casi imposible obtener la vista a que se refiere Neutra.' No trata, en una prime-
ra lectura, de fundirse en la naturaleza, de sumarse a ella: antes bien, artefacto evi-
dentemente humano, máquina higiénica destinada a la salud (Dr. Lovell Health
House era su apelativo, luego Casa de la Salud del Dr. Lovell) interpreta extraña-
mente el lugar con una rara perfección, que nos sorprende no tanto por su nove-
dad como por su precisión: a pesar de su innegable modernidad, su decidida ima-
gen International Style, diríamos pertenece en esencia al lugar desde tiempos inme-
moriales, casi desde tanto tiempo como las herméticas (y oscuras) casas de hor-
Gracias a una fusión de lo interior y lo exterior, poco conocida hasta entonces, la salud se bene-
ficiarla. Mediante la continuidad de los ventanales, que representan el vínculo con el paisaje,
pondríamos nuevamente a contribución los elementos que habían caracterizado una escena natu-
ral vitalmente dinámica (énfasis añadido) durante cien mil años y le asignaríamos otra vez la con-
dición de habitat humano. De hecho cuando se corrían las cortinas continuas pero divisibles,
penetraba en el interior una perspectiva y un paisaje espléndidos.'"
Capas
[...] El interior del edificio debe estar intercomunicado, y luego comunicado con el exterior por
divisiones espaciales.
La tarea no acaba con la estructura única. La próxima etapa será la creación espacial en todas
las direcciones, la creación espacial en una continuidad.
Los límites se hacenflexibles,el espacio se concibe como fluido -una sucesión infinita de rela-
ciones.
Un camino abierto a la nueva arquitectura se halla señalado por otro punto de partida: lo inte-
rior y lo exterior, lo superior y lo inferior, se funden en una sola unidad.
Las aberturas y los límites, las perforaciones y las superficies movibles, llevan la periferia al
centro y desplazan el centro hacia fuera. Unafluctuaciónconstante, hacia el costado y hacia arri-
Con la década de los cuarenta, a partir de por ejemplo la casa Nesbitt de 1942
serán primordialmente exploradas otras posibilidades pero insistiendo en esta dis-
posición del espacio de transición como umbral. La evolución estructural de la
arquitectura (como analizaremos en la última parte de esta tesis) va a ser la que per-
mita la aparición de situaciones nuevas, que seguimos interpretando con la ayuda
de este concepto del espacio intermedio, a la vez cerrado y sin cerramiento, en
unión con la naturaleza. Nos referiremos a este proceso en que la estructura, des-
ligada de consideraciones trascendentes pero asimismo tanto de su valor estricta-
mente técnico -resistencia, sección adecuada etc.- como de su valor poético en tan-
to que estética ingenieril o si preferimos manifiesto "moderno" (ligado a estos valo-
res de prefabricación, economía fordiana etc. en los que hasta entonces estética-
mente parecía Neutra moverse) se convierte en un instrumento estricto de delimi-
tación espacial especialmente maleable, de gran libertad y de estricta configuración
tectónica. En el que la expresividad o representación prima sobre la adecuación
real en términos de tensiones o esfuerzos, y es la que ofrece al espacio su punto de
apoyo, de giro y de estabilidad a la vez. Nos parece éste uno de los puntos en los
que la arquitectura de Neutra ha sabido explorar hasta sus límites la condición
moderna de la planta libre y aún neo-moderna, apostando por la imaginación fren-
te a la rigidez.
Aunque también es igualmente posible la opción contraria, es decir, que el desa-
rrollo de este espacio de transición hacia una mayor flexibilidad y apertura, obli-
gue a la adopción de una estructura resistente mucho más Hbre que lo haga posi-
ble. En reaUdad el proceso parece ser simultáneo, y se produce en esa primera
mitad de la década de los años cuarenta en gran parte ligado a las condiciones
impuestas por la guerra: de una parte el encargo de una serie de construcciones
para el Estado Libre Asociado de Puerto Rico para las que desarrolla una estructu-
ra adintelada de hormigón armado, por otra la escasez de algunos materiales indus-
triales (sobre todo acero) unido al replanteamiento que la propia guerra puede
hacer sobre el valor de la tecnología; la búsqueda, finalmente, de un espacio de
mayor libertad para el hombre parece un anhelo en los duros momentos de la gue-
rra para alguien que finalmente era judío. El espacio intermedio se hace más com-
plejo, y más sutil debido en parte a la adopción de un acercamiento mucho más fle-
xible a los materiales vernáculos o tradicionales, a la madera y la piedra, cuyas cua-
lidades, calidades y texturas pasan a tener una importancia primordial. En algunos
Otra cualidad que nos ha enseñado [Neutra] a pedir es el efecto interior-exterior. Nos sería peno-
so no disponer de ventanas de suelo a techo en el estar y el dormitorio. En algún lugar nos gus-
taría un patio más cerrado. Estoy empezando a pensar que quizás no deba hallarse separado del
estar. Nos gustaría alguna zona semiprivada para tomar el sol. En conexión con este efecto inte-
rior-exterior estaríamos encantados con todo el espacio de que se pueda disponer para plantas al
interior.'*
La casa CSH Alpha nos parece aún más interesante, porque la chimenea se ubica no
en un extremo del estar, sino que adopta un lugar central a toda la casa, dando
lugar a una serie de trabajos que luego examinaremos en los que el hogar tiene una
especial importancia, y el espacio abierto fluye por toda la casa sin interrupción
\f.l6]. La planta también es cruciforme, pero uno de los palos de la cruz queda
ocupado, o mejor desocupado, por un estar doble, un espacio continuo que atra-
viesa desde el exterior a la casa, únicamente anclada por la chimenea. Ésta, colo-
cada en el centro, es asimismo doble, y actúa como delimitador de todo este espa-
cio, que se desliza a su alrededor; Neutra propone el mismo pavimento tanto para
las partes que quedan al exterior como para el interior, y es de hecho el que da for-
ma a todo este eje de la cruz. La cubierta transita por encima como un plano que
flota. Es difícil llegar a un grado mayor de permeabilidad, fuera y dentro no son
distinguibles. El espacio de transición lo constituye todo el espacio del salón, par-
te exterior y parte interior, y el resto del programa parece agruparse a su alrede-
dor como pabellones de servicio. Este umbral no es un espacio ahora adosado, ni
sólo una apertura lateral como hasta ahora hemos visto, sino que es la propia casa,
forma su corazón junto al hogar. En la Bailey o la Omega tenemos brillantemente
resuelta la apertura lateral de que habla en su libro Mysteries and Realities of the
Site como expansión a lo natural, aquí se ha dado un paso más. Lo más parecido
que construyó Neutra en ese momento fue la casa Wilkins (South Pasadena, 1949),
en la actualidad bastante alterada, en la que aparece la chimenea en una ubicación
similar y que mantiene un aire bastante parecido, aunque las proporciones entre
interior y exterior varían ligeramente, en parte por haberse reducido algo las
dimensiones. Por otra parte, aparece también unida por un patio a una segunda
casa (para alquilar) con un esquemas más sencillo para conformar una unidad lo
que cambia la percepción global. En conjunto, el resultado es menos atractivo y
más forzado que en el proyecto teórico, la chimenea ha variado algo su forma y
Pliegue
Junto a esta dimensión en cierta medida mítica del espacio que hemos propuesto
hasta ahora, que tiene que ver con un lugar originario, la introducción de los
esquemas filosóficos deleuzianos, tan arquitectónicos, nos permite ofrecer una
visión paralela de este espacio de transición aludiendo a su potencial para lo vir-
tual, desde una posición interpretativa no tanto alternativa como complementaria.
Para Deleuze lo "virtual" queda entendido no como la "posibilidad" de algo que
deba de ser "realizado" sino que en sí mismo es algo real, que existe, que no ha de
tener una relación mimética con algo que lo "actualice." Es más bien una multipli-
cidad, que no precisa de ser actualizada sino a través de lo que llama Deleuze
"divergencia" como apunta en Repetición y diferencia. El caso es que es algo que
se nos abre en nuevas direcciones, porque podemos entender que esta arquitectu-
ra lo que ha de garantizar es un poder hacer, una posibilidad de "actualización"
más que ofrecer un marco fijo y determinado. El tiempo, los tiempos entonces que
señalan este espacio, no son el tiempo que continua lo que hasta ahora se mostra-
ba como tradicional, tampoco son prefiguraciones de lo porvenir. Más bien el tiem-
185 T R A N S I C I O N E S Y UMBRALES
4.46 Richard Neutra, casa Tremaine.
Montecito 1948; fotografía del autor.
4.47 Richard Neutra, casa VDL. Sllverlake
1963. Ático; fotografía del autor
4.48 Richard Neutra, casa VDL. Escalera al
ático; fotografía del autor.
4.49 Richard Neutra, casa VDL. Patio;
fotografía del autor.
El nombre de este lugar [Lone Pine] concuerda bien con la casa solitaria en su ambiente rocoso.
Un camino serpenteante que cruza entre formidables montañas salvajes, cuya forma y color pare-
cen variar según la posición del sol, proporcionan una abertura que da lugar a un encuentro
dramático. Dos poderosos macizos rocosos se elevan en el extremo noreste del grande, aunque
rígido terreno. El muro exterior en los lados oeste y norte es de mampostería que el propietario,
miembro de la secta mormónica, ha entresacado del mismo terreno. [...] El nicho vitreo encajado
en el ensamblaje del dormitorio y su amplia abertura hacia el este permiten divisar la totalidad del
paisaje, con el par de rocas mellizas en el centro, que emergen unos veinticinco metros, y cuya
iluminación y sombras varían de modo fascinante desde la salida hasta la puesta del sol, e inclu-
so con la luz de la luna. Se excavó un gran estanque en un bloque rocoso gigante a un nivel supe-
rior, al que se accede por medio de un par de escalones esculpidos.
Para la familia mormona, que habita la casa, ésta no es una "casa solitaria." Padres e hijos sien-
ten cuan profundamente incorporada se encuentra al paisaje universal.^'
Neutra no trata de imitar las formas naturales, sus materiales son modernos o sien-
do tradicionales están tratados de manera moderna; su interés está más bien en per-
mitir coexistir la naturaleza con la arquitectura, hacer que se note lo menos posi-
ble el paso, la transición y que aún dentro de la arquitectura podamos sin embar-
go identificar a la naturaleza en su esencia, no imitada sino por sí misma. Afirmar
la esencia de la arquitectura, saberla de un reino humano, pero reconocer una
común forma de actuar. Y no perdiendo nunca la percepción clara de la transición
entre una esfera y otra. Crear una posibilidad de diálogo entre hombre y naturale-
za, en cierta medida en igualdad de condiciones, un motivo dialéctico que permite
la aparición o creación de un síntesis nueva. Una arquitectura abierta en el sentido
de receptiva, universal "entre un mar de nubes, destacan pilares y arcos de cristal
verde esmeralda por encima de la cumbre nevada de una alta montaña. Arquitec-
tura de la armazón, del espacio abierto al universo. Arquitectura y Casa no son
conceptos inseparables."'" En el fondo una arquitectura que de cabida, como la
propia naturaleza a todas las actividades humanas. Porque el intento de aproxima-
ción a la naturaleza se realiza sublimando las condiciones, en el límite de perder su
definición pero siempre desde el plano de lo material, desde la construcción de un
artefacto, desde la práctica de lo artificial, que construye, crea, hace visible, y por
tanto ordena.
Arquitectura horizontal
Bajo esa cubierta, la casa. La horizontal es el cielo, extenso, es la línea del horizonte
y así también lo entiende Neutra. Como si no coincidiese claramente sobre el pavi-
mento que une exterior e interior, como si éste estuviera de antes, testimonio arcai-
co de un lugar ya habitado (las presencias del hombre sobre la tierra parecen de
todas maneras dotar a los lugares de una extraña cualidad) y la casa reaprovechán-
dolo se colocara encima (y por tanto no encajando con precisión, desdibujándose
acaso), se construye la plataforma: sobre un terreno erosionado de significados. La
mayoría de las casas que construye Neutra, al menos en terrenos llanos, y como en
general es práctica común en Estados Unidos se cimentan mediante una losa de
hormigón [concrete slab on grade) sin excavar un sótano. Al igual que las casas uso-
nianas de F.Ll. Wright o la casa de King's Road, una fina capa de hormigón se vier-
te directamente sobre la tierra, que generalmente contiene embebidos los tubos de
calefacción, el suelo radiante. Y es esta situación, que la casa se superponga a una
lámina tendida sobre el terreno, una "alfombra," lo que le otorga una de sus carac-
terísticas más especiales y novedosas: su continuidad. Pero incluso cuando se cons-
truye un sótano o una poco profunda cámara, la casa busca de alguna manera su
contacto primordial con el terreno.
La casa sobre un terreno llano se construye ligera, a través de unos pocos sopor-
tes y pórticos lineales, o de algunos muros hincados y la cubierta, plana y habi-
tualmente en un sólo nivel, aunque también puede desdoblarse en varias capas.
La traducción suprema, que no es más frecuente que la gran poesía, da nueva vida al original no
sólo porque le otorga un nuevo espectro de resonancia espacial y temporal, o porque pueda ilu-
minarlo forzándolo, por así decir a una mayor claridad y a un mayor impacto: el proceso de la
reciprocidad va mucho más lejos. Una gran traducción otorga al original lo que ya estaba ahí;
acrecienta el original al exteriorizar, al desplegar de forma visible, connotaciones, alusiones y
matices de fondo, paralelismos y afinidades con otros textos y culturas, o, por el contrario, ele-
mentos que contrastan con estos mismos textos y culturas; todo lo cual está presente, está "ahí,"
en el original, desde el principio, si bien no de manera evidente. "Re-crear lo que ha sido crea-
do," dice Goethe, "evitando la rigidez de una armadura: ése es el propósito de la acción viva y
eterna." Re-crear lo que ha sido creado, afirmando y enunciando la primacía, la prioridad de su
esencia y de su existencia; re-crear lo que ha sido creado, añadiendo presencia a la presencia,
completando lo ya en sí mismo completo. Ese es el propósito de una traducción responsable.'
Por una parte, la casa Perkins se abre a la pendiente y el mundo en la lejanía, las
luces de la ciudad en la noche, el rojo intenso del atardecer, el pálido dorado del
amanecer que contemplamos desde su terraza al este. Por otra, sus espacios de habi-
tar se remiten a un espacio que tiene algo de retiro, de la especial quietud que
encontramos en la superficie horizontal de un lago alpino recogido entre mon-
tañas, de la sensación de estar protegidos por un bosque impenetrable, un senti-
miento intenso de haber abandonado el mundo que en la formalización vienesa de
Mahler/Rückert se expresa:
Es ésta quizás una de las arquitecturas más intensamente románticas del artista
austríaco, y cuando la nieve corona las distintas montañas algo de la nostalgia de
la mitteleuropa que conoció de joven parece presente. Arquitectura y naturaleza se
funden en una única presencia de belleza intemporal. La wonderful variation in fee-
ling de que hablaba Utzon se hace plenamente real.
Otro ejemplo cualificado es la casa Chuey (Los Ángeles, 1956). Emplazada sobre
una colina en las montañas de Santa Mónica, con unas espléndidas vistas sobre las
montañas, la ciudad y el mar, el acceso se produce por la parte posterior, y hacia
el frente, hacia las vistas, una amplia terraza se desliza y vuela, constituyendo una
lámina, la lámina que forma el suelo de toda la casa y que semeja deslizarse sobre
la pendiente. Sobre ella el plano horizontal de cubierta, desplazado Hgeramente,
parece flotar sobre el cerramiento de vidrio y el plano opaco vertical que forma la
pared del estudio [f.IS]. Los característicos elementos spiderlegs, definen dos direc-
ciones sobre las que se apoya levemente la cubierta, y promueven la sensación de
que todo el conjunto se ha posado y en cualquier momento casi puede elevarse de
nuevo. Dos pequeños estanques exponen la transición entre el plano del suelo y el
terreno, dos finas láminas de agua depositadas y que acentúan el carácter inmate-
rial, aéreo de la casa. En una carta de agradecimiento al arquitecto, la propietaria
afirmará: "Quisiéramos transmitirle nuestro agradecimiento a usted y a todos los
que han participado en la construcción de lo que para nosotros es lo inmaterial
materializado. Uno puede aquí estar en silencio."'
Dos referencias finales, europeas. Una a la casa para el Dr. Kemper, en Wup-
pertal, Alemania de 1967. En ésta, una construcción bastante grande con un cier-
to aire rietveliano, queremos quedarnos con una imagen que nos muestra, desde la
explanada verde del jardín la casa como un deslizamiento de planos horizontales
Miremos ahora hacia el extremo oriente buscando algunas otras claves que nos
hablen de la imbricación de arquitectura y terreno, a las que si por otra parte pue-
de asignársele también distintas genealogías, creemos acertado referirnos desde lo
japonés como desencadenante para Richard Neutra, al menos es una mirada con-
sistente que garantiza sugerentes relaciones. En Japón, lo hemos comentado ante-
riormente, tenemos, dentro de la construcción residencial que distinguir entre por
una parte la arquitectura estilo sukiya, que corresponde a la casa tradicional de la
gente noble o adinerada y a los palacios de la nobleza -como puede ser el ejemplo
conocido de Katsura-, y que se desarrolla a partir del s. XVII tras el periodo shin-
den como el modelo clásico de la arquitectura residencial japonesa análogo a los
estilos clásicos occidentales, y por otra, la arquitectura campesina de las granjas y
pueblos agrícolas. De una factura mucho más rústica y apegada a la tierra, su medio
de producción y subsistencia, aunque no por ello menos refinada, esta arquitectu-
ra popular sigue un camino distinto al de la arquitectura culta y monumental.
En este primer tipo de arquitectura sukiya, comprobamos tras una elemental
mirada -y nos interesa ahora fijarnos en ello- que la arquitectura de la casa, o del
palacio, se construye elevándose sobre el nivel de la tierra, estableciendo un nuevo
suelo elevado por encima del terreno natural sobre el que se asienta, apoyado en
finos soportes de madera. Una plataforma que flota y se despega, horizontal (a la
que se refiere Utzon), artefacto construido, y que define el contorno de la cons-
trucción mediante una sombra (una huella), permitiendo a su vez dejar intacto el
terreno original que mantiene en cierta medida su configuración original discu-
rriendo paralelo, claro que de una forma externa a la casa. Este suelo elevado,
además no es plano, esto es, no se encuentra todo él al mismo nivel, sino que se
articula mediante breves diferencias de altura que ayudan en la diferenciación de
espacios y habitaciones, estableciéndose una gradación funcional a partir de este
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EL HOGAR
Nuestra curiosidad nos lleva a continuación a mirar un poco más de cerca las chi-
meneas, los fireplace, buscando el hogar, el lar familiar que constituyen y la misión
espacial que se les encomienda, punto de unión de la casa con la tierra y el fuego.
Con esta idea en mente miramos a la Casa Serulnic, construida en 1955 para una
de sus secretarias, Dorothy Serulnic, en la falda de una montaña con vistas hacia el
parque nacional de Los Angeles National Forest, en la zona de Tujunga. Desde la
distancia, según nos acercamos, apreciamos la casa como un juego de planos hori-
zontales. Tras subir una empinada calle particular, que ondula siguiendo la fuerte
pendiente, llegamos a la plataforma en que se asienta la casa. Ante nosotros el car-
port, y la pendiente hacia la izquierda (al sur). El acceso se hace por la parte pos-
terior, por un caminillo serpenteante y atravesando un pequeño patio ocupado por
una reflecting pool y cerrado por unos cristales traslúcidos. Al abrir la puerta, nos
encontramos en el amplio espacio, que abierto en todo su frente nos deja apreciar
las vistas; en los días claros se llega a ver el mar.
Aquí la chimenea se dispone, dentro de un amplio espacio libre de estructura
lineal que constituye el estar, como un elemento que actúa de delimitador de espa-
cios, como ya era habitual en la arquitectura moderna -por ejemplo en el Mies de
la casa Hubbe, 1935. Sin embargo, aquí toma un carácter particular, en referencia
a las consideraciones que hemos hecho acerca del hogar y de la casa japonesa. La
chimenea (es decir, el conducto) adopta la forma de un gran prisma rectangular
perpendicular a la sala, de mampostería basta, que ahora gravita sobre el suelo, a
modo de columna sin basa, apoyado en un fino soporte metálico, y elevado de la
plataforma del hogar aproximadamente medio metro, permitiendo la continuidad
visual y espacial en su plano. Bajo este prisma en flotación, se dispone una plata-
forma ligeramente elevada y algo más ancha de ladrillo refractario, sobre la que se
hace el fuego, el propio hogar, quedando comprimido el fuego entre ambos volú-
(Patios)
Una breve anotación que sin embargo queremos hacer destacar está relacionada
con el concepto tradicional de patio, es decir, con aquel espacio exterior (sin
cubierta) en el corazón de un edificio (RALE: patio, m. Espacio encerrado con pare-
des o galerías, que en las casa y otros edificios se suele dejar al descubierto. | | 3.
Espacio que media entre las líneas de árboles y el término o margen de un campo)
y su reveladora ausencia en la obra de Richard Neutra. El patio como figura arqui-
tectónica desde luego ha estado presente de forma persistente desde los orígenes en
el Movimiento Moderno. El patio como germen en la construcción de tantos edi-
ficios, el patio buscado por su capacidad de adueñarse de un suelo, y de constituir
un lugar. El patio reconoce lo eterno, desde luego lo introvertido. Pero Neutra bus-
ca lo eterno en el mirar hacia fuera, en el construir y no en el preservar, en el abrir-
se y no en el ensimismarse; es atractiva esa tercera acepción que ofrece la Real Aca-
demia de lo que es un patio, y sería en esa dirección que podemos hablar de patios
en la obra de Neutra. Pero volvamos al patio que acostumbramos.
Un patio como espacio cercado por una tapia alta, a través de un mecanismo
formal delimitador y cerrado propone una arquitectura autista. Para Neutra, al
establecerse la tapia, ésta no se cierra, no se envuelve y clausura, el lugar es tanto
lo que está a un lado como al otro. La frontera del habitar heideggeriano, el pun-
to a partir del cual las cosas comienzan a ser lo que son lo es en las dos direccio-
nes, es un muro traspasable, permeable. (Es el muro berlinés hecho pedazos, pobla-
do de oquedades que contemplan al pasear Fonty y Hoftaller en un frío invierno
de 1989). Lo importante es el acto del hombre, el reconocimiento al construir el
muro de la intervención con, junto a la naturaleza, el tender una hilada, y luego
otra hasta una considerable altura. Desde esta perspectiva, el patio de Muurutsalo
se encontraría en un lugar intermedio (o incluso Sáynátsalo). Y en el opuesto villa
Saboya, un pabellón con un patio en su interior (y es conocida la fascinación cor-
buseriana por el atrio en la casa pompeyana, que dibujó con obsesión en su iniciá-
Geometría y orden
Ha sido hasta ahora mi argumento que el llamado evento teórico de la Grecia del siglo sexto se
apoya en la emergente conciencia del orden cuya génesis, su llegar a ser, estaba enraizado en la
percepción arcaica griega de la artesanía como revelación de kosmos. El trabajo del carpintero lo
revela a través del cortar y unir, el tejido lo encarna a través del ritmo de la lanzadera movién-
dose en el telar, el piso de baile es su aparición en la danza, y el barco, que corre por las olas como
el pájaro por el aire, lo hace manifiesto mediante su construirse y su navegar. La primera articu-
lación de este orden fue la de Anaximandro, pero su descubrimiento fue el de Dédalo, y si Déda-
lo fue el mítico primer arquitecto, es a través de la leyenda de Dédalo que los inicios del pensa-
miento arquitectónico occidental han de ser entendidos."
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Recorrido
Un camino pavimentado de piedra nos hace sentir los perfiles y los caminos del agua, y, con su fuer-
te patrón de curvas aleatorias, proporciona un placentero contraste a los muros rectos de la casa.^'
Puesto que el estar se encuentra separado de la naturaleza solamente por unas puertas correderas
de finos marcos y de toda la altura disponible, el espacio vividero se desborda a través de ellas y
se extiende durante millas hasta que finalmente es detenido por las montañas. Las montañas son,
de hecho, "el muro de cierre" de este fantástico estar."
Esta máquina busca algún tipo de subterfugio para, con la autoridad necesaria, ser
bienvenida en el jardín, para situarse en un lugar, en un espacio natural ya defini-
do y que no puede destruir, que ha de apropiarse, capturar. Dentro de las técnicas
que desarrolla para integrarse en la naturaleza, otro ejemplo de origen japonés vie-
ne representado por la técnica shakkei, empleada frecuentemente para integrar,
adoptar el entorno e introducirlo en una sola composición, las montañas, el desier-
to o el cielo azul extenso y profundo. Sabemos que su significado (o traducción) es
el de "paisaje prestado," pero que el fin último es incorporarlo en igualdad de con-
diciones a la arquitectura buscando una percepción completa del acontecimiento.
Si tenemos en Le Corbusier ese tratar de integrar la composición lejana, de
enmarcar y conseguir una unidad global más amplia, por ejemplo en la Unidad de
Marsella, en Neutra la intención es algo distinta. Pues no se trata tanto de crear un
entorno artificial, de imágenes, como de buscar y profundizar en una relación casi
especular con la naturaleza: Le Corbusier buscaba que su barco navegase por el mar
como el S.S. Patris rumbo a Grecia, es decir, crear una imagen metafórica (el toni-
llo surrealista, de imaginería formal de toda la cubierta -recordemos la fiesta grie-
ga que causó tanto revuelo entre los puritanos holandeses en el CIAM de 1954);
Neutra, con su geometría siempre ortogonal, trata de realidades. Aunque recorde-
mos la pequeña casa que construye Le Corbusier para sus padres en los Alpes jun-
to al lago Leman en Corseax-Vevey (1925), y cómo en ella aparece esa apertura
cuadrada en el muro justo para la vista (perspectiva modificada por la incisión,
donde se trastocan las relaciones de cercanía y lejanía"), enmarcada en el muro de
piedra antiguo, y que desde el pequeño porche de la casa se percibe como un retra-
to casi de las tranquilas aguas del lago. La sutileza con que se orquesta este autén-
tico juego, aparte de sorprendente, nos deja un regusto incierto, puesto que el pro-
pio artificio construido para mirar, ¿no es a su vez un lugar, y de hecho un lugar
natural} ¿No es acaso la ventana de l l m , que corre ininterrumpida a lo largo de
la fachada sur de la Petite maison un instrumento de desmaterialización del cerra-
miento análogo a los empleados por Neutra? ¿No está Le Corbusier, casi en cada
detalle buscando la precisa creación de unas determinadas condiciones del lugar} Y
aún así, es mediante el espectáculo que Le Corbusier trata de explicar el efecto del
paisaje.
En Neutra queda claro que no estamos en la propia naturaleza, que no se imita
ni recrea nunca en sus formas, sino se hace buscando un nivel más profundo:
No hay ninguna intención en hacer aparecer el edificio como si hubiese crecido de estas arenas y
dunas, o la estéticamente precisa piscina calefactada como si fuese un estanque natural. Seria un
intento fútil. Todo el mundo sabe que esto no es así, ni puede serlo."
mo. Y como sabemos, lo que muchas veces parece acero inoxidable es madera pin-
tada en gris o plata; en los edificios comerciales aparecen pilares brillantes de ace-
ro inoxidable que, al acercarnos, comprobamos que son forrados, pero lejos de la
precisión miesiana la chapa de acero se alabea y abarquilla por su excesiva delga-
dez. El vidrio suele ser de un grosor realmente sorprendente por su escasez. No ha
de verse empero como negativo, puesto que lo que Neutra valora especialmente es
su superficie, y en consecuencia lo importante es cómo sea ésta, son sus cualidades
las que explota. De modo que son principalmente las cualidades superficiales de
estos, su capacidad de reflejo y de radiación, su capacidad "sensitiva" lo que se valo-
ra como medio integrador de la construcción en el medio natural.
Aun así está presente una búsqueda de la precisión y perfección en los acabados,
que nos señala tanto la capacidad técnica de la época como el cuidado y esmero del
artesano en su creación, estamos pensando en la altísima calidad de la artesanía
japonesa. Precisión es para Neutra: "La precisión - o sea la menor desviación posi-
ble de nuestra meta teórica- ha sido siempre una de las más importantes aspiracio-
La arquitectura, más plenamente que las otras artes, auna la inmediatez de nuestras sensaciones
perceptivas. El paso del tiempo; la luz, la sombra y la transparencia; los fenómenos de color, la
textura de los materiales y el detalle, todos ellos participan en la experiencia completa de la arqui-
tectura. Los límites de la representación bidimensional (en fotografía, pintura o en las artes grá-
ficas), o los límites del espacio aural en la música, sólo parcialmente recogen la miríada de sensa-
ciones evocadas por la arquitectura. Si bien el poder emocional del cine es indiscutible, sólo la
arquitectura puede despertar simultáneamente todos los sentidos, todas las complejidades de la
percepción.'
Por todas estas razones, la psicotopología -el estudio que incluye los instintos de habitar huma-
nos- es básico para cualquier entendimiento sustantivo de nuestro equipo sensorial y su crucial
relación con nuestro manejo de la densidad. En el diseño de nuestros hogares (jdwellings), y en el
desarrollo de los muchos lugares que debemos atravesar hasta llegar a ellos, los arquitectos debe-
mos ofrecer, más que protección física, un reafirmante anclaje psicológico. El significado del
hogar debe de consistir en mucho más que un sitio que sea meramente reconocible, y en más que
un lugar donde descansar de nuestras vicisitudes diarias. El hogar es donde debemos descubrir e
inspirarnos desde nuestros más íntimos recursos (énfasis añadido).'"
Para conseguir poner en marcha este espacio, Neutra elaboró los métodos y siste-
mas que hemos repasado anteriormente, desarrolló un tipo de arquitectura ligera,
leve e informe que se adaptase a las características propias de lo natural. Y la dotó
de una batería de mecanismos que permitiesen que el hombre tomase consciencia
de su inextricable unión con el entorno natural. Hemos hablado de ellos, de las
amplias correderas que se abren al paisaje, de los grandes ventanales, láminas de
Observemos el valor de una amplia puerta corredera que se abre agradablemente al jardín. Este
valor no puede medirse contando cuántas veces se usa la puerta o cuántas horas permanece abier-
ta. Lo decisivo puede ser el primer respiro profundo de liberación cuando la abre uno en un acto
casi ritual antes del desayuno o en el primer día tibio y brillante de primavera. Los recuerdos de
juventud y del paisaje en que transcurrió parecen componerse, en un grado considerable, de esta
clase de memoria vital. En toda vida existen ciertos quanta de experiencia diseminados que quizá
hayan sido de dimensiones pequeñas o de número reducido, pero que fueron tan intensos que
produjeron efectos permanentes y esenciales."
Sentidos
Einstein parece estar más cerca del espacio-tiempo de nuestros sentidos, cargados de energías, que
los clásicos Euclides y Newton. EL "ESPACIO FISIOLÓGICO" TIENE YA DESDE SU ORIGEN UNA DIRECCIÓN
Y UN ÁMBrro PRONUNCIADOS, a los que el hombre revistió después, paulatinamente, con sus muchos
significados.
[...]
Todo lo que captan nuestros diferentes sentidos lo organizamos en un concepto espacial con ayu-
da de la experiencia práctica de toda nuestra vida, y este concepto está engarzado con varias aso-
ciaciones significativas. [...] Nuestro sentido de la gravedad, por ejemplo, contribuye en forma
natural e irrevocable a nuestra conciencia del encima y del debajo, del hacia arriba y del hacia
bajo en el espacio. Sin embargo, para la mente adiestrada en el estudio de Euclides todo esto es
una cuestión sin importancia. Para ella, el espacio no tiene dirección. Para ella, todas las direc-
ciones tienen la misma importancia y no tiene preferencia por ninguna.
Pero el espacio concebido fisiológicamente no puede tener esa neutralidad. Cuenta con "pro-
piedades vectoriales" naturales, como diría un matemático. Sin ellas, ni siquiera podría entrar en
la existencia sensorial."
A veces, en las mañanas de verano, habiendo tomado mi baño habitual, me siento en la soleada
puerta desde el amanecer al mediodía, sumido en un sueño, entre los pinos y los nogales y los
zumaques, en una plácida quietud y soledad, mientras los pájaros cantan alrededor o revolotean
sin ruido por la casa, hasta que por el sol que cae por la ventana oeste, o por el ruido del carrua-
je de un viajero en la lejana carretera, soy consciente del paso del tiempo."
En nuestros primeros años pasamos mucho tiempo en el suelo, perplejos y curiosos. Cuando yo
tenía de 2 a 3 años, a menudo estaba sentado sobre el piso del apartamento de mis padres, estu-
diando las fibras levantadas y astillada de la madera vieja y las duelas torcidas. Me gustaba escar-
bar con los dedos esta sustancia compacta que llenaba los intersticios de las duelas. [...] Por muy
raro que parezca, mis primeras impresiones de la arquitectura fueron principalmente gustativas.
Pasaba la lengua por el papel tapiz junto a mi almohada y por los objetos de latón pulido que con-
tenía mi armario de juguetes. Allí debió de nacer mi preferencia inconsciente por las superficies
perfectamente lisas que resistieran la prueba de la lengua, el más riguroso de los exámenes tácti-
les, y por los pisos más elásticos y de juntas menos marcadas. Recuerdo que, desnudo o con la
poca vestidura que llevaba, podía sentir con desagrado las superficies sobre las que me arrastraba
o me sentaba.'^
En este momento Neutra propone su gusto por los suelos continuos como resulta-
do de un percepción primera que adquiere un cierto carácter mítico. El tacto nos
conecta con el tiempo, con el tiempo pasado y con la tradición que se manifiesta
en las generaciones que han tocado el mismo suelo, la misma manija de una puer-
ta. Este tacto de los materiales está también muy relacionado con su acabado y con
su detalle, con las formas de unión de los distintos materiales y con la relación que
El interior de las pequeñas escuelas, con su calentador de hierro colado que ardía en un cuarto
sin ventilación, y los salones de clase de su sucesor, el cajón monumental de ladrillo de los distri-
tos metropolitanos, con sus pizarras enmarcadas en madera y sus pisos aceitados y encerados,
todo tenía un olor agrio particular. Generaciones de niños y niñas conocen hasta la saciedad el
olor del salón de clase, que impregnaba el carril de madera que contenía las tizas y la esponja
húmeda, los armarios llenos de abrigos mojados por la lluvia y los paquetes de almuerzo oliendo
a emparedado de queso.
Los libros que se leían cerca de los anaqueles de la biblioteca retienen acentos olfativos que
permanecen asociados emocionalmente a aquellas primeras experiencias literarias. De hecho, los
Lo mismo notamos a través de este sentido la humedad relativa del aire contenido
en un espacio arquitectónico, su temperatura y su movimiento mediante los recep-
tores de la piel, que nos transmiten información que depende de la velocidad de
evaporación en su superficie. "Debemos recordar también que varias partes de
nuestro cuerpo tienen una sensibilidad diferente para las pérdidas de calor; las
plantas de los pies y la espalda, o la región dorsal, son más delicadas que, por ejem-
plo, el pecho o la cabeza. A su vez, la cabeza recibe la irradiación del calor de un
modo muy distinto que, digamos, la palma de la mano. Cualquiera que haya toma-
do el sol en la playa debe de haberse dado cuenta de ello, dolorosamente."^^
Esta insistencia en las cualidades de la superficie de los materiales también se
hallaba presente en el curso preliminar de Moholy-Nagy en la Bauhaus en Dessau,
en sus ejercicios para la instrucción táctil y óptica de los sentidos, y pasaría en par-
te a su sucesor Josef Albers, aunque desde un punto de vista más material.
COLOR
"III. 72. Los conceptos de color tienen que tratarse como los de sensación."^'
Variaciones en la textura, en el brillo de las superficies, entre colores y superfi-
cies opacos y transparentes interfieren en nuestra percepción del color, intensifican
el impacto que produce en nuestro modo de observar, sobre todo el modo en que la
luz coloreada incide en la percepción del espacio: "Nuestra recepción del color está
directamente relacionada con nuestra experiencia de la luz. [...] Estos [nuestros ojos]
'leen' el mundo, incluyendo su coloración y sombra. Procesan alrededor de dos mil
sombras, y cinco millones de gradaciones de ellas. Mientras que esta paleta de inten-
sidades y brillo, como algunos colores, tiene un efecto vivificador en nosotros, otros
pueden inducir a la depresión y la tristeza. "^+ En Neutra, el interés por el color, que
no parece a primera vista muy manifiesto, se hace presente a través de la luz y de la
transparencia y no por su empleo directo a la manera de Barragán o la más diseña-
da de la casa Eames. Quizás encontramos una excepción, probablemente debido a
ser una profesora de arte la propietaria, en la casa Perkins, donde aparecen al menos
tres puntos en que se aplica un color intenso de forma extrínseca: las puertas exte-
riores de dormitorio y almacén de herramientas, como vimos lacadas rojo y amari-
llo y en los peldaños de la escalera de acceso donde aparece un bermellón.
Básicamente el color depende de la luz, es su derivado. Por una parte el empleo
de focos coloreados, tanto en los espacios de jardín exteriores como en espacios
más intermedios e incluso al interior ofrece un patrón de color cambiante. Por otra
la presencia de la luz exterior y del color de lo que nos rodea, del intenso azul del
cielo, el tierra del desierto, los infinitos tonos de verde de los árboles y la vegeta-
ción: los colores naturales en su propia esencia sólo que intensificados por la ade-
cuada presencia de la arquitectura. Y esto se aprecia muy bien en las fotografías en
color, y ha quedado algo enmascarado por la habitual reproducción de las antiguas
tomas en blanco y negro. Si no aparecen los colores extremos que conoció en su
viajes por México o en la casa de Diego Ribera y Frida Kahlo, es sin embargo la
luz, inevitablemente coloreada la que proporciona el color de modo directo y sobre
todo variado, cambiante:
En último lugar, pero muy relacionado con los aspectos de la cita anterior, las tex-
turas de los materiales se conciben también como sistemas de reflejar no sólo los
cambios de luz sino muy especialmente, como fenómeno asociado o como "mos-
trar" los del color. Luego el brillo de los elementos metálicos, el glossy de la pin-
tura de aluminio de la madera, los diferentes tonos de rojo del ladrillo, del más bas-
to de los muros al oscuro de pavimentos y caminos o el más naranja de las chime-
neas, los grises y cremas de los adoquines de hormigón, sobre todo el color rojo
intenso de la madera roja de secuoya, la redwood junto al estuco blanco y al no
color del vidrio crean un entorno de microvariaciones que buscan ante todo acre-
centar las sensaciones de movilidad y amplitud, produciendo un espacio rico y
variado aun en dimensiones decididamente limitadas. Incluso cuando el fondo es
totalmente blanco, como en sus primeras obras, aparece el color, que se refleja en
las superficies como en la casa Lovell el gris azulado de un día nublado o el verde
y rosa intenso de la vegetación. Es más problemático el plateado brillante, el tono
metálico de las casas Beard o Von Sternberg pues como apunta Wittgenstein (cam-
biemos oro por plata): "Hablamos del 'color oro' y no queremos decir amarillo.
'Color oro' es la propiedad de una superficie que brilla o centellea"^' y por tanto
estamos más en la esfera del tacto que del color.
Pero también es determinante el color del exterior, que lo envuelve todo, que
aporta vivencias, se introduce vibrantemente y afecta nuestros estímulos:
Cuando llega el otoño, el paisaje natural cambia sorprendentemente de color, o palidece, puesto
que la clorofila se descompone con más rapidez que el resto de los pigmentos vegetales. Cada año,
la capa de nieve hace resaltar las pocas manchas de color o de oscuridad que han quedado en el
paisaje que se extiende ante la ventana. Esta roca o aquel granero rojo se distinguen de modo muy
diferente que sólo hace dos días, antes de empezar a nevar, o hace dos meses, cuando los álamos
aún ostentaban aquel brillante color amarillo. Es y no es el mismo paisaje; aquí no cabe la pala-
bra semejanza."
E incluso en días sucesivos, un frío mediodía, de aire claro y puro, en el que los
sonidos retumban con absoluta precisión en la lejanía, no tiene nada que ver con
el día siguiente, ligeramente nublado y húmedo, donde el mismo color parece gris,
amortiguado. Al atardecer, el rojo será aún más intenso, un naranja agudo que
pasará a bermellón y se irá lentamente oscureciendo, hacia un marrón dorado, lue-
go pardo violáceo. La iluminación y por tanto el color en la naturaleza es constan-
temente cambiante, y eso nos hace conscientes del paso del tiempo: "El cielo en el
poniente, por ejemplo, puede ser azul oscuro con nubes blancas a las diez de la
FIGURA Y ESPACIO
Referirnos ahora al mecanismo que establece la relación tradicional de oposición
entre fondo y figura es comprobar el modo en que queda subvertido en la arqui-
tectura de Neutra. No estamos ante dos fenómenos opuestos que se significan por
su oposición, nos encontramos ante un plano continuo que se cualifica con moro-
sidad, un plano que nos trae a la cabeza la forma en que Kafka sutilmente intro-
duce las variaciones necesarias en sus relatos para convertir, sin apenas darnos
cuenta, la narración de una anécdota banal en una pesadilla inescapable (una
atmósfera que también se encuentra en las narraciones de Robert Walser). Se hace
difícil precisar en qué punto se produce la fusión entre los motivos; quizás es mejor
decir la identificación entre el espacio que conforma el tapiz continuo y el espacio
específico que se ha cualificado pero que no es ya un objeto, una forma sobre un
fondo. La alfombra espacial se desenrolla, se despliega para fundir las cosas, los
objetos. Material, color, espacio, reflejo... ese momento liminal donde las cosas
comienzan a perder su definición, a difuminarse sus límites, hacerse borrosos de
modo que no es que se fundan con un fondo que los absorba, sino que determinan
una entidad nueva, como un continuo en la percepción, donde no podemos con
certeza diseccionar a través de experiencias diferenciadas (ya decimos, color, luz,
material) una individualidad, sino que el carácter de fenómeno, de internalidad de
la percepción nos hace comprender una globalidad.
Nuestras percepciones inmediata, cercana, lejana se funden en un continuo, no
se encuentran disgregadas puesto que los diversos sentidos se mezclan y superpo-
nen. Desde la mesa en la que estamos por ejemplo escribiendo, vemos a través de
la ventana hasta una distante colina y a la vez somos conscientes de la cercana vege-
tación:
El propietario es deleitado con su mesa privada, así dispuesta para ofrecerle placer. La mesa no
se apoya en nada más que una puerta de vidrio (o lo abierto cuando la puerta está retirada) entre
ella y una secuencia de peñas, vegetación y las montañas.^'
También por ejemplo cuando el brillo del material pulido que tenemos a nuestros
pies se funde con el brillo del agua del estanque que tenemos en primer plano y se
prolonga hasta el lejano reflejo del lago en la lejanía, como hemos visto en la casa
Singleton. Nuestra experiencia global es completa, particular pero a la vez cons-
ciente de la unidad superior, de la creación del espacio arquitectónico.
Otra secuencia. Esta vez de una película de Akira Kurosawa: Los siete samurais. Se ve un pueblo
medieval japonés. Una lucha entre samurais a caballo y otros a pie. Está lloviendo intensamente
y todo está lleno de barro. Los samurais, vestidos a la japonesa, se han remangado los pantalones,
No muy lejos encontramos la casa de Lone Pyne, ese pequeño fragmento sumergi-
do por los reflejos, brillando entre el continuo de las rocas y montañas y el tiem-
po.
DURACIÓN
La apreciación del tiempo en términos de un reloj significa basarlo en un mecanismo hecho por
el hombre. El tiempo también puede expresarse y medirse de modo natural por la desintegración
atómica, como la radioactividad o la erosión de las rocas durante millones de años debido a la
persistente acción del agua. Estos procesos pueden llamarse extraorgánicos. Pero el crecimiento,
el envejecimiento, el cansancio y la recuperación son los relojes fisiológicos con que realmente
medimos el tiempo y podemos sentirlo interiormente. Por nuestra propia evidencia interior este
concepto del tiempo es verdaderamente inseparable de la vida en todas sus fases."
Con el término duración nos referimos al tiempo real, al tiempo que sentimos, pro-
ducto de la intuición, contrapuesto al tiempo medido, el tiempo marcado por un
metrónomo, matematizado y en gran medida intemporal de la máquina y la tecno-
logía. Frente a un tiempo medido, un tiempo estimado."
Podemos remontarnos al concepto de duración que fue formulado inicialmente
por el filósofo francés Henry Bergson a principios de siglo. Dice Bergson que la
función de la ciencia positiva ha sido enmascarar la duración y "escamotear los
efectos del tiempo ... para comodidad de la acción." Se trata ahora de volver a
hallar "la duración interior, enteramente pura."» El problema durante siglos ha
consistido para Bergson en la intelectualización del tiempo en espacio, la conver-
sión a través de las matemáticas del tiempo en un "medio indefinido y homogéneo"
entendido como "el fantasma del espacio que obsesiona a la conciencia reflexiva."
Porque ese fantasma se ha alojado en la idea de un tiempo mensurable -"la medi-
da del tiempo nunca se refiere a la duración como tal duración"- puesto que medir
el tiempo es contar simultaneidades, mientras que el tiempo real se escapa entre las
simultaneidades medidas. Frente a este tiempo matemático, y que para Bergson ha
contaminado también a la física contemporánea (incluyendo la relatividad restrin-
gida einsteniana) se ha de retomar un tiempo humano, que no disocie realidad y
signo. Explica Neutra que:
No es posible considerar el tiempo como una tabla aritmética de fechas, ni la experiencia espacial
como una seca abstracción geométrica. El tiempo, el espacio, sus intervalos y sus distancias, se
miden de distinto modo si los interpretamos prescindiendo del calendario o del uso de metros y
Estos dos fragmentos del Poema a la duración de Peter Handke indican con preci-
sión los caracteres que la duración ha de tener, muestran esa ligazón nueva entre el
tiempo y el espacio sobre el que se asienta, como si se condensara el espacio y su
propia descripción resultase ya superflua, como si las cosas mismas crearan su tiem-
están medidos por el individuo, que con su naturaleza interior actúa en ellos a cada
instante de la vida. El agrimensor con sus artefactos de medición aparece un poco
antes de que el propio y abstracto Euclides se pasee sobre la Tierra; el reloj de pul-
sera que consulta es un artefacto más reciente que su estómago, que le anuncia la
hora de almorzar.""
EL AGUA
En el contexto en que estamos hablando, el agua puede ser considerada como una
lente, una lente que magnifica los efectos de la experiencia, de la percepción (Ste-
ven Holl). A la vez se nos presenta como un vacío, como un espejo, como un fotó-
metro medidor de la luz, como un registro -perecedero- del paso de las nubes en
el cielo, de la intensidad del viento, del tiempo atmosférico cuando miramos un
estanque para ver si las gotas de lluvia, si la brisa ondula su superficie. El agua pue-
de ser un catálogo en que quedan impresos el reflejo vibrante de un sol intenso, la
quietud que manifiesta por ejemplo el pequeño pilón que Barragán sitúa en su con-
vento para las Carmelitas en Ciudad de México y que hace que el contorno refle-
jado de las flores que en él flotan adquiera una cualidad de pureza superior, la luna
que se refleja en las claras noches del desierto (Katsura de nuevo), las primeras
gotas de lluvia que al repicar nos avisan de la tormenta antes incluso de que vea-
mos caer el agua, el intenso frío puede helar su superficie; se explica Thoreau: "Un
campo de agua traiciona el espíritu que reside en el aire. Recibe continuamente
La fachada este de la planta superior y el estanque con agua antepuesto unen sus reflejos pai-
sajísticos con los del lejano lago. [...] Saltando por encima de la superficie de agua del balcón del
este y de la piscina inferior, la mirada se desliza desde el dormitorio principal hasta el paisaje alpi-
no, que evoluciona con la dinámica de las épocas del año, así como con las horas del día, unas
veces marcada, otras sutilmente [...] También en medio del frío paisaje invernal se enlaza el agua
de la terraza con el gran lago del valle, desde el cual asciende la cordillera hacia las vaporosas altu-
ras.t"
Por último el agua tiene un papel importante por su relación con la luz y con el color
relacionado que queremos reafirmar. Hemos hablado en algún aspecto de ello, y
hablaremos más adelante en este mismo capítulo. El agua puede reflejar la luz y pue-
de ser un perfecto espejo, puede refractarla; la luz atraviesa el agua, puede ser trans-
parente o traslúcida, coloreada o no, pero siempre interviene en ella. Esto nos influ-
ye en nuestras percepciones, incrementando nuestra capacidad de aprehensión. Al
introducirnos en la atmósfera que rodea al río y el remanso en Walden, Thoreau se
detiene en la minuciosa descripción de las coloraciones y cualidades de su superfi-
cie, y nos resulta especialmente cercano, por ejemplo en este fragmento:
He visto nuestro río cuando, el paisaje cubierto por la nieve, el agua y el hielo eran verdes, tan
verdes como la hierba. Algunos consideran el azul como "el color del agua, líquida o sólida."
EL SONIDO
ARCHITECTURE is ILLUMINATED NOT ONLY BY LiGHT but by sound as well; in fact it is brought into
relief for us THROUGH ALL OUR SENSES.-*^
En Otra analogía, la música se construye de sonidos, que son sus materiales con-
cretos, los objetos sonoros. Si en el espacio hemos valorado el vacío, es también
necesario valorar el silencio. "Una valoración positiva del silencio, entendido no
como negación, sino como identidad de igual peso que el sonido" dice Lloreng Bar-
ber sobre Antón Webern. La necesidad de un silencio sonoro se relaciona asimismo
con las investigaciones de Schaeffer en torno a la música concreta.*^
El sonido por tanto entendido, al igual que la sombra (y la luz) como un mate-
rial en sí mismo, previo a su organización narrativa. Si la música adquiere materia-
lidad en el sonido, la arquitectura lo hace en la luz y el espacio. El sonido puede
ser pues un objeto, podemos referirnos a objetos sonoros entre los que incluiremos
Tras cuarenta años de escribir fiction, tras haber explorado distintos caminos y hecho experi-
mentas diversos, ha llegado el momento de buscar una definición general para mi trabajo; pro-
pongo ésta: mi operación ha consistido las más de las veces en sustraer peso; he tratado de qui-
tar peso a las figuras humanas, a los cuerpos celestes, a las ciudades; he tratado sobre todo de qui-
tar peso a la estructura del relato y al lenguaje,
ítalo CALVINO-»*
Los japoneses transforman constantemente el espacio interior de sus casas y lo consiguen median-
te un simple juego de biombos que subdividen la totalidad de la vivienda en espacios más
pequeños.
Los biombos se recubren periódicamente con telas de seda diferentes, de forma que hasta la
más pequeña de las habitaciones puede ofrecer cada vez un aspecto nuevo.
En las casas de la arquitectura de cristal se podría obtener algo parecido, utilizando paredes
móviles o deslizantes hechas de cristal.
Si también se introdujera en los parques la utilización de estas paredes móviles -que natural-
mente no tienen por qué ser del todo verticales- se conseguirían las perspectivas más sorpren-
dentes. Asimismo, una arquitectura ligera y de mayor altura hecha a base de biombos, podría
dotar al parque de nuevos valores arquitectónicos.
Nuevos valores que podrían estar siempre en constante transformación.'^
V.ÍCtl Í..Í
LA T I E N D A NÓMADA...
Casa nómada o mejor Tienda es una componente de las casas de Neutra. Dos pres-
taciones necesarias, ofrecer refugio, protección y permitir, favorecer la movilidad.
Entre esos dos polos ha de moverse la arquitectura de la tienda, una arquitectura
fundamentalmente compacta. Ligera y transportable, a la vez resistente. Porque la
definición de lo nómada, ambigua, nos habla de un espacio continuo de movi-
miento (ligero), un espacio liso,'^ de definición topológica extensa en el que el
hombre vaga a la intemperie. El hombre nómada se encuentra ante un espacio
abierto, no cerrado ni delimitado, indefinido, un espacio isótropo en el que todas
las direcciones parecen equivalentes (no lo son), en el que la profundidad parece
abolida. El nómada se sitúa en un territorio cuya extensión es, como en el desier-
to borgiano, laberíntica. Y en este terreno, la tienda funciona como un punto fijo,
como un lugar de referencia, un axis mundi. La tienda se enlaza con el cuerpo
como su vestido, y es, crea, el espacio al que retirarse, aquel en que protegerse, ais-
larse, luego territorializarse (el mundo alrededor mío). Es un punto móvil pero a
la vez que no se mueve: o se mueve conmigo. Parece evidente que las característi-
cas físicas de esta construcción han de derivarse de estas cualidades, en cierta medi-
da han de ser su encarnación en materia-plástica.
Hablamos de arquitectura nómada en Neutra como de la actividad de dotar de
cualidades humanas al espacio, de acotar un terreno en lo abierto, de convertir
mediante las operaciones imprescindibles un punto genérico e indeterminado en un
lugar donde habitar, añadir una tercera coordenada al espacio superficial que con-
trole el grado de habitación -el personaje de Dersu Uzalá en la película de Akira
Kurosawa construye ante la inminencia de la ventisca un refugio de cañas, un míni-
mo donde resistir en unas secuencias de tenso montaje, trabajo ante el que naufra-
ga su contrafigura el Capitán del ejército, la razón militar frente al instinto nóma-
da. Esencialmente de proveer de un cierto carácter sagrado mediante la interven-
ción: diseñar un artefacto que sea capaz de contener significados, que él mismo sea
portador de significado, representando las cualidades humanas que ha de poner de
relieve en su propia constitución. Más allá de las condiciones geográficas, del pai-
saje o lugar escogido en tanto que geografía, la intervención, la casa-tienda ha de
ser capaz de definir una matriz de espacio, de generar un espacio tanto interior
como sobre todo exterior en comunión con el ciclo natural. Si en algún sentido las
casas de Neutra son tiendas nómadas éste es en el de construir un espacio a la medi-
da exacta del hombre. Un espacio que incorpora (en el cuerpo), que encarna una
Cuando en 1925 encomendé al editor mi libro Cómo construye América, coloqué una brillante y
bella imagen de mi amigo, el fotógrafo Edward Weston, como ilustración inicial. Representa ésta
el sugestivo pabellón del típico circo ambulante americano, que es tan significativo para este con-
tinente como la tienda "tepee" de los indios nómadas que vagaban en pos de los rebaños de búfa-
los, cual ávidos cazadores. Pues los seres humanos, en mucha mayor medida que cualquier otro
animal con menor agobio cerebral y menos favorecido por las cualidades intelectivas, fueron infa-
tigables desde sieinpre, incluso "innecesariamente," siendo censurados frecuentemente con movi-
mientos de cabeza por prójimos más conservadores. [...] El nómada se acomoda a toda clase de
asentamientos imaginables, tanto en la superficie exterior, como en las más hondas profundida-
des donde resulte posible la actividad orgánica. El profesor Freud, al que conocí siendo yo todavía
muy joven y amigo de sus hijos, dentro de su propio y notable círculo familiar, descubrió sin pene-
trar demasiado en el medio ambiente físico, la "desazón de la cultura." La cultura aparece fre-
cuentemente como un patio completamente amurallado para presos, y Karl Lorenz, el agudo
observador y psicólogo de los animales, cita en estos la existencia de un "reflejo de evasión." Sería
interesante conversar con él, como arquitecto, acerca de este tema. Ningún organismo puede ser
recluido, bloqueado en sí mismo o aislado del dinamismo externo de la naturaleza excepto duran-
te algunos cortos periodos de regeneración. Es él mismo el que puede o debe descorrer el telón
frente al panorama mundial."
...Y EL REFUGIO
La casa ha de ser, sin embargo y al igual que la tienda, también refugio. Frente a lo
extenso del nómada primitivo y del nómada mediático. Puesto que el refugio es
fijo, está asentado, es permanente, puede ser más abierto que la tienda, mirar a
Existe una satisfacción natural en el sentirse sin trabas visuales y libre para la acción, en libertad,
sin barras o confines. Es posible que una persona mire por los grandes ventanales de una estan-
cia, que le permitan contemplar sin obstrucción el panorama, y que cada vez que lo haga sienta
como si respirara descanso, satisfacción y alivio. Una barra de división, un poste estructural o un
pilar grueso que interrumpan esta amplia abertura opacarán su reacción y entrarán en conflicto
con ella. Estorbarán su deseo apasionado de libertad; le recordaran una jaula.
De otra parte, se han comentado los instrumentos que emplea Neutra para conse-
guir una protección psicológica del exterior mediante el empleo de la luz y los pro-
fundos aleros y no mediante gruesos muros. Desde esta perspectiva, las operacio-
nes de Neutra se van a dirigir sobre todo, y en una perceptible evolución, hacia la
máxima libertad y la menor posible interferencia del cerramiento, de lo pesado y
obstructor. La forma de hacerlo, de construir el refugio, es bastante delicada y
moderna, leve dijéramos puesto que esta característica es la que permite a la visión
lejana desplegarse, y también difusa en tanto que, como sabemos, se basa en lo
inmaterial (luz, imagen). Si por ejemplo Wright solía utilizar sistemas materiales,
Todas estas consideraciones anteriores sobre la levedad parecen quedar para Cal-
vino de alguna manera condensadas en el mito de Perseo, vencedor de la horrible
Gorgona: "Para cortar la cabeza de la medusa sin quedar petrificado, Perseo se
apoya en lo más leve que existe: los vientos y las nubes, y dirige la mirada hacia
lo que únicamente puede revelársele en una visión indirecta, en una imagen cau-
tiva en un espejo."^^ Quizás para nosotros también. Neutra es desde luego capaz
de vencer a cualquier monstruo perdido entre los infinitos y milagrosos reflejos en
que se envuelven sus ligeras construcciones ayudado por los volátiles vientos y
nubes.
III. 150. La transparencia y el reflejo existen sólo en la dimensión de la profundidad de una ima-
gen visual.*'
"Espacio, transparencia, reflexión" es el rótulo con que Neutra titula una de las
secciones de su libro La naturaleza y la vivienda, aquella dedicada a presentar su
Instituto en la renovada casa VDL. Breves textos acompañan a fotografías de la casa,
que hacen hincapié en el carácter de transparencia y reflejos que inundan el lugar,
en su abierta relación con el lago cercano y en su carácter ilusorio. Pero transpa-
rencia y reflexión pueden tener además otro significado, aquel que se refiere a la
reflexión como pensamiento," del cual la transparencia, la inteligibilidad sería un
atributo, y aquel otro que nos habla de una limpieza moral, de la transparencia
como concepto de adecuación (un concepto muy cercano a Walter Benjamín). Las
casas y el pensamiento de Neutra serán transparentes en la medida que son since-
ros, que se revelan a sí mismos en su construcción.
LUZ: MATERIA
Tenemos en primer lugar que considerar la luz, la luz como material que define y
limita espacios y formas por sí misma y la luz como creadora de imágenes al sufrir
fenómenos de reflexión sobre superficies de vidrio y de sombra sobre superficies
opacas. Es decir, tenemos presentes las distintas formas de responder a la luz que
se manifiestan en la arquitectura y en el material, relacionadas evidentemente con
el paso del tiempo. Porque no queremos hablar del juego sabio, correcto y magní-
fico de los volúmenes bajo la luz, es decir de una luz escultórica que descubre pro-
porciones y formas, sino que queremos hablar de la luz en cuanto creadora de imá-
genes y de lugares (profundos o densos, no sólo visuales). La luz es capaz de crear
el espacio fundamentalmente mediante la forma en que se produce la respuesta,
activa, a ella. Puede hacerlo iluminando una porción del mismo en la noche. Pue-
de hacerlo atravesando los límites materiales (el vidrio) que se interponen en su
camino, dejando a modo de reliquias imágenes en su superficie, desgastándose sólo
levemente. Puede hacerlo mediante la sombra, en lucha con su desaparición. Uni-
da al tiempo, establece un espacio dinámico.
La luz es físicamente un fenómeno complejo, a la vez formado de materia y
energía, de fotones. La luz visible está formada por aquellos fotones de moderada
energía, para recibir los cuales nuestra retina está creada. En términos sencillos, se
constituye como un medio continuo que podemos suponer lineal, y cuya interac-
ción con diversos tipos de medios u objetos produce efectos distintos (muy com-
plejos en algunos casos como en el fenómeno de la difracción). Así, al cruzarse con
un cuerpo opaco, es incapaz de transmitirse en ese medio, luego aparecen "huecos
en la luz": la sombra.'^ Al atravesar un vidrio o el agua, es decir, medios transpa-
rentes, se producen otro tipo de fenómenos, como la refracción. Al incidir sobre
determinadas superficies, la luz reflejada en vez de sufrir una dispersión mantiene
su flujo de dirección constante: estamos ante un espejo. La interacción del flujo
luminoso con distintos tipos de superficies crea los distintos tipos de imágenes a
que nos hemos referido. Un análisis pormenorizado del proceso físico que se desa-
rrolla queda fuera de nuestros límites en este trabajo, no obstante queríamos hacer
presente este carácter material y a la vez energético de la luz (la dualidad
onda-corpúsculo de la física).
En primer lugar, decimos, la luz puede ser considerada un material más, tanto
la luz artificial como la luz natural, que limita y explica la parte de espacio que ilu-
mina. Consideremos la luz artificial, la luz eléctrica (y de gas) moderna como ante-
cedente del interés de Neutra. Una luz que puede adquirir en este sentido una masa
corpórea y coloreada que le permita construir espacios antes que imágenes, y que
estará relacionada básicamente con la noche, con la espacialidad nocturna y con los
sueños. Su consideración plástica es una aportación típicamente moderna, muy
relacionada con la ciudad, la gran metrópoli con sus rótulos luminosos, y también
con el cine. Será esta una investigación importante en los años veinte en Alemania,
fundamentalmente en Berlín, con el desarrollo de los lichtreklame,^^ los anuncios
luminosos de los que la ciudad se pobló en ios años de la posguerra; obviamente
también en Nueva York, lugares que Neutra conoció y admiró.
Es un tema este de la ciudad nocturna que trasciende el ámbito de la arquitec-
tura, para integrarse de modo más amplio en la reflexión cultural del momento y
que de esta manera entraba en el espíritu del joven Neutra. Así por ejemplo encon-
tramos retratados aspectos en el Berlín Alexanderplatz de Alfred Dóblin o en los
cuentos de Bruno Schulz, por ejemplo: "Bajo las farolas los transeúntes se detenían,
de dos en dos, de tres en tres, en el círculo luminoso, que creaba una fugaz ilusión,
de una habitación iluminada con una lámpara de mesa."*' De la misma manera los
artistas plásticos, y así Moholy-Nagy, se entusiasman con las posibilidades del jue-
go nocturno de la luz. Escribe en su Yon Material zu Architektur: "La vida noctur-
na de una gran ciudad no puede concebirse ya sin el variado despliegue de letreros
luminosos, ni el tránsito aéreo nocturno sin las luces guía en las rutas. Los reflec-
tores y los tubos de neón de los carteles de publicidad, las luces titilantes de los
escaparates de las tiendas, las lamparillas eléctricas de colores alternados, las
anchas fajas de los boletines noticiosos luminosos, etcétera, todos estos son ele-
LUZ: IMAGEN
Como ya hemos dicho, nuestra segunda apreciación, complementaria, se dirige
ahora a esa luz creadora de imágenes. Si la luz como material está desde luego pre-
sente en la arquitectura de Neutra, y como hemos repasado una serie de antece-
dentes se encuentran en sus ideas, la aportación más intrigante nos parece sin
embargo ésta otra, la que nos lleva a una arquitectura que se desmaterializa o se
hace invisible, que juega con el tiempo y los sentidos en un juego de ambigüedad
fenomenológica. Esto es, mediante el reflejo y transparencia de la luz sobre super-
ficies de vidrio o pulidas o de espejo, o mediante la creación de sombras como for-
Algo semejante puede decirse del nuevo uso de la luz artificial y natural. Por ejemplo: una casa
blanca con grandes ventanales de vidrio, rodeada de árboles, se hace casi transparente al ilumi-
narla el sol. Los muros blancos actúan como pantallas de proyección en las cuales las sombras
multiplican a los árboles, y los vidrios de las ventanas actúan como espejos, reflejándolos. El resul-
tado es una perfecta transparencia; la casa se convierte en parte de la naturaleza.''
Expliquemos qué es una imagen para nuestros fines, y tengamos en cuenta que las
imágenes se crean a partir de la luz, hagamos presente ante nuestros ojos la ilusión
de una linterna mágica que proyecta sus figuras vibrantes en la pared a la oscuri-
dad de la noche. Para ello, miremos la entrada IMAGEN en el diccionario de la
RALE.79 De las varias definiciones nos interesa en primer lugar la que dice que es una
"representación viva y eficaz de una intuición o visión poética por medio del len-
guaje;" también, claro, la definición física: "Reproducción de la figura de un obje-
to por la combinación de los rayos de la luz." Ambas resultan en cierta medida
complementarias, pues las casas de Neutra son una eficaz máquina de representar
viva y precisamente visiones poéticas de la naturaleza (aunque el lenguaje ahora sea
el arquitectónico); y el medio como lo logran es combinando los rayos de luz sobre
LA PIEL
Una superficie que, necesariamente, relacionamos con una epidermis: una piel que
envuelve el objeto arquitectónico y que le dota de la capacidad de apropiarse, de
captar imágenes, también de integrase por reflexión-desaparición en el lugar. Hay
algo más que ahora nos atrae. Y ese algo tiene que ver con el material con que se
construye esa piel, piel que como en el caso de una persona nos va a proporcionar
los detalles necesarios para su identificación, piel que es capaz de dilatarse y espe-
sarse para englobar operaciones variadas, procesos de intercambio al igual que la
membrana de una célula. Intercambios tanto materiales como de energía e infor-
mación.
Esta piel puede ser opaca, brillante, traslúcida, transparente. Según sea, apare-
cerán imágenes o sólo diferentes juegos de luz. El espacio dependerá de ello. Es una
piel que aparece al tejerse, al hacerse por tanto, y que como la piel humana se esta-
blece como un límite de intercambio (material, energético, informativo). Volvien-
do a los orígenes de todo ello, tengamos presente que la palabra griega para piel
La piel no es una barrera, sino una membrana de transmisión para muchas operaciones y cambios.
El paisaje de la naturaleza se extiende desde la estrella radiante, a través de espacios infinitos, y
la atmósfera terrestre... a nuestros ojos y piel, y a través de esta íiltima, hasta nuestro ser orgáni-
co más recóndito. Hay continuas interacciones y cambios, pero la unidad de la tierra ondulada y
el paisaje no contradicen la subdivisión real y la geometría del agrimensor.'^
He hablado del universo. Lo que realmente quiero decir aquí es que hay un paisaje real que se
extiende desde las distancias más lejanas, desde la más alejada porción de la galaxia, hasta nuestra
proximidad más cercana, hasta nuestra piel, y que luego, a través de nuestra piel penetra en nues-
tro ser más íntimo. Toda esta escenografía interior y exterior pertenece al mismo paisaje. No exis-
ten barreras; no debemos creer en especial, que la piel sea meramente una barrera. En realidad, su
naturaleza es la peculiar de todas las membranas naturales que no son sólo una envoltura, sino un
plano o una superficie por la cual se absorben y se difunden continuamente energías y materia y
que se halla atravesada en ambas direcciones por una multiplicidad de fenómenos. Tal es el carác-
ter de todas las membranas y, en especial, el de nuestra piel. Los acontecimientos del exterior se
relacionan enseguida con los acontecimientos del interior. Por supuesto existe un gran intercambio
de índole gaseosa y fluida; pero fuera de ello, toda suerte de energías se transmiten continuamen-
te a través de la piel hacia el interior. Por consiguiente, se justifica el concepto de un gran paisaje
integral, y de ese paisaje se ocupan el arquitecto y el diseñador del ámbito circundante.*'
La radiación que proviene de arriba se contrarresta con la que viene de abajo: el suelo pulido de
terrazo al interior y al exterior, alrededor de la piscina, en los patios se convierte en un panel
radiante... Espejos de aluminio para el calor son insertados en las paredes y muros para proteger
el interior y ayudar a otros mecanismos de refrigeración... Porcelana blanca machacada y brillan-
te acristalamiento de mica forman la reflectante superficie exterior de estas cubiertas y muros.'*
REGISTRO / ESPEJO
Ahondando en esta búsqueda de lo inmaterial, se nos viene también rápidamen-
te a la mente el proceso de creación del Gran vidrio (Nueva York, 1915-23, 1931,
1936) de Marcel Duchamp, pues en él se muestran todas aquellas características
de que estamos hablando. Las oposiciones entre fragilidad y permanencia, la
transparencia junto a la opacidad, el espesor de la superficie del vidrio, que se
llena tanto con reflejos e imágenes como con la propia densidad de la pintura
empleada, la impronta de imagen en el grabado del vidrio, las capas de polvo que
revela la fotografía de Man Ray haciendo inventario del paso del tiempo (la "cría
de polvo"); la propia ambigüedad sobre la dirección desde la que debe de apre-
ciarse la obra, la no intencionada pero celebrada rotura de la superficie física que
nos habla aún más de la mutabilidad de todo lo que existe, la concepción del
infra-mince que regula toda la composición, la perfecta y exacta articulación de
cada paso a seguir, es decir la absoluta precisión de lo mostrado cuyo fin paradó-
jico es el de admitir todas las alternativas de cambio posibles etc. todo ello, en
definitiva, parece ajustarse con exactitud a la búsqueda de Neutra. Como es inte-
resante la apostilla de Kiesler: "Al dividir el vidrio en áreas de transparencia y no-
transparencia, un balance espacial es creado entre estabilidad y movilidad."" Las
imágenes que se transparentan, reflejan etc. toman consistencia real. Tienen
como función principal fundir la casa en el paisaje y desmaterializarla, hacerla
leve como hemos visto, hacer la casa transparente en el sentido de profundidad
que cita Wittgenstein. La casa tiene dos pieles digamos. Aquella hecha de vidrio
y estuco o madera, más o menos ligera pero material y aquella otra, quizás aun
más real, una segunda piel inmaterial que es la que conforman los juegos de imá-
genes, fijas algunas cambiantes otras, que se registran, se atraviesan, se perciben
y se desvanecen constantemente. Es quizás esa piel inmaterial la más atractiva.
Acertadamente escribe Neutra:
[EXCURSO FOTOGRÁFICO]
Entonces también queda ahora por dilucidar la cuestión de las fotografías. De la
importancia que, como medio de trabajo y de expresión poseen. En nuestro caso
es además interesante poder disponer de fotografías de las obras que podemos con-
siderar "autorizadas" -es decir tomadas por el propio Neutra o directamente super-
visadas por él.
El papel jugado por la fotografía en la arquitectura moderna ha sido, en su difu-
sión, capital, ya lo sabemos. No sólo como técnica netamente moderna, capaz de
soportar infinitos estados de experimentación, de creación sino en este caso como
posibilidad por parte del arquitecto de controlar la imagen final, la difusión de su
trabajo, al menos un fragmento de la imagen que quiere transmitir. Ello, que Le
Corbusier comprendió rápidamente en su (Euvre, lo tuvo también muy en cuenta
Richard Neutra. Y así, sobre todo en sus colaboraciones con el gran fotógrafo
Julius Shulman, su control sobre lo mostrado era absoluto, como explica en este
Las tomas en el ocaso desde el exterior hacia el interior iluminado del salón, dormitorio princi-
pal y habitación de invitados son especialmente apropiadas, también las tomas nocturnas, con el
fuego en la chimenea de la gloriette, y desde la cubierta hacia las zonas iluminadas de la piscina y
el jardín... [la casa] nunca era estática... No tomes fotografías mostrando la piscina a la misma
hora; con el centelleo o quietud del agua los reflejos varían, también lo hacen las nubes, y espe-
cialmente cambian los reflejos y sombras en las fascias metálicas. Estas deben de vigilarse y no
tomar fotografías donde las deficiencias de ejecución se aprecien claramente por el reflejo de la
luz. Estas fotografías no se hacen para mostrar los defectos del contratista... la precisión y clari-
dad en el diseño son sus intenciones."'
Cierto es que Neutra, si bien en muchos casos opta por la imagen pura, objetual de
su arquitectura, en otros muchos el interés que hace aparecer tras la exposición es
el de mostrar un uso, una función, el de poblar, cierto que con personajes en bue-
na medida ideales, muchas veces él mismo, de significado los espacios que propo-
ne. La fotografía como medio de infinitas sugestiones, la fotografía no como inten-
to de canonizar una forma, un momento prístino inicial (y sin embargo, han cam-
biado tanto). De hecho una de las pasiones del arquitecto era visitar y fotografiar
sus casas, las casas realizadas a lo largo de tantos años, en sus múltiples variacio-
nes. La fotografía que sugiere mundos vacíos, vacuos, desocupados, acaso inmate-
riales... pero que también nos muestra o ha de mostrarnos cómo las personas la
habitan. Sin embargo la arquitectura existe, toma su propia existencia del uso ¿Es
entonces real la arquitectura que se muestra en una fotografía? Al igual que Hei-
degger apunta sobre la obra de arte, la existencia plena y real de la arquitectura no
se da con certeza hasta que el uso, la habitación produce un roce, un apenas con-
tacto que revela con plenitud no sólo el significado, también su propio acontecer.
Se crea cada vez, de nuevo, desde el inicio, y siempre de forma distinta. ¿Entonces?
Abundando en algunos aspectos más teóricos de la fotografía conviene recordar
la postura de Ortega, al respecto de Velázquez, por la analogía que hace con la pin-
tura. Ortega expone cómo el instante detenido es captado en su inmediatez por el
pintor. Paralelamente, en cierta medida la casa sólo existe en el instante en que la
hemos fotografiado, es decir, se nos presenta a la mirada como si en cada momen-
to estuviese siendo una fotografía. Es en el momento en que se hace real o mejor
se materializa. De otra manera pertenece a ese fluir de imágenes, de cambio conti-
nuo, de reflejos danzantes, infinitos. El objetivo último es fijar la temporalidad,
representar la duración. Dice Ortega:
... Las Meninas, un instante preciso... cualquiera en el estudio de un pintor. Es decir, que el tema
de Velázquez es siempre la instantaneidad de una escena. Nótese que si una escena es real se com-
Hemos de aludir también a esa distinción que hace Ortega al referirse al arte
moderno" en contraste al arte anterior, que incide en nuestra manera de mirarlo.
De modo que ahora, dice Ortega, lo que miramos es el propio plano, la propia
superficie del cuadro y no el motivo enmarcado. Al igual que cuando el vapor se
condensa en la superficie de una ventana, hemos tomado conciencia de la presen-
cia real de este plano intermedio en el mirar y ya no nos fijamos únicamente en lo
que se ve a través de la ventana, aunque "la mayoría de la gente es incapaz de aco-
modar su atención al vidrio y transparencia que es la obra de arte." El arte moder-
no se encontraba para Ortega en 1925 en el espacio intermedio y era necesaria una
reflexión y un conocimiento para su apreciación. Pero este mirar a la superficie
intermedia es precisamente lo que construye Neutra. La superficie que envuelve las
casas de Neutra nos proporciona la capacidad de disfrutar de esa transparencia, de
esa "acomodación a lo virtual y transparente que constituye la sensibilidad artísti-
ca, "i""
Si las imágenes que hemos presentado tiene un carácter ambiguo, en una presencia
que a la vez se desvanece, las que presentan los espejos reales tiene algo más de
consistencia. El espejo real no como una cualidad derivada del vidrio sino el espe-
jo perfecto, pulido, presente también en el agua. Neutra emplea diversos grados de
reflejo, desde el mínimo del vidrio antireflejos, pasando por vidrios normales y
semireflectantes, vidrios de espejo a través de los que aún se ve y espejos reales.
Centrémonos ahora en estos.
Por una parte, el agua como espejo. Sobre ello ya hemos incidido, sólo quere-
mos puntualizar las relaciones con los efectos similares que aparecen en el jardín
formal francés, en Versalles, en Vaux, en Chantilly, y observar su funcionamiento.
En estos jardines, el estanque de agua, cuando ésta está en calma (lo que es fre-
cuente) funciona como un espejo abstracto del cielo, y su función primordial es
marcar el horizonte, fijar el punto de fuga de la perspectiva perfecta construida
según la geometría de Descartes,'"' es decir, representar un orden absoluto (el
orden del Rey). El cuidado estudio de la perspectiva y la consideración del ángulo
de reflexión, hacen por otra parte que no sólo se pueda reflejar el cielo, sino que
desde determinados puntos de vista, se pueda reflejar también distintos objetos. De
esta forma por ejemplo en Vaux el cháteau queda reflejado en el canal transversal
ofreciendo una imagen desde luego sorprendente.'"^ En Neutra el fenómeno es el
Las cubiertas planas que Neutra aisla con frecuencia valiéndose del agua, creando reflejos acuáti-
cos de todo el escenario circundante y cautivando constantemente el ánimo con los cambiantes
estados del tiempo.'<>'
Porque para Neutra, "las terrazas del jardín suspendido bajo la pérgola proporcio-
nan una vista panorámica sobre el Silverlake, cuyas aguas, fundiéndose en cierta
manera psicológicamente con los reflejos acuáticos del primer plano, crean una
impresión de dilatada lontananza.""^ También para fines parecidos son empleados
los espejos en la serie de obras Desplazamientos especulares en el Yucatán de Robert
Smithson (1969), cuya realidad ahora se fragmenta en dos pasos, puesto que por
una parte el empleo de los espejos está referido a la captación de imágenes y por
otra las obras sólo existen en cada lugar en el mero momento de realizar la foto-
grafía que da cuenta de su presencia. Se trata a la vez de un registro exacto, que
fija la fotografía, de un momento concreto y preciso, y simultáneamente de un defi-
nitivamente inquietante instante que, en realidad, no existe. Una imagen reflejada,
en realidad, no tiene valor objetivo, no es algo sólido ni concreto, no tiene exten-
sión ni duración mas que la que proviene de su exterior. El espejo es un mecanis-
mo perverso, que puede sin apenas darnos cuentas, introducir una distorsión fun-
damental. Tanto desde un punto de vista conceptual (pues representa un engaño)
como desde uno pragmático, puesto que es sencillo construir espejos que deforman
la realidad de un modo apenas perceptible, induciéndonos a pensar no obstante
que lo que contemplamos es un reflejo exacto (y aquí entran en juego las conside-
raciones acerca de la copia) de lo real. A Neutra es cierto que lo que le gustaba era
esa condición ilusoria del espejo, como efecto físico de dilatación espacial y como
efecto ilusionista y teatral (incluso, en algún caso, esperpéntico y un algo histrió-
nico, como el propio personaje). Ver la propia imagen, pero no sólo esto, sino ver
todo un mundo al alcance de la mano cuya presencia es, sin embargo, esquiva. Esto
lo presenta perfectamente el trabajo de Smithson, está presente con claridad en las
fotografías elegidas de las casas de Neutra para sus publicaciones, y es en definiti-
va un desesperado intento de aprehender, de fijar el instante. La combinación de
espejo y fotografía es necesaria en Neutra pues conjuntamente crean el mecanismo
de captación, indirecto, del tiempo y del espacio como cambio y movimiento. La
superficie del espejo se convierte en la superficie del mundo, en un pequeño aleph
en miniatura, en un delicado centro del universo (del que vemos y del que sólo
intuimos). Y así, en un largo poema que surge como reflejo del famoso cuadro del
Parmigiano (1503-1540) Autoretrato en espejo convexo, reflexiona John Ashbery:
Lo que llamamos espacio se refiere a la concepción de los edificios que uno desee; el edificio
arquitectónico interpreta el espacio y conduce a hipótesis sobre su naturaleza de una manera muy
especial, pues es a la vez equilibrio de materiales en relación a la gravitación, un conjunto estáti-
co visible y, en cada uno de estos materiales, otro equilibrio molecular y mal conocido. Quien
compone un monumento se representa, al principio, la gravedad, y penetra enseguida en el oscu-
ro reino atómico. Tropieza con el problema de la estructura: saber qué combinaciones se deben
imaginar para cumplir las condiciones de resistencia, elasticidad, etc., que concurren en un espa-
cio dado.
Paul VALÉRY'
La etimología'* de la palabra nos remite al término griego tekton,' que se puede tra-
ducir por carpintero, constructor o artesano que trabaja con materiales duros, en
particular con la madera pero también con la piedra. Que a su vez está relaciona-
da con la palabra sánscrita taksan, referida al arte de la carpintería y el uso de la
escuadra. Si en una primera época el término aludía al artesano en general, poco a
poco se irá aplicando también en relación al concepto de hacer, como idea de poie-
5/5 y por tanto adquiriendo un sentido más complejo.* En general, el tekton traba-
ja con el hacha, y su producción consiste tanto en cortar o separa como en juntar
o unir, es decir fabrica mediante la unión, la articulación de piezas o partes.
En la Grecia arcaica, siguiendo con la raíz tek-, aparece un conjunto de palabras
relacionadas, que aclaran este sentido inicial. En primer lugar, como apunta tam-
bién Heidegger en El origen de la obra de arte para los griegos más que un térmi-
no que designase al artesano y al artista como aquellos que comparten una cierta
actividad manual (lo que es cierto), el término techne está referido al hacer dL^&Tt-
cer, dar nacimiento, luego más que a una habilidad práctica de un artesano nos
estamos refiriendo con este término a "una especie de saber. Saber significa haber
visto en el amplio sentido de ver, es decir, percibir lo presente en cuanto tal."^
Saber que tiene que ver en Heidegger con la desocultación del ente. Por tanto con
>íí^. / . -»^
- ^ ^ ^
tí>---
HI
<
^3mi
E3.
[1942—48]
En 1942, la casa Nesbitt aparece como el resultado de preocupaciones nuevas o al
menos como consecuencia de nuevas tendencias y podemos considerar que marca
un cambio sustancial en la arquitectura de Neutra aun dentro de su coherencia
general. Pues no sólo en la obra de Neutra, sino en la arquitectura moderna en
general, es un momento singular. Concebida como dos pabellones ligados por un
elemento lineal que funciona como porche, formado por un muro de ladrillo y una
pérgola de madera en voladizo, separando el ala de invitados o para alquiler y el
garaje por donde se produce el acceso de la casa propiamente dicha, plantea un lar-
go acceso, situación no muy habitual en Neutra, e introduce elementos (de estruc-
tura, de material) que hacen resulte iniciadora en muchos aspectos. Referidos al sis-
tema estructural, aparece ya un sistema mixto que emplea a la vez muros resisten-
tes según su sistema tradicional empleado hasta entonces, pero acabados en made-
ra board&batten y no estucados y pintados de blanco, lo que produce un efecto
visual totalmente distinto, y soportes exentos, en este caso de madera, que sopor-
tan vigas también de madera.
Aparece en este contexto por primera vez lo que se convertirá en uno de sus
recursos más utilizados posteriormente, el sacar a modo de arbotante -outrigger- o
pata de araña -spiderleg- totalmente al exterior de la casa un soporte que sostiene
una viga que se prolonga desde el interior, aunque de una forma aún algo torpe, en
tanto que no se entiende en clara continuidad con el resto de la estructura. La apa-
rición de este mecanismo, que no es en el fondo más que un pórtico cuyo apoyo se
ha extraído para que, situado al exterior, libere en principio espacio al interior,
resulta en unos efectos más allá de toda expectativa lógica.
La conclusión primera es que hace efectivo el deslinde del cerramiento y la fun-
ción resistente. Más allá de su efecto estético, su aparición determina la voluntad
de Neutra de adoptar un esquema estructural más flexible, que le permita estable-
ciendo un sistema de pórticos generar un espacio menos limitado y que pueda
extenderse, que sea susceptible de fluir y de dispersarse; si la esquina abierta de
Wright lo que enfatiza es la no existencia de la estructura, al contrario el efecto que
obtiene Neutra es el de hacer más visible la estructura, pues su situación fuera del
lugar teórico que habría de ocupar nos hace más conscientes de su presencia y nos
•s_l,'
dos por cortinas y lamas y otros artefactos mecánicos (puertas deslizantes o bascu-
lantes), que permitían el crecimiento y la facilidad en el cambio de usos, la máxi-
ma flexibilidad por tanto. Y traspasados por un interés muy claro en la adaptación
al clima subtropical cálido y húmedo, mediante el aprovechamiento de la ventila-
ción cruzada natural como en los diversos esquemas que propone se aprecia. Los
estudios de ventilación, del número necesario de recirculaciones del aire etc., se
hacen de la manera más detallada posible, y se aplican exhaustivamente junto a los
criterios psicofisiológicos derivados de la aplicación de su teoría biorrealista. El
empleo del espacio exterior se convierte en una obsesión, pues plenamente utiliza-
ble debido al clima, un alero permite su uso por ejemplo en las escuelas durante
todo el año siendo su coste prácticamente cero; es éste el momento clave en que
parecen sincronizarse los diferentes intereses de Neutra en una conjunción perfec-
ta. La estructura, que en muchos casos prescinde casi totalmente del cerramiento,
se muestra claramente en dos direcciones, como sistema portante y como elemen-
to creador, como dispositivo de creación de orden en el lugar y a su alrededor. Un
simple parapeto, o unas lamas de madera cierran muchos de los espacios, la estruc-
tura se extiende en todas direcciones creando unos lugares a la vez únicos y muy
relacionados con su propio exterior. Las formas particulares nos interesan menos,
pues aunque elaborados son esquemas a gran escala que tampoco permitían un refi-
namiento excesivo. Pero el concepto que subyace y la voluntad de explotarlo en su
obra siguiente es del mayor interés.
Simultáneamente como ya hemos referido, los proyectos para las CSH Alpha y
Omega le ocupan parte de su investigación en la línea de la casa Nesbitt, de modo
que se conjugan la investigación espacial acerca del cómo abrir totalmente la casa
a la naturaleza de la que tanto hemos hablado con el desarrollo de los procesos
tectónicos que le permitirán lograr esto de una manera radical. Tras estos estudios,
y en parte como consecuencia directa, casi a la vez se proyectan dos edificios
imprescindibles para entender la evolución en este periodo de los años cuarenta y
que muestran un grado de madurez variable. Dos pasos necesarios. Ambos son
curiosamente muy diferentes entre sí y a pesar de sus similitudes, no sólo o no tan-
to por sus esquemas compositivos como por convertirse en cierta medida en dos
prototipos distintos -estructurales según el caso que nos ocupa ahora mismo-, ini-
ciadores en conjunto del nuevo camino de investigación. Se trata de las casas Kauf-
mann (1946-7) y Tremaine (1947-8), sobre todo la Kaufmann muy publicitada, en
parte por tratarse de un proyecto encargado por el mismo cliente para el que
Wright ya había diseñado la Casa de la Cascada. La segunda,^'* unida a un clara
estructura en hormigón, apenas tendrá continuidad en el ámbito residencial en ese
estado puro,^' a pesar de ser loada por Sigfried Giedion con palabras como éstas
-que no dejan de mostrar el ego de Neutra-:
Las estrechas vigas puestas de canto, junto con las delgadas losas de cubierta que sostienen, con-
fieren a la casa Tremaine su volátil cualidad, mientras que sus anclajes en las profundidades de la
estructura transmiten un aire de sosiego. Neutra sostiene que la diferenciación de elementos
estructurales emergió muy pronto (1923) en su obra, pero aquí, en la casa Tremaine, la trascen-
dencia de la mera función a expresión psicológica se cumple en toda su integridad."
Pero era un paso necesario. Al menos para mostrar, como ya avanzamos, que Neutra
necesita de ese apoyo que le proporcionan los planos resistentes, pues esto le permi-
te destacar el valor independiente de los pilares y las jácenas cuando es menester.
Para los elementos definidores y cerramientos, se han usado sándwichs de una piel exterior, ade-
cuados a resistir y reaccionar con la atmósfera; al mismo tiempo un corazón estructural se ha cal-
culado para resistir los esfuerzos laterales de los terremotos y las tormentas, a pesar del hecho de
que debe de haber grandes aperturas para apreciar en intimidad este extraño paisaje. Los mate-
riales se usan según las actuales condiciones de mercado; la baja humedad del ambiente apenas
corroe los metales y preserva la madera. El vidrio tampoco es afectado, pero los pigmentos de la
pintura se decoloran con rapidez, y la radiación ablanda y destruye los materiales asfálticos.'»
[1952—1970]
La casa Moore, en el árido valle de Ojai, 1952 se convierte, cinco años después de
la tan aclamada casa Kaufmann en el producto de una estética mucho más hermé-
tica y en el resultado más depurado de una refinada posición personal. Una cierta
pérdida de interés en la industrialización, en los componentes meramente tecnoló-
gicos de la edificación se manifiesta cada vez de modo más claro en esta década; de
^HPfci
Nota final
Esto [la creencia en un diseño integral del paisaje] engendró mi larga inclinación a entretejer
estructura y terreno, a conducir el habitar humano a una íntima y estimulante unidad con los
expresivos procesos y ciclos del crecimiento natural, y a vivificar nuestra diaria conciencia de los
inextricables lazos del hombre con el entorno natural. Desarrollando mi "teoría de la relatividad,"
he llegado a la conclusión de que la dimensión estructural y técnica del diseño, nunca deben sepa-
rar la vida humana de la naturaleza.*'
pjt
e"^-=°'"'Mimm^_ nj
lí^t
porche chimenea/estancia
Planta inferior.
"Landscaped view porcti around ttie swimming pool."
399 FIGURAS
T^
.j. I iíving-room
dining-room ^ ^ T
H
porche/estancias chimenea/estancia
Planta baja.
"Plan of lower quarters."
400 FIGURAS
I
f¿:_SÍ¡¡íj
sieeping porch/sunbath
Planta de acceso.
"Floor plan of the upper story level shows
the relative positions of the prívate living
rooms and sieeping porches."
401 FIGURAS
aperturas
chimenea/estancias
Sección. "Swimmingtank."
Desde el hogar al exterior,
se orquesta una cuidad gradación
de espacios intermedios.
[f.4] Richard Neutra,
escala | 1/750 Casa Lovell. Los Ángeles, California 1927.
402 FIGURAS
Sección. "Patio."
Delimitado por el muro de
contención y la propia casa,
aparece un espacio intermedio que
conecta la construcción con la ladera. [f.5] Richard Neutra,
escala | 1/750 Casa Lovell. Los Angeles, California 1927.
403 FIGURAS
^fv^
el espacio como permeabilidad las montañas distantes
escala | 1/250
404 FIGURAS
E i
I
el espacio como permeabilidad las montañas distantes,
y el desierto
escala | 1/200
La Inclusión real de un
porche abierto que a su
vez incorpora la
posibilidad de un
cerramiento ligero es la
característica principal
de esta pequeña
construcción, y se alia a
la perfección con el
sencillo estanque de
agua y el empleo de [f.7] Richard Neutra,
vidrio traslúcido. Casa Miller. Palm Springs, California 1937.
405 FIGURAS
el espacio como permeabilidad e-i amoas direcciones
tobre la colina
[h!=
* •• 1 V"l
Es la transición
simultánea entre interior
y exterior y viceversa-, a escala { 1/300
través del material y del
espacio lo que se nos
muestra en este ejemplo.
Pavimento y techo (de
madera) se reflejan como
dos espejos posibilitando
ese espacio intermedio,
con el vidrio jugando el
papel de gozne o bisagra [f.8] Richard Neutra,
(real y perspectiva). Casa Logar. Highiand Park, California 1951.
406 FIGURAS
sobre el valle y hacia las colinas
En este ejemplo,
observamos la progresiva
dilatación de este
escala | 1/400
espacio intermedio. Así,
los espacios interiores
parecen duplicarse
mediante el efecto de un
doble espejo, y se crea
un homólogo de
similares dimensiones y
proporciones totalmente
exterior. El vidrio, el
pavimento y el alero
cumplen su misión de [f.9] Richard Neutra,
fulcro. Casa Kramer NorcoValley, California 1953.
407 FIGURAS
/ £ ^
A u=
uznñ hj
isa
reflecting pool
El espacio de transición
se ha dilatado hasta
admitir toda la escala { 1/400
naturaleza alrededor El
agua, los vuelos de los
aleros y recorridos, crean
una envolvente
psicológica y natural en
torno a la casa, que
incluso se ve animada
por los animales salvajes
del monte en que se [f.lO] Richard Neutra,
enclava. Casa Singleton. Los Angeles, California 1960.
408 FIGURAS
Jl
[ f . l l ] Transiciones
Análisis comparativo de las casas
H contorno 1. Beard, 2. Miller, 3. Logar,
2 living/dining 4. Kramer, 5. Singleton, mostrando
I apertura similares estrategias
de apertura y vistas.
409 FIGURAS
exterior/interior
I ^en^rada
Ir f t L t 1
-^f\
IH I I 1 s
eS
a.
«
•o
a
s
la chimenea
escala I 1/250
410 FIGURAS
Un mismo pavimento de
baldosas de barro cocido
unifica toda la casa,
penetrando desde el
exterior hacia el interior, escala | 1/500
desde el paseo de
entrada a las terrazas
posteriores, manteniendo
el plano vegetal [f.l3] Richard Neutra,
existente. Casa Nesbitt. Brentwood, California 1942.
411 FIGURAS
riiJ!
t!
ü
chimenea/anclaje
4j«
Jardín/patio
1
l_
I
permeabilidad
I
412 FIGURAS
permeabilidad chimenea/hogar
Desde el acceso y a
través de la terraza, un
camino que continua el
oscilar del exterior nos
pone en contacto con el
espacio central,
chimenea y salón. El
profundo alero y los
spiderleg articulan el
tránsito del suelo exterior
escala | 1/400 al suelo interior.
413 FIGURAS
~*^
permeabilidad chimenea/hogar
Jnriliii/patio
1
entrada^
T üm
'"LLÉ/
J ^• • : ^ * r^^nr
\
-•—
Jardln/patio
c
1
• " /
escala | 1/300
414 FIGURAS
permeabilidad cliimenea/hogar
415 FIGURAS
Paneles de
madera
contrachapada
revestidos de
aluminio se
imbrican en una
ligera estructura
de tubo de
acero, apoyada
en las cubiertas
por perfiles
laminados. El
resultado
&
"T-
proporciona la
imagen de una
artefacto
reconstruible, y
de hecfio,
conoció al
menos un i_U
i
desmontaje para
su posterior
montaje en otro I • • I.
emplazamiento.
El terreno es escala | 1/300
una superficie
continua. La
cubierta es
accesible como
terraza.
416 FIGURAS
opBZie W
Unos esbeltos planos
verticales de madera
vista o estucados
conforman el
cerramiento opaco de la
casa y a su vez
configuran la estructura
resistente. El perímetro
restante se limita
ÍH-C
mediante extensas
láminas de vidrio. La
cubierta son dos finos
planos que flotan sobre
el conjunto y definen la
huella de la casa.
I r-^
T—í
J ITt
escala | 1/200
f
[f.l9] Richard Neutra,
Casa Bailey CSH#20. Santa Mónica, California 1946.
417 FIGURAS
Una plataforma se separa de la
carretera de acceso y se deja flotar
sobre la ladera empinada. La
estructura de madera, la cubierta
muy delgada y el diedro que
protege el carport que a su vez es
un porche abierto favorecen la
impresión de flotación antes que
de inmaterialidad. Un puente salta
al plano de la casa desde la acera.
escala | 1/200
418 FIGURAS
escala | 1/400
419 FIGURAS
Dos planos de 1
cubierta se
deslizan sobre el
terreno, sobre la
platafornna de la
terraza y lo
abrupto de la
colina. Como
espejos de agua,
.„...L..= t. t
las cubiertas
reflejan el cielo.
Una
arquitectura IJ
Lr ti •
horizontal, que
nos liga con la
T"
línea tendida del
U
horizonte y con |l •
los ciclos del .—I—-, , I — —-— ^i roo! puol
tiempo. Un
i 1
espacio mítico,
que liga el
bosque y el cielo
i •* '1 1 1 1 i 1
terrace
mediante la
definición de un
espacio de
plataforma.
escala I 1/250
planta superior
420 FIGURAS
escala | 1/250
planta Inferior
421 FIGURAS
Ü
t
s:.
En un emplazamiento muy
abrupto, se establecen dos
planos, el de la cubierta y el
del suelo que se prolonga
en la terraza y sobre el
garaje.
Un claro en el bosque, un
ahuecamiento ha permitido escala I 1/200
construir una estructura
social e individual. Una
plataforma que mira a las
montañas enfrente y a la
ciudad en el valle.
422 FIGURAS
maBn
11 li •J
F
La terraza y la
cubierta, un
gran plano
paralelo al
terreno, se
extienden y
vuelan hacia el .A
vacío de la
t
1
ladera. Una
plataforma
artificial que
1
L:.•
sustituye al L
suelo y refleja el
cielo. ;; pallo A 11 1
Como es
habitual, la casa
es casi f ' 1
í_ L¿
• ; • .
transparente, y i•
la ligereza de
1 „ 1 j 1 : •• v«A
cerramientos y • ; "
423 FIGURAS
<!^ .,"'*-,
.Ví^í«^
¿
.1 . ^ r •••ü-é
R--^^i¿^¿IS^^És¿,
r 1 [f.26] Huella
Análisis comparativo de las casas
1. Roberts, 2. Weston, 3. Chuey,
proyección de cubierta 4. Perkins, 5. Bailey,
perímetro cerrado 6. PIywood Modelhouse,
mostrando la relación entre el plano
6. de cubierta y la huella en el terreno.
424 FIGURAS
[f.27] El hogar y lo exterior
Análisis comparativo de las casas
1. McElwain, 2. Nesbitt,
chimenea 3. Ward-Berger, 4. Weihe, mostrando
living/dining similar disposición entre
exterior hogar/living/exterior
425 FIGURAS
riA\
^•. ••»'
426 FIGURAS
escala | 1/500
427 FIGURAS
escala { 1/250
428 FIGURAS
escala | 1/300
429 FIGURAS
escala | 1/500
430 FIGURAS
escala | 1/200
431 FIGURAS
escala | 1/350
432 FIGURAS
B.
escala | 1/600
433 FIGURAS
escala | 1/300
434 FIGURAS
"'"">'
—
::::::!
-
f
fl
A.
i .,..™
'^
B.
escala | 1/300
435 FIGURAS
escala I 1/400
436 FIGURAS
escala | 1/350
Nivel inferior.
A. Cubierta / modelo de piezas de armazón.
El plano de cubierta en el nivel inferior se convierte
en la piscina que el limitado espacio no permitía en
la parcela. Los muros funcionan como anclajes.
B. Proyección de cubierta / modelo de líneas de
pórticos de estructura.
Cuatro pórticos lineales y spiderlegs, se extienden
hacia el terreno y el horizonte y definen el orden [f.39] Richard Neutra,
general de la estructura. Casa Hansch. Sierra Madre, California 1955.
437 FIGURAS
'
L- -y _ - i •-
A.
Q
>i
B.
D
escala I 1/350
Nivel superior.
A. Cubierta / modelo de piezas de armazón.
El plano de cubierta en el nivel superior cubre el
garaje y flota sobre la pendiente y la "piscina."
B. Proyección de cubierta / modelo de líneas de
pórticos de estructura.
Los pórticos permiten la máxima apertura y una
expresión clara de la función de soporte. Son
elementos transparentes, es decir, cuyo sentido [f.40] Richard Neutra,
nunca impide la lectura de la arquitectura. Casa Hansch. Sierra Madre, California 1955.
438 FIGURAS
"'"'":::::
-••
í
1
... is.
:- • : , . ; : : - • : •fl::
A.
'^
B.
escala | 1/350
439 FIGURAS
planta {irtermedia
escala | 1/300
440 FIGURAS
]^^^S>ié^^íf,,kf''-
escala | 1/lSO
441 FIGURAS
R
escala | 1/250
442 FIGURAS
u:^.>Mm^*immmm'^^^''. ,L:.. '.:Í: ,»^
escala | 1/400
443 FIGURAS
r—r— -T^--1
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•concrete ginters/plllars
4 í'ounded pillarí
-t--
escala I 1/400
444 FIGURAS
escala | 1/350
445 FIGURAS
1a
escala I 1/250
446 FIGURAS
outrigger redwood beams
¡•\h¥^'4"',-^íiU=f¡"\''f1^Ar^",
447 FIGURAS
"TI
outrigger
ns!l
redwood beams ]
••-
escala | 1/300
448 FIGURAS
Notas
1 Indra Kagis McEwen: Sócrates' Ancestor. An Essay on Architectural Beginnings. MIT Press,
Cambridge 1993, p. 47. En adelante las traducciones de todos los textos son del autor salvo
que se indique lo contrario.
2 Richard Neutra: Survival Through Design. Oxford University Press, Nueva York 1954, p. 6.
Se sigue la traducción española: Planificar para sobrevivir. Trad. Joaquín Gutiérrez Heras.
Fondo de Cultura Económica, México D.F. 1957, p. 22, corregida por el autor. En adelante,
para los textos que se citen de este libro, se indicará la página de la edición original, y entre
corchetes la de la edición castellana.
3 Tal como lo expone Platón en el Timeo. En Platón: Diálogos. Filebo, Timeo, Critias. Credos,
Madrid 1997.
4 Martin Heidegger: "Construir, habitar, pensar." En Conferencias y artículos. Ediciones del
Serbal, Barcelona 1994, p. 140.
5 Richard Neutra: Nature Near. Late Essays of Richard Neutra. Capra Press, Santa Bárbara
(California) 1989, p. 157.
6 Thomas Mann: Der Zauberberg (La Montaña Mágica). Plaza & Janes, Barcelona 1985, p. 37.
7 También el año de publicación de Ser y tiempo de Martin Heidegger.
8 Richard Neutra: Nature Near. Op. cit., p. 188.
9 Richard Neutra: Realismo Biológico: Un nuevo renacimiento humanístico en Arquitectura. Ed.
Nueva Visión, Buenos Aires 1958, p. 182. Una variante del texto se recoge en Richard Neu-
tra: Life and Shape. Appleton Century Croft, Nueva York 1962. Edición castellana: Vida y
forma. Trad. Aníbal Leal. Ed. Marymar, Buenos Aires 1972, p. 204.
10 José Quetglas: "El juego de las tres en raya." Arquitectos n° 139, 1996.
11 Juan Antonio Cortés: "Nota sobre el significado de la arquitectura." BAU 016, 1997.
12 David Bohm: La totalidad y el orden implicado. Ed. Kairós, Barcelona 1987.
13 Mies van der Rohe en conversación con Christian Norberg-Schulz, en Fritz Neumeyer: La
Palabra sin artificio. Reflexiones sobre arquitectura 1922/1968. El Croquis Editorial, Madrid
1995, p. 353.
14 Richard Neutra: Nature Near. Op. cit., p. 6.
15 Johann Wolfgang Goethe: Las afinidades electivas. Planeta, Barcelona 1984, p. 139.
16 Alan Colquhoun: "The Significance of Le Corbusier" en H. Alien Brooks (ed.): Le Corbusier.
Essays. Princeton Architectural Press, Nueva York 1987.
17 Richard Neutra, citado en Thomas S. Hiñes: Richard Neutra and the Search for Modern Archi-
tecture. Oxford University Press, Oxford 1982. Reeditado por: University of California Press,
California 1994, p. 201.
18 Richard]. Neutra. Instituto Eduardo Torroja de la Construcción y el Cemento, csic, Madrid
1968.
19 Walter Benjamín: Escritos autobiográficos. Alianza Universidad, Madrid 1996, p. 140.
El hombre en el mundo
1 Vittorio Gregotti, comunicación para la New York Architectural League, octubre 1982, publi-
cado en Section Al, n°l (febrero/marzo 1983), p. 8. Citado en Kenneth Frampton: Studies in
Tectonic Culture. The Poetics of construction in Nineteenth and Twentieth Century Architec-
ture. MIT Press, Cambridge 1995, p. 8. Sobre el mismo tema, una posterior reflexión en Vit-
torio Gregotti: "Territory and Architecture." En Kate Nesbitt: Theorizing a New Agenda for
Architecture. An Anthology of Architectural Theory 196S-1995. Princeton Architectural Press,
Nueva York 1996, p. 340. Asimismo ver la recopilación de ensayos de Vittorio Gregotti: Insi-
de Architecture. Prólogo de Kenneth Frampton. MIT Press, Cambridge 1996.
2 Maurice Merleau-Ponty: Fenomenología de la percepción. Ed. Península, Barcelona 1997, p. 8.
3 Bernhard Waldenfels: De Husserl a Derrida. Introducción a la fenomenología. Ed. Paidós, Bar-
celona 1997, p. 23.
4 Ver Pierre Schaeffer: Tratado de los objetos musicales. Alianza Editorial, Madrid 1988/1996,
pp. 159 y ss.
5 Ibid., p. 160.
6 Bernhard Waldenfels: De Husserl a Derrida. Op. cit., p. 62.
7 Martin Heidegger: "La idea de la filosofía y el problema de la concepción del mundo." Cita-
do en Rüdiger Safranski: ü« maestro de Alemania. Martin Heidegger y su tiempo. Ed. Tus-
quets, Barcelona 1997, p. 124.
8 Karsten Harries: "Lessons of a Dream." Compilado en CHORA 2; Intervals in the Philosophy
of Architecture. Editado por Alberto Pérez-Gómez y Stephen Parcell. McGill-Queen's Uni-
versity Press, Montreal 6c Kingston 1996.
9 Conferencia con el título "El mito del hombre allende la técnica." Ortega fue junto a Hei-
degger el único no arquitecto que disertó en los coloquios. El texto se encuentra recogido en
José Ortega y Gasset: Meditación de la técnica y otros ensayos sobre arte y filosofía. Revista
de Occidente en Alianza Editorial, Madrid 1982.
10 Martin Heidegger: "Construir, habitar, pensar." Op. cit., p. 130.
11 "Nuestro habitar está acosado por la carestía de viviendas. Aunque esto no fuera así, hoy en
día nuestro habitar está azuzado por el trabajo -inestable debido a la caza de ventajas y éxi-
tos-, apresado por el sortilegio de la empresa del placer y del ocio. Pero allí donde, en el habi-
Máquina en el jardín
1 "Mi casa no es sólo mi 'máquina para vivir;' es mi medio (environment). Vivir incluye pensar
y sentir tanto como la existencia mecánica. Vivir es un modo de vida. Para ser completo,
necesita un medio que tenga en cuenta cada sentido con que el ser humano está dotado, un
medio que sea especialmente ordenado para dar sentido a un pensamiento ordenado." Quien
así se expresa es Constance Perkins, propietaria de la casa Perkins construida por Neutra en
1955. Citado en Alice T. Friedman: Women and the Making of the Modem House. A Social
and Architectural History. Abrams, Nueva York 1998, p. 184.
2 "La definición del diccionario de 'idilio' es como sigue: descripción de una escena pintores-
ca o de un acontecimiento, especialmente en la vida rústica; episodio susceptible de ese tra-
tamiento." Alison Smithson: "Three Pavilions of the Twentieth: the Farnsworth, the Eames,
Upper Lawn," conferencia perteneciente al seminario "A Fragment of an Enclave." Barcelo-
na, noviembre 1985. Recogido en Alison and Peter Smithson: Changing the Art of Inhabita-
tion. Artemis, Londres 1994, p. 141.
i Richard Neutra: Mysteries and Realities of the Site. Op. cit., p. 28.
4 Leo Marx: The Machine in the Carden. Technology and the Pastoral Ideal in America. Oxford
University Press, Nueva York 1964.
5 Mucho tiempo después, en su autobiografía sí que Neutra hace mención de Henry David Tho-
reau y de Concord, su pueblo natal, refiriéndose al campo americano. Richard Neutra: Vida
y forma. Op. cit., p. 169.
6 H. D. Thoreau: The Maine Woods, citado en Alien S. Weiss: Unnatural Horizons. Op. cit., p. 85.
Transiciones y umbrales
De la casa y el lugar
Le mur Sud, toutefois, fut percé d'un trou carré pour 'proportionner' (object a dimensions
humaines). Egalement pour creer de l'ombre et le fraícheur.
Subitement, le mur s'arréte et le espectacle surgit: lumiére, espace, cette eau et ees montaig-
nes...
Voilá, le tour est joué."
Le Corbusier referido a la Casa a orillas del lago Leman. Le Corbusier: Une petite maison.
La presente bibliografía no pretende ser exhaustiva, y se centra en los textos más relevantes para
el tema general y en aquellos que han servido de apoyo directo en la realización de esta TESIS DOC-
TORAL.
Fuentes no publicadas
La fuente documental fundamental consiste en los archivos de la oficina de Richard Neutra, que
se conservan en su gran mayoría en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA): Richard
Joseph Neutra Papers (CoUection 1179). Department of Special Collections, University Research
Library, University of CaHfornia, Los Ángeles. Tras una inicial institución por el propio Neutra en
1955-56, se han ido viendo enriquecidos por posteriores donaciones, especialmente por su hijo
Dion, y en la actualidad están prácticamente completos. Incluyen abundante material fotográfico,
cartas y correspondencia comercial, y documentación gráfica exhaustiva de la mayor parte de los
proyectos de la oficina. También contiene los 10 volúmenes del diario manuscrito que entre 1910
y 1922 llevó Neutra (en alemán), parte de las revistas de arquitectura en posesión de Neutra, así
como dibujos de proyectos realizados a su paso por los estudios de Erich Mendelsohn y Frank
Lloyd Wright. En las notas nos referimos a esta colección como: Neutra Papers, Special Collec-
tions, UCLA.
Muy interesante es la entrevista grabada que se conserva con su mujer Dione: To Tell the Truth
[oral history transcript], Dione Neutra, interviewee. Lawrence "Weschler, interviewer. UCLA Oral
History Department, 1978.
Han sido muy fructíferas las conversaciones mantenidas en Los Angeles con Dion Neutra, hijo,
arquitecto y socio de la firma desde los años cuarenta y en Albany, San Francisco con su otro hijo
Raymond Neutra, que han aportado algunos datos personales y recuerdos de gran valor. Lo mis-
mo podemos decir de algunos propietarios de sus casas, como la Sra. Hansch, que todavía recuer-
dan con aprecio la figura del arquitecto, o Alan Trachtenberg, actual inquilino de la casa Perkins.
Igualmente fue productiva la agradable entrevista con el fotógrafo y tantos años colaborador
Julius Shulman, cuya energía y pasión por la fotografía resultan envidiables.
Se han de mencionar también las conversaciones mantenidas en su casa de Los Angeles -en los
Kelton Apartments del propio Richard Neutra- con Thomas S. Hiñes, al que agradezco su interés.
Finalmente citar la consulta de parte de la biblioteca original de Richard Neutra que aún se
encuentra en su antigua residencia de Silverlake, por lo que doy las gracias al arquitecto encarga-
do de su restauración, Kevin O'Brien, y en general por permitirme con exhaustividad estudiar el
edificio.
Una última nota se refiere al trabajo que, en colaboración con socios españoles, realizó la ofi-
cina de Richard Neutra en España en 1956. Se trataba del concurso para los Alojamientos para la
Fuerza Aérea americana, que bajo el lema AFFHO se presentó el 15 de febrero de 1956 en Madrid.
Agradezco a los arquitectos José María Anasagasti y especialmente Federico Faci Iribarren, miem-
bros del equipo original, haber puesto a mi disposición el material gráfico que resta de aquel
esfuerzo y haber rememorado el intenso mes de trabajo con el maestro.
Los libros publicados por Neutra incluyen tanto aquellos textos en que se expresa su pensamien-
to o hacen referencia a su biografía, y que resultan fundamentales para entender su arquitectura,
como aquellos otros en que básicamente se publican sus proyectos, entre los que se incluyen los
famosos tomos editados por Willy Boesiger. Sus colaboraciones en distintos libros escribiendo
prólogos o contribuyendo artículos, y, especialmente, las extensas publicaciones tanto de dibujos
y proyectos como de textos, tanto en revistas especializadas de arquitectura como en periódicos
y semanarios convencionales, exceden por su gran abundancia las posibilidades de su recensión
en este trabajo. Para una bibliografía más completa sobre Richard Neutra que atiende a estos
aspectos, consultar:
También es muy completo, especialmente para los materiales no publicados el apéndice sobre
las fuentes empleadas que se encuentra en el libro de Thomas S. Hiñes: Richard Neutra and the
Search for Modern Architecture.
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Una breve reseña de artículos recientes sobre Richard Neutra en diferentes medios ilustran el
interés que mantiene su obra:
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